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DE LOS DELITOS DE INJURIA Y CALUMNIA, UN ESTUDIO SOBRE LA DIFICULTAD DE PROBAR LOS INJUSTOS POR LA UTILIZACIÓN DEL FUERO PERIODÍSTICO Uriel Vargas Vega 1 Universidad Católica de Colombia RESUMEN: Uno de los problemas más importantes dentro del desarrollo de los delitos de injuria y calumnia en Colombia es el contexto dentro del cual se desarrollan las afirmaciones, de manera que en razón de la existencia de supuestos fueros se dificulta la materialización de dichos delitos en ciertos casos, específicamente dentro del marco probatorio del procedimiento penal, ocasionando que se cree una imagen falsa y desmedida de las personas afectadas por causa de las conductas en las que incurren ocasionalmente los periodista Esto necesariamente nos lleva a analizar la figura en términos de efectividad del tipo penal ya que en el caso específico de los periodistas, al no tener seguridad respecto de la efectividad y magnitud de este tipo penal podrían con facilidad estar incurriendo en la comisión de un delito sin saberlo e incluso a sabiendas amparados en la libertad de expresión. Así las cosas con la finalidad de analizar a profundidad esta problemática se realiza el presente estudio para determinar si la falla dentro de la aplicación del tipo penal responde a la existencia de un vacío jurídico o una concepción errónea de las figuras inmiscuidas en la problemática que tan tajantemente afectan el buen nombre, la honra y la intimidad de las personas. 1 Estudiante décimo semestre Facultad de Derecho - Universidad Católica de Colombia. 2015.

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DE LOS DELITOS DE INJURIA Y CALUMNIA, UN ESTUDIO SOBRE LA

DIFICULTAD DE PROBAR LOS INJUSTOS POR LA UTILIZACIÓN DEL FUERO

PERIODÍSTICO

Uriel Vargas Vega1

Universidad Católica de Colombia

RESUMEN:

Uno de los problemas más importantes dentro del desarrollo de los delitos de

injuria y calumnia en Colombia es el contexto dentro del cual se desarrollan las

afirmaciones, de manera que en razón de la existencia de supuestos fueros se

dificulta la materialización de dichos delitos en ciertos casos, específicamente

dentro del marco probatorio del procedimiento penal, ocasionando que se cree

una imagen falsa y desmedida de las personas afectadas por causa de las

conductas en las que incurren ocasionalmente los periodista

Esto necesariamente nos lleva a analizar la figura en términos de efectividad del

tipo penal ya que en el caso específico de los periodistas, al no tener seguridad

respecto de la efectividad y magnitud de este tipo penal podrían con facilidad

estar incurriendo en la comisión de un delito sin saberlo e incluso a sabiendas

amparados en la libertad de expresión.

Así las cosas con la finalidad de analizar a profundidad esta problemática se

realiza el presente estudio para determinar si la falla dentro de la aplicación del

tipo penal responde a la existencia de un vacío jurídico o una concepción errónea

de las figuras inmiscuidas en la problemática que tan tajantemente afectan el

buen nombre, la honra y la intimidad de las personas.

1 Estudiante décimo semestre – Facultad de Derecho - Universidad Católica de Colombia. 2015.

PALABRAS CLAVE:

Injuria; calumnia; derecho penal; periodistas; derechos a la honra y la intimidad.

Abstract:

One of the most important problems in the development of libel and defamation in

Colombia is the context in which the statements are done, especially with the

existence of certain special protections the prosecution of such crimes is difficult

in specific cases, especially in the evidence framework, causing it to create a false

and excessive image that a certain group of people (in this case journalists) can

perform so excessive claims regardless of how it affect the integrity of persons.

This necessarily leads us to analyze this crime figure in terms of effectiveness and

the specific case of journalists, because having no assurance regarding the

effectiveness and extent of this offense could easily be engaging in the

commission of a crime without knowing it. Therefore in order to analyze in depth

the problems this analysis is performed to determine if the failure in the

application of the offense responds to the existence of a legal hollow or a

misconception of the figures in the problems that affect the honor and privacy of

individuals.

Keywords:

Injury; calumny; criminal law; journalists; rights to dignity and privacy.

SUMARIO

Introducción. 1 Extensión del fuero periodístico en Colombia 2. Análisis de la

libertad de expresión en Colombia 3. Derecho a la libre expresión como fuente de

actos violentos de derechos fundamentales y dificultades probatorias.

Conclusiones. Bibliografía.

