Defensa Novohispana de Las Comedias

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Una defensa novohispana del teatro Jos:E PASCUAL Bux6 INSTITUTO DE INVESTIGACIONES BIBLIOGMFICAS, UNAM REsuMEN: La literatura mexicana comprendida entre los siglos XVI y XVIII conoci6 innumerables vicisitudes en su proceso de publicaci6n; muchos son, sin embargo, los manuscritos conservados en bibliotecas de colegios y conventos hasta mediados del siglo XIX. Los textos de "em- pefio propiamente literario" son escasos aunque no inexistentes. La Bi- blioteca Nacional de Madrid guarda, bajo Ia signatura NSS 13509, un texto que lleva por titulo: Segunda parte de los soflados regocijos de Ia Puebla. Lo que en primera instancia -dado el arranque novelesco del texto- pareda ser Ia primera novela escrita en Mexico, no se cumpli6 finalmente, pues su tono narrative no es sino "un artificio que sirve para dar sustento y verosimilitud [... ]a una muy pormenorizada y eru- dita defensa de las comedias". Los Soflados regocijos ... "son, en cambio, una extraordinaria muestra del nacimiento de Ia crftica moderna en Mexico". ABS'IRACT: The Mexican literature covering the period from the 16th to the 18th centuries knew several mishaps in its publications process; many ma- nuscripts, however, were preserved in college libraries and convents up to the mid-1gth century. Purely "literary type" texts as such are scarce, though not inexistent. The National Library of Madrid keeps, under signature NSS 13509, a text entitled: Segunda parte de los sofiados regocijos de Ia Puebla. lnat at first sight -given the novel-like opening of the text- appeared to be the first novel to be written in Mexico, finally did not tur· ned out to be so, because its narrative tone is nothing but "an artifice that serves to provide support and verisimilitude [. . .] to a quite detailed and knowledgeable defense of comedies". The Sofiados regocijos ... "are, on the other hand, an extraordinary sample of the birth of modern criticism in Mexico". Literatura Mexicana X.1-2 (99.1-2), pp. 13-34

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Una defensa novohispana del teatro

Jos:E PASCUAL Bux6 INSTITUTO DE INVESTIGACIONES BIBLIOGMFICAS, UNAM

REsuMEN: La literatura mexicana comprendida entre los siglos XVI y XVIII conoci6 innumerables vicisitudes en su proceso de publicaci6n; muchos son, sin embargo, los manuscritos conservados en bibliotecas de colegios y conventos hasta mediados del siglo XIX. Los textos de "em­pefio propiamente literario" son escasos aunque no inexistentes. La Bi­blioteca Nacional de Madrid guarda, bajo Ia signatura NSS 13509, un texto que lleva por titulo: Segunda parte de los soflados regocijos de Ia Puebla. Lo que en primera instancia -dado el arranque novelesco del texto- pareda ser Ia primera novela escrita en Mexico, no se cumpli6 finalmente, pues su tono narrative no es sino "un artificio que sirve para dar sustento y verosimilitud [ ... ]a una muy pormenorizada y eru­dita defensa de las comedias". Los Soflados regocijos ... "son, en cambio, una extraordinaria muestra del nacimiento de Ia crftica moderna en Mexico".

ABS'IRACT: The Mexican literature covering the period from the 16th to the 18th centuries knew several mishaps in its publications process; many ma­nuscripts, however, were preserved in college libraries and convents up to the mid-1gth century. Purely "literary type" texts as such are scarce, though not inexistent. The National Library of Madrid keeps, under signature NSS 13509, a text entitled: Segunda parte de los sofiados regocijos de Ia Puebla. lnat at first sight -given the novel-like opening of the text­appeared to be the first novel to be written in Mexico, finally did not tur· ned out to be so, because its narrative tone is nothing but "an artifice that serves to provide support and verisimilitude [. . .] to a quite detailed and knowledgeable defense of comedies". The Sofiados regocijos ... "are, on the other hand, an extraordinary sample of the birth of modern criticism in Mexico".

Literatura Mexicana X.1-2 (99.1-2), pp. 13-34

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Una defensa novohispana del teatro

PARA los estudiosos de la literatura novohispana es un hecho evi­

dente nuestro limitado conocimiento del caudal de obras escritas

entre los siglos xvr y xvm. Los textos impresos durante el perfodo

colonial son apenas una minima parte de la produci6n real de los

escritores de entonces; salvo Sor Juana Ines de la Cruz o, en algu­

nos aspectos, Matias de Bocanegra y Carlos de Sigi.ienza y Gongo­

ra, las obras mas personales de los ingenios novohispanos nunca 0

casi nunca pudieron publicarse; concurrfan dos causas para ello:

los altos precios de impresi6n y las quisquillosas censuras inquisi­

toriales. De ah.l que la inmensa mayorfa de los libros publicados

hayan tenido que ser sufragados por los cabildos civiles o eclesias­

ticos y que estos fueran precisamente las obras de homenaje a los

virreyes entrantes en el gobierno de la Nueva Espana (arcos triun­

fales), las exequias reales u obispales (piras funerarias), los concur­

sos poeticos convocados por la Universidad o las 6rdenes religio­

sas -ya fuese para exaltar alguno de los supremos misterios de la

fe cat6lica (Triunfo partenico, 1683), para festejar la canonizaci6n

de alglin santo (Festivo aparato, 1672) o la dedicaci6n de algun

templo-, as.l como la notoria cantidad de sermones, novenas,

rogativas y villancicos con los que se contribu.la a la multitudina­

ria celebraci6n de las fiestas del santoral romano, publicaciones

estas a las que no faltaba el mecenazgo oficial o privado a cuyas

expensas corrieran los gastos de impresi6n. Anadase a esto la pu­

blicaci6n de los primeros evangelios guadalupanos (Sanchez, Bece-

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rra Tanco, Florencia), as! como de unos cuantos autos de fe, las

reglas y constituciones de las 6rdenes religiosas, las vidas ejempla­

res de santos, santas y beatas -algunos europeos pero otros ya

orgullosamente americanos- y se tendra una idea bastante

aproximada de lo que fue la producci6n de las prensas novohis­

panas hasta mediados del siglo XVIII. No cesan entonces las

constantes publicaciones de obras devotas y metodos de la ora­

cion mental, pero ya comienzan a aparecer con regularidad las

publicaciones peri6dicas (gacetas y diarios) destinadas a comuni­

car los acuerdos u ordenanzas gubernamentales, as! como a difun­

dir las noticias mas relevantes de Europa o a divulgar algunos

temas de interes tecnico y ciendfico, en particular relativos a la

agricultura, la mineda y la medicina, aunque estos no acaben de

sustituir las "pronosticaciones de los tiempos" o "lunarios" barro­

cos, todavh oscilantes entre la astrolog1a judiciaria y la meteoro­

logia moderna.

< y las obras que llamamos de creaci6n literaria: los poemas epi­

cos, Hricos o sacros; las comedias, loas y entremeses que, por indu­

dables referencias, consta que tambien se escribieron en la Nueva

Espaiia? (En e1 fondo de que expediente inquisitorial o en que

olvidado archivo siguen sepultadas las comedias y autos sacramen­

tales de un Luis de Sandoval Zapata o un Alonso Ramirez de

Vargas? (Cuantas obras manuscritas no apareceran cuando -en­

tre todos- emprendamos la verdadera cruzada de rescate de nues­

tro patrimonio literario novohispano?

