David Weber_Bárbaros. Los Españoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
Transcript of David Weber_Bárbaros. Los Españoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
1/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
2/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
3/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
4/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
5/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
6/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
7/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
8/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
9/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
10/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
11/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
12/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
13/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
14/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
15/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
16/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
17/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
18/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
19/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
20/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
21/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
22/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
23/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
24/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
25/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
26/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
27/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
28/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
29/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
30/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
31/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
32/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
33/68
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
34/68
73
SABIOS SALVAJES Y NUEVAS
SENSIBILIDADES
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
35/68
2
BRBAROS
nocer varias cosas de que les hubiera sido mejor haber carecido siem-
pre 124 Los nutkas que conoci Mozio consideraban que los europeos
eran vulgares y carecan de espiritualidad. Se cuenta que tras conocer el
significado de las letras de algunas canciones espaolas e inglesas un
jefe indio pregunt a Mozio: Qu no tienen Dios ni los espaoles ni
los ingleses que slo celebran la fornicacin y la embriaguez?. 25
En
general Malaspina y sus cronistas trazaron un retrato tan halaga-
dor de los indios que suscitaron la rplica de al menos un miembro de la
expedicin que disenta de sus opiniones. El artista espaol Toms de
Suria que haba estudiado en la Real Academia de Bellas Artes de Ma-
drid y haba vivido en Mxico durante trece aos antes de unirse al equi-
po de Malaspina en Acapulco crea que su experiencia directa con los
indios durante su prolongada estada en Mxico le proporcionaba una
visin ms realista aunque menos halagea de ellos. pintor se que-
jaba
de que la imagen sublime propuesta por Malaspina y sus colegas
cientficos fuera tan distinta de lo que ven los ojoS 126
El uso
por
parte de Malaspina del salvaje sublime como metfora no
implica que l en mayor medida que Rousseau creyera realmente que el
estado indio fuera superior a
la
civilizacin europea o que todos los sal-
vajes fueran buenos. Salvo los chumash todos los indios de la Baja y
Alta California le parecan en todo sentido desagradables y lo llevaron a
reflexionar que: Entregando al hombre a sus propias pasiones y al ni-
co cuidado de su conservacin animal le degradan le entorpecen y casi
convierten su vida en una viva representacin de la de los seres irracio-
nales 127 Acaso el explorador no adverta contradiccin alguna entre su
ttrica visin de los indios californianos y sus pronunciamientos ms op-
timistas como aquel inspirado por los patagones segn el cual los hom-
bres no eran viciosos y propensos naturalmente a la vida brutal. 28
Cuando Malaspina y sus diaristas no se dedicaban a ensalzar a los
dgenas para referirse a la decadencia de
la
sociedad europea o a los erro-
res de la poltica espaola sealaban con claridad que los indios inde-
pendientes necesitaban contactar y comerciar con otros pueblos porque
un pueblo sin comunicacin ni trfico con otras gentes jam s puede ci-
vilizarse.129 Cuando convena a sus propsitos Malaspina y Viana coin-
cidan con la nefasta visin de la vida salvaje que se desprende del infor-
me sobre el viaje de la Sutil y la exicana a California y el Pacfico
Noroeste en 1792. El autor cuya identidad se desconoce contrasta la
feliz vida de los indios que viven en la misin de Monterey en Califor-
nia con la existencia miserable de sus compaeros que vagan por los
bosques sin educacin sin religin entregados a los impulsos de sus
pasiones y la miseria de la vida salvaje. El autor del informe cita con
aprobacin al naturalista britnico William Nicholson: El hombre en
un estado rudo y salvaje ... inspira compasin cuando se le compara con
el hombre ilustrado y asistido por la filosofa. 13 Otro miembro del
equipo de Malaspina el teniente Jos Espinosa y Tello que viaj por
tierra desde Chile hasta Buenos Aires en 1794 expres ideas similares
al describir el Chaco como almciga y criadero de los brbaros un
lugar en el que el hombre no era rey de la Naturaleza yen el que ms
bien los indios vivan como animales: son estos indios toscos in-
continentes vagamundos flojos groseros en sus conceptos y grandes
guerreros
.131
La imagen de los salvajes como bestias contaba con una larga tradi-
cin en el pensamien to europeo e incluso los cientficos espaoles ms
ilustrados continuaban apoyndola. El estudioso Flix de Azara que
conoci de primera mano a los indios del Ro de la Plata no estaba se-
guro de si los indgenas se haban desarrollado de forma separada de los
europeos o si en cambio tambin descendan de Adn. Al repasar los ar-
gumentos que sustentaban cada una de estas posiciones sealaba que la
primera describa a los salvajes de Amrica como gentes con un odo
y una vista nusualmente sensibles y dientes blancos y regulares que rara
vez hablaban o sonrean. Mantenan relaciones sexuales sin prembulos
ceremonias daban a luz con facilidad no reconocan una autoridad
superior no tenan juegos bailes canciones o instrumentos musicales;
soportaban con paciencia el mal tiempo y el hambre no se lavaban ni
limpiaban ni cocan no educaban a sus hijos y no tenan religin. Todas
estas cualidades parecen aproximarlos a los cuadrpedos y parecen tener
an alguna relacin con las aves por la fuerza y finura de su vista.m
Con todo incluso cuando subrayaban la bestialidad o la miseria de
la vida salvaje Malaspina y sus compaeros por lo general se mante-
nan fieles a la idea de que los indios que vivan en estado natural repre-
sentaban una etapa primitiva del desarrollo humano una comparable a la
infancia. Las circunstancias los moldeaban y las circunstancias podan
mejorarlos. En particular se pensaba que su exposicin a lo mejor de
sociedad europea hara progresar a estos pueblos y los llevara a la edad
adulta. Al adoptar la posicin de que los indios americanos era temporal-
mente inmaduros los miembros de la expedicin rechazaban de forma
implcita la idea de que los pueblos indgenas eran inherentemente dege-
nerados un argumento propuesto por algunos de sus contemporneos
4 B
RBAROS
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
36/68
75
ilustrados que consideraban que Amrica misma era la causa de la infe-
rioridad
de
los nativos.
La idea de que el continente americano corrompa a la humanidad en
general, y a indios y espaoles por igual, haba disfrutado de cierta po-
pularidad a comienzos del siglo XV II entre los espaoles nacidos en la
penns ula Ibrica .
Como
sostu vo un
sacerdote
espaol
en 1612
sos-
pecho
que
el suelo y el ci elo
de
la
Amric
a no
es
tan bu
eno
para hom-
bres como para yerba [mate] y metales [preciosos]. 33
Pe
ro los esp ao-
les nacidos en Amrica del mismo mod o que los ingleses nacidos en el
continente una generacin ms tarde) no podan aceptar la concepcin de
que el entorno del hemisferio occidental era la causa de la degeneracin
de los indgenas sin poner
se
en entredicho a
s
mismos.
34
En un princi-
pio, muchos espaoles nacidos en el Nuevo Mu ndo se opusieron a esta
concepc in distancindose de los indios. Po
co
a poco dejaron de iden-
ti
ficarse a s mismos como indianos, una palabra usada a lo largo del
siglo XVI para designar a los espaoles residentes en las Indias. Con el fin
de evitar la asociacin que la similitud entre las palabras indianos e in-
dios evocaba, los espaoles nacidos en Amrica empezaron a llamarse
a
s
mismos criollos
en
el siglo
XVl1.
1
5
No
obstante, la idea
de
que los
indios y otras personas nacidas en
Am
rica eran inferiores perdur has-
ta
el s iglo
XV III,
cuando algunos pensadores ilustrados, incluidos algunos
criollos, la dotaron de una nueva respetabilidad. No eran slo los extran-
jeros prejuiciados los
que
soste nan
que
los indios eran incapaces de ra-
n, declar el in
ge
niero militar
Pedro
Andrs Garca, sino que tam-
bin
en
las ciudades capitales de Amrica se encuentran hombres de casi
iguales sentimientos. G
ar
ca, que tena conocimiento directo de los in-
dios de las pampas argentinas, atribua esto a una pblica ignorancia a
la vez que alababa la sagacidad de los indgenas. 16
Malaspina probablemente hall la i
de
a
de
la degeneracin de los i
n-
dios en la
Hisrory
o
A
m
rica
1777) de Robertson , un libro muy popular
en la poca, o tal vez en la prosa, mucho ms vehemente y sensacionalis-
ta. de un filsofo holands, el abate
Co
melius de Pauw, cuyas Recherches
philosophiques sur les A
m
ricains
haban aparecido una d
cada
antes.
Ampliando un argumento que Buffon haba aplicado princip almente a la
flora y la fauna. De Pauw atribuy la fuente de la presunta inferioridad de
los ab
or
ge
ne
s american os al clima del Nuevo Mundo. E l hemisferio
occidental, afirm, haba sido tan maltratado
por
In Naturaleza que todo
en l era o bien degenerado o bien monstruoso . En Amrica in cluso el
hierro perda su fuerza . J37 Con todo, Malaspina no necesitaba haber ledo
SABIOS , SALVAJ ES Y NUEVAS S
ENSIB
ILI DADES
a De
Pauw
o a Robertson para estar enterado de sus argumentos. La bi-
blioteca que llevaba a bordo in clua obras de diversos autores que resu -
man las ideas de stos con el fin de refutarl as, enlre ellos Clavigero,
Molina, Jefferson
y
en especial, Carli.
138
En la Nueva Espaa,
el
estudioso
Jos Antonio de Alza te , nacido en Mxico, escribi un tratado para la ex-
pedicin de Malaspina que explcitamente refutaba a Buffon y alababa a
los indios por ser pacficos, honestos, trabajadores, pacientes y dc
il
es. El
origen de sus vicios, sugera, no se encontraba en el medioambiente
am
e-
ricano, sino en su contacto con los espaoles.
