Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

94
Asmodeus.

description

Podréis conseguir además, dibujos e imágenes de manera totalmente gratuita a través de mi blog: http://diverdibus.blogspot.com.es/O Web: https://sites.google.com/site/dibujosdrawingsfotosyphotos/ Además de poder leer otros libros, al menos, en el caso de mis blogs (diverdibus y http://relatoslibrosyotrascreaciones.blogspot.com.es/ ).Gran Selección de Cuentos es un compendio de: cuentos, fábulas, historias cortas y relatos fantásticos, apto para cualquier tipo de público, a diferencia del resto de mis obras. No tanto mis creaciones Gráficas.

Transcript of Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

Page 1: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

Asmodeus.

Page 2: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

1

Listado de Cuentos.

Corkle: La Gallina de Trapo. ................................................... 3.

Las Aventuras del Coronel Rupert y el Mono Cacahuete. .... 33.

Truhán, el Buen Cerdo. Un Sueño de Libertad. .................... 45.

Fábulas.

Historias de un Gato. .............................................................. 53.

El Ratoncito Mentiroso. .......................................................... 55.

La Urraca Matilda. .................................................................. 58.

Un Erizo Sin Rival. ................................................................. 61.

Aristóteles, el Cangrejo Ermitaño. ......................................... 64.

El Mochuelo y la Paloma. ...................................................... 66.

Rafael la Liebre y los Cazadores. ........................................... 68.

La Cobaya Pancho. ................................................................. 70.

Ricky, el Buey Almizclero. .................................................... 72.

Page 3: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

2

Historias Cortas.

La Culebra y la Cigüeña.

El Loro imitador de Fieras.

El Cordero que quería ser Lobo.

El Burro y el Caballo.

El Cerdo y el Jabalí.

La Liebre que quería Volar.

La Gallina y el Pavo.

El Lobo y el Perro Pastor.

El Cuco.

El Buitre y el León.

La Oruga y la Rana.

Relatos Fantásticos.

Rogelio; el Fantasma del Piso Compartido ............................ 81.

Eduardo el Robot Metalizado y el Inventor ........................... 87.

Noche de Brujas ...................................................................... 91.

Page 4: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

3

Corkle: La Gallina de

Trapo.

Page 5: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

4

Listado de Capítulos.

Capítulo Primero ....................... El Cierre. .................. 5.

Capítulo Segundo ..................... Camino a la Granja. .. 7.

Capítulo Tercero ....................... Una Nueva Vida ..... 12.

Capítulo Cuarto ......................... La Vida en la Granja.17.

Capítulo Quinto ........................ Fiesta y Rapto. ........ 22.

Capítulo Sexto .......................... Rescate. .................. 27.

Capítulo Séptimo ...................... Desenlace. .............. 31.

Page 6: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

5

El Cierre.

Antes, en mi niñez vivía en una pequeña y bella ciudad.

Aquí me veis, en la Tienda de Peluches Wonderland. Pese al nombre, no vayáis a pensar

que formábamos parte de una Multinacional. Era la típica tienda de barrio, al igual que

la zapatería o la panadería, o quizás no tanto. Ya que continuamente los clientes

aconsejaban al viejo Manuel:

-¿No sería mejor que volvieras al negocio de los zapatos?

A lo que les replicaba:

-Ya tengo una cierta edad en la que soy más feliz con las ilusiones que con el dinero.

¿Qué clase de persona sería, sino llevo a cabo mis aspiraciones aunque sea, una vez en

la vida?

-Un día, y otro. Siempre el mismo consejo y la misma respuesta. Y es que pese a que

trabajaba sin descanso junto con su esposa, María. Las ventas no crecían. No era para

menos, no se vendía nada. Es más, el Coronel Rupert, pese a ser su primera creación,

allí continuaba.

Era un oso de peluche de gran tamaño, con el pelo largo y arremolinado, de color negro

oscuro, y orejas como platos. El conjunto venía rematado con un pequeño sombrerito

que imitaba a los de la Banda de Música Municipal.

Lo llamábamos Coronel, simplemente por ser el más mayor de entre todos nosotros, no

sólo en edad, sino en tamaño. Aparte de haber adquirido ciertos aires militares, al creer

que la gorra que llevaba correspondía a la de un Oficial del Ejército.

Pasaba el tiempo, y nuestra existencia era siempre la misma. Hasta que su esposa le

dijo:

-¿Has llevado a cabo el Sueño de tu Infancia, cosa que muchos Hombres no han podido,

no es mejor que cerremos y volvamos al Pueblo?

Page 7: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

6

-Está bien María, no lo lamenta nadie más que yo. Pero tenía que intentarlo por lo

menos una vez.

-Estos fueron, mis últimos días en la Ciudad. Mirando a través del escaparate el

transcurrir de las Estaciones.

Todos lo veníamos venir, desde los curiosos que se paseaban por el interior del

establecimiento, hasta Manuel y María, pasando por nosotros, sus peluches.

Y es que no podía tener otro fin, aunque era una Ciudad, en ella no quedaban niños.

Los mayores tenían que emigrar para poder trabajar, mientras, los ancianos se

quedaban. ¿Cómo podía una persona mayor comprar un muñeco, aunque fuera de trapo?

Pese a todo, sus obras tenían gran aceptación, de hecho la tienda tenía aire de Museo.

Había gente constantemente, pero nadie, absolutamente nadie, nos adquiría.

Incluso su mujer, le propuso cobrar entrada.

Pero su marido la contesto:

-Si sólo quieren ver mis creaciones, es algo que como Ser Humano no les puedo

privar.

-Y aquí llegamos, la Mudanza. Pese a las amenazas de María de tirarnos a la basura, y

ahorrarse un dinero. El anciano quiso llevarnos con él, a su Granja.

Page 8: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

7

Camino a la Granja.

-¡Aquí!, ¡no en esa caja!, ¡en esa otra del rincón!

Ha llegado la hora de presentarme, me llamo Corkle, mis amigos también me conocen

como La Gallina de Trapo. ¿Qué? ¿Qué no soy una gallina? Si cacareo, oídme

¡Cocococo! Lo escucháis, si que lo soy. Me preguntáis donde esta mi cresta.

Es simple, no tengo. Ya se que todas las gallinas tienen cresta. Pero mi Padre no me la

puso.

¿Cómo pudo hacerme eso?

¡Fácil!, el anciano es bastante hábil pero con los años se ha vuelto un tanto descuidado

y sus ojos ya no son lo que eran.

Pero no soy la única, mirad al Mono Cacahuete, el ni siquiera sabe lo que es realmente.

Aunque fascinaba a toda la Ciudad con sus Platillos, y es que un mono sin platillos no

es nada, palabras dichas por él.

Ahora nos dirigimos a una pequeña finca, herencia familiar de sus padres.

No acabo de imaginarme la vida en la Granja, ¿habrá alguien más como yo? No puedo

esperar, el nerviosismo me reconcome.

-¡Ah!

-¿Estas bien Antonio?

-Claro que lo estoy, lo que no lo esta es la furgoneta con tanto bache. Debíamos haber

pedido más, la amortiguación no se si aguantará más.

-Entonces ¿qué ha sido eso?

-¡Vete a saber!, ¿habrá sido la radio? Aunque la tengo apagada, se vuelve a encender

como si nada.

-¿Habrá sido eso?

-¡Brum, brum, brum! ¡Ploft!

Page 9: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

8

La camioneta se marchaba lentamente por el tortuoso sendero dejando tras de sí a la

pobre Corkle.

-Parar, no me dejéis aquí, me he caído a través de la puerta entreabierta que tenías

atadas por gomas.

No escuchan, ¡es inútil!, tampoco en la tienda nadie me escuchaba.

-Yo si que te escucho, y es que los Humanos no creen que podamos ser como ellos.

Terminando la frase imitando el pitido de un coche: ¡Piii! ¡Piii!.

-¿Quién eres?

-Me llamo Azulito y soy un canario.

-Los canarios trinan.

-Eso son mis hermanos los clásicos, yo prefiero las bocinas de los coches. Escucha mi

sonido de mugido de un camión: ¡Moocc!

-Los camiones no mugen.

-Y los animales no hablan, pero estamos charlando tú y yo tan tranquilos.

¿Qué tipo de ave eres? Tienes pelo y no plumas.

-No es pelo, es lana.

-…

-Soy un juguete que se ha caído de la furgoneta blanca que acaba de pasar.

-Esa que echaba tanto humo, y hacia explosiones como esta: ¡Ploft!

-¡Sí, la misma!

-¡Buena suerte!

-¿No me puedes ayudar?, iba a vivir en una pequeña y linda Granja.

-La única Granja que conozco es la del Gallo Stuart. No esta muy lejos de aquí. Debéis

de ser sus parientes que vienen de Ciudad Ciudad para quedarse a vivir con él.

-¿El Gallo Stuart?

Page 10: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

9

Me puedes decir como es.

-Es un gallo de color blanco similar a una gallina. Esto último no se lo digas. Siempre

anda de muy mal genio, pero es buena persona. Protege la Granja y los alrededores con

su poderoso cacareo, evitando los constantes ataques del mustélido.

-¿Ha logrado llevarse a alguien?

-Están todos a salvo, no te preocupes. La Comadreja es astuta sin embargo carece de

suerte.

Azulito finalmente accedió acompañarme y eso que al principio no quería. Aún así,

mostraba ciertas dudas.

Una vez que terminamos de bajar el terraplén del sinuoso y larguísimo sendero. Fuimos

por el llano. Yo caminando, y azulito dando vueltas volando, practicando. Era un

plantación de maíz, las enormes plantas impedían ver el Cielo y lo que había delante.

Un bosque.

De repente, vino otro ave a recibirnos, un gorrión. Pero lejos de eso, se puso a discutir

con el canario.

-¡Silencio! No quiero que emitas ni un ruido más. Me largue de la Ciudad por no tener

que soportarlos, para toparme en el campo de nuevo con ellos.

-Tengo que practicar Señor Gorrión, si quiero ser un Gran Artista.

- ¿Pensaba que los gorriones eran pájaros que les gustaban las Urbes?

Azulito contestó a mi pregunta.

-El Señor Gorrión es distinto, dicen que es mezcla de un ave silvestre de por aquí. Pero

no sé más.

-Lo sabes perfectamente, soy medio Halcón.

-¡Ja, ja, ja! Salió una risa de unos arbustos próximos.

-¿Porque te ríes?, ¡es la verdad!

Page 11: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

10

-¿No será acaso de una perdiz?

Era una mujer ratón.

-Porque me gusta el grano, ¡que sí no!. Señora Manitas, conocería mis poderosas

garras.

- Y yo soy un gato, por mucho que repitas una mentira nunca acabará por ser verdad.

-No era mi intención. Dijo Corkle.

-Déjalos, son un par de gruñones, siempre discutiendo. Esa de ahí es tu Hacienda, lo

malo es que tenemos que cruzar el pastizal.

-¿Qué hay de malo en ello?

-¡¿Qué hay de malo?! En el Cielo tenemos un verdadero Halcón y no el Señor Gruñón,

y cuando no está él, esta Silbidos, la culebra o Jack la comadreja. Continuare contigo,

porque no veo al rapaz por estos Lares. Pero ten cuidado. Aunque yo puedo escapar

volando. ¡Tú no!

-¿Quién puede volar y escapar?

- ¡Yo me largo!

El reptil se nos mostraba ante nosotros.

-Todos se marchan, nadie quiere hablar con la vieja Silbidos.

-Yo puedo hablar contigo.

-Eres un bocado demasiado grande, a la vez que extraño. ¿Qué has venido hacer por

aquí?

¡Psssst!

-He venido a vivir a la Finca de mi padre Manuel. Aquí creo que se la conoce como la

Granja del Gallo Stuart.

-¿La Granja? ¡Bien!.

Page 12: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

11

Tienes suerte, el Halcón no anda por aquí, de momento. ¡Ten cuidado! , evita a ser

posible la alambrada exterior del gallinero. Jack siempre está demasiado cerca de

aquel lugar.

-Entonces, ¿por dónde?

-Prueba por la puerta principal. El perezoso Rufus, siempre esta en la caseta.

Jack nunca se aventura por ese lado.

-Gracias.

-¿Podrías hacerme un favor?

-¿Cuál?

-Llamarías de nuevo a tu amiguito.

-Lo siento, acabamos de conocernos. Y no creo que viniera de nuevo si se lo pidiese.

-Lástima. Tendré que probar suerte en otro sitio. ¡Psssst!

Page 13: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

12

Una Nueva Vida.

-¡Guauu! ¡Guauu!

-¡Hola! Debes de ser Rufus. Vengo con mi dueño, se llama Manuel.

-¿Eres de la familia?

-Así es.

-Siento haberte ladrado, pero Jack se ha vuelto más intrépido, pensaba que eras un

nuevo Caballo de Troya.

¡Sniffft! ¡Sniffft! Adelante a tu nueva casa.

-¿Por qué te llaman Perezoso Rufus?

-Eso era un apodo, pero por esa comadreja, tendrán que llamarme Rufus “El Perro que

Nunca Duerme”. Es una cabezota, 38 veces que ha intentado asaltar el gallinero en lo

que va de mes. Y sólo estamos a día 10.

-Te dejo.

-¡Buena suerte!

-Lo mismo digo.

-Haber si logro echarme una siestita.

¡Uuuaahh! Bostezo para casi de inmediato caer en un profundo sueño. ¡Zzzzz!

-Aquí es.

¿Cómo llamo, que digo? ¡Ya sé!

¡Cocococo!

-Es en la puerta, ¿puedes abrir querido?

-Ya voy. ¡Cielo!

Ven a ver esto.

-¿Ahora que pasa?

-Es la gallina que hice en la Ciudad, pero ahora anda y cacarea.

Page 14: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

13

-Parece que me escucha, aunque no entiende lo que digo.

¡Es verdad, puedo andar! , ¿cómo es posible si antes no podía?

Recordemos que hasta la Granja había venido caminando junto con Azulito, sin

embargo no se ha dado cuenta de este detalle hasta ahora.

-Espera que cojo la escoba y la echo.

-¡Qué haces! ¡Es un milagro!

-¡No es normal!

-¡Venga!, la llevare al gallinero.

-¡Cococo!

-¡Aquí estarás bien junto a tus compañeras!

-¡Ha venido una nueva! ¡Pío, pío!

-Da igual quién venga, nadie me quitará el puesto de mejor ponedora.

