Der.const. II - Xiii

21
Capítulo XIII Los nombramientos judiciales 1

description

-

Transcript of Der.const. II - Xiii

Page 1: Der.const. II - Xiii

Capítulo XIII

Los nombramientos judiciales

1

Page 2: Der.const. II - Xiii

1 ASPECTOS GENERALESEl hombre –ente social por naturaleza y origen histórico– cae en in e luc ta bles interferencias y fricciones de conductas. Es esta relación de con flic to lo que determina que el derecho sea coetáneo con el ser humano y que se haga necesario establecer organismos encargados de administrar justicia.

En los Estados modernos son los jueces y los fiscales quienes tienen en sus manos la pesada y difícil misión de conciliar en la praxis las pre rro gativas intrínsecas del hombre libre, así como las necesidades y limi ta ciones del albedrío, para hacer viable la vida en común.

El origen remoto de la judicatura y el importante contenido de su ta rea explican expresiones como las grabadas en los muros de la biblio te ca de Carlos Luis de Secondat, barón de Montesquieu y la Brede:

“Rinde humilde obediencia al magistrado; él tiene de Dios es te honor y poderío.”

En esa misma idea se puede mencionar a James Joyce, el gran es cri tor irlandés del siglo pasado, quien en una novela de hondas raíces au to biográficas: Retrato del artista adolescente, consignó, a través del per so naje principal de su obra, el joven Stephan Dedaluz, la opinión que en su pueblo se tenía de los funcionarios judiciales.

Así, un joven provinciano, recién llegado a un colegio jesuita confor ma do por adolescentes hijos de nobles, de altos funcionarios, de fi nan cis tas y políticos, etc., se mostraba algo retraído porque su progenitor era un modesto trabajador del servicio público.

Espetado por sus compañeros para que revelara quién era su padre, el joven Stephan sólo atinó a recordar las calidades morales de su pro ge nitor, por lo que afirmó, con cierto orgullo: “Él es un señor.” Ante ello, su condiscípulo e interlocutor le preguntó con premura: “¿Ah, es en tonces magistrado?”

Este relato configura de manera clara el respeto que se guarda en Europa por el hombre de toga y birrete.

Por el contrario, en el mismo período histórico, el maestro Manuel González Prada afirmaba:

“La magistratura peruana posee las manos libres para develar la venda que cubre los ojos de la diosa Justicia y así divisar de qué lado alumbran los soles.”

Para él, un magistrado no era más que un conserje glorificado, atento a las insinuaciones o mandatos del gobierno de turno.

Estas diferentes concepciones en torno al aprecio público del funcio na rio vinculado con la administración de justicia, están relacionadas con las cualidades individuales que cada cuerpo social exige y encuentra en quie nes ocupan dichos cargos, así como con el modelo de designación ele gido para tal efecto.

Respecto a las cualidades que deben exigirse, en general, a un fun cio nario de la administración de justicia, ellas pueden sintetizarse en las cua tro siguientes:

a) Independencia de carácter y responsabilidad, para hacer ho nor al tradicional principio de la independencia del ”rgano Ju di cial. Esto implica autoconocimiento de su personalidad, ade más de honestidad intelectual y moral.Esta cualidad asegura que las decisiones judiciales se tomarán úni camente sobre la base de sus convicciones y bajo el imperio de la ley, sin temor y sin el

2

Page 3: Der.const. II - Xiii

deseo de favorecer a uno de los interesados.b) Sólida formación técnico-profesional, para responder a la fór mu la latina iura

novit curia, que presume y atribuye el co no ci miento del derecho por el magistrado, con el objeto de adaptar las abstracciones lógicas de las normas a la realidad de los he chos.

c) Amplia cultura general, dado que ésta es el camino que ensancha el espíritu de comprensión del juzgador, que debe resolver los conflictos de los hombres en un mundo de constante cambio y complejidad.Bueno es recordar lo que decía el tratadista Colmo:

“Un jurista, un magistrado, debe dominar el derecho en su esen cia misma, en sus fundamentos, correlaciones y posibles pro yecciones. El jurista o el magistrado que no sepa sino de re cho, no sabe derecho; es decir, no sabe nada (...) No se pre ten de una cultura de lección, una ilustración de diccionario en ciclopédico (...) lo que se quiere es una cultura general, re for zada y completa por lo hondo de sus bases y por la relati va amplitud de sus coordinaciones y vuelos. Para decirlo en sín tesis: necesitan una cultura filosófica, por lo mismo que co mo disciplina de lo general, es lo más centralizador o unifica dor.”

Es pertinente que el magistrado tenga la proximidad y justa apre ciación de la opinión pública, así como de los problemas esen ciales en su época.

d) Profunda humanidad y dignidad de vida. Las calidades éticas del juzgador deben ser ejemplares, habida cuenta de que se tra ta del intérprete de lo justo y lo equitativo, preservador de lo solidario y bello. El modo como se nombran los funciona rios vinculados a la administración de justicia tiene innegable im portancia para asegurar la calidad de la magistratura de un país.Debe aclararse que ningún sistema está completamente al abrigo de críticas y objeciones, debido a que entran en juego in te re ses variados y hasta contradictorios.

Aquí es necesario llamar la atención sobre tres aspectosa) Existen controversias de orden constitucional que se vinculan con la

denominada teoría de separación de órganos. La gran cuestión se origina en torno al órgano competente para la de sig nación.Si se advierte que el ”rgano Judicial forma parte de la función eje cutiva, es normal que aquél dependa del ”rgano Ejecutivo, y que sea el presidente o monarca el que efectúe la desig na ción.En cambio, de aceptarse la existencia de un ”rgano Judicial au tónomo e independiente, es consecuente que la designación es té a cargo de un ente no vinculado a los órganos constitucio nales constituidos, o que esté bajo la potestad del pueblo.

b) Existen discusiones de carácter predominantemente jurídico-ad ministrativo que se refieren al trámite y formalidades del pro cedimiento selectivo.

c) Existen criterios encontrados en torno a concepciones técnico-fun cionales que se aducen respecto a las condiciones que han de requerirse para el ejercicio de la función, así como respecto a la formación que eventualmente conviene exigir o sumi nis trar a los designados.

1.1 Los sistemas de nombramientos

3

Page 4: Der.const. II - Xiii

El sistema se define por aquellas estimaciones teóricas que se conju gan y que relacionan elementos entre sí para un fin determinado. Ello per mite denotar hasta cuatro posibilidades principales para la elección y nombramiento de los funcionarios judiciales.