Quien tenga la paciencia de repasar las Bibliotecas de Eguiara y

Eguren y Berist.lin y Souza, no dejara de admirarse del inmenso

numero de autores y tftulos registrados en ellas, algunos impresos

y, la mayor parte, manuscritos. Estos ultimos soHan hallarse res­

guardados en las bibliotecas de colegios y conventos hasta media­

dos del siglo XIX cuando, a causa de las luchas poHticas entre con­

servadores y liberales y, al triunfo de estos, la promulgaci6n de las

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leyes de Reforma, dichos

dos y, en muchos casos,

numero de esas obras n

mente religioso, en espec

edificantes y tratados tee

-al menos desde nuestra

cia, pero eso no signifi1

obras de empeiio propi

hombres de Iglesia, Egui

con particular interes la 1

dos en temas igualmente

presentantes de la cultur:

rarse que ninguno de

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Si, por razones obvia5

o religiosa, se imprimie1

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de la copia manuscrita

embargo, ya en el siglo )

sus manuscritos con el1

fuese de manera indepen

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literatos de Espana, el Me los que se daba cabida al

tiones pollticas, religios~

la critica de temas ciend

Precisamente entre lo

metr6poli y que hoy res

bajo la signatura NSS 1~

1785 y 1786, que lleva p

cijos de la Puebla. Desde

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os cuantos autos de fe, las

eligiosas, las vidas ejempla­

:>s europeos pero otros ya

:endn1 una idea bastante

on de las prensas novohis­

[. No cesan entonces las

rotas y metodos de la ora­

~arecer con regularidad las

ttios) destinadas a comuni­

!nentales, asl. como a difun­

ropa o a divulgar algunos

en particular relativos a la

aunque estos no acaben de

empos" o "lunarios" barro­

~a judiciaria y la meteoro-

)n literaria: los poemas epi­

r entremeses que, par indu­

:se escribieron en la Nueva

nte inquisitorial o en que

:omedias y autos sacramen­

, o un Alonso Ramirez de

o apareceran cuando -en­

cruzada de rescate de nues-

las Bibliotecas de Eguiara y

de admirarse del inmenso

' en ellas, algunos impresos Ultimos soHan hallarse res­

s y conventos hasta media-

luchas poHticas entre con­

ltos, la promulgaci6n de las

I '

I \

leyes de Reforma, dichos depositos bibliograficos fueron dispersa­

dos y, en muchos casas, destruidos. No cabe duda que el mayor

numero de esas obras manuscritas ten1an un can1cter estrecha­

mente religioso, en especial sermones, textos devocionales, vidas

edificantes y tratados teol6gicos, donde lo propiamente artistico

-al menos desde nuestra perspectiva actual- tenia escasa relevan­

cia, pero eso no significa que no se hayan escrito en Mexico

obras de empeiio propiamente literario. Par su condici6n de

hombres de Iglesia, Eguiara y Beristain parecen haber registrado

con particular interes la producci6n can6nica de escritores ocupa­

dos en temas igualmente serios y, par la mayor parte, dignos re­

presentantes de la cultura teol6gica novohispana. No era de espe­

rarse que ninguno de ellos recogiera noticias relativas a la

literatura de entretenimiento ni, par supuesto, de otros escritos

de caracter excesivamente critico 0 profano.

Si, par razones obvias, los productos de la cultura oficial, civil

o religiosa, se imprimieron con regularidad no exenta de excep­

ciones, las obras que llamariamos de creaci6n personal se valieron

de la copia manuscrita como media normal de circulaci6n; sin

embargo, ya en el siglo xvm, no pocos autores enviaron a Espana

sus manuscritos con el prop6sito de que alH se imprimieran, ya

fuese de manera independiente, ya para ser incluidas en alguno de

los peri6dicos peninsulares (como, par ejemplo, el Diario de los

literatos de Espana, el Mercurio de Espana o el Diario Noticioso) en

los que se daba cabida al debate "ilustrado" y erudito de las cues­

tiones pollticas, religiosas y sociales mas apremiantes, incluyendo

la crhica de temas cientificos y literarios.

Precisamente entre los manuscritos novohispano~ enviados a la

metr6poli y que hoy resguarda la Biblioteca Nacional de Madrid,

bajo la signatura NSS 13509 figura uno de 126 fojas, escrito entre

1785 y 1786, que lleva par titulo Segunda parte de los sonados rego­cijos de la Puebla. Desde sus primeras Hneas se pone de manifiesto

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que se trata, efectivamente, de la continuaci6n de un texto redac­

tado tres afios antes y que no habda sido muy bien recibido en

Puebla, particularmente en los medias eclesiasticos: 1

Despues de haber escrito los sofiados regocijos que tuvo la ciu­

dad de la Puebla en la erecci6n del Hospicio de Pobres,Z o1 a un

predicador que exhortaba a las gentes a la continua vigilancia,

acumulando tesoros de la Santa Escritura, de los santos predica­

dores y diversas y bien fundadas razones.

El narrador-protagonista dice que el mentado predicador inter­

pretaba las palabras de San Mateo: "V elad y orad porque no sabeis

el dia ni la hora", en el sentido "de un suefio que viven los pecado­

res" que lo mismo se apodera de los necios que de los prudentes,

como ocurri6 en el caso de las diez Virgenes; pero cuando le oy6

citar aquel Proverbio de Salomon: "no quieras amar el suefio si no

quieres verte pobre", crey6 descubrir entonces la relaci6n existen­

te entre el hambre y el suefio y, con eso, la explicaci6n de haberse

quedado dormido en el atria de San Juan del Rio3 y haber "sofia­

do todos aquellos regocijos tan largos", relatados en esa primera

1 Dice el autor: "muy bien se que en mi tierra, as! en el Colegio de San Ignacio, como en otras partes, han hecho diligencia de impugnarlo, y al cabo de tres afi.os no le han podido dar aunque sea un corto lapo". "Lapo": cintarazo o

varazo; en Chile y Mexico: bofetada. 2 Expatriados los padres jesuitas en 1767, el edificio en que estuvo el Colegio

de San Ildefonso fue ocupado, a partir de 1784, por el Hospicio de Pobres. En ese mismo afi.o se celebrar1a su "ereccion" con los acostumbrados festejos reli­giosos y profanes, entre estos la representacion de, al menos, una comedia. Nuestro autor alude tambien a un sermon pronunciado por el padre don Jose

Marfa Mier del que no consta haber sido impreso. 3 Alude ala iglesia dedicada a San Juan Bautista por los franciscanos dePue­

bla en su convento del Barrio del Alto; a partir de 1641, afi.o en que el obispo Palafox quito las doctrinas a las ordenes religiosas, fue mejor conocida como

San Juan del Rio.

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parte de los Sonados regoc;

podido localizar.

Se dida que los t6pico!

relacionados por el anon

parte de sus fantasias joco

nero discursive del texto

sus paradigmas o modelos

cijos tienen un arranque n

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diante del "Eximio Colegi

del hambre que pasa en P

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y necesidad". Es notoria I

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tual que resulta de ella; en

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En tanto no consigarr

nuestro autor y, si fuera

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tiembre de 1785, dos dlas;

a donde lleg6 el 2 de no

4 Aunque la fundacion del C ereccion se comenzo en 1695 a

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ltinuaci6n de un texto redac­

~ sido muy bien recibido en

~s eclesiasticos: 1

I

r

~ regocijos que tuvo la ciu­

~ospicio de Pobres,2 ol. a un ~es a la continua vigilancia, ~tura, de los santos predica-1 bnes.

l mentado predicador inter­

felad y orad porque no sabeis

t suefio que viven los pecado­

necios que de los prudentes,

r1rgenes; pero cuando le oy6

b quieras amar el suefio si no

I entonces la relaci6n existen­

~so, la explicaci6n de haberse

ruan del Rlo3 y haber "sofia­

~,, relatados en esa primera '

~ tierra, asf en el Colegio de San

tencia de impugnarlo, y a! cabo de ~ corto lapo". "Lapo": cintarazo o

' ~I edificio en que estuvo el Colegio

84, por el Hospicio de Pobres. En

~n los acostumbrados festejos reli­

L<:i6n de, al menos, una comedia.

jronunciado por el padre don Jose

~reso.

lutista por los franciscanos de Pue­

'nir de 1641, afio en que el obispo

igiosas, fue mejor conocida como

parte de los Sonados regocijos, que -por desdicha- aun no hemos

podido localizar.

