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Núm. 93, 1" época.—AÑO VIII.—f." 'le Agosto de 1883. t»ig. SÍ9 REVISTA DE TELÉGRAFOS. PRECIOS DE SUSCRICIÓN. lin Kspañay Portugal ^5 céntimos de peseta al mes. En el extranjero y Ultramar una peseta. PUNTOS DE SUSCRICIÓN. En Madrid, en la Dirección general. En provincias, en las Testaciones telegráíicas. SUMARIO, SECCIÓN OPÍOI A I,. -Circulares núros. 21 y 32.-SECCIÓN TÉCNICA —Redes telefónicas en España, por D. Antonino Suárez gaave Blanca -SECCIÓN GENERAL.-Miscelánea, por P. V. V. y G.- Noticias.—Moví míen tu del personal. SECCIÓN OFICIAL. MiNisramu I>B Í.-A Gomas AGIÓ* .—Dirección general de Correos y Telégrafos.—Sección de Telégrafos.—Negocia- do h.°-~Oirmüar núm. 23.—El Excino. Sr- Ministro de la Gobernación irte comunica coa fecha 23 de Junio úl- timo la Real orden siguiente: «limo. Sr.: He dado cuenta á S. M. el Rey (Q. D. G.) deí expediente instruido por esa DireccióB genera! de su cargo con motivo del establecimiento de una co- municación heliográfica entre Tarifa ,y Tánger y de la conveniencia de abrir dicha vía al servicio genera! y de las reglas por que deberán regirse las correspondencias que por el referido sistema circulen entre Tánger y los demás países; y en su vista, y de conformidad, con lo propuesto por V. I., se ha servido disponer: 1.° Que se anuncie desde luego la apertura del nuevo sistema de comunicación al servicio oficial de las autoridades es- pañolas, las cuales gozarán de franquicia telegráfica. 2.° Que hasta tanto que se reemplacen con kelióstatos los actuales heliógrafos montados en Tarifa y Tánger, se aplace la apertura al servicio privado, así interior como internacional, el cual se regirá por las siguientes bases: 1. a Los telegramas que por el intermedio de los helióstatos establecidos en Tariía y Tánger se cambien entre e8te último punto y los demás países, se consi- derarán para todos sus efectos como correspondencia internacional, y como tal, sujeta á las disposiciones vigentes consignadas en el Convenio telegráfico de San Petet'sliurgo y Reglamento de servicio de Lon- dres. 2. a Las tasas que deberán percibirse de los ex- pedidores de los telegramas que hayan de cursarse por el intermedio de los helióstatos serán las siguientes: á los que procedan de España para Tánger, ó vice-versa, se les aplicará la tarifa interior correspondiente, más una sobretasa por el trayecto heliográfico de 0,10 de peseta por palabra, considerándose como palabra de pago para la aplicación de esta sobretasa todas las es- critas por el expedidor, inclusas las de la dirección. L los telegramas internacionales se les aplicarán las ta- sas correspondientes de la Tarifa general internacional, más una sobretasa por el trayecto heiiográfieo de 0,15 -de peseta por palabra. 3. 11 La Administración española no acepta responsabilidad 'alguna por el retraso que puedan sufrir los telegramas en la parte correspon- diente al trayecto heliográfico, sin perjuicio de adoptar las medidas convenientes para evitarlo, haciendo uso de los mejores medios de remisión cuando el estado del mar lo consienta y en el caso de que la comunica- ción heliográfica se interrumpa por causas cuyo reme- dio no esté á su alcance, 4. a La Administración espa- ñoia, dada la índole especial de las comunicaciones heliográfieas, no responde del secreto de la correspon- dencia que por este medio circule, pudiendo los expe- didores hacer uso del derecho que les conceden las dis- posiciones vigentes sobre e] empleo del lenguaje secre- to. 151 personal de todas clases que sea necesario desti- nar á la Estación heliográfica de Tánger disfrutará de una gratificación igual á la mitad de su sueldo por ra- zón de la clase de servicio extraordinario que debe prestar y de los mayores gastos que ha de originarle su estancia en un país extranjero. De Real orden lo digo á V. I. para su cumplimiento y efectos cousi= guientes.» Lo que traslado á V. para su inteligencia, debien- do preveoirle que hasta nuevo aviso sólo admitirá ser-, vicio oficial de las autoridades españolas para ia Esta- ,•

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Núm. 93, 1 " época .—AÑO VIII.—f." 'le Agosto de 1883. t»ig. S Í 9

REVISTA

DE TELÉGRAFOS.PRECIOS DE SUSCRICIÓN.

lin Kspañay Portugal ^5 céntimos de peseta al mes.En el extranjero y Ultramar una peseta.

PUNTOS DE SUSCRICIÓN.

En Madrid, en la Dirección general.En provincias, en las Testaciones telegráíicas.

SUMARIO,

SECCIÓN OPÍOI A I,. -Circulares núros. 21 y 32.-SECCIÓN TÉCNICA

—Redes telefónicas en España, por D. Antonino Suárez gaave

Blanca -SECCIÓN GENERAL.-Miscelánea, por P. V. V. y G.-

Noticias.—Moví míen tu del personal.

SECCIÓN OFICIAL.

MiNisramu I>B Í.-A Gomas AGIÓ* .—Dirección general deCorreos y Telégrafos.—Sección de Telégrafos.—Negocia-do h.°-~Oirmüar núm. 23.—El Excino. Sr- Ministro dela Gobernación irte comunica coa fecha 23 de Junio úl-timo la Real orden siguiente:

«limo. Sr.: He dado cuenta á S. M. el Rey (Q. D. G.)deí expediente instruido por esa DireccióB genera! desu cargo con motivo del establecimiento de una co-municación heliográfica entre Tarifa ,y Tánger y de laconveniencia de abrir dicha vía al servicio genera! y delas reglas por que deberán regirse las correspondenciasque por el referido sistema circulen entre Tánger y losdemás países; y en su vista, y de conformidad, con lopropuesto por V. I., se ha servido disponer: 1.° Que seanuncie desde luego la apertura del nuevo sistema decomunicación al servicio oficial de las autoridades es-pañolas, las cuales gozarán de franquicia telegráfica.2.° Que hasta tanto que se reemplacen con kelióstatoslos actuales heliógrafos montados en Tarifa y Tánger,se aplace la apertura al servicio privado, así interiorcomo internacional, el cual se regirá por las siguientesbases: 1.a Los telegramas que por el intermedio de loshelióstatos establecidos en Tariía y Tánger se cambienentre e8te último punto y los demás países, se consi-derarán para todos sus efectos como correspondenciainternacional, y como tal, sujeta á las disposiciones

vigentes consignadas en el Convenio telegráfico deSan Petet'sliurgo y Reglamento de servicio de Lon-dres. 2.a Las tasas que deberán percibirse de los ex-pedidores de los telegramas que hayan de cursarse porel intermedio de los helióstatos serán las siguientes: álos que procedan de España para Tánger, ó vice-versa,se les aplicará la tarifa interior correspondiente, másuna sobretasa por el trayecto heliográfico de 0,10 depeseta por palabra, considerándose como palabra depago para la aplicación de esta sobretasa todas las es-critas por el expedidor, inclusas las de la dirección. Llos telegramas internacionales se les aplicarán las ta-sas correspondientes de la Tarifa general internacional,más una sobretasa por el trayecto heiiográfieo de 0,15

-de peseta por palabra. 3.11 La Administración españolano acepta responsabilidad 'alguna por el retraso quepuedan sufrir los telegramas en la parte correspon-diente al trayecto heliográfico, sin perjuicio de adoptarlas medidas convenientes para evitarlo, haciendo usode los mejores medios de remisión cuando el estadodel mar lo consienta y en el caso de que la comunica-ción heliográfica se interrumpa por causas cuyo reme-dio no esté á su alcance, 4.a La Administración espa-ñoia, dada la índole especial de las comunicacionesheliográfieas, no responde del secreto de la correspon-dencia que por este medio circule, pudiendo los expe-didores hacer uso del derecho que les conceden las dis-posiciones vigentes sobre e] empleo del lenguaje secre-to. 151 personal de todas clases que sea necesario desti-nar á la Estación heliográfica de Tánger disfrutará deuna gratificación igual á la mitad de su sueldo por ra-zón de la clase de servicio extraordinario que debeprestar y de los mayores gastos que ha de originarlesu estancia en un país extranjero. De Real orden lodigo á V. I. para su cumplimiento y efectos cousi=guientes.»

Lo que traslado á V. para su inteligencia, debien-do preveoirle que hasta nuevo aviso sólo admitirá ser-,vicio oficial de las autoridades españolas para ia Esta- ,•

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ción de Tánger. En cuanto al servicio privado, se anun-ciará oportunamente m apertura.

Del recibo de esta circular so Hervirá V. dar eloportuno aviso á la respectiva Inspección, que á su vezlo hará á este Centro directivo.

Dios guarde á V. machos años. Madrid 10 de Juliode 1883.—íál Director general, Luis del Rey.

MINISTERIO DE LA. GOBEHNACIÓN.—Dirección generalde Correos y Telégrafos.—Sección de Telégrafos.—Negó-ciado'i.0—Circular núm. 22. -Los díasÜ y 10 do Juniopróximo pasado se abrieron al público, con servicio li-mitado, las Estaciones de Gracia y Arta, do las Seccio-nen de Barcelona y Palma respectivamente, líl 15 delmismo se abrieron igualmente, y en idénticas condi-ciones de servicio, las Estaciones de Badalona, Calde-taSj Areoys de Mar, Empalme, Frai-sá, Uansa, San-s,Molins del Rey, Martorell, San Sadurni y Toiredeinba-rra, pertenecientes á la Compañía de los ferrocarrilesde Barcelona á Tarragona y Francia, y el 2-í del propiomes la limitada de Palafrugcil en la Sección de Ge-rona.

Nota, líu la circular núrn. 19 del mes anterior seconsignó por error material que la Estación de liorjadependería de la Sección de Huesca, en lugar de la dePamplona, que es á laque en realidad pertenece.

Sírvase V. acusar recibo de esta circular á la Ins-pección de su respectivo distrito, que lo liará á esta Di-rección general.

Dios guarde á V. muchos años. Madrid 10 de Ju-lio de 1883.—El Director general, Ln'ts del lUtj,

SECCIÓN TÉCNICA.

REDES TELEFÓNICAS EN ESPAÑA

En la REVISTA DE TELÉGRAFOS de I." de Junioúltimo, al apuntar ligeramente algunas cuestio-nes cuya inmediata resolución—en el sentido pormí propuesto—creo de grande conveniencia parael servicio de Telégrafos, y por lo tanto, parael país, manifesté sumariamente mis ideas res-pecto á las redes telefónicas, sosteniendo que és-tas no deben ni pueden ser consideradas sinocomo una ampliación de las redes telegráficas, yque el servicio de las unas y de las otras corres-ponde por razón natural al mismo Cuerpo, alCuerpo de Telégrafos. Ki articulo del DirectorD. Francisco Maspons, que sólo conozco por elresumen publicado en LA REVISTA, las cartas defelicitación de vario's compañeros y ruis conver-saciones con otros m¡ prueban bien que he teni-do Infortuna de interpretar la opinión unánimedel Cuerpo.

t, sin embargOj.que nosotros opinemos!

del mismo.modo; no basta que la mayoría del pú-blico ilustrado se halle de acuerdo con nuestrasideas, y que, á pesar de todas las declamacionesy de todos los ditirambos, siga creyendo que losservicios públicos sólo por los Poderes públicosdeben ser administrados; es preciso fortificar es-te juicio y combatir á sus contradictores, al me-nos á los de buena fe, á los que, al creer en lasexcelencias de ciertas descentralizaciones, no soninspirados por el interés del negocio, sino por pre-ocupaciones de escuela ó de partido, lamentablessiempre, pero .siempre respetables. Y para esto esnecesario acudir á la prensa, al periodismo es-pecial que por sus condiciones puede examinas1

con conciencia la cuestión.; v por eso recurro denuevo á pedir hospitalidad á la REVISTA.

Los razonamientos que aquí exponga ten-drían sin duda mayor prestigio si, escritos con elalcance y las galas del estilo de que yo carezco,llevaran al pie la firma de algunas personas deesas que, por su saber, por sus dotes personales ópor sus servicios, son ya hoy una honra para elCuerpo de Telégrafos, y serán, á no dudarlo, lasque en el porvenir infundan en él nueva savia yle pongan á la altura que debe tener por la índolede la misión que en la sociedad desempeña,

Al defender como defiendo que el servicio pú-blico telefónico sólo debe desempeñarlo eí lista-do, bien sabe Dios que lo hago respondiendo áun natural impulso de justicia, y muy por en-cima de .sentimientos eg'oístas y mezquinos. Qui-zás, y sin quizás, más rnedi'o personal obtendríayo con una solución contraria á la que propon-g'o, porque más de una Compañía me ha ofreci-do un puesto importante á su servicio si alg'unared telefónica le es adjudicada; y á bien pocos as-censos puedo aspirar ya en el servicio oficial; nose trata, pues, de egoísmo, personal, que es eiptjor de todos los egoísmos. ¿Es acaso un sen-timiento de compañerismo, de eg'oísmo de cor-poración, ¡o que me mueve á sostener que es elCuerpo de Telégrafos al que corresponde la explo-tación de las redes telefónicas? No seguramente,Para mí el compañerismo no consiste en encu-brir ni en disimular las faltas colectivas ó" indivi-duales de los funcionarios del Cuerpo, sino en elsentimiento común del deber que nos está enco-mendado, en los sentimientos de desempeñarlocon honra y de conservar incólume eí bu.en nom-bre de la institución.