-¿No vienes Renata? ¿No sientes curiosidad?

-Ni la más minima.

-¡Vamos! ¡Cocococo!

-Estaré observando tras la puerta, quiero saber quién llega. No obstante debo de guardar

las apariencias.

De este modo gallinas y pollitos se congregan a dar la bienvenida a su nueva inquilina.

-¡Pío! ¡Pío! ¿Eres un Glúglú?

-Tu plumaje es lindo, suave y da calorcito.

-Nunca he visto un ave cómo tú. ¿Qué eres? Por el color debes de ser una Gallina

Española. Yo soy una Leghorn, al igual que el resto del gallinero.

Renata, la reina del gallinero celosa de la admiración que ha despertado hace su

aparición.

-¡Buen día!, ¡vaya!, si tenemos una cara nueva.

Page 15: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

14

-Hola, me llamo Corkle.

-Soy Renata, más vale que aprendas mi nombre. La reina del gallinero y la gallina más

hermosa de este lugar.

-Corkle es más grande que tú. ¡Pío, pío!

-A estos pollos nadie les enseña educación. Vete a saber que come. Seguro que gusanos.

Yo como sólo grano, por eso, además de hermosa, estoy fuerte.

-Hola, encantada de conoceros, me llamo Corkle y….

-Ahora me dirás, que eres otro ave, probablemente un pavo. Ya me extrañaba que fueras

más grande que yo.

-No quise decir eso.

-Pero si no tienes cresta.

-¡Yo…!

-Bueno, de todas formas eres bienvenida. Aquí tenemos que apoyarnos los unos a los

otros. No es solamente Jack, al que lamentablemente verás alguna vez actuar. También

la culebra y el halcón, aunque con los Humanos merodeando y la alambrada, estamos

protegidos.

-Conozco a Silbidos.

-¡¿La has visto?!

-¡Sí!

-¿No te ha hecho nada?

-Puede que tenga razón, es más grande que todos nosotros.

-¿No me estaréis llamando Gorda?

-Para las personas es un insulto, pero en el gallinero es todo un halago. Debes de ser una

gran ponedora, tu tamaño incluso ha intimidado a esa vieja serpiente.

-¡Ummppff!

Page 16: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

15

-No seas así Renata, sigues siendo la Estrella. Enseña a la nueva, el corral. Mientras la

otra gallina se despedía para ir al comedero.

-¡Por aquí! ¡Sube la rampa! Ten cuidado con el techo de la entrada. Esto último dicho

un poco a destiempo.

-¡Auchht!

-Ese de hay será tu nido.

-¿No está demasiado al fondo?

-¡Ese es tú problema!

-Pensé que al ser la más grande, debería de estar más cerca de la entrada.

-¿Ya quieres privilegios? ¡Ummppffft! Contesto enfurruñada.

-¡No es eso! Estoy bastante incómoda, no me puedo moverme con soltura.

No era para menos el rincón era demasiado pequeño para nuestra protagonista.

-Yo la puedo dar mi hueco. Contestó otra ave del corral.

-¡Estarás contenta! ¡Ya tienes lo que querías!

-Renata no es para ponerse así. Contesto otra gallina.

Clotilde siempre ha sido más pequeña que el resto. Además le gusta más el fondo por

seguridad.

-Si hablas del mustélido, no ha podido nunca atraparnos.

-¿Pero el otro día, cogió a un pollo?

-Lo sé, el agujero que hizo tras la reja no era lo suficientemente grande para llevárselo.

Todos la tenéis por sagaz, pero a la hora de la verdad, no podemos decir que sea muy

inteligente.

-Por cierto Corkle. ¿Has comido?

-No creo que lo necesite.

-…

Page 17: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

16

-Quería decir que estoy bastante llena. Atrape una lombriz por el camino.

-¡Lombriz! ¡Qué asco! Ni siquiera lo menciones.

Dicho esto, la gallina Renata salió del gallinero a dar una pequeña vuelta por el patio.

-¿He dicho una cosa mala?

-Renata tiene pánico a las lombrices. Una vez de pequeñita casi se atraganta con una

de ellas.

-Lo siento, no lo sabía.

-Ya esta anocheciendo es mejor que durmamos. Menos mal que Jack en sus ataques es

bastante peculiar, y respeta la noche.

-¡Eso, ha dormir! Mañana tenemos cosas que hacer.

Page 18: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

17

La Vida en la Granja.

-¡Kirikiki!

El Sol se levanta y con él, un nuevo día.

-Toca levantarse a atender a los animales. Dice el anciano Manuel mientras despierta a

su esposa.

Ocúpate de dar de comer a las gallinas, comprobare el gallinero. Hace tiempo que le

hace falta una buena limpieza.

Una vez totalmente desperezados y comidos. Inician las tareas de cualquier granjero.

-¡Pitas, pitas!

-Vamos, el desayuno.

-¿Qué sucede?

-¿Es que no tienes hambre? Es la hora de comer.

-¡Cocococo!

-La nueva se ha quedado dentro.

-¡No tendrá hambre!

-¿Qué raro?

-Mejor para nosotras.

-¿Qué bueno el desayuno?

-Yo hecho de menos algún insecto.

-Puaghtt… no eres nada refinada querida.

Mientras las gallinas proseguían con su charla el anciano procedía a la limpieza del

gallinero. Corkle no le quedo otra que salir al patio con las demás mientras Renata

decía:

-Ya era hora, una dama no puede estar en semejante estercolero. No le vendría mal una

mano de pintura.

Page 19: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

18

-Chicas, chicas Jack ha venido Jack. Formándose una mayor algarabía.

-No le hagáis ni caso.

-¿Dónde ésta?, ¿dónde?

-El plan comenzaba a fallar desde el principio, las pequeñas briznas ni siquiera serían

capaces de cubrir a una hormiga.

-¿Ese es Jack? Pregunto Corkle.

Pensaba que sería bastante más grande.

-¿Pero qué dices? Sólo faltaba que fuera grande.

-Parece que se ha dado cuenta que le hemos visto.

-Vaya, va tan pancho hasta la reja, ¿Qué querrá ahora?

-¡Pssst! Señor Gallo.

-Señor Stuart Leghorn, para usted.

-¿He venido a hacer la paz?

-Eso esta pero que muy bien.

-Ya que le gusta tanto, podía montar una fiesta para celebrarlo.

-¿Y quieres que te invitemos?

-¡Claro! , es una ocasión especial.

-Es mejor que trames mejor tus triquiñuelas.

-A lo mejor es verdad. Afirmo la protagonista interrumpiendo la conversación del

Señor Gallo y el Señor Jack.

-Querida, menos mal que no eres el gallo. Afirmo Renata.

Mientras la conversación entre ambos finalizaba. Corkle se aproximo a la reja a hablar

con Jack.

-¿Qué es lo que quieres? Eres nueva verdad. Podrías ayudarme para convencer al gallo.

La verdad no entiendo porque no dudan de mis intenciones.

Page 20: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

19

-Es posible que hallas hecho demasiadas tropelías. No puedes actuar de esa forma si

quieres ser su amigo. ¿Verdad que quieres serlo?

-Es que no te fías de mí.

-Espero que no hayas estado cruzando los dedos.

-¿Por quién me tomas?

-Iré que puedo hacer.

-¡Je, je! He engañado a una incauta. En verdad, no soy mentiroso. No tenía cruzados los

dedos sino las patas. Un paso más en mí malvado plan. ¡Jua, jua, jua!

-Teño, de que se ríe. Indicaba un pollito con el extremo de sus alas.

-No le hagas caso Miguelito, es un tipo vil, además, huele mal. Dijo su mama gallina.

-Puede que sea malo pero no huelo mal…¡Snifft!, ¡snifft! A lo mejor era por eso por lo

que fallaban mis planes. ¡Gracias, amigo!

-Hasta la vista Teño. No le saludes, no quiero que te juntes con malas compañías.

Después de este pequeño incidente, la comadreja seguía esperando pacientemente, al

otro lado.

-Si que tarda, ¿qué estará haciendo? ¿Intento un nuevo plan? No Jack, piensa, no te

precipites. ¡Mira por ahí viene!

No era ni más ni menos que Corkle.

- ¿Que ha dicho el gallo?

-Stuart no quiere.

-Me lo suponía, no debí de perder el tiempo.

¡Gracias!

-¿A que te referías con perder el tiempo?

-Decía que si hubiera sabido antes la respuesta del Señor Gallo podía haber preparado la

fiesta hoy mismo.

Page 21: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

20

-No tienes porque precipitarte, mañana podrás visitarnos.

- Es cierto, tendré una apetitosa fiesta y muchísimos regalos.

-Dirás, tendremos.

-Es verdad, en que estaría pensando.

-¡Hasta mañana!

-¡Hasta mañana!

-Jack por fin lo has logrado.

-¿Eres tu Cerebro?

-Soy yo, ¡Psssst!, Silbidos.

-¿Qué haces aquí? ¡Es mi plan!

-Pero quieres que plan salga bien ¿no?

-¿Háblame Cerebro? ¿No me habla, le habrá pasado algo?

-…

Seguro que nada. ¿Qué dices?

-Ummmhhh, Ummmhhh.

-¿Qué haces?

-Pensando.

-No tardes mucho, ese ruido me pone nerviosa.

-Sí.

-Vale.

-No.

-¡Decídete!

-¿Lo mejor a suertes? Si esta hoja cae por el haz te ayudo si sale envés no.

-¡Espera un momento! Esta hoja no sirve, prueba con esta otra.

-De acuerdo.

Page 22: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

21

-La culebra gano sin embargo en esta ocasión no había sido la fortuna. Una de las caras

tenía barro adherido, por tanto pesaba más. Difícilmente saldría envés.

Jack se paso nuevamente por la casa del anciano Manuel. Corkle le comunico para su

sorpresa que Stuart acepto su propuesta. Todo el mundo estaba cansado de sus

proyectos de captura, a pesar de ser la diversión de los más pequeños.

La celebración iba a ser de seguro por la tarde. Aunque Jack simplemente se marcho, y

no es otra cosa que:

-¿Qué comen las gallinas?

-¿Me preguntas a mí? Eras tú quién las observaba. Contesto la Señora Silbidos.

Veremos que sucede en el nuevo.

Page 23: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

22

Fiesta y Rapto.

-¡Qué horror!, querida no he podido conciliar el sueño.

-¿Qué te ha sucedido Doña Rigoberta?

-Verás no puedo soportar el olor a pintura, y ahora tengo un tremendo dolor de cabeza.

Creo que no puedo ir a esa horrible fiesta.

-¡Señoras, no podemos fallar al Señor Jack! Replico nuestra ave de peluche.

-¿De verdad crees que sus intenciones son buenas?

-No lo sé, pero creo que en el fondo es un buen animal.

-....

-Espero que Doña Corkle este en lo cierto. Fíjate que traer ha una persona sin modales e

inculta aquí, a nuestra Granja, sólo hace falta que haga las pillerías de siempre. Cómo

es de suponer, es lo que dijo Renata.

- Estoy segura que no lo hará. Me dio su palabra.

-¿Le dio su palabra?

-Es posible que ella tenga razón.

-Señoras estamos hablando de Jack. Seguro que esta tramando algo contra nosotros y el

gallinero.

Dejemos a las gallinas discutir. Mientras Jack y Silbidos están en la orilla de un

pequeño arroyo.

-Me aburro Señora Silbidos, ¿de verás que le gustan comer serpientes?

-No son serpientes, son lombrices, ayuda a coger unas cuantas.

-¡De verás, es asqueroso! ¡Puagghht! Ya no me gustan las gallinas.

-Gallina.

Page 24: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

23

-¿Dónde?

-Ya veo como babeas.

Estamos consiguiendo un auténtico festín.

Son suficientes, es hora de arreglarse.

-No me veo mal.

-Te hace falta una ducha.

-Sólo hace dos años que me bañe.

-Razón de más.

-¡No quiero!

-Al agua patos.

-¡Chapftt!

No hizo falta mucho para ver a Jack en el agua. Un pequeño empujón y ya se

encontraba en medio del arroyo.

-¡Me ahogo!, ¡no sé nadar!

-Si haces pie, deja de perder el tiempo. Casi es la hora.

Ya sabes que hacer.

-Sí.

-Dilo.

-Ummhh…

-Lo sabía. Te acercas al gallinero, te invitan, entras, una vez allí, compórtate como un

caballero. Las gallinas son unas vanidosas, basta un par de piropos para ganarse su

confianza. Una vez que terminas te marchas. Mientras, todos lo pasáis, yo aprovechare

en hacer el agujero que cavaste la otra vez más grande.

-¡Mi plan número 43 del mes!

Page 25: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

24

-Lo que sea. Pero en esta ocasión no fallarás será lo suficientemente grande para que

pueda pasar un pollo. ¡Entendiste!

Ahora ve hacia el corral y actúa como un auténtico Don Juan.

Una vez en el corral, Jack presentaba sus mejores galas, era alguien totalmente distinto,

refinado, educado y para nada maloliente.

Las gallinas pronto se arremolinaron entorno suyo, y haciendo caso a la Señora

Silbidos, se gano su confianza. Cosa, que no sucedía con Corkle.

-¿Qué te pasa Jack? No actúas como de costumbre.

-Siempre actuó así, querida.

-¿Has comido algo que te ha sentado mal?

-Corkle no molestes al caballero, no queremos al viejo Jack. Contesto Renata.

¿No es así queridas?

La celebración se venía desarrollando sin ningún incidente. Incluso el gallo Stuart

Leghorn bajaba la guardia. Y felicitaba a su antiguo enemigo.

-Se me olvidaba una cosa.

-¿Qué es Jack? Pregunto Corkle con curiosidad.

-Es un pequeño regalo.

Era un pequeño cubo tapado con una tapa de color blanco.

-¡Chicas venid!, Jack tiene un regalo, ¡Cococo!

Nuevamente las aves de corral se apiñaban ante su invitado. Al tiempo que Renata

haciéndose un hueco entre la multitud se puso a la cabeza del resto.

-¡Quién te ha dado permiso en abrir nuestro presente!

Lo lógico es que lo habrá yo, una señora distinguida y no una nueva recién llegada.

-¿Cómo quieras Renata? De este modo Renata y no la nueva sería la que abriese el

envase.

Page 26: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

25

-¿Qué es?

-Una cosa que les gusta mucho.

