De León. Por Que No Hablar Con La Locura

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MODULO PSICOLOGIA UNIDAD CURRICULAR Psicología Social CURSO: Psicología Social Año: 2013 Semestre: 3er. Código: 612 Tipo de Curso: Obligatorio Créditos: 10 ENCARGADA/O DE LA UNIDAD CURRICULAR: Prof. Adj. Gabriela Etcheverry DOCENTE RESPONSABLE DEL CURSO: Prof. Adj. Nelson De León Prof. Adj. Gabriela Etcheverry Prof. Adj. María Ana Folle Prof. Adj. Jorge Maceiras Prof. Tit. Joaquín Marqués Prof. Adj. Lis Pérez BIBLIOGRAFIA BÁSICA: IV - Del enfoque bio-psico-social a la concepción socialhistórica de la producción de subjetividad. Carácter histórico de las relaciones sociales. Formaciones sociales, formaciones ideológicas, formaciones inconscientes. Vida cotidiana. Mecanismos de naturalización, producción de sentidos y producción de realidad. La perspectiva crítica. PARA USO EDUCATIVO De León, N. (2005). “¿Por qué no hablar con la locura?” En: Folle, Mª & Protesoni, A. (Eds.) Tránsitos de una Psicología Social. Montevideo: Psicolibros.

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Locura en Uruguay.

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  • MODULO PSICOLOGIA

    UNIDAD CURRICULAR

    Psicologa Social CURSO: Psicologa Social

    Ao: 2013

    Semestre: 3er. Cdigo: 612

    Tipo de Curso: Obligatorio Crditos: 10

    ENCARGADA/O DE LA UNIDAD CURRICULAR: Prof. Adj. Gabriela Etcheverry

    DOCENTE RESPONSABLE DEL CURSO: Prof. Adj. Nelson De Len

    Prof. Adj. Gabriela Etcheverry

    Prof. Adj. Mara Ana Folle

    Prof. Adj. Jorge Maceiras

    Prof. Tit. Joaqun Marqus Prof. Adj. Lis Prez

    BIBLIOGRAFIA BSICA:

    IV - Del enfoque bio-psico-social a la concepcin socialhistrica de la produccin de subjetividad. Carcter histrico de las relaciones sociales. Formaciones sociales, formaciones ideolgicas, formaciones inconscientes. Vida cotidiana. Mecanismos de naturalizacin, produccin de sentidos y produccin de realidad. La perspectiva crtica.

    PARA USO EDUCATIVO

    De Len, N. (2005). Por qu no hablar con la locura? En: Folle, M & Protesoni, A. (Eds.) Trnsitos de una Psicologa Social. Montevideo: Psicolibros.

  • POR QU NO HABLAR CON LA LOCURA ?1 Nelson de Len

    Hablar de enfermo mental es una formulacin aseptizada, higinica, para no hablar de los locos. Es mejor hablar de los locos. Es mejor hablar de los locos, porque ese trmino es muy transversalista. Uno puede estar loco de amor, de ira, de mil maneras y eso pone la marca de la locura tambin en las personas supuestamente normales .2

    Es una interrogante que invita a movernos como Tcnicos de la salud mental, ya que a lo largo de nuestra formacin y nuestras prcticas profesionales, muchas veces vamos tomando posicin en cuanto a ciertas verdades que luego actan como supuestos. Parafraseando a G. Baremblitt3, diramos que, para contemplar la singularidad debemos necesariamente desprendernos de leyes que no contemplen las diferencias, que se manejan con totalizaciones sublimes. Dentro de los mltiples efectos que produce la versin enfermedad mental de la locura, uno de ellos es el de captura y universalizacin de las singularidades.Para sostener y permitir el despliegue de esta pregunta, debemos desenterrarle lo que de enfermedad se construy en ella, asumir su transversalidad, as como analizar los miedos y prejuicios que promueve. Y en nuestros ejercicios tcnicos, lo que quizs sea ms difcil: abandonar nuestro saber sobre el otro. Desencontrar, perder al enfermo mental, implica que podamos escuchar y hablar, reconociendo que tampoco nada sabemos de nosotros mismos. Escribe Malewitsch: El conocimiento, igual que el ser, no es ms que un nombre, y los hombres estiman que este nombre es una realidad de la vida, una realidad que, en el fondo no es ms que convencin, suposicin, opinin (...) Para crear un mundo real, los hombres han dado nombres a los desconocido. De este modo, lo desconocido se ha convertido en realidad para ellos. (...) Sin embargo, podemos decir que un nombre sea verdadera realidad ? Creo que no. El conocimiento jams conocer lo que cree poseer, de la misma forma que el hombre que tiene un nombre jams sabr si su nombre corresponde verdaderamente a su ser. Toda la existencia humana est basada en definiciones convencionales .4La locura no solo es enfermedad mental, ni es propiedad de algunos. Qu diramos de la locura del amor, de la locura de la creacin artstica?; pero tambin de la locura de la corrupcin, de la pobreza, la locura de la violencia y muerte hacia los nios,...Generalmente, designados como Tcnicos participamos en la produccin del enfermo, hablando de la locura como enfermedad mental. Esta modalidad de comunicacin renva al otro y lo produce a travs del monlogo Tcnico- disciplinario. La aplicacin, en nombre de un saber instituido, de medidas intempestivas de cura no logra otra cosa que aplastar aquello que demanda hablar en el lenguaje de la locura, y al mismo tiempo lo fija en un delirio, con lo que aliena aun ms al sujeto5.