Se dirfa que los t6picos del suefio y el hambre, expHcitamente

relacionados por el an6nimo autor en el inicio de esta segunda

parte de sus fantasias jocosas, constituyen un claro indicia del ge­

nera discursivo del texto que tenemos entre manos, as! como de

sus paradigmas o modelos literarios. En efecto, estos Sonados rego­

cijos tienen un arranque narrativo de indole picaresca: el protago­

nista-narrador, quien poco mas adelante se identificara como estu­

diante del "Eximio Colegio de San Pablo", 4 asegura que por causa

del hambre que pasa en Puebla y de los "tres afios" que ha vivido

"en el suefio de mi ignorancia", decide irse a Mexico para "quitar

las ocasiones" de que "aumenten con mi pobreza aquella hambre

y necesidad". Es notoria la desenfadada ironia con que se alude a

la ensefianza de los colegios religiosos y de la deficiencia intelec­

tual que resulta de ella; en otras palabras, se trasparece en el texto

el talante crftico de un intelectual "ilustrado" dispuesto a denun­

ciar -y, por supuesto, deseoso de remediar-los males de la socie­

dad no menos que los excesos en que incurre la Iglesia en su tenaz

intervenci6n en los asuntos temporales y en su conducci6n dog­

matica de colegios y seminarios.

En tanto no consigamos averiguar el verdadero nombre de

nuestro autor y, si fuera posible, las circunstancias de su vida y

actividades, habremos de conformarnos con los indicios que va

esparciendo en su escrito. Hay en el algunos datos, expresos o

impllcitos, que permiten ya algun acercamiento al caso. Con pun­

tualidades de cronista, dice haber salido de Puebla el 28 de sep­

tiembre de 1785, dos dlas antes de su santo y, de camino a Mexico,

a donde lleg6 el 2 de noviembre del mismo afio, aprovecha la

4 Aunque la fundaci6n del Colegio de San Pablo fue prevista por Palafox, su erecci6n se comenz6 en 1695 a expensas del obispo Fernandez de Santa Cruz.

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r

ocasi6n para enderezarle algunas puyas a los presuntuosos pobla­

nos que, hacienda el trayecto a pie, fingen ser caballeros a quienes

los ladrones han despojado de sus cabalgaduras. Al hacer su entra­

da en la capital del Virreinato, se encontr6 con "un pobre mexica­

no a quien conod en la Puebla", que responde al nombre de Tejo­

cote y tiene par oficio la mendicidad publica, quien le enter6 "de

la novedad de la mucha escasez de semillas y care[n]cia de maiz" y,

a consecuencia de esto, de que la mendicidad se ejerza sin cortapi­

sas, puesto que, ademas, acaba de fallecer un tal Aceite Rosado,

"que tenia el ministerio de acarrear pobres al Hospicio"; tambien

ha muerto un tal doctor Carrillo, del Colegio de los Santos, para

quien nuestro personaje traia cartas de recomendaci6n del de San

Pablo de Puebla. Tejocote le pregunta al forastero si ha vivido en

Puebla y si corioci6 alla a don Francisco Poderoso de Alcatraz:

jOjaLi y le conociera! le respond{ yo, pero sepa usted que una de las COSas mas difkiles es el conocerse a Sl mismo, dije yo, sin que me falte mas que e1 sueno, porque tengo hecho prop6sito de no

dormir.

Y Tejocote, reconociendolo en la ironia filos6fica del nosce te ip­

sum, le responde:

Pues ala verdad, dijo, senor don Francisco que deseaba yo con­testar con usted en el punto del sueno, porque no se por que causa todas las cosas de los poblanos salen con algun defecto.

Poderoso protesta: "(pues usted, seiior Tejocote, es capaz de po­

nerle defectos a mi sueiio? Yo le he detestado, no porque tema

que le pongan defect as, sino porque no me quiero ver pobre". Es

clara la intencionada ambigi.iedad del vocablo suefio, que alude, a

un tiempo, a la ignorancia causante de la pobreza y al titulo del

propio escrito, y hace impHcita referencia, ademas, a la muy po-

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pular obra novelesca de Di tas con Francisco de Quevet

al papel (Madrid, 1727), e Suefios del propio Queved1

don Francisco par divers1

horrorosos vicios y corru:

Quevedo -dice Torres­

rioso, otro ladr6n [ ... ] y

lujuria. la soberbia, la av:

maldades". Pero esa galer

necios crhicos, no es gratt

era el de la "general corre(

Al empezar a leer estos

me hab1a topado con una 1

la primera verdadera nove

no pensarlo al empezar la

[ ... ] luego que of ami pn deje el bonete cornudo

los senores colegiales de tierra para el Mayor de Mexico. Me encasquete 1

tortilla enchilada, me pu los expolios de senor dol de manos, como si fuen

piando en el hombro de via observan los deberes

28 de septiembre de 178~

No fue as!, sin embargo; e

costumbrista, es solo un

verosimilitud al dialogo q

rosa y Tejocote, y cuyo fi

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ras a los presuntuosos pobla­

~gen ser caballeros a quienes

~algaduras. AI hacer su entra­

pntr6 con "un pobre mexica­

~~esponde al nombre de Tejo­

~ publica, quien le enter6 "de

~las y care[n]cia de ma1z" y,

~dicidad se ejerza sin cortapi­

atecer un tal Aceite Rosado,

~obres al Hospicio"; tambien

• Colegio de los Santos, para

ile recomendaci6n del de San

:a al forastero si ha vivido en

lsco Poderoso de Alcatraz:

1 pero sepa usted que una de ,a si mismo, dije yo, sin que ' ~go hecho prop6sito de no !

)nla filos6fica del nosce te ip·

lncisco que deseaba yo con­~ii.o, porque no se por que :salen con algun defecto.

pr Tejocote, es capaz de po­

l detestado, no porque tema

no me quiero ver pobre". Es

! vocablo sueiio, que alude, a

de Ia pobreza y al titulo del

;encia, ademas, a Ia muy po-

pular obra novelesca de Diego de Torres Villarroel Visiones y visi­

tas con Francisco de Quevedo por la corte, trasladadas desde el sueiio

al papel (Madrid, 1727), en Ia cual, tomando como modelo los

Sueiios del propio Quevedo, finge el autor que conduce al difunto

don Francisco por diversos sitios de Madrid para mostrarle los

horrorosos vicios y corruptelas de sus habitantes: en tiempos de

Quevedo -dice Torres- "hab1a un hombre soberbio, otro luju­

rioso, otro ladr6n [ ... ] y ahora en cada uno vive de asiento la

lujuria. Ia soberbia, Ia avaricia y cada viviente es una galera de

maldades". Pero esa galeda de horrores, aclaraba el aut or a sus

necios cr!ticos, no es gratuitamente mordaz, porque su prop6sito

era el de la "general correcci6n de los des6rdenes y abusos".

