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“CURSO BÁSICO DE DINAMIZACIÓN JUVENIL” PROYECTO ESPABILÉ CURSO BÁSICO DE DINAMIZACIÓN JUVENIL Te damos la bienvenida al CURSO BÁSICO DE DINAMIZACIÓN JUVENIL. Esperamos que lo que aquí aprendas te pueda ser de utilidad para aprender a desarrollar, programar, diseñar y evaluar dinámicas grupales con grupos de jóvenes. ¡Mucha suerte! ¿QUIÉN PUEDE REALIZAR EL CURSO? Podrán realizar el Curso Básico de Dinamización Juvenil aquellas personas que cumplan con los requisitos que a continuación se señalan: - Haber participado en el anterior proyecto de acciones comarcales ESPABILAMOS O TENER VOLUNTAD DE ACUDIR A ALGUNA DE LAS DINAMIZACIONES PREVISTAS EN EL PROYECTO ACTUAL (PARTE PRÁCTICA). Tener más de 16 años - Nivel académico mínimo: Título de Educación Secundaria, Graduado Escolar ó estar inscrito/a en el Programa de Garantía Juvenil - Nivel profesional ó técnico: No son necesarios conocimientos técnicos específicos. OBJETIVO GENERAL DEL CURSO Capacitar a jóvenes para el desarrollo de las funciones de Dinamizador Juvenil en el marco del Proyecto ESPABILÉ proporcionándoles los conocimientos, herramientas, habilidades, actitudes y valores necesarios para el ejercicio de esta función. Aquellas personas que superen con éxito los contenidos del curso, contarán con certificado de aprovechamiento expedido por el Cabildo Insular de Tenerife. DURACIÓN DEL CURSO La duración total del curso de “Dinamizador Juvenil” es de 50 horas. Estas 50 horas se reparten en: - Parte teórica que ocupará un total de 35 horas - Parte práctica que ocupará un total de 15 horas.

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  • “CURSO BÁSICO DE DINAMIZACIÓN JUVENIL” PROYECTO ESPABILÉ

    CURSO BÁSICO DE DINAMIZACIÓN JUVENIL

    Te damos la bienvenida al CURSO BÁSICO DE DINAMIZACIÓN JUVENIL.

    Esperamos que lo que aquí aprendas te pueda ser de utilidad para aprender a

    desarrollar, programar, diseñar y evaluar dinámicas grupales con grupos de jóvenes.

    ¡Mucha suerte!

    ¿QUIÉN PUEDE REALIZAR EL CURSO? Podrán realizar el Curso Básico de

    Dinamización Juvenil aquellas personas que cumplan con los requisitos que a

    continuación se señalan:

    - Haber participado en el anterior proyecto de acciones comarcales ESPABILAMOS O TENER VOLUNTAD DE ACUDIR A ALGUNA DE LAS DINAMIZACIONES PREVISTAS EN EL PROYECTO ACTUAL (PARTE PRÁCTICA). Tener más de 16 años

    - Nivel académico mínimo: Título de Educación Secundaria, Graduado Escolar ó estar inscrito/a en el Programa de Garantía Juvenil

    - Nivel profesional ó técnico: No son necesarios conocimientos técnicos

    específicos.

    OBJETIVO GENERAL DEL CURSO

    Capacitar a jóvenes para el desarrollo de las funciones de Dinamizador Juvenil en el

    marco del Proyecto ESPABILÉ proporcionándoles los conocimientos, herramientas,

    habilidades, actitudes y valores necesarios para el ejercicio de esta función. Aquellas

    personas que superen con éxito los contenidos del curso, contarán con certificado de

    aprovechamiento expedido por el Cabildo Insular de Tenerife.

    DURACIÓN DEL CURSO

    La duración total del curso de “Dinamizador Juvenil” es de 50 horas. Estas 50 horas

    se reparten en:

    - Parte teórica que ocupará un total de 35 horas

    - Parte práctica que ocupará un total de 15 horas.

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    MODALIDAD DEL CURSO

    La totalidad del curso se impartirá de manera online y presencial facilitando a las

    personas participantes todo el material necesario para su desarrollo.

    CONTENIDOS DEL CURSO. PROGRAMA FORMATIVO

    Introducción y presentación al curso

    Reparto del material.

    Módulo 1: Área sociocultural. (5 horas)

    - La dinamización juvenil: concepto y objetivos de la dinamización juvenil

    - Ámbitos de la dinamización

    - El dinamizador juvenil: perfil y funciones.

    - Ámbitos de intervención del dinamizador/a

    Este módulo proporcionará los conceptos generales referentes a la animación, el ocio,

    la cultura y el tiempo libre necesarios para comenzar a determinar las bases de la

    figura del “Dinamizador Juvenil”. Además se determina en él, el perfil profesional y las

    funciones que deberá desempeñar el dinamizador, así como los ámbitos de actuación

    del mismo. Este primer bloque es de carácter eminentemente teórico aunque se

    utilizarán diferentes dinámicas grupales para el análisis y debate de la información.

    Documentación y seguimiento online. Cuestionario de evaluación sobre asimilación de

    contenidos.

    Módulo 2: Área psicopedagógica. (5 horas)

    - Características generales de los sujetos de la acción por grupo de edades.

    - Características psicoevolutivas de la infancia y la adolescencia.

    - Intervención con la adolescencia y la juventud.

    En este módulo se abordan las características generales de los destinatarios de

    nuestra acción por grupos de edades. Este módulo es necesario para poder conocer y

    diseñar actividades y/o acciones adecuadas para cada grupo. En él no sólo se

    impartirán conocimientos teóricos sino que se realizarán diferentes actividades

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    individuales y grupales de carácter práctico para comenzar a diseñar acciones para

    intervenir con los mismos.

    Módulo 3: Área de intervención. Técnicas y recursos para la dinamización (20

    horas)

    - “Nos conocemos”. Dinámicas de presentación y conocimiento grupal

    - “Nos comunicamos”. Dinámicas para la comunicación y la escucha

    - “Acercamos posiciones”. Dinámicas para la resolución de conflictos

    - “Decidimos”. Dinámicas y técnicas para la toma de decisiones

    - “Evaluamos”. Dinámicas y técnicas para la evaluación de procesos y actividades.

    Este módulo está compuesto por diferentes temas de carácter educativo que se

    trabajarán de forma teórico-práctica para dotar al alumnado de recursos y

    herramientas para la dinamización de acciones y actividades basadas en estos temas.

    Además, en este módulo se impartirán contenidos de primeros auxilios necesarios

    para prevenir, conocer y resolver situaciones de emergencia que posiblemente se

    encuentren en la práctica de las funciones como monitor.

    Módulo 4: Planificación y organización de la acción. (5 +15 horas de trabajo

    final)

    Elaboración de actividades juveniles: (FICHA DE ACTIVIDAD)

    - Objetivos.

    - Actividades (planificación y diseño, ejecución y evaluación)

    - Metodología

    - Recursos

    - Evaluación

    - Memoria

    A través de este módulo se pretende capacitar al alumnado para que realice de forma

    autónoma la elaboración de sus propias propuestas de dinamización. Se abordará de

    forma teórico- práctica para poder asimilar y comprender los conceptos y además

    ponerlos en práctica.

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    CRITERIOS GENERALES DE EVALUACIÓN

    Asistencia a las sesiones comarcales para la puesta en marcha de las dinámicas

    planteadas.-

    Para la obtención de la titulación será preciso superar el examen-cuestionario de, al

    menos, 3 de los 4 módulos de los que consta el curso (incluyendo el trabajo final).

    CONTENIDO DE LOS MÓDULOS FORMATIVOS. PARTE TEÓRICA (75 %)

    CRITERIOS EN EL MARCO DE CADA MÓDULO

    DENTRO DE CADA MÓDULO TENDREMOS EL 25% DE LA NOTA. TOTAL 4

    MÓDULOS

    1. Interés en los contenidos. Consultas y dudas al tutor del curso 20%

    2. Prueba objetiva 80% (Test de contenidos)

    TRABAJO FINAL (25 %)

    Consistente en el diseño y dinamización de actividades con grupos comarcales en el marco del propio proyecto y bajo la supervisión en todo momento del equipo de dinamización del Proyecto Espabilé. Los requisitos mínimos para definir y justificar la elección de esta dinámica será el siguiente:

    Justificación de la dinámica

    Objetivos

    Marco metodológico (Temporalización, Recursos humanos/materiales)

    Destinatarios

    Lugar de realización

    Evaluación

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    CURSO DE DINAMIZACIÓN

    JUVENIL Módulo I

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    MÓDULO 1. OCIO, ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL y DINAMIZACIÓN JUVENIL

    Este primer módulo está destinado a abordar contenidos sobre el ocio, el tiempo libre y la animación sociocultural prestando especial atención a los aspectos relacionados con la Juventud. Por otro lado, podremos conocer algunos conceptos básicos sobre estos campos de intervención que nos pueden ser de gran utilidad a la hora de desarrollar acciones con jóvenes.

    EL OCIO

    El ocio es una realidad que caracteriza a un gran número de sociedades como consecuencia de determinadas situaciones como la reducción de las horas que se dedican al trabajo, la mejora del poder adquisitivo o el aumento de la oferta cultural y lúdica. En la etapa juvenil, en la que las obligaciones en nuestro entorno se reducen a la escolarización obligatoria, universitaria y, en algunos casos, la incorporación al entorno laboral, el tiempo destinado al ocio ocupa una importante parcela de la vida cotidiana.

    Breve historia.

    Hoy en día, el Ocio es considerado como una experiencia humana que guarda una estrecha relación con la “calidad de vida”. Pero no siempre fue así:

    En todas las sociedades y civilizaciones aparece alguna referencia relativa al ocio.

    El concepto de ocio, trabajo y tiempo libre varía significativamente de una sociedad a otra.

    El ocio y el tiempo libre tienen su origen en la cultura griega donde ya se hablaba de estos conceptos ligados principalmente a las élites sociales.

    En la época romana se asociaba el ocio al tiempo en el que no se trabajaba por lo que se trataba de un tiempo que se podía dedicar a otras actividades. En esta época se establece por primera vez el ocio de masas con eventos multitudinarios donde tenían acceso personas de diferentes estratos sociales.

    En la edad media el ocio adquiere un carácter muy negativo quedando reservado a ciertas élites que renunciaban a toda actividad productiva para dedicarse a aquello que les motivaba.

