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CREATIVIDAD Y EMOCIÓN: Elementos para el trabajo en el aula

MARÍA ALEXANDRA RENDÓN URIBE1

Doctora en Ciencias Pedagógicas. Especialista en Desarrollo del pensamiento y la creatividad.

Licenciada en Educación Preescolar. Profesora e investigadora del grupo de Investigación Educación, lenguaje y

Cognición. Facultad de Educación.

Universidad de Antioquia (Medellín Colombia)

¿QUE ES LA CREATIVIDAD? En la sociedad actual es evidente el marcado interés por la creatividad. Se considera, que la creatividad es de gran importancia no sólo para el bienestar individual, sino para la supervivencia social. En este sentido y por muchos años, diferentes áreas de la Psicología y la Educación se han venido planteando importantes preguntas para lograr comprender su verdadera esencia y su importancia en el progreso de la sociedad. Aunque fue la psicología la más interesada en proponer y desarrollar las primeras explicaciones que se encargaron de abrir camino en el estudio de este tema, la indagación por la posibilidad de crear se originó mucho antes de que surgiera la psicología como disciplina. Curiosamente, el concepto crear -y sus derivados creación y creativo- han sido utilizados desde la antigüedad y, particularmente, en el campo teológico y el artístico, sin embargo, el término creatividad se hizo presente en el argot psicológico desde 1950 y se empleó en un sentido más abstracto a partir del desarrollo de una amplia bibliografía que ocupó los intereses de esta disciplina hasta 1960. A partir de este momento, han surgido diferentes tendencias interesadas en la comprensión de los procesos creadores y múltiples conceptualizaciones frente a este término. Pese a la amplia gama de formas de nominar la creatividad es posible identificar algunas categorías que sobresalen: capacidad, proceso, facultad y combinación de rasgos. El hecho de que muchos de los autores coincidan en nombrar la creatividad como una capacidad brinda un referente importante que ha sido considerado además desde el enfoque histórico cultural; a continuación se presenta la conceptualización de creatividad que se ha asumido en correspondencia con los planteamientos de dicho enfoque: La creatividad es una capacidad y como todas las capacidades es un componente estructural de la personalidad que es susceptible de ser desarrollado, tiene bases neurológicas y características sociales. Los seres humanos comparten la capacidad creadora y las habilidades que la 1 Datos de contacto: Universidad de Antioquia, Medellín, Teléfono: 2195745, correo: [email protected], [email protected]

componen, no importa si son niños o adultos o si es en el campo de las artes, la ciencia, la política o la industria. En este sentido, todos los individuos por naturaleza somos potencialmente creativos, y con la experiencia y el conocimiento llegamos a construir productos creativos que cumplan con criterios de novedad, a dar soluciones nuevas para nosotros mismos o para la sociedad y a salvar situaciones que se nos presentan (Rendón, 2003: 43). Hablar de capacidad nos remite al mundo de lo que puede ser, al terreno de la energía potencial, de las potencialidades. En efecto, la creatividad es como un músculo, si no se usa se atrofia y la posibilidad de que no se desarrolle y quede en pura potencialidad aumenta cuando nos regimos por el ritmo de la rutina y la inercia, cuando nos dejamos vencer por lo establecido y no nos aventuramos a pensar de una manera diferente (Rendón, 2003: 44). Tanto en el desarrollo, como en la puesta en práctica de una capacidad, se pone en juego toda la personalidad; los procesos intelectuales, afectivos, volitivos, conscientes e inconscientes desempeñan en ella su papel, por tanto, cada uno posee ésta capacidad en un grado más o menos elevado y como tal puede llegar a ser una cualidad de la personalidad cuando se generaliza. La eficacia en materia de creatividad varía además en función del empleo de nuestra energía mental, y de la motivación de la persona para transformar y generar resultados o productos; permitiendo al hombre solucionar problemas, crear nuevos productos materiales o espirituales que enriquecen a la sociedad en general y a él en particular (Rendón, 2003: 44). Estudios recientes parten de la idea de que la creatividad no es un don extraordinario sino una capacidad básica de los seres humanos. La creatividad no es patrimonio exclusivo de los artistas y genios, es una posibilidad inherente a la naturaleza humana. ¿Pero qué es lo que determina que unos logren ser más creativos que otros? Sin lugar a dudas el medio, la calidad de las experiencias educativas y las actividades que realiza cada persona determinan el desarrollo de su creatividad, por tanto, se puede decir que la creatividad no sólo se desarrolla en el individuo sino que también tiene un desarrollo social, como todas las capacidades, la creatividad también es facilitada por la estimulación social que reciba un individuo, esto es, puede desarrollarse a través de un proceso educativo, acciones pedagógicas y múltiples actividades que permitan enriquecer la comprensión del mundo (Rendón, 2003: 44). Si bien es evidente que cada persona tiene aptitudes diferenciales, específicas, que dan la posibilidad potencial de desarrollar unas u otras capacidades, estas sin embargo, no se hacen efectivas fuera del medio social. En el terreno de las explicaciones psicológicas de la creatividad, Maslow (1994) diferencia entre la creatividad primaria, centrada en el proceso, y la creatividad secundaria, centrada en el producto. En el campo de la educación, hablamos y trabajamos sobre la creatividad primaria, que es la base de la creatividad. Maslow (1994) sostiene que en la creatividad secundaria intervienen otros

aspectos, como el esfuerzo para llegar a conseguir un buen producto, y que la creatividad básica y fundamental está en la capacidad de divergir, de expresar y buscar nuevo sentido a situaciones viejas (Lázaro, 1995). Desde otro punto de vista, el trabajo creativo en el aula de clase, implica situarnos en el nivel expresivo (primer nivel de otros 4 que son el productivo, inventivo, renovador, supremo); este nivel se caracteriza por la espontaneidad y la libertad; se da un predominio de la presencia de lo divergente, de lo intuitivo y del sentido común. La ausencia de este nivel impediría hablar de ser creador. A medida que se supera la primera infancia y se pasa del preescolar a la primaria, se tiende a perder el nivel expresivo. Mientras que en el preescolar todo tiende a ser lúdico y expresivo, en los siguientes niveles se pierde esta finalidad y se encauza la educación más hacia la importancia del rendimiento académico, siendo generalmente la homogeneidad el resultado y por consiguiente, la falta de creatividad. En la universidad por su parte se les exige a los alumnos pensar, ser originales y elaborar sus propuestas, exactamente el derrotero para el cual no fueron formados. Esto quiere decir que en el educador debe procurar ser espontáneo él mismo y buscar afanosamente que sus alumnos también lo sean. La espontaneidad implica perderle el temor al ridículo y decidirse a ser y sentirse auténtico, a la vez que le confiere al individuo la capacidad de ser receptivo frente al entorno para cuestionarse e inquietarse por la realidad, despertando su curiosidad y su capacidad para percibir más allá de las apariencias y los moldes construidos social y culturalmente. Siguiendo este orden de ideas, el aprendizaje es el primer paso para la producción de algo nuevo, aunque no en sentido científico; el niño a través del proceso docente educativo, empezará a construir conceptos y logrará aprehender algunas nociones básicas a partir de las cuales podrá comenzar su proceso de transformación de la capacidad creadora y de desarrollo de producciones creativas. Por tanto, dependiendo de las destrezas que se vayan adquiriendo, de las nociones básicas que se construyan y del aumento del acervo cognoscitivo será la producción creativa (Rendón, 2003). Junto con lo anterior, la creatividad se manifiesta a veces como el descubrimiento de algo nuevo en un contexto. El descubrimiento involucra discontinuidad que no es más que un salto no alcanzable por la vía del pensamiento algorítmico o tradicional. Esta categoría nos remite al ámbito educativo y valida la posibilidad de plantear el desarrollo de la capacidad creativa a través de la acción pedagógica, ya que hablar de descubrimientos no es sólo a nivel social, sino también a nivel personal o individual; cuando un sujeto haya una conexión, una relación que antes en su experiencia no había obtenido, podemos decir, que está navegando en el terreno del descubrimiento. Sin embargo, una inadecuada o errónea concepción del proceso enseñanza aprendizaje, obstaculizará o favorecerá esta capacidad; asimismo, una concepción rígida de la disciplina escolar, de la organización y una observancia irrestricta del orden académico pueden ser obstáculos de la capacidad creativa. Contrario a esto, el educador debe procurar hacer de la búsqueda un hábito

mental y desarrollar, en él y en sus alumnos, la sensibilidad estética y el sentido de lo histórico de aquello que los inquieta.

