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ANUARIO 2007

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9 de Julio 365, 2000 RosarioTel.: (0341) 421-2227, Telefax: (0341) 424-0106

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ANUARIO 2007

LAS MUSICAS DE LOS CAMINOSDE SANTIAGO (IRCO-221)

EXTRACTO PARA EL PRESENTE ANUARIO: 5 CANTIGAS DE ALFONSO EL SABIO

1. NON É GRAN COUSA /CANTIGA N° 262. QUEN A VIRGEN BEN SERVIRA /CANTIGA N° 103

3. BEN COM’AOS QUE VAN PER MAR /CANTIGA N° 494. A MADRE DE DEUS /CANTIGA N° 184

5. DE GRAD’ Á SANTA MARIA /CANTIGA N° 253

PRO MUSICA ANTIQUA ROSARIO(Organismo del Conjunto Pro Musica de Rosario)

Director: CRISTIAN HERNANDEZ LARGUIA

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COMISION DIRECTIVA Y SINDICATURA

Silvio Carlos Scrimaglio, PresidenteMaría del Carmen Dall’Aglio, SecretariaAdrián Barrau, TesoreroPatricia Aldrich y María Florencia Pellejero, VocalesCristián Hernández Larguía, DirectorSusana Imbern, InvitadaMyrtha Sparn, Síndico

SOCIOS ACTIVOS 2007

Patricia Aldrich / Melisa Avecilla / Adrián Barrau / Ileana Beade / Carolina Bernardini / Mariela Bernardini / Ernesto Bianchetti / Ana María Bur / Amadeo Carlomagno / Irene Chaina / Matías Crosetti / Gabriela Cuscione / Ma. del Carmen Dall’Aglio / Diego Fernández Bantle /María Soledad Gauna / Marisol Gentile / Franco Giglione / Rodolfo Giglione / Guillermo González / David Guerrero / Carolina Helman / Cristián Hernández Larguía /Susana Imbern / Adrián Katzaroff / Manuel Marina / Juan Carlos Migliaro / Claudio Morla / Florencia Pellejero /Mariana Prendes / Silvio Scrimaglio / Myrtha Sparn / Clarisa Sukerman / Eduardo Talledo / Ana Venegas.

SOCIOS HONORARIOS

María Eugenia Barbarich - Jaime Botana EscuderoHaydée de de la Colina - Rubén de la ColinaIván Cosentino - Mario Hellwig

Irma Costanzo, Representante ArtísticoIván René Cosentino - IRCO VIDEO S.R.L., Editor FonográficoLaura María Sismondi, AdministradoraCtdora. Nélida de Miguel de Rossi, Asesora ContableMaría del Carmen Maronna, Secretaria Administrativa

FUNDACION PRO MUSICA DE ROSARIO

CONJUNTO PRO MUSICA DE ROSARIO

CONSEJO DE ADMINISTRACION

Roberto Moreno Condis, PresidenteMario Hellwig, SecretarioMaría Florencia Pellejero, TesoreraJaime Abut y Félix Baltzer, Vocales

Director General Artístico: Cristián Hernández LarguíaCoordinadora General: Susana Imbern

“Cantemos la Navidad con Cristián Hernández Larguía”Estadio Orfeo de Córdoba, el 17 de diciembre de 2006

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SUMARIO Pág.

Editorial

Rubén, el hospitalariopor Rubén Echagüe

Presentación del personaje

Alfonso X por Daniel Hisi

Alfonso El Sabio y Las Cantigas de Santa María por Claudio Morla

Un proceso inimaginable en el medioevo Iván Hernández Larguía

El Libro de Salinas por Eduardo Sohns

A 40 años de Arezzo Silvio Scrimaglio - José Paronzini

Pro Musica Antiqua Rosario

Pro Musica para Niños Rosario

Cristián Hernández Larguía

Sentido común y educación musical Violeta H. de Gainza

Instituto Pro Musica Rosario

Miscelánea

Fotografías: Daniel Dapari / Raúl “Bambi” García / Daniel Passerini / Archivo CPMRDiseño: Madrid & ZorzoliImpresión: Borsellino Impresos S.A.Colaboradores de esta edición: Rubén Echagüe, Daniel Hisi, Claudio Morla,Iván Hernández Larguía, Eduardo Sohns, José Paronzini, Violeta Hensy deGainza.Ilustración de tapa: Tapa del catálogo de la muestra de Alfonso X, Toledo1984, Museo de Santa Cruz.

Tirada: 1.500 ejemplaresTodos los artículos firmados se reproducen con expresa autorización de sus autores.

CONJUNTO PRO MUSICA DE ROSARIO9 de Julio 365, 2000 RosarioTel.: (0341) 421-2227, Telefax: (0341) 424-0106conjunto@promusicarosario.org.arwww.promusicarosario.org.ar

Se incluye un CD con Cantigas extractadas del CD Irco 221 “Las Músicas de los Caminos de Santiago” Sello CosentinoProductor y editor: Irco Video S.R.L.Av. Elcano 3837 (1427) Buenos Aires, ArgentinaTelefax: 54 (11) 4553-8646C y P 1997

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EDITORIAL ANUARIO 2007Desde el 1º diciembre de 2006 al 30 de noviembre de 2007

Dedicamos este Anuario 2007 al Rey Alfonso X de Castilla yLeón, apodado “El Sabio”. La idea surgió de una conversa-ción mantenida con el maestro Daniel Hisi durante su visitaanual a nuestra ciudad en diciembre de 2006. Se hablaba de laintolerancia reinante en el mundo actual y Daniel dio comoejemplo de tolerancia la figura y la obra de Don Alfonso. Laidea fue acogida con unánime entusiasmo y allí mismo se lesolicitó al Mtro. una colaboración para el presente Anuariosobre el tema. Posteriormente, y considerando las posibilida-des que brinda la personalidad del multifacético personaje,fueron invitados a abordar otros aspectos de su obra losMtros. Claudio Morla y Eduardo Sohns, y el Prof. IvánHernández Larguía.

Son autores de otros artículos de fondo la Prof. VioletaHemsy de Gainza (“Sentido común y educación musical”), elLic. Rubén Echagüe (“Rubén, el hospitalario”) y el Lic. JoséParonzini (“A 40 años de Arezzo”). A todos ellos nuestro sin-cero reconocimiento.

2007 ha sido un año celebratorio de tres importantes ani-versarios, ya que el Conjunto Pro Musica de Rosario cumpliósus 45 años de actuación ininterrumpida, el Instituto ProMusica Rosario, 35 y también conmemoramos 40 años desdeque obtuviéramos un Primer Premio en el Concurso PolifónicoInternacional de Coros de Arezzo (Italia).

Consideramos que los conciertos más trascendentes eimportantes de Pro Musica Antiqua fueron, sin duda, el reali-zado en el Auditorio Fundación de nuestra ciudad, organizadopor la Fundación Pro Musica de Rosario con un programaíntegramente dedicado a Johann Sebastian Bach y el ofrecidoen la Iglesia Santo Domingo, en Buenos Aires, en el marco delFestival “Antiguas Músicas del Nuevo Mundo II”. Ambosconciertos obtuvieron excelentes comentarios del diario porte-ño “La Nación”. Desde el punto de vista de la difusión insti-tucional, por su gran convocatoria, no podemos dejar de men-cionar los dos multitudinarios conciertos dedicados a laNavidad (Monumento Nacional a la Bandera y Estadio“Orpheo” de Córdoba) organizados por el Grupo AseguradorLA SEGUNDA.

Respecto de Pro Musica para Niños Rosario, creemos queel punto culminante del año fue la participación en el “8ºEncuentro Internacional de la Canción Infantil Latinoameri-cana y Caribeña” que tuvo lugar en Valparaíso y Viña delMar (Chile). Debemos destacar enfáticamente que ello fueposible gracias al entusiasta apoyo de la Fundación ProMusica de Rosario, que realizó las gestiones pertinentes parala obtención de los fondos necesarios ante la Municipalidad deRosario, la Gobernación de Santa Fe, el Consulado de Chile yla Empresa Aérea LAN.

En el Instituto de Educación Musical, se dieron algunoshechos dignos de resaltar y que nos llevaron a mejorar laorganización de cursos y clases. Como resultado de la inclu-sión de otros estilos musicales, que se sumaron a los que sedictan normalmente, aumentó el número de alumnos duranteeste ciclo lectivo, que se mantuvo a lo largo del año.Simultáneamente pudo apreciarse el creciente interés del alum-nado por el estudio de algún instrumento y por último, elgusto que se ha despertado en los adolescentes por la músicaantigua, uno de los objetivos de nuestro Conjunto.

Con nuestros mejores deseos para el 2008 aprovechamospara agradecer a todos aquellos que apoyan en forma perma-nente la obra del Pro Musica, como también a todos los quecolaboraron haciendo posible la publicación de este Anuario.

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Casi todo el esfuerzo que realizamos a lo largo de nuestra vidaestá encaminado a modificar el curso natural de los aconteci-mientos, para adaptarlo a la singularidad de nuestros propósitos.

Pero en la mayoría de los casos este esfuerzo languidececomo una semilla infértil, ya que, como lo apunta Maeterlinckrefiriéndose a una batalla napoleónica –y lo mismo puede afir-marse de la batalla de la vida–, ésta “sigue su curso trazadopor la naturaleza, como un río que corre sin hacer caso delgrito de los hombres reunidos en sus riberas”.

Digo esto, porque nuestro angustiado clamor –en las ribe-ras de un devenir inexorable– para retener a Rubén de laColina un poco más entre nosotros, fue vano.

Todos queríamos seguir disfrutando de las muchas formasde hidalguía que Rubén cultivó, y que no sólo proceden delazar del nacimiento.

Queríamos seguir regocijándonos con su humor ácido y suconversación inteligente, queríamos que nos siguiera instru-yendo –con vasta erudición– sobre la música de Satie, la soli-dez teológica del Románico o la levedad profana delImpresionismo, y hasta queríamos volver a ser sus alumnos enBellas Artes para oírlo ironizar sobre su propio apellido, con-tándonos que tenía –¿una prima?– llamada “Zoila Pastora dela Colina”.

Y si para comenzar estas líneas he tomado prestado el títu-lo del bellísimo cuento de Flaubert “La leyenda de San Juliánel Hospitalario”, es porque también queríamos retener aRubén –tal vez egoístamente–, para seguir gratificándonos conel regalo de esa hospitalidad que él y Pituca pulieron, hastaconvertirla en un arte peregrinamente exquisito.

(¿Acaso no son también hospitalarias sus modestas iglesitasencaladas, y esas xilografías que revelan el absoluto dominiode un oficio tan brillante como recatado, de paciente artesanomedieval?).

Pero a decir verdad, Rubén, de lo que no podremos conso-larnos es de haber perdido, para siempre, la hospitalidad –sinlímites– de tu noble y generoso corazón.

Rubén Echagüe

RUBEN, EL HOSPITALARIO

Rubén de la Colina en su taller.

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“Robianesca”, xilografía realizada por Rubén de la Colina para un programa del Coro Estable de Rosario.

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El siglo XIII fue un siglo de profundasrenovaciones y de nuevos encauzamientosde la vida toda. Dos hechos destacan con elmayor empuje en este trascendental movi-miento: uno, el afianzamiento de las nacio-nalidades de los diversos países y el carác-ter de sus monarquías hacia el mandoabsoluto a favor del pueblo, sus súbditos,contra los señores feudales; otro el produci-do por la exclaustración de la vida intelec-tual con la creación de las Universidades:con ello se consolidan y fijan los nuevosidiomas derivados del latín, las llamadaslenguas romances, que dan lugar a la apari-ción de las literaturas genuinas.” (1)

La figura de Alfonso X de Castilla, sobrenom-brado el Sabio, es sin duda, gigantesca en elaspecto cultural y científico, no en vano se le hallamado “Emperador de la Ciencia y la Cultura”.Sin embargo es también un caso evidente de lainadaptación de un intelectual a la vida activa ypolítica que le exigía su elevado cargo.

Nacido en Toledo en 1221, desde joven sueducación fue excepcionalmente esmerada en elaspecto cultural: las materias del “estudio gene-ral” le fueron familiares: lógica, gramática, retó-rica, aritmética, geometría, música, astronomía,derecho. Conocía perfectamente el árabe y ello lellevó a ordenar la traducción de la colección deapólogos titulada Calila e Dimna. Su gusto porlas piedras preciosas y su curiosidad por la rela-ción de éstas con los signos astronómicos lehacen ordenar, desde infante, la redacción de ElLapidario. También fue diestro en las artes de laguerra y “mañoso en la caza”; ya que ésta nosólo es útil para la salud sino “arte e sabiduría deguerrear et de vencer”.

“Fue un príncipe no ajeno a las andanzasde la guerra, de espíritu extraordinario,amante de las bellas artes, cultivador de lasciencias jurídicas y astronómicas y en reali-dad, un hombre de su tiempo, que si reali-zó en España una obra colosal, es tan sóloel representante en esas tierras del renaci-

PRESENTACION DE NUESTRO PERSONAJE

Cantiga 1. Entre arquerías góticas aparece el Rey Alfonso el Sabio sentado bajo el arco centralcon un libro abierto sobre una mesa; en los dos arcos inmediatos, a derecha e izquierda, dosmancebos escriben las cantigas que el monarca les dicta; en el último arco a la derecha del Reyhay tres músicos con vihuelas; y en el de su izquierda, cuatro cantores. En esta cantiga Alfonso Xse declara trovador de la Virgen y refiere los Siete Gozos de la Madre de Dios.