No dirás semillas del bosque. Eres tan atento.

¿Qué raro empieza a moverse?

Para su sorpresa no era grano si no un cubo de pavoroso terror. Al menos para ella.

-¡Agghh! Apártenlas, ¡Cococo!

-He hecho algo malo.

-Nada, es un poco maniática.

Mientras el corral, a excepción de Renata se ponía las botas con el festín.

-¡Están muy buenos, Jack!

-¡Grrrrbllf!

-¿Qué ha sido ese ruido?

-Siento haber sido un maleducado, son mis tripas. Podrías darme un tentempié.

-Si quieres, podemos darte todo el grano que quieras.

-¡Mejor no! Me gustan las comidas un poco más consistentes.

La tarde seguía avanzando. Era la hora de acostarse de los más jóvenes y los ancianos.

Mientras la culebra Silbidos había terminado con su labor constructora, y estaba

dispuesta a la fase dos; secuestrar a los pollos.

Sin embargo, una de las gallinas se dio de la desaparición antes de lo previsto y estallo

la alarma en el corral. La comadreja aún estaba con ellas.

-¡Has sido tú, Jack! Has traicionado nuestra confianza. Al tiempo que Stuart le sujetaba.

-¡Jack es inocente! Replico Corkle.

¡Todos le habéis visto en la fiesta!

La afirmación de Corkle era razonable e incluso Stuart empezaba a dudar de la

culpabilidad.

Page 27: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

26

-¡A lo mejor tiene un compinche!

El gallinero era un hervidero de dudas. Stuart tenía razón y el pequeño mamífero era

culpable o por el contrario una víctima de sus pasadas malas acciones. Recordemos que

hasta el momento, Jack actuaba en solitario.

-No seas así, Stuart, sólo quiere hacer amigos. ¿Ha hecho daño a alguien?

-No que lo hayamos visto, pero puede ser otro de sus planes.

Al no tener pruebas solidas dejaron marchar a su visitante para poco después armar

alboroto, pensando en Rufus y el anciano.

Manuel todavía no se había ido a acostar, por lo que empezó a examinar el gallinero.

Mientras, Rufus rastreaba el lugar. El animal causante de los raptos era obvio que

aprovecho el pequeño agujero de debajo de la reja. El anciano ante el hecho se

lamentaba de no haberlo descubierto antes. Ya era de noche, no podían hacer gran cosa.

Sólo dar una vuelta por el exterior tratando de capturar a un culpable que no estaría en

la escena del delito.

Page 28: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

27

Rescate.

-¡Zzzz!

-¡Despierta!, tenemos cosas que hacer.

-¡Mamá!, ¡es sábado, no tengo que madrugar!

-Levanta, ¡soy yo!

-¡Aahh!

-Te he dicho que ¡soy yo!, ¡Silbidos!

-Pensé por un momento que eras un caimán.

-Un caimán no pasaría por tantos problemas cómo yo.

¿Tienes a buen recaudo a los pollos?

-¡Sí! Pero…

-¡Di!

¿Cómo lo lograste?

-Fácil, solo necesite aproximarme al gallinero para acabar con todos ellos corriendo

detrás de mí. A lo mejor pensaban que era una lombriz de las que recogimos a la orilla

del arroyo.

-¿No es mejor que los soltemos?

-Recuerda tus instintos. No atacabas el gallinero una y otra vez. ¿O acaso sólo buscabas

su atención?

-¡Pero está mal!

-Si no te gusta, me quedare con todos. Pero tampoco podrás acudir a tus nuevos

amigos. ¿Qué ocurriría si se enterasen de lo sucedido?

-Teño Comadreja, dejemos salir.

-¡Quiero ver a mi mamá! ¡Buuuaaahhh! ¡Buuuaahh!

-¡Ja,ja,ja! Huye es lo mejor que puedes hacer.

Page 29: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

28

Jack salió corriendo del refugio de la Señora Silbidos. ¿Qué podía hacer para salvar a

sus amigos sin poner en peligro su amistad?

Por una vez en la vida antepuso sus amigos, o al menos a los que consideraba como

tales, a sus propios intereses.

-¡Alerta, chicas! , ¡Jack esta en el gallinero!

-Jack ya no eres bienvenido, ¿qué es lo que quieres?

-¡Stuart!, Silbidos tiene a los pollos.

-¿Cómo lo sabes?

-No importa, lo importante es salvarles.

Acompañadme todos, yo os llevare hasta dónde están.

Las gallinas comenzaron a parlotear entre ellas.

-¿Salir del gallinero? Era lo que se preguntaban unas a otras.

Stuart sígueme.

-Lo siento Jack, sin embargo tenemos prohibido salir.

-¿Vais a permitir que se salga con la suya?

-Por cierto, señor Comadreja no nos has dicho como les has encontrado.

-La verdad es …

- ¿Es?

-¡Yo ayude a Silbidos con la captura de los pollos!

Todos quedaron escandalizados, excepto el gallo.

-¿Y quién no dice que esto es otra trampa de las tuyas?

-¡Creedme! ¡No miento! ¡Por favor!

Jack se giro y viendo sus ruegos inútiles, iría sólo a enfrentar al pequeño y

malintencionado ofidio.

-¡Espera, Jack! Voy contigo.

Page 30: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

29

-¡Corkle!

-Tendrás que cavar un poco más para poder pasar por debajo de la valla.

-No es ningún problema.

En un par de minutos Corkle ya estaba en el otro lado. Y acompaño al mamífero hasta la

guarida de aquel reptil.

- Jack, ¿Silbidos no es una culebra?

-¡Sí!

-Entonces ¿por qué pedir ayuda si sois enemigos naturales? No es que seas muy grande

pero seguro que eres más fuerte que Silbidos.

-Lamento no habértelo contado antes, pero la guarida donde están los pollos no es la de

Silbidos sino la de una poderosa serpiente.

-¿Cómo es que nadie habla de ella?

-Todos la temen, incluso más que el halcón, aunque la mayoría del tiempo permanece

escondida refugiándose del terrible ave.

-¿Lo conseguiremos?

-Tal vez no. Pero no me lo perdonaría si no lo intentáramos al menos una vez.

La guarida estaba en el arroyo, demasiado cerca del lugar donde cogieron las lombrices.

Era obvio que la mente maestra no era Silbidos sino la gran serpiente.

Tanto Corkle como Jack entraron en absoluto sigilo en el cubil. Sin embargo, ya habían

sido detectados.

-Es inútil lo que hagas no liberare a los pollos.

-Tú tampoco quieres hacerles daño. Se lo que digo.

-…

-Hablas muy bien para ser una animal que constantemente falla en sus propósitos.

Page 31: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

30

La profunda y seseante voz venía de una estrecha y circular cavidad, incluso más

oscura que el resto de la sala.

-Soy una comadreja puedo hacerte frente.

-¡Tú y cuantos más!

Al igual que una morena apareció una gran boca en medio de la nada.

El mustélido logro esquivarla al tiempo que hería levemente su hocico. Esto no hizo

otra cosa que enfurecerle, Jack y Corkle corrían peligro.

Salieron lo más deprisa que pudieron, incluso al ser deslumbrados por el Sol, al salir de

esa oscuridad. Continuaron corriendo a toda velocidad, sin apenas ver muy bien por

dónde iban.

Viéndose acosados por el terrible reptil, Jack empujo a Corkle, en un intento de salvar a

su camarada.

El ofidio no tenía nada contra la extraña ave e ignorándola fue tras el mustélido.

La persecución se iba alargando, no lograba perderle la pista. Los minutos parecían

horas, y al pequeño Jack le comenzaban a fallar las fuerzas.

Entonces la serpiente de un salto propulso su pesado cuerpo con la poca abierta ante lo

que parecía un aperitivo.

Page 32: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

31

Desenlace.

Corkle no estuvo para contemplar la terrible escena. Temiendo lo peor no podía

desechar el sacrificio de su amigo. Fue a la guarida y se enfrento ella sola a Silbidos.

La culebra no podía hacer nada ante el voluminoso cuerpo de la chocante gallinácea. Lo

único que hizo fue ponerse a la defensiva, temiendo que la atacase con sus pico o con

sus patas.

Recordemos, Corkle era un peluche, poco daño la podía hacer un pico de algodón.

Aunque afortunadamente, lo desconocía.

De este modo fue capaz de derribar la improvisada prisión, y condujo a todos los chicos

sanos y salvos al gallinero. Una vez allí se reencontraron con sus familias. De regreso la

felicidad, pero, ¿qué había sucedido con Jack?

Todos pensaron que nunca lo volverían a ver. Demostró ser una buena persona al final

un héroe.

Sin embargo, una sombra aparecía tras el horizonte, era Jack. ¿Cómo se libro de tan

terrible enemigo?

-Siento haberos traicionado a todos. No merezco entrar al gallinero.

-¿Éstas bien Jack? ¿Acaso no eres nuestro amigo? Dijo Stuart.

-¡Gracias!

De este modo, todos absolutamente todos lo recibieron con los brazos abiertos.

-Amigo como te libraste de tan horrenda bestia.

-Yo no fui.

-¿Entonces va a venir al gallinero? Tenemos que hacer algo, y pronto.

-Tampoco vendrá. Fue el halcón.

-Estaba demasiado cansado para huir. Las fuerzas me fallaban. Y mi rival estaba sobre

mí a punto de caer y devorarme de un bocado. Sin embargo, el ave de presa apareció, y

Page 33: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

32

gracias a ella me salve. Posiblemente todo este tiempo estuvo observando, esperando el

mejor momento para atraparle, y no hubo un instante mejor que ese.

-Jack celebrémoslo.

-Eso, festejémoslo.

Y todos no sólo en la Granja, también en el bosque vivieron felices por siempre.

Fin.

Page 34: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

33

Las Aventuras del

Coronel Rupert y el

Mono Cacahuete.

Page 35: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

34

Listado de Capítulos.

Capítulo Primero Comienza el Viaje............ 35.

Capítulo Segundo El Circo. ........................... 38.

Capítulo Tercero De Visita en el Pueblo.

Feliz Regreso a la Granja. 41.

Page 36: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

35

Comienza el Viaje.

Corkle ya sabéis no fue la única que fue a la Granja del anciano Manuel. Junto con ella

estaban sus amigos y compañeros de la Tienda de Peluches Wonderland. Pero os

preguntaréis: ¿Qué fue de ellos? La respuesta es bien sencilla de responder, a diferencia

de nuestra amiga que paso a vivir en el corral junto con sus compañeras ponedoras. Sus

antiguos camaradas empezaron a morar dentro de la vieja casona.

Eran muchísimos, infinidad. Estaban repartidos por todas partes. En el salón, en la

cocina, en el comedor y en los dormitorios. He aquí, en este lugar, más concretamente

en la alcoba de los dueños de la Granja, donde estaban nuestro querido Rupert y el

Mono Cacahuete.

Rupert estaba en una esquina de la estancia sentado en un sillón. Era un peluche

enorme, de color oscuro, de pelo largo y arremolinado, casi rizado. De orejas grandes y

redondas y con un peculiar sombrerito.

Respecto al Mono Cacahuete, tenía cuerpo de maní, no obstante no dejaba por ello de

ser un simio con una sonrisa de oreja a oreja, pues al igual que el Coronel, vestía un

peculiar sombrero, en este caso del tamaño de un dedal, de color rojo y amarillo

brillante, haciendo conjunto con su traje de botones.

Pero el Mono Cacahuete poseía algo más que preciosas prendas, sus platillos, su gran

tesoro.

Aunque escandaloso, Manuel a ratos lo solía dar cuerda para poder escuchar tocar, a

tan singular muñeco.

Sin embargo un día. María, su esposa, cansada de tal estruendo lo tiro a la basura. Sin

embargo no estaba sólo, el Coronel lo acompañaba.

Pronto cayó la noche, junto con ella la lluvia y el incesante repicar del agua contra la

chapa del contenedor de lata. Luego los truenos y finalmente el viento.

Page 37: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

36

Las ráfagas empezaron a bambolear el cubo de un lado para otro, precipitándose sin

remedio contra el suelo. Pese al tamaño del Coronel, no pesaba demasiado, lo que

explica que fuera presa tan fácil de los elementos.

Sin embargo estaban de suerte, la tapa con tanto movimiento salió disparada. Era su

oportunidad de poder escapar.

Entonces ocurrió lo insólito, el mono empezó a moverse sin necesidad de girar la llave

de su espalda, y en cuanto a Rupert, un tanto de lo mismo.

La tormenta había cesado, era de madrugada, casi de día, tenían que darse prisa.

De este modo los dos escaparon.

Ambos animales estaban asustados ya no podían regresar a su anterior vida. Corriendo a

través de los sembrados, lograron en poco tiempo en dar con un bosque.

-¡Mooocc!¡Mooocc!

¿Qué era ese ruido? Era idéntico al de un camión pero no hay caminos ni senderos,

¿cómo es posible?

El ruido era cada vez más fuerte. Temiendo que los atropellará optaron por salir del

maizal para refugiarse detrás de un gran árbol.

No era ni más ni menos, que Azulito, nuestro extravagante canario.

Viendo que no había peligro salieron nuestros dos amigos.

-¿Quién eres?

-Me llamo Azulito ¿y vosotros?

-Soy Rupert, soy Coronel. Y este es mi fiel amigo el Mono Cacahuete.

-Encantado.

-¿Venís de la Granja?

-¿Cómo lo has sabido?

Page 38: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

37

-Era de suponer, tenías cierto aire familiar. Os parecéis bastante a Corkle. Al menos

Rupert.

¿Qué queréis hacer en el bosque?

-La dueña de la Granja nos ha expulsado no sabemos muy bien donde ir o a quién

acudir.

-El bosque es una buena opción. Son buena gente. Aunque si os gusta estar con

humanos podéis ir al Circo, tal vez os acepten.

-¿Qué es un Circo? Pregunto el Mono Cacahuete al tiempo que comenzaba a chocar sus

platillos.

-Un Circo es un lugar donde se dan cita animales de todo el Mundo.

-¿Qué es el Mundo?

-El Mundo es todo, desde Ciudad Ciudad, el Campo y por supuesto el Pueblo.

-¡Hay más lugares aparte de Ciudad Ciudad y el Pueblo! Replico el Coronel.

-Se me olvidaba el Bosque.

Olvidando la conversación pidió que les guiase nuestro simpático aliado volador.

-Es por aquí, un poco más.