De acuerdo con Wallas (citado por Rodríguez, 1989) existen ciertas etapas en el proceso creativo, que se revelan cuando creamos algo o cuando damos solución a problemas; estas etapas son: • Preparación: Es el período donde se reúnen conocimientos o se recopila información; en esta fase el sujeto se debe dar a la tarea de percibir el entorno, sensibilizarse frente al problema o ideas y la manera de interpretar esas percepciones. Dentro de esta fase es importante destacar la presencia del cuestionamiento, donde el primer paso consiste en percibir algo como problema, en tomar distancia de la realidad; fruto del interés cultivado, del fomento de hábitos de reflexión y la capacidad para percibir más allá de lo que aparentan ser los fenómenos. Un requisito indispensable es el acopio de datos, pues una imaginación sin información no se potencia plenamente. • Incubación: En esta fase se da una elaboración del problema. Es un período silencioso, aparentemente estéril, pero en realidad de intensa actividad. En el campo de la ciencia es el surgimiento de hipótesis, de relaciones nuevas; en el arte es la forma deseada y en la vida es la opción por una alternativa, un cambio en las costumbres, una ruptura. Algunos teóricos lo asocian con un carácter de inquietud y frustración que obliga al olvidar el problema por un momento para que surjan ideas diversas. • Iluminación o visión: Surgen soluciones de una manera clara. Este proceso de acuerdo con algunos autores surge de una elaboración inconciente en la cual la mente no deja de trabajar en el problema que se ha identificado anteriormente. • Elaboración o realización: Es el paso de la idea luminosa a la producción de una realidad visible. Es el momento de exponer un producto, un resultado que puede ser objeto de nuevas creaciones. Este es el momento para pone a prueba las soluciones que se elaboran. Se configura la nueva visión en formas simbólicas y objetivas. • Comunicación: La última etapa consiste en dar a conocer el trabajo realizado. La culminación del proceso con la comunicación de los resultados, es una forma de expresar el trabajo que se lleva dentro de sí, es compartir y transmitir un saber particular a un entorno social. Todas estas etapas se cumplen sin importar el nivel de creación en que se encuentren los sujetos. IMPORTANCIA DE LA CREATIVIDAD, POR QUÉ ES NECESARIA Estimular o potenciar la creatividad debe entenderse como una necesidad en los procesos de formación que debe atenderse no sólo para favorecer el desarrollo personal, sino también para dar respuesta innovadora a las demandas y necesidades de la sociedad. En este sentido, Rodríguez (2001: 47) habla de “socializar la creatividad”, o de “creativizar la sociedad”, como la posibilidad de reflexionar y entender la creatividad como una exigencia cultural y ética, en una sociedad que como la nuestra que se ha vuelto tecnócrata, consumista, impersonal y manipuladora, y que ha relegado a los sujetos a un papel poco participativo y de espectadores pasivos (Rodríguez, 2001: 50).

Con base en estas palabras se puede entender la creatividad como fenómeno de cambio social, como una forma de vida y de ser, y un modo de entender el mundo. Frente a una sociedad como la actual, la creatividad se sitúa en un lugar relevante que marca otra alternativa o posibilidad de acción caracterizada por el sentido social, apartándose del individualismo imperante en este momento. Entendida de esta forma, la creatividad es algo consustancial al ser humano, se convierte en un referente sociocultural, que responde a las demandas sociales, y a la necesidad de exploración del ser humano, ya que este no puede dejar de buscar dentro de sí para crecer, mejorar y construir. Además de esa referencia a lo individual, la creatividad también es inalienable de la cultura, porque las diferentes formas de crear e innovar se encuentran al servicio del individuo y también del grupo. En este orden, se hace necesario dar un cauce a la capacidad creadora para favorecer la realización personal y dar respuesta a las nuevas exigencias sociales que hacen que la creatividad sea vista como un valor cada vez más en alza (Fuentes y Torbay, 2004). Desde el contexto escolar la creatividad debe entenderse como mediadora del intelecto y como una capacidad necesaria para el desarrollo personal. Desde la dimensión cognitiva es clara la necesidad de fomentar la creatividad para el desarrollo del pensamiento divergente y lateral y para la búsqueda de soluciones alternativas, entre otros aspectos (Calero, 1995; Prieto, López y Ferrándiz, 2003; Prieto y Castejón, 2000; y De Bono, 2002, citados por Fuente y Torbay, 2002). En la Ley de General de Educación de Colombia (MEN:1994)se plantea como uno de los fines en su artículo 5: “La promoción en la persona y en la sociedad de la capacidad para crear, investigar, adoptar la tecnología que se requiere en los procesos de desarrollo del país y le permita al educando ingresar al sector productivo”; dicho fin atiende a la necesidad de generar espacios que propendan por el desarrollo y potenciación de la creatividad individual y colectiva como alternativa para el desarrollo del país. Además de esta intención económica y centrada en el desarrollo científico y tecnológico, las escuelas, deben plantearse como objetivo el desarrollo creativo de niños y niñas para prepararlos hacia una sociedad en continuo cambio, donde deberán desarrollar estrategias de afrontamiento ante retos y posibles dificultades. Es decir, las instituciones educativas no deben ser ajenas a la necesidad de formar la dimensión psicosocial, afectiva y emocional de modo que en un mañana y como adultos, puedan superar con creatividad desde los simples problemas cotidianos hasta las adversidades más extremas. Y es en la prevención de estas situaciones problemáticas y adversas de orden socioemocional donde es preciso ubicar la importancia y necesidad de la creatividad para el óptimo desarrollo de los y las estudiantes; la creatividad no es sólo una cuestión de desarrollo personal equilibrado, es también una posibilidad para el afrontamiento de situaciones, es una alternativa de protección y de desempeño exitoso ante la adversidad o ante cualquier evento

doloroso en el ser humano. Desde esta perspectiva la creatividad es un “instrumento” útil en los contextos educativos ya que sirve para solucionar problemas de índole social; es además un factor de alto poder para el desarrollo de las diferentes esferas del ser humano, por ello debe potenciarse desde los primeros años de vida. A continuación se enfatizará en el componente afectivo motivacional de la creatividad LA PERSONA CREATIVA: ACTITUDES AFECTIVO MOTIVACIONALES ASOCIADAS A LA CREATIVIDAD Si se trata de entender la complejidad de la personalidad creadora; diligencia y paciencia, por ejemplo, son características personales, no cognitivas que sustentan todo el trabajo de creación y sin los cuales ésta no se consigue, por lo tanto, son aspectos necesarios de abordar en la formación de los individuos y de los grupos. Otros estudios concuerdan en afirmar que la personalidad creativa se siente satisfecha de sí misma, es tolerante a la ambigüedad y posee auto confianza. Desde otra perspectiva teórica, Barrón y Mackinnon (Romo, 1997:53) descubrieron supuestos básicos sobre los cuales descansa la personalidad creativa, ellos son la iniciativa y la apertura al entorno; sobre éstas se formularon otros supuestos que son producto además, de auto descripciones de científicos y personas destacadas, escenas de la biografía y estudios de caso:

Los individuos creativos son más diferenciados y prefieren la complejidad Los individuos creativos son más independientes en sus juicios y más

conscientes de sí mismos, más dominantes y más narcisistas. Los individuos creativos se defienden contra la opresión.

Muchos autores analizan este aspecto de la creatividad y no hay una postura unificada sobre el aspecto afectivomotivacional o de la personalidad creativa, lo cierto es que es una manera muy aceptada de entenderla. Veamos a continuación varias fuentes que registran estos componentes de la creatividad, las actitudes afectomotivacionales: Cuadro 1, Actitudes afectivo-motivacionales de la personalidad vinculadas con la creatividad (Tomado de Rendón, M. A., 2003) AUTORES CATEGORÍAS CARACTERÍSTICAS

TRIANA DE RIVEROS, B. I. (1999) Características del ser creativo

Asumir riesgos y nuevos retos, adoptar aptitudes imaginativas, tener motivaciones y aspiraciones, ser original, plantear nuevas ideas, explorar nuevas posibilidades, realizar nuevas actividades evitando la rutina, estimular sus facultades mentales, aprender del error, ser paciente, ver el mundo de manera diferente, escudriñarlo, tener confianza y seguridad, tener en cuenta sus intuiciones creativas, resolver los problemas de manera ingeniosa, disfrutar lo que hace, contar con curiosidad, poseer un espíritu crítico, valorar su proceso, poseer constancia y disciplina.

AMABILE, T. (citada por Habilidades Motivación intrínseca, estilo cognitivo, comprender lo complejo y romper la

GONZÁLEZ VALDÉS, A. 1994) relevantes de creatividad

rutina, concentración y esfuerzo persistencia, alta energía, independencia.

LUBART, T. (1995) Características de la personalidad creativa

Tolerancia a la ambigüedad, voluntad de sobrepasar obstáculos, disposición a enfrentar riegos dependiendo de los intereses, confianza en sí mismo.

STERNBERG, R. (1995) Falta de convencionalismos, originalidad, capacidad de integración y síntesis, imaginación, gusto estético, flexibilidad, actitud crítica hacia el entorno, motivación.

DESROSIERS, R. (1978) Organización, sensibilidad, originalidad, imaginación, interiorización, riqueza. GARZA CUELLAR, E. (1997) Capacidades de la

creatividad Capacidad de búsqueda, superación de la rutina, capacidad de ver más allá de lo establecido, la posibilidad de ver las cosas diferentes y de perseguir algo más.

MITNUJÍN, A. Y MIRABENT, G. (1989)

Componente afectivo motivacional Componentes volitivo conductuales

Fuerza impulsora Iniciativa, perseverancia, persistencia, audacia (no asustarse ante lo nuevo, enfrentar críticas).

KNELLER (citado por MONTOYA, 2000)

Rasgos de la personalidad creativa

Receptividad respecto de los estímulos del medio, posibilidad de concentración, capacidad de imaginación y curiosidad, uso adecuado y provechoso de los errores, amplitud y fertilidad de enfoques, sumisión a la obra de creación.

MERLANO, A. (1.992)

Condiciones del Yo para la creatividad

El Yo programador, el mejoramiento del pensamiento, análisis, capacidad para lograr resultados, innovación deductiva, apertura a la experiencia, fortalecimiento de la auto-conciencia; el yo pensador, las emociones; el Yo creador, el mejoramiento de la voluntad; el Yo ejecutor, la auto confianza, la invitación, tolerancia a lo ambiguo y la ambivalencia.

BARON (citado por MONTOYA, 2000)

Personalidad creadora

Capacidad de improvisación y de iniciativa, fluidez de ideas y de palabras, energía psíquica, facilidad para integrar diferentes estímulos, interés por problemas fundamentales.