    Es en la época de la revolución industrial cuando el concepto de ocio se recupera para una sociedad más amplia por las mejoras que suponen la industrialización de la actividad productiva, dejando más tiempo libre para otras actividades.

    En 1948 la Declaración de los Derechos Humanos de Naciones Unidas proclaman el derecho al Tiempo libre en su artículo 24.

    El ocio en la actualidad.

    Hoy en día, el Ocio es considerado como una experiencia humana que guarda una estrecha relación con la “calidad de vida”. Pero no siempre fue así:

    Hubo varias épocas en la historia en las cuales el ocio fue considerado como una actividad totalmente nociva e improductiva para la sociedad. Aún hoy en día siguen existiendo sociedades y personas que entienden el ocio como un elemento de gran negatividad que no beneficia en nada a los individuos que disfrutan de este derecho.

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    Sin embargo, en la actualidad el ocio es visto de manera mayoritaria como un espacio de la vida en el cual se obtienen un gran número de beneficios sociales y comunitarios. Por lo tanto, en nuestra cultura el ocio es visto en la actualidad como un derecho y una necesidad que contribuye a mejorar la vida social y cultural.

    LA ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL

    La Animación Sociocultural (ASC) puede considerarse como una disciplina muy amplia que pretende atender a un conjunto de inquietudes y necesidades en el ámbito social a través de la puesta en marcha de acciones con una gran variedad de formatos. En esta disciplina pueden incluirse iniciativas que enfatizan en la dimensión cultural, social, la participación, el asociacionismo, los aspectos personales y educativos y que son desarrolladas por personas, colectivos o instituciones.

    Los programas y actividades de ASC pueden desarrollarse en tres ámbitos educativos; Formal, No Formal e Informal. Muchas veces la disciplina se asocia con el ámbito No Formal pero se conocen muchas iniciativas que se desarrollan en los otros dos ámbitos. Por lo tanto, las actividades concretas que se promueven desde la ASC

    pueden ser estructuralmente no formales (por ejemplo un curso para el manejo de la economía doméstica o un curso básico de dinamización juvenil como el que estamos realizando) o pueden acoger su proyección educativa en un ámbito totalmente informal (la organización de una fiesta en el barrio o de una protesta popular ante una necesidad concreta). Pero también juega un papel fundamental en el ámbito formal (como puede ser la puesta en marcha de programas que motiven a jóvenes a titularse o a obtener competencias educativas específicas como los idiomas).

    Una de las funciones de la ASC es la que se corresponde con la dinamización de grupos. En esta disciplina se busca aportar herramientas que permitan trabajar de un modo ágil determinados contenidos relacionados con temáticas concretas. En el caso de la dinamización juvenil (temática principal tema de este curso) se trata de poder trabajar contenidos específicos de interés para las personas jóvenes a través de acciones específicas (dinámicas) que suelen contar con una “moraleja” final. Todas las dinámicas que se utilizan en un proceso de dinamización tienen una finalidad. En ningún caso se trata de jugar por jugar sino de trabajar contenidos a través de acciones (ya sean estas de carácter lúdico o se utilicen con otro fin).

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    LA DINAMIZACIÓN JUVENIL

    La figura de la dinamización nace de la necesidad de ofrecer herramientas útiles de actuación que permitan a un grupo de personas abordar una serie de contenidos que les permita mejorar sus capacidades. Normalmente, la dinamización se apoya en un conjunto de recursos (dinámicas) que facilitan trabajar ciertos contenidos de interés en el seno del grupo. La persona que se encarga de la dinamización debe disponer de un buen catálogo de dinámicas sabiendo elegir cuál de ellas es la más adecuada para cada situación. Es importante señalar que dinamizar no significa exclusivamente realizar actividades. En muchas ocasiones se asocia la labor dinamizadora con el entretenimiento generándose situaciones que poco tienen que ver con la finalidad y figura del dinamizador/a. Es importante considerar que la dinamización tiene también una función clara de reflexión, de escucha o de diálogo para llegar a acuerdos.

    En el caso de la dinamización dirigida al colectivo de jóvenes, el proceso tiene una serie de características específicas que conviene señalar.

    Normalmente asociamos a los jóvenes a modos de vida vertiginosos y con unos ritmos de actividad frenética. Un error frecuente de las personas que trabajan en dinamización juvenil es querer ofrecer acciones rápidas que no responden a necesidades reales sino a demandas puntuales (por ejemplo, todo aquello que tenga que ver con el ocio de consumo como los karting, parques acuáticos…). Muchas veces pensamos que si no damos a los grupos de jóvenes aquello que quieren, los perderemos para siempre.

    Otras veces queremos reproducir en los procesos de dinamización aquellas acciones que ya las personas jóvenes realizan por su cuenta y para lo cual no hace falta nuestra figura. Querer contentar a los/as jóvenes con videojuegos, deportes o actividades puntuales de entretenimiento no ofrece siempre el resultado deseado. Y sobre todo, nos exponemos al riesgo de que, cuando queramos trabajar un asunto algo más serio y comprometido, no tengan ningún interés en salir de su “burbuja de entretenimiento”.

    La dinamización juvenil requiere de grandes dosis de paciencia, optimismo y compromiso. Se trata de procesos lentos que se cocinan poco a poco por lo que no debemos desesperarnos ni perder la ilusión porque las cosas no van al ritmo que nos gustaría. Cuando queremos trabajar con grupos de jóvenes que están acostumbrados/as a que las cosas vengan hechas, no es fácil frenar ese ritmo y establecer trabajos que permitan reflexionar, tomar decisiones conjuntas…

    Dinamizar es ofrecer herramientas para la autonomía. El dinamizador acompaña al grupo en un inicio y, a medida que se va avanzando, cada vez juega un papel menos protagonista en el proceso. La figura ideal de dinamización es aquella que es capaz de generar grupos que funcionen por sí mismos sin que su presencia sea necesaria. Si conseguimos este resultado, el trabajo de dinamización habrá sido un éxito.

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    ÁMBITOS DE LA DINAMIZACIÓN

    Edades.- El trabajo de dinamización juvenil se lleva a cabo con personas con edades que mayoritariamente se comprenden entre los 14 y los 18 años. Si bien es cierto que pueden participar en este tipo de actividades personas mayores de esas edades (hasta los 30) y en algunos caso también personas de menos de 14 años, la edad más habitual de las personas que integran los grupos de trabajo con jóvenes suelen ser aquellas señaladas anteriormente. En ocasiones solemos encontrarnos con participantes entre 12 y 14 años que, si bien no se consideran jóvenes a efectos de políticas juveniles, es normal que frecuenten espacios como Casas de Juventud o institutos. También se dan casos de jóvenes mayores de edad que se suman a iniciativas y que tienen todo el derecho a integrarse en las mismas. Cada vez con mayor frecuencia se dan casos de actividades o programas donde conviven jóvenes mayores de edad con otros menores de edad. En estas ocasiones, es importante la figura del dinamizador para acordar normas de convivencia pensadas siempre para aquellas personas participantes que son menores de edad, debiendo adaptarnos a sus características y velando en todo momento por su seguridad y protección. Las personas mayores de edad que quieran formar parte de estas actividades o programas deberán asumir las condiciones que se establezcan renunciando a parte de los derechos que se obtienen con la mayoría de edad.

    Lugares.- La dinamización juvenil tiene dos escenarios fundamentales para llevarse a cabo. Uno son los espacios juveniles (institucionalizados o no) como las Casas de Juventud, puntos juveniles, locales de asociaciones, centros educativos… donde se dan citas grupos de jóvenes que pueden tener interés en sumarse al proceso de dinamización que estemos proponiendo. El otro escenario son todas aquellas actividades destinadas a jóvenes que incluyan trabajos específicos con el grupo

    para generar conocimiento entre las personas que lo integren, trabajo de valores, toma de decisiones, puesta en común de ideas… Estas actividades pueden estar asociadas al trabajo que hagamos en el primero de los escenarios que hemos nombrado pero no necesariamente tiene que ser así. Se puede hacer un trabajo de dinamización juvenil en un encuentro promovido desde una institución, en un grupo de jóvenes que no se conoce o en un equipo de baloncesto que plantea hacer una actividad de convivencia. En todos esos casos (y en muchos más), la figura del dinamizador/a juvenil puede jugar un importante papel.

    Actividades que puede realizar un/a dinamizador/a.- La dinamización juvenil, tal y como se ha dicho anteriormente, pretende ofrecer una serie de herramientas útiles que permita a jóvenes mejorar sus habilidades para la vida cotidiana. A través de acciones puntuales o del desarrollo de programas duraderos, el dinamizador/a ofrece la oportunidad de que aquellas personas que participen en esa actividad o programa sea cada vez más autónoma y mejore sus habilidades sociales. Por lo tanto, las actividades que pueden realizarse en un proceso de dinamización juvenil son muy variadas y serán trabajadas específicamente en el módulo correspondiente. Como resumen de esas actividades pueden señalarse: dinámicas para el conocimiento grupal, mejora de la comunicación, la confianza, la escucha, la resolución de conflictos, la autoestima, la toma de decisiones, la evaluación de un trabajo o un proceso, el acompañamiento o asesoramiento, la empatía… Para cada uno de estos temas (y para muchos otros) existen dinámicas que nos ayudan a entender de un modo más directo y sencillo los contenidos que se quieran trabajar. Asimismo, la persona que se encarga de la dinamización puede

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    diseñar sus propias herramientas que le permitan atender a unas necesidades específicas.

    LA FIGURA DEL DINAMIZADOR/A JUVENIL: PERFIL Y FUNCIONES

    Las personas encargadas de trabajar en el ámbito de la dinamización juvenil tienen perfiles muy variados. No existe una receta específica para “fabricar” dinamizadores/as juveniles que cumplan a la perfección con sus funciones. En este ámbito trabajan personas jóvenes y adultas, serias y divertidas, reflexivas o impulsivas, teóricas y prácticas, altas y bajas… Por lo tanto, para ser dinamizador/a juvenil no existe un perfil concreto en las cuestiones relacionadas con la personalidad aunque sí una serie de consideraciones a la hora de ejercer las funciones profesionales. Te señalamos algunas:

    Motivación.- Para trabajar en dinamización juvenil es importante que nos guste lo que estamos haciendo. Generalmente, si sentimos incomodidad mientras estamos realizando nuestro trabajo, los resultados que vamos a obtener van a ser negativos. Para generar motivación en los grupos, tenemos que contar con motivación nosotros/as.

