deTour Ciudad de México 32 | Agosto 2012
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Año 3 • No. 32 • AGOSTO 2012
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JAVIER MARÍNBiografía urbana de un gran escultor
AV. 5 DE MAYO: Entre La Ópera y el jazzHUAMANTLA:
Tapetes y toros en las calles
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Concluyó el proceso electoral. En el Distrito Federal el triunfo lo logró, en forma arrolladora, el candidato de las izquierdas, Miguel Ángel Mancera.
Atrás quedó el tiempo de las promesas y los ofrecimientos. Es la hora de empezar a construir el andamiaje, de allegarse las herra-mientas y conformar el equipo humano para, a partir del próximo mes de diciembre, comenzar a demostrar con acciones y resultados concretos que los electores no se equivocaron y que el gobierno capi-talino quedó en buenas manos.
En materia turística, el Distrito Federal puede sentirse satisfecho de haber logrado recuperarse de los terribles efectos de la crisis sani-taria del 2009 y haber retomado el camino del crecimiento, lo cual no significa que sea tiempo para tirarse a la hamaca.
La actividad turística en la Ciudad de México ofrece grandes re-tos y oportunidades. ¿Cómo habrá de enfrentarlos y aprovecharlas la nueva administración?
Esperamos que, por principio de cuentas, el nombramiento de Se-cretario de Turismo del Distrito Federal, recaiga en alguien con conoci-mientos y experiencia en la materia, con capacidad para tender puen-tes firmes de colaboración con quien ocupe la titularidad de la SECTUR federal, y con habilidad para cabildear ante las instancias competen-tes la signación de los montos presupuestales, que de manera efectiva permitan aprovechar las potencialidades que el turismo ofrece para el desarrollo económico y humano de la Ciudad de México.
GILBERTO HERNÁNDEZ SANTOS
Director
editorial
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contenido / contents
Centro Histórico12 5 DE MAYO. NOSTALGIAS DE
AYER, PLACERES DE HOY. 5 de Mayo
Street. The way it was, and the way
it is now. Aquí se localizan la cantina más turística de la ciudad, la dulcería más bonita y un pequeño museo cervecero, cafés de tradición y, para la noche, el mejor club de jazz / This is where you find the best tourist bar in the city, an elegant, mouth-watering candy store, a small beer museum, traditional cafés and a great jazz club.
Ciudad y cultura / City and culture22 EL D.F. EN EL CINE. Mexico City
on the silver screen. Una muestra de los muchos momentos y las muy diversas circunstan-cias en los que el cine se ha apropiado de la ciudady la ha hecho protagonista de muchas películas /A look at the many times and very different circum-stances in which the movie industry has made the city a star of many films.
Entrevista / Interview32 JAVIER MARÍN. CON PALAbRAS
ESCuLPIó LA CIuDAD / Javier Marín.
Sculpting the city with words. Uno de los escultores mexicanos más relevantes dentro y fuera del país, nos habla de la Ciudad de México, tierra a la que adoptó y a la que se siente ligado de manera definitiva / We interview a Mexican sculptor extolled both at home and abroad. He speaks to us about Mexico City, a place he adopted and with which he feels a permanent bond.
6 CARTELERA / Contents
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Vida Urbana / Urban Living42 ECObICI. SÚbETE A LA bICI /
Ecobici. Start biking. Hace poco más de dos años, la bicicleta empezó a compartir las vialidades con los automóviles y a ser adoptada por los capitalinos como un nuevo de estilo de vida. Hoy su popularidad crece / Just over two years ago, the bicycle started sharing the road with cars and being adopted by Mexico City residents as a new lifestyle. Today its popularity is growing.
Ida y vuelta / One day trip50 HuAMANTLA, VIGILIA Y TOROS
PARA LA FIESTA / Huamantla. Stay
up all night, then let the bulls out. Esta población celebra en agosto las dos fiestas más importantes de su calendario: en una, las calles se cubren con tapetes multicolores; en la otra, son toros los que ocupan las calles / This town holds the two most important festivities on its calendar in August: for one, the streets are paved with multicolored carpets; for the other, bulls take over the streets.
Director: Gilberto Hernández Santos / [email protected] • Director Asociado: Javier Her-nández Santos / [email protected] • Dirección Creativa: Adolfo Arenas Lerma. Axon Diseño y Comunicación SC / [email protected] • Fotografía: a&s photo/graphics, AXON, Danny Hernán-dez, Luis Enrique Bautista • Colaboradores: Gonzalo Herralde, Elisa Martineau, Alonso Solís • Traducción: Carole Bullard • Coordinación de marketing: Daniela Del Olmo / [email protected] 5211-7939, 5211-5927 y 5553-1641 • Asesor comercial: Sergio Loyo Salto / [email protected] • Rela-ciones Públicas: Tere Guerrero Medina / [email protected] • Impresión: Impresora Múltiple • Portada: Javier Marín, Instalación Tres (Blanco), Hotel JW Marriot, Santa Fe. Fotografía: Bernardo Arcos. deTour Ciudad de México es una publicación mensual de Noósphera Comunicación S. de R.L de C.V., Amsterdam 101, 1er piso, Col. Hipódromo Condesa, Del. Cuauhtémoc, CP 06170, México DF / Año 3, Número 32, Agosto de 2012 / Editor responsable: Gilberto Hernández Santos / Nº de reserva al título en Derechos de Autor: 04-2010-012917045600-102. Certificado de licitud de título y contenido: 14778 / Ti-raje certificado por Lloyd International. Nº de Referencia: 10287. Emitidos por la Comisión Calificadora de Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registrado en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. Impreso por Impresora Múltiple. Saratoga 909, Col. Portales, México, DF, www.impresoramultiple.com / Distribución gratuita / El contenido de los artículos es responsabilidad ex-clusiva de los autores. Todos los derechos reservados, prohibida la reproducción parcial o total, incluyendo cualquier medio electrónico o magnético con fines comerciales. Editada e impresa en México.
www.detourmexico.com deTour Ciudad de México @detourmexico
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EXPOSICIONES1 bRIDGET TICHENORHasta el 26 de agostoMartes a domingo, 10:00 a 18:00 horasReúne 100 pinturas provenientes de 18 coleccio-nes mexicanas y extranjeras y 35 dibujos, muchos de los cuales serán expuestos por primera vez. Museo de la Ciudad de MéxicoPino Suárez 30, Centro HistóricoAdmisión: $2450% a estudiantes y maestros con credencial vigente / Miércoles: entrada libre
3 JORGE ALbA:LA SELVA SINTÉTICAHasta el 23 de agostoMiércoles, viernes y domingo, 10:00 a 18:00 horas; Jueves y sábado, 12:00 a 20:00 horasEs la tercera pieza con la que el museo contribu-ye, con la plataforma tecnológica del EES, ala formación y promoción de artistas noveles.Museo Universitario de Arte ContemporáneoInsurgentes Sur 3000, CCUAdmisión: $4050% a estudiantes, maestros, UNAM e INAPAM
4 DECONSTRuCCIONES.CERÁMICA DE RAFA PÉREZHasta el 29 de agostoMartes a domingo, 10:00 a 17:00 hrs.Ceramista español que deja correr su trabajo para que el inconsciente tome por asalto la vo-luntad de crear. Sus construcciones no responden a fórmulas, sino que demuestran la necesidad de renovar la inventiva en cada pieza.Museo de Arte de la SHCPAntiguo Palacio del ArzobispadoMoneda 4, Centro HistóricoEntrada libre
2 TRANSCENDENCIA DE uNMECENAZGO. MANuEL SuÁREZY SuÁREZ Hasta el 23 de septiembreMartes a domingo, 10:00 a 18:00 horasObras de Gerardo Murillo (Dr. Atl), David Alfaro Siqueiros, Jorge González Camarena y Josep Renau, entre muchos otros, coleccionadas por el más grande mecenas de la obra mural mexicana.Museo Mural Diego RiveraBalderas y Colón s/nCentro HistóricoAdmisión: $19
cartelera / events
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EXPOSICIONES5 ANTES DE ENTRARPERMITA SALIRHasta el 15 de agostoMartes a domingo, 10:00 a 18:00 hrs.Consiste en una instalación donde confluyen elementos arquitectónicos, escultóricos y pic-tóricos, que se centra en evidenciar el carácter parcial y subjetivo del mirar humano.Museo de la Ciudad de México,Pino Suárez 30, Centro HistóricoAdmisión: $24Miércoles: entrada libre
