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Del reconocimiento a la redistribucin: la participacin y la interculturalidad como condicin de posibilidad del desarrollo

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Daz, Ral; Villarreal, Jorgelina (2009) "Interculturalidad y participacin en la Provincia de Neuqun: aportes para una crtica del desarrollo en la perspectiva del pueblo originario mapuce. En Ana Ins Heras y David Burin (coord. editoriales), TRABAJO, DESARROLLO, DIVERSIDAD, Ed. CICCUS, Buenos Aires, Argentina, 378 pginas.

Ral Daz; Jorgelina Villarreal

Centro de Educacin Popular e Interculturalidad

Facultad de Ciencias de la Educacin

Universidad Nacional del Comahue

[email protected]; [email protected]

INTERCULTURALIDAD Y PARTICIPACIN EN LA PROVINCIA DE NEUQUN: APORTES PARA UNA CRTICA DEL DESARROLLO EN LA PERSPECTIVA DEL PUEBLO ORIGINARIO MAPUCE Introduccin

En este trabajo partimos de analizar dos experiencias donde se ponen en juego los conceptos de planificacin, desarrollo, interculturalidad y participacin. Haremos hincapi en mostrar las diferencias de concepcin (y de discurso) presentes en dichos conceptos, segn quin sea la voz que enuncia, y segn acerca de sobre quin/quines produzca sus discursos y acciones. En este sentido, nuestro captulo presenta aportes que pueden leerse en paralelo a los realizados por las otras autoras cuyos captulos se presentan tambin en esta seccin, ya que cada una de ellas, con perspectivas distintas a las nuestras, pero complementarias, han producido anlisis crticos en torno a la participacin.

Partimos de tomar como eje clave de nuestro anlisis e interpretacin las ideas desarrolladas por Walsh (2001), quien ha propuesto pensar desde el marco de la geopoltica del conocimiento para poder poner de relieve cmo y quines producen qu significados sobre qu aspectos de la vida econmica, social, poltica y cultural. Abordaremos as la temtica del desarrollo local, vinculndola a la coexistencia (con diferentes grados de conflictividad) de diversos modelos de desarrollo para una misma regin, en este caso en la Provincia de Neuqun. Esta diversidad de modelos que pueden coexistir o no de modo conflictivo est dada principalmente por la existencia de poblacin diversa y diferente que no siempre encuentra satisfecha sus necesidades de produccin y reproduccin en las alternativas ofrecidas por el modelo hegemnico imperante. Es en esta tensin entre igualdad y diferencia que se juega la pulseada poltica entre, al decir de Nancy Fraser, el reconocimiento (demanda actualmente lograda por la mayora de los colectivos disidentes) y la redistribucin (que implicara habilitar la participacin en la toma de decisiones y en los beneficios, respecto del capital productivo y reproductivo de la sociedad que los ha reconocido).

Trabajaremos a partir de dos experiencias y centraremos nuestro anlisis en dos ejes:

a) la caracterizacin de los modelos de desarrollo (este concepto es precisamente el que se pondr en cuestin) imperantes en ellas y su vinculacin con las polticas locales puestas en juego; y b) la tensin entre diversidad y diferencia aplicadas a las dos experiencias a partir de considerar qu enfoques separan el desarrollo local impulsado desde la provincia, del Plan de Vida, este ltimo convocado por las organizaciones mapuce.En relacin a estos dos temas que analizaremos, focalizamos nuestra atencin en lo que se define como procesos participatorios, segn son habilitados en cada una de estas experiencias, y en los espacios donde el dialogo intercultural permita abrir el debate en torno a los distintos modelos de desarrollo (posibles y deseados) en funcin de las y los distintos actores involucrados en las experiencias estudiadas. Partimos de considerar que la redistribucin (de las distintas formas de capital involucrado en cada caso) solo ser posible si existen condiciones para la participacin que habiliten el dilogo y la creacin de instancias de desarrollo en perspectiva intercultural. Desde estos anlisis intentamos aportar al debate acerca de cmo las propuestas interculturales mapuce habilitan la posibilidad de repensar las relaciones entre diversidad y diferenciador un lado, y entre interculturalidad y autonoma por el otro.Comenzamos por presentar y analizar dos experiencias que interpelan y desafan las polticas indigenistas y los modelos de desarrollo impulsados desde el Estado: el Plan de vida Pulmar y el Co-manejo de Parques Nacionales. Dichas experiencias han sido relevadas a partir de distintas instancias de trabajo, tanto de investigacin como de extensin, con las organizaciones mapuce, y profundizadas y sistematizadas en el marco del Proyecto de reas de Vacancia TRABAJO, DESARROLLO, DIVERSIDAD (Pav. 103). Estas dos experiencias, tienen al Pueblo Mapuce y su organizacin poltica como principal protagonista de las mismas. Pueden ser consideradas como experiencias alternativas al desarrollo propuesto desde las polticas del Estado en tanto han generado un espacio, sostenido en el tiempo, y una convocatoria, atravesando actores y comunidades, que permite identificarlas como experiencias con peso poltico-ideolgico propio, y con propuestas de actuacin concretas para la regin, propuestas que, si bien como se indic, provienen de un pueblo originario, han atravesado, por su concepcin y convocatoria, las demandas de otros colectivos. La regin a la que haremos referencia es la zona comprendida dentro del Departamento Alumin, Provincia de Neuqun, en la norpatagonia argentina. Dentro del Departamento nos centraremos en el eje Pulmar- Alumin.

Debido a la configuracin sociohistrica de este espacio territorial, en el mismo coexisten distintas jurisdicciones del Estado: la jurisdiccin nacional est presente a partir de la presencia de Parques Nacionales, del Ejrcito y en la Corporacin Interestadual Pulmar (CIP); la Provincia est presente a partir de su presencia en la CIP y en la gestin y administracin de las tierras fiscales que an quedan en esa regin, y la jurisdiccin municipal, a partir de la presencia en la zona de los ejidos municipales de Alumin y Villa Pehuenia este ltimo de reciente creacin- . Una caracterstica de esta situacin es la presencia de distintos proyectos y concepciones de desarrollo para la regin. Esto al tener lugar en un espacio territorial a su vez disputado genera una reactivacin de los conflictos entre las partes. As, las concepciones y proyectos desde las diversas instancias del Estado (nacional, provincial, municipal) se confrontan en tensin con las concepciones, reivindicaciones y propuestas mapuce, poblacin de gran presencia en esa regin. Por todo esto, consideramos que estos casos son importantes para su anlisis porque concentran diversas perspectivas sobre desarrollo y ponen en juego varias cuestiones que involucran a las relaciones culturales, econmicas, sociales y epistmicas entre el estado, sus instituciones nacionales, provinciales y locales y un pueblo originario.

Explotacin turstica y productiva

versus Plan de vida Pulmar (desarrollo desde la cosmovisin mapuce)

Especficamente nos vamos a centrar en dos propuestas de desarrollo impulsadas desde las polticas pblicas que actualmente reciben diversos grados de interpelacin por parte de los mapuce y otros sectores de la sociedad civil: La Corporacin Interestadual Pulmar (CIP) y el Plan Maestro de Desarrollo Estratgico de Alumin.La Corporacin Interestadual PulmarEn el ao 1989 el estado nacional crea la Corporacin Interestadual Pulmar (CIP), que tena por objetivo la administracin y manejo de este territorio, tendiendo a su restitucin paulatina al Pueblo Mapuce y a la promocin del desarrollo de las comunidades de la zona. Este ente trabaj bajo una lgica en la que el estado se afirmaba como dueo de las tierras y las administraba, ejerciendo una tutela sobre las comunidades, controlando sus actividades y determinando sus necesidades. Veamos por ejemplo el artculo tercero del estatuto de la CIP donde se plantea que:

La Corporacin tendr por objeto la explotacin de los inmuebles de su propiedad o los que por convenio administre, en actividades agroforestales, ganaderas, mineras, industriales, comerciales y tursticas, as como el desarrollo de cualquier otra actividad dirigida a lograr el crecimiento socioeconmico del rea de Frontera Sur de la Provincia del Neuqun, y en lo fundamental de las comunidades indgenas de dicha zonas, Cataln, Aigo, Puel y Currumil. (Estatuto de la CIP, art. 3).

Uno de los objetivos fundamentales previstos para este organismo era la promocin del desarrollo de las comunidades; es importante considerar que en este captulo no se mencionan todas las comunidades mapuce existentes en el rea, sino slo las reconocidas por el estado provincial.

En el ao 1991 la C.I.P comienza a trabajar, pero desde los inicios hay denuncias acerca de su funcionamiento por incumplimiento de su rol principal. Es as como en 1995 un titular de un diario de la regin deca al respecto: De tierra prometida a tierra corrompida. En ese momento una serie de denuncias pblicas sobre el accionar de la CIP son ratificadas por la Confederacin Mapuche Neuquina. Algunos de los cargos esgrimidos en contra del entonces presidente de la Corporacin, Omar Dos Santos eran:

La entrega arbitraria de tierra para emprendimientos productivos, beneficiando a personas provenientes de otras regiones, Buenos Aires, La Plata. En cambio, slo aprobaron 7 proyectos presentados por los vecinos de Alumin y ningn proyecto mapuce.

