Derecho Mercantil - Tomo IV

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EDITORIAL MUNDO HISPANO S.R.L. EDIFICIO CENTRAL MAR DEL PLATA - ARGENTINA www.mundohispanoweb.com Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier procedimiento, comprendidos la reprografía y el trata- miento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos públicos. IMÁGENES Gettyimageslatam.com/Thinkstock Gettyimageslatam.com Obra Catalogada TÍTULO DE LA OBRA COMPLETA: Derecho venezolano Director Ruben Balda Colaboradores Alberto Brandan Nahiroby González Guerrero Nancy M. Cuéllar

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Introducción al Derecho Mercantil Venezolano - Tomo IV

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EDITORIAL MUNDO HISPANO S.R.L.

EDIFICIO CENTRALMAR DEL PLATA - ARGENTINAwww.mundohispanoweb.com

Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier procedimiento, comprendidos la reprografía y el trata- miento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamos públicos.

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Obra Catalogada

TÍTULO DE LA OBRA COMPLETA:

Derecho venezolano

DirectorRuben Balda

ColaboradoresAlberto BrandanNahiroby González GuerreroNancy M. Cuéllar

TOMO IV

DERECHO MERCANTIL

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CONCEPTO DE DERECHO MERCANTIL

€ SISTEMA OBJETIVO.€ SISTEMA SUBJETIVO.€ SISTEMA MIXTO.

EVOLUCIÓN DEL DERECHO MERCANTIL € EDAD ANTIGUA.€ DERECHO ROMANO.€ EDAD MEDIA.€ EDAD MODERNA.

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO MERCANTIL

FUENTES DEL DERECHO MERCANTIL € LA LEY MERCANTIL.€ LA COSTUMBRE MERCANTIL.

RELACIÓN DEL DERECHO MERCANTIL CON OTRAS RAMAS DE LA CIENCIA

CONTENIDO DEL DERECHO MERCANTIL

ACTO DE COMERCIO € DEFINICIÓN.

€ CLASIFICACIÓN DEL ACTO DE COMERCIO.€ PARTES DEL COMERCIO.€ EFECTOS DEL ACTO COMERCIO.€ OBJETOS DEL ACTO DE COMERCIO.€ REQUISITOS DEL ACTO DE COMERCIO.€ EL COMERCIANTE.€ CLASIFICACIÓN DE LOS COMERCIANTES.€ FIGURA DEL COMERCIANTE.€ REQUISITOS PARA SER COMERCIANTE.€ OBLIGACIONES DE LOS COMERCIANTES.

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CONCEPTO DE DERECHO MERCANTIL

El Derecho Mercantil, también conocido como derecho comercial, es aquel dedicado a regular las relaciones entre las personas, los contratos y las acciones de comercio.

El derecho mercantil forma parte del derecho privado e incluye a todas las normas vinculadas a los comerciantes en referencia al desarrollo de sus labores. A nivel general, podría decirse que es la rama del derecho que ejerce la regulación sobre el ejercicio de las actividades comerciales.

El derecho mercantil se originó en Grecia separadamente del derecho civil, ya que el primero tiene como finalidad regular la práctica comercial. Es el derecho mercantil un derecho profesional que corresponde a una clase determinada (los comerciantes), de allí que es de la competencia del Derecho Mercantil, el estudio del comerciante en todas sus facetas, y además, el de otras instituciones que surgen a su alrededor y a propósito de la actividad que desempeña.

SISTEMA SUBJETIVO.

Éste parte de la idea de que el Derecho Mercantil es el derecho de los comerciantes.

SISTEMA OBJETIVO.

Parte del supuesto de que el Derecho Comercial es el derecho de los actos de comercio, por cuanto es la ley la que califica cuáles actividades son comerciales, independientemente de las personas que la ejecutan.

SISTEMA MIXTO.

Este sistema se basa en la combinación de las nociones de comerciante y de acto de comercio. Tiene en cuenta la participación del comerciante en el ejercicio del comercio pero admite, al mismo tiempo, que ciertos actos son comerciales aunque sean realizados por personas ajenas al comercio.

El derecho

mercantil se

originó en

Grecia

separadamente

del derecho

civil, ya que el

primero tiene

como finalidad

regular la

práctica

comercial

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EVOLUCIÓN DEL DERECHO MERCANTIL

EDAD ANTIGUA

Los primeros pueblos que se dedicaron al comercio de manera sistemática fueron los asirios y los fenicios, de los cuales no se tienen registros de sus actos de comercio, excepto de las lex rhodia dejactu. En Atenas (Grecia), se determinó la existencia de lugares que fueron destinados para depósitos de mercancía, establecimientos de pérdidas de mercancías, así como también lugares donde los comerciantes se reunían para celebrar sus contratos, de los cuales tampoco se tiene referencia directa, sino por medio de las obras y escritores griegos, como por ejemplo: Demóstenes, quien en sus discursos señalaba la existencia de los contratos de préstamo, de cambio, de transporte marítimo, además de la existencia de una jurisdicción especial para asuntos mercantiles.

DERECHO ROMANO

En Roma sí se encuentran documentos que reflejan la existencia de verdaderas Instituciones Mercantiles, tales como: la banca, las sociedades, etc. También existen diversas acciones: la ejercitoria, institutoria y recepticia. Sin embargo, a pesar de la existencia de estas instituciones, no se puede hablar de un derecho comercial como tal, sino de un ius gentium y un ius civili adaptado a las actividades comerciales.

EDAD MEDIA

Constituye la época en la cual se define el Derecho Mercantil como una ciencia jurídica autónoma. Su estructuración se inicia una vez que los comerciantes se asocian para cada arte, y con estas asociaciones se conciben las universidades y las corporaciones. Las corporaciones eran administradas por uno o más Cónsules, asistidos por un consejo de ancianos de reconocida trayectoria en el comercio. Se crearon normas jurídicas que fueron alimentadas por la costumbre, dando paso no sólo a los Cónsules, sino además a los Estatutarios y Estatutos. Los Estatutarios eran encargados de compilar las soluciones a los problemas por escrito, dictadas mediante sentencias por los Cónsules, para luego archivarlas en la Sede de la Corporación, dando origen a los Estatutos. La sentencia que dictaban los Cónsules eran firmes y ejecutorias, pero podían ser apelables ante un Tribunal, integrados por comerciantes elegidos por sorteo a quienes se les llamaba: Sobre – Cónsules.

EDAD MODERNA

Parte del descubrimiento de América, lo cual representa las transformaciones de las condiciones económicas, sociales, políticas y espirituales. Nacen nuevas instituciones comerciales, que culminan en el siglo XIX con la promulgación del Primer Código de Comercio, el cual entró en vigencia el 01 de enero de 1811.

en la edad media

se define el

Derecho

Mercantil como

una ciencia

jurídica

autónoma

Monedas de la antigua Roma

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El carácter de

la seguridad

constituye un

sistema

jurídicamente

seguro,

mediante el

cual las partes

contratantes

encuentran la

suficiente

protección

legal de sus

intereses

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CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO MERCANTIL

La universalidad: El derecho mercantil tiene como característica ser universal, por cuanto el tráfico comercial es un fenómeno universal; es decir, que el derecho mercantil es de carácter permanente y simultáneo y ocurre en todas partes del mundo.

Carácter Consuetudinario: Toda vez que la ley no puede surgir con la perentoriedad que reclama la actividad comercial, el sentido práctico del comerciante suple el silencio de la ley y da paso de esa manera al nacimiento de una nueva norma que cubrirá en su oportunidad la laguna de la ley, es decir, que este derecho se basa en la costumbre.

La Celeridad: Este carácter es recogido en la ley y hacen que se tomen soluciones prácticas que se adapten a la realidad, cuya formalización se hace con el simple consentimiento manifestado sin cubrir ninguna formalidad.

La Seguridad: El carácter de la seguridad constituye un sistema jurídicamente seguro, mediante el cual las partes contratantes encuentran la suficiente protección legal de sus intereses.

Crédito: El crédito dentro del comercio es sinónimo de confianza y surge mediante la solvencia moral y económica del comerciante.

La Equidad: Consiste en un comportamiento equitativo, justo, que dignifique el comercio, evitando transitar por los peligrosos caminos del denominado mercado negro.

FUENTES DEL DERECHO MERCANTIL

LA LEY MERCANTIL.

La ley: Es el conjunto de principios normativos de derecho positivo que disciplinan la materia comercial.Se entiende por “Ley” toda norma jurídica de carácter general dictada y publicada por un órgano del Estado que tenga competencia para decretarla de acuerdo a la Constitución.La Ley Mercantil, es el conjunto de principios normativos, mediante el cual se regula la materia comercial. Está representada por:a. El Código de Comercio: Es la ley comercial por excelencia. Representa a la Ley por:- Las diversas relaciones que disciplina.- Los instrumentos de los que está dotado.- Ofrecer los criterios suficientes para determinar la naturaleza comercial de otras leyes.b. Leyes Especiales: Representa a la Ley porque:- Son complementarias del Código de Comercio.- Las disposiciones de igual naturaleza, se encuentran insertas en las normativas civiles, ya sea el Código Civil o cualquier otra ley especial, como:

- Naturaleza Comercial: Ley General de Bancos y otras Instituciones Financieras.

- Ley de Propiedad Industrial.

- Ley de Mercado de Capital.

- Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros.

Carácter Mercantil de la Ley:

El establecimiento de la naturaleza mercantil de una ley o de una norma puede resultar un proceso complejo, ya que la simple afirmación de que las leyes mercantiles son aquellas que regulan la materia mercantil es una tautología (una definición desde el mismo término que se desea definir).

Criterios de Delimitación de la Materia Mercantil:

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Es importante acotar que la materia mercantil, en nuestro ordenamiento jurídico, debe ser definida con auxilio de los criterios de delimitación suministrados por el Código de Comercio, relativos al comerciante (artículos 1 y 10) y a los actos de comercio (artículos 2, 3, 4, 5, 6, 7, 109, 1090 y 1092).

Tipos de Leyes Mercantiles:

Las leyes mercantiles pueden identificarse como leyes que regulan exclusivamente la materia mercantil y leyes que regulan principal y directamente, aunque no exclusivamente, materias mercantiles.

Leyes que regulan exclusivamente la materia mercantil: pertenecerían las leyes que contemplan relaciones que “no pueden ser más que mercantiles”, este tipo de leyes que rigen únicamente asuntos comerciales no pueden ampliar su aplicación a relaciones civiles, ni aún por analogía, como las leyes que disciplinan el ejercicio de ciertos actos de comercio:

- Las operaciones de banco y las de cambio (Ley General de Banco y otras Instituciones financieras).

- Las operaciones de bolsas (Ley de Mercado de Capitales).

- Los Seguros (Ley de Empresas de Seguros y Reaseguros).

Este tipo de leyes que rigen únicamente asuntos comerciales no pueden ampliar su aplicación o relaciones civiles, ni aún por analogía. Debe tenerse presente que la palabra ley debe utilizarse como equivalente de norma: una ley será considerada exclusivamente mercantil, en el sentido expuesto, si una o varias de sus disposiciones se refieren a una institución mercantil (letra de cambio, asuntos marítimos, etc.). Sin equivalente en el campo civil o si estatuye una regla especial para la forma mercantil de la institución. En este último supuesto estarían leyes como las siguientes:

a. La Ley de Almacenes Generales de Depósito;

b. La Ley de Ventas con Reserva de Dominio.

Leyes que rigen principal y directa, aunque no exclusivamente materias mercantiles: pertenecerían las reglas que sean especiales aplicaciones de principios más generales y que en materia civil tienen otras aplicaciones particulares. Al ser reputadas reglas comunes a lo civil y a lo mercantil, permitirían una aplicación analógica del campo comercial al civil. Entre esta clasificación se destaca:

Ley de Mensajes de Datos y Firmas Electrónicas.

Ley de Registro Público y del Notariado.

En general, el carácter mercantil de la ley posiblemente deriva del contenido y no solamente del nombre; así como de la naturaleza de las relaciones reguladas, cuya identificación mercantil será

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obtenida con el auxilio de los criterios de delimitación, que proporciona la principal ley mercantil: el Código de Comercio.

Tradicionalmente se consideró que la gran mayoría de las normas de las leyes mercantiles tenían carácter supletorio, por su condición de disposiciones dirigidas a regular relaciones entre particulares. Esta consideración es cada vez menos cierta, ya que la necesidad de proteger al consumidor y al público, en general, ha aumentado el énfasis de la intervención del Estado y el número de normas imperativas de las leyes mercantiles es cada día mayor, es decir, que la posibilidad de su derogatoria por convenios privados se ha reducido.

Además, es importante destacar que la ley mercantil es susceptible de extensión analógica, a menos que tenga un evidente carácter excepcional, lo cual no debe ser confundido con el carácter especial que se atribuye al ordenamiento mercantil.

LA COSTUMBRE MERCANTIL

Constituye la segunda fuente del derecho comercial y sirve para interpretar la voluntad de los contratantes o para suplir el silencio de la ley.

Se llama “costumbre” a aquella norma creada o impuesta directamente por la colectividad de un modo espontáneo a través del uso social sin las formalidades que son requisitos de las normas escritas.

Su importancia está dada por el origen del mismo. Es importante acotar que la costumbre en general es obligatoria, ya que una vez que cumple su proceso de formación que la lleva a observancia efectiva, no por mandato de una norma legal. Sin embargo, la doctrina Venezolana, ha venido considerando que la costumbre es también fuente de Derecho Mercantil, por expreso mandato del artículo 9 del Código de Comercio, el cual señala:

“Las costumbres mercantiles suplen el silencio de la ley, cuando los hechos que la constituyeron son uniformes, públicos, generalmente ejecutados en la República o en una determinada localidad y reiterados por un largo espacio de tiempo que apreciarán prudencialmente los Jueces de Comercio”

En la doctrina, se suele distinguir, prevalecientemente, aunque no unánimemente, entre usos o costumbres, términos que en Venezuela se emplean indistintamente. Y esto arroja como resultado

la costumbre

mercantil

Constituye la

segunda fuente

del derecho

comercial y

sirve para

interpretar la

voluntad de los

contratantes o

para suplir el

silencio de la

ley.

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que la doctrina mercantil distinga tres categorías de usos o costumbres: usos interpretativos, usos que integran una norma legislativa y la verdadera y propia costumbre mercantil.

RELACIÓN DEL DERECHO MERCANTIL CON OTRAS RAMAS DE LA CIENCIA

Con el derecho civil: El Derecho Mercantil tiene que tomar del derecho civil, en una forma continuada y permanente, los principios legales y doctrinarios contenidos en éste.

Con el derecho procesal: Tiene relación con el Derecho Mercantil, ya que muchos de sus principios, por razones de accesoriedad sistemática, se encuentran enlazados a los del derecho mercantil.

Con el derecho penal: El Derecho Mercantil se relaciona con el derecho penal, porque este derecho mediante su Código Penal, establece pena para todo aquel que cometa un delito en el ejercicio de determinadas actividades comerciales.

