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11 Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad Vol.VIII. No. 24 Mayo / Agosto de 2002 Pablo González Casanova La dialéctica de las alternativas A Samir Amin Se plantea la pregunta de cómo hacer hoy las ciencias sociales, al estudiar los proyectos y procesos tanto anteriores como actuales. Se deben precisar bien los conceptos e impulsar un nuevo estilo de discutir, con claridad y coherencia. Existe el reto de investigar lo nuevo y de redefinir las teorías generales, los actores sociales y sus luchas. Se tiene que construir una teoría alternativa de la acción orientada a fines, y transmitir una alternativa hecha de muchas alternativas. Hay que redescubrir la democracia como poder y pluralismo, el auténtico proyecto socialista y la vasta experiencia que lo acompaña. Catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México. La investigación de las alternativas hoy ¿Cómo vamos a hacer las ciencias sociales ahora que se ha declarado la guerra por la “Li- bertad Duradera”? Yo creo que en parte las vamos a hacer como en el pasado y en parte de una manera distinta, y hasta muy distinta. Pero, ¿qué quiere decir eso de muy distinta? Yo creo que quiere decir que a las viejas alternativas de reforma o revolución, de nacionalismo revolu- cionario o populista, de dictadura militar o democracia, de capitalis- mo o socialismo vamos a añadir una alternativa emergente que tiene antecedentes en Rosa Luxemburgo y en el último Trotski, y en el Che y en Marcusse, y en Gramsci, y para no irnos más lejos en Martí y en el propio Rousseau... Y entonces, ¿por qué es muy distinta? Porque ahora sabemos que el socialismo realmen- te existente no es el socialismo y la democracia realmente existente no es la democracia. Pero si sabemos eso, o si decimos que sabemos eso, tenemos que poner los puntos so- bre las íes.

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González Casanova

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11Espiral, Estudios sobre Estado y Sociedad Vol. VIII. No. 24 ❑ Mayo / Agosto de 2002

Pablo González Casanova◆

La dialéctica de lasalternativas

A Samir Amin

Se plantea la pregunta de cómo hacer hoylas ciencias sociales, al estudiar los proyectosy procesos tanto anteriores como actuales.

Se deben precisar bien los conceptos eimpulsar un nuevo estilo de discutir, con

claridad y coherencia. Existe el reto deinvestigar lo nuevo y de redefinir las teoríasgenerales, los actores sociales y sus luchas.

Se tiene que construir una teoría alternativade la acción orientada a fines, y transmitir

una alternativa hecha de muchas alternativas.Hay que redescubrir la democracia comopoder y pluralismo, el auténtico proyecto

socialista y la vasta experiencia que loacompaña.

◆ Catedrático de la Universidad NacionalAutónoma de México.

La investigaciónde las alternativas hoy

¿Cómo vamos a hacer lasciencias sociales ahora que

se ha declarado la guerra por la “Li-bertad Duradera”? Yo creo que enparte las vamos a hacer como en elpasado y en parte de una maneradistinta, y hasta muy distinta.Pero, ¿qué quiere decir eso de muydistinta?

Yo creo que quiere decir que a lasviejas alternativas de reforma orevolución, de nacionalismo revolu-cionario o populista, de dictaduramilitar o democracia, de capitalis-mo o socialismo vamos a añadir unaalternativa emergente que tieneantecedentes en Rosa Luxemburgoy en el último Trotski, y en el Che yen Marcusse, y en Gramsci, y parano irnos más lejos en Martí y en elpropio Rousseau... Y entonces, ¿porqué es muy distinta? Porque ahorasabemos que el socialismo realmen-te existente no es el socialismo y lademocracia realmente existente noes la democracia. Pero si sabemoseso, o si decimos que sabemos eso,tenemos que poner los puntos so-bre las íes.

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Es cierto, para hacer ciencias sociales, a la hora de laguerra global del siglo XXI, necesitamos precisar más quéqueremos decir con cada palabra que usamos, y aclararnuestros conceptos. Aclararlos para nosotros mismos y paralos otros, para los “muchos”, como dirían los zapatistas. Yse pensaría que lo más difícil es precisar las palabras yconceptos a los “muchos”, no hay duda; pero tal vez sea másdifícil tener la modestia, pública y privada, de redefinirnuestras propias palabras y conceptos.

Patrick Bond y Nzwanela Mayekiso, de África del Sur,hablan del “fracaso generalizado para cuestionar y criticaren forma rigurosa las estrategias políticas de la sociedadde los pobres”.1 Tienen razón. Pero, para ser rigurosos, nece-sitamos impulsar un nuevo estilo de discutir sin tesis con-tundentes ni descalificaciones crueles. Tras el fracaso delos proyectos alternativos socialdemócratas, comunistas yde liberación nacional no podemos seguirnos atacando ydefendiendo con prepotencia pomposa, doctrinal. Era maloantes, ahora es peor.

Al mismo tiempo no podemos olvidar lo que dijo el clási-co: “Nuestros discursos serán útiles en la medida que deellos se desprenda una voluntad política colectiva”. Necesi-tamos comprender juntos, trasmitir a muchos, trasmitir conmuchos el rico significado de los conceptos y las palabrasde una alternativa actual hecha de muchas alternativas (loque no es una frase). También tenemos que aprender elarte de formarnos un juicio sobre una situación particular,un colectivo o una persona. Ese arte de formarnos un juiciode algo o alguien en concreto aumentará nuestra fuerza: eljuicio que nos hagamos vinculará nuestros conceptos gene-rales a nuestras acciones particulares. Mostrará coheren-cias e incoherencias; consistencias e inconsistencias de es-

1 Patrick Bond & Nzwanela Mayesiko. “Developing Resistence, ResistingDevelopment: Reflections from the South African Struggle”, in Socialist Register, 1996,33-61.

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trategias y prácticas para alcanzar objetivos. Allanará unaautocrítica útil que sirva para superar errores y no se que-de en inculpaciones y descalificaciones.

Es bien sabido; la misma palabra cambia de significadosegún quien la dice y según donde se dice. Esa diferenciaexige atención: la diferencia del tono, del gesto, del actorsocial o personal es el problema. Tenemos que cultivar ”lavirtud de reflexionar en la deliberación”. Establecer puen-tes y políticas de acercamiento entre quienes hacen los aná-lisis sociales y quienes los amplían y ponen en práctica.¿Qué dicen ésos y éstos?2 Aunque nos encontremos lejos deuna acción colectiva al hacer ciencias sociales necesitamosprocurar que nuestras palabras conduzcan a una accióncolectiva o a varias. Y acabar con la cultura sin diálogo en-tre los que son predominantemente reflexivos y los queson predominantemente activistas. Al mismo tiempo evita-remos caer de nuevo en esa descalificación contundente dela academia por las organizaciones de masas y viceversa.En concreto, y a cada paso, veremos qué pueden dar los“especialistas” a las organizaciones alternativas, y cómo sepueden enriquecer los nuevos “intelectuales orgánicos” conmovimientos de varias culturas, creencias y costumbres.

Aunque estemos en la academia, o en la plaza, o en laselva, tenemos que cultivar la precisión y la claridad comoel arte de la coherencia entre lo que se dice y hace, y el de lacohesión con las “víctimas”, o con los “oprimidos”, o con los“condenados de la tierra”. Coherencia y cohesión son tantomás necesarias en tanto los movimientos alternativos es-tán pasando de una “lucha contra el neoliberalismo y por lahumanidad” a una guerra de las fuerzas dominantes y loscomplejos militares-industriales “por el neoliberalismo ycontra la humanidad”. Las ciencias sociales tienen que acla-rar qué significa la declaración de la guerra por la “libertad

2 Cf. Louise Wetherbee Phelps, 1988, Composition as a Human Science, Oxford,Oxford University Press, 1988, pp. 160-182.

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perdurable” y qué implicaciones tiene ese cambio para lasfuerzas alternativas, sean éstas moderadas o radicales, “ins-titucionalistas” o “antisistémicas”.

Definiciones y dialéctica

Al intentar un análisis más profundo de lo que ocurre,los conceptos y las palabras se insertan en el curso y eldiscurso de hechos que aparecen entre contradicciones. Losdiscursos se formulan y expresan entre dialécticas y diálo-gos que buscan encontrar el sentido de lo que ocurre y quie-ren expresarlo para redefinir las metas y la mejor manerade alcanzarlas.

Así, en el actual proceso de definir y redefinir las alter-nativas se encuentra que ni el socialismo ni la democraciarealmente existentes pueden ser considerados como socia-lismo ni como democracia. Sólo que ese juicio es relativo, yparece necesario aclarar su carácter relativo para no caeren discusiones inútiles. Ese juicio se basa en la confronta-ción del socialismo como proyecto histórico con el socialis-mo como proceso histórico, o de la democracia que se pro-yectó con la que se alcanzó.3

Sostener que en relación al proyecto histórico de socialis-mo no ha habido socialismo parece razonable. Las altas me-tas de esa sociedad no se han logrado en las experienciashistóricas pasadas o presentes. El razonamiento en funcióndel proyecto tiene varias ventajas: de un lado el desprestigioen que cayó el proyecto socialista a fines del siglo XX no seatribuye al socialismo como proyecto o como modelo de socie-dad, pues se afirma que el hoy llamado socialismo realmenteexistente no era socialismo. Por otra parte se reafirma laesperanza en el socialismo como solución a los problemas

3 Vid. Herbert A., Simon, The Sciences of the Artificial, Cambridge, Mass, MIT Press,1966, 59-63.

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humanos y se plantean los problemas de cómo seguir lu-chando por ese ideal no alcanzado.

En cambio si se piensa en el socialismo como un procesohistórico muy complejo y prolongado y se analiza lo ocurri-do con el proyecto se tiene que reconocer que las luchasanteriores por el socialismo no sólo han tenido fracasos sinoéxitos, y algunos muy notables que no cabe ignorar, entrelos cuales destaca como un patrimonio de la humanidad elsocialismo en Cuba.4 Entonces se puede decir que viendo elcurso de la historia del socialismo éste ha tenido experien-cias de gobierno muy importantes, digamos desde La Co-muna, y que las ha tenido exitosas, en medio de graves con-tradicciones que debemos estudiar mucho más.5 Entre lasexperiencias exitosas no sólo se encuentran las de los go-biernos socialdemócratas que florecieron bajo el capitalis-mo, sino las de los estados dirigidos por los comunistas ypor los movimientos de liberación nacional más radicales.

En lo que se refiere al término democracia si yo escojo laespléndida definición que dio Lincoln de la Democracia como“el gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo” pue-do decir que ese proyecto no se ha cumplido y puedo recor-dar el grito que resonó en Seattle: “Este país no es demo-cracia. Este mundo no es democracia”. Es un grito exacto.

Hay más, si estudio el proceso histórico de las luchas porla democracia, puedo decir con Chomsky, que desde los si-glos XVII y XVIII perdieron las fuerzas que luchaban porla democracia en Inglaterra, en Estados Unidos y en Fran-cia, y que, como diría Madison, en Estados Unidos la demo-cracia se hizo sobre todo “para asegurar que el país fueragobernado por sus propietarios”.6 Algo semejante podría

4 Vid. Pablo González Casanova, “El Socialismo como Alternativa Global”, Casa de

las Américas, La Habana, abril-junio 2001, pp. 95-100.5 Vid. Eric Hobsbawn, The Age of Extremes. A History of the World 1914-1991,

New York, Vintage, 1996, 558ss. Es un libro fundamental para hacer esta recapitula-ción histórica.

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sostenerse sobre lo ocurrido con la democracia en el restodel mundo. Fueron muchos los propietarios, los burócratasy los políticos que dijeron gobernar en nombre del pueblo yque definieron el concepto de democracia para que éste seaplicara a la política de las élites y de las clases dominan-tes.7

Esos hechos no permiten sin embargo olvidar que en lasluchas por la democracia, aparecen contribuciones muy im-portantes para un nuevo proyecto de democracia, de socia-lismo y de liberación. Las luchas por la democracia hancreado una alternativa compleja que incluye las luchas porla justicia social, por la independencia y la soberanía de lasnaciones, por la tolerancia y la representación y participa-ción política. Todas esas luchas son fundamentales para lanueva alternativa. La nueva alternativa es inconcebible anivel mundial sin una cultura universal de la tolerancia,del respeto al pluralismo religioso, ideológico, cultural, asícomo a las distintas razas, a los géneros, a las preferenciassexuales, a los espacios laicos, a los pensamientos críticos,a la equidad y la justicia social y a las variadas formas dela autonomía y la soberanía de las naciones y los pueblos.Baste para ello leer la Declaración del “Primer Encuentrocontra el Neoliberalismo y por la Humanidad” a que convo-caron los zapatistas,8 o la más reciente, de Puerto Alegre,Brasil.9

Las luchas democráticas, en medio de contradiccionesinenarrables, han hecho contribuciones que no se puedenolvidar. En ellas cabe incluir en primera fila las que el libe-

6 Noam Chomsky, “Controlar nuestras vidas”, en Observatorio social de América

Latina, enero 2001 (3): 16.7 Sobre la apropiación del concepto de democracia por las élites, ver: Anthony

Arblaster, Democracy, Minneapolis, University of Minnesota Press, 1987, 26-57.8 Observatorio Social de América Latina, enero 2001, (3): 45-47.9 “Llamado de Porto Alegre para las próximas movilizaciones en José Seoane –

Emilio Taddei (eds.), Resistencias mundiales. De Seattle a Porto Alegre, Buenos Aires,CLACSO, 2001, 201-207.

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ralismo clásico invocó a favor de la tolerancia, de la culturalaica, del respeto a las distintas religiones y filosofías y a lalibertad de expresión.

Aprovechar los legados de las luchas por el socialismo yla democracia no sólo permitirá precisar el sentidopolisémico de estas palabras sino el uso que tradicional-mente han hecho de las mismas distintos tipos de oligar-quías o élites que han pretendido representar a ciudada-nos, clases y pueblos.

Conceptos olvidados y redefinidos

Aquí entran otros dos conceptos fundamentales para es-tudiar la alternativa al mundo actual como proyecto y comoproceso. Me refiero a los conceptos de capitalismo y de im-perialismo. Estos términos sufrieron un serio desprestigioen los últimos años del siglo XX y cayeron en desuso. Lomismo ocurrió con sus opuestos, socialismo y liberación. Suprovisional ausencia del discurso alternativo, también sedebió a otros dos fenómenos más. Uno fue el cambio histó-rico de proyecto alternativo mediante la redefinición de prio-ridades y de actores. Otro fue, la redefinición de léxicos yconceptos con las propias colectividades que experimentanla necesidad de enriquecer su lenguaje y sus ideas y de ex-presar las experiencias vividas y sus propios imaginarios.Así empezó a destacar, junto con lo nuevo, lo viejo que esvalioso. Ambos reaparecen cada vez que pueblos, trabaja-dores y ciudadanos, se enfrentan a los “intereses de clase”,a las oligarquías, burguesías, corporaciones, así como a losaparatos estatales y empresariales que forman verdaderoscomplejos locales y globales.

Tras la crisis de las políticas asistencialistas y socialde-mócratas, los llamados “nuevos movimientos sociales” mos-traron más posibilidades para actuar que los viejos frentesnacionales o populares, o que las uniones y federaciones de

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trabajadores y que los partidos políticos, insertos en sumayoría en el curso y el discurso anterior, y que formabanparte del Estado Benefactor o Desarrollista. Las vanguar-dias y líderes de los nuevos movimientos aprendieron a nousar palabras desprestigiadas, que los embarcaban en dis-cusiones inútiles. Aprendieron a pensar-actuar y crear con“los que callan”, con “los sin rostro”, y también con los quereclaman derechos sociales e individuales y servicios pú-blicos que les han sido arrebatados por las políticas neo-liberales. Un análisis de contenido del discurso de los mo-vimientos sociales a fines del siglo XX tal vez confirmaríaque en los años noventa rara vez se emplearon los térmi-nos “capitalismo”, “imperialismo”, “colonialismo”, ”socialis-mo”.

Sólo los voceros del capitalismo y del imperialismo victo-riosos usaron esos términos para celebrar al sistema triun-fante. Milton Friedman declaró que “la economía de mer-cado” y el “capitalismo” son lo mismo. Henry Kissingersostuvo que la “globalización y el imperialismo” son lo mis-mo. Michel Novak, de Estados Unidos, sermoneó que “elcapitalismo es la forma de organización más cercana alEvangelio”. Michel Campdessus, tristemente celebre porhaber dirigido el Fondo Monetario Internacional, osó decirfrente a su Santidad el Papa, que el Fondo Monetario In-ternacional “es uno de los elementos de la construcción delreino de Dios”.10

Tan prepotentes declaraciones, se combinaron con dis-cursos que dieron por muerto lo malo del capitalismo, delimperialismo y del colonialismo, y que empezaron a hablarde postcapitalismo, de postimperialismo, y de postcolo-nialismo. Los nuevos términos dieron la sensación de queya lo malo que denotaban había sido rebasado por la histo-

10 Vid. “Editorial. Des alternatives crédibles au capitalisme mondialisé”, Alternatives

Sud, Vol. VIII, (2001) 2, 7-26.

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ria. Sus autores los presentaron con una agresividad espe-cial contra quienes siguieron empleando los términos decapitalismo, imperialismo y colonialismo para criticar yenjuiciar esos fenómenos. Acusaron a quienes los usabande “conservadores”, de anticuados y de incapaces. Presen-tándose como representantes de “la verdadera ciencia” in-vitaron a pensar que no hay alternativa a la “globalizaciónneoliberal” y al “libre mercado”. En los niveles más bajosde la lucha, fueron pocos quienes como Daniel Singer sos-tuvieron que “otro mundo es posible”. Fueron menos losque en la academia o en los partidos y uniones de trabaja-dores empezaron a destacar lo que había realmente de nuevoen la emergencia de una alternativa histórica “hecha demuchas alternativas”.

Redefinición de las teorías generalesy de los actores sociales

Los movimientos sociales alternativos de fines del sigloXX vivieron la “crisis del sistema histórico” sin una teoríageneral y sin que la inmensa mayoría se planteara “la des-aparición del sistema” a corto plazo.11 Entre los teóricosmás radicales, las ideas de una crisis sistémica prolongada(Wallerstein) o de un sistema que se acabará por desinte-gración, tendieron a predominar incluso entre aquellos quepensaron en la posibilidad de una transformación sistémicarelativamente controlada. Samir Amin planteó una nuevateoría de la larga transición del capitalismo al socialismo.En ella caracterizó a la transición como “un conflicto inter-no de todas las sociedades del mundo entre las fuerzas ylógicas que reproducen las relaciones sociales capitalistasy las fuerzas y aspiraciones fundadas en lógicasantisistémicas...” En éstas se encuentra la organización del

11 Immanuel Wallerstein, Unthinking Social Science. Cambridge, Polity Press, l99l, p. 23.

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trabajo no enajenado, la organización de relaciones que noson inequitativas, la construcción de relaciones que delibe-radamente cuiden a la “naturaleza”, y la implantación dealianzas nacionales, populares y democráticas capaces deresolver en formas no-autoritarias los conflictos que surjanen el seno del pueblo. Samir Amin planteó la construccióndel socialismo como una nueva forma de la lucha de clasesque extiende y fortalece las relaciones sociales que no sonmercantiles, ni explotadoras, ni depredadoras, ni autorita-rias.12

Los movimientos sociales de fines del siglo XX y princi-pios del XXI fueron pasando de luchas particularistas aluchas universalistas. Conforme lo hacían no sólo supera-ban los problemas del miedo, del conformismo, del desáni-mo en que había caído mucha gente, sino construían unaesperanza colectiva también nueva, que ya no era demó-crata-liberal, o socialdemócrata, o comunista, o de libera-ción nacional, sino que tenía algo de todo eso como perdidoen la memoria y como recompuesto en la imaginación.

Los cambios en las creencias anti-sistémicas se enlaza-ron con los cambios en las ideas y en las acciones. Los actosde conversión se combinaron con los actos de persuasión.Unos y otros se fortalecieron entre el dolor y la fraternidaden actos de descubrimiento intercomunicativo y de cons-trucción colectiva de espacios reales y virtuales, presencia-les y a distancia, locales y electrónicos, con distintas len-guas, etnias, culturas, posiciones sociales. El cambio ocurrióen las dos últimas décadas del siglo XX, entre anteceden-tes y consecuencias del pensar y el narrar, el hacer y elcrear. La redefinición de la teoría y de los actores fue tandolorosa como el parto de la historia. También estuvo llenade emociones.

12 Samir Amin, Les défis de la mondialisation, París, L’Harmattan, 1996, 305-306 y335ss.

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Las luchas de organizaciones y clases

Las luchas se dieron a crecientes niveles de profundidadantisistémica. Aparecieron en movimientos de distintasregiones del mundo, no en todos. En medio de mil veri-cuentos sus actores llegaron a redescubrir el capitalismo yel imperialismo con las redefiniciones más recientes del sis-tema, de los subsistemas, de los complejos, de las organiza-ciones y las redes de dominación y explotación, de repre-sión y mediación. Se toparon con ellos. Vieron cómo susintegrantes se apoyaban unos a otros, abierta o discreta-mente, para combatir la resistencia popular, ciudadana,obrera, entre medidas de opresión y apropiación neoliberaly globalizadora que aumentaban la riqueza y el poder de“los pocos” a costa de “los muchos”.

No supieron del capitalismo por Marx sino por el capita-lismo. Se enfrentaron a los integrantes organizados de lasclases dominantes. Los vieron actuar en asociaciones eco-nómicas, en articulaciones políticas, en alianzas terroris-tas. Los vieron frenar las demandas ciudadanas, laborales,de pobladores urbanos y rurales, de etnias, de pueblos en-teros. Los vieron desestructurar, perseguir, cooptar, corrom-per, diezmar y hasta eliminar a organizaciones alternati-vas, a líderes y bases de apoyo con vidas y pertenencias.

En el proceso aprendieron los secretos de un “sistema desistemas”, con su variado poder de una nueva especie de“Estado de Estados”. Supieron de oídas o por experienciadel dominio mediante la represión y la negociación, consubsistemas de mediación económica, social, cultural, polí-tica que no sólo corresponden a un orden ni son sólo ramasde un régimen, sino forman parte de un organismo comple-jo, de una organización hecha de jerarquías y autonomíaspúblicas y privadas, gubernamentales y empresariales.

En algunos círculos intelectuales de la izquierda circula-ron escritos sobre los complejos militares-industriales-cien-

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tíficos, (en particular el de Estados Unidos, creado desde laépoca de Eisenhower), que articulan las tecnociencias, lasbiotecnologías y las ciencias de la organización compleja,adaptativa y creadora, para aumentar la fuerza del siste-ma capitalista, del imperialismo y el colonialismo, y paracontrolar en su favor las crisis de coyuntura, las crisishegemónicas, las crisis del sistema mundial de dominacióny acumulación de la propiedad y el excedente, todo al tiem-po que aumentan la explotación de los trabajadores y delos recursos naturales, y que aparecen fenómenos de con-centración de la riqueza y el poder y fenómenos de empo-brecimiento, de des-regulación, marginación, informali-zación, discriminación y exclusión, que no tienen precedenteen toda la historia de la humanidad. Así se esbozó la ima-gen de una organización que incluye el orden y el desor-den con elementos de un caos determinista al que muchosautores –entre otros Manuel de Landa- se refieren como elpeligro del “Armagedon” o del “Pandemónium”.13

Los nuevos movimientos sociales de las áreas“semiperiféricas” vivieron la eliminación de los derechossociales alcanzados en el siglo XIX y XX y su sustituciónpor políticas de asistencia caritativa, de “solidaridadfocalizada”, de “acción humanitaria”. Regresaron a las po-líticas paternalistas y mezquinas, que se usan en la pazpara legitimar la dominación patronal y gubernamental, yque en las “acciones cívicas” de la “guerra interna” o “debaja intensidad” se usan para comprar la voluntad y la dig-nidad de quienes venden su dignidad o su miedo como mer-cancías.

Los nuevos movimientos vivieron el despojo de territo-rios y riquezas que aún conservaban las minorías étnicas.Padecieron viejas y nuevas formas de explotación de la

13 Manuel De Landa, The War in the Age of Intelligent Machines, New York, SwerveEditions, 1991.

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mujer trabajadora, de las niñas y los niños. Vivieron el em-pobrecimiento, la privatización y desnacionalización de lossistemas de enseñanza y de las universidades. Sufrieron ladescapitalización o desposesión, la privatización y desnacio-nalización de las empresas públicas y los bienes naciona-les, de los energéticos y otros recursos naturales como elagua. Vivieron y murieron el despojo del arroz, del maíz ydel trigo, y en carne propia la llamada “dependenciaalimentaria”. Y el pillaje de sus medicinas tradicionalespatentadas por las grandes empresas. Sufrieron la guerraglobal “de baja intensidad” que antes se hacía con el pre-texto de acabar con el narcotráfico, y que desde septiembredel 2001 se relanza como una “larga guerra” con el pretextode acabar con el terrorismo.

Si los nuevos movimientos sociales experimentaron laalegría efímera de las democracias que sustituyeron a losdictadores militares, en pocos años descubrieron que sussucesores neoliberales imponían la dictadura de las políti-cas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacio-nal, y una democracia de las minorías, con las minorías ypara las minorías. Los nuevos movimientos de la periferiay del centro del mundo, experimentaron en su vida cotidia-na las nuevas formas de opresión e injusticia del colonialis-mo, el imperialismo y el capitalismo. Aprendieron de nue-vo que las fuerzas dominantes se arrogan el derecho alcastigo y a la venganza contra quienes no se rinden o no sevenden. Vieron cómo con el pretexto de acabar con el terro-rismo rehicieron sus políticas de control militar de la rece-sión económica, de expansión imperialista y colonialista enAsia Central y en Palestina, de ataque a los derechos hu-manos y a las libertades cívicas en todo el mundo incluidoslos países metropolitanos, y de exterminio de poblacionesenteras con armas de alto poder.

En el camino pueblos y movimientos profundizaron sus con-ceptos sobre demandas y proyectos, no sin vivir momentos de

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desmovilización y desánimo. En todo caso el ir a la profundi-dad de los conceptos no obedeció a un proceso meramente inte-lectual: está relacionado con un drama en que la voluntad y lamoral cobran un nuevo sentido, como el concepto de libertad,de liberación, de socialismo, de democracia.

La investigación de “lo nuevo”

Al radicalizarse los movimientos sociales e ir al fondo delos problemas, colocan en un primer plano su carácterantisistémico. Antes sólo querían cambiar ciertas políticassociales y culturales del régimen para beneficio de las co-lectividades que los respaldaban. O sólo querían cambiarlos regímenes políticos autoritarios, populistas, militaris-tas. O creían que nada más con la alternancia de partidosse empezarían a resolver algunos problemas sociales, cul-turales, políticos económicos. Poco a poco advierten, a lavez desconcertados y “claros”, que el sistema de domina-ción y acumulación, con sus complejos y organizaciones do-minantes y sus redes de aliados y subordinados, está crean-do en todos los sitios de la tierra un estado mundial deempobrecimiento, opresión y destrucción del medio ambien-te. El responsable ya no es sólo un gobernante, o un parti-do, o el sistema político, o el Estado. La causa de lo queocurre tampoco se limita a la política neoliberal globaliza-dora. Se extiende a fenómenos que los movimientos ante-riores conocieron con el nombre de capitalismo, de impe-rialismo, de colonialismo, aunque con diferencias notorias,que hacen necesario redefinir esos términos en los concep-tos así como se han redefinido en la realidad.

Ante semejante situación, uno se pregunta si al hacerciencias sociales, los herederos del pensamiento críticomarxista o no marxista están trabajando con la profundi-dad necesaria en la definición del proceso y en el uso de lascategorías más idóneas para contribuir a entenderlo y con-

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trolarlo. Tal vez no. Tal vez, debemos hacer esfuerzos ex-traordinarios por aprender de nuevo ciencias sociales. Sinolvidar todo lo aprendido. Pero, sí necesitamos aprender apensar y actuar frente a un sistema dominante que, sinduda, ha aprendido mucho, y necesitamos aprender al ladode los movimientos sociales que también han aprendido.

Algunos conceptos fundamentales

Es necesario formular las redefiniciones de los conceptosfundamentales que forman parte del léxico tradicional yemergente. Enunciamos algunos:

Primero. No podemos quedarnos en el concepto de “modosde producción”. Necesitamos pensar siempre en términos deuna unidad compleja: “modos de dominación y de produc-ción”. Es más, necesitamos usar otras categorías que permi-tan captar las situaciones concretas de lucha en distintosambientes y etapas, en varios contextos y culturas. Urge,además, corregir la tendencia al economicismo, tan frecuen-te en el pensamiento crítico y no crítico marxista. Si muchosneoliberales siguen con el discurso economicista de que lapolítica que aplican obedece a las “leyes del mercado”, nin-guno de sus jefes y patrones cae en esa trampa. Las clasesdominantes saben muy bien que sus organizaciones contro-lan el mercado con el apoyo del Estado. En los discursos pú-blicos, los políticos-gerentes, así como sus consejeros combi-nan “la mano invisible” y “el puño invisible”, aquélla quemaneja el mercado y éste que empuña el garrote. Ya Tho-mas Friedman, del Departamento de Estado lo dijo conclaridad: “La mano invisible del mercado no funciona nuncasin un puño invisible”. Y añadió: “La globalización funciona-rá si Estados Unidos funciona como un gobierno invenci-ble”.14

14 Alternatives Sud, op. cit.

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Segundo. No podemos quedarnos en el concepto de “siste-ma capitalista” o de “orden mundial capitalista”. Se trata deun sistema hecho de muchos sistemas y subsistemas, y deun orden en que las organizaciones desempeñan un papelprotagónico, sin precedente en la historia humana. Es másse trata de un capitalismo organizado que entraña el orden yel desorden a que todos los sistemas complejos están sujetos,y que las “nuevas ciencias” explican en un reencuentro inne-gable y a menudo inconfeso con las humanidades y con elpensamiento crítico y dialéctico, incluso con el marxista. Pornuestra parte, no sólo es necesario integrar las nuevas cien-cias y la lógica de las tecnociencias al pensamiento crítico yalternativo. También es necesario ver cómo se juntan lastecnociencias y la cultura hobbsiana del poder para organi-zar al sistema capitalista entre el orden y el desorden mun-dial. Hobbes y las tecnociencias están en la base de la “gue-rra postmoderna”, de “la americanización del mundo”, de ladeuda externa que sujeta a los gobiernos endeudados y losata al super-gobierno mundial emergente.

El sistema capitalista de hoy ha llevado las microes-tructuras y los modos más generales de comportamientode los empresarios y sus gobiernos, a una organizaciónmundial adaptativa y compleja orientada por fines hegemó-nicos de dominación y maximización de riquezas: en ella seencuentra el orden y el desorden de las contradicciones clá-sicas hoy macro-organizadas y próximas al caos.

Tercero. No podemos quedarnos en el concepto tradicio-nal de “lucha de clases” que conserva un sentido fabril yeconomicista del que no logra desprenderse. El concepto de“explotación” tampoco es suficientemente comprensivo,aunque sea un punto de partida excelente para analizarlas distintas formas que la explotación –asalariada y noasalariada- reviste en el tiempo y el espacio y que hoy apun-talan o desmoronan al sistema mundial en el terreno polí-tico, cultural, social. Ambos conceptos, el de clases y el de

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explotación, requieren ser complementados o superados porel de dominación y apropiación del excedente y de la rique-za a costa de los trabajadores y de los pueblos, en procesosde apropiación del plusvalor y del capital acumulado, y enprocesos de distribución y apropiación inequitativa del ex-cedente y de la riqueza. Ambos conceptos vinculan el poderpolítico, represivo, informático, cultural y social con las re-laciones de producción. No privilegian las “relaciones deproducción” a la manera economicista: las integran a untodo complejo cuyas partes se interdefinen en los procesosde dominación y apropiación, represión y acumulación, dis-tribución y mediación. Es por eso que resulta insuficientecualquier análisis basado en el “modo de producción” sinconsiderar que forma parte de una unidad compleja e his-tórica con el “modo de dominación” y sus integrantes.15

Cuarto. No podemos quedarnos en el concepto de “impe-rialismo” sin señalar que en la etapa de la globalización,las demarcaciones de las “fronteras”, de “lo externo” y “lointerno” (que a los nacionalistas les sirvieron para ocultarlas contradicciones internas atribuyendo todos los males alas externas) se han confirmado cada vez más a lo largo delmundo. En el interior de las naciones está lo exterior. Encada Estado-Nación se dan vínculos y redes con otros Esta-dos-nación, con el capital multinacional y transnacional,con el Estado global incipiente y con sus asociados locales.El mismo fenómeno de junta entre lo interior y lo exteriorse repite en los proyectos continentales y mundiales quetienden a acercar, coordinar y dar una formación parecidaa los ejércitos y a las élites tecnocráticas de las distintasregiones. Si hablamos de imperialismo pensemos que éstetambién se encuentra en casa, si hablamos de “dependen-cia” no derivemos de ese concepto la conclusión de que novale la pena luchar por los intereses nacionales –el territo-

15 Pablo González Casanova, “Negotiated Contradictions”, in Socialist Register 2002.

A World of Contradictions, 265-273.

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rio, la cultura, las empresas, los recursos- mientras el capi-talismo exista; y si hablamos de colonialismo pensemos queéste no obedece a las fronteras nacionales, pues las atra-viesa en formas internacionales, transnacionales e intrana-cionales.

Los nuevos movimientos sociales cada vez descubren másla necesidad de vincular lo local a lo nacional y a lo interna-cional. La lucha contra las desnacionalizaciones, contra lasprivatizaciones y por la propiedad pública y social, empie-za por defender a las naciones en cada nación. Algo seme-jante ocurre con el endeudamiento externo, con la libera-ción del mercado, con la desrregulación de los derechos delos trabajadores. Las luchas tienen que darse en lo local, lonacional y lo global, privilegiando unas u otras en formapráctica. Y sin descuidar ninguna.

Quinto. No podemos quedarnos en el concepto de “desa-rrollo desigual” sin dar a éste las características sociales,culturales, políticas y económicas que tiene, y sin señalarque a las categorías de “centro” y “periferia” del mundo hayque añadir las de “centro” y “periferia” en cada país y re-gión del mundo. Lo mismo ocurre con las categorías de co-lonialismo, neocolonialismo y postcolonialismo. Al registrode su comportamiento como fenómenos internacionales, hayque añadir su comportamiento como un fenómeno “global”y como fenómenos internos. El “colonialismo global” y lalucha por la autonomía de las naciones y los pueblos es unarealidad de gran significación política: corresponde a laredefinición del Mundo y del imperio mundial a la hora delneoliberalismo, al cese de “La Guerra Fría” y al inicio de la“Guerra Permanente contra el terrorismo”. El colonialismointerno y la autonomía de los pueblos en el interior de laNación-Estado alcanzan un campo teórico y práctico de granimportancia para la solución de problemas concretos y parala acumulación de fuerzas que se identifican en medio delas diferencias entre las fuerzas alternativas de las zonas

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metropolitanas y de las “coloniales”. Su importancia se ad-vierte en el caso de Irlanda, Córcega, el País Vasco, Chipre,y en países como Canadá, Africa del Sur, México, Perú, Ecua-dor, Brasil, Chile, Guatemala, por no mencionar sino unoscuantos. Sus posibilidades para fortalecer los movimientosnacionales e internacionales alternativos son crecientes. Supresencia en cualquier proyecto de un sistema mundialdemocrático y socialista es ineludible.

Sexto. Pensemos por otra parte que los conceptos que ori-ginalmente se usaron para los países periféricos como“marginación” (de los beneficios del desarrollo) o “duali-zación” (de la sociedad, la cultura, la política y la econo-mía), o “exclusión” (de los bienes y servicios elementales dela vida), así como los de “sociedad formal” e “informal” (pre-cursora de la “regulada” y “desrregulada”), son conceptosque hoy también se aplican al centro del mundo, y a lospaíses metropolitanos centrales. En casi todos los países seestán dando, junto con los fenómenos de colonialismo glo-bal, internacional e interno, los de dualización, marginación,desregulación y exclusión. Esos fenómenos plantean posi-bilidades de nuevas alianzas que antes eran inimaginablesy que tienden a redefinir la lucha de clases con metas co-munes de los trabajadores sindicalizados y no sindicalizadosde los países metropolitanos y de las “postcolonias” tantoen las periferias de cada país como en la Periferia Mundial.

Séptimo. Hay categorías y conceptos que los movimien-tos alternativos y los intelectuales orgánicos de los mismoshan tomado con razón de las ciencias sociales que no vie-nen del pensamiento crítico marxista. Muchos de esos con-ceptos fueron rechazados por la ortodoxia marxista, peroson indispensables para un análisis actualizado del capita-lismo y el imperialismo a la hora de la globalización. Regis-tran y explican fenómenos que han ido apareciendo a lolargo del desarrollo capitalista. Si la captación de los mis-mos se queda en explicaciones parciales o vagas, los inte-

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lectuales orgánicos del pensamiento alternativo tienen quecomplementarlos o precisarlos. Los conceptos de margi-nalidad, dualización, sociedad informal, exclusión, perife-ria y centro, dependencia, colonialismo global e interno, ensus versiones críticas más profundas especifican y concre-tan los análisis de clases, los de las relaciones de explota-ción, el modo de producción, el capital monopólico, elneocapitalismo, el neocolonialismo y muchos más que vie-nen de la lexicología y la teoría clásica marxista.

Aparte de los conceptos mencionados, hay otros de usofrecuente entre los movimientos alternativos, como el de“movimiento social”, el de “sociedad civil”, el de “democra-cia con poder del pueblo y pluralismo”, el de “moral”, el de“género”, el de derechos a las diferencias culturales y a lasinclinaciones sexuales. Forman parte del discurso y la or-ganización de los nuevos movimientos sociales. Profundi-zar en ellos y precisarlos se vuelve absolutamente necesa-rio para el pensamiento crítico. El uso y la redefinición delas categorías reales y conceptuales por los propios movi-mientos alternativos constituye un legado de experienciasvividas y una aportación creadora. En ambos sentidos losnuevos usos y redefiniciones son muy importantes, sobretodo tras la crisis de las ideologías que se dio a fines delsiglo XX, y que los primeros en descubrir fueron, por unlado, los pensadores de la “nueva izquierda” y, por otro, los“neoconservadores”, aquéllos criticando a la vez al sistemacapitalista y al socialismo realmente existente, y éstos alsocialismo de Estado del Bloque Soviético y de China.

Hacia la teoría alternativade la “acción orientada a fines”

Desde fines del siglo XX, y sobre todo a partir de la últi-ma década, “la sociedad civil de las comunidades oprimi-das” y sus aliados generaron un discurso político nuevo.

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Éste empezó a apuntar una nueva “Teoría colectiva de laAcción orientada a fines”, como dicen Bond y Mayekiso en“El desarrollo de la resistencia”, uno de los análisis másnotables sobre el tema.16 Los propios actores de los movi-mientos plantearon la redefinición de “la sociedad civil”como “la sociedad civil de la clase trabajadora”.17 Muchosse propusieron “construir y mantener una conciencia de cla-se en la sociedad civil de las comunidades oprimidas”.

La construcción teórica y práctica se hizo en los nuevosmovimientos sociales hasta sin querer. La lucha de clases –con todas sus mediatizaciones y metamorfosis - se volvió yvuelve evidente cada vez que los movimientos sociales cho-can contra la unión de sus opresores y explotadores, de losterratenientes, jefes políticos, paramilitares, militares,publicistas, empresarios del transporte, del alcohol, de lamadera; o con las compañías, los gerentes y los patrones, losmercaderes de abasto y distribución, los funcionarios loca-les, los gobiernos provinciales, nacionales y extranjeros.

En el choque, los movimientos sociales descubren quiénesde sus integrantes tienen intereses parecidos o son conse-cuentes con ellos y forman un frente común, que los hacepertenecer a una especie de “clase”. Pero quienes luchan con-tra ellos no se les enfrentan como si se enfrentaran a untodo, ni ellos mismos consideran en sus nosotros ser un todo.La lucha se realiza entre represiones y mediaciones, entreconflictos y negociaciones, entre enfrentamientos y consen-sos, con graves pérdidas y dolores para la sociedad civil delos oprimidos, de los discriminados, excluidos y explotados.Algunas de esas pérdidas son individuales, otras colectivas.

El concepto de “lucha de clases” se esclarece cuando seha oído hablar de él y se ven las reacciones violentas de lospropietarios frente a la posibilidad de perder la más míni-ma de sus canongías, el más pequeño de sus privilegios.

16 O. Cit.17 Ibid, p. 35.

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Pero incluso en esa lucha de la clase de los oprimidos yexplotados contra la clase de los opresores y explotadoresno aparece una clase para sí con un partido, con una filoso-fía, con una vanguardia, con un líder, sino un “nosotros”incluyente que mantiene como referencia ética y política ala sociedad civil de las comunidades oprimidas. El estudiode ese “nosotros” incluyente y variable constituye uno delos objetivos más importantes de conocimiento de las orga-nizaciones y clases en el mundo actual. Conduce a una teo-ría hecha de muchas teorías sobre el Estado y el sistemapolítico, sobre el mercado y el capitalismo, sobre los com-plejos militares-empresariales de dominación y explotacióny sus asociados o subordinados.

Hacia la historia y prospección de los conceptos

Reconocer las experiencias que enlazan lo nuevo y emer-gente con la historia anterior permitirá ajustar conceptos ytérminos para la construcción de una alternativa en condi-ciones muy variables en el tiempo histórico y en el espaciosocial. Conocer esas experiencias particulares y sus formasde alcanzar lo universal permitirá conocer de una maneramás íntima y útil la unidad en la diversidad. En esas expe-riencias se encuentra –como ejemplo- la nueva Odisea quedebe recorrer un indio mexicano desde una localidad mar-ginada cuando empieza a enfrentar el miedo a la represióny a abandonar el agradecimiento a la caridad; cuando vivela “conversión”, cuando se ilumina con la “esperanza”, sefortalece con la dignidad”, lucha contra la discriminación ycontra la integración, reclama sus derechos humanos, ciu-dadanos, y sus derechos a la diferencia. Descubre ser partede una comunidad creciente, local, nacional, humana, cuyafortaleza colectiva permite crear organizaciones que seorienten a alcanzar determinados fines. Descubre el noso-tros incluyente de los tzeltales, tzotziles, tojolabales, zoques

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y de muchos más, italianos, franceses, norteamericanos, es-pañoles, todos “hermanos” o incluso “compañeros”, Descu-bre el nosotros organizado en tanto “Ejército Zapatista deLiberación Nacional”, “bases de apoyo”, redes solidariasmexicanas, indomexicanas, indoamericanas, interconti-nentales. Descubre la posibilidad de lograr por medios pa-cíficos lo que ya sólo creía que iba a lograr por la guerra, yve cómo una parte se la arrebatan y otra queda en la con-ciencia y la organización de los pueblos. Descubre cómo lasfuerzas dominantes y sus auxiliares tratan de tranzarlo,de mediarlo, de cooptarlo; cómo lo amenazan, cómo lo re-primen, cómo expulsan a pueblos enteros de sus casas ytierras de labranza; cómo soldados y capitanes lo tratancon desprecio, cómo le echan a los perros y azuzan a losparamilitares, y a los matones, cómo lo meten a la cárcelpor un delito que no ha cometido, cómo lo torturan y humi-llan. Descubre algo más: quiénes lo apoyan hasta hacerseparte de su lucha y quiénes se le enfrentan con actitudespaternalistas que son autoritarias. Vive la experiencia delo que ya sabía en la conciencia. Descubre que está luchan-do contra el neoliberalismo y por la humanidad. Ve cómo sesolidarizan con él movimientos sociales y organizacionesno gubernamentales, y algunos sindicatos, y de vez en cuan-do partidos políticos de izquierda... En las alianzas con susamigos, hermanos y compañeros; en su propio movimiento,descubre “contradicciones” y ve que son tan importantes omás que las que tiene con los “señores del poder y del dine-ro”.

En las contradicciones del nosotros a que pertenece intuyesu vulnerabilidad íntima y la de los suyos. Ve cómo se agitala discordia en sus propias organizaciones, y cómo la exa-cerban los “desesperados” o los agentes provocadores. Vecómo actúa la cultura esclavizante y el poder del dinero.Mientras está luchando contra la sociedad opresiva en quevive descubre que “los señores del poder y del dinero” pre-

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paran nuevos proyectos que ennegrecen el porvenir. Se en-cuentra con planes elaborados en Washington y concerta-dos con los gobiernos latinoamericanos, como el nuevo en-clave que organizan desde Puebla hasta Panamá, o el ALCA,Área de Libre Comercio de América, megaproyecto de un“Gran Patio Trasero”. Alguien recuerda que así han entre-gado los gobiernos respectivos grandes regiones en el Con-go, Zaire, Gabón, República Centroafricana para que “sis-temas de compañías concesionarias se dediquen al pillaje”y muchos denuncian que se trata de nuevos planes de laexpansión y consolidación imperial.

También vive la democracia de pocos para pocos con po-cos, con su alternancia de partidos que sustentan la mis-ma política neoliberal y globalizadora, excluyente y opresi-va, discriminadora y cortés, hipócrita y explotadora, consus líderes de “izquierda” que se van integrando poco a pocoal sistema sin que luchen al lado de los oprimidos no indiosy menos aún con los indios contra el poder del dinero, larepresión y la discriminación. En el camino descubre lo im-portante que es la autonomía de su persona, de su comuni-dad y de las organizaciones de ciudadanos, de pueblos y detrabajadores. También descubre que a lo largo del tramorecorrido las banderas por las que lucha han despertado laconciencia de muchísimas gentes de México y el mundo.Después, descubre por las noticias que le llegan de Seattle,que los movimientos del mundo se están acercando cadavez más a sus proyectos de democracia incluyente y a pro-yectos anti-capitalistas que replantean más a fondo lo viejoen lo nuevo. Y ve cómo la guerra contra el “terrorismo” secierne contra todos hasta contra quienes están contra elterrorismo.

En el largo camino, indios y no indios redescubren, conla democracia como poder y pluralismo, el proyecto socia-lista y la vasta experiencia que lo acompaña. Pero el regre-so del proyecto socialista no quita su papel hegemónico al

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proyecto de democracia con poder y pluralismo. Más bienreplantea el problema de cómo seguir dando prioridad a lademocracia en condiciones crecientes de barbarie, asedio ymiseria y con plena conciencia de que sin democracia nohabrá socialismo, y sin socialismo no habrá democracia.Ese es el problema principal a estudiar en los proyectos yprocesos anteriores y en los actuales.

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