La entrega de concesiones forestales y ganadera a espaldas de las comunidades y del pueblo de Alumin.

La prohibicin a los mapuce de la recoleccin del fruto sagrado del pewen... se les permite solamente dos bolsas por familia

La explotacin a pobladores y familias mapuche en la extraccin y produccin de lea. La concesin del Perilago Pulmar y todo el territorio circundante (incluido un cementerio mapuce) al empresario italiano Domenico Pancciotto.Ante estas denuncias y la falta de una respuesta por parte de los funcionarios provinciales, el 17 de mayo de 1995, las comunidades y la Confederacin Mapuce Neuquina deciden ocupar la oficina de la Corporacin, dando inicio al denominado conflicto Pulmar. Esta decisin estuvo impulsada principalmente por la falta de medios para garantizar la supervivencia de la gente de las comunidades frente a un invierno que fue particularmente inclemente. Tal como apareci publicado en los diarios del momento:

Las comunidades Mapuche Aigo y Salazar ocuparon ayer pacficamente las instalaciones que la Corporacin Interestadual Pulmar posee en esta localidad y anunciaron que permanecern en el lugar hasta tanto se les garantice la entrega de espacios de invernada, imprescindibles para la sobrevivencia de los animales durante el crudo invierno, o como recuerda uno de los protagonistas: habamos hecho como diez reuniones, entrevistas y clarificado nuestra demanda y lo que queramos eran las tierras de invernada, eran las tierras que estbamos demandando; porque la historia era que todos los inviernos, cada dos o tres inviernos, nos llevaba todo lo que se haba cosechado en aos trabajando (Entrevista a R. ., werken de la COM)

Posteriormente -frente a la falta de respuestas- los mapuce deciden proceder a la recuperacin de distintos cuadros (Lolen, Chicheria, Piedra Gaucha), lo que dio inicio a una serie de procesos judiciales de desalojo y procesamiento de autoridades mapuce por usurpacin. Finalmente y como resultado de las repercusiones nacionales e internacionales del conflicto y a la lucha sostenida por este pueblo originario, la CIP perdi fuerza y el Pueblo Mapuce realiz una importante recuperacin de territorio (42000ha.). Pero hasta la actualidad, este ente sigue ejerciendo la administracin, adjudicacin y control de concesiones sobre la mayor parte de ese territorio, pese a que las numerosas denuncias de corrupcin que se continuaron haciendo han motivado hasta la fecha distintos pedidos de auditoria sobre el mencionado ente. Desde esta propuesta de administracin y desarrollo para la zona, se ha privilegiado en mayor grado todas aquellas actividades vinculadas a la promocin de la actividad turstica y agropecuaria, y como veremos en el apartado siguiente, si bien para los mapuce ya no es un interlocutor vlido, s lo sigue siendo en las proyecciones del Estado municipal.

El futuro Plan Maestro de Desarrollo Estratgico de Alumin

y el Plan Estratgico de Desarrollo TursticoEl Plan Maestro de Desarrollo Estratgico de Alumin es impulsado desde la Municipalidad de Alumin y se centra en consolidar el perfil de desarrollo turstico y productivo para dicha regin. Para ello se considera contar con un fuerte plan de inversiones en servicios e infraestructura, propuesta que aparece vinculada al perfil turstico que se le desea dar a la regin:

La necesidad de crecer en materia de infraestructura hotelera es una de las deudas pendientes que todava tiene la localidad para instalarse definitivamente en el contexto del mapa turstico nacional. Esta importancia del turismo aparece recalcada por las palabras del Propio Presidente del Concejo Deliberarte de Alumin: "Cada uno de nosotros debemos convertirnos en verdaderos guas de turismo, dispuestos a atender a los visitantes de la mejor manera y de esa forma garantizar la consolidacin de una industria que revitalizar la actividad econmica local".Otro de los aspectos que se recalca como de fundamental importancia a la hora de realizar esta planificacin es la consolidacin de la CIP como ente administrador de la zona de Pulmar: es imposible imaginar el desarrollo econmico de Alumin sin tomar como referencia a la Corporacin Interestadual Pulmar y sus concesionarios.

Este plan se halla an en etapa de cristalizacin pero, hasta la fecha, las autoridades del Pueblo Mapuce no han sido convocadas a participar de la discusin acerca del mismo. Sin embargo tuvo un antecedente importante en el denominado Plan Estratgico de Desarrollo Turstico del Departamento Alumin, del ao 2003, que como su nombre lo indica estuvo pensado especficamente para el fortalecimiento de la actividad turstica de todo el Departamento (lo que incluye la participacin tambin del ahora municipio de Villa Pehuenia). El mismo se desarroll a solicitud de la Direccin Provincial de Turismo de la provincia del Neuqun, con el apoyo, gestin y participacin del Municipio de Alumin y Comisin de Fomento de Villa Pehuenia, financiado por el CFI (Consejo Federal de Inversiones) e impulsado por la Facultad de Turismo de la Universidad Nacional del Comahue.

Este Plan, parti de una concepcin participativa y holstica del planeamiento ya que el criterio de participacin aplicado a lo largo de todo el proceso de planificacin, permiti construir de manera permanente el consenso necesario tendiente a lograr la viabilidad de las estrategias de desarrollo, propuestas y recomendaciones que se desprenden del Estudio.(Nataine et al, 2006b:6). De esta forma, en la etapa de diagnstico del mismo se mantuvieron reuniones con las comunidades mapuce; pero a pesar de ello, no se desprende de los resultados del mismo que la diversidad sociocultural haya sido una variable a tener en cuenta al momento de realizar sus propuestas de desarrollo. Tal como puede apreciarse en el siguiente listado de aspectos en los que se centr su intervencin: Lineamientos estratgicos que contribuyan a mejorar la calidad de vida de la comunidad residente en el Departamento Alumin.

Construccin de Estrategias, Propuestas y Recomendaciones que orienten el desarrollo turstico y productivo del Departamento Alumin.

Anlisis del aprovechamiento turstico de los recursos del Departamento Alumin con criterios de sustentabilidad fsica, econmica y social.

Construccin del Perfil turstico y productivo del Departamento Alumin, y anlisis del rol que cumplen el pueblo de Alumin y Villa Pehuenia Moquehue.

Caracterizacin cualitativa y cuantitativa de la demanda turstica del Departamento Alumin para las distintas temporadas con afluencia turstica.

Caracterizacin de las Unidades Prestadoras de Servicios Tursticos del Departamento Alumin.

Identificar requerimientos de inversin pblica y privada a nivel de perfil en infraestructura, equipamientos e instalaciones tursticas y no tursticas.

Identificar requerimientos de capacitacin y formular estrategias y propuestas de contenidos y metodologas.

Proponer estrategias de marketing, tendiendo a establecer una imagen de marca y su posicionamiento en los mercados actuales y potenciales. (Nataine et al, 2006a: 2)Como puede apreciarse en estos dos planes, tanto este ltimo enfocado especficamente para el caso del turismo, y el Plan Maestro, todava en etapa de planificacin, hay una clara definicin del perfil productivo y turstico de la regin que apuesta a un modelo tradicional de desarrollo, pensado nicamente desde la perspectiva occidental, en trminos de demanda y oferta de servicios, insercin en los circuitos internacionales de consumo de bienes, entre otros. Plan de vida Pulmar (desarrollo desde la cosmovisin mapuce)Las estrategias del Pueblo Mapuce, frente a estas perspectivas de desarrollo, han implicado poner en marcha una variedad de recursos, tanto para lograr la preservacin y el control de los recursos existentes en sus territorios, como para ampliar sus perspectivas de desarrollo desde su propia cosmovisin. Uno de ellos fue la puesta en marcha del Proyecto de Desarrollo de Comunidades Indgenas (DCI).Este proyecto comienza a desarrollarse a partir del ao 2003, con la creacin de un consejo consultivo con sede en Buenos Aires, que fue el encargado de llevar a cabo la implementacin del mismo. En dicho Consejo Consultivo hubo participacin de representantes de los pueblos indgenas beneficiados, ya que () el nico que lo puede garantizar es un control indgena, ah entonces aceptaron que hubiera un Concejo Consultivo, que funciona y que adems de funcionar es quien elige a los directores del proyecto. No absolutamente, pero s son seis miembros [indgenas], ms tres del gobierno, y de Naciones Unidas que deciden quien dirige el proyecto. (Entrevista a J. N. werken de la COM)

