de Smith a Menger. ¿De la teoría del valor trabajo a la ... · titución -o su intento- de la...

26
17 De la teoría objetiva a la teoría subjetiva del valor, De la teoría objetiva a la teoría subjetiva del valor, de Smith a Menger. de Smith a Menger. ¿De la teoría del valor trabajo a ¿De la teoría del valor trabajo a la teoría del valor capital? la teoría del valor capital? Teoría económica * Licenciada en Economía Universidad Nacional de Villa María. Magíster Desarrollo Económico para América Latina, Universidad Internacional de Andalucía La revolución marginalista vino a dar un giro coper- nicano en la teoría del valor en tanto significó la sus- titución -o su intento- de la teoría objetiva del valor por una nueva teoría, ahora subjetiva, del valor. ¿En que consistió tal giro? ¿Por qué fueron revalorizados determinados autores? ¿Es posible relacionar tal revalorización a objetivos político-sociales o se trata de avances exclusivamente teórico-científicos? Guiado por tales interrogantes, el presente trabajo intenta mirar la evolución de las teorías hegemónicas del valor colocándolas en el contexto social e intelec- tual en que se desarrollaron a fin de comprender su progreso y difusión. María Paula de Büren*

Transcript of de Smith a Menger. ¿De la teoría del valor trabajo a la ... · titución -o su intento- de la...

17

De la teoría objetiva a la teoría subjetiva del valor, De la teoría objetiva a la teoría subjetiva del valor, de Smith a Menger.de Smith a Menger.

¿De la teoría del valor trabajo a¿De la teoría del valor trabajo ala teoría del valor capital?la teoría del valor capital?

Teoría económica

* Licenciada en Economía Universidad Nacional de Villa María. Magíster DesarrolloEconómico para América Latina, Universidad Internacional de Andalucía

La revolución marginalista vino a dar un giro coper-nicano en la teoría del valor en tanto significó la sus-titución -o su intento- de la teoría objetiva del valorpor una nueva teoría, ahora subjetiva, del valor. ¿Enque consistió tal giro? ¿Por qué fueron revalorizadosdeterminados autores? ¿Es posible relacionar talrevalorización a objetivos político-sociales o se tratade avances exclusivamente teórico-científicos? Guiado por tales interrogantes, el presente trabajo

intenta mirar la evolución de las teorías hegemónicasdel valor colocándolas en el contexto social e intelec-tual en que se desarrollaron a fin de comprender suprogreso y difusión.

María Paula de Bür en*

18 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

1. En torno de la teoría objetiva del valor …

Lo que la Escuela Austríaca(Von Hayek, 1996; Von Mises,1968) denomina teoría objetivadel valor fue un vaivén entre loque se denomina la teoría delvalor trabajo y la teoría de los cos-tos de producción; ambas teoríassostienen que el valor de los bie-nes esta dado por su valor decambio y no por su valor de uso yfueron desarrolladas por los auto-res encuadrados en la EconomíaPolítica. En la teoría del valor tra-bajo el valor está dado -a grossomodo- por la cantidad de trabajoincorporado y, en la teoría de loscostos de producción, por lasumatoria de las retribuciones alos factores de producción.

La teoría del valor trabajo fueinaugurada por Adams Smith enlo que se considera el texto funda-cional de la ciencia económica entanto escrito científico. En suInvestigación sobre la Naturalezay Causas de la Riqueza de lasNaciones plantea que el trabajoes el patrón universal del valor:

“…el trabajo es la medida universaly más exacta del valor, la única reglaque nos permite comparar los valo-res de las diferentes mercancías endistintos tiempos y lugares. Todo elmundo admite que no podemos esti-mar el valor real de las cosas, de unsiglo a otro, por las cantidades deplata que se hayan dado por ellas,tampoco por las cantidades de gra-

nos que se den, de un año al añosiguiente. Pero por las cantidadesde trabajo sí que podemos estimarlo(…) con la mayor exactitud posible”(p. 37)

Luego de haber aseverado que:“Todo hombre es rico o pobre segúnel grado en que pueda gozar de lascosas necesarias, convenientes ygratas de la vida. Pero una vez esta-blecida la división del trabajo, (…) lamayor parte de ellas se conseguiránmediante el trabajo de otras perso-nas, y será rico o pobre, de acuerdocon la cantidad de trabajo ajeno deque pueda disponer o se halle encondiciones de adquirir” (p. 32)

Smith sostiene esta idea -inno-vadora para su época- a lo largodel capítulo V, pero la abandonaen el capítulo VI reemplazándolapor otra vieja, afectada de proble-mas de circularidad: la teoría delos costos de producción. Estaúltima construcción es la queactualmente se difunde y sobre laque se sustenta gran parte de laTeoría Microeconómica que seenseña en las universidades enlas carreras de Ciencias Econó-micas.

En el capítulo VI, confundiendoprecio real y valor, afirma que esfácil demostrar que los bienes seintercambian por la cantidad detrabajo que contienen en unasociedad primitiva donde la acu-mulación del capital y la apropia-ción de la tierra aún no se hanefectuado1; pero no sucede lomismo en las sociedades moder-

1 Presenta allí el conocido ejemplo del intercambio entre cazadores de ciervos y de cas-tores para demostrarlo.

19Teorías del valor

nas donde el trabajador compartelos frutos de su trabajo con elcapitalista que lo emplea y dondelos terratenientes, que “deseancosechar donde nunca sembra-ron” (p. 49), exigen una renta.

Smith no consigue terminar deresolver la Teoría del ValorTrabajo a la que había dado inicio;pero David Ricardo avanza en laresolución en sus Principios deEconomía Política y Tributación.Allí explica que el capital emplea-do en la producción de bienes noes otra cosa que trabajo acumula-do y que la existencia de rentatampoco contradice la teoría delvalor trabajo. Para Ricardo el pre-cio de los cereales estaría dadopor la cantidad de trabajo emplea-do en producirlo en las condicio-nes más favorables; suponiendouna situación inicial donde el totalde la población es alimentada conuna tonelada de alimentos y unasituación posterior donde el incre-mento de población exige la pro-ducción de dos toneladas, estoes, el uso de tierras marginalesmenos fértiles; el precio del cerealestará dado por la cantidad de tra-bajo adicional necesaria para pro-ducir la tonelada de cereal adicio-nal en las tierra marginales. Lacantidad de trabajo necesarioserá mayor al empleado en las tie-rras iniciales -más fértiles- paraobtener igual cantidad de cerealen igual superficie y él determina-rá el precio del cereal. Es el terra-teniente quien se apropia de ladiferencia, ya que la suba del pre-cio de los alimentos incrementa el

salario nominal que el capitalistadebe pagar y reduce el salario realque el trabajador recibe. En estaépoca, así como en la que Smithescribió, el salario real del trabaja-dor es el salario de subsistencia.

Aun así, Ricardo no logra termi-nar de resolver la Teoría del ValorTrabajo. Es el mismo autor quienanticipa -en la Sección V de suobra- las limitaciones de su expli-cación en procesos productivosdonde el tiempo de colocación enel mercado es distinto y en lasramas de producción donde lacomposición de capital fijo -dura-ble- y circulante -perecedero- di-fieren. En estos casos, los bienesque empleen capital durable en suproducción tendrán un valormayor a aquellos que empleen lamisma cantidad de trabajo directoe indirecto con un capital demenor duración porque el tiempode espera adicional que requierenen su colocación tiene un costo.

