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1. EL DERECHO Y LA OBLIGACIÓN DEL CUIDADO E l sujeto político que sirve de referen- cia a las Constituciones democrÆti- cas contemporÆneas es un sujeto individual y autónomo, que toma decisiones por sí mismo y estÆ en condiciones de ejecu- tarlas. Es a este sujeto individual a quien se refieren bÆsicamente los principios genera- les de libertad, igualdad y justicia que dan sentido al ordenamiento jurídico en los paí- ses democrÆticos. Sin embargo, la dependencia es, por defi- nición, una situación referencial en la que una persona precisa de otras. Hay al menos dos sujetos implicados en la relación; el que necesita y el que es necesitado. Así como la proporción de niæos y jóvenes (los que aœn no han conquistado plenamente el ejercicio de la ciudadanía, en especial los derechos políticos) disminuye constante- mente en Espaæa por comparación con el conjunto de la población, la proporción de personas dependientes por razones de enfer- medad física o mental y por otros tipos de marginalidad física y social crece de modo imparable. Lo que este cambio estructural pone en cuestión es la base en que se asientan las relaciones entre las personas dependientes y su entorno familiar y social, que podría resu- mirse en estas cinco cuestiones: 1. ¿QuiØn tiene el derecho /obligación de cuidar a quiØn? 2. ¿Sobre quØ bases legales, morales o sociales? 3. ¿Hasta quØ límite? 4. ¿Con quØ contrapartidas? 5. ¿CuÆles son los mecanismos sociales y legales que actœan para garantizar /premiar /castigar el incumplimiento de estos derechos y obligaciones? 57 REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES 60 * Nota: Este artículo es deudor de dos trabajos pre- vios mÆs extensos: el informe final del proyecto de investigación dirigido por M.A. DUR`N, todavía inØdito, «El uso del tiempo: integración en el anÆlisis de la estruc- tura social y económica» (SEC2002-00504) y el informe elaborado para el IMSERSO en el aæo 2004 con motivo del Libro Blanco de Atención a las Personas en Situación de Dependencia en Espaæa, del que son autoras M.A. DurÆn y S. García Díez, que se ha publicado posterior- mente en el Boletín sobre Envejecimiento, Perfiles y Ten- dencias, con el título Presente y Futuro del Cuidado de Dependientes en Espaæa y Alemania. ** Profesora de Investigación CSIC. CatedrÆtica de Sociología. Dependientes y cuidadores: el desafío de los próximos aæos * MAR˝A `NGELES DUR`N HERAS**

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1. EL DERECHO Y LA OBLIGACIÓNDEL CUIDADO

El sujeto político que sirve de referen-cia a las Constituciones democráti-cas contemporáneas es un sujeto

individual y autónomo, que toma decisionespor sí mismo y está en condiciones de ejecu-tarlas. Es a este sujeto individual a quien serefieren básicamente los principios genera-les de libertad, igualdad y justicia que dansentido al ordenamiento jurídico en los paí-ses democráticos.

Sin embargo, la dependencia es, por defi-nición, una situación referencial en la queuna persona precisa de otras. Hay al menos

dos sujetos implicados en la relación; el quenecesita y el que es necesitado.

Así como la proporción de niños y jóvenes(los que aún no han conquistado plenamenteel ejercicio de la ciudadanía, en especial losderechos políticos) disminuye constante-mente en España por comparación con elconjunto de la población, la proporción depersonas dependientes por razones de enfer-medad física o mental y por otros tipos demarginalidad física y social crece de modoimparable.

Lo que este cambio estructural pone encuestión es la base en que se asientan lasrelaciones entre las personas dependientes ysu entorno familiar y social, que podría resu-mirse en estas cinco cuestiones:

1. ¿Quién tiene el derecho /obligación decuidar a quién?

2. ¿Sobre qué bases legales, morales osociales?

3. ¿Hasta qué límite?

4. ¿Con qué contrapartidas?

5. ¿Cuáles son los mecanismos sociales ylegales que actúan para garantizar/premiar /castigar el incumplimientode estos derechos y obligaciones?