El DCI, que actualmente se halla en etapa de finalizacin y evaluacin de las distintas experiencias, se bas en un modelo de gestin [que] priorizar un abordaje intercultural y la articulacin de acciones a travs del dilogo, la negociacin y la concertacin entre el estado nacional, los estados provinciales, municipales, las organizaciones no gubernamentales y las comunidades indgenas identificadas como beneficiarias del proyecto. () El logro de este objetivo ser posible a partir de la incorporacin de lneas de accin que permitan fortalecer a las organizaciones de las comunidades indgenas para propender al desarrollo sustentable de las mismas, mediante el respeto de su identidad cultural y la preservacin de los ecosistemas de los que dependen (Proyecto de Desarrollo de Comunidades Indgenas, 2003) Enmarcadas en ese objetivo general se llevaron acabo toda una serie de acciones tendientes a lograr el fortalecimiento de la capacidad de autodesarrollo y la promocin de distinto tipo de actividades vinculadas a los conocimientos y cultura de cada uno de los pueblos beneficiados. En sus orgenes este proyecto, pensado solo para dar una respuesta a las necesidades de organizacin de los nuevos territorios obtenidos por el Pueblo Mapuce a partir de las recuperaciones llevadas a cabo a travs de la Lucha de Pulmar, surge vinculado a una idea de Territorio Indgena Protegido y, al ser presentado en uno de los programas del Banco Mundial para el desarrollo de poblaciones indgenas, recibe su aprobacin. De esta forma se acceda a grandes posibilidades de financiacin tanto para mejorar las condiciones de vida de la gente de las comunidades, como para garantizar la preservacin de la zona. Pero un emprendimiento de esta naturaleza, llevado adelante por el Pueblo Mapuce, fue resistido por el Estado provincial, ya que este perciba como una amenaza el hecho de que aquellos que histricamente haban sido considerados objetos de sus polticas pasaran a ser sujetos, entrando en un dilogo en donde los mapuce no slo reciban polticas de desarrollo pensadas por otros, sino que tambin las proponan, y ms an lograban conseguir financiamiento externo para las mismas. El empoderamiento que esto significaba era claramente percibido y las mayores resistencias al desarrollo de este proyecto provinieron de quien se visualizaba como principal perjudicado de este cambio de situacin: el Estado provincial. Ante estas resistencias este proyecto inicial debi sufrir modificaciones, una de ellas fue la inclusin de dos zonas ms que se veran beneficiadas con su aplicacin y cuyas caractersticas eran similares a las de Pulmar: la Finca Santiago en Salta, y Amaicha del Valle en los Valles Calchaques de Tucumn. La otra modificacin importante fue la desaparicin de la palabra territorio que se hallaba presente en su formulacin original, por la de rea, proponindose entonces la figura jurdica de rea Indgena Protegida para cada uno de estos territorios. Estos cambios forman parte de una estrategia implementada por las organizaciones mapuce, para por un lado contar con el apoyo del Estado nacional, que era necesario como un aliado estratgico frente a la provincia que era la que nos cerraba y nos cierra todas las puertas (Entrevista a J. N. werken de la COM). Y por el otro para lograr el consenso entre las comunidades participantes ya que algunas de ellas podran haberse retirado del proyecto si la poltica de implementacin del mismo hubiese entrado en franca oposicin con el Estado provincial.

La resignificacin y discusin de conceptos, forman parte tambin de las estrategias implementadas por este pueblo y esto se ver ms claramente en los documentos que analizaremos a lo largo de este captulo. Por ejemplo, en este orden de cosas, el mismo nombre del Proyecto implica al concepto de desarrollo. Al respecto J. N. expresaba lo siguiente:

cuando aceptamos el concepto de desarrollo, lo aceptamos a partir de que los indgenas queremos discutir y queremos darle contenido, a un concepto de desarrollo desde un enfoque cultural, histrico () y el nico que lo puede garantizar es un control indgena () (Entrevista a J. N. werken de la COM).

Gracias a la implementacin de este proyecto en Pulmar, se ha creado un Consejo que agrupa a las nueve comunidades de la zona, con el objetivo de acordar y realizar tomas de decisiones conjuntas respecto de las necesidades, intereses y proyeccin de las mismas. Uno de los logros ms importantes de este Consejo ha sido la elaboracin en el ao 2006 del Plan de vida Pulmar. O sea una propuesta para el desarrollo desde la cosmovisin mapuce, para estas comunidades y toda la zona de influencia de Pulmar. Antes de pasar al anlisis del mismo, nos gustara citar otro documento mapuce donde se explicita claramente ese concepto: Hablamos de Plan de Vida, porque hasta ahora las polticas de desarrollo impuestas en nuestros territorios han significados verdaderos planes de muerte, para el pueblo mapuce en particular, y para todos los pueblos originarios en general (INAZUAM, 2007) En ese sentido las autoridades mapuce plantean que: hasta hoy han puesto nuestra cultura al servicio del desarrollo econmico wigka.nosotros ahora vamos a crear una economa al servicio de nuestro desarrollo cultural. Vamos a crear capacidades y fuentes de trabajo para que nuestros bosques, nuestros lagos, montaas nos permita recuperar nuestra valores y principios comunitarios (AzMogen), el respeto a nuestro Kvme feleal (autoridades propias), a practicar nuestros Nor Feleal (normas de justicia y derechos), la educacin mapuce basada en el respeto a los mayores kimvnce y a la naturaleza- fijmogen, que es recuperar nuestro Nor Kimvn (educacin). Solo volviendo a reestablecer todos estos elementos, podremos decir que nos desarrollamos, que logramos bienestar, que progresamos que crecemos. Porque lo hacemos desde nuestra Cosmovisin. Esto no tiene nada que ver con el desarrollo que nos propone el wigka, que es acumular y crecer econmicamente a costa de destruir, de volvernos egostas, de pensar solo como individuo, de corrompernos, de destruirnos humanamente, de alejarnos de las vidas naturales, de contaminar no solo el planeta, sino nuestro piwke ka logko (corazn y pensamiento). (izol Logko Elas Maripan, en INAZUAM, 2007)

El Plan de vida propuesto por las comunidades mapuce de Pulmar, se plantea un manejo sustentable de los recursos naturales, en gestin conjunta, que garanticen la conservacin del patrimonio natural y cultural; y que posibiliten mejorar la actual situacin de pobreza en territorio mapuce en jurisdiccin de la Corporacin Interestadual Pulmari.

A partir de:

- Afianzar el proceso de gestin de los recursos entre el Pueblo mapuce y la Corporacin Interestadual Pulmari.

- Fortalecer el proceso de recuperacin de la organizacin y el conocimiento del Pueblo Mapuce, como base de las acciones de manejo de los recursos naturales.

- Realizar la planificacin del ordenamiento territorial segn las pautas de la interculturalidad.

- Incorporar en la normativa del rea los conocimientos y criterios de sus habitantes ancestrales, el pueblo mapuce. Profundizar los cambios de la reglamentacin y prcticas de la Corporacin Interestadual Pulmari.

- Motorizar el manejo de los recursos naturales de manera sustentable.

Estos objetivos son justificados con las siguientes consideraciones: Las comunidades del Departamento Alumine, con diferencias entre cada una, vivimos en situacin de pobreza, la que contrasta muy fuertemente con la riqueza natural que nos rodea. Slo en los ltimos aos hemos logrado hacernos escuchar por las autoridades. La misma restriccin de uso ha forzado los usos clandestinos del recurso, dificultando la tarea de control de las autoridades mapuce o instituciones oficiales que debemos llevar. Desde hace 12 aos, las comunidades comenzaron con experiencias de manejo del bosque nativo con planes de manejo aprobados por Parque Nacionales y, a veces, promovidos por estos. De igual manera, hay avances en el mejoramiento del manejo ganadero y emprendimientos tursticos. Desde el ao 2000, las organizaciones mapuce hemos planteado la necesidad de participar en la toma de decisiones sobre el rea protegida, de la que somos guardianes desde antes de su creacin, pero que en la prctica debemos vivir como intrusos en nuestro propio territorio. (Plan de vida Pulmar, 6)

A partir de las consideraciones presentes en ese documento y de las propuestas surgidas en talleres y pu Xawvn (encuentros), surgen los siguientes lineamientos pensados para un desarrollo desde la cosmovisin mapuce o en trminos mapuce para llevar adelante sus planes de vida:

Avanzar hacia el reconocimiento de todos los espacios de tierra que necesitamos de Pulmari para un Desarrollo desde nuestra Cosmovisin.

Comenzar un proceso de reduccin del ganado caprino y yeguarizo y fortalecer la economa familiar con otros emprendimientos apoyados por una planificacin integral de Pulmari.

Erradicar de Pulmari todo emprendimiento concesin indebidamente entregada, que atente contra la biodiversidad y contra el desarrollo cultural de las comunidades mapuce.

Comenzar un fuerte proceso de capacitacin hacia las nuevas generaciones mapuce que apunte a la administracin de nuestro recurso forestal y ganadero.

Promover un modelo de servicio y administracin del recurso turstico en manos de las comunidades, basado en nuestros conocimientos y prcticas culturales.

Apoyar un proceso de recuperacin y fortalecimiento del arte mapuche en Wuzvn (Cermica), Wixal (Telar), Rvxafe (Plata) y Mamvl Kvzaw (madera) como alternativa econmica y manifestacin de nuestro arte cultural.

Desarrollar viveros de plantas nativas y medicinales, que apoye las practicas medicinales desde nuestros conocimientos y prcticas

Instalacin de un Frigorfico Mapuce y carnicera comunitaria para garantizar la distribucin y evitar la especulacin con el recurso carne.