AI empezar a leer estos Soiiados regocijos de la Puebla, pense que

me hab1a topado con una novela escrita en Mexico, quiza, por fin,

la primera verdadera novela de nuestra historia literaria. ~ y como

no pensarlo al empezar Ia lectura del siguiente pasaje?:

[ ... ] luego que ol. ami predicador, comence a disponer mis cosas; deje el bonete cornudo y procure cartas de recomendaci6n de los senores colegiales del Eximio Colegio de San Pablo de mi tierra para el Mayor de Santa Maria de Todos los Santos de Mexico. Me encasquete un sombrero que pareda de envuelto de tortilla enchilada, me puse un peluqul.n o gorro que me cupo en los expolios de senor doctor Pedro Brito; me enrosque un pano de manos, como si fuera un pano de sol, y con la capa colum­piando en el hombro derecho, mis zapatos de hocico que toda­vl.a observan los deberes de botas, y un bord6n, sal!. de Puebla el 28 de septiembre de 1785 [ ... ]

No fue as!, sin embargo; el arranque novelesco, de sadrico humor

costumbrista, es solo un artificio que sirve para dar sustento y

verosimilitud al dialogo que de alH en adelante sostendran Pode­

roso y Tejocote, y cuyo fin espedfico noes -como en los relatos

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Page 10: Defensa Novohispana de Las Comedias

de Tor res Villarroel- el de trazar una jocosa y despiadada imagen

de las reprobables costumbres de los diversos estratos de la socie­

dad urbana, sino el de darle agilidad discursiva a una muy porme­

norizada y erudita defensa de las comedias en respuesta de los

ataques de que poco antes las habria hecho objeto un cierto Pre­

bendado, cuyo nombre no se revela pero cuya existencia historica

parecen comprobar las citas textuales que se hacen de un escrito

suyo.

Pero si los Sofiados regocijos no son la primera novela novohis­

pana que todos quisieramos ver aparecer alglin dia como pristino

antecedente nacional de las de Fernandez de Lizardi, son, en cam­

bio, una extraordinaria muestra del nacimiento de la critica mo­

derna en Mexico. Para los lectores espafioles de la segunda mitad

del siglo xvrn era lectura obligada la acida y regocijada critica de

Jose Francisco de Isla ala confusa y vacua predicacion de los frai­

les gerundios, asi como las "visiones" ultraquevedianas de Torres

en las que, tambien por medio del artificio novelesco y la defor­

macion grotesca, traza la imagen monstruosa de las taras morales

de la sociedad de su tiempo. Nuestro ignoto autor poblano era,

sin duda, un lector asiduo de Isla y de Torres y conoda la eficacia

que adquieren las ideas arropadas en la sugestiva capa de las ficcio­

nes; de modo que -al enfrentarse a su materia- no quiso darle el

tratamiento de un memorial 0 informe academico -por mas que

sustancialmente lo sea-, sino el de un texto que, bajo la aparien­

cia de la invencion novelesca, favoreciera la creacion de dos perso­

najes ad hoc (un agudo y desprejuiciado estudiante, a quien el

hambre "desgarra" de su patria, y un inquisitivo individuo del

pueblo bajo) que con la vivacidad e ironia argumentativa de su

dialogo tocaran el fondo de una cuestion que, con el avance de las

reformas politicas y sociales de la monarquia borbonica, se habia

hecho cada vez mas candente tanto en Europa como en la Nueva

Espana: la censura y prohibicion de los espectaculos teatrales pro-

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pugnada por la Iglesia o, P'

cion para el bien de la soci

funcionarios de la monarc

Asi pues, el modelo sat

trasluce desde el inicio de jos de la Puebla en que se

"acumulando tesoros de 1 predicadores y diversas y

peregrinas y disparatadas

Por lo que hace a Torres

blano se identifica en buet

en la "Vision y visita und ' . cos, cormcos y represent<

los pasajes en que Torres

rantes que condenan las C4

su aprehension", y "sin <

probidad del examen" de!

y canonizar lo vicioso".

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defecto que notaba T ejo

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cion del Hospicio de Pob

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constituyen un pecado n

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que la discusion' acerca de

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)COSa y despiadada imagen

versos estratos de la socie-

curs1va a una muy porme­

tedias en respuesta de los

!cho objeto un cierto Pre­

·o cuya existencia historica

1ue se hacen de un escrito

a primera novela novohis-

al I J! I • ~r gun wa como pnstmo

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.cimiento de la crftica mo­

u1oles de la segunda mitad

:ida y regocijada cr1tica de

cua predicacion de los frai­

tltraquevedianas de Torres

[ficio novelesco y la defor­

;truosa de las taras morales

ignoto autor poblano era,

r orres y conoda la eficacia

sugestiva capa de las ficcio­

materia- no quiso darle el

~ academico -por mas que

texto que, bajo la aparien-

ra la creacion de dos perso­

ado estudiante, a quien el

t inquisitivo individuo del

ronia argumentativa de su

)n que, con el avance de las

tarquia borbonica, se habia

Europa como en la Nueva

s espectaculos teatrales pro-

na

pugnada por la Iglesia o, por el contrario, su adecuada reglamenta­

cion para el bien de la sociedad en general, como se proponl.an los

funcionarios de la monarqul.a "ilustrada".

Asl. pues, el modelo satl.rico de Fray Gerundio de Campazas se

trasluce desde el inicio de esta segunda parte de los Soiiados regoci­

jos de Ia Puebla en que se alude a aquel Predicador poblano que,

"acumulando tesoros de la santa escritura, autoridades de santos

predicadores y diversas y bien fundadas razones", hada las mas

peregrinas y disparatadas interpretaciones de los pasajes bfblicos.

Por lo que hace a Torres Villarroel, nuestro anonimo autor po­

blano se identifica en buena medida con los argumentos expuestos

en la "Vision y visita undecima. Corral de comedias, poetas, Hri­

cos, comicos y representantes", texto del que se citan in extenso los pasajes en que Torres se mofa de los "cr1ticos necios" e igno­

rantes que condenan las comedias solo "a traves de los anteojos de

su a prehension"' y "sin conocer las ultimas diferencias y sin la

probidad del examen" desatan su lengua "para acusar lo inocente

y canonizar lo vicioso".

Y endo, pues, directamente al manuscrito poblano: {cual es el

defecto que notaba Tejocote en la Primera parte de los soiiados

regocijos de Ia Puebla, que -como el dice- ya habl.a lel.do con

gusto? {Cual es el asunto que desea "contestar" o debatir con Po­

derosa? Pues precisamente que, habiendose repre::. ·ntado una co­

media durante los festejos con que se celebro en Puebla la erec­

cion del Hospicio de Pobres, Poderoso no la haya mencionado ni

expresado su opinion acerca de si las comedias son moralmente

aceptables o reprobables, ya que seglin le ha dicho su confesor

-un padre de los que "aqufllaman tomistas y los vulgares conci­

nistas"- las co medias, no import a que sean vistas 0 solo lel.das,

constituyen un pecado mortal. Poderoso responde que no quiso tocar el asunto en aquella primera parte de sus Sueiios, toda vez

que la discusion' acerca de si las comedias son moralmente buenas,

Literatura Mexicana

23

Page 12: Defensa Novohispana de Las Comedias

malas o indiferentes deberia hacerse con discreci6n, esto es "sepa­

rando unas materias de otras", y no de manera acalorada, ya "que

tanto ciega la pasi6n de amor como de odio". Porque -dice un

poco mas adelante- "(quien tendra el arrojo para hablar a favor

del teatro c6mico, si ve el obsceno, reprobable semblante que le

dan los Padres Se[g]neri y Concina y con ellos nuestro Prebenda­do?"5

Conviene que nos detengamos un momenta para aludir al aspe­

ro y continuo debate sostenido, tanto en Espana como en muchos

otros pa!ses europeos, en torno a la legitimidad moral de los es­

pectaculos teatrales. Precisamente en 1904, el erudito Emilio Co­

tarelo y Mori dio pormenorizada noticia de los escritos en pro y

en contra de las representaciones teatrales publicados en Espana,

as! como de las principales disposiciones legislativas referentes al

teatro. Durante los siglos medievales, dice Cotarelo,

la Iglesia, siempre vigilante por el decoro en sus ceremonias,

procur6 extirpar toda clase de excesos y malas practicas por me­

clio de concilios y s1nodos, edictos de prelados y acuerdos capitu­lares, prohibiendo ciertas festividades, celebradas en forma no

respetuosa con bailes, cantares y musicas que, a pretexto de de­

voci6n, se turbaba el orden del culto.