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* Nota: Este artículo es deudor de dos trabajos pre-vios más extensos: el informe final del proyecto deinvestigación dirigido por M.A. DURÁN, todavía inédito,«El uso del tiempo: integración en el análisis de la estruc-tura social y económica» (SEC2002-00504) y el informeelaborado para el IMSERSO en el año 2004 con motivodel Libro Blanco de Atención a las Personas en Situaciónde Dependencia en España, del que son autoras M.A.Durán y S. García Díez, que se ha publicado posterior-mente en el Boletín sobre Envejecimiento, Perfiles y Ten-dencias, con el título Presente y Futuro del Cuidado deDependientes en España y Alemania.

** Profesora de Investigación CSIC. Catedrática deSociología.

Dependientes y cuidadores:el desafío de los próximos años*

MARÍA ÁNGELES DURÁN HERAS**

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La respuesta a estas preguntas no es sen-cilla ni única, y de su solución depende el sis-tema de protección a los dependientes quevaya a construirse en el futuro. Existenmuchos tipos de dependencia y de cuidado-res, y la opinión pública, igual que la legisla-ción y la jurisprudencia, reflejan la heteroge-neidad característica de un proceso de cam-bio social acelerado en que conviven actitu-des y valores dispares. La investigaciónsobre dependencia se ha dirigido en buenaparte al terreno menos debatible y de mayorutilidad inmediata para la adopción de polí-ticas públicas, que es la previsión demográfi-ca y la anticipación de las demandas asocia-das con la edad a corto y medio plazo.

Las proyecciones demográficas son elpunto de partida para el conocimiento de lafutura demanda potencial de cuidados. Aun-

que las proyecciones demográficas puedanvariar según los criterios técnicos utilizados,en general son muy consistentes y alcanzanun alto nivel de precisión, sobre todo las deenvejecimiento y muerte. Por ejemplo, el«Annuaire Eurostat» de 2004 presenta laevolución de la proporción de personas demás de sesenta y cinco años sobre la pobla-ción total de la UE (de los quince y amplia-da), entre 1992 y 2003. En la tabla adjuntaresumimos estas cifras, así como su dimen-sión relativa. Si en términos absolutos el cre-cimiento no parece tan rápido, en términosrelativos es muy intenso. En menos de tresaños España ha crecido entre tres y cuatropuntos porcentuales, igual que la media dela Europa de los 15, lo que requeriría unajuste presupuestario permanente de losservicios para no quedarse desfasados.

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TABLA 1.1. POBLACIÓN DE 65 Y MÁS AÑOS (% SOBRE EL TOTAL)

Fuente: Elaboración de Durán, M.A. sobre datos de Eurostat, Annuaire Eurostat, 2004.

Donde se producen disparidades es en laestimación de la oferta potencial de cuida-dos, porque ya no se trata de una categoríademográfica, sino social y política. La ofertapotencial de cuidados no depende de laestructura por edad y sexo de la población,sino de la respuesta colectiva que se ofrezcaal bloque de cuestiones anteriormenteexpuesto. En otras palabras, del modo enque socialmente se pacte el reparto de obli-gaciones y privilegios. Todas las cuestionesestán interrelacionadas entre sí, de modo

que el cambio en una de ellas influye sobrelas restantes.

El cambio de actitudes en una generaciónno es muy susceptible de acelerarse, pero loscuidados a dependientes no sólo se producenen la misma generación o entre dos genera-ciones, sino que afectan frecuentemente atres generaciones cuando la segunda haalcanzado asimismo una edad tan avanzadaque no puede hacerse cargo plenamente delcuidado de la anterior. En estos casos, cada

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vez más frecuentes, al debilitamiento delvínculo se une la diferencia de valores y acti-tudes entre la población anciana y los jóve-nes. La participación actual de los jóvenes enel cuidado no remunerado de otros miembrosde su familia es muy baja (Durán y Rogero,2004). Especialmente hay que destacar quela velocidad de cambio en cualquiera de losparámetros puede ser retardada o aceleradacon medidas legislativas. Los aspectos socio-jurídicos del cuidado a dependientes, tanto anivel nacional como en la legislación euro-pea, han sido recientemente analizados porI. Zambrano (Zambrano, 2004). Como hanpuesto de relieve varios estudios, en la opi-nión pública española hay una marcada ten-dencia a asignar responsabilidades al Esta-do, que no se acompaña con una tendenciaequivalente a aceptar subidas fiscales ni aconfiar en la eficacia de gestión de las Admi-nistraciones Públicas. Asimismo, cualquierinnovación en la prestación de servicios,especialmente si se trata de una ampliacióno mejora de la cobertura, genera un cambioen la estructura y volumen de la demanda,hasta absorberla.

