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    SABIOS SALVAJES Y NUEVAS

    SENSIBILIDADES

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    BRBAROS

    nocer varias cosas de que les hubiera sido mejor haber carecido siem-

    pre 124 Los nutkas que conoci Mozio consideraban que los europeos

    eran vulgares y carecan de espiritualidad. Se cuenta que tras conocer el

    significado de las letras de algunas canciones espaolas e inglesas un

    jefe indio pregunt a Mozio: Qu no tienen Dios ni los espaoles ni

    los ingleses que slo celebran la fornicacin y la embriaguez?. 25

    En

    general Malaspina y sus cronistas trazaron un retrato tan halaga-

    dor de los indios que suscitaron la rplica de al menos un miembro de la

    expedicin que disenta de sus opiniones. El artista espaol Toms de

    Suria que haba estudiado en la Real Academia de Bellas Artes de Ma-

    drid y haba vivido en Mxico durante trece aos antes de unirse al equi-

    po de Malaspina en Acapulco crea que su experiencia directa con los

    indios durante su prolongada estada en Mxico le proporcionaba una

    visin ms realista aunque menos halagea de ellos. pintor se que-

    jaba

    de que la imagen sublime propuesta por Malaspina y sus colegas

    cientficos fuera tan distinta de lo que ven los ojoS 126

    El uso

    por

    parte de Malaspina del salvaje sublime como metfora no

    implica que l en mayor medida que Rousseau creyera realmente que el

    estado indio fuera superior a

    la

    civilizacin europea o que todos los sal-

    vajes fueran buenos. Salvo los chumash todos los indios de la Baja y

    Alta California le parecan en todo sentido desagradables y lo llevaron a

    reflexionar que: Entregando al hombre a sus propias pasiones y al ni-

    co cuidado de su conservacin animal le degradan le entorpecen y casi

    convierten su vida en una viva representacin de la de los seres irracio-

    nales 127 Acaso el explorador no adverta contradiccin alguna entre su

    ttrica visin de los indios californianos y sus pronunciamientos ms op-

    timistas como aquel inspirado por los patagones segn el cual los hom-

    bres no eran viciosos y propensos naturalmente a la vida brutal. 28

    Cuando Malaspina y sus diaristas no se dedicaban a ensalzar a los

    dgenas para referirse a la decadencia de

    la

    sociedad europea o a los erro-

    res de la poltica espaola sealaban con claridad que los indios inde-

    pendientes necesitaban contactar y comerciar con otros pueblos porque

    un pueblo sin comunicacin ni trfico con otras gentes jam s puede ci-

    vilizarse.129 Cuando convena a sus propsitos Malaspina y Viana coin-

    cidan con la nefasta visin de la vida salvaje que se desprende del infor-

    me sobre el viaje de la Sutil y la exicana a California y el Pacfico

    Noroeste en 1792. El autor cuya identidad se desconoce contrasta la

    feliz vida de los indios que viven en la misin de Monterey en Califor-

    nia con la existencia miserable de sus compaeros que vagan por los

    bosques sin educacin sin religin entregados a los impulsos de sus

    pasiones y la miseria de la vida salvaje. El autor del informe cita con

    aprobacin al naturalista britnico William Nicholson: El hombre en

    un estado rudo y salvaje ... inspira compasin cuando se le compara con

    el hombre ilustrado y asistido por la filosofa. 13 Otro miembro del

    equipo de Malaspina el teniente Jos Espinosa y Tello que viaj por

    tierra desde Chile hasta Buenos Aires en 1794 expres ideas similares

    al describir el Chaco como almciga y criadero de los brbaros un

    lugar en el que el hombre no era rey de la Naturaleza yen el que ms

    bien los indios vivan como animales: son estos indios toscos in-

    continentes vagamundos flojos groseros en sus conceptos y grandes

    guerreros

    .131

    La imagen de los salvajes como bestias contaba con una larga tradi-

    cin en el pensamien to europeo e incluso los cientficos espaoles ms

    ilustrados continuaban apoyndola. El estudioso Flix de Azara que

    conoci de primera mano a los indios del Ro de la Plata no estaba se-

    guro de si los indgenas se haban desarrollado de forma separada de los

    europeos o si en cambio tambin descendan de Adn. Al repasar los ar-

    gumentos que sustentaban cada una de estas posiciones sealaba que la

    primera describa a los salvajes de Amrica como gentes con un odo

    y una vista nusualmente sensibles y dientes blancos y regulares que rara

    vez hablaban o sonrean. Mantenan relaciones sexuales sin prembulos

    ceremonias daban a luz con facilidad no reconocan una autoridad

    superior no tenan juegos bailes canciones o instrumentos musicales;

    soportaban con paciencia el mal tiempo y el hambre no se lavaban ni

    limpiaban ni cocan no educaban a sus hijos y no tenan religin. Todas

    estas cualidades parecen aproximarlos a los cuadrpedos y parecen tener

    an alguna relacin con las aves por la fuerza y finura de su vista.m

    Con todo incluso cuando subrayaban la bestialidad o la miseria de

    la vida salvaje Malaspina y sus compaeros por lo general se mante-

    nan fieles a la idea de que los indios que vivan en estado natural repre-

    sentaban una etapa primitiva del desarrollo humano una comparable a la

    infancia. Las circunstancias los moldeaban y las circunstancias podan

    mejorarlos. En particular se pensaba que su exposicin a lo mejor de

    sociedad europea hara progresar a estos pueblos y los llevara a la edad

    adulta. Al adoptar la posicin de que los indios americanos era temporal-

    mente inmaduros los miembros de la expedicin rechazaban de forma

    implcita la idea de que los pueblos indgenas eran inherentemente dege-

    nerados un argumento propuesto por algunos de sus contemporneos

    4 B

    RBAROS

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    ilustrados que consideraban que Amrica misma era la causa de la infe-

    rioridad

    de

    los nativos.

    La idea de que el continente americano corrompa a la humanidad en

    general, y a indios y espaoles por igual, haba disfrutado de cierta po-

    pularidad a comienzos del siglo XV II entre los espaoles nacidos en la

    penns ula Ibrica .

    Como

    sostu vo un

    sacerdote

    espaol

    en 1612

    sos-

    pecho

    que

    el suelo y el ci elo

    de

    la

    Amric

    a no

    es

    tan bu

    eno

    para hom-

    bres como para yerba [mate] y metales [preciosos]. 33

    Pe

    ro los esp ao-

    les nacidos en Amrica del mismo mod o que los ingleses nacidos en el

    continente una generacin ms tarde) no podan aceptar la concepcin de

    que el entorno del hemisferio occidental era la causa de la degeneracin

    de los indgenas sin poner

    se

    en entredicho a

    s

    mismos.

    34

    En un princi-

    pio, muchos espaoles nacidos en el Nuevo Mu ndo se opusieron a esta

    concepc in distancindose de los indios. Po

    co

    a poco dejaron de iden-

    ti

    ficarse a s mismos como indianos, una palabra usada a lo largo del

    siglo XVI para designar a los espaoles residentes en las Indias. Con el fin

    de evitar la asociacin que la similitud entre las palabras indianos e in-

    dios evocaba, los espaoles nacidos en Amrica empezaron a llamarse

    a

    s

    mismos criollos

    en

    el siglo

    XVl1.

    1

    5

    No

    obstante, la idea

    de

    que los

    indios y otras personas nacidas en

    Am

    rica eran inferiores perdur has-

    ta

    el s iglo

    XV III,

    cuando algunos pensadores ilustrados, incluidos algunos

    criollos, la dotaron de una nueva respetabilidad. No eran slo los extran-

    jeros prejuiciados los

    que

    soste nan

    que

    los indios eran incapaces de ra-

    n, declar el in

    ge

    niero militar

    Pedro

    Andrs Garca, sino que tam-

    bin

    en

    las ciudades capitales de Amrica se encuentran hombres de casi

    iguales sentimientos. G

    ar

    ca, que tena conocimiento directo de los in-

    dios de las pampas argentinas, atribua esto a una pblica ignorancia a

    la vez que alababa la sagacidad de los indgenas. 16

    Malaspina probablemente hall la i

    de

    a

    de

    la degeneracin de los i

    n-

    dios en la

    Hisrory

    o

    A

    m

    rica

    1777) de Robertson , un libro muy popular

    en la poca, o tal vez en la prosa, mucho ms vehemente y sensacionalis-

    ta. de un filsofo holands, el abate

    Co

    melius de Pauw, cuyas Recherches

    philosophiques sur les A

    m

    ricains

    haban aparecido una d

    cada

    antes.

    Ampliando un argumento que Buffon haba aplicado princip almente a la

    flora y la fauna. De Pauw atribuy la fuente de la presunta inferioridad de

    los ab

    or

    ge

    ne

    s american os al clima del Nuevo Mundo. E l hemisferio

    occidental, afirm, haba sido tan maltratado

    por

    In Naturaleza que todo

    en l era o bien degenerado o bien monstruoso . En Amrica in cluso el

    hierro perda su fuerza . J37 Con todo, Malaspina no necesitaba haber ledo

    SABIOS , SALVAJ ES Y NUEVAS S

    ENSIB

    ILI DADES

    a De

    Pauw

    o a Robertson para estar enterado de sus argumentos. La bi-

    blioteca que llevaba a bordo in clua obras de diversos autores que resu -

    man las ideas de stos con el fin de refutarl as, enlre ellos Clavigero,

    Molina, Jefferson

    y

    en especial, Carli.

    138

    En la Nueva Espaa,

    el

    estudioso

    Jos Antonio de Alza te , nacido en Mxico, escribi un tratado para la ex-

    pedicin de Malaspina que explcitamente refutaba a Buffon y alababa a

    los indios por ser pacficos, honestos, trabajadores, pacientes y dc

    il

    es. El

    origen de sus vicios, sugera, no se encontraba en el medioambiente

    am

    e-

    ricano, sino en su contacto con los espaoles.