(1) López Serrano Matilde; “Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, Rey de Castilla”. Madrid: Patrimonio Nacional, 1974.

(2) Ballesteros, Antonio; citado en “Cantigas...”

miento intelectual del siglo XIII, la época de los glosadores, de lasUniversidades, de la Escolástica, de los trovadores provenzales, …” (2)

La reconocida sabiduría de Alfonso X consistió, sin duda, en ser el grantrasmisor de la cultura oriental, no sólo a las tierras hispanas, sino alOccidente todo. Continuando la gran labor del arzobispo Don Raimundo,iniciador de las célebres traducciones toledanas, el rey castellano supo esco-ger como colaboradores a lo más especializado del mundo intelectual de su época –ya cristiano, ya moro, ya judío– y lograr un ingente legado deciencia y cultura.

Respecto a la tan discutida intervención del Rey Sabio en la redacción desus obras, en las que intervino más o menos directamente, arrojan luz suspropias palabras de la General Estoria: “Así como dijimos muchas veces: elrey hace un libro, no porque él lo escriba con sus manos, sino porque com-pone las razones de él, o las enmienda y yegua y endereza, y muestra lamanera de cómo se deben hacer, y así se escriben las que el rey manda…”(pág. 12)

Para llevar a cabo su excepcional labor cultural, Alfonso X dio muestrasde un incansable y esforzado tesón, en el que no escatimó esfuerzo algunoen ningún aspecto, dirigiendo, enmendando, escribiendo y procurándose élmismo las fuentes y obras necesarias para sus trabajos. Así lo prueban inte-resantes recibos de varias obras que le fueron prestadas por losMonasterios de Santa María de Nájera y de Albelda, y también por elcabildo de Ávila. Estos recibos aún conservados, acreditan su afán de cono-cimiento e investigación, llegando incluso a aceptarlos del propio monarca,que en uno de los citados documentos declara: “Sepan quantos esta carta

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“Quiero que sostengan y defiendan la tolerancia mutua, quedefiendan esta actitud liberal al tratar con otras opiniones”

Alfonso X

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vieren, como yo Don Alfonso, por la gracia deDios Rei de Castilla, de Toledo, de León: otorgoque tengo de vos el Prior y convento de SantaMaría de Nájera, prestados estos libros…”

- o -

Para darnos sólo una idea aproximada de laimportancia de la multifacética y monumentalobra del Rey Sabio, damos a continuación un lis-tado de algunas de esas obras, a las que hemosagregado una breve descripción o comentario:

Cantigas de escarnio y maldecir

Son composiciones satíricas y, como las cantigasde Amor, se apoyan en la tradición del sirventes(3) provenzal. Se trata de invectivas procaces,ingeniosas y cómicas, dirigidas, en su forma típi-ca, contra una víctima a la que se nombra. No esraro que un mismo poeta alternara poemas deamor idealizado y la sátira (Alfonso X es unbuen ejemplo de ello). Dice el musicólogo español Juan José Rey:

“El carácter clerical de los musicólogos quehan estudiado el repertorio alfonsí han conside-rado tópicamente como “poco interesantes” lascantigas profanas del rey Sabio (Cantigas deescarnio y maldecir). Pecadillos de juventud sedice. A pesar de todo, deben considerarse comosus escritos más personales. Cierto que nos hanllegado sin música, pero a través de ellos se nostransmite la personalidad del rey menos mediati-zada que en ningún otro documento. Lo queocurre es que los prejuicios morales victorianoscreen ver pecados contra todos los mandamien-tos, blasfemias y lujurias sobre todo, en numero-sas expresiones y costumbres vigentes en la cortede entonces. Por cierto que en las mismísimasCantigas de Santa María se narran tambiénsucesos bastante escabrosos, sin que nuestropoeta-rey parezca esbozar censura alguna. LaVirgen tampoco parece escandalizarse de algunos

Página del Códice b.I.2. de El Escorial con la cantiga 10 (de loor).Folio 39 v. Vihuela de arco (fídula). Guitarra latina o Guitarra.

(3) Un tipo de canción compuesto por los troubadours y trouvères donde el tema trataba de la moralidad y de los sucesos políticos.

pecados nefandos y pone solución final a los problemas con espíritu com-prensivo. Olvidar todo esto y disponerse a una interpretación de lasCantigas desde una perspectiva pía y mojigata…” nos llevaría a aplicar cen-sura a muchas de ellas.

Cantigas de Santa María (pág. 15)

En su estudio sobre la música de las Cantigas, monseñor Higinio Anglés llegaa decir: “Si España no tuviera otras glorias musicales, bastaría ésta paraque su nombre pudiera figurar al lado de las grandes naciones cultas de laEuropa medieval…”

Menéndez y Pelayo, por otra parte, ha resumido así todos los valores delas Cantigas: “…no son solamente un libro literario, un cancionero comotantos otros; son principalmente una especie de Biblia estética del sigloXIII en la que todos los elementos del arte medieval aparecen enciclopédi-camente condensados”.

Escuela de Traductores de Toledo (pág. 12)

Toledo fue un importante centro propagador de cultura en época deAlfonso X. La Escuela de Traductores existía desde los años en queRaimundo fue arzobispo, pero sólo cuando nuestro rey la tomó bajo sumando, el castellano pasó a ser idioma privilegiado. Se reunían allí lossabios judíos, musulmanes y cristianos que traducían y compilaban textoscientíficos y legales bajo la mirada supervisora del rey.

Espéculo

Su nombre real fue “Espejo de todos los Derechos”, no fue publicado ofi-cialmente y lo conocemos gracias a un manuscrito incompleto que sigue elmismo orden que el Código de Justiniano. La obra presenta un cierto para-lelismo en materias y analogía de plan con las Partidas habiendo inclusocoincidencias textuales, lo que hace pensar que fue un borrador o antepro-yecto de esta obra. El propósito de Alfonso X era dar a Castilla un Derechoúnico y territorial.

Fuero Real

Es la única obra que se publicó en vida del rey y narra el propósito quetenía el monarca de abolir la multitud de fueros particulares castellanos yleoneses.

General Estoria

En la General Estoria se relata la Historia del mundo, dividiéndola en seispartes, según los Cánones de Eusebio de Cesárea. Incluye los hechos deEgipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia, Roma, los reyes de Inglaterra y laHistoria de España antes del Nacimiento de Jesucristo.

Honorable Consejo de la Mesta

En el terreno económico Alfonso X facilitó el comercio interior con la con-cesión de ferias a numerosas villas y ciudades. El rey estableció un sistemafiscal y aduanero avanzado que potenció los ingresos de la Hacienda regia.La más conocida disposición del rey sabio en asuntos económicos fue elreconocimiento jurídico del Honrado Consejo de la Mesta, institución aglu-tinadora de los intereses de la ganadería trashumante del reino.

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las constelaciones en suépoca. Algunos de estoslibros están dedicados ala construcción y el usode diversos instrumentosde observación astronó-mica o de diversos tiposde relojes. Se incluyentambién las famosasTablas Alfonsíes.

Miniaturas que ilustran las Cantigas de Santa María.

Los milagros narrados en las Cantigas van acom-pañados de miniaturas que, a manera de tirascómicas, ilustran la narración de dichos milagros.

Paul Durriei, que admiró sobremanera estecódice, expresa: “Sus numerosos cuadros diferen-tes no son de género trivial, con cuatro o cincopersonajes a lo más, como Biblias historiadasfrancesas hasta fines del siglo XIV, sino composi-ciones desarrolladas con increíble variedad,donde aparecen a menudo numerosos actores(personajes), llenos de vida, de animación y deespíritu. La ejecución de estos personajes es deuna ligereza encantadora, …, con actitudes exac-tas, con movimientos llenos de naturalidad. Elmismo desnudo, cosa rara en la época, denotauna ciencia relativa. Y qué preocupación por el detalle, qué graciosa exactitud en la figuraciónde todos los accesorios: trajes, armas, instrumen-tos, músicos, navíos, orfebrería, muebles, objetosde arte, cuadros incluso, retablos, altares, etc. Elarqueólogo y el historiador encuentran allí elmás rico de los campos. Una particularidad local(el mudejarismo) acaba de dar un interés excepcio-nal a las composiciones.”

Por su parte Domínguez Bordona manifiesta:“Aparecen también allí personajes de toda condi-ción social: hombres y mujeres, religiosos y lai-cos, cristianos, moros y judíos, reyes, comercian-tes, señores, mendigos, …Esas miniaturas nosenseñan cómo se peleaba y cómo se administrabajusticia, cómo se navegaba y se practicaba elcomercio; se refieren unas veces a los esplendoresdel culto religioso, ya a la brillantez de los depor-tes, mostrándonos a los hombres de entonces enla animación de la calle, en las faenas campesi-nas, en el ejercicio de las artes plásticas y musica-les, en las interioridades del hogar. Son, en fin,expresión gráfica completa de la vida medievalen la paz y en la guerra, en las ciudades y en elcampo, en la tierra y en el mar, en las relacionespúblicas y en la intimidad de la familia. El minia-turista ha relatado con la misma precisión dedetalle, con igual pintoresca exactitud, las esce-nas solemnes, las humildes y aún las irreverentesy escabrosas, matizándolas en ocasiones connotas de encantador humorismo. Su riqueza enrepresentaciones de trajes, armas y hasta repro-ducciones de tapices, altares, retablos y cuadros,hace de los códices del Rey Sabio verdaderostesoros documentales para la arqueología espa-ñola medieval.”

Vale recordar que la ganadería trashumante se adecuaba a las condicio-nes existentes en Castilla durante los siglos XII y XIII. Dentro de la trashu-mancia alcanzó un protagonismo indiscutible el ganado ovino. En inviernolos rebaños iban hasta los pastizales del valle de Guadiana al sur, y en vera-no volvían a las zonas montañosas del norte. El paso del ganado en tan lar-gos recorridos ocurría a través de diversos territorios y determinaba perma-nentes conflictos. Nacieron así reuniones locales de pastores –las mestas-que defendían sus intereses y resolvían los pleitos. Con Alfonso X se creó elHonrado Consejo de la Mesta que adquirió reconocimiento jurídico y reci-bió numerosos privilegios como la libertad de paso para el ganado y la con-servación de las cañadas.

Lapidario

En él se estudian las piedras preciosas y sus virtudes que dependen de losSignos del Zodíaco. “El propio Alfonso redactó la parte formal, que es delo más bellamente escrito en prosa en la centuria décimotercera”.

Libro de Ajedrez, Dados y Tablas

Comienza el códice con un precioso y personal prólogo, en el que AlfonsoX, con genial visión de la filosofía del “tiempo libre”, explica la razón porla que mandó hacer este Libro. “Dios quiso dar a los hombres toda clase dealegrías en la vida para que, disfrutando de ellas, lograsen soportar mejorlas penas y trabajos que pudieran sobrevenirles. Y los hombres buscaronmuchas y muy diversas maneras para que esta alegría pudiesen aver compli-damente”.

El rey establece la división fundamental de todos los juegos, entre losque son de movimiento y los que son sedentarios.

Entre los primeros distingue los de a caballo: tirar con lanza, ballesta yarco, etc., y los de a pie: esgrimir, luchar, correr, saltar, jugar a la pelota, etc.

Entre los segundos,“los que se fazen seyendo”: ajedrez, dados, tablas,escaques, alquerque de nueve, triga, etc., tan indicados para las mujeres que“non cavalgan e estan encerradas”, o para los hombres que son “viejos efracos (débiles)”, o para los que están “en prisión o en cautiverio o que vansobre el mar”, y, en general, para todos aquellos que tengan forzosamenteque “fincar en las casas”, que con esta serie de entretenimientos puedandistraerse y no estar “baldios”.

Libros del saber de Astronomía

Los 16 libros que constituyen esta obra única, atestiguan un uso muy tem-prano de una lengua “vulgar” para materias científicas y representan elesfuerzo del monarca por crear una obra astronómica original que contri-buye de forma esencial a la renovación experimentada por la iconografía de

Alfonso X, con corona y manto real, dicta el Libro de los Dados.

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Astrolabio, siglo XIII.

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Reforma judicial de Alfonso X

Desde el siglo XIII, por la labor de Alfonso el Sabio, las viejas prácticas deljuramento expurgatorio y de las ordalías fueron desplazadas en favor deuna utilización de las pruebas testifical y documental. El rey comenzó amejorar la administración de la justicia al cambiar el procedimiento oralpor el escrito y exigir que los jueces juzguen con las leyes y no según sualbedrío. El Rey Sabio trajo a su reino un sistema más justo, legal y razona-ble para que la gente común recibiera lo que merecen y no sufrieran deerrores judiciales.

Gracias a la sabiduría y los esfuerzos de Alfonso X, varios tratados degran importancia fueron instituidos. Por ejemplo, instituyó un tribunal dela Corte con jueces permanentes que quedó organizado en las Cortes de1274. Este establecimiento impidió a la nobleza llevar sus causas particulares.