Si los estudios se concentran en la deman-da de cuidados en lugar de en la oferta, essobre todo por la debilidad política del colec-tivo al que socialmente se adscribe la obliga-ción de proporcionarla. La mayoría de loscuidadores son mujeres, geográficamentedispersas y a menudo aisladas en sus hoga-res, de edad mediana o avanzada, y fueronsocializadas en las Leyes Fundamentalespreconstitucionales que les exigían, inclusolegalmente, un papel secundario y de exclu-sión de la vida política. Es fundamentalmen-te por el carácter subordinado y carente devertebración sindical o política de esta gene-ración por lo que no se ha producido un cam-bio más rápido y profundo en las políticaspúblicas, sanitarias y sociales en España. Elperfil social del cuidador que constituye elsoporte básico del Estado de Bienestar espa-ñol, es el siguiente:

1. Es mujer

2. Tiene una edad intermedia entre 50 y60 años como promedio; pero el pro-medio es la amalgama de la genera-ción de cónyuges y de hijos. Abundanlos cuidadores de edad avanzada.

3. No tiene empleo; si antes lo tuvo, hatenido que abandonarlo.

4. Dedica más de 40 horas semanales alcuidado del dependiente. No es raroque esta cifra se duplique o triplique.

5. Tiene dificultades económicas.

6. Asume casi en exclusiva el cuidado deldependiente. Tiene dificultad paramantener sus relaciones sociales.

7. Lo hace durante largos años, y suexpectativa es que seguirá haciéndo-lo.

8. Padece patologías múltiples, espe-cialmente cansancio, carencia y tras-tornos del sueño, dolores de espalday, frecuentemente, depresión.

9. No tiene tiempo ni oportunidad decuidarse a sí misma/o.

10. Siente miedo respecto a su futuro.

2. LOS FLUJOS DE ENTRADAY SALIDA EN LA SITUACIÓNDE DEPENDENCIA

En la categoría de dependiente se entra, sepermanece y se sale. Las dependencias tem-porales breves no son las que preocupan prin-cipalmente en la adopción de decisiones enpolíticas públicas, sino las de larga duración ocronificadas. El ingreso en la categoría de«dependiente» se produce por múltiples vías:

a) Psicológica (autopercepción)

b) Social (percepción por los demás)

c) Médica (dictamen clínico)

d) Administrativa.

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Las distintas agencias de la Administra-ción Pública, así como las compañías asegu-radoras y otras instituciones privadas, dedi-can una parte considerable de sus recursos avigilar el acceso administrativo a la condiciónde «dependiente», por los muchos compromi-sos que este reconocimiento acarrea. Perohay que destacar que los otros criterios o con-diciones son igualmente importantes, y no sepresentan con la misma frecuencia entre todala población. No todo el mundo tiene la mis-ma facilidad para acceder a recibir revisionesmédicas rutinarias que detecten situacionesde discapacidad, ni cuenta con la misma ayu-da social para interrumpir su trabajo remu-nerado o no remunerado. Actualmente,muchos de los cuidadores deberían gozar porsí mismos del estatuto de discapacitados. Losestudios sobre población marginal tambiénmuestran la dificultad de hacer llegar lasayudas y sistemas de protección a los sectoresen situaciones extremas de marginalidad.

La literatura sobre protocolos de acceso alestatuto de dependiente es muy numerosa yalgunas de las escalas utilizadas se aplicaninternacionalmente. Sin embargo, pequeñasvariaciones de definición o procedimientoacarrean aumentos o descensos del volumende personas reconocibles como dependientes,que alteran considerablemente los resulta-dos. Igual sucede con las estadísticas de dis-capacidad, con enormes variaciones según elcriterio de definición elegido y el modo de dis-tinguir entre discapacidad, invalidez o la pér-dida de funciones debida al envejecimiento.Unos días de diferencia en la fecha en que seprodujo la enfermedad o el accidente o en laque se inició la tramitación del expedientepueden dar lugar a situaciones administrati-vas muy dispares, como han puesto de relievelos estudios monográficos (Durán, 2004a).