    39

    Entre los criollos ilustrados las opiniones de Alzate goza ban de mu-

    cho crdito. Si a finales del siglo

    xv rn

    los indios ocupaban los peldaos

    ms bajos de la escala social, deca su argumento, era porque los con -

    quistadores y sus descendientes los

    ha

    ban maltratado, no porque fueran

    innatamente inferiores. Para los criollos que tenan sangre india corriendo

    por sus venas h a sostenido un historiador , era importante presentar

    a los indgenas

    como

    personas tan dotadas como cualquier blanco. 4o

    Los muchos indios que aprendieron a vivir como espaoles constituan

    u

    na

    demostracin emprica de sus capacidades intelectuales. Antonio Al-

    cedo, un ecuatoriano que escribi una enciclopedia sobre

    Am

    rica de va-

    rio s volmenes en la tradicin de los

    philosophes

    elogi a un indgena

    mixteca, Nicols del Puerto, para subrayar este hecho. Del Puerto, un c-

    lebre jurista que haba llegado a ser obispo de Oaxaca, era un varn de

    tanta virtud y ciencia, que destruy la opinin de que los indios no eran

    capaces de los conocimientos de los europeos. 4

    En el centro de Mxico, en especial , donde el riesgo de una revuel-

    ta indgena pareca mn imo , los criollos ilustrados tendieron a proponer

    versiones romnticas de los indios, pero lo hicieron de fon na selectiva.

    Los

    criollos mexi canos glorificaban los cultos aztecas, cuyos descen-

    dientes parecan entonces sumisos o haban desaparecido, en lugar de los

    apaches o los seris, que continuaban resistindose a la dominacin es-

    paola. A med ida que el descontento con la administracin espaola fue

    hacindose ms y ms intenso en los aos crepusculares del Imperio, al-

    gu nos criollos, en paJabras de un histori ador, terminaran viendo la di -

    ficil situacin de los indios como una metfora de su propia condicin de

    opr

    imidos. 12 Lite ral o

    metaf

    ricamente , algunos criollos resucitaron

    la memoria de sus lejanos ancestros indgenas como una fuente de pres-

    tigio. En una epstola a Fernando VII que escribi desde la prisin en 1817-

    1818, el criollo Carlos Mara de Bustamante apel a un incipiente nacio-

    nalismo mexicano dec larndose

    l

    mismo indio mexicano.13

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    BRBAROS

    SABIOS,

    SALVAJES Y NUEVAS SENSIBILIDADES

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    Aunque, a ambos lados del Atlntico, algunos espaoles ilustrados

    encontraron razones para continuar representando a los indios como se-

    res inferiores, otros rechazaron esta afirmacin e hicieron hincapi en sus

    virtudes.144 Los reformistas espaoles

    como

    Malaspina no podan recon-

    idea de

    la

    inferioridad inherente

    de

    la poblacin indgena con su

    preocupacin

    por

    convertir a los indios en vasallos productivos para la

    corona.

    Era

    difcil

    esperar

    que personas

    por

    naturaleza inferiores pu-

    dieran desempearse

    como

    los agentes econllcos racionales en que los

    ilustrados espaoles quer an convertirlos.

    Desde el punto

    de

    vista de Malaspina, si los indios independientes no

    deseaban unirse a la sociedad espaola o si los indios conquistados no pros-

    peraban dentro del Imperio espaol,

    la

    culpa sera ms del sistema co-

    lonial

    de Espaa

    que

    de

    los indios mismos. Los espaoles, afirmaba,

    dependen de los indgenas para la explotacin de las minas, el cultivo de

    productos valiosos para los europeos y el c onsumo de bienes manufactu-

    rados que no necesitan; queran privar a los indios

    de

    una vida sencilla

    para poder disfrutar por s mismos de una vida de indolencia.

    Por

    tanto,

    aquellos indgenas que se negaban a trabajar p ara los espaoles por una

    miseria, no eran perezosos sino inteligentes. Dado que vivan rodeados

    de abundante pesca y caza, no tena sentido que cambiaran la vida ociosa

    y casi errante [porlla vida laboriosa de una sociedad [la espaolal bien

    ordenada.145

    La lucha constante entre los indios y los espaoles y los perniciosos

    efectos de esa lucha en continua accin

    chocando

    unos

    contra

    otros

    y causan con una constante reaccin la verdadera debilitacin del todo)

    no cesaran hasta que Espaa acabara con lo que Malaspina denominaba

    la esclavitud poltica y la mercantil y permitiera a los indios disfrutar

    de

    los frutos

    de

    su trabajo.

    146

    Para Malaspina,

    como

    para otros fIlsofos

    esto era un hecho incontrovertible.

    Su

    argumento refleja

    la

    influencia

    de

    Locke, que sostena

    que

    el hombre tiene el derecho natu-

    ral a poseer como propiedad los productos de su trabajo, una concep-

    cin que contaba

    con

    un buen

    nmero

    de partidarios

    en

    Espaa, entre

    ellos Jovellanos, que consideraba que la prosperidad individual conduca

    al bienestar nacional y que los gobiernos sabios no deban adopt ar medi-

    das que desalentaran la bsqueda individual del propio inters.

    147

    La

    idea

    de que los indios deban beneficiarse de su trabajo adquiri una renovada

    vigencia entre 1780 y 1783, cuando una gran rebelin indgena en los

    Andes, dirigida por Tpac Amaru, oblig a los encargados de disear la

    poltica espaola a reconsiderar sus relaciones con la poblacin nativa. 148

    Aunque Malaspina y muchos de sus contemporneos de mentalidad

    avanzada en Espaa rechazaban la idea de que los indios americanos po-

    seyeran una inferioridad perdurable, las imgenes de los indios a las que

    apelaban eran contradictorias. Los intelectuales de la Ilustracin

    h

    ano-

    tado un historiador- discutieron acaloradamente la capacidad, el carc-

    ter y los logros

    de

    los indgenas.149 Mientras las metforas del buen y el

    mal salvaje siguieron siendo tiles, coexistieron una

    alIado

    de la otra, in-

    cluso en la retrica de un mismo pensador ilustrado,

    como

    evidencia el

    caso de Malaspina.

    50

    Y COMPASIN

    Bien fuera que idealizaran o demonizaran a los indios independien-

    tes o los presentaran

    como

    alguna combinacin

    de

    bondad y maldad, los

    ilustrados espaoles sostuvieron que incluso los brbaros ms bajos me-

    recan que se les tratara de forma humana. Cuand o el virrey Revillagige-

    do el segundo) envi una expedicin al Pacfico Noroeste para proseguir

    la obra de Malaspina, dio rdenes estrictas para que las armas de fuego

    nicamente se emplearan en casos

    de

    defensa propia. E incluso en tales

    circunstancias, avis, los marineros tendran que justifica r su uso al re-

    gresar a Mxico. Los exploradores deban establecer los cimientos

    de

    una amistad que en el futuro quiz resultara muy til a la religin y el

    soberano. Con este fin, haban de entregar a los indios regalos y tratarlos

    con gentileza. Asimismo, deban

    pasar por

    alto las ofensas en las que

    los nativos pudieran incurri r y garantizar que los llembros de la tripula-

    cin no los engaaran o insultaran. Los expedicionarios deban realizar

    su trabajo, escribi el virrey, sin ofender en lo ms mnimo a esos infe-

    lices que en su ignorancia piden a gritos mi humanidad y compasin.

    5

    Desde los das de Fernando e Isabel, la corona espaola y sus repre-

    sentantes de ms alto rango haban manifestado sentimientos similares; y

    a finales del siglo XVIII, los ilustrados espaoles estaban ms dispuestos a

    ponerlos

    en

    prctica.

    En

    parte, esto era un reflejo del profundo huma-

    nitarismo que permeaba el pensamiento ilustrado. Me congratulo

    --es

    cribi un comandante naval despus de un viaje pico por aguas de Alas-

    k de que al haber tratado a estos indios como los hombres han de ser

    tratados y no como individuos de naturaleza inferior, he vivido en el seno

    mismo de la tranqulidad. 152 En Nutka en el verano de 1792, Dionisio

    Alcal Galiano aadi un giro fIlantrpico a esta idea: Los europeos que

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    79

    RBAROS SABIOS

    SALVAJES Y NUEVAS SENSIBILIDADES

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    comercian con las naciones brbaras y traen todos los males de la civili-

    zacin deben procurar recompensados con cuantos beneficios fsicos

    y morales estn a su alcance.

    153

    Para los espaoles de finales del siglo XVIII, el tratamiento humano

    de sus salvajes tambin serva para demostrar a los extranjeros que Es-

    paa haba superado las crueldades del siglo XVI que haban manchado

    su reputacin. A ojos de sus enemigos forneos, la conquista de Amri-

    ca

    por

    parte de los espaoles y el tratamiento dispensado a los indios

    por stos haba sido brbaro. Los europeos haban encontrado abundan-

    tes pruebas del salvajismo de los espaoles en textos crticos escritos

    por ellos mismos, en particular, en la

    Brevsima relacin

    de De las Casas,

    una obra tan crtica con Espaa que la corona la mantena en el ndice

    de libros prohibidos. 154 La crueldad espaola se haba convertido en par-

    te integral de los saberes obligatorios de la lite europea, y ste era un

    hecho que ningn espaol educado poda ignorar, en especial a finales

    del siglo

    XVIII

    cuando las ideas de los

    philosophes

    superaron los Pirineos y

    se introdujeron en Espaa y sus dominios en el Nuevo Mundo. 155 En el

    Siglo de las Luces, Espaa representaba el eptome del gobierno oscu-

    rantista y eclesistico

    un

    argumento cuya presentacin en el

    Cndido

    (1759) de Voltaire es famosa- y las vctimas indias en Amrica simbo-

    lizaban los excesos de la pennsula Ibrica. 156

    La idea de que la crue ldad de los espaoles era algo nico, uno de los

    principios cardinales de ese conjunto de creencias antiespaolas que

    conforman la denominada leyenda negra, apareci tanto en la literatu-

    ra popular europea como en las meditaciones de los

    philosophes

    En

    La

    vida

    y

    las sorprendentes

    y

    extraas aventuras de Robinson Crusoe

    (1719),

    el nico libro que posee Emilio, el personaje de ficcin de Rousseau, y

    uno de los muchos libros presentes en la biblioteca de Jos de Glvez, el

    ministro de Indias espaol, el protagonista sopesa la cuestin de matar a

    unos canbales que no le han hecho ningn dao. Crusoe dirige su brju-

    la moral a los espaoles, de cuya conquista de Amrica, dice, incluso

    los mismos espaoles hablan en esta poca con sumo aborrecimiento y

    aversin, y todas las dems naciones cristianas de Europa tienen por mera

    carnicera, un episodio de crue ldad sangriento y antinatural ... por lo que

    todos los pueblos de la humanidad consideran pavoroso y terrible el mis-

    mo apelativo de espaol .