Cantiga 64. «Cómo un caballero se casó con una doncella muy hermosa.Cómo un señor le mandó decir por una carta suya que se fuese a servirlo.Cómo el caballero encomendó su mujer a Santa María para que la guardase de deshonra.Cómo un caballero rogó a una alcahueta que le hiciese poseer aquella dueña.Cómo la dueña no pudo calzar ni descalzarse el zapato que le dio la alcahueta.Cómo retornó de la hueste el marido de la dueña y le descalzó el zapato.»

Setenario

Esta heptología pertenece al último tercio del rei-nado del Rey Sabio, y tal como refleja su texto,la obra fue un encargo de su padre Fernando III,con el fin de reformar los comportamientos polí-ticos y jurídicos de los reyes y sus vasallos.

Siete Partidas (o simplemente Partidas)

Se trata de un cuerpo normativo redactado con elobjeto de conseguir una cierta uniformidad jurí-dica en el Reino. Se considera el legado másimportante de España a la historia del Derecho yes un tratado de Derecho Civil, Penal yEclesiástico. Se las ha calificado “Enciclopediadel Derecho” pues tratan, además, temas filosófi-cos, morales y teológicos, aunque el propio textoconfirma el carácter legislativo de la obra que sedictó –para que solamente por ellas se juzgara–en vista de la confusión y abundancia normativa.

Tablas Alfonsíes

Contiene unas tablas astronómicas donde se danlas posiciones exactas de los cuerpos celestes.También consignan el movimiento de ellos sobrela eclíptica. El objetivo de ellas era proporcionarun esquema de uso práctico para calcular la posi-ción del Sol, la Luna y los Planetas. La influenciade las Tablas abarcó a toda Europa y fueron deuso práctico en la navegación hasta bien entradoel siglo XVI. De hecho Cristóbal Colón hizo usode ellas. Llegaron también a servir, incluso, comobase de los descubrimientos de Copérnico, queson los que llevan en definitiva a los de Galileo.

Universidad de Salamanca

El origen de la Universidad de Salamanca puederastrearse alrededor de 1130 en unas Escuelas dela Catedral. En 1218 Alfonso IX de León conce-de la categoría de Estudio General a esasEscuelas debido a la calidad de sus enseñanzas.Este título de Estudio General manifiesta lavariedad de las enseñanzas impartidas, su carac-terística no privada (abierta a todos) y la validezde sus títulos.

Bajo el reinado de Alfonso X se transformó deEstudio General en Universidad, dándole el Reysus primeras ordenanzas, dotando sus primerascátedras estables, como la de música, y creandoel cargo de Bibliotecario retribuido por laUniversidad y encargado de mantener ejemplaresactualizados para la consulta. La de Salamancaes la primera Universidad de Europa que tomaeste nombre y que cuenta con Biblioteca Pública.

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PROLOGO

Afortunadamente, para los puristas del idioma, la Real Acade-mia Española (RAE) admite la palabra “contextualizar”, a laque define como la acción de “situar en un determinado con-texto”. Será muy importante tenerla presente durante la lectu-ra de las líneas que siguen. La advertencia puede parecer unaperogrullada, pero la mítica figura de Alfonso X, definida ensu contexto temporal y espacial, se vuelve menos ideal ymenos anecdótica. Tal vez pierda ciertos contornos caballeres-cos, pero sin duda ganará en sustancia y se nos revelará en suverdadera dimensión.

Alfonso X, hijo de Fernando III, el Santo (1) (1201-1252) yBeatriz de Suabia (2) (1205-1235), nació en Toledo el 23 denoviembre de 1221. Su reinado (1252-1284) transcurrió en elmarco del prolongado proceso de reconquista y unificación de losreinos peninsulares. En ese contexto, la ampliación de las fronte-ras del reino era un objetivo irrenunciable, y los medios paralograrla incluían la diplomacia, los matrimonios y las guerras.

LA EXPANSION TERRITORIAL

Además del trono de Castilla y de León, Alfonso heredó de supadre una política expansionista. Tras su coronación en 1252,inició una intensa campaña bélica y diplomática para ampliarlos territorios heredados e impulsar la reconquista. Su bodacon Violante, hija de Jaime I de Aragón, convirtió a éste en sumejor aliado. Tejió sus lazos políticos en el Algarve (Portugal),casando a su hija bastarda, Beatriz, con Alfonso III dePortugal, y en el condado de Gascuña, casando a la infantaLeonor con el heredero inglés Eduardo. En Navarra el proble-ma era más complejo. El heredero del trono, Teobaldo II, eramenor de edad. Ante esta situación, Alfonso X reclamó susderechos sobre el reino navarro y ello generó un conflicto deintereses con su suegro, porque Navarra era una zona deinfluencia de esas dos monarquías en constante expansión. Lacuestión navarra acabó con la mediación de Jaime I y el vasa-llaje de Teobaldo II al monarca castellano. Sus constantesempresas de expansión territorial lo llevaron a emprender unacampaña de castigo contra la costa africana, que condujo a la

toma e incendio de Salé en 1260. Los reinos de Niebla, Jerez yCádiz también fueron tomados. Con la caída de los últimosreinos de taifas (3), el poder musulmán quedaba reducido alreino de Granada. Su rey, Muhammad I, llamó a la insurrec-ción de los mudéjares (4) asentados en el valle del Guadalqui-vir. Estos protagonizaron un levantamiento en cadena enAndalucía y Murcia que fue sofocado dificultosamente en1264 gracias a la ayuda de Jaime I. Sin embargo, la estabili-dad de los reinos estaba lejos de ser alcanzada. Un problemamucho mayor se presentaría en 1275, cuando los benimerines (5)

desembarcaron en la península tras la llamada del rey deGranada, y consiguieron llegar hasta las puertas de Sevilla.Después de muchos reveses, la intervención del infante Sanchofrustró la invasión nordafricana.

LOS PROBLEMAS INTERNOS

Durante muchos años, Alfonso X había estado más preocupa-do por lo que ocurría en Roma respecto de sus aspiracionesimperiales, que por la turbulenta situación política en sus rei-nos. Su gobierno se apoyaba en un poder compartido con lanobleza. Esta, siempre proclive a la conspiración, buscaba ladebilidad real para imponer y aumentar sus prerrogativas. En1255, Fadrique de Borgoña, hermano de Alfonso X, participóen una rebelión encabezada por otro de sus hermanos,Enrique de Castilla. Aplastada la revuelta, Fadrique se exilióde Castilla en 1260. Tras 12 años de exilio se reconcilió conAlfonso y volvió a Castilla, donde el rey lo acogió como unode sus consejeros. Sin embargo, Fadrique se implicó en unaconspiración sucesoria contra el monarca, quien lo hizo ejecu-tar secretamente en 1277.

Las exigencias económicas derivadas de las negociacionespor el Imperio suponían una pesada carga para las finanzasdel reino; la inflación y la devaluación de la moneda no se so-lucionaban con leyes suntuarias; la creación de ferias y la con-centración de los ganaderos de Castilla y León fueron medidasimportantes para la economía de su reinado y el de sus suceso-res, pero no suficientes. El poder real sufría un revés tras otro;a los levantamientos de una nobleza cada vez más insatisfechay ambiciosa se sumó la supresión del vasallaje de Portugal.

ALFONSO X

Por Daniel Hisi

(1) En 1671 el Papa Clemente X lo canoniza, y pasa a ser el primer rey español elevado a la santidad.

(2) Su padre Felipe de Suabia, de la Casa de Suabia-Hohenstaufen, consiguió ser coronado en dos oportunidades como Rey de Romanos, o sea aspirante al trono del Sacro Imperio Romano Germánico, pero no logró la Coronación como tal.

(3) Pequeños reinos en que se dividió el califato de Córdoba tras el derrocamien-to de Hisham III y la definitiva abolición del califato en 1031.

(4) Musulmanes españoles que permanecieron viviendo en territorio conquistadopor los cristianos, y bajo su control político. Durante la Reconquista, que se prolongó hasta el final de la Edad Media, pudieron mantener su religión, su idioma y sus costumbres. Al comenzar la Edad Moderna fueron obligados a convertirse al cristianismo y se los llamó moriscos.

(5) Castellanización de Banu Marin, la principal dinastía bereber surgida tras la caída y destrucción del Imperio Almohade, que gobernó gran parte del Magreb a partir de 1268.

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LOS CONFLICTOS DE SUCESION

Los últimos años del reinado de Alfonso X fueron especial-mente sombríos. Desde 1272, un sector de la alta nobleza seenfrentó a la corona. Por añadidura, la muerte en 1275 delinfante Fernando, primogénito entre los 10 hijos legítimos deAlfonso X, abrió un enconado pleito de sucesión. Los hijos delinfante fallecido, los infantes Alfonso y Fernando de la Cerda,pugnaron por la sucesión a la Corona con el infante Sancho,segundogénito de Alfonso X, que según el derecho consuetudi-nario castellano debía acceder al trono. El rey apoyaba lasaspiraciones de su nieto Alfonso, ya que por influjo delDerecho Romano, Las Partidas fortalecían los derechos de loshijos del primogénito. Ante esta incoherencia legislativa, frutode la indecisión del monarca, y en vista de la cercana posibili-dad de desmembramiento del reino, Sancho conspiró contrasu padre y obtuvo el apoyo de la nobleza. En esta situación deguerra civil, Alfonso X se quedó casi solo, recluido en Sevilla.A este conflicto se le sumaron otros similares en Navarra,donde el hecho de que el heredero fuese menor de edad alenta-ba las ambiciones francesas sobre ese reino. A pesar de que elrey había desheredado a don Sancho, a la muerte de AlfonsoX su testamento fue invalidado y el infante accedió al tronocomo Sancho IV, el Fuerte.

LA EMPRESA DE SU VIDA

El objetivo más ambicioso de Alfonso X fue su aspiración a lacorona del Sacro Imperio Romano Germánico, proyecto alque dedicó más de la mitad de su reinado. En 1250, la muertedel emperador Federico II había dejado vacante el trono delSacro Imperio. Los últimos emperadores habían sido miem-bros de la familia Hohenstaufen. Como hijo de Beatriz deSuabia, Alfonso X tenía unos teóricos derechos a la sucesión;teóricos porque el trono imperial era electivo y no hereditario,y porque el oro y la voluntad papal definían la elección. Elsueño imperial de Alfonso pareció materializarse cuando Pisa,

ciudad contraria al poder papal, le ofreció el trono imperial.Pero Alfonso X no era el único aspirante. Ricardo deCornualles, hermano de Enrique III de Inglaterra, también eracandidato. El rey castellano intentó esgrimir argumentos queposibilitaran su elección. Estos argumentos eran el beneplácitodel Papa, que en realidad nunca obtuvo, y los recursos econó-micos de Castilla, que fueron denegados sistemáticamente porunas Cortes contrarias a la voluntad real, dado que la cuestióndel Imperio no era bien vista en Castilla. No obstante, elmonarca perseveró en su idea; sus legados estuvieron casiconstantemente en Roma, aunque sin éxito. Ningún pontíficetuvo predilección por él. Su firme defensa de una concepciónlaica del poder real, su inclinación hacia la astronomía y otrosconocimientos que suscitaban la desconfianza de la Iglesia yde ciertos sectores sociales, así como su apoyo al partido gibe-lino italiano, opuesto al Papado, fueron aspectos perjudicialespara su candidatura. En 1272 se produjo la muerte de Ricardode Cornualles, lo que suponía un allanamiento del caminopara el pretendiente castellano. Vana ilusión, porque el papaGregorio X estaba decidido a impedir su elección, hecho quese consumó con la proclamación de Rodolfo de Habsburgocomo Rey de Romanos en el año 1273. Después de tantosaños, la indiferencia de los electores alemanes, la apatía delVaticano y la hostilidad de las Cortes acabaron con el primersueño imperial castellano; el segundo y definitivo sería el deCarlos V.

LA IMPRONTA DEL SABIO

Las grandes empresas del rey sabio sucumbieron a su propiopeso. A los nefastos resultados de su política interior y exte-rior y a sus fracasos bélicos, diplomáticos y personales, se con-traponen iniciativas económicas, legislativas y culturales sinprecedentes en los reinos cristianos. Si bien su labor políticafue controvertida, su labor cultural se destacó brillantemente,sobre todo si, como se advierte al comienzo de estas líneas, sela considera en aquel singular contexto temporal y espacial.

Joven, de gótico atavío, juega con bella morisca, de pintadas manos. Libro de Ajedrez, Dados y Tablas de Alfonso X el Sabio.

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En el terreno económico, Alfonso X facilitó el comerciointerior del reino mediante la concesión de ferias a numerosasvillas y ciudades. Estableció un sistema fiscal y aduanero avan-zado que mejoró los ingresos de la Hacienda regia. La másconocida disposición del rey sabio en asuntos económicos fueel reconocimiento jurídico del Honrado Concejo de la Mesta,institución aglutinadora de los intereses de los pastores deCastilla y León. Su labor legisladora, una de las facetas másimportantes de su reinado, estuvo indisolublemente ligada a laintroducción en Castilla y León de elementos del DerechoRomano. Por iniciativa del rey se organizó un formidable cor-pus de textos jurídicos, tanto doctrinales como normativos.Sus obras más significativas en este terreno fueron el FueroReal (6), el Espéculo (7) y las Siete Partidas (8).

