De Qué Hablamos Cuando Hablamos de Empatía

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DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE EMPATÍA Santiago Lanzuela Gárate Resumen: La empatía es una capacidad socio-emocional que permite percibir, comprender y reaccionar ante los estados afectivos de los demás, pero al mismo tiempo es mucho más que una actitud prosocial. La empatía está de moda, quien más, quien menos la usa a diario para referirse y, paradójicamente, juzgar a unos y a otros por su poca o mucha capacidad empática. Y digo paradójicamente porque la empatía es y necesita, entre cosas, de ausencia de juicio valorativo. Por otro lado la empatía no es un don que poseen unos pocos y no es algo automático, es una actitud de escucha y acogida, si se quiere, una herramienta. En el momento en el que juzgamos a una persona o a un grupo de personas de, por ejemplo, carecer de empatía, evidentemente nuestra actitud no está siendo empática sino todo lo contrario, de jueza o inquisidora. De la misma forma, si a una persona la juzgamos como irremediablemente buena o carente de defectos tampoco vamos a poder establecer un contacto empático, ya que le estamos negando la humana realidad de los vicios y de las virtudes, lo cual impedirá la escucha y acogida de aquellos aspectos de la persona más oscuros o menos luminosos. Me resulta evidente, que en el noventa por ciento de las veces que alguien hace alusión a la trillada empatía se está refiriendo en realidad a las ideas de “simpatía” o “compasión”. Transcribo a continuación las definiciones según la RAE de estos tres conceptos: Empatía, simpatía y compasión, con la ilusión de poder aclarar un poco esta cuestión.

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Como abordar la empatia

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DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE EMPATÍA

Santiago Lanzuela Gárate

Resumen: La   empatía   es   una   capacidad   socio-emocional   que   permite   percibir,   comprender   y reaccionar ante los estados afectivos de los demás, pero al mismo tiempo es mucho más que una actitud prosocial.

La empatía está de moda, quien más, quien menos la usa a diario para referirse y, paradójicamente, juzgar a unos y a otros por su poca o mucha capacidad empática. Y digo paradójicamente porque la empatía es y necesita, entre cosas, de ausencia de juicio valorativo.

Por otro lado la empatía no es un don que poseen unos pocos y no es algo automático, es una actitud de escucha y acogida, si se quiere, una herramienta.

En el momento en el que juzgamos a una persona o a un grupo de personas de, por ejemplo, carecer de empatía, evidentemente nuestra actitud no está siendo empática sino todo lo contrario, de jueza o inquisidora.

De la misma forma, si a una persona la juzgamos como irremediablemente buena o carente de defectos tampoco vamos a poder establecer un contacto empático, ya que le estamos negando la humana realidad de los vicios y de las virtudes, lo cual impedirá la escucha y acogida de aquellos aspectos de la persona más oscuros o menos luminosos.

Me resulta evidente, que en el noventa por ciento de las veces que alguien hace alusión a la trillada empatía se está refiriendo en realidad a las ideas de “simpatía” o “compasión”.

Transcribo a continuación las definiciones según la RAE de estos tres conceptos: Empatía, simpatía y compasión, con la ilusión de poder aclarar un poco esta cuestión.

Empatía: Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo del otro. (Incide en mental y afectiva y añado yo el esfuerzo y concentración en la escucha que esto supone).

Simpatía: Inclinación afectiva entre personas generalmente espontánea y mutua. (Desaparece lo mental, es espontanea, no supone esfuerzo, al igual que la antipatía).

Compasión: Sentimiento de conmiseración o lástima que se tiene hacia quienes sufren penalidades y desgracias.

Con estas tres sencillas definiciones creo que se aclara bastante la diferencia.

La simpatía (o antipatía) y la compasión pueden, si no se es consciente de su influencia, resultar un obstáculo en lugar de un facilitador del encuentro empático.

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La empatía supone un esfuerzo de “vacío mental” de crítica y de juicio, que no de criterio, para poder escuchar sin obstáculos. Y nos encontramos aquí con dos conceptos fundamentales que también paso a transcribir:

Criticar: 2.tr. Censurar, notar, vituperar las acciones o conducta de alguien.

Criterio: 1. m. Norma para conocer la verdad. 2.m. discernimiento.

He seleccionado las acepciones que más se ajustan a lo que quiero transmitir para hacer notar la diferencia.

Se recomienda con frecuencia y vehemencia el desarrollo del “espíritu crítico” con el que yo estoy de acuerdo como idea abstracta general, pero creo que sería más correcto que promoviéramos el desarrollo del “Criterio”.

Criticar es muy fácil, es humano y va de la mano del juicio automático. Sin embargo, para tener criterio es preciso objetivar, medir, pensar, pausar, sentir. Es mucho más complicado.

Por lo que la crítica estaría relacionada con la dualidad más espontánea y afectiva simpatía-antipatía y la empatía más con el criterio, racional y afectivo.

Empatía y neuronas espejo

El sistema de neuronas espejo es un mecanismo fisiológico de resonancia motora que puede participar en la imitación, y también de manera indirecta en el contagio de las emociones, un sistema que a menudo se vinculó con la capacidad empática.

Sin embargo, los datos neurofisiológicos y neuropsicológicos actuales no avalan la idea de que este mecanismo sea responsable de la comprensión de las emociones y, en consecuencia, de la empatía.

No ha sido posible por tanto demostrar la participación del sistema de neuronas espejo en la sensibilidad interpersonal.