Estos sistemas son los siguientes:a) Sistema de designación por los órganos de poder político.b) Sistema de designación por cooptación.c) Sistema de designación por elección popular.d) Sistema de designación por concurso.

1.1.1 Sistema de designación por los órganos de poder político

Este sistema es el más antiguo y utilizado en los distintos ordena mien tos legales. Aparece como antecedente en la Roma primitiva, cuando el rey era quien resolvía las contiendas y utilizaba la venganza pública como medio de buscar satisfacción a las ofensas que contra el Estado y los dioses suponían los actos que se castigaban. Posteriormente, el rey irá delegando dicha función a colaboradores suyos, que con el trans cur so del tiempo recibirán distintas denominaciones: judex, recuperatores, prae fectus urbe, pretores, etc.

Para sus detractores, este sistema representa un rezago desdeñable, ya que históricamente el derecho que facultaba al monarca para juzgar, és te lo transfirió al pueblo a cambio de reservarse la designación de los juz gadores, lo que resultaría una incongruencia dentro de un Estado de De recho.

En cambio, sus propugnadores resaltan la necesidad de que los res pon sables de los distintos órganos de poder del Estado mantengan uni -dad de criterio en la elaboración y aplicación de la ley.

Así, se sostiene que la existencia de disonancia entre los órganos de po der trae consecuencias como el caso Roosevelt en los Estados Uni dos, en el que una serie de textos legales propuestos por el presidente Fran klin D. Roosevelt (lapso 1935-1936) para la aplicación de la política del New Deal, fueron declarados nulos, instaurándose así la deno minada “oligarquía de la toga o el gobierno de los jueces”.

Mas, en verdad, sabemos que la vieja tesis de Carlos Luis de Secon dat, barón de Montesquieu y la Brede: “Sólo el poder frena al poder”, es absolutamente cierta.

Este sistema es criticado porque implica la interferencia de los otros ór ganos de poder, así como la presencia de intereses políticos que motivan decisiones, en muchos casos, técnica o moralmente inapropiadas. Los favorecidos resultan siendo, en gran proporción, funcionarios judi cia les que llegan al cargo por medio de la prebenda o el favor político.

En Inglaterra es donde se encuentra la mejor versión de este sistema. Allí, los magistrados de la Corte Suprema son designados por el primer mi nistro, y el resto de la judicatura por el lord canciller, quien es miembro del Gabinete, designado por el rey o la reina, en su caso, a propues ta de aquél.

Este funcionario dispone de la facultad discrecional para recomendar a una persona u otra. Es una tradición no revelar las razones por las cua les se selecciona un candidato en particular.

De hecho, el juez inglés es siempre elegido entre los abogados de más brillante y larga carrera.

En los Estados Unidos de América, los jueces federales son nombrados por el presidente de la República con acuerdo del Senado.

4

Page 5: Der.const. II - Xiii

En principio, debe considerarse su valor intrínseco y profesional; la po lítica no debería intervenir en su selección. Mas, en realidad, la mayo ría de los norteamericanos son republicanos o demócratas, de tal suerte que no es posible encontrar muchos jueces que no sean simpatizantes de alguna de dichas expresiones políticas. Sin embargo, los jueces fede ra les, tanto en la magistratura de la primera instancia (courts of district) co mo en la de apelación (courts of circuit), son incuestionablemente ju ris tas de valor.

En lo que concierne a la Suprema Corte se aplica el mismo principio, aunque se admite que el presidente de la República debe velar por man tener, en este alto tribunal, un cierto equilibrio geográfico, racial, re li gioso y político: geográfico, desde que se encuentra deseable que haya jue ces provenientes de las diferentes regiones de los Estados Unidos; ra cial, en cuanto es tradicional que haya un juez israelita; religioso, des de que los gobiernos republicanos quisieron que hubiese por lo menos un juez católico entre los de creencia protestante; y político, en tanto se bus ca que haya proporcionalidad entre jueces con simpatías demócratas y jueces con simpatías republicanas.

Argentina, Bolivia, Ecuador, Guatemala, El Salvador, etc., se han ads cri to a este sistema.

El Perú, a través de todas las Constituciones anteriores a la de 1979 –ya a la manera clásica, o con rasgos de un sistema de cooptación ate nua da–, también lo adoptó, con los resultados por todos conocidos.

1.1.2 Sistema de designación por cooptación

Este sistema se caracteriza por la atribución que tiene el ”rgano Ju di cial de designar él mismo la conformación de sus cuadros.

Entre sus virtudes se destaca la preservación de su autonomía frente a los demás órganos de poder.

En cambio, se le critica por su tendencia a fomentar un exagerado conservadurismo; y, en verdad, la propia función judicial, por su apego exa gerado a las formas y a la legalidad existente, hace que se forje una con ciencia en connubio con el statu quo.

La cooptación origina la creación de camarillas judiciales, así como la sumisión de los funcionarios de rango básico ante sus superiores (ello por que en estos últimos descansa el criterio de selección). En síntesis, fa vorece abiertamente el nepotismo.

También se sostiene que fomenta la creación de un ente judicial ce rra do, extraño e indiferente a los cambios sociales. La genuflexión ante las autoridades políticas, se trastoca en favor del superior jerárquico.

Este sistema, por su propia naturaleza, impide el ingreso de destaca dos jurisconsultos, fomenta el imperio del mero legalismo y el dominio de la rutina.

Si bien privilegia la antigüedad del magistrado elegido, en cambio ol vida que ella no siempre es sinónimo de competencia y rectitud.

Este sistema presenta tres modalidades: puede ser absoluto, relativo y tenue.Es absoluto cuando implica que todos los cargos se sujetan al proce di miento de

selección interna. Al respecto, puede mencionarse como ejem plo la organización judicial colombiana.

Es relativo cuando sólo las dos primeras instancias se encuentran vin culadas al sistema de cooptación, dejándose, en cambio, la desig na ción de los miembros de la Corte Suprema a otros sistemas imperantes. Ejemplos notorios los encontramos en

5

Page 6: Der.const. II - Xiii

Bélgica, México y Uruguay.Es tenue cuando, si bien los nombramientos en ninguna de sus ins tan cias emanan

del ”rgano Judicial, sin embargo todas las propuestas de nombramiento provienen de aquél y se destinan de manera exclusiva en favor de sus miembros.

Casos claros los tenemos en las Constituciones peruanas de 1823, 1826, 1828 y 1834.