La experiencia de países que han implan-tado hace más tiempo sistemas de proteccióna dependientes puede ser útil para España.El reciente estudio realizado para Franciapor M. Duée y C. Rebillard, «La dépendencedes persones âgées: una projection à long ter-

me» (INSEE, 2004) utiliza el modelo demicrosimulación DESTINIE para calcular elfuturo volumen de personas dependientes, enfunción de las encuestas de dependencia rea-lizadas a fines de los años noventa y de lasproyecciones demográficas. Otorga especialatención al concepto de cuidadores («aides»)potenciales, que equipara con cónyuges ehijos, así como al de dependientes sin cuida-dores potenciales.

Además de una desagregación minuciosapor grupos de edad y otras característicassocioeconómicas, este informe llama la aten-ción sobre la diferente probabilidad de muje-res y hombres de llegar a la condición dedependientes, así como de «dependientes sinayudas potenciales». Lo hace solamente concriterios de disponibilidad demográfica, y node disponibilidad social, que harían la situa-ción aún más dispar. En lo que llaman «esce-nario central», el número de «ayudas poten-ciales por dependiente» (cónyuges e hijos encondiciones de validez ) se reducirá entre elaño 2000 y el año 2040 desde 2�8 personas a2�2 para los varones; para las mujeres bajaráde las 2�2 personas potenciales de ayuda quedisponen en la actualidad, a 2�0 personas. Apartir de estos datos podemos estimar que, entérminos relativos, este descenso suponepara los varones una reducción del 21% delpotencial de cuidadores, que si se distribuye-se por igual en todo el período equivaldría auna pérdida anual superior al 5%. Para lasmujeres, la pérdida de ayudas potencialesequivaldrá a un 10%, equivalente a unareducción anual sobre la disponibilidadactual del 2�5%.

Hay que resaltar la disparidad de cobertu-ra potencial actual para hombres y mujeres:los varones tienen, solamente por factoresdemográficos de esperanza de vida y edadrespecto a su pareja, un 27% más de disponi-bilidad de ayuda potencial durante la depen-dencia que las mujeres.

Otro informe reciente sobre el sistema deatención a las personas de edad avanzada en

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la región parisina Ile-de-france (María etPepin, 2004) ha puesto de relieve la multipli-cidad de sistemas y formas de apoyo financia-das con recursos públicos, que van desde lainstitucionalización hasta las pequeñas ymúltiples ayudas ofrecidas a domicilio. Deeste informe pueden obtenerse varias conclu-siones útiles para la previsión de lo que suce-derá en España en los próximos años, queresumimos brevemente:

1. El techo en los servicios ofrecidos lopone, fundamentalmente, la financia-ción disponible.

2. Entre 1980 y 2003 el número de plazasen establecimientos ha crecido un32%, (al ritmo de más del 1�5% anual sise distribuyese homogéneamente),pero la población de más de setenta ycinco años ha crecido en este períodoun 45%, por lo que la tasa real decobertura ha empeorado a pesar de lamejora de instalaciones.

3. Sólo la mitad de los ancianos residen-tes son definidos como «vraiment esso-niens»; en otras palabras, la determi-nación por criterios geográficos dequienes pueden acceder a los serviciospúblicos de una región es muy difícilrespecto a las personas ancianas,cuyos hijos residen frecuentemente enlugares diferentes de los propios.

4. En general, los beneficiarios estánsatisfechos con las prestaciones quereciben (62%).

5. Los cambios legales y acuerdos políti-cos tienen un efecto inmediato sobrelas instituciones públicas y privadasque ofrecen servicios, que rápidamen-te se reajustan para acogerse a lasinnovaciones más ventajosas.

6. El grado de medicalización de las pla-zas institucionales es muy variado. Laoferta privada se concentra en casasde reposo o retiro, que requierenmenor grado de medicalización.

7. Hay un alto equipamiento en la regiónde «logements-foyer», intermediosentre domicilio o instituciones. Sinembargo, estadísticamente puedenpasar desapercibidos porque el INSEE(Instituto francés de estadística) lesincluye en la categoría de domicilios.

