De niña a mujer

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DE NIÑA A MUJERDE NIÑA A MUJER No podemos dejar de reconocer la necesidad de comprender la

constitución de las mujeres y de los hombres como una cuestión de género y debemos evaluar las implicancias que ese modo de constitución conlleva

Mabel Burin se preocupó por estudiar cuáles son las condiciones de la constitución de la subjetividad femenina y sus consecuencias a lo largo de la vida de las mujeres

Destaca dos factores a los que podríamos considerar de riesgo en la constitución del aparato psíquico femenino: por un lado, el funcionamiento deficitario del deseo hostil en las niñas y, por otra parte, sus dificultades en el juicio crítico basadas en los movimientos de apego con la madre que impiden regular las diferencias y semejanzas con ella.

Jessica Benjamín. Por un lado el deseo de reconocimiento como esencial en toda relación humana, y por otra parte un pormenorizado estudio acerca de las conductas de dominio y sumisión

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Niña en el camino de asunción de una Niña en el camino de asunción de una subjetividad deseante subjetividad deseante

¿Cómo acompañar a una niña en el camino de asunción de una subjetividad deseante si no franqueamos la entrada a esa experiencia de reconocimiento mutuo que la coloca en el lugar de sujeto activo deseante?

¿no resultan a veces iatrogénicas al dejar de lado o ignorar otros conflictos importantes en la constitución de la identidad de género y en el delicado balance entre ésta y la identidad sexual? Caso Ana

• La madre se presenta como débil y dependiente• Este padre presenta dificultades serias en su posicionamiento respecto de

la mujer que lo llevan a desvalorizarla y maltratarla.• Cada miembro pude sentirse valioso solamente a condición de denigrar y

controlar al otro• La oferta identificatoria que esta niña tiene a su alcance es siempre con

figuras desvalorizadas: la madre por impotente y pasiva y el padre por violento y denigrador• Ana presenta el acercamiento a un hombre como una situación

desventajosa para las mujeres. Es necesario defenderse y defender a otras

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Llama la atención la aparición de dobles que sugieren la existencia de un trastorno en la problemática de esta niña. ¿Se trata de dobles especulares que deben estar presentes cumpliendo la función de aquel otro que sostiene su propia imagen?

Pone así en evidencia uno de los trabajos a realizar a lo largo de su análisis: cómo ser mujer y qué clase de mujer se puede ser a partir de los significantes femeninos que le ofrece el mito de esta familia

La emergencia de lo pulsional se liga a lo peligroso Ana pone en juego tanto su relación con el padre como

representante del mundo externo y objeto de amor identificatorio, como su vínculo con el padre edípico

Ese amor identificatorio que, según Benjamín, todo niño y niña tiene la posibilidad de resolver esa singular paradoja en la que para ingresar en las relaciones intersubjetivas como sujeto deseante, necesita ser reconocido como independiente, justamente por aquellos de quienes depende

Caso Ana

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La falla del padre idealizado en proveer una respuesta de reconocimiento constituye un pivote en la formación de la subjetividad femenina. Cobra aquí importancia el proceso de desidentificación del padre respecto de su propia madre ya que la continua necesidad de afirmar la diferencia respecto de las mujeres hace para el padre más difícil el reconocimiento de su hija mujer que el del hijo varón.

Las mujeres deben enfrentarse con un paradójico requerimiento: separarse de su madre y, simultáneamente, identificarse con ella. En este aspecto, la solución para el dilema del deseo de la mujer debe incluir una madre articulada como sujeto sexual, alguien que expresa y asume su propio deseo.

Si las intervenciones de su analista logran rescatar ese deseo de reconocimiento, si permiten el acercamiento de esta niña a lo que este padre desvalorizado posee de recuperable para ella (es decir su lugar de sujeto deseante), seguramente habrán saneado ese camino prefijado en el mito familiar.

De esta manera, posibilitarán una elaboración de lo edípico que permita alcanzar una identidad sexual apoyada sobre la base de una identidad de género menos limitante desde el punto de vista del desarrollo subjetivo.

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UN APORTE AL ESTUDIO DE LOS UN APORTE AL ESTUDIO DE LOS TOCTOC El trastorno se definiría sintéticamente por: La presencia de obsesiones,

que consisten en pensamientos, impulsos o imágenes recurrentes y persistentes que se experimentan como intrusos o inapropiados, causan ansiedad y se reconocen como producto de la mente

Los casos: Clara, Julia y Martín

Acerca del diagnóstico La capacidad de secuenciar es un índice de salud y da cuenta de la

conformación de una superficie unificada que soporta la confrontación narcisista que el movimiento deseante propio y ajeno impone

Julia no puede jugar, quedando detenida en la fijeza de un primer tiempo eterno de orden detallista y asignación de roles, con negación de mi alteridad

Se trastoca el uso del objeto porque éste desaparece y no reaparece para ser transformado, poniéndose en riesgo la continuidad existencial del self y la exterioridad verdadera del objeto.

Con las categorías de presencia-ausencia aún tambaleantes, las formaciones obsesivas están al servicio de conjurar la muerte y la identificación con el objeto perdido.

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La metamorfosis puberal enfrenta a Clara con el gran desafío de inscribir un cuerpo genitalizado sobre la base de una escena originaria signada por la muerte y revela debilidades en la organización de su personalidad ante la tensión máxima de la conflictiva edípica

La integración del self unitario, según D. Winnicott, se produce en el desarrollo emocional primitivo a partir de un estado no-integrado, configurándose el mundo interno como mundo personal, mantenido en la fantasía, dentro de los confines del Yo y dentro de la piel del cuerpo, a partir de lo cual se discrimina lo bueno y lo malo dentro del self.