Con el derecho del trabajo: Las relaciones del Derecho Mercantil con el derecho del trabajo se manifiestan en la reglamentación que hace este derecho de los colaboradores y auxiliares para proteger sus intereses.

Con el derecho agrario: Las relaciones del Derecho Mercantil con el derecho agrario surgen fundamentalmente en su afán de distinguir la actividad agrícola de la comercial.

CONTENIDO DEL DERECHO MERCANTIL

Se definen como contenido del Derecho Mercantil:

Formas de estructurar la organización empresarial moderna: Esta parte recibe el nombre de derecho societario.

Estatuto jurídico Del empresario: Dado que el Derecho Mercantil se aplica al empresario, es de vital

El Derecho

Mercantil tiene

que tomar del

derecho civil, en

una forma

continuada y

permanente, los

principios

legales y

doctrinarios

contenidos en

éste.

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importancia que el propio derecho defina el término para dar el objetivo a su campo de aplicación. Como empresario se define a la persona que realiza actos de comercio, es necesario delimitar también este último término: actos de comercio son aquéllos que se realizan entre personas físicas o jurídicas para la obtención o con la finalidad de obtener lucro. Es decir, se denomina acto de comercio a la expresión de la voluntad humana con la finalidad de la obtención de lucro, para producir efectos jurídicos dentro del ámbito de la realidad.

Instrumentos jurídicos que se pueden utilizar para las operaciones comerciales: Sería la parte de derecho contractual contenido dentro del Derecho Mercantil.

ACTO DE COMERCIO

DEFINICIÓN.

Un acto de comercio es un concepto jurídico utilizado para deslindar el campo de actuación del Derecho Mercantil con respecto al Derecho Civil, como Derecho Común.

La idea que subyace es la necesidad de distinguir casos concretos, en la medida que los negocios jurídicos, contratos y obligaciones, poseen estatutos jurídicos diferenciados de Derecho Civil o de Derecho Mercantil. Es un sistema que supone la aplicación a éstos de la legislación civil en forma subsidiaria o por exclusión: si no se trata de un acto de comercio, se regirá por el Derecho civil. En algunos sistemas, un mismo acto puede ser comercial para una de las partes y civil para la otra, situación conceptualizada como actos mixtos o de doble carácter.

Conforme al Código de Comercio Venezolano, en su Artículo Nº 2, se entienden como actos de comercio, ya de parte de los contratantes, ya de parte de algunos solamente:

Se compone de los siguientes literales:

1.- La compra, arrendamiento o permuta de cosas muebles, hechas con ánimos de revenderlas.

2.- La compra o permuta de Deuda Pública u otros títulos de crédito que circulen en el comercio, hecha con el ánimo de revenderlos o permutarlos; y la reventa o permuta de los mismos títulos.

3.- La compra y la venta de sus establecimientos de comercios y de las acciones de las cuotas de una

Un acto de

comercio es un

concepto

jurídico

utilizado para

deslindar el

campo de

actuación del

Derecho

Mercantil con

respecto al

Derecho Civil,

como Derecho

Común.

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sociedad mercantil.

4.- La comisión y el mandato comercial.

5.- Las empresas de fábricas o construcciones.

6.- Las empresas de manufacturas, almacenes, bazares, tiendas, fondas, cafés y otros establecimientos similares.

7.- Las empresas para el aprovechamiento industrial de las fuerzas de la naturaleza, tales como las de producción y utilización de fuerza eléctrica.

8.- las empresas editoras, tipográficas, de librería, litográficas y fotográficas.

9.- El transporte de personas o cosas por tierra, ríos o canales navegables.

10.- El depósito, por causa de comercios; las empresas de provisiones o suministros, las agencias de negocios y las empresas de almonedas.

11.- Las empresas de espectáculos públicos.

12.- Los seguros terrestres, mutuos o la prima, contra las pérdidas y sobre las vías.

13.- Todo lo concerniente a las letras de cambio, aún entre los comerciantes; las remesas de dinero de una parte u otra, hechas en virtud de un contrato de cambio, y todo lo concerniente a pagarés a la orden entre comerciantes solamente, o por actos de comercio de parte del que suscribe el pagaré.

14.- Las operaciones de Banco y las de Cambio.

15.- Las operaciones de corretaje en materia mercantil.

16.- Las operaciones de la Bolsa.

17.- La construcción y carena, compra, venta, reventa y permuta de naves.

18.- La compra y la venta de herramientas, aparejos, vituallas, combustibles u otros objetos de armamento para la navegación.

19.- Las asociaciones de armadores y las expediciones, transporte, depósitos y consignaciones marítimas.

20.- Los fletamentos préstamos a la gruesa, seguro y demás contratos concernientes al comercio marítimo y a la navegación.

21.- Los hechos que producen obligaciones en los casos de averías, naufragios y salvamento.

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22.- Los contratos de personas para el servicio de las naves de comercio y las convenciones sobre salarios y estipendios de la tripulación.

23.- Los contratos entre los comerciantes y sus factores o dependientes.

Artículo 3: Se repuntan, además, actos de comercio, cualesquiera otros contratos y cualesquiera otras obligaciones de los comerciantes, si no resulta del acto mismo, o si tales contratos y obligaciones son de naturaleza esencialmente civil.

Artículo 4: Los simples trabajos manuales de los artesanos y obreros, ejecutados individualmente, ya sea por cuenta propia o en servicio de algunas empresas o establecimientos enumerados en el Art. 2, no constituyen actos de comercio.

Artículo 5: No son actos de comercio la compra de frutos, de mercancía u otro efecto para el uso o consumo del adquiriente o de sus familias, ni la reventa que se haga de ello. Tampoco es acto de comercio la venta que el propietario, el labrador o el criador, hagan de los productos del fundo que explotan.

Artículo 6: Los seguros de cosas que no son objeto o establecimiento de comercio y los seguros de vida son actos mercantiles por parte del asegurador solamente. La cuenta corriente y el cheque no son actos de comercio por parte de las personas no comerciantes, a menos que procedan de causas mercantiles.

Artículo 7: La Nación, los Estados, el Distrito Federal, los Distritos y los Municipios no pueden asumir la cualidad de comerciantes, pero pueden ejecutar actos de comercio, y en cuanto a estos quedan sujetos a las leyes mercantiles.

Artículo 8: En los casos que no estén especialmente resueltos por este código, se aplicarán del Código Civil.

Artículo 9: Las costumbres mercantiles suplen el silencio de la Ley cuando los hechos que las constituyen son uniformes, públicos, generalmente ejecutados en la República o en una determinada localidad y reiterados por un largo espacio de tiempo que preciarían prudentemente los Jueces de Comercio.

CLASIFICACIÓN DEL ACTO DE COMERCIO

El sistema venezolano de actos de comercio fue incorporado por el legislador del 15 de febrero de 1862, tomándolo del Código de comercio francés. El acto de comercio objetivo fue ubicado en el Libro Quinto (de la administración judicial en materias de comercio), Titulo I (De los Tribunales de comercio), Ley IV (De la competencia de los tribunales de comercio), articulo 1º., con el propósito de delimitar la competencia de los tribunales de comercio. En el artículo 2º. Fueron colocados los actos subjetivos de comercio, a los cuales se identificó como “las obligaciones y contratos entre comerciantes, mientras no se pruebe que tienen un objeto ajeno del comercio”. A partir de 1873 la enumeración de actos fue trasladada a los títulos preliminares del Código, en donde ha permanecido desde entonces. El elenco de actos objetivos se amplió sensiblemente en esa oportunidad (artículo 3º.). El Código de Comercio de 1904 trasladó la materia al artículo 2o. e incorporó algunos actos objetivos más. Por último, el Código de Comercio de 1919, hizo ajustes de redacción en los ordinales 1º y 2º y en el numeral 19 del artículo 2º.

La realización profesional de las actividades consideradas actos objetivos de comercio (artículo 2º) convierte en comerciante a quien los ejecuta (artículo 10). Por otra parte, se presume (presunción iuris tantum), que son actos de comercio cualesquiera otros contratos o cualesquiera otras obligaciones de los comerciantes, a menos que resulte lo contrario del acto mismo o que el acto sea de naturaleza esencialmente civil (artículo 3º). El régimen venezolano se basa en las categorías de acto de comercio y de comerciante, por lo cual pertenece al sistema mixto. Este sistema, si bien ha existido en el país desde la primera codificación, sustituyó al sistema subjetivo que existió mientras estuvieron en vigencia las Ordenanzas de Bilbao.

Generalmente se considera imposible formular un concepto de acto de comercio, porque la disposición que los consagra es amplísima y comprende organizaciones (empresas), contratos, negocios, operaciones complejas, hechos ilícitos y situaciones de hecho. Por la diversidad del contenido de la materia, se adelantan nociones muy amplias que tratan de abarcar lógicamente, todo el espectro del campo que se pretende delimitar. Martínez Val, en España, afirma, por ejemplo, “que los actos de comercio pueden ser definidos como aquellos hechos que producen efecto en el ámbito

El régimen

venezolano se

basa en las

categorías de

acto de

comercio y de

comerciante,

por lo cual

pertenece al

sistema mixto.

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jurídico-mercantil, comprendiéndose tanto los que dependen de la voluntad de los hombres (actos propiamente dichos), como también aquellos acontecimientos independientes de la voluntad humana que tienen realidad en el mundo exterior, pero que de alguna manera producen tales efectos (Ej.: un náufrago)”.

La afirmación de César Vivante según la cual cuando el legislador habla de actos de comercio usa esta frase como si un hombre de negocios dijese operaciones o negocios comerciales, es decir, como actividades mercantiles capaces de generar obligaciones comerciales y es básicamente correcta, pero incompleta, porque hay actos de comercio que no son operaciones o negocios ni en el sentido más amplio de la palabra.

En forma similar se expresa Rocco, al considerar que los actos de comercio ni son actos jurídicos ni son relaciones jurídicas, sino formas de actividad social y relaciones sociales. Por tener en cuenta el legislador la actividad comercial y no el acto jurídico, las operaciones identificadas como actos de comercio deben interpretarse en su unidad comercial y no en su sentido limitado de orden jurídico. Ejemplifica Vivante así su concepto: la frase empresas de transporte, no comprende solamente los contratos de transporte, sino también todas las actividades accesorias; la compra mercantil incluye también aquella que se haga sobre materia que se transforma para venderla posteriormente y todos los actos accesorios correspondientes; las letras de cambio que, como acto de comercio, incluyen el protesto, la resaca, los negocios de descuento y redescuento. Esta interpretación de Vivante se fundamenta, por lo demás, en el principio lógico accesorium sequitur principale, cuya importancia en esta materia fue puesta de manifiesto por Bolaffio.

Roberto Goldschmidt reafirma la falta de correspondencia entre las nociones económicas y jurídicas con relación al acto de comercio así:

“El concepto de acto de comercio no se identifica con el del acto jurídico sino que señala la actividad económica simple o compleja que se exterioriza en hechos y operaciones. Un acto de comercio puede componerse de varios actos jurídicos entre los cuales existe una vinculación desde el ángulo social y económico”

Hugo Mármol Marquis coincide en la apreciación de cuál ha sido la intención del legislador al usar la denominación “acto de comercio”, afirmando que lo ha hecho con un sentido totalmente práctico: “no se refiere a actos jurídicos con significación comercial”, actos aislados, perfectamente definidos que tengan un contenido mercantil, sino a todo un conglomerado de operaciones, actividades y situaciones que están englobados dentro de un concepto general. Por ejemplo, cuando considera acto de comercio “la compra con ánimo de reventa” (artículo 2 ordinal 1) está atribuyendo el carácter

"El concepto de

acto de

comercio no se

identifica con el

del acto

jurídico sino

que señala la

actividad

económica

simple o

compleja que se

exterioriza en

hechos y

operaciones". R.

Goldschdmidt

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mercantil no sólo a la compra propiamente dicha, sino también a todas las otras operaciones que hayan tenido que ver con ella: la selección de la mercancía a comprarse, la discusión sobre el precio, lugar en donde tendrá lugar la reventa, la búsqueda del nuevo comprador. El pago del precio. O cuando habla de acto de comercio, el “espectáculo público” (artículo 2 ordinal 11), no sólo está calificado de comercial la actuación del artista ante el público sino también la organización y promoción del evento, la venta de entradas, el acondicionamiento del local, la contratación de servicios auxiliares de iluminación, utilería y atención al público y en general, de todas las actividades preparatorias del espectáculo y de todas las que fueron necesarias después, como una consecuencia del mismo. Esta intención generalizadora es evidente en dos supuestos (ordinal 13 “todo lo concerniente a letras de cambio y todo lo concerniente a pagarés”), pero existe en la totalidad de los ordinales y así debe entenderlo el intérprete”

En Venezuela se ha planteado la cuestión de saber si la enumeración realizada por el artículo 2 del Código de Comercio es una enumeración taxativa o enunciativa, al igual de lo que ha ocurrido en los países que utilizan el mismo sistema. Siendo los actos de comercio una categoría destinada a delimitar la materia a la cual se contraen las leyes y a establecer el procedimiento aplicable a las controversias que de ellos se deriven, la enumeración debería, a primera vista, considerarse taxativa, según Vivante. Es la interpretación realizada en Bélgica, Alemania y Francia, aún cuando hay autores antiguos (Lyon Caen y Renault, Boistel) y autores más modernos (Ripert-Roblot) que discrepan de la tendencia dominante.

Sin embargo, la doctrina, en forma mayoritaria, ha favorecido la tesis del carácter enunciativo o demostrativo de la enumeración del artículo 2 del Código de Comercio, por las siguientes razones:

1. Las Leyes mercantiles que determinan los actos de comercio no son ni leyes penales, ni leyes de excepción, ni leyes que restrinjan el libre ejercicio de los derechos, por lo cual son susceptibles de interpretación por analogía (Vivante)

2. En general, por analogía pueden ampliarse los preceptos que determinan actividades de las que se derivan relaciones regidas por el Derecho Mercantil; únicamente en algunos casos, y por virtud de la especial naturaleza de una disposición o de un precepto, podrá negarse la extensión íntegra del mismo a casos análogos no previstos, como ocurre, por ejemplo, con las presunciones (Rocco)

3. Como consecuencia del sentido amplio que utiliza el legislador para identificar al acto de comercio (identificación generalizadora), hay que concluir que la enumeración es ejemplificadora; ordinales 6, 7, 18 y 20 del artículo 2 (Mármol Marquis).

4. Las exclusiones de comerciabilidad de los artículos 4 y 5 del Código de Comercio demuestran que la enumeración del artículo 2 no es taxativa. Si lo fuera, ningún acto excluido podría ser considerado mercantil y, en consecuencia, serían inútiles los artículos 4 y 5 (Mármol Marquis)

5. El código regula como comerciales varios contratos no previamente calificados de actos de comercio: cesión (artículo 150), cartas de crédito (artículo 496 y siguientes) y fianza (artículos 544 y Siguientes). Mármol Marquis.