1.1.3 Sistema de designación por elección popular

Este sistema postula que, atendiendo a la naturaleza republicana de la mayoría de los regímenes en el mundo, corresponde al pueblo, en atri buto de su soberanía, la competencia de designar a los jueces.

Se parte del criterio según el cual en las repúblicas democráticas la vo luntad de decidir es potestad del pueblo.

Sus orígenes se ubican en la Francia revolucionaria (1789), como una reacción contra el ancien régime de los Luises, en donde los cargos judiciales eran venales. Así, estas responsabilidades se adquirían one rosamente, entraban en el patrimonio del adquirente y éste las trans mitía entre sus derechos hereditarios a su familia o podía venderlas a terceros. Había, pues, una designación del “nuevo magistrado”, proveniente del viejo juez.

Los juristas de la monarquía justificaban esta modalidad sosteniendo que los jueces debían ser gente honorable –obviamente, no se referían al pueblo– y con grandes recursos económicos (lo que aseguraría un ejer cicio jurisdiccional ético).

Con la Asamblea Constituyente de setiembre de 1790 se impuso el sis tema de designación por elección popular, estableciéndose, como re qui sitos, que el servidor judicial duraría seis años en sus funciones, tendría un mínimo de 30 años de edad, una experiencia judicial de cinco años, y se aceptaba su reelegibilidad.

Por las circunstancias mismas de la intensa agitación política, social, eco nómica y jurídica, la aplicación del sistema por elección incurrió en prác tica viciosa.

Esta modalidad duró hasta 1793, ya que el denominado “Comité de Sal vación Pública” –con la conducción de Maximiliano Robespierre– prác ticamente lo dejó de lado.

Napoleón Bonaparte lo abolió en 1808, cambiándolo por el de de sig nación por el Ejecutivo. Sin embargo, no desapareció del todo, ya que actualmente los miembros del Tribunal de Comercio, del “Tribunal de los Hombres Prudentes” (que ejerce jurisdicción en asuntos de traba jo y está formado por un número igual de empleadores y empleados, ele gidos por el respectivo grupo) y los “Tribunales Paritarios de Arren da mientos Rurales” (elegidos por la voluntad de granjeros y propieta rios) son nombrados de conformidad con este sistema.

Entre 1830 y1850 se le introdujo en los Estados Unidos, al influjo de entender que la elección popular es la institución básica de toda organización re publicana: 36 estados lo adoptaron como sistema para el nombra mien to de los jueces estatales (estados del oeste, además de Nueva York, Pensilvania, etc.). Su práctica es conocida en Suiza y funciona con no table éxito en el Japón.

En América latina dicho sistema no ha sido adoptado, salvo la fugaz ex periencia Argentina a finales del siglo pasado y en donde se eligió a jue ces de paz según esa modalidad.

En la extinta URSS este sistema se presentó con caracteres singulares, ya que la instancia inferior de la magistratura –conocida como “Tribunal Po pular”– era presidida

6

Page 7: Der.const. II - Xiii

por un juez elegido, mediante sufragio popular, por los ciudadanos de su circunscripción para un período de cinco años; y se componía con dos asesores legales elegidos –para un lapso de dos años– a través de las asambleas respectivas de obreros, empleados y campesinos. Los jueces podían ser revocados por sus electores.

Entre los atributos que se le asignan, además de su origen democrático, se agrega el de que los postulantes deben tener una vida pública y pri vada acordes con la investidura de juez.

El pueblo exige que quien ha de administrar justicia ofrezca, de ma ne ra inequívoca, una conducta intachable. Las experiencias anotadas han acreditado que son raros los casos de prevaricación. A este sistema se le critica, en cambio, un acentuado perfil político. Se plantea que en él existe una subordinación de la justicia a los intereses electorales.

Se evidencia también el peligro de la insurgencia de un radicalismo ju dicial, sin que se tenga como contrapartida la garantía de una desig na ción competente e idónea.

El tratadista español Alcalá Zamora y Castillo afirmaba:

“Yo aún no he podido explicarme cómo el mismo mecanismo del sufragio –que es y no puede ser otra cosa que una ex pre sión de voluntad– se transforma hasta conseguir dotar al ele gido de cada una de las cualidades indispensables para ad mi nistrar justicia; es decir, moralidad, independencia, sentido de lo justo y conocimiento del derecho.”

Más aún, el tratadista Hugo Alsina ha afirmado que dicho sistema pro porcionaba el espectáculo vergonzoso de una campaña política di ri gida por quienes luego debían juzgar a partidarios y adversarios.

Nosotros estimamos que los éxitos alcanzados en EE. UU., Japón, la URSS y Suiza no deben desdeñarse por objeciones doctrinarias no comprobadas ni acreditadas con plenitud.

Consideramos, además, que es el sistema perfecto para circunscrip cio nes pequeñas, en donde la ciudadanía conoce las calidades profesio na les y personales de los postulantes. La estrecha vecindad hace que los sig nos exteriores de riqueza –si son consecuencia de un ejercicio in mo ral– puedan ser apreciados y condenados con celeridad democrática por el pueblo.

Finalmente, entendemos que ninguno de los sistemas imperantes es ca pa a los intereses políticos, por lo que, en todo caso, es preferible que sea el propio pueblo quien señale a sus magistrados.

1.1.4 Sistema de designación por concurso

Este sistema se sustenta en la creación y funcionamiento de organis mos encargados específicamente de la selección de los magistrados o de las propuestas vinculantes de nombramientos de magistrados y jueces.

Se le plantea como una forma de evitar que las designaciones judi cia les sean fruto de intereses extraños que comprometan el ejercicio de la función, o que los designados se constituyan en cuerpos rutinarios e im permeables a la continua renovación del derecho. Se busca así garan ti zar la selección de magistrados probos y eficientes, mediante la inter ven ción de organismos permanentes constituidos por delegados de en tes o de organismos ligados con el proceso de la administración de justi cia.

7

Page 8: Der.const. II - Xiii

Para los partidarios de esta modalidad, el concurso supone un cotejo de condiciones tales como grado de profesionalidad, administración de la reputación social, y vida privada. Esto último se debe a que quien ha de juzgar a los demás debe comenzar por juzgarse a sí mismo, amén de ofrecer el ejemplo de una conducta irreprochable. El sistema facilita ría así el acceso a los más aptos, sin distorsiones, distinciones o exclu sio nes.