    157

    Los ilustrados espaoles respondieron a las acusaciones sobre la cruel-

    dad de sus compatriotas de diversas formas. Algunos consideraron que

    stas eran ciertas y lamentaron el dao que ello haba causado tanto a los

    11 Las primeras ilustraciones europeas de los nativos americanos, realizadas en su ma-

    yor parte por artistas grficos no espaoles, difundieron un mensaje inspirado por la Re-

    forma protestante, a saber, los indios eran buenos y los conquistadores espaoles salva-

    jes. Ilustracin tomada de Bartolom de Las Casas, Narratio Regionum Indicarum Per

    Hispanos quosdam deuastatarum verissima

    oo

    Francofurti, Sumptibus Theodori de Bry oo.

    1598. Cortesa de la Biblioteca DeGolyer, Universidad Metodista del Sur.

    indios como a la reputacin de su pas. Benito Jernimo Feijo, el filso-

    fo

    ms influyente de la Pennsula de la primera mitad del siglo

    XVIII,

    mar-

    c la pauta cuando se refiri a desdichados aquellos que, oprimiendo con

    sus violencias al Indio, hacen padecer a toda la Nacin. Quin os parece

    que arde en ms voraces llamas en el Infierno, el Indio Idlatra, ciego, o

    el Espaol, cruel y sanguinario?.158 El teniente Viana celebraba que los

    araucanos derrocaran a sus opresores espaoles en el siglo

    XVI

    y los descri-

    be como heroicos brbaros. 159 Para algunos ilustrados espaoles nacidos

    en las colonias americanas, la leyenda negra se convirti en un artculo de

    fe Y culpar a los conquistadores de la lamentable situacin de los indge-

    nas permita tambin a los criollos socavar el argumento de que el entor-

    no del Nuevo Mundo tena efectos debilitantes sobre sus habitantes.160

    80

    8

    RBAROS

    SABIOS SALVAJES Y NUEVAS SENSIBILIDADES

  • 7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2

    39/68

    Otros ilustrados espaoles intentaron defender

    el

    honor de su nacin.

    Algunos acusaron a los crticos de exagerar la crueldad de sus compatrio

    tas o de inflar las cifras sobre el nmero de indios a los que stos haban

    asesinado. Uno de los oficiales de Malaspin a afirm que los relatos de los

    extranjeros

    sobre

    las opresiones tiranas y

    violencias

    cometidas por

    los espaoles

    son

    patraas que no merecen

    la

    fe y crdito pblico.161

    Otros

    apologistas

    declararon

    que

    los

    excesos haban

    sido

    consecuencia

    de

    acciones

    individuales no

    de ninguna poltica

    de

    la corona y que al

    final

    sta

    haba prevalecido y

    conseguido

    rescatar a los indios de su bar

    barie

    e idolatra.

    62 Los patriotas espaoles

    pusieron

    en perspectiva la

    violencia

    de

    la conquista al sostener que otras naciones tambin come

    ten crueldades increbles

    no

    en

    un

    siglo

    de

    ignorancia como en el

    que

    se

    hizo la conquista sino en ste ilustrado. 6:l

    Flix

    de Azara

    el

    erudito es

    paol que en

    la

    dcada

    de 1790 trabaj en el interior de lo que

    en

    la

    ac

    tualidad

    es

    Argentina

    y Paraguay

    desafi

    a

    los

    filsofos extranjeros a

    encontrar

    otro

    ejemplo

    de potencia colonial que

    hubiera

    salvado las vi

    das de tantsimos indios

    permitiendo

    que las naciones indias

    crecieran

    desde

    la

    conquista

    y

    que

    los hubiera transformado

    en

    europeos

    a tra

    vs del mestizaje racial. 164 Antonio Alcedo el enciclopedista ecuatoria

    no seal

    que

    los colonos

    de

    Massachusetts ofrecan recompensas por

    matar indios y

    que

    en 1724 pagaron

    una

    gran suma a un tal

    John

    Love

    well

    por

    haber matado a diez indios dormidos: Blasonen con este borrn

    de humanidad los ingleses escr i i y declamen contra las

    preten-

    didas crueldades de los espaoles en la Amrica

    que

    aunque fuesen cier

    tas no llegan a esta barbarie. 65

    Malaspina

    y sus principales oficiales eran

    sumamente

    conscientes de

    la reputacin de

    Espaa

    y realizaron grandes esfuerzos para evitar ofen

    der a los indgenas y mostrarse a s mismos bajo

    una

    luz muy diferente

    de

    la

    de

    sus predecesores del

    siglo

    XVI.

    66

    Al

    partir de Port

    Mulgrave don-

    de los cientficos

    de

    la

    expedicin

    se enorgullecan de

    haberse compor-

    tado

    con

    generosidad

    bondad

    y

    mesura con los

    tlingit el teniente Viana

    observ

    que la conducta de

    los

    expedicionarios

    conforme

    al

    carcter

    benfico y humano de los espaoles confundir algn da a cierta clase

    de escritores

    que

    han tenido por oficio el denigrar a una nacin ilustre y

    respetable y que a

    pesar

    de sus ridculas y extravagantes declaraciones

    ocupar

    siempre

    un lugar distinguido

    en

    los fastos del universo. 67

    Los

    cronistas

    de Malaspina

    propusieron comparaciones odiosas

    en-

    tre

    la

    humanidad

    de su proceder hacia los indios y la

    conducta

    vil de los

    ingleses y americanos que navegaban por las

    mismas

    aguas. Viana des-

    cribi los amargos recuerdos

    que

    los patagones tenan de una

    embarca-

    cin inglesa que

    haba

    disparado sus caones con tra ellos

    en

    la playa con

    resultados funestos. Manifest su

    conmocin

    y

    sorpresa

    por este acto

    inhumano cometido por los representantes de una nacin que califica

    de sabia generosa y honrosa pero tambin anot que las balleneras bri

    tnicas

    estaban

    mandadas

    por hombres brutales sin educacin ni sen

    timientos y en cuyas operaciones suelen tener

    ms

    parte el ponche y la

    cerveza que

    los

    movimientos

    del corazn.

    68

    Yen

    cuanto

    a

    los

    angloa

    mericanos el botnico Mozio critic su perversa

    idea de

    ensear a los

    salvajes el manejo de las armas

    de

    fuego doctrina

    que puede

    ser perni

    ciosa a toda la humanidad. 69Otro de los oficiales de

    la

    expedicin de

    plor la forma

    en

    que britnicos y americanos trataban a los traficantes

    de pieles del Pacfico Noroeste: Roban sin piedad a estos desgraciados

    y les oblgan gracias a la superioridad de sus armas a entregarles sus pie

    les ... o a

    defender

    sus posesiones al costo de sus vidas y la ruina de sus

    templos y casasYo

    Los oficiales de

    Malaspina

    tenan razones

    para

    enorgullecerse de

    su

    conducta

    en

    Nutka. A diferencia de sus predecesores del siglo

    XVI

    no

    ha

    ban

    intentado

    conquistar

    a los indgenas o someterlos a

    un sistema de

    trabajos forzados.

    No

    obstante algunos tripulantes de las embarca ciones

    asociadas

    con la

    expedicin no compartan los nobles sentimientos y el

    humanitarismo autosatisfecho de sus oficiales.

    Segn cuenta

    Mozio:

    Los marineros o en fuerza de su educacin casi brutal o envidiosos del

    trato humano que el

    comandante

    y dems oficiales

    daban

    siempre a los

    naturales los insultaron varias veces estropearon a unos e hirieron a

    otros y

    no

    dejaron de matar a algunos. La

    humanidad es el mejor

    carc

    ter de la civilizacin. Todas las ciencias y artes valen nada si slo sirven

    para

    hacemos

    crueles y orgullosos.

    7

    Los

    marineros

    por

    supuesto superaban

    en nmero

    a

    los

    sabios del

    llsmo modo

    en

    que el pueblo raso

    espaol superaba

    en nmero a la li

    te ilustrada en la

    Pennsula

    y las colonias. De acuerdo

    con

    un clculo

    en

    Espaa

    las ideas de la Ilustracin

    no

    inspiraban a

    ms de un

    5

    por

    100 de

    la poblacin unos pocos cientos de miles. m Y los pocos ilustrados no

    compartan las mismas opiniones respecto de los i lioso

    Incluso cien-

    tficos que buscaban

    pruebas empricas

    para

    respaldar

    generalizaciones

    acerca de los

    fenmenos

    del mundo natural

    caan

    en

    los

    estereotipos al

    referirse a los indios. El ilustrado Antonio de Ulloa por ejemplo que ha

    ba

    explorado Amrica junto a Jorge Juan

    que

    gobern la Luisiana es

    paola en

    1766-1768 continu sosteniendo que la pereza la deshonesti

    83

    2

    BRBAROS

    SABIOS SALVAJES Y NUEVAS SENSIBILIDADES

  • 7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2

    40/68

    dad y la rebelda constituan elementos innatos del carcter indio y que

    los espaoles tenan que obligarlos a trabajar por su propio bien.

    73

    El

    botnico Hiplito Ruiz, que viaj a la zona india de Chile en 1782 para

    presenciar las negociaciones del gobernador de Chile y algunos de los l-

    deres araucanos, estaba convencido de que stos eran naturalmente t-

    tricos y belicosos y que era necesario que se los obligara a someterse en

    lugar de tratrselos con la benignidad y tolerancia ... que est mandada

    por los soberanos espaoles.174 Cuando dos indios a quienes su partida

    de exploracin haba rescatado de la esclavitud huyeron para regresar a

    la selva, el ingeniero Francisco de Requena renunci al empirismo: Tal

    vez el demonio indujo a estos miserables la desercin para estorbarles el

    fruto que esperbamos sacasen catequizndolos y reducindolos a nues-

    tra religin.175

    Por

    tanto, las nuevas formas de pensar acerca de los indios no sus-

    tituyeron a las antiguas durante la Ilustracin, incluso entre los ms ilus-

    trados. Al igual que en otras esferas del intelecto, las ideas contradictorias

    sobre los aborgenes americanos coexistan en la Espaa y las colonias

    americanas de finales del siglo XV que era lo que desde el principio

    haba ocurrido entre ingleses y espaoles).

    76

    Sin embargo, esa porcin

    de la minora ilustrada que consideraba a los indios seres racionales ca-

    paces de comportarse corno los consumidores y productores europeos

    ejercera una extraordinaria influencia sobre las relaciones de los espa-

    oles con los indios independientes en los mbitos de la religin, la gue-

    rra, el comercio y la diplomacia.

    El mismo Alejandro Malaspina tuvo poco impacto en las relaciones

    entre los espaoles y los indios.