Aún más: en tesis general soy entusiasta par-tidario de la descentralización administrativa, ymás entusiasta partidario de la acción individua!.Admiro á las'razas y á los pueblos donde la ini-ciativa particular lo hace todo, y donde, por Qtraparte, el Estado rio se complace en poner corta-pisa y en complicar ía administración con uña

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centralización que .sólo conduce, en la máquinaadministrativa, á embarazar los engranajes y au-mentar los rozamientos. El espíritu de asocia-ción y de descentralización es vivificador y con -duce á la grandeza de los pueblos, a! paso que laapatía individua!, el esperarlo todo del Gobiernoy ser el Gobierno el que impone y ejecuta iasgrandes obras, y las dírig'e desde sti residencia,es signo de decadencia, de decrepitud, de ane-mia. Pero el listado, ó su representación viva elGobierno, ha tenido y tiene en todos los países yen toáoslos tiempos deberes propios, absolutos ysagrados, que se halian muy por encima de otrosdeberes relativos, que sólo dependen de las cos-tumbres y de ias condiciones del país en que ejer-ce su dominio. En el artículo ÍIT veremos queciertos servicios públicos, como el de la Telefo-nía, pertenecen por derec'io legal y por conve-niencia del país á la administración del .Estado,corno parte esencial de su organismo.

Los reglamentos orgánicos de Telégrafos,aprobados, sancionados y publicados con los re-quisitos legales, han consignado siempre que co-rresponde al Cuerpo destinado á tal servicio, nosólo el telegráfico, sino todas las otras aplicacio-nes de la electricidad que ei Gobierno juzgueconveniente encomendarle y explotar por sucuentíi; así consta escrito en el artículo 1." delReal decreto de 15 de Abril de 1857, en el artícu-lo 2.° del Real decreto de 14 de Diciembre de1864, en el Real decreto de 10 de Noviembre de1870 y en el articulo 1." del reglamento de 18 deJulio de 1876, hoy vig-eute. Es indudable, pues,que si el Cuerpo de Telégrafos es el llamado áexplotar en la administración del Estado cual-quiera otra aplicación de la electricidad que nosea la telegráfica, con mucho mayor motivo de-be explotar ei servicio de las lineas eléctricasservidas por el teléfono, es decir , el serviciode la comunicación eléctrica, en el cual se em-piea un nuevo sistema telegráfico llamado tele-fónico, dado el caso de que el Gobierno crea con-veniente administrar por sí mismo este servicio.Nadie, en verdad, disputa este derecho; pero elinterés del lucro de algunas compañías, ávidas deobtener pingües ganancias en la explotación te-lefónica, lia puesto en duda si es el Estado quiendebe encargarse de tal servicio ó si conviene ce-derlo á las empresas particulares.

Cuando pienso en la gravedad del hecho, meadmiro de que una protesta unánime no se for-mule por todos los individuos de Telégrafos con-tra tales pretensiones particulares, que podrán alfin imponerse en las altas regiones, si no se en-

: cuentran equilibradas, cuando menos, por lasj respetuosas manifestaciones que debemos todos

dirigir. Ese quietismo aparente consiste, á no du-! darlo, en que ciertas cosas sólo se ven bien á dis-

tancia, como TÍI nube de polvo que nos envuelvey que no nos parece entonces tan densa comocuando nos hallamos fuera de ella. Si un ramal delínea de apenas unos cuantos kilómetros se entre-g*ase boy al servicio público, pero desempeñadoeste servicio por una empresa particular, ¿quéalarma no produciría esto en el personal de Te-légrafos? Pues si las empresas se apoderasen delservicio telefónico, el caso sería mucho más gra-ve, porque sería pura y simplemente la creaciónde otra red telegráfica,—de redes telefónicas ur-bañas,—cuyo servicio se confiaría á otro nuevo.Cuerpo que no es el de Telégrafos.

Los que de nosotros viven en las pequeñaspoblaciones, ó los que, viviendo en las grandesciudades, no han tenido ocasión de ocuparse deestos asuntos, juzgan quizas que las redes telefó-nicas significan muy poco para el porvenir delCuerpo; error que ellos .serán los primeros en la-mentar, desgraciadamente. En Barcelona, nadamás, una red que apenas si cubriría bien las pri-meras necesidades tendría una Estación central,cinco sucursales y 53 kilómetros de línea, y estared habría de ser desempeñada, en su parte técni-ca y administrativa,por un Director Jefe de la ex-plotación, tres Subdirectores encargados respec-tivamente del persona!, material y servicio, yseis Jefes de Estación para el mando inmediatode la central y sucursales. Aun, pues, sin contarcon el aumento del porvenir, y teniendo presen-te que Madrid, Sevilla, Valencia, Málaga, Grana-da, Zaragoza, Valladolíd, Bilbao, Jerez, etc., son,la primera, la corte de España, y las o'ras, pobla-ciones importantes donde las redes debieran tam-bién establecerse, una simple multiplicación nosdice cuan numeroso no habría de ser el personal,sin gastar lujo en el número y prescindiendoaquí de los servicios subalternos que exigirían unpersonal bastante en relación con el número de .abonados.

Que nadie ^e queje, pues, mañana si nos en-contramos con un servicio próspero é importante,de productos seguros y de personal numeroso,frente á frente de nuestro servicio. Las lamenta-ciones de entonces, por no haber tomado en unprincipio lo que nos pertenecía, no tendrán segu-ramente razón de ser, y parecerán más bien ma-infestaciones de envidia, como nuestro silenciode ahora sería traducido por falta de derecho yde competencia científica.

Es verdad que, probablemente más tarde ó .más temprano, las redes telegráficas servidas porteléfonos y micrófonos vendrán en todas las na- .

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oiones á minos de los gobiernos, como ha suce-dido con esas otras líneas servidas por otras cla-ses de aparatos y cuyo servicio se hallaba á cargóde compañías particulares. La experiencia de-mostrará los graves inconvenientes, de que meocuparé en breve; y como la dura lección del pa-sado no se tenga en cuenta ahora, que es cuan-do debiera recordarse, tendremos: una segundaedición de la adquisición por el Estado de las li-neas públicas explotadas por empresas partícula-res. En esto, como en todo, yo opto siempre por elsistema preventivo, oreyendoqué vale más preca-ver que corregir. Cuando en la Alemania y en laSuiza, dos grandes pueblos dignos de imitación,la práctica nos está enseñando las ventajas de laexplotación pública telefónica por la pública ad-ministración; cuando, en la Francia republicana,el Gobierno, á pesar de todas sus ideas avanzadas,yaoila y se reserva la explotación de algunas re-des, como la de Niza; cuando en la Inglaterra, li-beral por excelencia, el Estado ha defendido susderechos sobre la explotación del teléfono; cuan-do en Italia y Bélgica, donde ésta es libre, el Go-bierno fija—como se fija en todas partes—que elEstado se reserva el derecho de la adquisición delas redes, y establece una inspección severa poi'parte de los funcionarios de Telégrafos, ¿no pa-rece que en España—país donde ni sus tradicio-nes ni sus costumbres aconsejan las aventuras—debiéramos desistir de confiar tal servicio á lasideas de lucro de las empresas particulares?

Es muyprobable, pues, que'andando el tiem-po, vinieran al servicio oficial las! líneas mal lla-madas telefónicas, porque la misma razón habríapara llamar á: las actuales telegráficas lineas mor-Sistas, lineas, MgM&Ué, etc.; pero en la historiada los pueblos, los.años se pasan con facilidad, ylos males repartidos entre todos no agobian co-mo aquellos que pesan sólo sobre un individuo.Sabe Dios cuándo sería el día en que esa reivin-dioaoión se efectuase, y sabe Dios también sicompromisos contraídos; desaciertos y divisionesnuestras ó el afande adquirir popularidad noharían que la cósase resolviese en un sentidocontrario, y el servicio de Telégrafos que hoydesempeñamos pasara aíde las empresas; fuertesentonces por su; número, y por sus recursos; detodos modos, tales reivindicaciones son siempretardías y sumamente costosas, en términos que,con los apuros constantes del Tesoro espaiinl, esmuy dudoso que se pudiera imitar á los Gobier-nos extranjeros destinando grandes «urnas á lncompra de redes telefónicas.

Y creo que basta con ello para que el país enprimer término, y después el Cuerpo do Telégra-fos, sepan toda la gravedad del asunto do que sotrata.

III

«El espíritu de asociación y de descentraliza-ción {he dicho antes) es vivificador y conduce ála grandeza de los pueblos;» pero ese espíritutiene sus límites naturales allí dónde alcanza elde un Gobierno qué representa la entidad lla-mada Estado.

En todos los pueblos cultos de la actualidad(porque de la sociedad del porvenir no es posiblehablar hoy), inclusos la Rusia y los Estados-Uni-dos; gigantes de la monarquía y de la repúblicaUnidos por las soledades del polo, el Estado tiene,como agentes de su soberanía, la fuerza públicaó ejércitos de mar y tierra y policía, la fuerzamoral ó sacerdotes de la ciencia y de la religión,la gobernación del país ó autoridades, y en fin,ciertos servicios de orden eminentemente pú-blico, como el de administración de justicia, derentas, de caminos, de correos, ate. Privad al Es-tado de sus soldados, de sus doctores, de sus re-presentantes, de su administración propia, de suscomunicaciones, y encontraréis á un giganteatado de pies y manos: sería como quitar á ungeneral en jefe sus legiones, sus ayudantes, suciencia, sus medios de hacerse obedecer. Tal se-ría el absurdo de que la acción particular pene-trase allí donde ha de imperar la acción guber-namental. Suponed que se subastan todos esoselementos de vida propia dei Gobierno; que unempresario se cuida de darle la fuerza bruta, lafuerza de las bayonetas; que otro licitador cobralas matrículas y da la enseñanza en su nombre;que Otro se encarga de la administración de jus-ticia; que otro es el encargado de la trasmisiónde sus pliegos y de sus órdenes..... la cosa es fá*cil de Concebir; pero ¿qué iniciativa, qué fuerzanioral, qué prestigio tendría un Gobierno así séí-vido? Tal sistema, hoy por hoy, es sólo propio dela escena de un teatro de bufos.

Y después de todo, la realización de estasideas,, ¿significaría algún progreso, alguna me-jora, algún provecho para lá generalidad de lanación? No, y mil veces no; y esta afirmación míaes la; afirmación dé la historia de los pueblos, quenos-enseña que en las sociedádeé nacientes, semi-salíajes aún, ó tratándose de;déseubíímientosmodernos, los servicios públicos comienzan porser explotados por los particulares, hasta que eldesarrollo de esas sociedades y do esos serviciosexige que el Gobierno se incaute de ellos, los des-arrolle y los proleja con su fuerza, con sus leyesy con sus recursos. Así ha pasado, por ejemplo,con el servicio de Correos, que, en sus fines so-ciales, tanta afinidad tiene con el de Telégrafos;así ha pasado con el mismo servicio telegráficoen todos los pueblos cultos, salvo el de los Está-

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dos-Unidos, excepción que existe providencial-mente para demostrar la conveniencia de la leygeneral.

Y la razón y la ciencia indican desde luegoque sólo perjuicios pueden seguirse al publico deuna descentralización en tales servicios^ No con-siderando al Gobierno de una nación como á unenemigo de la misma,—idea que, por absurdaque parezca, bulle en algunas cabezas,—viendoen él á la representación germina de esa nación,¿cómo es posible comparar su acción paternalcon la de puro lucro, que es la dominante en lasempresas de negocios? Por otra parte, si las com-pañías particulares pagan á sus funcionarios yreparten mi dividendo entre sus accionistas conlas entradas de fondos que les produce su explo-tación, ¿no puede el Gobierno abaratar más esosservicios, atendiendo sólo a cubrir sus gastos, ymuchas veces cubriendo déficits en aras del pro-greso? Nadie que haya viajado, nadie que hayaleído la organización de los servicios telegrafieosen Inglaterra y en los Estados-unidos, puede sos-tener que en éste último país se desempeñe mejory mas convenientemente para el público que ensu antigua metrópoli, y, sin embargo, en Ingla-terra el servicio de telégrafos es oficial y libreen los Estados-Unidos.

Hay una idea que domina en muchas perso-nas que no lian tenido ocasión de profundizar elasunto: tal es la de que la competencia privadatrae consigo la baratura y el progreso; esta idea,como otras muchas, puede en teoría tener algúnprincipio razonable; pero en la practicase tradu-ce por una cruel decepción. Desgraciadamentepara el público, la especulación egoísta y la com-petencia comercial extremarla significan- hoy lasofistícación de todo; el envenenamiento paranuestro cuerpo, porque el espíritu de lucro, ali-mentado é irritado con la competencia tan terri-ble que lioy existe en el comercio, hace que sefalsifiquen casi todos los productos, desde !as te-las y adornos que nos cubren hasta las sustan-cias que nos alimentan. Se inventa más, es ver-dad, pero no son las invenciones nobles y bené-ficas de los hombres de la ciencia, sino de los quese hallan pagados para llevar esas invenciones alterreno del negocio mercantil.

La competencia mercantil ó industrial no pro-duce casi siempre más que desastres, cuando lamarcha natural de esas industrias y comercioconduciría á mejores resultados para el públicopor la senda de las ideas de la ciencia y del des-interés, ideas que tienen su natural cabida en losservicios públicos bien administrados por el Es-tado. La competencia tiene una ley fija a queatenerse, y que daña más que favorece al públi-co, y esa ley es el tanto por ciento, tablas del Si-

naí de todo comercio: una compañía eléctrica,por ejemplo, puede expedir hasta de balde sustelegramas para arruinar á otra compañía; perocomo ambas están formadas de comerciantes yno de misioneros, de hombres que van á explotará los otros y no á morir por ellos, sucede forzosa-mente que una de las dos compañías desapareceen breve, y que la triunfante hace pagar, caro alpilblico sus complacencias anteriores. En los Es-tados-Unidos, en esa nación donde aún siguesiendo libre el servicio de telégrafos, k despechode muchos de sus estadistas notables, tenemosun ejemplo bien practico. Triunfante la compa-ñía telegráfica Western-Union de otras varias,ejerce hoy allí un monopolio de todos conocido,y que puede decirse, empleando las palabras queme escribe un distinguido funcionario de Telé-grafos, cuyo nombre no cito por no ofender snmodestia, que es «un monopolio irritante, inmo-ral, avasallador y desconocido, é imposible en lasdemás naciones».