INTRODUCCIÓN

Los delitos de injuria y calumnia están contemplados en la ley nacional y tienen

una reglamentación que constituye un marco normativo de peso para proceder en

aquellos casos donde los mismos se generan. A pesar de esto, dentro de las

actuaciones comunes de muchos periodistas en razón a la clara vinculación que

su labor tienen con el derecho a la información, se manifiesta un vacío normativo

bastante evidente dentro de lo que podría en ciertos casos configurar los delitos

de injuria y calumnia, ya que, si bien dichos trabajadores se encuentran

facultados para realizar ciertos tipos de afirmaciones en persecución de la verdad

y la información no por esto poseen una libertad plena e ilimitada que les permita

de manera valida aseverar todo tipo de cosas dentro información sin atender a su

contenido o sus consecuencias, lo cual nos lleva necesariamente a evidenciar la

existencia de una problemática bastante compleja donde si bien existe un sistema

normativo plenamente validado, el cual manifiesta un tipo penal diseñado para

perseguir una serie de actuaciones que resultan dañinas para el sistema social,

este se ve limitado en su manifestación en razón a una protección aparente que

recae en función al contexto que rodea a la persona que realiza los actos que

configuran el delito junto con las necesidades probatorias que deben recaer sobre

la acción (Ferrajoli, 2009, pág. 854). De manera que es necesario analizar los

límites que existen del supuesto fuero periodístico respecto de los delitos de

injuria y calumnia; Ya que no por la existencia de una cierta protección amparada

en la libertad de expresión puede darse una actitud del Estado que de una u otra

manera resulte contraproducente y se vulneren Derechos fundamentales como la

intimidad, la honra, y el buen nombre contemplados en la Constitución Política

Nacional.

Ahora, respecto al planteamiento del problema de investigación es necesario

tener en cuenta que dentro de un Estado constitucional de derecho

necesariamente están llamadas a desarrollarse un conjunto plenamente definido

y claro de derechos y beneficios para la población, dentro de los cuales destaca

el derecho a la información el cual se materializa, y dentro de lo cual se genera

un contexto que busca proteger a los periodistas dentro del ejercicio de su

profesión, para que con esto sea posible maximizar el desarrollo del derecho a la

información y a la verdad, pero no por esto podemos confundir la existencia de

este conjunto de normas que protegen el ejercicio de la profesión con la

existencia de garantías ilimitadas que sumadas a los problemas probatorios que

recaen sobre los delitos de injuria y calumnia pareciesen blindar hasta cierto

punto el ejercicio de dicha profesión, permitiéndoles manifestarse

desmesuradamente hasta el punto de que incluso puede llegar a convertirse en

un foco de violaciones a derechos fundamentales. Por tanto formulamos como

problema de investigación, ¿Pueden los periodistas realizar actos calificables

como injuria y calumnia amparándose en la libertad de expresión y el fuero

periodístico, aun cuando dichas aseveraciones atacan directamente los derechos

fundamentales de las personas?

Sumado a esto y habiendo determinado la extensión y el problema de

investigación del presente artículo es necesario analizar los objetivos con los que

se desarrolla el presente documento; siendo que el mismo buscara

principalmente determinar la extensión del fuero periodístico cuando este es mal

utilizado causando que se lancen acusaciones o se realicen declaraciones

sumamente complejas y delicadas, las cuales resultan difíciles de probar y donde

los afectados se ven muchas veces incapaces de iniciar procesos o de llevarlos a

cabo haciendo reivindicar sus derechos, puesto que al ampararse en la libertad

de expresión y el derecho a la misma, dichos periodistas son casi intocables y la

mayoría de procesos por dichas situaciones no llegan a buen puerto. Por tanto

demostraremos a lo largo de la investigación como estos derechos no son

defendidos de manera exitosa y determinaremos aquellos comportamientos

para sustentar la problemática argumentada desde una perspectiva

jurisprudencial y constitucional que otorgue claridad respecto de la problemática.