Ya en la Edad Moderna, quiza el primer Tratrato sopra l'arte comi­ca fue el delllamado Teologo Degli Andreini (Florencia, 1604), que

se limit6 a exponer la conocida doctrina de Santo Tomas de Aqui­

no, adversa -al igual de que la de todos los Padres de la Iglesia- a

ese tipo de espectaculos. En Espana, en 1548, las Cortes de Valla­

dolid solicitaron al Emperador Carlos V que se prohibiesen las

5 En su censura, el Prebendado se refiri6 tambien a las corridas de toros;

coincide con ei nuestro autor en considerarlas "intrinsecamente malas" y opues­

tas "exdiametro" a la eutropelia. Es asunto que merece ser considerado mas

ampliamente en otra oportunidad.

Literatura Mexicana

24

farsas "feas y deshonestas

palmente a las procaces y

tina. En 1597, Felipe II, et

dona Catalina, mand6 que

medias, pero no escasearo1

nistradores de corrales que

tales representaciones em1

y de Tole do, y que dio <

prohibia, en lo general, es

Durante el reinado de

convoc6 a una junta de 1

terminos en que podr1an .

pondi6 por todos fray Ag

habrian de permitirse aqu

nestos y a condici6n de q

previamente por persona

teatro mostrada por FeliF

de Vega, aquietaron un t~

tro; pero ella no impidi6

no a la licitud de las comf

ban el cese definitivo de l que ellos escrib1an corned

representar por los profe!

Dos de ellos, los padres p, atacaron duramente los c

Tratado de Ia tribulaci6n

contra los juegos publicos, bre todo las "liviandades'

rios teatrales y, sabre tod1

dicos de los histriones,

imitan a las mujeres sin p

lujuria de los espectadore

Page 13: Defensa Novohispana de Las Comedias

n discreci6n, esto es "sepa­

manera acalorada, ya "que

e odio". Porque -dice un

arrojo para hablar a favor

probable semblante que le

on ellos nuestro Prebenda-

omento para aludir al aspe­

n Espana como en muchos

:gitimidad moral de los es-

904, el erudito Emilio Co­

cia de los escritos en pro y

ales publicados en Espana,

les legislativas referentes al

lice Cotarelo,

~coro en sus ceremomas,

y malas practicas por me­

relados y acuerdos capitu­

' celebradas en forma no cas que, a pretexto de de-

~r Tratrato sopra l'arte comi­

'reini (Florencia, 1604), que

a de Santo Tomas de Aqui­

s los Padres de la Iglesia- a

1 1548, las Cortes de Valla­

> V que se prohibiesen las

tambien a las corridas de toros;

'intrinsecamente malas" y opues­[Ue merece ser considerado mas

farsas "feas y deshonestas", expresi6n que debia referirse princi­

palmente a las procaces y desvergonzadas imitaciones de La Celes­

tina. En 1597, Felipe II, en sefial de duelo por la muerte de su hija

dona Catalina, mand6 que se suspendiese la representaci6n de co­

medias, pero no escasearon las recias protestas de c6micos y admi­

nistradores de corrales que se oponian a la campana en contra de

tales representaciones emprendida por los Arzobispos de Granada

y de Toledo, y que dio origen al decreto de 1598, en el que se

prohibia, en lo general, ese tipo de espectaculos.

Durante el reinado de Felipe III, el favorito Duque de Lerma

convoc6 a una junta de te6logos para consultarles acerca de los

terminos en que poddan permitirse dichas representaciones. Res­

pondi6 por todos fray Agustin Davila y Padilla, diciendo que solo

habrian de permitirse aquellas comedias cuyos asuntos fueran ho­

nestos y a condici6n de que todas las obras se hicieran examinar

previamente por personas doctas. La apasionada afici6n por el

teatro mostrada por Felipe IV y los clamorosos triunfos de Lope

de vega, aquietaron un tanto los animos de los enemigos del tea­

tro; pero ello no impidi6 la continuaci6n de las polemicas en tor­

no ala licitud de las comedias; los jesuitas, en particular, procura­

ban el cese definitivo de las representaciones teatrales, a pesar de

que ellos escribian comedias de caracter hagiografico y las hadan

representar por los profesores y alumnos de sus propios colegios.

Dos de ellos, los padres Pedro de Rivadeneyra y Juan de Mariana,

atacaron duramente los espectaculos c6micos; el primero en su

Tratado de la tribulaci6n, de 1589, y el segundo en su Tratado

contra los juegos publicos, de 1609. A Mariana le preocupaban so­

bre todo las "liviandades" que se ponian por obra en los escena­

rios teatrales y, sobre todo, "aquellos gestos y movimientos impu­

dicos de los histriones, la voz quebrada y afeminada con que

imitan a las mujeres sin pudor, ~que otra cosa hacen que incitar la

lujuria de los espectadores, ya de suyo inclinados a los vicios?

Literatura Mexicana

25

Page 14: Defensa Novohispana de Las Comedias

Y conclu1a:

J uzgo, pues, que la licencia del teatro es verdadera calami dad de

las costumbres cristianas y una verdadera ignominia de este

nombre. Entiendo tambien que el prlncipe ha de procurar con

todo cuidado no dar con su ejemplo autoridad ninguna a tan

inutil arte, guardandose de frecuentar estos espectaculos [ ... ] y si

fuera posible destierre de sus dominios esta bellaquerla para que

no se perviertan con tal ejemplo las costumbres de sus subditos

(Suarez 119-133).

En la Puebla de los Angeles, el propio obispo Palafox arremetio

contra las representaciones teatrales en una Epistola exortatoria a

los curas y beneficiados de la Puebla (1645), en la que condenaba en

especial a los eclesiasticos que asisdan a tales espectaculos, porque

las comedias son la peste de la Republica, el fuego de la virtud, el

cebo de la sensualidad, el tribunal del demonio, el consistorio

del vicio, el seminario de los pecados mas escandalosos [ ... ] cQue

cosa hay alH que sea de piedad y religion? jVer hombres enamo­

rando, mujeres engaiiadas, perversos aconsejando y disponiendo

pecados!

Y no era lo peor que curas y beneficiados formaran parte del

publico asiduo a las comedias, sino que estas se representasen en

los conventos de religiosos y religiosas, y que en esas casas de

santidad se ocasionaran alborotos como el que se suscito en el

de Santa Isabel, donde los asistentes "sacaron las espadas y tuvie­

ron cuchilladas", arrastrados por los perversos ejemplos de las co­

medias.