Si los servicios por subasta dan algún resul-tado positivo, se debe precisamente á la inter-vención del Estado, de ese Estado que es, pordecirlo así, la condensación de las personalida-des y de los intereses de todos. En mi calidad defuncionario de Telégrafos, he tenido en diversasocasiones que reconocer material y obras hechaspor subasta, y siempre, por doloroso que sea eldecirlo, he visto en ellas dominar el espíritu mez-quino de la defraudación, unas veces por inicia-tiva propia del contratista, otras por la avariciade sus propios dependientes, y en alguna ocasiónquizás por ignorancia de la parte científica quepuede aplicarse al material ó á la obra. Cuan-do en esas comisiones del servicio, construyendo,por ejemplo, una línea, he seguido los pasos delcontratista ó de su representante, y mis depen-dientes han vigilado á los de la empresa, me heacordado siempre de una idea que cuando erachiquillo me ocurría al ver barrer las calles demi pueblo á unos cuantos peuados seguidos deotros tantos soldados con bayoneta calada: ¿porqué no barren los soldados y se quedan en el pre-sidio los penados?

He hablado hasta ahora de los gravísimos in-convenientes que presenta el que los serviciospúblicos de cierta Índole se hallen entregados Alas compañías particulares, y entre estos serviciosestá, á no dudarlo, el de Telégrafos, como lo hanreconocido todas las naciones, con excepción deuna, que no tardara en seguir la marcha general,como lo reconoce la razón, que encuentra en laTelegrafía el complemento natural del Correo,siendo para las comunicaciones en general loque el alma para el cuerpo; como en su oratoriaelocuente ha dicho el Sr. Castelar en una sesión

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de Cortes, al asegurar que «cualquiera Gobiernoque cuente con el ejército y con el telégrafo pue-de contar con el poder». ¿He de entablar ahorauna discusión en serio para sostener que la Tele-fonía y la Telegrafía son una misma cosa? Esusería hacer demasiado honor á los que sostuvie-ron pleito en Inglaterra por defender la tesiscontraria que á- sus intereses conveníael sostener;eso seria rendir culto á las preocupaciones de lospriinerosmomentos de la aparición de la Telefo-nia, en los cuales cada individuo se creía ya conun teléfono en la boca, hablando con todos susamigos del Universo, ni más ni menos que se ha-bla en una tertulia; eso sería dudar del origen,base y fin de la llamada Telefonía, exactamenteigual al de ¡a Telegrafía; eso sería desconocer, ósuponer que otros desconocen, que el teléfono noes ni más ni menos que un aparato de Telegrafíaen que se reproducen los sonidos por las corrien-tes de inducción, como se reproducen por las co-rrientes de la pila en otros sistemas telegráficos,y como se reproducen las señales tambiAi porcorrientes de inducción en otros de los muellísi-mos sistemas que existen en Telegrafía. Dios melibre, pues, de discutir aquí una identidad quesalta á la vista, á menos que alguno no mo con-tradiga formalmente.

Sólo me permitiré una comparación: sea unacarretera y un coche-correo, que es, como si dijé-ramos, un alambre y una corriente eléctrica quepor él pasa, y tomemos como diferentes sistemasde trasmisión los distintos caracteres de letra.Supongamos ahora que por el progreso naturalse establece—lo que es extraño no esté ya esta-blecido—que en lugar de escribir como hacemosahora, escribimos la palabra escrita por mediodel, fonógrafo, escritura que otro fonógrafo seencarga de traducir en sonidos allá en su destino;ved ahí un nuevo sistema de escritura, por másque esa escritura no sea inteligible sino por so-nidos; ¡acaso por esto tal clase de corresponden-cia se habría de emancipar del servicio postal?¿Pues no va por la misma carretera y es llevadapor el mismo coche?

Pues bien; reconociendo como evidente que laTelefonía y la Telegrafía se diferencian entre sílo mismo que dos huevos puestos por una mismagallina, veamos ahora los muy gravísimos incon-venientes particulares que, sobre los generalesya apuntados, presenta la adjudicación á empre-sas particulares de las líneas telegráficas urba-nas servidas por el sistema telefónico, vulgo lí-neas telefónicas.

Algunos de éstos, cojno son los inconvenien-tes de orden político, son fáciles de comprenderpor cualquiera. Puesto que escribo en Barcelona,supongamos. 4 asta población ya cubierta de su

red telefónica, compuesta de unas 6 Estacionespúblicas y de 500 abonados, extendiéndose las ma-llas de la red por .sus barrios y pueblos inmedia-tos, que de hecho son arrabales de la capital delPrincipado. Pues bien; si estallase una revolu-ción callejera, y no siendo el teléfono nn instru-mento que necesite ciencia para funcionar por él,;,no se comprende el gran partido que los rebel-des pueden sacar de la red telefónica, hallándoseal habla, comunicándose mutuamente las órde-nes y avisándose el movimiento de las tropas?¿Pueden hacer los funcionarios de la Compañía,no muy fuertes en teorías eléctricas, identifica-dos quizás con los rebeldes y faltos de la disci-plina de los funcionarios de Telégrafos, lo queéstos podrían hacer inutilizando con astucia lascomunicaciones, poniendo á prueba su adhesiónreglamentaria al poder existente y dotados delsevero espíritu disciplinario del ejército?

Pero hay otros inconvenientes no menos gra-ves, y que no son tan fáciles de comprender si nose conoce á fondo la teoría de la trasmisión tele-fónica: esos inconvenientes son los que se refierenal secreto de la correspondencia telegráfica oficialy publica, secreto sagrado del cual es imposibleresponder si la red telefónica no es desempeñadapor los funcionarios de Telégrafos, juramentadosy sujetos á las penas reglamentarias.

Las leyes del circuito eléctrico, las leyes deOltm y sus derivados, han encontrado en el telé-fono la plena confirmación de la teoría llevada ásu más extrema consecuencia, y esta confirma-ción produce en la práctica la impresión profun-da de la maravillosa sensibilidad del teléfono.Poned un alambre de una línea telegráfica encomunicación con tierra, poned el alambre de lallamada línea telefónica también en buena co-municación con tierra, y aun cuando medie algu-na distancia entre ambas comunicaciones á tie-rra y las líneas no sean paralelas, sino divergen-tes, no siendo grande la distancia, se perciben enla línea telefónica los signos de la trasmisión te-legráfica; tirad un delgado alambre de modo queenganche y forme contacto con una línea tele-gráfica, y llevad á la tierra ese alambre, pero co-locando un teléfono en este circuito derivado, yla trasmisión del telégrafo será percibida porvuestro oído aplicado contra la boquilla telefóni-ca; en fin, llevad dos líneas por los mismos pos-tes, ó por uno solo, y si el poste ó postes y losaisladores se hallan húmedos, y en una de las lí-neas se emplea cualquiera de los sistemas tele-gráficos usuales hasta hoy, y en la otra emplea-mos el nuevo sistema llamado telefónico, obser-varéis también por este último la trasmisión delprimero. Todos estos casos están comprendidosdentro del general de los circuitos derivados, y

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e.ste caso general tiene por principio que tas in-tensidades de una misma corriente son inversa-mente proporcionales á las resistencias respecti-vas de los circuitos ente los cuales se deriva; enalgunas ocasiones, como en el primer caso de laslíneas divergentes, será ca&i infinitesimal la co-rriente que por derivación recorra la línea telefó-nica y marche á buscar la comunicación á tierraen el extremo opuesto,—porque ano existir defec-to en la plancha de tierra en la linca telegráfica,existe una enorme desproporción entro la resis-tencia de e-*a plancha y la de toda la línea telefó-nica y tierra intermedia entre ambas;—pero lasensibilidad del teléfono es tal, que esa intensi-dad de cornéate oa.-ú infinitamente pequeña bas-ta para hacerle funcionar. Esto, que ia teoría pre-^p, ha sido demostrado en la práctica por expe-rimentos hechos en París y en otros puntos.

No ya las corrientes derivadas y sus leyes,sino las de inducción y las suyas, prueban quela proximidad de dos líneas, ó sea de dos circui-tos, el uno telegráfico ordinario y el otro tele-gráfico de reproducción de la palabra,—y permí-taseme siempre dar á la palabra telegrafía laacepción general con que se usa.—basta para quefa trasmisión por el circuito inductor ó del siste-ma ordinario se reproduzca en el inducido ó tele-fónico, por ser tal la sensibilidad del teléfono, queen él se hacen notables las corrientes inducidasque pasan desapercibidas en los demás sistemas.Todoel'mundo que posee los rudimentos de ¡aciencia eléctrica comprende la posibilidad de queasi suceda, y todo el'que haya hecho las prácti-cas de la telefonía—como yo la he hecho—ha te-nido ocasiones numerosas de comprobar esta cir-cunstancia. No se trata, pues, de -visiones, de fan-tasmas; de metafísicas concepciones y meticulosostemores'; se : trata de experimentos físicos, de t eorías certeras, y "si se quiere, me, será fácil demos-trarlo configuras, y calcular de antemano en elpapel, conociendo el potencia! del origen de elec-tricidad y las resistencias de las líneas al paso dela corriente, la cantidad de amperes que debe pa-sáry pá^#por; los circuitos derivados ó induci-

' dos, yOdemostra!' •asimismo cuándo esa cantidads^ksiXñeienW^^a: qiík: ̂ tí teléfono de tal ó cualsistema reproduzca con claridad los signos de loss i s t e m a s t e l e f ó n i c o s . . ' " ' ' ! : ' • v / v " : - : s ^ - ' : . /•', '••--„•;; Ahora bien; yopregunto °sl; qtaád; e| desgra-

ciado caso de que las redes telefónicas sean aban:donadas por él Estado áraaüóspárticiiíaireai%ábéya el secreto "de la Correspondencia:: oficíái; y prí^vadá telegráfica, y si en tal cáSo W é s pérfécfét^menté inútil! él $xig*ir & los fuíícionarios dé Té-"lég^áfos'/él" sigiló:évifflpóüerlés Castigos;;p'Ó'r fait&ráj;éiy;,cüáhdocentéiiái'ésde ÉrompeíplaS acÜStic^se encargarían de dar publicidad á lo más sagra-

do y á lo más íntimo que puede circular por losconductores telegráficos. No oreo cometer unaindiscreción si digo que hace pocos días, y pororden superior, ha habido que desmontar á lafuerza una línea telefónica en Barcelona, que in-dudablemente ofrecía peligros al secretó de lacorrespondencia; pero esto, que aun en la actua-lidad se va haciendo difícil de averiguar por lasmuchas lineas telefónicas} ¿es posible hacerlo enel caso de grandes redes de empresas partículas-res? Claro es que los interesados en esas empre-sas me dirán que sí, que la inspección y vig'ilau-cia de los agentes del Gobierno podría evitar talespeligros; pero la realidad es—no hay que hacer-se ilusiones—que ciertos servicios de inspección-son perfectamente nulos si no se cuenta con unpersonal numeroso dedicado exclusivamente áellos, y entonces, si tal personal ha de existir conlas condiciones técnicas necesarias, no puede sertomado sino del Cuerpo de Telégrafos, y vuelvoá recordar las impresiones de mi niñez al ver alpenado barriendo y al soldado vigilándole; ¿porqué no barre el soldado? ¿por qué no se encar-̂gan los funcionarios de Telégrafos del serviciotelefónico?

Concluyo, pues, este artículo resumiendomis ideas en él expresadas. Las ideas descentra-íizadoras son propias de pueblos grandes y libres;pero la misma grandeza y libertad de los pueblosexige que el Estado tenga su esfera propia de.acción, como g'araatía de sus deberes, como em-blema de su poder y como medios de proteger átodos los ciudadanos á quienes representa. Bl in-terés privado y el espíritu de asociación tienensobrado campo donde desarrollarse bajo ia tutelaprotectora de un Gobierno ilustrado, y tan absur-do sería que aquél descendiese á ejercer actosy ad-ministrar intereses que no pertenecen al común,como que abandonase los servicios eminente-mente públicos á la explotación de unos cuantos.El servicio de la Telefonía es el de la Telegrafía,^porque uno y otro tienen por objeto la comu-nicación eléctrica á distancia, y ese servicio queforma hoy como los nervios que, partiendo del;cerebro de la nación, llevan la acción del Gobier-no, de la familia y del comercio á todas partes,/ese servicio—repito—no debe, no puede ser eott-¿siderado sino como lo ha sido siempre: cómo unode los que el Estado ha dé administrar éh nom-bre de la patria y én'bien de sus administrador.Renunciar ala Telefonía es renunciar á la Tele-grafía, entre otras razones, porqué el sagrado se-creto de ésta quedaría vendido.

; # Guarido;;se ataca por algunos la administra-ción por el Estado de tal ó cual servicio, se dice

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que la falta de competencia le hace servir cafo ymal; que las trabas reglamentarias son poco áproposito para el desarrollo y progreso de tal ser •vicio; que no hay el estímulo y el afán de prove-chosas innovaciones que en las empresas parti-culares; que los funcionarios oficiales, escudadoscon el escalafón, si lo tienen, ó con sus protecto-res si no tienen la.estabilidad en su carrera, reci-ben y atienden mal las quejas del público, quejasque nunca interesa al Estado el atender como áuna empresa, y en fin, no falta tampoco quienhable de inmoralidad y de irregularidades cometidas por los empleados públicos. Todos esos car-gos podrán ser ciertos; pero no han de serlo for-zosamente, y un estudio detenido de ellos me hademostrado que - si no todos, porque difícilmentehay Administración pública tan malaá la quecon justicia puedan achacarse todos juntos—mu-chos de ellos son imputables sólo en países dondelas costumbres públicas y ios servicios de ¡ascompañías ,v particulares se hallan al nivel, ópeor aún, que los desempeñados por el Gobiernoy sus agentes.