La doctrina Venezolana favorece el punto de vista de la naturaleza enunciativa de la enumeración del artículo 2 del Código de Comercio. En este sentido, se pronuncian Néstor Luis Pérez, Carlos Morales, Pedro Pineda León, Roberto Goldschmidt, Enrique Pérez Olivares y Hugo Mármol Marquis, a excepción de Leopoldo Borjas que se aparta, aparentemente de esta corriente y afirma rotundamente, que la enumeración del artículo 2 es taxativa, que “fuera de esos actos no hay actos de comercio”, para admitir que lo que puede hacer con los ordinales del artículo 2 es aplicar el método Lógico-Extensivo. Razona así Borjas “el concepto de acto de comercio particular, o el general, si es que podemos dar tal concepto, puede ser extendido, como cualquier otro pensamiento expresado en palabras, a cualesquiera otros actos que tengan los caracteres generitos y diferentes del pensamiento de la voluntas legis, expresado en el concepto; pero se entiende que en este caso estamos aplicando el método de la interpretación lógico extensivo y no el analógico, como pretende la doctrina criticada. La idea de Borjas parece ser, en cierto modo, compartida por Mármol Marquis, quien concluye afirmando que los actos de comercio objetivos, en el Código Venezolano, son taxativos en cuanto a su enumeración, pero explicativos respecto a su contenido. Como puede verse, la consecuencia de las posiciones de Borjas y de Mármol es el mismo de la tesis que aboga, simplemente, por la aplicación analógica de los ordinales del artículo 2 del Código de Comercio a situaciones similares; hay otros actos de comercio, distintos a los expresados enumerados en el código.

La doctrina considera que la enumeración es de orden público, en el sentido de que las partes no pueden atribuir a los actos un carácter distinto al que le asignan los preceptos legales. En efecto, el

La doctrina

Venezolana

favorece el

punto de vista

de la

naturaleza

enunciativa de

la enumeración

del artículo 2

del Código de

Comercio.

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principio de la autonomía de la voluntad no rige respecto de la determinación del carácter comercial o civil de los actos. Fernández Gómez Leo.

Clasificación de los actos de comercio:

Los actos de comercio se clasifican en: (Latu Sensu)

Actos de Comercio:

- Objetivos: Absolutos, Relativos

- Subjetivos

-Unilaterales o Mixtos

ACTOS DE COMERCIO EN SENTIDO ABSOLUTO:

Son aquellos cuya naturaleza comercial está implícita al acto mismo. Su comerciabilidad se destaca atendiendo a la naturaleza intrínsecamente comercial del acto en sí.

En este sentido, actos de comercio en sentido absoluto, son: la compra y la venta de un establecimiento comercial y de las acciones o de las cuotas de una sociedad mercantil; la creación de empresas para la realización de actividades comerciales; los actos relacionados con los instrumentos cambiarios, salvo las excepciones legales; las operaciones de banco y las de cambio; las operaciones de bolsa, las actividades con la navegación, etc.

En este sentido tenemos:

a) La compra y la venta de un establecimiento de comercio y la de las acciones o de las cuotas de una sociedad mercantil: Establecimiento de comercio es sinónimo de fondo de comercio, y constituye el conjunto de bienes materiales e inmateriales organizados por el comerciante para el ejercicio de su actividad mercantil. Y el acto de compra o de venta de un establecimiento de comercio expreso, por la

ACTOS DE

COMERCIO EN

SENTIDO

ABSOLUTO

Son aquellos

cuya

naturaleza

comercial está

implícita al

acto mismo. Su

comerciabilidad

se destaca

atendiendo a la

naturaleza

intrínsecamente

comercial del

acto en sí.

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materia comercial que integra el acto. Es una cosa comercial mediante la cual se explota una determinada actividad comercial y, por lo tanto, el negocio que sobre él se realice, tiene que ser comercial. No puede ser de otra índole. Igual naturaleza debe tener si a cambio de celebrarse una venta, se realiza un arrendamiento, pues el objeto de dicho contrato lo constituye una cosa de naturaleza estrictamente comercial. La venta o la compra de acciones o de cuotas de una sociedad mercantil, no civil, es un acto de comercio por cuanto dichos títulos o derechos, integran el patrimonio de una persona jurídico comercial (sociedad), y mal puede originarse de un negocio de una cosa comercial, otro que no lo siga siendo.

b) La creación de empresas para la ejecución de actividades comerciales: la empresa es un organismo económico idóneo para explotar una actividad comercial, integradas por personas y cosas, predispuestas todas ellas en un orden tal, que permiten obtener el propósito económico preconcebido. Esa conjunción de personas y de cosas, hacen surgir la idea de un orden dirigido por una persona a quien se le denomina empresario, que situado en un plan de colaboración ejercita a través de la misma, una actividad comercial demarcada por la intermediación, circulación de bienes o servicios a los fines de obtener un lucro, una ganancia o un beneficio. El acto de comercio ejecutado en virtud de la empresa radica en la predisposición concebida para su constitución y no propiamente en la actividad económica que la empresa desarrolla. Así, cuando se produce esa conjunción de personas y de cosas, se está en presencia de un acto de comercio, sin necesidad de distinguir concretamente la actividad particular que se ejercerá a través de ella. Y eso es así, porque ese organismo económico no se logra crear si antes no ha sido causa o efecto de otros actos de naturaleza comercial. No se logra constituir una empresa, sino se contrata, se compra, se construye, y todos esos actos que de por sí son comerciales (presunción), son orientados hacia una sola finalidad: la creación de un organismo, el cual una vez constituido, no puede tener otra naturaleza que los actos que precedieron a su constitución. El organismo creado como resultado de ese compendio operacional, tiene que configurar en sí un acto de comercio, independientemente del sujeto que dirigió su formación e internamente, se producirá dentro de su fase constitutiva y luego durante su proceso constitutivo, los principios calificadores, del acto de comercio, o sea, la producción, interposición, circulación y especulación, ya estudiados en páginas anteriores.

En este orden de ideas, constituyen acto de comercio, las siguientes empresas: las fábricas o de construcciones (ordinal 5), las empresas de manufacturas, almacenes, bazares, tiendas, fondas, cafés y otros establecimientos semejantes (ordinal 6), las empresas creadas para el aprovechamiento industrial de las fuerzas de la naturaleza, tales como las de producción y utilización de fuerza eléctrica (n. 7); las empresas editoras, tipográficas, de librerías, litográficas y fotográficas (n. 8), mediante las cuales el editor realiza un acto de comercio en el momento que se convierte en intermediario entre el

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autor público, la tipografía, cuya actividad consiste en imprimir una obra determinada; y la librería, que presupone la organización sistemática de la venta y difusión de obras y no la compra y venta de libros, pues en este caso, lo que existe es un simple establecimiento comercial y no propiamente una empresa de librería; las empresas de provisiones o suministros, las agencias de negocios y las empresas de almoneda (n. 10); entendiéndose por empresa de suministro a aquella que se obliga a hacer prestaciones sucesivas o periódicas en época convenida, ya en propiedad o el uso de una cosa, o prestaciones de servicios mediante un precio preestablecido en el contrato, siendo el contrato, la convención mediante la cual, el que suministra se obliga a entregar al suministrado a cambio de un precio establecido, mediante prestaciones sucesivas, una cosa o un servicio. Pero se debe advertir, que el contrato de suministro propiamente dicho se puede celebrar también con una persona natural o jurídica no constituida en empresa, ya que la existencia de la empresa, no es condición indispensable para su existencia.

Las agencias de negocios, son aquellas oficinas que se ocupan especialmente en contribuir a la formación y celebración de contratos de diversas clases: venta, arrendamiento, viajes, colocación de empleados, de artistas, turismo, etc., obteniendo por dichas gestiones, una remuneración.

Al analizar el término que emplea sobre este particular el legislador y al compararlo con el que emplean otras legislaciones, por ejemplo, la italiana, se observa que el nuestro habla de agencias de negocios, mientras que la italiana, usa el termino de empresas de negocios. Esto induce a pensar que, entre nosotros, no se requiere que las agencias de negocios sean empresas de verdad. Sin embargo, si se toma en consideración, que su concepción está en el mismo numeral en que se hace referencia a otras empresas, se debe concluir que una agencia de negocios puede ser explotada mediante una empresa o mediante un simple centro intermediario de contratación, constituyéndose en ambos casos, actos de comercio.

Las empresas de almoneda, son aquellas que venden en actos públicos, al mejor postor, bienes de toda especie, las cuales están presididas por personas denominadas venduteros, con el cual el comitente o dueño de la mercancía celebra el contrato de venta de dicha mercancía.

Las empresas de espectáculos públicos (n. 11) constituyen una organización que tiene por objeto presentar en público una obra o actividad, lo cual constituye en sí un acto de comercio y, por lo tanto, la simple presentación personal en público de un artista o de una obra, no es un acto de comercio, ya que el artista en sí, no es un comerciante.

Los seguros terrestres, mutuos o a prima, contra la pérdida y sobre la vida (n. 12), constituyen acto de comercio en todo momento, para el asegurador (artículo 6 C. Com.), y aún cuando el numeral no se refiera expresamente a las empresas, esta deficiencia la suple la ley de Empresas de Seguros y Reaseguros, en la cual se señala el procedimiento a cumplirse para su legal constitución.

A título ilustrativo, y a propósito de la contratación de seguros, se señala que el contrato de seguro es

Las agencias de

negocios, son

aquellas

oficinas que se

ocupan

especialmente en

contribuir a la

formación y

celebración de

contratos de

diversas clases:

venta,

arrendamiento,

viajes,

colocación de

empleados, de

artistas,

turismo, etc.,

obteniendo por

dichas gestiones,

una

remuneración.

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aquel por el cual una parte se obliga, mediante el pago de una prima, a indemnizar las pérdidas o los perjuicios que puedan sobrevenir a la otra parte en casos fortuitos o de fuerza mayor, o bien pagar una determinada suma de dinero, según su duración o las eventualidades de la vida o de la libertad de una persona (artículo 548 C. Com.)

El carácter comercial de contrato de seguro, radica fundamentalmente en la especulación que realiza la empresa aseguradora con la prima que se obliga a pagar al asegurado, la cual es calculada con fundamento científico, determinado por la ley de los grandes números, la regla proporcional y el cálculo de las probabilidades.

De tal manera que, de acuerdo al vigente ordenamiento jurídico, en el área de los seguros se deben distinguir dos aspectos sobre su comerciabilidad: a) la creación de las empresas de seguros, disciplinarias por la ley de Empresas de Seguros y Reaseguros, y b) el contrato de seguro en sí, que es comercial en todo momento para la empresa aseguradora, no así para el asegurado, ya que cuando se trata de seguros de cosas que no son objetos de establecimientos de comercio y de los seguros de vida, son actos mercantiles por parte del asegurador solamente (artículo 6 del C. Com.)

c). Lo relacionado con los instrumentos cambiarios, salvo algunas excepciones legales.

La creación de un instrumento cambiario constituye de por sí un acto de comercio, ya que en virtud de su creación se realiza y se facilita, al mismo tiempo, el cambio, lo cual conduce automáticamente a la circulación de la riqueza representada en el derecho que se le ha incorporado, originándose finalmente una especulación. Dentro de los instrumentos cambiarios se señalan fundamentalmente, la letra de cambio, el cheque y el pagaré.

La letra de cambio es un título de crédito formal y completo que contiene la promesa incondicionada y abstracta de hacer pagar a su vencimiento al tomador o a su orden una suma de dinero en un lugar determinado, vinculando solidariamente a todos los que en ella intervienen.

El cheque, es un título librado a la vista y sobre una cuenta corriente abierta en un instituto bancario que ha autorizado expresa o tácitamente en su emisión.

El pagaré es un título que contiene la promesa de pagar a una persona, o a su orden, sin contraprestación, cierta cantidad de dinero, a su vencimiento en el fijado, o a su presentación.

A pesar de la comerciabilidad señalada, el aparte único del artículo 6 del Código de Comercio, establece que el cheque no es acto de comercio por parte de las personas no comerciantes, a menos que procedan de una causa comercial.

Sin embargo, esta norma es objeto de algunas consideraciones, que pueden desvirtuar su vigencia práctica.

En efecto, es principio general en materia comercial, que tanto la letra de cambio, el cheque y el pagaré a la orden, son instrumentos cambiarios de naturaleza estrictamente comercial, por lo tanto, están regidos por la ley mercantil. Este principio parece que tuviera una excepción, consistente en que el cheque no es acto de comercio por parte de las personas no comerciantes. Sin embargo, a nuestro entender, el legislador sufre en este caso, una contradicción pues, si para los otros instrumentos cambiarios, se califican expresamente comerciales, independientemente de los sujetos que en ellos intervienen, tal calificación se debe mantener también para los cheques pues son tan comerciales, los unos como los otros. Y esta excepción puede conducir a otra contradicción, y es el caso de que la emisión de un cheque se realice entre personas no comerciantes. En este caso y a tenor de la norma citada, el acto celebrado es civil y, por lo tanto, en lo relacionado con el cheque tendríamos que utilizar la vía Civil y no la Mercantil, y esto no puede ser.

Por estas razones, creemos que tal disposición debe desaparecer de nuestro ordenamiento jurídico, pues además de tener contradicciones doctrinarias, no tienen vigencia práctica.

d). Las operaciones de Banco y las de cambio:

El Banco es un instituto constituido a través de una Compañía Anónima y en el cual se realizan operaciones comerciales originadas por el dinero y los títulos que lo representan.

La institución Bancaria constituye en sí una empresa, cuya determinación económica hace siempre presumir la realización de un acto de comercio, mediante los bienes que tiene a su alcance que le permitan realizar su especulación, o sea, el lucro que obtienen de la actividad crediticia que lleva a cabo con un dinero que es propio y ajeno, y que al ponerlo en circulación, obtiene la ganancia o el beneficio calculado.

El Banco es un

instituto

constituido a

través de una

Compañía

Anónima y en el

cual se realizan

operaciones

comerciales

originadas por

el dinero y los

títulos que lo

representan.

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Las operaciones de cambio, por su parte, son las que realizan las casas de cambio, con billetes extranjeros y cheques viajeros; operación de la cual se deriva un beneficio como contraprestación entre los valores recibidos y los entregados.

e) Las operaciones de bolsa:

Son bolsas de comercio, los establecimientos públicos autorizados por las cámaras de comercio de la plaza respectiva, en los cuales se reúnen de ordinario los comerciantes y los agentes intermediarios del comercio para concertar y cumplir las operaciones mercantiles que designen su reglamento (artículo 49 del Código de Comercio). Y las operaciones de bolsa, son todas aquellas que se realizan dentro de la misma de acuerdo con la ley y su reglamento.

