De Mora, Carmen. Historia y Ficción en La Florida Del Inca

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Inca Grcilaso de la Vega Historia y ficción en «La Florida del Inca» Carmen de Mora ¿Historiador o literato? Estas son las dos opciones con que buena parte de la crít encasillar al Inca Garcilaso en la comodidad del estereotipo, sin que de ese modo se dilema. En realidad, ningn en!oque e"clusivista resulta su!iciente en este caso. #ct un te"to hist$rico la reconstrucci$n de la %verdad& de los hechos no es tan important que tienen de articularse. 'icho de otro modo, interesa m(s el hacer historiogr(!ico hist$rico o, tambi)n, la producci$n * recepci$n, temas que ocupan la atenci$n de la s En el caso especí!ico de La Florida me propongo tratar de comprender su lengua+e e social * temporal que le corresponde. Cuando el Inca Garcilaso escribe La Florida la orientaci$n historiogr(!ica había e algunas trans!ormaciones, entre ellas la tendencia a escribir historias particulares, la primera etapa de la Conquista. 'entro de este marco la conciencia hist$rica * la n distinguirla de la !icci$n estaba presente en los cronistas e historiadores. -Gormann rasgo humanista en la obra del padre os) de #costa cuando mani!iesta su hostilidad h del g)nero caballeresco * %siente la necesidad de de!ender su libro contra posibles a aquellos a quienes pudiera parecer ocioso su relato& / -Gormann 01213 4056. Garcilaso, conocedor de la obra de #costa, revela la misma inquietud cuando sale a posible ob+eci$n que se le pudiera hacer por entenderse %que en otras historias de las Ind ccidentales no se hallan cosas hechas ni dichas por los indios como aquí las escrivim Garcilaso de la 7ega 01886 0 . 9 tras demostrar la credibilidad * veracidad de su historia con lo cual, con verdad podr) negar que sea !icci$n mía, porque toda mi vida ;sacada la b enemigo de !icciones como son libros de caballerías * otras seme+antes& /ibidem3 44<; =a asociaci$n en ambos historiadores de las novelas de caballería con los relatos cosas de los indios revela %una orientaci$n de la opini$n, o parte de ella, de los eu con respecto a la historia de los naturales del >uevo Mundo& / -Gormann3 40 6. @in em e"cepci$n de los libros de caballería, el g)nero novelesco se aceptaba siempre que se m(s posible a la realidad, pues se identi!icaba lo verdadero con lo til * lo moral. historia * novela no debe buscarse entonces en los !ines, *a que ambas est(n regidas, )poca, por la misma idea )tica de provecho * edi!icaci$n. #simismo novela e historia relato de acontecimientos *, en este sentido, ambas operan de modo parecido, mediante simpli!icaci$n * organiAaci$n de los hechos. Bodo esto implica que el discurso hist$r construcción m(s dieg)tica que mim)tica /puesto que los hechos no pueden repetirse ta sucedieron en la realidad6 * una producci$n de sentido donde conviene investigar la r emisor, que se sita en un presente, con la materia /los hechos6 que pertenecen al pa !ormula esta cuesti$n en los siguientes t)rminos3 1

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Literatra hispanoamericana; Inca Garcilaso

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Inca Grcilaso de la VegaHistoria y ficcin en La Florida del Inca Carmen de Mora

Historiador o literato? Estas son las dos opciones con que buena parte de la crtica ha pretendido encasillar al Inca Garcilaso en la comodidad del estereotipo, sin que de ese modo se resolviera el dilema. En realidad, ningn enfoque exclusivista resulta suficiente en este caso. Actualmente buscar en un texto histrico la reconstruccin de la verdad de los hechos no es tan importante como la manera que tienen de articularse. Dicho de otro modo, interesa ms el hacer historiogrfico que el dato histrico o, tambin, la produccin y recepcin, temas que ocupan la atencin de la semitica textual. En el caso especfico de La Florida me propongo tratar de comprender su lenguaje en el contexto social y temporal que le corresponde.Cuando el Inca Garcilaso escribe La Florida la orientacin historiogrfica haba experimentado algunas transformaciones, entre ellas la tendencia a escribir historias particulares, menos numerosas en la primera etapa de la Conquista. Dentro de este marco la conciencia histrica y la necesidad de distinguirla de la ficcin estaba presente en los cronistas e historiadores. O'Gormann identifica este rasgo humanista en la obra del padre Jos de Acosta cuando manifiesta su hostilidad hacia la novela del gnero caballeresco y siente la necesidad de defender su libro contra posibles ataques de todos aquellos a quienes pudiera parecer ocioso su relato (O'Gormann 1979: 213).Garcilaso, conocedor de la obra de Acosta, revela la misma inquietud cuando sale al paso de una posible objecin que se le pudiera hacer por entenderse que en otras historias de las Indias Occidentales no se hallan cosas hechas ni dichas por los indios como aqu las escrivimos (Inca Garcilaso de la Vega 1988)1. Y tras demostrar la credibilidad y veracidad de su historia concluye: Por lo cual, con verdad podr negar que sea ficcin ma, porque toda mi vida -sacada la buena poesa- fui enemigo de ficciones como son libros de caballeras y otras semejantes (ibidem: 220-221).La asociacin en ambos historiadores de las novelas de caballera con los relatos referentes a las cosas de los indios revela una orientacin de la opinin, o parte de ella, de los europeos de la poca con respecto a la historia de los naturales del Nuevo Mundo (O'Gormann: 214). Sin embargo, a excepcin de los libros de caballera, el gnero novelesco se aceptaba siempre que se aproximara lo ms posible a la realidad, pues se identificaba lo verdadero con lo til y lo moral. La diferencia entre historia y novela no debe buscarse entonces en los fines, ya que ambas estn regidas, para aquella poca, por la misma idea tica de provecho y edificacin. Asimismo novela e historia comparten el ser relato de acontecimientos y, en este sentido, ambas operan de modo parecido, mediante seleccin, simplificacin y organizacin de los hechos. Todo esto implica que el discurso histrico es una construccin ms diegtica que mimtica (puesto que los hechos no pueden repetirse tal y como sucedieron en la realidad) y una produccin de sentido donde conviene investigar la relacin del emisor, que se sita en un presente, con la materia (los hechos) que pertenecen al pasado. De Certeau formula esta cuestin en los siguientes trminos:Le problme ne se pose plus de la mme faon partir du moment o le fait ne fonctionne plus comme le signe d'une vrit, lorsque la vrit change de statut cesse peu peu d'tre ce qui se manifeste pour devenir ce qui se produit.