    La

    corona lo honr cuando regres a la

    Pennsula tras su gran viaje en 1794. Carlos IV y su reina, Mara Luisa,

    lo recibieron en el Escorial, a las afueras de Madrid, y la armada lo pro-

    movi a brigadier. Sin embargo, dieciocho meses despus de su regre-

    so, el habilidoso marinero encall con torpe za en los bancos de arena de

    la poltica. La corona le haba ordenado limitar sus consejos polticos a

    memorandos secretos, pero Malaspina haba impulsado un examen p-

    blico de las fallas en el gobierno del Imperio y sugiri que Espaa deba

    otorgar a sus colonias mayor independencia, as como reducir los aran-

    celes y las restricciones comerciales similares a las que haban provoca-

    do la rebelin de las colonias inglesas. La estrechez de miras y la igno-

    rancia nos rodean por todas partes, escribi a su hermano unos meses

    antes de escribir al rey y la reina instndolos a reemplazar a sus princi-

    pales consejeros, un acto a todas luces imprudente. Sus cartas fueron a

    parar a manos de Manuel Godoy, primer ministro del rey y amante de la

    reina, a quien aparentemente Malaspina esperaba quitar el puesto. Tras

    ello, Malaspina fue arrestado y encarcelado. Pas casi siete aos en pri-

    sin antes de que amigos influyentes consiguieran que se lo pusiera en li-

    bertad en 1803, despus de lo cual las autoridades lo desterraron. Sus

    papeles quedaron desperdigados y durante su vida no se public ningn

    relato sobre su viaje. En 1810 muri en la oscuridad en Italia.

    El viaje de Malaspina le hab a permitido ver cosas extraordinarias y

    haba tenido, como anot, oportunidad de comparar, a cada paso, al sal-

    vaje,

    el

    plebeyo y aquel al que llamarnos civilizado. Sin embargo, el he-

    cho de que no hubiera logrado publicar sus observaciones priv a Espa-

    a de la gloria que las obras de Cook y La Prouse dieron en sus vidas a

    Gran Bretaa y Francia.

    77

  • 7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2

    41/68

    aptulo2

    SALVAJES

    Y

    ESPAOLES:

    LA TRANSFORMACIN DE LOS

    NATIVOS

    Las culturas no posan para sus retratos.

    JAMES CLIFFORD

    antroplogo, 1986

    n

    diciembre de 1785 la fragata espaola Santa Mara de l Cabe-

    z

    lleg al estrecho de Magallanes con el objetivo de cartografiar las cos-

    tas del extremo sur del continente. Mientras la embarcacin soltaba an-

    clas en el cabo Vrgenes la tripulacin divis hogueras en

    l

    orilla y el

    capitn envi un pequeo bote para investigar. Patagones a lomos de ca-

    ballo se haban acercado a la playa para establecer contacto con los visi-

    tantes. El lder de los nativos que hablaba bien espaol se present

    como Francisco Xavier. Como era costumbre entre los indios de la re-

    gin llevaba una capa hecha con la gruesa piel beis del guanaco un ma-

    mfero ungulado suramericano pariente cercano de la llama y unas bo-

    las un arma hecha con piedras pequeas redondas y pesadas atadas a

    los extremos de unas tiras de cuero arma que los nativos de la pampa y

    el Chaco utilizaban desde mucho antes de la llegada de los europeos. Sin

    embargo bajo la capa de guanaco Francisco Xavier iba vestido como

    un criollo. Adems de las bolas luca un sable espaol que llevaba col-

    gado en su vaina y cuya hoja tena grabadas las palabras

    POR

    L

    REY

    CARLOS III

    en letras maysculas. El indgena acept con entusiasmo la

    invitacin a subir a la

    Santa Mara.

    Consciente de las costumbres de los

    Clifford 1986 p. 10.

    87

    86 BRBAROS

    LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

  • 7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2

    42/68

    12. El explorador francs Alcide d Orbigny dibuj a estos patagones desmontando un

    campamento en 1829, en San Javier,

    un

    pequeo puesto militar en el lado sur del ro

    Negro, aproximadamente veinticinco kilmetros ro arriba desde Carmen de Patago

    nes. Desde haca mucho, los caballos se haban convertido en el principal medio de

    transporte para estos patagones del norte, cuyos toldos, unas tiendas hechas con pie

    les y ramas, pueden verse a1 fondo.

    Dpart des Patagons

    Litografa tomada de Or

    bigny, 1835-1847, vol. 3, ser. 2

    n O

    5. Cortesa de la Biblioteca John Carter Brown de

    la Universidad de Brown.

    espaoles y deseoso de no inquietar a sus anfitriones, Francisco Xavier

    orden a su compaero. un hombre de proporciones gigantescas, que se

    limpiara los crculos de pintura blanca y negra que tena alrededor de los

    ojos. Una vez a bordo, los dos patagones fumaron y comieron con los es

    paoles. Se sentaron a l mesa, usando con destreza el tenedor y la cu

    chara, como seal un observador, y rechazaron cortsmente el vino

    y el aguardiente debido a sus efectos perniciosos.

    1

    Francisco Xavier y su

    acompaante parecan estar del todo a gusto. Tal vez no se trataba de su

    primera visita a una casa de madera que viaja sobre el agua.2

    As como los espaoles haban ampliado y profundizado su conoci

    miento los indios independientes a lo largo de dos siglos y medio, tam

    bin los indios independientes haban alcanzado una comprensin cada

    vez ms refinada de los espaoles.

    3

    El indio que se present a s mismo

    como Francisco Xavier viva bastante apartado de las regiones controla-

    das por Espaa. En esa costa,

    el

    asentamiento espaol ms cercano, fue

    ra del tamao que fuese, se encontraba a ms de mil seiscientos kil

    metros hacia el norte, en el Ro de la Plata. No obstante, en

    1779-1780,

    Francisco Xavier haba estado en contacto con los espaoles que haban

    establecido varios puestos militares en el norte de Patagonia, a medio ca

    mino entre Buenos Aires y el estrecho de Magallanes.

    4

    Resultaba claro

    que los espaoles haban influido en su vestido y en su forma de hablar,

    as como que el caballo que montaba, tambin introducido por los es

    paoles, haba alterado su sociedad. Una transformacin similar haba

    tenido lugar en la costa pacfica de la Patagonia, al sur Chile:

    el

    explo

    rador francs La Prouse seal en

    1786

    que los indios independientes

    ya no son esos americanos de antao a los que las armas europeas in

    fundan terror. Los caballos, el ganado y las ovejas han transformado

    a estas gentes en verdaderos rabes ... Se desplazan con sus manadas y se

    alimentan de su carne y su leche

    y.

    en ocasiones, de su sangre; se visten

    con sus pieles, con las que tambin hacen sombreros, petos y escudos ...

    Prcticamente no conservan ninguna de sus costumbres antiguas, ya no

    viven de los mismos frutos ni visten las mismas ropas.5

    En el siglo

    XVIII,

    los ocasionales contactos directos con los visitantes

    espaoles y la influencia indirecta de las mercancas, el ganado, los cul

    tivos y las enfermedades provenientes de Europa haban alterado las so

    ciedades de los indios independientes que vivan ms all de las fron

    teras del Imperio, desde la Patagonia hasta las Grandes Praderas de

    Norteamrica.

    6

    En muchos casos, el conflicto con los espaoles y las en

    fermedades que stos introdujeron tuvieron consecuencias funestas para

    las sociedades indgenas. Algunos grupos tnicos desaparecieron, tras

    ser arrasados por las epidemias o haber sido aplastados militarmente y

    subordinados por los espaoles

    o

    incluso, por nativos vecinos an ms

    poderosos. Otros indios independientes no slo sobrevivieron sino que

    se

    reinventaron y fortalecieron sus sociedades. Algunos se retiraron, otros man

    tuvieron su territorio; algunos se aliaron con los espaoles u otros eu

    ropeos, otros se expandieron a expensas de los espaoles. Unos cuantos

    se adaptaron por fisin, al dividirse en unidades ms pequeas capaces

    de eludir a los europeos con mayor facilidad; otros experimentaron un

    proceso de fusin y absorbieron a los miembros de otras comunidades

    indgenas, as como a espaoles y negros que, querindolo o no, se con

    virtieron en nativos.7

    Sabemos muy poco acerca de los recorridos que siguieron los grupos

    tnicos independientes en su camino a la extincin o la reinvencin, as

    9

    RBAROS

    LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

  • 7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2

    43/68

    como de los imperativos culturales y medioambientales que los empuja

    ron a ello. Sin embargo, podemos imaginar que en sus primeros encuen

    tros con los espaoles, aquellos nativos que vivan en bandas o en unida

    des familiares pequeas y mviles tenan ms posibilidades de evitar la

    conquista. La distancia y la dispersin les haca menos susceptibles a las

    enfermedades infecciosas europeas que devastaron a muchas sociedades

    sedentarias.8 Tambin podemos imaginar que las fronteras tnicas y po

    lticas se definieron y redefinieron con mayor rapidez que en el pasado

    debido a los cambios sin precedentes causados por la llegada de los es

    paoles y en general de los europeos. En muchos lugares que antao ha

    ban estado poblados por sociedades organizadas en bandas o en redes

    ms o menos libres de familias no relacionadas entre s, los espaoles del

    siglo

    XVIII

    se encontraron con autnticas tribus. Sus lderes, como Fran

    cisco Xavier, conocan las costumbres de los espaoles, as como la for

    ma de cooperar con ellos y de oponerles resistencia.

    SON SOBRESALIENTES

    Los

    ARAUCANOS: BRBAROS

    Acaso ningn otro pueblo nativo de Amrica desarroll una capaci

    dad militar para mantener la independencia de forma tan rpida y efi

    caz como los pueblos de habla araucana del centro-sur de Chile. Los

    espaoles invadieron su territorio a mediados del siglo XVI y redujeron

    a muchos

    de

    ellos a la servidumbre,

    pero

    los araucanos ofrecieron una

    feroz resistencia. En 1598-1603, en una contraofensiva a gran escala,

    destruyeron seis pueblos espaoles de alguna importancia e hicieron

    prisioneros a cientos de mujeres y nios. Los espaoles se retiraron de

    las dems poblaciones que les quedaban po r debajo del ro Bobo, y slo

    mantuvieron su presencia

    en

    la Isla Grande

    de

    Chilo, frente a la costa

    chilena.