A medida que se aproximaban, las sombras del bosque dieron paso a la claridad de un

prado. Ahí estaba el Circo. Con su inmensa carpa de nylon y las jaulas alrededor.

Page 39: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

38

El Circo.

Nuestros aventureros protagonistas salieron sigilosamente de los árboles a inspeccionar

tan curiosa construcción. Aunque Azulito ya la conocía, aún le seguía generando cierta

atracción.

Las colosales bestias enjauladas en los carromatos no les hacían caso.

-¿Qué son? Justo cuando iba a sacudir sus platillos como de costumbre el Coronel le

detuvo.

-No ves que duermen, no seas descortés.

-Son leones.

-…

-Un gran depredador. Lo mejor que puedes hacer es no molestarles y mantener la

distancia.

Ya estaban ante la gran carpa cuando les sorprendió en medio de la entrada un pequeño

simio.

-¡Hola!

-¿Quién eres? Dijo el Coronel Rupert.

-¡No lo ves! Soy un macaco.

El Mono Cacahuete se hallaba tremendamente contento, había encontrado a un pariente.

Y qué mejor que sacudir sus platillos y dar vueltas en torno suyo.

-¿Qué le sucede?

-Es un mono.

-No había visto un simio como él antes.

-Primero, permitirme que me presente me llamo Doggie Dog, y trabajo en el

espectáculo de los payasos.

-¿Doggie Dog? ¡No eres un perro!

Page 40: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

39

-Es mi nombre artístico no lo busques el sentido. ¿Si queréis, podéis formar parte del

espectáculo? Somos una gran familia todos cuidamos de todos.

-Lo siento, pero desconocemos todo sobre el Circo. ¿Qué dices Azulito?

El peculiar canario llevaba mucho tiempo callado ni tan siquiera para practicar sonidos

de vehículo.

-Me gusta la libertad, aunque la mayoría de mis congéneres viven en jaulas yo nací libre

y me gustaría seguir igual.

-Yo soy libre. Respondió Doggie Dog.

-Es posible, pero que es el resto de los animales no lo son. Es un sin sentido soltarles

sin más, nos pondrían en peligro a todos, tanto a ellos como a nosotros. Sin embargo,

eso no quiere decir ni mucho menos que estarían mucho mejor en su hábitat.

-No sabes lo que dices. Desconoces la emoción de subir al escenario, ser el foco de

atención tanto de las luces como del público. ¿Entiendes acaso el significado el de las

risas y los aplausos?

-Yo también soy artista y comprendo lo que dices. Pero entiende también la postura de

los leones y los elefantes. ¿Crees que les gusta estar encerrados o tener grilletes todo el

día, a excepción de la hora de actuar o ensayar?

El Circo pese a lo dicho, no me desagrada. Siempre y cuando los animales les guste

hacer su trabajo, y no estén obligados a realizar todo aquello que se les ordene.

Ante el planteamiento del ave, el macaco rechazo en guiarles por las instalaciones. Pese

a ello, continuaron rondando por fuera de la carpa.

-Azulito ¿de verdad no sabes lo que es un Circo?

-Rupert ¿Qué tratas de decir?

-Conoces el tema mucho mejor que cualquier esporádico visitante.

Page 41: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

40

-Lo cierto es que hace mucho tiempo yo también vivía en una jaula. No digo que este

mal. La mayoría que escapa no sabe muy bien cómo conseguir agua o alimento, en mi

caso tuve suerte, me tope con buenas aves que me ayudaron a valerme por mi mismo.

Respecto al Circo, lo cierto era una Estrella. Me habéis escuchado todo el camino. Soy

muy extraña, de lo más extraña, imitar sonidos es más propio de loros o cualquier otra

ave. Pero un canario, para los humanos es algo extraordinario. Ser el foco de atención y

los aplausos no están mal, y eso que me desagradan los ruidos fuertes. Diríais que no os

lo imaginabais sin embargo, así es. Pero eso es una cara, la otra son los ensayos, una

delicia si les satisfaces en cambio si los resultados les no les gustan pueden ser una

tortura. Sin mencionar el estrés, antes y durante del número. Pensáis que articular un

¡Moooc! o un ¡Piiiii! es tan sencillo, para un canario al menos, no.

-Siento mucho en hacerte recordar todo eso.

-No es nada, es parte de mi vida, aunque no me guste. Ya que estamos podemos ver los

ensayos, para las actuaciones todavía falta bastante, por norma general, a media mañana

y por la tarde.

De este modo, nuestros amigos vieron un espectáculo fuera del alboroto de niños y

mayores, exclusivamente para ellos. Danzarinas sobre caballos, elefantes a dos patas,

palomas surgiendo de un sombrero como si fueran creadas de la nada. Sin olvidarme de

los tigres y leones. Todos ellos sobre sillas, a las órdenes del domador.

Finalmente decidieron marcharse, estaban cansados, no les gustaba el alboroto, y

tampoco ser uno más en el espectáculo. Sobre todo una vez escuchadas las palabras de

Azulito.

-De momento sólo les tocaba esperar, el bosque sería su nueva casa hasta encontrar un

nuevo hogar.

Page 42: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

41

De Visita en el Pueblo.

Feliz Regreso a la Granja.

Los días transcurrían lenta y alegremente en el bosque, aunque nuestros dos amigos no

se acostumbraban. Hacían todo lo que deseaban, jugaban al escondite, al pilla pilla, no

obstante todo aquello no les llenaba de alegría. Echaban de menos la tienda y sus

curiosos pero sobre todo la granja. Aunque únicamente estuvieran sentados en un rincón

o mirando constantemente a través de la ventana.

Sin embargo una mañana.

¡Tolong! ¡Tolong!

¿Qué era aquel extraño ruido metálico que se escuchaba a lo lejos?

Tanto el Mono Cacahuete como el Coronel Rupert dejaron de jugar para seguir a tan

peculiar sonido. Llegaron demasiado tarde, de pronto había cesado. Preguntaron al

Señor Gorrión.

-Habláis de las campanas. La gente del pueblo tiene una gran casa con una torre. Una

vez a la semana repican.

Dicho esto, ambos juguetes se dirigieron a la pequeña aldea. No podía haber una mejor

oportunidad que está, para ver el pueblo sin ser descubiertos.

De este modo Rupert y su amigo transitaron por sus calles de cemento, por primera vez

pisaban algo que no era tierra en mucho tiempo.

No había nada peculiar, sólo casas un tanto antiguas. Eso es lo que vería cualquier

persona pero no ellos. Estaban inmersos en un evento de lo más fascinante, podían

caminar por donde andaban los humanos, un sentimiento que difícilmente se podía

describir con palabras. Allí conocieron a un gato con poco de sobrepeso, D’Artagnan.

D’Artagnan es el gato de la abuela María Luisa, es como la conocen todos los del lugar.

Page 43: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

42

Una anciana que tiene como único consuelo a este felino un tanto caprichoso.

Estaba rebuscando de costumbre en los cubos de basura de una de las esquinas cuando

se asusto al ver al Coronel.

-¡Un perro!

-¿Un perro?

-Yo no soy un perro.

-Entonces, ¿quién eres?

-Me llamo Coronel Rupert, soy un oso.

-Eso es peor.

El gato se escondió dentro de uno de los contenedores.

Rupert lo volcó y empezó a rodarlo.

-No he venido a hacerte daño, ¿quiero ser tu amigo?

- ¿No mientes?

-No miento.

-Dejadme que me presente. Me llamo D’Artagnan y soy el Señor de estas Tierras.

-¿Señor?

-Tengo todo el alimento que quiero, y todos y cada uno obedecen en mis mandatos.

-…

-¿No me creéis? Ahora veréis.

Era un pastor con sus ovejas.

-¡Miaaauuu! ¡Miaauuu!

-Lo siento mucho pero no tengo tiempo en atender tus caprichos.

Rupert y Cacahuete se habían escondido tras los contenedores pero pudieron contemplar

toda la escena.

Los rumiantes se fueron y con ellas la persona que las cuidaba.

Page 44: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

43

-¡No vale! ¡Un intento más! Grito D’Artagnan.

La gente comenzaba a salir de la Iglesia. Esa sería su oportunidad.

Anticipando lo que podría ocurrir Rupert fue a avisarlo pero llego demasiado tarde.

El gato se puso entre las piernas del primero que salía, con tan mala fortuna que tropezó,

cayendo con él, aquellos que venían detrás.

Viendo su error, D’Artagnan escapo. A los del Pueblo no les importo demasiado. Fue

un accidente fruto de la inconsciencia del felino y la mala suerte, además, nadie salió

herido.

Sin embargo, una cosa muy distinta era toparte con un oso.

Cundió el pánico, y todo el mundo acabo por refugiarse en la enorme casa.

¿Qué tendría de peculiar sobre las demás? Se preguntaba Rupert.

De nuevo empezaron a tocar las campanas. Era evidente que no era bienvenido, por lo

que de nuevo regreso junto con el Mono Cacahuete.

En ese instante pensaba regresar al bosque, sin embargo, delante del callejón se hallaba

un vehículo. ¿Le han secuestrado? ¡No! , ¡nada más lejos de la realidad!, era el anciano

que venía de visita a ver a su hermana María Luisa.

No sólo eso, también reconoció a Rupert. Daba igual lo que les hubiera sucedido, los

subió a la parte de atrás y los llevo de regreso a la Granja.

María, su esposa, al ver aquello se quedo estupefacta, con la boca abierta. No sólo era

Corkle sino además dos de sus camaradas. Aunque reticente, los acepto.

De este modo nuestros compañeros vivieron felices por siempre, olvidando las penas y

recordando a todos aquellos amigos que habían logrado hacer a lo largo de sus

aventuras.

Page 45: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

44

En cuanto a los aldeanos, una vez que vieron que el oso había desaparecido, quedo en

una mera anécdota que en parte lleno sus apacibles y tranquilas vidas. Pues no era

normal ver por aquel lugar a un joven oso tocado con un sombrero.

Fin.

Page 46: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

45

Truhán, el Buen

Cerdo.

Un Sueño de

Libertad.

Page 47: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

46

Listado de Capítulos.

Capítulo Primero Huida de la Nave Industrial.41

Capítulo Segundo En busca del Bosque. ....... 49.

Capítulo Tercero Nuevo Hogar. .................. 51.

Page 48: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

47

Huida de la Nave Industrial.

Hace mucho tiempo, quizás no tanto, nació un cerdo con el nombre de Truhán, en una

gran nave industrial a las afueras de una enorme ciudad.

Era un cochinillo bastante rebelde e inquieto. Pues su comportamiento no era semejante

al resto de los cerdos.

No le gustaba estar encerrado entre cuatro paredes, ansiaba la libertad. Envidiaba a sus

familiares, los jabalíes, ellos sí sabían cómo vivir.

Por lo que un día, cuando ya estaba algo crecido logro abrir el cerrojo con el hocico.

Era de noche, en las instalaciones sólo quedaba un trabajador, nadie notaria su ausencia

una vez que fuera demasiado tarde.

Con suavidad empujo la pequeña puerta metálica, al tiempo que uno de sus compañeros

de porqueriza le preguntaba:

-¿Qué haces Truhán? ¿No eres feliz de poder comer siempre todo lo que puedes y un

poco más?

-La comida está bien, pero nunca os habéis preguntado ¿qué hay tras esa puerta?

-…

-¡Aventuras!

Me gustaría al menos aunque fuera sólo una vez, ver el bosque y conocer a mis primos

los jabalíes.

-¡A mí me basta con las historias! Salto otro gorrino.

-¡No os dais cuenta, que ni siquiera somos capaces de levantarnos del sitio!

-¿Y?

-¿Eso os parece normal?

Hacer lo que queráis, yo me largo.

Page 49: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

48

La puerta se resistía, el pestillo estaba a más altura que el de la cochiquera. Además, era

un tanto extraño. En el de su cuarto sólo bastaba con levantar un alambre que hacía la

función de pestillo. En cambio éste, tenía forma circular. ¿Cómo sería capaz de abrirlo?

Finalmente llego el escuálido obrero.

-¡Es imposible salir! ¡Vuelve dónde estabas, es lo mejor!

Viendo que el animal no le hacía caso, lo agarro por detrás e intento arrastrarlo.

Pero Truhán, hace tiempo que dejo de ser un simple cochinillo, y una única persona era

insuficiente para hacerse con semejante mole.

De pronto se escucho un ruido, y de inmediato el pomo comenzó a girar. Era una señora

bastante corpulenta, incluso más que Truhán.

Viendo tal oportunidad, el animal hizo su mejor esfuerzo, zafándose del delgado

trabajador para lograr escapar tras la puerta.

-¡Haga algo!, gritaba, la pintarrajeada señora.

¡Era inútil!, Truhán era libre, había logrado su tan ansiada libertad.

Page 50: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

49

En Busca del Bosque.

Truhán nunca había visto un bosque sólo había escuchado historias transmitidas a lo

largo de generaciones. ¿En verdad existía? Ya llevaba un tiempo caminando a lo largo

camino del negro y ancho camino sin vislumbrar ni tan siquiera aquello que llaman

árbol. Jamás había contemplado esa ni ninguna otra planta, no obstante a ambos lados

no había nada, ni siquiera una brizna, tan sólo tierra estriada.

Mientras, los coches, camiones y demás vehículos, expulsaban aquel humo negro.

Varias horas después al final conoció lo que era un árbol de la mano de unos amigos

animales, que se hacían llamar caballos.

Tenían muy esbeltas y un largo cuello. De vez en cuanto se ponían a correr sin motivo

por aquella parcela limitada por troncos.

¿Conocéis un lugar llamado bosque? Pregunto.

-Te refieres al pinar, está a un par de kilómetros, en esa dirección.

-¿Pinar?

-Ni siquiera sabes lo que es. Es un pequeño bosque enteramente de pinos.

Haciendo caso a las indicaciones del équido continúo su marcha. La carretera casi

infinita, siempre permanecía a su lado, pero lo que le llamo más la atención del triste y

monótono paisaje fue la arena. Fina arena blanca surgía de la nada, a diferencia de la

tierra o el alquitrán que pisaba hasta esos momentos. Sus patas empezaban a hundirse

unos pocos centímetros, esa era la arboleda de la que le hablaron los equinos.