    Una distancia adecuada.- Dinamizar a un grupo de jóvenes no significa generar lazos de amistad con las personas que los integran. Este error es bastante frecuente ya que muchas veces pensamos que si caemos bien a la gente del grupo, nuestro éxito está garantizado. Nuestro trabajo consiste en generar interés no hacia nuestra figura sino hacia el proceso que se está realizando. Por este motivo es importante que podamos llevarnos bien con las personas con las que trabajamos pero no es preciso entablar relaciones profundas.

    Capacidad de adaptación.- Al igual que no existen dos dinamizadores/as exactamente iguales, no existen grupos de jóvenes iguales entre sí. Por este motivo, a pesar de que nuestras dinámicas hayan sido diseñadas y planteadas para un fin específico, tenemos que tener la capacidad para adaptarnos a las necesidades puntuales y

    saber realizar cambios cuando la situación lo requiera. Una virtud esencial de la dinamización es su flexibilidad, no para contentar al grupo, sino para conseguir los fines que nos hemos establecido.

    Innovación.- Una de los principales elementos que caracterizan a los/as profesionales de la dinamización es su capacidad para renovar sus técnicas y recursos constantemente. Debemos de ser capaces de sorprender a las personas que participan en nuestros programas planteando nuevas dinámicas que les motiven a continuar. Si ofrecemos “más de lo mismo” es muy probable que nuestro éxito cada vez sea menor. Por eso es importante formarnos, apostar por la creatividad y estar implicados/as en el trabajo que estemos realizando.

    Conocimientos.- Cuando trabajamos con jóvenes tenemos que estar familiarizados con los recursos, herramientas y gustos generales que utiliza este colectivo. Esto no quiere decir ni que tengamos que comportarnos como adolescentes ni que tengamos que entender a la perfección todo aquello relacionado con el mundo juvenil. Pero sí que tenemos que ser capaces de responder a sus preguntas y ser capaces de captar sus necesidades e inquietudes. La figura de dinamizador/a tiene que ser capaz de hacer un diagnóstico de los grupos con los que trabaja y ofrecer herramientas que les ayuden a avanzar. Si no tenemos una respuesta, lo mejor es decirlo abiertamente y buscarla con calma.

    Capacidad de evaluación.- En todo proceso de trabajo en el ámbito social, la evaluación juega un papel fundamental para mejorar el trabajo que realizamos. Por lo tanto, los/as dinamizadores/as juveniles tienen que tener la capacidad de evaluar su trabajo y los avances del grupo para poder avanzar y ofrecer un servicio profesional que mejore lentamente.

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    En cuanto a las funciones de un/a dinamizador/a juvenil, estas son variadas:

    Diseño de actividades y dinámicas.- que se adapten a las necesidades de cada momento, seleccionando aquellas que mejor se adapten al grupo y a los objetivos que se quieran alcanzar. Entre estas funciones se encuentran la de planificar la intervención en base a las finalidades y características del grupo y proponer el conjunto de dinámicas y actividades que mejor contribuyan a estos fines.

    Animador/a.- La capacidad de generar motivación e interés por el proceso que se esté dinamizando es fundamental en la figura del dinamizador/a juvenil. Por lo tanto, su función como animador/a determinará que el grupo se implique en mayor medida y avance hacia su autonomía.

    Diagnóstico.- en el proceso de dinamización se obtiene un conjunto de información que es de gran importancia para poder diseñar acciones en un futuro. Saber identificar las demandas, inquietudes e intereses de los grupos con los que trabajamos será fundamental para plantear acciones efectivas para el futuro. Por lo tanto, e/la dinamizador/a deberá saber interpretar aquello que el grupo le transmite para adaptar su proceso y sus

    propuestas a los planteamientos del conjunto de personas con el que estamos trabajando.

    Facilitar.- Un/a dinamizador/a no debe comportarse como una persona a merced de las necesidades del grupo. Es importante saber que nuestra función no es la de resolver los problemas de las personas ni del grupo sino la de facilitar herramientas que les ayuden a resolver esos problemas por sí mismos/as. Por ese motivo, nuestra función no es otra que la de acompañar a un grupo facilitándole las herramientas que le permitan avanzar adquiriendo las habilidades necesarias.

    Evaluar.- Como se ha mencionado anteriormente, la evaluación es una fase fundamental en cualquier proceso de dinamización. Se puede evaluar de muchas maneras diferentes (a través de un cuestionario, de preguntas informales, del éxito objetivo de una determinada actividad…). Independientemente del método que se utilice para evaluar, las personas encargadas de la dinamización tienen que conocer qué ha funcionado de la intervención realizada, qué no ha funcionado y qué se puede realizar para avanzar en la dirección deseada. Si hacemos algo mal y no somos capaces de corregirlo, el resultado final será desastroso. Para evitar esto, tenemos que evaluar de una manera directa, sencilla y honesta.

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    ARTÍCULO 1. ¿Qué significa dinamizar a los jóvenes? Juan F. Berenguer. (PUBLICADO EN SU BLOG www.trabajarconjovenes.com)

    No estoy seguro de saber qué significa eso de dinamizar la vida juvenil de una ciudad, barrio o pueblo. Vengo oyéndolo desde hace la tira de años pero al ver los contenidos y metodologías que contienen esos programas en la práctica, no salgo de la duda.

    Dinamizar a la población jóvenes no es organizar semanas jóvenes, talleres varios o hacer una completa programación de actividades y excursiones. Creo, quiero creer, que la dinamización juvenil es otra cosa y en las siguientes líneas voy a tratar de explicar, sin terminología académica, lo que para mí significa.

    Dinamizar no significa entretener. Ya se entretienen ellos solos, bien con las nuevas tecnologías o en un parque hablando de cosas que a ellos les interesan y a nosotros no. Parece que quisiéramos que les movieran aquellas cuestiones que nosotros queremos que les motiven pero eso es ir contra corriente y da lugar a que nos equivoquemos constantemente. También, y esto es lo peor, de eximirnos de culpas porque creemos que no hay nada que hacer con esta juventud. Y así, pensaremos como nuestros abuelos no como unos profesionales del tema.

    Me he puesta a buscar una definición de dinamización juvenil para ponerla aquí y así partir de algo teórico. Al final he desistido tras investigar las diez primeras páginas de google. Vaya rollo.

    De todo ese conglomerado que no hay por donde meterle mano, me he quedado con n esta que no es una definición sino una entradilla para anunciar un Curso de Dinamización Juvenil en la web del inefable INJUVE para que os hagáis una idea de cómo está el tema.

    “La dinamización juvenil tiene una fundamentación científica y una tecnología propia que la hacen especialmente adecuada para lograr potenciar una juventud en la sociedad más participativa y comprometida

    con la mejora personal como base de la mejora social. Ofrecemos este título propio como vía importante para profundizar en los conocimientos teóricos y prácticos que posibiliten la mejora del desempeño profesional en los variados campos de la animación sociocultural, la educación social y el trabajo social.”

    Muy bien, pero ¿qué es dinamizar, para qué y cómo se hace?

    Cansado del engolamiento de algunas definiciones voy a pasar de todas y me voy a ir al sentido común: el diccionario de la RAE, que define dinamizar simplemente con “imprimir rapidez e intensidad a un proceso”. Y con esta definición me voy a quedar.

    Dinamizar en la época de internet no es lo mismo que la dinamización en los 80, 90. No tiene nada que ver. La rapidez de los procesos nos hace que tengamos que utilizar una dinamización casi instantánea. La población joven está ahora acostumbrada a tener lo que quieren a la velocidad de un clic y no vas a ir tú con el programa hecho hace 30 años.

    Nada tiene que ver lo que estamos hablando con la necesaria estabilidad que se necesita en cualquier proceso de trabajo con jóvenes. Lo que tiene que ser rápido son los resultados en ellos mismos, que vean que avanzar en algo que están haciendo nuevo. Si al tiempo de empezar se ven continuamente como al principio te abandonarán y además, con razón.

    Me gusta mucho la palabra intensidad mezclada con los procesos de animación sociocultural. Sin intensidad, sin emoción no tenemos nada. La intensidad hay que transmitirla y por tanto tendrás que creer en lo que están haciendo. Si un grupo de adolescentes te ve como a un mero transmisor de contenidos no tardará en huir de ti. De eso ya tienen todos bastantes raciones.

    http://www.trabajarconjovenes.com/

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    El trabajo es complicado pero seguro que todos tenéis en mente experiencias de auténtica dinamización en las que la intensidad, el entusiasmo ha sido vital para que la acción sea un éxito.

    Nosotros, como dinamizadores de jóvenes, lo que fundamentalmente queremos con este tipo de intervenciones es que sean cada vez más protagonistas de su propia vida, que sepan como informarse, que den rienda suelta a sus opiniones e ideas, que sean autónomos, con capacidad de organizarse y trabajar en equipo, que desarrollen su pensamiento crítico y que llegue un momento en que quieran, puedan y sepan participar. Que todo implique que van adquiriendo habilidades de vida. Si intentamos conseguirlo no sólo estaremos dinamizando la vida de población joven sino de toda la comunidad. Esa es nuestra fuerza y todavía no lo hemos entendido del todo, abrumados por el desánimo.

    Para todo esto necesitamos una metodología y no es otra que la participación. No hace falta hacer talleres sobre el tema sino aplicar procesos participativos a todo lo que hagamos. No hablemos de participación, hagámosla. Aprender haciendo.

    El hábito cuesta, tanto a los grupos como a las personas, pero la insistencia es la clave. Si habitúas a esa población joven a saber que lo que se haga va a ser lo que ellos propongan y que tienen la posibilidad que sean ellos mismos quienes lo organicen, la situación poco a poco cambiará. Lo he comprobado y me he hartado de oír a técnicos de juventud de municipios decir “eso con los jóvenes de mi pueblo no va a funcionar”, para que un tiempo después ellos mismos aplicaran la metodología de ese programa a todos los contenidos de la Concejalía.

    Y has de comprender que todo forma parte de un proceso que tiene un fin y por tanto hay que organizarlo y planificarlo, definir con flexibilidad porque como he dicho en alguna otra ocasión, los programas y evaluaciones están al servicio de las personas y no al contrario, pero sabiendo siembre dónde vamos y a qué velocidad.

    Las redes sociales son unas aliadas pero también debemos saber para qué. Tener un perfil en las redes está bien, publicar las actividades que convocáis está bien, pero eso lo hacen cien mil. Innova, investiga, copia, mezcla y adáptalo a tu realidad.