VARIOS8 CICLO: LEO, LuEGO, EXISTO…Miércoles 2918:00 horasEste ciclo de lecturas en voz alta pretende fomentar el gusto y la costumbre por la lectura teniendo como lectores principales a diversos personajes del medio artístico y cultural.Museo de Arte de la SHCPAntiguo Palacio del Arzobispado, Moneda 4 Centro HistóricoEntrada libre
7 DESEANDO LO REAL.AuSTRIA CONTEMPORÁNEAHasta el 2 de septiembreMiércoles, viernes y domingo, 10:00 a 18:00 horas; jueves y sábado, 12:00 a 20:00 horasObras de 22 artistas austriacos que colocan la noción de realidad en el centro de su práctica y exploran distintos modelos para su representación. Sala 1 y 2, Museo Universitario de Arte Contemporáneo, Insurgentes Sur 3000 Centro Cultural UniversitarioAdmisión: $40
6 APOLOGÍA A EDIPO. INSTALACIóN DE JOSÉEDuARDO bENITOHasta el 29 de agostoMartes a domingo, 10:00 a 17:00 hrs.Instalaciones provistas de un trabajo oficioso y delicado. Transparencia y superposición de materiales tan disímbolos, como el papel, el plomo o el hilo.Museo de Arte de la SHCPAntiguo Palacio del Arzobispado, Moneda 4 Centro HistóricoEntrada libre
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MÚSICA9 ISRAEL CHAMbER ORCHESTRADomingo 2613:00 horas34 talentosos músicos dirigidos por Yoav Talmi, uno de los directores más reconocidos y exitosos. Actualmente es director Emérito de la Orquesta Sinfónica de Quebec. Palacio de Bellas ArtesAv. Hidalgo 1, Centro HistóricoLuneta 1: $782; luneta 2: $605; anfiteatro bajo: $488; anfiteatro alto: $371; galería: $248; galería vista parcial: $112
11 DuETO FMTROVA, bOLEROS Y ALGO MÁS…Sábado 2518:00 horasQue me sirvan una trova y muchas más. Ven a pasar una tarde bohemia llena de los grandes éxitos de la trova y el bolero que han hecho toda una época.Museo de Arte de la SHCPAntiguo Palacio del ArzobispadoMoneda 4Centro HistóricoEntrada libre
12 JAIGÜEYViernes 1720:00 horasBanda que fusiona el rock con el funk. Está integrada por Poncho Figueroa, Gustavo Jacoby Ricardo Jacob.Foro del Dinosaurio Juan José Gurrola Museo Universitario del ChopoDr. Enrique González Martínez 10Santa Ma. La RiberaAdmisión: $150Estudiantes, universitarios, UNAM e INAPAM: $100
10 THE LAND TRIO(IRÁN-EEuu-MÉXICO)Sábado 18, 19:00 horasSaba Alizadeh, kamanche; Javad Ali Butah, tablaJxel Rajchenberg, guitarra, requinto jarocho, charango, coco-banjo y voz; Omar Durán, artista invitado, jarana, marimba y voz.Mezcla instrumentos que surgen de tradiciones diferentes, lo que permite encontrar caminos co-munes y nuevos medios de comunicación sonora.Auditorio Blas Galindo, Centro Nacionalde las Artes, Río Churubusco, esq. TlalpanAdmisión: $100
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TEATRO13 A LA DERIVA JOCHasta el 26 de agosto11 y 12 suspenden funcionesSábado y domingo13:00 horasUn niño de trece años enfrentándose a su mayor aventura: crecer (pasar de la niñez a la adultez, en esa dura prueba que es la adolescencia) y experimentar el sentido de la libertad. La historia se desarrolla a orillas y sobre el río Misisipi, en época de pugnas entre la defensa de la esclavitud y la abolición de la esclavitud en Estados Unidos.Teatro GaleónCentro Cultural del BosqueReforma y Campo Marte s/nAdmisión: $8050% de descuento maestros, estudiantese INAPAM
DANZA16 bARRO ROJOARTE ESCÉNICOMartes 2120:00 horasTreinta años es un programa concebido como un cierre y renovación de ciclos para la agrupación es un momento que define una dimensión entre la trascendencia de una historia y la esperanza permanente del porvenir.Palacio de Bellas ArtesAv. Hidalgo, Centro HistóricoAdmisión: Luneta 1, $301; luneta 2, $266; anfi-teatro bajo, $243; anfiteatro alto, $195; galería 1, $100 y galería 2, $76
14 COMPAÑÍA MENO FORTAS PRESENTA: EL IDIOTA4 y 5, 17:00 horasUn viaje por los meandros de la mente, por secretos de las punciones eróticas de los prota-gonistas y por una suerte de melodrama donde la narración escénica se anuda a lo largo de una línea musical. Palacio de Bellas ArtesAv. Hidalgo 1, Centro HistóricoAdmisión: luneta 1, $782; luneta 2, $605; anfi-teatro bajo, $488; anfiteatro alto, $371; galería, $248; galería vista parcial, $112
15 ALICIA SÁNCHEZ.TEATRO EN MOVIMIENTOMartes 28, 20:00 horasCelebrando 20 años de trayectoria artística, Alicia Sánchez se ha consolidado como una de las compañías de mayor presencia en escenarios de la República Mexicana.Palacio de Bellas ArtesAv. Hidalgo 1, Centro HistóricoAdmisión: Luneta 1, $301; luneta 2, $266; anfi-teatro bajo, $243; anfiteatro alto, $195; galería 1, $100 y galería 2, $76
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centro histórico
Cinco d e Mayo
Anexo Banco de México
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Nostalgias de ayer, placeres de hoy
Cinco d e MayoCasa de los Azulejos
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El transcurso del tiempo, así como las transformaciones que experimentan los espacios públicos, impactan los significados simbólicos con los que nos apropiamos de
la ciudad.Al hurgar entre mis recuerdos infantiles de las calles del Cen-
tro, entre los más vívidos están los relacionados con esta calle. En aquella época, cuando el Centro Histórico era el centro de la
actividad comercial en la ciudad, la calle 5 de Mayo concentraba el mayor número de librerías y papelerías. Recuerdo cómo al inicio de cada ciclo escolar, mi madre, mis hermanos y yo acometíamos la odisea de ir allá para comprar los útiles escolares. Era una misión de exigencias heróicas. Había que recorrer tres, cuatro estableci-mientos atiborrados de gente luchando por un lugar frente al mos-trador y por conseguir la atención de los dependientes, quienes, enloquecidos, atendían a clientes igualmente enloquecidos.
Exitosos o no en esa misión, el siguiente paso nos llevaba al Café El Popular [1]. Desde las vidrieras exteriores y a través del rótulo pintado a mano que identificaba al lugar, mirabamos a las meseras desplazarse por entre las mesas, también atiborra-das, mientras los comensales ordenaban o consumían huevos a la mexicana, chilaquiles verdes o el obligado café con leche.
De aquellas librerías sólo queda la Manuel Porrúa. El Popular se mantiene tan popular como antes. Por entre sus mesas caminan con paso de bailarinas las meseras uniformadas, sirven los mismos platillos humeantes, canastitas de pan dulce y jarras de café con aroma y sabor robustos.
centro histórico
En sus siete cuadras, desde Bellas Artes
hasta el Zócalo, esta calle nos lleva
a la cantina más turística, la dulcería
más bella y el mejor club de jazz
de la ciudad
Texto/Text: Gonzalo HerraldeFotografía/Photography: a&s photo/graphics y AXON
15155 de Mayo esq. Bolívar
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Desconocía que la calle, originalmente llamada de la Alacaicería, había pasado por dos etapas de transformaciones. Durante la primera, en 1846, su trazo se alargó hasta el edificio del Gran Teatro Nacional, para lo cual se demolió el convento contiguo al templo de La Profesa. Posteriormente, en 1905, por exi-gencias de la perspectiva paisajística con la que fue concebido el Palacio de las Bellas Ar-tes, tocó al Gran Teatro Nacional y a parte de la Casa de los Azulejos ser demolidos para pro-longar la calle hasta el predio donde se levan-taría el nuevo monumento a las aspiraciones de grandeza y modernidad del porfirismo.
Para 1862, la calle había cambiado su nom-bre por el de 5 de Mayo a fin de honrar el triun-fo obtenido por el ejército mexicano contra los invasores franceses en la Batalla de Puebla, y a su comandante, el Gral. Ignacio Zaragoza, quien habitaba en esta calle.
Hoy en día, en comparación con la vecina calle de Madero, la de 5 de Mayo resulta casi apacible. El tráfico de vehículos y peatones no abruma. Permite caminar sin agobios o detener el paso para observar la variada arquitectura y tomar fotos en las que brillarán por su ausen-cia las construcciones de cantera y tezontle que definen el rostro colonial del Centro.
Próximo al Eje Central se localiza el calle-jón de La Condesa que comunica las calles de 5 de Mayo y Madero. Lo rodean la colonial Casa de los Azulejos, el Edificio Guardiola [2], cons-truido en 1930 y catalogado como un diseño de transición al modernismo arquitectónico, y el llamado Edificio Anexo [3] del Banco de Méxi-co. Estas construcciones ejemplifican bien el eclectisismo de la arquitectura que se puede admirar a lo largo de 5 de Mayo.