No hablemos de la falta de compotencia co-mercial que se imputa como uno de los motivosdel mal supuesto servicio en ciertos ramos de laAdministración. Ya me he ocupado antes do esto,y he dicho—y repito aquí—que ciertas competen-cias ó arruinan, ó desaparecen, ó dan un resulta-tado negativo para el público; en cambio en laAdministración del Estado está la noble emula-ción del ejemplo de los demás países; el justo de-seo para un Jefe dti mejorar el servicio que le es-tá encomendado; el temor & las quejas de la pren-sa, prensa de oposición en su mayor parte, y que,sin recibir de los Gobiernos los agasajos que re-cibe de las compañías particulares, tiene ade-más el interés de partiJo de atacar y exagerartodos los defectos administrativos gubernamen-tales; y hasta la misma reglamentación, señalada

" como un motivo de remora y de mal servicio,juiciosamente interpretada, es la garantía mejorde una marcha regular y progresiva. Los adelan-tos científicos, las provechosas innovaciones, tie-nen más razón de ser en los Cuerpos facultativosdel Estado que en las empresas particulares, por-que en aquéllos mejor que en éstas existe un con-junto armónico de ciencia, y el honor y la repu-tación que un Ingeniero del Gobierno adquiereideando u:ia mejora en un aparato ó en un pro-cedimiento vale tantoparael estimulo, si no mas,que las pesetas que un práctico industrial puedeadquirir con una análoga mejora.

Uno de los cargo3 que con más injusticia—li-aittndorae al servicio telegráfico—se dirigen alGobierno, es que sus servicios son caros. Anteaseveraciones de esta especie, no comprobadas

can números, sino lanzadas, como tantas otras, á¡ los vientos de la publicidad, para que germinenen

el campo, siempre virgen, de la ignorancia popu-lar, no cabe defensa alguna, sino encogerse dehombros y pasar de largo. ¡Caro un telegrama deuna peseta desde Cádiz á Barcelona! Seguramen-te que las empresas particulares no podrían lle-gar á tanta baratura, dados los actuales mediosde comunicación eléctrica.

En fin, los cargos de falta de atención paracon el público, y hasta ile inmoralidad y de co-rrupción en sus funcionarios, son tan fundadoscomo los'otros, es decir, si existen alguna vez, noes porque forzosamente hayan de existir por laorganización oficial del servicio, sino como exis-ten también, y con harta frecuencia, en los ser-vicios de las empresas, en los establecimientoscomerciales, etc. Precisamente, tratándose de losCuerpos facultativos del Estado, sus funcionarioshan de probar una instrucción superior que supo-ne ya una educación regular, y saben bien quelas faltas graves son castigadas con la pérdida deldestino, aparte los procedimientos á que la ley ge-neral los sujete: ¿existen estas garantías en lascompañías y empresas? No; el empleado de ellaspuede ser separado por una falta, y yo concedoque lo sea; pero ¿pierde ese empleado sus estu-dios y su porvenir? ¿Acaso no puede hallar y ha-lla otra colocación cualquiera, quizás mejor, enotra compaítía ó empresa?

Entiéndase bien que mi tesis aqui no cousisteen negar que se pueda hacer mal, y se haga malmuchas veces, un servicio público administradopor el Estado, sino en afirmar que en tal caso noprocede el mal servicio de que sea el Gobiernoquien lo administra, sino de causas generalesque son perfectamente imputables, y aun conmayor motivo, á los servicios desempeñados porlos particulares, ya individual ó ya colectivamen-te. «Cada país tiene el gobierno que se merece,» seha dicho, con sobrada razón en mi concepto, y yome atrevo á decir que cada país tiene también laadministración que se merece. Tenemos unaprueba irrefutable, matemática, que así lo de-muestra: los Gobiernos cambian desgraciada-mente con grande frecuencia en España; susfuncionarios siguen la misma suerte en aquellosramos de la administración faltos de estabilidad,y se ve muy á menudo que las oposiciones deayer forman hoy las huestes ministeriales; hastala misma legislación sigue ese movimiento queuna política instable imprime á todo en nuestrapatria; pues bien, miradas las cosas fuera del es-trecho circulo de los partidos, yo pregunto sieo general mejora la administración pública, noobstante el paso por sus regiones de un gran nú-mero de ciudadanos españoles.

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Otra prueba evidente, y do fácil comproba-ción, la tenernos en un examen comparado de loque pasa en las diferentes naciones civilizadas.Allí donde ni arriba ni abajo existe la crápula enia conciencia, allí donde el respeto á la ley formaparte de las costumbres públicas, allí donde iabuena fe y el buen sentido práctico dominan enlos habitantes del país, la administración públi-ca se halla bien organizada, marcha bien, sinentorpecimientos j sin fraude1!, y los serviciospúblicos de carácter científico se hallan desarro-llados de una manera admirable: f|ue se estudiela organización y explotación de las redes tele-fónicas por el Estado en Alemania y en Suiza, yse me clig'a si no son modelos de ciencia, de pre-nsión y de acierto, dignos de imitación por esosotros pueblos donde, como en los Estados-Unidosde la América del Norte, tales redes se hallan en-tregadas á compañías rivales, bello ideal de iosque sólo en la lucha y en la rivalidad mercantilencuentran elementos de vida y de progreso. Sien algunas nacionalidades menos morigeradas,donde el ciudadano se complace en hollar la ley,donde los bandidos son héroes legendarios en loscampos, y la gente de mal vivir forma legionesrespetables en las grandes poblaciones, donde lasluchas fratricidas, la miseria y hasta el climaenervan y perturban al trabajoensus condicionesesenciales, si en esas naciones, repito, los servi-cios públicos dei Estado dejan rancho que desear,la culpa noestaen los ag'entesdel Gobierno, sinoen él espíritu público; el mal no existe en )a ca-beza, sino éh tódó e! cuerpo; porque en las nacio-nes, como en los individuos, existen males quesuelen tomarse como puramente locales, cuandosu verdadero origen se encuentra en una sangrecorrompida y poeo apta para, las funciones vitalesque ejerce en la economía social.

Habló aquí en tesis general, y sin referirmeen particular á una nación determinada, que noes una, sino quo son varias las que pudieran ci-tarse como tipo de mayor ó menor atraso en suscostumbres públicas. Estudiando eu ellas con im-parcialidad y comparando los servicios del Esta-

>do'íwMÍo;s ¿testados por las grandes y pequeñasemprimas,: aíngijna consecuencia puede deducir-se SnMXmtfa^á í̂iflsQséjvieiixs* gubernamentales,,wt^i:al:eptt^r^{^'^i«^í..^i^st|s;-pai!ies por susferrocarriles cbaSadós & Cbmpániás, y rara vezllegaréis al término de vuestro ;viaje sin retrasoó sin algún otro motivo de. queja aún mayor; ha-bed Uso de los tranvías, y observaréis muchos de-fectos en el servicio; remitid una mercancía, y osllegará tarde y mal, si es que alguna vez no su-

: cede jjor completo aquello de tarde, mal y nun-je», gue más dé un objeto se extravía y nunca lle-jgaársu destino; en fin, frecuentad como turista

los g-randes y pequeño? establecimientos, los es-pectáculos públicos, y en todas partes podéis re-coger abundantes notas de un servicio descuida-do y de costumbres que no descuellan segura-mente por muy cultas. Pedir que en tales nacio-nes los servicios públicos sean un modelo de per-fección, es verdaderamente pedir peras al olíno;porque ningún árbol puede dar más fruto (JTOaquel que la naturaleza le ha señalado, t o quesucedo es que en esos países, el caballo blanco,como vulgarmente se dice, es el Gobierno,'y elGobierno tiene la culpa de todo, hasta de si llue-ve demasiado ó de si hay sequía. Seria curiosoel oír las queja-i, hoy sin resonancia ninguna,,que se levantarían contra el Gobierno, si éstedesempeñase —de igual manera que hoy se hace !

—el servicio confiado al presente á la acción par-ticular: tengo para mí que en el teatro por ejem-plo, el Gobierno contaría las silbas por el núme-ro de representaciones elevado á la potenciad,siendo « un número que se aproxima al infinito.

Pero sin exagerar Jas cj^as—y cuenta que laexageración es el mejor medio para demostrar unerror—y limitándome al campo de la Telefonía,teng-o un ejemplo que citar irrefutable. Cualquie-ra que conozca á Barcelona, ó que sin conocerlasuba á varias de sus azoteas, se convencerá deque aquí tenemos una red telefónica vergonzan-te; pues bien, el servicio se hace tan mal, tan pé-simamente, que con frecuencia inaudita los hilosse cruzan, y la inducción es además en ellos mo-neda corriente, dando lugar todo á escenas chis-tosísimas por el barullo que siempre se produce:en tales casos y la mezcla de conversaciones tandada á equívocos ridículos. Y yo preg'unto: ¿ha-rían peor este servicio los funcionarios del Go-bierno? Imposible, de toda imposibilidad. Tan -nial puede admitirse en hipótesis; peor, nunca.

Poco tengo yaque añadir. ••.••.Obsérvese que en mis razonamientos me he

abstenido de discutir si el servicio telefónico;: esó no una regalía de la Corona, porque yo tengopara mí que un derecho legal :no es precisainen-te una conveniencia pública: lie querido demos-trar solamente que conmenei los intereses públi-cos representados por él Estado, depositario delos mismos, que él, y sólo él, se encargue de es-te servicio. - • ; ¡

En mi concepto, en el concepto del Cuerpo deTelégrafos y defendiendo los fueros de la razón yde la conveniencia, es justo y natural el dejar li-bre la explotación telefónica allí donde no traspa-se los límites del servicio doméstico y privado:as dependencias de una casa, de una fábrica, to-

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do, en iií», lo que no atañe al público en general,no exigen del Gobierno para las instalaciones delteléfono—en buenas reglas de administración-más que una autorización y una vigilancia pre-servadoras del secreto de ía correspondencia pú-blica, y garantías de que realmente tales instala-ciones no traspasan los límites de la vida privada.Allí donde se trate de redes telefónicas verdade-ras, en el sentido que se da á esta denominación,es decir, de diversos conductores destinados apo-ner indistintamente en comunicación eléctricaentre sí á ios diversos abonados de una población,es necesario dar á ese servicio el carácter de pú-blico y telegráfico que realmente tiene, y confiar-le á ese Cuerpo de Telégrafos español, cuyos ser-vicios lian sido reconocidos por muchos, y seríanensalzados por todos si se conocieran bien lascontrariedades con que lucha; á ese Instituto delEstado dedicado á las aplicaciones de ia electrici-dad y que sabe obrar como un solo individuo ycon denodado esfuerzo en todas las graves crisisde la patria; á ese Cuerpo, en fin, que ha dado unejemplo de nobleza en una ocasión solemne paraél, sosteniendo todos con sus sueldos á los Jefesy compañeros que, por ana medida económica,quedaron supernumerarios en 1866, si mal no re-cuerdo la fecha.

Para plantear esas redes por cuenta del Esta-do—se dice—se tropieza con la dificultad de lafalta de recursos en los presupuestos; pues sí laNación, sí el Estado, no tiene dinero, es preferibleno hacer nada, en uno ú otro sentido. Terreno ve-dado es para mí el demostrar si cabe ó no en elpresupuesto una pequeña partida para comenzar iel servicio de que se trata; si de un lado del pre-supuesto pudiera sacarse lo que de otro hace falta;pero tampoco quiero ocuparme de ello.

Supongamos que absolutamente no hay can-tidad alguna que anticipar por el Tesoro para ungasto que ha de producirle pingües ganancias, [cosa fácil de comprobar, entre otras cosas por elafán con que las compañías se disputan la conce-sión de este servicio; pues obremos como hombresde honor, y decididos, desempeñemos el serviciotelefónico en las horas libt'es del que hoy nos estáasignado, y obtengamos en el extranjero ó enEspaña un material pagadero en un plazo tai,que nos permita valemos de las cuotas de losabonados, con las cuales más adelante podráorganizarse definitivamente este servicio.

Todas las dificultades pueden ser vencidascon la práctica, de estas dos palabras:

¡Voluntad! ¡Trabajo!

ANTONINO Suiftii'/ SAAVEDRA.

liarcelona 19 Julio-

APUNTES SOBRE MÁQUINAS DE VAP08

i

El vertiginoso desarrollo qutí en estos últimostiempos vienen experimentando las aplicacionesiudustriales de la electricidad, del cual dan evi-dente testimonio las exposiciones que casi dia-riamente se celebran en los diferentes países delglobo, demuestra de una manera incontestableque, si hasta hace poco bastaba a\elec(ricisúa,\)&T'ddesempeñar dignamente su cometido, el conoci-miento elemental de las ciencias matemáticas,hoy se ve á cada paso atajado en su camino, si noprocura profundizar éstas, tanto en su parte es-peculativa cuanto en la que se refiere á sus apli-caciones.

Lo que en este asunto sucede no es más queuna consecuencia lógica de la manera de ser delas ciencias. Teniendo todas un origen común,en un principio fue necesario dividir y gubdividirla ciencia universal, agrupando en cada una deestas divisiones aquellos fenómenos que más re-lación guardaban entre sí, ó separando para el e.s-tudio los que más directamente podían interesaral hombre, bajo el punto de vista de sus necesi-dades más apremiantes,

Compréndese sin dificultad que del árbol ge-neral de la ciencia brotara como primera rama laAgricultura, y con ella la Astronomía; y que, se-parado eí estudio de los cuerpos celestes del de losterrestres, el de éstos se dividiese á su vez en efdélos que tienen vida y movimiento propios, enel de aquellos que, si bien viven, carecen de me-dios de traslación voluntaria y los que de ambascosas carecen. La Zoología, la Botánica y la Mi-neralogía vinieron á ser ramas secundarias de laque brotara del árbol madre con el nombre deHistoria Natural, y la Física y la Química propia-mente dichas, ocupándose de los fenómenos y suscausas, tomaron plaza paru facilitar aún más elestudio.