    Que no vayan a tu servicio a visitarte y a preguntarte por una beca. Lleva tu imagen al instituto, programa videoconferencias para que te pregunten en grupo lo que les salga de las narices y cuando lo sepas les contestas y

    cuando no, pues te quedas con sus datos y le mandas la información después. Te aseguro que si te ven de vez en cuando en una pantalla, su opinión sobre ti cambiará de la noche a la mañana.

    Motívalos, provócales, dales caña, pero sabiendo que no eres su colega. Eres un profesional que trabaja la dinamización con intensidad.

    Y el proceso puede tener ritmos muy diversos en cada lugar e incluso en cada grupo de una misma zona. No pasa nada.

    Dinamizar una comunidad o un pueblo que puede ser, sin duda, una de las tareas más satisfactorias del mundo de la acción social. Aún con la escasa voluntad política con la que contamos, para algunas cosas no hace falta dinero a manos llenas. Hace falta vocación y contar con todo el mundo, abrir las ventanas y que corra el aire.

    Lo que yo querría es que gracias a los procesos de dinamización creados y basados en la participación y la comunicación, los artistas jóvenes que haya en el pueblo salieran de su cuarto y expusieran y comunicaran a otros lo que hacen, que adquieran habilidades con la práctica, que grupos diversos de jóvenes estuvieran preocupados por la realidad de su pueblo o barrio, que aquellos que les gustara el teatro puedan representar una obra, que aquellos que quieren tocar en una banda lo hagan, no para ser los Rolling Stones, sino para divertirse un rato y compartir música con otros. Y querría que los jóvenes de mi pueblo contactaran con otros jóvenes de fuera para compartir aficiones e intereses y que ellos mismos idearan, planificaran, ejecutaran y evaluaran las actividades que les interesan.

    Y todo desde su punto de vista, tú estás para conseguir que sea posible creando los espacios y ambientes adecuados para que se produzca el hecho de la participación.

    Tu estrategia; decir siempre la verdad y propiciar el conocimiento.

    Lo primero que tendremos que comprender es que nosotros no podemos estar en todos sus procesos. Con 15, 16 o 17 años la principal razón de su existencia es pasarlo bien y descubrir por sí mismos. A ti, para eso, no te necesitan. Tu trabajo es otro. Piensa que ellos no tienen ningún problema por tener 15 años, el problema lo tienes tú que no sabes qué hacer con ellos.

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    De lo que tú o el equipo sea capaz de transmitir y lograr que esa transmisión siga su camino entre iguales dependerá todo el éxito de la dinamización juvenil.

    Si no tenemos fuerzas, ganas o apoyo político para hacer esto siempre podemos volver a hacer programas de dinamización juvenil con viajes a Port Aventura y a

    escuchar el musical de Mecano. Pero tú sabes que eso no es dinamizar, se llama entretener.

    Al final, el éxito está en ver, tras un tiempo de contacto y colaboración con jóvenes, que ya no te necesitan. Será un trabajo bien hecho, poco recompensado económicamente, sí, pero reconfortante. Cuando seas algo mayor y los veas pararte por la calle con un gesto de agradecimiento, lo sabrás.

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    ARTÍCULO 2. 3 TAREAS PARA LA DINAMIZACIÓN JUVENIL por Juan Manuel Sánchez

    Entre los objetivos principales del Personal Técnico de Juventud (PTJ) figuran los de conocer a nuestra gente joven, saber sus necesidades, intereses, motivaciones y realizar proyectos contando con su implicación. Vamos a verlo más detallado estructurándolo en 3 tareas:

    1º Debemos obtener información de las necesidades reales de la población joven con la que trabajamos.

    Para este paso es recomendable elaborar un autodiagnóstico o estudio de la realidad juvenil de nuestro territorio. Nos serán de gran ayuda instrumentos como encuestas (por ejemplo al alumnado de Secundaria, Bachillerato, participantes en Escuelas Deportivas Municipales, Talleres Culturales…); entrevistas (fundamentalmente a miembros de asociaciones juveniles o asociaciones con una gran presencia de jóvenes, y también a agentes sociales claves que trabajen en el territorio); o convocatorias abiertas de participación como las Asambleas Locales de Jóvenes.

    2º Con toda la información recogida nuestro siguiente paso será conseguir que nuestra gente joven participe en aprendizajes y acciones de desarrollo colectivo.

    ¿Y cómo? Mediante la creación de foros de participación (debates, las ya comentadas asambleas de jóvenes, encuentros…). Nuestro objetivo en esta fase será que nuestra juventud defina sus propios objetivos teniendo en cuenta las características del territorio (posibilidades, recursos…).

    3º Ya tenemos gran parte del trabajo realizado. Ahora se trata de ser capaces de conseguir implicar a la gente joven en el diseño, implementación y evaluación de actividades. Para ello, el PTJ tendremos que estar capacitados para ofrecer un servicio de información, asesoramiento y búsqueda de recursos. De esta manera se les facilita las herramientas y los medios para la autogestión de sus propios programas.

    Por último, la experiencia nos enseña que será necesario tener persistencia, empatía y coraje. Una gran satisfacción nos espera: saber que estamos contribuyendo decisivamente a Fomentar la Participación Social y Política.

    Espero que esta reflexión te haya sido de utilidad. No olvides dejar tus comentarios. Y si te ha gustado compártelo con las personas que te siguen y confían en la información que publicas en las redes sociales.

    http://apuntateuna.es/author/adminjuanma/

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    ARTÍCULO 3. Animación Sociocultural para no iniciados por Juan F. Berenguer. (PUBLICADO EN SU BLOG www.trabajarconjovenes.com)

    Nos quejamos amargamente, los que nos dedicamos a la Animación Sociocultural, de la falta de conocimiento de nuestros propios amigos y familiares sobre lo que hacemos:"- ¿A qué se dedica tu hijo? - Hace cosas para los jóvenes y eso". Hemos caído en la trampa de seguir el juego y no dar muchas explicaciones: “para qué si no lo van a entender”. Al final, esto es como los mítines de las fuerzas políticas que sólo van los ya convencidos y consiguen una endogamia que lo flipas.

    Voy a tratar de explicar a los no iniciados qué es eso de la ASC sin nombrar ninguna definición académica (las hay a manos llenas y hasta hartarse) ni ninguna referencia que para nosotros son casi sagradas pero para otros son lo mismo que para mí saber qué es una tronista en Hombres, Mujeres y Viceversa.

    A veces habrás oído hablar de ella con términos horribles como educación no reglada o educación no formal, como si los que la hiciéramos fuésemos unos hippies de buen rollo que hacemos cosas para entretener a los niños y la formalidad esté alejada de lo que hacemos. No te equivoques, seguro que en tu profesión también tenéis la manía de ponerle nombre a las cosas cada dos por tres y como está de moda repites los términos innovadores porque parece que sabes más. Esto es común a todas las profesiones.

    Pero dejándonos lo superfluo para conversaciones vacías os voy a intentar hacer llegar lo que significa, al menos, para mí.

    - Cuando tu hijo adolescente acude a una actividad de una asociación o Ayuntamiento durante varias tardes para organizar las fiestas

    del pueblo o para tratar un tema de interés antes de organizar una actividad para otros jóvenes de la localidad (a lo que tú dirías: no sé lo que hace pero mientras está ahí no se está drogando ni tirándole piedras a los gatos). Lo que tu hijo hace es socializarse y comprometerse con otros de sus iguales en una tarea común y no paran de descubrir cosas que tú no le puedes enseñar. Eso es Animación Sociocultural.

    - Cuando tú, madre con los hijos criados, tienes la posibilidad en tu barrio o pueblo de apuntarte a un taller de teatro con otras mujeres y vas notando que cada vez tienes más autoestima que te expresas con más soltura y que has sido capaz de representar una pequeña obra ante doscientas personas. Eso es Animación Sociocultural.

    - Cuando un grupo de personas en un barrio se reúnen para tratar que el entorno sea más habitable para todos (también para ti que pasas olímpicamente de esas reuniones) y que los niños y jóvenes puedan hacer actividades sin tener que alejarse a la otra punta de la ciudad, eso es Animación Sociocultural.

    - Si has pertenecido alguna vez a algún colectivo de gente que se reunía una vez a la semana o cuando pudiera, para dar guitarrazos, bailar la jota, organizar un campeonato de petanca o tocar en la banda de cornetas y tambores, eso es Animación Sociocultural.

    - Cuando un grupo de jóvenes, con la ayuda de técnicos municipales, organiza un concierto con bandas de estilos que a ti no te gustan pero que a ellos les encantan y son capaces de aportar dinero de su bolsillo y ocupar el tiempo que haga falta para que todo salga bien. Su

    http://www.trabajarconjovenes.com/

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    satisfacción al terminar será infinita y nada habrá más grande que lo hecho entre un grupo de chavales ilusionados. Eso es Animación Sociocultural.

    - Si mandas a tu hijo al campamento de verano sin más pretensión que lo entretengan, no sabrás apreciar que después de una semana come sus cinco veces diarias, variada y con eso que no sueles darle porque dice que no le gusta: legumbres, verduras y frutas. Que ha tenido que trabajar en equipo, que ha sido ayudado o ha auxiliado a un compañero que no podía subir una cuesta, que ha expresado su opinión sobre las cosas que sucedían y ha participado en la toma de decisiones. Aunque tú no te enteres, eso es Animación Sociocultural (a veces me pregunto si no sería bueno que la educación reglada fuera una continuación de lo que se aprende en un campamento y no al contrario).

    - Si tu trabajo termina cuando acabas tu jornada laboral, probablemente no seas Animador Sociocultural.

    - Si está continuamente de cursos, acampadas, jornadas, reuniones, actividades de fin de semana, talleres o de madrugada terminando el dichoso programa, lo más seguro es que tu amigo sea Animador Sociocultural y eso implica que está más formado sobre más disciplinas diferentes que cualquier otro trabajador.

    - Si piensas que cómo es posible que estés cansado de un trabajo en que has estado dinamizando toda la tarde a adolescentes en un parque público haciendo juegos y riéndote, debes de saber que no es casualidad lo que están haciendo. Se hace por un motivo y corresponde a un proceso planificado en el tiempo y que ha costado más de una reunión interminable. Tienes un objetivo que cumplir y esas risas y esos jueguecitos lo que hacen es abrir esa cosa tan difícil de ver que es la comunicación y que se expresen libremente sobre sus sentimientos y experiencias sin sentirse juzgados. Eso es Animación sociocultural.