1. EXTENSIÓN DEL FUERO PERIODÍSTICO EN COLOMBIA

Indudablemente el periodismo y la libertad de información cobran gran

importancia dentro del desarrollo de un país de corte constitucional y que se

desarrolle en el desarrollo de los derechos fundamentales, tal y como lo

determinan múltiples tratados internacionales que posteriormente pasan a ser

parte de los ordenamientos internos creando normas internas de obligatorio

cumplimiento que delimitan el desarrollo de la sociedad dentro de un

ordenamiento jurídico determinado, de esta manera en Colombia desde la

implantación de la constitución de 1991 considera que en razón de la

importancia que posee la información como medio de control de la gestión

administrativa y como herramienta para evaluar y hacer evidentes las

problemáticas que existen dentro del país, mediante el artículo 73 constitucional,

la profesión periodística en todo momento está llamada a desarrollarse dentro de

un marco de protección especial que buscara garantizar su libertad e

independencia de las estructuras de poder (Republica de Colombia, 1991), lo

cual nos lleva necesariamente a analizar la forma en que esta profesión se

desarrolla con el fin de comprender la razón por la que se considera su ejercicio

debe ser protegido en todo momento como parte del orden constitucional.

Partiendo del análisis del derecho a la libertad de expresión, es necesario

comprender el hecho de que esta garantía actualmente posee su sustento en

instituciones de carácter supra constitucional, mismas que determinan que la

libertad de expresión y pensamiento únicamente podrá limitarse atendiendo a la

protección de los derechos de las demás personas o de la protección de otros

bienes jurídicos que mantengan la seguridad nacional y el orden público

(Corte interamericana de Derechos Humanos, 1969), demostrando la magnitud

de su importancia para el correcto funcionamiento de un Estado democrático de

derecho (Corte constitucional colombiana, 2004), materializando la posibilidad de

que una persona tenga plena libertad de opinar y hacer pública dicha opinión sin

que exista ningún tipo de restricción, al menos en principio.

La problemática surge cuando comprendemos que el transporte de información

hacia el público puede tener graves implicaciones para la imagen pública del

Estado en si e incluso para personas ajenas a este, que se verían afectadas

negativamente si no se tiene cuidado con el tipo de información que se está

transportando hacia la esfera de conocimiento público o la veracidad de la

misma, siendo necesario que a pesar de que todo este contexto configura la

garantía de un derecho fundamental como es la libertad de expresión, se hace

necesario imponer límites respecto de la información que es viable manejar

públicamente con el único fin de mantener a plenitud el ordenamiento

constitucional.

Es necesario mencionar que dichas limitaciones aplican en la gran mayoría de

las veces de manera exclusiva a los periodistas, siendo estos los encargados por

su profesión de realizar investigaciones y recopilar información que en ultimo

termino serán llevadas a la esfera pública mediante la publicación de dicha

información en medios de comunicación, resultando de gran importancia que su

función como profesional de la comunicación se vea siempre desarrollada en

función de los principios de veracidad e imparcialidad, al punto de encontrarse en

todo momento de que la narración de hechos que este realiza de los hechos

periodísticos se encuentren dados en función de estos principios; aquí nace una

de las problemáticas más conocidas dentro del desarrollo de la profesión

periodística,

¿Significa la existencia de esta restricción que los periodistas en ningún momento

estarán validados para generar algún tipo de opinión personal respecto de la

información que poseen?, la respuesta es que no. Si bien es cierto que el código

ético de su profesión encamina a los periodistas a que en todo momento

corroboren y velen por la veracidad y la imparcialidad de la información que se

encargan de llevar a la esfera del conocimiento público, esto no implica que no

puedan generar una opinión, siempre y cuando se atengan al hecho de que

esta no se confunda con la información difundida (Corte constitucional

colombiana, 1993) (Corte constitucional de Colombia, 2009), configurando dos

categorías muy distintas. En este punto es necesario prestar atención capital a la

forma en que se desarrollan los argumentos de carácter democrático respecto de

la certeza y a la verdad dentro del mundo político y jurídico. Siendo necesario

recordar por parte de los profesionales de la comunicación que el hecho de que

una persona tenga una determinada postura e incluso de que un conglomerado

importante de personas la comparta no la convierten por eso mismo en verdad

(Wittgenstein, 2000, pág. 5), de manera que resulta una tarea bastante cuidadosa

para los periodistas el transporte de información, especialmente considerando

que el desarrollo de la libertad de expresión, y con esta la libertad de prensa al

igual que los derechos fundamentales se dan de manera exclusiva en función de

la dignidad humana (Republica de Colombia, 1991 ) (Katherine Monroy Murillo,

2003, pág. 4).