“…debido a los diferentes grados dedurabilidad de sus capitales, o, loque viene a ser la misma cosa, altiempo que debe transcurrir hastaque un conjunto de bienes pueda lle-varse al mercado, tendrán un valorno precisamente proporcional a lacantidad de trabajo utilizada en ellos(…), sino algo mayor, para compen-sar el mayor lapso que debe trans-currir hasta que los bienes másvaliosos puedan situarse en el mer-cado.” (p. 26)

Las limitaciones ricardianas de laTeoría del Valor Trabajo se inten-tarán resolver en el Tomo III de ElCapital, Crítica de la Economía

20 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

Política de Karl Marx. Aquí no lasdesarrollaremos, entre otrascosas, porque tal resolución no esel eje de nuestra discusión y por-que ella continúa en discusión,antes bien nos interesa destacarque las rupturas y continuidadesen tal proceso de elaboración ylos aportes del autor en estamateria. Marx retoma los concep-tos clásicos de valor de uso yvalor de cambio como construc-ciones válidas y criticables deSmith y de Ricardo explicandoque las mercancías -en el modode producción capitalista- no sonsólo portadoras de valor de uso,sino también de valor de cambio.El último se presenta como unarelación cuantitativa de cambio:se intercambia una determinadacantidad de un valor de uso porotra determinada cantidad de otrovalor de uso; el valor de los bienesse expresa en términos de otrosbienes, pero tal valor se modificaen función del tiempo y lugar; escontingente y casual, no es propioe inmanente, el valor de cambioen estos términos se vuelve con-tradictorio y superficial. No sepueden cambiar dos cosas condistintos valor de uso porque susustancia es distinta, debe haberalgo común entre ellas y entretodas las mercancías que permitael intercambio, que las vuelvaiguales para poder ser cambia-das. Lo que vuelve iguales a lasmercancías no es su utilidad, sinoel trabajo que contienen y él noes el trabajo concreto y útil que

cada mercadería posee -que tam-bién es distinto-, sino el trabajohumano abstracto. Todas las mer-cancías contienen trabajo huma-no abstracto y eso es lo que lasvuelve intercambiables, les da unvalor de cambio inmanente y uni-versal. Así las mercancías tienenvalor de uso y valor que se expre-sa en el valor de cambio: enton-ces la economía política clásicano distingue, según Marx, los con-ceptos valor y valor de cambio,no comprende que uno es lamanifestación del otro porqueentiende que el valor de cambioson las cantidades de trabajo dife-rente puestas en cambio en latransacción.

La Economía Política de Smith yRicardo tampoco distingue segúnsu perspectiva el valor del precioreal, precio natural y precio demercado porque observa lo super-ficial y aparente, sólo observa loque los sentidos permiten percibir,confunde el contenido del valorcon la forma en que el contenidoaparece. En el primero se compa-ran valores de uso, relacionescontingentes y distintas; en elsegundo y en el tercero no se per-cibe que la mercancía sea trabajoabstracto humano, coágulos deltrabajo humano igual, sustanciasocial. Se observan los precios; laexpresión de la forma desarrolla-da del valor, la expresión de todaslas mercancías en una mercancíaque se constituye en el equivalen-te general y no el valor, el conteni-do que lejos está de ser la expre-

21Teorías del valor

sión de una mercancía en térmi-nos de otra.

Finalmente, la magnitud del valoren Marx se determina por la canti-dad de trabajo promedio social-mente necesario o por el tiemposocialmente necesario para laproducción de un valor de usocualquiera en las condicionesvigentes de producción y con elgrado promedio de destreza eintensidad de trabajo. La introduc-ción del telar a vapor enInglaterra, por ejemplo, redujo a lamitad la cantidad de trabajo nece-saria para producir una determi-nada cantidad de hilo; pero el tra-bajador manual continuó necesi-tando la misma cantidad de horaspara la producción de esa deter-minada cantidad de hilo; el valorde su trabajo se redujo entonces ala mitad.

Hasta aquí hemos visto la Teoriadel Valor Trabajo elaborada porSmith, Ricardo y Marx. A modo decontextualización deberíamosahora decir que los trabajos deSmith y Ricardo -con sus obrasmáximas publicadas en 1776 y1817- ocupan un lugar hegemóni-co en el pensamiento económicohasta la aparición del pensamien-to marginalista y marxista cuyasobras máximas se pueden ubicaren 1870 y 1867, respectivamente.

Marx (2002), en el “Epílogo a lasegunda edición” de El capital…,explica como fue posible el desa-rrollo de la Economía Política enInglaterra y su recepción y desa-rrollo en Alemania. Tal explicación

permite, asimismo, entender porqué fue socialmente posible laconstrucción de una teoría delvalor que reconociera al trabajocomo su contenido esencial.Inglaterra es para él el lugar endonde el capitalismo ha llegado asu mayor madurez, donde elmodo de producción capitalista y,por tanto, la sociedad burguesamoderna se han consolidado mástempranamente que el resto de lasociedad europea y es por elloque la Economía Política comoresultado de la actividad científicase desarrolla allí; pero la econo-mía clásica coincide –además–con una época donde la lucha declases aún no se ha desatado:David Ricardo, su último repre-sentante, concibe ingenuamentela antítesis entre salario y ganan-cia y entre ganancia y renta comoley natural de la sociedad y lascoloca en el centro de sus investi-gaciones, lo que le vale aún envida, las críticas de Sismondi. Enla época siguiente, entre 1820 y1830, Inglaterra se destaca poruna vitalidad científica que semanifiesta en la proliferación des-prejuiciada de trabajos y discusio-nes de economía política. Ello seexplica -a pesar de que la teoríaricardiana puede ser utilizadacomo arma de embate contra laeconomía burguesa- porque ladisputa, en materia económica, nose desataba entre asalariados ycapitalistas, sino entre el capitalindustrial y la aristocracia terrate-niente y, en materia política,enfrentaba a la Santa Alianza que

22 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

congregaba a señores feudales ygobernantes a la burguesía queacaudillaba las masas populares.

En 1830 se desata la crisis con-cluyente. Las burguesías francesae inglesa conquistan el poder polí-tico en sus respectivos países y apartir de ese momento la lucha declase reviste formas amenazan-tes. Eso da toque de muerte a laeconomía política científica bur-guesa, puesto que ya no se tratade -en las discusiones- si tal ocual teorema es verdadero, sinode si el mismo resulta útil o perju-dicial para el capital.

El modo de producción capitalis-ta alcanza su madurez en Ale-mania después de que su carácterantagónico se haya manifestadotumultuosamente en las luchashistóricas de Inglaterra y Francia,cuando la conciencia teórica declase del proletariado alemán estámucho más arraigada que la con-ciencia de su burguesía. El desa-rrollo autóctono de una cienciaburguesa de la economía políticase hizo aquí imposible, en laépoca clásica por el retardomadurativo del capitalismo ale-mán y ahora por desarrollo de laconciencia proletaria. Para estaúltima época los portavoces ale-manes se escindieron en dosdirecciones: por un lado, losseguidores de Bastiot y, por otrolado discípulos de John StuartMill; de todas formas, tanto en laépoca clásica como durante lavigencia de un capitalismo madu-ro, los alemanes no dejaron de ser

meros repetidores de la cienciaextranjera según Marx.

De ese modo el desarrollo de lasociedad alemana cierra todaposibilidad a la elaboración origi-nal de una economía burguesa ygenera un ámbito propicio para sucrítica, en tanto ella representa elpensar del proletariado, de unaclase históricamente destinada atrastrocar el modo de produccióncapitalista y a abolir las clasessociales. Cuando los portavocescultos de la burguesía alemanaintentaron aniquilar El Capital…oredactaron instrucciones paratranquilizar la conciencia burgue-sa, la prensa obrera halló paladi-nes superiores que supieron darrespuesta.

Nikolái Sieber, profesor en laUniversidad de Kíev de EconomíaPolítica, en 1871 presenta la teo-ría del valor, el dinero y el capitalde Marx como un desarrollo nece-sario de la doctrina de Smith yRicardo (Marx, 2002 -Epílogo a laSegunda Edición).

Sin embargo, es muy raroencontrar en la formación de loseconomistas la conciencia de talcontinuidad. Sería interesanteconocer los motivos…

2. En torno de la teoría subjetiva del valor, la revolución marginalista

Paralelamente al pensamientomarxista, se desarrollan y tomanfuerzas las miradas marginalistasde la economía. Jevons, Menger y

23Teorías del valor

Walras, de manera independien-te, critican los aportes clásicosingleses desde distintas universi-dades y países europeos.Aseguran que el desarrollo delpensamiento económico hastaaquí llamado “Economía Política”no es más que un arte mientrasque el verdadero desarrollo cientí-fico de este pensamiento seencuentra en la “Economía”, pen-samiento que ellos mismos seencargarán de elaborar y el cualayudará a sustentar o refutar lavalidez del conocimiento anterior,carente de contenido científicopara ellos. Walras (1987) aseguraque el desarrollo teórico smithianono es economía pura; no es cien-cia, sino ciencia aplicada: arte quedebe ser precedido y explicadopor la ciencia pura. El título de laobra de Jevons (1998) “La teoríade la Economía Política” manifies-ta la magnitud de la disputa aldesignar su propio desarrollo con-ceptual como herramental científi-co que sustenta, que explica elcontenido de un arte: el pensa-miento desarrollado por los clási-cos de la economía política. Dichoherramental permitirá distinguir -dentro y fuera del mismo- el con-tenido científicamente válido delinválido, lo cierto y lo falaz, lo ver-dadero y lo falso.