    - Cuando veas a un grupo de personas adultas que no han tenido demasiadas oportunidades en su vida y que quieren aprender, conocer y ser capaces de descubrir vocaciones frustradas o capacidades que siempre han tenido y que hasta ahora no sabían, eso es Animación Sociocultural.

    - Si oyes mucho de sus labios las palabras planificación y evaluación es porque son dos herramientas fundamentales para ellos. Para que salga bien todo esto es imprescindible pensar mucho antes sobre lo que quieres hacer y también después sobre lo que ha sucedido para que los errores nos sirvan de aprendizaje. Eso es Animación Sociocultural.

    - Si trabaja en un barrio con problemas de marginación social (eso que tú llamas trabajar para los pobres) lo que está intentando es que aquellos que lo deseen puedan tener más oportunidades en la vida. Eso es Animación Sociocultural.

    - Si habla mucho de lo comunitario no le reprendas por pensar más en los demás que en lo particular. Si no hubiera gente así, todos iríamos a lo nuestro y nadie se preocuparía por nadie. Sin Animación Sociocultural esto sería la jungla.

    - Si crees que su trabajo con jóvenes es un entretenimiento, piensa que en la escuela y, en general, en la familia nadie se preocupa tanto por el desarrollo de la capacidad crítica y la autonomía personal del grupo de jóvenes que tiene a su cargo como un Animador Sociocultural.

    - Si ves que está exultante porque un joven con el que trabaja y con todo en contra ha salido hacia adelante o si observas su tristeza por lo contrario, eso es Animación Sociocultural.

    Y en todo esto y muchas cosas más es posible que trabaje tu familiar, amigo/a o novio/a. Como comprenderás este tinglado no sale solo, es

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    necesario que haya gente especialista en esta materia, muy leída y muy currada, que planifique estas acciones y acompañe a las personas en su propio desarrollo. Para finalizar, te diré que esa palabra que está ahora tan de moda, empoderamiento, es lo que venimos haciendo los Animadores Socioculturales desde hace un siglo. Y tú, sin saberlo. Sólo hacen

    falta dos cosas: la primera, que nos expliquemos sin miedo a que no nos comprendan y la segunda, que tú, madre, padre, amigo/a o pareja, escuches e intentes comprender, igual que yo te escucho sobre lo que tú haces. Es lo justo.

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    CURSO DE DINAMIZACIÓN

    JUVENIL Módulo II

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    MÓDULO 2. ÁREA PSICOPEDAGÓGICA. CARACTERÍSTICAS Y EVOLUCIÓN DE LA ADOLESCENCIA Y LA JUVENTUD

    Este módulo está destinado a dar a conocer algunas características generales de las personas a las que va destinada la labor de dinamización que nos hemos propuesto. En este caso, las principales destinatarias de nuestro trabajo son las personas jóvenes por lo que conviene conocer algunas de sus características sociológicas generales. De entrada, es fundamental decir que no existe una personalidad propia de esta etapa de la vida. Podría decirse que hay tantas maneras de comportarse como jóvenes no existiendo dos personas exactamente iguales. Pero sin embargo, es interesante conocer algunas características que podríamos entender como “generales” en cuanto a las personas jóvenes en nuestra sociedad.

    LA JUVENTUD

    La juventud es una etapa de la vida que transcurre entre la infancia y la edad adulta y que en muchas ocasiones varía según la situación social, histórica o la cultura en la que se ha nacido. Se caracteriza inicialmente por ser una fase de la vida en la que se dispone de la edad suficiente para la autonomía vital aunque no siempre se vincula ese término con las obligaciones vitales. Para algunas personas se es joven mientras se vive en casa de los padres y existe un vínculo de dependencia con respecto a estos, para otras personas es la edad que va entre la infancia y la incorporación al mercado laboral. Para otras se trata de una edad legal (de los 14 a los 30/35 años según autores). Para las personas más soñadoras, la juventud no tiene edad. En cualquier caso, nuestra intervención como personas dinamizadoras en el ámbito juvenil se centrará en aspectos relacionados con la edad (14-30 años) independientemente de que sean personas que trabajen, estudien, vivan con sus padres, o tengan una procedencia u otra.

    Breve historia contemporánea del comportamiento juvenil.

    Es importante reconocer que la manera de comportarse del colectivo juvenil ha ido variando significativamente en las últimas décadas. Sería ingenuo pensar que las personas jóvenes de nuestra sociedad de hoy en día se comportan igual y tienen los mismos gustos que las personas jóvenes de hace 40 años. Siguiendo el análisis de José Antonio Marina (2014) en “El talento de los adolescentes”, veamos algunas de esas etapas recientes y sus características:

    En los años 40-50 del siglo XX y tras la guerra civil española, los jóvenes comienzan a formarse en mayor medida y por primera vez disponen de más tiempo libre. El tiempo que pasan con adultos se reduce y se convierten en un grupo social aislado.

    Entre 1960-1990 los jóvenes empiezan a distanciarse de las personas adultas reclamando más autonomía y comenzando a rebelarse contra un sistema que no les gusta. Comienza a cobrar importancia la calle, las tribus, el bar… No es fácil trabajar y existe una sensación general de que no hay futuro. El ocio ocupa un lugar prioritario en sus vidas.

    1990-2000. La familia y la sociedad se vuelven mucho más tolerantes con el modo de vida juvenil y hay una convivencia con el sistema. Los espacios de ocio se trasladan a casa y a las zonas comerciales convirtiéndose en un colectivo clave en las pautas de consumo. Comienza el uso masivo de tecnología en la vida cotidiana. El tiempo que se pasa en compañía de adultos es escaso.

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    2000-2010. La familia es empática con el comportamiento de los/as jóvenes que a su vez entienden la importancia de una buena formación de cara al futuro. El consumo de ocio aumenta de una forma muy importante. La tecnología cobra cada vez mayor importancia y cada vez pasan más tiempo en solitario con “maquinitas” de diferente uso dejando cada vez más de lado a la familia y amigos/as.

    Previsión 2010-2020. Pasarán más tiempo en casa porque no necesitan salir para relacionarse. Internet ofrece espacios, centros comerciales virtuales y redes

    sociales a las que pertenecer. La dependencia con respecto a la familia es muy alta por las escasas posibilidades laborales. La dependencia tecnológica cada vez es mayor. El consumo de ocio disminuye.

    Características sociológicas de la juventud

    El colectivo de adolescentes y jóvenes tienen una serie de características que condicionan de una manera importante el estilo de las actividades que vamos a llevar a cabo con este grupo de edad. Entre estas características destacamos algunas como:

    Una gran velocidad de transformación y una capacidad de adaptación a los cambios sociales y culturales que hacen que las políticas juveniles envejezcan con una gran rapidez. Lo que hoy está de moda, mañana es antiguo.

    Una gran diversidad de grupos, tribus, gustos… muy diferentes entre ellos. La diversidad cobra cada vez una mayor importancia

    Una visión de los problemas propia que no tienen porqué identificarse con el análisis adulto. Para lo que un joven puede ser un problema de vital importancia para un adulto puede tratarse de una tontería. Es importante conocer cómo les afectan estos problemas y qué importancia tienen.

    Al igual que los adultos, requieren reconocimiento y apoyo para aquello que

    hacen bien y que no les demos la charla con aquello que no han sabido hacer.

    La dinamización para los/as jóvenes actuales

    Considerando las características que hemos nombrado anteriormente, la figura del dinamizador/a juvenil tiene que tener cada vez más herramientas que le permitan motivar la participación juvenil en los proyectos propuestos de un modo activo. Para ello, se deben procurar una serie de factores que son de vital importancia y que toda persona que se dedica a la dinamización debe tener presente en todo momento.

    Debemos conocer las tendencias, los gustos y la manera de relacionarse de los/as jóvenes para poder ofrecerles propuestas que llamen su atención.

    Debemos considerar en todo momento sus opiniones y sugerencias. Si no somos capaces de adaptarnos a este factor, y teniendo en cuenta las múltiples alternativas de las que disponen, nos abandonarán.

    Las propuestas que se lleven a cabo deberán nacer de ellos/as y no de nosotros/as. Su opinión durante todo el

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    proceso será de vital importancia para poner en marcha cualquier iniciativa. La participación es el ingrediente principal en las acciones juveniles.

    Algunos consejos para trabajar con jóvenes

    A pesar de la individualidad que caracteriza en muchas ocasiones al colectivo juvenil, sigue siendo importante el espacio colectivo que permita la socialización, la grupalidad y la implicación en proyectos comunes. La motivación y la respuesta a sus preguntas será el elemento clave para una intervención con jóvenes tenga éxito. Por tal motivo, una de las principales características de un/a dinamizador/a juvenil será la de saber escuchar al grupo de jóvenes con el que está trabajando debiendo entender sus problemas y preocupaciones, sus demandas y gustos, sus tendencias y sus necesidades. De este modo, podremos trabajar conjuntamente ganándonos su confianza y su respeto.

    Aprovechando algunos consejos que da Robert Epstein (autor del libro Teen 2.0) a la hora de dinamizar con jóvenes, haremos un análisis de diferentes factores a considerar:

    1) Empodera a los/as jóvenes. Recuerda que son únicos, competentes, creativos… las capacidades de las personas jóvenes que se suman a iniciativas sociales suelen ser magníficas y suelen mostrar una motivación que nada tiene que ver con otros ámbitos de su vida. Todos/as conocemos casos de jóvenes que no eran buenos estudiantes pero que tenían un liderazgo y un compromiso únicos.

    2) Evita etiquetarlos. Y como se comentaba al inicio del módulo, recuerda que no existen dos personas jóvenes iguales

    3) No lo infantilices. No estamos trabajando con niños/as. Sus

    opiniones son totalmente válidas, la gran mayoría de sus críticas tienen razón. Les gusta sentirse útiles y parte del proceso. No quieren ser meros espectadores/as de lo que ocurre

    4) Aumenta su contacto con adultos responsables. Es fundamental que observen referencias y ejemplos positivos a seguir. Que entiendan que aquellas personas que pueden llegar a respetar o a admirar fueron jóvenes como ellos/as.

    5) Ayúdale a asumir responsabilidades reales. Si trabajamos con jóvenes en la dinamización de acciones juveniles es fundamental que asuman responsabilidades en las diferentes fases del trabajo (preferiblemente en todas las fases). De ese modo se sentirán parte de la iniciativa involucrándose de un modo más activo en el desarrollo de la propia actividad.