Lograr el traspaso desde la Direccin de Bosques, de la administracin del Pion (gijiw), fruto del sagrado Pewen, a manos del Consejo Mapuce Alumin, por ser un elemento cultural vital para la seguridad alimentaria y como forma de controlar su daina explotacin.

Desarrollar una planificacin integral del territorio de Pulmari en base a un diagnstico de los recursos naturales que hoy poseemos.

Instalar un Asentamiento de la Universidad Nacional del Comahue en el Dto Alumin para apoyar esta estrategia de Desarrollo Cultural desde la Cosmovisin Mapuce. (retomado de INAZUAM, 2007)Los propios mapuce ligan esta propuesta al Plan de Comanejo de Parques Nacionales, y plantean una continuidad territorial y cultural con los territorios de las comunidades que se encuentran en la jurisdiccin de Parques Nacionales.Plan de Comanejo de Parques Nacionales.

Este plan comienza a desarrollarse en el Parque Nacional Lann a partir del ao 2000. Este Parque es una de las 34 reas del Sistema Nacional de reas Protegidas de la Administracin de Parques Nacionales (APN), organismo estatal autrquico que actualmente depende de la Secretara de Turismo y Deportes de la Nacin. El PNL abarca una superficie de 412.000 ha al suroeste de la Provincia del Neuqun. Es una franja con direccin Norte-sur situada sobre la Cordillera de los Andes, perteneciendo a la regin biogeogrfica de Bosque Andino Patagnico. En la zona de influencia del PNL se encuentran tres centros urbanos: Alumin, Junn de los Andes y San Martn de los Andes, en un estado de rpida expansin demogrfica por el desarrollo de la actividad turstica.

A partir de 1999, las organizaciones mapuce plantearon a este Parque Nacional la necesidad de tener una nueva relacin, que fuese superadora de la subordinacin que le impona la concepcin y normativa de la Administracin Nacional de Parques Nacionales, que daba lugar a un conjunto de prcticas y dispositivos de control sobre la vida de las comunidades, y que contaba como antecedente el hecho de que en el momento de su creacin (ao 1937), la APN reconociera la propiedad privada de estancieros incluyendo sus territorios en reas de Reserva Nacional y no los derechos propietarios de las comunidades mapuce presentes en su reciente jurisdiccin. Sumado a esto, se vea la necesidad de avanzar en criterios de conservacin que reemplacen los planteados en el Decreto-Ley de la dictadura militar que an rige los Parques Nacionales argentinos.En el marco de esta nueva relacin se ha avanzado en el dictado de normas de rango menor que van adecuando la relacin y creando antecedentes de cambios ms profundos. Hoy existe en los Parques Nahuel Huapi, Lann y Laguna Blanca un Comit Regional de Gestin del Comanejo, co presidido por el Intendente del Parque Nacional Lann (mxima autoridad institucional) y el Logko (autoridad originaria) de una de las Comunidades, y con vocalas repartidas entre Parques Nacionales y las organizaciones mapuce. A escala local hay Comits de Gestin formados por el guardaparque y las autoridades de la Comunidad del lugar.

Uno de los logros ms trascendente del comanejo es haber transformado el escenario poltico para la toma de decisiones. Tal como lo manifiesta Salvador Vellido (Intendente del PNL): Aqu estamos ahora, reconociendo derechos, devolviendo territorios, compartiendo los espacios y aprendiendo, en definitiva, uno de los otros. De la relacin demandante/demandado pasamos a la prctica del co-manejo. Actualmente compartimos responsabilidades desde una prctica comn: reconociendo nuestras diferentes cosmovisiones y encontrndonos a diario con nuestras coincidencias. (Vellido, 2004:11). En un sentido similar los werkenes de la Confederacin Mapuce Neuquina (CMN) manifiestan lo siguiente: Hablando Parques de Conservacin y hablando los Mapuce de Relacin, entendimos que a ambos nos preocupaba resguardar lo que a todos nos da origen, aunque uno hablaba de la biodiversidad y el otro hablaba desde la biodiversidad, iniciamos el camino de practicar el co-manejo; es decir de practicar la interculturalidad. La accin de respetarnos, de conocernos, de reconocernos. (Confederacin Mapuce Neuquina, 2004: 59,60)Este proceso no se hubiera podido llevar a cabo sin los aportes de cada una de las partes involucradas, tal como lo sealan los mismos actores: ...Parques sin la contraparte Mapuce y su organizacin poltica e institucional fortalecida, nica garanta de construccin poltica a largo plazo, hubiera terminado en nuevas polticas productivistas y con algn mayor grado de democracia. Por otro lado la CMN sola, por ms fortalecida que fuera, tampoco hubiera logrado ningn cambio sin la voluntad poltica de la APN, pues repetira sus enfrentamientos como los tiene con el gobierno provincial. Era necesario la conjuncin de las partes en la voluntad de cambio poltico. (Entrevista a N. O, werken de la CMN)

Esta nueva relacin ha permitido que temas medulares como el rol del guardaparque; el manejo ganadero y de otras actividades productivas; el aprovisionamiento de lea; la actividad turstica; se desarrollen y se aborden en otro contexto en donde los protagonistas deben asumir nuevos roles y responsabilidades. Las mismas son asumidas en un mbito de participacin desde el debate y la negociacin entre los actores. Por lo tanto el escenario es nuevo y genera nuevas contradicciones, ya que implica rever el concepto de autoridad, segn las caractersticas particulares de cada Comit Local de Gestin. Esto significa el tener que desarrollar constantemente nuevas estrategias para la toma de decisiones: este aspecto no es menor, ya que significa correr de esta funcin histrica al Estado nacional, quien ha sido el que aplicaba la sancin ante el incumplimiento de la norma, o en este nuevo escenario, ante el incumplimiento de lo acordado. En esta experiencia de comanejo de Parques Nacionales vemos que el proceso va, de ser una simple herramienta en donde las partes involucradas negocian sobre problemas de la vida cotidiana, a ser una instancia de construccin de poltica que articula de manera diferente a un Pueblo Originario y al Estado. Desde esta lgica es posible entender el escepticismo de algunos actores sobre la viabilidad del proceso ante la envergadura del desafo que est implicado. Se trata de revertir ms de un siglo de dominacin y marginacin. Entre las dificultades ms grandes que an permanecen irresolutas hallamos las desinteligencias que se producen cuando se procede a la toma de decisiones de forma unilateral. Estas decisiones implican polticas diferenciadas sobre temas que las partes conciben como inherentes o no al comanejo: Los mayores conflictos se generaron desde la administracin, y tienen como factor la toma de decisiones de forma unilateral por parte del Estado: temas medulares sobre el Territorio que comprometen a actores polticos de las comunidades que se trataron y se resolvieron de forma unilateral. (Entrevista a N. O, werken de la CMN). De esta forma en muchas ocasiones la APN, decide unilateralmente sobre temas que ella no considera vinculados al comanejo y en las que sin embargo las comunidades quieren tener participacin. En este sentido, no resulta extrao que las comunidades mapuce planteen que dos ejes bsicos para llevar adelante estos procesos son la interculturalidad y lo participativo. Respecto de la primera plantean que es entendida como una nueva forma de relacin que siente sus bases en el mutuo reconocimiento y efectivizacin de los legtimos derechos de los actores, con respeto y aceptacin de la cultura diferente. Esta definicin conlleva implcitamente el reconocimiento de que las responsabilidades, en el plano de la accin, son compartidas (Plan de vida Pulmar); mientras que lo participativo estara dado a partir del reconocimiento que la realidad se va construyendo a partir de diferentes perspectivas, conocimientos e intereses que no pueden reducirse a variables y que por ello es necesario un abordaje integral, con el que intentaremos combinar diferentes perspectivas y modalidades de acercamiento a esta nueva forma participativa para interpretarlos en su totalidad. (Ibid.). Adems en el caso del Pueblo Mapuce, estas instancias de participacin e interculturalidad, se efectivizan solo a partir de su reconocimiento como pueblo y del reconocimiento de sus autoridades y organizaciones.

Discusin: diferencia cultural y nociones de desarrollo

como alternativas polticas y epistmicas.Las identidades colectivas, entre ellas las que conforman el abanico de los pueblos originarios y sus aliados ms o menos involucrados, como los sectores campesinos y otros actores a niveles locales, nacionales y transnacionales han producido histricamente un resquebrajamiento del orden que va de lo econmico a lo epistmico pasando por lo cultural, lo jurdico, lo social, alcanzando incluso la subjetividad misma implicada en una cosmovisin diferente de la naturaleza y la sociedad. As, los anlisis de las experiencias del Plan de Vida, el Plan de Desarrollo, el Comanejo, presentados en las secciones anteriores, nos permiten identificar estas luchas por el sentido que se plasman tanto en el discurso como en la accin. Las comunidades mapuce, segn presentamos ms arriba, son concientes del valor del discurso, precisamente, como elemento de accin poltica. Es as que realizan elecciones concientes acerca de cundo usar cules trminos y para dotarlos de qu significados. Sostenemos tambin que estas acciones discursivas han sido un elemento potente para quienes, a cargo del Estado en cualquiera de sus niveles, producen acciones polticas a travs de situar campos de intervencin, sujetos (visualizndolos como objetos), relaciones, usando conceptos y trminos (es decir ideas y sus representaciones lexicales) que producen sentido.