TAYLOR (citado por MONTOYA, 2000)

Rasgos de la personalidad creativa

Curiosidad intelectual, habilidad para reestructurar ideas, independencia de pensamiento, aceptación de sí mismo, capacidad de imaginación, espíritu de humor, ingeniosidad.

MENA Y ANTONOJEVIC (1994) Procesos mentales y disposición afectiva específica

Atracción por los conflictos y lo incompleto, apertura a la experiencia, la tolerancia a la ambigüedad, la motivación a crear, la autoestima como persona creadora y la voluntad de obra.

LOWENFIELD (citado por MONTOYA, 2000)

Rasgos de la personalidad creativa

Habilidad para percibir y tratar problemas, rapidez para producir ideas, flexibilidad de pensamiento, originalidad, capacidad para reorganizar experiencias, capacidad de análisis y de síntesis.

MITJÁNS MARTINÉZ, A. (1989)

Conjunto de recursos de la naturaleza cognitivo – afectiva

Flexibilidad, elaboración cognitiva personalizada, proyección futura y la capacidad de autodeterminación.

MACKINNON (citado por MONTOYA , 2000)

Rasgos de la personalidad creativa

Auto confianza, capacidad de reconocer y dar expresión a los múltiples aspectos de su existencia, desarrollo de la voluntad, capacidad de renovación y de adaptación a la realidad, persistencia en las actividades, capacidad de elaborar y evaluar ideas originales.

PENAGOS CORZO, J. C. (en la Página Web [email protected])

Características de la personalidad

Expresión creativa, posibilidad de elegir, expresión artística, expresión gráfica, expresión plástica, persistencia, tenacidad y motivación.

LUECUERT, H. R. (en GUILFORD y otros, 1994)

Factores de la personalidad

Factores motivacionales: Curiosidad, pasión, devoción, entusiasmo. Características del individuo creativo: Formula preguntas atinadas, la perseverancia, la audacia, la espontaneidad, la disposición a la experiencia. Aspecto emocional: Decoro, placer, tranquilidad en medio del caos, curiosidad, tendencia a l a exploración, el incentivo a la novedad, tolerancia al fracaso y a las frustraciones.

ALDANA DE CONDE, G, (1996)

Factor de la personalidad

Funcionalidad, apertura, permeabilidad a la experiencia, capacidad de sorprendernos, motivación, autonomía intelectual, autonomía del objeto, sinergia interna, estética y la transformación de la realidad.

CALLAHAN, s.f. Rasgos de la personalidad

Apertura, habilidad para jugar con las ideas, disposición para tomar riesgos, preferencia por la complejidad, tolerancia por la ambigüedad, auto imagen positiva, compromiso con la tarea.

Se puede observar la cantidad de actitudes y características de la personalidad que se asocian a la creatividad, muchas de ellas confirman la idea de que la creatividad cuando se generaliza se convierte en una cualidad de la personalidad y una manera de actuar ante la vida. Estas actitudes que se asocian a la creatividad no son innatas, dependen de la formación y la educación, se desarrollan por medio de la influencia social y por tanto, deben

ser objeto de atención en el aula de clase. Analizando dichas características de la personalidad podemos ver que tienen relación entre sí; hay unas que se refieren a la motivación, entre ellas están todas las que implican una fuerza o deseo interior del individuo por actuar y hacer las cosas. La creatividad de igual forma requiere una postura del individuo, seguridad, por lo cual, actitudes como la aceptación de sí mismo, la auto confianza o confianza en sí mismo, la autodeterminación, la autoestima, la auto imagen positiva, la autonomía y auto-conciencia son indispensables de desarrollar si se quiere que los niños se desempeñen con independencia, valoren su proceso, puedan enfrentar críticas, sean tolerantes al fracaso y a las frustraciones, no asusten ante lo nuevo, y permanezcan tranquilos en el caos que implica la creación, de esta forma se estaría contribuyendo también a que se aprenda del error, y se evalúe objetiva y críticamente los procesos con un deseo de cambio y de ser mejores (sobre estas actitudes se volverá más adelante cuando se analicen algunos elementos de la inteligencia emocional y su relación con la creatividad). Aunque estas actitudes parezcan muy elevadas y de un alto rigor, hay que reconocer que es necesario considerarlas desde los primeros niveles de la educación y que para ello hay que generar ambientes adecuados. Veamos de manera resumida las actitudes y con la frecuencia que son citadas: Cuadro 2. Actitudes afectivo-motivacionales relacionadas con la creatividad (Tomado de Rendón, M. A., 2003) Aceptación de sí mismo Adaptación a la realidad y a situaciones cambiantes Alta energía (2) Apertura, permeabilidad o disposición a la experiencia (9) Aprender del error Asombro o Capacidad de sorprenderse (2) Atracción por los conflictos y lo incompleto Audacia (2) Auto confianza, Confianza en sí mismo (5) Autodeterminación Autoestima Auto imagen positiva Autonomía (3) Compromiso con la tarea Conciencia de sí mismo, auto-conciencia (2) Constancia Curiosidad (9) Dedicación Deseo de cambio Determinación de lo conveniente Devoción Disciplina Disfrutar lo que se hace Disposición para enfrentar riesgos y retos (4) dependiendo de los intereses Enfrentar críticas Entusiasmo Esfuerzo Espíritu de humor Espontaneidad (4) Evaluar objetivamente y valorar críticamente (2) Expresión en múltiples lenguajes

Falta de convencionalismos (2) Formulación de preguntas Fuerza impulsora Gusto estético (4) Gusto por los problemas (2) Inconformismo Independencia (2) Ingeniosidad Iniciativa (2) Interés por perseguir algo más Investigación Motivación (10) No asustarse ante lo nuevo Paciencia Pasión Perseverancia (3) Persistencia (5) Placer Posibilidad de elegir Preferencia por la complejidad Proyección futura Seguridad Sinergia interna Superación de la rutina (2) Tenacidad Tendencia a explorar nuevas posibilidades del medio (2) Tener aspiraciones Tener en cuenta sus intuiciones creativas Tolerancia al fracaso y a las frustraciones (2) Tranquilidad en medio del caos Valorar su proceso Viabilidad Voluntad de obra y de sobrepasar obstáculos (4)

Si bien no existe consenso acerca de lo que se debe considerar en relación con la personalidad creadora es indudable el papel de estas actitudes como orientación vital de un individuo. Teniendo como base las fuentes antes citadas se pueden asumir como actitudes o componentes afectivo motivacionales que deben considerarse en una propuesta pedagógica, los siguientes (Rendón,

2003): La tolerancia, el no asustarse ante lo nuevo y mostrarse tranquilo ante situaciones diferentes, adaptándose a las nuevas exigencias: La persona creativa debe saber resistir la ambigüedad y la indefinición, debe saber manejar la tensión y lo imprevisible. Para los niños y niñas en el contexto escolar, la tolerancia implica no sentir ansiedad frente a una situación o problema sin resolver y ser capaz de buscar una solución verdadera y válida sin tener la presión del ahora, sin apresuramientos. Esta actitud implica además, soportar los equívocos y la inseguridad, lo cual la pone en relación con la cooperación y el concepto de sí mismo. La tendencia a la exploración, el pasar de la idea a la acción: Para el proceso creador no es suficiente un conjunto de ideas o formulaciones que nunca se realizan. La exploración implica la acción de explorar, es decir, indagar, inquirir, reconocer, registrar, o averiguar con presteza. Está intensamente emparentada con la curiosidad, pero va más allá ya que exige un elemento de acción que el simple deseo de saber no tenga. En la práctica una idea innovadora exige un trabajo riguroso y continuo, para el caso de los estudiantes implica organización de las acciones y la materialización de las ideas en un producto concreto. Esta actitud se expresa en la tendencia a abrirse a los estímulos externos; interés y atención hacia lo que acontece alrededor de la persona. Así mismo, se considera que la persona creativa tiene una disponibilidad para asumir riesgos (no peligros, ni exposiciones irresponsables que acarreen desgracias o contratiempos). Desde una orientación positiva, se refiere a la disposición para actuar después de haber analizado las ventajas y desventajas de una situación. Para ello, el sujeto debe confiar en su juicio crítico para la evaluación de las propias ideas y la conducta. En algunos casos la persona creativa tiende a explorar sin necesitar la aprobación o consenso del exterior. La indagación persistente: Se refiere a la actitud de preguntar e ir más allá de la información dada. La pregunta deliberada para conseguir cierta información se relaciona también con el espíritu investigativo. La capacidad de formular preguntas se relaciona con la actitud de explorar la realidad que aparece, como una plastilina posible de ser moldeada mediante la fantasía humana. El deseo de saber o ver cosas, o de enterarse de algo es lo que llamamos indagación. La espontaneidad y la iniciativa (decisión): Ante todo hay que tener presente el espíritu lúdico y audaz para enfrentarse a los retos que ofrece la vida misma y el espacio escolar en este caso. Dada la naturaleza de los procesos creativos, se da la exigencia de decidir en momentos de tensión, de tener iniciativa en condiciones de incertidumbre y de buscar el perfeccionamiento. La iniciativa es la actitud para idear y emprender acciones, para liderar, protagonizar, promover ideas en primer término, pero a partir de aquí tiene lugar la determinación o capacidad del individuo para realizar las ideas, desarrollarlas, ejecutar proyectos y de alcanzar la precisión de la acción. En este sentido, la iniciativa está estrechamente ligada a la actitud expuesta anteriormente (pasar de la idea a la acción), pues en la actividad creadora es necesario convertir las formulaciones en soluciones de forma tal que se lleve el