    1 Versin corregida de Ponencia realizada en las V Jornadas de Psicologa Universitaria; Facultad de Psicologa UdelaR; Montevideo; setiembre 2000.2 Guattari, F. El devenir de la subjetividad. Dolmen Ediciones S.A. Santiago de Chile. 1998 . pag. 60.3 Baremblitt, G. Conferencia realizada en su visita de agosto de 1991, al entonces I.P.U.R. de la UdelaR.4 Talens J. Detrirus: la escritura de la degradacin; Detritus; Barcelona; Tusquets; 1978; pag. 11.5 Manonni, M. El psiquiatra, su loco y el psicoanlisis;. Mxico; SXXI; 1987; Pag. 10.

  • Como todo proceso cuando reduce, se dualiza. Nuestra tica de los efectos, entonces, debera ubicarse tratando de pensar las tensiones, entre el control y descontrol, la razn y sin razn, lo normal y anormal, pero de tal forma que las ilusiones de estabilidad se descompongan y de los dualismos nos traslademos hacia una crtica y visualizacin de los efectos que producimos como tcnicos en nuestra prctica. En una problemtica que exige una mirada poliocular6.La locura siempre ha existido, la necesidad de su produccin como enfermedad mental se plantea con el advenimiento de la llamada modernidad. Sistema jurdico y sanitario 7 desplazaron a la institucin religiosa de la administracin y explicacin de la locura, reducindose tambin las modalidades de relacionamientos alternativos con el loco.La enfermedad mental se produce en la interseccin y como resultado de una tensin particular entre fuerzas que provienen de dimensiones institucionales sanitarias ( el manicomio y los niveles de atencin), jurdicos ( legislacin sobre condiciones de tratamiento, juicio de incapacidad,. etc)8, familiares y barriales , a travs de mecanismos de depositacin y exclusin . La diversidad de sentidos en los que la locura se ha producido histricamente, se han visto reducidos desde hace 100 aos a las explicaciones tcnicas, y en menor medida religiosas. Por lo cual han proliferado las tcnicas de tratamiento y control social.Sin duda que, respondiendo a la necesidad de encauzar y dar sentido a quienes perturbaron el orden y la razn. A partir del nacimiento de los estados modernos, el desarrollo de la propiedad privada y la diagramacin de espacios como pblicos o privados con sus respectivas normas y reglas; es que las acciones desviadas fueron interpretadas como delito o enfermedad mental.La medicina mental, quizs nunca bien vista por su familia disciplinaria, debi encerrar, observar, inyectar, disecar, para ir creando lentamente una categorizacin racional de las caractersticas y accionar de los encerrados. As es que, a partir de la mitad del S XVIII aparecen tratados mdicos sobre la locura, (...) Desde el punto de vista del tratamiento, tambin hay toda una gama de remedios al alcance del mdico9; comenzndose a diferenciar los establecimientos para los curables e incurables. Mientras que en nuestro pas el comienzo de la Medicina Mental se relacion con la practica forense10, y el primer catedrtico de Psiquiatra Dr B. Etchepare fue designado en 1907. Si bien con el correr del tiempo se han humanizado las condiciones de tratamiento, difcilmente hay un anlisis de las implicaciones de los tcnicos y en general el pensamiento y lo dicho acerca de la locura ha evadido la propia palabra y sufrimiento del loco. A travs de la experiencia de ser internado, privado de la libertad, del uso y distribucin autnoma del tiempo y espacio; la singularidad de la persona que ocupa el lugar de enfermo, ha quedado histricamente cercada. El tratamiento, en estas condiciones,