Las grandes realizaciones del monarca en el campo de lacultura le merecieron con justicia el apelativo de sabio. Lanota más singular de su empresa humanista fue la vinculaciónde Oriente con Occidente, que generó en la Corte de Castillauna simbiosis cultural entre elementos cristianos, musulmanesy judíos. La fructífera colaboración entre intelectuales de lastres culturas tuvo su máxima expresión en la Escuela deTraductores de Toledo. Dentro de esta magnífica empresa cul-tural brilla con luz propia la astronomía, cuya obra másimportante fueron las Tablas astronómicas alfonsíes (9), elabo-radas en 1272. Además, el rey sabio promovió escuelas de tra-ductores en Sevilla y Murcia, donde reunió a intelectualesmusulmanes, judíos y cristianos con el propósito de recopilary traducir al castellano todo el saber de su época. El soberanodignificó el castellano utilizándolo en obras tales como laEstoria de España (10), la Grande e General Estoria, losLibros del saber de astronomía (11) y el Lapidario (12). El reysabio creía que el conocimiento era un medio para la supera-ción del hombre y que el saber debía ser escrito y difundidopara que no se perdiera. Convirtió a su corte en un centro lite-rario, y él mismo cultivó la poesía en lengua galaico-portugue-sa, en cuyo contexto destacan sus espléndidas Cantigas deSanta María. El soberano, considerado también el primer pro-sista de la literatura en castellano, impulsó considerablementelos estudios musicales. En el terreno recreativo merece mencio-narse el Libro del axedrez, dados et tablas (13) acuñado en lostalleres alfonsíes. Por iniciativa del rey se realizó la primerareforma ortográfica del castellano, que él adoptó como idiomaoficial del reino en detrimento del latín.

Ahora bien, Alfonso no fue el único rey medieval dedicadoa las altas especulaciones del espíritu. Tuvo predecesores enotros países, e incluso en España. Su mérito radica en haber

realizado el mayor trabajo historiográfico de la Edad Mediaen su Estoria de España y su Grande e General Estoria, y enhaber recopilado en Las siete partidas las leyes hasta entoncesmanifestadas en los fueros (14). Además, si bien la poesía flore-cía en el occidente peninsular con singular maestría, ningúncancionero tuvo la unidad artística de las Cantigas, ni combi-nó tal caudal de música y pintura españolas como esos mara-villosos manuscritos alfonsíes. Del mismo modo, la astrono-mía había producido descubrimientos que en sí eran más tras-cendentes que la recopilación del rey en sus Tablas astronómi-cas y, por cierto, el ajedrez y otros juegos ya eran bien conoci-dos en los palacios orientales. Así, puede afirmarse queAlfonso no alcanzó la originalidad (que ciertamente no erauna virtud medieval). Su obra es el testimonio de un granesfuerzo y de una voluntad inquebrantable.

El grado de participación directa del monarca en sus traba-jos es objeto de especulaciones. En general, su función podríacompararse a la de un moderno director de publicación. El reyescogía a sus colaboradores, planificaba la obra, impartíadirectrices, supervisaba la ejecución y revisaba el resultado. Laescasez de referencias a colaboradores y amanuenses puedeexplicarse por la poca importancia que revestía la autoría enaquella época. El traductor, miniaturista, recopilador o redac-tor se conformaban entonces con ganarse el sustento y recibirun buen trato. No obstante, de la atenta lectura de algunasobras y, sobre todo, de sus prólogos, se puede deducir conbastante certidumbre, que la autoría de las obras es comparti-da por numerosos especialistas. Por ejemplo, en la GeneralEstoria puede leerse:

“El rey faze un libro, non por quel escriva con susmanos, mas porque compone las razones del, e lasemienda, et yegua (15) e enderesça, e muestra la manerade cómo se deven fazer, e desi escribe las qui el manda,pero dezimos por esta razon que el rey faze el libro”.

El rey y sus colaboradores constituían un círculo más técnicoy pragmático que reflexivo. De su producción puede inferirseque no les atraía la teoría, lo que explicaría la ausencia casitotal de un enfoque filosófico respecto de tamaña empresarecopiladora.

(6) El prólogo aclara la finalidad de la obra al afirmar que "se otorga para que todos los pueblos sepan vivir en paz y con arreglo a unas leyes. Leyes que castiguen a quien hiciera daño y que los buenos vivan seguros." Con el Fuero Real se pone fin al libre albedrío judicial causante de muchos de los males de Castilla.

(7) No fue publicado oficialmente y por tanto tampoco fue sancionado ni entró en vigor. Es un manuscrito incompleto que sólo contiene 5 de los 12 libros que seguramente componían el texto primitivo. Esta afirmación se basa en que el orden coincide con el Código de Justiniano, y precisamente faltan los 7 libros que tratarían del Derecho Civil y Penal según ese Código.

(8) Llamado originalmente Libro de las Leyes, en el siglo XIV recibió su denominación más conocida, las Siete Partidas, en alusión a las secciones enque se encuentra dividido el texto. Es un cuerpo normativo destinado a pro-porcionar cierta uniformidad jurídica al Reino. Esta obra se considera el legado más importante de España a la historia del derecho, por ser el cuerpojurídico de más amplia y larga vigencia en Iberoamérica, donde se aplicó hasta el siglo XIX. Incluso se le ha calificado de enciclopedia humanista,dado que aborda temas filosóficos, morales y teológicos de vertiente greco-latina, si bien el propio texto confirma el carácter legislativo de la obra al seña-lar en el prólogo que se dictó en vista de la confusión y abundancia normativa.

(9) Estas tablas astronómicas realizadas por iniciativa de Alfonso X indican las posiciones exactas de los cuerpos celestes en Toledo a partir del 1 de enerode 1252, año de la coronación del rey, y describen los movimientos de esos astros. El objetivo de estas tablas era proporcionar un esquema de uso prác-

tico para calcular la posición del Sol, la Luna y los planetas de acuerdo con el sistema ptolomeico. Las observaciones originales sobre las que se basan las Tablas se deben al astrónomo árabe cordobés del siglo XI al-Zarkali (Azarquiel), y su revisión es fruto de los trabajos realizados en Toledo por los científicos judíos alfonsíes Yehuda ben Moshe e Isaac ben Sid entre1262 y 1272.

(10) Llamada Primera Crónica General en la edición de Menéndez Pidal, es un libro de carácter histórico escrito por iniciativa de Alfonso X, quien colaboró activamente en su redacción. Constituye la primera historia generalde España en lengua romance, y abarca cronológicamente desde los orígenesbíblicos y legendarios de España hasta la historia de Castilla bajo Fernando III.

(11) Recopilación de dieciséis libros o tratados traducidos entre 1276 y 1277, enlos que se describen detalladamente las esferas celestes y los instrumentos astronómicos existentes en la época.

(12) Redactado hacia 1253, se cree que fue el primer libro producido en los talleres alfonsíes. Es un estudio astrológico relacionado con las piedras. Trata del color, naturaleza y propiedades de las 360 piedras vinculadas a lostrescientos sesenta grados del zodíaco.

(13) Trata sobre el ajedrez, incluidos algunos de los problemas más antiguos quese conocen en Europa, los dados y diversos juegos de mesa. Básicamente es una recopilación de textos árabes sobre diferentes juegos de mesa.

(14) Norma o código que se otorgaba tradicionalmente a determinada poblacióno reino.

(15) Yguar: igualar, ordenar, enderezar.

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EPILOGO

Los últimos años del rey fueron muy dolorosos. A la muertede su primogénito se sumó la de su hija Leonor, la de su her-mano Felipe y la de su sobrino Alfonso Manuel, hijo de suhermano predilecto, el infante don Manuel. Padeció variasenfermedades, entre ellas una larga y penosa afección que lollevó a la tumba, y que de acuerdo con los síntomas pudohaber sido un cáncer maxilofacial que se le extendió a uno delos ojos, o una sinusitis que derivó en úlceras en el rostro einfección ocular. Sin embargo, el máximo esfuerzo creador delrey se produjo en esta época, como si su obra legislativa, poé-tica, astronómica e histórica fuera una compensación a tantasamarguras y decepciones. Como sea, abandonado y apesa-dumbrado, Alfonso X murió en Sevilla, la ciudad que másamó, el 4 de abril de 1284.

Más allá de sus fracasos políticos, su faceta de erudito nosrevela a un hombre inteligente y sensible preocupado por latrascendencia del conocimiento humano y del idioma castella-no. El mismo dirigió la intensa actividad científica y literariadesarrollada en su corte. Hizo del castellano una lengua aptapara la transmisión del saber en una época en que se reservabaal latín toda manifestación científica. Su obra poética, escritaen lengua gallega, consta de tres cantigas amorosas, veintepoesías de escarnio con las que satirizaba a sus enemigos polí-ticos y militares, y las celébres Cantigas de Santa María.

Gracias a su afán enciclopédico y divulgador, el idioma cas-tellano recibió el impulso necesario para su difusión en prosa.Esta actitud del monarca cobra dimensiones colosales si, comose ha dicho al comienzo de estas líneas, se sitúa al protagonis-ta en su contexto histórico. En numerosos aspectos, Alfonso Xno se distinguió de sus predecesores ni de sus sucesores. Enaquel sombrío medioevo europeo, el rey castellano fue un pro-ducto previsible de sus circunstancias, un hombre ambicioso ydeseoso de poder que calculó con más optimismo que perspi-cacia sus movimientos políticos y diplomáticos; que utilizó laguerra como un instrumento más al servicio de sus objetivos;

que mandó ejecutar sumariamente a uno de sus hermanos; quetuvo hijos legítimos y bastardos, servidores fieles y enemigosenconados; que intrigó y fue víctima de intrigas.

Sin embargo, la entonces inimaginable empresa cultural delrey sabio no sólo lo redime de sus flaquezas, sino que lo pro-yecta como un hito de la historia universal. La tolerancia deque hizo gala con respecto alas principales culturaspeninsulares de su tiempofue, y lamentablemente siguesiendo, un atributo pococomún. Esa tolerancia debe-ría aquilatarse en el marcohistórico en que tuvo lugar.Sólo así se comprenderá queAlfonso X haya mantenidoen vigor y haya redactadoleyes que discriminaban ajudíos y árabes (16). Lafecundidad humanística y elenriquecimiento espiritual de aquella simbiosis constituyen unfenómeno admirable que continúa proyectándose sobre nues-tras culturas desde hace casi ocho siglos. Por ello, es imperati-vo recordar que los fructíferos resultados alcanzados poraquel foco de sabiduría que fue la corte alfonsina se debieronal ambiente de coexistencia, tolerancia, colaboración y respetomutuo fomentado por Alfonso X, llamado con toda justicia elSabio.

Este rey de los proyectos magnánimos y los resultados des-afortunados, el que soñó un Imperio y despertó a punto deperder sus reinos, no puede ser recordado por su obra políticani por sus conquistas militares. Alfonso el Sabio no ha pasadoa la historia como el gran emperador que quiso ser; su gloria ysu memoria se deben a su erudición y mecenazgo, y al hechode haber transmitido a la cultura española, europea y univer-sal un legado inconmensurable que sintetiza en el conocimien-to cristiano, musulmán y judío el saber de toda una época.

Los calígrafos del rey Alfonso X. Libro de Ajedrez, Dados y Tablas de Alfonso X el Sabio.

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(16) Por ejemplo, los títulos XXIV y XXV de la Séptima Partida están dedicadosrespectivamente a los judíos y a los moros, y contienen una veintena de leyes profundamente discriminatorias.

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APENDICE

LA ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO

Toledo fue la primera gran ciudad musulmana reconquistadapor los cristianos. Islamizada durante 370 años, la llegada deAlfonso VI en 1085 trajo consigo a los mozárabes, castellanosy francos que integraban el ejército vencedor, y que conviviríandesde entonces con los judíos y árabes que hasta ese momentopoblaban la ciudad. Como en otras capitales de Al-Andalus,los cristianos encontraron a su llegada grandes bibliotecas,repletas de obras cuyos contenidos eran desconocidos para ellos.

Los árabes, en su expansión por el imperio bizantino, asi-milaron, tradujeron, estudiaron y conservaron las obras másimportantes de las culturas griega, persa e india, y las llevaronconsigo a los centros más importantes de Al-Andalus. Eselegado cultural, junto con los trabajos e investigaciones de losgrandes sabios árabes y judíos a lo largo de los años de ocupa-ción, así como el hecho de que durante los siglos XI y XIImuchos castellanos emigraran hacia Toledo, propiciaron eldesarrollo de un movimiento cultural de gran importanciapara la literatura y el conocimiento en la Península Ibérica yen el resto de Europa. A raíz de esta eclosión cultural, amediados del siglo XII nace la Escuela de Traductores deToledo, que no era un centro educativo, sino un grupo deestudiosos cristianos, judíos y musulmanes que trabajabanconjuntamente en la investigación y traducción de todas esasobras encontradas de la cultura árabe y de la antigüedad, conel fin de trasmitirlas posteriormente al resto de la Europamedieval, alimentada hasta ese momento única y exclusiva-mente por la cultura latina. En su primer período, por iniciati-va del arzobispo don Raimundo, se tradujeron fundamental-mente obras de filosofía y religión del árabe al latín. Las uni-versidades europeas comenzaron a conocer las obras deAristóteles comentadas por filósofos árabes, entre ellosAvicena y Alfarabí, y de autores sefardíes como Ibn Gabirol.Además, se tradujeron el Corán y los Salmos del AntiguoTestamento.