39
Entre los criollos ilustrados las opiniones de Alzate goza ban de mu-
cho crdito. Si a finales del siglo
xv rn
los indios ocupaban los peldaos
ms bajos de la escala social, deca su argumento, era porque los con -
quistadores y sus descendientes los
ha
ban maltratado, no porque fueran
innatamente inferiores. Para los criollos que tenan sangre india corriendo
por sus venas h a sostenido un historiador , era importante presentar
a los indgenas
como
personas tan dotadas como cualquier blanco. 4o
Los muchos indios que aprendieron a vivir como espaoles constituan
u
na
demostracin emprica de sus capacidades intelectuales. Antonio Al-
cedo, un ecuatoriano que escribi una enciclopedia sobre
Am
rica de va-
rio s volmenes en la tradicin de los
philosophes
elogi a un indgena
mixteca, Nicols del Puerto, para subrayar este hecho. Del Puerto, un c-
lebre jurista que haba llegado a ser obispo de Oaxaca, era un varn de
tanta virtud y ciencia, que destruy la opinin de que los indios no eran
capaces de los conocimientos de los europeos. 4
En el centro de Mxico, en especial , donde el riesgo de una revuel-
ta indgena pareca mn imo , los criollos ilustrados tendieron a proponer
versiones romnticas de los indios, pero lo hicieron de fon na selectiva.
Los
criollos mexi canos glorificaban los cultos aztecas, cuyos descen-
dientes parecan entonces sumisos o haban desaparecido, en lugar de los
apaches o los seris, que continuaban resistindose a la dominacin es-
paola. A med ida que el descontento con la administracin espaola fue
hacindose ms y ms intenso en los aos crepusculares del Imperio, al-
gu nos criollos, en paJabras de un histori ador, terminaran viendo la di -
ficil situacin de los indios como una metfora de su propia condicin de
opr
imidos. 12 Lite ral o
metaf
ricamente , algunos criollos resucitaron
la memoria de sus lejanos ancestros indgenas como una fuente de pres-
tigio. En una epstola a Fernando VII que escribi desde la prisin en 1817-
1818, el criollo Carlos Mara de Bustamante apel a un incipiente nacio-
nalismo mexicano dec larndose
l
mismo indio mexicano.13
77
BRBAROS
SABIOS,
SALVAJES Y NUEVAS SENSIBILIDADES
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
37/68
Aunque, a ambos lados del Atlntico, algunos espaoles ilustrados
encontraron razones para continuar representando a los indios como se-
res inferiores, otros rechazaron esta afirmacin e hicieron hincapi en sus
virtudes.144 Los reformistas espaoles
como
Malaspina no podan recon-
idea de
la
inferioridad inherente
de
la poblacin indgena con su
preocupacin
por
convertir a los indios en vasallos productivos para la
corona.
Era
difcil
esperar
que personas
por
naturaleza inferiores pu-
dieran desempearse
como
los agentes econllcos racionales en que los
ilustrados espaoles quer an convertirlos.
Desde el punto
de
vista de Malaspina, si los indios independientes no
deseaban unirse a la sociedad espaola o si los indios conquistados no pros-
peraban dentro del Imperio espaol,
la
culpa sera ms del sistema co-
lonial
de Espaa
que
de
los indios mismos. Los espaoles, afirmaba,
dependen de los indgenas para la explotacin de las minas, el cultivo de
productos valiosos para los europeos y el c onsumo de bienes manufactu-
rados que no necesitan; queran privar a los indios
de
una vida sencilla
para poder disfrutar por s mismos de una vida de indolencia.
Por
tanto,
aquellos indgenas que se negaban a trabajar p ara los espaoles por una
miseria, no eran perezosos sino inteligentes. Dado que vivan rodeados
de abundante pesca y caza, no tena sentido que cambiaran la vida ociosa
y casi errante [porlla vida laboriosa de una sociedad [la espaolal bien
ordenada.145
La lucha constante entre los indios y los espaoles y los perniciosos
efectos de esa lucha en continua accin
chocando
unos
contra
otros
y causan con una constante reaccin la verdadera debilitacin del todo)
no cesaran hasta que Espaa acabara con lo que Malaspina denominaba
la esclavitud poltica y la mercantil y permitiera a los indios disfrutar
de
los frutos
de
su trabajo.
146
Para Malaspina,
como
para otros fIlsofos
esto era un hecho incontrovertible.
Su
argumento refleja
la
influencia
de
Locke, que sostena
que
el hombre tiene el derecho natu-
ral a poseer como propiedad los productos de su trabajo, una concep-
cin que contaba
con
un buen
nmero
de partidarios
en
Espaa, entre
ellos Jovellanos, que consideraba que la prosperidad individual conduca
al bienestar nacional y que los gobiernos sabios no deban adopt ar medi-
das que desalentaran la bsqueda individual del propio inters.
147
La
idea
de que los indios deban beneficiarse de su trabajo adquiri una renovada
vigencia entre 1780 y 1783, cuando una gran rebelin indgena en los
Andes, dirigida por Tpac Amaru, oblig a los encargados de disear la
poltica espaola a reconsiderar sus relaciones con la poblacin nativa. 148
Aunque Malaspina y muchos de sus contemporneos de mentalidad
avanzada en Espaa rechazaban la idea de que los indios americanos po-
seyeran una inferioridad perdurable, las imgenes de los indios a las que
apelaban eran contradictorias. Los intelectuales de la Ilustracin
h
ano-
tado un historiador- discutieron acaloradamente la capacidad, el carc-
ter y los logros
de
los indgenas.149 Mientras las metforas del buen y el
mal salvaje siguieron siendo tiles, coexistieron una
alIado
de la otra, in-
cluso en la retrica de un mismo pensador ilustrado,
como
evidencia el
caso de Malaspina.
50
Y COMPASIN
Bien fuera que idealizaran o demonizaran a los indios independien-
tes o los presentaran
como
alguna combinacin
de
bondad y maldad, los
ilustrados espaoles sostuvieron que incluso los brbaros ms bajos me-
recan que se les tratara de forma humana. Cuand o el virrey Revillagige-
do el segundo) envi una expedicin al Pacfico Noroeste para proseguir
la obra de Malaspina, dio rdenes estrictas para que las armas de fuego
nicamente se emplearan en casos
de
defensa propia. E incluso en tales
circunstancias, avis, los marineros tendran que justifica r su uso al re-
gresar a Mxico. Los exploradores deban establecer los cimientos
de
una amistad que en el futuro quiz resultara muy til a la religin y el
soberano. Con este fin, haban de entregar a los indios regalos y tratarlos
con gentileza. Asimismo, deban
pasar por
alto las ofensas en las que
los nativos pudieran incurri r y garantizar que los llembros de la tripula-
cin no los engaaran o insultaran. Los expedicionarios deban realizar
su trabajo, escribi el virrey, sin ofender en lo ms mnimo a esos infe-
lices que en su ignorancia piden a gritos mi humanidad y compasin.
5
Desde los das de Fernando e Isabel, la corona espaola y sus repre-
sentantes de ms alto rango haban manifestado sentimientos similares; y
a finales del siglo XVIII, los ilustrados espaoles estaban ms dispuestos a
ponerlos
en
prctica.
En
parte, esto era un reflejo del profundo huma-
nitarismo que permeaba el pensamiento ilustrado. Me congratulo
--es
cribi un comandante naval despus de un viaje pico por aguas de Alas-
k de que al haber tratado a estos indios como los hombres han de ser
tratados y no como individuos de naturaleza inferior, he vivido en el seno
mismo de la tranqulidad. 152 En Nutka en el verano de 1792, Dionisio
Alcal Galiano aadi un giro fIlantrpico a esta idea: Los europeos que
78
79
RBAROS SABIOS
SALVAJES Y NUEVAS SENSIBILIDADES
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
38/68
comercian con las naciones brbaras y traen todos los males de la civili-
zacin deben procurar recompensados con cuantos beneficios fsicos
y morales estn a su alcance.
153
Para los espaoles de finales del siglo XVIII, el tratamiento humano
de sus salvajes tambin serva para demostrar a los extranjeros que Es-
paa haba superado las crueldades del siglo XVI que haban manchado
su reputacin. A ojos de sus enemigos forneos, la conquista de Amri-
ca
por
parte de los espaoles y el tratamiento dispensado a los indios
por stos haba sido brbaro. Los europeos haban encontrado abundan-
tes pruebas del salvajismo de los espaoles en textos crticos escritos
por ellos mismos, en particular, en la
Brevsima relacin
de De las Casas,
una obra tan crtica con Espaa que la corona la mantena en el ndice
de libros prohibidos. 154 La crueldad espaola se haba convertido en par-
te integral de los saberes obligatorios de la lite europea, y ste era un
hecho que ningn espaol educado poda ignorar, en especial a finales
del siglo
XVIII
cuando las ideas de los
philosophes
superaron los Pirineos y
se introdujeron en Espaa y sus dominios en el Nuevo Mundo. 155 En el
Siglo de las Luces, Espaa representaba el eptome del gobierno oscu-
rantista y eclesistico
un
argumento cuya presentacin en el
Cndido
(1759) de Voltaire es famosa- y las vctimas indias en Amrica simbo-
lizaban los excesos de la pennsula Ibrica. 156
La idea de que la crue ldad de los espaoles era algo nico, uno de los
principios cardinales de ese conjunto de creencias antiespaolas que
conforman la denominada leyenda negra, apareci tanto en la literatu-
ra popular europea como en las meditaciones de los
philosophes
En
La
vida
y
las sorprendentes
y
extraas aventuras de Robinson Crusoe
(1719),
el nico libro que posee Emilio, el personaje de ficcin de Rousseau, y
uno de los muchos libros presentes en la biblioteca de Jos de Glvez, el
ministro de Indias espaol, el protagonista sopesa la cuestin de matar a
unos canbales que no le han hecho ningn dao. Crusoe dirige su brju-
la moral a los espaoles, de cuya conquista de Amrica, dice, incluso
los mismos espaoles hablan en esta poca con sumo aborrecimiento y
aversin, y todas las dems naciones cristianas de Europa tienen por mera
carnicera, un episodio de crue ldad sangriento y antinatural ... por lo que
todos los pueblos de la humanidad consideran pavoroso y terrible el mis-
mo apelativo de espaol .
