Cuando sos víctima del ciberbulling

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Cuando tuiteás, publicás una foto en Ins- tagram o hacés un comentario en Facebook te encanta recibir un feedback (¿a quién no?). Estamos de acuerdo: que te presten atención en la Web es divertido y te halaga. Pero cuan- do la atención se vuelve desmedida, puede transformarse en un ciberacoso. “Es la prácti- ca de hostigar y de humillar a otras personas a través de un medio tecnológico”, explica la psicóloga Laura Jurkowski, especialista en adicciones a Internet y fundadora del Centro reConectarse (www.reconectarse.com.ar). Dos de cada diez personas sufren hostigamiento en Internet alguna vez. Conocé cómo operan los provocadores virtuales y aprendé a defenderte de ellos. Por Florencia Illbele 138 COSMOPOLITAN | ABRIL 2015 COSMO.COM.AR CUANDO SOS VÍCTIMA DEL CIBER BULLYING Según un relevamiento de la consultora OH! Panel difundido por el Gobierno de la Ciudad y por la comunidad virtual Taringa!, en la Argentina, dos de cada diez personas sufrieron alguna forma de acoso en Internet. Esto se dio en forma de burlas, amenazas y engaños a través de identidades falsas. Existen distintos tipos de ataques, pero todos poseen una característica en común: el anonimato. “A diferencia del acoso tradi- cional, el cibernético no requiere presencia física ni valor para enfrentar al otro”, asegu- ra el psicólogo Fernando Osorio, autor del libro Ciberbullying: acoso y violencia en las redes sociales (www.fosorio.com.ar). ¿Lo peor? Potenciado por la omnipresencia que ofrecen las herramientas digitales, podés ser atacada por un hostigador virtual las 24 horas del día. Quién está del otro lado ¿Qué busca un ciberacosador? “No hay una razón determinada. Lo puede hacer desde un sujeto aburrido que quiere divertirse a costa de otros, hasta un psicópata”, afirma Osorio. “Los acosadores son narcisistas. Van de la violencia verbal extrema a sentir- se gratificados por sus propios comentarios irónicos o sarcásticos”, explica Enrique Qua- gliano, docente y especialista en Privacidad y Protección de Datos Personales en Inter- net (www.apunteseideas.com). Un dato más: “Al no ver ni tocar a su víctima, poseen un estado de insensibilidad que estimula aún más el maltrato”, afirma Osorio. Ellie Motolo es una fashion blogger argentina de 26 años que hace un par de años padeció ciberacoso. Una mañana, como lo hacía habitualmente, se sentó en su escritorio y preparó el contenido del día para su blog de moda It Style (itstyleblog. com). Editó las fotografías que se había sacado y, mientras desayunaba, armó el post. Segundos más tarde recibió el siguiente comentario “No entiendo cómo te podés mostrar así. Tu estilo, tu pelo y toda tu persona son un desastre. No tenés el cuerpo ni el porte de una modelo como para andar sacándote fotitos todos los días”, aseguraba alguien que se amparaba en un seudónimo extraño. Los ataques se hicieron diarios: Antes de contestar a un trol, contá hasta un millón. Infor me Cosmo

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Cuando tuiteás, publicás una foto en Ins-tagram o hacés un comentario en Facebook te encanta recibir un feedback (¿a quién no?). Estamos de acuerdo: que te presten atención en la Web es divertido y te halaga. Pero cuan-do la atención se vuelve desmedida, puede

transformarse en un ciberacoso. “Es la prácti-ca de hostigar y de humillar a otras personas a través de un medio tecnológico”, explica la psicóloga Laura Jurkowski, especialista en adicciones a Internet y fundadora del Centro reConectarse (www.reconectarse.com.ar).