Catherine Walsh plantea que Una visin productiva proviene de la geopoltica del conocimiento y los estudios poscoloniales, y entonces las preguntas se extienden a: quin habla en este momento, sobre quines, para qu, desde dnde, contra quines. () Incluso como relaciones de saber poder, interesa recorrer el modo de los aprendizajes y de toma de la palabra como referentes de construccin bsica vinculados a las estructuras de la subjetividad. (Walsh, 2002) Desde este punto de vista, si consideramos que cuando hablamos de diferencia cultural lo que est en juego para el caso de los pueblos originarios, es el espacio territorial en que se asientan y despliegan la cultura y la identidad, territorio e identidad cultural son cuestiones que deben ser consideradas en forma interrelacionada, sobre todo cuando, como ellos mismos plantean, contar con territorios es indispensable para poder rescatar, mantener y proyectarse a partir de su propia identidad como pueblo originario. Este es un hecho que si bien las poblaciones indgenas vienen sosteniendo desde hace dcadas, no ha tenido un correlato en la implementacin de las polticas pblicas, ya que, si por un lado ha habido algunos avances en relacin al reconocimiento (de distinto tipos de derechos), no ha ocurrido lo mismo respecto a las reivindicaciones territoriales (y menos an de niveles de autonoma dentro de algunos de los territorios ya reconocidos).

Los patrones estatales de desarrollo, sin que podamos ac hacer una crtica de conjunto, sino slo desde las experiencias consideradas, no han sido ms que nuevos intentos de inclusin en modelos que persisten en sostener el orden territorial vigente. En cambio, para las organizaciones indgenas la reivindicacin territorial es entendida en los siguientes trminos:

Territorio para nosotros es una totalidad. "Nosotros somos parte de ese todo, somos una fuerza ms". Va ms all de una connotacin econmica, tiene un sentido espiritual y cultural vinculado a lo ancestral y tradicional. Es el hbitat donde se desarrolla la cultura de cada pueblo. El territorio es el espacio que posibilita el desarrollo de la cultura comunitaria tanto en el presente como en el futuro pues incluye a todos los recursos naturales y los valores espirituales. Por ello debe reconocerse tambin el derecho sobre el subsuelo y el espacio areo. El territorio es el espacio para el ejercicio del derecho a la autonoma a fin de garantizar el fortalecimiento y desarrollo de los pueblos indgenas en sus asuntos polticos, econmicos, sociales y culturales. (Foro Regional Comahue 2005)

En la actualidad, el Pueblo Mapuce de la Provincia de Neuqun esta compuesto por ms de 50 Lof - Comunidades de la cual se estima una poblacin de 28.000 habitantes en la zona rural; pero a causa de la reduccin y desintegracin territorial, hoy casi el 70% del Pueblo Mapuce reside en los centros urbanos estimndose un total de 65.000 personas. Las comunidades estn localizadas en su mayora en la zona central y cordillerana de la provincia, por tal motivo las realidades econmicas y culturales son distintas. As tambin se encuentran afectadas por distintas jurisdicciones tanto nacional como provincial y municipal y de esto se desprende la situacin jurdica de cada una de ellas en muchos casos no resuelta. En este espacio, las comunidades involucradas vienen sosteniendo un fuerte proceso reivindicatorio en lo educativo, en lo poltico y jurdico, en lo territorial y en lo cultural. Esto explica, quiz, tambin la complejidad de niveles de afirmacin identitaria y la convivencia de diversas estrategias de lucha.

Nos interesa discutir a partir de las experiencias consideradas la complejidad de algunas de las tensiones en las que se involucra la cuestin del reconocimiento con el de la redistribucin. Siguiendo en esto el trabajo de Nancy Fraser (1997) intentamos mostrar como en las polticas pblicas si bien se avanza en reconocer derechos culturales e incluso polticos, no se rompe el statu quo territorial por lo que se establecen lineamientos respecto de asegurar y restituir territorios a las comunidades, y mucho menos al Pueblo Mapuce considerado en una perspectiva transcomunitaria. Por otra parte, el gobierno de la Provincia avanza en concesiones a particulares y a cercar los territorios comunitarios con nuevos proyectos de expansin turstica depredadores del ambiente y de la cosmovisin mapuce. Podemos advertir entonces una complejidad de tensiones como las que se dan entre diversidad y diferencia por un lado, y entre interculturalidad y autonoma por el otro. Como en este trabajo nos propusimos abordar la temtica del desarrollo local, vinculada a la coexistencia (con diferentes grados de conflictividad) de diversos modelos de desarrollo para una misma regin pudimos apreciar que estos pares pueden volverse dicotmicos en la perspectiva de los sectores hegemnicos, pero no as en la de los pueblos originarios, incluso en algunas de las instituciones del estado, como Parques Nacionales que han tendido un puente sobre el dilogo y la puesta en marcha de procesos interculturales.

Entendemos que suele decirse diversidad como una estrategia discursiva para soslayar la conflictividad inherente a proyectos de vida diferentes. Estas miradas, que proponen la atencin a la diversidad y su conservacin como muestras de museo, ofrecen, como lo hemos visto para el caso del turismo una visin folclrica e ingenua del pueblo mapuce. La diversidad es usada, digamos retrospectivamente, para desvincularse del racismo que an opera a nivel institucional e ideolgico, apelando a la existencia y aceptacin de lo diverso, pero slo concebido como variaciones de lo mismo. Esta postura deja intacto el yo hegemnico de la enunciacin yo respeto, yo atiendo, yo valoro por lo que convierte la diferencia en diversidad coadyuvando a la desigualdad impidiendo que la diferencia pueda constituirse en una relacin intercultural igualitaria. Decimos que coadyuva a la desigualdad en tanto si es diverso apenas pueden aceptarse o reconocerse algunos derechos culturales particulares pero desvinculados, en este caso, de los otros derechos que se han ganado los pueblos originarios, pero que no son aplicados, menos que nada en lo territorial.

El Estado, al destinar polticas inconsultas para los indgenas, acaba por cerrar la entrada de stos al debate de las polticas pensadas para ellos y menos para el caso de que los pueblos originarios participen en el diseo de las polticas de conjunto para toda la sociedad. Es el caso de los programas de EIB que los estados promueven para los pueblos originarios, siendo impensable que stos provean planes para el conjunto de la sociedad, como se hace con ellos. Se arman nuevos lenguajes sobre la variedad y diversidad cultural pero en el mismo se produce la desigualdad, tanto por la no participacin en las decisiones como por ajustar o reducir la diversidad a lo cultural, convalidando en este tibio reconocimiento del otro la exclusin y la marginacin. Sabemos que la lista de sujetos diversos es profusa y va en aumento, ya que cada vez se arrojan a la otredad a todos aquellos/as que quedan fuera a al borde del sistema econmico, social y cultural hegemnico. No es arriesgado suponer que ms que un avance, la neonarrativa de la diversidad, adems de colgarse de un multiculturalismo congelado, provoca y convalida la destitucin y la subjetividad como vida desnuda al permitir la vida como condicin pura pero no como sujeto.

Por el contrario, enunciarse desde la diferencia en una identidad proyectada con trasfondo histrico profundo como paradigma alternativo provoca y procura la reparticin y o reestructuracin vinculada al reconocimiento, tal como lo plantea Nancy Fraser (1997). As, diferencia no es variacin sino alteridad en pugna; tensin en la que se disputan proyectos de vida alternativos. Mientras tanto, la globalizacin anudada al neoliberalismo arrastra el multiculturalismo hacia el statu quo de color, mientras que la lucha de los pueblos originarios apunta si no a la desaparicin de color, al quiebre superlativo de lo blanco y la blanquedad, y de unos tonos mejores que otros. Por el contrario, la produccin neoliberal de la diversidad sociocultural, que como dijimos se acompaa de otras apropiaciones culturales tales como las de la pobreza o la marginacin, mientras por un lado reconoce formalmente (incluso, ni esto a veces) por el otro oblitera toda horizontalidad, toda participacin y control en manos de aquella diversidad nombrada desde el centro, y que en realidad debiera poseer la autonoma para disponer de s. En este proceso los pueblos originarios al ser tratados como diversos son reproducidos en la desigualdad. El par diferencia igualdad deber situarse en otras coordenadas. La interculturalidad y la autonoma parecen ser estrategias o proyectos en otro paradigma que el pueblo orginario mapuce en Argentina comienza a transitar.Como lo recuerda Catherine Walsh respecto de Ecuador, la interculturalidad ha sido en argentina una propuesta mapuce desde inicio de los 90. En el cruce de acusaciones sobre separatismo, incluso de favorecer intereses extranjeros (chilenos) los mapuce han debido trabajar de modo insistente para que algunos sectores de la sociedad civil, sobre todo aquellos grupos o sujetos que venan acompaando sus reivindicaciones, comprendieran la necesidad de una propuesta como la de un Neuqun intercultural (NORGVBAMTULEAYI, 2000).Estrategia para el desmonte del monoculturalismo, la perspectiva intercultural no slo es considerada para el mbito educativo, sino para la reformulacin del conjunto de las polticas pblicas. Ms de una dcada de insistencia y lucha por el reconocimiento y por la interculturalidad han promovido en algunos sectores (mayormente no provinciales) el uso de la palabra interculturalidad, pero como lo sealamos anteriormente, ste uso no se desplaza de su articulacin a la atencin de la diversidad. Retomando el trabajo de Walsh (2002):

dentro del debate sobre la interculturalidad estn en juego perspectivas que, por un lado, intentan naturalizar y armonizar las relaciones culturales a partir de la matriz hegemnica y dominante (el centro, la verdad o la esencia universal del Estado nacional globalizado). Por el otro, denuncian el carcter poltico, social y conflictivo de estas relaciones y conciben la cultura como un campo de batalla ideolgico y de lucha por el control de la produccin de verdades y por la hegemona cultural y poltica, dentro de lo que Immanuel Wallerstein (1999) llama el sistema-mundo moderno.