impulso creativo hasta su realización y que se consolide una idea. Visto de esta forma, la iniciativa se relaciona con la determinación, la decisión, la voluntad y la disciplina entendida como metodización y cumplimiento; con la persistencia o empeño, con la dedicación, entereza y energía de espíritu. La constancia, perseverancia y persistencia (tenacidad): La constancia y la perseverancia deben ser características de quienes se enfrentan a procesos creativos, en el caso de los niños hay que favorecer el desarrollo de esta actitud, pues es garantía de que no se dejen empezados los procesos y se pueda llegar a elaboraciones exitosas. Aunque no se ha establecido una clara distinción entre perseverancia y persistencia, el término se refiere al control voluntario de la atención sobre una idea u objetivo. La disciplina y esfuerzo para sobrepasar obstáculos: Es evidente que el proceso creativo requiere de esfuerzo y dedicación, la concentración como parte de la disciplina es requisito indispensable en todo proceso de aprendizaje y mucho más en la tarea de crear. Esta actitud se refiere además a la capacidad de establecer una forma sistemática de trabajo, en este sentido, está relacionada con la persistencia. El interés, la curiosidad y entusiasmo: Este componente hace referencia a la necesidad de explorar y explicarse el mundo, aspecto que se revela desde la tierna infancia, pero que desafortunadamente se pierde con el paso del tiempo, en este aspecto, las oportunidades socioculturales son indispensables para que esas inclinaciones no se pierdan y se puedan canalizar. Para ello es necesario formar en los individuos la necesidad de admirarse ante lo aparentemente más insignificante. La curiosidad es un poderoso factor de motivación hacia el conocimiento y ha sido la causa de numerosos descubrimientos a lo largo de la historia en la medida en que ha permitido dar respuesta a muchos interrogantes. La curiosidad en la escuela debe situarse como un acto racional, orientado a un propósito, debe promoverse e inducirse, de manera que los niños no pierdan ese deseo por comprender el mundo. La curiosidad y el interés comprenden aspectos estrictamente emocionales y afectivos y en este sentido son factores que dirigen la atención de los sujetos hacia aspectos que les interesan. Ambas características curiosidad e interés se constituyen en manifestaciones de ese impulso que orienta el comportamiento, impulso que puede ser interno (necesidad, instinto, aspiración, etc.) o externo (valoración por parte de los demás de un objeto o de un logro, etc.) y están ligadas al entusiasmo con que se enfrente una situación o tarea, por lo cual, son determinantes en la enseñanza, ya que si no hay entusiasmo y falta curiosidad se puede producir un estancamiento en el desempeño. La curiosidad debe ir acompañada por la reflexión crítica de los eventos que encontramos y nos muestra la vida, de no ser así se caería en una curiosidad superficial o trivial. El interés por su parte orienta la intensidad y la selección de alternativas, por tanto, a nivel educativo “se convierte en una herramienta fundamental del aprendizaje y se constituye en una condición necesaria para llevar a cabo con éxito los procesos cognoscitivos y creativos” (Cerda, 2000:59). Estas dos características remiten además a un componente que Amabile (citada por González, 1994) ha estudiado y es la motivación, la cual se puede

encontrar en cualquier mente humana dispuesta a trabajar utilizando unas operaciones mentales convencionales, sin embargo, no es muy usual que la gente invierta o dedique muchas horas o largas temporadas a conocer un tema y a adquirir las destrezas necesarias para llegar a dominarlo, pese a ello la personalidad creadora se caracteriza por una alta motivación, la cual determina el alcance de la creación y la ejecución creativa, aunque no se puede desconocer que la motivación hacia la tarea variará en función de las fuerzas extrínsecas como la competencia, las expectativas de valoración, etc. La confianza, y seguridad en sí mismo, el autoconcepto firme: La aceptación de si mismo es indispensable para la creatividad, en la medida que el individuo confía en sus posibilidades de acción se puede enfrentar más fácilmente al reto de crear. La Autoconfianza es un sentimiento basado en la fuerte conciencia del propio poder para afrontar las posibles dificultades que pueden presentarse en el proceso creador. Para los niños, esta confianza es producto también del apoyo y seguridad que le brinde el ambiente y los mayores con los cuales de relaciona. La valoración de los procesos y producciones (autorregulación y auto evaluación): La objetividad y el ser capaz de establecer juicios de opinión frente a los propios procesos y productos y frente a los demás es una actitud necesaria de ser fomentada y asociada a la educación de la capacidad creativa. Las personas creativas deben ser autoexigentes, deben valorar críticamente el desempeño y los resultados obtenidos. Esta actitud implica además la tendencia a confiar en la propia función de enjuiciamiento, esto es a una independencia de juicio que es opuesta a la necesidad generalizada de la población de conocer las opiniones ajenas y los criterios externos, a la hora de emitir un juicio. La independencia, (Autonomía, conciencia de sí mismo y de que se puede trabajar por si solo): La independencia exige comprender, formular y realizar las tareas cognoscitivas según su propia iniciativa y sin ayuda de nadie. En este sentido, las personas creativas deben autogobernarse y dirigirse. Para los niños en edad escolar, esto es difícil, pero es indispensable desde el aula de clase incidir en estos procesos ya que la independencia es un rasgo de la personalidad necesario para la autoeducación, y para que los estudiantes desarrollen una capacidad de búsqueda, selección de la información, resuelvan libremente las tareas que se les encomiendan. En este orden, la independencia es condición de la creatividad, no es posible un resultado creativo sin que exista un alto nivel de independencia en el proceso de la creación. Como ya sabemos la educación actual es más que transmitir conocimientos a los estudiantes, se trata es de desarrollar al máximo sus hábitos y habilidades, sus capacidades intelectuales y prácticas, su creatividad, para lo cual el docente debe orientar, dirigir y controlar las actividades que realizan los alumnos, con el fin de que puedan autodirigir y controlar su aprendizaje. Por tanto, no se requiere del ofrecimiento de patrones, modelos y normas de conducta y de realización de las actividades, sino de que el docente planifique, prepare y organice el trabajo permitiendo a los estudiantes el autocontrol y la autoevaluación del mismo.

A continuación se profundizará en algunas de estas actitudes afectivomotivacionales desde el punto de vista de la Inteligencia emocional. CREATIVIDAD E INTELIGENCIA EMOCIONAL. EL PAPEL DE LAS EMOCIONES EN EL PROCESO CREATIVO Una visión actual de la inteligencia es la de Daniel Goleman (1996), quien retomando algunos elementos desarrollados por Gardner y el concepto de Inteligencia emocional acuñado por Salovey y Mayer, (1990) expone su propia concepción de inteligencia (Inteligencia Emocional). Goleman coincide con Gardner, en considerar que el C.I. gira en torno a unas franjas de habilidades lingüísticas y lógico matemáticas que pueden predecir el éxito o fracaso a nivel académico o escolar, y que hasta cierto punto pueden ser descubiertas a través de test de inteligencias, pero su alcance no llega hasta la predicción del éxito profesional y aún menos en la vida. Goleman (1996) expresa que en nuestra vida, existe una dicotomía entre una mente racional; que es la forma de comprensión que conocemos como conciencia, y otro sistema de conocimiento impulsivo y poderoso, a veces ilógico que es la mente emocional. De acuerdo con Goleman (1996), numerosos sucesos de la vida diaria reflejan la ineptitud emocional en el ámbito familiar y social, aspecto que no se ha logrado erradicar pese a la variedad de esfuerzos que se han hecho en diversos campos de las ciencias humanas, como la psicología, la sociología y la educación y a los innumerables estudios donde se han hallado pruebas acerca de la relación existente entre las posturas éticas que se asumen en la vida y las capacidades emocionales subyacentes. Al respecto, Goleman (1996) plantea que suele haber un grupo de habilidades a las que él llama inteligencia emocional que pueden enseñarse a los niños, jóvenes y adultos para que se valgan de ellas en la mejor utilización del potencial intelectual. Las emociones, se definen como impulsos para actuar, pulsiones para enfrentarse a la vida; tienen origen en el cerebro emocional, que según Goleman está influenciado por las formas de actuar que nos ha determinado la evolución. Gracias a años de investigación se ha definido como cada emoción básica supone una preparación distinta del organismo para dar una respuesta diferente según la situación. En este modelo de inteligencia, las emociones se encuentran en el centro de las aptitudes necesarias para vivir bien, porque de ellas dependen el empatizar con el otro, interpretarlo e interpretarse a sí mismo. Sin embargo, la creatividad, junto con la inteligencia emocional constituyen la parte que no se predice con los tests de inteligencia general. Las dimensiones de inteligencia emocional consideradas por los modelos actuales se ajustan adecuadamente al requerimiento o condición que posee la creatividad de entender el mundo y entenderse a sí mismo como recursos para llevar a cabo el proceso creativo, es por ello, que los elementos emocionales y sociales básicos se convierten en una condición sine quo non para alcanzar