Dos de cada diez personas sufren hostigamiento en Internet alguna vez. Conocé cómo operan los provocadores virtuales y aprendé a defenderte de ellos. Por Florencia Illbele

138 COSMOPOLITAN | ABRIL 2015 COSMO.COM.AR

CUANDO SOS VÍCTIMA DEL CIBER BULLYING

Según un relevamiento de la consultora OH! Panel difundido por el Gobierno de la Ciudad y por la comunidad virtual Taringa!, en la Argentina, dos de cada diez personas sufrieron alguna forma de acoso en Internet. Esto se dio en forma de burlas, amenazas y engaños a través de identidades falsas.

Existen distintos tipos de ataques, pero todos poseen una característica en común: el anonimato. “A diferencia del acoso tradi-cional, el cibernético no requiere presencia física ni valor para enfrentar al otro”, asegu-ra el psicólogo Fernando Osorio, autor del libro Ciberbullying: acoso y violencia en las redes sociales (www.fosorio.com.ar). ¿Lo peor? Potenciado por la omnipresencia que ofrecen las herramientas digitales, podés ser atacada por un hostigador virtual las 24 horas del día.

Quién está del otro lado ¿Qué busca un ciberacosador? “No hay una razón determinada. Lo puede hacer desde un sujeto aburrido que quiere divertirse a costa de otros, hasta un psicópata”, afirma Osorio. “Los acosadores son narcisistas. Van de la violencia verbal extrema a sentir-se gratificados por sus propios comentarios irónicos o sarcásticos”, explica Enrique Qua-gliano, docente y especialista en Privacidad y Protección de Datos Personales en Inter-net (www.apunteseideas.com). Un dato más: “Al no ver ni tocar a su víctima, poseen un estado de insensibilidad que estimula aún más el maltrato”, afirma Osorio.

Ellie Motolo es una fashion blogger argentina de 26 años que hace un par de años padeció ciberacoso. Una mañana, como lo hacía habitualmente, se sentó en su escritorio y preparó el contenido del día para su blog de moda It Style (itstyleblog.com). Editó las fotografías que se había sacado y, mientras desayunaba, armó el post. Segundos más tarde recibió el siguiente comentario “No entiendo cómo te podés mostrar así. Tu estilo, tu pelo y toda tu persona son un desastre. No tenés el cuerpo ni el porte de una modelo como para andar sacándote fotitos todos los días”, aseguraba alguien que se amparaba en un seudónimo extraño. Los ataques se hicieron diarios:

Antes de contestar a un trol, contá hasta

un millón.

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“Por favor, dejá esto a los que saben, a las minas con una buena cola, buen cuerpo y buena ropa: vos no tenés nada de eso. Sos la decadencia de la moda hecha pública, no calificás en belleza. Te faltan cinco para el peso”, insistía el mismo usuario.

Dentro del lenguaje 2.0, las personas que realizan comentarios hirientes y provoca-tivos en foros, blogs o salas de chats se denominan “trols”. “El término proviene de un método de pesca con señuelo. Llevado al plano de la Web, eso significa que el co-mentarista tira un señuelo para que los de-más ‘piquen’ y se arme un debate”, explica Quagliano. Según un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Manitoba (Canadá) y de la Universidad de Columbia Británica, del mismo país, los trols dedican un promedio de once horas semanales a su labor, y son sádicos. “Disfrutan de causar daño a un tercero, molestar a otros internautas, insultar en los foros y provocar a los blogueros. En resumen: arruinan la convivencia en la red”, afirma la psicóloga Erin Buckels, investigadora del estudio canadiense.

Cómo protegerte del trolling Los hostigadores no tienen límites. Zelda Williams (la hija del fallecido actor Robin Williams) fue atacada en Twitter horas después del suicidio de su padre. “Mirá lo que se hizo por tu culpa”, decía el tuit. La frase iba acompañada por una imagen falsa que dejaba ver el cuerpo de Williams con marcas en el cuello. El episodio afectó de tal manera a Zelda que ella se alejó de las redes sociales por unos cuantos meses.