Las Constituciones francesas de 1946 y de 1958 crearon el Consejo Su perior de la Magistratura, cuya presidencia la ejerce el presidente de la República.

Este consejo formula las proposiciones en el caso de los magistrados de más baja categoría. También tiene atribuciones disciplinarias.

La Constitución italiana de 1947 estableció el Consejo Superior de la Ma gistratura, presidido por el presidente de la República e integrado por el procurador general de la Corte de Casación, catorce representan tes de los diversos grados de la magistratura (elegidos por éste) y siete representantes del Parlamento. De manera similar al caso anterior, este organismo posee función disciplinaria.

La Constitución venezolana de 1961 creó el Consejo de la Judicatura con el fin de asegurar la independencia, disciplina y decoro de los tribu na les, y asegurar los beneficios de carrera a los jueces.

La Constitución portuguesa de 1796 ha previsto una institución de aná logas características.

La Constitución peruana de 1979 se adhirió a este sistema. La actual ha respetado dicha orientación.

2 LOS SISTEMAS DE NOMBRAMIENTOS JUDICIALES EN EL PERÚ

En lo relativo a nuestro país, el proceso de nombramientos judicia les, a nivel constitucional, puede dividirse en dos grandes etapas: la pri me ra surge con la Constitución de Cádiz y se extiende hasta la Cons ti tu ción de 1933; la segunda se gesta con la carta de 1979 y se prolonga has ta la actualidad.

a) Primera etapa

La Constitución de Cádiz de 1812

1

estableció que los nombramientos judiciales los efectuaba el rey a propuesta del Consejo de Estado

2

.La Constitución de 1823 estableció la primera Corte Suprema repu blicana, con sede

en la ciudad capital, así como Cortes Superiores en Trujillo, Arequipa, Cusco y hasta en la propia Lima.

Los nombramientos correspondían al ”rgano Ejecutivo.La Constitución de 1826 (Constitución Vitalicia) fijó que el nombra -miento de los

miembros de la Corte Suprema recayese en la Cámara de Cen sores

3

, sobre la base de una terna presentada por el ”rgano Eje cu ti vo a propuesta de una primera selección (en número no definido) ge ne rada por la Cámara de Senadores.

La Constitución de 1828 encomendó la formación de las ternas a las de nominadas Juntas Departamentales

4

, tanto para los miembros de la Cor te Suprema como para los de las Cortes Superiores, de las que el Eje cutivo escogía a su libre criterio. Los jueces de primera instancia te nían un régimen más complicado: propuestas dos ternas por las Juntas De partamentales, éstas eran reducidas por el máximo organismo de jus ti cia a sólo una, de la cual el Ejecutivo escogía.

La Constitución de 1834 –como consecuencia del mal uso de las dis po siciones anteriores por el expresidente Agustín Gamarra– señaló que los colegios electorales

8

Page 9: Der.const. II - Xiii

debían presentar las ternas al Congreso, para la de signación de los vocales de la Corte Suprema; al Senado, para el caso de los vocales de las Cortes Superiores; y a la Cámara de Diputados, para el caso de los jueces de primera instancia.

Curiosamente, a pesar de que el Ministerio Público formaba parte de la estructura del Poder Judicial, al Ejecutivo le competía el derecho de nom brar a sus miembros sobre la base de ternas conformadas por la Cor te Suprema o las Cortes Superiores, según fuese el caso.

Este sistema se fusionaba con el de cooptación, ya que las propuestas sólo tomaban en cuenta a quienes ya habían iniciado la carrera judicial.

La Constitución de 1839 –conocida también como “Texto de Huan ca yo”– estableció que los miembros de la Corte Suprema y Cortes Su pe riores debían ser elegidos por el Ejecutivo sobre la base de una terna pre parada por el Consejo de Estado

5

. Los jueces de primera instancia eran designados por el Ejecutivo a partir de una terna doble presentada por las respectivas Cortes Superiores.

La Constitución de 1856 consideró que los vocales de la Corte Su pre ma debían ser elegidos por el Congreso, a propuesta, en terna doble, del Ejecutivo; y los vocales de las Cortes Superiores y los jueces de pri me ra instancia, por el Ejecutivo, a pedido –con propuesta en terna do ble– de las Juntas Departamentales.

Por primera vez en la historia de nuestro ”rgano Judicial republica -no, en este texto se consignó la temporalidad del ejercicio de la función; ello se debió a una reacción moralizante frente a una magistratura en evidente crisis de comportamiento ético.

La Constitución de 1860 señaló que los miembros de la Corte Su prema debían ser designados por el Congreso, partiendo de una pro pues ta en terna doble presentada por el Ejecutivo.

Los miembros de las Cortes Superiores eran nombrados por el Eje cu tivo, a partir de postulaciones en ternas dobles presentadas por la Cor te Suprema. Los jueces de primera instancia eran elegidos por la Cor te Suprema, previas propuestas de ternas dobles formuladas por las Cor tes Superiores.

La Constitución de 1867 estableció que la Corte Suprema sería elegida por el Congreso a partir de una relación –que debía remitirle la mis ma corte– que contuviera los nombres de todos aquellos abogados con es tudio abierto durante más de veinte años. Los miembros de las Cortes Su periores eran elegidos por el Congreso mediante una terna doble pre sen tada por la Corte Suprema: la primera estaría conformada por magis tra dos con más de diez años de servicio, y la otra por igual número de abo gados en ejercicio libre de la profesión. Los jueces de primera ins tan cia debían ser designados por la Corte Suprema a propuesta de las res pectivas Cortes Superiores.

La Constitución de 1920 –conocida también como la de “la Patria Nue va”– estimó que los miembros de la Corte Suprema debían ser elegidos por el Congreso, previa presentación de una terna de diez candi da tos confeccionada por el ”rgano Ejecutivo. Los miembros de las Cortes Su periores eran nombrados por éste a propuesta, en terna doble, de la Cor te Suprema. Los de primera instancia lo eran de similar manera, con la salvedad de que la presentación de las ternas era atribución de las res pectivas Cortes Superiores.

Debe señalarse que la institución de las ratificaciones judiciales fue im plementada, por primera vez en la historia constitucional y judicial del país, con esta Constitución, al señalar que los nombramientos de pri mera y segunda instancia serían calificados por la Corte Suprema ca da cinco años.

La Constitución de 1933 previó que los integrantes del más alto tribu nal de la República deberían ser nombrados por el Congreso, de una ter na de diez candidatos

9

Page 10: Der.const. II - Xiii

presentada por el ”rgano Ejecutivo. Los miem bros de las Cortes Superiores eran elegidos por éste de una terna doble pro puesta por la Corte Suprema.