Lazo común de unión, savia que, partiendodel tronco principal, había de llevar su jugo átodas las ramas, haciéndolas producir sazonadosfrutos, reservóse á las Matemáticas la mayor ymejor parte, confiándoles la misión de conservarvivo el árbol principal en lo referente á las apli-caciones materiales de las ciencias» dejando á laFilosofía el cuidado de subvenir á las necesida-des de aquellas que crecen y se desarrollan enlas regiones espiritualistas.

En esta división y subdivisión de las ciencias,la .electricidad venía ocupando un distinguido,pero modesto lugar, entre las que constituían laFísica-propiamente dicha; pero el momento pre-

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DE TELÉGRAFOS. 339

ciso llegó, yesta ciencia, invadida por las Matemá-ticas, tuvo que ceder á éstas la electricidad, laluz, eí calor y el magnetismo, que, siguiendo nue-vos derroteros, adquirieron nueva vida y se nospresentan hoy con luces propias, tan intensas,que la que cada una de ellas aisladamente proyec-ta oscurece casi á la que emana de la misma ra-ma de que procede.

Los que paso á paso han seg'uidu la marchaprogresivaque en el campo do lasconquistascien-tíficas ha hecho la electricidad, no pueden sor-prenderse al verla presentarse en ei de la indus-tria reclamando el primer puesto dehonor; porquesabido es que el gabinete del pensador científicono' es más que la antesala del taller del honradoy laborioso industrial; no haciendo éste otra cosaque dar formas materiales & las sublimes concep-ciones que aquél engendrara en su retirado estu-dio, ó á los secretos que, á la naturaleza arrancaratras largas noches de insomnio y penalidades ¿sincuento.

Las matemáticas dijeron ala electricidad: túeres energía; tú eres trabajo; luego eres calor,eres luz, eres motor, en una palabra, eres cuantoen el mundo material se encierra; y ella reclamahoy con justo título un lugar preferente en elgran concierto industrial moderno; y mientraspor una parte lucha con el gas, por otra quiereapropiárselas fuerzas naturales para manejarlasá su antojo, sirviendo de vehículo para traspor-tarlas donde el hombre las necesite; y no con-tenta con haber trasmitido el pensamiento á dis-tancias inmensas, lleva hoy !a palabra articulada,pudiendo sólo Dios fijar e! límite que alcanzaránsus portentosos descubrimientos.

Si hasta aquí el lazo de unión que ligaba á laelectricidad con las matemáticas aplicadas eraapenas perceptible, hoy ha tomado forma mate-rial, y es imposible dejar de distinguirle, en elmomento en que nos acercamos á cualquier lu-gar en que se produzca fluido eléctrico para apli-carle industrialmeiite. Una correa, una simplecorrea, establece la división entre el físico y elBiatematico; y como no es posible destruir estelazo. sin perder el fruto cosechado á fuerza detantos afanes, es necesario resolverse á estudiar-le, y sentar como principio, no ya uno análogo alque enunciaban los antiguos cuando decían don-de termina ti finco empieza el gnómico, sino esteotro más absoluto: no es posible ser electricista,sin ser mecánico. ,

Aunque todas las fuerzas motrices que se co-nocen en mecánica sean susceptibles de poderseaplicar en la producción industrial de la electri-cidad empleando máquinas adecuadas, la quemás generalmente se emplea, por la mayor faci-lidad de obtenerla en un .punto cualquiera, es la

producida por la expansión del vapor de agua, ypara utilizarla, se hace uso de mecanismos espe-*-ciales, que llevan en la industria el nombre ge-nérico de Máquinas de vapor.

El objeto de estos apuntes se reduce á con-densar en cuanto sea posible, en pocos rengiones,lo que hace referencia al conocimiento prácticode estos aparatos, en lo referente á su instala-ción, entretenimiento y marcha, con el fin de quelos suscritores de la Revista puedan encentrarreunido en caso necesario lo más esencial sobreeste importante asunto, de vital interés hoy.

Toda máquina de vapor exige:1." El conocimiento del cuerpo que debe su-

ministrar el calor necesario para la evaporacióndel agua.

*2.° El del recipiente que debe contener el lí-quido.

3.° Los elementos precisos para que el vaporproducido se transforme en fuerza industrialaprovechable.

Estos tres puntos principales conducen natu-ralmente á estudiar:

En el primero, los combustibles, hogares ychimeneas.

En eí segundo, las calderas y sus aparatos ac-cesorios; y

En el tercero, los tubos de conducción, cajasde distribución, cilindros, etc.

Procuraremos estudiar todos estos elementosde las máquinas de vapor de la manera más prác-tica y sencilla que nos sea posible, siguiendo elorden con que los dejamos enunciados.

Combustibles.

El primer agente de las máquinas de vapor esel calor, y la industria se lo proporciona del quese desprende en la combinación química del oxí-geno con ciertos cuerpos. La necesidad de que lacantidad de calor que se obtenga sea muy consi-derable, ¡a de que la afinidad del cuerpo que ha-ya de combinarse con el oxígeno sea suficientepara que le tome sin gran esfuerzo del que con-tiene la atmósfera, la de que de los productos yresíduosde la combinación ó combustión no ofrez?can peligros para los operarios y la abundanciay precio cómodo del cuerpo que ha de emplearse,y que recibe el nombre de combustible industrial,limita en mucho el número de éstos, pudiendoconsiderárseles reducidos á aquellos que tienenpor elementos principales de su composición eícarbono y el hidrógeno, esencialmente el. pri-mero.

Los combustibles industriales serían inaplica-bles si su combustión se verificase espontánea-mente en la atmósfera; así es que los que,seemplean exigen, para que aquélla se inicie, ei

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contacto de otro cuerpo en ignición, siendo ne-cesario á veces que ésta produzca llama: ejem-plo de lo primero son todos los carbones, y de losegundo, los líquidos y los gases que, como el al-cohol y el gas del alumbrado, son inflamables;pero una vez iniciada la combustión, ó, lo que eslo mismo, una vez ardiendo el cuerpo, es precisoque el calor que se produzca sea bastante, paraMantenerle en este estado mientras quede com-bustible que quemar. Se necesita, además, que losproductos y residuos de la combustión abando-nen fácilmente la superficie del combustible, pa-ra que se mantenga esta constantemente en con-tacto con la capa de aire que ha de suministrar eloxígeno necesario para que la combinación no seinterrumpa; y por último, se precisa que el calorque se desarrolle sea suficiente para producir losefectos que el operador se propone, á pesar de lasmuchas perdidas que para el resultado Vitil haydel calor total producido por la combustión de uncuerpo.

Previsora en todo la Naturaleza, l<a venido áalmacenar, digámoslo así, en aquellos cuerposque más abundan, como son las sustancias org-á-nicas, por medio de gigantescas descomposicio-nes químicas cantidades inmensas de calórico,que el industrial pone de manifiesto cuando lonecesita, provocando las combinaciones de queprocedían; no viniendo en resumen á hacer otracosa que á transformar la energía latente quese encierra en los combustibles en energía calo-rífica, y una parte de ésta en potencial, que es laque en ültirao término utiliza la industria.

Los vegetales, en general, se componen de car-bono, hidrógeno y oxígeno en proporciones paraformar agua, conteniendo algunas veces hidró-geno libre en mayor ó menor cantidad, sales depotasa ó sosa y algunas otras sustancias, peroestas últimas en proporciones muy pequeñas; pu-diendo decirse en general que los vegetales es-tán constituidos por carbono, hidrógeno y oxíge-no y algo de sales de potasa ó sosa.

AI quemarse un cuerpo orgánico, el carbonose tt'asforma en ácido carbónico tornando del aireel oxígeno que necesita; el hidrógeno, que está unproporción con el oxígeno para formar agua, ar-de á expensas de éste; y el hidrógeno libre, si lohay. busca en el aire el que para su combustiónnecesita. Las combinaciones resultantes son losproductos de la combustión; las sales de potasa,sosa, materias terrosas y demás cuerpos que nopueden combinarse con el oxígeno se separan yforman las cenizas ó residuos de la conibnstióih.

Los productos de la combustión pueden sersólidos, líquidos ó gaseosos. Cuando el hierro ardeen una atmósfera de oxígeno, se produce óxidode hierro (sólido}; cuando se quema hidrógeno,

resulta agua (líquido); y cuando el combustible esel carbón, ^e obtiene ácido carbónico (gaseoso);pero como hemos dicho que los combustibles in-dustriales so componen esencialmente de carbo-no ó hidrógeno, los productos que debemos teneren cuenta, para facilitar su formación y para ale-jarlos del combustible con objeto de que no per-judiquen la acción del aire atmosférico, serán: elácido carbónico y el vapor de ag'ua.

151 valor industrial de un combustible estaráen razón directa tic la cantidad de calor que des-arrolle ó sea de su potencia calorífica-, é inversade su precio en el punto que deba emplearse, yde los desperdicios 6 deterioros que sufra por sualmacenaje y empleo.

La. sencilla fórmula

V?pd

en la cualV representa el valor relativo del combustible,P su potencia calorífica,P el precio al pie del hogar yd el tanto por ciento de desperdicios,

puede servirnos para comparar los valores indus-triales de los distintos combustibles.

Para poder apreciar el valor de P, ó sea la po-tencia calorífica de los combustibles, se necesitauna unidad; y sabido es, por la física, que la ele-gida os la caloría^ la cual no es otra cosa que lacantidad de calor necesaria para elevar en un gra-do la temperatura de un kilogramo de agua; ycomo la cantidad de calor que produce un cuerpoal quemarse está relacionada con el peso que delmismo se quema, se ha fijado éste en un kilogra-mo, entendiéndose por potencia calorífica de w/icombustible el número de calorías que -produce alquemarse TOTALMENTE un kilogramo del cuerpo,

Así, por ejemplo, si quemáramos completamen-te un kilogramo de una sustancia cuya potenciacalorífica fuera 90 calorías, y se aprovechara lodoel calor que proviniese de la combustión, podría-mos llevar á la ebullición un kilogramo de agua;pero como en la, práctica no es posible quemarpoi complete) * í Í ueipo y las cantidades de calorque he pieulen, tanto por radiación cuanto porel que au i-stian los pioductos y residuos délacombustión, y por las que se experimentan porotras causas nías secundarias es tan considerable,se necesitaría una cantidad de calor mucho ma-yor, para poder producir el fenómeno.

La determinación de la potencia calorífica delos combustibles es una operación delicada, queha sido hecha para los más usuales por los emi-nentes físicos Rumfort, Lavoissier y Laplace,Despretz, FabreySilbermann,etc, etc., emplean-do aparatos especiales que se dan á conocer en fí-sica con el nombre de calorímetros; pero como.en

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DE TBLÉGRA.FOS. 341

el caso necesario' de tener que reconocer un com-bustible no estudiado, como, por ejemplo, el oru-jo de la aceituna, que en la región andaluza po-dría tener grandísimas aplicaciones, ni es fácilproporcionarse un buen calorímetro, ni usarle contodas las precauciones necesarias, creemos con-veniente indicar que la determinación puede ha-cerse fundándose en el siguiente principio:

«Z« cantidad de cafar desarrollada por im com-huslible orgánico es igual i la ¡pie se produciríapor la combustión !¡el carbono que contiene, anwMi-tada de la que resultaría de la del Mdrój/eiio Ubre.»

No es difícil determinar las cantidades de car-bono é hidrógeno libre que encierra una sustan-cia orgánica, cuando se hace abstracción en elanálisis de los demás cuerpos que la componen, yla operación para determinar la potencia calorí-fica se reduce después á multiplicar el tanto porciento que encierra de cada uno do dichos cuer-pos el combustible por las potencias caloríficas delos mismos. Así, por ejemplo: si del ensayo de uncombustible resultara que contenía 20 por 100 decarbono y 2 por 100 de hidrógeno libre, su poten-cia calorífica sería 0,20x7.170, que corresponde-ría al carbono, aumentadade 0,02x34.742, corres-pondiente al hidrógeno, ó sea en total 2.128,84.

Los niímeros 7.170 y 34.742 corresponden res-pectivamente a las potencias caloríficas del car-bono y del hidrógeno.

En el procedimiento anterior se observa queel hidrógeno y eí oxigeno, que se hallan en lasustancia orgánica en proporciones para formaragua, no desprenden calor. Esto no es porque nose produzca, sino porque el oxígeno necesariopara la quema del hidrógeno lo encierra el mis-mo cuerpo y el calor queda al estado latente.

La cantidad de agua que contienen los com-bustibles, ya sean de composición, ya absorbidapor los poros, disminuye considerablemente suspotencias caloríficas, porque una gran parte delcalor desarrollado se invierte en evaporarla, noproduciendo, por lo tanto, efecto útil. Además, alevaporarse el agua que ocupa los poros, la fuer-za expansiva del vapor que se produce hace sal-tar en gran cantidad pequeños fragmentos delcombustible, los cuales son arrastrados, sin quemane, por la corriente de aire que alimenta lacombustión 6 se caen por las rejillas de los hoga-res, ocasionando por todas estas causas pérdidasde gran consideración. Se obtienen grandes ven-tajas económicas secando ¡os combustibles antesde emplearlos, aprovechando para este fln partedel calor que en gran exceso arrastran los pro-ductos de la combustión, después de habar pro-ducido su efecto útil. Para ello se les hace circu-lar por tubos próximos á los depósitos de combus-tible, los orales entran en otros de mucho más

diámetro y á veces en cañerías abiertas en losmismos muros de los edificios. El aire que ocupael espacio comprendido entre eí tubo de humo yel que le envuelve se calienta, y por registros deaberturas practicadas en el segundo, se hace pe-netrar e! aire caliente en los almacenes en que elcombustible se encuentra. Los combustibles ver-daderamente industriales son:

La leña,La casca,El orujo, v

La turba,Los liñitos,Las hullas,Las anthracitas, yLos carbones que de estas sustancias se ob-

tienen.El gas del alumbrado suele emplearse en al-

gunos casos como combustible en las máquinasde vapor; pero su uso es muy restringido.