Nadie lo duda: recibir un mensaje des-calificante y agresivo sin motivo alguno es violento y genera impotencia. Pero podés estar prevenida. Los blogueros, por ejemplo, suelen moderar los comentarios: las opinio-nes de los lectores se publican únicamente si ellos las autorizan. “El autor del blog se toma la atribución de leer previamente los comentarios. Suena un poco antipático, pero funciona como un filtro. También sirve para evitar que el resto de los cibernautas sean afectados por acciones molestas y ofensivas”, explica Quagliano.

Ellie asegura que, aunque al principio se angustiaba al leer los comentarios insultan-tes, gracias a esta técnica logró manejar la

situación. “Conversando con otras bloggers entendí que era una práctica muy frecuente en Internet. Por otro lado, aprendí a darle a cada opinión la importancia que se merecía. Si era una crítica puntual sobre mi trabajo, evaluaba lo que había publicado para ver si lo que me decían era razonable. Pero cuando se trataba de una ofensa, no le daba trascendencia”, explica la bloguera.

Los expertos consultados coinciden en que la táctica infalible para combatir a un ciberacosador es ignorarlo. “No le respon-das. Si entrás en su juego lo potenciás, y eso te impedirá liberarte de sus ataques. Por otro lado, informá el ataque a la plata-forma en la que esté sucediendo. Casi todos los sitios de Internet cuentan con canales de denuncias”, aconseja Jurkowski.

Con todas las de la ley Según el relevamiento de OH! Panel, solo el 15% de las personas que fueron víctimas de alguna forma de acoso en Internet hizo una denuncia; el 23% no se lo comentó a nadie; y el 35% se animó a contárselo a otra persona, pero no hizo ningún tipo de acción de denuncia que pudiera poner fin a la situación (el 27% de los encuestados no quiso dar detalles).

Quizá creas que los hostigadores viven camuflados, pero el abogado Leandro González Frea (www.gonzalezfrea.com.ar), especialista en Delitos Informáticos, asegura que esa suposición está completa-mente alejada de la realidad. “Como están convencidos de que nadie puede descu-brirlos, se animan a desacreditar e injuriar a otras personas, escudándose en ese supuesto anonimato que brinda Internet. En la actualidad existen un montón de herramientas de informática forense que permiten identificar a la persona que está cometiendo el daño”, afirma el experto. En nuestro país, la Ley 26.388 sanciona los delitos informáticos, entre los que está contemplado el hostigamiento virtual. “Cuando una persona ataca o difama a otra por Internet, puede perjudicar su reputa-ción on-line, lo que genera un daño social altísimo”, explica González Frea.

¿Dónde denunciás a un ciberacosador? En un estudio de abogados, en la División Delitos Tecnológicos de la Policía Federal Argentina (www.policiafederal.gov.ar) o en

la Fiscalía especializada en Delitos Infor-máticos del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad de Buenos Aires (0-800-3334-7225 o www.fiscalias.gob.ar/denuncia-24hs/). Todo se resuelve por vía judicial, apelando a las normas del Código Penal argentino referidas a las injurias. Una vez evaluado el daño, se fija una multa. ■

5 PASOS para desalentara un hostigador

1 Mantené el mismo comportamiento on-line que en la vida real. Es decir,

jamás publiques los datos que no revelarías en tu vida off-line.

2Sé cuidadosa con la información personal que brindás. Tené en cuenta

que los acosadores están muy atentos a obtener la data adecuada para hostigar.

3Ajustá la configuración de tus perfiles. Así, solo tus conocidos pueden acceder

a tus publicaciones.

4Si percibís que una persona tiene conductas molestas u obsesivas,

bloqueala y denunciala.

5En caso de recibir mensajes o e-mails de hostigamiento, no los borres. Pueden ser

presentados como pruebas.

FUENTES: LAURA JURKOWSKY Y ENRIQUE QUAGLIANO.

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