De los ideales a la realidad

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DE LOS IDEALES A LA REALIDAD Las materias electivas fueron concebidas bajo el ideal de darles a los estudiantes la oportunidad de aproximarse, según su criterio, a otras áreas del conocimiento para que pudiesen alcanzar su formación integral, sin embargo con el paso del tiempo tan nobles intenciones han sido tergiversadas debido a las erradas políticas de la Universidad del Valle y al contagio del facilismo imperante en nuestra sociedad. La expresión más clara de que las cosas van por mal camino la escuchamos de boca de los estudiantes, como aquel que le preguntaba a su compañero “¿Debido a que tengo que sumar créditos a como dé lugar y debido a que tu conoces mas que yo, porqué no me recomiendas una electiva donde, no tenga que hacer nada y saque buena nota para mejorar mi promedio? Los cursos-Las materias que llamamos electivas, desafortunadamente no se establecen siguiendo todo un plan estratégico de la universidad sino que cada unidad académica las puede programar según su saber y entender, pero no lo hacen siguiendo unos lineamientos curriculares bien establecidos, porque aparecen o desaparecen de la malla y los van modulando de acuerdo con los criterios financieros y muchas veces siguiendo las conveniencias del jefe de turno o la presión de los estudiantes. Por lo tanto los docentes no se designan obedeciendo a criterios de rigor académico, el salón puede ser cualquiera y el día o la hora se fijan según los sobrantes que dejen las materias troncales. Así, mientras materias como calculo, van a primera hora en tres días, las electivas quedan para los lunes (donde están los festivos) viernes o sábado en las horas d la tarde. Y mientras química o física tienen su propio laboratorio, a cada docente de las electivas le toca ingeniárselas con un salón cualquiera y con los materiales que él pueda llevar y traer. Razón tienen los estudiantes al hablar de esas materias como “costuras” porque ni siquiera las directivas universitarias las toman en serio. Como son “costuras” en el periodo nefasto de adiciones y cancelaciones, es decir varias semanas, los estudiantes pueden estar deambulando de curso en curso, tratando de conseguir el docente más chévere: es decir el más relajado que por ejemplo no de clases cuando juegue la selección Colombia y les permita alcanzar la mayor nota con el menor esfuerzo. Pero es más, muchos alumnos utilizan esos

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Problemas de la educacion en Colombia, en especial sobre las universidades públicas y los cursos denominados de "electivas"

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DE LOS IDEALES A LA REALIDAD

Las materias electivas fueron concebidas bajo el ideal de darles a los estudiantes la oportunidad de aproximarse, según su criterio, a otras áreas del conocimiento para que pudiesen alcanzar su formación integral, sin embargo con el paso del tiempo tan nobles intenciones han sido tergiversadas debido a las erradas políticas de la Universidad del Valle y al contagio del facilismo imperante en nuestra sociedad. La expresión más clara de que las cosas van por mal camino la escuchamos de boca de los estudiantes, como aquel que le preguntaba a su compañero “¿Debido a que tengo que sumar créditos a como dé lugar y debido a que tu conoces mas que yo, porqué no me recomiendas una electiva donde, no tenga que hacer nada y saque buena nota para mejorar mi promedio?

Los cursos-Las materias que llamamos electivas, desafortunadamente no se establecen siguiendo todo un plan estratégico de la universidad sino que cada unidad académica las puede programar según su saber y entender, pero no lo hacen siguiendo unos lineamientos curriculares bien establecidos, porque aparecen o desaparecen de la malla y los van modulando de acuerdo con los criterios financieros y muchas veces siguiendo las conveniencias del jefe de turno o la presión de los estudiantes. Por lo tanto los docentes no se designan obedeciendo a criterios de rigor académico, el salón puede ser cualquiera y el día o la hora se fijan según los sobrantes que dejen las materias troncales. Así, mientras materias como calculo, van a primera hora en tres días, las electivas quedan para los lunes (donde están los festivos) viernes o sábado en las horas d la tarde. Y mientras química o física tienen su propio laboratorio, a cada docente de las electivas le toca ingeniárselas con un salón cualquiera y con los materiales que él pueda llevar y traer. Razón tienen los estudiantes al hablar de esas materias como “costuras” porque ni siquiera las directivas universitarias las toman en serio.