Para esta autora, las primeras tienen sus races en la colonialidad del poder, tanto en lo econmico, social y cultural como en lo epistmico (la diferencia epistmica), mientras que las ltimas son producidas desde la subalternidad, y agregamos nosotros, una subalternidad marcada por la diferencia de ser o estar siendo un pueblo originario. Esto implica que la interculturalidad no es una relacin entre diferencias simples cada una actuando desde un polo equivalente, sino la produccin de una relacin en la que el centro para ser intercultural debe reordenarse democrtica y distributivamente.

Walsh, nuevamente, esta vez con respecto a este sentido de la interculturalidad:

es parte de las redes de poder, luchas y negociaciones que intersectan lo local con lo nacional y lo global, y que marcan nuevas maneras de percibir, construir y posicionar subjetividades y polticas identitarias (Hall 1997). As, va ms all de la bsqueda de reconocimiento o de inclusin porque apela a cambios profundos en todas las esferas de la sociedad y forma parte de una poltica cultural oposicional dirigida a la sociedad en su conjunto que aporta, como dice Ramn, "a la construccin de una propuesta civilizatoria alternativa, a un nuevo tipo de estado y a una profundizacin de la democracia" (1998: 60). Tambin contribuye con otras lgicas de incorporacin que hacen estallar la nocin de una matriz dominante (2002).Visualizados por ella como espacios de resistencia, nos parece que las propuestas interculturales mapuce habilitan por un lado, la posibilidad del par diferencia-igualdad y, por el otro, una perspectiva no dicotmica entre interculturalidad y autonoma. Acudir desde el fortalecimiento cultural e identitario a la recomposicin del manejo territorial y a la produccin de planes de vida acorde a la perspectiva intercultural como lo hemos visto ms arriba no slo establece puentes entre las sociedades nacional y mapuce (lo intercultural) sino que incluye la perspectiva autonmica. Nos interesa enfatizar que sea lo que se entienda por desarrollo local en contextos de territorialidad ocupada, recuperada o por recuperar del pueblo mapuce, su sentido no puede ser sino el de promover la vigencia, reconstruccin y proyeccin de una identidad indgena que anuda su cosmovisin identitaria a una base territorial bajo su control. Entonces, trminos como sustentable o local (si hablamos en trminos de desarrollo) devienen no slo problemticos sino del todo inadecuados. Lo local no deja de ser la base para reproducir el clientelismo y el asistencialismo de los sectores gobernantes a niveles regionales, provinciales, y municipales. Lo sustentable es lo que redita en el marco de las relaciones establecidas. Por otro lado lo local es el lugar donde se asienta una identidad originaria devenida de una historia de explotacin, asimilacin y censura. Las coordenadas mapuce se tensionan contra la organizacin institucional basada en una distribucin del espacio geocntrica y occidental. La territorialidad mapuce, deviene no slo de esos procesos profundos de reconstruccin y rehabilitacin cultural sino de la fuerza que se proyecta como pueblo originario, enlazando comunidades en tanto nacin mapuce, en tanto ciudadana diferenciada y posiblemente mltiple. Lo que sea desarrollo en esta perspectiva deber cargarse de identidad y, como lo vimos, de proyecto o plan de vida alternativo.

La generacin de lo que en realidad no es un actor local sino un pueblo originario que disputa su existencia en clave territorial frente al Estado y las empresas mineras, forestales, petroleras, tursticas, etc., enmarca tambin lo que puede considerarse sustentable y o autosuficiente. De otro modo, la interculturalidad, en la que lo local, no puede ser sino un prembulo de una espacialidad diferente, seguramente con instituciones propias, y con autonomas (tanto relativas como absolutas) da una direccionalidad a la vida misma en su proyeccin y cosmovisin. Nos parece, que en esta perspectiva interculturalidad y autonoma no pueden verse como instancias o estrategias dicotmicas sino como elementos constitutivos en la proyeccin de un nuevo Estado pluricultural o plurinacional.

Hacia eso apuntan diferentes estrategias de parte de la organizacin poltica mapuce en Neuqun. Tanto la Confederacin Mapuche Neuquina (CMN) como La Coordinadora de Organizaciones Mapuce (COM) vienen gestando un conjunto de proyectos que sealan un camino intercultural a partir del fortalecimiento de lo propio, en los que asegurar y construir lo propio es parte de un trayecto intercultural que comienza por la plena participacin en todo el proceso de planificacin y gestin. Nos referimos a las propuestas de Parlamento Mapuce, de Registro Civil Mapuce, de Educacin Autnoma entre muchas otras propuestas.

Epistemologa indgena y desarrollo.

Una ltima consideracin nos parece pertinente a esta discusin con relacin a lo que podramos definir como desarrollo local interpelado desde la diferencia cultural. Nos referimos a la produccin de saberes, a la recurrencia a conocimientos y estrategias de conocer radicalmente diferentes a las de la modernidad occidental. Como veremos, planificar la vida, difiere, como los mapuce sostienen, a desarrollar la muerte, que as son vistos los modelos de desarrollo pensados para las poblaciones indgenas.

La interculturalidad no significa en absoluto la parcelacin de la ciencia en una ciencia indgena y otra no indgena. Significa la oportunidad de emprender un dilogo terico desde la interculturalidad. Significa la construccin de nuevos marcos conceptuales, analticos, tericos, en los cuales se vayan generando nuevos conceptos, nuevas categoras, nuevas nociones, bajo el marco de la interculturalidad, y la reconstruccin de la alteridad epistmico en trminos crticos de las posibles equivalencias, articulaciones y o sustituciones. Es en virtud de ello que se trata de la apertura de un espacio nuevo, de un carcter diferente, y que al ponerse en acto en la ejecucin de estos procesos de comanejo y plan de vida ameritan una discusin en particular. Hasta ahora, la ciencia moderna se ha sumido en un soliloquio dentro del cual ella misma se da los fundamentos de la verdad desde los parmetros de la modernidad occidental. Sus categoras de base son siempre autoreferenciales, es decir, para criticar a la modernidad era necesario adoptar los conceptos hechos por la misma modernidad, y para conocer la alteridad y la diferencia de otros pueblos, era tambin necesario adoptar conceptos hechos desde la matriz de la modernidad. En espacios ricos en biodiversidad, tales como los que ocupan la mayor parte de las comunidades mapuche, el saber indgena, sus usos y apropiaciones, resulta tambin una estrategia de lucha frente a la concepcin que rige las polticas de desarrollo local y, en caso de de ser aplicados (lo que para nuestra regin es casi una excepcin) a su manejo e implementacin. Las luchas de saber y en el saber no son slo luchas de reafirmacin identitaria sino que son luchas cognitivas respecto de, tambin preguntas geopolticas: desde dnde se produce, para quines, por qu en estos momentos, hacia qu apuntan. Lo que hemos analizado antes y nos interesa discutir es que estos saberes son para la vida, tanto natural como social y para la relacin entre ellas, punto que en las epistemologas indgenas no est diferenciado en tales esferas. Por otra parte, las luchas cognitivas son componentes definitorios para la interculturalidad. Una interculturalidad epistmica como lo propone Pablo Dvalos en la que: Los conocimientos que se comparten y se construyen dentro de estos procesos no pueden ser simplemente caracterizados como ancestrales/tradicionales o como subalternos porque no estn congelados en un pasado utpico-ideal, sino que se construyen en el presente, a partir de interpretaciones y reinvenciones de una memoria histrica ubicada en subjetividades, espacios y lugares que encuentran su sentido en la actualidad. (s/d)Este mismo autor habla de un accionar epistmico que apunta a revisar las dicotomas constitutivas del discurso cientfico moderno, tales como objetividad subjetividad, mente cuerpo, verdad falsedad, que obviamente no son slo concepciones sino proyectos polticos y epistmicos. En nuestro caso, estos saberes no estn ah simplemente para ser usados, son requeridos, recuperados y reconstruidos por las organizaciones mapuce, en un arco de estrategias que va de la concepcin de territorio al plan de vida, asistiendo a proyectos de recuperacin lingstica, cultural, identitaria, histrica, etc. Sus luchas por la recuperacin y sostenimiento territorial implican siempre la produccin de saberes con relacin a la ocupacin ancestral, sus modos de uso y apropiacin del espacio, la relacin material y simblica con los mismos, as como la memoria del etnocidio, la represin, y la marginacin. La memoria de cmo se ha intentado someter su cultura en todos los mbitos, comenzando por la educacin estatal y religiosa. La recuperacin de saberes se constituye como un acto poltico, como una toma de la palabra (Alonso y Daz, 2004) con diferentes instancias y estrategias para legitimarlos, validarlos y ofrecerlos como contribucin a la interculturalidad.