La llamada Casa de los Azulejos [4] es una de las joyas del barroco mexicano. Construido
Bar La Ópera
Callejón de La Condesa
La calle 5 de Mayo honra el triunfo del ejército mexicano
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como palacio por los Condes de Orizaba, en 1892 se convirtió en sede del Jockey Club don-de se reunía la aristocracia porfiriana; después de 1915 albergó fugazmente la Casa del Obrero Mundial y, por último, los hermanos Sanborn establecieron en ese sitio la cafetería y dro-guería cuyo funcionamiento perdura hasta la fecha. Pocos sitios como éste, podrían contar tantas anécdotas ligadas a personajes como Salvador Díaz Mirón, Xavier Villaurrutia o Sergio Pitol, por mencionar sólo algunos.
Otro de los recuerdos indelebles de mis andanzas infantiles por 5 de Mayo, tuvo como escenario la Dulcería de Celaya [5]. Caminar frente a las vitrinas de este centenario comer-cio, reproducía en mí el tormento de Tántalo, el mitológico rey de Frigia condenado a pasar eternamente hambre teniendo a la mano co-mida que le era imposible alcanzar. Detrás de esas vitrinas contemplaba vistosos dulces
de nombres románticos, como aleluyas, besos de nuez y suspiros. Me estimulaban grosera-mente la salivación. La mayoría de las veces, semejantes tentaciones no llegaron a mi boca. La dulcería sigue funcionando. Preserva la misma decoración afrancesada con la que se instaló a principios del siglo XX: cristales y es-pejos bicelados, aparadores de madera y pisos pulidos por el paso del tiempo. Es la dulcería mas bonita y sabrosa de la ciudad.
En mis años de prepa ya me era familiar la fama que la cantina La Ópera [6] había creado a partir de la belleza de su barra, la riqueza de-corativa y la leyenda del balazo disparado por Pancho Villa, cuya huella permanece visible en el plafón. Establecida en 1870, La Ópera ha sido y sigue siendo un lugar de clientes famo-sos. Por todo ello, me propuse que cuando al-canzara la mayoría de edad, una de mis prime-ras cervezas cantineras la disfrutaría alli.
Dulcería de Celaya
contra los invasores franceses en la Batalla de Puebla
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CINCO DE MAYO
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ELPOPULAR
DULCERÍADE CELAYA
LA ÓPERA
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EDIFICIOGUARDIOLA
ANEXO
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CASA DELOS AZULEJOS
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MUSEO DELA CERVEZA
ZINCO JAZZCLUB
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ALLENDE
CATEDRAL
TORRELATINOAMERICANA
PALACIODE
BELLAS ARTES
PLAZA DELA CONSTITUCIÓN
Café El Popular 5 de Mayo 50 y 52T. 5518-6081www.cafeelpopular.com.mxCasa de los Azulejos5 de Mayo, esq. Callejón de la CondesaBanco de México5 de Mayo 2Anexo del Banco de México5 de MayoEsq. Callejón de la Condesa
El Museo de la Cerveza [7] es un lugar único en México. Inaugurado a principios de 2005, es junto con La Ópera uno de los baluar-tes en donde se puede mitigar el impacto pro-vocado en la zona por el cierre del Bar Alfonso y La Puerta del Sol, dos cantinas que habían logrado fama bien ganada y presumían la pre-sencia de clientela famosa como los escritores, ya fallecidos, Andrés Henestrosa y Renato Le-duc. Este museo fue creado para difundir la cultura de la cerveza. El visitante aprende lo relacionado con esta bebida, al mismo tiempo que disfruta de un tarro coronado de espuma.
Mi gusto por el jazz es ajeno a todos estos recuerdos. Sin embargo, 5 de Mayo no es ajena a este gusto. Donde hace esquina con la calle
centro histórico
LA GuÍA / 5 DE MAYO
de Motolinía, en el sótano que fue bóveda del antiguo Banco Mexicano, el Zinco Jazz Club [8] abre sus puertas antes que las cantinas cie-rren las suyas. Es un lugar para ir a escuchar a los mejores intérpretes del jazz nacional y, frecuentemente, a figuras internacionales. El respeto a la música y a los músicos es signo distintivo del Zinco. Si a ello agregamos la so-norización impecable y la sobria decoración con acentos hi-tec, no es exageración decir que éste es uno de los mejores sitios para disfrutar del jazz en el D.F.
En la calle 5 de Mayo han quedado anu-dados fragmentos de mi biografía emocional, por lo que, como se puede ver, mi gusto por ella se mantiene vivo.
Dulcería de Celaya5 de Mayo 39 / T. 5521-1787http//:dulceriadecelaya.comBar La Ópera5 de Mayo 10 / T. 5512-8959Museo de la CervezaBolívar 18, esq. 5 de Mayo / T. 5510-0951facebook/museo de la cerveza mexicoZinco Jazz ClubMotolinía 20, esq. 5 de Mayo / T. 5512-3369www.zincojazz.com
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1919
Within its seven blocks, from the Zócalo to Bellas Artes, landmarks on this street are a popular tourist bar,
a most elegant candy store and the city’s best jazz club
Banco de México
The passage of time and the trans-formation it brings to public areas have an impact on the symbolic
meanings we attribute to those areas. When delving into my childhood memories
of streets in the Centro Histórico, the most vivid are those connected with the street 5 de Mayo. In those days, when the downtown area used to be the shopping hub of the city, the great-est number of bookstores and stationery shops were on 5 de Mayo Street. I remember that at
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Cinco de MayoThe way it was, and the way it is now
the beginning of each school year my mother, my brothers and sisters and I embarked on the ordeal of going there to buy our school supplies. It was a heroic mission. It meant going to three or four establishments packed with people fight-ing to get to the counter and get the attention of a beleaguered sales staff trying to attend equally beleaguered customers.
Regardless of the outcome of this mission, the next stop was always the old Café El Popu-lar [1]. Peering in from outside through the
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hand-painted name on the windows, we could see the waitresses moving between the crowded tables where customers were ordering or eating Mexican-style eggs, green chilaquiles and the consuetudinary milky coffee.
Of all those bookstores only the Manuel Po-rrúa one remains. El Popular is still there, and is as popular as ever. The waitresses, moving nim-bly from table to table, are still serving the same piping hot dishes, baskets of pastries and jugs of aromatic strong tasty coffee.
What I didn’t know was that the street, whose original name was Alacaicería, had un-dergone two transformation stages. In the first, in 1846, it was extended as far as the Gran Te-atro Nacional building, when the convent adja-cent to the La Profesa church was demolished. Later, in 1905, in order to accommodate the ur-ban planning involved in the construction of the Palacio de las Bellas Artes theater —monument to aspirations of grandeur and modernity of the Porfirio Díaz era—, the Gran Teatro Nacional and part of the Casa de los Azulejos had to be demolished so as to extend the street as far as the site for the new theater.
By 1862, the street’s name had changed to 5 de Mayo to honor the Mexican army’s victory over the French invaders in the Battle of Puebla,
and the army’s commander General Ignacio Zaragoza, who lived on this street.
Today, compared to the neighboring parallel street Madero, 5 de Mayo is almost quiet. Nei-ther the traffic nor the number of pedestrians is overwhelming. You can walk comfortably, pause to look at the various types of architecture and take photos. You’ll not find here any of the stone and volcanic rock structures that tend to define the colonial face of the Centro Histórico.
Shortly before reaching the Eje Central inter-section you come to the La Condesa alley that runs between 5 de Mayo and Madero. This is where you find the colonial Casa de los Azulejos (House of Tiles), the Guardiola Building [2] erected in 1930-41 and classified as a design of transition to modernism, and the building known as Banco de México Annex [3]. These build-ings are examples of the eclectic architectural styles you see along 5 de Mayo Street.
The building called Casa de los Azulejos [4] is a gem of Mexican baroque. Built as a mansion for the Count and Countess of Orizaba, in 1892 it became the Jockey Club where the Porfirian ar-istocracy would congregate. After 1915 it briefly served as the International Labor Headquarters, then finally the Sanborn brothers set up a caf-etería/drugstore that is still there today. Few sites
Zinco Jazz ClubBeer Museum
5 de Mayo street
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The Beer Museum [7] is unique in México. Opened in early 2005, it is, along with La Ópera, one of the bastions that mitigate the impact on the district caused by the closure of the Bar Al-fonso and La Puerta del Sol, two other bars that boasted famous customers. These two bars were known for conversation over tequilas, domino matches and dice games, accompanied by spicy complimentary snacks. The museum was estab-lished to spread the culture of beer. Visitors learn all about this beverage while enjoying a foam-topped mugful.