La tierra aparentaba ser estéril, además, no existía otro tipo de planta a excepción de

los de aquella rugosa corteza. No sólo eso, todos ellos tenían cubetas por donde

discurría la sabía. Y algunos, los más próximos al río solidificado, tenían a mayores

cruces pintadas de rojo. Muchos de estos, estaban caídos en el suelo, arrancados de raíz,

e incluso algunos, tronchados. ¿Qué enorme bestia sería capaz de eso?

Page 51: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

50

Se repitió una y otra vez que ese no podía ser el bosque que buscaba, no había

absolutamente nada, a excepción de alguna que otra piña vacía. Nadie podría habitarlo,

a excepción de las aves. Por lo que continúo por la espesura buscando aquello que

podría denominar hogar.

Los días pasaron, por suerte nuestro protagonista comía casi de todo, aún con esas

pasaba hambre. Quizás, ¿todo era un cuento inventado por los ancianos? Comenzaba a

lamentarse de haber huido. ¡Tenía toda la comida que quería y escape!, ¿quién en su

sano juicio habría escapado de aquel vergel? Es verdad que el sitio era angosto y no nos

podíamos mover… Perdido en sus pensamientos entraba de nuevo en otra arboleda.

¿Qué es esto? Se pregunto al ver un extraño fruto.

-Se llama bellota.

Le contesto una voz grave procedente de un matorral.

-¡Hola! Me llamo Gerardo Jabalí y por lo que veo, eres nuevo.

-¿Un jabalí? No era un sueño.

-¿De verdad estoy en un Bosque?

-¿Qué pregunta más rara? ¿Si no es una pradera que otra cosa va a ser?

-¿Y hay pinos?

-En efecto pero hay muchos otros tipos. Estos frutos en concreto proceden de las

encinas, todo un manjar.

Ya es un poco tarde, mañana te enseñare el lugar y a sus habitantes.

Page 52: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

51

Nuevo Hogar.

Con los primeros rayos de la mañana Truhán despertaba. Ya había pasado una semana

desde entonces, estaba ante un lugar que podía considerar su hogar. Un espacio más

amplio del que podía imaginar, comida abundante, pero no excesiva, que requería un

esfuerzo a modo de premio por el trabajo. Y por supuesto, unas grandes vistas. A lo

lejos se veía aquella carretera que todo el tiempo estuvo siguiendo, la pineda, la gran

ciudad y en algún lugar perdido la nave donde creció. Sus amigos y familiares

desconocían lo que se estaban perdiendo, más preferían una vida llena de comodidades.

-¿Qué haces Truhán?, ¿no vienes?

-¡Ya voy!

De este manera se convirtió en un cimarrón, viviendo en libertad y feliz por siempre.

Fin.

Page 53: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

52

Fábulas.

Page 54: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

53

Historias de un Gato.

Nos encontramos en pleno Verano en una diminuta Aldea en medio del país. No hay

tiendas, tan sólo mercaderes ambulantes que pasan por el lugar en fechas señaladas.

Hoy es lunes, tiene venir el pescadero, con su burro pelicorto de color negro, llamado

Panchito. Y con el carromato lleno de hielo y pescado fresco. El Paraíso de los gatos.

Por eso D’Artagnan, no ha regresado de la ronda nocturna. Lo conoceréis por ser el

gato del cuento de Las Aventuras del Coronel Rupert y el Mono Cacahuete, aquella

mañana como quién dice se levanto con la pata izquierda. Quería causar una buena

impresión a sus dos nuevos amigos, aunque las cosas no salieron como él hubiera

querido. En este preciso instante esta junto con otros de sus colegas de andanzas

esperando en una esquina. Es aquel, grisáceo de rayas, con los ojos verdes.

¡No hay mejor manjar que el pescado! sino, ¡preguntádselo a ellos! Deseosos de

hincar sus dientes en lenguadinas, boquerones y sardinas.

De este modo, de manera atropellada se disputaban los restos.

Lamentablemente, lo malo de las cosas, tanto buenas y malas es que tarde o temprano

terminan. Son las 15:00 hora de cerrar.

Los felinos totalmente saciados se retiran a la sombra, a descansar. No hay nada más

apetecible que una siesta después de tan opípara pitanza.

Dos cosas gusta a los gatos aparte del buen comer, la siesta y el calor. Les encanta

dormir, su hobby preferido, he escuchado historias que gastan hasta 12 horas en tan

necesaria afición. Respecto al calor, no hay dudas, les encanta el Sol pero sobretodo las

estufas o cualquier trapo o toalla que se encuentre por el suelo de la casa.

Sin embargo, a estas horas en la calle hace un calor excesivo, por lo que han escogido

un lugar resguardado, algo un tanto fuera de lo común. Porque pese a ser animales

nocturnos, les deleita recibir los rayos de luz del esplendoroso Astro Rey.

Page 55: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

54

He aquí a nuestro D’Artagnan desperezándose, restregándose contra el suelo. Ya es hora

que regrese a la casa de la abuela María Luisa. Después de unos mimos y unos juegos,

cae la noche, vuelve a salir. Es el momento de corretear por el Pueblo junto con sus

compañeros. Ante la mirada atenta de la Luna y las Estrellas.

Fin.

Page 56: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

55

El Ratoncito Mentiroso.

Erase una vez un pequeño ratoncito, tan mentiroso, tan mentiroso, que a muy temprana

edad se hizo famoso en la Comarca. Por la cantidad de bulos que soltaba tanto a

familiares como extraños.

Su nombre era Julio, pues de bebé no podía mostrar tal cualidad. Aunque con el

tiempo, todo el Mundo lo conoció por su apodo, Mentiras.

No había mala fe, sólo había nacido de esa manera.

Sus padres y hermanos pronto se acostumbraron

-¡Mentiras, queda azúcar en la alacena!

-¡No!

“No” era “sí”.

Sin embargo el problema vino con la Escuela.

-Julito ¿cuánto es 4x1?

-5

Conocía la respuesta, sin embargo, era incapaz de pronunciarla. Por mucho que lo

intentara.

-¡Cu...! ¡Cua..!

Afortunadamente para él, su don o más bien maleficio no sucedía a la hora de pasarlo

por escrito. De este modo, siempre que le preguntaba la maestra, subía al pizarrón. Un

tanto vergonzoso, pero no existía otro modo.

Sus padres se gastaron un buen dinero yendo a un gran número de doctores, con escaso

resultado. Lo único que consiguieron fue que la fama de su hijo se acrecentará.

Primero comenzó con una foto para un diccionario médico de enfermedades, y por

último, la radio y la tele.

Page 57: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

56

Era famoso, pero seguía siendo un mentiroso. No le gustaba salir en los medios para ser

la burla del resto. Como aquella vez que le mostraron un vaso lleno de leche y le

preguntaron si estaba lleno o vació.

Se había convertido en poco más que un bufón. No quería fama, buscaba un remedio,

una cura, quería ser igual que el resto.

Desesperado, quiso caminar un rato en solitario. Desgraciadamente ando tal distancia

que no sabía muy bien donde se encontraba.

¿Qué hago? Se preguntaba. ¿A quién acudo? Mientras estas cuestiones rondaban en su

cabeza. A la distancia, se aproximaba una silueta, por un momento pensó que era un

ratón, pero se hacía más y más grande. ¿Una rata? Tampoco, ¡un gato!

Ante la aparición del felino echo a correr, avisando al resto. ¡Qué viene el gato! ¡Qué

viene el gato!

Los que lo escucharon pensaron en otra mentira. Pues Julito, era el ratón Mentiroso.

De esta manera, nuestro amigo fue perseguido incansablemente por aquella sombra. Los

minutos pasaban, el corazón comenzaba a salirse del pecho cual tambor, en medio de un

desfile. Mientras, sus piernas, doloridas, se doblaban, negándose a caminar. Estaba

demasiado cansado, no podía dar un paso más.

Hincado de rodillas, en el suelo, comenzó a arrastrarse, deseaba vivir, el no tenía la

culpa de haber nacido así, deseaba ser uno más, alguien normal a semejanza de sus

hermanos.

Cuando por fin pensaba que era su fin, contemplo lo equivocado que estaba. No era un

gato, sino una pequeña carroza. Los carnavales estaban cerca. Sólo la estaban moviendo

de sitio para tener todo listo. No sólo eso, por primera vez dijo una verdad que resulto

mentira. Estaba curado, a partir de entonces ya nunca más fue conocido como el ratón

mentiroso, siendo un estudiante normal de escuela similar al resto.

Page 58: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

57

Mientras lo ocurrido se convertía, en mito o fábula para niños. Las mentiras siempre son

malas incluso aquellas que no puedes evitar a semejanza del Ratoncito Mentiroso.

Fin.

Page 59: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

58

La Urraca Matilda.

Estamos en una urbe, al igual que la mayoría de éstas, llena de polución, coches y

edificios. Con escasos jardines y pistas donde poder jugar. He aquí el lugar ideal para la

fauna de ciudad: palomas, gatos, perros, gorriones e incluso gaviotas. Por no hablar de

los moradores de las cloacas.

También el de nuestra amiga Matilda. Pese a sus desventajas es un lugar en el que

nunca suele faltar el alimento.

Matilda a semejanza de los otros córvidos, le gustaba las cosas brillantes, era inteligente

y un poco quisquillosa. Cualquiera que se acercase a su árbol en seguida se ponía a

graznar, daba igual quién fuera, un gato, un perro, un niño o un coche teledirigido.

Nuestra querida Pica Pica pese a su mal humor, algo común en estas aves, era feliz.

Entre su preciada colección tenía desde envoltorios de caramelos hasta un anillo

pasando por una pequeña y bella gargantilla.

Sin embargo un día ocurrió un desastre. Los arboles de al lado no tenían ramas, los

humanos los estaban podando.

Su tesoro, corría peligro. ¿Qué podía hacer? Nerviosa toda ella, se puso a caminar con

su peculiar andar.

¡Eureka! Una tubería. Ese sería su nuevo escondite.

¿Pero alguien podría robármelo? Tenía que arriesgarse, era la única solución.

El día entero se lo paso subiendo y bajando del nido, taponando la tubería con sus

alhajas.

A la mañana siguiente, aparecieron los podadores. Pese a su enfático graznar, no pudo

hacer nada. Sin embargo, salvo lo que consideraba suyo.

Las semanas pasaban, y la urraca, siguió utilizando la tubería. Lejos de ser un sitio

inseguro, demostró ser la caja fuerte perfecta.

Page 60: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

59

En su afán de recolección se había vuelto cada vez más audaz.

Su primer hurto intrépido vino un sábado al mediodía. Unos chicos estaban jugando en

un parque a las canicas. Como si no fuera la cosa con ella, se fue acercando más y más,

mientras ellos, obsesionados con el juego, no advirtieron su presencia. Una vez cogida

la esfera brillante hecho a bolar, dejando a sus víctimas sin una de sus favoritas.

El domingo, fue un caramelo de fresa, el miércoles un trozo de vidrio y el jueves un

cromo metalizado dotado de vivos colores.

No hacía otra cosa que guardar y guardar todo aquello de su interés, incluso había

perdido el interés por embelesarse con ella.

Sin embargo el viernes ocurrió la calamidad. Era un fin de semana triste, apagado, el

viento acaba de cesar, y lo que era llovizna se convirtió en una lluvia torrencial.

El agua termino por destapar el conducto y aquel tesoro, fruto de su capricho seguía el

pequeño torrente.

¡Vuelve, no me dejes! Gritaba de manera desesperada, como si unos objetos inanimados

la fueran hacer caso. Dadas las circunstancias intento atraparlos, con tan mala fortuna

que fueron arrojados a una alcantarilla.

La lluvia ceso, pero ella continuaba mirando la rejilla. El tesoro, o parte de él

permanecía en el fondo de aquel profundo sitio.

Paso un mes, la urraca seguía sin poder recuperarlo. Entonces se la ocurrió una idea.

¡Qué mejor sitio que la cloaca! Si yo no podía acceder, nadie puede, pensó de manera

bastante altanera. Una vez tranquilizada volvió con sus tropelías. Una moneda de 20

céntimos recién caída en la acera, un billete de 20, una cartera. Ya ni siquiera le

importaba que fuera brillante, sólo por ser preciados le bastaba. Me preguntaréis, que

puede hacer una urraca con un billete de 20, pues nada, pero tenía valor para los

humanos, algo tendría.

Page 61: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

60

Lo que no sabía es que la propia corriente subterránea poco a poco iba arrastrando sus

maravillosos objetos.

Un día unos operarios abrieron la tapa. Matilda temió lo peor, ¡adivina lo que

encontraron! , una moneda y un anillo un tanto desgastado.

No era posible pensó, los humanos me están engañando, por lo que fue bajando poco a

poco primero del árbol, y luego del banco. Era verdad, la habían robado. Pobre Urraca,

el agua resulto ser otro caco. Moraleja: Todo ladrón piensa que los demás son de su

condición. Si dudáis de la afirmación preguntádselo al agua, seguro que no os contesta,

cosa que hubiera querido la urraca.

Fin.

Page 62: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

61

Un Erizo Sin Rival.

Enrico era un pequeño erizo moruno, el menor de una familia de siete hermanos. Era

sumamente mimado y engreído. Con el paso estos vicios se agudizaron dando paso a la

soberbia. Hacía frente tanto a osos como a lobos, enrollándose sobre sí mismo, las

filosas púas desalentaban incluso a más fuerte. Con el tiempo, no conforme con

meramente defenderse empezó a intimidar al resto de los animales del bosque: conejos,

liebres y ratones.

Como ya sabréis los erizos son insectívoros y ¿a qué animal es le chiflan los insectos?

las aves. De ahí que fuera el principal objetivo de sus ataques.

Un día durmiendo en mitad del bosque se le quedo ensartado un extraño papel, se giro

un lado y a otro, sus cortas patas no lo alcanzaban. Entonces pensó, ¿a lo mejor si me

enrosco sobre mi mismo se acaba por soltar? Pero lejos de lo que se imaginaba, sucedió

todo lo contrario, estaba ensartaba más profundamente que antes. Pese a la molestia,

continúo intimidando al resto de los animales.

Un día, todas las aves del bosque hartas de su comportamiento se dieron cita en una

terrible reunión. Había que darle una lección.

Todas estaban reunidas desde las abubillas a los herrerillos.

Una avutarda entonces dijo. ¿Por qué no le arrojamos hojas?