    6 Morin, E. Amor poesa sabidura; Montevideo; Trilce; 1998. Pag 24.7 Ver Castel R. El orden psiquitrico; Madrid; De la Piqueta;1986.8 En nuestro pas, el estatuto de tratamiento al enfermo mental rige desde 1936 con la ley N 9581 de Asistencia al Psicpata.9 Castel, R. El orden psiquitrico; Madrid; De la Piqueta; 1988; Pag. 64.10 En 1838 ante la solicitud de revlida presentada por el Dr Francisco Dionisio Martnez el tribunal competente exige entre otras pruebas, la resolucin de cuestiones de Medicina Legal, el tema consisti en decidir si una locura es real o ficticia.Murgua, D. Soiza, A. Desarrollo de la Psiquiatra en el Uruguay; Revista de Psiquiatra del Uruguay ; N 309; Montevideo; 1987.

  • como ha sido comprobado, produce efectos desbastadores en la identidad de la persona11. Quien juega el ser enfermo mental recibe justificaciones, observaciones y recomendaciones, las cuales terminan produciendo la categorizacin, la depositacin y marginacin, el encierro y olvido. Un paciente nos deca: - lo que no me gustara ac es ser olvidado, ac hay mucha gente que es buena, pero estn olvidados, las familias los han dejado ac . 12Vivir la situacin como tal, implica a la totalidad de la persona, el espacio y el tiempo que establecen la posibilidad de existencia se capturan. Este tiempo y espacio vital, han sido histricamente quitados de la administracin autnoma de quien queda ubicado como enfermo mental, sometindose a un tiempo y espacio institucional limitado, diagramados rgidamente en funcin de las relaciones de poder que constituyen la institucin manicomial.En este requerimiento se da un proceso de violencia hacia la persona, se le quita la libertad de acciones y las relaciones que pasa a ocupar son nuevas. Otras diferentes constituan su cotidianeidad. Con el renvo de la persona, y ms all de las justificaciones que se construyan, se produce una situacin de violencia en la cul quin lleva el rtulo de enfermo se lleva la peor parte. El cuerpo es desplazado e interrogado. Ahora deber vrselas con otros que no conoce y que no lo conocen. Existen modalidades de comunicacin y distribucin de lugares que promueven ciertas conductas en los dems, desconocidas para quien ingresa. El azar incide en el devenir institucional. Sin embargo existen factores de proteccin que parecen obvios. Por ejemplo mantener los nexos previos al encierro, en el caso del enfermo mental el aislamiento puede ser muy drstico; llegndose en ocasiones a interrumpirse las visitas. Obstaculizndose la creacin de sentidos y sostn a la identidad desde un afuera, lo no encerrado y tratado.Un paciente- padre expresaba: - Quiero salir y enfrentar la vida de vuelta...no puedo decir que voy a llegar a triunfar pero s a que me tengan un poco de f, tengo una hija, tengo que cuidarla13. Admitir algunos de nuestros efectos como tcnicos, sobre el cuerpo sometido del loco y la produccin de la enfermedad mental, significa hacer visible los juegos violentos de produccin de sentido. Los chalecos (fsicos y qumicos), adormecimientos y acompaamientos de represin-control, as como la psicologizacin de las intervenciones, contribuyen con los procesos de cronificacin y a la construccin del status del no puedo y la dependencia. Algunos pacientes considerados crnicos expresan: - yo soy discapacitado, dependo del estado. - a m me conviene el Estado porque soy deficiente de nacimiento. 14El encierro en el manicomio acorrala el envin y la accin de la locura, si es que ya no se soporta, ni tolera ms en la familia y el barrio. Se producen quiebres en los tiempos y espacios cotidianos, en su distribucin y uso, totalizndose el status de enfermo, como posibilidad de ser.Un joven paciente deca:- Yo le escriba al amor, a mis enamoradas,... pero al loco romntico lo mataron las pastillas. Ahora escribo: me levanto a las 7 de la maana, apronto el mate.15

    11 En la dcada del 60 se destacan Investigaciones como la de Goffman, E. Ver Internados; Bs As; Amorrortu; 1970.

    12 Expresiones de un paciente en su segunda internacin a un Hospital Psiquitrico.13 Expresiones de un paciente en su segunda internacin.14 Expresiones de un paciente con varios aos de internacin psiquitrica.15 Expresiones de un joven internado por primera vez en un Hospital Psiquitrico.

