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DETECTIVE PAOLO Y EL MISTERIO DE LOS CUADROS ROBADOS

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DETECTIVE PAOLO Y EL

MISTERIO DE LOS CUADROS

ROBADOS

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El segundo caso que resolvió Paolo sucedió un caluroso día de verano en el museo de Inglaterra cuando veía un cuadro de Horteh Pool, un famoso pintor de Londres que le encantaba. De repente, se apagaron todas las luces, Paolo sintió como le empujaban hacia la pared.

Cuando se encendieron todas las luces, Paolo tenía la chaqueta manchada de blanco y se dio cuenta de que ya no había ningún cuadro, los guardas no consiguieron ninguna pista y el director del museo le pidió a Paolo que investigara y resolviera el caso.

Paolo se puso manos a la obra y vio la puerta del sótano entreabierta, entonces fue a investigar y encontró una extraña marca pintada en el suelo. Siguió bajando por las escaleras hasta llegar al sótano, que estaba vacío.

Al día siguiente, decidió seguir investigando el caso. Cuando llegó al museo había una máquina demoledora y el director del museo estaba hablando con un hombre alto, moreno y con unas gafas de sol. Paolo se acercó para preguntarle qué pasaba. El director se lo contó todo.

Como habían desaparecido todos los cuadros, iban a demoler el museo y hacer un centro comercial. El hombre de las gafas se llamaba Hoods y era el que iba a ser el director del centro

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comercial.

Al mes siguiente, cuando ya estaba construido el centro comercial, Paolo fue a ver como era. Cuando entró vio que era muy amplio y grande, con dos pisos pero allí seguía la misma puerta que daba al sótano en el que todavía estaba esa extraña marca.

Paolo decidió investigar esa marca de nuevo. Se dio cuenta que estaba pintada con una tiza, aunque recordó que la pared del museo pintaba blanco cuando rozaba algo oscuro, como su chaqueta el día que robaron los cuadros, y ese suelo no es que fuera muy claro.

Paolo pensó en la escena justo antes del crimen y de pronto se le vino a la cabeza el último vistazo que le dio al museo:

Había un guardia y un hombre alto, moreno y con gafas de sol...¡era el director del centro comercial!Paolo pensó que sería casualidad, pero no lo descartó como culpable, por eso decidió quedarse a investigar esa noche.

Esperó a que estuvieran a punto de cerrar para esconderse en alguna tienda.Sobre la medianoche, se oyó un extraño ruido procedente del sótano. Paolo decidió ir a ver que pasaba, cada vez que bajaba el ruido se hacía más insoportable. Cuando bajó al sótano había altas columnas de cajas apiladas formando una gran cuadrado, y decidió irse y decírselo a la mañana siguiente algún guardia por si a lo mejor era mercancía.

A la mañana siguiente Paolo le preguntó a un guardia si el centro comercial había recibido alguna mercancía esa semana. El guardia le respondió que no habían recibido nada.

Paolo sospechó y decidió quedarse una noche más a investigar, e hizo lo mismo que el día anterior:

Esperó a que estuvieran a punto de cerrar para esconderse en alguna tienda.Cuando cerraron Paolo esperó a escuchar otra vez ese extraño ruido. Cuando empezó a sonar el ruido bajó al sótano, allí seguían las mismas cajas. Intentó entrar empujando pero no podía, así que decidió coger una caja de abajo y que se cayera una columna entera, pero antes de hacerlo quiso intentar deducir quién era el culpable:

Podría ser que el director del museo quisiera hacerse rico cobrando el seguro de los cuadros. Pero él no podía ser. Era un hombre honorable y además era poco atlético y había más de veinticinco pinturas.En cambio, el director del centro comercial era muy atlético y quería apoderarse del terreno para su parque comercial.

Cuando ya supo que era el director del centro comercial , quitó la caja de abajo. Se cayó la columna y entró. Comprobó que era quien suponía cuando lo vio con una taladradora apoyada en una caja, un agujero en el suelo y a e sacando todos los cuadros robados:-¡Ajá! Te pillé ladrón de cuadros- dijo Paolo- no tienes escapatoria.Paolo que en el último caso no llevaba esposas y se le escapó la ladrona ya sí llevaba y las utilizó para llevarlo a la comisaría.

El director del museo se hizo propietario del centro comercial. A partir de ese día, habría una galería para las punturas.

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Y así concluyó el segundo misterio resuelto por Paolo.