El marginalismo se constituyeasí en una reacción contra la teo-ría clásica del valor, contra lo queVon Hayek (1996) y Von Mises(1968) llaman Teoría Objetiva delValor; aunque más concretamen-te, contra la escuela ricardiana del

valor. La que a partir de aquí per-derá su validez científica y seráreemplazada por otra teoría delvalor provista por la ciencia pura,por la “Economía” y no por un artecomo habría sido la “EconomíaPolítica”; tal teoría del valor es laque surge en el marginalismo: laque Von Mises y Von Hayek lla-man teoría subjetiva del valor.

3. La síntesis marshallianay las posturas hegemóni-cas en la comunidad de economistas

Entre ricardianos y marginalis-tas, entre 1817 y 1870, losPrincipios de Economía Políticaricardianos se imponen comoortodoxia, sus principios conquis-tan el espacio teórico. Sus aportesy sus dilemas no resueltos, porejemplo en la Teoría del ValorTrabajo, se vuelven centro de dis-cusión; pero en 1848 John StuartMill -hijo del filósofo ricardiano yamigo personal de Ricardo,James Mill- publica su obra,Economía Política, donde trasautoproclamarse ricardiano ase-vera que Ricardo, lejos de consi-derar el trabajo como exclusivafuente generadora del valor, en-tiende que el valor es asimilable alprecio, resultado de la sumatoriade las retribuciones de los facto-res de la producción: salarios,ganancias y rentas. De aquí enadelante, la Economía Política deMill reemplazará los Principios deEconomía Política de Ricardo enla enseñanza universitaria de laeconomía.

24 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

En 1870, tanto la teoría del valortrabajo como la teoría de los cos-tos de producción no habíanlogrado resolución; así es queaparecen los marginalistas afir-mando que los precios son inde-pendientes de las condiciones deproducción; que ellos dependende la demanda.

A partir de esta escuela la teoríaeconómica se elabora y estudiasobre la base de modelos y confuertes supuestos, entre ellos, losde competencia perfecta. La expli-cación de la determinación de losprecios no es ajena a esto; supo-ne que los bienes no fueron pro-ducidos, que caen desde unavión como maná del cielo, queluego de ser apropiados por losindividuos se intercambian en elmercado. Los precios dependen,entonces, de los gustos de losindividuos y de la escasez. Seintercambian por la utilidad adicio-nal que se gana al obtener un bienversus la utilidad adicional que sepierde al ceder el bien por el cualse intercambia el bien obtenido.

Las publicaciones marginalistasson de escasísima difusión y éxitohasta la década de 1890, cuandoun catedrático de la universidadde Cambridge, Alfred Marshall,afirma que los precios no se deter-minan exclusivamente por las pre-ferencias como afirmaban losMarginalistas, ni por los costos deproducción como entendieron losClásicos, sino que ambas condi-ciones operan como dos hojas deuna misma tijera en la determina-ción del precio. Aun así, advierte,

la primera explicación sólo dacuenta de los sucesos en el cortoplazo y que es la segunda la quepermite comprender la economíaen el largo plazo. Dando, de estemodo, a entender cuál es el realsustento del valor.

El pensamiento marshallianotuvo hegemonía en las universida-des inglesas en los años que vandesde 1890 hasta 1950 aproxima-damente. Allí su obra cumbre -“Principios de Economía”- seconstituye en el libro de cabecerade los estudiantes de economíaincluso en la Universidad deBuenos Aires; luego y tras lo quese conoce como crisis del treintairrumpe en la ortodoxia económi-ca el trabajo de otro integrante dela Universidad de Cambridge:John Maynard Keynes.

4. Menger, su teoría delvalor

Ahondaremos ahora en una delas propuestas marginalistas delvalor, la teoría subjetiva del valorelaborada por el fundador de laEscuela de Viena, Carl Menger.Esta concepción nos interesacomo caso testigo en función deque no sólo implica el desplaza-miento del trabajo como contenidodel valor hacia la subjetividad,sino también la colocación de losactores portadores de capital en elcentro del proceso productivo entanto sujetos que sacrifican lainmediatez de los resultados -soportan la espera y el transcur-so del tiempo hasta alcanzar la

25Teorías del valor

disponibilidad de la producción- yen tanto su inversión se encuentraen riesgo hasta tanto el productono sea colocado en un mercadode cambiantes demandas. Laobra de Menger retoma en la ela-boración de la teoría del valoraquel elemento del capital queRicardo no había conseguidoresolver. Ricardo no logra asimilarel tiempo de espera del capital alcontenido del valor trabajo.Menger hace énfasis en este ele-mento, lo que permite revalorizarel lugar del capital en la conforma-ción del producto y de algunamanera legitimar una apropiacióndel PBI mayoritaria para este sec-tor en contraposición a los aportesdel trabajo.

Menger, en sus Principios deEconomía Política, postula unaTeoría General del Bien paraluego abordar su propia Teoría delValor, temas que desarrolla res-pectivamente en los capítulos I yIII de la mencionada obra. A conti-nuación, ahondaremos en elloscolocándolos en conversacióncon las Teorías de Valor elabora-das por la Economía Política.

La teoría general del BienMenger, en el Capítulo I donde

desarrolla La teoría general delBien, asevera que “todas lascosas se hallan sujetas a la ley dela causa y el efecto” (p.47), consi-derando utilidades “aquellascosas que tienen la virtud depoder entrar en relación causalcon la satisfacción de las necesi-

dades humanas, (...) cosas útiles”,y bienes aquellas que “tenemos elpoder de emplear… en la satisfac-ción de nuestras necesidades”(p.47) reconociendo, claro esta,tal conexión causal. Una vezdicho esto, especifica cuatro con-diciones que deben confluir en lacosa para que ella sea considera-da un bien:

“1. Una necesidad humana.2. Que la cosas que tenga tales cua-lidades que la capaciten para man-tener una relación o conexión causalcon la satisfacción de dicha necesi-dad.3. Conocimiento, por parte del hom-bre, de esta relación causal.4. Poder de disposición sobre lacosa, de tal modo que pueda ser uti-lizada de hecho para la satisfacciónde la mencionada necesidad.” (p.48)

La pérdida de cualquiera deestos elementos significa la pérdi-da de la condición de bien porparte del objeto, sea que se modi-fiquen las necesidades humanaso las propiedades de la cosa, sedesconozca la conexión causal oel hombre se encuentre imposibili-tado de disponer del objeto. En talcontexto, es posible la existenciade bienes imaginarios que, encontraposición a los bienes rea-les, se hacen presentes cuandolos hombres consideran bienes acosas que no poseen una relacióncausal real con la satisfacción desus necesidades, sea porque,equivocadamente, atribuyen pro-piedades a las cosas que no tie-nen o porque suponen necesida-

26 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

des que no existen. Entre los pri-meros, Menger, colocaría los cos-méticos y amuletos y, entre losúltimos, los instrumentos de cultoreligioso. El avance cultural de lassociedades llevaría -en tanto ana-liza la real naturaleza de lascosas- a la reducción de bienesimaginarios en pos del incrementode bienes reales.

Por otra parte, entre los bienespueden distinguirse los bienesobjetivos y las acciones u omisio-nes útiles, siendo parte de las últi-mas todo tipos de relacionescomo pueden ser los círculos declientes, el poder de monopolio,los rendimientos laborales y hastalas amistades, por lo que las rela-ciones interpersonales son aquítambién consideradas bienesauténticos.