Los magistrados de primera instancia eran designados por la Corte Su prema, previa formulación de una terna doble por las Cortes Su pe rio res.

Siguiendo el criterio de la Constitución anterior, se presentaron normas relativas a la ratificación judicial.

A manera de resumen de todo lo dicho, tenemos lo siguiente:A nivel de Corte Suprema

1) Nombramientos a cargo del ”rgano Ejecutivo: Constituciones de 1812, 1823, 1828 (con coexistencia de un sistema de coop ta ción tenue) y 1839.

2) Nombramientos a cargo del ”rgano Legislativo: Constituciones de 1826 (con coexistencia de cooptación tenue), 1834, 1860, 1867, 1920 y 1933.

A nivel de Corte Superior1) Nombramientos a cargo del ”rgano Ejecutivo: Constituciones de 1812, 1823,

1826, 1828, 1834, 1839, 1856, 1920 y 1933.2) Nombramientos a cargo del ”rgano Legislativo: Constituciones de 1832 y 1867.

A nivel de Primera Instancia1) Nombramientos a cargo del ”rgano Ejecutivo: Constituciones de 1812, 1823,

1826, 1828, 1834, 1856, 1920 y 1933.2) Nombramientos a cargo del ”rgano Legislativo: Constitución de 1834.3) Nombramientos a cargo del ”rgano Judicial: Constituciones de 1860 y 1867.

b) Segunda etapa

Esta etapa guarda relación con la adopción del sistema de desig nación por concurso.

La Comisión Villarán

6

–llamada así en homenaje a su ilustre presi den te, Manuel Vicente Villarán–, encargada de la elaboración del an te pro yecto de la Constitución de 1933, planteó la creación de un Consejo de Justicia, órgano que debía representar al foro nacional en la difícil ta rea de proponer la designación de hombres probos y competentes pa ra la gran responsabilidad de ocupar un lugar en la magistratura.

Este organismo debía estar compuesto por:– El decano y los exdecanos del Colegio de Abogados de Lima.– El decano y los exdecanos de la Facultad de Derecho de la UNMSM.– Delegados de las demás facultades de Derecho y colegios de abogados de la

República.

Puede apreciarse meridianamente –de su composición– que se trataba de un órgano conformado por integrantes de conducta independien te respecto al Estado.

La Comisión Villarán planteaba que el ”rgano Ejecutivo no tuviera in je rencia alguna en los nombramientos judiciales. Así, el Senado elegi ría entre las propuestas de dos ternas: la primera, elaborada por la Corte Su prema; y la segunda, planteada en el interior del Consejo de Justicia.

Asimismo, durante el período parlamentario 1956-1962, el diputado Ma rio Alzamora Valdez presentó, con fecha 28 de agosto de 1956, un pro yecto de ley sobre la materia basado en el modelo de la Constitución ita liana de 1947. Curiosamente, al serle consultado a la Corte Suprema el proyecto preparado por la Comisión de Constitución

10

Page 11: Der.const. II - Xiii

de la Cámara de Di putados, la corte, mediante acuerdo de Sala Plena de 28 de noviembre de 1958, emitió informe desfavorable, sosteniendo la conveniencia de mantener incólume el sistema de designación política previsto en la Con s titución de 1933 (arts. 222 y 223).

Aquí no puede dejar de mencionarse que como consecuencia de car gos judiciales entregados en claro signo de prebenda política, se ha bía generado una magistratura “afónica y paralítica” ante los atropellos de los detentadores del poder, además de venal e incompetente.

El foro nacional, desde finales de la década de los años 50, se pro nun ció por unanimidad en los congresos gremiales de Lima (1955), Are qui pa (1961), Trujillo (1957), Piura (1964), Cusco (1968) y Callao (1969), en contra de dicho sistema de nombramiento, y se manifestó en favor de la creación del Consejo Nacional de Justicia. Esta entidad se adhería al sistema de designaciones judiciales por concurso de méritos.

Durante el gobierno de la Junta Militar (1968-1980) se dictaron tres dis positivos legales: decreto ley 18060, de 23 de noviembre de 1969; de -cre to ley 18831, de 13 de abril de 1971; y decreto ley 18985, de 12 de oc tubre de 1971, por los cuales se creó y organizó el Consejo Nacional de Justicia (CNJ).

Este organismo estuvo representado por diez delegados: dos en nom bre del ”rgano Ejecutivo; dos en representación del ”rgano Le gis la tivo; dos en nombre del ”rgano Judicial; uno en representación de la Fe de ración Nacional del Colegio de Abogados del Perú; uno en nombre del Colegio de Abogados de Lima; uno en representación del Pro gra ma Académico de Derecho de la UNMSM, y uno en nombre del Pro gra ma Académico de Derecho de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco (estos últimos debido a pertenecer a las universidades más antiguas del país).

Al CNJ le correspondía privativamente la elección de todos los ma gis trados del ”rgano Judicial, con la sola excepción de los jueces de paz no letrados. Igualmente, tenía la facultad de investigar, calificar y sancio nar la inconducta funcional de los magistrados.

Esta institución fracasó estrepitosamente, ya que, en los hechos, el pro pio Gobierno militar contaba con cuatro delegados directos (repre sen tantes del Ejecutivo y del Legislativo). Asimismo, al haber destituido por decreto ley 18060 a los miembros de la Corte Suprema y designado motu proprio a sus reemplazantes, contaba también con la anuencia de sus dos delegados. Más aún, auspició el fraccionamiento de la Fe de ra ción Nacional de Colegios de Abogados del Perú, con similar objeto.

La supervigilancia sobre los magistrados, en muchos casos tuvo ri be tes de carácter político y hasta personal, ya que los miembros conse je ros tenían la atribución de litigar ante los tribunales de la República.

Las normas arriba citadas no contemplaban forma alguna de impedi men to, para litigar, aplicable a los miembros del Consejo. Esta situación creó situaciones de inmoralidad, ya que quienes elegían y sancionaban a los jueces, a su vez ejercían la defensa legal ante éstos.

Un ejemplo claro del tutelaje que se operaba sobre el CNJ lo tene mos en el caso de la frustrada elección de Eduardo Mimbela de los San tos.