Desde fines del siglo XVII hasta bien avanzado el XVIII, varios

teologos italianos consagraron todas sus energ1as al asunto de la

licitud del teatro. Entre ellos, el jesuita Padre Pablo Segneri (o

Sefieri), quien publico en 1742 Il Cristiano istruito nella sua Legge,

Literatura Mexicana

26

traducido muchas veces

Concina, autor de dos t

matico-mora/is (Roma, 1

tiones (Roma, 1752), a1 <

professione cristiana (Ron

res disertaciones sobre l;

polo cristiano" de la ult

"libros escritos en nuest

pecd.culos" ,7 deda el p:

orador sagrado:

V olete voi, o popolo C

T eatri moderni vi siar

altri libri: leggete i sacr

infondera nell'anima' giori mali che di pres

rappresentato per virt· que i T eatri osceni nor

tri moderni siano osc

on est a.

De todo esto, solo podl•

se oponen a los principi

asisten a ellos "pecan me

6 En ese crucial a.fio de li

curiosa obra del padre Se.fieri

en el 0 consideraciones de las pe

estampas alusivas a cada uno 1

7 Pietro Moretti, can6nigo

los preliminares de esta obra I

bir su nuevo tratado: a raiz d

especd.culos teatrales, "se vier

libros compuestos en nuestra

[ ... ] contra el sentir del religio

demostrado [ ... ] su deshonesti

Page 15: Defensa Novohispana de Las Comedias

t

f es verdadera calamidad de

dadera ignominia de este

.lncipe hade procurar con

~ autoridad ninguna a tan

r estos espectaculos [ ... ] y si ~s esta bellaquerfa para que

f>stumbres de sus subditos

' l I

~ obispo Palafox arremeti6

~ una Epistola exortatoria a

~5), en la que condenaba en

~a tales especd.culos, porque

t r~a, el fuego de la virtud, el

~ demonio, el consistorio

mas escandalosos [ ... ]{Que

~6n? jVer hombres enamo­

aconsejando y disponiendo

&ciados formaran parte del I ue estas se representasen en

~as, y que en esas casas de

~mo el que se suscit6 en el 1sacaron las espadas y tuvie­

lerversos ejemplos de las co-

m avanzado el xvm, varios

&us energ.las al asunto de la

~ta Padre Pablo Segneri ( o

iano istruito nella sua Legge,

traducido muchas veces al espaiiol,6 y el dominico fray Daniel

Concina, autor de dos tratados latinos: Theologia christiana dog­

matico-mora/is (Roma, 1749) y De spectaculis theatralibus disserta­

tiones (Roma, 1752), al que sigui6 De'teatri moderni contrari alta

professione cristiana (Roma, 1755), en confirmaci6n de sus anterio­

res disertaciones sobre la materia. En el preliminar "Aviso el po­

polo cristiano" de la ultima obra citada, y polemizando con los

"libros escritos en nuestra lengua en defensa de esos profanos es­

pecdtculos" ,7 deda el padre Concina, con el .lmpetu propio del

orador sagrado:

V olete voi, o popolo Cristiano, con sincerita sapere la verita, se i

Teatri moderni vi siano leciti o no? Lasciate da parte tutti gli

altri libri: leggete i sacrosanti Vangeli [ ... ] e siate sicuri che Iddio

infondera nell'anima vostra illume della verita. Uno dei mag­

giori mali che di presente perturba la Chiesa e che il vizio e

rappresentato per virtu, l'oscenita per onesta. Tutti vi dicono

que i Teatri osceni non sono leciti: rna negano alcuni que i Tea­

tri moderni siano osceni, perche apprendono la oscenita per

onesta.

De todo esto, solo pod1a concluirse que los espectaculos teatrales

se oponen a los principios de la moral evangelica y que quienes

asisten a ellos "pecan mortalmente". El Prebendado al que se alu-

6 En ese crucial aiio de 1785, Pedro de la Rosa reimprimi6 en Puebla una curiosa obra del padre Seiieri, El infierno abierto al christiana para que no caiga en el o consideraciones de las penas que alla se padecen (Son siete meditaciones con estampas alusivas a cada uno de los pecados capitales). Cfr. Medina (1991).

7 Pietro Moretti, can6nigo de la Basilica de Santa Maria en Trastevere, da en los preliminares de esta obra las causas que impulsaron al padre Concina a escri­bir su nuevo tratado: a rafz de la aparici6n en 1752 de su obra latina sobre los especd.culos teatrales, "se vieron correr por toda ltalia muchas cartas volantes y

libros compuestos en nuestra lengua en defensa de esos espectaculos profanes [ ... ] contra el sentir del religiose y doctfsimo escritor, que en aquella obra habfa demostrado [ ... ] su deshonestidad nociva para las almas cristianas [ ... ]."

Literatura Mexicana

27

Page 16: Defensa Novohispana de Las Comedias

de en esta Segunda parte de los sonados regocijos de Ia Puebla no es

mas que un "concinista" empedernido. Como ya advertimos, Po­

derosa no revela el nombre de este Prebendado, solo menciona

que es autor de un cierto "parecer" -con seguridad una censura

eclesiastica respecto de alguna comedia para la cual se pedia auto­

rizacion de representarse-, y que sus opiniones al respecto coin­

cid!an puntualmente con las de los padres Segneri y Concina.

(Adelantemos que es perfectamente posible que tal comedia fuese

obra del mismo Poderoso quien, paginas adelante, declara ser au­

tor dramatico, aspecto sabre el que habremos de volver). Sin em­

bargo, jugando de la ironia ("A la verdad, solo de o!r este nombre

de comedia se asusta el mas varonil animo") transcribe algunos

parrafos del "parecer" del Prebendado que le serviran a Tejocote

-esto es, al lector o destinatario real de los Sonados regocijos­

como "un compendia de lo que ese doctor dice" y de las citas que

el mismo hace del padre Concina, cuyas opiniones acerca de las

co medias lo "horrorizan", par ejemplo, en aquel pasaje en que el

autor italiano describe as! las representaciones dramaticas:

unas mujeres cristianas vestidas lascivamente con todos los afei­tes y peinados propios para agradar [ ... ] salen al teatro con los

comediantes igualmente vestidos. Lo que tratan es un amor pro­

fano. El modo de tratar este es con el gesto, con el canto, in­

flexiones al cuerpo y todos los demas movimientos dirigidos a deleitar a los que les atienden, y excitarlos a lujuria, ala ira, ala

venganza, ala vanidad, ala soberbia, ala ambici6n [ ... ]A esto se

junta una musica de congal, un canto arm6nico o fornicario. Sus

sainetes son unos intermedios obscenos y su termino un baile deshonesdsimo.

A lo que afiad1a el Prebendado poblano:

(.Y esto es bueno? (Esto es permitible? Nose como los legislado­

res seculares y eclesiasticos no han condenado y abolido de entre

Literatura Mexicana

28

la cristiandad esta incom

b6lica que reprobaron u

A partir de aqu1 comienz

Poderoso los juicios advet

de su excelente talento nc

sino para la implacable it para extendernos en su ~

conviene dar alguna idea

fensa del "arte teatrico" h

A instancias de T ejocc

contradecir en burlas o c

cumpliendo con esto el F se establece una premisa f aprendimos cuando nifio:

ha de trabajar ni estar c

entre esos extremos? "Tu digo, le reconvine entonc

brita griega. Se llama Eu

que alegda o diversion".

gunta Tejocote: "Una, le

replica T ej ocate, a parent<

a los "concinistas": "Pues

tierra. AlH se van los ho11

de honra y de juicio". Pie

tas que en el Coliseo", n

las visitas, estrados y pas

Villarroel en sus Visione.