157
Los ilustrados espaoles respondieron a las acusaciones sobre la cruel-
dad de sus compatriotas de diversas formas. Algunos consideraron que
stas eran ciertas y lamentaron el dao que ello haba causado tanto a los
11 Las primeras ilustraciones europeas de los nativos americanos, realizadas en su ma-
yor parte por artistas grficos no espaoles, difundieron un mensaje inspirado por la Re-
forma protestante, a saber, los indios eran buenos y los conquistadores espaoles salva-
jes. Ilustracin tomada de Bartolom de Las Casas, Narratio Regionum Indicarum Per
Hispanos quosdam deuastatarum verissima
oo
Francofurti, Sumptibus Theodori de Bry oo.
1598. Cortesa de la Biblioteca DeGolyer, Universidad Metodista del Sur.
indios como a la reputacin de su pas. Benito Jernimo Feijo, el filso-
fo
ms influyente de la Pennsula de la primera mitad del siglo
XVIII,
mar-
c la pauta cuando se refiri a desdichados aquellos que, oprimiendo con
sus violencias al Indio, hacen padecer a toda la Nacin. Quin os parece
que arde en ms voraces llamas en el Infierno, el Indio Idlatra, ciego, o
el Espaol, cruel y sanguinario?.158 El teniente Viana celebraba que los
araucanos derrocaran a sus opresores espaoles en el siglo
XVI
y los descri-
be como heroicos brbaros. 159 Para algunos ilustrados espaoles nacidos
en las colonias americanas, la leyenda negra se convirti en un artculo de
fe Y culpar a los conquistadores de la lamentable situacin de los indge-
nas permita tambin a los criollos socavar el argumento de que el entor-
no del Nuevo Mundo tena efectos debilitantes sobre sus habitantes.160
80
8
RBAROS
SABIOS SALVAJES Y NUEVAS SENSIBILIDADES
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
39/68
Otros ilustrados espaoles intentaron defender
el
honor de su nacin.
Algunos acusaron a los crticos de exagerar la crueldad de sus compatrio
tas o de inflar las cifras sobre el nmero de indios a los que stos haban
asesinado. Uno de los oficiales de Malaspin a afirm que los relatos de los
extranjeros
sobre
las opresiones tiranas y
violencias
cometidas por
los espaoles
son
patraas que no merecen
la
fe y crdito pblico.161
Otros
apologistas
declararon
que
los
excesos haban
sido
consecuencia
de
acciones
individuales no
de ninguna poltica
de
la corona y que al
final
sta
haba prevalecido y
conseguido
rescatar a los indios de su bar
barie
e idolatra.
62 Los patriotas espaoles
pusieron
en perspectiva la
violencia
de
la conquista al sostener que otras naciones tambin come
ten crueldades increbles
no
en
un
siglo
de
ignorancia como en el
que
se
hizo la conquista sino en ste ilustrado. 6:l
Flix
de Azara
el
erudito es
paol que en
la
dcada
de 1790 trabaj en el interior de lo que
en
la
ac
tualidad
es
Argentina
y Paraguay
desafi
a
los
filsofos extranjeros a
encontrar
otro
ejemplo
de potencia colonial que
hubiera
salvado las vi
das de tantsimos indios
permitiendo
que las naciones indias
crecieran
desde
la
conquista
y
que
los hubiera transformado
en
europeos
a tra
vs del mestizaje racial. 164 Antonio Alcedo el enciclopedista ecuatoria
no seal
que
los colonos
de
Massachusetts ofrecan recompensas por
matar indios y
que
en 1724 pagaron
una
gran suma a un tal
John
Love
well
por
haber matado a diez indios dormidos: Blasonen con este borrn
de humanidad los ingleses escr i i y declamen contra las
preten-
didas crueldades de los espaoles en la Amrica
que
aunque fuesen cier
tas no llegan a esta barbarie. 65
Malaspina
y sus principales oficiales eran
sumamente
conscientes de
la reputacin de
Espaa
y realizaron grandes esfuerzos para evitar ofen
der a los indgenas y mostrarse a s mismos bajo
una
luz muy diferente
de
la
de
sus predecesores del
siglo
XVI.
66
Al
partir de Port
Mulgrave don-
de los cientficos
de
la
expedicin
se enorgullecan de
haberse compor-
tado
con
generosidad
bondad
y
mesura con los
tlingit el teniente Viana
observ
que la conducta de
los
expedicionarios
conforme
al
carcter
benfico y humano de los espaoles confundir algn da a cierta clase
de escritores
que
han tenido por oficio el denigrar a una nacin ilustre y
respetable y que a
pesar
de sus ridculas y extravagantes declaraciones
ocupar
siempre
un lugar distinguido
en
los fastos del universo. 67
Los
cronistas
de Malaspina
propusieron comparaciones odiosas
en-
tre
la
humanidad
de su proceder hacia los indios y la
conducta
vil de los
ingleses y americanos que navegaban por las
mismas
aguas. Viana des-
cribi los amargos recuerdos
que
los patagones tenan de una
embarca-
cin inglesa que
haba
disparado sus caones con tra ellos
en
la playa con
resultados funestos. Manifest su
conmocin
y
sorpresa
por este acto
inhumano cometido por los representantes de una nacin que califica
de sabia generosa y honrosa pero tambin anot que las balleneras bri
tnicas
estaban
mandadas
por hombres brutales sin educacin ni sen
timientos y en cuyas operaciones suelen tener
ms
parte el ponche y la
cerveza que
los
movimientos
del corazn.
68
Yen
cuanto
a
los
angloa
mericanos el botnico Mozio critic su perversa
idea de
ensear a los
salvajes el manejo de las armas
de
fuego doctrina
que puede
ser perni
ciosa a toda la humanidad. 69Otro de los oficiales de
la
expedicin de
plor la forma
en
que britnicos y americanos trataban a los traficantes
de pieles del Pacfico Noroeste: Roban sin piedad a estos desgraciados
y les oblgan gracias a la superioridad de sus armas a entregarles sus pie
les ... o a
defender
sus posesiones al costo de sus vidas y la ruina de sus
templos y casasYo
Los oficiales de
Malaspina
tenan razones
para
enorgullecerse de
su
conducta
en
Nutka. A diferencia de sus predecesores del siglo
XVI
no
ha
ban
intentado
conquistar
a los indgenas o someterlos a
un sistema de
trabajos forzados.
No
obstante algunos tripulantes de las embarca ciones
asociadas
con la
expedicin no compartan los nobles sentimientos y el
humanitarismo autosatisfecho de sus oficiales.
Segn cuenta
Mozio:
Los marineros o en fuerza de su educacin casi brutal o envidiosos del
trato humano que el
comandante
y dems oficiales
daban
siempre a los
naturales los insultaron varias veces estropearon a unos e hirieron a
otros y
no
dejaron de matar a algunos. La
humanidad es el mejor
carc
ter de la civilizacin. Todas las ciencias y artes valen nada si slo sirven
para
hacemos
crueles y orgullosos.
7
Los
marineros
por
supuesto superaban
en nmero
a
los
sabios del
llsmo modo
en
que el pueblo raso
espaol superaba
en nmero a la li
te ilustrada en la
Pennsula
y las colonias. De acuerdo
con
un clculo
en
Espaa
las ideas de la Ilustracin
no
inspiraban a
ms de un
5
por
100 de
la poblacin unos pocos cientos de miles. m Y los pocos ilustrados no
compartan las mismas opiniones respecto de los i lioso
Incluso cien-
tficos que buscaban
pruebas empricas
para
respaldar
generalizaciones
acerca de los
fenmenos
del mundo natural
caan
en
los
estereotipos al
referirse a los indios. El ilustrado Antonio de Ulloa por ejemplo que ha
ba
explorado Amrica junto a Jorge Juan
que
gobern la Luisiana es
paola en
1766-1768 continu sosteniendo que la pereza la deshonesti
83
2
BRBAROS
SABIOS SALVAJES Y NUEVAS SENSIBILIDADES
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
40/68
dad y la rebelda constituan elementos innatos del carcter indio y que
los espaoles tenan que obligarlos a trabajar por su propio bien.
73
El
botnico Hiplito Ruiz, que viaj a la zona india de Chile en 1782 para
presenciar las negociaciones del gobernador de Chile y algunos de los l-
deres araucanos, estaba convencido de que stos eran naturalmente t-
tricos y belicosos y que era necesario que se los obligara a someterse en
lugar de tratrselos con la benignidad y tolerancia ... que est mandada
por los soberanos espaoles.174 Cuando dos indios a quienes su partida
de exploracin haba rescatado de la esclavitud huyeron para regresar a
la selva, el ingeniero Francisco de Requena renunci al empirismo: Tal
vez el demonio indujo a estos miserables la desercin para estorbarles el
fruto que esperbamos sacasen catequizndolos y reducindolos a nues-
tra religin.175
Por
tanto, las nuevas formas de pensar acerca de los indios no sus-
tituyeron a las antiguas durante la Ilustracin, incluso entre los ms ilus-
trados. Al igual que en otras esferas del intelecto, las ideas contradictorias
sobre los aborgenes americanos coexistan en la Espaa y las colonias
americanas de finales del siglo XV que era lo que desde el principio
haba ocurrido entre ingleses y espaoles).
76
Sin embargo, esa porcin
de la minora ilustrada que consideraba a los indios seres racionales ca-
paces de comportarse corno los consumidores y productores europeos
ejercera una extraordinaria influencia sobre las relaciones de los espa-
oles con los indios independientes en los mbitos de la religin, la gue-
rra, el comercio y la diplomacia.
El mismo Alejandro Malaspina tuvo poco impacto en las relaciones
entre los espaoles y los indios.