8. El nivel de institucionalización es máselevado en los ancianos que no tienencónyuges ni hijos.

9. Aunque los entrevistados se manifies-ten satisfechos en general, la distanciaentre los servicios que considerannecesarios y los que reciben es dignade tenerse en cuenta. Por ejemplo,entre quienes reciben ayuda domici-liaria del APA (el sistema francés deayuda a dependientes), el número dehoras mensuales de ayuda que dicennecesitar es 70´7, mientras que el APAsólo se hace cargo de 57�5 horas. Ladiferencia entre ambas es 13�2 horasmensuales, un 23% respecto a las efec-tivamente asumidas por el sistemaasistencial.

También en España la tónica generalmanifestada en las encuestas es de satisfac-ción con la atención recibida por el enfermo.Según el Informe ISEDIC, los «satisfechos»son el 72%, aunque una proporción del 23%señala que están «satisfechos con unos aspec-tos e insatisfechos con otros aspectos». Sólo un5% se declara abiertamente insatisfecho. Noobstante, los indicadores de satisfacciónrequieren un análisis un poco más profundoque la mera constatación de cifras. Los cuida-dores tienen una edad más avanzada que elpromedio de la población, y este grupo deedad tiende a manifestarse más satisfechoque los más jóvenes en todos los aspectos dela vida. Además, en el enjuiciamiento de laatención recibida interfiere un elemento sub-jetivo muy fuerte, que es la autocapacidad/incapacidad para ofrecer a su familiar unaatención adecuada, que simultáneamenteevalúa el entrevistado. Esa sutileza en el jue-

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go de aspiración y resignación la resume muybien este fragmento, proveniente del informeISEDIC:

� «... y si no, ¿Qué habíamos de hacer?»

2.1. La división del trabajo dentrode la familia. Los cuidadorespotenciales

La definición del concepto de «dependien-te» es siempre relativa. Dentro de las familiasse producen divisiones del trabajo, general-mente siguiendo un eje de género, que hace alas mujeres «dependientes» respecto a losingresos que son aportados por los varones, ya los varones les hace igualmente «depen-dientes» respecto a los servicios no remunera-

dos que producen las mujeres para el hogar.Esta división tradicional entre dependenciasy tipos de producción está cambiando en laactualidad rápidamente, pero más por la víade la incorporación de las mujeres al empleoremunerado que por la incorporación de losvarones a la producción de servicios no remu-nerados en el hogar para la atención de supropio mantenimiento y del de otros miem-bros de la familia residentes en el hogar o lafamilia extensa.

La tabla adjunta muestra algunos resulta-dos de la Encuesta sobre trabajo no remune-rado, realizada para un estudio del ConsejoSuperior de Investigaciones Científicas, amujeres de la Comunidad de Madrid en elaño 2003.

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TABLA 2.1. MOTIVO DE LA ESPECIAL DEDICACIÓN DE LA PERSONA QUEMÁS ATENCIÓN REQUIERE EN EL HOGAR

Fuente: Encuesta CSIC sobre Mujeres y Trabajo No Remunerado (EMTNR). Comunidad de Madrid, 2003. Proyectodirigido por M.A. Durán.

Su percepción de la demanda y de la dispo-nibilidad de tiempo para el cuidado de otrosen el hogar es diferente de la que se deriva delos meros datos demográficos sobre ayudado-res potenciales: un 8�6% del total de hogares

dedican especial atención a uno o variosancianos, y un 3�7% lo hacen con algún enfer-mo. No llegan a la mitad (41�2%) los hogaresen que nadie requiere especial atención, aun-que la principal demanda proviene de niños

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(en 23�1% de los hogares). El dato poco resal-tado en otros estudios y digno de señalar esque en el 22�1% de los hogares existen perso-nas que requieren especial dedicación dehecho a pesar de estar sanas y ser potencial-mente disponibles para el autocuidado, por-que están ocupadas en otras actividades lamayor parte del día. Al menos en el caso deEspaña, las categorías de «ayuda potencial»estimada con criterios demográficos no secorresponden con la disponibilidad potencialestimada con criterios sociales.