Tras una fase de transición, con la llegada de Alfonso X enel siglo XIII, comienza su segundo período. En esta etapa setraducen tratados de astronomía, física, alquimia y matemáti-cas. El gran impulso que el monarca dio a la Escuela deTraductores de Toledo supuso la recopilación de un gran cau-dal de conocimientos que el rey encauzó a través de la edicióny creación de algunas de sus obras. Se tradujeron importantesobras de Ptolomeo y del médico y matemático árabe Abu Alial-Haitam. Lo propio se hizo con obras tales como El libro delaxedrez, dados et tablas, y recopilaciones de cuentos, entreellos Calila e Dimma y Sendebar. En este segundo período lastraducciones no se hacían al latín sino al castellano, y losmétodos de traducción se habían modificado. Durante el pri-mer período, un judío o un cristiano conocedor del árabe tra-ducía oralmente la obra original al romance en presencia deun experto conocedor del latín, quien redactaba posteriormen-te en esta lengua lo que había escuchado. En cambio, en elperíodo alfonsino, las obras eran traducidas por una sola per-sona, conocedora de diversas lenguas, cuyo trabajo era final-mente corregido por un revisor.

LA ESTORIA DE ESPAÑA Y LA GENERAL ESTORIA

La Estoria de España fue una obra ambiciosa que quedóinconclusa. En su elaboración se utilizaron fuentes latinas,libros de viajes y cantares de gesta. Lo histórico se mezcla conlo legendario en una obra que abarca desde la historia de lospueblos prerromanos hasta la sucesión de los reyes de Castilla.La parte dirigida por Alfonso llega hasta la invasión de losárabes, y la continuación, obra de su hijo Sancho, relata loshechos de la reconquista. La General Estoria pretende ser unahistoria universal desde la creación hasta el reinado deAlfonso. La obra, sin embargo, queda interrumpida al llegar alNuevo Testamento. En ella se entrelazan la historia sagrada yprofana con abundante mitología. Se trata de un trabajo muyextenso cuya finalidad era compendiar los conocimientos desu época.

Antonio Daniel Hisi- Profesor Nacional de Música –Especialidad: Composición–

Universidad Nacional de Rosario (1974-1983).- Ha realizado cursos de perfeccionamiento en: Armonía

Tradicional, Técnicas Contemporáneas y Análisis Musical (D. Grela); Dirección Coral (C. Hernández Larguía y J. Fainguersch); Dirección Orquestal (M. Benzecry, G. Bonet Müller, G. Scarabino y P. Cao); Dirección Sinfónico-coral (H. Rilling); Composición por ordenador (M. Stroppa).

- Ha dictado las cátedras de Coro, Dirección Coral y Conjunto Coral en las Universidades Nacionales de Rosarioy del Litoral (1983-1986).

- Ha fundado y dirigido numerosos coros (1976-1994).- Desde 1990 es fundador y director del Ensemble

Florilegium Musicum de Viena, grupo vocal e instrumental especializado en música del Renacimiento y Barroco Temprano, con el que ha ofrecido numerosos conciertos en Viena, así como en diversas localidades de Austria, Italia y Eslovenia.

- Cofundador de la Georg Friedrich Händel-Gesellschaft de Viena, grupo dedicado a la música barroca (1997).

- Entre los años 1991 y 1993 fue colaborador de la sección cultural del periódico “La Capital” de Rosario; y a partir de1993 colabora en las revistas de música Scherzo (Madrid) y Allegro (Rosario).

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EL REY

Los estudios realizados en los últimos tiempos sobre la figuray la obra del rey Alfonso X “El Sabio” coinciden en una afir-mación notable: Alfonso fue un visionario, un hombre adelan-tado a su época, con una curiosidad y un universalismo pro-pios de un hombre del Renacimiento. Más aún, su persistentelabor en el campo de la ciencia, la ley, la historia, el idioma,inició una serie de reacciones que culminaron verdaderamenteen el Renacimiento español. Alfonso y sus colaboradores seentregaron a la búsqueda de antiguos manuscritos, a su selec-ción y a su traducción: no sólo para aprender de ellos, sinopara que el conocimiento adquirido ayudara a vivir a los hom-bres de su tiempo; éste sería, dos siglos más tarde, el ideal per-seguido por la cultura renacentista.

[...] “trabajaron los hombres sabios para poner porescrito los hechos pasados, para tener recuerdo de ellos,como si sucediesen entonces, y para que los supiesen losque habrían de venir. E hicieron de esto muchos libros,que son llamados historias y gestas... y dijeron la verdadde todas las cosas y no quisieron encubrir nada... y esto

hicieron para que de los hechos de los buenos tomasenejemplo los hombres para hacer el bien; y de los hechosde los malos, que recibieron castigo, por saber guardarsede no hacerlos.Por todas estas cosas, yo, don Alfonso... después de quehice juntar muchos escritos y muchas historias de loshechos antiguos, escogí de entre ellos los más verdaderosy los mejores que allí encontré, e hice hacer este libro ymandé poner allí todos los hechos señalados que acae-cieron por el mundo, desde que fue comenzado hasta elnuestro tiempo”.

(Prefacio a la Historia General)

“Muy deseoso debe ser el Rey en aprender los saberes,que por ello entenderá las cosas de raíz, y sabrá obrarmejor en ellas... y por la escritura entenderá mejor la Fey sabrá más cumplidamente rogar a Dios; y por el leerpodrá él mismo conocer los hechos importantes quepasaron, de los que aprenderá muchos ejemplos bue-nos... Y los sabios antiguos no sólo tuvieron por buenoque los reyes supieran leer, sino que supiesen de todoslos saberes, para poder aprovecharse de ellos... porquesu sabiduría le es muy provechosa a su gente, porque

ALFONSO EL SABIO Y LAS CANTIGAS DE SANTA MARIA

Por Claudio Morla

Detalle de la página del Códice b.I.2 de El Escorial con miniatura de la primera cantiga.

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por ella han de ser mantenidos con derecho: y sin dudaalguna tan gran cosa como esta nadie la podría cumplirsin tener buen entendimiento y gran sabiduría...Y el Rey que despreciase el aprender los saberes, despre-ciaría a Dios (de donde vienen éstos) y aún se desprecia-ría a sí mismo... porque cuanto menos entendimientotuviese el hombre, tanto menor distancia habría entre ély las bestias.”

LAS SIETE PARTIDAS: “COMO EL REY DEBE SER ANSIOSO ENAPRENDER A LEER, Y DE LOS SABERES”

Para llevar a cabo sus múltiples proyectos culturales, Alfonsovivió rodeado de eruditos, científicos, traductores, copistas,pintores, escultores y músicos. En Toledo (la ciudad natal delRey), en Sevilla y en Murcia se establecieron centros de inves-tigación, copia y difusión, oficinas de traducción y consulta,bibliotecas, observatorios. Allí, sus colaboradores cristianos,moros y judíos se dedicaron a una tarea asombrosamenteamplia. Estaba presente el mismo espíritu que movió a loshombres del Renacimiento: completar y ennoblecer los con-ceptos éticos y morales de sus contemporáneos mediante elexamen de otras culturas. No sólo se hicieron traducciones delAntiguo Testamento, sino también del Corán, del Talmud, laCábala y de otros escritos árabes y judíos.

Se llegó aún más lejos con el intento de redactar unaHistoria Universal –que, comprensiblemente, no fue completa-da y llega hasta el nacimiento de Cristo– basándose en todaslas fuentes disponibles: hebreas, griegas, latinas, árabes, indias;es la obra histórica más voluminosa de la Edad Media.También se escribió una Historia de España, que incluye comomaterial informativo los viejos cantares de gesta, desde DonRodrigo al Cid.

Las “Siete Partidas” son el legado de Alfonso en el campodel Derecho, y por ellas se lo cuenta hoy entre los más grandeslegisladores de la historia. Esta obra es monumental en tama-ño y en alcance. Se la ha llamado “el código legal de mayorinfluencia en el mundo” y se la considera un hito histórico porsu influencia en las leyes actuales, no sólo de España, sinotambién de África, Asia y América (incluyendo a los EstadosUnidos). Por su intención y naturaleza, no se parece a ningúncuerpo de leyes jamás creado. La voz de Alfonso, desde suspáginas, es la de un humanista:

“Se llama Estudio a la reunión de maestros y de escola-res que se hace con voluntad de aprender los saberes... lavilla donde se quiere establecer el estudio debe ser debuen aire y de hermosos alrededores, para que los maes-tros que muestran los saberes y los escolares que losaprenden vivan sanos, y en ellos puedan distraerse yrecibir placer a la tarde, cuando salgan cansados delestudio; y además debe ser abundante de pan, y de vino,y de buenas posadas en que puedan vivir sin gran coste.

Y los ciudadanos de aquel lugar donde se haga el estudiodeben guardar y honrar mucho a los maestros y a losescolares en todas sus cosas... ni por enemistad ni pormalquerencia que algún hombre hubiese contra los esco-

lares o contra sus padres les deben hacer deshonra, niforzarlos... mandamos que maestros y escolares y susmensajeros sean seguros cuando vienen al estudio, estan-do en ellos o yéndose para sus tierras: y esta seguridadles otorgamos en todos los lugares de nuestro señorío.

Bien y lealmente deben los maestros mostrar sus saberesa los escolares leyéndoles los libros y haciéndoselosentender lo mejor que pudieren... y mientras estén sanosno deben mandar a otro que lea en lugar de ellos, salvoque quieran mandar a otro maestro a leer para hacerlehonra... y si por ventura alguno de los maestros enfer-mase después de comenzado el estudio y la enfermedadfuese tan grande o tan larga que no pudiese leer de nin-guna manera, mandamos que le den el salario como sileyese todo el año...”

El interés por la actividad científica, aunque en parte heredadode una tradición regia española, es otro vínculo importanteentre Alfonso y los ideales Renacentistas. Varias de sus obrasse apoyan en tratados antiguos de astronomía árabe (1) peroincluyen avances importantes. Las traducciones del árabe estu-vieron a cargo de sabios judíos (2) y fueron hechas al castella-no, y no al latín, como era usual entonces para las obras cien-tíficas: habría que esperar al Renacimiento para que los trata-dos en lengua vernácula fueran algo común, o siquiera posi-ble.

Otra gran obra, las “Tablas” alfonsíes, recoge las minucio-sas observaciones efectuadas en Toledo durante un período dediez años por un grupo de científicos árabes, comisionadosdirectamente por el Rey. Estas Tablas fueran copiadas una yotra vez, y usadas por los marinos hasta finales del siglo dieci-séis, cuando fueron reemplazadas por otras más perfectas.Nos consta que estas Tablas –junto al astrolabio y sus méto-dos de cálculo, descritos detalladamente en el Libro delCuadrante y el Libro del Astrolabio, otras dos creacionesalfonsíes– fueron los instrumentos que usó Cristóbal Colón ensus navegaciones.

Esta vasta creación humanista y científica fue escrita encastellano por decisión indudable de Alfonso. Y con ellasobrevino un cambio fundamental en el propio castellano,que, por esas fechas, estaba desarrollándose y distaba aún deser un idioma flexible y literario. Alfonso le impuso la tarea deexpresar una variedad de conceptos nuevos, le exigió unaenorme ampliación de vocabulario, siendo cada nueva palabraexplicada y definida por el mismo Alfonso. Es posible que susobras, escritas en castellano, circularan menos que si hubiesensido escritas en latín. Pero la decisión del Rey fortaleció al cas-tellano y lo elevó al lugar de un idioma nacional, para uso delpueblo sobre el que reinaba. Lo convirtió en un idioma oficialque desplaza al latín en los documentos de Estado y surgecomo un instrumento de expresión enciclopédico y universal.

Habiendo examinado brevemente una buena parte del lega-do intelectual de Alfonso el Sabio, podríamos preguntarnos enqué lugar del mismo encontramos las señales más propias delhombre de su tiempo, de alguien nacido a principios del siglotrece. ¿Dónde –si es que existe– reconocemos una visión delmundo o, mejor dicho, un “sentimiento del mundo” que seaauténticamente medieval? Las Cantigas de Santa María, laobra que Alfonso prefería a todas las demás, puede darnos larespuesta.

(1) Los árabes tuvieron un lugar destacado en el desarrollo de la astronomía de posición, ya que en el desierto las caravanas se desplazaban principalmente de noche, a resguardo del calor del sol, y para orientarse utilizaban las estre-llas, de la misma manera que lo haría un navegante.

(2) Conocemos sus nombres. Son Isaac ben Sid, Jehuda ben Moses Cohen, Samuel Haleví de Toledo y el Maestro Abraham, que fue médico personal del Rey.