De esta manera comprendiendo el cerrado vinculo que se desarrolla entre la

libertad de expresión como fundamento del fuero periodístico, que sumado a la

dignidad humana generan la complejidad dentro de la cual está llamada a

desarrollarse dicho margen de protección, se hace necesario pasar a delimitar la

figura ya mencionada. El fuero periodístico como se mencionó con anterioridad

posee su fundamento dentro de la carta constitucional, a pesar de lo cual el

articulado mismo no lo enuncia bajo este nombre ni se encarga de realizar un

desarrollo suficiente del mismo, razón por la cual se hace necesario analizar

seguidamente la ley 1016 de 2006, la cual se encarga de regular múltiples

disposiciones respecto del ejercicio del periodismo y el transporte de información

a la esfera de conocimiento público. Misma que encierra el análisis desarrollado

en párrafos previos, delimitando el cuidado que debe desarrollar el periodista al

transportar información comprendiendo el correcto desarrollo del derecho de la

libertad de expresión como un fenómeno de doble vía (Corte constitucional

colombiana, 2013), donde se ven inmiscuidos de igual manera emisor y receptor,

causando que la responsabilidad del emisor se haga más grande, en razón a que

su función deja de ser únicamente la de informar para convertirse en la

de informar de tal manera que el sentido de la información no pueda ser

interpretado de otra manera, recordando que el significado de las palabras

configura usos sociales que generan posibilidades de abstracción (Wittgenstein,

2000, pág. 100), con las cuales debe tenerse especial cuidado al momento de

configurar un mensaje a transmitir.

Ahora, para comprender los límites que conforman el funcionamiento del fuero

periodístico debe comprenderse que tal y como se explicó con anterioridad,

siendo los periodistas los únicos capacitados para materializar información dentro

de la esfera pública de información, al dar a conocer esta mediante los medios de

comunicación, la protección especial que configura el fuero solo puede radicar en

cabeza de ellos (Congreso de la Republica De Colombia, 2006), ya que solo

demostrando la idoneidad académica para ejercer correctamente esta profesión,

pasa a radicar en ellos dicha protección limitante que fuera de resultar negativa

por dejar fuera de la protección a personas que ejerzan el periodismo sin un título

que los respalde, tiene como fin último la posibilidad de que solamente personas

que han estudiado las implicaciones del transporte de información puedan ejercer

la profesión sin temor a ser juzgadas.

Lo anterior cobra gran importancia cuando se busca analizar la existencia de

corrupción dentro de los medios de comunicación, ya que el fuero periodístico, si

bien materializa un ápice de protección también hace énfasis en la obligación de

veracidad e imparcialidad que debe estar presente siempre en el desarrollo de la

actividad periodística, de manera que el lazo que ata a los periodistas a la verdad

en sus emisiones de información, debe ser lo suficientemente fuerte como para

que la corrupción no pueda entrar en el desarrollo de esta profesión, ya que

cualquier emisión de información que se haga fuera de la verdad o viciada por

resultar parcial tendría como resultado la ineficacia del fuero y la posibilidad de

que se inicien acciones penales en contra de la persona que realizara dichas

aseveraciones (Roldos, 2000).

2. ANÁLISIS DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN COLOMBIA

Consecuentemente con lo anterior se hace necesario realizar un análisis sobre la

libertad de expresión como garantía fundamental que se desprende de la

existencia de la dignidad humana y de la forma como este puede chocar con el

bien jurídico del honor. Inicialmente, debemos comprender la libertad de

expresión como la piedra angular de las sociedades democráticas, en el sentido

de que contribuye a que la sociedad genere opinión pública ante los aspectos de

su vida social y política (Garcia, 2007, pág. 17), siendo reconocido entonces

como una de las libertades básicas dentro del desarrollo de los Estados

constitucionalistas modernos que están llamados a reconocerla y protegerla en

todo momento salvo en los contextos específicos que mencionaremos con

posterioridad. Por otro lado, tenemos el honor el cual puede ser comprendido

como una cualidad moral que nos lleva como seres humanos al cumplimiento de

deberes propios respecto del prójimo y de nosotros mismos (Rivera, 2011, pág.

372), el cual tiene como consecuencia la dignidad en su manifestación más

personal, ya que simboliza la forma en que terceros son capaces de interactuar

con el ser individual de cada ser en razón a la imagen que este genera al exterior

(Cupis, 1959, pág. 83), reflejando un conjunto de realidades que si bien surgen

como privadas posteriormente entran a hacer parte de la esfera de lo público

obteniendo con esto implicaciones dentro del mundo social, razón por lo cual

configura un bien jurídico fundamental para el correcto desarrollo de las

personas, mismo que el Estado está llamado a proteger (Michue, 2009).