Como ya señalábamos, las estimacionesdemográficas son una base de partidaimprescindible pero insuficiente. Son facto-res sociales más que demográficos los querigen el código real de intercambio y donaciónde cuidados. Los varones dependientes dis-pondrán de más recursos institucionales,mejores pensiones, más patrimonio, y máspersonas dispuestas a cederles el necesariotiempo de cuidado. Las mujeres, al contrario,dispondrán de pocos recursos institucionalespor su ausencia del mercado de trabajo a lolargo de su vida, tendrán pensiones másreducidas, y no dispondrán del mismo núme-ro de cuidadores devotos y entrenados paraserlo aunque demográficamente pueda ates-tiguarse que existen cuidadores potenciales.

2.2. La carga temporal del cuidado

Además del número de personas afectadaspor la dependencia, tanto enfermos como cui-dadores, es necesario valorar el impactosobre el consumo de tiempo que conlleva laactividad del cuidado. No es fácil medir el usodel tiempo y su dedicación a diferentes activi-dades, aunque cada vez se dispone de másfuentes y de técnicas de observación, medi-ción y análisis más perfeccionadas. Pequeñasvariaciones en los objetivos y en la metodolo-gía llevan a medir realidades diferentes, yconsiguientemente obtienen diferentes resul-tados. A esta dificultad se añade que, en lasencuestas generales, no dirigidas monográfi-

camente al tema del cuidado de enfermos, lassubmuestras de quienes realizan esta activi-dad son pequeñas y cualquier variación en lascifras (casos) se traduce en cambios impor-tantes en los índices. La disponibilidad parael enfermo o dependiente conlleva la no dis-ponibilidad de tiempo para sí mismo: pero lacapacidad de superponer actividades, densifi-cando el tiempo, y en consecuencia el cansan-cio y estrés del cuidador, depende tanto de loscondicionantes espaciales como de los estilosde trabajo y cuidado.

A partir de estas cautelas, vale la penamostrar los datos inéditos de dos encuestasrecientes sobre uso del tiempo, ambas decarácter general, que aportan alguna infor-mación sobre la proporción de cuidadoresentre la población mayor de dieciocho años.Se trata de la Encuesta de Empleo del Tiem-po, realizada por el Instituto de Estadística(INE) según modelo armonizado por Eurostat(2002-2003) y la Encuesta sobre Uso delTiempo en España (2003) realizada desde elConsejo Superior de Investigaciones Científi-cas como parte del proyecto de Investigación:«El uso del tiempo: integración en el análisisde la estructura social y económica»(SEC2002-00504). Se les preguntó si el díaanterior (laboral, sábado o domingo), habíandedicado tiempo a cuidar a familiares adultosresidentes en su mismo hogar. Aunque elíndice de cuidadores sea pequeño, permiteestimar la cifra total de cuidadores al aplicar-la a la población total, (Censo 2001, INE;para proyecciones, vid. Tablas 2.3 a 2.7)

En la encuesta realizada para el ConsejoSuperior de Investigaciones Científicas seponía más énfasis en las actividades secun-darias y simultáneas que en la encuesta delINE, por lo que la actividad de cuidado serefleja con más amplitud. Un 4�65% de losmayores de dieciocho años según la encuestadel INE y un 9�46% según la del CSIC dedica-ron algo de tiempo el día anterior a ayudar aalgún adulto de su hogar. La encuesta delCSIC es consistente con otra encuesta ante-rior, realizada por el mismo grupo de investi-

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gadores (vid. tabla 2.1) que ofreció comoresultado que en el 8�6% de los hogares de laComunidad de Madrid hay algún familiaranciano que necesita especial cuidado, y asi-mismo en el 3�7% de los hogares hay enfermosque requieren especial dedicación. Ambosíndices suman el 12�3% de los hogares. Estaspersonas adultas que reciben ayuda coinci-den grosso modo con los dependientes, aun-que en algunos casos puede tratarse de enfer-medades pasajeras y, en otros, los cuidadoresno ofrecen información sobre cuidados porqueconsideran la ayuda como parte inseparablede su trabajo cotidiano en el hogar. Esto últi-mo es especialmente frecuente entre los cón-yuges de personas de avanzada edad. No seincluyen aquí los cuidados a niños, aunqueentre ellos también existen algunos depen-dientes crónicos por motivos de salud. Habríaque añadir a estas cifras parte del tiempotransferido a otros hogares como ayudas noremuneradas, pero no se conoce con exactitudla proporción de tiempo destinada al cuidadode adultos dependientes, dentro del tiempono remunerado dedicado a otros hogares.