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CONJUNTO PRO MUSICA DE ROSARIO 15

LAS CANTIGAS DE SANTA MARIA

La palabra cantiga (mejor, cántiga) es gallego-portuguesa, ysignifica simplemente “canción”. Pero las Cantigas de SantaMaría, lo mismo que otras producciones de Alfonso y suscolaboradores, se resisten a cualquier definición simplista. Estaobra de arte monumental se nos ofrece en tres medios simultá-neos de expresión: pintura, literatura y música. Más de 1300coloridas miniaturas conforman el elemento visual; una seriede 353 narraciones versificadas de milagros a la que se agre-gan 67 canciones de pura alabanza a la Virgen, son el litera-rio; y cada uno de estos poemas contiene música, de notaciónperfectamente legible.

Se ha dicho que si Alfonso no nos hubiera dejado otra cosaque las Cantigas, sólo con esto sería famoso; y se han compa-rado las Cantigas mismas con La Divina Comedia, o con lasmás notables catedrales góticas. Sin embargo, a pesar de susingularidad, las Cantigas se inscriben en una tradición esen-cialmente medieval. Son el fruto espléndido de un proceso ini-ciado en el siglo once, cuando el contenido de la liturgia cris-tiana comenzó a ser expresado dinámicamente por medio delas artes, y que floreció con abundancia abrumadora durantelos dos siglos siguientes en forma de vitrales, esculturas,miniaturas, sermones, comentarios, y leyendas milagrosassobre la Virgen y los Santos.

La elección del idioma diferencia a las Cantigas de las otrasobras del Rey. Este, con visionaria sagacidad, desechó el latíny prefirió el castellano cuando quería expresarse con claridady para todos; y como hombre de su siglo eligió, para la tiernaefusión de la poesía, al gallego-portugués, una lengua popularque se había convertido en instrumento lírico de gran refina-miento. Conservamos más de tres mil Cantigas escritas en esteidioma incomparable, pero todas ellas sin la música. Unastrescientas conservan atormentadores pentagramas en blanco,en donde la música nunca llegó a copiarse. Sólo podemos can-tar las Cantigas de Santa María.

También podemos bailarlas. Un aspecto de la música de lasCantigas que siempre ha impresionado y deleitado a los estu-diosos de fuera del mundo hispánico es su carácter eminente-mente bailable. Ya es algo único en la canción medievalencontrar cientos de milagros (y decenas de largas alabanzas)presentados en poemas sencillos: que cada uno venga acompa-ñado con su música, en forma de canción bailable, con coplasy estribillo, parece un milagro más. También desde el punto devista de la música, la colección es única.

El Rey debió invertir mucho tiempo en las Cantigas, sola-mente entresacando de las colecciones extranjeras de milagros,como las de Vincent de Beauvais y Gaultier de Coincy, aque-llos que formarían parte de su obra (3). Pero el cuerpo tradi-cional de milagros demostró ser insuficiente. A medida quepasaba el tiempo y el Rey trabajaba constantemente en lacolección, ésta se agrandaba más y más con milagros prove-nientes de fuentes locales. Así fueron agregados muchos mila-gros acaecidos en santuarios de Portugal, Castilla y Cataluña.

ALFONSO EN LAS CANTIGAS

Hablar de Alfonso como autor de las Cantigas no significaafirmar que él mismo creó la totalidad de poemas y músicasde este enorme repertorio. Del estudio se deduce que el Reytuvo un papel activo en casi todas las fases de la elaboración,

desde la selección de las fuentes literarias y la recomposicióndel material hasta el mantenimiento de los especialistas –ilumi-nadores, poetas, músicos, copistas– y la supervisión directa delos resultados de cada uno; y que fue el responsable directo demuchas de las cantigas. Abundan afirmaciones como éstas:

“Éste es un milagro, del que hice las coplas y el son”“Sobre esto diré un milagro... del que hice una nuevacanción, con música mía”“Porque canciones de alabanza hice de muchas maneras”

Cerca de cuarenta Cantigas son autobiográficas y relatanexperiencias personales del Rey. No es difícil encontrarlorepresentado en las miniaturas. En uno de los cuatro manus-critos que contienen las Cantigas, el llamado “códice rico” dela Biblioteca del Escorial, las seis magníficas miniaturas decada Cantiga están dispuestas en una serie continua, llenandouna página, exactamente como las ilustraciones de una histo-rieta. En la Cantiga 290 la Virgen María obra milagrosamentesobre el propio Alfonso, quien aparece representado en cadauna de las miniaturas, y narra el milagro en primera persona.

“Cómo el Rey Alfonso de Castilla enfermó en Vitoria, ytuvo una dolencia tan grande, que creyeron que allímoriría; y le pusieron encima el libro de las Cantigas deSanta María (4), y fue curado”

Muy gran error comete y yace en gran peligro/ aquél queniega el bien que Dios le ha hecho.Pero en este error no caeré yo por no contar el bien quede Dios recibí por su Madre Virgen, a quien siempreamé, y a quien me place alabar más que a nadie.¿Cómo no deberé tener gran gusto en alabar los hechosde mi Señora, que me vale en las penas, y me quita eldolor, y tantas otras mercedes me hace?Por eso os diré lo que me ocurrió, yaciendo en Vitoriatan enfermo, que todos creyeron que allí moriría, y noesperaban que me recobre. Porque un dolor me llenó de tal manera que me parecíaestar muriendo, y bramaba: “¡Santa María, valedme, ypor tu virtud deshace este mal!” Y los médicos me mandaban poner paños calientes, y nolo quise hacer; sino que mandé Su Libro traer, y me lopusieron encima, y entonces descansé en paz.Y no grité más ni tuve más dolor, sino que me sentí ense-guida muy bien; y di gracias a Ella por esto, porque séque Ella se compadeció de mi sufrir.Cuando esto ocurrió, muchos estaban allí que mostra-ban gran pesar de mi dolor, y se echaban a llorar, estan-do ante mí todos reunidos.Y después que vieron la merced que me hizo esta VirgenSanta y poderosa Señora, todos ellos la alabaron mucho,llevando cada uno su rostro hasta el suelo.

Un estudioso moderno dice que “De las obras conocidasde Alfonso, las Cantigas es aquélla con la cual más personal-mente se identificaba, y la que muestra contener claves impor-tantes sobre el tipo de persona que fue o, mejor dicho, del tipode persona que quiso ser”. Quizás la más importante de esasclaves es la manera en que el Rey se considera “Trovador deNuestra Señora” y así aparece en muchos lugares de lasCantigas, especialmente en las “Cantigas de alabanza” dis-

(3) Un grupo de eruditos de Oxford mantiene un sitio en Internet donde se anali-zan las fuentes de cada milagro de las Cantigas; a Alfonso le habría encantado.

(4) En esta página de las Cantigas aparece nombrado y pintado el libro de las Cantigas. Tres siglos después, los personajes de la segunda parte del Quijote conversan sobre el Quijote, y sobre su autor.

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puestas en cada décimo lugar de la colección, y también en elPrólogo:

“Lo que quiero es decir alabanzas de la Virgen, Madrede nuestro Señor... quiero ser de ahora en más su trova-dor, y le ruego que me acepte por tal, y que quiera reci-bir mi trovar...”

Y lo confirma, no sin cierto humor, en la primera Cantiga dealabanza:

“Si yo pudiera tener el amor / de esta Dama a quien quetengo por Señora / y de quien quiero ser su trovador, /mandaría al demonio a los otros amores”

La figura del trovador es de importancia central en la culturamedieval. La tradición trovadoresca, nacida en las cortes delsur de Francia crea el concepto de un “Amor Cortés” lleno derefinamiento, y coloca la figura de la mujer amada, de laDama, en una altura inaccesible y casi divina. Revestido deesa tradición, el Rey puede expresar sus sentimientos hacia laVirgen María, su creencia en la eficacia de su intercesión y supropia, estremecedora necesidad de consuelo y protección enmomentos de necesidad, que fueron muchos en su vida.Consciente de la seriedad de su intención, exhorta a los que can-tan el amor terrenal a seguir su ejemplo, el ejemplo de un Rey:

Decid, vos trovadores, ¿por qué no alabáis a la Señorade señores?A aquélla que da vida y está llena de bienes, ¿por quéno la alabáis?A quien nunca nos miente, y siente nuestras culpas, ¿porqué no la alabáis?A quien nos da consuelo en la vida y en la muerte, ¿porqué no la alabáis?A aquélla, más que buena, por quien Dios nos perdona,¿por qué no la alabáis?A quien hace que lo muerto viva, y es quien nos socorre,¿por qué no la alabáis?

(De la Cantiga 260)

El cariño que sentía Alfonso por las Cantigas y el cuidado quepuso en que esta muestra de su devoción se conservara, sehacen manifiestos en las palabras de su testamento:

“Mandamos que todos los libros de los Cantares de loorde Sancta María se conserven en la iglesia donde micuerpo sea enterrado, y que los hagan cantar en las fies-tas de Sancta María”.

En sus Cantigas, Alfonso modeló un tributo personal en honorde aquella Virgen María de quien esperaba ayuda y eterna sal-vación, y lo hizo con la sólida fe de los hombres medievales.Esta obra que él tanto amó, creada a través de pacientes añoscon los más excelentes materiales que su personalidad de artis-ta e intelectual supo encontrar –la pintura, la poesía, la músi-ca– fue su regalo personal para la Virgen. Si podemos elevar-nos hasta Alfonso y compartir con él algo de su esperanza, desu clara inocencia medieval, nos será revelado un milagro últi-mo: el regalo de Alfonso, salvado a través de los siglos, estambién para nosotros. Para nuestra edificación, para nuestroenriquecimiento, para nuestra alegría.

(traducciones de Claudio Morla)

post scriptum

Atendiendo a un amable requerimiento de Cristián HernándezLarguía, quiero señalar la presencia, en una serie de cancione-ros gallego-portugueses, de varias cantigas profanas atribuidascon seguridad a Don Alfonso. Son obras de indudable valor,que no pertenecen a la colección de Santa María ni compartensu universo expresivo. Hay algunas de tema amoroso y otras“de escarnio y de maldecir”, que son los géneros más comunesabordados por los trovadores gallego-portugueses; unas pocasson de corte humorístico. Siendo el escarnio y el maldecirnuestro pan de cada día, prefiero incluir como ejemplo una delas últimas.

Siga el lector al inolvidable Scholem Aleijem, que aconseja-ba la risa.

No quiero doncella feaque tras de mi puerta pea.

No quiero doncella fea ni negra como carbón

que tras de mi puerta peani haga como sifón.

No quiero doncella feaque tras de mi puerta pea.

No quiero doncella fea ni velluda como can

que tras de mi puerta peani haga como alemán.

No quiero doncella feaque tras de mi puerta pea.

No quiero doncella feaque tenga blanco el cabelloque tras de mi puerta peani haga como el camello.

No quiero doncella feaque tras de mi puerta pea.

No quiero doncella feani vieja de mal color

que tras de mi puerta peani haga allí algo peor.

Claudio MorlaIntegró el Conjunto Pro Musica de Rosario y dirigió desde suformación uno de sus organismos, el Pro Musica Gregoriana.Actualmente en Buenos Aires, su tarea se concentra en la difu-sión e interpretación de la música antigua mediante cursos,conferencias, y la dirección del Taller Permanente de CantoGregoriano y del conjunto EL VIENTO DEL OESTE (dedi-cado a la polifonía coral del Renacimiento).

Enseña Canto Gregoriano en el Conservatorio Nacional,Canto Gregoriano e Historia de la Música Medieval en laFacultad de Ciencias y Artes Musicales de la UCA;Interpretación de los antiguos repertorios litúrgicos yPolifonía de Renacimiento en la Carrera de Música Antiguadel Conservatorio Manuel de Falla.

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Rabé morisco (del tipo mandura) y laúd de tamaño grande de tipo oriental.Miniatura de la cantiga 170.

Trompas o trompetas rectas. De ellas cuelgan banderines de las casas reales deCastilla y León. Miniatura de la cantiga 320.

Cedra o cítara. Miniatura de la cantiga 290.

Gayta o cornamusa grande con bordones rectos. Miniatura de la cantiga 350.

Laúdes de tipo oriental. Miniatura de la cantiga 30. Chorus o Chorón (gaita simplificada). Miniatura de la cantiga 230.

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La condición de escritor –podríamos decir profesional– deAlfonso X, la importancia del rol cumplido como principalimpulsor de la estructuración como idioma del castellanocomo lengua vernácula, su tarea como traductor de textosgallegos, franceses, latinos y arábigos y su particular empeñoen el sostenimiento de la escuela de traductores de Toledo,definen el perfil de un monarca singular en la historia de lasmonarquías europeas. Sólo la figura de otro príncipe medie-val, el emperador del Sacro Imperio Federico II, comparte conel castellano idéntica preocupación cultural. Ambos, además,están unidos por una misma decisión política: desplazar a laIglesia del control que ejercía sobre el campo político y el cultural.

Sus inquietudes de orden cultural –en el sentido más ampliodel término– fueron de tal magnitud que los medievalistasmodernos no han dudado en denominar el accionar social,jurídico, político, económico, científico, intelectual y artísticodel monarca como cultura alfonsí.

Este desarrollo no es el resultado de una conjunción dedeterminadas circunstancias his-tóricas sino que responde a ladefinición de una política cultu-ral para el estado. La posibili-dad de hacerla abarcativa deestamentos sociales que tradicio-nalmente habían quedado almargen de su consumo, hacemenester disponer de una len-gua vernácula que reemplace allatín, habla sólo manejada poruna minoría ilustrada. Esta deci-sión sostenida a rajatabla esclave para poder poner en mar-

cha un proyecto totalmente imposible de pensar no sólo en laCastilla del siglo XIII sino en cualquier reino o estado delMedioevo europeo.