My love of jazz is removed from such memo-ries. But today, 5 de Mayo Street is not removed from this love of mine. At the intersection with Motolinía Street, in the basement that was once the vault of the old Banco Mexicano, the Zinco Jazz Club [8] opens its doors before the bars close theirs. It is a place to go listen to the best national, and often international, jazz perform-ers. Respect for the music and the musicians is a distinctive feature of the Zinco. Add to that, im-peccable sound and a sober decor with high-tech touches, and it’s no exaggeration to say it is one of the best locales to enjoy jazz in Mexico City.
A few strings of my emotional biography have remained tied to 5 de Mayo Street so, as you can see, I still like it.
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like this one have so many anecdotes linked to the likes of Salvador Díaz Mirón, Xavier Villaurru-tia or Sergio Pitol, to mention just a few.
Another of my indelible childhood memories of 5 de Mayo was the Dulcería de Celaya [5] candy store. Standing outside the window of this 100-year-old shop I was seized with the torment of Tantalus, the mythological king of Phrygia, condemned to eternal hunger despite food on hand that was simply beyond his reach. I drooled over gorgeous candies on the other side of the shop window with romantic names like hallelu-jahs, walnut kisses and sighs. My mouth watered but, more often than not, such temptations never reached my lips. This candy store is still in opera-tion. It retains the same French-style decor it had in the early 20th century: bevelled-edge windows and mirrors, wooden display stands, and floors polished over the passage of time.
In my senior high school years I was already familiar with the fame of the La Ópera Bar [6], for the beauty of the actual bar itself, the decor and the legendary bullet fired by Pancho Villa leaving a hole still visible in the ceiling. Opened in 1870, La Ópera has been and continues to be a hangout for famous customers. So I vowed to drink one of my first pints of beer there when I became of age.
El Popular Café
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Texto/Text: Gonzalo HerraldeFotografía/Photography:
La Ciudad de México que el Cine nos Dejó, Carlos Martínez Assad, Ed. Océanoy Ciudad de Cine, Hugo Lara Chávez, Ed. CONACULTA
ciudad y cultura / city and culture
DFEL
EN EL CINE
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Una mirada a las muchas miradas con las que
el cine ha recreado las muchas ciudades presentes
en la Ciudad de México
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El cine mexicano ha retratado infinidad de veces el rostro cambiante de la Ciudad de México. Calles, plazas, monumentos, barrios, edificaciones, comercios
e, incluso, los anuncios publicitarios en la vía pública, han sido parte del paisaje urbano presente en la filmografía nacional.
El escritor Vicente Quirarte ha dicho, con toda precisión, que “si el primer actor del cine mexicano fue Porfirio Díaz, la primera actriz fue la Ciudad de México”. Se refería, sin duda, al hecho de que en las primeras filmaciones realizadas en México en el año de 1896, aparece como protagonista Don Porfirio Díaz cabalgando en el Bosque de Chapultepec.
Desde ese momento y hasta la fecha, el paisaje del Distrito Federal ha sido locación para el rodaje de inumerables películas, nacionales y extranjeras. Al mismo tiempo, ha sido protagonista relevante de las historias que se cuentan en ella y con ella. No en balde, en los créditos de la película Del brazo y por la calle (1955), dirigida por Juan Bustillo Oro, además de los nombres de Marga López y Manolo Fábregas aparece, de manera más que inusual, el de la Ciudad de México como tercer protagonista de ese film.
Un recurso clave del lenguaje cinematográfico consiste en crear atmósferas que calen hondo en los estados de ánimo. El carácter reconocible de los espacios públicos aumenta la rele-vancia que para el espectador puede tener la historia narrada o los momentos e imágenes culminantes de ella. Lugares como Chimalistac, la colonia Hipódromo Condesa y el Hospital de Jesús, donde se teje la tragedia del personaje de Santa (Anto-nio Moreno, 1931), la primera cinta sonora mexicana o como la fuente de la Diana Cazadora, en el Paseo de la Reforma, donde los protagonistas de Los Caifanes (Juan Ibañez, 1966), llevan a cabo una de sus más desaforadas correrías; o como el suburbio de Santa Fe, retratado en Un mundo maravilloso (Luis Estrada,
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2005), en el que se sintetiza el contraste entre la riqueza del paraíso corporativo y la preca-riedad de los basureros sobre los que éste se construyó, son escenarios que se conectan intensamente con la trama de la que forman parte y la vuelven memorable.
En términos del ámbito en el que se realiza su manufactura, el cine es un arte esencial-mente urbano. En el caso de México, así ha sido desde el surgimiento de esta industria. La producción del mayor número de películas se concentra en el Distrito Federal, de aquí que sea la localidad más retratada cinematográfi-camente hablando.
Lo anterior explica, en gran medida, la pre-sencia inagotable que de siempre ha tenido la Ciudad de México en la filmografía nacional. De tal forma, el cine ha vuelto visibles sus mu-chas biografías, así como los rasgos, cambios y permanencias transcurridos a lo largo de más de 100 años.
Los distintos componentes del paisaje urba-no —como la arquitectura y los monumentos,
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los medios de transporte, la gente y su vesti-menta, las vialidades, los anuncios y el mobi-liario urbano— identificables en el momento del rodaje de cada película, bien pueden servir para elaborar una historia y una sociología fíl-mica de la Ciudad de México.
Los fenómenos socioculturales surgidos de las interacciones entre los individuos y los disímbolos espacios de la urbe, y entre los mismos individuos, han sido abordados con diferentes enfoques por la producción fílmica nacional. Cierto es que los escenarios definidos por el cine han sido muchas de las veces poco creíbles. Y también lo es, que en no pocas oca-siones, con su discurso ha construido o repro-ducido estreotipos vulgares. Pero aún en estos casos, el cine ha cumplido un papel relevante en la construcción del imaginario colectivo en torno de la capital del país.
El paisaje idílico de Xochimilco que enmar-ca la belleza de Dolores del Río en María Can-delaria (Emilio Fernández, 1943), contrasta la dimensión del drama que desembocará en su
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lapidación. Los claroscuros difuminados por la iluminación nocturna sobre la fachada del Co-legio de las Vizcaínas, arropan, en una imagen memorable de Trotacalles (Matilde Landeta, 1950), la soledad de la vía pública y la paciencia con la que un grupo de prostitutas esperan, re-cargadas sobre los muros, la aparición de clien-tes. En Borrar de la memoria (Alfredo Gurrola, 2010), la quietud de los muertos tendidos en la escalinata de la Plaza de las Tres Culturas y de las edificaciones que la rodean, establece a su vez un contraste brutal con la pulsión que lleva a los soldados a dirigir sus armas hacia las alturas de los edificios de departamentos.
Con imágenes de paradojas y contrapun-tos como las anteriores, el cine ha subrayado que la Ciudad de México no es una sino mu-chas ciudades, mismas que en sus profundas diferencias, contradicciones y antagonismos, pero también en sus afinidades, coincidencias y complementariedades, constituyen un uni-verso inabarcable donde todo lo inverosímil y cualquier milagro son posibles.
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Mexican movies have portrayed the different faces of Mexico City an infinite number of times. Streets, plazas, monuments, neighborhoods, buildings, stores, even billboards have figured in scenes shot by national filmmakers.
The writer Vicente Quirarte correctly stated that “if the first Mexican movie actor was Porfirio Díaz, the first actress was Mexico City.” He is undoubtedly referring to the fact that in the very first films made in Mexico in 1896, Don Porfirio Díaz is the star riding through Chapultepec Park.
From that moment on, Mexico City has been a location for shooting innumerable films, both na-tional and international. But at the same time it has actually had a starring role in them too. Surprisingly enough, alongside stars Marga López and Manolo Fábregas, Mexico City appears in the credits as supporting “actor” for the movie Del Brazo y por la Calle (Arm in Arm along the Street), directed by Juan Bustillo Oro.
Crucial to a cinematographer’s success is the ability to create atmospheres that sink deep into the pysche. The recognizable nature of public spaces increases the relevance of the story being told or of its culminating moments and images. Places like Chimalistac, the Hipódromo Condesa neighborhood and the Hospital de Jesús where tragedy unfolds for the leading character in Santa (Antonio Moreno, 1931),
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A look at all angles of Mexico City as seen throughthe eyes of moviemakers over eight decades
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México’s first talking movie. Or like the Diana Cazadora fountain on Paseo de la Reforma, where the protagonists of Los Caifanes (Juan Ibañez, 1966) carry out one of their most out-rageous escapades. Or like the suburb of Santa Fe depicted in Un Mundo Maravilloso (A Won-derful World) (Luis Estrada, 2005) which sums up the contrast between the wealthy corporate paradise and the precarious garbage dumps on which it was built. They are all scenes intrinsi-cally connected to the plot they form part of and make it the more memorable.
In terms of the environment in which films are made, the industry is essentially an art. In México this has always been the case. Mexico City has been the production center for the greatest number of national films, so naturally it has also been the most popular set location.