Interesado en ahondar en laconexión causal que une los bie-nes entre sí y a tales bienes conlas necesidades humanas, diceque esta ciencia debe esforzarsepor “ordenar los bienes segúnrazones intrínsecas, por aprendera conocer el puesto que cada unode ellos ocupa en el nexo causalde los bienes y, finalmente, pordescubrir las leyes por las que serigen” (p.51)

A partir de esto y en función de lacercanía con la satisfacción de lasnecesidades humanas; clasificalos bienes en bienes de primer,segundo, tercer, cuarto... orden.Coloca en el primer grupo los bie-nes empleados en la satisfaccióndirecta o mediata de las necesida-

des humanas -alimentos, bebidas,adornos- y, dentro del resto de losórdenes, los bienes que -si bienno tienen una relación inmediatacon las necesidades- mantienenuna relación mediatizada con lasmismas, sirven para la producciónde los bienes de orden inferior. Demodo que la mano de obra, laharina y la caldera utilizadas parahacer el pan se podrían conside-rar bienes de segundo orden; elcombustible que hace funcionardicha caldera bien de tercerorden, y así sucesivamente yendohacia atrás en la cadena de pro-ducción. En todos los casos, larelación que fundamenta la cuali-dad del bien es la misma, la satis-facción de la necesidad, sólo queunos la ejercen de manera media-ta -los bienes de primer orden- yel resto de manera mediatizada.En ninguno de los casos se tratade una propiedad innata o propiadel bien, sino de una relación cau-sal respecto de la satisfacción dela necesidad humana.

Para poder utilizar los bienessuperiores en la satisfacción deuna necesidad es necesario dis-poner de todos los bienes superio-res complementarios necesariospara la elaboración del bien infe-rior que con ellos se elabora y quesatisface tal necesidad de maneradirecta; por tanto, la condición debien de los bienes superiores estasujeta, para Menger, al siguienteprincipio: “la cualidad de bien delos bienes superiores está condi-cionada ante todo por el hecho deque el hombre disponga también

27Teorías del valor

de los bienes complementariosdel mismo orden, al menos res-pecto de la producción de un biencualquiera del orden inmediata-mente inferior” (p.55).

Es necesario, además, transfor-mar los bienes de tercer orden enbienes de segundo orden y éstosen bienes de primer orden y queen cada etapa se disponga de loscomplementarios necesarios parala elaboración del bien inmediata-mente inferior. De esto Mengerdeduce el siguiente principio: “lacualidad de bien de los bienes deorden superior está condicionadapor el hecho de que dispongamosde sus complementarios en elsentido antes indicado” (p.56).

En este sentido, la fuerza de tra-bajo es, para Menger, uno más delos tantos bienes complementa-rios superiores necesarios para laproducción de bienes inferiores ycumplirá el rol de bien en tanto yen cuanto sirva a una necesidad,es decir, colabore en la produc-ción un bien inferior que satisfaceuna necesidad y disponga de losbienes complementarios necesa-rios para la elaboración del bieninferior en cuestión. El trabajo,entonces, lejos estará, desde estaperspectiva, de constituir elnúcleo duro del valor de los bie-nes como se erigía en las elabo-raciones de la Economía Política.

Es la existencia de determinadanecesidad humana la que otorgacalidad de bien a un bien inferiorcomo a los bienes superioresempleados en la elaboración del

primero; la desaparición de talnecesidad significa la desapari-ción de la cualidad de bien detales bienes. Pero como -y sobretodo- los bienes de orden superiorno derivan su calidad de bien deuna sola y única relación causal,sino de varias respecto de la satis-facciones de necesidades huma-nas, no basta con que desaparez-ca una necesidad siempre y cuan-do se mantengan otras que puedesubsanar.

En relación con el tiempo yel riesgo…

Son las leyes de causalidad lasque gobiernan el proceso a travésdel cual los bienes de orden supe-rior se transforman en bienes deorden inferior y la idea de causali-dad está estrechamente vinculadacon la idea de tiempo -“todo pro-ceso de cambio…sólo es imagina-ble en el tiempo” (p.61)-, por loque a pesar de que la técnica con-tribuye a reducir el tiempo deespera, aquel que dispone de bie-nes superiores sólo conseguirádisponer de bienes inferiores alcabo de un tiempo. Por ejemplo,quien dispone de árboles tal veznunca en su vida vea los frutos -serán sus herederos los que dis-fruten de ellos-, al contrario dequien dispone de fuerza de traba-jo cuyos frutos se reúnen de formainmediata. Por otra parte, dadoque las necesidades se modifican,puede ocurrir que cuando los pro-ductos del bien superior estén dis-ponibles las necesidades a lascuales estaban destinados a

suplir hayan desaparecido. Deaquí se deduce la siguiente ley:

“los bienes de un orden superiorpiden y afirman su cualidad de bie-nes no con las necesidades del pre-sente inmediato, sino únicamenterespecto a las necesidades que, atenor de las expectativas humanas,sólo aparecerán en unos momentosen los que ya habrá llegado a su finel proceso de producción” (p.62).

Ello hace que sólo pueda estarseguro de la cantidad y calidad delos bienes quien dispone de ellosde manera inmediata; quien dis-pone de manera mediata sólopodrá saberlo al final del procesoproductivo. Esta inseguridad difie-re de rama en rama de produc-ción: el terrateniente está someti-do a un mayor grado de ella res-pecto del fabricante de zapatos.

Por otra parte, si bien se consi-dera que los bienes superioresposeen la mayor importancia en elproceso productivo, se compren-de que no lo constituyen en sutotalidad: otros factores actúansobre la cantidad y calidad de losbienes de orden inferior, factorescuya relación causal en el procesoproductivo no conocemos o -si laconocemos- sus variables seescapan a nuestro control aún.Por ejemplo, tal como sucedió enla producción agrícola, en la cualhace un tiempo se desconocía lapresencia de salitre en la tierra ysu efecto sobre la producción,mientras que ahora tal presenciano se puede controlar. “Esta incer-tidumbre es uno de los elementosmás esenciales de la inseguridad

económica de los hombres”(p.64). Por lo que, si bien la pro-ducción de bienes inferioresdepende mayoritariamente de laproducción de bienes superiores,esa dependencia puede ser redu-cida por la intervención del cono-cimiento de las relaciones causa-les y por el avance en el control devariables ahora incontrolables.

En relación con las causas delcreciente bienestar de los hom-bres y la posesión de los bienes,el autor explicita que “el crecienteconocimiento de las interconexio-nes causales (…) han elevado alhombre del estado de rudeza y dela más profunda miseria al estadoactual de cultura y bienestar”(p.66) y que “la totalidad de bienesde los que dispone el individuopara la satisfacción de sus necesi-dades [lo] designamos como suposesión de bienes. No se pre-senta, pues, ante nosotros comouna cantidad de bienes capricho-samente acumulada, sino como elreflejo de sus necesidades”.Asimilando, por un lado, la miseriaa la rudeza -a lo cuasi animal- y elbienestar a la cultura y, por otrolado, las necesidades a los dese-os, relativizando las necesidades,es tan necesario un gran palacio yun gran manjar que abrigue y déalimento a un multimillonario co-mo un rancho y un pedazo de ali-mento para un mendigo en situa-ción de calle. Las sociedades másopulentas serán las más civiliza-das, las que necesiten mayor can-tidad de bienes y las más pobres

28 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

las más rudas y aquellas quenecesiten menor cantidad de bie-nes.

Teoría del ValorLuego de desarrollar su Teoría

General del Bien, Menger explicitaen el Capítulo II su Teoría delValor, para lo cual se adentra enlo que considera la esencia delvalor, su medida y las leyes queregulan el valor de los bienessuperiores.

La esencia de valorLa esencia del valor de los bie-

nes se encuentra en Menger ensu escasez relativa y en la signifi-cación que los consumidoresposeen respecto de la capacidaddel mismo para satisfacer susnecesidades o, más precisamen-te, en “la diferencia entre la nece-sidad y la masa disponible”(p.131). Al respecto, explica que:

“Un bien tiene valor cuando la nece-sidad de un bien es mayor que lacantidad disponible del mismo.”(p.102)“Si los sujetos económicos adquie-ren conciencia de esta situación, esdecir, si conocen que la posibilidadde satisfacer una necesidad depen-de (…) de la disposición sobre unacantidad parcial… entonces talesbienes adquieren para estos hom-bres aquella significación que llama-mos valor. Por consiguiente, el valores la significación que unos concre-tos bienes o cantidades particularesde bienes adquieren para nosotros,cuando somos concientes de quedependemos de ellos para la satis-

facción de nuestras necesidades”(pp.102-103).“Entonces, el fenómeno vital que lla-mamos valor de los bienes brota (…)de la (…) relación entre necesidadesy masa de bienes disponibles”(p.104).