La bolsa de comercio, es producto de la mentalidad del comerciante, en la cual se realizan las más variadas operaciones con los títulos admitidos a cotización, y en consecuencia, se celebran contratos en mercado firme, y a prima, produciéndose en todos ellos, la interposición en el cambio, materializándose así un acto de comercio.

F) Los actos relacionados con la navegación:

1. La construcción y carena, compra, venta, reventa y permuta de naves.

2. La compra y la venta de herramientas, aparejos virtuales, combustibles u otros objetos de armamento para la navegación.

3. Las asociaciones de armadores y las de expediciones, transporte, depósitos y consignaciones marítimas.

4. Los fletamentos, préstamos a la gruesa, seguros y demás contratos concernientes al comercio y a la navegación

5. Los hechos que producen obligaciones en los casos de averías, naufragios y salvamento.

6. Los contratos de personas para el servicio de las naves de comercio y las convenciones sobre salarios y estipendios de la tripulación.

Jurídicamente, nave es toda construcción flotante y movible, destinada a transportar por agua marítima interna o por aire, personas o cosas.

El Código de Comercio en su artículo 612, establece: “Se considera nave, para los efectos de este libro, todo buque destinado a traficar por mar, de un puerto a otro del país o extranjero. Bajo la palabra nave se comprenden, además del casco y quilla del buque, los aparejos correspondientes a él. El nombre aparejo designa los palos, botes, anclas, cables, jarcias, velamen, mástiles, verjas y todos los

Jurídicamente,

nave es toda

construcción

flotante y

movible,

destinada a

transportar por

agua marítima

interna o por

aire, personas o

cosas.

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demás objetos fijos y sueltos que sin formar parte del cuerpo de la nave, son indispensables para su servicio, maniobra y navegación. No se comprende en él, el armamento que no sea de uso habitual de la nave, ni las vituallas ni pertrechos”.

La ley de Navegación por su parte, en su artículo 90 establece: “que para los efectos de esta ley, el término buque o nave comprenden todas las embarcaciones que tengan medios fijos de propulsión y estén destinados al tráfico por las aguas territoriales o interiores o por mar libre, entre puertos nacionales o del extranjero o entre éstos y aquellos”

Y finalmente, la Ley de Aviación Civil, en su artículo 17, establece: “se consideran aeronaves, a los efectos de esta ley, todos los vehículos capaces de elevarse, sostenerse y transitar en el aire, destinados al transporte de personas y cosas, a exhibiciones, propaganda, turismo, instrucción, o a otros fines comerciales, agrícolas, sanitarios o científicos”

Conforme a estos tres conceptos, la navegación comprende tanto la que se realiza por río, lago, mar y aire y, por lo tanto, su comerciabilidad se destaca, porque al lado de que tradicionalmente así se ha considerado, se producen los actos de interposición en el cambio de bienes o de servicios. Así, cuando se compra una nave, se le fleta, se asocian los armadores, se destaca en dichos actos, el sentido comercial de los mismos, pues a través de ellos, se realiza una interposición en el cambio de bienes o de servicio; de bienes cuando el propietario de la nave o su capitán utiliza la nave para vender determinadas cosas; de servicios, cuando la nave sirve de vehículo para transportar pasajeros.

ACTOS DE COMERCIO EN SENTIDO RELATIVO

Dentro de este grupo de actos se distinguen las siguientes categorías:

a) Actos de comercio atendiendo a la intención de las partes.

b) Actos de comercio en atención a la causa que los determina

c) Actos de comercio atendiendo al sujeto que le imprime el carácter comercial.

a) Actos de comercio atendiendo a la intención de las partes:

Dentro de esa categoría se consideran los actos señalados en los numerales 1 y 2 del artículo 2 del Código de Comercio, es decir, la compra, permuta o arrendamiento de cosas muebles, hechas con ánimo de revenderlas, permutarlas, arrendarlas o sub.-arrendarlas en la misma forma o en otra distinta; y la reventa, permuta o arrendamiento de estas mismas cosas; y la compra o permuta de los títulos de la deuda pública u otros títulos de crédito que circulen en el comercio, hecha con el ánimo de revenderlos o permutarlos; y la reventa o permuta de los mismos títulos. Tradicionalmente se ha sostenido que el comercio se ejerce fundamentalmente con cosas muebles, y particularmente, mediante la compra y venta de estas dos clases de cosas. Erigiéndose de esta manera, el negocio típicamente comercial y en la cual es objetivada en forma más determinante la interposición en el cambio. Sin embargo, al respecto conviene advertir, que la venta en sí de cosas muebles, no constituye ningún acto de comercio, si no va acompañado con algo subjetivo y particular que es la intención de uno de los contratantes de la reventa que precede dicha intención al negocio propiamente dicho. Es entonces la facultad anímica del sujeto o sujetos contratantes, el elemento determinante de la comercialidad de la venta.

Por lo que la venta de cosas muebles hecha sin ánimo de revenderla, no es una venta comercial y, por lo tanto, no es acto de comercio. ¿Y por qué de ese ánimo para facilitar el acto comercial? Porque es el que determina la predisposición de obtener a través de la reventa, la ganancia o el beneficio acumulado, como consecuencia de la interposición que se produce en el cambio de dichos bienes, y que contribuye de esa manera a la circulación de la riqueza.

Sin embargo, dentro de las diversas manifestaciones de la actividad comercial, este principio sufre algunas excepciones, determinado fundamentalmente por situaciones también particulares. En este sentido, existen ciertos momentos en los cuales se celebran ventas comerciales, pero no se tipifica ninguna especulación. A título enunciativo, se indican los siguientes casos:

1. Las ventas hechas por su coste con fines promociónales, o con la intención de hacerse rápidamente de clientela.

2. Las ventas que se hacen durante un estado de atraso o quiebra, en el cual se venden las mercancías,

la venta de

cosas muebles

hecha sin ánimo

de revenderla,

no es una venta

comercial y, por

lo tanto, no es

acto de

comercio.

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muchas veces por debajo de su precio de adquisición.

3. Las ventas de mercancías que el Estado lleva a cabo directamente para atenuar los efectos de una crisis.

En todos estos casos, ciertamente se tipifica un acto de comercio, porque dichas mercancías se venden porque hubo ese propósito inicial en el momento de su adquisición, y si en verdad no se obtiene una ganancia o un beneficio es por casos excepcionales, pero si se mantiene en dichas ventas el principio de la circulación de la riqueza como consecuencia de la interposición en el cambio. Al lado de la venta comercial de cosas muebles, existe también la venta comercial de bienes inmuebles, la cual no está expresamente prevista en el numeral a que se contrae el presente comentario, pero sí implícitamente en el contenido general del código de comercio. La comerciabilidad de los bienes inmuebles, ha sido objeto de discusión en nuestra doctrina, no así en la reciente jurisprudencia. Sin temor a equivocarnos, se puede afirmar que en nuestro ordenamiento jurídico es perfectamente admisible que los bienes inmuebles puedan ser objeto de actos de comercio. Esta afirmación se fundamenta en las siguientes razones:

1. El Código de Comercio, permite que los menores emancipados autorizados para comerciar, puedan vender o enajenar sus bienes inmuebles (Art. 11).

2. Tal enajenación es válida siempre y cuando esté vinculado con el comercio que ejerce el menor, ya que, de otra manera, se debe seguir el procedimiento señalado en el Código Civil en su artículo 267 para que pueda proceder a dicha enajenación.

3. Si se permite la enajenación de los bienes inmuebles en el caso antes señalado, es porque virtualmente el Código admite que ellos puedan ser objeto de un acto de comercio.

4. El Código de Comercio en ningún momento prohíbe expresamente la enajenación de los inmuebles a título comercial, y por lo tanto, al no prohibirlo, lo está admitiendo, pues es por todos conocido que las prohibiciones son expresas.

5. Cuando los principios señalados para determinar la existencia de un acto de comercio se dan en una venta que tiene por objeto un bien inmueble, el calificativo de dicha venta tiene que ser necesariamente comercial y no civil.

6. La práctica comercial, cada día vincula más y más a los inmuebles al tráfico mercantil; práctica que se observa fundamentalmente en las actividades bancarias e inmobiliarias en general.

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Por estas razones pues, a nuestro entender, la comerciabilidad de los bienes inmuebles es perfectamente procedente entre nosotros y así debe quedar establecida definitivamente en nuestro ordenamiento jurídico.

Con respecto a los títulos de la deuda pública, los cuales son los emitidos por el Estado conforme a la ley de crédito público, constituyen en sí, títulos de crédito, que doctrinariamente se considera un documento que contiene una declaración, la cual puede ser de diverso contenido, pero que cumple contemporáneamente una doble función:

La de constituir un medio necesario y suficiente para el ejercicio del derecho en él incorporado.

La de ser un medio técnico de circulación del derecho en él mencionado.

Luego, las operaciones o negocios que se realicen precedidos del ánimo de revender, permutar, dichos títulos, constituyen un acto de comercio.

De tal manera, que lo importante a destacar en el estudio de estos dos numerales, es el aspecto intencional, que ha procedido al acto de venta, para saber ciertamente si dicho acto es o no de comercio. De allí entonces, que son actos de comercio la enajenación de cosas muebles e inmuebles como también la enajenación de los títulos de la deuda pública, hechas con la intención de revenderlos, permutarlos o arrendarlos. Si no existe y, por lo tanto, si no se puede probar ese grado intencional, no se pueden calificar dichos negocios de comerciales, sino de civiles.

a) Actos de comercio en atención a la causa que los determina:

En esta categoría se ubican:

La comisión y el mandato comercial (n. 8)

El depósito, por causa de comercio (n. 10)

Las operaciones de corretaje en materia mercantil (n. 15)

Se atiende a la causa para luego calificar si dichos actos son o no comerciales, porque los mismos pueden celebrarse tanto en el campo civil como en el mercantil. Solo mediante el análisis de su respectiva causa, se podrá determinar si el acto celebrado es civil o mercantil.

Así, la comisión y el mandato son actos de comercio, cuando se celebran para ejecutar una actividad comercial, independientemente de la condición jurídica de los sujetos que intervengan en su formación.

La comisión es un contrato, mediante el cual el comisionista a cambio de una remuneración, ejecuta

son actos de

comercio la

enajenación de

cosas muebles e

inmuebles como

también la

enajenación de

los títulos de la

deuda pública,

hechas con la

intención de

revenderlos,

permutarlos o

arrendarlos.

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en nombre propio pero por cuenta de otro (comitente) una actividad comercial determinada.

El mandato es el contrato por el cual una persona se obliga gratuitamente, o mediante salario, a ejecutar uno o más negocios por cuenta de otra que la ha encargado de ello (artículo 1684 C. C.), o bien, es el contrato en virtud del cual una persona denominada mandatario se obliga a realizar un negocio comercial en nombre y representación de otra, denominada mandante, quien queda obligada dentro de los términos establecidos en el contrato celebrado por su mandatario.

La diferencia entre el contrato de comisión y el de mandato radica fundamentalmente en que el comisionista se obliga personalmente, en nombre propio, pero por cuenta de otra (comitente), por su parte el mandatario, no se obliga personalmente sino que obliga al mandante.

Como consecuencia de la ejecución de dichos contratos, tradicionalmente se sostiene que el comisionista es un comerciante, mientras que el mandatario no lo es, ya que el primero se obliga en nombre propio, mientras que el segundo obliga a su mandante.

Sin embargo, con respecto a esta apreciación es conveniente señalar el siguiente planteamiento: ¿Es o no comerciante el mandatario que hace del mandato su profesión habitual?

Para responder a este interrogante, conviene distinguir dos facetas en la actuación del mandatario: a) la ejecución del mandato. b) su comportamiento de servir profesionalmente de mandatario comercial.

En el primer particular no parece que tenga mayor relevancia, para poder calificar con elementos de juicio, al mandatario de comerciante, ya que su comportamiento se limita solamente a ejecutar un contrato, resultando de esa gestión el mandante, la persona directamente responsable por el contrato que en su propio nombre y representación ejecutó el mandatario.

Pero en el segundo aspecto del problema, la situación cambia totalmente, ya que la ejecución aislada de un determinado acto, no es suficiente para calificar a ningún sujeto comerciante; de tal manera que cuando una persona natural o jurídica tiene la predisposición para comportarse como mandatario a título permanente, recibiendo por sus servicios prestados una determinada remuneración, este sujeto debe ser considerado comerciante, en virtud de que hace del mandato comercial su profesión habitual, obligándose personalmente, pero no por la ejecución del contrato que pactó con terceras personas, sino por las obligaciones de naturaleza comercial que asume permanentemente con sus mandantes, obteniendo también permanentemente, una ganancia o beneficio por sus servicios, lo cual a su vez conduce a que se produzca una interposición en el cambio de los bienes o de servicios.

De tal manera, que cuando una persona natural o jurídica tiene permanentemente por finalidad la predisposición de servir de mandatario a otra, para ejecutar una actividad comercial, a cambio de

La diferencia

entre el

contrato de

comisión y el de

mandato radica

fundamental-

mente en que el

comisionista se

obliga

personalmente,

en nombre

propio, pero por

cuenta de otra

(comitente), por

su parte el

mandatario, no

se obliga

personalmente

sino que obliga

al mandante.

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recibir una remuneración por el servicio prestado, dicha persona tiene que ser calificada de comerciante, porque hace del comercio (mandato comercial) su profesión habitual. Una consideración aparte amerita la figura del factor de comercio que también gira su comportamiento alrededor de lo que se acaba de señalar.

En efecto, el factor de comercio, cuya condición es la de ser gerente de una empresa o establecimiento mercantil o fabril, o de un ramo de ellos, que administra por cuenta del dueño, la doctrina es unánime en calificarlo de mandatario y no de comerciante. Y en esto estamos perfectamente de acuerdo, ya que si en el fondo también es mandatario y recibe por sus servicios una remuneración, en él se dan otros presupuestos que nos lo suministra la ley del trabajo, o sea la dependencia y la subordinación, que los vincula permanente y exclusivamente con su mandante que es el dueño del establecimiento que por su cuenta administra y, por lo tanto, no se configura en el factor de comercio una relación jurídica pluralista, como ocurre en el primer planteamiento, sino lo que surge es una relación jurídica circunscrita permanentemente y de manera exclusiva a favor de una persona determinada, compaginándose en su caso, una relación laboral entre él y su mandante.

El depósito es un factor por el cual una persona recibe la cosa ajena con obligación de guardarla y restituirla (artículo 1749 CC.) Constituye acto de comercio cuando se produce por un asunto mercantil, o sea surge el depósito comercial en el momento que se celebra para una finalidad comercial, como es el caso de depósito de cosas que son objeto de una relación comercial, o de una relación jurídica de un comerciante.

Naturalmente que el comportamiento profesional de un depositario en materia comercial, hace que tal actitud sea elemento suficiente para que se califique a dicha persona de comerciante.