desempeños creativos y para que los niños y jóvenes mejoren sus capacidades cognitivas y el aprendizaje sea efectivo en cualquiera de las áreas del currículo. Veamos ahora los cinco componentes de la inteligencia emocional y su relación con la creatividad, los cuales están en consonancia con las actitudes afectivomotivacionales planteadas anteriormente. - El autoconocimiento o conciencia de uno mismo es la capacidad de reconocer el modo en que nuestras emociones afectan a nuestras acciones y la capacidad de utilizar nuestros valores como guía en el proceso de toma de decisiones. Este conocimiento de sí mismo desde la intervención social, se convierte en el esquema base para interpretar a los otros y a las situaciones; es también la tendencia a desarrollarse de acuerdo con la imagen consciente que uno tiene de sí, lo que Rogers denominó "conciencia del yo" (González, 1994). La conciencia de sí mismo implica la capacidad de permanecer atentos, de reconocer los indicadores y señales internas que nos permiten saber lo que estamos sintiendo y utilizar esta información como guía, por ejemplo, en el proceso creativo. Algunas de las manifestaciones de esta capacidad son: • Saber qué emociones se están sintiendo y por qué • Conocer el modo en que los sentimientos influyen sobre el rendimiento • Comprender los vínculos existentes entre los sentimientos, los pensamientos, las palabras y las acciones • Tener un conocimiento básico de los valores y los objetivos La conciencia emocional comienza estableciendo contacto con el flujo de sentimientos que continuamente nos acompaña y reconociendo que estas emociones matizan todas nuestras percepciones, pensamientos y acciones de un modo que nos permite comprender cómo nuestros sentimientos afectan también a los demás (Rendón, 2009). La conciencia de uno mismo es una herramienta valiosa para el cambio, y para alcanzar metas personales, y permite comprender que intentar mejorar es algo positivo, por tanto, para el proceso creativo es necesario cultivar esta conciencia, como un polo a tierra que permite identificar los caminos emocionales por los cuales puede navegar la creación. Dentro de esta variable, también se encuentra el autoconcepto que se relaciona con la autoestima, como esquema para la relación con los demás. El autoconcepto es el pilar de la formación del sí mismo, y se constituye a partir de los conceptos, valoraciones y descripciones que los otros expresan sobre el sujeto, en especial las personas significativas, y de forma particular en los primeros años de vida (Rendón, 2009). Dependiendo del concepto que cada cual tenga de sí mismo y de las continuas aprobaciones y desaprobaciones que tenga el sujeto de quienes interactúan con él, se formará el significado de lo que se es y se pondrá freno o no a la capacidad creativa, es decir, si el autoconcepto que se forma es bajo, si el individuo ha sido calificado como incapaz y este es el concepto que le queda de sí mismo, esto obstaculizará enormemente su proceso creativo. González (1999, citado por Villarroel, 2001: 35), afirma que “el autoconcepto juega un papel central en la integración de la personalidad, funcionando como instrumento de unidad y guía de la conducta del individuo. Esta opinión determina el modo en que se organiza, codifica y usa la información que nos llega sobre nosotros mismos, condicionando la conducta futura”…

La base emocional de todo proceso creativo está en este autoconocimiento pues es el punto de partida para abrir el camino hacia la creación. - El autodominio o autocontrol hace referencia a la capacidad de “manejar” la emoción. El objetivo es el equilibrio, el poder experimentar una emoción de manera coherente con las circunstancias, no se trata de la supresión emocional, pues cada emoción tiene un valor y un significado importante (Cuadros, 2009). El autocontrol supone del sujeto un proceso crítico para manejar el ambiente, y en este sentido adopta un rol activo en la selección de dichos ambientes y en la participación. El autodominio o autocontrol se relaciona con la determinación y la iniciativa, que como veíamos más atrás es una actitud asociada a la creatividad. En este sentido el desempeño creativo no es sólo influido por el exterior (social), sino que es proactivo, en la medida en que el sujeto actúa y transforma conscientemente las situaciones regulando las propias acciones cuando está inmerso en un proceso de creación. Relacionado con el autodominio está la tolerancia a la frustración, que como veíamos, se refiere a la capacidad para aceptar y manejar situaciones de fracaso o pérdida, las cuales son frecuentes en el proceso creativo. Para ser tolerantes a la frustración es preciso buscar una táctica adecuada para enfrentar situaciones frustrantes, insoportables o incómodas, creando una respuesta adaptativa que no incluya la exaltación o la arbitrariedad emocional. En el proceso creativo, el autodominio o autocontrol implica gobernar adecuadamente los sentimientos impulsivos y las emociones conflictivas; gestionar adecuadamente nuestros impulsos; permanecer equilibrados, positivos e imperturbables aún en los momentos más críticos; pensar con claridad y permanecer concentrados a pesar de las presiones para lograr de esta forma un producto creativo. El mero hecho de ser conscientes de los sentimientos que trajinan en nuestro interior puede tener un efecto muy positivo sobre nuestra salud y sobre el proceso creativo. El autoconocimiento desempeña un papel fundamental en el control del estrés. Al respecto algunas investigaciones han concluido que en la medida en que nos hallemos preocupados emocionalmente, la memoria operativa dispondrá de mucho menos espacio atencional, lo cual determina que la función más afectada sea la concentración, haciendo sumamente difícil volver a centrarse en una tarea que se ha visto interrumpida, lo cual hace que haya un descenso en la eficacia personal y en la creatividad. El desarrollo del autocontrol en el ámbito pedagógico implica una mayor coherencia entre juicio y acción, entre pensamiento y conducta. Ya que la finalidad de éste consiste en que los sujetos puedan reflexionar sobre sus conductas y establecer pautas de acción para mejorarlas. En la medida en que el estudiante logre un autoconocimiento que le permita el control sobre sus emociones, logrará alcanzar niveles satisfactorios de respuesta ante las situaciones que le significan diferentes estados emocionales y afectivos; esto a su vez le permitirá hacer uso de estrategias para manejar la intensidad emocional implícita en el proceso creativo. Otra forma en que se establece la relación entre el autocontrol y la creatividad está referida a la actitud autónoma, la cual va ligada a la actitud creadora del ser humano, pues en cada interacción con el mundo, el sujeto transforma y crea nuevas cosas de acuerdo al sistema de valores que regula su intercambio

con el exterior (González, 1994: 19). La autonomía implica un uso responsable de la libertad, implica equilibrar los requerimientos grupales con los personales, aspecto que como ya se mencionó es indispensable en la creatividad. La habilidad de autocontrol permite promover la autonomía de la voluntad y una mayor coherencia de la acción personal. En efecto, autonomía y autocontrol son componentes básicos para lograr un alto rendimiento creativo, y de tipo social con las comunidades a las cuales se pertenece. El control de los impulsos genera como consecuencia general, una mayor competencia en el plano social, pues permite incrementar la eficacia, aumentar la confianza en sí mismo y enfrentar con mayor capacidad las frustraciones de la vida y la ambigüedad que representa el proceso creativo. - La automotivación emocional orienta la intensidad y la selección de opciones y alternativas en nuestro desempeño diario, por tanto, a nivel educativo “se convierte en una herramienta fundamental del aprendizaje y se constituye en una condición necesaria para llevar a cabo con éxito los procesos cognoscitivos y creativos” (Cerda, 2000:59). Dos tipos de motivación son particularmente importantes en relación con lo creativo: Motivación intrínseca y motivación por la excelencia. Hay que añadir que un tipo de motivación intrínseca denominada procesal, es una de las motivaciones intrínsecas decisivas en el desempeño creativo y cognitivo, pues implica la indagación y el cuestionamiento autónomo – plantearse interrogantes y problemas – acciones que por sí mismas son gratificantes, aún sin haber obtenido resultado alguno (Rendón, 2009). La automotivación consiste en generar estados continuos de activación lo cual se revierte en el rendimiento y en la percepción de éxito o fracaso en el proceso de crear. En este caso la motivación emocional actúa como un potente arrastre, que se traduce en persistencia, la cual ya se vislumbraba como una actitud asociada a la creatividad. En la automotivación se conjugan lo cognitivo y lo afectivo en función de solucionar el problema. Cualquier actividad y mucho más la creativa está cargada de un fuerte componente motivacional. Sin motivación no hay solución creativa de problemas y por consiguiente no hay desarrollo ni progreso social. Los principales descubrimientos y creaciones de la humanidad aparecieron a partir de una motivación intrínseca del ser humano. La creatividad es directamente proporcional a la motivación, por lo tanto, la motivación es el motor impulsor de la creatividad. Un sujeto motivado es capaz de alcanzar conclusiones novedosas, dar respuestas originales, formular varias alternativas de solución a un mismo problema. A nivel educativo se debe tener presente que la motivación puede ser obstaculizada a través de la carencia de estímulos, de valoración, de participación, el dogmatismo, el esquematismo y la rigidez, la apatía, el pesimismo en las tareas y el facilismo en la actividad cotidiana. La motivación intrínseca que es la más cercana al proceso creativo, se genera en la tarea misma o en el grado de dificultad, etc. es decir, es una tendencia autogenerada que actúa casi automáticamente en virtud de las relaciones innegables entre el aprendizaje y el pensamiento. Así, la motivación se manifiesta en la disposición a llenar vacíos o en la facilidad de recordar alguna información ante señales adecuadas.