Así, por resolución suprema 009-72-CNJ, de 18 de abril de 1975, el Con sejo Nacional de Justicia se limitaba a comunicar al Gobierno Re vo lu cionario para que cumpliese con extender el respectivo nombramiento; sin embargo, éste se opuso, para finalmente, en los hechos, revocar tal designación.

La Constitución de 1979, sobre la base de los antecedentes arriba des critos, estableció la creación de un órgano denominado Consejo Na cio nal de la Magistratura

11

Page 12: Der.const. II - Xiii

(CNM), encargado de efectuar las propuestas pa ra el nombramiento de los magistrados de la Corte Suprema y de las Cortes Superiores. Señalaba además que, para las propuestas de magis tra dos de primera instancia y demás cargos de inferior jerarquía, actuaba un consejo distrital de la magistratura en cada sede de corte.

La propuesta era elevada al presidente de la República a efectos de que éste estimase o desestimase el nombramiento correspondiente. En el caso de los cargos ante la Corte Suprema, el Senado debía ratificar los nombramientos.

De esta manera el Perú se acogía, por primera vez a nivel constitu cio nal, al sistema de designación por concurso.

La composición del Consejo Nacional de la Magistratura era la si guien te:– El fiscal de la nación, quien ejercía la presidencia.– Dos representantes de la Corte Suprema.– Un representante de la Federación Nacional de Colegios de Abo gados del Perú.– Un representante del Colegio de Abogados de Lima.– Dos representantes de las facultades de Derecho de la Re pú bli ca.

Su inserción y praxis, sin ser óptima, reflejó un avance en comparación con la aplicación de los sistemas anteriores.

3 EL CONSEJO NACIONAL DE LA MAGISTRATURA EN LA CONSTITUCI”N DE 1993

El vigente texto constitucional ha adoptado una fórmula dual, en razón de plantear la coexistencia simultánea y paralela de dos sistemas de nombramientos:

a) El sistema de designación por concurso, a través de la postula ción ante el Consejo Nacional de la Magistratura.

b) El sistema de designación por elección popular, a través de la pos tulación electoral ante el pueblo.

Al respecto, veamos los aspectos centrales de ambos sistemas.

3.1 El Consejo Nacional de la Magistratura

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 150 de la Cons ti tu ción, este órgano se encuentra encargado de la selección y nombra mien to de los jueces y fiscales, con las excepciones previstas en el ar tículo 152.

En puridad, se ha previsto una “recreación” de la institución establecida constitucionalmente en el texto de 1979.

3.1.1 Los principios institucionales

Entre las pautas rectoras que inspiran el funcionamiento del Consejo Na cional de la Magistratura, figuran las siguientes:

a) Principio de autonomíaPrincipio entendido como libertad o amplitud para proceder o ac tuar funcionalmente. En ese sentido, el CNM no depende de nin gún órgano de poder.Sus miembros, denominados consejeros, no deben obediencia a ningún funcionario o autoridad que sea ajeno al propio CNM. Sus decisiones sólo se sujetan al mandato imperativo de la Constitución y a su ley orgánica (ley

12

Page 13: Der.const. II - Xiii

26397).

b) Principio de invariabilidadPrincipio referido al hecho de considerar que las decisiones del CNM son firmes e inimpugnables; esto es, no pueden ser ob jeto de revisión judicial.Debe advertirse que estas decisiones son aquellas vinculadas con la selección, nombramiento, ratificación y destitución de los jueces y fiscales de todos los niveles.

c) Principio de composición renovablePrincipio que significa que la condición de miembro consejero se extiende únicamente por un período determinado (cinco años).Por mandato expreso del artículo 4 de la ley 26397, no es ad mi sible la reelección inmediata.

d) Principio de concentraciónPrincipio que hace referencia a que las funciones de selección, nom bramiento, ratificación, etc., se centran casi exclusivamen te en favor del CNM, cuya sede de actividades radica en la ciudad capital.Debe advertirse que en el modelo previsto en la Constitución de 1979 existían los consejos distritales de la magistratura, los que te nían potestad para promover los concursos y elevar las ternas de los pos tulantes a funciones judiciales de rango inferior.Este criterio era importante porque permitía una evaluación muy seria, ya que los consejeros tenían acceso detallado para de terminar la honorabilidad social de los postulantes, para fi jar se una idea más precisa sobre su comportamiento y praxis pro fesional, para tener en cuenta la realidad jurídico-cultural de la zona en donde el futuro nombrado tendría actuación fun cional, etc.El principio de concentración, escogido por la Constitución ac tual, es un rasgo adicional de su marcado centralismo.

3.1.2 Las funciones

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 154 de la Cons ti tu ción, concordante con el resto de su articulado, el Consejo Nacional de la Magistratura tiene seis funciones:

a) Nombrar, previo concurso público de méritos y evaluación personal, a los jueces y fiscales de todos los niveles.Para tal efecto, en atención a lo previsto en la ley 26397, el presidente del CNM convocará a concurso para cubrir las nuevas plazas judiciales o las que se encuentren vacantes.Los candidatos que cumplan con las formalidades exigidas por ley, se someterán a lo siguiente:– Calificación de los méritos acreditados en el curriculum vi tae (desempeño

de cargos judiciales, experiencia profesio nal, experiencia académica, etc.).– Examen escrito (versación académica y profesional).– Evaluación personal (entrevista).

13

Page 14: Der.const. II - Xiii

El nombramiento que se extiende deberá contar con el voto con forme de los dos tercios del número legal de miembros del consejo.

b) Ratificar a los jueces y fiscales de todos los niveles.Este concepto implica un acto de confirmación o de reite ra ción de confianza en el ejercicio de la magistratura.Este proceso tiene por objeto que la sociedad tenga la plena se guridad de que la magistratura expresa permanentemente una conducta fiel a la moralidad social, a la ética, a la eficiencia y eficacia en el desempeño de la función. En resumen, se eva lúa la conducta e idoneidad en el desempeño del cargo.El proceso de ratificación se produce cada siete años y es independiente de las medidas disciplinarias que adopten el ”rgano Judicial o el Ministerio Público.Son criterios de referencia para este proceso:– La producción jurisdiccional.– Los informes de los colegios y asociaciones de abogados.– Los antecedentes acumulados sobre la conducta del magis trado.– La entrevista personal al magistrado.Para la obtención de la ratificación se requiere el voto conforme de la mayoría simple de los consejeros asistentes al momento de la delibe ra ción y toma de decisión.

c) Aplicar la sanción de destitución a los vocales de la Corte Suprema y fiscales supremos y –a solicitud de la Corte Suprema o de la Junta de Fiscales Supremos, respectivamente– a los jueces y fiscales de las demás instancias.De conformidad con lo dispuesto en el artículo 31 de la ley 26397, procede aplicar la sanción de destitución por las si guien tes causales:– Por ser objeto de condena a pena privativa de la libertad por delito doloso.– Por ser causante de un hecho grave que sin constituir delito comprometa la

dignidad del cargo o la desmerezca en el concepto público.– Por ser reincidente en hechos que configuren causal de sus pensión,

conforme a lo establecido en la normatividad de la materia.– Por ser participante, en condición de interventor, en proce sos o

actuaciones, a sabiendas de encontrarse incurso en pro hibición o impedimento legal.