El carboneo tiene por objeto privar hasta don-de sea posible á las sustancias respectivas de to-das aquellas que no sean carbono; de este modose consigue tener en menos peso mayor cantidadde calor. El carboneo de las sustancias vege-tales, ó sea el carbón vegetal, se hace en genera-en los montes, formando grandes pilas de leña ysirviendo de combustible para la combustión paríte de laque forma aquélla. La dirección de la ma-nipulación exige mucha práctica. Los carbonesprocedentes de las turbas, liñitos, etc., se obtie-nen destilando esta sustancia en retortas; losrestos que quedan en éstas son el carbón. Entodos los casos, la bondad de los carbones depen-de de las condiciones especiales de los cuerpos deque proceden. So creemos que debemos entraren detalles sobre este asunto, y por lo tanto, noslimitaremos á decir que pudiera establecerse co-mo regla general que las potencias caloríficas delos combustibles de un mismo origen están enrazón directa de sus densidades.

Todos los combustibles que hemos enumera-do pertenecen ó proceden del reino orgánico. Laexuberante vegetación producida por el excesode ácido carbónico que contenía la atmósfera enlas primeras edades del mundo, sepultada en elseno de la tierra por las conmociones del planeta,ha sufrido trasformaclonés profundas, yaciendoen bancales inmensos en los terrenos intermedia-rios ó de transición y en los secundarios, comoalmacenes inmensos de calor dispuestos por lamano previsora de la naturaleza para atender álas necesidades del hombre, y de ellos se les ex-trae y se entregan al comercio con los nombresde anlliracita y Aulla. Estos combustibles no pre-sentan rastro vegetal; pero en las capas superiorres secundarias y en los terrenos terciarios se en-

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342 REVISTA.

cuentran lo.s Úfalos, de los cuales una gran parteconserva la forma,y estructura de las plantas deque proceden. Las turbas sen cuerpos orgánicosen descomposición que se encuentran en el fondode ciertos pantanos; y las demás sustancias quecomo combustibles liemos enumerado, c¡ue sonla casca, ó sea la corteza de la encina empleadaen las fábricas de curtidos después de haberlaaplicado á este uso, el orujo, residuo de la acei-tuna prensada y extraído el aceite, y la leña.,denuncian con sólo nombrarlos su origen ve-getal.

Los Uñitos, las hullas y ias anthracitas, se co-nocen con el nombre de carbones fósiles ó minó-rales, y los prácticos ¡lámanlos generalmentecarbón de piedra.

Aunque ligeramente, nos ocuparemos de cadacombustible en particular.

Leña.

Los arbustos y ramas de los árboles formanla leña de haz ó ligera y los troncos ¿a de raja ófuerte. Las cortas de ieña deben verificarse en in-vierno y deben quedar secándose en el verano. Laleña tiene tanta más agua cuanto menos densa es.Verde, encierra de 40 á 45 por 100 de agua; á loscuatro ó cinco meses de cortada, pierde un 10 por100, y á los 12, un 20, En este estado es comogeneralmente se emplea: de modu que viene átener un 25 por 100 de agua. Secándola, comohemos indicado en uno de los párrafos anterio-res, se obtiene mucha ventaja.

Dentro de las dos clases de Jeña que hemos ci-tado hay que distinguir: las que proceden demaderas poco densas y las que provienen de lasque lo son más. Las primeras arden con machamás facilidad que las segundas, y las del primergrupo snn muy á propósito para producir en pocotiempo una temperatura elevada, en un recintorelativamente grande; por esto se las emplea conpreferencia en tos hornos de cocer pan y en otrosanálogos.

La Una ligera se vende generalmente en ha-ces, io que es un mal para el industrial; pues es-tando determinadas ias potencias caloríficas en

. función del peso, es difícil poder calcular, antesde usarla, el efecto útil que se va á obtener.

La leña de raja es muy apreciada para lasmáquinas de vapor, y debe preferirse según su.procedencia por el orden siguiente:

Leña de granado,» de encina,» de olivo,* .de morera,» de haya,» de fresno, • • ;

» de aliso,

Leña de manzano,» de naranjo y» de pino.

La cantidad de cenizas que producen las le-ñas, no solamente depende de la clase de árbolde que proceden, sino también de las partes delárbol de que se han cortado. La leña ligera dasiempre más coniza que la de raja; y entre árbolesde la misma cíase, influye también el terreno enque han crecido. En árboles de distintas clasesdan más cenizas los que están formados de made-ras más densas. Así, mientras que la leña de en-cina da 0,02o, la de pino sólo produce 0,0083.

La potencia calorífica de la leña con 25 por3.00 de agua, que es como se emplea ordinaria-mente, varía entre 2,700 y 3.600 calorías.

Gasea.

La corteza de la encina se emplea para cur-tir las pieles. Después de haberla usado con esíeobjeto pierde el tanino y queda reducida á la par-te leñosa, la cual, comprimida y secada, propor-ciona un buen combustible, donde abunda.

Da mucha ceniza.Su potencia calorífica es de 3.300 cabrias

cuando está muy seca, y de 2,300 en el estado or-dinario de sequedad.

Orujo

Kii Andalucía, donde tan considerable es lacantidad de aceite que se produce, JJaman orujoal residuo que resulta de prensar la aceituna,después de molida, para extraer el aceite. Porfuerte que ía presión sea, no es posible que dejede conservar e! orujo alg'una parte de aceite que,unido con la materia leñosa del hueso reducidopor la muela á polvo, produce un excelente com-bustible.- Do él se hace poco uso industrial en elpais, y generalmente sólo se emplea en los moli-nos aceiteros para calentar el agua necesaria enla extracción y en algunos usos domésticos. Losextranjeros se llevan grandes cantidades de oru-jo á Marsella, pag'ándole á precios ínfimos, y ob-tienen ventajas bastantes para compensar el cos-to de la primera materia y de los trasportes y ha-cer un reg'ular negocio, sometiéndolo a nuevosprocedimientos para extraer eí aceite que aúnqueda y vendiendo el resto como combustible.Los buenos resultados dei orujo en las máquinasde vapor los está experimentando en el pueblode Dos Hermanas un antiguo compañero nues-tro, que alimenta con él una caldera de 20 metroscuadrados de superñcie de caldeo, obteniendouna economía de más de un 50 por 100 sobre elgasto que tendría si emplease la hulla.

•No conocemos la potencia calorífica de estecombustible; pero, atendidas las circunstancias ?-;

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DE TELÉGRAFOS. 343

que concurren pava su formación, debe ser con-siderable .

Turba,

Knel fondo de algunos pantanos se enouen-tra una materia herbácea en descomposición,mezclada con arena y tierra, de aspecto negruz-co, que es la turki.

La turba puetb considerarse como 3a transi-ción ó lazo de unión entre los combustibles vege-tales y los minerales.

Extraída la turba del estanque, se la lava,comprime y modela en forma de adobes, en mol-des de hierro, se seca y puede pasar al hogar.

En este estado encierra an 25 ó un 30 por 100de agua; pero si se la somete á una corriente deaire á la temperatura de 50 á 60°. la pierde casipor completo.

Arde con dificultad, lo que obliga á remover-la con mucha frecuencia, y produce al quemarseun olor muy picante y desag'radable.

La desecación, no sólo aumenta su poder ca-lorífico, sino que hace más fácil la combustión.

fin las condiciones ordinarias, la potencia ca-lorífica de la Un'ba es de 3.600 calorías.

En las primeras capas de los terrenos tercia-rios se suelen encontrar también, pero no se ex-plotan como combustibles.

Liñitos.

Dijimos en otra ocasión que en los terrenosterciarios y en los secundarios inferiores se en-cuentran unas sustancias pardas de estructuraen machos casos leñosa y otras de aspecto terro-so, que proporcionan uu buen combustible in-dustrial,principio de la escala de los que pertene-cen á la clase de los carbones minerales fósiles.

Entre los liñitos y las hullas hay poca dife-rencia en cuanto se refiere á sus aplicaciones;pero se los distingue fácilmente teniendo encuenta que ios primeros contienen en abundan-cia una sustancia soluble en la potasa, y dan porresiduo de su destilación un carbón pulverulen-to, caracteres que nunca presentan reunidos íashallas ni las anthracitas.

Los líñítos más empleados en la industria sonlos terrosos, Guando son muy compactos, se con-funden coa las hullas y reemplazan á las grasassin dificultad. •

La potencia calorífica medía de los liñitos esde 7.500 calorías.

Hullas.

Las hullas, conocidas ordinariamente entrelos prácticos con el nombre de carien de-piedraipuede decirse que con el hierro han venido á re-alizar:el sueño de los antiguos, que buscaban en

la piedra filosofal la manera de hacer el oro. Lospaíses en que estas sustancias abundan y dondehay medios de explotarías desarrollan pronto suindustria y acaban por hacerse poderosos, comole sucede á Inglaterra.

Las hullas, cuyos yacimientos hemos dejadoconsignados anteriormente, no son privilegio deninguna localidad. Hallan se en todos los países;pero cuando éstos carecen de buenos medios decomunicación, la explotación se hace imposible.

La extracción de ías hullas de las ruinas hu-Heras no se hace sin peligro y sin tener que lu-char con dificultades insuperables á- veces. Pro-cede el primero del desprendimiento en las gale-rías y pozos de un gas llamado por los francesesffHsou, el cual es un hidrocarburo que, al unirsecon el aire atmosférico de las galerías, da origená una mezcla explosiva que, al inflamarse con laluz que lleva el minero,ocasiona catástrofes terri-bles. Las lámparas de Davy y las eléctricas evi-tan mucho el peligro. Las dificultades procedende la facilidad con que dan enagua las minashulleras. Cuando esto sucede de manera que elgasto del desagüe sea tan considerable que eleveen mucho el precio del mineral que se extrae,hay que abandonar las labores.

í5n líspaña no escasean las minas de hulla;en el Norte y en Cataluña las hay muy importan-tes y se explotan con ventaja, y en Andalucíaexisten en las provincias de Sevilla, Córdoba yHuelva; pero como los medios de commiicacíonson tan difíciles y las pérdidas que sufre esta sus-tancia en los trasportes es tan considerable, aunpueden hacernos la competencia con ventaja lashullas inglesas, que llegan en grandes cargamen-tos á nuestros puertos.

Las hullas se componen principalmente decarbonoy una sustancia bituminosa que les daun aspecto grasiento más ó menos marcado, porel cual se las ba clasificado en dos especies: %%-ll&sgf&sas y hullas secas. Son negras, más ó me-,nos par&uücas, y dan por destilación carbones-más ó menos esponjosos, de aspecto semi-metáli-co, que reciben en la industria el nombre de cok.

Las hullas grasas se dividen según su mayoró menor crasitud:

l.(' En Indias wny grasas, que al arder sufrenuna fusión pastosa muy pegajosa, que entorpeceel paso del aire por el.emparrillado del hogar, des-truyen mucho los hierros de éste, y exige que elfogonero le desahogue frecuentemente, valiéndo-se de grandes espetones de hierro. El cok que es-tas hullas producen es muy esponjoso y de poca,estima. Estas hullas son muy á propósito para ob-tener el gas del alumbrado.

2," Sullas grasas duras. SOD menos fusibles .que las antedores y dan mejor cok.

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.3.° Hullas grasas de larqa llama. Al arder pro- (ducen menos sustancia pegajosa que las anterio- |

. res, destruyendo, por lo tanto, menos losemparri- !liados de ios hogares; dan buen cok. i

Las hulla* secas se clasifican también como/«í- [Has secas de larga llama y hullas secas sin llama. JLas primeras producen al arder una g'fan llama, \y sus fragmentos no se reúnen fácilmente por fu- \sión. Dan menos calor que las anteriores y su !llama dura poco. ;

Las /lidias secas sin. llama,arden mal y se em- :plean poco.

Entre las hullas secas pueden colocarse ias ,(Mthfacikis, muy poco empleadas en Europa. Ar- ¡

; den con mucha dificultad, y para ello necesitan |hogares especiales. Su uso puede decirse que está '•localizado en los Estados-Unidos. •

Las hullas, al salir de la mina, contienen un ;2 por 100 de su peso de ág'ua; pero esta cantidad ;aumenta considerablemente cuando están expues '.tas á la intemperie. ;.. Las potencias caloríficas de las hullas varían '<

eon sus clases; pero pueden tomarse como valo- |res medios para la práctica los siguientes:

Hullas muy grasasHullas grasas durasHullas grasas de llama larga.Hullas secas de llamaHullas secas sin llamaVnthracita.. ..

Carbones.

7.»00 calorías7.700 »>7.200 »6.500 »>7.000 »7.C00 »

Ya hemos indicado el objeto del carboneo y ;sucintamente la manera de llevarlo i cabo. ;. De todos los combustibles anteriores se hacen i

carbones, que tornan el nombre de! combustible [deque proceden. Asi se llama carien vegetal el íque procede de las leñas, carbón de turba el que se ;extrae de esta, y cok a loJ. que deben su origen álos combustibles minerales.

Las potencias caloríficas de los carbones son: jI

Carbones vegetales ordinarios,de 6.600á 7.000 [calorías (según clase). '

Carbón de turba, 5.800 calorías. jCok, 6.000 calorías.

Adquisición y almacenaje de los combustibles.