    6) Escúchale y dale apoyo. Las personas jóvenes quieren ser escuchadas. Muchas veces no encuentran a nadie que escuche sus preocupaciones. Por lo tanto, una de las funciones principales del dinamizador/a juvenil será la de prestar una escucha activa que nos permita conocer mejor y entender a las personas con las que estamos trabajando. Eso nos ayudará a crear un vínculo de confianza y a poder plantear alternativas válidas.

    7) Conoce sus competencias. Todas las personas tenemos capacidades extraordinarias para determinadas tareas o funciones. Es importante conocer y potenciar esas virtudes en los grupos con los que estamos trabajando para generar elementos positivos y obtener grandes resultados

    8) Reta a su inteligencia. Hay que subir el listón y hacer pensar a los/as

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    jóvenes planteándole retos y situaciones que les obliguen a esforzarse. No debemos darles todo hecho, ni tratarles como borregos ni ofrecerles aquello que ya obtienen por su cuenta.

    9) Ayúdale a expresar sus sentimientos. Una de las claves de la dinamización es la educación emocional. Las personas jóvenes necesitan sentirse integradas como parte de un grupo y manifestar sus emociones de una manera libre y sin juicios por parte de nadie. El hecho de poder formar parte de un grupo en el que poder manifestar libremente como se sienten, les hará implicarse de una manera activa. Para ello, la figura del dinamizador/a es clave en esta tarea.

    10) Fomenta su creatividad. Añadir elementos novedosos a las propuestas juveniles es importante para generar proyectos novedosos y motivantes para las personas jóvenes que respondan a sus expectativas actuales.

    11) Haz que trabaje. La implicación en las tareas es fundamental para que las personas con las que trabajamos asuman un compromiso y se sientan parte activa de la dinamización.

    12) Cambia el sistema. No hagas siempre lo mismo. Prueba cosas nuevas y no te conformes.

    13) No los juzgues por su edad. Las personas nos equivocamos a cualquier edad. Ser joven no es la causa de ningún error así que es importante valorar los actos negativos y positivos sin tener en cuenta qué edad tiene quien los realiza.

    Por último y para finalizar este segundo módulo recogeremos algunas ideas que Jaume Funes Artiaga recoge en su brillante

    libro “9 ideas clave para trabajar con adolescentes” con algunas preguntas y respuestas que aclaran conceptos de un modo directo.

    PREGUNTA 1. ¿En qué consiste ser adolescente? ¿Todas las crisis y todas las dificultades educativas tienen que ver con la adolescencia? Idea clave 1: Debemos aclarar qué es y qué no es adolescencia y en qué consiste ser adolescente hoy. La adolescencia no está detrás de todas nuestras dificultades educativas.

    PREGUNTA 2. ¿Qué es significativo en sus vidas? ¿Cómo podemos descubrirlo e interpretarlo?

    Idea clave 2. Para entender a los adolescentes conviene mirarlos, observarlos, escucharlos, preguntarles. A menudo nuestros argumentos no son sus argumentos.

    PREGUNTA 3. ¿Poner en crisis el mundo adulto, enfrentarse a él, transgredir sus normas, es ser un adolescente problemático?

    Idea clave 3. En la adolescencia conviene distinguir entre tener conflictos y tener problemas, y hay que saber convivir con ellos en las instituciones y evitar que las respuestas creen el problema.

    PREGUNTA 4. ¿Cuáles son los interrogantes vitales de un adolescente? ¿Qué es lo que le genera inestabilidad y malestar? ¿Cómo lo expresa?

    Idea clave 4. Ellos y ellas también necesitan aclararse y encontrar su lugar en el mundo. Debemos aprender a descubrir cuáles son sus agobios, sus preocupaciones, las tensiones de su mundo interior.

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    PREGUNTA 5. ¿Pueden los adolescentes convertirse en escolares obligatorios?¿Puede la institución escolar convertirse en un espacio, en un territorio adolescente?

    Idea clave 5. Aunque puede no parecerlo, la adolescencia y la escuela son compatibles, pero hay que ponerse de acuerdo en cómo deber ser una escuela adolescente y cuáles son los objetivos educativos de esa etapa.

    PREGUNTA 6. ¿Para evitar que se destruyan, debemos evitar que se arriesguen?

    Idea clave 6. Las vidas de los adolescentes están, inevitablemente, empapadas de riesgos, y educar es conseguir que aprendan a gestionarlos.

    PREGUNTA 7. ¿En qué consiste y para qué sirve estar presentes como personas adultas en sus vidas?

    Idea clave 7. La tutora o el tutor (o el dinamizador/a) pueden ser útiles en sus vidas, pero hay que saber hacerlo. Se trata de trabajar para conseguir ser una persona adulta próxima y positiva.

    PREGUNTA 8. ¿Si ya han crecido y quieren volar solos para qué nos necesitan?

    Idea clave 8. La presencia de un adulto todavía es necesaria durante la adolescencia. Todo comienza por conservar la paciencia y no desesperarse.

    PREGUNTA 9. ¿Puede y debe decidir un adolescente sobre aspectos clave de su vida?

    Idea clave 9. Los adolescentes pueden y deber ser responsables. Los educamos para que sean autónomos y tomen decisiones

    sobre su vida. La adolescencia ya no es una etapa educativa para la tutela.

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    CURSO DE DINAMIZACIÓN

    JUVENIL

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    Módulo III

    MÓDULO 3. TÉCNICAS Y RECURSOS PARA LA DINAMIZACIÓN

    El módulo III se encuentra destinado a conocer los principales recursos de los que haremos uso en dinamización: las dinámicas de grupo.

    Existen infinidad de dinámicas de grupo con diferentes objetivos, duración, desarrollo, necesidades… Cuando trabajamos en dinamización, conviene conocer un buen número de recursos que podamos utilizar en cualquier momento. Sin embargo, no sólo basta con que conozcamos muchas dinámicas. Nuestro trabajo será realmente eficiente cuando sepamos escoger y desarrollar la actividad que sea más apropiada para el momento en el que estemos trabajando. Muchas veces, esa capacidad nos la va a dar la propia experiencia y los errores que podamos cometer a lo largo de nuestra propia trayectoria.

    Pero antes de comenzar, conviene saber algunas cosas básicas antes de poner en marcha una dinamización:

    REGLAS CLAVE DE UNA DINÁMICA DE GRUPO

    - Tenemos que conocer bien el funcionamiento de la dinámica que vamos a proponer. Si no tenemos claro en qué consiste esa dinámica ni para qué la vamos a utilizar, lo mejor es que elijamos otra distinta.

    - Las dinámicas deben ser divertidas y ágiles en su desarrollo. Una charla o una tarea interminable no van a causar interés en el grupo con el que estamos trabajando.

    - Siempre que realicemos una dinámica conviene que esta tenga 3 partes: presentación, desarrollo y reflexión final.

    - La presentación de la dinámica debería seguir el concepto ABC (amena, breve y

    clara) procurando que todo el mundo tenga claro en qué consiste lo que vamos a hacer.

    - Si tenemos que alargar el tiempo de duración de una dinámica, que sea en la parte de reflexión.

    - No todas las dinámicas sirven para todos los grupos. Conocer a las personas con las que trabajamos es un factor muy importante para elegir una u otra dinámica.

    - Intenta tener buena memoria y conocer qué dinámicas has hecho con el grupo con el que estás trabajando. Repetir la misma actividad varias veces no suele ser muy efectivo.

    - Ser creativo en dinamización es muy aconsejable. Atrévete a inventar tus propias dinámicas modificando alguna que ya conoces o combinando varias. Si cumple con los criterios que hemos planteado, será una buena dinámica.

    Estas recomendaciones las irás interiorizando con el paso del tiempo y serás capaz de aplicarlas sin pensar en ello. Antes de ponernos en marcha, y para que lo tengas en cuenta, es importante que sepas algunas cosas:

    Si estás nervioso/a antes de comenzar una dinámica, piensa en que eres tú quien controla la situación ya que conoces a la perfección en qué consiste la dinámica. Recuerda que también están nerviosas las personas que están esperando por ser dinamizadas (no saben qué les vamos a pedir, tienen miedo al ridículo…).

    No te eches atrás con el plan previsto porque en el último minuto pienses que no va a salir bien o porque el grupo no es como pensabas. Si improvisas y sale mal, tal vez lo que haya fallado es la propia improvisación. Pero si mantienes tu plan y sale mal, ya sabes a ciencia cierta que lo que falló es la

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    dinámica que preparamos lo que nos da pie a un aprendizaje.

    El trabajo de dinamización es responsabilidad tuya y debe estar bajo tu control. Eres tú quien presenta, desarrolla y hace la reflexión. No te escondas.

    Antes de escoger una dinámica…

    Como dijimos anteriormente, existe una gran cantidad de dinámicas diferentes que nos pueden servir para trabajar una temática (conocimiento grupal, mejorar la comunicación, resolver conflictos, trabajar en grupo,…). Antes de escoger cualquiera de esas dinámicas conviene saber qué contenidos queremos trabajar, qué objetivo queremos conseguir y cómo es el grupo de personas al que va dirigida.

    Teniendo esto claro, podremos seleccionar la dinámica que mejor se adapte a las necesidades que tenemos.

    Conviene que tengamos claro el material y el tiempo que vamos a necesitar para desarrollar la dinámica.

    Y ahora, al lío…

    Después de tanta teoría sobre la dinamización y teniendo claros los aspectos generales, ha llegado la hora de conocer los diferentes tipos de dinámicas según su utilidad. A continuación te presentamos algunas ideas que tal vez puedan servirte (muchas ya las conocerás).

    Dinámicas para el conocimiento grupal

    Cuando trabajamos con grupos es fundamental que fomentemos que las personas que forman parte de ese grupo se conozcan mejor y se sientan parte del mismo. Existen diversos niveles de conocimiento que pueden ir desde conocer los nombres de las personas que forman el grupo o conocer sus gustos, sus planes de futuro…

    Si trabajamos con grupos de gente que ya se conocen entre sí (una clase de un instituto por ejemplo) también se pueden realizar dinámicas para que se conozcan mejor en base a cuestiones más específicas… Es bueno que realicemos dinámicas de conocimiento grupal a menudo adaptándonos al nivel de conocimiento que tengan entre sí las personas de ese grupo. Evita las

    rondas de presentación tipo “Me llamo Pepe, tengo 15 años y soy de Tenerife”. Eso, aparte de ser muy aburrido, incomoda a todo el mundo y son más propias de un grupo de terapia que de un grupo de gente que va a pasárselo bien y a divertirse. Veamos 8 dinámicas clásicas de conocimiento grupal (alguna seguro que te sonará porque ya la has hecho).