Es obligatorio que el Consejo Nacional de la Magistratura otor gue audiencia al interesado, a efectos de que pueda formu lar los descargos correspondientes.La resolución sancionadora debe ser motivada y expresar los fun damentos en que se sustenta. Es inimpugnable en vía judicial.

d) Extender a los jueces y fiscales el título oficial de acreditación.Cabe señalar que como consecuencia de los resultados que pro vengan de los concursos de méritos y de la evaluación per so nal, así como de los relativos a los procesos de ratificación, el CNM tiene la responsabilidad de extender la certificación ofi cial de acreditación de nombramientos y ratificaciones.

e) Nombrar al jefe de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (Onpe) y al jefe del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec).De conformidad con lo dispuesto en los artículos 182 y 183 de la Constitución,

14

Page 15: Der.const. II - Xiii

al CNM le corresponde el nombramiento de es tos funcionarios electorales.Estos nombramientos se extienden, en principio, por el lapso de cuatro años, pudiéndose renovar la designación por un pe río do similar.

f) Ejercer el derecho de iniciativa legislativa conforme a la Cons ti tución.En atención a lo dispuesto en el artículo 107 de la Cons ti tu ción, al Consejo Nacional de la Magistratura le corresponde ini ciativa legislativa en las materias que le son propias.

3.1.3 Conformación y requisitos

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 155 de la Cons ti tu ción, el Consejo Nacional de la Magistratura está integrado, en principio, por los siguientes miembros:

– Uno elegido por la Corte Suprema, en votación secreta en Sala Plena.– Uno elegido por la Junta de Fiscales Supremos, en votación se creta.– Uno elegido por los miembros de los colegios de abogados del país, en votación

secreta.– Dos elegidos por los miembros de los demás colegios profe sio nales del país,

en votación secreta.– Uno elegido por los rectores de las universidades nacionales, en votación

secreta.– Uno elegido por los rectores de las universidades particulares, en votación

secreta.El número de miembros del CNM puede ser ampliado por éste a nueve.En esta hipótesis, el CNM procederá a otorgar las dos plazas va can tes, mediante

elección por votación secreta, a ciudadanos propuestos en sen das listas elevadas por las instituciones representativas del sector la bo ral y el empresarial.

Los miembros del CNM ejercen sus cargos por un período de cinco años. Conjuntamente con los miembros titulares se elige a los suplentes.

No es admisible la reelección inmediata de los titulares, ni de los su plen tes que hubieren cubierto el cargo –en caso de vacancia– por más de dos años continuos.

Los requisitos exigidos para ser miembro del CNM son análogos a los exigidos para ocupar el cargo de vocal de la Corte Suprema, salvo lo previsto en el inciso 4 del artículo 147 de la Constitución.

Dichos requisitos son tres:– Ser peruano de nacimiento.– Ser ciudadano en ejercicio.– Ser mayor de cuarenta y cinco años.

3.1.4 La presidencia del Consejo Nacional de la Magistratura

El presidente del CNM es el representante legal del mismo y ejerce la titularidad del pliego presupuestal.

Es elegido por el pleno del consejo, de entre los que lo integran, por vo tación secreta y por la mitad más uno del número de miembros.

El cargo tiene un período de vigencia de un año, siendo admisible la reelección inmediata una sola vez.

3.1.5 Inelegibilidad

15

Page 16: Der.const. II - Xiii

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 6 de la ley 26397, no pueden ser designados como consejeros las siguientes personas:

– El presidente de la República, los vicepresidentes, los repre sen tantes al Congreso, el contralor general de la República, el sub contralor general de la República, los ministros de Estado, los viceministros y los directores generales de los ministerios, los miembros activos del ”rgano Judicial, del Ministerio Pú bli co, los funcionarios que ejercen autoridad política, los alcaldes y demás impedidos por ley, mientras estén en el ejercicio de sus funciones y hasta seis meses después de haber cesado en sus cargos.

– Los magistrados del ”rgano Judicial o del Ministerio Público, que hubieren sido objeto de destitución o separación.

– Los que hubieren sido inhabilitados por sentencia judicial.– Los que hubieren sido condenados o se encontraren siendo pro cesados por

delito doloso.– Los que hubieren sido declarados en estado de quiebra culpo sa o fraudulenta.– Los que adoleciesen de incapacidad física o psíquica que los inha bilitase para

ejercer el cargo.

Ahora bien, en caso de que se designase a una persona incursa en cau sal de inelegibilidad, el Consejo Nacional de la Magistratura proce de rá a su separación inmediata, amén de declarar la vacancia, oficiándo se al consejero suplente para que ocupe el cargo.

3.1.6 Características de la función de consejero

Entre las principales descritas en la ley 26397, aparecen las seis si guientes:a) Su mandato es indelegable, lo que implica que una vez desig na do no puede

ceder, transferir o permutar las responsabilida des encomendadas por la Constitución y la ley 26397.

b) Su mandato es irrevocable. Esto significa que aun cuando se sus citasen cambios de autoridades o en la orientación institu cio nal del órgano que lo designó, el consejero permanece has ta completar el período legal para el que fue nominado.

c) Su actividad funcional no se encuentra sometida a mandato im perativo; esto es, no depende de quienes lo designaron, así co mo tampoco puede recibir recomendaciones, sugerencias, ad vertencias, etc., de aquéllos.

d) Su actividad funcional le impide desempeñar cualquier otro car go público o privado, o ejercer cualquier profesión u oficio, a excepción de la docencia universitaria.En el caso específico de los consejeros abogados, les está im pe dido litigar, salvo en causa propia o de su cónyuge, y de sus as cendientes y descendientes.La inobservancia de lo arriba expuesto constituye el delito de pa trocinio ilícito (art. 385 del Código Penal).

e) No se puede ser miembro del CNM simultáneamente con el cónyuge y los parientes en línea recta, ni con los colaterales dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad.

f) No es admisible la postulación a un cargo cuyo nombramiento depende del consejo.