Diferencia, de este modo, entrebienes económicos y no económi-cos, siendo los primeros aquelloscuya cantidad disponible es infe-rior a las cantidades necesarias y,los segundos, aquellos cuya can-tidad disponible las excede. Estosno tienen valor de intercambio, nitienen valor por tanto carecen devalor de uso. Tanto el valor decambio como el valor de usoestán subordinados -para esteautor- al concepto general devalor. Si bien ambos tipos de bie-nes tienen utilidad -satisfacennecesidades humanas-; lo que losdistingue es su disposición relati-va.

El valor, subraya Menger, no esalgo objetivo como lo considerabala Economía Política, sino subjeti-vo. No es algo propio, autónomo ointrínseco de las cosas, sino quedeviene del juicio que efectúan losagentes económicos en relacióncon ellas, sólo existe en el fuerode su conciencia.

“El valor es un juicio que se hacenlos agentes económicos sobre lasignificación que tienen los bienesde que disponen para la conserva-ción de su vida y su bienestar y, porende, no existe fuera del ámbito desu conciencia.Y así, es completa-mente erróneo… hablar, como lohacen los economistas políticos, de

29Teorías del valor

“valores”, como si se tratara decosas reales e independientes, obje-tivando así el concepto. Lo únicoobjetivos son las cosas… y su valores algo esencialmente distinto deellas, es un juicio que se forman deellas los hombres. (…) La objetiva-ción del valor de los bienes, quees…totalmente subjetivo, ha contri-buido en gran manera a crearmucha confusión en torno a los fun-damentos de nuestra ciencia.” (pp.108-109)

Con esto Menger respondedirectamente a las teorías clási-cas del valor que diferencian valoren cambio y valor de uso y aseve-ran que el valor estaba dado porel valor de cambio. Smith observaen La riqueza de las naciones..., yRicardo reafirma en sus Prin-cipios…, que la palabra valortiene dos acepciones: la primeraexpresa la utilidad de la cosa par-ticular y la segunda la capacidadde comprar otros bienes con lacosa, valor de uso y valor en cam-bio, respectivamente, atendiendoque aquellas cosas que tienenmucho valor de uso como es elcaso del agua, generalmente tie-nen escaso o nulo valor en cam-bio y, viceversa, aquellas queposeen un gran valor en cambiocarecen de valor de uso como enlos casos del oro y los diamantes.Para Ricardo, si bien la utilidadno es la medida del valor en cam-bio, sí es su condición necesaria;un bien no útil carece de valor decambio. Dada la utilidad de unbien, este derivará su valor encambio de su escasez o de la can-tidad de trabajo necesario para

obtenerlo y ya que los primeros -aquellos que extraen su valor dela escasez- constituyen unapequeñísima proporción del totalde los bienes comercializados, lasobras de Smith y Ricardo se dedi-carán al estudio del valor de losbienes que son objeto de deseo yque pueden ser multiplicadosmediante el empleo del trabajo.Por tanto, el valor de los bienespara Ricardo y Smith no podíaestar dado por su valor de uso,sino por su valor de cambio aunconsiderando a la utilidad comocondición necesaria. No en vano,Menger utiliza el ejemplo delmanantial de agua para explicar lanecesidad de la escasez relativapara la existencia de valor comouna respuesta directa al ejemploelegido por Smith del agua y losdiamantes, utilizado como eviden-cia de que el valor no se determi-naba por la utilidad sino en elintercambio y, luego, critica laobjetivación del valor por parte delos clásicos.

La medida primordial del valorde los bienes

Antes de explicitar el modo enque se mide el valor de los bienes,pasaremos cita a lo que Mengerconsidera que fundamenta talesmediciones. Para él, “la diferenciade la magnitud del valor de cadabien concreto se fundamenta (…)en la diferencia de la magnitud dela significación que tienen paranosotros aquellas necesidadescuya satisfacción depende deaquel bien” (p.109).

30 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

31Teorías del valor

El intelectual, de Juan de Dios MenaCurupí, 27 x 12 x 15 cm

32 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

La medida del valor estaríadada, por su parte, por la satis-facción que da la última unidad delbien puesta en escala de mayor amenor significancia de utilidad,exclusivamente cuando la canti-dad disponible de tal bien es finita,ya que, si es infinita carece devalor.

Esto tiene un elemento subjetivoy otro objetivo. En relación con elelemento subjetivo, Menger expli-ca que las personas frecuente-mente otorgan mayor significacióna la satisfacción de las necesida-des de las que depende la con-servación de la vida; luego -lesigue en orden de importancia sig-nificativa- de las que depende laconservación del bienestar, lascuales se gradúan por duración eintensidad. Concretamente, cuan-do los sujetos deben elegir entrela satisfacción de una necesidadque conserva la vida y otra queconserva el bienestar, eligen porla primera y cuando deben elegirentre aquella cuya satisfacción leda mayor bienestar que otra, eli-gen la satisfacción de la que damayor intensidad o duración delbienestar. Esto se traslada a losbienes que cubren tales necesida-des otorgándoles la medida de suvalor -ello constituiría el elementoobjetivo del valor-, de modo que,“según sea, mayor o menor la sig-nificación que la satisfacción dedicha necesidad tenga para noso-tros, será también mayor o menorel valor del bien correspondiente”(p. 115).

Imaginemos, invita Menger, unindividuo que para su plena satis-facción necesita cubrir 10 necesi-dades que se cubren con diez bie-nes distintos; pero puede disponersolo de siete de ellos. Lo que haráes ordenar de manera decrecientetales bienes en función del gradode satisfacción que cada uno le dé(numerándolos de 10 a 1 porejemplo); elegirá los primerossiete y la medida del valor de cadauno estará dado por la satisfac-ción que otorga el bien cuatro,que es el primer bien del cual nose ve privada su satisfacción. Sisólo pudiese escoger 6, la medidadel valor de cada uno estará dadopor la satisfacción que otorga elbien 5. Por lo tanto, el valor con-creto de cada parte parcial consu-mida tiene el valor de la utilidaddel último elemento menos precia-do.

Los bienes, entonces, no valenper se, por una cuestión objetivapropia, sino por las necesidadeshumanas que satisfacen y por ladisponibilidad limitada de su exis-tencia; retomando las propiaspalabras del autor se puede decirque

“… para la apreciación del valor delos bienes los sujetos económicossólo se fijan en la significación de lasatisfacción de aquellas necesida-des que dependen de la disposiciónsobre el bien” (p. 129).

Si bien Menger en este puntosigue poniendo énfasis en la signi-ficación de la necesidad, en elcarácter subjetivo del valor enaras de su respuesta a la escuela

33Teorías del valor

de Economía Política, colocacomo elemento necesario -sin elcual la cosa pierde su carácter debien económico por más necesa-ria que sea y, por ende, eliminasu valor- a la disposición de losbienes, a lo que -de otra manera-podríamos denominar oferta debienes. Oferta que está condicio-nada y que, por tanto remite a lascondiciones de producción, seaque esta dependa de la cantidadde trabajo o de los costos de pro-ducción. En otros términos, en lateoría del valor mengeriana pare-ce aparecer la síntesis marshallia-na, parece inevitable ver enMenger la crítica marshalliana;parece inevitable responder“bueno, señor, pero es ustedmismo quien esta diciendo quecon disponibidad (oferta) ilimitadalas cosas pierden su condición debienes económicos, carecen devalor…. No hay valor si no seatiende la cara objetiva del valor”.Marshall irá por más, si bien incor-porará la faceta subjetiva del valoren una de las hojas de su tijera,aseverará que lo sustancial noserá la significación de la necesi-dad sino las condiciones objetivasque afectan los niveles de produc-ción, de oferta, sobre los que losautores clásicos de la EconomíaPolítica habían desarrollado suteoría del valor.