El conocimiento –en todas las manifestaciones– había sidohasta ese momento conservado y transmitido en latín y enárabe, de ahí que se hiciera necesario precisar la calidad de lastraducciones al castellano para una difusión más equilibradaentre los distintos estamentos sociales de la época. Para ellodon Alfonso va a apoyar, decididamente, la labor de la malllamada Escuela de Traductores de Toledo, ya que en realidadla así denominada institución constituía un centro de estudiosque superaba la mezquina y anticuada estructura educativauniversitaria clerical basada en el “quadrivium”. Por ciertoque en este centro de estudios toledano se realizaban traduc-ciones de excelente calidad, pero torpe resultaría suponer quelos traductores sólo se sometieron a traducir servilmente al

castellano los conocimientos registrados en las lenguas de“élite” en que se los conservaba y difundía. El traductor eraun hombre cultivado, que no sólo se dedicaba a tan necesariacomo imprescindible actividad para desarrollar el campo cul-tural del occidente europeo, sino que cumplía con singular efi-ciencia la labor de maestro.

Los centros o escuelas de traductores tienen su origen en elmundo árabe en el siglo VIII. La necesidad de alcanzar unmejor nivel en disciplinas como la medicina y la filosofía llevaa los califas a desarrollar centros que traduzcan a los autoresgriegos a quienes consideraban con un mayor conocimiento delas ciencias y poseedores de una mejor capacidad para la espe-culación intelectual. Esta actitud asume el califato deCórdoba, y es así como aparecen esta suerte de escuelas en elmundo cristiano bajo el dominio musulmán. Alfonso no tar-dará en alentar durante su reinado la misma actitud perohaciendo eje, esta vez, en los autores latinos y árabes.

Dijimos que don Alfonso es un escritor. Esta actividad, conun particular énfasis en la producción poética, lo va a ubicarentre los vates más refinados del Medioevo europeo. De unmismo modo cultiva la música. Esta condición de rey-trovadorlo lleva a reunir en su casa a poetas, músicos y trovadores dedistintas regiones de los reinos ibéricos, de diversos orígenesétnicos y religiosos(llama la atención elnúmero de judíos y ára-bes que convoca) y nopuede dejar de señalar-se, tomando en cuentalas costumbres de laépoca, la presencia dehombres y mujeres enestos encuentros.

Cabe destacar que latotalidad de la obraliteraria del monarcano ha sido, aun hoy,reconocida como de suautoría y que todavíaperdura la idea de con-siderarlo un promotorde la cultura y no unescritor. Mantener estasdudas resulta injusto,cuando no torpe. Hayuna forma en su decirescrito que lo hace inconfundible tanto en su prosa como ensu poesía. Quizás en este último género las Cantigas de SantaMaría no solamente definen una nueva visión de la poesía

UN PROCESO INIMAGINABLE EN EL MEDIOEVO EUROPEO: LA CULTURA ALFONSI

“Non podría decir ningun omne quanto bien este noble reyfixo señaladamente en acrecentar et alumbrar el saber”

Infante Don Juan Manuel (sobrino de Alfonso X)

Por Iván Hernández Larguía

Almohadón de Doña Leonor deCastro, siglo XIII.

Empuñadura de la espada de Sancho IV.

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sino que consagran la presencia de un bardo de esencia subs-tancial. Enfrentado con los sectores conservadores de la Iglesia–en su práctica de una hegemonía total sobre la sociedadmedieval– Alfonso es un hombre profundamente religioso. Sudisenso con ciertos grupos clericales, no le impide ser un soste-nedor racional del credo católico. En buena medida lasCantigas ensalzan, conmovedoramente, el mundo de unadeterminada religiosidad, pero a un mismo tiempo, constitu-yen en sí mismas un universo poético de valores sensibles cier-tos. Las Cantigas son, también, más allá de su calidad poéticay de su contenido religioso, una suerte de friso de la vida: locotidiano, el mundo infantil, el reflejo de su preocupación porla vida de los animales y del mundo vegetal. Visión sentimen-tal que comparte lo divino-religioso con lo humano.

El príncipe (1) participa asimismo del cancionero profano,de honda tradición galaica, poniendo de manifiesto su ductili-dad y su aprecio por las manifestaciones tanto de la tradiciónerudita como de la popular.

Alfonso plantea cambiar el estatuto jurídico de su reino apartir de un programa sistemático, objetivo, que abarquetodas las actividades que, en distintos campos del hacer y delcrear, se cultivan en los territorios que integran su corona.

En su proyecto de política cultural, lo social, lo político ylo económico quedan firmemente enlazados, y tanto en lasPartidas como en el Setenario, el enfoque es preciso y conclu-yente. No existen contradicciones. A un mismo tiempo selegisla para que un programa paralelo al cultural, que lógica-mente incluye los tópicos enunciados, afirme al pueblo en laconsolidación de su identidad.

Con idéntico rigor va a tratar de contener los desbordesautoritarios del señorío feudal y de la jerarquía eclesiástica.Los derechos forales y consuetudinarios van a ser considera-dos “contra derecho et contra razón”. Su decisión de reinarsobre un pueblo recuperado de la ignorancia lo hará afirmar:“porque de los hombres sabios los regnos y las tierras seaprovechan”.

La enseñanza superior es otra de sus preocupaciones.Estima, y con razón, que la tradicional estructura del “tri-vium” y del “quadrivium”, base de todas las universidades deorigen clerical, es insuficiente y que las universidades debenincorporar conocimientos que el tiempo presente reclama.

Al fundar la Universidad de Salamanca pone en prácticasus ideas sobre las disciplinas que deben integrarse en susclaustros. Su “atrevimiento” curricular lo lleva a organizar, eneste centro de estudios, cursos superiores de enseñanza demúsica (estudios que ninguna universidad europea proveía);inclusive lo dota de una cátedra de órgano.

Salamanca se transforma en un polo de atracción académi-ca europea. Profesores y alumnos de las tradicionales universi-dades de París y Bologna concurren a sus claustros.

Pero no es tan sólo esta actividad intelectual la que destacaa Castilla entre los reinos medievales. La sabiduría de donAlfonso aplicada al riesgoso oficio de gobernar, coloca a sureino en el cuadro de potencia importante dentro del conciertode estados de Europa.

Promotor de estudios científicos y económicos, legislador,jurista, escritor, educador, traductor, hacen de él un estadistade particular relieve en la Alta Edad Media.

Francisco Márquez Villanueva lo define con justicia: rexet magister.

(1) En el protocolo monárquico de la Edad Media a menudo se hacía referencia a los monarcas llamándolos “príncipes”.

Virgen de marfil, siglo XIII.

Iván Hernández Larguía- Profesor titular en la Facultad de Arquitectura, Planeamiento

y Diseño y en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario.

- Investigador en Historia del Arte e Historia de la Arquitectura.

- Dr. Honoris Causa por la Universidad Nacional de Rosario.- Pte. Honorario del Instituto de Investigaciones en Historia

de la Arquitectura de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad Nacional del Litoral.

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20 CONJUNTO PRO MUSICA DE ROSARIO

El visitante que hoy recorra la Universidad de Salamanca, unode los legados del rey Alfonso X, encontrará que una de lasaulas lleva el nombre de Francisco Salinas (1513-1590), enmemoria de quien tuviera a su cargo la cátedra de músicadurante cerca de dos décadas.

Sabemos que Salinas fue organista pero no si fue composi-tor, ya que no se conservan obras cuya autoría se le atribuya;en cambio nos quedan algunos de sus textos, entre ellos sulibro De musica libri septem, escrito en latín y publicado enSalamanca en 1577. Basta revisar el índice del grueso volumen(más de setecientas páginas en la edición castellana hecha haceunos pocos años por Fernández de la Cuesta) y dar una rápidaojeada a sus páginas, para comprobar que se trata de un libromuy particular, cuya lectura requiere de una dedicada aten-ción, única manera de aprehender un denso texto que sólo enocasiones se ve interrumpido por algún gráfico o una brevemelodía, aunque nada que pueda asemejarse a las obras avarias voces que podemos hallar en otros tratados de la época.

Se puede dividir el libro en tres partes: la introducción, loslibros I a IV y del V al VII. Si el lector, hecho al hábito cientode veces ejercido, decidiera iniciar su lectura por el índicepodría desanimarse, y por ello le aconsejaríamos evitarlo yempezar por el prólogo; pero si pese a nuestra advertencia semantuviere firme, paciente y perseverante en su decisión decomenzar por el índice, no rehusaríamos acompañarlo en lalectura.

Nos encontraríamos entonces con títulos tales como Delsemitono menor, y cómo el apotomé pitagórico es un intervalomenor que el limma; Cómo son necesariamente seis las combi-naciones de los sonidos en las que se encuentran la unisonan-cia y las consonancias simples; Cuál es el verdadero y auténti-co modo de formar los géneros: cómo debe ser tomado loespeso y lo no espeso; Cómo se reducen a trece y a veinte losdiez y seis y veintitrés sonidos respectivos del género cromáti-co y enarmónico; De lo que escribió Victorino sobre losmetros que resultan de los proceleusmáticos, y sus diversasespecies; De la estrofa, la antístrofa, el épodo y de algunasotras especies de versos que resultan del primer colon delverso dactílico y otros muchos por el estilo.

Si esta lectura del índice no le ha resultado descorazonado-ra y el lector, movido tal vez por la curiosidad, decide aden-trarse en el grueso volumen acompañado de papel y lápiz, dis-puesto a tomar apuntes y hacer algunas cuentas, se puede verinmerso en una atractiva aventura. Recomendamos la lecturadel prólogo, que de seguro lo cautivará. Casi todo lo queconocemos de Salinas se desprende de ese texto: algunos datosde su vida, sus ideas acerca de los beneficios que proporcionala música, los requisitos para ser un músico y, en una suerte deresumen, los puntos clave del contenido de su libro.

Por estas páginas sabremos que el autor quedó ciego cuan-do era muy pequeño, lo que no le impidió realizar estudios delatín y gramática; que tiempo después persuadió a sus padrespara que le permitieran trasladarse a Salamanca para estudiargriego, artes y filosofía; y que más tarde viajó a Roma acom-pañando a Pedro Sarmiento, arzobispo de Compostela. Allíhabría de permanecer por más de veinte años dedicado entreotras cosas al estudio de antiguos textos griegos y latinos. Deregreso en España, luego de un tiempo de viajar de ciudad enciudad trabajando como organista, volvió a la Universidad deSalamanca, esta vez contratado como maestro de música.Recordando ese tiempo, Salinas lamenta el poco eco encontra-do en los alumnos: apenas uno o dos asisten a las clases coninterés de aprender esta materia. Por ello resuelve escribir sulibro, para enseñar a los ausentes y a los que iban a venirdetrás de mí...

En su obra hace una referencia constante a los antiguos tra-tados, pero no deja de lado lo que escriben sus contemporáne-os; a todos ellos habrá de recurrir, para comentar y dar cuentade sus obras, para señalar virtudes y errores. Para Salinas, seráimportante que el músico conozca la lengua griega, puesto quela mayoría de los autores que se refieren a la música –excep-tuando a Boecio y a San Agustín– la han usado; es necesarioque sepa de poética y, obviamente, deberá comprender el latín.También se preocupa en señalar que se debe conocer la músicapráctica, el arte de los números, y la geometría.

Finaliza el prólogo anticipando el contenido de su obra.Allí detalla que los primeros cuatro libros estarán dedicados alestudio de lo que da en llamar el número sonoro, que surge deconsiderar tanto al sonido como al número, y conciliar lo queindica el sentido del oído con lo que muestra la razón. El pri-mer libro trata de la definición de la música y de las divisionesde la misma, brindando además, explicaciones acerca de losnúmeros, las proporciones y la proporcionalidad. El segundotrata de los intervalos, de cómo obtenerlos y de la utilidad queconlleva para el músico el estudiar intervalos más pequeñosque el semitono. Una vez definidos, estudia en el tercer librosu empleo en los instrumentos, y defiende el uso de un tempe-ramento igual, con semitonos del mismo tamaño, en los ins-trumentos con trastes. Por último, en el cuarto libro habla delos modos y los tonos, y comenta la obra de otros autores,tanto antiguos como contemporáneos: Aristógenes, Ptolomeo,Gaffurio, Glareanus, Zarlino, etc.

La última parte de la obra está dedicada al ritmo y a larelación entre música y palabra. Para sus explicaciones empleabreves fragmentos musicales, de apenas unas pocas notas, contextos tanto religiosos como profanos. Así encontramos villan-cicos y romances que sirven como ejemplo: “No me digáismadre mal del padre fray Antón, que es mi enamorado y yo

EL LIBRO DE SALINAS

Por Eduardo Sohns

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téngole en devoción”; o “A quién contaré yo mis quexas milindo amor, a quién contaré yo mis quexas si a vos no”; elromance del Conde Claros, Guárdame las vacas; y ademástextos griegos y latinos. En estos capítulos, los estudiosos de lamúsica tradicional española encuentran datos de invalorableimportancia para sus estudios.