Se hizo el silencio. Sin embargo un mirlo con una chillona voz contesto ¡Aunque las

arrojemos no se clavaran! Tenía razón, el papel se le había quedado pegado en la

espalda tras un fuerte viento, sin olvidarnos de la humedad, cosa que no pasaría con las

hojas.

Las horas pasaban y las ideas no surgían, de los arbustos surgió una voz.

-Un erizo nunca es un problema.

-¿Quién es? Pregunto un Carbonero Común.

Page 63: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

62

Del matorral surgió una cara rojiza de largo hocico, era una vulpeja.

-Si queréis yo me encargo del problema.

-¿Qué es lo que quieres? Declararon los presentes.

-Nada, tan sólo quiero ayudar a mis hermanos del Bosque.

De este modo el zorro se dirigió hacia donde se encontraba el erizo.

Enrico al verlo se puso a la defensiva.

-¡Uy que miedo! No vengo a luchar con tan formidable guerrero.

Las palabras de la raposa eran auténticas perlas para nuestro vanidoso protagonista.

-Tan sólo quiero ayudar. No estás cansado de tener sucia la espalda.

-…

-Sígueme.

-Creyéndose las palabras del zorro, le acompaño. ¿A quién podía temer el animal más

fuerte?

Después de un rato llegaron a un arroyo.

Recomendó a Enrico que se restregará en la orilla. ¡Créeme! En el mismo instante que

soltaba una sonrisa de oreja a oreja.

Enrico obedeció, hasta convertirse en una auténtica bola con patas. Mientras el zorro se

abalanzaba sobre él, los filosos filamentos eran inútiles.

No a mucha distancia las aves contemplaban la escena, tratando de evitar tan terrible

final comenzaron a picar a la vulpeja.

-¡Nosotros teníamos un trato! Exclamaba.

Viendo que toda charla con ellas era inútil, marcho del lugar.

Los pájaros sólo querían darle una lección, ni mucho menos convertirlo en un aperitivo.

Page 64: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

63

Enrico tremendamente arrepentido de sus acciones dio las gracias a sus amigos

voladores al igual que prometía redimirse tratando de ayudar a todo aquel que requiriese

de sus servicios.

El barro termino por eliminar el panfleto, el zorro había tenido razón, otra cosa era su

propósito. A partir de entonces todos comenzaron a vivir felices por siempre.

Moraleja: En algunos casos como el de Enrico el enemigo del ayer es el amigo del

mañana.

Fin.

Page 65: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

64

Aristóteles, el Cangrejo Ermitaño.

Estamos en plena costa asturiana, lamentablemente es invierno, por lo que es raro ver

gente por aquí. Eso no quiere decir que éste completamente deshabitada. A medida que

baja la marea, va apareciendo nuestro protagonista. Un cangrejo, pero no un cangrejo

cualquiera, un cangrejo ermitaño, su nombre, Aristóteles. Estos crustáceos en particular

se caracterizan por tener un caparazón blando, por lo que de cuando en cuando

necesitan buscar una pequeña “armadura” que los proteja. Pero Aristóteles es demasiado

viejo para eso, su crecimiento se ha detenido, y pese a su edad, tan sólo mide pocos

centímetros. Aún recuerda sus días bajo el mar y su primera concha, la de una diminuta

caracola. Que días aquellos, en aquel entonces pensaba que lograría alcanzar el tamaño

del cangrejo cocotero.

Aún recuerda a Rupert, un amigo de la infancia, con su concha metalizada de aspecto

rugoso. La envidia de todo crustáceo, quién imaginaba que por esas aguas encontraría el

dedal cromado de una modista.

Poco después, toda la atención se centro sobre él, al utilizar un pequeño cubilete de

plástico de color verde para dados. Pero esta particular batalla duraría a lo largo de la

vida. Ahora tiene por coraza una taza de chapa a la que ha incorporado dos anemonas.

Ya viene por ahí, es Rupert, por cierto, su caparazón es el mismo que el de Aristóteles.

Se puede decir que es un empate, pues quién fuera que fuese, arrojo más de una de estas

tazas al mar.

Rupert siendo consciente de la situación entonces afirmo:

-¡Mi taza es más resistente que la tuya!

- ¿En qué te basas para afirmar tal declaración?

Hace un par de meses fui atacado por un pulpo atroz, sus gigantescos tentáculos me

envolvieron, temiendo por mi vida me refugie en mi armazón. El enorme molusco no se

Page 66: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

65

rendía y apretaba más y más con sus poderosos brazos. Tanto, que una de sus ventosas

dejo marca. Viendo defensa tan impenetrable me felicito, es más puso en duda que

hubiera alguien con semejante protección.

-Por cierto, ¿dónde está la marca?

-¡Ahí!, ¿no la ves?

-¡No!

-Ya sabes lo que ocurren con estas cosas.

-Es posible, pero mi taza es igual que a la tuya.

-Pero no deja de estar deformada.

Te contare una historia. Fue tan sólo hace dos semanas, me tope con el mismo pulpo y

por casualidad me dijo lo mismo. Es más, no conforme con la mera adulación llamo a

una morena, de ahí que éste chafada.

-Es una historia increíble, ¡no me lo creo!

-Igual que la de tu pulpo. Sin embargo, ¡ven que te lo demuestro!

Ambos paguros se sumergieron bajo las aguas hasta una pequeña roca que sobresalía

sobre el mar.

-¡Aquí es! , en esa oquedad la podrás encontrar.

Rupert temiendo la historia de la morena fuera verdad dejo repentinamente de

fanfarronear.

-Mejor lo dejamos en empate, pues en verdad son similares.

De ese modo ambos quedaron empatados, y la disputa de una vida se daba por zanjada.

Cualquier disputa entre mentirosos puede terminar en una posible Verdad. Lo mejor es

no continuar, pues ninguno de los dos al mentir son valedores de la razón.

Fin.

Page 67: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

66

El Mochuelo y la Paloma.

He aquí un barrio residencial a las afueras de una gran urbe. Entre sus edificios destacan

un par de altas torres, es este el lugar donde reside Francisco, un mochuelo de

minúsculo tamaño.

Los días se los pasa volando de un lado en otro buscando a su presa. Un martes al

mediodía aparece ante él, ¡en su propio edificio!, una paloma. En el barrio de momento

no se habían mostrado estas aves, aunque por el Centro debían de vivir un gran número

de ellas. No se puede decir que fueran demasiado inteligentes, pero el acontecimiento

en sí, rayaba lo absurdo. Cómo pudo comprobar el ave de presa, estaba herida,

probablemente otro cazador le había servido accidentalmente un plato en bandeja.

Cuando se disponía a matarla, dijo la paloma.

-Soy sólo pluma, difícilmente encontraras carne entre mis huesos. En cambio si me

ayudas, podré recompensarte.

-¿Qué es lo que propones?

-Tengo demasiado miedo a la muerte te propongo un trato. Si reparas mi ala y me

proporcionas alimento, no dudare ni por un momento en traicionar a los míos.

-Eres un pájaro felón pese a ser símbolo de la Paz. Está bien, pues el plan que propones

redunda a favor de mi estómago.

El tiempo pasaba y la pequeña ave cumplió el trato, ayudo a la paloma convirtiéndola a

mayores en un ave de lo más lustrosa.

El día llego. Y el mochuelo exigió la otra parte del trato. La paloma obedeció y se

marcho volando. Las horas pasaban y no volvía ni ella ni ninguno de los suyos, había

sido engañado. Sintiéndose engañado sobrevoló el Centro. Ni rastro de ella, hasta que

por fin otra paloma le contacto. Su “amigo” no le había fallado quería verse con él.

Page 68: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

67

Allí, sobre los tejados de un viejo edificio estaba nuestro pájaro Francisco y el supuesto

Judas de sus congéneres.

-He venido a que cumplas lo acordado.

-Lo sé. Gracias a tus cuidados ahora soy líder de la bandada, por lo que no te puedo

entregar a ninguno del grupo. Sin embargo, no he faltado a mi trato, en el última planta

de este edificio habita una camada de pequeños mamíferos. La ventana está rota, por lo

que fácilmente podrás entrar.

Dando por sentado que eran ratas, Francisco entro como una exhalación a través del

roto cristal. No se supo más de él, tan sólo unos maullidos tras su desaparición.

Moraleja: Nada se puede dar por sentado en esta vida. Es preferible en ocasiones coger

lo que en un momento se te ofrece que arriesgarlo todo en un improbable.

Fin.

Page 69: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

68

Rafael, la Liebre y los Cazadores.

Nos encontramos a las afueras de Madrid en un pequeño pueblo del Sur. Más

concretamente en un monte pelado que sirve de coto de caza a los aficionados de los

alrededores. El cerro apenas presenta vegetación, la tierra de escasa calidad apenas

aporta nutrientes a una hilera de olivos plantados en fila en una de sus vertientes. El

terreno ideal para la gente que gusta ir con escopeta, en busca de una pieza sin

necesidad de perseguirla. Sin embargo lo que es un desierto, está lleno de vida. Aquí

vive Rafael la liebre, nuestro protagonista. Un animal con bastante suerte a la vez que

bastante pillo. El fin de semana estaba cerca, nuevamente tendría visitas.

En esta ocasión eran unos ejecutivos, un tanto inexpertos. Acababan de llegar

en un pequeño y caro Todoterreno de color negro. Disfrazados con un peculiar atuendo,

fingían ser veteranos, más eran novatos, incluso uno de ellos llevaba zapatos.

El ojeador comenzó a otear el terreno, y agitando unos arbustos empezaron a salir

multitud de conejos. Afortunadamente no estaban demasiados acostumbrados a

disparar, logrando los animalillos escapar entre las piernas de los hombres de la Capital.

-¡No pasa nada, acabamos de comenzar! Exclamo el montero.

Era cierto. ¿Quién es capaz de hacerse con un trofeo en escasos minutos?

Por lo que continuaron buscando a lo largo de la pequeña loma. Ya era tarde, y pese al

prematuro comienzo prometedor, nada aparecía.

Nuestro amigo Rafael los estuvo vigilando a la distancia. Levantado sobre sus dos patas

traseras y sus orejas alzadas en punta.

Desesperanzados, probaron en un llano próximo. No pertenecía al monte aunque sí al

coto. El batidor se lo desaconsejo, era una parcela un tanto agreste por la multitud de

hierbajos, piedras y plantas espinosa que allí albergaba. Desoyendo al oteador,

exploraron el terreno, la maleza les impedía ver el suelo que pisaban.

Page 70: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

69

Rafael cansado de ellos, decidió gastarles una broma, introduciéndose entre la maleza

encontró una cuerda un tanto gruesa, cogiendo un extremo con su hocico la empezó a

arrastrar, metiéndose entre las piernas tanto del montero como de los cazadores

inexpertos, pensando que se trataba de una serpiente, todos huyeron. De esta manera

salvo a los conejos del monte y de paso, dio una lección a los cazadores. La caza no es

un juego que se pueda tomar de forma imprudente y no hay peor forma que terminar la

tarde que intercambiar papeles.

Fin.

Page 71: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

70

La Cobaya Pancho.

Pancho apenas recuerda su infancia, era demasiado pequeño para acordarse de aquellos

días en el escaparate en la tienda de mascotas. Sólo deseaba un cosa por aquel entonces,

tener amigos, por lo que sus días en ese lugar no debieron de ser demasiado felices.

Todo eso cambio, con Laura y sus compañeros de clase. El centro permitía una mascota

por aula, y la suya, no tenía. De este modo la chica junto con algunos alumnos y el

maestro fueron a al comercio de animales más cercano. Fue aquí donde compraron una

cobaya de color negro y marrón, nuestro amigo Pancho.

El seria la estrella de la clase Tulipán. Su casa sería una caja transparente con una rueda

giratoria donde hacer ejercicio y algún que otro juguete, sin olvidarme del agua y

alimento en abundancia. Con el recreo alguno de los chicos solía jugar con él, y al

terminar la mañana lejos de estar en el solitario centro, siempre había quién se lo llevaba

a su casa. De este modo conoció muchos lugares y a muchos amigos. Es el caso de la

vivienda de Roberto y su familia. El muchacho es el menor de una familia de dos

hermanos, y tiene por compañero de cuarto un pez de colores. Cada uno de los chicos

tiene su cuarto, el de Roberto posee una moqueta de color amarillo y muebles de color

blanco, tanto la estantería, la mesa de estudio y la cama.

Pero Pancho como bien he dicho no sólo conoce a la familia de este chico también a la

de Laura. Hija única poseedora de un perro de lanas sino fuera tan grande posiblemente

lo confundirían con otra cobaya. Lamentablemente, Pancho se debe de quedar sólo por

un momento en su casa, tiene que sacar a Melenas a que haga un poco de ejercicio. De

este modo nuestro amigo se queda sólo en la enorme habitación de la chica, como poco,

dos veces más grande que el cuarto de Roberto. Sin embargo tiene los mismos

muebles; cama, mesa de estudio y una estantería, lo que difiere es el tamaño de estos y

su disposición. El lecho de Laura lejos de estar pegado uno de sus lados largos a la

Page 72: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

71

pared, se ubica en el medio de la misma, aunque el cabecero de la misma está pegado al

tabique. Respecto a la mesa de estudio, es una mesa doble, con un procesador en uno de

sus lados. Y respecto al estante además de ser más grande se halla repleto de libros.

Iba a ser una tarde tranquila a no ser por aquel gato y esa ventana abierta.

El felino entro como si fuera su propia vivienda, y empezó a arañar la urna donde se

encontraba Pancho. Las afiladas garras del anaranjado animal no podían hacerle nada,

sin embargo, el propio peso de su enemigo, deslizo el hogar de Pancho por la mesa

donde le había dejado la niña, con tan mala fortuna que cayó al suelo. El suelo de la

jaula de Pancho se soltó. Su jaula transparente ya no era segura, por lo que corrió en

dirección a la cama.

No tenía ninguna oportunidad contra el gato, se movía más rápido. Sin embargo,

afortunadamente en ese momento entro la chica junto con Melenas. El gato asustado,

por ser pillado infraganti, y temeroso de enfrentarse al perro, huyo a toda prisa. Pancho

estaba a salvo, y tras unos mimos de Laura, le metió de nuevo en su jaula. Lejos de ser

un día aburrido fue de lo más movido, por suerte, el felino no arruino su casa, pero

sobretodo, seguía con vida con una experiencia inolvidable que jamás repetiría.

Desde entonces cada vez que Pancho va a la casa de la joven, Laura nunca se olvida de

cerrar la ventana.