“El principio del coste de produccióny el de la utilidad final son, induda-blemente, partes componentes de laley general de la oferta y la deman-da; cada una de ellas puede compa-rase con las hojas de un par de tije-

ras. Cuando se mantiene quieta unade ellas y se corta moviendo la otra,podemos decir, en aras de la breve-dad que se corta con la segunda…”(Marshall, 1948. Apéndice I: La teo-ría del Valor de Ricardo, p.683)

Es oportuno aquí decir que apesar que Marshall es muchasveces considerado un autor mar-ginalista, lo que acabamos deretomar de su obra lo deja bastan-te fuera de esta corriente; porquesi bien reconoce y da entidad a laobra de estos autores, él continuasiendo un clásico en el sentidoque sigue considerando que elvalor está determinado en últimainstancia por lo que los margina-listas denominan aspecto objetivodel valor. Marshall, responde a losmarginalistas y asevera que sonlos elementos que la EconomíaPolítica indica -más precisamentelos que Ricardo señala-, los quedeterminan el valor. Si bien reco-noce que ellos hayan retomadoaspectos descuidados por la obraricardiana, señala las falencias deestas posturas y los elementospor ellos ignorados que ya habíansido señalados por Ricardo.

Hayek (1996) exculpa de esteerror a Menger, diciendo que elfundador de la Escuela Austríacade ninguna manera intentabahacer una teoría de los precios,que era conciente del camino quea su trabajo le faltaba recorrer.von Weiser, agrega, se encargaráde señalar la constitución de laoferta y completar este capítulo enla Escuela Austríaca. Weiser, ensu obra Ursprung und Haupt-

34 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

gesetze des Wirtschaftlichen Wer-tes, desarrolla la teoría de costosen su ley de Weiser o en su prin-cipio de la oppotunity, en el quepostula que los usos de los facto-res restringen la cantidad disponi-ble para cualquier tipo de produc-ción, por lo que el valor del pro-ducto no puede ser menor al con-junto de los factores empleadosde forma concurrente para su pro-ducción.

El propio Marx en su Capital…ya decía que las teorías clásicasno habían logrado superar losobstáculos en la elaboración de lateoría del valor porque confundíanprecio y valor.

La determinación del valor delos bienes superiores

Tras refutar la validez de la teo-ría del valor trabajo y la teoría delos costos de producción median-te la contraposición de ellas a supropio teoría, explica que al con-trario de lo que consideraban losteóricos de la Economía Política,el valor de los bienes inferiores nose deduce del valor de los bienessuperiores. El valor de los bienesfinales de consumo no se deduceni del volumen exclusivo de traba-jo que contengan, ni de la retribu-ción a los factores de producciónempleados para su producción:capital, trabajo y tierra.

“Entre los errores fundamentales de(…) nuestra ciencia debe citarse (…)el siguiente: los bienes tienen valorpara nosotros porque para su pro-

ducción se emplean bienes valiosos(…) este error (…) es el fundamentode las teorías predominantes sobreel precio” (p. 134).

Para Menger es el valor que seprevé tendrán los bienes inferio-res, en el futuro cuando el proce-so de producción haya culminado,el principio determinante del valoractual de los bienes superiores yes la relación entre disponibilidady necesidad actual la que determi-na el valor de los bienes inferio-res.

“el valor de los bienes de orden infe-rior en el momento actual no se rigepor el valor de los bienes correspon-dientes de órdenes superiores, sinoque (…) el valor previsible del pro-ducto es el principio determinantedel valor de los bienes correspon-dientes de órdenes superiores”(p.136).“Entre el valor que tienen para noso-tros en el presente los bienes deorden inferior (…) y el valor que tie-nen también ahora los bienes deórdenes superiores necesarios parala producción de los primeros noexiste, pues, ningún nexo necesario.Es más bien patente que los prime-ros derivan su valor de la relaciónentre necesidad y cantidad disponi-ble en el momento actual y lossegundos de la relación previsibleentre necesidad y cantidad disponi-ble respecto de un periodo futuro”(p.136).

En tanto que cada uno de losbienes superiores es un bien com-plementario de otros para la pro-ducción de un bien inferior, pue-den tener sustitutos2 y su valor es

2 Si falta uno, se puede reemplazar con otro y, en caso de ser irreemplazable, el resto

35Teorías del valor

“igual a la diferencia entre la signi-ficación de aquellas satisfaccio-nes de necesidades que podría-mos obtener en el caso de quedispusiéramos de la cantidad delbien de orden superior, cuyo valoranalizamos, y aquellas otras que,en caso contrario, tendrían quesatisfacerse con la utilización eco-nómica de la totalidad de los bie-nes de orden superior de que dehecho disponemos” (p-148).

De modo que, cualquier biensuperior tiene la misma jerarquíaque otro en tanto puede ser reem-plazado en la producción del bieninferior, si se puede derivar algunajerarquía ella estaría dada por ladistancia que el bien superiortiene respecto del bien inferior queproduce ya que es la producciónde bienes superiores lo que gene-ra la multiplicación de los bienesinferiores.

La calidad de bien superior no esuna característica propia de la tie-rra, el capital o el trabajo, sino quederiva de su uso, por ejemplo, latierra puede ser considerada bieninferior o superior en función deluso que se le dé, sea como bienpara el esparcimiento o sea comobien para la producción.

Lo hasta aquí desarrollado nospermite observar que la obra deMenger constituye no sólo el des-plazamiento del trabajo como ele-mento primordial del valor y sureemplazo por la necesidad hu-mana como principio motor, el

desplazamiento desde la oferta -condiciones de producción- haciala demanda; sino que esa salidadel trabajo como contenido únicoy central del valor está acompaña-da por una revalorización del capi-tal y la tierra.

La obra, luego de una larga tra-dición de revalorización del traba-jo, minimiza el aporte del trabajoen el producto, lo coloca en igualplano que el resto de los bienes,asegura que es sólo uno de lostantos bienes superiores comple-mentarios que se utilizan paraproducir bienes inferiores quesuplen determinadas necesidadesy que su valor -que es una funciónde dicha necesidad- desaparece-rá si la misma desaparece o si eltrabajo es sustituido por otro biensuperior en la producción del bieninferior.

Al tiempo que revaloriza el capi-tal y la tierra, afirma que es la pro-ducción de bienes superiores loque genera multiplicación de lacapacidad productiva, para la cualse necesita acumulación de capi-tal. Asevera que quien dispone delas cosas de manera inmediataconoce de la cantidad y calidad delas mismas pero que no puedesaberlo quien dispone de formamediata de ellas. Enfatiza la exis-tencia del tiempo de espera quesufre quien se dedica a tal pro-ducción diciendo que, por ejem-plo, quien tiene todo para producirárboles no podrá gozar de ellos

de los bienes superiores complementarios puede utilizarse en la producción de otrobien que cubra otra necesidad humana.

36 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

por un largo tiempo y tal vezrecién lo puedan hacer sus here-deros; mientras que quien gozade fuerza de trabajo puede obte-ner el goce inmediato al disponerde manera inmediata de la pro-ducción que genera. Y, finalmen-te, haciendo énfasis en la produc-ción incierta del terrateniente,revaloriza el riesgo de la tierra y elcapital que se encuentran en losinicios del proceso productivo, esdecir, que son los bienes de másalto orden en la producción.

Cabe observar que mientras queDavid Ricardo encuentra un esco-llo difícil de sortear en el “tiempode espera” de utilización o rendi-miento del capital para resolver yavanzar en la Teoría del ValorTrabajo, Menger retoma precisa-mente ese escollo y lo colocacomo elemento central de la cons-titución de la producción y derevalorización del capital y la tie-rra. En este sentido, la producciónya no es fruto del trabajo; ahora laproducción o su crecimientomonumental es consecuencia deluso del capital, del tiempo deespera del capitalista, del riesgoque corre el capitalista, de la in-certidumbre en la calidad y canti-dad de la producción que éstegenera; por tanto, la apropiaciónde tal producción ya no es tanlegítima si la realiza quien aportasu fuerza de trabajo al procesoproductivo como si la efectúaquien aporta la tierra o el capital.En otros términos, esta nuevamirada nos indica el sector quemás legítimamente puede apro-

piarse de lo socialmente produci-do y en qué volumen relativopuede hacerlo.