    “La cita express”.- dividimos en dos círculos a las personas que forman el gran grupo. Un círculo se coloca en el interior y otro por fuera colocándose una persona frente a otra. La gente podrá empezar a hablar con la persona que tiene en frente para conocerla. A nuestra señal, el círculo que está fuera gira hacia su derecha para hablar con otras personas nuevas.

    Consejos.- Haz los cambios rápido para que haya movimiento, invita a las personas a que hablen sólo con quien tenga en frente para evitar que se hagan “corrillos”.

    “Conocerse de cerca”.- En un post-it escribimos con letra muy pequeña los nombres de las personas que forman el grupo. Esas tarjetas se reparten de manera aleatoria pegando los nombres en la frente de otra persona. La dinámica consiste en que cada uno debe encontrar su nombre en las tarjetas que tiene la gente en su frente. Cuando una persona encuentra su nombre, intercambiará la tarjeta que lleva con la que ha encontrado con su nombre quedando identificada.

    Consejos.- Asegúrate de que todos los nombres están en las tarjetas. La dinámica funciona mejor si somos capaces de hacerla con el grupo en silencio.

    “Presentación por parejas”.- El grupo se divide en parejas que van a charlar durante 5 minutos. Al finalizar el tiempo, nos unimos en el gran grupo para presentarnos. Cada persona se encargará de presentar al resto a la persona que ha conocido.

    Consejos.- Esta dinámica es ideal para grupos donde nadie se conoce y que se ven por primera vez o para grupos donde la gente que ya se conoce no forma parte de la misma pareja.

    “El cine”.- En un espacio amplio, colocamos varias mesas con carteles de películas que representan salas de un multicine. Cada película lleva una pregunta asociada (por ejemplo, un cartel de la película Mujeres al borde de un ataque de nervios con la pregunta ¿Qué te hace perder los nervios?). El grupo se divide en tantos pequeños grupos como películas hayamos colocado en la sala. Se sientan alrededor de la mesa y comienzan a responder a la cuestión que le planteamos. Cuando demos la señal las personas participantes deberán cambiar de mesa (de película) de manera libre.

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    Consejos.- Intenta buscar títulos de películas que conozcan y que tengan relación con aquellos temas de los que queremos hablar. Requiere una preparación previa de material.

    “El titanic”.- El gran grupo finge haber sufrido un gran naufragio en el mar y todos están flotando a la deriva (si la gente se mete en el papel de náufrago, mucho mejor). En ese momento, la persona que lleva la dinámica anuncia el número de personas que cabe en cada bote salvavidas y las personas deben unirse sin sobrepasar ese número (por ejemplo, botes salvavidas de 5, 3 ó 7 personas). Una vez se agrupen, les damos 2 o 3 minutos para que puedan conocerse entre esas personas. Se puede repetir varias veces.

    Consejos.- Si tienes pensado hacer un trabajo por grupos en algún momento de la dinamización, esta dinámica te puede servir para configurar esos grupos. Sólo bastará con que en la última ronda de la dinámica digas el número de personas que quieras tener en los grupos de trabajo.

    “Acercándonos”.- El grupo camina por un espacio amplio de manera libre cruzándose unas personas con otras. La persona encargada de la dinamización deberá dar instrucciones de cómo deben comportarse y saludarse entre las personas que allí están. En primer lugar caminamos mirando al suelo, luego caminamos libremente dirigiéndole una mirada de odio a las personas que nos vayamos encontrando, luego sonriendo a las personas con las que crucemos, dándoles la mano, abrazándoles…

    Consejos.- Importante que las instrucciones se den de manera pausada y eficiente. Fundamental que todo el mundo permanezca en silencio durante toda la dinámica. Podemos poner alguna música relajante ya que queremos despertar las relaciones afectivas entre las personas que están participando en la dinámica.

    “¿Qué nos une?”.- Esta dinámica está pensada para dar a entender que todas las personas tenemos cosas en común a pesar de que no nos conozcamos. La persona encargada de la dinamización dará unas pautas concretas para que las personas que participan en la dinámica se unan según criterios arbitrarios como el número de zapato, el mes de nacimiento, el horóscopo, el color favorito… Una vez constituidos los grupos, podrán presentarse de manera rápida…

    Consejos.- Siempre habrá dos o más personas que vayan juntas que no se separen nunca. Verás como tienen el mismo número de zapato, el mismo mes de nacimiento, el mismo color favorito… SI detectas eso, hazlo saber al grupo “¿Se dan cuenta que hay personas que son exactamente iguales y en todo coinciden? Aquí está el ejemplo! (señalando a esas personas)

    “Conectándonos”.- En una ficha o folio en blanco cada persona del grupo escribirá una serie de elementos que le definan o identifiquen (Nombre, edad, procedencia, comida favorita…). Ese cartel lo llevarán en su pecho para que el resto de personas del grupo pueda verlo claramente. A continuación, ponemos una música suave e invitamos a las

    personas a pasear libremente por la sala mostrando esa información y pudiendo ver la información que llevan el resto. Al parar la música, podrán unirse en grupos de 2/3 personas libremente para conocerse y charlar un poco. Se repite la actividad varias veces.

    Consejos.- Es ideal para grupos grandes, con gente que no se conoce entre sí. La persona encargada de la dinamización podrá invitar a las personas que vea más “cortadas” a unirse a los grupos que ya se están formando.

    Dinámicas para la comunicación y resolución de conflictos

    Uno de los factores fundamentales que hace que un grupo funcione adecuadamente es la capacidad que las personas que lo forman tengan a la hora de comunicarse. Una buena comunicación permite poder intercambiar opiniones, expresar sentimientos, resolver posibles problemas…

    Por eso es muy importante que seamos capaces de plantear dinámicas que permitan al grupo mejorar sus capacidades comunicativas ya que será una herramienta de gran utilidad en cualquier proceso de dinamización.

    En este tipo de dinámicas el aspecto fundamental de su desarrollo es la reflexión que hagamos al finalizar la actividad de tal manera que esa reflexión permita al grupo saber de manera directa que, si es capaz de mejorar la comunicación entre las personas que lo forman, todo irá mucho mejor sea cual sea el objetivo que persigan. Veamos algunas dinámicas que sirven para trabajar en este sentido.

    “La baraja”.- El grupo se divide en 4 equipos a los que se les reparten 10 cartas mezcladas de una baraja. El objetivo de cada equipo es lograr intercambiar cartas con el resto para obtener las cartas de un mismo palo (oros, bastos, espadas, copas). Podrán hacerlo de la manera que quieran. Lo normal es que se establezca un caos en el que cada equipo vaya a lo suyo para conseguir ganar. Para eso, engañarán, robarás cartas… Lo importante en la reflexión final es reflexionar acerca de que todos los equipos podrían haber ganado si hubiesen juntado todas las cartas o se hubieran coordinado para intercambiarlas ya que no se dice en ningún momento que existe un ganador. Para lograr el objetivo, el factor clave es la comunicación y la voluntad de colaborar.

    Consejos.- La clave de esta dinámica es enunciarla bien para que los grupos entren en competición. Al finalizar, debemos realizar una correcta reflexión sobre la importancia de comunicarnos y buscar

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    aquello que nos conecta. Todos los grupos tienen el mismo problema por lo que entre todos se puede generar la solución.

    “Sudoku conflictivo”.- Divididos en 4 grupos, se entrega a cada equipo 3 tarjetas con números y una cifra a la que tienen que llegar sumando las tarjetas que tienen. Para conseguir llegar a esa cifra tienen que intercambiar números con los otros equipos. Para ello, se debe negociar el intercambio de números. Todas las operaciones tienen solución y sólo es preciso que haya voluntad de comunicarse y de intercambiar tarjetas con otros grupos.

    Consejos.- La persona encargada de la dinamización debe conocer la solución a las operaciones. Entrega tarjetas por colores a cada equipo para que se puede retomar la operación inicial. Realiza una buena reflexión al finalizar la dinámica. Si lo prefieres puedes plantear la dinámica de tal modo que baste sólo con cambiar la cifra del objetivo para cada grupo.

    “El Rumor”.- El grupo se pone en fila (pueden ser varias filas si el grupo es grande) y se le entrega un mensaje a la primera persona de la fila que debe contar al oído de la persona que tenga detrás hasta llegar al final de la fila. Cuando llegue el rumor, lo compararemos con el mensaje inicial para ver cómo se ha distorsionado la información. Al finalizar, es interesante que hagamos una reflexión grupal sobre cuál ha sido el factor que ha cambiado tanto el contenido del mensaje y cómo podría haberse evitado. Si queremos, tras la reflexión, podemos plantear un nuevo mensaje para ver si las medidas que se han propuesto son efectivas.

    Consejos.- Utiliza mensajes que no sean muy largos pero que no sean sencillos (Por ejemplo… Teresa le compró un caballo a Felipe porque él se tuvo que mudar a otro barrio por cuestiones laborales)

    “Laberinto a ciegas”.- Una persona deberá realizar un recorrido (que podemos dibujar con una tiza en el suelo) con los ojos cerrados y siendo guiada por otra persona que va detrás dándole instrucciones sin poder tocarle en ningún momento. El resto del grupo se sitúa junto al recorrido que hemos trazado e intentará confundir a la persona que es guiada dándoles instrucciones contradictorias. Quien vaya con los ojos tapados deberá prestar mucha atención para escuchar sólo a la persona que le está guiando.

    Consejos.- Cuando más ruido haga el grupo que esté por fuera, mejor funcionará la dinámica. La reflexión final debe centrarse en la escucha activa y en las dificultades que encontramos cuando todo el mundo habla a la vez.

    “Peloteando en círculo”.- Un grupo de 12 personas se sienta en un círculo donde cada persona tiene una pequeña pelota en la mano. Está totalmente prohibido hablar entre las personas de ese círculo (no pueden comunicarse). Cuando demos la señal, cada persona debe dar su pelota a otra de

    las personas que están en el círculo evitando que ninguna de esas pelotas caiga al suelo. Lo normal es que al dar la señal, se tiren pelotas de un lado a otro y muchas se caigan porque no son capaces de coordinarse ni ponerse de acuerdo. Tras varios intentos, les podemos dar unos segundos para que hablen… El resto de personas del grupo, observa la dinámica. Cuando más comunicación haya, más fácil se resolverá el problema (lo normal es que todas las persona le pasaran la pelota a la persona que tengan a su derecha o a su izquierda).