Una concepcin del mundo no solamente diferente, sino incluso, que disputa con los criterios cognoscitivos del discurso cientfico. O sea, que traducir e interpretar, representar la voz y el pensamiento/emocin originaria (mapuce en este caso) para que sea ledo en las claves culturales occidentales, es un acto semntico de extrema complejidad. Los criterios cientficos, jurdicos, polticos, religiosos occidentales resultan una norma dominante desde la cual se tratan otros conocimientos, y de lo que resulta el etnocentrismo epistemolgico: Ruka no slo es casa, como podra fcilmente acordarse para un diccionario. Y ocupacin tradicional no es ni propiedad ni asentamiento en trminos romanos o judeo-cristianos. Es decir, todo trmino de traduccin es un acto de transposicin semntica que implica un proceso de registro e inscripcin sobre la concepcin originaria que debemos tener en cuenta para no violentar excesivamente la comprensin de la diferencia cultural. As lo plantea Catherine Walsh (2001):

Pero el problema no es simplemente el reconocer la pluralidad sino tambin el descolonizar (y en s politizar) el conocimiento porque es ello lo que ayuda a estructurar, legitimar y justificar el poder dominante y la subalternidad. Eso requiere una desconstruccin de los regmenes de verdad, del conjunto de representaciones que (re)producen, y de las articulaciones de poder presentes dentro de ellos, tanto en sus ideologas locales como universales/globales. Nosotros hemos estado participando en estos procesos, coordinando la implementacin de la tcnica del mapeo cultural indgena. La tcnica consiste en reconsiderar la cartografa espacial desde la memoria oral y la bsqueda de las evidencias materiales o simblicas. En la epistemologa indgena las evidencias materiales y simblicas se consideran vinculadas dialcticamente, de modo tal que no puede decirse que alguna pueda tener precedencia o mayor importancia que la otra (Gonzalez y Siz, en Haidar, 2005). Se busca as contar con instrumentos visuales, orales, narrativos, para poder confeccionar registros que habiliten ser tomados como documentos legales. Contar con un mapa cultural que certifique y plasme a travs de nombres, relatos, sucesos, historias, sentidos los modos de ocupacin tradicional del espacio realmente vivido y habitado, resulta en un dispositivo de saber que empodera a los actores que lo producen al participar y llevarlo a cabo (Griffiths, 2002). As, la tcnica intenta mostrar los anudamientos entre formas culturales, modos de vida y procesos de ocupacin territorial en los que el fundamento es la convivencia entre distintas formas de la biodiversidad. La importancia del replanteo cartogrfico para los criterios de espacialidad y aplicacin territorial que pretenden los panes de desarrollo resultan fundamentales para una concepcin integral del emplazamiento humano en contextos de pugna por apoderarse de los recursos de la biodiversidad. Esta generacin o recuperacin del saber originario se pone en tensin con lo que oficialmente se consideran conocimientos, tales como mapas oficiales, catastros, registros civiles, etc. En resumidas cuentas, los procesos de desarrollo que apuntan al mejoramiento de la vida, ganan si se sirven de los conocimientos ancestrales de quienes fueron y son los habitantes originarios en los territorios en cuestin. Conocimientos que no fueron generados para la dominacin de la naturaleza tal como sta es asumida en la cosmovisin capitalista. Estos conocimientos originarios, como decamos, a su vez pueden nutrirse y o complementarse con algunos de los conocimientos cientficos, una vez stos puedan ser desconectados del paradigma colonial y neocolonial. Reflexiones finalesComo puede apreciarse en las experiencias brevemente desarrolladas y en la discusin presentada, el Pueblo Mapuce ha sabido propiciar propuestas de manejo y administracin de territorios que implican una lnea de desarrollo distinta a la sustentada habitualmente por el Estado. Hemos visto como a partir del Plan de vida Pulmar y de la experiencia de Comanejo de Parques Nacionales, existe la posibilidad de plantear espacios de generacin de polticas y tomas de decisiones que sean participativos e interculturales. En este sentido queremos sostener que desde nuestra perspectiva es importante distinguir entre la participacin real, por oposicin a la participacin formal que no implica una habilitacin para la toma de decisiones en todos los niveles y en igualdad de condiciones. La participacin real implica un ejercicio de la interculturalidad que considere la relacin entre culturas diferentes de modo igualitario. Mientras, por el contrario, la participacin se reduzca a convocar a los pueblos originarios a que convaliden lo que ya se planific para ellos la interculturalidad quedar vaciada de su carcter articulador.

Hemos intentado transmitir que las polticas para el desarrollo que se ponen en juego en espacios con presencia de poblacin indgena, en nuestro caso la mapuce, deben ir al encuentro de la diferencia desde el momento mismo de su ideacin. Que a este encuentro que en realidad es entre dos diferencias y no entre la no-diferencia y lo otro debera acudirse poniendo en consideracin en un plano de igualdad su modelo de desarrollo (occidental, capitalista, patriarcal). En este sentido, las lneas de desarrollo propuestas desde las polticas pblicas, sobre todo a nivel provincial y municipal, avanzan en una lgica que da por sentado que las expectativas de desarrollo de un pueblo (por lo general el suyo) son iguales y apropiadas para el otro, sin que ni siquiera se llegue al nivel mnimo de reconocimiento a las diferencias dado a travs del concepto liberal de atencin a la diversidad. Un punto interesante sera ahondar en los presupuestos evolucionistas que sustentan estas prcticas, ya que si no qu nos lleva a pensar que el modelo de desarrollo occidental es mejor que el del resto? Pero entonces cabe tambin preguntarse quin se halla ms necesitado de interculturalidad en sus relaciones? El planteo de la interculturalidad como derecho de todos/as nos lleva ms all, al sostener la necesidad de que toda la sociedad asuma las prcticas interculturales, que el nosotros se abra a la interculturalidad y esto permita la coexistencia y relacin igualitaria entre culturas diferentes y entre formas diferentes de entender el mundo y de ser en el mundo. De esta forma, nuestro rol como investigadores no es tomar postura por una forma o propuesta de desarrollo por sobre otra, sino llamar la atencin acerca de la necesidad de la interculturalidad, la plena participacin como sujetos del dialogo, y la apertura de la participacin real en la toma de decisiones en polticas pblicas.

Por todo ello nos parece que ligados a los procesos de reconocimiento deben darse los procesos de redistribucin (de bienes materiales, culturales y de la capacidad de decisin sobre los propios destinos) que permitan que cada cultura pueda llevar a cabo sus propios planes de vida articulados con la otra. Lo expuesto es una muestra contundente del desafo que implica un nuevo tipo de relacin entre el Estado y los pueblos originarios.Bibliografa

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- Universidad de Texas (Austin) Proyecto del CENTER FOR LATIN AMERICAN SOCIAL POLICY (CLASPO): Desarrollo Comunitario Auto-Sostenible en Perspectiva Comparada (Sustaining Community Development in Comparative perspectiva), que llevamos a cabo, integrando la Red Indgena junto con otros pueblos hermanos de Amrica Latina, entre los aos 2000-2004.

- Investigacin colaborativa para la formulacin de los Trminos de Referencia para los aspectos culturales y sociales a incluir en el estudio de impacto ambiental a presentar por la empresa Nieves del Chapelco SA. San Martn de los Andes. 2004

- Subproyecto Comunitario Rescate de la memoria oral mapuce de Pulmar, Proyecto de Desarrollo Comunidades Indgenas (DCI), dependiente del INAI. (2005/7).

- PROGRAMA FORTALECIMIENTO COMUNITARIO. Instituto Nacional de Asuntos Indgenas (INAI). Res. N 235/04. 2006/7.

Todos ellas implicaron la participacin de investigadores/as acadmicos e investigadores/as mapuce, en las distintas fases de los procesos de investigacin y de extensin involucrados en cada caso.

El corpus de anlisis para el estudio de estos casos se compuso de entrevistas semi estructuradas a werkenes (mensajeros) de las organizaciones mapuce (tanto de la Coordinadora de Organizaciones Mapuce (COM), como de la Confederacin Mapuce Neuquina) ; a diversos pu logko y pu inal logko (autoridades polticas) de las comunidades de la zona de Pulmar, tanto como a integrantes de dichas comunidades; participacin en distintas instancias de taller, de las que se tomo registro; as como un extenso trabajo con fuentes (estatutos, resoluciones, documentos de las organizaciones) y revisin y relevamiento del registro periodstico de las mencionadas temticas.