Podríamos incluso inferir que laobra de Menger significa un girode 180 grados de las conclusio-nes ricardianas, ya que pone aúnmás énfasis en el aporte de la tie-rra que en el aporte del capital.Mientras que Ricardo, por un lado,entiende que el capital es trabajoacumulado y que el valor de losbienes está dado por la cantidadde trabajo incorporado sea demanera directa -mediante la manode obra- como de manera indirec-ta -mediante el trabajo acumuladoen el capital- y, por otro lado, pos-tula la ley de los rendimientosdecrecientes de la tierra que lepermiten legitimar la abolición dela ley de granos en Inglaterra conobjeto de transferir la renta extra-ordinaria de la tierra a la burgue-sía industrial; a la clase o sectorsocial de vida austera e interesa-do en la inversión, desde el derro-che y la ociosidad terrateniente enel que estaban sus frutos, en posde la inversión para la industriali-zación.

De modo que la obra de Mengerda un giro copernicano respectode la obra de Ricardo, no sólo por-que ya no mira el valor de los bie-nes desde el lado de la produc-ción, sino desde sus demandan-tes, a lo que podríamos preguntar,¿quiénes son los demandantes?,¿quiénes poseen la capacidadadquisitiva que da -junto con lasnecesidades o preferencias- valor

37Teorías del valor

a las cosas y determina qué es loque se produce y demanda, y quéno? Sino que significa tal giro por-que traslada en 180 grados laslegitimaciones que la teoría ricar-diana permitía realizar: el porcen-taje de la apropiación de la rique-za socialmente producida porparte de trabajadores, capitalistasy los rentistas o terratenientes.Esta legitimación da un giro totalen la obra de Menger, a partir dela cual adquiere mayor legitimidaden el proceso productivo quienmás lejos está del producto final,quien más riesgo corre; quien, enprimer lugar, ofrece la tierra, ensegundo lugar, ofrece el capital y,finalmente, quien -en el inferiorgrado- ofrece su fuerza de trabajo.

5. El rescate político socialde la obra mengeriana

Carl Menger fue el elaborador delos principios de lo que hoy cono-cemos como la Escuela Austría-ca; fue él quien elaboró los sus-tentos de la misma tras haberrevolucionado los cimientos de laciencia económica; pero su obrahubiese pasado al olvido y lainfluencia de esta escuela nohubiese tenido tanto impacto si nofuese por los esfuerzos de Eugenvon Bönhm-Bawerk y Friedich vonWeiser para hacerla famosa decara al exterior, explica von Hayek(1935/1996) en la “Introducción” ala edición inglesa de los Principios

... Justamente, la característicaque comparten todos los partida-rios de esta escuela es la acepta-ción de las teorías mengerianas.

Desde la aparición de losPrincipios de J.St. Mill en 1848, ladisciplina se caracterizaba por eltriunfo de la Economía PolíticaClásica y su teoría del valor, perolas críticas hacia ella iban en cre-cimiento desde todos los credos yregiones. En este contexto, apro-ximadamente en 18713, surge loque se dio en llamar la RevoluciónMarginalista, el descubrimiento endistintos lugares y desde distintoscaminos del principio de utilidadlímite por William Stanley, Jevons,Carl Menger y León Walras.

La obra de Menger se enfrenta ydiscute de puntas, por un lado ymás precisamente en susPrincipios, con las conclusionesalcanzadas por la economía clási-ca, especialmente en su teoría delvalor y, por otro lado, con la meto-dología propuesta por la EscuelaHistórica Alemana. Esta escuela,cuyas críticas aceleran el ocasode la teoría clásica en Alemania,rechaza la existencia de leyes uni-versales aplicables a todo tiempoy espacio, lo que invalida la cienti-ficidad de la teoría mengeriana ylleva al propio Menger a descuidarsus estudios de Economía Políticay centrar su atención sobre elámbito metodológico. Fruto detales esfuerzos es la segundagran obra de este autor, Untersu-

3 Que es el año en que se publica la Theory of Political Economy de Jevons y losPrincipios de Menger

38 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

chungen uber die Methode derSocialwissenschaften und derPolitischen Oekonomie insbeson-dere publicada en 1983.

No podemos dejar de considerarque no solo cuestiones metodoló-gicas lo enfrentaban a este escue-la; el propio Hayek nos habla desu costado conservador y liberal,el hecho de que tal disputa los dis-trajera de sus principales intere-ses teóricos concretos son unamuestra de ello. La discusión llegóa tal punto que Schmoller -princi-pal referente de la EscuelaHistórica- declaró que los partida-rios de la teoría mengeriana noestaban capacitados para ense-ñar en las universidades alema-nas, vedándoles -de algunamanera- el ingreso. En lo laboralsu vida se alternó entre la funciónpública y la actividad académicade docencia universitaria e inves-tigación. Entre otras cosas, fue elmiembro más destacado de laComisión Austríaca de encuestadel Sistema Monetario destinadaa revisar el sistema monetarioAustro-Húngaro que culminó enla adopción del patrón oro. Loacompañó en dicha tarea Eugenvon Bönhm-Bawerk quien sedesempeñó como segundo presi-dente de la comisión y represen-tante del gobierno austríaco. En1900 fue nombrado miembro vita-licio de la Alta Cámara Austríaca yejerció gran influencia en las opi-niones de los diputados liberalesgermanoparlantes, antes que porsu participación parlamentaria,

por los encuentros que con losmismos mantenía.

Si bien hay quienes dicen, comoKnut Wicksell, que no ha existidoen la historia desde Los Principiosde Ricardo otra obra que hayarevolucionado de tal modo la eco-nomía política como Los Prin-cipios de Menger, la obra no tuvoinicialmente buena acogida eincluso -después de escrita laobra- le costó mucho ingresar a laUniversidad de Viena. Son dosjóvenes egresados de la institu-ción los que descubren que laobra permite eliminar de cuajo lossistemas vigentes en la teoríaeconómica e intentan infructuosa-mente popularizarla en los semi-narios de Knies, Roscher yHildebrand: los popes de laEscuela Histórica Eugen vonBönhm-Bawerk y Friedich vonWeiser. Poco a poco, Menger, suprestigio en la universidad y ellibro, comienzan a difundirse congran influencia. La Escuela llega aconsolidarse en toda Austria, altiempo que su rechazo enAlemania y las disputas con laEscuela Histórica Alemana seprofundizan.

Son los seguidores de Mengerquienes enfatizan y desarrollan lateoría económica que el propioMenger había iniciado. LaEscuela Austríaca se opone acualquier tipo de intervenciónestatal en tanto entiende que cual-quier tipo de intervención, por másmínima que sea, conduce al auto-ritarismo y a la anulación de las

39Teorías del valor

libertades individuales. En estesentido marxismo, socialismo,nazismo, fascismo, keynesianis-mo y monetarismo pueden sercolocadas en igual registro.

Formaron parte de los inicios dela Escuela Austríaca además delos mencionados Emil Sax yJohann von Komorzynk, RobertMeyer, Robert Zuckerkandl,Gustav Gross, H. von Scullern-Scharattenhoffen, Richard Reich yRichard Schüller. Continuaron latradición Ludwig von Mises y susdiscípulos Friedrich von Hayek,Murray Rothbard, Israel Kirzner yGeorge Reisman. En la actuali-dad, en la Argentina se conside-ran seguidores de la mismaAlberto Benegas Lynch (h), JuanCarlos Cachanosky, Gabriel J.Zanotti, Martín Krause y AdriánRavie.

Ludwig von Mises se vuelca alestudio de la economía políticainfluenciado por Menger, vonBönhm-Bawerk y von Weiser yfunda junto a von Hayek en 1924el Österreichisches Institut fürKonjunkturforrschung.

Friedrich Von Hayek convoca en1947 a sus intelectuales amigos aformar la Sociedad de MontePelegrino con objeto de difundirsus ideas en el resto de los paí-ses. Von Mises, Karl Popper yMilton Friedman, fueron algunosde los convocados a la batalla(Mont Pelerin Society). Estasociedad permanece activa en laactualidad y continúa su luchacontra cualquier tipo de interven-

ción estatal. Recordemos su últi-ma reunión desarrollada en laArgentina bajo la consigna “ThePopulist Challenge to LatinAmerican Liberty”. En dicha reu-nión estuvieron presentes GabrielZanotti y Benegas Lynch hijo(Mont Pelerin Regional Meeting,2011). Sin descontar que la visitaa la Argentina de Von Mises fueorganizada por Benegas Lynchpadre al poco tiempo de caído elperonismo y al año de creada lacarrera de economía en laArgentina.