This largely explains Mexico City’s constant presence in national cinematography which brings to light the city’s many biographies, features, con-tinuities and changes over more than 100 years.
The various components of the urban land-scape identifiable at the time a film is shot—like the architecture, the monuments, the means of transport, the people and their clothes, the streets, the billboards and urban fixtures—are in themselves a filmed documentary of the his-tory and sociology of Mexico City.
The sociocultural aspects arising from interac-tion between people and dissimilar areas of the city have been tackled with diverse focuses by the
national film industry. Of course, movie scenarios have often been implausible, and their dialogue has produced or reproduced vulgar stereotypes. But even in these cases, cinematography has played an important role in building the collective imagination around the capital of the country.
The idyllic landscape of Xochimilco that frames the beautiful Dolores del Río in María Candelaria (Emilio Fernández, 1943) is in stark contrast to the drama that will lead to her stoning. An un-forgettable image in Trotacalles (Streetwalkers) (Matilde Landeta, 1950) of chiaroscuro intermin-gled with moonlight falling on the façade of the Colegio de las Vizcaínas instantly captures the loneliness of the public street and the patience of a cluster of prostitutes leaning against the walls waiting for customers to appear. In Borrar de la memoria (Erase from Memory) (Alfredo Gurrola, 2010), the stillness of the dead bodies lying on the steps in the Plaza de las Tres Culturas and beside the surrounding buildings marks another brutal contrast with the agitated soldiers aiming their weapons at the upper floors of the apart-ment buildings.
In paradoxical and counterpoint images such as those mentioned, the cinema has stressed that Mexico City is not just one city but many cities rolled into one, with profound differences, contradictions and antagonisms, yet also with affinities and coincidences. An incomprehen-sible universe where everything improbable and any miracle is possible.
LOCACIONES / SETS
1. Edificio en la colonia Roma2. San Miguel Chapultepec3. Hospital de Jesús, Centro Histórico4. Santa Fe5. Cartel6. Calle del Centro Histórico7. Plaza del Aguilita, Centro Histórico
8. Catedral Metropolitana9. Calle de Vizcaínas, Centro Histórico 10. Xochimilco11. Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco12. Calle de Moneda, Centro Histórico13. Puente de Nonoalco
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MarínSu estudio se localiza en la colonia Roma. Allí, Javier Marín, el artista cuya obrase ha exhibido por todo el mundo, creay vive el universo que le es propio y que, a través de su escultura, acaba siendode los demás
Entrevista/Interview: Gilberto HernándezFotografía/Photography: a&s photo/graphics, Danny Hernández, Bernardo Arcos y Jimena Oliver
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ace dieciocho años se instaló en la Roma. Recuerda que en ese entonces, los efectos del terremoto de 1985 eran evidentes. La destrucción y el despobla-miento provocaron que el valor de los inmuebles fuera a la baja. Quienes se sentían atraidos por este barrio, como es su caso, encontraron oportunidades para hacerlo su lugar de residencia.
Para Javier, esta colonia es el cordón umbilical que nutre su relación con una ciudad de la que no es originario. Recuerda con claridad los motivos que lo trasplantaron de su tierra natal, Uruapan, Michoacán, a la capital del país. “A los nueve años, yo y toda mi familia llegamos a la Ciudad de México. Mis hermanos mayores empezaban a entrar a la universidad y mi papá no quería que se separara la familia. Así que nos venimos todos: los hermanos, los pa-pás, el perro y el perico. El contraste entre vivir en un pueblo chiquito y vivir en una ciudad enorme fue tremendo; pero a mí me resultó interesante. Me quedé a vivir aquí. Me volví chilango”.
descubriendo una ciudad inagotable"Descubrimiento" es un término recurrente cuando Javier Marín expresa sus percepciones en torno de esta ciudad que le resulta inagotable. "Te das cuenta de que la ciudad en la que te mueves está rodeada de muchas otras ciudades. En este sentido, vives la experiencia de descubrir la ciudad muchísimas veces".
Sus descubrimientos comenzaron en la colonia Del Valle, lugar donde lle-gó a residir junto con su familia. Poco a poco se fueron ampliando al cercano Parque Hundido, a Chapultepec, al Centro Histórico. "Eran lugares en donde nos echábamos a vagar. Íbamos encontrando cosas insólitas en espacios que nunca antes nadie nos había platicado".
Terminó de estudiar la primaria en una "escuela privada chiquitita". La secundaria la cursó en una escuela pública de la colonia Narvarte y el ba-chillerato en la Prepa 8 de la UNAM, allá en Mixcoac. Recuerda que sus ires y venires de la colonia Del Valle a la prepa, los efectuaba viajando en tranvía por Avenida Coyoacán hasta Félix Cuevas, y de ahí tomaba un camión que lo llevaba a Mixcoac. "El recorrido transcurría por lugares muy diferentes.
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Era como atravesar por distintas capas que la ciudad tiene; como si fuera una cebolla: quitas una y aparece otra. Así vas descubriendo una ciudad de contrastes; esto me encanta".
Su idea de los contrastes visibles en toda la ciudad, complementa la de los descubri-mientos. Constituyen la dualidad perceptiva a partir de la cual concibe a la urbe como un ser vivo, mutante, en movimiento y como un reflejo de la gente que la crea y la habita.
Cuando ingresó a la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, ésta se trasladó de la calle de Academia en el Centro Históri-co al sur de la ciudad. "Fui la primera gene-ración que estudió en Xochimilco. Había que caminar entre milpas para llegar a la escuela. Con frecuencia no llegaban los maestros, las modelos o el que abría la puerta". El artista en ciernes ya conocía el centro del pueblo y el convento del siglo XVI. Pero ser estudiante en la ENAP le permitió conocer Xochimilco en sus detalles, recorrer cada calle y adentrarse en sus tradiciones y cultura.
También en su época universitaria, por razones académicas, inició el descubrimien-to sistemático de los museos de la Ciudad de México. Se acercó con entusiasmo al Centro Histórico para admirar la arquitectura vi-rreinal. Se acentuó su interés en descubrir siempre algo nuevo. En cada rincón encontró expresiones del espíritu creativo de un pueblo forjado en el crisol del mestizaje.
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los caminoslo conducen a la romaCon la universidad llegó la independencia. Él y dos compañeros rentaron una "cabaña de pue-blo" por los rumbos del Desierto de los Leones. No tenían para más. Un vecino les dio la bienve-nida advirtiéndoles que estuvieran preparados para la temporada de lluvias cuando salían cu-lebras por todos lados y se metían a las casas.
Sonriente recuerda haber tenido "un vo-cho que se descomponía cada cuadra y se quedaba sin frenos". Ir y venir de la casa a su trabajo en Televisa San Ángel —donde se desempeñaba como diseñador de vestuario, al mismo tiempo que seguía trabajando para sus exposiciones—, y recorrer diariamente la difícil ruta que comunica con el Desierto de los Leones, significaba emprender cada día una aventura extrema.
Como diseñador de vestuario le comenzó a ir bien. No tardó en mudarse a un departamen-to que le dejó una hermana suya en la colonia Narvarte. Javier Marín reconoce que contraria-mente a la idea que mucha gente tiene de esta colonia, a él le resultó todo un descubrimiento. Disfrutó de sus calles arboladas; observó la “arquitectura maravillosa de muchas de sus casas” y empezó a llevar una vida de barrio, a sentirse parte de la tiendita de la esquina y de otros lugares donde resultaba reconocible.
Al poco tiempo se le presentó la oportuni-dad de construir el estudio en la colonia Roma.
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“Era un barrio obscuro y misterioso y era la época en la que todos platicaban de robos y violencia. Todo mundo tenía terror de andar por las calles. Yo tam-bién. En las noches no me atrevía a salir solo para visitar a una amiga que vivía a dos cuadras”.
Ahora, no duda en reconocerlo, la situación es diferente. Y explica: “la gen-te, valiente, tomó la calle. Puedes salir y llegar a la hora que te dé la gana, bo-rracho, a gatas, como quieras. Hay gente por todos lados. Nunca más he vuelto a tener miedo”.
Javier Marín está conciente de que los cambios y el creciente atractivo de la colonia Roma, conllevan riesgos que deben ser prevenidos por los vecinos. Deben involucrarse en los asuntos que tienen que ver con la vida de la comu-nidad. A manera de ejemplo, cita los riesgos que representan la proliferación incontrolada de antros, la tala subrepticia de árboles y la construcción indis-criminada de edificios.
También es preciso al plantear que el reto general que enfrenta la capital es claro: “o se convierte en una súper ciudad o se va para el hoyo”. Javier Ma-rín apuesta por lo primero. Pero advierte, que sólo será posible si disponemos de una conciencia social y si enfrentamos el problema de la corrupción, “una enfermedad que no es exclusiva de los políticos…”
Para concluir, confiesa haber dicho que se iría a vivir fuera de México “si sucedían cosas terribles en estas elecciones”. Sucedieron. “Estoy un tanto des-ilusionado de nuestro México lindo y querido”.