Poderoso:

Mira, hermano, hazte c

hijos de Adan con que neral inclinaci6n al mal

Page 17: Defensa Novohispana de Las Comedias

~ regocijos de la Puebla no es

~. Como ya advertimos, Po­

~rebendado, solo menciona I

~on seguridad una censura

~a para la cual se pedfa auto­

~ opiniones al respecto coin­

ipadres Segneri y Concina.

~sible que tal comedia fuese

~as adelante, declara ser au­

~bremos de volver). Sin em­

~d, solo de ofr este nombre

:animo") transcribe algunos

p que le serviran a T ejocote

~ de los Sofiados regocijos­

~tor dice" y de las citas que

lyas opiniones acerca de las

~' en aquel pasaje en que el

ftaciones dramaticas:

amente con todos los afei­

: ... ] salen al teatro con los

~ue tratan es un amor pro­

~~ gesto, con el canto, in-

5 movimientos dirigidos a

u-los a lujuria, a la ira, a la

lla ambici6n [ ... ]A esto se

~m6nico o fornicario. Sus

los y su termino un baile

Nose c6mo los legislado­

denado y abolido de entre

la cristiandad esta incomparable lascivia, esta representaci6n dia­

b6lica que reprobaron uniformes los Padres.

A partir de aquf comienza el largo examen crftico a que somete

Poderoso los juicios adversos a las comedias y en el que hace gala

de su excelente talento no solo para la argumentacion escolastica,

sino para la implacable ironfa. No es este el momento propicio

para extendernos en su exposicion y comentario; sin embargo,

conviene dar alguna idea acerca de los puntos esenciales de la de­

fensa del "arte teatrico" hecha por nuestro anonimo autor.

A instancias de T ejocote, que siempre se muestra dispuesto a

contradecir en burlas o en veras las "bachillerfas" de Poderoso,

cumpliendo con esto el papel argumentative que tiene asignado,

se establece una premisa fundamental: de conformidad con lo que

aprendimos cuando niiios en el Catecismo, los dfas festivos ni se

ha de trabajar ni estar ociosos; luego ~cual podra ser el medio ) "T ' d' 1 " d T . "Y 1 entre esos extremos. u tme o , respon e eJocote. o no o

digo, le reconvine entonces. Santo Tomas te lo dira en una pala­

brita griega. Se llama Eutropelia, que en castellano es lo mismo

que alegrfa o diversion". Y esta diversion ~como ha de ser?, pre­

gunta Tejocote: "Una, le respond! yo, Hcita, util y deleitable". Y

replica Tejocote, aparentemente convencido de la razon que asiste

a los "concinistas": "Pues esa [ ... ] sin ir a la comedia, sobra en tu

tierra. AlH se van los hombres y las mujeres a unas visitas, a casas

de honra y de juicio". Piensas que "hay menos ocasion en las visi­

tas que en el Coliseo", replica Poderoso e inicia allf una crftica a

las visit as, estrados y paseos muy proxima a la que hizo Torres

Villarroel en sus Visiones y visitas por la corte de Madrid. Dice

Poderoso:

Mira, hermano, hazte cargo de la dura cadena y v1nculos de los

hijos de Adan con que los liga la concupiscencia [ ... ] aquella ge­

neral inclinaci6n al mal, aquella que dice el Tridentino que noes

Literatura Mexicana

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Page 18: Defensa Novohispana de Las Comedias

pecado pero inclina al pecado, aquella que traemos tan heredada de nuestros primeros padres que ni el bautismo nos la quita, aun quid.ndonos la culpa original, aquella que ni la gracia suficiente extingue y as! aunque sean unos santos los que frecuentan las visitas, van con ella donde abundan los tratos y comunicaci6n de ambos sexos.

De modo que no solo en los Coliseos, aun descritos con las "fata­

les circunstancias" con que lo hace el padre Concina, es donde se

encuentran las ocasiones de pecado, pues aun en los confesona­

rios, afirma Poderoso con inocultada actitud anticlerical, "es don­

de han hallado mas frecuente las ninas recogidas, honradas, mo­

destas, pudicas y de juicio, los peligros y de los peligros las

cafdas".

A pesar del comportamiento escandaloso de algunos represen­

tantes y representantas y de los destierros que par esa causa hayan

sufrido, las representaciones teatrales -arguye Poderoso- no

solo estan autorizadas par los monarcas espanoles, sino que se han

despachado cedulas para la ereccion de los teatros 0 coliseos, y

dadas las ordenanzas a que deben ajustarse tanto los autores y los

"comicos". Precisamente aquel ana de 1785 en que nuestro anoni­

mo autor escribfa la Segunda parte de los sofiados regocijos de la Puebla, el virrey novohispano Conde de Galvez formo para el

Coliseo de Mexico las ordenanzas "que mas parecen constitucio­

nes de algun arden sagrado par la medida, modestia y cristiandad

que respiran cada uno de sus capftulos". 8

8 En enero de 1785, el virrey Conde de Galvez encomend6 a Ia Junta de

suscriptores del Coliseo y, en particular, a don Silvestre Diaz de Ia Vega, que

redactase un reglamento para el teatro con elfin de que Ia "diversion publica de

esta capital se hiciese con Ia decencia, decoro y arreglo debidos a las buenas

costumbres". En un discurso preliminar a dicho reglamento, Diaz de Ia Vega

-a fuer de buen funcionario ilustrado- asentaba que si bien sea cierto que "algunos hombres grandes han sostenido que el teatro es pernicioso [y] otros

Literatura Mexicana

30

Y, siendo esto asf, {pc

tanto la comedia "este sen

esas reflexiones que tu ha1

sostuvo el padre Manuel

Calderon de la Barca- nc

este autor, se cinen "a las

sino doctrina". "Las com

-conclufa el padre Guer1

mienda a las costumbres'

te- que si el autor no es

malas costumbres, sino de

casta que haya hecho vc

verbigracia, don Pedro C del Parnaso, la imponde1

podrfa salir una comedia .