En el marco de este Proyecto (Pav 103) hemos analizado tambin otras 3 experiencias. La implementacin del Presupuesto Participativo en el municipio de El Huec; la demanda de participacin en el Consejo Consultivo del municipio de San Martn de los Andes por parte de diferentes sectores (como por ejemplo los vecinos sin techo); y la mediacin que una ONGs de la Comarca Andina procura entre el estado nacional y beneficiaros/as del plan Manos a las Obra. En el captulo de Heras, Burin y Crdova, Poltica de empleo activa: anlisis del Plan Manos a la Obra y su puesta en marcha. Comarca Andina, Patagonia de este mismo libro se da cuenta de esta ltima experiencia.

Existen en dicha zona un nmero importante de comunidades mapuce, que desde hace aos vienen planteando sus derechos histricos sobre ese territorio, las mismas son Lefiman, Currumil, Aigo, Hiengueihual, Wioy Tayi Rakizuam, orkinko, Catalan, Puel, Plcido Pul.

Pensamos que desde estos casos se pueden realizar algunas generalizaciones sobre las perspectivas de reconocimiento, interculturalidad y autonoma en otros contextos.

Este organismo es mixto integrado por ocho miembros con participacin de la Nacin, de la Provincia y un representante mapuce, este ltimo no es elegido por las comunidades de la zona, ni por la Confederacin Mapuce Neuquina, sino por el mismo gobierno provincial.

Diario La maana del sur, 11 de mayo de 1995; 17

La maana del sur, 28 de abril de 1995; 10.

La maana del sur, 1995 Op. Cit.

La Maana del Sur, 19 de mayo de 1995; 2.

Esa es la forma en que se denomina a cada uno de los parcelamientos de terrenos llevadas a cabo por la CIP en el territorio de Pulmar.

Jorge Cuias, Presidente del Consejo Deliberante de Alumin, en declaraciones al Diario Ro Negro, Turismo y produccin, ejes del progreso de Alumin, 20 de octubre de 2006 pg. 37.

Las mismas son Lefiman, Currumil, Aigo, Hiengueihual, Wioy Tayi Rakizuam, orquinko, Cataln, Puel, Placido Puel.

Lofce Lefiman, Currumil, Aigo, Hiengueihual, Wioy Tayi Rakizuam, orkinko, Catalan, Puel Pulmar. Plan de vida Pewun (Primavera) 2006.

A diferencia de otros procesos participativos que involucran la sociedad occidental en donde la participacin esta dada por la convocatoria a individuos y organizaciones de la sociedad civil, queremos remarcar que en el caso de los pueblos originarios la participacin debe habilitarse es a travs de sus organizaciones y sus autoridades originarias.

Podemos recordar los dos instrumentos del derecho que asisten a los pueblos originarios en el tema de territorio:

Por una lado, la Constitucin Nacional, que en su Art. 75, Inc. 17:

"Reconocer la preexistencia tnica y cultural de los pueblos indgenas argentinos. Garantizar el respeto a su identidad y el derecho a una educacin bilinge e intercultural; reconocer la personera jurdica de sus comunidades, y la posesin y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano; ninguna de ellas ser enajenable, transmisible ni susceptible de gravmenes o embargos. Asegurar su participacin en la gestin referida a sus recursos naturales y a los dems intereses que los afecten. Las provincias pueden ejercer concurrentemente estas atribuciones

Por el otro, el Convenio 169 de la OIT, Ley Nacional 24.071, que dice:

Artculo 13.

2. La utilizacin del trmino "tierras" en los arts. 15 y 16 deber incluir el concepto de territorios, lo que cubre la totalidad del hbitat de las regiones que los pueblos interesados ocupan o utilizan de alguna otra manera.

Artculo 14.

1. Deber reconocerse a los pueblos interesados el derecho de propiedad y de posesin sobre las tierras que tradicionalmente ocupan. Adems, en los casos apropiados, debern tomarse medidas para salvaguardar el derecho de los pueblos interesados a utilizar tierras que no estn exclusivamente ocupadas por ellos, pero a las que hayan tenido tradicionalmente acceso para sus actividades tradicionales y de subsistencia.

2. Los gobiernos debern tomar las medidas que sean necesarias para determinar las tierras que los pueblos interesados ocupan tradicionalmente y garantizara la proteccin efectiva de sus derechos de propiedad y posesin.

FOROS DE POLTICA PBLICA INDGENA. Biodiversidad, Territorio, Ciudadana (Personeras Jurdicas), y Educacin Intercultural. CTPI 2005

Aludimos al proyectado centro de esqu al pie del volcn Lann con anuencia y participacin del municipio de Junn de los Andes.

Nos referimos a conceptos del filsofo Giorgio Agamben, en Homo sacer. El poder soberano y la nuda vida, Pre-textos, Valencia, 1998.

El concepto de blanquedad refiere al operativo por el cual la norma blanca que evala otros colores se hace invisible, est tomado de APPLE, M. (1997) Educacin, identidad y papas fritas baratas en Cultura, poltica y curriculo. Ensayos sobre la crisis de la escuela pblica. P. Gentilli comp. Buenos Aires, Losada.

Propuesta que en ese pas fue efectuada por la CONAIE (Confederacin de Nacionalidades Indgenas del Ecuador).

Sobre la crtica a las polticas educativas de EIB, ver artculos y videos en nuestro www.cepint.blogspot.com

Ver por ejemplo:

MELI WIXAN MAPU Parlamento del Pueblo Mapuce de Neuqun COM - Puel Mapu - Enero de 1999.-

ELEMENTOS para una NUEVA POLTICA ESTADO NEUQUINO - PUEBLO MAPUCE COM Puel Mapu Neuqun , 13 de Octubre de 1999

MELI FOLIL KVPAN. Registro Civil Mapuce. NORGVBAMTULEAYI (COM).

NOR KIMVN. Propuesta para la creacin de un Centro Integral de Educacin Intercultural.

No podemos en este trabajo dar lugar a la consideracin de las polticas de desarrollo impulsadas por los organismos de financiamiento internacional. Ms all de los modelos propuestos desde estas usinas estratgicas podemos adelantar que la apropiacin de las polticas por parte del pueblo originario requiere de un anlisis complejo en el que intervienen cantidad de variantes y dinmicas.

Nos basamos en las otras experiencias analizadas y en entrevistas a consultores para los planes estratgicos en varias localidades de Patagonia. Estos planes si bien son convocados a veces con participacin, luego son archivados a la espera de alguna ocasin poltica para hacerlos resurgir.

Ver por ejemplo las investigaciones interculturales y colaborativas enumeradas en la nota 1.

Ver entre otros los textos:

HINGAGAROA SMITH Graham (2004) De la concientizacin a la accin transformadora: Si las respuestas estn dentro de nosotros, qu estamos haciendo al respecto? Universidad de Auckland Nueva Zelanda Traduccin: Gabriela Herczeg (Fac. Ciencias de la Educacin UNC)

MOHANTY Chandra Talpa. Feminism without Borders. Decolonizing Theory, Practicing Solidarity. Durham & London:Duke UP:2003 221-251.

MIHESUAH, Devon Natives and Academics. Researching and Writing about American Indians. Lincoln, University of Nebraska Press

TUHIWAI SMITH, Linda (2001). Decolonizing Methodologies. Research and Indigenous Peoples. Malaysia, University of Otago Press.

DIAWARA, Manthia "Black Studies, Cultural Studies, Performative Acts", en: John Storey (ed.): What is Cultural Studies: A Reader (Nueva York: Arnold, 1996)

A las epistemologas indgenas se articulan otras, como las feministas. Nos hemos aproximado a esta perspectiva en el libro: Alonso G. y R. Daz. Hacia una pedagoga de las experiencias de las mujeres. Buenos Aires, Mio y Dvila. 2004.

Para profundizar en torno a las implicancias del concepto participacin ver en esta misma seccin del libro: Sagastizbal, Perlo, De la Riestra y Pidello. Conceptos de participacin implcitos en las prcticas sociales y Perez y Foio El discurso de la participacin y los procesos de desarrollo local.

Un abordaje acerca de la negacin de los pueblos originarios como sujetos del dialogo y sus consecuencias puede encontrarse en Rodrguez de Anca, Alejandra y Villarreal, Jorgelina El dilogo ausente. Discriminacin y regmenes de representacin de los pueblos originarios: los Mapuce en la Provincia de Neuqun. Ponencia presentada al III Congreso Interocenico de Estudios Latinoamericanos: Polticas de la diversidad y polticas de la integracin. Facultad de Filosofa y Letras. Universidad Nacional de Cuyo 3 al 5 de octubre de 2007 - Mendoza. Argentina.

En el artculo de Miano y Presman La experiencia del Plan Estratgico de Rosario: participacin, diversidad cultural y planificacin (en esta misma seccin del libro), se pone en evidencia cmo en su implementacin se convocan a personas pertenecientes al pueblo Qom, pero que esta participacin tiene grandes inconvenientes desde el punto de vista de su reconocimiento como interlocutores vlidos a la hora de definir la poltica pblica del Municipio de Rosario, incluso sobre el respeto de su idioma o de sus formas culturales de comunicacin.

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