Conclusiones

El presente trabajo intentó haceruna recopilación de los principaleshitos en el desarrollo de las teorí-as hegemónicas del valor. Detallóel paso de la teoría objetiva a lateoría subjetiva del valor e intentómostrar el contexto en que ello fuedesarrollado a fin de comprenderno solo el contenido teórico detales teorías sino el contexto polí-tico, social e intelectual que facili-taron su desarrollo y difusión o,antes bien, las disputas políticaslibradas por sus difusores.

El trabajo mostró la dimensiónpolítica de la teoría subjetiva delvalor y para ello eligió profundizaren una de sus versiones: la austrí-aca. Contextualizó su desarrolloinicial y actualidad.

Ello permitió repasar la confron-tación entre valor de uso y valorde cambio, recordando que laeconomía clásica descartó la

40 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

opción “valor de uso” al considerarque la utilidad de las cosas nodeterminaba su valor y desarrolló,en consecuencia, la opción alter-nativa válida para dicha empresa:el valor de cambio. A partir de élelaboró dos posibles explicacio-nes del valor: la teoría de los cos-tos de producción y la teoría delvalor trabajo. Esta última iniciadapor Smith, continuada por Ricardoy resuelta por Marx y, la primera,recogida por Smith en el capítuloseis de su obra al no conseguir laresolución de la anterior elabora-ción y retomada por Mill en 1848.Ambos casos conforman lo que laescuela austríaca denomina teo-ría objetiva del valor.

¿Cómo resurge la posibilidad deretomar la teoría del valor de uso?A través de teorías que expliquenel valor mediante principios de uti-lidad. La teoría clásica habíacaído en gran descrédito y erablanco de críticas académicasdesde distintas posiciones ideoló-gicas. Fue criticada a finales delsiglo XIX tanto desde el marxismocomo desde el marginalismo.Ambas corrientes retomaron laspreguntas formuladas por laescuela clásica, la pregunta por elvalor de las mercancías; el mar-xismo, profundizando e intentan-do resolver la Teoría del ValorTrabajo y el marginalismo hacien-do borrón y cuenta nueva, dese-chando lo que denominó la teoríaobjetiva del valor y proponiendouna teoría subjetiva que retomabael viejo valor de uso de las mer-cancías que había sido desconsi-

derado por la teoría clásica.El marginalismo inició su desa-

rrollo en diversos lugares, desdedistintos principios teóricos y auto-res que, al momento de elaborarsu teoría, no conocían mutuamen-te sus labores. Jevons, Menger yWalras llegaron como resultadode sus trabajos, en un tiempo cro-nológico común, al principio de lautilidad límite, aproximadamentepara el año 1871.

Focalizamos nuestro estudio enuno de estos tres autores:Menger. Fundador de la EscuelaAustríaca, quien elaboró los prin-cipios a partir de los cuales ella sedesarrolló. Escuela que dio a luz apersonajes fundadores de, entreotras cosas, agrupaciones políti-co-intelectuales como la MontPelerin Society. Agrupamientocreado con objeto de influir en larealidad económica y políticainternacional, para evitar todo tipode intervención estatal que res-trinja la libertad de mercado, entanto comprende que esto signifi-ca la restricción de las libertadesindividuales. En igual medida laplanificación centralizada, el mar-xismo, las políticas de corte key-nesiano, como cualquier tipo deintervención estatal llevan -desdeesta mirada- al autoritarismo, alnazismo, a la eliminación de laslibertades políticas individuales.

La obra de Menger se constituyeen un ataque a la teoría económi-ca de la Economía Política y a lametodología de la Escuela Histó-rica Alemana. Su teoría del valor

41Teorías del valor

intenta reemplazar las teorías clá-sicas del valor, ya sea la teoría delvalor trabajo o las teorías de loscostos de producción. Mengerrefuta estas teorías contrastándo-las con su propia explicación, asaber, que el valor de los bienesse encuentra en las necesidadeshumanas y que ellos derivan suvalor de ellas de manera causal.La causa primera del valor de losbienes sería la necesidad: ella davalor al bien inferior que directa-mente la satisface y a los bienessuperiores que contribuyen a laelaboración de ese bien inferior.Menger aprovecha este nuevocamino que propone para hacerénfasis en el tiempo de espera, enel elemento que aportan los bie-nes superiores: la tierra y el capi-tal y desvalorizar los aportes deltrabajo que poco tiempo debenesperar para disponer de lo pro-ducido. En este sentido da vueltala legitimación de la apropiacióndel producto implícita en la teoríade Ricardo, entre otras cosasretomando uno de los puntos queimpidió a este autor la resoluciónde la teoría del valor trabajo, jus-tamente, el tiempo de demora enel uso del capital. Así, mientras laobra de David Ricardo permitiríalegitimar la magnitud de la apro-piación del producto socialmentegenerado -de manera decrecienteen volumen y cantidad- por losproveedores de trabajo, provee-dores de capital y proveedores de

tierra en este orden de prioridad;la obra de Menger permitiría tallegitimación, pero con la prioridadinversa.

La obra de Menger da un giro ala teoría ricardiana, pero su recu-peración, mantenimiento, mejora-miento y difusión constituye elmejor antídoto contra las teoríasmarxistas del valor. De estas últi-mas tareas fueron soldados losintegrantes de la Sociedad MontePelegrino y muchos de sus segui-dores.

La obra de Menger, así como ladel conjunto de la Escuela Austrí-aca, podría haber pasado al olvidoy el anonimato como tantos otrostrabajos intelectuales, podría ha-ber sido un trabajo bueno pero debaja difusión…, pero no lo fue yhasta la actualidad sus argumen-tos resuenan, y no exclusivamen-te como explicaciones de fenóme-nos económicos y no sólo en bocade economistas preocupados porla generación y la multiplicacióndel producto. Resuenan en bocade economistas y no economistasinteresados en la cuestión social,entre algunos de los cuales laargumentación económica legiti-ma la aplicación de medidas polí-tico-sociales que antes que orien-tarse al incremento del productose orientan a generan un tipo desociedad, un tipo de individuo,aquel que ellos consideran máseficiente, más racional.

42 realidad económica 263 1º de octubre/15 de noviembre de 2011

Bibliografía

Jevons, William (1998); Teoría de la Economía Política, Pirámide, Madrid.Kicillof, Axel (2010) De Smith a Keynes: siete lecciones de historia del pensa-

miento económico: un análisis de los textos originales. -1ª ed.- BuenosAires. Eudeba. 376pp.

Marshall, Alfredo (1948) Principios de Economía. Un tratado de Introducción, M.Aguilar Editor, Madrid, 1890/1948.

Marx, Karl (1986) El capital. Crítica de la economía política. Tomo I, Fondo deCultura Económica, México, 1871/1986.

Marx, Karl (2002) El capital. Crítica de la economía política. Tomo I/Vol. I, Libroprimero: el proceso de producción del capital. Siglo XXI editores Argentina,Buenos Aires, 1871/2002. Traducción de Pedro Scaron.

Menger, Carl (1996) Principios de Economía Política, Ediciones Folio,Barcelona, 1871/1996, Trad. de Marciano Villanueva.

Mont Pelerin Regional Meeting, Buenos Aires, 2011, “Programa” En:http://www.mpsargentina.org/programcomittee.html. Fecha de consulta:9/8/2011

Mont Pelerin Society URL: http://www.montpelerin.org/montpelerin/home.html.Fecha de consulta: 9/8/2011

Ricardo, David (1993) Principios de Economía Política y Tributación, Fondo deCultura Económica, México, 1817/1993.

Smith, Adam (1997) Investigación sobre la Naturaleza y Causas de la Riquezade las Naciones, Fondo de Cultura Económica, México, 1776/1997.

Von Hayek, Friedrich (1996) “Introducción” en Menger, Carl (1996/1871)Principios de Economía Política, Ediciones Folio, Barcelona, 1935/1996.Trad. de Marciano Villanueva.

Von Mises, L. (1968) La acción humana, Tratado de economía, EditorialSOPEC, Madrid, 1949/1968.

Walras, León (1987) Elementos de Economía Política Pura, AlianzaUniversidad, Madrid, 1874/1987.