A modo de conclusión TOC, devela que dichos síntomas se configuran en cierto sentido como

una defensa frente a perturbaciones en la continuidad del self variables, polimorfas, extremadamente singulares, interpelando la polaridad conceptual y clínica Neurosis/Psicosis

Ciertas formaciones obsesivas estarían al servicio de detener, frenar el movimiento deseante porque subyacen angustias de aniquilación psicótica

El self se siente real y se integra toda vez que pueda surgir un impulso, sin sentido ni intención, en el marco de un medio que pueda sostener esa experiencia. El self se hace en el jugar. Y jugar es hacer

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EL MIEDO EN LOS NIÑOS COMO PARTE EL MIEDO EN LOS NIÑOS COMO PARTE DEL DESARROLLO NORMALDEL DESARROLLO NORMAL

Para Ajuriaguerra hay un "miedo normal" y un "miedo patológico", que según lo considera este autor correspondería a las manifestaciones fóbicas en la infancia

No hay psiquismo, o por lo menos exteriorización de psiquismo humano, sin una interacción con el mundo, que es lo que se ha llamado "relación objetal", que no siempre es fácil y totalmente estructurante y que sí obliga, muchas veces, a un intenso manejo de ansiedades

Este proceso discriminativo-estructurante, progresivamente es un verdadero proceso de una continua desimbiotización conducente a la individuación y al logro de una identidad personal.

Lo desconocido siempre "asusta", pero es a través de contactos y experiencias con lo "desconocido" que es posible aprender

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La separación conceptual entre ansiedad, angustia, separación, miedo, fobia y algunos cuadros de psicosis infantil no es, para muchos autores, tan clara y definitiva, y clínicamente, pueden también correlacionarse estas reacciones con los llamados "cuadros de pánico"

Anna Freud admite que, en general, los niños sufren menos sus síntomas neuróticos, pero acepta que los ataques severos de ansiedad son sentidos en forma muy intensa y señala que hay regresiones, aún en la infancia, egosintónicas y egodistónicas, y describe lo que denomina "miedos arcaicos" que son muy intensos y atemorizantes, pero que en cierto sentido contribuyen a estructurar la personalidad

Resulta así obvio que el tratamiento psicoterapéutico frente a casos más conflictivos y de mayor intensidad (casos que están en el límite entre miedo y fobia) es el más indicado. Si es posible, la orientación o el tratamiento psicoterápico de la pareja parental son altamente aconsejables

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La metáfora paterna indica que si bien lo que pide el niño está del lado de la necesidad o del amor, el deseo se sostiene por el Nombre-del-Padre, en la medida que introduce un límite, un borde, entre la madre y el niño, cercenando la acción fuera de ley del Deseo Materno (DM). Pero esta operación tiene un resto: toda metáfora paterna es fallida, de donde emerge el enigma del deseo del Otro.

Eric Laurent establece una distinción entre las estructuras clínicas a partir de la articulación de la escritura se trata de las diferentes posiciones del sujeto en relación al deseo del Otro. Las tres posibles significaciones que el niño toma en relación a la madre son: como síntoma (neurosis), como falo de la madre (perversión), o como objeto del fantasma materno (psicosis).

En la neurosis el niño cobra valor de síntoma; el Nombre del Padre se inscribe limitando el goce materno El síntoma del niño no representa la verdad del discurso de la madre, sino sólo en su articulación al padre; es decir, incluye la acción de la metáfora paterna

El discurso de los padres tiene una acción sobre el niño. Cuanto más pequeño son más claramente se vislumbra el efecto de alienación en el Otro de su propio discurso

LA METÁFORA PATERNA Y SUS LA METÁFORA PATERNA Y SUS VARIACIONESVARIACIONES

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La neurosis obsesiva: Ofelia Poco a poco las obsesiones se extienden y cobran una

nueva amplitud. Una nueva compulsión sustituye la palabra «boluda» y ocupa su lugar

Cómo se diseña con precisión su identificación yoica con el objeto de deseo de su madre, a la que se añade la serie metonímica de objetos: dinero, un objeto cedible (que ella tiene y no quiere dar), oro, un niño, ella misma. Por otra parte, la imposibilidad se sitúa en las trabas que le impiden desembarazarse de estas ideas

La constitución de esta neurosis obsesiva femenina está anclada en este lazo entre la madre y la hija, en el que Ofelia, protegiendo su identificación fálica, ocupa el lugar del hombre junto a su madre.

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La histeria: Elena Eric Laurent señala dos interpretaciones

diferentes: la de la madre y la de la niña. La madre piensa que la inquietud está ligada a un aborto espontáneo. Elena rápidamente pone al descubierto el enlace de su síntoma con la muerte de su abuela, de la que lleva el nombre

Laurent concluye acentuando la temática del amor al padre, fundamentalmente insatisfecho de esta niña, desde donde asume su deseo

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La fobia: Sandy Hay una alternancia regular de presencia-ausencia, con

juegos de amor y contacto con su hija que permiten la simbolización primordial. La madre juega a ocultarse y aparecer, y hace lo mismo con los chocolates que le trae

Lacan indica una progresión en el caso. Primero aparece la madre simbólica que permite la estructuración del mundo simbólico a través de la alternancia de presencia y ausencia. El afalicismo no introduce a la niña en el Complejo de Edipo (no viene del falo)

Fue necesario que la madre aparezca no solamente como alguien que podía faltar, sino que esta falta se inscriba a través de la manera de presentación: débil

La confrontación con la «castración de la madre» produce una «decepción» que la introduce en el Edipo. La fobia aparece en ese momento como suplencia a la falla en el circuito simbólico.

Para Sandy el desencadenamiento de la angustia se produce ante la falta de la función simbólica de la madre, que introduce la dimensión del enigma; la fobia aparece también como suplencia