Dios sale al encuentro del hombre para hablarle y dialogar con él

“En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en los tiempos pasados; ahora, en esta etapa definitiva, nos habló por

medio de su Hijo”Hb 1, 1-2

La Biblia nos narra la “historia de salvación” que Dios realizó con la humanidad a lo largo de los siglos. Tiene tres

momentos importantes.

Tiempo del Padre

Tiempo del Hijo

Tiempo de la Iglesia

Tiempo del

Padre

Dios se reveló desde el principio a nuestros primeros padres. Él llamó a Abrahán para hacerlo padre de un gran pueblo y le

instruyó por medio de Moisés y los profetas para que lo

reconociera a Él como Dios único y verdadero y para que

esperara al Salvador prometido.

Tiempo del Hijo

Dios Padre envió a su Hijo, la Palabra eterna, para realizar la obra de la salvación que el Padre le encargó. Él con sus palabras y

obras, con su muerte y resurrección, con el envío del Espíritu de la verdad, lleva a

plenitud toda la revelación: Dios está con nosotros, nos libra de las tinieblas del pecado y la muerte y

nos hace resucitar a una vida eterna.

Tiempo de la

Iglesia

Los Apóstoles predicaron el Evangelio de Jesús como fuente de toda verdad salvadora y de

toda norma de conducta. Con su predicación, transmitieron todo

lo que habían aprendido de Cristo y lo que el Espíritu Santo,

con su luz, les iba enseñando. Hoy la Iglesia, con su enseñanza, su vida y su culto conserva vivo e

íntegro el Evangelio de Jesús y transmite a todos los pueblos la

Salvación de Cristo.

Ana María L. Álvarez