  • El cambio es abrupto en la forma de ver el mundo y los dems, dado que ya no se podr disponer como sujeto libre. Este proceso no es fcil de soportar para quin queda ubicado- internado como enfermo. - Yo no me escapo ms, mir como me qued la pata, hasta yeso me tuvieron que poner. Fue tratando de saltar las rejas.16 Las internaciones se constituyen en actos violentos, de sujecin. El paciente es reducido, intentndosele convencer del beneficio de estar tratado. La familia participa en alianza con el sistema sanitario, para llevar adelante el procedimiento. Muchas veces, es tanto el apuro y la necesidad de los tcnicos por dar cuenta de su lugar frente a los dems y a s mismo, que no se le permite a la persona volver ni siquiera a despedirse de su circuito de relaciones. Si bien generalmente se ha hecho insoportable para familiares y vecinos, dado el comportamiento y el decir considerado anormal. En las primeras internaciones el nexo familiar quizs se mantiene, pero en la medida que stas se repiten, las descompensaciones de la enfermedad mental van perdiendo tolerancia en la familia y en el barrio. Las funciones y desempeos sociales se van dejando de ejercitar. La locura molesta, asusta, y la historia del encierro ha acompaado su existencia desde antes que fuera construida como enfermedad mental. Pero es a partir de entonces, que se generaliz como modalidad de tratamiento especfico. La historia de la psiquiatra, vista a ojo de pjaro, muestra que a lo largo de los siglos, fenmenos profundos han contribuido a construir a la persona mentalmente enferma como tipo, un tipo al que se puede tratar o, como mnimo, confinar. La sociedad se ha definido progresivamente como racional y normal y con ello ha aprobado que se estigmatice y excluya a los extraos y alienados . Y el mtodo particular del asilo amurallado y cerrado con llave- que, despus de todo, acab alojando a ms personas que la crcel-, respaldado por la especialidad mdica de la psiquiatra institucional, subray el carcter diferente, la singularidad, de los que eran alienados o excluidos de esta manera17.Y si bien en los ltimos aos, el encierro manicomial ha dejado paso al control qumico, lo que la locura tiene para decir se ha mantenido esencialmente en silencio. Solo se ha escuchado la voz de quienes han podido producir y circular desde otros lugares como la produccin artstica o autobiogrfica, quienes tambin han hablado por los annimos. Al respecto recordemos a Antonn Artaud, Pues un alienado es tambin un hombre al que la sociedad no ha querido escuchar y al que ha querido impedir que propalase verdades insoportables18. Existe una clara percepcin de no ser escuchada la locura en su decir, cundo sin embargo, Aunque los locos solan parecer tan alienados, tan alienados mentalmente, que (segn se crea) era necesario excluirlos de la sociedad, es obvio que sus testimonios reflejan, aunque a menudo sea con un lenguaje poco convencional o deformado, las ideas, los valores, las aspiraciones, las esperanzas y los temores de sus contemporneos19. Objetivizar y universalizar lo imposible de escuchar o tolerar captura al sujeto y su entorno, producindolo como alguien que tiene poco para decir ms all de su enfermedad 20. Corriendo el riego de deshumanizar el encuentro, y perder la posibilidad de sostener al otro que sufre.16 Expresiones de un paciente del interior internado en un Hospital Psiquitrico.17 Porter, R. Historia Social de la Locura; Barcelona; Crtica; 1989. Pag.43.

    18 Artaud, A. Van Gogh, El suicidado de la sociedad; Madrid; Fundamentos; 1983; Pag. 18.19 Porter, R. Op. Cit.; Pag. 12.

  • Y ENTONCES QU ?