El corretaje, que es la mediación que dispensan los corredores de comercio a los comerciantes para facilitarles la conclusión de sus contratos, es acto de comercio cuando se presta para facilitar un negocio de naturaleza comercial, ya que si es para asuntos civiles, ya entonces, el corretaje deja de ser comercial para constituirse en un acto civil.

Finalmente, las remesas de dinero de una parte a otra en virtud de un contrato de cambio, constituyen también actos de comercio atendiendo al intercambio de bienes que conlleva a la circulación y a la especulación de la riqueza.

b) Actos de comercio atendiendo al sujeto que le imprime el carácter comercial:

Tomando en cuenta el sujeto que interviene en la formación de un acto de comercio, debemos considerar que nuestro legislador, hace de esa participación una presunción iuris tantum, conforme a la cual se orientan las disposiciones que establecen: son actos de comercio los contratos entre los comerciantes y sus factores de comercio o dependientes (n 23) y se reputan, además, actos de comercio cualesquiera otros contratos y cualesquiera otras obligaciones de los comerciantes, si no resulta lo contrario del acto mismo, o si tales contratos y obligaciones no son de naturaleza esencialmente civil (artículo 3 Código de Comercio).

Es una presunción iuris tantum la naturaleza comercial del contrato que celebran el principal con sus factores o dependientes. Pero como presunción que es, admite prueba en contrario, mediante la cual se precise otra naturaleza distinta a la comercial del contrato que han celebrado. Estos contratos tienen la presunción de comerciabilidad por cuanto están directamente vinculados a la actividad comercial ejercida por el comerciante.

En tal virtud, se debe analizar con toda precisión la naturaleza del contrato celebrado, ya que si en principio se presume que todo contrato celebrado entre el comerciante y sus factores o dependientes, y así mismo, entre el comerciante con terceras personas, son de naturaleza comercial, tal carácter puede ser desvirtuado en el momento que se pruebe lo contrario, o que tales actos sean de naturaleza esencialmente civil.

EL ACTO DE COMERCIO SUBJETIVO

El acto subjetivo de comercio es la noción de la cual se vale nuestro sistema jurídico para completar el proceso de delimitación de la materia mercantil, asentada principalmente en el acto objetivo de comercio.

La multiplicidad de relaciones a que da lugar la actividad del empresario escapa a las caracterizaciones contenidas en los actos objetivos de comercio, por lo cual se hace necesario encontrar en la unidad económica que el empresario dirige. De ese régimen legal unitario forma parte el acto subjetivo de

el

comportamien-

to profesional

de un

depositario en

materia

comercial, hace

que tal actitud

sea elemento

suficiente para

que se califique

a dicha persona

de comerciante.

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comercio.

El artículo 3º del Código de Comercio venezolano formula la noción de acto subjetivo de comercio de la siguiente manera:

“Se reputan además actos de comercio, cualesquiera otros contratos y cualesquiera otras obligaciones de los comerciantes, si no resulta lo contrario del acto mismo, o si tales contratos y obligaciones no son de naturaleza esencialmente civil.”

La formulación legislativa tiene el carácter de una presunción. La palabra reputan se considera equivalente de presumen. A esa conclusión se había llegado también por parte de los intérpretes de la norma del artículo 4º del Código de comercio italiano de 1882, antecedente de nuestro artículo 3º, si bien en su país de origen el problema se complicaba, porque el legislador había usado la misma palabra para referirse a los actos objetivos de comercio, los cuales no se presumían comerciales sino que se consideraban comerciales.

La presunción tiene carácter iuris tuntún, es decir , puede ser desvirtuada por el comerciante o por la otra parte en la relación, pero las posibilidades de destruir la presunción tienen que circunscribirse a dos supuestos: que resulte lo contrario del acto mismo o que el contrato o la obligación sean esencialmente civiles.

La presunción no puede ser desvirtuada comprobando que el acto o contrato no guardan ninguna relación con el ejercicio individual o específico del comercio por parte del sujeto que realiza el acto. La presunción de comercialidad es una relación de conexión del acto con la profesión de comerciante del sujeto, no con la clase o especie de comercio que él mismo ejercita. Por lo tanto, la presunción se extiende a cualquier acto, principal o accesorio, pertenezca o no la rama o explotación de los negocios del comerciante.

La presunción no incluye los actos objetivos enumerados en el artículo 2º del Código. La propia redacción de la norma lo indica, al utilizar la palabra “además” después del artículo 2º, y referirse a los “otros contratos” y a las “otras obligaciones” del comerciante, distintos evidentemente a los indicados por el artículo 2º. Por tanto, la determinación de un acto subjetivo de comercio está precedida de una investigación para descartar que el acto corresponda a la categoría de los actos objetivos.

Al referirse el Código a “cualesquiera otros contratos y cualesquiera otras obligaciones de los comerciantes”, han surgido críticas por lo que se ha considerado una falta de técnica legislativa,

Se reputan

además actos de

comercio,

cualesquiera

otros

contratos y

cualesquiera

otras

obligaciones de

los

comerciantes, si

no resulta lo

contrario del

acto mismo, o si

tales contratos

y obligaciones

no son de

naturaleza

esencialmente

civil.

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puesto que al extender la presunción a las obligaciones se hacía innecesario extenderla a los contratos. Sin embargo, en opinión de Vivante y de Mármol Marquis, lo que la ley ha querido expresar es que son comerciales todos los actos que dan origen a una obligación del comerciante. Por lo tanto, si el comerciante efectúa un pago indebido a un no comerciante o realiza una gestión de negocios para un no comerciante la acción de reembolso del pago o de los gastos de la gestión debería plantearla el comerciante ante la jurisdicción civil, por la sencilla razón de que no se está frente a una obligación del comerciante. En cambio, si el comerciante resulta el obligado en la relación extracontractual, la regla del artículo 3º sí se aplica.

La solución propuesta por Vivante y por Mármol Marquis se fundamenta en una interpretación exegética que resulta interesante, pero plantea un problema de distinción entre los actos subjetivos de comercio, aquellos que engendran obligaciones para el comerciante y aquellos que no lo hacen, que obliga a pensar en soluciones dispares para un mismo tipo de relaciones, al igual de lo que le ocurría a la doctrina francesa con los actos mixtos. La situación del acto unilateral de comercio subjetivo, proveniente de una obligación contractual del comerciante o de una relación extracontractual en la que éste no sea el obligado, es la misma que la del acto de comercio objetivo unilateral: en ambos casos se trata de dirimir cuál es el derecho sustantivo y el derecho procesal aplicable a la relación jurídica de tinte comercial unilateral. Si en el caso de los actos unilaterales objetivos se aceptó la tesis de la vis atractiva del derecho Mercantil, no existen razones doctrinales para negar la aplicación del mismo principio al caso de los actos unilaterales subjetivos. Es más, si nos mantuviéramos en el campo de la exégesis, deberíamos coordinar la interpretación del artículo 3º con la del artículo 1092, según el cual, si el acto es comercial para una sola de las partes, tal como se evidencia en los actos de comercio unilaterales; las acciones que de él se deriven corresponden a la jurisdicción comercial. Naturalmente, en el respectivo proceso, el no comerciante será tratado como tal, por aplicación analógica del artículo 109 del Código de Comercio.

EXCEPCIONES DE LOS ACTOS SUBJETIVOS.

La presunción de comercialidad de los actos subjetivos de comercio es una presunción relativa, pero la propia ley limita la forma de impugnarla a la posibilidad de demostrar ciertas circunstancias que evidencien la no comercialidad del acto, o a deducir ésta de la naturaleza esencialmente civil del mismo.

La excepción, de hecho, comporta una investigación acerca de las circunstancias que rodean el acto. Vivante piensa que: “el acto debe reputarse extraño al comercio cuando, considerado en el momento de estipularle, ambos contratantes tenían noticia, o debían tenerla, lo cual da lo mismo, de que dicho acto no podía referirse al comercio del obligado”.

Vivante agrega que la investigación no debe limitarse al documento en que se hace constar el acto, sino que debe referirse a su integridad. Goldschmidt cita como ejemplo de acto que configuraría una

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excepción de hecho, la compra de un automóvil hecha por el comerciante para regalárselo a su hija. Leopoldo Borjas menciona la adquisición de un bien mueble para donarlo al hijo que se casa. Mármol hace alusión al préstamo solicitado por el comerciante a un amigo suyo, para cancelar honorarios a un médico, causados por una intervención quirúrgica. Los ejemplos pueden multiplicarse. La excepción de hecho está, pues, constituida por circunstancias cuya prueba debe suministrar el interesado en desvirtuar la presunción.

Sin embargo, a veces, el propio Código de Comercio establece excepciones a la presunción. Así ocurre con el artículo 5º del código de Comercio, el cual niega carácter mercantil a la compra de frutos, de mercancías u otros efectos para el uso o consumo del adquirente o de su familia, o a la reventa que se haga de esos mismos bienes. Lo mismo sucede con el seguro de vida o con el seguro que no es objeto o establecimiento de comercio, el cual, en todo caso, será mercantil para el asegurador (artículo 6º). Mármol pone de relieve como el caso del seguro tendrá que ser resuelto por el tribunal mercantil, como tendría que ser también resuelto el supuesto de la compra de bienes para el consumo cuando fuera mercantil para la otra parte, “si bien el comerciante comprador del objeto para el consumo, o contratante del seguro, tendrá derecho a ser tratado en el proceso como un no comerciante”. Evidentemente que Mármol entiende la expresión “la parte no comerciante” del artículo 109 como la parte para la cual el acto objetivo de comercio no es mercantil, lo cual es correcto.

La excepción de derecho puede estar constituida por la identificación del acto como una relación totalmente extraña al ejercicio del comercio Esta es la tesis sostenida por Vivante, de la cual se hace eco Mármol Marquis, quien acertadamente expresa que quizás hubiera sido más exacto que el legislador se refiriera a la naturaleza esencialmente extra-comercial del acto, expresión más comprensiva que la referida al carácter esencialmente civil de la operación. En efecto, tanto Vivante como Mármol citan ejemplos de actos que no se pueden considerar como esencialmente civiles, pero que están comprendidos en la excepción de derecho, tal como ocurre con las relaciones de ciudadanía (voto, servicio militar, obligaciones fiscales, etc.). Como esencialmente civiles, en cambio, la doctrina es unánime en considerar las relaciones de personalidad, familia y sucesiones.

Bolaffio calificaba la fórmula usada por Vivante como una fórmula que pecaba de indeterminación y aconsejaba escudriñar la esencia del acto por sus caracteres permanentes y no por las notas accesorias u originadas por finalidades individuales, las cuales no modifican la naturaleza del acto mismo. Del mismo modo que la compra para revender y la reventa son actos esencialmente mercantiles, aunque sus resultados se dediquen a fines benéficos, así el acto esencialmente civil no cambia su naturaleza, seguía diciendo Bolaffio, porque en casos singulares se le asocie, de modo indirecto, un propósito mercantil. Bolaffio se dedicaba a continuación a efectuar el examen de una serie de situaciones particulares para asignarles carácter civil, partiendo de la afirmación de que “el legislador ha asignado a ciertos actos una finalidad eminentemente y constantemente civil”. La jurisprudencia italiana, desarrollando el pensamiento de Bolaffio, llego a afirmar: “Los actos que tienen un contenido estrictamente patrimonial no pueden ser esencialmente civiles”, posición de la cual discrepó el autor, porque llevaría a instituciones esencialmente civiles, como el testamento, a ser colocadas bajo la presunción de comercialidad.

Lamentable, tanto la fórmula de Vivante como la fórmula de Bolaffio carecen de la precisión instrumental que sería de desear para permitir al intérprete identificar automáticamente lo que son relaciones totalmente extrañas al comercio o determinar la cualidad esencialmente civil del acto por sus caracteres permanentes. La jurisprudencia utiliza ambos instrumentos, y en una tarea de investigación y análisis, ha venido decidiendo cuáles actos son esencialmente civiles en el sentido del artículo 3º del Código de Comercio, de un modo casuístico.

Rupert piensa que los actos esencialmente civiles son pocos numerosos y los divide en dos grupos:

1. Actos civiles por su objeto, bien porque se refieran a relaciones de familia (matrimonio, partición de sucesiones o de comunidades, deudas alimentarias), bien porque se refieran a la vida civil (compra de muebles para un apartamento, de automóvil para uso personal, de un yate, compra o reparación de una casa destinada a habitación);

2. Actos civiles por su causa: los actos a título gratuito, porque el comercio “nunca es desinteresado” (una donación, un caucionamiento de favor, un transporte gratuito).

La doctrina ha considerado la donación esencialmente civil aunque la realice un comerciante con una finalidad comercial (Bolaffio) e incluye en esa caracterización las dádivas o liberalidades que acostumbran dar los comerciantes, para aumentar las simpatías hacia su negocio, a las instituciones culturales, benéficas, de salud, etc. No se comprenden en las donaciones las gratificaciones a los

el artículo 5º

del código de

Comercio niega

carácter

mercantil a la

compra de

frutos, de

mercancías u

otros efectos

para el uso o

consumo del

adquirente o de

su familia, o a la

reventa que se

haga de esos

mismos bienes.

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empleados y los regalos a la clientela, por no cumplir los requisitos de la donación: disminución del patrimonio del donante, enriquecimiento del donatario y animus donandi. Estas se incluyen en el grupo de las llamadas liberalidades interesadas.

El propio Código de Comercio da un ejemplo de excepción de derecho en el artículo 6º con el seguro de vida, el cual es mercantil para el asegurador solamente, aunque el asegurado sea un comerciante. Sin embargo, lo mercantil del acto para el asegurador arrastrara el conocimiento del asunto a los tribunales mercantiles.

A los actos subjetivos de comercio se equiparan, a los efectos de la competencia, las obligaciones extracontractuales en que el comerciante sea parte: el enriquecimiento sin causa, el pago de lo indebido y la gestión de negocios. La doctrina italiana (Mortara y Azzariti) condicionaba la comercialidad de la gestión de negocios a que la misma pudiera ser ubicada en alguna de las siguientes hipótesis:

1. Si la gestión fue emprendida por un comerciante en interés o por razón de su comercio;

2. Si fue cumplida en interés de un comerciante o por razón de su comercio;

3. Si el negocio cumplido constituye por sí mismo acto de comercio objetivo.

Con respecto al pago de lo indebido, aceptaba su carácter comercial si se relacionaba con el ejercicio del comercio. Esta tesis debe ser rechazada: el acto subjetivo de comercio es tal por la sencilla razón de que lo ejecuta un comerciante, no porque el acto cumplido guarde relación con la actividad que él ejerce. La forma de escapar a la presunción del artículo 3º sería demostrar que los actos antes citados son esencialmente civiles, lo cual no es aceptado por la doctrina pacíficamente. En consecuencia, en las relaciones mercantiles unilaterales provenientes de pago de lo indebido, enriquecimiento sin causa y gestión de negocios (actos subjetivos de comercio), privara igualmente la vis atractiva del Derecho Mercantil (artículos 109 y 1.092 del Código de Comercio).