Es en razón a las características de este bien jurídico donde se ubica las

dificultades de aplicación que radican desde sus inicios en los tipos penales de la

injuria y la calumnia, ya que con el fin de dar una correcta utilización a estos

se hace necesario comprender que los mismos se atan de igual manera a la

voluntad del sujeto activo para ofender como la del sujeto pasivo para sentirse

ofendido.

Así las cosas es necesario comprender la necesidad implícita de que para

ofender la honra de una persona, debe mediar en todo momento la voluntad del

actor materializada en la vocación de realizar una comunicación con el fin

explícito de ofender so pena de que en caso contrario nos encontremos

únicamente dentro de una problemática de carácter lingüístico interpretativo,

donde la parte lingüística se siente ofendida sin fundamento aparente por una

mala interpretación cobrando gran importancia el denominado animus difamandi,

el cual consiste en la voluntad consiente de actuar con la intención de causar

daño sobre el bien jurídico del honor (Michue, 2009). Implicando dentro de la

discusión la existencia el dolo, como fundamento sine qua non se hace imposible

la de la ofensa, imposibilitando también la generación de una acción penal al

respecto.

De igual manera la Corte Constitucional se ha encargado de realizar un análisis

profundo de la figura en este caso denominándola animus injuriandi, definiendo

este como la posibilidad de que una persona que realiza aseveraciones negativas

hacia alguien tenga plena conciencia de que las afirmaciones realizadas poseen

un carácter deshonroso y que buscan menoscabar la honra del sujeto a quien se

dirigen (Corte constitucional colombiana, 1998), misma ley que al haber dotado

de legitimidad a la convención americana de derechos humanos , comprende en

todo momento que la libertad de expresión corresponde a una de las libertades

más importantes para el correcto desarrollo de un Estado moderno pero que por

su carácter ambivalente puede llegar a ser restringido, bien sea en búsqueda de

proteger los derechos de otras personas que se vean afectadas directamente por

la información puesta a conocimiento público, para proteger el orden público y la

seguridad nacional. Dando rienda de la delicada línea que enmarca el correcto

desarrollo de la libertad de expresión siendo esta una responsabilidad colectiva

que nos ayuda a comprender una especie de metodología adecuada de los

derechos, donde en un marco social todos y cada uno de nosotros estamos

llamados a proteger nuestros derechos mediante el respeto de los derechos de

los demás y un uso responsable de las libertades que el sistema de derecho y la

dignidad humana nos otorgan (Dworkin, 2014, pág. 244).

3. DERECHO A LA LIBRE EXPRESIÓN COMO FUENTE DE ACTOS VIOLATORIOS DE DERECHOS FUNDAMENTALES Y DIFICULTADES PROBATORIAS.

La libertad de expresión al igual que la generalidad de derechos fundamentales

surgen como garantías mínimas que buscan enmarcar el correcto desarrollo de la

vida individual de las personas otorgando una serie de condiciones mínimas que

permiten la materialización de su dignidad humana como requisito mínimo de

existencia dentro de una sociedad civilizada, pero de igual manera que con

derechos como la propiedad, cuando nos referimos a la libre expresión es posible

contemplar la posibilidad de que exista una incorrecta administración de la

garantía que otorga el Estado a las personas como parte de sus garantías

mínimas, lo cual fuera de manifestar una forma desproporcionada de libertad,

tendría como consecuencia una afectación directa en el desarrollo de los

derechos de las demás personas, llegando incluso a limitar el correcto desarrollo

de los mismos. Así las cosas, con el fin de comprender las implicaciones que

puede llegar a tener un uso desproporcionado de la libre expresión es necesario

recordar la diferencia que determina dentro del marco legal (tanto constitucional

como supra constitucional). la viabilidad de esta como una garantía fundamental.

La opinión como manifestación humana es irrestringible y posee un valor

intrínseco al representar un juicio valorativo que cada ser humano de manera

individual es capaz de realizar como resultado de su actividad intelectual

vinculándose directamente con la dignidad del ser, lo cual tiene como resultado

que el simple hecho de pensar que en un ordenamiento constitucional se pueda

restringir la libertad de opinión implicaría un retroceso a épocas totalitaristas que

poco o nada se puede relacionar con el correcto desarrollo de las garantías

fundamentales del siglo XXI. Por otro lado debemos considerar la existencia de

información calificada, es decir información que por la forma en que se

trasmite tiene la capacidad de influir dentro del desarrollo del mundo social,

especialmente cuando consideramos la existencia de la sociedad misma como

un sistema de comunicación (Luhmann, 1998).