Como son “costuras” en el periodo nefasto de adiciones y cancelaciones, es decir varias semanas, los estudiantes pueden estar deambulando de curso en curso, tratando de conseguir el docente más chévere: es decir el más relajado que por ejemplo no de clases cuando juegue la selección Colombia y les permita alcanzar la mayor nota con el menor esfuerzo. Pero es más, muchos alumnos utilizan esos

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cursos para justificar su permanencia en la universidad porque pueden perderlos sin que eso les genere mayores traumatismos.

Los docentes- Por lo regular las electivas son dictadas por profesores contratistas o de bajo perfil académico, como auxiliares de docencia o “semilleros” (También los que hayan sido vetados en otra unidad académica). Personas que trabajan en otras entidades y que no disponen de tiempo ni de horarios para atención de los estudiantes. En últimas, personas sin sentido de pertenencia. Ahora, como los ingresos de esos profesionales dependen de cada curso dictado en la universidad, ellos deben hacer todo lo posible por no ver disminuidos sus grupos durante el periodo de adiciones y cancelaciones pues se los cancelarían. Las estrategias aplicadas por los docentes para conservar el número de estudiantes son diversas, pero casi todas ellas basadas en la poca exigencia y el fomento de la mediocridad; asistencia voluntaria, no se fijan tareas, no se hacen exámenes y solo se programan talleres para desarrollar en clase. Otro recurso muy común que permite elevar la nota y le facilita el “trabajo pedagógico” al docente consiste en programar exposiciones de grupos para todo el semestre o películas.

Pero esas estrategias implementadas por algunos docentes para seducir a los estudiantes sirven, además de difundir la imagen del profesor facilitón, para el reconocimiento de docencia destacada y para inducir a que los estudiantes envíen cartas a los jefes para que ellos les programen nuevos cursos. Es por esto que algunos tienen tres grupos y otros uno o se queden con ninguno. Así entonces, el profesor que se sabe mover, es el que perdura y logra en ultimas el nombramiento.

Ahora bien, para comprender a cabalidad la actitud de ciertos profesores contratistas es indispensable examinar también el procedimiento que se surte en la universidad para su contratación. Oficialmente se dice que deben primero rellenar la hoja de vida institucional y luego pasar por un concurso de méritos, pero la realidad es más simpática. Las jefaturas pueden diseñar el programa, luego instar al candidato a inscribirse y luego oficializar el procedimiento con un concurso de convocatoria super limitada. Si se aparecen personas no invitadas, se procede como en los concursos para profesores de carrera, se les aplica el subjetivismo de la prueba oral o entrevista y así se selecciona al pre-designado. Hoy en la mayoría de los departamentos los jefes y subjefes tienen sus grupos de allegados a quienes les reparten la carga académica según sus propios criterios para confirmar el viejo

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refrán de que cada torero organiza la faena con su cuadrilla. En consecuencia, de esta forma es que aparecen las semillitas, el nepotismo, personas que han sido o son trabajadores y empleados de la universidad y los amigos de quienes han venido presionando a otros amigos.

Como están planteados, en este momento, los cursos electivos inducen, junto con adiciones y cancelaciones, a la mediocridad. El sistema de contratación de los profesores para estas asignaturas está diseñado de forma que fomenta el clientelismo “académico”. Y la proliferación de contratistas si bien sirve para complacer al gobierno nacional en la tarea de disminuir los costos, tiene paradójicamente una nota de ineficiencia alta porque, para tres materias en lugar de contratarse a un profesor de calidad, cada unidad académica contrata uno y a cada uno hay que pagarle prestaciones sociales.

En conclusión- una propuesta sensata sería eliminar el sistema de profesores contratistas al tiempo que se modifica el periodo de adiciones y cancelaciones. Pero mientras eso sucede solo un ente administrativo debería programar las electivas de acuerdo con un plan global y esa misma instancia debería organizar los concursos de méritos pero, sobre la base de la hoja de vida y no de rituales académicos evaluados con parámetros subjetivistas. Por último, quiero hacer un llamado para examinar la pertinencia de muchos de los cursos de electivas actuales, porque como van las cosas no me extrañaría que en el futuro programaran para los domingos y con 5 créditos el “Curso transversal de alta cocina posmoderna”.

¿Y para este tipo de cosas es que le exigimos al gobierno mejor presupuesto para la educación superior?