deroso- que haya alguna.c

par impericia del autor o

presiones lascivas, pero la las dos de Sor Juana, algu

ban y Candamo constituy

la "rigidez mal fundada df

que les conciben". Siendc

11 « • I esto es, aque a recreac10

y siendo sus temas propic

no, la irrision del vicio, h

manifiesto -contra la op

do mexicano- que la carr

"no es mala, sino virtuos~

que es indiferente [ ... ] ni unos 1

tienen toda Ia pureza y arte qu a que deben dirigirse las ideas c

Page 19: Defensa Novohispana de Las Comedias

que traemos tan heredada

bautismo nos la quita, aun

que ni la gracia suficiente

tos los que frecuentan las

os tratos y comunicaci6n

~ aun descritos con las "fata­

lpadre Concina, es donde se

pues aun en los confesona­

actitud anticlerical, "es don­

~ recogidas, honradas, mo­

~ros y de los peligros las

ldaloso de algunos represen­

~os que por esa causa hayan

~ -arguye Poderoso- no

~ espafioles, sino que se han

de los teatros o coliseos, y

tarse tanto los autores y los

' 1785 en que nuestro anoni­

~ los soiiados regocijos de la e de Galvez formo para el

I • • :te mas parecen constltucw-

lfida, modestia y cristiandad 1". 8

Galvez encomend6 a la Junta de

~n Silvestre Diaz de la Vega, que in de que la "diversion publica de

P y arreglo debidos a las buenas

Fho reglamento, Diaz de la Vega

~taba que si bien sea cierto que ' el teatro es pernicioso [y] otros

Y, siendo esto as!, (por que -pregunta Tejocote- aborrece

tanto la comedia "este sefior Prebendado", que "se cego y no hizo

esas reflexiones que tu haces?" Porque -contrariamente a lo que

sostuvo el padre Manuel Guerra a proposito de las que escribio

Calderon de la Barca- no pudo aceptar que, por lo menos las de

este autor, se cifien "a las leyes de la modestia" y "no son peligro

sino doctrina". "Las co medias bien hechas y bien representadas

-concluia el padre Guerra- son los mejores sermones para en­

mienda a las costumbres". "(Consideras tu -interviene Tejoco­

te- que si el autor no es hereje, idolatra, insolente, lascivo y de

malas costumbres, sino docto, cristiano, religioso, modesto y tan

casto que haya hecho voto solemne de castidad, cuales fueron,

verbigracia, don Pedro Calderon de la Barca y la Decima Musa

del Parnaso, la imponderable madre Sor J una Ines de la Cruz,

podria salir una comedia malay reproba?". No negare -dice Po­

derosa- que haya algunas comedias dignas de reprobacion, ya sea

por impericia del autor o porque en elias se deslicen algunas ex­

presiones lascivas, pero las que escribieron don Pedro Calderon,

las dos de Sor Juana, algunas de Lope de Vega, Perez de Montal­

ban y Candamo constituyen "una diversion Hcita" que no merece

la "rigidez mal fundada de algunos, por no decir la pasion de odio

que les conciben". Siendo la "eutropelia" el fin de las comedias,

esto es, aquella "recreacion que es necesaria a la vida del hombre"

y siendo sus temas propios el castigo del malo, el premio al hue­

no, la irrision del vicio, la exaltacion de la virtud, etcetera, queda

manifiesto -contra la opinion de Concina y el ignoto Prebenda­

do mexicano- que la comedia, ya sea escrita, representada o leida,

"noes mala, sino virtuosa".

que es indiferente [ ... ] ni unos ni otros han reprobado las piezas dramaticas que tienen toda la pureza y arte que les corresponde, y son el objeto politico moral a que deben dirigirse las ideas del gobierno [ ... ]"

Literatura Mexicana

31

Page 20: Defensa Novohispana de Las Comedias

Prosigo en el estudio y edicion de este importante documento

novohispano del siglo xvm, que todavfa guarda muchas sorpresas

para aquellos historiadores de nuestra literatura habituados a los

juicios sumarios; pero por hoy debo concluir anotando solo dos

casas. La primera es la quiza no tan sorpresiva presencia del teatro

de Sor Juana Ines de la Cruz -"luz del criollismo", la llama nues­

tro autor- como ejemplo paradigmatico, junto a Calderon de la

Barca, de la comedia espanola. Contra lo que apresuradamente

podrfa pensarse, las comedias de Sor Juana debfan ser muy le!das

y seguramente representadas en el ultimo tercio del xvm novohis­

pano,9 y ello a pesar de la boga con que ya habfan entrada en

Mexico los modelos franceses e italianos del teatro neoclasico.

La segunda cosa es que nuestro "don Francisco Poderoso de

Alcatraz", no solo fue un polemist a agudo e implacable, sino tam­

bien un poeta y dramaturgo cuyas obras y nombre verdadero qui­

za algun dia lleguemos a conocer. A proposito de lo que Sor Juana

llamaba el "pesimo ejercicio" del entendimiento que Dios dio a

los hombres y de la fatal diversidad de sus opiniones, Poderoso

transcribe algunos versos del romance sorjuanesco que comienza:

"T odo el mundo es opiniones I de pareceres tan varios I que lo

que el uno que es negro I el otro prueba que es blanco ... " y afiade

~lgunos propios acerca de ese debate de pareceres en que todos, y

el mismo, nos hallamos eternamente enzarzados:

Unos piensan con temor, otros piensan con desgarro. Aquel tiene a este por loco, y este a aquel por cuitado. La disputa es si el que teme

9 Olavarria y Ferrari registra la representaci6n de Los empefios de una casa en

el Coliseo de Mexico durante la temporada 1785·86, precisamente en las fechas

en que nuestro ignoto autor escribia la Segunda parte de sus suefios morales.

Literatura Mexicana

32

sus tem o si el c con arg

y mas adelante, pregun1

comedias, responde con u

figuran de manera predom

el cual se incluyen tambieJ

suyas propias: las cuatro c

generillo de vanidad que J

estan todavfa aprobadas)"

peregrina en su casa, La b

Puebla. Por entonces tenf:

de la citada en ultimo lu

fortuna y mudanzas del am

"Ah, dijo aquf Tejocote

te has empefiado en defenc

ser Juez, porque eres par

dices que defiendo las co1

hacienda, eso es falso. Pel

supe que las comedias n<

estoy hacienda las otras d

Page 21: Defensa Novohispana de Las Comedias

ste importante documento

'a guarda muchas sorpresas

literatura habituados a los

concluir anotando solo dos

presiva presencia del teatro

criollismo", la llama nues­

ico, junto a Calderon de la

a lo que apresuradamente

uana deb1an ser muy le1das

o tercio del xvm novohis­

que ya hab1an entrada en

os del teatro neoclc1sico.

on Francisco Poderoso de

do e implacable, sino tam­

y nombre verdadero qui­

oposito de lo que Sor Juana

ndimiento que Dios dio a

5le sus opiniones, Poderoso

~ sorjuanesco que comienza:

lreceres tan varios I que lo

~a que es blanco ... ", y afiade

Je pareceres en que todos, y

~nzarzados:

: ~mor, ~sgarro. por loco, blitado. que teme

lion de Los empeiios de una casa en

rss-86, precisamente en las fechas

Ia parte de sus sueiios morales.

I

1

sus temores ha fundadado, o si el que no teme acierta con argumentos mas claros.

Y mas adelante, preguntandole T ejocote don de est an las buenas

c.omedias, responde con un catalogo de 145 dtulos, entre los que

f1guran de manera predominante las de Calderon de la Barca, y en

el cual se incluyen tambien las de Sor Juana. Y a esa lista afiade las

suyas propias: las cuatro que "te he puesto a lo ultimo por algun

generillo de vanidad que me dura en haberlas hecho (aunque no

estan todav!a aprobadas)" llevan por titulo La dama medico, El

peregrina en su casa, La bruja del Paseo Nuevo y El mexicano en

Puebla. Por entonces tenia tambien entre manos la segunda parte

de la citada en ultimo lugar, que se llamada las Firmezas de la fortuna y mudanzas del amory otra que seda La pastora de Seleuces.

"Ah, dijo aqu1 T ejocote, ya descubriste todo el veneno. Por eso

te has empefiado en defender tanto las comedias y ya tu no puedes

ser juez, porque eres parte". Y replica entonces Poderoso: "Tu

dic~s que defiendo las comedias por las que hice y las que estoy

hac1endo, eso e~ falso. Pero si me dices que porque de antemano

supe que las comedias no son malas, por eso hice las cuatro y

estoy hacienda las otras dos", esto es muy cierto.

jose Pascual Bux6

Literatura Mexicana

33

Page 22: Defensa Novohispana de Las Comedias

BIBLIOGRAFfA

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Literatura Mexicana

34

Fernandez de L:

FELIPE

INSTITUTO DE INVE

REsuMEN: Practic~

de las Obras de Fe1

de Estudios Litera

examen cuidadoso

dicha labor editor

anteceden a su pri

ambigua actitud ru

mismo que su par

tor en los cambio

cion de su obra se

naci6n que sera c

Sarniento.

ABs1RACT: Once 1

nandez de Lizardi of the UNAM has 1 sessment of the aut carried out in the I years previous to 1

reconsidering his a surgent uprising, ~ as a writer in the bout his work's ev ject is configured, 1

llo Sarniento.

Li1 X.l-: