Di sí al menos a 3 lácteos al día · 2017-12-15 · Ángel Gil: “El consumo de lácteos, en...

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Di sí al menos a 3 lácteos al día Dentro de la Dieta Mediterránea los lácteos juegan un papel fundamental. Los deriva- dos lácteos se conocen desde hace milenios. Desde el Neolítico, cuando el ser huma- no logró la domesticación de cabras y ovejas. Desde entonces, los productos lácteos han estado presentes en las diferentes civilizaciones. Los egipcios reflejaron en papiros la obtención de leche de vaca, los sumerios consumían leche de cabras y ovejas. La mitología griega ensalza el valor de la leche y las cuajadas; Hipócrates describió sus efectos medicinales. Existen evidencias de que los romanos consumían leche y queso de oveja, cabra y camella. Sin embargo, en los últimos años ha descendido mucho su consumo. La Unión Europea y el sector lácteo es- pañol, integrado en la Interprofesional Láctea (INLAC), han puesto en marcha un programa para fomentar el consumo de leche y productos lácteos por parte de la población española. Esta iniciativa es la reacción ante el preocupante descenso de la presencia de este grupo de alimentos que nos ha alejado de los límites consid- erados como recomendables. El beneficio de los lácteos más conocido es el alto contenido de calcio que poseen, útil para personas de todas las edades. La disminución en el consumo de los produc- tos lácteos y, por lo tanto, de calcio, se relaciona con una reducción de la masa ósea. Esto produce, en personas de edad avanzada, la aparición de problemas óseos tales como la osteoporosis. Pero, además, los lácteos tienen muchísimas más ventajas. No obstante, también es cierto que sobre ellos existen una amplia diversidad de dudas, así como otros tantos mitos, especialmente relacionados con sus supuestos efectos no tan positivos para la salud. Entre las causas que han originado el abandono de un elemento esencial de nuestra tradición alimenticia está la desinformación y estos falsos mitos que rodean, en la actu- alidad, a su consumo. Esto coincide, además, con una apuesta al alza del consumo de bebidas de origen vegetal, a las que la actual normativa prohíbe llamar “leche”, ya que no reúnen las mismas características de la leche y los productos lácteos. Los lácteos son imprescindibles en cualquier etapa de la vida, aunque su consumo merece una especial atención en etapas en las que los requerimientos son más eleva- dos (infancia, adolescencia, embarazo, lactancia, menopausia y vejez). Con el objetivo de facilitar la llegada al consumidor de información solvente, el pro- grama “Di sí al menos a 3 lácteos al día” se ha dotado de un Comité Científico, forma- do por ocho expertos en las áreas clave abarcadas por esta iniciativa. El presidente de dicho Comité, el profesor Ángel Gil, es catedrático del Departamento de Bioquími- ca y Biología Molecular II en la Universidad de Granada y presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT). A su juicio, existen tres razones de peso por las cuales tanto la leche como los productos lácteos están indisolublemente asociados a una dieta equilibrada y saludable.

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Di sí al menos a 3 lácteos al díaDentro de la Dieta Mediterránea los lácteos juegan un papel fundamental. Los deriva-dos lácteos se conocen desde hace milenios. Desde el Neolítico, cuando el ser huma-no logró la domesticación de cabras y ovejas. Desde entonces, los productos lácteos han estado presentes en las diferentes civilizaciones. Los egipcios reflejaron en papiros la obtención de leche de vaca, los sumerios consumían leche de cabras y ovejas. La mitología griega ensalza el valor de la leche y las cuajadas; Hipócrates describió sus efectos medicinales. Existen evidencias de que los romanos consumían leche y queso de oveja, cabra y camella. Sin embargo, en los últimos años ha descendido mucho su consumo.

La Unión Europea y el sector lácteo es-pañol, integrado en la Interprofesional Láctea (INLAC), han puesto en marcha un programa para fomentar el consumo de leche y productos lácteos por parte de la población española. Esta iniciativa es la reacción ante el preocupante descenso de la presencia de este grupo de alimentos que nos ha alejado de los límites consid-erados como recomendables.