Como consideración inicial respecto de dicha información que es capaz de

configurar información calificada, tenemos que esta trasciende la mera opinión y

es presentada a una comunidad mediante medios de trasmisión masiva

aseverando en mayor o menor medida la veracidad de esta, razón por la cual

dicha información no puede generarse por cualquier persona al azar, su

calificación yace en gran medida a que puede sin necesidad de un análisis

profundo considerarse veraz en razón a la legitimidad de los medios que la

propagan, de manera que, es posible comprender que el periodismo gana una

innegable importancia dentro de la forma en que esta llamada a desarrollarse el

transporte de información, recordando que está en todo momento debe

desarrollarse en términos de objetividad, veracidad y precisión (Katherine Monroy

Murillo, 2003, pág. 20), elementos que entrarían a limitar abiertamente el

desarrollo de la profesión periodística y del movimiento de información a las

masas públicas; el problema yace inicialmente cuando consideramos que si bien

el mero desarrollo de la opinión, que tal y como ya hemos visto se ve protegido a

toda costa por las garantías constitucionales (Corte constitucional de Colombia,

2009), puede llegar a considerarse información calificada, es decir, que por el

hecho de que una opinión por más personal que sea e incluso siendo presentada

como una opinión de una persona determinada cuando es presentada en medios

masivos de comunicación, a pesar de ser una opinión no por eso deja de ser

menos pública o deja de afectar en menor medida la forma en que el público

concibe ciertos factores del entorno social, afectando gravemente la forma en

que las personas interactúan con ciertas figuras e incluso dañando a profundidad

la imagen de personas en específico, de tal suerte que además de la

problemática de la certeza y la veracidad que recapitularemos más adelante, es

necesario que los periodistas atiendan a la comprensión de su labor como un

ejercicio de doble vía donde el derecho a la libertad de información implica

responsabilidad no solamente en aquello que el periodista busca transmitir, sino

en aquello que el público es capaz de interpretar (Corte constitucional

colombiana, 2013), especialmente cuando dentro de una sociedad donde existen

medios masivos de comunicación siempre existirán un conjunto de personas

sobre las cuales recae una suerte validez individual, misma que se encarga de

dar legitimidad a la información que dicha persona comunica.

Otra de las variantes más relevantes que se desarrolla dentro de la presente

discusión es la alienación, manifestándose esta como un Estado en el que el

hombre deja de expresarse en función de sí mismo, para pasar a convertirse en

una representación de algo más (Roy, 1972), cosa que tal y como lo explica

Feuerbach es capaz de configurar categorías ante las cuales el ser humano se

rige e inclusive es capaz de hacer que dichas categorías pasen a desarrollarse

por encima de él con él en el sistema social, con fin de suplir una serie de

necesidades sociales (Feuerbach, 1977), si bien este autor utilizaba dicha

definición en el único fin de explicar cómo funcionaba el cristianismo como

método de control social, la cual se hace necesario traerla a la presente discusión

cuando tenemos en cuenta el poder de influencia que representa la labor

periodística y el manejo de información dentro de un sistema de transmisión

publica y masiva de información. De esta manera dentro de la presente discusión

respecto de la injuria y calumnia, teniendo en cuenta la forma especial que

poseen estos delitos al tener un carácter netamente social y atado a la

subjetividad tanto del actor como del afectado (Claudia Gamboa, 2012, pág. 5),

se hace necesario con el fin de analizarlos a profundidad, estudiar la forma en

que se desarrollan los partícipes de dicho delito con el único fin de considerar

adecuadamente si es que estos son o no afectados negativamente por la formula

penal que describe el código colombiano.

Así las cosas analizando inicialmente el poder que representa la información

pública en poder de los periodistas se hace necesario comprender que la

capacidad de manejo de la información necesariamente los convierten en

personas capaces de generar influencia, es decir, que dichos profesionales no

solamente se hacen responsables de sus capacidades comunicativas subjetivas,

al igual que todas las demás personas dentro del sistema social; sino que pasan

a hacerse responsables de la información que comunican al público y más

importante aún a la influencia que esta es capaz de imponer sobre las personas

de dicho público, lo cual hace necesaria la clasificación de la información según

públicos, tal y como se maneja actualmente la necesidad en muchos casos de

que la información pública sea conocida por los menores únicamente bajo la

supervisión de los padres, lo cual nos lleva en todo caso a recordar el caso de

orson Wells, locutor, director y actor que con su inconmensurable talento para la