La
corona lo honr cuando regres a la
Pennsula tras su gran viaje en 1794. Carlos IV y su reina, Mara Luisa,
lo recibieron en el Escorial, a las afueras de Madrid, y la armada lo pro-
movi a brigadier. Sin embargo, dieciocho meses despus de su regre-
so, el habilidoso marinero encall con torpe za en los bancos de arena de
la poltica. La corona le haba ordenado limitar sus consejos polticos a
memorandos secretos, pero Malaspina haba impulsado un examen p-
blico de las fallas en el gobierno del Imperio y sugiri que Espaa deba
otorgar a sus colonias mayor independencia, as como reducir los aran-
celes y las restricciones comerciales similares a las que haban provoca-
do la rebelin de las colonias inglesas. La estrechez de miras y la igno-
rancia nos rodean por todas partes, escribi a su hermano unos meses
antes de escribir al rey y la reina instndolos a reemplazar a sus princi-
pales consejeros, un acto a todas luces imprudente. Sus cartas fueron a
parar a manos de Manuel Godoy, primer ministro del rey y amante de la
reina, a quien aparentemente Malaspina esperaba quitar el puesto. Tras
ello, Malaspina fue arrestado y encarcelado. Pas casi siete aos en pri-
sin antes de que amigos influyentes consiguieran que se lo pusiera en li-
bertad en 1803, despus de lo cual las autoridades lo desterraron. Sus
papeles quedaron desperdigados y durante su vida no se public ningn
relato sobre su viaje. En 1810 muri en la oscuridad en Italia.
El viaje de Malaspina le hab a permitido ver cosas extraordinarias y
haba tenido, como anot, oportunidad de comparar, a cada paso, al sal-
vaje,
el
plebeyo y aquel al que llamarnos civilizado. Sin embargo, el he-
cho de que no hubiera logrado publicar sus observaciones priv a Espa-
a de la gloria que las obras de Cook y La Prouse dieron en sus vidas a
Gran Bretaa y Francia.
77
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
41/68
aptulo2
SALVAJES
Y
ESPAOLES:
LA TRANSFORMACIN DE LOS
NATIVOS
Las culturas no posan para sus retratos.
JAMES CLIFFORD
antroplogo, 1986
n
diciembre de 1785 la fragata espaola Santa Mara de l Cabe-
z
lleg al estrecho de Magallanes con el objetivo de cartografiar las cos-
tas del extremo sur del continente. Mientras la embarcacin soltaba an-
clas en el cabo Vrgenes la tripulacin divis hogueras en
l
orilla y el
capitn envi un pequeo bote para investigar. Patagones a lomos de ca-
ballo se haban acercado a la playa para establecer contacto con los visi-
tantes. El lder de los nativos que hablaba bien espaol se present
como Francisco Xavier. Como era costumbre entre los indios de la re-
gin llevaba una capa hecha con la gruesa piel beis del guanaco un ma-
mfero ungulado suramericano pariente cercano de la llama y unas bo-
las un arma hecha con piedras pequeas redondas y pesadas atadas a
los extremos de unas tiras de cuero arma que los nativos de la pampa y
el Chaco utilizaban desde mucho antes de la llegada de los europeos. Sin
embargo bajo la capa de guanaco Francisco Xavier iba vestido como
un criollo. Adems de las bolas luca un sable espaol que llevaba col-
gado en su vaina y cuya hoja tena grabadas las palabras
POR
L
REY
CARLOS III
en letras maysculas. El indgena acept con entusiasmo la
invitacin a subir a la
Santa Mara.
Consciente de las costumbres de los
Clifford 1986 p. 10.
87
86 BRBAROS
LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
42/68
12. El explorador francs Alcide d Orbigny dibuj a estos patagones desmontando un
campamento en 1829, en San Javier,
un
pequeo puesto militar en el lado sur del ro
Negro, aproximadamente veinticinco kilmetros ro arriba desde Carmen de Patago
nes. Desde haca mucho, los caballos se haban convertido en el principal medio de
transporte para estos patagones del norte, cuyos toldos, unas tiendas hechas con pie
les y ramas, pueden verse a1 fondo.
Dpart des Patagons
Litografa tomada de Or
bigny, 1835-1847, vol. 3, ser. 2
n O
5. Cortesa de la Biblioteca John Carter Brown de
la Universidad de Brown.
espaoles y deseoso de no inquietar a sus anfitriones, Francisco Xavier
orden a su compaero. un hombre de proporciones gigantescas, que se
limpiara los crculos de pintura blanca y negra que tena alrededor de los
ojos. Una vez a bordo, los dos patagones fumaron y comieron con los es
paoles. Se sentaron a l mesa, usando con destreza el tenedor y la cu
chara, como seal un observador, y rechazaron cortsmente el vino
y el aguardiente debido a sus efectos perniciosos.
1
Francisco Xavier y su
acompaante parecan estar del todo a gusto. Tal vez no se trataba de su
primera visita a una casa de madera que viaja sobre el agua.2
As como los espaoles haban ampliado y profundizado su conoci
miento los indios independientes a lo largo de dos siglos y medio, tam
bin los indios independientes haban alcanzado una comprensin cada
vez ms refinada de los espaoles.
3
El indio que se present a s mismo
como Francisco Xavier viva bastante apartado de las regiones controla-
das por Espaa. En esa costa,
el
asentamiento espaol ms cercano, fue
ra del tamao que fuese, se encontraba a ms de mil seiscientos kil
metros hacia el norte, en el Ro de la Plata. No obstante, en
1779-1780,
Francisco Xavier haba estado en contacto con los espaoles que haban
establecido varios puestos militares en el norte de Patagonia, a medio ca
mino entre Buenos Aires y el estrecho de Magallanes.
4
Resultaba claro
que los espaoles haban influido en su vestido y en su forma de hablar,
as como que el caballo que montaba, tambin introducido por los es
paoles, haba alterado su sociedad. Una transformacin similar haba
tenido lugar en la costa pacfica de la Patagonia, al sur Chile:
el
explo
rador francs La Prouse seal en
1786
que los indios independientes
ya no son esos americanos de antao a los que las armas europeas in
fundan terror. Los caballos, el ganado y las ovejas han transformado
a estas gentes en verdaderos rabes ... Se desplazan con sus manadas y se
alimentan de su carne y su leche
y.
en ocasiones, de su sangre; se visten
con sus pieles, con las que tambin hacen sombreros, petos y escudos ...
Prcticamente no conservan ninguna de sus costumbres antiguas, ya no
viven de los mismos frutos ni visten las mismas ropas.5
En el siglo
XVIII,
los ocasionales contactos directos con los visitantes
espaoles y la influencia indirecta de las mercancas, el ganado, los cul
tivos y las enfermedades provenientes de Europa haban alterado las so
ciedades de los indios independientes que vivan ms all de las fron
teras del Imperio, desde la Patagonia hasta las Grandes Praderas de
Norteamrica.
6
En muchos casos, el conflicto con los espaoles y las en
fermedades que stos introdujeron tuvieron consecuencias funestas para
las sociedades indgenas. Algunos grupos tnicos desaparecieron, tras
ser arrasados por las epidemias o haber sido aplastados militarmente y
subordinados por los espaoles
o
incluso, por nativos vecinos an ms
poderosos. Otros indios independientes no slo sobrevivieron sino que
se
reinventaron y fortalecieron sus sociedades. Algunos se retiraron, otros man
tuvieron su territorio; algunos se aliaron con los espaoles u otros eu
ropeos, otros se expandieron a expensas de los espaoles. Unos cuantos
se adaptaron por fisin, al dividirse en unidades ms pequeas capaces
de eludir a los europeos con mayor facilidad; otros experimentaron un
proceso de fusin y absorbieron a los miembros de otras comunidades
indgenas, as como a espaoles y negros que, querindolo o no, se con
virtieron en nativos.7
Sabemos muy poco acerca de los recorridos que siguieron los grupos
tnicos independientes en su camino a la extincin o la reinvencin, as
9
RBAROS
LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS
-
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
43/68
como de los imperativos culturales y medioambientales que los empuja
ron a ello. Sin embargo, podemos imaginar que en sus primeros encuen
tros con los espaoles, aquellos nativos que vivan en bandas o en unida
des familiares pequeas y mviles tenan ms posibilidades de evitar la
conquista. La distancia y la dispersin les haca menos susceptibles a las
enfermedades infecciosas europeas que devastaron a muchas sociedades
sedentarias.8 Tambin podemos imaginar que las fronteras tnicas y po
lticas se definieron y redefinieron con mayor rapidez que en el pasado
debido a los cambios sin precedentes causados por la llegada de los es
paoles y en general de los europeos. En muchos lugares que antao ha
ban estado poblados por sociedades organizadas en bandas o en redes
ms o menos libres de familias no relacionadas entre s, los espaoles del
siglo
XVIII
se encontraron con autnticas tribus. Sus lderes, como Fran
cisco Xavier, conocan las costumbres de los espaoles, as como la for
ma de cooperar con ellos y de oponerles resistencia.
SON SOBRESALIENTES
Los
ARAUCANOS: BRBAROS
Acaso ningn otro pueblo nativo de Amrica desarroll una capaci
dad militar para mantener la independencia de forma tan rpida y efi
caz como los pueblos de habla araucana del centro-sur de Chile. Los
espaoles invadieron su territorio a mediados del siglo XVI y redujeron
a muchos
de
ellos a la servidumbre,
pero
los araucanos ofrecieron una
feroz resistencia. En 1598-1603, en una contraofensiva a gran escala,
destruyeron seis pueblos espaoles de alguna importancia e hicieron
prisioneros a cientos de mujeres y nios. Los espaoles se retiraron de
las dems poblaciones que les quedaban po r debajo del ro Bobo, y slo
mantuvieron su presencia
en
la Isla Grande
de
Chilo, frente a la costa
chilena.