Metodológicamente es interesante que lapercepción del tiempo destinado al cuidadode los demás resulte diferente entre hombresy mujeres. La «disponibilidad» para el enfer-mo es uno de los posibles criterios de defini-ción del cuidado, pero a menudo se suma ysimultanea a otras dedicaciones más activas.Por ello, distintos tipos de cuidadores ofrecenrespuestas bastante diferentes a actividadessimilares.

Las mujeres realizan esta actividad másfrecuentemente, pero lo hacen simultaneán-dola con otras actividades domésticas sobrelas que también se demanda información enlas encuestas. Dicho de otro modo, densificansu trabajo no remunerado. Los varones ejer-cen esta actividad menos frecuentemente,pero cuando lo hacen tienden a hacerlo de unmodo menos superpuesto a otras actividades,entre otras cosas porque es incompatible conlos trabajos remunerados fuera del hogar alos que ellos suelen dedicarse en la edad

madura. También es mayor su tendencia aofrecer respuestas del tipo «todo el día», queinciden en el crecimiento de las medias esta-dísticas de dedicación. Las medias son, pues,el resultado de dedicaciones heterogéneas,desde unos pocos minutos diarios hasta ladedicación ininterrumpida durante días ysemanas.

En resumen, una cifra de mayores de die-ciocho años de más de tres millones cientosetenta y siete mil personas (3.177.401),según la fuente más exhaustiva, y de más deun millón quinientas sesenta y un mil perso-nas (1.561.830) según la fuente más restricti-va, se ocupa durante los días laborables dededicar algo de ayuda a un familiar adultoresidente en su mismo hogar.

El tiempo medio dedicado los días labora-bles es 1�57 horas según la fuente más res-trictiva y 3�94 según la más exhaustiva, loque permite estimar el tiempo total dedicadodiariamente en una franja entre 2.452.073horas y 12.518.960 horas. Otorgándole unvalor modesto de seis euros por hora, en lagama baja del mercado laboral, el coste desustitución del tiempo no remunerado deayuda a adultos del propio hogar estaríaentre 14.712.438 y 75.113.760 euros diarios.Este cómputo no incluye modificaciones en laproductividad del cuidado, ni tiene en consi-deración otros criterios económicos, como lacreación de empleo y la circulación de capitala la que daría lugar la externalización del cui-dado.

2.3. Aplicación de la escala de Madrida la previsión de las demandasde cuidado a corto y medio plazo

La escala de Madrid es un instrumentosimple de previsión de demanda de cuidadosen función de las proyecciones demográficasque ha sido diseñado y puesto a punto endiversos estudios realizados en el Departa-mento de Economía del Consejo Superior deInvestigaciones Científicas (Madrid).Es simi-

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lar a la muy conocida escala de Oxford que seutiliza en los estudios sobre pobreza en fun-ción del tamaño y composición por edad de losmiembros del hogar, pero en lugar de referir-se a los ingresos en dinero se refiere al consu-mo de servicios de cuidado no remunerados.

En las tablas siguientes se aplica al nivelmacrosociológico, para toda la poblaciónespañola, tomando como base las proyeccio-nes demográficas publicadas por el INE en2004, a partir del Censo de 2001.

La escala parte del supuesto de que elnivel medio habitual de consumo de serviciosde cuidado no remunerados en la poblaciónde edad potencialmente activa es la cifra quesirve para referencia en el cómputo, y es iguala una unidad. Los más jóvenes y los más vie-jos consumen más servicios, y en los dosextremos llegan a duplicar, como promedio,la cantidad de atención consumida por laspersonas de edades centrales (18 a 64 años).Existen variantes más complejas de la escalade Madrid, pero en esta ocasión sólo se hamanejado la más simple, que se refiere a todotipo de servicios y no solamente a los cuida-dos de la salud.