EL ACTO UNILATERALMENTE MERCANTIL O “MIXTO”

La gran mayoría de los actos de comercio son actos unilateralmente mercantiles, en el sentido de que la relación es mercantil sólo para una de las partes. Así ocurre con las ventas en las tiendas, mercados y supermercados, las cuales son comerciales para el vendedor, pero no para los consumidores. Igual cosa sucede con el transporte, las operaciones de banco, los seguros y muchos otros contratos.

La propia legislación se ocupa de señalar algunos supuestos en los cuales el acto es comercial sólo

La gran mayoría

de los actos de

comercio son

actos

unilateralment

e mercantiles, en

el sentido de

que la relación

es mercantil

sólo para una

de las partes. Así

ocurre con las

ventas en las

tiendas,

mercados y

supermercados,

las cuales son

comerciales

para el

vendedor, pero

no para los

consumidores.

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para uno de los contratantes: así ocurre con las situaciones del artículo 6º del Código de Comercio, el cual considera que la cuenta corriente y el cheque no son actos de comercio para el no comerciante, a menos que procedan de causa mercantil, así como también estima que el seguro de cosas que no son establecimientos de comercio y el seguro de vida son comerciales para el asegurador solamente con la situación del pagaré, el cual sólo es mercantil para el suscriptor si se relaciona con un acto de comercio de su parte (numeral 13, articulo 2º.). También la legislación deja abierta la oportunidad para que la mayor parte de los actos objetivos de comercio sean considerados como tales, en el encabezamiento del artículo 2º del Código de Comercio, el cual dice:

Son actos de comercio, ya de parte de todos los contratantes, ya de parte de alguno de ellos solamente [.....].

Algunas veces el legislador desea evitar la unilateralidad del acto y expresamente formula un criterio absoluto, tal como ocurre con la letra de cambio (numeral 13, artículo 2º), o con la compra y la venta de un establecimiento de comercio (ordinal 3º, artículo 2º). Generalmente, la bilateralidad comercial del acto se encuentra en las relaciones entre comerciantes. Ahora bien, para dar solución a los problemas que suscitan tales situaciones, la doctrina francesa creó la teoría de los actos mixtos, es decir, actos que eran a la vez civiles y mercantiles, dando lugar a enormes complicaciones. Desde el punto de vista procesal, la escogencia del Tribunal dependía del demandado: si el demandado era el no comerciante, a éste no podía sustraérsele de la competencia de su juez natural, por lo cual la demanda tenía que presentarse ante el juez civil; si el demandado era el comerciante, la parte civil podía escoger entre jurisdicción civil y mercantil para presentar su demanda. Este sistema fue seguido por el Código de Comercio italiano de 1865. La solución sería rechazada más tarde por el Código de Comercio italiano de 1882, el cual en su artículo 54 estatuyó:

Si un acto es comercial para una sola de las partes, todos los contratantes están, por razón de ello, sujetos a la ley comercial, sin perjuicio de las disposiciones que se refieren a las personas de los comerciantes, y salvo las disposiciones contrarias a la ley.

Esta disposición era completada por otra, contenida en el artículo 870 del mismo texto legal, la cual disponía: “Si el acto es comercial para una sola de las partes, las acciones que derivan de el corresponden a la jurisdicción comercial.”

La ley mercantil tiene una vis atractiva, aconsejada por razones de oportunidad, por medio de la cual el acto de comercio unilateral arrastra bajo la competencia sustantiva y procesal el negocio entero del cual el acto es un elemento (Bolaffio). El régimen de la ley italiana fue acogido por nuestro codificador y con él se evita el tratamiento desigual que deriva del sistema francés. Nuestros artículos 109 y 1.092 son los equivalentes de los artículos 54 y 870, respectivamente del Código italiano de 1882.

El artículo 109 establece:

Si un contrato es mercantil para una sola de las partes, todos los contratantes quedan, en cuanto a él, sometidos a la ley y jurisdicción mercantiles, excepto a las disposiciones concernientes a la cualidad de comerciante y salvo disposición contraria a la ley. Sin embargo, si la parte no comerciante fuera la demandada, los lapsos judiciales no podrán acortarse sino en los casos previstos por el Código de Procedimiento Civil.

En forma similar el artículo 131 del Código de comercio estatuye: “Las acciones provenientes de actos que son mercantiles para una sola de las partes se prescriben de conformidad con la ley mercantil.”

Una de las disposiciones contrarias de la ley es el artículo 107:

“En las obligaciones mercantiles se presume que los co-deudores se obligan solidariamente, si no hay convenio contrario. La misma presunción se aplica a la fianza constituida en garantía de una obligación mercantil aunque el fiador no sea comercial. Esta presunción no se extiende a los no comerciantes por los contratos que respecto de ellos no son actos de comercio.”

Otra es la del artículo 1.091:

“No pertenecen a la jurisdicción comercial las acciones contra los agricultores y criadores por la venta

Si un acto es

comercial para

una sola de las

partes, todos los

contratantes

están, por razón

de ello, sujetos a

la ley

comercial, sin

perjuicio de las

disposiciones que

se refieren a las

personas de los

comerciantes, y

salvo las

disposiciones

contrarias a la

ley.

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de los frutos de sus cosechas y ganados, ni las intentadas contra los comerciantes para el pago de los que hubiesen comprado para su uso o consumo particular o para el de sus familias.”

La norma procesal venezolana, el artículo 1092, dice: “Si el acto es comercial, aunque sea para una sola de las partes las acciones que de él se deriven, corresponderán a la jurisdicción comercial.”

Las reglas del sistema venezolano son expuestas por Mármol Marquis así: a) Desde el punto de vista sustantivo, ambas quedarán regidas por el Código de Comercio. Sin embargo, para la parte respecto de la cual el acto no es mercantil, su realización no podrá implicarle el cumplimiento de obligaciones o requisitos que la ley sólo exige a los comerciantes. No podrá, por ejemplo, plantearse en juicio la necesidad de que ese sujeto exhiba los asientos de contabilidad que se refieran al acto, ni el incumplimiento de sus obligaciones relacionadas con dicho acto podrá acarrearle la quiebra; b) Desde el punto de vista procesal, ambas partes Irán a la jurisdicción mercantil. Pero nuevamente, se establece una excepción. Si una de las dos partes no es comerciante y resulta demandada, respecto de ella el proceso se desenvolverá conforme a los lapsos del Código de Procedimiento Civil, sin tener en cuenta los lapsos abreviados que en juicios de comercio señalan los artículos 1099 y 1114.

LAS ACTIVIDADES EXCLUIDAS DEL COMERCIO.

Hay actividades económicas que se encuentran excluidas del campo de la profesión comercial. Ripert las divide en tres categorías:

1. Las que se han practicado inmemorialmente, aún antes de que existiera un Derecho Comercial (la agricultura, el artesano).

2. Las que tienen un alto nivel intelectual (las profesiones liberales).

3. Las que suponen subordinación a un patrono (los empleados no realizan el comercio por sí mismos).

La agricultura:

Las razones que se han dado para excluir a los agricultores del tratamiento que se reserva a los comerciantes son las siguientes:

1. La explotación agrícola se refiere a los inmuebles y a los muebles. Estos últimos son el objeto propio de la actividad comercial;

2. El agricultor no vende productos de su industria, sino productos de la tierra.

La norma

procesal

venezolana, el

artículo 1092,

dice: “Si el acto

es comercial,

aunque sea para

una sola de las

partes las

acciones que de

él se deriven,

corresponderán

a la

jurisdicción

comercial.”

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Sin embargo, bastaría considerar que la venta de productos hecha por el agricultor no esté precedida de una compra, para concluir que la agricultura no es acto de comercio (Hamel, Lagarde Jauffret). La naturaleza no comercial de la actividad agrícola proclamada por el contenido del artículo 5 del Código de Comercio, según el cual: “tampoco es acto de comercio la venta que el propietario, el labrador o el criador hagan de los productos del fundo que explotan”.

Este principio está reiterado por el enunciado del artículo 1091 del mismo Código:

“No pertenecen a la jurisdicción comercial las acciones contra los agricultores y criadores por la venta de los frutos de sus cosechas y ganados, ni las intentadas contra los comerciantes para el pago de lo que hubieren comprado para su uso o consumo particular o para el de sus familias”

Basándose en una interpretación exegética del artículo 5 del Código de Comercio, Leopoldo Borjas considera que “toda otra actividad que realice el propietario, el labrador o el criador, y que esté enumerada dentro de la clasificación del artículo 2 del Código de Comercio, como por ejemplo, la compra de una cosa mueble con ánimo de revenderla, es, una consecuencia, acto de comercio”, para luego agregar:

“Un propietario, labrador o criador que vende los productos del fundo que explota no realiza acto de comercio; pero la ejecución de cualquier otro acto de comercio calificado como tal por el legislador, si sujeta dicho acto a la ley y a la jurisdicción mercantil”

El principio del carácter no comercial de la agricultura es interpretado de modo amplio por la doctrina. Aun así, en la práctica pueden presentarse dificultades, especialmente cuando la actividad propia de la explotación agrícola requiere el concurso de actos que aisladamente considerados podrían configurarse como actos de comercio: se cita el ejemplo del dueño del vivero, que compra plantas que no tiene en su terreno, para completar su colección, y luego las revende después de haberlas hecho prosperar en su fundo. Estas compras para revender se han considerado accesorias de la explotación agrícola, pero cuando el dueño del semillero compra la mayoría de las plantas y las vende luego de un breve crecimiento, la jurisprudencia lo ha considerado comerciante. (Hamel)

La cría es fuente de especiales dificultades, porque la crianza de animales no sólo puede realizarse en los fundos sino que puede ser objeto de explotación industrial en un lote cualquiera de terreno. El criterio que ha aplicado la jurisprudencia Francesa es el de la alimentación: Si las compras de alimentos para los animales son importantes, hay explotación comercial. Sin embargo, una decisión del Consejo de Estado del 6 de Febrero de 1970, a propósito de la cría de cerdos, ha considerado agrícola la actividad, aun cuando la alimentación de los animales no provenga, a titulo principal, de una explotación agrícola que pertenezca al propietario (Juglart e Hipólito).

La producción agrícola comporta con frecuencia la necesidad de transformar los productos: la leche que se convierte en queso o mantequilla; los cueros que se conservan y se transforman en pieles; el café que se tuesta y se empaca; la caña de azúcar que se procesa para extraer papelón, melaza o azúcar. Aquí existe una actividad accesoria de la actividad agrícola, esta accesoriedad tiene dos limitaciones:

1. La actividad de manufactura debe ser verdaderamente accesoria de la agrícola. Si llega a ser más importante, se convertiría en empresa de manufactura (acto de comercio, ordinal 6 del artículo 2 del Código de Comercio)

2. La transformación debe ser hecha por el propio agricultor.

La artesanía:

La doctrina coincide en caracterizar al artesano como la persona que se dedica, profesionalmente, a la fabricación y a la venta de objetos, o a la reparación de muebles o inmuebles (Ripert). Trabaja en forma independiente, nota que lo diferencia del asalariado; y trabaja de modo personal, elemento que lo distingue del industrial.

La Ley Venezolana excluye de la caracterización de actos de comercio la que denomina “los simples trabajos manuales de los artesanos y obreros, ejecutados individualmente” por cuenta propia o al servicio de alguna empresa (artículo 4 del Código de Comercio).

Las dificultades de identificación del artesano se presentan, especialmente, en las situaciones en las cuales éste se ve obligado a efectuar compras por las necesidades de su oficio o cuando ejerce éste, simultáneamente, con una actividad comercial; cuando ejerce su oficio con la ayuda de otras personas; o cuando emplea máquinas para la elaboración de los objetos. Estas dificultades deben resolverse mediante la aplicación de la teoría de la accesoriedad: las compras, la utilización de

“No pertenecen a

la jurisdicción

comercial las

acciones contra

los agricultores

y criadores por

la venta de los

frutos de sus

cosechas y

ganados, ni las

intentadas

contra los

comerciantes

para el pago de

lo que hubieren

comprado para

su uso o

consumo

particular o

para el de sus

familias”

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personal y el empleo de máquinas no entrañan comerciabilidad, en la medida en que se mantengan como accesorio necesario para el ejercicio de la profesión artesanal (Hamel, etc.). La apreciación de los elementos que entran en juego en las situaciones concretas estará a cargo del juez, teniendo en cuenta que no siempre será fácil trazar límites precisos entre la actividad artesanal y la actividad comercial. (Un amplio desarrollo del punto artesano, que puede verse en el estudio de Chang Mora y Salas Abad)

Las profesiones Liberales:

Ha sido tradicional que el ejercicio de las profesiones liberales no constituye acto de comercio: “quienes las ejerce obtiene honorarios y no beneficios” (Ripert). Las leyes que regulan la actividad profesional expresamente declaran, en ocasiones, que el ejercicio de determinada profesión no tiene carácter mercantil. Sin embargo, es más frecuente que los profesionales liberales establezcan una organización para atender a la clientela y que, al lado de los servicios profesionales propiamente dichos, se suministren bienes y se presten otros servicios a los clientes, con los cuales la circulación se

mantiene, a veces, a través de mecanismos de publicidad. Los médicos se agrupan en clínicas que ofrecen servicios de diagnóstico y hospitalización, venden remedios y suplen transporte a los enfermos; los farmacéuticos han dejado de ser los antiguos boticarios que preparaban cuidadosamente fórmulas y ahora expenden productos patentados, al lado de artículos de belleza, de higiene, de deportes, de placer, los abogados se integran a firmas cuya organización tiene, a veces, ramificaciones internacionales; los ingenieros y los arquitectos no solo elaboran planos y diseñan obras, sino que construyen y supervisan, contratan personal y adquieren materiales. En estos casos surgen dudas acerca de si la estructura de la organización (la forma de la empresa) no es suficiente para estimar la actividad, en su conjunto, como acto de comercio; o si el aspecto profesional no es desplazado por la actuación comercial, la cual pasa a tener cualidad predominante.

La organización empresarial por sí sola no atribuye carácter mercantil a la prestación de un servicio. La forma de ejecutar una operación no convierte en mercantil un acto Civil. Aún en el sistema italiano del Código Civil de 1942, existen diferencias entre los empresarios: sólo algunos están obligados a cumplir las obligaciones que eran propias de los comerciantes. Para poder llegar a la conclusión de que una actividad profesional es acto de comercio, tendría que ubicarse aquella dentro de alguno de los supuestos de actos objetivos de comercio enumerados en el artículo 2. Aún cuando sea por analogía. La situación es distinta o más difícil cuando se la examina desde el punto de vista de ejercicio simultáneo de la profesión liberal y de la profesión comercial. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los farmacéuticos cuando son propietarios de boticas que ofrecen y venden una amplia gama de productos no medicinales. La doctrina y la jurisprudencia se inclinan a considerar que, en esos casos, la condición de comerciante es indiscutible. Sin embargo, las situaciones tienen que ser examinadas caso por caso.