Sin embargo, cambió de idea, piensa seguir viviendo aquí. “Como artista he tenido la oportunidad de trabajar en otros países… nunca ha sido lo mismo”.
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crossing the cityHis studio is in the Roma district. There,
Javier Marín the artist whose work has been exhibited the world over, creates and lives
in a universe all his own which, through his sculpture, ends up belonging to everyone
Eighteen years ago he settled in the Roma area. He re-members that the effects of the 1985 earthquake were still very evident. Destruction and depopulation had caused property
values to plunge, so people drawn to this neighborhood, as he was, found good bargains to make it their place of residence.
For Javier, this district is the umbilical cord that nurtures his relation-ship with a city which is not his original hometown. He clearly recalls the reasons that brought him to the capital from his birthplace, Uruapan, Michoacán. “When I was nine years old, my whole family and I moved to Mexico City. My older siblings were due to enter university and my dad
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didn’t want the family to get split up. So we all moved here together: my siblings, parents, dog and parrot. The contrast between living in a small town and living in a huge city was overwhelming; but I found it extremely interesting. So I stayed here. I became chilango (slang term for a Mexico City resident).”
discovering an inexhaustible cityDiscovery is a recurrent word that Javier Marín uses to express his perceptions of this city, which he finds illimitable. “You realize that the city you’re moving around in is enveloped in multiple cities. In this sense, you have the experience of discovering the city many times over.”
His discoveries began in the Del Valle neighborhood where he came to live with his family, but gradually spread to the nearby Parque Hundido, Chapultepec and the Centro Histórico. “Those were places we would wander around, finding unusual things that no one had told us about.”
He finished his primary school education in a “little private school.” His first years of secondary education were at a public school in the Narvarte district, and his senior high school years at the UNAM’s Prepa 8 in the Mixcoac district. He re-calls travelling the route from Del Valle to the high school by tram along Avenida Coyoacán to Félix Cuevas Street, and from there taking a bus to Mixcoac. “The journey implied passing through very different places, like traversing different layers. It was as if the city were an onion: remove one layer, another appears. And so you go discovering a city of contrasts. I love that.”
His idea of the visible contrasts all over the city complements his idea of dis-coveries. They constitute a dual perception whereby he sees the city as a living mutant in motion that reflects the people who are creating and living in it.
When he enrolled at the National University’s (UNAM) National School of Fine Arts (ENAP), the institution was moved from Academia Street in the Cen-tro Histórico to the southern end of the city. “My class was the first to study in Xochimilco. We had to walk through cornfields to get to the school. Often the teachers, the models or the doorman would fail to show up.” The budding artist was already familiar with the center of Xochimilco and the 16th century convent. But being a student in the ENAP meant he could walk down every street, get to know every detail of the town and learn about its traditions and culture.
Also during his time in university, and for academic reasons, he embarked on a systematic discovery of Mexico City’s museums. He greatly admired the colonial architecture in the Centro Histórico, and his interest in always discovering some-thing new kept growing. In every corner he found expressions of the creative spirit of a people forged in the melting pot of a mixed race.
all roads lead to romaUniversity studies brought independence. He and two companions rented a rustic cabin in the Desierto de los Leones area. They couldn’t afford more. A neighbor welcomed them with a warning to prepare themselves for the rainy season when snakes would emerge from everywhere and slither into the houses.
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With a smile he recalls he had “a VW that used to break down on every block and had no brakes.” The daily commute on a difficult route from home to his job in the Televisa San Ángel TV station—where he was a costume designer, while at the same time working for his exhibi-tions—implied a fresh adventure each day.
His costume designing proved fruitful, and he soon moved to an apartment that a sister of his left him in the Narvarte neighborhood. Javier Marín admits that, despite the opinion many people have of this neighborhood, he found it to be a whole new discovery. He enjoyed its tree-lined streets, noticed the “wonderful architec-ture of many of the homes,” and felt at home there, with a fondness for the little corner store and other familiar hangouts.
At the same time the opportunity arose to build a studio in the Roma area. “It was a dark, mysterious neighborhood, at a time when every-one was complaining about robberies and vio-lence. Everyone was terrified to walk around the streets. Me too. At night I only dared step out to visit a girlfriend who lived two blocks away.”
Now, the situation is different. “People brave-ly took back the streets. You can now go out and come home at whatever time you like, drunk, on
all fours if you like. There are people out every-where. I haven’t felt afraid anymore.”
Javier Marín realizes that changes and the increasing appeal of the Roma neighborhood carry risks that must be prevented by the local population. People must get involved in matters that have to do with the life of the community. For example, he mentions the risks posed by the uncontrolled proliferation of discotheques, the furtive felling of trees and indiscriminate erec-tion of buildings.
He also doesn’t mince words when he says the challenge facing the capital is obvious: “either it becomes a super city or it goes down the drain.” Javier Marín is betting on the first, but warns that it will only be possible if we have a social con-science and face the problem of corruption, “a disease that is not exclusive to politicians…”
Finally, he confesses having said that he would go and live away from México “if aw-ful things were to happen in these elections.” They did. “I am a little disappointed in our be-loved México,” is what he now says. But he has changed his mind and plans to continue living here. “As an artist I have had the opportunity to work in other countries…it’s never been the same though.”
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vida urbana/urban life
Texto/Text: Alonso Solís • Fotografía/Photography: a&s photo/graphics
Cuando comenzó, muchos pensaron que era una moda, que la Ciudad de México y los chilangos no eran aptos para su adecuado funcionamiento. Pero sucedió lo contrario: Ecobici resultó un éxito, y se dispone a crecer
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Vida urBana
Eran los primeros días de enero del año 2010. En distintas ca-lles, banquetas y camellones de la colonia Condesa, se hizo noto-ria una muy peculiar delimitación de áreas mediante la instala-
ción de pequeños postes de concreto pintados de negro y con una franja amarilla. Nadie en ese momento sabía su razón de ser. Pocas semanas después, en el mes de febrero, unas simpáticas bicicletas color rojo, tri-puladas por muchachas y muchachos de aspecto a la moda, por hom-bres cuyos trajes y corbatas delataban su condición de ejecutivos o por señoras y señores de distintas edades, comenzaron a ser parte del paisa-je y del estilo de vida de ese barrio de aires cosmopolitas. Con curiosidad y algo de sorpresa los peatones y automovilistas volteaban a verlos. El estereotipo de la bicicleta asociada al trabajo del panadero, el policleto o el repartidor empezó a desdibujarse.
El éxito viaja en dos ruedasEcobici, el sistema de transporte humano individual en bicicleta, ha-bía iniciado su operación en la Ciudad de México con 85 cicloestaciones ubicadas en puntos estratégicos, a una distancia máxima de 300 metros una de otra, y con poco más de 1,000 bicicletas.
No faltaron las voces escépticas que señalaron que un programa de esta naturaleza estaba condenado al fracaso. El argumento más común subrayaba las diferencias culturales y urbanísticas entre “ciudades pri-mermundistas” de Francia, Noruega, Suecia y España, donde ya operaban proyectos de esta naturaleza, y la nuestra, “tercermundista”. Se van a robar las bicicletas, decía alguien. En las calles y avenidas no hay condi-ciones seguras para andar en bici, comentaba otro. La Cruz Roja no se va a dar abasto para atender a los atropellados, profetizaba el más pesimis-ta. Tales voces concluían: la gente no se va a animar a transportarse en bici; el programa será un fracaso.
Sin embargo, conforme pasaban las semanas, más y más ciclistas, con un cierto aire de presunción, de noche y de día, iban y venían por las colonias Roma Norte, Cuauhtémoc, Juárez y Condesa; se les miraba avanzar por la nueva ciclovía del Paseo de la Reforma, con frecuencia más rápido que los automovilistas, pero siempre más relajados; a va-rios museos del Centro Histórico llegaban con toda comodidad y de-jaban la roja bicicleta prácticamente a las puertas, caminaban unos pasos y entraban para disfrutar del arte y la cultura.
En poco tiempo Ecobici demostró ser todo un éxito. Prácticamente no han habido robos ni accidentes (debo confesar que uno de los muy pocos es el que yo tuve, sin consecuencias, salvo para la bici). Poco a poco los automovilistas e incluso los peatones han aprendido a compar-tir el espacio vial con las bicicletas. Incluso, no faltan quienes en tono de cosmopolitismo satisfecho comentan que ahora el rostro de la Ciudad de México tiene algo de París y de Amsterdam.
www.ecobici.df.gob.mx
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Vida urBana
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A la conquista de más territoriosMás allá de una moda, el programa de trans-porte individual en bicicleta es una contribu-ción al mejoramiento del medio ambiente y a la sustentabilidad de la Ciudad de México. También tiene un impacto positivo en la eco-nomía, no sólo en lo que se refiere al bolsillo de los usuarios. A la par de Ecobici ha crecido el mercado de la bicicleta; en las colonias men-cionadas se han abierto tiendas especializa-das en la venta de artículos para ese mercado. Con la popularización del uso de la bicicleta, la salud psicofísica de miles de personas de todas las edades experimenta beneficios.