En la tabla 2.3 puede verse la poblaciónestimada para 2001 según el Censo, y su dis-tribución entre los grupos de edad significati-vos a efectos del consumo de servicios de cui-dado, así como las unidades de demandageneradas por cada grupo de edad. La colum-na K expresa la cantidad de unidades de cui-dado que recaen sobre las mujeres en edadpotencialmente activa, en la hipótesis de quesólo ellas se hagan cargo de la prestación deservicios de cuidado a toda la población y/o acada uno de los grupos de edad. Como prome-dio, cada mujer de 18 a 64 años proporcionaun trabajo de cuidado equivalente al quenecesitan 3,64 personas en edad potencial-mente activas. Si se asume como hipótesisque en este grupo de edades centrales todo elmundo se atiende a sí mismo, todavía quedan1,63 unidades de cuidado que tiene que satis-facer cada mujer d e esa edad, correspondien-

tes a la demanda de niños, adolescentes ypersonas mayores. Si los varones de edadescentrales no se atendieran a sí mismos, estorecargaría el trabajo potencial de las mujeresen 1,77 unidades como promedio para cadauna, con lo que alcanzaría las 3,40 unidadesde cuidado por mujer.

El grupo de más de sesenta y cinco añosgenera actualmente una demanda total de5.404.794 unidades de cuidado; si la satisfac-ción de esta demanda se adscribiese exclusi-vamente a las mujeres de dieciocho a sesentay cuatro años, a cada una le corresponderíaproducir 0,41 unidades de cuidados por esteconcepto.

Las tres tablas siguientes permiten preverla evolución de la demanda en los próximoscincuenta años, a partir de las previsionesdemográficas publicadas recientementepor el INE. Para el fin de la década, la canti-dad de unidades de cuidado que tendrá queproducir la población femenina en edadpotencialmente activa será 3,72, esto es, unaumento de 0,12 puntos en la escala por com-paración con 2001, o lo que es lo mismo entérminos relativos, un aumento porcentualdel 2,2 %.El aumento de la demanda provi-niente de personas mayores será mas eleva-do, pasará de 0,41 a 0,50, que en términosproporcionales equivale a un incremento del22%.

La tabla 2.7 ofrece una visión de conjuntode la evolución de la demanda de cuidados.Hay que insistir en que la escala utilizada esde tipo general, y si se refiriese a cuidados desalud el incremento de la demanda seríamucho más acentuado. También hay queinsistir en que la hipótesis de la adscripciónde la satisfacción de la demanda al grupoconstituido por las mujeres de dieciocho asesenta y cuatro años solo tiene la finalidadde visibilizar el fenómeno. Su objetivo es, pre-cisamente, contribuir a la modificación de unescenario que por la inercia de la tradicióntiene actualmente excesivas probabilidadesde convertirse en real si no se adoptan para

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impedirlo las pertinentes medidas sociales ypolíticas. Las estimaciones para 2025 y 2050son a medio plazo, pero muchas de las medi-das relacionadas con la vejez y la dependen-cia necesitan también largos períodos detiempo hasta que producen frutos: así sucedecon los planes de pensiones, con la formaciónde especialistas y, en menor medida, con laeducación en estilos de vida y la construcciónde infraestructuras.

Como puede verse en la tabla 2.6, para2025 la demanda general de cuidados de lapoblación de sesenta y cuatro o más añosaumentará un 44% respecto a la del año2001, lo que significa un auténtico desafíopresupuestario y organizativo, especialmen-te si España cumple con las propuestas euro-peas de incorporación de las mujeres al mer-cado de trabajo y al empleo. La incorporaciónde las mujeres de edades jóvenes e interme-dias al empleo remunerado es un objetivo deprimera magnitud, pero reducirá la cifra depersonas realmente disponibles para hacersecargo de la producción de servicios no remu-nerados para el resto de la población españo-la y, especialmente, para la población de edadavanzada.

Para el año 2050, el crecimiento de lademanda y su repercusión sobre las mujeresen edades centrales se triplicará respecto alactual, sin que haya disminuido la demandaprocedente de otros grupos de edad. La des-proporción entre la necesidad previsible decuidados y los servicios disponibles en laactualidad es uno de los mayores desafíos delEstado de Bienestar español, que tiene queafrontar inmediatamente medidas para ajus-tarse a la nueva situación social y a los cam-bios que van a intensificarse a corto y medioplazo.

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