Durante los siguientes aos, los araucanos frustraron los repetidos in
tentos de los espaoles por recuperar el control sobre el corazn de su te
rritorio. Hacia la dcada de 1640 los araucanos ya haban ganado lo que
los espaoles llamaron la guerra de Arauco y los haban obligado a reco
nocer el ro Biobo como un confn permanente. Algunos araucanos que
haban permanecido
al
norte del ro y haban sucumbido a los espaoles
se fueron hispanizando gradualmente. Los que vivan al sur del Biobo
los despreciaban. Los llamaban zapatudos, porque llevaban zapatos, o
reyunos, por servir al rey 9
Al sur del Biobo, los araucanos independientes no slo perdieron el
respeto por sus hermanos ca dos bajo el control espaol sino que, al mis
mo tiempo, consiguieron ganarse el respeto de los espaoles. Un solda
do espaol que luch en la encarnizada guerra de Arauco, Alonso de Er
cilla y Ziga, escribi tras su regreso a Espaa un poema pico que
inmortaliz el valor de los araucanos, tal como sugieren estos versos:
los brbaros que son sobresalientes,
soberbios cielo
y
tierra despreciando,
recios miembros, de nervios bien fornidos;
giles, desenvueltos, alentados,
animosos, valientes, atrevidos,
duros
en
el trabajo sufridores
de
fros mortales, hambres
y
calores.
10
a raucana de Ercilla se ley en toda Europa. La obra propag por
el continente la reputacin de los araucanos como un pueblo indomable
y puso en circulacin la palabra araucano. Ercilla e mpleaba el trmi
no para referirse a los indgenas de la localidad de Arauco, palabra que
en lengua nativa significaba agua gredosa, pero la expresin termina
ra designando el idioma que empleaban estos indgenas (lengua a l a que
en la actualidad los especialistas prefieren llamar mapudungn en lugar
de araucano) as
como a uno de los grupos tnicos que lo hablaban: la
gente que viva entre los ros Toltn y Biobo.
Tras la asombrosa victoria de los araucanos, los espaoles intentaron
establecerse de nuevo en las tierras al sur del Biobo, pero una vez ms
los aguerridos indios los obligaron a retirarse. En 1745-1747, cerca de un
siglo y medio despus
de
haber abandonado Valdivia, los espaoles
fi
nalmente la reconstruyeron como plaza fortificada para hacer frente a los
piratas holandeses que empezaban a amenazar lacosta.
Abastecida por
mar desde Per, Valdivia se mantuvo como el nico enclave espaol sig
nificativo en el continente al sur del Biobo hasta 1796, cuando los espa
oles restablecieron Osomo, poblado que los araucanos les haban obli
gado a abandonar en 1600.
Los indgenas de todas partes tenan razones poderosas para evitar
caer bajo el dominio espaoL En el peor de los casos, lo que les espera
ba era la esclavitud; en el mejor, el pago de tributos altsimos y la servi
dumbre. Sin embargo, los pueblos de habla araucana tuvieron un xito
90
BRBAROS
LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS
91
http:///reader/full/costa.llhttp:///reader/full/costa.llhttp:///reader/full/costa.ll -
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
44/68
excepcional a la hora de recobrar o mantener su libertad, un logro que
fue consecuencia de una afortunada combinacin de circunstancias. 2 La
densidad de su poblacin les proporcionaba una ventaja numrica sobre
los espaoles. La dispersin de su organizacin social haca que a los es-
paoles les resultara imposible negociar con una autoridad central o con-
quistarlos como un nico pueblo mediante la captura de su jefe. Su eco-
noma, caracterizada por un sistema de subsistencia mixto que dependa
ms de la caza y la recoleccin que de la agricultura, no lleg a articular-
se con la de los espaoles durante los primeros aos de contacto. El he-
cho de que no dependieran completamente de la agricultura formal hizo
que los espaoles no pudieran forzarlos a sentarse a la mesa de negocia-
ciones destruyendo sus cosechas. El clima de la regin, caracterizado por
una estacin lluviosa de ocho meses, les proporcionaba una tregua, pues
las tropas espaolas preferan luchar durante los cuatro meses de la es-
tacin seca; y su geografa, que inclua montaas accidentadas, densas
selvas tropicales y pantanos, les permita refugiarse de las fuerzas espa-
olas. Adems, los araucanos luchaban por defender un territorio que co-
nocan de unos ejrcitos privados mal equipados y con recursos insufi-
cientes que no estaban en condiciones de librar una guerra prolongada
sin el apoyo del Estado espaol, apoyo que no lleg sino hasta comien-
zos del siglo
XVII
y que desde entonces sera modesto.
l3
Chile, que care-
ca de metales preciosos, estaba lejos de encabezar
la
lista de prioridades
imperiales.
Aunque las circunstancias favorables ayudaron a los araucanos a
conservar su libertad, tambin es cierto que los indgenas supieron sacar
provecho de sus ventajas. Su resistencia a los esfuerzos de los incas por
incorporarlos a su Imperio los incas los conocan como aucas salva-
jes) haba perfeccionado sus habilidades para la guerra mucho antes del
arribo de los espaoles.
4
Los araucanos llegaron a ver la confrontacin
blica como algo fundamental para mantener el equilibrio social, polti-
co e incluso csmico.
J5
Cuando los intrusos espaoles les plantearon un
nuevo desafo, los guerreros araucanos a l igual que otros grupos ind-
genas en las dems fronteras del
Imperio--
adoptaron nuevas estrategias
y tecnologas y las sumaron a las tcticas y armas que haban resultado
eficaces en el pasado. 16 Aun antes de 1603, cuando los espaoles huye-
ron de la Araucana dejando atrs muchas de sus posesiones, los arauca-
nos se haban hecho con un nmero considerable de sus caballos, cascos,
armaduras armas de hierro,
y
gracias a la informacin suministrada
por los desertores, haban aprendido a utilizarlos. Los araucanos eran
buenos ganaderos.
Ya
antes de la llegada de los europeos criaban gua-
nacos y llamas y no tardaron en ampliar el nmero de sus bienes semo-
vientes con vacas, ovejas, cerdos y caballos provenientes de Europa. Ha-
cia 1600, ya posean grandes manadas de caballos y se haban convertido
en excelentes jinetes, as que movilizaron a sus unidades de caballera li-
gera en su lucha contra los nuevos seores llegados de la Pennsula.
l7
El hierro espaol hizo ms mortales y duraderas las armas lticas tra-
dicionales de los indgenas lanzas, garrotes y hachas). A stas, los arau-
canos sumaron las picas, las espadas, los sables y los machetes espao-
les.
18
Hasta muy avanzado el perodo colonial, los araucanos hicieron
poco uso de las armas de fuego que caan en sus manos. No les resulta-
ba fcil obtener municin, y
por
otro lado sus tcticas y armas propias
demostraron ser tan efectivas que posiblemente tuvieron pocos incen-
tivos para procurarse plvora y proyectiles. Adems, el alcance, la preci-
sin y la tasa de disparo de las armas de mecha o de chispa europeas no
constituan una ventaja importante. Preparar las armas de fuego para
cada disparo era una tarea difcil, y quienes las empleaban quedaban vul-
nerables durante los largos intervalos entre un disparo y otro. En
1792,
un
pehuenche le dijo a un oficial que a los espaoles no hay que temer-
les pues no ofenden ms, sino con la primera descarga, que al dar sta
se les atropella y quedan vencidos.19
Sin embargo, no era usual que los indgenas desdearan las armas de
fuego y muchos intentaron conseguirlas para aumentar su armamento
tradicional, aunque no para remplazarlo. Los nativos que disponan de
armas de fuego tenan una ventaja respecto a los vecinos que carecan
de ellas. Las armas de fuego ofrecan ventajas psicolgicas y un mayor
poder de penetracin que los arcos y las flechas. Los guerreros que in-
tentaban tomar o defender un lugar fortificado encontraban las armas de
fuego especialmente eficaces. Algunos funcionarios espaoles, por el
contrario, las consideraban inferiores a los arcos y las flechas de los in-
dgenas armas poco utilizadas por los araucanos), pero sus opiniones no
eran representativas de la sabidura convencional. Hasta finales del pe-
rodo colonial, la ley prohiba a los espaoles abastecer a los indgenas
de armas de fuego. No obstante, los constantes requerimientos de los
funcionarios coloniales instando a los espaoles a respetar la ley sugie-
ren que los traficantes siguieron incumplindola.
20
Una vez que los araucanos se familiarizaron con la organizacin, la
estrategia y las tcticas militares de los espaoles, no se limitaron sim-
plemente a imitarlos, sino que adaptaron su estilo de combate para ha-
92
93
I
ff
RBAROS
I
LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS
http:///reader/full/modesto.l3http:///reader/full/modesto.l3http:///reader/full/c%E3%B3%ADico.J5http:///reader/full/c%E3%B3%ADico.J5http:///reader/full/Pen%EF%BF%BDula.l7http:///reader/full/Pen%EF%BF%BDula.l7http:///reader/full/vencidos%EB%AE%B19http:///reader/full/incumpli%E9%AE%A4ola.20http:///reader/full/incumpli%E9%AE%A4ola.20http:///reader/full/modesto.l3http:///reader/full/c%E3%B3%ADico.J5http:///reader/full/Pen%EF%BF%BDula.l7http:///reader/full/vencidos%EB%AE%B19http:///reader/full/incumpli%E9%AE%A4ola.20 -
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
45/68
13. El explorador francs Amede Frzier incluy esta imagen didctica de los arauca
nos en su A Voyage
to
the South-Sea nd Along the Coasts
of
ChW nd Perlt in the Years
1712 nd /714, publicado en Londres en
1717
con lminas de
la
edicin
francesa. En la imagen reproducida aqu la lmina 10 opuesta a la p. 71), muestra
A India moliendo maz para hacer harina; B Indio en poncho y polainas; C. India en
choi e iquella; D. Indio arrojando un lazo a un toro par a detenerlo. Luego explica que
los
espaoles han adoptado para cabalgar el uso del choi o poncho y de una especie
de coturnos, que ellos llaman polainas. pues el poncho es resistente a la lluvia, el vien
to no lo levanta, sirve de manta en la noche y de alfombra en el campo p.
71).