En este mes de agosto arrancó una nueva etapa de crecimiento y expansión de Ecobici. De aquí a diciembre, la cobertura pasará de 4,2 km2 a 21 km2, cubriendo, por lo pronto, la parte faltante de la colonia Roma Norte, más la Roma Sur y Polanco, así como una zona más amplia del Centro Histórico. El número de ci-cloestaciones llegará a 275 en las que habrá 4,000 bicicletas dando servicio; y el tamaño de la población atendida crecerá de 30,000 a 100,000 usuarios. Siendo como somos procli-ves a la presunción, los datos anteriores dan
motivo para presumir que ningún sistema público de bicicletas en el mundo ha logrado, en tan poco tiempo, semejante expansión.
La bicicleta como medio de transporte in-dividual ya obtuvo carta de naturalización chilanga. Y todo apunta a que sus usuarios se-guirán creciendo. La parte central del valle en el que se asienta la Ciudad de México es en su mayor parte plana. El número de ciclovías al-canzará este año los 42 km e integrará a distin-tas colonias de los cuatro puntos cardinales. La conciencia ecológica de la población va en au-mento. La socialización y recreación a través de paseos ciclistas bien organizados, sea en fines de semana o incluso por la noche, también ex-perimenta su propio boom en distintos rum-bos del Distrito Federal. Y la sustitución del uso del auto por el de la bicicleta, significa para un sector creciente de población, particularmen-te los jóvenes, la adopción de un estilo de vida vanguardista, asociado a la acción personal en favor de la sustentabilidad de la urbe.
Motivos y facilidades para ser parte del movimiento bicicletero sobran. Qué tal si después de leer este artículo te vuelves parte activa del mismo.
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Start biking In the beginning, many thought it was justa fad, and that neither Mexico City nor itsresidents were suited for making it work.
But quite the contrary! Ecobici has turnedout to be a success, and looks to grow
In the first days of January 2010, along different sidewalks and median strips of several streets in the Condesa district, there appeared a strange de-
marcation of areas with the installation of small concrete posts painted black with a yellow stripe. No one at the time could figure out why. A few weeks later, in February, some nice red bicycles manned by fashionably-attired young men and women, by executives in suits and ties, or by men and women of all ages, began
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to be a common sight in the urban scene and lifestyle of this cosmopolitan district. Surprised and curious pedestrians and motorists all turned to gape at them. The ste-reotype of bicycles being associated with bakers and delivery boys began to fade.
Success travels on two wheelsEcobici, the individual human transport system by bicyle launched its operation in Mexico City with 85 cycle stations placed in strategic locations at a maximum distan-ce of 300 meters one from another, and with little more than 1,000 bicycles.
There was no shortage of skeptical voices pointing out that a program of this kind was doomed to failure. The most common argument stressed the cultural and urba-nistic differences between “first-world cities” of France, Norway, Sweden and Spain that had projects of this type, and our own “third-world city.” The bicycles will all get stolen, someone said. Conditions on our streets and avenues aren’t safe for riding bicycles, commented another. The Red Cross will have its work cut out attending to run-over cyclists, predicted a true pessimist. Such voices concluded: people won’t be inspired to move around by bicycle; the program will flop.
However, as weeks passed, more and more cyclists, with a certain air of pre-sumptuousness, were coming and going, night and day, around the Roma Norte, Cuauhtémoc, Juárez and Condesa neighborhoods. They were seen pedalling along the new cycle path on Paseo de la Reforma, often faster than the motorists and always more relaxed. They would comfortably arrive at a number of museums in the Centro Histórico and leave the red bicycle practically at the door, to take only a few steps to enter and enjoy some art and culture.
In no time at all, Ecobici has proved a great success. There have been virtually no thefts nor accidents (I must confess that one of the very few is the one I had, of no consequence except for the bike). Little by little, motorists and even pedestrians have learned to share the road with bicycles. Now there are even those who, in a smug cosmopolitan tone, say that the face of Mexico City has an air of cities like Paris or Amsterdam.
Out to conquer more territoryMore than a fad, the individual transport program by bicycle is a step to improving the environment and sustainability of Mexico City. It also has a positive impact on the economy, and not just on the pocket of users. In step with Ecobici, the bicycle mar-ket has grown. In the forementioned neighborhoods, shops specialized in the sale of cycling goods have opened up. No less important is the fact that the popularization of cycling has benefitted the physical health of thousands of people of all ages.
This August a new stage of Ecobici growth and expansion has begun. From now until December, cycling paths will increase from 4.2 km2 to 21 km2, completing the remaining section of the Roma Norte district, as well as Roma Sur, Polanco and a wider area of the Centro Histórico. The number of cycle stations will increase to 275 where there will be 4,000 bicycles in service. The number of people served will increase from 30,000 to 100,000. Given how we are inclined to be presumptuous, these data give us reason to presume that no public bicycle system in the world
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has achieved so great an expansion in so short lapse of time.
The bicycle as a means of personal transport has already earned its Mexico City naturaliza-tion papers. And everything points to a swelling number of users. The central part of the valley in which Mexico City is located is mostly flat. The number of cycle paths will cover 42 kilometers this year and will include different neighborho-ods in all directions. The population’s ecological awareness is on the rise. Social life and recrea-tion in well-organized bike rides, either on wee-kends or in the evenings, is also experiencing a boom in different areas of the capital. And replacing the car with the bicycle signifies for a growing sector of the population, especially young people, the adoption of an avant-garde lifestyle associated with a personal drive for the sustainability of the city.
Motives and facilities to be part of the bicy-cle movement abound. After reading this article, how about actively joining in!
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de ida y vuelta / one day trip
HUAMANTLAVigilia y toros para la fiesta
Cuando llega el mes de agosto,la cercana población tlaxcalteca
de Huamantla se abre para celebrardos fiestas mayores
Texto/Text: Elisa MartineauFotografía/Photography: a&s photo/graphics, AXON
y Luis Enrique Bautista
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En cada mexicano, en todos los pueblos abrazados al terri-torio nacional, se enciende a la menor provocación el esta-llido de la fiesta. Los festejos religiosos, cívicos y paganos se
hermanan en la necesidad de descargar el alma y traspasar fugazmente la frontera de lo cotidiano.
En el espacio público amplificamos los motivos y tamaños de la fiesta. Nos apropiamos de calles y plazas. Modificamos sus rostros, los enmascaramos con luces y papel picado para convertirlos en escenogra-fía de nuestros desahogos. Las inundamos de canciones y aullidos. La pasión sustituye al recato y el derroche a la austeridad; hay que echar la casa por la ventana.
En agosto, dos grandes fiestas llegan a Huamantla. Una es “La noche que nadie duerme”, y la otra, la “Huamantlada”. A la primera la convoca la fe; a la segunda, la tradición. Tienen lugar en dos fines de semana con-secutivos, durante los cuales el pueblo se embriaga de ruido y color, de gente llegada de muchos sitios y del drama que despunta en los cuernos de toros de lidia.
Arte efímero para la vigiliaDurante la festividad de la llamada “Noche que nadie duerme”, las calles de Huamantla salen al encuentro de sus habitantes y visitantes; lo ha-cen vestidas con sus mejores galas y maquilladas con los colores robados para esa única noche al arcoiris.
Los huamantlecos no duermen. Desde el atardecer, cientos de ellos se dan a la tarea de crear sobre las calles tapetes cuyos diseños geométri-cos cobran cuerpo con trazos de aserrín multicolor, y alfombras, de ta-maño más pequeño, elaboradas con arena de colores y flores a partir de diseños con motivos religiosos. A lo largo y ancho de cada cuadra y calle, las familias y los vecinos entran y salen de sus casas para crear esta for-ma de arte efímero. Diez kilómetros de calles se transforman. Los dise-ños policromos, florales o geométricos, destellan con la luz amarillenta de lámparas y farolas, y con la incesante ráfaga de flashazos disparados por teléfonos celulares y cámaras fotográficas.
Pasada la medianoche, campanadas y fuegos de artificio anuncian el inicio del recorrido que la Virgen de la Caridad, Patrona de Huamantla, hará por las calles donde se le ha venerado desde hace 300 años. Estrena el ajuar elaborado a lo largo de 12 meses por la señorita Carolina Her-nández Castillo, quien, desde 1963, al frente de un grupo de 12 mujeres cumple ininterrumpidamente con esta labor autoimpuesta. Los vesti-dos se bordan con canutillo de oro sobre tela de seda, siguiendo diseños que están inspirados en los códices de Huamantla. Se comenta que un vestido requiere alrededor de medio kilo de oro. Elena Poniatowska, ar-tesana de la palabra, ha dicho que en cada puntada de estas mujeres se escapa una oración.