    Durante los siguientes aos, los araucanos frustraron los repetidos in

    tentos de los espaoles por recuperar el control sobre el corazn de su te

    rritorio. Hacia la dcada de 1640 los araucanos ya haban ganado lo que

    los espaoles llamaron la guerra de Arauco y los haban obligado a reco

    nocer el ro Biobo como un confn permanente. Algunos araucanos que

    haban permanecido

    al

    norte del ro y haban sucumbido a los espaoles

    se fueron hispanizando gradualmente. Los que vivan al sur del Biobo

    los despreciaban. Los llamaban zapatudos, porque llevaban zapatos, o

    reyunos, por servir al rey 9

    Al sur del Biobo, los araucanos independientes no slo perdieron el

    respeto por sus hermanos ca dos bajo el control espaol sino que, al mis

    mo tiempo, consiguieron ganarse el respeto de los espaoles. Un solda

    do espaol que luch en la encarnizada guerra de Arauco, Alonso de Er

    cilla y Ziga, escribi tras su regreso a Espaa un poema pico que

    inmortaliz el valor de los araucanos, tal como sugieren estos versos:

    los brbaros que son sobresalientes,

    soberbios cielo

    y

    tierra despreciando,

    recios miembros, de nervios bien fornidos;

    giles, desenvueltos, alentados,

    animosos, valientes, atrevidos,

    duros

    en

    el trabajo sufridores

    de

    fros mortales, hambres

    y

    calores.

    10

    a raucana de Ercilla se ley en toda Europa. La obra propag por

    el continente la reputacin de los araucanos como un pueblo indomable

    y puso en circulacin la palabra araucano. Ercilla e mpleaba el trmi

    no para referirse a los indgenas de la localidad de Arauco, palabra que

    en lengua nativa significaba agua gredosa, pero la expresin termina

    ra designando el idioma que empleaban estos indgenas (lengua a l a que

    en la actualidad los especialistas prefieren llamar mapudungn en lugar

    de araucano) as

    como a uno de los grupos tnicos que lo hablaban: la

    gente que viva entre los ros Toltn y Biobo.

    Tras la asombrosa victoria de los araucanos, los espaoles intentaron

    establecerse de nuevo en las tierras al sur del Biobo, pero una vez ms

    los aguerridos indios los obligaron a retirarse. En 1745-1747, cerca de un

    siglo y medio despus

    de

    haber abandonado Valdivia, los espaoles

    fi

    nalmente la reconstruyeron como plaza fortificada para hacer frente a los

    piratas holandeses que empezaban a amenazar lacosta.

    Abastecida por

    mar desde Per, Valdivia se mantuvo como el nico enclave espaol sig

    nificativo en el continente al sur del Biobo hasta 1796, cuando los espa

    oles restablecieron Osomo, poblado que los araucanos les haban obli

    gado a abandonar en 1600.

    Los indgenas de todas partes tenan razones poderosas para evitar

    caer bajo el dominio espaoL En el peor de los casos, lo que les espera

    ba era la esclavitud; en el mejor, el pago de tributos altsimos y la servi

    dumbre. Sin embargo, los pueblos de habla araucana tuvieron un xito

    90

    BRBAROS

    LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

    91

    http:///reader/full/costa.llhttp:///reader/full/costa.llhttp:///reader/full/costa.ll
  • 7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2

    44/68

    excepcional a la hora de recobrar o mantener su libertad, un logro que

    fue consecuencia de una afortunada combinacin de circunstancias. 2 La

    densidad de su poblacin les proporcionaba una ventaja numrica sobre

    los espaoles. La dispersin de su organizacin social haca que a los es-

    paoles les resultara imposible negociar con una autoridad central o con-

    quistarlos como un nico pueblo mediante la captura de su jefe. Su eco-

    noma, caracterizada por un sistema de subsistencia mixto que dependa

    ms de la caza y la recoleccin que de la agricultura, no lleg a articular-

    se con la de los espaoles durante los primeros aos de contacto. El he-

    cho de que no dependieran completamente de la agricultura formal hizo

    que los espaoles no pudieran forzarlos a sentarse a la mesa de negocia-

    ciones destruyendo sus cosechas. El clima de la regin, caracterizado por

    una estacin lluviosa de ocho meses, les proporcionaba una tregua, pues

    las tropas espaolas preferan luchar durante los cuatro meses de la es-

    tacin seca; y su geografa, que inclua montaas accidentadas, densas

    selvas tropicales y pantanos, les permita refugiarse de las fuerzas espa-

    olas. Adems, los araucanos luchaban por defender un territorio que co-

    nocan de unos ejrcitos privados mal equipados y con recursos insufi-

    cientes que no estaban en condiciones de librar una guerra prolongada

    sin el apoyo del Estado espaol, apoyo que no lleg sino hasta comien-

    zos del siglo

    XVII

    y que desde entonces sera modesto.

    l3

    Chile, que care-

    ca de metales preciosos, estaba lejos de encabezar

    la

    lista de prioridades

    imperiales.

    Aunque las circunstancias favorables ayudaron a los araucanos a

    conservar su libertad, tambin es cierto que los indgenas supieron sacar

    provecho de sus ventajas. Su resistencia a los esfuerzos de los incas por

    incorporarlos a su Imperio los incas los conocan como aucas salva-

    jes) haba perfeccionado sus habilidades para la guerra mucho antes del

    arribo de los espaoles.

    4

    Los araucanos llegaron a ver la confrontacin

    blica como algo fundamental para mantener el equilibrio social, polti-

    co e incluso csmico.

    J5

    Cuando los intrusos espaoles les plantearon un

    nuevo desafo, los guerreros araucanos a l igual que otros grupos ind-

    genas en las dems fronteras del

    Imperio--

    adoptaron nuevas estrategias

    y tecnologas y las sumaron a las tcticas y armas que haban resultado

    eficaces en el pasado. 16 Aun antes de 1603, cuando los espaoles huye-

    ron de la Araucana dejando atrs muchas de sus posesiones, los arauca-

    nos se haban hecho con un nmero considerable de sus caballos, cascos,

    armaduras armas de hierro,

    y

    gracias a la informacin suministrada

    por los desertores, haban aprendido a utilizarlos. Los araucanos eran

    buenos ganaderos.

    Ya

    antes de la llegada de los europeos criaban gua-

    nacos y llamas y no tardaron en ampliar el nmero de sus bienes semo-

    vientes con vacas, ovejas, cerdos y caballos provenientes de Europa. Ha-

    cia 1600, ya posean grandes manadas de caballos y se haban convertido

    en excelentes jinetes, as que movilizaron a sus unidades de caballera li-

    gera en su lucha contra los nuevos seores llegados de la Pennsula.

    l7

    El hierro espaol hizo ms mortales y duraderas las armas lticas tra-

    dicionales de los indgenas lanzas, garrotes y hachas). A stas, los arau-

    canos sumaron las picas, las espadas, los sables y los machetes espao-

    les.

    18

    Hasta muy avanzado el perodo colonial, los araucanos hicieron

    poco uso de las armas de fuego que caan en sus manos. No les resulta-

    ba fcil obtener municin, y

    por

    otro lado sus tcticas y armas propias

    demostraron ser tan efectivas que posiblemente tuvieron pocos incen-

    tivos para procurarse plvora y proyectiles. Adems, el alcance, la preci-

    sin y la tasa de disparo de las armas de mecha o de chispa europeas no

    constituan una ventaja importante. Preparar las armas de fuego para

    cada disparo era una tarea difcil, y quienes las empleaban quedaban vul-

    nerables durante los largos intervalos entre un disparo y otro. En

    1792,

    un

    pehuenche le dijo a un oficial que a los espaoles no hay que temer-

    les pues no ofenden ms, sino con la primera descarga, que al dar sta

    se les atropella y quedan vencidos.19

    Sin embargo, no era usual que los indgenas desdearan las armas de

    fuego y muchos intentaron conseguirlas para aumentar su armamento

    tradicional, aunque no para remplazarlo. Los nativos que disponan de

    armas de fuego tenan una ventaja respecto a los vecinos que carecan

    de ellas. Las armas de fuego ofrecan ventajas psicolgicas y un mayor

    poder de penetracin que los arcos y las flechas. Los guerreros que in-

    tentaban tomar o defender un lugar fortificado encontraban las armas de

    fuego especialmente eficaces. Algunos funcionarios espaoles, por el

    contrario, las consideraban inferiores a los arcos y las flechas de los in-

    dgenas armas poco utilizadas por los araucanos), pero sus opiniones no

    eran representativas de la sabidura convencional. Hasta finales del pe-

    rodo colonial, la ley prohiba a los espaoles abastecer a los indgenas

    de armas de fuego. No obstante, los constantes requerimientos de los

    funcionarios coloniales instando a los espaoles a respetar la ley sugie-

    ren que los traficantes siguieron incumplindola.

    20

    Una vez que los araucanos se familiarizaron con la organizacin, la

    estrategia y las tcticas militares de los espaoles, no se limitaron sim-

    plemente a imitarlos, sino que adaptaron su estilo de combate para ha-

    92

    93

    I

    ff

    RBAROS

    I

    LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

    http:///reader/full/modesto.l3http:///reader/full/modesto.l3http:///reader/full/c%E3%B3%ADico.J5http:///reader/full/c%E3%B3%ADico.J5http:///reader/full/Pen%EF%BF%BDula.l7http:///reader/full/Pen%EF%BF%BDula.l7http:///reader/full/vencidos%EB%AE%B19http:///reader/full/incumpli%E9%AE%A4ola.20http:///reader/full/incumpli%E9%AE%A4ola.20http:///reader/full/modesto.l3http:///reader/full/c%E3%B3%ADico.J5http:///reader/full/Pen%EF%BF%BDula.l7http:///reader/full/vencidos%EB%AE%B19http:///reader/full/incumpli%E9%AE%A4ola.20
  • 7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2

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    13. El explorador francs Amede Frzier incluy esta imagen didctica de los arauca

    nos en su A Voyage

    to

    the South-Sea nd Along the Coasts

    of

    ChW nd Perlt in the Years

    1712 nd /714, publicado en Londres en

    1717

    con lminas de

    la

    edicin

    francesa. En la imagen reproducida aqu la lmina 10 opuesta a la p. 71), muestra

    A India moliendo maz para hacer harina; B Indio en poncho y polainas; C. India en

    choi e iquella; D. Indio arrojando un lazo a un toro par a detenerlo. Luego explica que

    los

    espaoles han adoptado para cabalgar el uso del choi o poncho y de una especie

    de coturnos, que ellos llaman polainas. pues el poncho es resistente a la lluvia, el vien

    to no lo levanta, sirve de manta en la noche y de alfombra en el campo p.