Existen otras actividades que generan dudas, tal como ocurre con los establecimientos educacionales

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Las partes en el

comercio son

los

comerciantes.

Los

comerciantes

son los sujetos

en toda

relación de

carácter

mercantil.

(academias, colegios y hasta universidades). En algunas ocasiones resalta el propósito especulativo, tal como ocurre con los gimnasios o las academias de baile o de artes marciales. Entre otras situaciones la finalidad de lucro puede no estar presente y se pone de relieve un fin social, beneficio o desinteresado. Entre ambos extremos aparece una variedad de situaciones.

PARTES DEL COMERCIO.

Las partes en el comercio son los comerciantes. Los comerciantes son los sujetos en toda relación de carácter mercantil. Éstos pueden ser personas físicas o morales que practiquen habitualmente y profesionalmente actos mercantiles (objeto) teniendo capacidad legal para hacerlo. También son comerciantes para efecto de la ley mercantil, las personas físicas que accidentalmente realicen operación comercial.

EFECTOS DE ACTOS DE COMERCIO

Los efectos del acto de comercio son producir consecuencias de derecho.

Esto significa que al realizar un acto de comercio se creen, modifiquen, transmitan, declaren o extingan derechos y obligaciones entre los comerciantes, y por tanto se que producirán obligaciones de dar, hacer o no hacer y en algunos casos, también la declaración de un derecho.

También existen los derechos cuando emanan de la realización de la actividad encomendada al

comercio y del objeto mismo del acto del comercio surtiendo sus efectos frente a terceros, que pueden ser órganos de la Administración Pública, otras entidades públicas y desde luego los particulares. Entonces los actos que se realicen serán destinados a actos de comercio sin importar que la persona que efectúe el acto sea comerciante, pero siempre la persona que reciba el beneficio, deberá serlo.

OBJETOS DEL ACTO DE COMERCIO.

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Para el derecho

venezolano el

comerciante

individual es un

resultado del

acto de

comercio, es

decir para

adquirir la

calificación es

preciso realizar

actos de

comercio no

como en

legislaciones de

otros países

donde la

calidad de tal

nace de la

matriculación

en un registro.

Estos se clasifican en:

- Directo: Crea, transmite, modifica, declara, reconoce, extingue. Derechos y obligaciones en el ámbito mercantil.

- Indirecto: Los actos que se realicen estarán vinculados con la obligación de dar, hacer y no hacer.

REQUISITOS DEL ACTO DE COMERCIO.

Este debe tener los siguientes requisitos:

- Debe ser posible, física y jurídicamente (estar dentro del comercio).

- Debe ser lícito, permitido por la ley.

- Debe ser realizado dentro del marco jurídico, sin tener que cubrir una forma específica, cuando sea permitido deberá realizarse por escrito y con las formalidades que prevea la ley, también podrá realizarse en forma verbal (sin mayor formalidad) y actualmente también por medios electrónicos y ópticos.

EL COMERCIANTE.

Comerciante es la persona, natural o jurídica que, teniendo capacidad para contratar, hace del comercio su profesión habitual, es decir, que toda persona que no se encuentre prohibida por la ley para realizar actos de comercio, en un sistema de libre empresa como el nuestro, todos podemos comprar y vender en un determinado mercado.

Para el derecho venezolano el comerciante individual es un resultado del acto de comercio, es decir para adquirir la calificación es preciso realizar actos de comercio no como en legislaciones de otros países donde la calidad de tal nace de la matriculación en un registro.

Básicamente, los requisitos para ser comerciante, son dos:

1. Capacidad para contraer obligaciones:

Están en capacidad de contraer obligaciones, todas aquellas personas que pueden obligarse a sí mismas; sin requerir autorización de otra persona. La norma general es que toda persona es capaz para comerciar, considerando como excepciones las contempladas por la ley. Generalmente estas excepciones son de dos clases: absolutas y relativas.

Son incapaces absolutas las que por ningún concepto pueden efectuar actos de comercio, dentro de las personas naturales, se encuentran los impúberes, sordomudos que no se dan a entender por escrito y los dementes; los incapaces relativos son los que requieren del cumplimiento de ciertas normas legales para convertirse en comerciantes, como los clérigos, los menores, adultos, etc. Ejemplo.

Libro Primero del Comercio en General, Título I De los Comerciantes, Sección I Del Ejercicio del Comercio:

Artículo 11.- El menor emancipado, de uno u otro sexo, puede ejercer el comercio y ejecutar eventualmente actos de comercio, siempre que para ello fuere autorizado por su curador, con la aprobación del Juez de Primera Instancia en lo Civil de su domicilio, cuando el curador no fuere el padre o la madre.

El juez no acordará la aprobación sino después de tomar por escrito y bajo juramento los informes que creyere o sobre la buena conducta y discreción del menor.

La autorización del curador y el auto de aprobación se registrarán previamente en la Oficina de Registro del domicilio del menor, se registrarán en el Registro de Comercio y se fijarán por seis meses en la Sala de Audiencias del Tribunal.

Artículo 12.- Los menores autorizados para comerciar se reputan mayores en el uso que hagan de esta autorización, y pueden comparecer en juicio por sí y enajenar sus bienes inmuebles.

Artículo 15.- Las personas inhábiles para comerciar, si su incapacidad no fuere notoria, o si la ocultaran

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El segundo

requisito para

ser comerciante

es el de ejercer

el comercio

habitualmente,

ya que un

comerciante no

puede hacer

actos de

comercio

temporal u

ocasionalmente,

sino en forma

permanente.

con actos de falsedad, quedan obligadas por sus actos mercantiles, a menos que se probare mala fe en el otro contratante.

Artículo 16.- La mujer casada, mayor de edad, puede ejercer el comercio separadamente del marido y obliga a la responsabilidad de sus actos sus bienes propios y los de la comunidad conyugal cuya administración le corresponde.

Podrá igualmente afectar a dicha responsabilidad los demás bienes comunes con el consentimiento expreso del marido.

2. Ejercer el comercio habitualmente: El segundo requisito para ser comerciante es el de ejercer el comercio habitualmente, ya que un comerciante no puede hacer actos de comercio temporal u ocasionalmente, sino en forma permanente, esto da como confianza al consumidor y garantiza la venta de productos que expende. Con más seguridad se adquiere un refrigerador en una empresa de solvencia conocida, en donde le garantizan el producto y le ofrecen mantenimiento; que adquirirlo sorpresivamente en la calle.

Los tipos de comerciantes existentes son el comerciante individual y el comerciante social. Por su parte el comerciante individual se refiere a las personas naturales que ejecutan actos de comercio masivos. El comerciante social es una entidad formada por dos o más personas que realizan un contrato solemne en el cual los socios ponen en común determinados bienes o actividades con el móvil del lucro, a fin de repartirse los beneficios de los negocios al cual van a dedicarse. Estas sociedades se constituyen a través de una "Escritura Pública de Constitución", la cual deberá ser registrada a través de un notario. La entidad resultante es considerada distinta de los socios que la integran.

Las sociedades se dividen en sociedades de personas y sociedades de capitales; ambas clases pueden ser de capital variable:

En las sociedades de personas se encuentran:

1. Sociedades en Nombre Colectivo o Sociedades Colectivas:

La cual está conformada por dos o más personas que comparten una responsabilidad ilimitada y solidaria, significa que cada uno de los socios es responsable por la totalidad de las obligaciones de la sociedad, los aportes pueden ser en dinero o bienes, en cuanto al trabajo, no se estima su valor y éste

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no forma parte del capital social. La condición personal de los socios es muy importante y la relación entre ellos es muy estrecha, basada principalmente, como se ha referido en lapsos familiares, o de amistad. Este tipo de sociedades se ajusta mejor para pequeñas empresas de tipo familiar.

2. Las sociedades en Comandita Simple o Sociedades Comanditarias Simples:

Son aquellas en las que puede haber dos o más personas, un gestor y un comanditario, los gestores responden solidaria e ilimitadamente, los comanditarios responden según sus aportes. El gestor puede aportar trabajo e industria y son quienes administran y representan la empresa. Los comanditarios sólo pueden ser delegados de los gestores para la representación de la empresa. Es común en pequeñas empresas.

3. Sociedades de capital:

Las sociedades de responsabilidad limitada (SRL). En este tipo de sociedad mercantil de capital, la responsabilidad de los socios se limita al monto de sus aportes al capital de la sociedad, establecidos en el Contrato Social; dicho capital está representado por cuotas de participación, nunca por acciones ni por títulos negociables. La Ley establece que no podían constituirse con un capital menor de veinte mil, ni mayor de dos millones. (Art. 315. Código de Comercio); esta disposición tiende a mantener a la S.R.L., dentro del ámbito de pequeñas y medianas empresas.

Para la constitución de las S.R.L., es necesario que los socios suscriban la totalidad del capital social y que integren, cuando menos, el cincuenta por ciento delos aportes en dinero; ellos deben entregarse totalmente a la Sociedad cuando ésta se constituye. (Art. 313). En las Sociedades de Responsabilidad Limitada el Capital es importante por ser la garantía de las obligaciones sociales, sin embargo, también es muy importante la condición personal del socio, lo cuál le atribuye a estas Sociedades características propias de las Sociedades de Capitales y de las Sociedades de Personas.

4. Las sociedades anónimas (C.A. o S.A):

Son las más comunes en nuestro sistema y se consideran una de las sociedades mercantiles de capital, ya que el aporte que realicen los socios debe corresponder a bienes tangibles sujetos a valoración y la responsabilidad de los socios se limita a la cantidad valorada de su aporte. Las obligaciones que asume la Sociedad están garantizadas por un capital determinado dividido en acciones, los accionistas sólo están obligados por el monto de su acción, de tal manera que una vez que el socio ha cancelado el monto total del capital que suscribió, desaparece su responsabilidad personal para con la Sociedad. En

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Sociedades en

Comandita por

Acciones se

conforman por

uno o más socios

gestores con

responsabilidad

ilimitada y

cinco o más

comanditarios

con

responsabilidad

limitada, el

capital se

representa por

títulos de igual

valor, en este

caso el gestor

puede liberar

acciones con su

aporte de

industria.

esta clase societaria no es relevante la condición personal del socio, ya que el carácter esencialmente transmisible de las acciones, facilita la entrada y salidas de socios a la Compañía. No se establece limitación alguna en cuanto al capital mínimo ni máximo exigible a ser aportado al momento de su constitución. Este tipo de sociedad es característico de las grandes empresas.

5. Las Sociedades en Comandita por Acciones.

Se conforma por uno o más socios gestores con responsabilidad ilimitada y cinco o más comanditarios con responsabilidad limitada, el capital se representa por títulos de igual valor, en este caso el gestor puede liberar acciones con su aporte de industria, en cuanto a la participación de los socios en la administración es igual que en la comandita simple. La razón social esta conformada por el nombre de la empresa seguida de S.C.A. esta sociedad es típica en empresas de mediano tamaño y de carácter cerrado.

Todo comerciante está sujeto a obligaciones de diversa índole, entre las cuales se encuentran:

Municipales: tales como presentar declaración de capital en formulario que la misma Municipalidad proporciona, pagar la patente del negocio, pagar los derechos publicitarios (carteles, letreros, etc.)

Sanitarias: entre las cuales está mantener al día la autorización sanitaria del funcionamiento del negocio y respetar las disposiciones legales contempladas en el reglamento Sanitario.

Contables: Se encuentran llevar los libros de contabilidad que exige el Código de Comercio (Diario, Mayor e inventario y Balances), Llevar otros libros de contabilidad que complementen los anteriores, conservar los libros hasta el término del negocio y practicar y conservar un Balance General, al 31 de diciembre de cada año.

Tributarias: Pagar, oportunamente, los impuestos retenidos por concepto de IVA, pagos provisionales, impuesto sobre la renta y pagar el impuesto por concepto de utilidad según el Balance Tributario.

Laborales: Extender los contratos de trabajo, pagar oportunamente, sueldos y salarios del personal, conceder las vacaciones legales a que los trabajadores tienen derecho, pagar al personal las horas extraordinarias de trabajo, sueldos y salarios mínimos que determine la ley.

Provisionales: Avisar, oportunamente, a las instituciones provisionales la contratación de servicios de

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TOMO IV

En la Secretaría

de los

Tribunales de

Comercio se

llevará un

registro en que

los

comerciantes

harán asentar

todos los

documentos que

según este

Código deben

anotarse en el

Registro de

Comercio. (Art. 17)

personal, comunicar la cesación de servicios de personal, cancelar a la Asociación de Fondos de Pensiones (AFP), Instituto de Normalización Provisional(INP) e Instituciones de Saludo Provisional (ISAPRE) las retenciones provisionales hechas al personal y descontar a los trabajadores las sumas que las instituciones provisionales indiquen y que, por lo general, corresponden a dividendos por adquisición de vivienda, préstamos u otras prestaciones legales.

Se consideran obligaciones del comerciante, de acuerdo al Código de Comercio, Sección II De las Obligaciones de los Comerciantes:

1. Del Registro de Comercio:

Artículo 17. En la Secretaría de los Tribunales de Comercio se llevará un registro en que los comerciantes harán asentar todos los documentos que según este Código deben anotarse en el Registro de Comercio.

Artículo 18. El registro se hará en un libro de papel de hilo, empastado y foliado, que no podrá ponerse en uso sin una nota fechada y firmada en el primer folio, suscrita por el juez y su Secretario o por el Registrador Mercantil, en los lugares donde lo haya, en la que conste el número de folios que tiene el libro.

Los asientos se harán numerados, según la fecha en que ocurran y serán suscritos por el Secretario del Tribunal o jefe de la Oficina y por el interesado a cuya solicitud se haga el registro.

Se llevará en otro libro empastado un índice alfabético de los documentos contenidos en el registro, a medida que se fueren registrando, con anotación del número que les corresponda y del folio en que se hallan.

Todos los nombres de los interesados que se expresen en el documento que se registre, se anotarán en el índice en la letra correspondiente al apellido.

Artículo 19. Los documentos que deben anotarse en el Registro de Comercio, según el artículo 17, son los siguientes:

1º La autorización del curador y la aprobación del Juez, en su caso, habilitando a los menores para comerciar.

2º El acuerdo o consentimiento del marido en lo que respecta a la responsabilidad de los bienes de la sociedad conyugal no administrados por la mujer, conforme lo dispuesto en el artículo 16.

3º La revocación de la autorización para comerciar dada al menor.

4º Las capitulaciones matrimoniales, inventarios solemnes, testamentos, particiones, sentencias ejecutadas o actos de adjudicación las escrituras públicas que impongan al cónyuge comerciante responsabilidad a favor del otro cónyuge.

5º Las demandas de separación de bienes, las sentencias ejecutoriadas que las declaren y las liquidaciones practicadas para determinar lo que el cónyuge comerciante deben entregar al otro cónyuge.