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La noche que nadie duerme
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Corrida de toros
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A la Virgen la acompaña en su peregrinaje una muchedumbre tan larga y ancha como lo permiten las calles. Avanza lentamente, tanto que la multitudinaria procesión se prolongará en vigilia hasta los umbrales del alba. Nadie duerme. La noche es para caminar y admirar cómo el alma de cada calle encarnó en tapete. Bajo los pasos que se multiplican, las efímeras obras de arte popular se arrastran y transfor-man en una mancha informe. Polvo fueron y en polvo quedarán convertidas.
En la calle,toros para todos
La cría de toros de lidia y la tauromaquia están en los genes de las tierras y tradiciones tlax-caltecas. Tan es así, que en Huamantla hay un museo dedicado a la fiesta brava. Pero, más aun, el sábado siguiente al 15 de agosto, el día de la Virgen de la Caridad, sus calles se con-vierten en territorio agitado por vendavales de toros y de hombres puestos frente a ellos para jugar con la muerte.
La primera huamantlada se llevó a cabo en 1954. Varios aficionados a la fiesta brava tomaron la iniciativa de reproducir la “pam-plonada”, que tradicionalmente tiene lugar en la ciudad de Pamplona, España.
Comenzar la huamantlada en la noche pre-via, tal y como sucede, es una apuesta acepta-da por todo mundo para divertirse noche y día. La celebración de “La noche de los burladeros” rompe la penumbra y el silencio nocturnos. Se trata de un desfile de comparsas, bandas de música, bailarines y bailarinas con atuendos carnavalescos, lanzallamas, gente rigurosa-mente disfrazada y toritos escupiendo luces y tronidos. Difícil saber quien disfruta más, los espectadores o los desfilantes.
Si en un ruedo resulta impactante el es-pectáculo que ofrece un bello monstruo de coraje bruto, mirarlo pasar a unos metros, en una calle, equivale a recibir un latigazo de adrenalina del que nadie sale indemne.
de ida y Vuelta
Museo Taurino
Noche de los burladeros
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La noche que nadie duerme
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Los toros para el festejo son distribuidos en varios circuitos callejeros. Las rutas se delimitan con burladeros colocados a lo largo de las aceras. La gente se amontona para presenciar lo más cerca posible el espectáculo. Sin embargo, los vecinos cobran a los espectadores el uso de esos espacios; la cuota varía de acuer-do a la expectativa de ganancia de quien los “renta".
A la usanza del teatro, se hacen tres llamadas antes de que inicie la estampida de las reses bravas. Tres cohetones estallan a intervalos; expanden su estruendo por el pueblo advirtiendo a la concurrencia de la inminente apertura de los corrales. El tercer cohetón se escucha a las 12 horas y de inmediato los toros salen al encuentro de la multitud.
Las calles también se convierten en mercado. Hay comida por todos lados y una oferta amplia de souvenirs; ríos de cerveza, pul-que y tequila corren con mayor intensidad que los mismos toros y aportan las dosis de valor desquiciado con el que muchos asis-tentes enfrentan a las bestias. Los más, se limitarán a correr unos cuantos metros delante de las cornamentas, aunque no faltan quienes, capote en mano, intentan pasar entre arabescos al toro.
El espectáculo contiene una alta dosis de violencia, real o latente. La emoción colectiva se tensa; está asociada a la sen-sación (¿deseo?) de que la sangre puede brotar en cualquier instante. Después de dos horas termina la fiesta. Los toros van de regreso a los corrales. Pero la emoción colectiva se mantiene viva. Los rituales de la fiesta latirán más tarde en el ruedo.
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El espectáculo
contiene una alta
dosis de violencia,
real o latente.
La emoción
colectiva se tensa;
está asociada
a la sensación
de que la sangre
puede brotar en
cualquier instante
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When the month of August rolls around, the nearbytown of Huamantla, in the state of Tlaxcala, opens up
as at no other time during the year, to celebratetwo large festivals.
Every Mexican in every town around the country needs not the slightest provocation to join in any fiesta. Whether festivities be religious, civic or pagan matters not. They all serve
to unburden the soul and transcend, albeit fleetingly, the pressures of daily life.In public places we aggrandize the reasons for a fiesta and its size. We take over streets and pla-
zas. We modify their normal aspect by camouflaging them with lights and paper cut-outs to become scenarios where we can let off steam. We flood them with songs and noise. Modesty gives way to passion, and austerity to extravagance. We go all out!
In August, two large fiestas come to Huamantla. One is “The night when no one sleeps,” and the other is the “Huamantlada.” The first is a religious one; the second, traditional. They take place in two consecutive weekends, during which time the population is intoxicated with noise and color, with the influx of out-of-town visitors and with the drama waiting to explode from the horns of the bulls.
HUAMANTLAStay up all night, then let the bulls out!
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Ephemeral art for the night vigilDuring the festivity called “Night when no one sleeps,” the streets of Huamantla, decked out in every color of the rainbow for this single night of the year, welcome their resi-dents and visitors.
On this night the people of Huamantla do not sleep. After sunset, hundreds of them make carpets on the sur-face of the streets out of sawdust in multicolored designs, along with smaller-sized carpets composed of colored sand and flowers in designs of religious motifs. Families and neighbors scurrying in and out of their houses work together to create this ephemeral art form along the length and breadth of every street and every block. Ten kilometers of streets are transformed. The colorful floral or geometric designs are illuminated in the golden glow from lamps and lanterns, and the constant barrage of flashes from cell-phones and cameras.
After midngiht, tolling bells and fireworks announce the start of the parade of the Virgin of Charity, patron saint of Huamantla, through the streets where she has been ven-erated for 300 years. She is dressed in clothes diligently made during the last 12 months by Miss Carolina Hernán-dez Castillo who, since 1963 has, with the help of 12 other women, uninterruptedly completed this self-imposed task. The dresses are embroidered with gold beading on white silk fabric, adhering to designs inspired by the codices of Huamantla. One dress requires approximately half a kilo of gold. Elena Poniatowska, artisan of the written word, has mentioned that a small prayer slips into every stitch these ladies make.
A crowd as long and wide as will fit into the streets accompanies the Virgin on her pilgrimage. She advances slowly, and the thick procession will keep vigil until the first flush of dawn. No one sleeps. The night is for walking and admiring how each street has incarnated as a carpet. Then gradually, beneath the many footsteps, the ephemeral popular artworks become smudged and disfigured into a shapeless blur. Dust they were, and to dust they return.
Bulls loose in the streetsThe breeding of bulls and bullfighting is in the genes of the land and traditions of the Tlaxcaltecs. So much so that in Hua-mantla there is a museum dedicated to bullfighting. What’s more, on the Saturday after August 15 (Virgin of Charity
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After the fiesta
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these spaces; the fee varies according to the ex-pectations of whoever “rents out” the space.
In the manner of theater curtain calls, three rockets or fire crackers are set off before the stampede of the bulls begins. The blasts are heard all through the town to warn of the im-minent opening of the bull pens. The third rocket blast is at 12 noon and immediately the bulls rush out to meet the crowds.
The streets are also converted into one big market. Snacks and munchies abound every-where, not to mention a large assortment of souvenirs. Rivers of beer, pulque and tequila run faster than the bulls themselve and provide the dose of insane courage with which many arm themselves to face the animals. Most limit them-selves to running a few yards ahead of the horns, though there are those who, cape in hand, fancy their hand at trying passes with the bull.
The show is not without a high degree of vio-lence, real or latent. The collective excitement is tense, associated with the sensation that blood could flow at any moment. At the end of two hours the fiesta is over. But people’s emotions remain high. The rituals of the fiesta will con-tinue later in the bullring.
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Day), the streets are transformed once more: this time as a stage for a herd of racing bulls, and men racing in front of them taunting death.
The first huamantlada, as this practice is known, was held in 1954. Several bullfight afi-cionados took the initiative of reproducing the “pamplonada” that traditionally takes place in Pamplona, Spain.
It is generally agreed that the night prior to the huamantlada gives everyone the chance to have extra fun. The celebration of “La noche de los burladeros” lights up the darkness and silence of night with a procession of troupes, marching bands, dancers in carnival costumes, flame throwers, people in disguises and firework displays spitting lights and crackerjacks.
If in an arena the spectacle of a majestic beast of brute force is impressive, watching it charge past only a few yards away, in a street, is like getting a shot of adrenalin from which no one escapes unscathed.
The bulls for the festivity are distributed in several street circuits. The routes have safety bar-riers placed along the sidewalks. People crowd behind them to witness the spectacle as close as possible. Spectators are charged for the use of
Huamantlada
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