Las mu-
comenta, llevan una pequea pieza cuadrada de pao que llaman quella [un chal\,
que se atan sobre el pecho uniendo dos de sus puntas con un gran alfiler de plata que tie
ne una cabeza plana de diez o doce centmetros
de dimetro y que llaman toupo
[tupu
en
mapuche] p.
71).
Cortesa de la Biblioteca Huntngton, San Marino, California.
cerles frente. Inventaron un hbrido de caballera e infantera
al
hacer que
cada jinete llevara consigo hasta el escenario de la batalla a un soldado
de a pie. Quemaban los campos para que los caballos de los espaoles no
pudieran pastar; atraan a los soldados enemigos hasta terrenos panta
nosos o montaosos para neutralizar la efectividad de sus caballos y ar
mas; atacaban bajo la lluvia, cuando los espaoles no podan encender
mechas de sus mosquetes. A comienzos del siglo
XVII,
las fuerzas es
paolas entraban prcticamente todos los aos en la Araucana para sa
lir con las manos vacas. Los indios de Chile escribi un oficial aver
gonzado
se mueren de risa.21
La prolongada guerra con los espaoles cambi algo ms que las tc
ticas y transform las relaciones sociales a todos los niveles en la socie
dad araucana. A medida que los araucanos, en especial los que vivan
ms cerca del ro Biobo, ofrecan resistencia a un Estado que intentaba
dominarlos, las relaciones entre las comunidades nativas se volvieron ms
estratificadas. La guerra endmica brindaba a los guerreros ms capaces
y agresivos mayores posibilidades de obtener poder, estatus y riqueza, lo
que en estas sociedades sin dinero se meda a travs de la posesin de
bienes, ganado y mujeres. En la sociedad araucana, pol gama y patriar
cal, los combatientes ms exitosos conseguan ms mujeres, ya fuera
porque las vctimas mortales producto del conflicto alteraban la propor
cin entre hombres y mujeres araucanos o porque en sus incursiones s
tos capturaban mujeres espaolas o de otras tribus.
22
Los guerreros
dios que posean mujeres y bienes europeos adquiridos en la guerra los
valoraban tanto por su valor simblico como por su utilidad. Se trataba
de signos ostensibles de su valenta en la lucha que aumentaban su pres
tigio entre sus pares.
3
El
indio del alto Orinoco que le pregunt a un frai
le cuntas mujeres tena nuestro rey debi de haber quedado pasmado
al enterarse de que slo tena una.
24
Entre aquellos que en la guerra alcanzaron un alto estatus como lde
res se encontraban blancos cautivos o fugitivos y sus hijos mestizos. s
tos, a los que se denominaba indios blancos, posean un conocimiento
especial de la sociedad espaola, y a menudo aprovecharon ese conoci
miento para obtener poder y se convirtieron en jefes o caciques. Un caso
destacable es el de los descendientes de Rodrigo de las Cuevas, captura
do en Valdivia alrededor de
1600,
que durante dos siglos fueron los princi
pales lderes de una comunidad india en la desembocadura del ro Toltn.
25
Para mantener a raya a sus adversarios espaoles, los lderes milita
res araucanos tambin desarrollaron nuevas estructuras polticas. Antes
95
4
BRBAROS
LA TRANSFORMACIN
E
LOS NATIVOS
http:///reader/full/tribus.22http:///reader/full/tribus.22http:///reader/full/pares.23http:///reader/full/pares.23http:///reader/full/Tolt%E9%AE%AE25http:///reader/full/Tolt%E9%AE%AE25http:///reader/full/tribus.22http:///reader/full/pares.23http:///reader/full/Tolt%E9%AE%AE25 -
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
46/68
de la llegada de los peninsulares, la unidad sociopoltica ms comn en
tre los araucanos era la pequea banda, una agrupacin compuesta por
varias familias extendidas y presidida por un cacique anciano y respeta
do (un lonco o ulmen). Estas unidades, llamadas lebos o rehues (el nom
bre del espacio sagrado de cada
febo),
se unan para formar un
aylla-
rehue aylla
significa nueve, el nmero de
rehues
que se requeran
para formar un
ayllarehue).
Sin embargo, parece ser que hacia mediados
del siglo
XVII
la necesidad de coordinar un mayor nmero de combatien
tes en una respuesta militar conjunta a los espaoles empuj a los loncos
a formar entidades todava ms grandes. Los lderes araucanos, desde el
Biobo hacia el sur hasta el Toltn, organizaron redes de comunicacin
abiertas, o
butalmapus,
una palabra que significa grandes territorios.
A mediados del siglo
XVIII,
haba tres
butalmapus
que iban de norte a sur
en largas franjas entre el Biobo y el Toltn. Cada uno corresponda, apro
ximadamente, a una regin fisiogrfica: la costa,
la
cordillera de la cos
ta y el valle central (los llanos). Al frente de cada
butalmapu
haba un
jefe de guerra, o toqui, que al parecer coordinaba la estrategia militar
conjuntamente con sus homlogos de los otros
butalmapus.
Estas confe
deraciones flexibles careCan de lmites claros, cambiaban con el tiempo
y en gran parte, funcionaban como unidades de comunicacin cuando
los araucanos organizaban su resistencia contra los espaoles o negocia
ban con ellos. Por su parte, los espaoles vieron en los
butalmapus
el
equivalente de los gobiernos provinciales y les dieron la bienvenida por
considerarlos unidades administrativas tiles a travs de las cuales qui
z podran controlar a los araucanos.
26
Los cambios sociopolticos producidos por la guerra con los espao
les se extendieron a la identidad misma de los araucanos. Al igual que
muchos otros grupos nativos, la poblacin que los espaoles conocan
como araucanos se llamaba a s misma
che
(la gente o los hombres)
o reche (los verdaderos hombres). Los puntos cardinales eran una de
las formas que tenan para distinguirse de sus vecinos. Se referan a los
pueblos ubicados al norte de ellos como picunches y a los pueblos ubica
dos al sur como huilliches. En un comienzo, estos nombres denotaban
nicamente la posicin relativa de cada uno, no la etnia: el norte o el sur
dependan de en qu lugar se encontraba la persona que utilizaba el tr
mino descriptivo. Con el paso del tiempo, los espaoles comenzaron a
aplicar estas etiquetas posicionales a indios que vivan en regiones espe
cficas. Entre tanto, los mismos indgenas adoptaron esos nombres para
identificarse a s mismos como pertenecientes a un grupo ms grande
que su familia inmediata o su clan. Aunque estos trminos enmascaraban
el grado de diversidad cultural dentro de cada grupo y ocultaban la exis
tencia de profundas divisiones polticas, servan para dis tinguir a deter
minados indios de los espaoles y de los dems indios.
27
El trmino pi
cunches pas a designar a todos los indios de lengua araucana que vivan
al norte del Biobo, que eran los que, hacia el siglo
XVIII,
haban sido ab
sorbidos por la sociedad espaola y desaparecido como grupo tnico.
Por su parte, el trmino huilliches denotaba a los indgenas que vivan
al sur del ro To1tn los ms alejados de la influencia espaola. Los es
paoles solan restringir el uso de araucanos para referirse a los nativos
que vivan entre el Biobo y el Toltn, pero hacia mediados del siglo XVIII
algunos comenzaron a referirse a ellos como mapuches, que significa
gente de la tierra. Ms all de ello, los espaoles realizaban distincio
nes todava ms sutiles, al diferenciar, por ejemplo, a los mapuches que
vivan cerca l
mar
a los que denominaban costeos, de los que vivan en
el valle central, los llaneros.
28
Por
tanto, para defenderse a
s
mismos de la agresin espaola, los
che,
las pequeas bandas familiares de hablantes de lengua araucana, se
fusionaron en unidades sociales y polticas ms grandes cuyas estructu
ras, valores e identidades tnicas diferan de las de sus antepasados. Este
fenmeno de tribalizacin fue una respuesta bastante comn de los
grupos basados en relaciones de parentesco a las presiones polticas y
econmicas de las sociedades-Estado y sugiere a un estudioso de la vio
lencia que no es la etnia la que determina
la
guerra sino que es el con
flicto el que crea
la
etnia, y ... el conflicto
colonial
crea las tribus .29
A medida que las sociedades
che
antes segmentadas se fusionaron en
organizaciones tnicas nuevas y ms poderosas, influyeron sobre los na
tivos que no hablaban araucano o los absorbieron. Los prsperos pehuen
ches, que vivan en las montaas y ocupaban un vasta regin andina de
bosque hmedo, constituyen el mejor ejemplo de este proceso. Aunque
se trataba de grupos tnicos diferentes, hacia el siglo XVIII haban adopta
do muchas de las caractersticas de los araucanos, entre ellas su lengua, y
haban hecho suyo un nombre araucano. Un oficial espaol que los visi
t en 1760 los describe como si se trataran del mismo pueblo. Vivan en
tiendas hechas con pieles de animales; criaban caballos, vacas, bueyes,
ovejas y cabras; elaboraban productos con plumas de and, pieles y
lana; las mujeres se encargaban tanto del curtido del cuero como del hila
do y tejido de la lana, y tanto ellas como los hombres comerciaban con
los espaoles, a los que intercambiaban sus mercancas por manufacturas
96
BRBAROS
http:///reader/full/araucanos.26http:///reader/full/araucanos.26http:///reader/full/indios.27http:///reader/full/indios.27http:///reader/full/llaneros.28http:///reader/full/llaneros.28http:///reader/full/araucanos.26http:///reader/full/indios.27http:///reader/full/llaneros.28http:///reader/full/tribus%22%EB%AE%B29 -
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
47/68
y productos agrcolas espaoles, como el trigo y el ai1
30
Debido a que
su dieta dependa en gran me dida de los frutos del pehun (la araucaria),
estos habitantes
de
las montaas eran conocidos como l gente del
pehun, o pehuenches. Los espaoles del siglo XVIII los consideraban
un
grupo tnico nico dividido en subgrupos segn su ubicacin (por ejem
plo los pehuenches
de
Malarge o los pehuenches de Balbarco) e imagi
naban, lo que era un error, que siempre haban sido una nacin o un pueblo
culturalmente homogneo.
3
Para los espaoles
de
este perodo, la pala
bra nacin significaba Estado-nacin, no obstante, cuando la em
pleaban para referirse a los indgenas sta por lo general significaba simple
mente grupo. En palabras de Flix de Azara, nacin designaba a un
grupo de indios libres o salvajes que se consideren ellos mismos como
formando una sola y misma nacin y que tienen el mismo espritu, las
mismas formas, las mismas costumbres y la misma lengua.32
El caballo, que brind a los nativos de habla araucana una mayor mo
vilidad, contribuy a la homogenizacin Y expansin de l a cultura arau
cana. Los caballos mejoraron la comunicacin entre las comunidades
aisladas, facilitaron
l
difusin tanto de las ideas como
de
los bienes
33
materiales y contribuyeron a la formacin de nuevas identidades. Estas
identidades regionales adquirieron un nuevo significado ante l presen
ci de una fuerza externa. Los pehuenches, por ejemplo, parecen haber
formado su propio butalmapu haca 1760, si no antes. La guerra endmica
con los huilliches, as como l presin por parte de los espaoles, haba
empujado a los pehuenches hacia una estructura poltica ms centrali
zada. Por su lado, los grupos de huilliches, a menudo en guerra entre ellos
as como con espaoles y pehuenches, forjaron sus propias alianzas po
lticas al sur de] ro Toltn. Por tanto, la guerra intertribal, al igual que la
influencia de los espaoles, estimul la fusin de los grupos indgenas en
unidades polticas ms grandes que se convirtieron en los nuevos funda
mentos de sus identidades.
34
Al igual que otros indios independientes en otros lmites del Imperio
espaol, los mapuches, los pehuenches y los huilliches adoptaron la cultu
ra material de los colonizadores llegados de la Pennsula. Con frecuencia los
observadores describen a sus lderes, incluso en las reas ms remotas, como
vestidos completamente a lo espaol. Algunos
se
convirtieron en aliados
35
de los peninsulares y lucharon junto con ellos contra otros araucanos. La
mayorade los che sin embargo, se adapt de tal modo que su capacidad
para mantener la independencia frente a los espaoles s e vio fortalecida.
En una fecha tan tarda como 1780, Antonio Sors, un franciscano, calcu-
Pampas
Sierra de
la
Ventana
""
Ciudad
Fuerte
Fuerte y
misin
Fronteras
internacionales
actuales
;;,
Caminos espaol
42-_", __ .._
es
~ ; f t ~ l a s MaMnas
Falkland Is.)
MAPA 4. La Araucana. la pampa y la Patagonia. 1781. Adaptado de Villalobos R
1989. p 177; Marfany. J 940.
p
329.
98
99
BRBAROS
LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS
En el siglo XVIII, las incursiones de los araucanos en la pampa los hi-
http:///reader/full/homog%E9%AE%A5o.31http:///reader/full/homog%E9%AE%A5o.31http:///reader/full/lengua%EB%AE%B32http:///reader/full/identidades.34http:///reader/full/identidades.34http:///reader/full/araucanos.Lahttp:///reader/full/araucanos.Lahttp:///reader/full/homog%E9%AE%A5o.31http:///reader/full/lengua%EB%AE%B32http:///reader/full/identidades.34http:///reader/full/araucanos.La -
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
48/68
laba que dos terceras partes de los indios chilenos no reconocen a nues-
tro Soberano.36Tenaen mente a los mapuches, que eran cerca de ochen-
ta mil, a los pehuenches, cuya poblacin fcilmente exceda los diez mil, y
a los huilliches, ms remotos y difciles de contar, que seran
en
total unos
veinte mil. Esto en una poca en la que la poblacin total de Chile
al
nor-
37
te de la Araucana estaba alrededor de los trescientos diez mil habitantes.
Si hubiera mirado hacia el este, al otro lado de los Andes, fray Antonio
habra encontrado ms indios chilenos que no reconocan
la
soberana
espaola. Tras haber asimilado aspectos de la cultura de los invasores de
Chile, los indios de habla araucana se haban desperdigado por los pasos
de montaa haci a tierras que luego pasaran a formar parte de Argentina,
donde dejaron una profunda huella en l a cultura de sus pueblos indgenas.
LA ARAUCANIZACIN DE LOS PAMPAS Y LOS PATAGONES
La ladera oriental de los Andes haba atrado a los araucanos antes de
la llegada de los europeos, pero los caballos, que reducan el espacio y
el
tiempo de los viajeros, facilitaron los desplazamientos transandinos por
las antiguas rutas de comercio.
58
Los caballos y el ganado introducidos
por los espaoles se haban extendido con rapidez por la pampa argen-
tina, rica en pastos, y ello daba a los araucanos un motivo adicionales
para viajar hacia el este. Los caballos haban sido introducidos en Bue-
nos Aires en 1537 y hacia 1580 ya poda encontrrselos en el estrecho de
Magallanes; hacia mediados del siglo
XVIII, un
observador coment que
estn las campaas inundadas de tales caballos, como
si
fuera una ha-
cienda, o estancia.39En el siglo
XVII,
con los pehuenches a la vanguar-
dia, los indios chilenos comenzaron a sacar provecho del ganado y los
caballos asilvestrados que haba en
la
pampa. Tras capturarlos, los ind-
genas volvan a cruzar los Andes llevando las bestias consigo por cami-
nos trillados a los que se conoca con el nombre de rastrilladas), como
los que atravesaban la pampa hmeda hasta el ro Colorado y el ro Ne-
gro. Desde all, las rastrilladas los conducan hacia el oeste, a travs de la
pampa seca, a mayor altura, y por los antiguos pasos de montaa. En el
Chile espaol, dcadas de guerra continua haban hecho que el ganado
fuera escaso, e incluso despus, en tiempos de paz, la demanda en Chile
y la Araucana continuara superando las existencias. A comienzos del si-
glo XVIII, un observador informaba de que la mayora del ganado que se
4
consuma en Chile provena del otro lado de los Andes.
cieron entrar en conflicto con los espaoles, pues la caza excesiva haba
llevado a que el nmero de caballos salvajes disminuyera mientras que,
al mismo tiempo, la poblacin espaola aumentaba. En las ciudades ubi-
cadas a
1
largo del lado oriental de la cordillera, desde Tucumn hasta
Salta, en las minas de Per y en el mismo Chile, la fuerte demanda de
carne, pieles y sebo fomentaron la sobreexplotacin. En 1715, el ayunta-
miento de Buenos Aires anunci que el ganado salvaje de la provincia
prcticamente se haba extinguido. Al no poder seguir acorralando ani-
males salvajes, los rancheros espaoles comenzaron a domesticar sus
propias manadas.
4
Los indios de Chile respondieron a la disminucin de animales salva-
jes aumentando los asaltos a las manadas domsticas de los espaoles y
a los espaoles mismos. A finales del siglo
XVII,
los pehuenches haban co-
menzado a atacar estancias en las ridas tierras que haba cerca de las ciu-
dades oasis de Mendoza y San Luis, en la provincia de Cuyo. Hacia 1711,
los asaltantes araucanos haban llegado incluso a las ricas praderas de la
provincia de Buenos Aires.
42
Los indios de lengua araucana no cruzaron los Andes buscando de-
rrotar a un enemigo, sino que lo hicieron en expediciones de caza y sa-
queo a las que se unan los indios locales. A comienzos de siglo se esta-
bleci un patrn. Los predadores indios viajaban a lomo de caballo en
grupos pequeos y llevaban a cabo ataques sorpresa a las estancias espa-
olas, en las cuales no slo se apoderaban del ganado y los caballos, sino
tambin de las mujeres, los nios y aquellos productos europeos que po-
dan llevar consigo, desde herramientas hasta joyas. E n Argentina, los es-
paoles se referan a estos asaltantes con el nombre de aucas, una pa-
labra que los incas haban utilizado para describir a estos salvajes. Los
argentinos, como explic Azara, entendan que los aucas eran una divi-
sin o parcialidad de los famosos araucanos de Chile.43Hacia mediados
del siglo XVIII, a medida que se intensificaron los asaltos aucas, las pala-
bras araucanas para designar a los asaltantes maloqueros) y los asaltos
malocas y malones) ingresaron en el vocabulario de los espaoles de
Buenos Aires, donde inspiraban terror.
4c
Mientras que algunos de los maloqueros araucanos que realizaban
incursiones en el lado oriental de los Andes regresaban luego con las ma-
nadas robadas, otros araucanos cruzaron aliado argentino de los Andes
para no retornar nunca. A mediados del siglo
XVIlI,
los pehuenches de las
montaas, a los que en ocasiones se sumaban Jos mapuches, se haban
100
1 1
BRBAROS
LA
TRANSFORMACIN DE
LOS NATIVOS
dcada de 1780, las estancias espaolas se concentraban al norte del ro
http:///reader/full/Soberano%EB%AE%B36http:///reader/full/comercio.58http:///reader/full/comercio.58http:///reader/full/estancia%EB%AE%B39http:///reader/full/manadas.41http:///reader/full/manadas.41http:///reader/full/Aires.42http:///reader/full/Aires.42http:///reader/full/Chile%EB%AE%B43http:///reader/full/Soberano%EB%AE%B36http:///reader/full/comercio.58http:///reader/full/estancia%EB%AE%B39http:///reader/full/manadas.41http:///reader/full/Aires.42http:///reader/full/Chile%EB%AE%B43 -
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
49/68
14. Un ataque sorpresa o maln. Grabado basado en un leo del artista bvaro Johann
Moritz Rugendas, que visit los territorios araucanos debajo del ro Biobo en 1835, en
Gay, 1854. Una reproduccin a color de la pintura puede verse en Bindis, 1989, p. 46.