Los combustibles deben comprarse por peso yno por volumen. Empleando el primer procedi-miento, se sabrá siempre con bastante aproxima'ción la cantidad de calor que se compra; mientrasque,haciendo uso del segundo, esta cantidad serámuy variable, pues dependerá del mayor 6 menortamaño en que se presenten los fragmentos de.

combustibles, de la colocación de éstos en la me-dida, etc., etc.

Los carbones y las hullas son muy quebradi-zos; de modo que al comprarlos debe procurarseque ios fragmentos sean proporcionados al hogaren que hayan de quemarse. Si son muy gruesos,hay que partirlos y se forma mucho cisco; y sison muy pequeños, se escapan por los claros de¡emparrillado y también son arrastrados sin que-marse en gran parte por la corriente de sire quese establece para alimentar la combustión.

Los combustibles deben conservarse en sitiossecos, pues absorben mucha agua, y ya hemosindicado los perjuicios que esto ocasiona. Si espreciso tenerlos á la intemperie, conviene abri-gar las pilas que se formen de la mejor maneraposible. Es necesario procurar, en cuanto las cir-cunstancias lo permitan, que los almacenes y de-pósitos estén próximos al lugar donde el combus-tible debe quemarse, pues ya hemos dicho quetodos los movimientos que con el carbón se hacenproducen mucho cisco, lo que ocasiona pérdidasmuy apreciables.

líi cisco de la hulla puede utilizarse amasán-dole eon ••-;•- de su peso de arcilla. La mezcla secomprime en moldes de hierro de la forma y ta-maño de los adobes, se secan éstos y pueden yaemplearse en los hogares.

Terminaremos este asuntOj insertando la si-guiente tabla, que contiene los pesos aproxima-dos del metro cubico de los distintos combusti-bles, por la utilidad que puede reportar en lapráctica.

¡'eso del metro. CLASE Dfi COMBUSTIBLE. cúbico en

Leña de encina cortada en pedazos al liilodespués de un año de la corta 275

ídem cortada en cuatro pedazos 515ídem en pedazos grandes después de tres

años . 386ídem de tres años en cuatro pedazos 485ídem en astillas de un metro, de 220 á 260Pino en grande» troncos, de 300 á340Carbón de pino, de. , - 200 á 210ídem de álamo blanco, ele 220 á 230ídem do encina ó de haya, de 340 á 250Hulla, de ; ,':. -. '¡SO á 880Cok. . . . 400

Los números anteriores varían algo con el ta-maño de los fragmentos en qua el combustible sepresente. Cuando son pequeños, el peso aumenta,y cuando son grandes disminuye.

: ¡ r ". ' F R A N C I S C O P É R E Z B L A N C A .

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DE TELÉGRAFOS. 345

SECCIÓN GENERALMISCELÁNEA

Otra Exposición de electricidad.-Luz eléctrica ád<»micilio.-Lostelegramas postales y las tarjetas telegráficas,—Concesión dederechos IMSÍVOS á las mujeres telegrafista s.-Una nueva socie-dad du electricistas.-Uebfija de tari las telegráficas en Ingla-terra .-Bl padrino Je la TeLe^rafia.— Procedimiento para tras-mitir ¡*ie te mil palabras por Hora por u» solo hilo.— Una huelgainaudita.—Desgracias ocasionadas por la electricidad.

Pasmosa es verdaderamente la importanciaqne cuela día van adquiriendo los estudios y lasaplicaciones de 3a electricidad. Si no bastara a-demostrarlo los repetidos ensayos de que el mis-terioso fluido es diariamente objeto, habríamos dereconocerlo por el número de Exposiciones deelectricidad que sin intermisión se suceden unasá otras. Apenas cerró sus puertas la internacio-nal de París de 1881. abrió las suyas la de Lon-dres; sucede á ésta la ríe Munich f íuég-o la dealumbrado eléctrico de Trieste; sigúela ia electro-técnica de Koqigsbei'o*, y en ando aun no se hainaugurado la ele Viena, ya está anunciada la deTurín para 1884. ¡Siete Exposiciones internacio-nales de electricidad en cuatro años! Si el sig'lo Xt'ué llamado H de las luces, calificación qne sesuele dar también al XEX, aunque en diferentesentido, más propio sería llamara éste el siglo dela electricidad.

La Exposición de electricidad da Turín estaráabierta desde el 1.° de Abril al 31 de Octubrede 1884, siendo admitidos los industriales extran-jeros, quienes gozarán los mismos derechos y po-drán aspirará iguales recompensas que los ita-lianos.

Los grupos en que se dividirá serán en núme-ro de trece. El 1." comprende electricidad estáti-ca, máquinas eléctrica* por frotamiento y por in-fluencia, electróforos, condensadores, electróseo-pos, t'ti*..—El 2.", electro-química, material paralos aparatos y circuitos eléctricos; pilas y acceso-rios, acumuladores, vaso* poro sos, aisladores, etcé-tera;— lulos telegráficos, cables telegrafieos y to-da clase de conductores para la trasmisión de co-rrientes. Pararrayos.—Bl 3.°, aparatos para ei es-tudio de las corrientes eléctricas, idem para iasmediciones eléctricas; brújulas reométricaá, gal-vanómetros, electro-dinamómetros; patrones decapacidad, Ídem de resistencia, cajas de resisten-cia, reostatos, electrómetros, etc. Aparatos parael estudio de las propiedades de las corrientes ypara sus demostraciones didácticas; pilas termo-eléctricas, aparatos electro-dinámicos y electro-magnéticos; idem para el estudio délas eorrien-les inducidas, bobinas de inducción, etc.-—Líl 4.°grupo comprende .aplicaciones á !a trasmisión deseñales y otras análogas. Indicadores, cronógra-fos, contadores eléctricos idam UK escritores, re-lojes eléctricos. -El 5.°, telégrafos, teléfonos ymicrófonos.-El 6.n, aplicacionesdelaelectricidadalas ciencias biológicas. —151 7.°, idem idem á laseguridad en los caminos de hierro, señales, etc.—El 8.°, idem ídem á. la explosión de ias minas Yotros casos análogos.—BL 9.°, producción indus-trial délas corrientes eléctricas; máquinas mag-neto-eléctricas y dinamo-eléctricas.— KilO •.alum-brado eléctrico.—El íl.°, trasporte á distancia ydistribución de la energ-ia mecánica por medio de

la electricidad; caminos de hierro eléctricos, etc.—líl 12.° electro-metalurgia y galvanoplastia, yel 13." grapa comprende todas las demás aplica-ciones de la electricidad no especificadas en losanteriores.

Las solicitudes de admisión deberán dirigirseá la Jnnta directiva antes del día 31 de Agostode 1883.

Los expositores obtendrán gratuitamente lafuerza motriz necesaria para el alumbrado eléc-trico y para los ensayos que se verifiquen por de-cisión de la Junta tanto en las galenas como enlos jardines adyacentes.—Tal es el extracto de lasdisposiciones reglamentarias de esta futura Expo-sición italiana.

**»La Compañía The l'eki/raph Consintclion

and Mainterutnee, ha presentado al Ayuntamien-to de Notting-ham (Inglaterra) un proyecto deinstalación de alumbrado eléctrico á domicilio enaquella importante ciudad, bien conocida por suindustria mediera, en la cual se emplean más de10.000 telares. Dicha Compañía se compromete adejar colocados los circuitos y las dinamos y má-quinas de vapor necesarios para alimentar 60.000lámparas Swan, equivalentes cida una h la luzde 20 bujías. Los principales detalles del proyec-to son los siguientes: La fuerza electro-motriz nodebe pasar de 70 voltas, á fin de que las lámpa-ras Swan se puedan montar en cantidad; los con-ductores más importantes serán subterráneos}' denna sección tal, que la corriente no pase de 1.750amperes; las máquinas empleadas serán cincograndes de Gordon, una de éstas de reserva, ca-paces cada una de alimentar constantemente15.000 lámparas Swan durante, dieciséis llorasencada día natural. La Compañía hará entrega detoda la instalación á aqnel Ayuntamiento me-diante la suma de 220.000 libras esterlinas (cincomillones y medio de pesetas). Deducidos el 6 porciento d»'interés de esta suma y los gastos de en-tretenimiento, la Compañía estima que el preciopor hora de cad;i lámpara Swan, equivalente á 20bujías, ascenderá á 0,090 peniques, en tanto queel de cada mechero de gas de igual intensidad esde 0,212 peniques por hora.

Al febril movimiento mercantil y social de lasgrandes ciudades modernas no bastan ya, parasus comunicaciones intramuros, ni las estacionestelegráficas urbanas, ni ios domiciliarios teléfo-nos. Algunas populosas capitales, y euW» otrasParís, tienen además una red completa subterrá-nea de tubos neumáticos, por donde circulan enpaquetes los telegramas. El precio de estos tele-gramas, qne podremos llamarpostaies, es de 30céntimas si han de cursarse abiertos y de 50 sise han de comunicar cerrados.

Y para facilitar más aún las comunicaciones,se expenden en las tiendas de efectos estancadosde varias ciudades europeas y norte-americanas,tarjetas telegráficas cuyo precio es generalmen-te el de un telegrama ordinario. Depositadas enlos buzones, son recogidas por los carteros á ho-ras mareadas y llevadas á la Ksfadón telegráficamás próxima. Los viajeros rjue llegan por prime-ra vez á una población, y cu.ya3 calles descono-cen, y otras personas que viven distante de una

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Estación telegráfica ó telefónica, se aprovechande esta clase de tarjetas para participar su llega-da, felicitar días y demás avisos análog'os, cuyatrasmisión no importa al expedidor que se retra-se una ó dos horas.

***Según leemos en el Journal de 6'aint Peters-

bourg, órgano semioficial del gobierno ruso, elDirector general de Telégrafos del imperio, ge-neral Bezak, ha conseguido que sean reconocidosderechos pasivos al personal femenino que se de-dica al servicio telegráfico, habiendo sido apro-bado por el emperador Alejandro III el regla-mento fijando las pensiones. El derecho lo ad-quirirán k los 20 años de servicio. Después deservir 25 años, las telegrafistas podrán retirarsedisfrutando el sueldo completo. Aun cuando es-tuvieren casadas, no perderán el derecho ata pen-sión; y si tuvieren hijos y éstos quedasen huér-fanos, pasar:! á ellos' el disfrute de la misma.Digna es de elog-io tan magnánima y filantrópi-ca resolución.

**#Una nueva sociedad de electricistas, semejan-

te por sus tendencias á la de Ingeniero?! eléctri-cos de Londres, á la Electro-technik Verein, deBerlín, y á la Eleclrical iSociety de Nueva-York,se acaba de constituir en París, en cuya capitalresidirá la Junta directiva. Propóncse esta So-ciedad formar un centro para el estudio de todoslos asuntos referentes al prog-reso de la electrici-dad en todos los países; discutir problemas sobreelectricidad, popularizar y difundir sus aplica-ciones por medio de folletos, periódicos, confe-rencias, experimentos públicos, etc.; estudiartambién las cuestiones industriales y económi-cas, así como todas las materias pertenecientes ála distribución y empleo de la electricidad. Losmiembio*» de esta sociedad se dividirán en las si -guante!» clises honorarios, suscritoi'eá, funda-dores y piotectotes; estas tres últimas clases abo-narán una su^crición anua!, ó bien una cantidadal/ada, según los casos.

Habiendo icordado las Cámaras inglesas el29 de Marzo deí año actual la reducción de ¡atasa dt los, telegramas en la Gran Bretaña, unacomisión fue nombrada al efecto para que, enunión del Director general d<i Correos y Telégra-fos, estudias** el medio de hacer la rebaja, á par-

. tir del primer tipo, cuyo precio deberá ser deseis peniques, con el menor detrimento posiblepara el Tesoro. La tasa mínima actual de los te-legramas es de un chelín hasta 20 palabras, ydebe rebajarse, por lo tanto, á seis peniques (unos63 céntimos de peseta'. La comisión ha publica-do su dictamen, en donde presenta los siguien-

. tes cálculos, según la escala que se adopte de lasdos siguientes: 1 / , medio penique por palabra,

• sin concederse ninguna gratuita para la direc-, ciónf siendo el precio mínimo de un telegrama" seis peniques; esta rebaja estima que producirá

ol primer año una disminución en ios ingresosde 170.000 libras esterlinas. 2.a, seis peniquespor las primeras cinco palabras, concediéndosegratuitas las empleadas en la dirección, y exi-giendo dos peniques por cada cinco palabras

más; la disminución de ingresos para el Tesoroen el primer año supone la comisión que seriade 270.000 libras esterlinas.

El Director general de Correos y Telégrafosdel Reino-Unido cree posible establecer ¡a nuevatarifa á partir del 1.° de Octubre de 1884; perocomo el número do telegramas lia de aumentarconsiderablemente, ha manifestado que necesitauna suma de 500.000 libras esterlinas (doce mi-llones y medio de pesetas) para la construcciónde nuevas líneas generales y aumento de con-ductores, de cuya cantidad emplearía en el actualaño económico 200.000 libras.