Ahora bien, no podemos desconocer que la motivación extrínseca cumple también su papel en los procesos creativos, pues se refiere a incentivos que provienen de fuera, y que en cierta medida también movilizan al sujeto para actuar de forma creativa. - La empatía, implica sentir los sentimientos de otra persona, experimentar, sintonizarse con las emociones de los demás como si fueran propias. La empatía se refiere a adoptar el punto de vista del otro, y la perspectiva necesaria en las relaciones entre personas, por ello, ha sido un componente constante en las capacidades emocionales. Goleman (1996) la propone como elemento base de la capacidad social, ya que le permite al individuo interpretar los sentimientos, los elementos verbales, paralingüísticos y no verbales (el tono de voz, la postura, el silencio, y las expresiones faciales) de los demás. La empatía y la perspectiva social se puede entender como la habilidad para resolver conflictos pero también la capacidad para asumir las consecuencias que se derivan de la toma de decisiones e incluso para anticiparse a los posibles efectos de una decisión y de una producción creativa. De igual forma, se manifiesta en la acción de asumir un compromiso para llevar a término o hacer efectivo en lo real lo que se plantea como un propósito. Algunos autores argumentan que la empatía abarca tanto lo afectivo como lo cognitivo. Así, se ha hecho una distinción entre empatía cognitiva, que involucra una comprensión del estado interno de otra persona, y una empatía emocional (o afectiva), que involucra una reacción emocional por parte del individuo que observa las experiencias de otros. La empatía cumple funciones de motivación e información, ya que alivia la necesidad de otra persona, pero también brinda información acerca del grado en el cual se valora al bienestar de las otras personas. En este sentido, la empatía tiene un rol de primera importancia, porque es un prerrequisito para lograr resultados creativos. La empatía también incluye una respuesta emocional orientada hacia otra persona. Esto nos lleva a deducir que la empatía es una habilidad de carácter subjetivo, ya que es dependiente del individuo que la manifieste y de la percepción como fenómeno cognitivo que implica la adquisición de información inmediata del ambiente, y que depende de las vivencias previas y la relación que se establece entre éstas y la información entrante. A pesar de que la habilidad de percibir puede ser condición necesaria para la empatía, no es suficiente, ya que ésta requiere de un conocimiento de los otros y de sus circunstancias, y de la habilidad expresiva con el objetivo de comunicar una experiencia personal diferente a través de la conducta verbal y no verbal. Finalmente, la empatía resulta básica en los procesos creativos pues permite la interpretación de los componentes no verbales de la conducta social, teniendo en cuenta que el 90% de las expresiones de las emociones es no verbal, y se aprenden de forma tácita (Goleman, 1996:125). Así como las habilidades y destrezas intelectuales se manifiestan principalmente a través del lenguaje estructurado, la expresión emocional lo hace a través de señales no verbales. Poder reconocer estas señales para encontrar el verdadero significado emocional de las situaciones, aún cuando las palabras explícitas contradigan el mensaje no verbal, es lo que se hace que la empatía tenga un espacio

importante en la creatividad, pues se relaciona con la sensibilidad característica que siempre se relaciona con la creatividad. La empatía además de facilitar la competencia social y emocional, está relacionada con un excelente desempeño académico y creativo, aunque no necesariamente se ha encontrado relacionada con un elevado C.I, lo que es un indicador de que el poseer esta habilidad empática, es un camino a la efectividad en el aula. El desarrollo de la empatía y perspectiva social posibilita al alumno aumentar su consideración por los demás interiorizando valores como la comprensión y la solidaridad. La progresiva descentración posibilita el conocimiento y la comprensión de razones, los sentimientos y los valores de otras personas, generalizando los puntos de vista ajenos y reconociendo la perspectiva de la comunidad y la perspectiva ideal. El reconocimiento de las emociones de los otros, de sus necesidades y deseos también se considera parte integral del proceso creativo. - Las habilidades sociales y de comunicación: implican la capacidad para inducir respuestas deseables en los demás. En este sentido se habla de las siguientes habilidades: • Influencia: utilizar tácticas de persuasión eficaces • Comunicación: emitir mensajes claros y convincentes • Liderazgo: inspirar y dirigir a grupos y personas • Catalización del cambio: iniciar o dirigir los cambios • Resolución de conflictos: capacidad de negociar y resolver conflictos • Colaboración y cooperación: ser capaces de trabajar con los demás en la consecución de una meta común • Habilidades de equipo: ser capaces de crear la sinergia grupal en la consecución de metas colectivas. La mayoría de los sujetos que poseen alteraciones en las habilidades sociales presentan egocentrismo, manifestado en la centralización del tema de conversación en sí mismo y en la incapacidad para adoptar el punto de vista del otro en una determinada situación. Las habilidades sociales no sólo tienen valor por su utilidad personal, sino porque se constituyen en un proceso emergente que proporciona valía y sentido a los procesos creativos en colectivo. Es obvia la necesidad de la comunicación en la creación, ya que representa la capacidad para establecer un canal adecuado en donde la idea creativa llegue en forma correcta y sea comprendida por la otra persona. Como ya se había expresado en los momentos o fases del proceso creativo, esta capacidad comunicativa es altamente compleja pues involucra no sólo la forma en la que se expresan los mensajes, sino también la intuición del momento adecuado para hacerlo. Las habilidades de comunicación, unidas a la empatía, crean el marco con el cual una persona puede expresar ideas creativas de utilidad, de una manera clara, precisa y sincera. Cuando las habilidades comunicativas fallan por la intromisión de un desfase emocional, la idea o producto creativo fracasa, no es entendible, y surge en la otra persona un efecto de desconcierto y desconfianza. En relación con este componente de la inteligencia emocional es necesario profundizar acerca de algunas expresiones, mensajes o formas de comunicación que afectan ostensiblemente la expresión creativa y se convierten en inhibidores de la creatividad.

INHIBIDORES DE LA CREATIVIDAD, EXPRESIONES QUE MATAN LA CREATIVIDAD Se pueden considerar los siguientes comportamientos como inhibidores de la creatividad que van en contravía de las actitudes y manifestaciones emocionales vinculadas a la creatividad: - Asumir posiciones esquemáticas y estereotipadas. - Considerar que las personas que usan palabras extrañas y poco comunes

solamente desean deslumbrar. - Controlar demasiado los propios impulsos. - Creer que el método lógico de paso a paso es el único para resolver

problemas. - Creer que es un desperdicio de tiempo hacer preguntas. - Establecer relaciones solamente con personas que pertenecen a su clase

social o grupo. - Estar obsesionado por el alto status o por el poder. - Evitar enfrentarse con la incertidumbre o con lo impredecible. - Evitar situaciones en las que pueda sentirse inferior. - Exagerar la importancia de tener cada cosa en su lugar y un lugar para cada

cosa. - Generar una atmósfera coercitiva. - Impedir la autorreflexión, la liberación de emociones y criterios. - Impedir la confianza, la autenticidad y el respeto a la individualidad. - Juzgar constantemente. - Limitar la expresión espontánea y libre de ideas. - Mantener la distancia fría entre las personas. - Pasar demasiado tiempo pensando en lo que otros piensan. - Presumir de seguridad en sus conclusiones. - Señalar los errores. - Ser atado a los hábitos, egoísta - Temer al ridículo, a ser víctima de sátiras y burlas. - Trabajar siempre atado a los procedimientos acostumbrados para resolver un

problema particular. EL MAESTRO Y EL AMBIENTE CREATIVO, EDUCACIÓN DE LA CREATIVIDAD El maestro juega un papel esencial en el desarrollo de la creatividad de sus alumnos; esto lo logra siempre y cuando estimule a sus estudiantes y haga un buen uso de la libertad en los procesos de enseñanza aprendizaje. La libertad cumple una función especial en el desarrollo de la creatividad, en la medida que permite independencia, respeto de opiniones, y valoraciones. Pero la creatividad declina durante los años escolares; a medida que avanza y crece la rigidez en el currículo, y se enfrenta a un grave problema relacionado con el manejo de la autoridad. El autoritarismo como una actitud frecuentemente asumida, impide el funcionamiento creativo del individuo; en la medida en que los estudiantes se vean sometidos a una personalidad autoritaria disminuirá su potencial creativo,

ya que se reduce automáticamente el esfuerzo creador. En este sentido, se ha comprobado un nivel mayor de rendimiento en los estudiantes a quienes se les permite gozar aprendiendo y pensar de manera creativa, a diferencia de aquellos a quienes se les acostumbra a “facilitarles” las tareas con instrucciones de “como se hacen” para que imiten y reproduzcan, y no se les da la oportunidad de ser creativos. Se trata entonces de dejar en libertad todo el potencial creador ya que éste suele hallarse tan reprimido que ya no se reconoce y menos aún se desarrolla (Rendón, 2008). Así pues, la búsqueda de la creatividad en los niños y jóvenes depende en gran parte tanto del control del autoritarismo que exista, como de las evaluaciones positivas que se realicen, y en general de un clima favorable que estimule al estudiante a asumir los riesgos que implica la búsqueda de la creatividad, y no se vea por el contrario bloqueado por la inseguridad de enfrentarse a algo en lo que puede perder antes de ganar. De manera complementaria, los maestros deben comprender que el desarrollo de la creatividad no debe conducir en ningún momento y de ninguna manera a faltas de respeto, de disciplina, al desorden y en general al caos y la desorganización. La orientación que se de desde los comienzos determinará la conducta a seguir. No se debe desconocer que el proceso creativo tanto en el adulto como en el niño se enfrenta ante una situación de ambigüedad, una situación aún no estructurada, que provoca naturalmente un estado de ansiedad, de tensión; y es la necesidad de reducir esta tensión la que pone en marcha todo el potencial creativo. Por esto un ambiente propicio a enfrentar este tipo de situaciones es indispensable para que se puedan desarrollar actitudes y aptitudes que ayuden a enfrentar problemas con imaginación y creatividad. Para favorecer el desarrollo creativo de las personas, el ambiente no solamente debe ser excitante y estimulador, sino también y en la misma medida el medio debe ser comprensivo-receptivo, entendiéndose por esto un medio alerta y sensible a la orientación y dirección. El maestro no debe conformarse con que el estudiante sea capaz de seguir líneas trazadas y avanzar en una misma dirección hacia un objetivo previsto. Es importante lograr que la persona sea capaz de cambiar, de evolucionar, de imponer nuevas ideas, de llegar a la solución de algún problema por diferentes caminos, de expresarse sin temores. El maestro debe darse cuenta de que el alumno es capaz de pensar sólo sin que se le diga qué y cómo debe pensar. Se debe valorar la capacidad del alumno respetando su originalidad e iniciativa en sus trabajos, reconociendo en ellos una auténtica forma de expresión, correspondiente a una etapa determinada de su desarrollo. De esta forma, vemos la inmensa responsabilidad que tiene el docente en esta área, en la que existe la fuerte tendencia a desconocer lo que se puede hacer, a convertir el potencial creativo en algo privativo, de unos pocos superdotados que viene determinado por la herencia: “Se es o no se es creativo”. El maestro debe estar siempre conciente que son sus orientaciones las que pueden llevar al estudiante a ser o no creativo: La actitud creativa se desarrolla y por este mismo hecho también puede ser bloqueada.