Tal vez porque el libro fue escrito en latín, o por los temasestudiados y el tratamiento que el autor les dio –que implicauna ardua lectura que aleja al lector de lo inmediato que pro-pone la música práctica– el contenido de De musica libri sep-tem no se vio reflejado en la obra de los tratadistas posterioresy son pocos quienes lo mencionan.

Aunque no siempre los aportes de Salinas son originales, apartir de la riqueza y profundidad del análisis que realiza,existe en la exposición una búsqueda de un algo más en lascausas y en las consecuencias que conduce al conocimiento ytambién a la reflexión. Pueden servir como ejemplo los capítu-

los dedicados a lasdivisiones de lamúsica y a la nece-sidad de satisfacer ala razón pero tam-bién a los sentidos,mostrando cuál erael enfoque tradicio-nal y la necesidadde establecer nuevoscriterios; o la minu-ciosidad con la queexplica todo aquellorelacionado con losnúmeros para tenerlos elementos nece-sarios para poderestudiar el tema delos intervalos y de

las distintas maneras de temperar los instrumentos. Salinas fue uno de los pocos teóricos de su época que tuvie-

ron la posibilidad de acceder a textos escritos en griego.Gracias a ello y a su capacidad para analizarlos, pudo explicarcómo diferían los modos griegos de los que se empleabanentonces, y criticar los escritos de otros teóricos que, según sujuicio, equivocaban sus apreciaciones. Entre otras cuestiones,Salinas define los distintos significados de la palabra tono;diferencia ese concepto del de modo, y señala el error en queincurre Boecio a este respecto.

Resulta difícil imaginar cómo, siendo ciego, pudo superarlas dificultades que debió encontrar en sus estudios y en laconcreción de su obra escrita. Más allá de la época de suestancia en Roma, en la que se asombró por los conocimientosque tenían quienes lo rodeaban y que lo hacían sentir avergon-zado, la escritura de un libro tan difícil y extenso como es elDe musica no nos habla solamente del autor, sino de un entor-no que lo acompañó durante meses y meses de trabajo, que leacercó y leyó textos escritos en latín, griego, italiano y caste-llano; y que lo asistió durante todo el tiempo que necesitópara analizarlos y revisarlos, tomar apuntes, sacar conclusio-nes y, finalmente, compaginar un tratado de gran complejidad.

En su libro, Salinas nos propone un acercamiento a lamúsica que va mucho más allá de los meros sonidos; nos acer-ca a otras dimensiones en las que la música es un medio deconocimiento que nos remite –como eslabones de una largacadena que nos lleva a cientos y cientos de años atrás– a ideastan eternas como nuestro mundo.

Para el lector del siglo XXI adentrarse en las páginas escri-tas por Salinas implica asomarse con espíritu crítico a la obra

de los más destacados autores que escribieron sobre música enun período que abarca casi dos mil años. No se trata solamen-te de recoger ciegamente las enseñanzas de las autoridades,sino también de comentarlas y de precisar el sentido de susdichos. Con su exposición, no solamente nos facilita la lecturade textos cuyo acceso directo para el lector moderno puede serdificultoso, sino que también nos proporciona una sólida baseteórica para el estudio y el análisis de tratados más modernos,y nos invita a una remozada y crítica lectura de hechos yconocimientos cotidianos.

No es difícil imaginar que, ahora que estamos conversandosobre estos temas, desde algún lugar nos esté mirando, son-riendo, señalando con un dedo y recordándole a alguien: ¿seacuerda cuando escribimos aquello de enseñar a los ausentes ya los que iban a venir?

De alguna manera, adentrarse en el libro de Salinas escomo espiar lo que ocurría en una de las aulas, casi vacía, dela Universidad de Salamanca allá por el mil quinientos y tan-tos, en la que un hombre, ciego, garabateaba de manera des-ordenada números y más números mientras su rostro se ilumi-naba hablando de Pitágoras y Ptolomeo, y la voz de un poetatejía un contrapunto imaginario ensayando la poesía que aca-baba de escribir:

El aire se serena y viste de hermosura y luz no usada,

Salinas, cuando suena la música extremada,

por vuestra sabia mano gobernada. ...

Y como está compuesta de números concordes, luego envía

consonante respuesta; y entrambas a porfía

se mezcla una dulcísima armonía.

Eduardo SohnsParticipó de cursos dictados por: Gerardo Gandini, MarianoEtkin, Violeta H. de Gainza, Hilda Herrera, Mario Videla,Abel Carlevaro, Paul van Nevel, Michel Piguet, BrennoBoccadoro, etc. Entre 1978 y 1983 fue alumno de SergioHualpa. Entre 1985 y 1988 cursó estudios de Música antiguay Laúd en el Centre de Musique Ancienne de Ginebra (Suiza).Ha publicado artículos sobre la música del renacimiento enmedios de la Argentina y del exterior. Ha realizado grabacio-nes de música contemporánea para guitarra; y en 1992, con elgrupo Alvar de música sefardí, realizó la grabación: Kantes deSefarad.

Ha dictado cursos junto a otros profesores, entre ellos:Clara Cortazar, Gabriel Pérsico, Néstor Andrenacci, etc.,sobre temas relacionados con la música renacentista dentro delas actividades del Centro de Estudios de Música Antiguadependiente de la Universidad Católica Argentina; fue invita-do como docente por la Escuela de Música de la Universidadde Cuyo, Centro de Educación Musical (S.M. de los Andes),Conservatorio Municipal Manuel de Falla, Centro Ricordi,Coral de La Rábida, Museo Larreta de Arte Español,Conservatorio de Morón, Fundación Ricercare y Escuela deMúsica de la Universidad de Córdoba, etc.

Desde 1989 y hasta el 2001, dictó cursos de Música delRenacimiento y Laúd en el Conservatorio Nacional CarlosLópez Buchardo. En la actualidad dicta las materias sobreNotación y Tratados en el marco de las carreras de músicaantigua que se dictan en el Conservatorio Superior de Música“Manuel de Falla”.

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No se sabe con certeza, si el benedictino Guido nació enArezzo o en los alrededores de París. Sí se sabe que nació afines del siglo X y que murió el 17 de mayo de 1050. Vivió enPomposa, cerca de Ferrara, y más tarde se radicó en Arezzo,de donde fue convocado por el Papa Juan XIX.

La Edad Media lo tiene por padre de la música occidental ya él se le atribuye la invención de las líneas paralelas, núcleoinicial del pentagrama que sustituiría a los neumas, precisandolas notas escritas, que antes debían ser claveteadas en lamemoria. Pablo Diácono había escrito el himno a San Juan“Ut queant laxis”, donde cada fragmento melódico de lossucesivos versos subía por grado desde el do hasta el la, dán-dole Guido, a cada una de las seis primeras notas de la escalaun nombre silábico, coincidente con la primera sílaba de cadaverso, conformándose así el hexacordio. Tal acontecimiento ledio mérito al monje para ocupar un lugar destacado en la his-toria de la música occidental y también a Arezzo por ser sulugar de residencia.

La ciudad, de origen etrusco, es rica en monumentos comola basílica románica Santa María della Pieve o la gótica cate-dral –o la también gótica– basílica de San Francisco, conobras de Piero della Francesca. Arezzo fue también cuna deFrancesco Petrarca, Paolo Ucello, Piero della Francesca,Michelangelo Buonarroti, Giorgio Vasari, Masaccio y otrosgrandes hombres.

Como homenaje al monje y con el patrocinio del Presidentede la República Italiana, la Associazione Amici della Musicaorganiza, año tras año desde 1951, el Concurso PolifónicoInternacional de Coros que lleva su nombre.

En el año 1967, décimo quinto del Concurso, nos propusi-mos participar junto a coros de Brasil, Bulgaria,Checoslovaquia, Dinamarca, Francia, Alemania Occidental,Yugoslavia, España, Suiza, Hungría, Finlandia, EEUU y nume-rosas agrupaciones de Italia.

Con los finlandeses y estadounidenses confraternizamos enforma especial. Ya finalizado el Concurso, espontáneamente yal aire libre se unieron nuestros cantos en una hermosa veladanocturna que se prolongó hasta altas horas de la madrugada.

Fuimos alojados en Castiglion Fiorentino, un “Paesse”amurallado, las mujeres en una casa de religiosas, los varonesen un seminario menor, junto a los checoslovacos y los búlga-ros con ese insistente “sabrosuola”, que nunca supimos quéquería decir. Sus integrantes eran custodiados constantementepor sus comisarios en todos sus movimientos: había que cui-dar que no desertaran. El maestro Hernández Larguía fue alo-jado en la sacristía de la capilla del seminario.

Grande fue el estupor de los habitantes de CastiglionFiorentino, al ver avanzar con gran dificultad, desde el pórticode entrada y dentro de las murallas, un colectivo conducido

por un italiano forastero, subiendo atrevidamente por intrin-cadas, ascendentes y angostas callecitas medievales, hasta lle-gar a la plaza donde desde lo alto y a través de una arquería,se contemplaba el hermoso paisaje toscano. Más costoso leresultó poder dar vuelta el vehículo para regresar ya que noexistía espacio para maniobrar.

Fueron sucediéndose las competencias en las distintas cate-gorías durante cinco días, desde el 23 al 27 de agosto, lamayoría en el Teatro Petrarca y en Santa María della Pieve,hasta que ocurrió lo impensado: conquistamos un “primoposto”.

Silvio Scrimaglio

Cristián Hernández Larguía recibiendo el premio.

A CUARENTA AÑOS DE AREZZO

Actuación en el Monumento Nacional a la Bandera al regreso de Arezzo.

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¿Qué se puede decir, que sea socialmente correcto, para descri-bir lo que sentimos cuando entramos al escenario por primeravez para comenzar a cantar en la fase eliminatoria delConcurso? En ese momento, ¿dónde estaba toda la seguridady confianza que creíamos tener? Entre bambalinas algunosintentaban aflojar la tensión haciendo bromas; ver algunas delas fotografías nos hace pensar que no surtieron demasiadoefecto.

¿Cuáles son las palabras para reflejar, aunque más no seaturbiamente, el estado de ánimo de los que estábamos en lacalle, frente al Teatro Petrarca, esperando el resultado deljurado, en ese agosto de 1967?

¿Cómo equiparamos las palabras de “La Nazione” deArezzo cuando decía “Gli argentini hanno visto finalmenterivalutata in piena la loro consistenza e la loro bravura nelconcorso… Essi hanno trionfato in modo indiscusso…”, conlos sentimientos de todos cuando se escuchó por los altavoces:“Atenzione, atenzione, il primo posto del XV ConcorsoPolifonico Internazionale “Guido D’Arezzo”… y escuchába-mos: ¡Pro Musica de Rosario!? Y todo lo que siguió después:los abrazos, las lágrimas de muchos, gritos, y las congratula-ciones de coreutas de todos lados, y las canciones en la plazajunto a otros coros, y…, y…

Detrás de todo eso hubo una etapa de preparación, rica enanécdotas y matices, pero con una constante difícil de definir,aún ahora. Una constante de búsqueda de lo mejor, de estudioa ultranza –casi de manera patológica– de las partituras. Cadauno tenía en su oído el sonido de los otros, se buscaba laamalgama perfecta en el convencimiento de que se podíalograr. Con una conducción que, para no faltar a la eterna–cuasi congénita– costumbre de pedir siempre más, experi-

mentaba con nosotros como alquimista buscando la piedrafilosofal. Cristián nos hacía cantar mezclados, sentados, cami-nando, sin música (solamente el texto con los valores rítmi-cos). A veces ensayábamos tan separados que nos sentíamossolistas. Masajes grupales: nos golpeábamos la espalda pararelajarnos. Nunca supe si eso se consiguió, pero nos divertía-mos haciéndolo. Ensayamos tanto que, en realidad, podríamosno haber llevado las partituras (con todo lo que significabacomo peso), ya que sabíamos las obras de memoria.

Pero a todo eso se sumaba la otra dimensión: nos íbamos aEuropa, a enfrentarnos con los “dueños de la música”. Algoque no era tan común cuarenta años atrás. En la perspectivaque dan los años, ese proyecto se presenta, aún hoy, comoalgo de dimensiones casi imposibles de alcanzar; y sin embar-go se consiguió. ¿Los riesgos? No teníamos mucha concienciade ellos. ¿Los resultados? Íbamos a ver qué podía suceder (loque ciertamente no pensábamos era eso, tan de moda hoy, de“ganar experiencia”). ¿Las consecuencias del viaje? Si hubiése-mos sabido acerca de la cantidad de notas que el Pro Musicaiba a tener que cantar a posteriori para pagar las deudas, creoque no nos hubiésemos ido, no sólo de Rosario, sino del localdel Conjunto: tardamos cuatro largos años en cancelar ladeuda con Alitalia.

En estos momentos de recuerdos, pensar en todos aquellosque hicieron posible esa gesta conlleva el riesgo de olvidarnombres. Porque no se puede medir todo lo que recibimos, yno se puede agradecer lo suficiente. Era el viaje de todos.Todos cantaron allá en Arezzo, todos festejaron con nosotros,todos recibieron los aplausos.

José Paronzini

Una de las pruebas en el Teatro Petrarca.