La demanda debe registrarse y fijarse en la Secretaría del Tribunal de Comercio, con un mes, por lo menos, de anticipación a la sentencia de primera instancia, y caso contrario, los acreedores mercantiles tendrán derecho a impugnar, por lo que mira a sus intereses, los términos de la separación y las liquidaciones pendientes practicadas para llevarla a cabo.

6º Los documentos justificativos de los haberes del hijo que está bajo la patria potestad, o del menor, o del incapaz que está bajo la tutela o curatela de un comerciante.

7º La autorización dada al padre o al tutor para continuar los negocios del establecimiento mercantil correspondiente al menor.

8º Las firmas de comercio, sean personales, sean sociales, de conformidad con las disposiciones del 2º de esta Sección.

9º Un extracto de las escrituras en que se forma, se prorroga, se hace alteración que interese a tercero o se disuelve una sociedad y las en que se nombren liquidadores.

10º La venta de un fondo de comercio o la de sus existencias, en totalidad o en lotes, de modo que haga cesar los negocios relativos a su dueño.

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Los

comerciantes

que omitieren

hacer el

registro de los

documentos

sufrirán una

multa de

quinientos

bolívares por

cada caso de

omisión e

indemnizarán

además los

daños y

perjuicios que

con ella causen.

11º Los poderes que los comerciantes otorgan a sus factores y dependientes para administrar negocios.

12º La autorización que el juez de Comercio acuerda a los corredores o venduteros con carácter público para el ejercicio de sus cargos.

13º Los documentos de constitución de hogar por el comerciante o por el que va a dedicarse al comercio.

Artículo 20. El registro de los documentos expresados en el artículo anterior deberá hacerlo efectuar todo comerciante dentro de quince días, contados, según el caso, desde la fecha del documento o ejecutoria de la sentencia sujetos a registro, o desde la fecha en que el cónyuge, el padre, el tutor, o curador principien a ejercer el comercio, si en la fecha de aquellos no eran comerciantes.

Artículo 21. El funcionario público ante quien se otorgaren, los documentos, o el juez que dictare los autos o sentencia que, según los artículos anteriores, deban registrarse, hará la comunicación de ellos al Tribunal de Comercio respectivo, a costa del comerciante interesado que causa la comunicación, bajo la pena de cien bolívares de multa; y si se le probare fraude, indemnizará los daños y perjuicios que causare y será destituido.

Artículo 22. El Secretario del Tribunal de Comercio fijará y mantendrá fijada por seis meses, en la sala de audiencias del Tribunal, una copia de cada documento registrado, con su número de orden y fecha bajo las mismas penas e indemnizaciones establecidas en el artículo anterior.

Artículo 23. Los comerciantes que omitieren hacer el registro de los documentos a que se refiere este parágrafo, sufrirán una multa de quinientos bolívares por cada caso de omisión e indemnizarán además los daños y perjuicios que con ella causen.

Artículo 24. El cónyuge, el hijo, el menor, el incapaz o cualquier pariente de ellos, hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, pueden requerir ante el Juez de Comercio el registro y fijación de los documentos sujetos a estas formalidades.

Artículo 25. Los documentos expresados en los números 1º, 2º, 3º, 7º, 8º, 9º, 10º, 11º,12º y 13º del artículo 19, no producen efecto sino después de registrados y fijados. Sin embargo, la falta de oportuno registro y fijación no podrán oponerla a terceros de buena fe los interesados en los documentos a que se refieren esos números.

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Todo

comerciante

debe llevar en

idioma

castellano su

contabilidad, la

cual

comprenderá,

obligatoriamen-

te, el libro

Diario, el libro

Mayor y el de

Inventarios.

(art. 32).

2. De la Contabilidad Mercantil:

Artículo 32. Todo comerciante debe llevar en idioma castellano su contabilidad, la cual comprenderá, obligatoriamente, el libro Diario, el libro Mayor y el de Inventarios. Podrá llevar, además, todos los libros auxiliares que estimara conveniente para el mayor orden y claridad de sus operaciones.

Artículo 33. El libro Diario y el de Inventarios no pueden ponerse en uso sin que hayan sido previamente presentados al Tribunal o Registrador Mercantil, en los lugares donde los haya, o al Juez ordinario de mayor categoría en la localidad donde no existan aquellos funcionarios, a fin de poner en el primer folio de cada libro nota delos que éste tuviere, fechada y firmada por el juez y su Secretario o por el Registrador Mercantil. Se estampará en todas las demás hojas el Sello de la oficina.

Artículo 34. En el libro Diario se asentarán, día por día, las operaciones que haga el comerciante, de modo que cada partida exprese claramente quién es el acreedor y quién el deudor, en la negociación a que se refiere, o se resumirán mensualmente, por lo menos, los totales de esas operaciones siempre que, en este caso, se conserven todos los documentos que permitan comprobar tales operaciones, día por día.

No obstante, los comerciantes por menor, es decir, los que habitualmente sólo vendan al detalle, directamente al consumidor, cumplirán con la obligación que impone este artículo con sólo asentar diariamente un resumen de las compras y ventas hechas al contado, y detalladamente las que hicieran a crédito, y los pagos y cobros con motivo de éstas.

Artículo 35. Todo comerciante, al comenzar su giro y al fin de cada año, hará en el libro de Inventarios una descripción estimatoria de todos sus bienes, tanto muebles como inmuebles y de todos sus créditos, activos y pasivos, vinculados o no a su comercio. El inventario debe cerrarse con el balance y la cuenta de ganancias y pérdidas; ésta debe demostrar con evidencia y verdad los beneficios obtenidos y las pérdidas sufridas. Se hará mención expresa de las fianzas otorgadas, así como de cualesquiera otras obligaciones contraídas bajo condición suspensiva con anotación de la respectiva contrapartida.

Los inventarios serán firmados por todos los interesados en el establecimiento de comercio que se hallen presentes en su formación.

Artículo 36. Se prohíbe a los comerciantes:

1º Alterar en los asientos el orden y la fecha de las operaciones descritas.

2º Dejar blancos en el cuerpo de los asientos o a continuación de ellos.

3º Poner asientos al margen y hacer interlineaciones, raspaduras o enmendaduras.

4º Borrar los asientos o partes de ellos.

5º Arrancar hojas, alterar la encuadernación o foliatura y mutilar alguna parte de los libros. Artículo 37. Los errores y omisiones que se cometieron al formar un asiento se salvarán en otro distinto, en la fecha en que se notare la falta.

Artículo 38. Los libros llevados con arreglo a los artículos anteriores podrán hacer prueba entre comerciantes por hechos de comercio. Respecto a otra persona que no fuere comerciante, los asientos de los libros sólo harán fe contra su dueño; pero la otra parte no podrá aceptar lo favorable sin admitir también lo adverso que ellos contengan.

Artículo 39. Para que los libros auxiliares de contabilidad, llevados por los comerciantes, puedan ser aprovechados en juicio por éstos, han de reunir todos los requisitos que se prescriben con respecto de los libros necesarios.

Artículo 40. No se podrá hacer pesquisa de oficio por Tribunal ni autoridad alguna, para inquirir si los comerciantes llevan o no libros, o si éstos están o no arreglados alas prescripciones de este Código.

Artículo 41. Tampoco podrá acordarse de oficio ni a instancia de parte, la manifestación y examen general de los libros de comercio, sino en los casos de sucesión universal, comunidad de bienes, liquidación de sociedades legales o convencionales y quiebra o atraso.

Artículo 42. En el curso de una causa podrá el Juez ordenar, aún de oficio, la presentación de los libros de comercio, sólo para el examen y compulsa de lo que tenga relación con la cuestión que se ventila, lo cual deberá designarse previa y determinadamente; pero no podrá obligarse a un comerciante a

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trasladar sus libros fuera de su oficina mercantil, pudiendo someterse el examen o compulsa, a un Juez del lugar donde se llevaren los libros.

Artículo 43. Si uno de los litigantes ofrece estar y pasar por lo que constare de los libros de su contender, y éste se niega a exhibirlos sin causa suficiente a juicio del Tribunal de Comercio, el Tribunal podrá deferir el juramento a la otra parte, o decidir la controversia por lo que resulte de los libros de éste, si fuere comerciante

3. De la Firma:

Artículo 26.- Un comerciante que no tiene asociado o que no tiene sino un participante, no puede usar otra firma o razón de comercio, que su apellido con o sin el nombre. Puede agregarle todo lo que crea útil para la más precisa designación de su persona o de su negocio; pero no hacerle adición alguna que haga creer en la existencia de una sociedad.

Artículo 27.- La firma de una compañía en nombre colectivo, a falta del nombre de todos los asociados, debe contener, por lo menos, el de algunos de ellos, con una mención que haga conocer la existencia de una sociedad.

Artículo 28.- Toda razón de comercio nueva debe distinguirse claramente de las existentes y que estén inscritas en el Registro de Comercio.

Si un comerciante lleva el mismo nombre y apellido de otro que ya lo ha registrado como firma mercantil suya, para servirse de él, debe agregarle alguna enunciación que lo distinga claramente de la razón de comercio precedentemente inscrita.

CLASIFICACIÓN DE LOS COMERCIANTES.

El comerciante que deviene a virtud del ejercicio del comercio, quien generalmente es una persona física, pero que también puede ser una sociedad irregular.

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en las sociedades

de capitales, El

socio importa a

la sociedad por

su aportación,

sin que cuenten

sus cualidades

personales. La

persona del

socio queda

relegada a un

segundo

término.

El comerciante social, o sea, las sociedades adquieren tal carácter antes de realizar actividad alguna, por el mero cumplimiento de formalidades y de requisitos de publicidad.

Y las sociedades extranjeras y agencias y sucursales de ellas, las cuales también asumen el papel de comerciantes en función del ejercicio de actos del comercio dentro del territorio nacional.

FIGURA DEL COMERCIANTE.

Sociedades de personas: El elemento personal que las compone, es pieza esencial porque significa una participación de la firma social con la consiguiente aportación del crédito social, por la responsabilidad del patrimonio personal, y por la colaboración en la gestión.

Sociedades de capitales: El elemento personal se disuelve en cuanto a su necesidad concreta de aportación. El socio importa a la sociedad por su aportación, sin que cuenten sus cualidades personales. La persona del socio queda relegada a un segundo término.

Sociedades irregulares: Puede derivarse en el incumplimiento de mandato legal que exige que la constitución legal de las mismas se haga constar en escritura pública o del hecho de que aún constado en esa forma, la escritura no haya sido debidamente inscrita en el Registro de Comercio.

REQUISITOS PARA SER COMERCIANTE.

- Tener capacidad jurídica de ejercicio.

- Ejercer de forma cotidiana los actos reputados de comercio.

- No ser corredor público.

- Llenar los requisitos administrativos y legales para el ejercicio de dicha profesión.

- Tener al comercio como ocupación ordinaria.

- Si ha sido quebrado estar rehabilitado legalmente para volver a ejercer el comercio.

- No estar en estado de interdicción.

- En caso de ser extranjero, tener autorización legal expresa para ejercer el comercio.

OBLIGACIONES DE LOS COMERCIANTES.

1.- Hacer del comercio su ocupación habitual.

- Debe hacer actos de comercio repetidos en forma tal, que constituya su ocupación ordinaria.

- Que aunque esta ocupación ordinaria no sea permanente, haya la disposición y disponibilidad de hacerlo.

2.- Tener capacidad para contratar.

- Que esa repetición de actos forme un hábito.

- Ese hábito le imprime una condición especial.

- Hacer que el comercio sea único o principal medio de subsistencia.

3.- Publicidad mercantil: Participar la apertura del establecimiento de su propiedad, por los medios de comunicación que sean idóneos. Dará a conocer su ubicación, nombre y objeto.

4.- Registro de comercio: Deberán inscribir aquellos documentos cuya autenticidad deban hacerse notorios.

5.- Registros especiales: Se encuentran regulados por nuestra legislación otros relativos a determinados actos o documentos de carácter mercantil o que se relacionan con la materia.

6.- Contabilidad mercantil: Debe llevar y mantener un sistema adecuado; mediante los instrumentos, sistemas de registro de procesamiento de acuerdo a las características particulares del negocio.

7.- Sanciones: Excepto para el caso de que los libros de contabilidad se lleven en idioma extranjero, no

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Los Dependientes

del comercio

desempeñan

constantemente

alguna o

algunas

gestiones propias

de una empresa

mercantil, en

nombre y por

cuenta de un

titular (el

comerciante).

existe en nuestra legislación mercantil sanción directa para el incumplimiento de las obligaciones.

8.- Correspondencia: Están obligados a la conservación de la correspondencia que tenga relación con su empresa. Los originales de aquellas cartas, telegramas o documentos en que se consignen contratos, convenios o compromisos que den nacimiento a derechos y obligaciones, y deberán conservarlos por un plazo de diez años por lo menos.

9.- Inscripción de la Cámara de Comercio o Industria: Los comerciantes están obligados a inscribirse en la cámara de comercio o industria que corresponda, durante el mes de enero de cada año.

10.- Auxiliares de comercio: Requiere la colaboración de otras personas; de la actividad y servicios ajenos. Puede ser de carácter meramente intelectual o material; o de carácter jurídico, con poder de representación.

- Los auxiliares dependientes: Se encuentran en una posición subordinada respecto al comerciante y forman parte de su organización, a la que prestan en forma permanente sus servicios en virtud de una relación contractual determinada.

- Los auxiliares autónomos: No forman parte de la organización y se encuentran en una posición independiente respecto al comerciante. Su actividad se despliega no sólo al servicio de un comerciante determinado, sino de todo el que lo solicita.

11.- Dependientes del comercio: Son dependientes las personas que desempeñan constantemente alguna o algunas gestiones propias de una empresa mercantil, en nombre y por cuenta de un titular (el comerciante).

12.- Factores mercantiles: Son personas mercantiles las personas que tienen a su cargo la dirección de

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alguna empresa o están autorizados para contratar respecto a todos los negocios que conciernen a la misma.

13.- Nombre del titular de la empresa: En la práctica los factores son mejor conocidos con el nombre de gerente o administradores.

14.- Corredores: Agente auxiliar del comercio con cuya intervención se proponen y ajustan los actos, contratos y convenios y se certifican los hechos mercantiles.

Dentro del derecho mercantil es regulada por una legislación especialmente concerniente a ella.

15.- Comisionista: Ejerce actos de comercio en su propio nombre por cuenta de un comitente. Es auxiliar autónomo porque no presta su actividad exclusivamente a un comerciante determinado, sino a todo el que se le solicite.

16.- Comitente: Concede realizar al comisionista en su nombre y representación, cualquier clase de actos o gestiones, principalmente las de carácter mercantil.

17.- Agentes de comercio: Es la persona física o moral que de forma independiente se encarga de fomentar los negocios de uno o varios comerciantes.

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