    71).

    Las mu-

    comenta, llevan una pequea pieza cuadrada de pao que llaman quella [un chal\,

    que se atan sobre el pecho uniendo dos de sus puntas con un gran alfiler de plata que tie

    ne una cabeza plana de diez o doce centmetros

    de dimetro y que llaman toupo

    [tupu

    en

    mapuche] p.

    71).

    Cortesa de la Biblioteca Huntngton, San Marino, California.

    cerles frente. Inventaron un hbrido de caballera e infantera

    al

    hacer que

    cada jinete llevara consigo hasta el escenario de la batalla a un soldado

    de a pie. Quemaban los campos para que los caballos de los espaoles no

    pudieran pastar; atraan a los soldados enemigos hasta terrenos panta

    nosos o montaosos para neutralizar la efectividad de sus caballos y ar

    mas; atacaban bajo la lluvia, cuando los espaoles no podan encender

    mechas de sus mosquetes. A comienzos del siglo

    XVII,

    las fuerzas es

    paolas entraban prcticamente todos los aos en la Araucana para sa

    lir con las manos vacas. Los indios de Chile escribi un oficial aver

    gonzado

    se mueren de risa.21

    La prolongada guerra con los espaoles cambi algo ms que las tc

    ticas y transform las relaciones sociales a todos los niveles en la socie

    dad araucana. A medida que los araucanos, en especial los que vivan

    ms cerca del ro Biobo, ofrecan resistencia a un Estado que intentaba

    dominarlos, las relaciones entre las comunidades nativas se volvieron ms

    estratificadas. La guerra endmica brindaba a los guerreros ms capaces

    y agresivos mayores posibilidades de obtener poder, estatus y riqueza, lo

    que en estas sociedades sin dinero se meda a travs de la posesin de

    bienes, ganado y mujeres. En la sociedad araucana, pol gama y patriar

    cal, los combatientes ms exitosos conseguan ms mujeres, ya fuera

    porque las vctimas mortales producto del conflicto alteraban la propor

    cin entre hombres y mujeres araucanos o porque en sus incursiones s

    tos capturaban mujeres espaolas o de otras tribus.

    22

    Los guerreros

    dios que posean mujeres y bienes europeos adquiridos en la guerra los

    valoraban tanto por su valor simblico como por su utilidad. Se trataba

    de signos ostensibles de su valenta en la lucha que aumentaban su pres

    tigio entre sus pares.

    3

    El

    indio del alto Orinoco que le pregunt a un frai

    le cuntas mujeres tena nuestro rey debi de haber quedado pasmado

    al enterarse de que slo tena una.

    24

    Entre aquellos que en la guerra alcanzaron un alto estatus como lde

    res se encontraban blancos cautivos o fugitivos y sus hijos mestizos. s

    tos, a los que se denominaba indios blancos, posean un conocimiento

    especial de la sociedad espaola, y a menudo aprovecharon ese conoci

    miento para obtener poder y se convirtieron en jefes o caciques. Un caso

    destacable es el de los descendientes de Rodrigo de las Cuevas, captura

    do en Valdivia alrededor de

    1600,

    que durante dos siglos fueron los princi

    pales lderes de una comunidad india en la desembocadura del ro Toltn.

    25

    Para mantener a raya a sus adversarios espaoles, los lderes milita

    res araucanos tambin desarrollaron nuevas estructuras polticas. Antes

    95

    4

    BRBAROS

    LA TRANSFORMACIN

    E

    LOS NATIVOS

    http:///reader/full/tribus.22http:///reader/full/tribus.22http:///reader/full/pares.23http:///reader/full/pares.23http:///reader/full/Tolt%E9%AE%AE25http:///reader/full/Tolt%E9%AE%AE25http:///reader/full/tribus.22http:///reader/full/pares.23http:///reader/full/Tolt%E9%AE%AE25
  • 7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2

    46/68

    de la llegada de los peninsulares, la unidad sociopoltica ms comn en

    tre los araucanos era la pequea banda, una agrupacin compuesta por

    varias familias extendidas y presidida por un cacique anciano y respeta

    do (un lonco o ulmen). Estas unidades, llamadas lebos o rehues (el nom

    bre del espacio sagrado de cada

    febo),

    se unan para formar un

    aylla-

    rehue aylla

    significa nueve, el nmero de

    rehues

    que se requeran

    para formar un

    ayllarehue).

    Sin embargo, parece ser que hacia mediados

    del siglo

    XVII

    la necesidad de coordinar un mayor nmero de combatien

    tes en una respuesta militar conjunta a los espaoles empuj a los loncos

    a formar entidades todava ms grandes. Los lderes araucanos, desde el

    Biobo hacia el sur hasta el Toltn, organizaron redes de comunicacin

    abiertas, o

    butalmapus,

    una palabra que significa grandes territorios.

    A mediados del siglo

    XVIII,

    haba tres

    butalmapus

    que iban de norte a sur

    en largas franjas entre el Biobo y el Toltn. Cada uno corresponda, apro

    ximadamente, a una regin fisiogrfica: la costa,

    la

    cordillera de la cos

    ta y el valle central (los llanos). Al frente de cada

    butalmapu

    haba un

    jefe de guerra, o toqui, que al parecer coordinaba la estrategia militar

    conjuntamente con sus homlogos de los otros

    butalmapus.

    Estas confe

    deraciones flexibles careCan de lmites claros, cambiaban con el tiempo

    y en gran parte, funcionaban como unidades de comunicacin cuando

    los araucanos organizaban su resistencia contra los espaoles o negocia

    ban con ellos. Por su parte, los espaoles vieron en los

    butalmapus

    el

    equivalente de los gobiernos provinciales y les dieron la bienvenida por

    considerarlos unidades administrativas tiles a travs de las cuales qui

    z podran controlar a los araucanos.

    26

    Los cambios sociopolticos producidos por la guerra con los espao

    les se extendieron a la identidad misma de los araucanos. Al igual que

    muchos otros grupos nativos, la poblacin que los espaoles conocan

    como araucanos se llamaba a s misma

    che

    (la gente o los hombres)

    o reche (los verdaderos hombres). Los puntos cardinales eran una de

    las formas que tenan para distinguirse de sus vecinos. Se referan a los

    pueblos ubicados al norte de ellos como picunches y a los pueblos ubica

    dos al sur como huilliches. En un comienzo, estos nombres denotaban

    nicamente la posicin relativa de cada uno, no la etnia: el norte o el sur

    dependan de en qu lugar se encontraba la persona que utilizaba el tr

    mino descriptivo. Con el paso del tiempo, los espaoles comenzaron a

    aplicar estas etiquetas posicionales a indios que vivan en regiones espe

    cficas. Entre tanto, los mismos indgenas adoptaron esos nombres para

    identificarse a s mismos como pertenecientes a un grupo ms grande

    que su familia inmediata o su clan. Aunque estos trminos enmascaraban

    el grado de diversidad cultural dentro de cada grupo y ocultaban la exis

    tencia de profundas divisiones polticas, servan para dis tinguir a deter

    minados indios de los espaoles y de los dems indios.

    27

    El trmino pi

    cunches pas a designar a todos los indios de lengua araucana que vivan

    al norte del Biobo, que eran los que, hacia el siglo

    XVIII,

    haban sido ab

    sorbidos por la sociedad espaola y desaparecido como grupo tnico.

    Por su parte, el trmino huilliches denotaba a los indgenas que vivan

    al sur del ro To1tn los ms alejados de la influencia espaola. Los es

    paoles solan restringir el uso de araucanos para referirse a los nativos

    que vivan entre el Biobo y el Toltn, pero hacia mediados del siglo XVIII

    algunos comenzaron a referirse a ellos como mapuches, que significa

    gente de la tierra. Ms all de ello, los espaoles realizaban distincio

    nes todava ms sutiles, al diferenciar, por ejemplo, a los mapuches que

    vivan cerca l

    mar

    a los que denominaban costeos, de los que vivan en

    el valle central, los llaneros.

    28

    Por

    tanto, para defenderse a

    s

    mismos de la agresin espaola, los

    che,

    las pequeas bandas familiares de hablantes de lengua araucana, se

    fusionaron en unidades sociales y polticas ms grandes cuyas estructu

    ras, valores e identidades tnicas diferan de las de sus antepasados. Este

    fenmeno de tribalizacin fue una respuesta bastante comn de los

    grupos basados en relaciones de parentesco a las presiones polticas y

    econmicas de las sociedades-Estado y sugiere a un estudioso de la vio

    lencia que no es la etnia la que determina

    la

    guerra sino que es el con

    flicto el que crea

    la

    etnia, y ... el conflicto

    colonial

    crea las tribus .29

    A medida que las sociedades

    che

    antes segmentadas se fusionaron en

    organizaciones tnicas nuevas y ms poderosas, influyeron sobre los na

    tivos que no hablaban araucano o los absorbieron. Los prsperos pehuen

    ches, que vivan en las montaas y ocupaban un vasta regin andina de

    bosque hmedo, constituyen el mejor ejemplo de este proceso. Aunque

    se trataba de grupos tnicos diferentes, hacia el siglo XVIII haban adopta

    do muchas de las caractersticas de los araucanos, entre ellas su lengua, y

    haban hecho suyo un nombre araucano. Un oficial espaol que los visi

    t en 1760 los describe como si se trataran del mismo pueblo. Vivan en

    tiendas hechas con pieles de animales; criaban caballos, vacas, bueyes,

    ovejas y cabras; elaboraban productos con plumas de and, pieles y

    lana; las mujeres se encargaban tanto del curtido del cuero como del hila

    do y tejido de la lana, y tanto ellas como los hombres comerciaban con

    los espaoles, a los que intercambiaban sus mercancas por manufacturas

    96

    BRBAROS

    http:///reader/full/araucanos.26http:///reader/full/araucanos.26http:///reader/full/indios.27http:///reader/full/indios.27http:///reader/full/llaneros.28http:///reader/full/llaneros.28http:///reader/full/araucanos.26http:///reader/full/indios.27http:///reader/full/llaneros.28http:///reader/full/tribus%22%EB%AE%B29
  • 7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2

    47/68

    y productos agrcolas espaoles, como el trigo y el ai1

    30

    Debido a que

    su dieta dependa en gran me dida de los frutos del pehun (la araucaria),

    estos habitantes

    de

    las montaas eran conocidos como l gente del

    pehun, o pehuenches. Los espaoles del siglo XVIII los consideraban

    un

    grupo tnico nico dividido en subgrupos segn su ubicacin (por ejem

    plo los pehuenches

    de

    Malarge o los pehuenches de Balbarco) e imagi

    naban, lo que era un error, que siempre haban sido una nacin o un pueblo

    culturalmente homogneo.