Todo animal necesita unos cuidados, incluso nuestra cobaya.

Fin.

Page 73: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

72

Ricky, el Buey Almizclero.

Ricky vive en Suecia aunque su padre nació en Noruega y su tres ves abuelo en Canadá.

Pese a llamarse buey no pertenecen al género vacuno, sus primos lejanos son las cabras

y las ovejas. A pesar de ello, parecen toros en miniatura, tanto por sus cuernos como por

su aspecto. Su largo pelaje de color negro lo protege de las inclemencias del tiempo,

pues su hábitat es el clima frío. Un animal que a diferencia de otros no duda en saltar las

rocas que se interponen en su camino. Aunque por lo general es muy familiar formando

enormes grupos, auténticas manchas negras andantes desde el aire.

No puede haber mejor vida que esta, siempre y cuando no acosen a la manada.

De esta manera Ricky pasaba la vida feliz. Sin embargo un día, los humanos

aparecieron. Eran cuatro montados en un horrible carro negro, disparando sus armas de

trueno, dispersaron su grupo. Aquellos furtivos iban tras él, viéndose perdido, se fue

esconder al bosque. A estos animales no les gusta demasiado este ambiente, sobre todo

porque es donde suele morar su enemigo.

La noche caía, redundaba en su beneficio, difícilmente lo encontraría con aquella

pelambrera. Sin embargo, los lobos también ven de noche, no tardando en encontrarle.

Ante tal situación de peligro, corrió todo lo que pudo en dirección a los cazadores, al

tiempo que uno de los lobos soltaba dentelladas al aire tratando de coger una de sus

patas. Los furiosos cánidos no se daban por vencidos, mientras gran parte de la camada

le perseguían, otros dos intentaban adelantarlo por los flancos.

Afortunadamente llego a tiempo, se topo con los hombres. Estos, ante tal cantidad de

lobos se refugiaron en la camioneta. Entretanto disparaban al aire, intimidando a la

jauría. Ricky estaba a salvo, en esta ocasión ni mucho menos su antiguo adversario era

amigo del nuevo.

Page 74: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

73

El enemigo de tu enemigo, no necesariamente tiene que ser tu amigo. Eso no quiere

decir que en raras ocasiones esta circunstancia no redunde en tu propio provecho. Si no,

preguntádselo a los cazadores, prefirieron dejar huir a su presa que dar la espalda a los

lobos.

Fin.

Page 75: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

74

Historias

Cortas.

Page 76: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

75

La Culebra y la Cigüeña.

Había una vez una cigüeña sobrevolando un pantano, con tal fortuna que atrapo una

culebra. Esta viéndose en peligro empezó a adular a la cigüeña. Su cuello, su poderoso

pico, sus garras y sus plumas. Embebida por las palabras del reptil, la soltó, con tan

mala fortuna que fue a parar a las garras de una garza. Encontrándose ante tal situación

y pensando que nuevamente conseguiría salir airosa, comenzó a agasajar a la garza: su

cuello, su pico, sus garras y sus plumas. Sin embargo la Ardea Cinerea no cayó en su

truco. Y cuando estuvo a punto de devorar a la culebra, esta le pregunto. ¿Por qué con la

cigüeña funciono mi ardid y contigo no? Escuche atentamente todo lo que le dijiste, más

no merece que te deje con vida si no eres capaz de distinguir una Garza de una

Cigüeña.

Incluso los halagos pueden convertirse en ofensas en oídos de las personas vanidosas.

El Loro imitador de Fieras.

Erase una vez un loro que podía comer todas las semillas y frutos que quisiera. Sólo

bastaba un par de sus graznidos imitando a un águila o un halcón, para que los

gorriones, palomas y todo tipo de aves salieran volando y dejarán su alimento en manos

de tan simpático vividor.

Sin embargo un día, uno de sus chillidos atrajo la atención de tan terrorífico depredador.

El loro una vez en sus garras le pregunto: ¿Eres águila o halcón? No importa quién sea,

pues el destino clavado en tu cuerpo viene a ser el mismo.

Lo que importa son los hechos no tanto de quién vengan.

Page 77: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

76

El Cordero que quería ser Lobo.

En una dehesa nació un cordero más quería ser lobo. Un buen día cogió un paño gris del

pastor y se lo puso sobre el lomo. Entonces se acerco a los suyos y dijo; ¡a qué ahora en

verdad soy un lobo! A lo que respondieron, nunca hemos visto un lobo tan canijo y que

nos responda a base de balidos.

Las personas puedan adquirir habilidades y destrezas con el tiempo, pero el fondo de su

Naturaleza es muy difícil de cambiar.

El Burro y el Caballo.

En un establo vivían un burro y un caballo. El primero era alimentado con forraje y el

segundo con grano. Uno trabajaba en el molino y en el otro iba montado el amo. Un día

el asno cansado de tal situación dijo al caballo; ¿por qué no trabajas en el molino y yo

llevo al Señor? A lo que respondió el otro equino; Eso estaría bien siempre y cuando el

camino que tomarás coincidiera con el trayecto que quiere tomar nuestro dueño.

Es importante escuchar las ideas de los demás aparte de las nuestras. Si no queremos ser

tozudos cual pollino.

El Cerdo y el Jabalí.

Un día en un cercado se encontraron un jabalí y un cerdo. El animal salvaje se

lamentaba de su vida dura. Debo de estar atento ante cualquier peligro y en mi descanso

sino busco comida tengo que afilar mis colmillos. El cerdo le replico, ¡mala vida llevas

amigo!, aquí en la pocilga todo es fácil, dónde hay uno puede haber dos, y donde hay

Page 78: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

77

tres, cuatro. Gracias por tu interés, pero si sólo hay beneficio para una de las partes, mal

huele el asunto.

Nadie o casi nadie hace algo a cambio de nada. Cosa que conocería el cerdo en su

momento.

La liebre que quería volar.

En un pequeño prado vivía una liebre, desde muy pequeña su mayor ilusión era volar.

Por más que ganaba a saltamontes, ranas, sapos y conejos, nunca lograba surcar los

aires, al menos si no era por breves instantes. Un día la liebre se topo con un águila, le

rogo a ésta que le enseñase a volar. Pese a tratar de convencerle de lo imposible de la

tarea, la propia obcecación del orejudo la convenció.

De este modo el águila la llevo, más creyendo que era capaz de volar, pidió que la

soltase.

Por mucho que a bastantes animales les guste brincar, ni mucho menos son capaces de

navegar a través de los vientos.

La Gallina y el Pavo.

En un corral, en cierto momento se alojo junto con las gallinas un hermoso pavo. Lejos

del ajetreo del gallinero, no hacía otra cosa que no fuera dormir o comer. El invierno

llego, y con él, su destino. Lamentándose por su Fortuna una de las gallinas le contesto;

si no cantas ni pones huevos, es lógico y normal que te quieran por tu pellejo.

Todos los animales tienen una función, de la que es muy difícil escapar.

Page 79: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

78

El lobo y el Perro Pastor.

En una pradera se encontraron un lobo y un perro ovejero. El lobo dijo al perro, que

vida más dura llevo, a diferencia de la tuya. A lo que replico, mi vida también es dura,

no gracias tanto a las ovejas pero sí a quienes quieren hacerse con ellas.

El deseo de uno en ocasiones puede ser el problema de otros.

El Cuco.

Existe un ave con gran fama, pues su canto es peculiar y distinto a muchos otros. Un

pájaro agasajado en extremo, pero al igual que muchos, sus acciones lejos de ser dignas

merecen el deshonor.

La mayoría de la gente que goza de fama ni son buenas ni meritorios de tal honor.

El Buitre y el León.

Un delgado, anciano, y hambriento león se tumba bajo el Sol de la Sábana. Pronto las

aves carroñeras comienzan a aparecer, entre ellas vetusto un buitre. Viejo amigo,

porque no te acercas, mi hora está bien próxima. Lo siento camarada, pero si me acerco

un poco más, la mía estaría mucho más cerca que la tuya.

Las apariencias engañan, no siempre, pero la gran mayoría de las veces.

Todos los animales luchan por vivir aún cuando está más próximo su fin.

Page 80: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

79

La Oruga y la Rana.

En una charca próxima se reunían dos animales que se tenían por los más feos de la

Creación. Una pequeña oruga y una rana, ambas dada su supuesta fealdad se hicieron

tremendamente amigas, hasta que un día, el gusano sin ninguna razón aparente

comenzó a tejer un capullo. Antes de encerrarse pidió que le cuidara. De este modo el

anfibio semana tras semana protegió a quién consideraba su amigo. Una mañana el saco

de seda eclosiono, y ante él apareció un hermoso insecto de alas de color. Sin embargo,

apenas hubo emprendido el vuelo lo capturo con su larga y pegajosa lengua. A lo cual

la mariposa exclamo: ¡Compañero, no me recuerdas, soy yo, la oruga! Razón de más

para comerte, pues si a tu lado parecía guapo, ahora me siento tremendamente feo.

La amistad de conveniencia nunca puede ser amistad.

Page 81: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

80

Relatos Fantásticos.

Page 82: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

81

Rogelio; el Fantasma del Piso Compartido.

Hace tiempo, quizás no tanto, había un fantasma como inquilino de un piso.

Al estar encantada, sus actuales propietarios no podían alquilarla ni mucho menos

venderla.

De este modo, Rogelio, así se llamaba nuestro fantasma, pasaba tranquilamente los

días. Apagando y encendiendo la tele. Agitando las cortinas del salón, pintarrajeando

las paredes o dibujando con su propio vaho en el espejo del aseo.

Sin olvidarme de los muebles, ¿cuántas veces los había cambiado de sitio en plena

noche? Si todo esto no era suficiente, y quería atraer la atención, sólo tenía que alzar las

persianas para proceder a encender y apagar toda la casa. Más de un viandante desde

lejos se había llevado más de un susto, pues el piso, era harto conocido.

Los días, las semanas y los meses transcurrieron. Tenía una nueva amiga se llamaba

Felisa, era una araña, probablemente se coló aquella vez que procedió a la apertura de la

doble puerta del salón, la cual conducía, a una casi inexistente galería. No sólo paso el

arácnido con el tiempo se sumo tierra, suciedad y un montón de hojarasca.

Al ser un fantasma no le importaba demasiado. Sin embargo los propietarios se dieron

cuenta al final de lo que estaba pasando. Por lo que tragando saliva y con mucho miedo

procedieron a atrancar la puerta y barrer toda la estancia. Afortunadamente en todo el

tiempo que permaneció abierta no había llovido, circunstancia que podría haber

arruinado el parquet, los sofás y la pequeña mesa del comedor.

Una vez que estaba todo recogido, les pareció ver algo. No había tiempo para excusas,

Rogelio estaba allí, por lo que cogieron las bolsas y se largaron.

Felisa afortunadamente había escapado. Nuevamente se encontraba sólo.

Page 83: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

82

No le afecto demasiado, era un tanto aburrida, se pasaba todo el día esperando en su red,

y tampoco habla mucho, de hecho, nada. Por lo que su vida volvió a su curso normal, si

es que alguna vez lo tuvo.

Ya han pasado cinco días desde entonces. Rogelio ha dejado subido al máximo el

volumen de una vieja radio. Los vecinos, molestos empiezan a cuchichear. Después de

un tiempo, un valiente decide entrar. Tengo que decir a los lectores que Rogelio

últimamente se había vuelto un tanto pillo y sus diabluras comenzaban a molestar a sus

vecinos, más de lo común. Dicho esto, los dueños dejaron las llaves a la Comunidad por

si sucedía algún percance.

De esta manera un vecino entro corriendo a la casa sin cerrar la puerta. Desconecto el

enchufe e incluso más rápido de lo que entro, se fue.

Al caer la noche, no conforme con lo que había hecho, empezó a tirar los cacharros de

la cocina contra el suelo. Cazos, sartenes y cucharas fueron arrojados contra el suelo, sin

olvidarme de una vieja olla. En cuanto a los vasos, tazas y platos, ni siquiera los toco,

sólo le gustaba armar jaleo, no romper las cosas por un sin sentido.

Cansada la Comunidad llamo a los dueños, alguien tendría que vivir en aquel lugar para

pararle los pies. Por lo que nuevamente pusieron un anuncio de se vende o se alquila, el

viejo ya estaba demasiado descolorido por la luz del Sol y los elementos.

No había respuesta, la gente lo ignoraba. El cartel no fue lo único, también apareció

publicitado en el periódico y en Internet.

Pese a la multitud de correos y llamadas, absolutamente nadie parecía estar interesado

en él. Estuvieron a punto de dárselo a la Comunidad, cuando de repente, un señor de

piel grisácea hizo su aparición. Estaba vestido completamente de negro, tanto los

pantalones, el sombrero y la gabardina eran de ese color, las prendas lejos de parecer un

conjunto estaban claramente diferenciadas por su distinta tonalidad.

Page 84: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

83

-¿Quería ver el piso?

-¿No será de la prensa o un caza fantasma? Pregunto uno de los dueños cansados de

tanta gente interesada por el tema pero no por quedarse con el piso.

-¡Qué va! Tan sólo busco una buena propiedad a buen precio donde me pueda hospedar.

Una vez alcanzado el acuerdo, firmaron el contrato en las escaleras, dejando la vivienda

a tan extraño señor.

La misteriosa persona entro en la casa, no traía absolutamente nada, sólo lo que llevaba

puesto, lo único que hizo fue tumbarse y dormir. Eso era al menos lo que sugería aquel

entonces, pues con aquellas gafas oscuras no se podía saber si estaba dormido o

despierto.

Rogelio, por su parte lo estuvo observando todo el tiempo. En este preciso instante, se

encuentra en la cocina recogiendo todos aquellos cachivaches que lanzo.

Es bastante extraño, no se quitaba ni la gabardina ni los zapatos. Por un instante creyó

que lo había visto, por lo que se escondió tras el cerco de la puerta. Lejos de asustarse

continuaba colocando aquel desorden.

La noche llego. Nuestro visitante estaba viendo la tele, pero una vez cerrada la emisión

continuaba sentado en su sitio sin moverse.

-¿Qué tiene de divertido ver la hora y ese círculo de colores?

Tras un buen rato, accedió finalmente al comedor, se debía haber quedado dormido, en

aquella rara posición, pues, pese a estar sentado, se hallaba en el borde soportando sus

piernas gran parte del peso. Eso no es todo, lejos de tener la espalda apoyada la tenía

totalmente rígida levemente inclinada hacia adelante.