16

Page 17: Der.const. II - Xiii

3.1.7 Cese de la función

Se entiende como la conclusión de la actividad para la que los con se jeros fueron designados. Ello origina la vacancia del cargo.

Se produce por cualquiera de estas nueve circunstancias:a) Muerte.b) Renuncia.

Implica el acto mediante el cual el consejero impele al organis mo a dar término a su actividad funcional antes del vencimiento del plazo por el que fue designado. Su significado atiende a la deserción o abandono voluntario de la representación.

c) Vencimiento del plazo de designación.d) Incapacidad moral psíquica, o de carácter físico y permanente.

Implica un defecto o falta de aptitud física o legal para ejercer el cargo.Esta incapacidad debe entenderse como sobreviniente; es de cir, presentarse con posterioridad a la designación al cargo.Para tal efecto, son de aplicación los incisos 3 al 8 del artículo 44 del Código Civil (sufrir deterioro mental que impidiese ex presar la libre voluntad; toxicomanía; sufrir pena que lleve ane xa la interdicción civil, etc.).

e) Incompatibilidad sobreviniente.Implica la exclusión legal del cargo por el desempeño de dos ac ti vidades simultáneas. Se trata de un coejercicio prohibido por la ley. Surge cuando el consejero es elegido presidente de la República, congresista, ministro de Estado, etc.

f) Incursión en culpa inexcusable en el cumplimiento de los de be res inherentes al cargo.Implica una falta de responsabilidad funcional; por ejemplo: los casos de inejecución de obligaciones, falta de diligencia, etc.

g) Violación de la reserva propia de la función.Implica la revelación de las decisiones o asuntos funcionales, los mismos que por su propia naturaleza tienen carácter priva ti vo.

h) Condena por la comisión de delito doloso, mediante sentencia con sentida o ejecutoriada.

i) Ausencia injustificada, por no reincorporación en las funciones den tro de los cuatro días posteriores al vencimiento de una li cen cia.

La vacancia en el cargo de consejero en los casos previstos en las cau sales a, b, c y h se declara por el presidente del CNM. En los demás ca sos decide el consejo en pleno.

3.1.8 El caso de la remoción por causa grave

El artículo 157 de la Constitución señala que los miembros del Con se jo Nacional de la Magistratura pueden ser removidos –separados de la función– por causa grave, mediante acuerdo adoptado con el voto con forme de los dos tercios del número legal de miembros del Con gre so (80 representantes).

De conformidad con lo dispuesto en el artículo 8 de la ley 26397, di cha causa grave se presenta en tres casos:

a) Desempeño de cualquier cargo público o privado de manera pa ralela al ejercicio de la función de consejero.

17

Page 18: Der.const. II - Xiii

b) Desempeño de cualquier profesión u oficio de manera parale la al ejercicio de la función de consejero. Se exceptúa el caso de la docencia universitaria o el ejercicio de la abogacía en cau sa propia o del cónyuge, y de sus ascendientes y descendientes.

c) Actos de gestión institucional ante las autoridades judiciales, fis cales o administrativas, en favor o representación de sí mis mo o de terceras personas.

Debe advertirse que los consejeros se encuentran sometidos al pro ce dimiento de acusación constitucional, de conformidad con las reglas es tablecidas en los artículos 99 y 100 de la Constitución y en la ley 26231, en los siguientes casos:

a) Actos de infracción a la Constitución.b) Actos de ilicitud penal en el ejercicio de la función.

En el caso de existir una resolución acusatoria de contenido penal expedida por el Congreso de la República, surge la obligación del fiscal de la nación de formular denuncia ante la Corte Suprema en el plazo de cinco días de recibida aquélla.

3.2 El sistema de designación por elección popular

Este sistema fue postulado –sin éxito– en nuestro país en la década de los años 70. Así, una “Comisión de Estudios para una Reforma del Po der Judicial” –integrada, entre otros, por Luis Pásara– fue la primera en esbozar su desarrollo doctrinal en el Perú.

Posteriormente, durante los debates de la Asamblea Constituyente de 1979, fue propuesto por Róger Cáceres Velásquez. Su postulación iba di ri gida a los cargos de jueces de paz.

En el proyecto de la ley orgánica del Poder Judicial de 1986, la co mi sión presidida por Mario Alzamora Valdez planteó una propuesta en el mismo sentido.

Como bien ha establecido Javier de Belaunde López de Romaña

7

–uno de los más importantes partidarios de su adopción en el Perú–, el ar tículo 152 de la Constitución tiene como fuente de inspiración el pro yecto de reforma constitucional presentado por la Corte Suprema ante el Congreso Constituyente Democrático, así como las intervenciones del re presentante Henry Pease García durante la discusión del texto consti tu cional.

Entre los argumentos más significativos para la inserción de este sistema en la Constitución, tenemos los tres siguientes:

a) Promueve el fortalecimiento de los vínculos entre los jueces de paz y la comunidad.

b) Refuerza el control social sobre aquellos que desempeñan res pon sabilidades judiciales.

c) Refuerza la acogida de los valores culturales locales, en el seno de la administración de justicia; ello por tratarse de funciona rios ju diciales que resuelven –básicamente– en función del co no ci miento que tienen de la personalidad de las partes en conflicto.

Su aplicación se produce de la siguiente manera:a) Los nombramientos de los jueces de paz provienen, necesaria mente, de un

proceso de elección popular.b) Los jueces de primera instancia podrían también ser objeto de nom bramiento

18

Page 19: Der.const. II - Xiii

mediante un proceso de elección popular.Tal como observa Javier de Belaunde López de Romaña

8

, en el pri mer caso la adopción del sistema es impuesta imperativamente por la car ta magna, y en el segundo el texto fundamental autoriza su utili za ción previa dación de una ley.

En ese sentido, el segundo y tercer párrafos del artículo 152 de la Cons titución señalan que una ley especial establecerá los requisitos, for ma de desempeño jurisdiccional, capacitación funcional, duración de los cargos, etc.

Debe advertirse que los funcionarios judiciales nombrados por la vía del proceso electoral están sujetos a lo previsto en el inciso 17 del ar tículo 139 de la Constitución, en lo relativo a la revocación de los nom bra mientos. Al respecto, son aplicables las reglas consignadas en la ley 26300, ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadano.

19