    3

    Para los espaoles

    de

    este perodo, la pala

    bra nacin significaba Estado-nacin, no obstante, cuando la em

    pleaban para referirse a los indgenas sta por lo general significaba simple

    mente grupo. En palabras de Flix de Azara, nacin designaba a un

    grupo de indios libres o salvajes que se consideren ellos mismos como

    formando una sola y misma nacin y que tienen el mismo espritu, las

    mismas formas, las mismas costumbres y la misma lengua.32

    El caballo, que brind a los nativos de habla araucana una mayor mo

    vilidad, contribuy a la homogenizacin Y expansin de l a cultura arau

    cana. Los caballos mejoraron la comunicacin entre las comunidades

    aisladas, facilitaron

    l

    difusin tanto de las ideas como

    de

    los bienes

    33

    materiales y contribuyeron a la formacin de nuevas identidades. Estas

    identidades regionales adquirieron un nuevo significado ante l presen

    ci de una fuerza externa. Los pehuenches, por ejemplo, parecen haber

    formado su propio butalmapu haca 1760, si no antes. La guerra endmica

    con los huilliches, as como l presin por parte de los espaoles, haba

    empujado a los pehuenches hacia una estructura poltica ms centrali

    zada. Por su lado, los grupos de huilliches, a menudo en guerra entre ellos

    as como con espaoles y pehuenches, forjaron sus propias alianzas po

    lticas al sur de] ro Toltn. Por tanto, la guerra intertribal, al igual que la

    influencia de los espaoles, estimul la fusin de los grupos indgenas en

    unidades polticas ms grandes que se convirtieron en los nuevos funda

    mentos de sus identidades.

    34

    Al igual que otros indios independientes en otros lmites del Imperio

    espaol, los mapuches, los pehuenches y los huilliches adoptaron la cultu

    ra material de los colonizadores llegados de la Pennsula. Con frecuencia los

    observadores describen a sus lderes, incluso en las reas ms remotas, como

    vestidos completamente a lo espaol. Algunos

    se

    convirtieron en aliados

    35

    de los peninsulares y lucharon junto con ellos contra otros araucanos. La

    mayorade los che sin embargo, se adapt de tal modo que su capacidad

    para mantener la independencia frente a los espaoles s e vio fortalecida.

    En una fecha tan tarda como 1780, Antonio Sors, un franciscano, calcu-

    Pampas

    Sierra de

    la

    Ventana

    ""

    Ciudad

    Fuerte

    Fuerte y

    misin

    Fronteras

    internacionales

    actuales

    ;;,

    Caminos espaol

    42-_", __ .._

    es

    ~ ; f t ~ l a s MaMnas

    Falkland Is.)

    MAPA 4. La Araucana. la pampa y la Patagonia. 1781. Adaptado de Villalobos R

    1989. p 177; Marfany. J 940.

    p

    329.

    98

    99

    BRBAROS

    LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

    En el siglo XVIII, las incursiones de los araucanos en la pampa los hi-

    http:///reader/full/homog%E9%AE%A5o.31http:///reader/full/homog%E9%AE%A5o.31http:///reader/full/lengua%EB%AE%B32http:///reader/full/identidades.34http:///reader/full/identidades.34http:///reader/full/araucanos.Lahttp:///reader/full/araucanos.Lahttp:///reader/full/homog%E9%AE%A5o.31http:///reader/full/lengua%EB%AE%B32http:///reader/full/identidades.34http:///reader/full/araucanos.La
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    laba que dos terceras partes de los indios chilenos no reconocen a nues-

    tro Soberano.36Tenaen mente a los mapuches, que eran cerca de ochen-

    ta mil, a los pehuenches, cuya poblacin fcilmente exceda los diez mil, y

    a los huilliches, ms remotos y difciles de contar, que seran

    en

    total unos

    veinte mil. Esto en una poca en la que la poblacin total de Chile

    al

    nor-

    37

    te de la Araucana estaba alrededor de los trescientos diez mil habitantes.

    Si hubiera mirado hacia el este, al otro lado de los Andes, fray Antonio

    habra encontrado ms indios chilenos que no reconocan

    la

    soberana

    espaola. Tras haber asimilado aspectos de la cultura de los invasores de

    Chile, los indios de habla araucana se haban desperdigado por los pasos

    de montaa haci a tierras que luego pasaran a formar parte de Argentina,

    donde dejaron una profunda huella en l a cultura de sus pueblos indgenas.

    LA ARAUCANIZACIN DE LOS PAMPAS Y LOS PATAGONES

    La ladera oriental de los Andes haba atrado a los araucanos antes de

    la llegada de los europeos, pero los caballos, que reducan el espacio y

    el

    tiempo de los viajeros, facilitaron los desplazamientos transandinos por

    las antiguas rutas de comercio.

    58

    Los caballos y el ganado introducidos

    por los espaoles se haban extendido con rapidez por la pampa argen-

    tina, rica en pastos, y ello daba a los araucanos un motivo adicionales

    para viajar hacia el este. Los caballos haban sido introducidos en Bue-

    nos Aires en 1537 y hacia 1580 ya poda encontrrselos en el estrecho de

    Magallanes; hacia mediados del siglo

    XVIII, un

    observador coment que

    estn las campaas inundadas de tales caballos, como

    si

    fuera una ha-

    cienda, o estancia.39En el siglo

    XVII,

    con los pehuenches a la vanguar-

    dia, los indios chilenos comenzaron a sacar provecho del ganado y los

    caballos asilvestrados que haba en

    la

    pampa. Tras capturarlos, los ind-

    genas volvan a cruzar los Andes llevando las bestias consigo por cami-

    nos trillados a los que se conoca con el nombre de rastrilladas), como

    los que atravesaban la pampa hmeda hasta el ro Colorado y el ro Ne-

    gro. Desde all, las rastrilladas los conducan hacia el oeste, a travs de la

    pampa seca, a mayor altura, y por los antiguos pasos de montaa. En el

    Chile espaol, dcadas de guerra continua haban hecho que el ganado

    fuera escaso, e incluso despus, en tiempos de paz, la demanda en Chile

    y la Araucana continuara superando las existencias. A comienzos del si-

    glo XVIII, un observador informaba de que la mayora del ganado que se

    4

    consuma en Chile provena del otro lado de los Andes.

    cieron entrar en conflicto con los espaoles, pues la caza excesiva haba

    llevado a que el nmero de caballos salvajes disminuyera mientras que,

    al mismo tiempo, la poblacin espaola aumentaba. En las ciudades ubi-

    cadas a

    1

    largo del lado oriental de la cordillera, desde Tucumn hasta

    Salta, en las minas de Per y en el mismo Chile, la fuerte demanda de

    carne, pieles y sebo fomentaron la sobreexplotacin. En 1715, el ayunta-

    miento de Buenos Aires anunci que el ganado salvaje de la provincia

    prcticamente se haba extinguido. Al no poder seguir acorralando ani-

    males salvajes, los rancheros espaoles comenzaron a domesticar sus

    propias manadas.

    4

    Los indios de Chile respondieron a la disminucin de animales salva-

    jes aumentando los asaltos a las manadas domsticas de los espaoles y

    a los espaoles mismos. A finales del siglo

    XVII,

    los pehuenches haban co-

    menzado a atacar estancias en las ridas tierras que haba cerca de las ciu-

    dades oasis de Mendoza y San Luis, en la provincia de Cuyo. Hacia 1711,

    los asaltantes araucanos haban llegado incluso a las ricas praderas de la

    provincia de Buenos Aires.

    42

    Los indios de lengua araucana no cruzaron los Andes buscando de-

    rrotar a un enemigo, sino que lo hicieron en expediciones de caza y sa-

    queo a las que se unan los indios locales. A comienzos de siglo se esta-

    bleci un patrn. Los predadores indios viajaban a lomo de caballo en

    grupos pequeos y llevaban a cabo ataques sorpresa a las estancias espa-

    olas, en las cuales no slo se apoderaban del ganado y los caballos, sino

    tambin de las mujeres, los nios y aquellos productos europeos que po-

    dan llevar consigo, desde herramientas hasta joyas. E n Argentina, los es-

    paoles se referan a estos asaltantes con el nombre de aucas, una pa-

    labra que los incas haban utilizado para describir a estos salvajes. Los

    argentinos, como explic Azara, entendan que los aucas eran una divi-

    sin o parcialidad de los famosos araucanos de Chile.43Hacia mediados

    del siglo XVIII, a medida que se intensificaron los asaltos aucas, las pala-

    bras araucanas para designar a los asaltantes maloqueros) y los asaltos

    malocas y malones) ingresaron en el vocabulario de los espaoles de

    Buenos Aires, donde inspiraban terror.

    4c

    Mientras que algunos de los maloqueros araucanos que realizaban

    incursiones en el lado oriental de los Andes regresaban luego con las ma-

    nadas robadas, otros araucanos cruzaron aliado argentino de los Andes

    para no retornar nunca. A mediados del siglo

    XVIlI,

    los pehuenches de las

    montaas, a los que en ocasiones se sumaban Jos mapuches, se haban

    100

    1 1

    BRBAROS

    LA

    TRANSFORMACIN DE

    LOS NATIVOS

    dcada de 1780, las estancias espaolas se concentraban al norte del ro

    http:///reader/full/Soberano%EB%AE%B36http:///reader/full/comercio.58http:///reader/full/comercio.58http:///reader/full/estancia%EB%AE%B39http:///reader/full/manadas.41http:///reader/full/manadas.41http:///reader/full/Aires.42http:///reader/full/Aires.42http:///reader/full/Chile%EB%AE%B43http:///reader/full/Soberano%EB%AE%B36http:///reader/full/comercio.58http:///reader/full/estancia%EB%AE%B39http:///reader/full/manadas.41http:///reader/full/Aires.42http:///reader/full/Chile%EB%AE%B43
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    14. Un ataque sorpresa o maln. Grabado basado en un leo del artista bvaro Johann

    Moritz Rugendas, que visit los territorios araucanos debajo del ro Biobo en 1835, en

    Gay, 1854. Una reproduccin a color de la pintura puede verse en Bindis, 1989, p. 46.