(De Certeau 1975: 19-20)

En cuanto construccin diegtica, la utilizacin de una forma narrativa para el discurso histrico ha dado origen a una larga controversia entre quienes defienden el carcter cientfico de la historia frente a quienes privilegian el carcter artstico. Este debate adquiere especial significacin en La Florida, insisto, dado que el autor no fue testigo de los hechos narrados: desde el punto de vista histrico este factor, en principio, representa un obstculo para la credibilidad del discurso, por la misma razn que potencia, en cambio, la libertad creativa e imaginativa del autor para cubrir el vaco de lo no visto y no vivido. Pero estas mismas condiciones cobran una significacin distinta cuando reparamos en que tanto al citar las fuentes utilizadas como al rellenar por su cuenta las lagunas de lo no vivido el Inca Garcilaso est proyectando en el texto su posicin personal ante la prctica histrica. Corresponde al lector preguntarse de qu quera persuadirnos el Inca y qu modos utiliz con ese fin2.Precisamente debido a esta singularidad de La Florida interesa el anlisis de la configuracin narrativa de la historia como elemento determinante en la construccin del texto histrico, sin que esto signifique un rechazo del estatuto cientfico de la misma ni tampoco una reduccin de la historia a texto artstico. Para construir su discurso histrico el Inca utiliza una serie de presupuestos conceptuales a los cuales plegar la materia (los hechos). Entre ellos est la idea de la fama -aunque ya en el siglo XVI sta haba dejado de ser el objeto principal de la historiografa- que comparte un puesto central con el propsito de evangelizacin y expansin de la iglesia catlica. As en el proemio declara: me pareci cosa indigna y de mucha lstima que obras tan heroicas que en el mundo han pasado quedasen en perpetuo olvido. Y ms adelante aade:donde atendimos con cuidado y diligencia a escribir todo lo que en esta jornada sucedi; desde el principio de ella hasta su fin, para honra y fama de la nacin espaola, que tan grandes cosas ha hecho en el nuevo mundo, y no menos de los indios que en la historia se mostraren y parecieran dignos del mismo honor.

(Garcilaso 1982: 98-9)3

Estos principios revelan una actitud ideolgica muy similar a la que Vctor Frankl encuentra caracterstica de la espiritualidad europea en la poca de la Contrarreforma: la oposicin contra el individualismo propio del Renacimiento y el consecutivo redescubrimiento del "organicismo" social peculiar de la Alta Edad Media (Frankl 1963: 109). Pues, aunque la figura central sea Hernando de Soto, el libro no destaca slo sus hazaas, sino que refiere los hechos singulares realizados por el ms insignificante soldado; del mismo modo, no persigue exclusivamente la fama del Adelantado sino de toda la nacin espaola.Sin ser exclusiva, la bsqueda de lo verdadero puede considerarse otra marca de historicidad, al menos en lo que respecta a la intencin del autor. As lo manifiesta en el Proemio:El mayor cuidado que se tuvo fue escrivir las cosas que en ella se cuentan como son y passaron, porque siendo mi principal intencin que aquella tierra se gane para lo que se ha dicho, procur desentraar al que me dava la relacin de todo lo que vio, el cual era hombre noble hijodalgo y, como tal, se preciava tratar verdad en toda cosa. Y el consejo Real de las Indias, por hombre fidedigno, le llamava muchas veces, como yo lo vi, para certificarse dl ass de las cosas que en esta jornada passaron como de otras en que l se ava hallado.

(Ibidem: 99)

Adems de contar con el testimonio de Gonzalo Silvestre, el Inca coteja su historia con las Relaciones de Coles y Carmona y concluye que la diferencia no consista en los hechos que cuentan que son ellos mesmos sino en la manera de contar, en la ordenacin de la materia, tan decisiva como la veracidad misma; esto es lo que llama en el Proemio el modo historial. A aqullos no les preocupaba ni la sucesin temporal ni el orden de los hechos, tampoco la precisin geogrfica, tal vez porque no escrivieron con intencin de imprimir -sospecha el Inca. En cambio l tuvo buen cuidado tanto de los aspectos retricos como del complejo

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