Por fin amaneció. Rogelio de momento no había cometido ninguna travesura, tan sólo

expiaba al nuevo inquilino. Con los primeros rayos, el hombre gris se levanto como si

Page 85: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

84

nada. Se dirigió a la cocina pero lejos de comer saco dos cables que ocultaba tras el

abrigo y los enchufo a la corriente.

-¿Los humanos se alimentan de electricidad? Se preguntaba.

De improvisto ocurrió, algo si cabe más rocambolesco. Tiro todos los cubiertos de la

cocina contra el suelo.

¿Qué le sucedía, se encontraba bien?

Ahora era nuestro fantasma el que recogía. Tras dejar la habitación tal como estaba, fue

al salón, ahí de nuevo estaba él. Al menos estaba viendo una película o es lo que

parecía, pues estaba tan concentrado tanto en el film como en los anuncios.

De pronto se levanto y fue al aseo.

Rogelio, desconecto la televisión.

Ahora el huésped había tirado todos los cepillos del mueble armario con espejo, al

lavabo. No conforme con ello, abrió el agua y la dejo correr. Una vez que se marcho,

nuestro Espíritu cerró el grifo y coloco todo de nuevo en su sitio.

Esta vez ¿Dónde se encontraba? Por un instante le había perdido la pista y no aparecía.

Finalmente lo encontró en el dormitorio, o bien durmiendo o bien mirando al techo. Con

su sombrero, gabardina, pantalones, zapatos y sombrero. De hecho, de momento, nunca

le había visto sin ellos.

Aproximándose sigilosamente se acerco a su compañero de piso. Lo que hizo fue,

quitarle el sombrero. Era evidente que estaba dormido, después de jugar con la prenda

un rato, la dejo sobre la cama. Sin embargo, se dio cuenta de un detalle, tenía remaches.

Su cabeza era fría y dura, estaba hecha de metal, lo mismo sucedía con sus manos. Era

un robot.

-¡Creía que esas cosas únicamente existían en las películas de Ciencia Ficción!

Exclamo en voz alta.

Page 86: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

85

-¡Yo también pensaba que los fantasmas sólo vivían en los cuentos de hadas!

Nuestro robótico amigo se levanto de la cama, y tras ponerse el sombrero se presento.

-Me llamo Eduardo, ¿y usted?

-Rogelio, soy un fantasma.

-¿y?

-¿Está asustado?

-¿Por qué tendría que estarlo?

-Todo el Mundo lo suele estar.

-Todo el Mundo es un robot.

Así ambos se hicieron buenos amigos.

Rogelio le pregunto sobre su extraño comportamiento. El Robot comento al Espectro

que sufría una pequeña avería. Alguna vez me obliga a reiniciarme de ahí que me quede

estático en la postura que tenía en ese momento y otras en cambio pierdo la destreza de

mis manos, de ahí la cocina y el servicio estuvieran tan desordenados.

-¿Y lo de mirar al techo?

-Pensaba que volvería a pasarme lo mismo. Veo más normal aparentar ser un humano

que toma la siesta que no un maniquí estático haciendo equilibrios.

¿Te puedo pedir un favor?

-¡Adelante!

Para poder solventar el problema que te he enunciado es preciso desconectarme por

completo.

-¿Y?

-Es bastante fácil tienes que abrir el panel de control que tengo justo en mi espalda y

pulsar el botón Power, una vez que la lucecita verde halla desparecido, sólo tienes que

volver a pulsar para conectarme.

Page 87: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

86

De este modo el fantasma Rogelio ayudo a su amigo, parece ser, que en el servicio al

igual que la cocina estuvo trasteando intentando abrir la tapa.

Dicho y hecho, una vez reiniciado desde cero nuestro amigo de metal estaba curado. O

al menos es lo que dijo tras efectuar un pequeño análisis sentado en una silla en medio

del pasillo.

De esta manera fueron dos grandes amigos, y Rogelio dejo de hacer tantas travesuras.

Fin.

Page 88: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

87

Eduardo el Robot Metalizado y el Inventor.

Todos os preguntaréis ¿quién es Eduardo? Es bastante obvio, un robot al menos si tocas

su fría y dura piel de metal. Sin embargo estoy casi seguro que no conocéis su origen.

A pocas manzanas del piso encantado por nuestro amigo el Fantasma Rogelio había una

modesta ferretería familiar. Todavía conservaba su antiguo escaparate en madera

pintado de verde. O su cartel de la misma materia, en este caso marrón con grandes

letras blancas. La tienda era una de las más antiguas del lugar, toda una institución

presente desde 1878. El dueño se llamaba Antonio, le gustaba desde niño trastear con

llaves inglesas, tuercas y tornillos. Desafortunadamente eran malos tiempos para el

negocio, el nuevo Macro Centro atraía a sus posibles futuros clientes. Mientras, los

antiguos, aún fieles, cada día eran menos.

Ante tal hecho improviso. Primero repartió folletos por los buzones, sin demasiado

éxito, y por último regreso a su afición, la de Inventor.

Dada la imposibilidad de competir en igualdad de condiciones tenía que crear objetos

que fueran la delicia tanto de los jóvenes y mayores. Primeramente fabrico una tetera

con patas, pese a ser una invención un tanto graciosa, no despertaba demasiada

expectación, y su utilidad quedaba un poco en entredicho. Lo mismo ocurría con la jarra

con ruedas o el martillo destornillador.

Viendo su escaso éxito provoco combinando sus dos aficiones favoritas desde niño el

modelismo y la de inventor. Lamentablemente, ocurría lo mismo, no obstante su barco a

cuerda registró cierto éxito, era un tanto peculiar ver un barco de madera movido a

cuerda, pronto sustituyo el relojero mecanismo por un pequeño motor.

Paulatinamente sus invenciones fueron transformando el comercio, ¿era una ferretería o

una juguetería?, en realidad ambas cosas al tiempo. Los padres podrían comprar los

Page 89: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

88

juguetes ya hechos u optar por fabricarles ellos mismos, mientras los niños se divertían

con los modelos allí construidos.

El triunfo de Antonio era evidente, y el Macro Centro celoso tomo cartas en el asunto.

Primero un inspector. De una forma un tanto egocéntrica le dijo al propietario de la

tienda. Sólo puede ser o una cosa u otra, o es Juguetería o Ferretería, no dos al tiempo.

Eso era, he ahí la solución, lamentaba mucho tener que retirar su antiguo cartel, desde

entonces se llamaría Ferreguetería.

Sin embargo el tema no le convenció demasiado al señor funcionario, el cual vino a los

dos días. El propietario le explico que Ferre venía de Ferretería y Guetería de Tienda de

Juguetes.

El otro en cambio dijo que la palabra en cuestión podía llevar a confusión, pues el

termino Ferre podría confundirse con ferroso, hierro, y muchos de sus inventos ni

mucho menos eran de metal ni tan siquiera del susodicho. Viendo que no había otra

solución la llamo Ferretería-Juguetería.

¡No puede ser! Exclamaba desde fuera el burócrata. Nuevamente le pidió quitar el

cartel, aunque en este caso no lo hizo. El anuncio era claro, no había confusión y tanto

por Ferreguetería como por Ferretería-Juguetería había pagado la licencia de ambas

tiendas. Viendo que no podía cerrar o al menos regresar el negocio a como estaba antes,

decidió marchar.

Una vez que se entero la Gran Tienda, empezó hacer una campaña de grandes ofertas.

No sólo estaba en los panfletos y en los carteles de la calle sino también por la tele.

La agresiva campaña dio sus frutos y nuevamente comenzaban a faltar tanto los

curiosos como los clientes.

Page 90: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

89

Tenía que acabar con este perpetuo tira y a floja. Nada menos, que su obra maestra. Un

robot con forma humanoide. Fue una labor ardua, que costó gran cantidad de esfuerzo y

dinero. Pero que por fin estaba.

El inerte muñeco lo vistió con prendas de un único color en diferentes tonalidades de

negro. Sería la estrella del escaparate. Así a modo de hombre de negro ejerciendo de

Papa Noel fue el primer trabajo que tuvo nuestro amigo Eduardo, el Robot Metalizado.

La gente agolpada ante los cristales no se lo acaba por creer. Aunque permanecía fijo a

su asiento, era algo difícil de reconocer. Un robot que saludaba a los viandantes y que

de paso hablaba con ellos. Era evidente, había truco, fue esto mismo lo que pensó el

espía mandado desde los Grandes Almacenes.

Ya no era el tiempo de la publicidad o la difusión en los medios. El asunto fue llevado

ante los más altos tribunales. Acusaban a Antonio de engaño. Por muy buen inventor

que fuera, crear un robot era evidente que le debía resultar poco menos que imposible.

¿Cómo un aficionado a trastear con herramientas y fan del modelismo podía fabricar

algo que los mayores expertos de la Nación tenían como un imposible? Concluida la

declaración del Fiscal, el Tribunal por entero permanecía atento a sus puertas, pues falso

o no, la invención despertaba la más absoluta expectación.

Allí estaba nuestro amigo Eduardo con la misma postura que en el escaparate. Al

tiempo que era arrastrado ante la Sala con la ayuda de un pequeño carrito, una especie

de tablero con ruedas.

Pese a ser delgado pesaba lo suyo, una prueba para la defensa a semejanza de su

aspecto. Dando un ligero golpecito el cuerpo de Eduardo retumbo a semejanza de una

campana.

Page 91: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

90

El Fiscal como su cliente no estaban contentos con la demostración. Por lo que enuncio

lo siguiente; si no es humano, entonces es tan sólo un muñeco. Por lo que la farsa

continuaba evidente. Por lo que continuaba pidiendo daños y perjuicios.

El robot comenzó a agitar las manos y poco después a hablar.

¡Ventrilocuismo!, era bastante evidente. Antonio con sus trucos quería mentir al

Tribunal.

Entonces ocurrió lo nunca visto, comenzó a andar e incluso a bailar. Demostrada la

verdad, la parte acusadora marcho en silencio. Mientras, la prensa y la gente se

agolpaban.

Fueron buenos días, grandes días para la Ferretería-Juguetería. Eduardo para Antonio ni

mucho menos era un Robot sino un empleado más con jornada y paga, además de piso,

pero aquello es otra historia.

Fin.

Page 92: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

91

Noche de Brujas.

Es una fría tarde de Enero. A comenzado a llover, el día se hace noche, y el cielo azul

es cubierto por las nubes. No queda nadie por la calle, Raquel ha decidido pasar la tarde

con sus amigas. Pese al estruendo de fuera, ninguna falta a la cita. Al tronar de tambores

poco a poco le sucede la blanca y extravagante luminaria de rayos y relámpagos. La

Ciudad resuena como si fuera el graderío de un viejo teatro. Sin embargo, esto no ha

echado atrás a las chicas. Cómo si fuera un mundo aparte, les envuelve la luz amarilla

de las bombillas. Mientras; ven la tele, juegan a la consola y disfrutan de las bromas.

Ajenas al exterior, las cuatro muchachas, se reúnen y comienzan a hablar de cotilleos

pero también de sus deseos. Al tiempo que el olor a tierra mojada, se filtra por la casa.

-¡La fiesta, la teníamos que haber pospuesto! ¡Menuda tarde!

-¡Lo decidimos todas, yo no fui la única! Replico la anfitriona.

¿Acaso no tenías paraguas?

-Claro que lo tengo.

-Entonces no entiendo tus quejas, es cierto que son apenas las seis y es de noche, pero

no sopla el viento por lo que ninguna de nosotras ha sido capaz de empaparse.

-¡No es eso, Raquel! María es un tanto supersticiosa, le sienta mal que nuestra reunión

la hayamos celebrado el primer día 13 del año.

-Lo entiendo, lo que sucede es que tiene miedo.

-¿Yo no tengo miedo?

-¡Claro que no!

Las chicas esperaban poder ver algo en esa noche, conocida por rumores como la noche

de las brujas. Sin embargo, al estar todas juntas se divirtieron del todo e incluso un poco

más, por lo que el objetivo de quedarse en vela quedaba bastante alejado, cayendo una

tras otra en un profundo sueño.

Page 93: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

92

Sin embargo, María muy a su pesar se levanto en mitad de la noche. La muchacha

nunca había tenido suerte y para su desgracia el reloj de la salita daba las doce, la hora

de las brujas y su propia noche. No obstante tenía bastante sed, demasiada, por lo que

desafiando a su propio miedo irracional prosiguió hasta la cocina. A mitad de trayecto

se topo con una luz encendida. La de un dormitorio que utilizaban como sala de juegos.

Abrió con cuidado la puerta, no había nadie, extrañada, apago la luz y continuo su

trayecto, pues habría sido alguna despistada.

Una vez en la cocina bebió un poco del precioso líquido transparente y se dirigió a toda

prisa a la habitación donde dormían. Sin embargo, se topo con algo que no desearía,

donde las jóvenes descansaban había alguien más, parado de pie en una esquina. Hizo

que no lo veía. Los minutos pasaban, y ahí sin moverse aún permanecía. Viéndose

frente ante tal problema intento levantar a una de sus amigas.

-¡Aurora despierta!

-¿Qué sucede María?

-¡Allí, en la esquina, alguien nos observa! En voz baja a semejanza de un susurro.

-¿Qué dices?

La muchacha giro su cabeza hacia donde señalaba su compañera. Con miedo contemplo

al sujeto. María tenía razón. Ésta otra chica despertó a su otra amiga, para finalmente,

en poco rato, estar todas despiertas. Nadie se atrevía a entablar una charla con el

misterioso visitante, y mucho menos a salir de las cobijas.

Dada la estresante situación, y viendo que no quedaba otra solución. La supersticiosa

chica se levanto, y corriendo como una exhalación encendió la luz.

Para su sorpresa y el resto, únicamente era un perchero. Es más, fue el que utilizaron

para colgar sus ropas. El propio miedo les hizo olvidar tal objeto. Contemplando la

Page 94: Cuentos, Fábulas y otros Relatos.

93

escena, todas se pusieron a reír, pues la hora de las brujas es un mito, y en cuanto a su

noche una fábula.

Los objetos bajo la penumbra nos pueden parecer cosas que no son. Un lugar donde

nuestra imaginación nos puede jugar malas pasadas como a Raquel y sus amigas, entre

ellas, la valiente María.

Fin.