Los periódicos ing'leses opinan que la tarifaprimera es la mas aceptable por su sencillez yporque evita el abuso que podrían hacer los ex-pedidores escribiendo en su minuta detalladasdirecciones, que aumentarían el número de pa-labras sin ventaja alg'una en la recaudación. ,

Cuando algún invento ha llegado á adquirirnotable utilidad y desarrollo, siempre alega másde una nación el noble org'ullo de haber nacidoen su suelo el inventor. Pretende España que suBlasco de Garay fue el primero que empleó el va-por como fuerza motriz; Francia lo atribuye áPapín fl) y le erigió una estatua hace poco tiem-po, y la Inglaterra reclama esta primacía paraNewcomen. Así sucede también en Telegrafía:padre de la Telegrafía eléctrica, llaman los norte-americanos á Morse; los ing'leses dan este epítetoá Wheatstone; los franceses arguyen que, sin losdescubrimientos de Ampere y de Arago, los apa-ratos electro-magnéticos no hubieran tal vez sidoinventados, y España también recuerda los ensa-yos electro-telegráficos hechos por Salva á princi-pios de este siglo, y cuyos aparatos fueron al pa-recer depositados más tarde en el colegio de SanFernando de Madrid (2). Pero si es discutiblequién puede llevar con más derecho el nombre depadre de la Telegrafía, se sabe con seg'uridadquién fue el que dio este nombre al medio de co-municar á distancia. Por más que ya en tiemposremotos hicieran los hombres algunos ensayospara comunicarse á largas distancias, pudiendocitar un periódico de este año de los Estados-Uni-dos que ha publicado unos artículos sobre esteasunto, encabezados con el siguiente epígrafe:Historia de la Telegrafía desde la guerra de Tro-ya hasta ¡(i batalla de Walerlóo, es lo cierto quela palabra telegrafía no existió en ningún idio-ma hasta fines del siglo pasado. Cuando Chappeinventó y .puso en práctica su sistema ópticoen 1794, le dio" el nombre de taquigrafía, que sa-bemos significa «escribir con velocidad»; y comoesta voz no implica idea alguna de distancia, enuna visita quo hizo Chappe á Mr. Antonio iliot

(1) Dionisio Papin hteó el medio de que el vapor de agua, ac-tuando sobre un émbolo, ejerciera una presión suficiente parn ven-cer una njsisti-iicia dada, y lo describió en su oíra Ars nova orfaquutn ignis adminiculo ef/ic'tcisii'iie eleva nónin.

(3j Eí coleyio de San Fernando Ao Madrid es la facultad óe Kar-inacia, como el de San Carlos lo es de la de Medicina. De las p s -

este nüo, caves del Decano del primero de estos Colefrios Si1. D. Ra-fael Sáez PaUcios (desfrniciadámente arrebatado por la muerte enel mustie Junio último), resultai¡ne m en el laboratorio ni en lasdemás dependencias ilel mitmo existen ni se tiene noticia de losaparatos empleados por Salva parala comuiiicación el^otro-tele-gráflea. Tal vez si su dio la orden de llevarlos á este colegio no <ecumplió, quedando archivados en et palacio real, ó bieti se extra-viarían cuando se hizo la reforma y nueva instalación en 1830 delcolegio de San Fernando en la actual calle de la Farmacia.

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de Melito, hombre político y sabio helenista, tra-ductor de las historias de Heródoto y de Diodorode Sicilia, propuso Miot dar el nombre de telegra-fía á aquel medio de comunicar á distancia, nom-bre genérico que desde entonces ha sido adopta-do en todos los idiomas.

Y a! cabo de casi un siglo qut¡ ha sido adopta-da esta denominación, en una conferencia.dadael IB de Mayo de este año en la Sociedad de elec-tricistas de'Nueva-York por Mr. "Walter Phillips,presenta éste un sistema de telegrafía eléctricade su invención, á la que da el nombre de es teño -telegrafía ó bien taqui-telegrafía,} por ser unaaplicación de las abreviaturas á la trasmisión te-legráfica. El autor asegura que con su procedi-miento se pueden trasmitir hasta 10.000 palabraspor hora, por un solo hilo, sistema simplex y re-ceptor iíorse, y el doble en los dúplex, y que lostelegrafistas lo pueden aprender en corto tiempo.Lo cierto es, sog'úu refiere la Meclrical Reviewde Nueva-York, que Mr. Phillips, con una cintaya preparada y delante de numerosa concurren-cia, trasmitió 7.000 palabras en una hora, quefueron recibidas niara y distintamente en un apa-rato Morse.

Para la trasmisión de toda clase de telegra-mas, y especialmente las noticias de la prensa,discursos de aperturas de Cámaras, etc., estacombinación de la taquigrafía con la telegrafíatiene un valor inapreciable.

El día 20 del mes anterior se recibió en Euro-pa un telegrama que causó seria impresión, espe-cialmente en el mundo telegráfico y comercial.Las líneas eléctricas de los Estados-Unidos ha-bían qudadt? sumidas en forzado reposo. Todoslos telegrafistas de aquella nación se habían de-clarado en huelga-

La prensa europea se ha ocupado de este g'ra-ve suceso, haciendo conjeturas sobre las causasque la hayan podido motivar. Un diai'io de estacorte se expresaba en los. siguientes términos:

«Esta noticia, que parece á primera vista depoca importancia, puede acarrear graves perjui-cios al comercio del mundo entero.

»No es el Estado quien explota las líneas tele-gráficas del Norte de America. Casi toda la redde los Kstados-Unidos se halla monopolizada porla poderosa Compañía Westem-liiiim^ qne subey baja el prpcio de los telegramas :'i medida de suantojo ó de los intereses de sus accionistas, y i¡ueda pocas garantías de estabilidad á los múltiplesempleados qtm en la trasmisión de telegramas sehallan ocupados.

«La mencionada huelga debe, pues, hallarsebasada en las anómalas circunstancias de los em-pleados.

*Es de esperar que haya un arreglo entre laCompañía y sus funcionarios, pues no creemosposible (¡ue los cables que parten de Inglaterra yvan á parar á los Kstados-Utiulos sufran muchosdías una interrupción que sería verdaderamentefatal para las infinitas relaciones comerciales en-tre Europa y América.

* Si ía huelga continuara, ss originarían pér-didas inmensas que está en interés de la Compa-

ñía el evitarlas, si quiere mantener su crédito ysu importancia.

»I)e lo contrario, no tendría nada de extrañoque el gobierno de aquella floreciente Repúblicatuviera que incautarse de las líneas telegráficaspara garantizar la normalidad de las transaccio-nes del comercio, como sucedió en Inglaterra,donde el TelégTaíb perteneció á compañías par-ticulares, y por fin tuvo que comprarlas el Es-tado para hacer con más regularidad y econo-mía en favor de! publico el servicio telegráfico.»

Por nuestra parte añadiremos que, según untelegrama recibido el martes 17 por el DailyJYCWS de sn corresponsal en Xue va-York, habíasenombrado en aquella fecha una junta represen-tando a quince mil empleadas de Telégrafos dela Compañía Unión Occidental; que posee lasnueve décimas partes de las líneas telegráficas doJos Estado-Unidos. La mencionada junta hizo pre-sente ¡i ía directiva de la Compañía que era ne-cesario aumentase un 15 por 100 el sueldo de to-dos sus empleados, y que se redujeran áocho ho-ras diarias las nueve que tenían de servicio.

El Standard decía además que los funciona-rios de la Compañía exigían también que los suel-dos del personal femenino se equiparasen á losdelpersonal masculino, porque éste temía que selle-gura algún día á verificar lo contrario.—Es de su-poner que, en interés de la Compañía y desúsfuncionarios y por la conveniencia pública, se ha-ya llegado á un acuerdo equitativo y justo paratodos.

También en este mes tenemos que señalar sen-sibles desgracias ocasionadas en España por laelectricidad atmosférica. Durante una tempestadque descargó el día 4 en el término de Villa rreal(Castellón), una chispa eléctrica mató aun veci-no de aquel pueblo. Y en otra tormenta que huboel 6 en Perelló (Tarrag'ona), una descarga atmos-férica causó la muerte de un joven de 24 años,llamado Domingo Molina.

Pero no solamente la electricidad délas nubespuede ser origen de accidentes terribles. Duran-te la última Exposición de alumbrado eléctrico deTrieste, habiendo un aguacero producido algu-nos desperfectos en el pabellón austro-húngaro,pusiéronse á repararlos algunos obreros durantela noche, alumbrándose con luz eléctrica. Éstahabía sido instalada por el ingeniero Sr. Haider,representante de la casa Ganz y Compañía, dePresth; y como en el circuito provisional y for-mado con lulos desnudos se observase alguuaavería, el mismo Sr. Haider trató de remediaría,y cogiendo sin precauciones los dos conductores,la corriente, atravesando su cuerpo, le ocasionoinstantáneamente la muerte. Un accidente seme-jante había ya ocurrido poco tiempo antes en Pa-rís, en los jardines de las 'Fullerías. Mucha ̂ gloriada la ciencia, pero también tiene sus mártires.

V. V. T G.

Ha sido enviada :il Ministerio correspondiente unainstancia del Subdirector primero D. Ramón Hertno-siíiasolicitando pasar á Cuba, Puerto-Rico ó Filipinas.

Se han concedido dos años de prórroga á la licen-cia que está disfrutando el Jefe de Estación D. Ama-

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348 REVISTA DK TELÉGRAFOS.

dor Viñas, y un año de prórroga también á la licenciadol Jefe de Estación D. Francisco Ramón de Moneada.

Por haber contraído matrimonio sin íieal licenciase Ka concedido indulto al Oficial primero D. JulioVerdejo.

Ha sido nombrado para servir en Filipinas eí Ofi-cial primero D. Ramón Puyóle y Palarín.

Se ha declarado supernumerario al Oficial segundo13. Felipe Veíarde por haber entrado á servir en el ejér-cito.

Por la vacante !el Director D. Leopoldo Dalmauha entrado en planta eí Director T). Juan Manuel Fe*rrer y Soriano.

KI Subdirector de segunda D. Mariano Millot hasido ascendido á Subdirector de primera clase; el Jefede Estación D. Vicente Diez ha alcanzado el ascensoá, Subdirector de segunda, y ha entrado en planta elJefe de Estación D. Sebastián Real.

• Ha sido declarado supernumerario en el Cuerpo,mientras se halle sirviendo en Ultramar como Jefe deEstación, el Oficial primero D. Ramón Puyoís.

Se ha concedido al Oñcial primero D. Eduardo Vin-centi y Reguera un año de prórroga para la licenciaque disfruta.

También ha obtenido un año de licencia el Oficialsegundo D. Félix Rubio Saíazar.

Han ascendido: á Subdirector segundo, el Jefe deEstación D. José Martín y Santiago; á Jefe de Estación,el Oficial primero D. Antonio Luis González, y ha en-trado en planta el Oficial primero D. Carlos Albo.

Terminado en fin de Junio último eí segundo tri-mestre de la enseñanza teórico-práctica en la Escuelade aplicación, fueron considerados aptos, previo exa-men reglamentario, que tuvo lugar á principios de Ju-lio, ios.cuatro únicos Aspirantes-alumnos que aún nohabían terminado su instrucción, de los 178 que ingre-saron en la Kscuela en 1.° de Enero del año actual.

En el sistema Hughes lian sido también declara-dos aptos tres Oficiales y un Aspirante, quedando ac-tualmente aprendiendo este sistema, en las horas fran-cas de servicio, doce Oficiales y Aspirantes del Gabine-te Central.

ESTAULECIIUE TO TIPOtiHAMUO LIE M. JUXUESBarranco ele Km bajad o res. 13

MOVIMIENTO del personal durante el mes de Julio último.

CLASES.

Subdir. segundo.ídem primero...ídem

Dir. de 1.a clase.

Oiiciaí segundo.ídem primero.. .Ídemídem

Oficial primero..Subdir. segundo.Jpfe de Estación.Oficial segundo..

AspiranteÍdemídemídem

Idom.ídemídemId(¡m.ídemídemIdomídem, , ,ídem.

ídemídeml'iom. . .Idom

ídemIdomídemídem . .

TilASI

NOMBRES.

D. Francisco Laguna y Gil

Justo Alvarez y García

Juan Manuel Ferrer y So-nano

Alfonso Márquez Rodríguez.Segundo Galán y VerdeCarlos Albo y Kay..Miguel Coll y Cardona

Mariano Pérez GómezTomás Herrero YuteFrancisco Menéndez IlcráinzRicardo Sanseu v Martín....

Enrique Romero Cifuentes..José Díez de IslaCeíerino Núñex y RodasFelipe Rui» Pereda..Francisco Martínez Moreno.Francisco Ramírez y RamírezJosé líivero AlvarezManuel Seguí y Garratalá...Manuel Ginés GarcíaLuis Sancho ArboleyaFrancisco Campos García...Arturo Contreras RetesDemetrio Verástegui y Euiz.Primitivo Domínguez More-

noManuel MontenegroManuel Rodríguez Moralew.,Julián Toledo MataJuan Antonio Gutiérrez Gó-

Luis Manchón PoíesManuel Miñón DíezFrancisco Bercedo Penabal.,Eduardo Gor y Mejía

PROCEDENCIA.

Gijóu

ídem

ídem.JerezSantoñaLicenciaFigueras . . . . . . .

RiazaVeraDir."n general..PardoCádizCoruñaMálagaBilbaoValladolid.. , . .VigoPt.°St.a María.Barco de Avila.MálagaLicenciaHuelvaSevillaValladolidSantander

UtreraAlmeríaLicenciaMadrid

¡Coruñaí. VitoriaMirandaGranada

DESTINO.

San Sebastián..

ídem

MurciaCádizSantanderSantoñaBarcelonaVeraSan Ildefonso..MurciaCen t r a l . . . . . . . .Barco de Avila.CentralGijónBarcelonaSan Sebastián..BurgosCentralídemPardoAlicanteZafraS. Juan del Pt.°HuelvaBilbaoCentral

SevillaAlmansaUtrera. . . . . . . . .Riaza...

ídem.MirandaI. VitoriaCentral..

OBSERVACIONES.

Por razón dei servicio.

ídem iil. id.

Por razón del servicio, jAccediendo á sus deseos.jjPor razón d»'l servicio.Accediendo á sus deseosPor razón deí servicio.

ídem id. id. iídem id. id.ídem id. id.ídem id, id.

ídem id. id.ídem id. id.ídem id. id.ídem id, id.ídem id. id.ídem id. id.ídem id. id. ¡ídem id. id. !

ídem id id.ídem id. id.Irlem id. id.ídem id. id. 'ídem id. id.

ídem id. id.ídem id. id.Por razón del servicio. f

Accediendo á sus deseos.

ídem id, id.

er u a. }Accediendo á sus deseos. f