narración llevo a un estado de pánico a la ciudad nueva jersey en el año 1938,

donde las personas al escuchar fragmentos de la obra, la guerra de los mundos,

con un realismo extremadamente marcado y una seriedad desmesurada llevo a

las personas a pensar que efectivamente se trataba de una emisión noticiosa

radial que anunciaba una invasión alienígena en nuestro mundo. Casos como

este que rallan en la comedia no hacen más que quedar en los anales de la

historia universal, pero si los analizamos desde la capacidad de influencia que

pasa a tener una persona con un micrófono o una cámara veremos que se

convierte en una problemática muchísimo más grande, por lo cual procedemos a

discutir respecto de la importancia de la opinión pública.

La opinión pública puede ser definida como una construcción que se da en razón

del espacio público mediante la fundamentación abierta dada por todos los

ciudadanos (Habermas, 1964, pág. 61), de tal forma que cuando nos referimos a

la opinión pública hablamos de una creación colectiva que atiende a la totalidad

de las variantes de la vida pública, es decir, al desarrollo del Estado en todas sus

dimensiones, donde el autor destaca ampliamente la influencia que posee dicha

opinión dentro del desarrollo de la política, de manera que podemos

caracterizarla como una fuerza que es capaz de influenciar directamente la

posición que un grupo considerable de personas posee respecto de una persona

o situación.

Así las cosas aquella persona que sea capaz de dominar o al menos encaminar

la opinión pública posee un poder considerablemente grande y capaz de afectar

negativamente la imagen que se maneja de una persona que resulte relevante

para la política nacional, llegando incluso a modificar a profundidad la forma en

que una persona es comprendida a nivel nacional por el simple hecho de

desarrollar una opinión en un canal de comunicación que tenga influencia

nacional; ahora, en este punto entra en juego la mencionada alienación, ya que

todo el conjunto de influencias mediante la comunicación que puede recibir un ser

humano del medio social, especialmente cuando dichas comunicaciones son

dominadas por una persona en específico o un grupo de personas con facilidad

pueden alienar la opinión de los demás, creando la posibilidad no solo de que

mediante la influencia de la información una persona cambie de opinión,

encaminándose a el desarrollo de ideas que no necesariamente son propias que

como es obvio pensar no representan una argumentación personal que sustente

un criterio de valoración objetiva, pasando en muchos casos a valorar una

situación a una persona en función de lo que por ser manejado de cierta manera

por los medios de comunicación masiva pasa a tener una suerte de criterio

democrático, todo lo cual finalmente logra configurar la existencia de una falsa

legitimidad dentro de las opiniones (Serrano, 1999, pág. 72), cosa que resulta

ampliamente peligrosa para el desarrollo de la política y la democracia nacional,

especialmente cuando además de fenómenos como la compra de votos se hace

necesario evaluar a la forma en que psicológicamente mediante la comunicación

periodística se puede influenciar a las masas de forma negativa.

Lo anterior nos permite abordar otra de las partes de la presente problemática,

especialmente cuando esta se ve inmersa dentro del desarrollo adecuado de la

comunicación bien sea como teoría o como práctica; inicialmente debemos decir

tal y como defiende Luhman que la sociedad en términos prácticos no existe más

allá de la comunicación, ya que es la comunicación la que manifiesta y permite

que exista la sociedad (Luhmann, 2011, pág. 28), lo cual demuestra por si solo la

infinita relevancia que posee el manejo de información, pero transporta de cierta

manera la discusión hacia un escaño más teleológico, ya que cuando nos

referimos a las aseveraciones que una persona puede desarrollar válidamente en

función de su profesión, como es el caso de los periodistas, más allá de un

criterio de mera comunicación esta debe desarrollarse dentro de los marcos de la

certeza y la verdad, así las cosas, partiendo del hecho de que toda transmisión

publica de información desarrollada por un periodística tiene como rango la

garantía de un cierto grado de certeza, especialmente en lo que se refiere a las

opiniones.

Es de recordar dentro de la lógica de la comunicación que es común pensar que

las apreciaciones desarrolladas en todo momento podrán ser corroboradas

respecto de la verdad, de hecho así funciona el análisis probatorio dentro de los

tipos de penales de la injuria y calumnia, recordando que en el caso de la

calumnia esta solo se hace viable cuando se comprueba que aquellas

aseveraciones que genera el causante no corresponden con la realidad (Corte

constitucional colombiana, 2009), ya que en ese momento deja de configurar una

difamación para convertirse en una aseveración de la verdad.