Mucha gente parece poseer la semilla de la creatividad, pero el entorno fracasa en proporcionar el alimento que su crecimiento requeriría. Un ejemplo de ello, lo vemos claramente cuando se presta atención exclusivamente a las respuestas correctas y se desconoce el valor de las respuestas originales. Vista de esta forma, la enseñanza se orienta hacia el desarrollo del pensamiento convergente concediendo gran importancia a los procesos de memorización y desconociendo la importancia de la creatividad en el mismo desarrollo conceptual que se pretende. Desde principios del siglo XX se viene diciendo que enseñar a pensar constituye un objetivo de la educación pero en nuestras aulas los alumnos son todavía hoy, fundamentalmente recompensados según la cantidad de información que son capaces de retener. Algunas de las características que son más valoradas por los maestros siguen siendo la quietud y el recordar bien. Las mentes de los estudiantes son todavía tratadas como recipientes a llenar de información y el profesor controla la correspondencia entre esta información de entrada y la que el alumno muestra como contrapartida. Por lo anterior, la responsabilidad que se le asigna a la educación para el desarrollo de la creatividad, recae en gran parte en el educador, puesto que es él quien tiene contacto directo con los niños y su función es la de preparar y coordinar las actividades a través de las cuales se alcanzarán los objetivos propuestos. Por ello, el maestro no debe perder su personalidad y su autenticidad profesional, concedida por su saber pedagógico. En este sentido, la preparación pedagógica del docente es importante, deberá poseer los elementos básicos para el desempeño de su tarea, pero además deberá ampliar los conocimientos adquiridos mediante su continua actualización y perfeccionamiento, sobre diferentes temas, distintos enfoques, nuevos materiales y técnicas, que comprende el campo de la educación. Debe poseer un alto grado de sensibilidad social que le permita solidarizarse con los problemas de la comunidad, orientando a sus miembros en la búsqueda y utilización de información en la solución de sus problemas. Para lograr lo anterior, se debe profundizar en dos dimensiones íntimamente relacionadas: una, la psicosocial, que actúa en relación con el aspecto humano y la sensibilidad de cada quien, el contexto y el ambiente específico donde se interactúa y se dirige a estimular, motivar y conservar la creatividad; y la otra, la de la enseñanza, la cual se debe orientar a engendrar el proceso creativo a través de los métodos y procedimientos implementados en el aula. No se puede pretender entrar en el salón de clase exigiéndole al alumno que de ahora en adelante sean y produzcan hechos creativos, solamente porque nos parece importante introducir la creatividad en el aula de clase. Ni pedirles a secas la generación de miles de ideas divergentes, en un decepcionante ejercicio de tormenta de ideas cuando la clase magistral ha sido la tradición o amenazarlos abruptamente con un cero si no realizan un proyecto de investigación original. Esa es la razón por la cual se deben tener en cuenta estas dos dimensiones y es necesario trabajar primero la psicosocial y posteriormente la de la enseñanza.

En la dimensión psicosocial, la pauta básica para generar creatividad es la seguridad y la confianza que se le transmita al alumno. Tradicionalmente se acostumbra retar en forma negativa para obtener efectos positivos. Fuera del daño que se le hace a la autoestima del alumno, puede conseguirse algo, pero no con el gusto y el placer con el cual debe darse toda relación con el pensamiento. El contexto debe ser alentador y estimulante, procurar que se den las condiciones propicias al surgimiento de ideas distintas a las del maestro y que los alumnos se atrevan incluso a rebatirle las posiciones autoritarias que difícilmente se superan por el temor a que el docente se sienta atacado y reaccione en forma represiva. La mejor forma de lograr estos contextos y ambientes es generando la espontaneidad en todos y cada uno de los participantes. A veces el simple hecho de proponer sentarse en círculos y romper con las tediosas hileras de pupitres permite crear un ambiente diferente. Propiciar todas las maneras de organización grupal conocidas: Mesa redonda, debates, paneles, etc.; acceder a las anécdotas y destinar tiempo para hablar de asuntos distintos a los netamente académicos constituyen un factor de acercamiento y de interacción. Incluso aprovechar todos estos momentos informales para conocer la personalidad, los intereses y valores individuales y colectivos. Por tanto, hay que evitar la utilización de estigmas y prototipos para catalogar a las personas según sus cualidades o defectos. Si bien se debe alabar el ego de los alumnos, es mejor aprender a respetar el valor y la dignidad humana, respetar las formas de aprendizaje de cada quien, lo cual implica olvidarse de la homogeneidad, apreciar la singularidad, explorar las potencialidades más que las vulnerabilidades de la personalidad. En la dimensión de la enseñanza existe una clave para su éxito: Utilizar métodos donde se de cabida a la imaginación y por lo tanto a la divergencia, sin perder el sentido de lo real en los casos que sea necesario. Si damos al niño y al joven la oportunidad de actuar libremente para la obtención y tratamiento de los datos, él descubrirá nuevas relaciones, abstraerá nuevos conceptos, generalizará enunciados y formulará principios por sí mismo, sin necesidad de que nada se le de estructurado de antemano. Con esto no quiere decirse que todo aprendizaje puede o debe realizarse por esta vía, ni que este es el mejor método, pero lo que si es cierto es que en una amplia gama de situaciones didácticas permite el desarrollo del pensamiento creativo (aprendizaje por descubrimiento), constituyéndose en el medio óptimo e ideal para la comprensión profunda de un concepto. Veamos a continuación una tabla donde se resumen algunas pautas a tener en cuenta para propiciar ambientes creativos de aprendizaje; en la primera columna se destacan algunas consideraciones psicosociales para el trabajo en el aula y en la columna de la derecha se compilan algunas sugerencias didácticas o de orden práctico. Cuadro 4. Dimensiones psicosocial y de la enseñanza para el desarrollo de la creatividad Consideraciones de orden psicosocial que debe tener en cuenta el maestro para el desarrollo de la creatividad

Dimensión de la enseñanza, pautas generales de trabajo

• Actuar con intencionalidad y deseo de producir un • Agrupar ideas diferentes y

impacto, actuando consecuentemente con persistencia parta lograrlo.

• Alabar a todos los alumnos por igual, es decir, sin preferencias.

• Alentar a los estudiantes a la autovaloración. • Ampliar los conocimientos adquiridos mediante su

continua actualización y perfeccionamiento, sobre diferentes temas, distintos enfoques, nuevos materiales y técnicas, que comprende el campo de la educación.

• Animar a los estudiantes cuando ocurran frustraciones o fracasos.

• Apoyar los esfuerzos creadores de sus alumnos. • Autocontrolar o dominar las propias acciones. • Ayudar a los estudiantes a juzgar y a aceptar sus

propios sentimientos. • Ayudar a los estudiantes a desarrollar el deseo de

expresarse creativamente. • Brindar a los estudiantes la oportunidad de actuar

libremente para la obtención y tratamiento de los datos.

• Comprender los sentimientos, motivos y preocupaciones de los estudiantes (empatía).

• Comprometerse con los estudiantes, lograr una conexión personal con los estudiantes, un sentido de compenetración e intimidad con el grupo.

• Conocer a sus alumnos, sus intereses, necesidades, anhelos, sueños, es decir, conocer su ser, su personalidad, y valores individuales y colectivos.

• Crear un clima favorable que estimule al estudiante a asumir los riesgos que implica la búsqueda de la creatividad.

• Crear una atmósfera “de dar y recibir”. • Darse cuenta de que el alumno es capaz de

pensar sólo sin que se le diga qué y cómo debe pensar.

• Equilibrar las propias necesidades como docente con las de los estudiantes.

• Estar siempre conciente que son sus orientaciones las que pueden llevar al estudiante a ser o no creativo.

• Estimular a los alumnos a ser lo más originales posibles y a plantear múltiples alternativas o respuestas.

• Estimular a los estudiantes a compartir, aprovechando las experiencias de su vida

• Estimular a los estudiantes a que enfrenten los problemas con imaginación y creatividad.

• Estimular a los estudiantes con evaluaciones positivas.

• Estimular el razonamiento de los niños sobre sus propias tareas a través de la discusión en el aula.

• Estimular en los estudiantes el autodominio o control interno de forma acorde con la edad.

• Estimular un buen uso de la libertad. • Evaluar la conducta no la persona desde el ángulo

de las propias reacciones ante el estímulo del otro. • Explorar las potencialidades, más que las

respuestas de los estudiantes. • Aprovechar las oportunidades y

diversas actividades escolares en función de la creación.

• Arbitrar el proceso de discusión. • Brindar una amplia gama de

situaciones didácticas que permitan el desarrollo del pensamiento creativo.

• Buscar continuos ángulos de apertura. Nunca el sentido de misterio de algún asunto debe ser concluido o cerrado, para acceder a niveles más completos de indagación de los asuntos.

• Buscar que el diálogo tenga final abierto y reconocer que es frecuentemente algo inestructurado.