Cortesa de la Biblioteca John Carter Brown de la Universidad de Brown.
expandido hacia el noreste hasta el ro Diamante, hacia el este hasta el
ro Salado, y hacia el sureste hasta el ro Neuqun. Los pehuenches, que
se haban convertido en excelentes jinetes, habran podido avanzar ms
hacia
el
este hasta la pampa hmeda, pero otros indios de habla arauca-
na, en particular los huilliches, les cerraron el paso. Atrados a la pampa
argentina por sus caballos y ganado, los predadores huilliches avanzaron
hacia el noreste desde sus tierras, debajo del ro Toltn, en el lado pac-
fico de los Andes, hasta extender su influencia sobre el norte de la Patago-
nia y la pampa, desde el golfo de San Matas hasta la provincia de Buenos
Aires. En 1765, durante una reunin de la junta de guerra espaola en
Concepcin. se caracteriz a los huilliches como la Nacin ms rebelde
y obstinada que habita la otra parte de la Cordllera Nevada [los Andes]
haciendo continuas hostilidades, muertes y robos a los espaoles que via-
jan
desde Chile para Buenos Aires
45
A travs de la pampa argentina, al sur del camino que iba de Buenos
Aires a Mendoza, los araucanos se adentraron en tierras que, de hecho,
los espaoles nunca haban conquistado. En una fecha tan tarda como la
Salado, a menos de ciento sesenta kilmetros de Buenos Aires. A finales
del siglo
XVIII,
no haba ninguna otra capital de virreinato que estuviera
tan cerca de las tierras de los indios independientes. Ms all del Sal ado
se hallaba lo que los espaoles llamaron tierra adentro o tierra del ene-
migo. Para los observadores ocasionales , ajenos a la variedad de nichos
ecolgicos en la pampa, la regin pareca, al mismo tiempo, inhabitable
y,
prcticamente, deshabitada. A comienzos del siglo
XIX,
los argentinos
consideraban a la regin un desierto, del mismo modo en que los norte-
americanos llamaron inicialmente Gran Desierto Americano a lo que
hoy se conoce como las Grandes Praderas.
6
En el siglo xvm, las tierras
al
sur del ro Salado hasta el ro Negro es-
taban habitadas por indios a los que los espaoles conocan po r diversos
nombres, el ms comn de los cuales era el de pampas; los patagones
dominaban la regin que iba desde el ro Negro hasta el estrecho de Ma-
gallanes. Los araucanos se referan tanto a los pampas como a los pa-
tagones c omo tehuelches, gente salvaje, una palabra que tambin
adoptaron los espaoles y que en la actualidad siguen usando algunos et-
nlogos. 47
Los pampas y patagones, moradores de unas tierras en las que
las condiciones de vida eran difciles, migraban de acuerdo con las esta-
ciones y construan sus viviendas a orillas de lagos y riachuelos donde
encontraban lea
yagua
Con la llegada de los espaoles, los pampas y los patagones se con-
virtieron en cazadores montados de ganado y caballos y sus sociedades
se transformaron, y al igual que los araucanos, se volvieron guerreros
formidables. Los caballos aumentaron su alcance, facilitaron la consoli-
dacin de pequeos grupos familiares en bandas y tribus ms grandes, y
pemtieron a sus lderes comandar fuerzas ms numerosas que en el pa-
sado. Los caballos y el ganado vacuno y bovino les proporcionaron una
fuente estable de protenas, y la dieta enriquecida probablemente contri-
buy a aumentar la poblacin de estos nativos, que hasta entonces haban
tenido que cazar a pie guanacos y ands. Con la llegada del ganado
europeo, los pampas y los patagones dejaron de estar obligados a des-
plazarse con las estaciones para seguir a sus presas. Quienes posean
animales europeos tambin podan utilizarlos en el comercio, por lo que
haba motivos adicionales para intentar hacerse con ellos. A cambio de
caballos o pieles, por ejemplo, los pampas obtenan mantas tejidas y jo-
yas de plata de los huilliches, y piones, ponchos, chicha de manzana y
licores espaoles de los pehuenches, productos que stos haban obteni-
102
103
BRBAROS
LA TRANSFORMACIN DE LOS NATIVOS
en la lengua franca de la pampa y la influencia de los araucanos sobre in-
http:///reader/full/Praderas.46http:///reader/full/Praderas.46http:///reader/full/Praderas.46 -
7/23/2019 David Weber_Brbaros. Los Espaoles y Sus Salvajes_Cap 1-2
50/68
do a su vez del comercio con los espaoles en Chile y la provincia andi-
na de
CuYO 48
Los pampas y los patagones establecidos ms
al
norte experimenta-
ron los cambios inducidos po r los espaoles antes que los patagones que
vivan
al
sur. Los pueblos ms septentrionales vivan debajo del Ro de la
Plata, en una zona templada en la que abundaban los caballos y donde te-
nan un acceso ms directo
al
ganado y las mercancas espaolas. Los
patagones del sur habitaban estepas ridas, donde el ganado y los caba-
llos asilvestrados no se multiplicaron con igual rapidez, y es posible que
no se convirtieran en jinetes en un nmero significativo hasta mediados
siglo XVIlI.
49
Independientemente de las variaciones de tiempo y lugar, las verdes
planicies de Argentina se convirtieron en el escenario de una competencia
intensa entre los distintos indgenas as como entre stos y los espaoles.
Algunos grupos tnicos pequeos, cuyo nmero y a haba disminuido de
forma considerable debido a las enfermedades y la demanda de mano
de obra de los espaoles, aparentemente desaparecieron, tal fue el caso de
los huarpes un subgrupo de los pampas que viva en las montaas, en el
rea de Mendoza). Otros, como los puelches, siguieron siendo identifica-
bles como grupo, a pesar de que hacia mediados del siglo
XVIII comen-
zaron a hablar araucano mapudungn) adems de su propio idioma los
nativos americanos por lo general eran bilinges o multilinges en reas
en las que vivan cerca de miembros de otros grupos lingsticos).5o
A medida que competan con los araucanos que atravesaban los Andes,
los pampas y los patagones se araucanizaron en diferentes grados. e
manera progresiva se fueron apropiando de muchos de los rasgos cul-
turales de los araucanos, que eran ms numerosos y tenan mayor expe-
riencia militar. Adoptaron los tejidos, el trabajo del metal, las creencias
religiosas e incluso el idioma. Los pampas, por ejemplo, comenzaron a re-
ferirse a quienes no eran indios como gincas, la misma palabra que
empleaban los araucanos en Chile.
5
El fenmeno de la araucanizacin es
bastante conocido, pero el proceso en s an no se comprende plenamen-
te, acaso porque asumi distintas formas. En algunos niveles, los cam-
bios culturales y sociales se produjeron de modo pacfico a medida que
los pampas, los patagones, los hui1liches, los mapuches y los pehuenches
formaron alianzas y se casaron entre ellos; en otros niveles, la violencia
o la fuerza fueron las que generaron los cambios sociales a medida que
bandas de grupos tnicos diferentes se enfrentaron entre s por los recur-
sos y el poder.
5
A finales del siglo XVUI, el araucano se haba convertido
dgenas argentinos era visible
en
un territorio diez veces ms grande que
la regin de Chile de la que provenan. La araucanizacin de la pampa
continu durante la primera mitad del siglo
XIX,
mientras indios de habla
araucana siguieron migrando a travs de los Andes.
53
Ahora bien, a diferencia de lo que sugiere la palabra araucanizacin,
cierto es que la transmisin de rasgos culturales no se dio en un nico
sentido. Los araucanos tambin recibieron la influencia de los tehuelches
el nombre que ellos daban a los pampas y los patagones). As, por
plo, los araucanos que vivan en la pampa adoptaron de los nativos sus
toldos, las tiendas porttiles elaboradas con cueros de animales, y las
botas de montar, hechas con piel de la pierna del caballo, e igualmente in-
trodujeron en su vocabulario palabras tehuelches, el idioma de los pam-
pas y los patagones.54
En trminos econmicos, la araucanizacin se dio de forma ms gra-
y experiment ms variaciones segn el lugar de lo que los expertos
pensaban en un primer momento.
55
No todos los pampas y los patagones
araucanizados se convirtieron en cazadores montados a caballo dedica-
dos a acosar a los espaoles y su ganado. Por el contrario, a
las manadas de animales salvajes fueron disminuyendo y los araucanos
introdujeron la cra de animales, la agricultura y cultivos europeos como
el trigo y la cebada, algunos tehuelches salvajes se pasaron a la agri-
cultura y la ganadera. Entre los pampas,
al
igual que entre los araucanos,
la agricultura, la cra de las ovejas y el tejido se convirtieron en tareas
principalmente a cargo de las mujeres, cuyas vidas tambin
se
vieron trans-
formadas por la propagacin de las ovejas, el crecimiento de los merca-
dos para los textiles y la demanda de produccin especializada para ese
mercado.
56
Algunos araucanos y pueblos araucanizados abandonaron la agricul-
tura para dedicarse a la cra de ganado destinado a abastecer los merca-
dos espaoles, sin importarles que, de acuerdo con las teoras de ciertos
pensadores europeos de la poca, con este cambio estuvieran retroce-
diendo en la escala evolutiva, pues segn ellos los pueblos agrcolas se
encontraban por delante de los ganaderos. Los pehuenches que habita-
faldas orientales de los Andes
al
sur de Mendoza, en lo que en la
actualidad es la provincia argentina de Neuqun, por ejemplo, dejaron
la agricultura en favor de la ganadera, mucho ms rentable. Domestica-
ban manadas y rebaos, los mantenan en corrales, rotaban las pasturas y
practicaban la trashumancia. Luego atravesaban los Andes con los caba-
1 4
105
RBAROS
LA
TR NSFORM CIN DE
LOS NATIVOS
http:///reader/full/XVIlI.49http:///reader/full/XVIlI.49http:///reader/full/ling%EC%AD%B3ticos).5ohttp:///reader/full/Chile.51http:///reader/full/Chile.51http:///reader/full/poder.52http:///reader/full/poder.52http:///reader/full/Andes.53http:///reader/full/Andes.53http:///reader/full/momento.55