El problema en este punto radica dentro del desarrollo de la comunicación de

opiniones en medios públicos. Imaginemos un caso concreto donde un periodista

de reconocida carrera y que por lo cual cuenta con una cierta cantidad de validez

dentro del medio y en la esfera pública de comunicación, de manera que el

público asume que es un periodista comprometido con la verdad y en función de

esto comparte en muchas ocasiones sus opiniones e incluso las defiende. Dicho

periodista dentro de nuestro ejemplo, como cualquier otra persona tiene derecho

a generar opiniones al respecto de personas relevantes dentro del ámbito político

y consecuentemente lo hace, el problema radica principalmente en el momento

en que dicho periodista se apersona de hacer públicas dichas opiniones. Ya que

si bien tal y como hemos visto hasta ahora tiene toda la capacidad de hacerlo e

inclusive está protegido para ello siempre que determine las mismas con la

calidad de opiniones personales; dichas opiniones al ser difundidas de manera

masiva y en cabeza de una persona reconocida dentro de la esfera social a pesar

de ser presentadas como opiniones, tienen una capacidad bastante grande para

influir en la forma en que una persona es concebida por las masas públicas.

En razón de lo anterior se hace necesario realizar una revisión de las

características intrínsecas que poseen las opiniones con el fin de evaluar si estas

pueden o no enmarcar un amor ofensivo suficiente como para configurar un

delito de injuria o calumnia, ante esto podemos decir que las opiniones se

desarrollan como proposiciones anapofanticas (Velazquez, 2015), esto se refiere

a que dichas proposiciones no pueden ser corroboradas en términos de verdad,

es decir, que escapan a dicha lógica, y que poseen la misma lógica comunicativa

de los tipos penales, ya que estos corresponden igualmente a situaciones

hipotéticas que proponen la existencia de una norma pero que de ninguna

manera delimitan la existencia real de algo.

De manera que las opiniones al carecer de un grado de certeza, al menos en

teoría resultan ajenas al análisis de verdad que determina la profesión de

periodista, pero no por esto carecen de la capacidad suficiente para atentar

contra el honor o la honra de las personas (Ambos, 2007).

CONCLUSIONES Del anterior análisis podemos concluir en primera medida que el fuero

periodístico se desarrolla como un requisito mínimo para el correcto desarrollo de

un Estado constitucional de derecho, el cual contribuye a garantizar el mismo a

la información y que de forma valida sea posible la comunicación de información

a toda la sociedad, a pesar de esto no se puede caer en el extremo de pensar

que el fuero periodístico configura una garantía carente de proporción, ya que

esta al igual que cualquier otra protección que se genera dentro del orden

constitucional esta llamada a tener límites.

Dichos límites se configuran por un lado el derecho a la libre expresión y por el

otro lado el hecho de que toda comunicación que se genere dentro del ámbito

público debe enmarcarse en términos de certeza. A pesar de lo cual es necesario

analizar que existe la posibilidad de generar comunicaciones públicas que a

causa de exceder el análisis de verdad o falsedad pueden ser comunicadas por

medios masivos y consecuentemente tienen la capacidad de influir en el

desarrollo de del pensamiento de las personas del público, llegando incluso al

caso en que se haga viable la alineación por parte de los medios de

comunicación, misma que en dado caso puede realizarse incluso sin necesidad

de contradecir la norma de la certeza en los medios de comunicación.

Lo cual nos lleva a un problemática bastante marcada en la cual es necesario

que la sociedad reevalúe el sistema de comunicación dentro del cual permite que

se desarrollen los periodistas como participes y determinadores de la información

de dominio público, ya que si bien actualmente estos se encuentran limitados en

sus funciones dentro del actuar ético que implica el cumplimiento de ciertas

directrices, estas tal y como acabamos de analizar no implican necesariamente la

existencia de un uso adecuado de la comunicación y contrario a esto pueden

resultar ampliamente perjudiciales para otras personas al punto de causar

difamaciones indirectas o recaer en los delitos de injuria y calumnia, todo lo cual

se hace evidente cuando analizamos la difícil materialización de estos delitos

como consecuencia de la transmisión de información ya que más allá de las

limitantes establecidas a priori por la normatividad vigente, existen variaciones

que se adentran en la teoría de la comunicación que difícilmente pueden

probarse dentro del desarrollo de un proceso penal pero que de igual manera,

materializan ataques directos a los bienes jurídicos del honor y el buen nombre.

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