El beneficio de los lácteos más conocido es el alto contenido de calcio que poseen, útil para personas de todas las edades. La disminución en el consumo de los produc-tos lácteos y, por lo tanto, de calcio, se relaciona con una reducción de la masa ósea. Esto produce, en personas de edad avanzada, la aparición de problemas óseos tales como la osteoporosis. Pero, además, los lácteos tienen muchísimas más ventajas. No obstante, también es cierto que sobre ellos existen una amplia diversidad de dudas, así como otros tantos mitos, especialmente relacionados con sus supuestos efectos no tan positivos para la salud.

Entre las causas que han originado el abandono de un elemento esencial de nuestra tradición alimenticia está la desinformación y estos falsos mitos que rodean, en la actu-alidad, a su consumo. Esto coincide, además, con una apuesta al alza del consumo de bebidas de origen vegetal, a las que la actual normativa prohíbe llamar “leche”, ya que no reúnen las mismas características de la leche y los productos lácteos.

Los lácteos son imprescindibles en cualquier etapa de la vida, aunque su consumo merece una especial atención en etapas en las que los requerimientos son más eleva-dos (infancia, adolescencia, embarazo, lactancia, menopausia y vejez).

Con el objetivo de facilitar la llegada al consumidor de información solvente, el pro-grama “Di sí al menos a 3 lácteos al día” se ha dotado de un Comité Científico, forma-do por ocho expertos en las áreas clave abarcadas por esta iniciativa. El presidente de dicho Comité, el profesor Ángel Gil, es catedrático del Departamento de Bioquími-ca y Biología Molecular II en la Universidad de Granada y presidente de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT). A su juicio, existen tres razones de peso por las cuales tanto la leche como los productos lácteos están indisolublemente asociados a una dieta equilibrada y saludable.

Ángel Gil: “El consumo de lácteos, en cantidades apropiadas, se asocia a salud y a la prevención de las enfermedades crónicas”La primera razón es que tanto la leche como los productos lácteos tienen una proteína de una calidad biológica muy elevada, rica en aminoácidos esenciales. Eso significa que el aprovechamiento de sus constituyentes es máximo. En el caso de las proteínas de la leche, está alrededor del 98%, comparado, por ejemplo, con proteínas vegetales que es solo del 60 al 65%. Los lácteos aumentan la masa muscular. El perfil de ami-noácidos de la proteína de suero de leche es casi idéntico al del músculo. Por eso, co-laboran con una rápida recuperación post ejercicio, protegen el músculo y reducen los efectos de fatiga.

La segunda es que la leche tiene una densidad de micronutrientes muy elevada. Eso significa que tiene un contenido elevado de minerales, como calcio, fósforo, selenio, cobre o cinc, todos ellos esenciales, y también de vitaminas, especialmente del com-plejo B, como B2, B6, B12, etc., pero también de vitaminas liposolubles, especialmente vitamina A y D.

Podemos cubrir el 80% de la CDR (cantidad diaria recomendada) de vitamina B2 siguiendo las recomendaciones de consumo de productos lácteos (2/3 raciones de lác-teos al día).

En el yogur y otras leches fermentadas, los niveles de vitaminas son en general com-parables o superiores a los de la leche.

El elevado contenido en calcio, potasio y magnesio de la leche puede afectar de manera beneficiosa a factores de riesgo cardiovascular como la presión arterial, la resistencia a la insulina, la agregación plaquetaria o el proceso aterosclerótico.

La tercera razón es que la propia distribución de nutrientes dentro de la leche facilita la absorción de alguno de ellos; modula, además, la microbiota intestinal y eso produce beneficios especiales en la prevención frente a la enfermedad.

El consumo de leches fermentadas (como el yogur) está asociado a una serie de bene-ficios para la salud porque estos productos contienen microorganismos vivos capaces de mejorar el equilibrio de la microflora intestinal. A pesar de que el valor nutritivo del yogur es muy similar al de la leche de la que procede, los nutrientes del yogur se asimi-lan y aprovechan mejor que los de la leche, gracias a la fermentación producida por las bacterias lácticas. Aquellos que padecen de intolerancia a la lactosa, pueden incluirlo en su alimentación cotidiana, ya que la presencia de lactosa en el yogur es mínima dada su transformación en ácido láctico.

Más información sobre los mensajes que el Comité Científico de “Di sí al menos a 3 lác-teos al día” está haciendo llegar a la opinión pública en:

www.lacteosdiquesi.eu