• Captar la ocasión adecuada en la discusión para emplear las preguntas - modelo. Cuando sea necesario en cada ocasión y no confundir su uso: “cuál pregunta hacer y en qué momento”.

• Cultivar la intuición y el sentido común como otra manera de acercarse al conocimiento de la realidad.

• Dar diversidad de posibilidades abiertas a la imaginación, al despertar de la curiosidad y la capacidad de asombro y de búsqueda de los alumnos.

• Dar paso a la comprensión, funcionalidad comunicativa y a la problematización y construcción de conceptos.

• Dar tiempo a los alumnos para pensar y desarrollar sus ideas.

• Dejar el curso improvisado de la discusión, sin forzarlo, pero orientado hacia cuestiones productivas.

• Desarrollar actividades que requieran de la iniciativa e independencia del alumno.

• Desarrollar habilidades como la observación minuciosa de objetos, experimentos, la investigación desde inquietudes personales, acompañadas de una vivencia o un proceso significativo.

• Destinar tiempo para hablar de asuntos distintos a los netamente académicos.

• Disparar la divergencia dentro de las relaciones lógicas como

vulnerabilidades de la personalidad. • Fomentar el respeto de las opiniones y

valoraciones. • Fomentar en los estudiantes la curiosidad o

descubrimiento de cosas nuevas como algo positivo que conduce al placer.

• Fomentar en los estudiantes la sensación de confianza y compromiso con los demás.

• Fomentar la comunicación y el deseo de intercambiar verbalmente ideas, sentimientos y conceptos con los demás.

• Fomentar la perseverancia, la tenacidad y el deseo de hacer cada vez mejor las cosas.

• Generar la espontaneidad en todos y cada uno de sus alumnos.

• Generar un medio alerta y sensible a la orientación y dirección.

• Hacer que los estudiantes comprendan lo valioso de sus ideas creativas.

• Hacer que los estudiantes vean el cambio como natural en la vida y que muchos problemas no tienen una respuesta fácil.

• Incrementar el autoanálisis y la autocorrección. • Interpretar los silencios de los niños; hay quien no

habla sino raramente pero escucha con atención, constructivamente y está de hecho involucrado, aunque no haya entrado en juego en la discusión.

• Lograr que los estudiantes sean capaces de cambiar, de evolucionar, de imponer nuevas ideas, de llegar a la solución de algún problema por diferentes caminos, de expresarse sin temores.

• Mostrar interés en diferentes puntos de vista, aunque no esté en la posesión, de la idea correcta o errónea.

• Motivar a los estudiantes a divertirse haciendo las cosas y encontrando la respuesta por sí mismos

• Negociar las soluciones, mediar en situaciones conflictivas.

• No conformarse con que el estudiante sea capaz de seguir líneas trazadas y avanzar..

• No descalificar el ser ni el quehacer de los demás. • Olvidarse de la homogeneidad, apreciar la

singularidad, explorar las potencialidades más que las vulnerabilidades de la personalidad.

• Permitir el goce en el aprendizaje. • Permitir la independencia de los estudiantes. • Permitir que durante el encuentro interpersonal se

reconozca y se responda adecuadamente a los sentimientos y las angustias de los otros.

• Planear, registrar y estar preparado para la improvisación.

• Poseer un alto grado de sensibilidad social que le permita solidarizarse con los problemas de la comunidad, orientando a sus miembros en la búsqueda y utilización de información en la solución de sus problemas.

• Posibilitar una sensación de competencia, de ser eficaz en el aula.

• Procurar las condiciones propicias al surgimiento

causa-efecto, causa-consecuencia, acción-reacción y clasificación, seriación, respectivamente.

• Diversificar las estrategias de enseñanza.

• Emplear un repertorio variado de preguntas, no un set previamente preparado de ellas. Introducirlas como si fueran casuales e improvisadas.

• Enfatizar el proceso de discusión, más que el logro de una conclusión específica.

• Estimular las líneas de discusión - divergentes y convergentes.

• Generar la pregunta significativa que de paso a la creación, que se relacione con el entorno y que permita el contacto con la realidad del alumno y del maestro, en consonancia con los intereses expresados.

• Generar o diseñar muchas estrategias y juegos.

• Hacer preguntas desafiantes que motiven a los alumnos a pensar y a razonar.

• Imprimir a las clases un carácter de diversión y de juego y que no se vivencie como una sesión intelectual, típica de la experiencia escolar.

• Incentivar el juego de la mímica, adivinanza, la representación de la vida escolar, la vida de los adultos, el comportamiento social, para hallar soluciones a los problemas que allí se presentan.

• Incentivar el pensamiento analógico, o sea, descubrir lo desconocido a través de lo conocido, utilizando estrategias como las semejanzas, la comparación, la metáfora, el símil, la identificación corporal, etc.

• Ingeniarse métodos para transformar un tema aburrido, en una conversación de importancia y cimentar así una base firme en el proceso de aprendizaje.

• Mantener la discusión en una dirección constructiva y productiva.

• Mostrar las conexiones entre los argumentos de los estudiantes que ellos no han notado, así como las posiciones que van en

de ideas distintas y que los alumnos se atrevan incluso a rebatir las posiciones.

• Promover en los alumnos confianza y competencia en sus capacidades, ayudándolos a librarse del miedo a cometer errores.

• Promover un ambiente de respeto por las ideas de los alumnos.

• Propiciar diferentes maneras de interacción grupal para que se enriquezcan recíprocamente.

• Propiciar el surgimiento de ideas diferentes a las suyas.

• Propiciar la cooperación en el aula. • Propiciar la mayor participación posible de la clase. • Propiciar que cada niño desarrolle razones para

sus opiniones. • Propiciar un ambiente donde los patrones externos

de evaluación no sean tan severos, no se trata de renunciar a la crítica o a la evaluación, sino, de aplicar estrategias constructivas.

• Propiciar un ambiente excitante y estimulador o alentador.

• Propiciar un medio comprensivo-receptivo. • Recordar que los alumnos expresan en forma más

plena sus habilidades creativas cuando realizan actividades que les dan placer.

• Respetar el valor y la dignidad humana, respetar las formas de aprendizaje de cada quien.

• Respetar los puntos de vista, tomarlos seriamente y con imparcialidad.

• Ser menos directivo y más receptivo. • Transmitir al alumno seguridad y confianza. • Valorar la capacidad del alumno respetando su

originalidad e iniciativa en sus trabajos, reconociendo en ellos una auténtica forma de expresión, correspondiente a una etapa determinada de su desarrollo.

la misma dirección (convergencia).

• Mostrar su perpetua insatisfacción. Cualesquiera sean los comentarios de los estudiantes, debe descubrir algo de la perplejidad y lo asombroso que puede resultar cualquier tarea y mostrarlo a través de preguntas.

• Mover la discusión a un nivel más alto de generalidad.

• Permitir a los estudiantes la expresión libre de opiniones e ideas, ayudándoles para ello con preguntas abiertas.

• Posibilitar el aprendizaje por descubrimiento como medio óptimo e ideal para la creación.

• Programar actividades de acertijos, adivinanzas, descifrados, representaciones donde se descubre un mensaje y se transforman respuestas.

• Propiciar todas las maneras de organización grupal conocidas.

• Proponer sentarse en círculos y romper con las tediosas hileras de pupitres.

• Realizar cuando sea necesario, un sumario de las distintas posiciones del grupo.

• Tener materiales lúdicos de buena calidad, valorar la utilidad y pertinencia de estos y saberlos utilizar en el momento adecuado.

• Utilizar métodos donde se de cabida a la imaginación y por lo tanto a la divergencia.

Una de las características centrales del maestro que educa para la creatividad es la Flexibilidad, la cual se contrapone a la actitud represiva y autoritaria relacionada con un comportamiento rígido. Para estimular, motivar y conservar la creatividad en el aula de clase y en la institución escolar se requiere que el maestro se relacione directamente con sus alumnos, adopte y promueva entre su grupo posiciones flexibles y trate de entender al niño como él es, en su ser, en lo que intenta expresar y producir. De esta manera se logra gran parte del trabajo simplemente al apoyar un contexto creador. En este mismo sentido, los maestros creativos se caracterizan por ser: Soñadores, sagaces, audaces, sistemáticos, disciplinados a su manera, perseverantes, inconformes, capaces de enfrentar retos, amantes de la incertidumbre, ingenuos, identificados totalmente con sus ideas, normalmente críticos pero constructores que buscan incansablemente la elaboración de nuevas hipótesis, preguntas y/o alternativas de solución y poseen un celo infatigable por el éxito personal, optimistas, con

facilidad para establecer relaciones y asociaciones novedosas, claramente tolerantes y sobre todo guías para sus alumnos, sin discriminar ni menospreciar a alguien, tratando de mantener con todos buenas relaciones. En conclusión, si queremos que el estudiante desarrolle su creatividad, el docente debe ser menos directivo y más receptivo para que el niño tenga la oportunidad de reunir libremente datos alrededor de un problema y llegue a encontrar el principio general con la ayuda del profesor y no bajo su dirección. Teniendo en cuenta todo esto, puede decirse que el sistema educacional requiere de cambios significativos y necesarios para favorecer el potencial creativo de los alumnos, articulado al mismo tiempo con la familia y la sociedad, para permitir así que las personas construyan su poder de crear, producir, cambiar, hacer más visible su entorno transformándolo y siendo más humanos. BIBLIOGRAFÍA Aldana De Conde, G (1996) La travesía creativa. Asumiendo las riendas del

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Revista Psykhe, Vol. 10, Nº 1.

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