    Consejos.- Es importante hacer una buena reflexión sobre la comunicación para resolver el problema. Es fundamental que el grupo que está en el círculo esté en silencio por lo que el papel de la persona que dinamiza tiene mucha importancia para evitar que se comuniquen.

    “La pecera”.- Cuando hay que tomar decisiones importantes y cuando tenemos que confiar en alguien para que nos represente, este dinámica es ideal. Se forman 3 círculos en el que sus personas miran hacia el interior y debaten una cuestión concreta (por ejemplo qué fecha elegimos para hacer un encuentro juvenil). Esos tres círculos están cercanos entre sí. Cuando demos la señal, 3 personas (una de cada círculo) se reúnen en la zona central para mostrar sus argumentos mientras el resto de personas, situadas cada una en su círculo, deben escuchar esa argumentación sin poder opinar. Tras uno o dos minutos, los representantes regresan a su círculo para buscar nuevos argumentos o cambiar de opinión. Esa situación se puede repetir varias veces hasta llegar a un acuerdo por parte de todos los círculos.

    Consejos.- En el momento de la negociación, debemos evitar en todo momento que los círculos opinen y propiciar que las personas que están argumentando lo hagan en voz alta para que puedan ser escuchadas.

    “Centrar la atención”.- Para grandes grupos. Se forma un gran círculo. En mitad de ese círculo colocaremos a 3 parejas que hablarán de diferentes temas (por ejemplo, el tiempo, los estudios y sus programas de televisión favoritos). Cuando se dé la señal esas parejas comienzan a hablar mientras el resto de personas (las que están en el círculo) deberán adivinar de qué están charlando cada una de esas parejas. El secreto para hacerlo es guardar absoluto silencio y prestar atención a cada una de las conversaciones. Al finalizar la dinámica, podremos reflexionar sobre la importancia de ser capaces a atender activamente cuando alguien explica algo. De esa manera, la comunicación en el grupo mejorará mucho.

    Consejos.- De entrada, no hay que decir al círculo que guarde silencio sino sencillamente que intenten averiguar de qué se está hablando. Otra reflexión interesante es hablar acerca de lo desagradable que es intentar atender o explicar algo mientras otras personas hablan.

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    Dinámica para la toma de decisiones

    Una de las cuestiones más complejas a las que se enfrenta un grupo es la toma de decisiones en las que se elijan situaciones que favorezcan a todo el mundo. Una de las cosas que más pueden afectar al funcionamiento de un grupo es la división y posturas enfrentadas. Por ese motivo, votar y elegir entre dos opciones no siempre es positivo. Si queremos que el grupo sea participativo y democrático debemos buscar soluciones que convenzan a la gran mayoría de personas que lo conforman (y si contentan a todo el mundo, mucho mejor). En los grupos las opiniones no deben dividirse entre el sí o el no, el aquí o el allí, el blanco o el negro. En este bloque de dinámicas buscaremos algunas que sirvan para tomar decisiones en base a otros criterios que no dividan radicalmente al grupo con el que estamos trabajando.

    “La priorización”.- Cuando tenemos que elegir entre múltiples opciones, lo que se trata es de priorizar. En esta dinámica se presentan todas las opciones posibles y se da a las personas un número determinado de votos (fichas, judías, piedritas, trabas…) que podrán distribuir libremente en las opciones que tenemos. Por ejemplo si tenemos que elegir el día de la semana que vamos a reunirnos basta con tener tarjetas con los diferentes días y repartir 3-4 fichas a cada persona que las podrá distribuir como quiera (todas en el mismo día, 2 en un día y 2 en otro…). Se hará un recuento con los votos que tiene cada tarjeta y sabremos cuáles son las preferencias del grupo.

    Consejos.- El número de fichas (votos) debe ser inferior al número de opciones (tarjetas) para evitar que repartan un voto a cada opción. Vigila el comportamiento de personas poco democráticas que pueden intentar influir en el voto de otras o incluso cambiar votos de sitio para favorecer sus intereses.

    “Elegir entre otras opciones”.- Cuando hay varias propuestas diferentes y debemos elegir sólo una de ellas, esta técnica puede ser de utilidad. Se trata de que cada grupo que ha presentado una propuesta elija entre el resto (sin poder optar por la suya propio) y por orden de prioridad. Por ejemplo, supongamos que hay 4 grupos cada uno con su propuesta.

    El grupo 1 deberá elegir entre la 2, la 3 y la 4 (por orden de prioridad). Así lo harían todos los grupos. Al finalizar, la propuesta que haya recibido más apoyo es la que se pondrá en marcha.

    Consejos.- Aplica esta técnica sólo cuando las opciones no puedan combinarse y se trate de elementos muy distintos entre sí. Es útil para decidir cosas concretas como una fecha, un lugar para una actividad…

    “Deconstruyendo ideas”.- Todas las propuestas se componen de elementos que las definen (actividades, lugares para la realización…) Muchas veces, propuestas diferentes tienen elementos similares que nos permiten combinar varias cosas para que todas las partes se sientan representadas. Para desarrollarla lo que tenemos que hacer es dividir en tarjetas los elementos que definen cada propuesta y elegir aquellas tarjetas que más nos gusten (por ejemplo a través de una priorización) para diseñar una nueva propuesta común.

    Consejos.- Intenta escoger de entrada aquellos elementos que se puedan repetir en todas las propuestas

    “Posicionarnos”.- En muchas ocasiones, cuando trabajamos con grupos, llegamos a una encrucijada donde debemos elegir entre dos opciones que no es posible combinar. Si tenemos que tomar varias opciones en este sentido, esta técnica nos sirve para ir definiendo los elementos que va a contener una propuesta. Por ejemplo, si hemos planteado una actividad esta puede hacerse en el monte/en la playa, el sábado/el domingo, en el norte/en el sur… Para realizar esta dinámica escribiremos las opciones en tarjetas que se mostrarán en lugares opuestos del espacio en el que estemos trabajando con el grupo. Al nombrarlas en voz alta, las personas que participan en la actividad deberán optar por una tarjeta o por otra.

    Consejos.- Hacen falta 2 personas para la dinamización. Es aconsejable que la gente se posicione siempre por lo que no vale quedarse en el centro ni decir, me gustan las dos. Se trata de posicionarse en aquella tarjeta que más guste.

    “Diana decisiva”.- Esta dinámica se puede utilizar cuando hay varias propuestas y debemos elegir una (por ejemplo qué día de la semana nos vemos, en qué fecha planteamos una determinada actividad) Como todo el mundo tiene sus agendas y sus planes, esta dinámica se utiliza para ver qué opción favorece al mayor número de personas. Para eso, contaremos con varias dianas en las que se pongan las diferentes opciones que tenemos (fechas posibles para una actividad por ejemplo). A las personas que participan en la dinámica les repartiremos círculos de pegatina (tantas pegatinas como dianas) y les diremos que coloquen en cada diana su pegatina en el lugar que crean según les cuadre más o menos esa fecha. Si les viene muy bien, la colocarán justo en la diana. Si les viene mal, la colocarán alejada del centro. A una persona le pueden venir bien todas las fechas,

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    a otra persona sólo una… De ese modo, elaboraremos una estampa visual de las preferencias del grupo y sabremos qué opción elegir.

    Consejos.- Existen dianas que se pueden comprar en tiendas de deporte que te ahorrarán mucho trabajo y que son bastante baratas. Además, esas dianas las podrán utilizar varias veces en diferentes dinamizaciones. Procura que no pongan pegatinas sobre otras sino que se distribuyan y así podremos hacer una valoración más rápida.

    Dinámicas para la Evaluación

    Una de las principales funciones que debemos realizar como dinamizadores/as es la de evaluar los procesos que estamos poniendo en marcha. Evaluar nos permite conocer cómo ha funcionado nuestro trabajo y qué avances ha experimentado el grupo y nos sirve además para poder planificar futuras intervenciones. En las dinámicas de evaluación se busca que la gente exprese de manera libre y sencilla lo que les ha gustado y lo que no, cómo se han sentido, qué propuestas nos hacen para mejorar… Una evaluación bien hecha es sin duda la clave para que nuestro trabajo mejora y para que nosotros también mejoremos en la tarea de dinamización.

    “Las señales de tráfico”.- Haciendo uso de señales de tráfico que muchas personas conocen, podremos realizar una evaluación rápida de un proceso que hayamos desarrollado durante un tiempo. Para eso podremos proyectar o enseñar fotos de esas señalas y preguntar al grupo cosas asociadas con esa señal… Por ejemplo, una señal de límite de velocidad puede servir para preguntar. ¿En qué creen ustedes que hemos ido demasiado rápido? O una señal de STOP puede servir para preguntar ¿En qué momento tendríamos que haber parado para reflexionar?... Así podremos hacer una serie de preguntas que nos servirán como evaluación de nuestro trabajo.

    Consejos.- Debes tomar nota de las respuestas que dé el grupo. Cada señal puede dar pie a una reflexión tranquila y a la elaboración de alternativas para mejorar.

    “Aplausímetro”.- Una dinámica para evaluar de una manera sencilla y ágil elementos de un proyecto es el clásico aplausímetro en el que se presentan al grupo diferentes elementos a evaluar y las personas aplauden según les haya gustado más o menos (por ejemplo, en una acampada podemos evaluar la comida, las instalaciones, las actividades, la organización…) Se nombra cada tema y el grupo aplaude. Si les ha gustado mucho, aplaudirán muy fuerte. Si no les ha gustado nada, no aplaudirán.

    Consejos.- El aplausímetro puede ir acompañado de una reflexión para preguntarles cómo se podría mejorar aquellos aspectos que no han recibido una gran ovación.

    “El barco”.- Haciendo uso de la imagen de un barco podremos realizar también una evaluación del proceso que hayamos puesto en marcha. Para eso se valorarán diferentes aspectos según las partes del propio barco (el timón para saber cómo nos han orientado, un hueco en el casco para saber qué ha fallado y por donde hemos “hecho aguas”, las velas para saber qué nos ha empujado…) Consejos.- Es bueno que generemos debate con esta dinámica y que no tengamos problema en prolongarla el tiempo que haga falta para saber realmente cómo ha funcionado el equipo.

    “Su solución gracias”.- Una vez hayamos identificado problemas en el grupo, podemos realizar esta dinámica para construir una solución entre todos. Para eso, planteamos por ejemplo 4 problemas y formamos 4 grupos. Cada grupo tendrá una ficha en la que se expone un problema y se deja un espacio en blanco para que propongan una solución. Tras unos minutos, rotaremos las fichas de problemas debiendo cada gr