    Cortesa de la Biblioteca John Carter Brown de la Universidad de Brown.

    expandido hacia el noreste hasta el ro Diamante, hacia el este hasta el

    ro Salado, y hacia el sureste hasta el ro Neuqun. Los pehuenches, que

    se haban convertido en excelentes jinetes, habran podido avanzar ms

    hacia

    el

    este hasta la pampa hmeda, pero otros indios de habla arauca-

    na, en particular los huilliches, les cerraron el paso. Atrados a la pampa

    argentina por sus caballos y ganado, los predadores huilliches avanzaron

    hacia el noreste desde sus tierras, debajo del ro Toltn, en el lado pac-

    fico de los Andes, hasta extender su influencia sobre el norte de la Patago-

    nia y la pampa, desde el golfo de San Matas hasta la provincia de Buenos

    Aires. En 1765, durante una reunin de la junta de guerra espaola en

    Concepcin. se caracteriz a los huilliches como la Nacin ms rebelde

    y obstinada que habita la otra parte de la Cordllera Nevada [los Andes]

    haciendo continuas hostilidades, muertes y robos a los espaoles que via-

    jan

    desde Chile para Buenos Aires

    45

    A travs de la pampa argentina, al sur del camino que iba de Buenos

    Aires a Mendoza, los araucanos se adentraron en tierras que, de hecho,

    los espaoles nunca haban conquistado. En una fecha tan tarda como la

    Salado, a menos de ciento sesenta kilmetros de Buenos Aires. A finales

    del siglo

    XVIII,

    no haba ninguna otra capital de virreinato que estuviera

    tan cerca de las tierras de los indios independientes. Ms all del Sal ado

    se hallaba lo que los espaoles llamaron tierra adentro o tierra del ene-

    migo. Para los observadores ocasionales , ajenos a la variedad de nichos

    ecolgicos en la pampa, la regin pareca, al mismo tiempo, inhabitable

    y,

    prcticamente, deshabitada. A comienzos del siglo

    XIX,

    los argentinos

    consideraban a la regin un desierto, del mismo modo en que los norte-

    americanos llamaron inicialmente Gran Desierto Americano a lo que

    hoy se conoce como las Grandes Praderas.

    6

    En el siglo xvm, las tierras

    al

    sur del ro Salado hasta el ro Negro es-

    taban habitadas por indios a los que los espaoles conocan po r diversos

    nombres, el ms comn de los cuales era el de pampas; los patagones

    dominaban la regin que iba desde el ro Negro hasta el estrecho de Ma-

    gallanes. Los araucanos se referan tanto a los pampas como a los pa-

    tagones c omo tehuelches, gente salvaje, una palabra que tambin

    adoptaron los espaoles y que en la actualidad siguen usando algunos et-

    nlogos. 47

    Los pampas y patagones, moradores de unas tierras en las que

    las condiciones de vida eran difciles, migraban de acuerdo con las esta-

    ciones y construan sus viviendas a orillas de lagos y riachuelos donde

    encontraban lea

    yagua

    Con la llegada de los espaoles, los pampas y los patagones se con-

    virtieron en cazadores montados de ganado y caballos y sus sociedades

    se transformaron, y al igual que los araucanos, se volvieron guerreros

    formidables. Los caballos aumentaron su alcance, facilitaron la consoli-

    dacin de pequeos grupos familiares en bandas y tribus ms grandes, y

    pemtieron a sus lderes comandar fuerzas ms numerosas que en el pa-

    sado. Los caballos y el ganado vacuno y bovino les proporcionaron una

    fuente estable de protenas, y la dieta enriquecida probablemente contri-

    buy a aumentar la poblacin de estos nativos, que hasta entonces haban

    tenido que cazar a pie guanacos y ands. Con la llegada del ganado

    europeo, los pampas y los patagones dejaron de estar obligados a des-

    plazarse con las estaciones para seguir a sus presas. Quienes posean

    animales europeos tambin podan utilizarlos en el comercio, por lo que

    haba motivos adicionales para intentar hacerse con ellos. A cambio de

    caballos o pieles, por ejemplo, los pampas obtenan mantas tejidas y jo-

    yas de plata de los huilliches, y piones, ponchos, chicha de manzana y

    licores espaoles de los pehuenches, productos que stos haban obteni-

    102

    103

    BRBAROS

    LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS

    en la lengua franca de la pampa y la influencia de los araucanos sobre in-

    http:///reader/full/Praderas.46http:///reader/full/Praderas.46http:///reader/full/Praderas.46
  • 7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2

    50/68

    do a su vez del comercio con los espaoles en Chile y la provincia andi-

    na de

    CuYO 48

    Los pampas y los patagones establecidos ms

    al

    norte experimenta-

    ron los cambios inducidos po r los espaoles antes que los patagones que

    vivan

    al

    sur. Los pueblos ms septentrionales vivan debajo del Ro de la

    Plata, en una zona templada en la que abundaban los caballos y donde te-

    nan un acceso ms directo

    al

    ganado y las mercancas espaolas. Los

    patagones del sur habitaban estepas ridas, donde el ganado y los caba-

    llos asilvestrados no se multiplicaron con igual rapidez, y es posible que

    no se convirtieran en jinetes en un nmero significativo hasta mediados

    siglo XVIlI.

    49

    Independientemente de las variaciones de tiempo y lugar, las verdes

    planicies de Argentina se convirtieron en el escenario de una competencia

    intensa entre los distintos indgenas as como entre stos y los espaoles.

    Algunos grupos tnicos pequeos, cuyo nmero y a haba disminuido de

    forma considerable debido a las enfermedades y la demanda de mano

    de obra de los espaoles, aparentemente desaparecieron, tal fue el caso de

    los huarpes un subgrupo de los pampas que viva en las montaas, en el

    rea de Mendoza). Otros, como los puelches, siguieron siendo identifica-

    bles como grupo, a pesar de que hacia mediados del siglo

    XVIII comen-

    zaron a hablar araucano mapudungn) adems de su propio idioma los

    nativos americanos por lo general eran bilinges o multilinges en reas

    en las que vivan cerca de miembros de otros grupos lingsticos).5o

    A medida que competan con los araucanos que atravesaban los Andes,

    los pampas y los patagones se araucanizaron en diferentes grados. e

    manera progresiva se fueron apropiando de muchos de los rasgos cul-

    turales de los araucanos, que eran ms numerosos y tenan mayor expe-

    riencia militar. Adoptaron los tejidos, el trabajo del metal, las creencias

    religiosas e incluso el idioma. Los pampas, por ejemplo, comenzaron a re-

    ferirse a quienes no eran indios como gincas, la misma palabra que

    empleaban los araucanos en Chile.

    5

    El fenmeno de la araucanizacin es

    bastante conocido, pero el proceso en s an no se comprende plenamen-

    te, acaso porque asumi distintas formas. En algunos niveles, los cam-

    bios culturales y sociales se produjeron de modo pacfico a medida que

    los pampas, los patagones, los hui1liches, los mapuches y los pehuenches

    formaron alianzas y se casaron entre ellos; en otros niveles, la violencia

    o la fuerza fueron las que generaron los cambios sociales a medida que

    bandas de grupos tnicos diferentes se enfrentaron entre s por los recur-

    sos y el poder.

    5

    A finales del siglo XVUI, el araucano se haba convertido

    dgenas argentinos era visible

    en

    un territorio diez veces ms grande que

    la regin de Chile de la que provenan. La araucanizacin de la pampa

    continu durante la primera mitad del siglo

    XIX,

    mientras indios de habla

    araucana siguieron migrando a travs de los Andes.

    53

    Ahora bien, a diferencia de lo que sugiere la palabra araucanizacin,

    cierto es que la transmisin de rasgos culturales no se dio en un nico

    sentido. Los araucanos tambin recibieron la influencia de los tehuelches

    el nombre que ellos daban a los pampas y los patagones). As, por

    plo, los araucanos que vivan en la pampa adoptaron de los nativos sus

    toldos, las tiendas porttiles elaboradas con cueros de animales, y las

    botas de montar, hechas con piel de la pierna del caballo, e igualmente in-

    trodujeron en su vocabulario palabras tehuelches, el idioma de los pam-

    pas y los patagones.54

    En trminos econmicos, la araucanizacin se dio de forma ms gra-

    y experiment ms variaciones segn el lugar de lo que los expertos

    pensaban en un primer momento.

    55

    No todos los pampas y los patagones

    araucanizados se convirtieron en cazadores montados a caballo dedica-

    dos a acosar a los espaoles y su ganado. Por el contrario, a

    las manadas de animales salvajes fueron disminuyendo y los araucanos

    introdujeron la cra de animales, la agricultura y cultivos europeos como

    el trigo y la cebada, algunos tehuelches salvajes se pasaron a la agri-

    cultura y la ganadera. Entre los pampas,

    al

    igual que entre los araucanos,

    la agricultura, la cra de las ovejas y el tejido se convirtieron en tareas

    principalmente a cargo de las mujeres, cuyas vidas tambin

    se

    vieron trans-

    formadas por la propagacin de las ovejas, el crecimiento de los merca-

    dos para los textiles y la demanda de produccin especializada para ese

    mercado.

    56

    Algunos araucanos y pueblos araucanizados abandonaron la agricul-

    tura para dedicarse a la cra de ganado destinado a abastecer los merca-

    dos espaoles, sin importarles que, de acuerdo con las teoras de ciertos

    pensadores europeos de la poca, con este cambio estuvieran retroce-

    diendo en la escala evolutiva, pues segn ellos los pueblos agrcolas se

    encontraban por delante de los ganaderos. Los pehuenches que habita-

    faldas orientales de los Andes

    al

    sur de Mendoza, en lo que en la

    actualidad es la provincia argentina de Neuqun, por ejemplo, dejaron

    la agricultura en favor de la ganadera, mucho ms rentable. Domestica-

    ban manadas y rebaos, los mantenan en corrales, rotaban las pasturas y

    practicaban la trashumancia. Luego atravesaban los Andes con los caba-

    1 4

    105

    RBAROS

    LA

    TR NSFORM CIN DE

    LOS NATIVOS

    http:///reader/full/XVIlI.49http:///reader/full/XVIlI.49http:///reader/full/ling%EC%AD%B3ticos).5ohttp:///reader/full/Chile.51http:///reader/full/Chile.51http:///reader/full/poder.52http:///reader/full/poder.52http:///reader/full/Andes.53http:///reader/full/Andes.53http:///reader/full/momento.55