    Encontrar nuevos caminos de resonancia y vecindad, con relacin al planteo de la pregunta inicial, es un desafo para los Profesionales de la salud mental y las instituciones que portamos y soportamos. Durante un tiempo, compart semanalmente, a travs del trabajo en los Talleres de Radio Vilardevoz21, la experiencia de producir un texto colectivo conjuntamente con pacientes psiquitricos, el cul se transmite en diferentes programas de Radio-emisoras de difusin nacional.Compartir un tiempo y un espacio, dnde generalmente el que es hablado debe hablar no resulta tarea sencilla. Sin embargo, las reuniones resultaban muy participativas y los temas de inters eran abordados desde las condiciones vividas, como por ejemplo las dificultades de insercin laboral, las condiciones de tratamiento, de internacin-externacin, la segregacin. Algunos integrantes comentaban: - La gente tiene mala imagen del Hospital, de los locos.- Los psiclogos y los Doctores saben que cuando sals de ac, del Vilardeb no consegus trabajo .- Tenemos miedo que la sociedad que est sana nos escupa. As tambin como otros temas generales al comn de la gente, polticos, religiosos, deportes, culturales, etc. Para realizar esta tarea, fue necesario a nivel del equipo-grupalidad construir un acoplamiento tico-discursivo acerca de la locura y la enfermedad mental, as como el centramiento alrededor de aspectos emergentes del funcionamiento del Taller y que brevemente sealar, teniendo en cuenta que el texto es siempre contexto. O sea que lo que emerge es produccin social-histrica.Si bien los participantes del Taller compartan la institucionalizacin, o sea ser pacientes psiquitricos, la singularidad de sus historias y la particular forma por la cul ingresaron como usuarios del Sistema de Atencin de Salud Mental, as como su forma de expresarse, los ubica de forma diferente. En las reuniones se redistribuye el lugar de la locura y por momentos quedaba ubicada en aquellos que ms salan de lo normal , los no se ajustados al consenso del taller. Ya sea por el manejo del lenguaje, por las actitudes corporales, o forma de vestirse; (el texto es contexto), generndose por momentos dificultades para escucharse y reconocerse.Resulta til preguntarse entonces,, qu es lo que no se puede, o es difcil de escuchar-tolerar del discurso de la locura-singular ?; pero siempre polticamente colectiva en su enunciacin.En este sentido podramos decir que hay un nivel del lenguaje, a travs del que se expresa, que cuestiona lo establecido, lo convencional. Pero esta otra lgica del decir, 20 Este lugar para el loco-enfermo mental, y su decir, ha sido otros de los efectos que se remontan desde la Ilustracin, desde dnde el ilustre Psiquiatra Alemn Kraepelin en el 1900 fue un vido precursor . Resulta esclarecedor en este sentido el anlisis fenomenolgico existencial que realiza el Dr R. Laing de un caso donde Kraepelin interpretaba solamente una serie de frases inconexas que no guardaban relacin alguna con la situacin general. Laing, R. El yo dividido;Mxico; Fondo de Cultura Econmica; 1988. Pag. 26.21 En marzo de 2000 se articulan Investigacin, Extensin y docencia en la formalizacin del proyecto Participacin comunitaria en una experiencia comunicacional presentado a la C.S.E.A.M de la UdelaR y aprobado acadmicamente.

  • fuera de la establecida razn, en la significacin quizs ms autctona de la locura, el delirio; que promueve en los dems ?. por qu la obstinada resistencia para escuchar y habilitar ?; por qu no dejar hablar la locura ?.La peligrosidad y el primer movimiento de neutralizacin, proviene como efecto de lo desconocido. Los tcnicos no escapamos al miedo colectivo que genera lo indescifrable y a las representaciones imaginarias acerca de la locura. Por otra parte se establecen las cercanas y los miedos, y las consecuencias de ser psiquiatrizado. Con mayor intensidad se juega en quienes son actores de la enfermedad, o sea los pacientes. Un integrante del Taller deca: -Ms vale hablar cosas serias, si uno habla cosas que no son reales capaz que lo internan.Por lo tanto, si bien las fugas discursivas del orden racional, significan idas y venidas que si encuentran resonancia ms all de la enfermedad pueden enriquecer la produccin colectiva del texto, se complejiza trabajar en la tensin resultante de la integracin de una lgica discursiva a-convencional. Ya que por momentos se bordea la expulsin. No se aguanta. En ocasiones algunos integrantes se retiraban, o hacan callar al irracional del lenguaje, o comentaban; ya est diciendo pavadas . Si el discurso se pliega a la Religin, entonces es ms tolerado.Por otra parte observamos que cuando podemos abandonar la sordera convencional, y debilitamos la intolerancia, se establece un campo de resonancia enriquecido por las diferencias, dnde la verdad no existe y prevalece una particular forma de complementariedad. Hemos podido observar que en los ecos y resonancias , es cundo el decir se integra y adquiere significaciones nuevas, y quien queda en el que deca bobadas o disparates es otro al que se puede escuchar.Esta problemtica de la comunicacin y el dilogo con lo que no se entiende y que a la vez produce miedo ha caracterizado las dificultades histricas para que el loco pudiera tomar la palabra. Emparentado con los demonios y los dioses, expulsado y tratado, quizs en el arte y la produccin artstica es donde no ha sido doblegado.Quizs como tcnicos, para poder sostener y escuchar debiramos plantearnos el desafo de tolerar las diferencias, abandonar la verdad sobre el otro, trabajar con la incertidumbre y la complejidad, lo cual implica apelar a la creatividad y a un encuentro, donde el devenir ser predecible solo en que no hablaremos por los dems.