Diez historias de vida - Las Marias

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DIEZ HISTORIAS DE VIDA LAS MARIAS Prólogo al libro editado con Rocío Londoño y que aparecerá en junio de 1995.

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DIEZ HISTORIAS DE VIDA

LAS MARIAS

Prólogo al libro editado con Rocío Londoño y que aparecerá en junio de 1995.

Gabriel Restrepo

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I. LA CASA COMO MUNDO Y EL MUNDO COMO CASAI. LA CASA COMO MUNDO Y EL MUNDO COMO CASA

Se narran aquí historias de mujeres. Ello impone una reflexión sobre el género femenino. Es decir, sobre la Mujer, si es posible hablar de ello, es decir, del "eterno femenino" al modo como lo hacía Goethe en el Fausto 1 , como premisa para referirse a las mujeres en su condición histórica y en particular a estas mujeres que fueron denominadas de modo genérico como Las Marías.

Ya a comienzos de siglo el sociólogo George Simmel se preguntaba por la relación de la mujer con la cultura 2 . Distante por cerca de un siglo del filósofo Hegel, Simmel no obstante coincidía con aquel en lo esencial, a saber: que la mujer es interioridad, mientras que el hombre es exterioridad, o en otros términos, que la mujer no puede separar la totalidad de su ser en aquello que realiza, mientras que el hombre es capaz de objetivarse en múltiples dimensiones, con prescindencia de su ser íntimo 3 .

1 Goethe, Faust. Berlin, Neues Lebens, 1966. "Alles vergaengliche/ ist nur ein Gleichnis; / Das Unzulaengliche,/ Hier wird´s Ereignis; / Das unbeschreibliche, / Hier ist´s getan; / Das Ewig- Weibliche/ Zieht uns hinan", p.458. "Cuanto es pasajero/ se torna símbolo, / cuanto inaccesible/ sucede aquí / y aquí se realiza/ lo no descriptible, / lo eterno femenino/ nos arrastra allende" (traducción nuestra). 22 Simmel, George. La Cultura Femenina. Buenos Aires-México, Espasa Calpe, 1938. El texto de: "Weibliche Kultur" es de 1902. 33 Hegel, Federico. Principios de la Filosofía del Derecho. Barcelona, Edhasa, 1987. En especial: La familia", p. 237- 317.

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La tipología podría extenderse a otras oposiciones, como receptividad - actividad, intuición- entendimiento, docilidad - fuerza, subjetivismo - objetivación, hasta conformar como lo hacen los dos autores un "dualismo radical" en la apreciación de la diferencia del cada uno de los elementos del par que constituye lo binario de la especie.

Otra coincidencia notable. Para uno y otro "la casa" o "el hogar" representan el sello distintivo de lo femenino, su especificidad y aporte a la cultura humana, que por lo demás (Estado, mercado, ciencia, artes, industria, etc.) designan como el producto de la actividad del hombre.

Pero hasta aquí llega la similitud. Porque si bien Simmel no se aparta aún de la misma premisa de Hegel sobre una supuesta "naturaleza" o "alma" inmodificable de lo femenino 4, el ascenso del feminismo (como se observa en el texto) introduce en su discurso algunos giros muy notables. Lo que era apodíctico en Hegel, se torna aquí problemático o hipotético en muchas expresiones.

Simmel se pregunta si la creciente participación de la mujer en el mundo, o sea, fuera de la casa 5 , podría configurar una cultura femenina, es decir, una cultura

44 Nótese de todas formas la vacilación no crítica entre una concepción biológica y una animista, dos polos que son típicos en la representación sobre la mujer, unas veces pensada como naturaleza, otras como espíritu. 55 El concepto de "mundo" - quizás como antecedente del concepto del "mundo de la vida" de Husserl - es enunciado en este texto de Simmel, como sinónimo de la objetivación, por lo que la mujer aparece como excluída de esta categoría, cf. p. 58. Obsérvese que, no obstante, el rescate de la cotidianidad - y de la oralidad aneja a ella - provendrán luego en buena medida de una mujer, Agnes Heller.

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que tuviera el sello propio de la mujer. Tal interrogación no cabría en el horizonte mental de Hegel.

Acaso hoy la respuesta de Simmel no sea del todo satisfactoria, pero encierra unas sugestiones muy valiosas.

Simmel reconoce de modo más explícito y sutil de lo que aparece en Hegel que la cultura casi en su totalidad es un producto del hombre. Es decir, introduce de manera franca el análisis de género en la cultura y en el lenguaje. Y lo que es más importante, sugiere que la reflexión sobre la cultura puede estar teñida por la perspectiva unilateral del género que la piensa, es decir, de lo masculino. Al hacerlo, recuerda los análisis de Marx 6 y luego de Manhheim 7 sobre la ideología como proyección de la existencia de quien la elabora. Es más, llega a sugerir que la historiografía ganaría mucho - como ha ocurrido en este siglo - con la visión de la mujer sobre la historia.

Si la cultura es una progresiva objetivación del hombre en el curso de la evolución, la apropiación de la cultura por parte de la mujer - sugiere Simmel con razón - se manifestará ante todo como una mímesis de lo masculino, es decir, como una imitación de lo que el hombre ya ha elaborado y está en mejor disposición de crear o de reproducir por su "naturaleza". De esta manera, la

6 Marx, Obras varias, en especial, La ideología Alemana.

7 Manheimm, Utopía y realidad.

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emancipación femenina sólo significaría para Simmel una febril multiplicación de lo varonil.

Ahora bien, Simmel se asoma a una posibilidad, que pudiera pensarse por ejemplo en términos de la lógica del esclavo y del amo de Hegel 8 , a saber, que una obsesiva imitación del otro fuera el preámbulo de una conciencia propia. En este caso, de una cultura femenina o de una cultura hibridada con la perspectiva femenina 9 .

Este es uno de los casos en los cuales la pregunta vale más que la respuesta, que es insuficiente. Porque la negativa o el escepticismo de Simmel sobre esta posibilidad se derivan del hecho de reacer en los presupuestos de la "naturaleza" o del "alma" femenina, o sea, de negarse a proseguir con el debido rigor un examen histórico y sociológico de la "desigualdad" de los géneros. Una desigualdad que, no obstante, con algunos datos de la antropología él estima con fundamento que no existe de modo tan marcado en algunas culturas 10. Pero la

8 Hegel Fenomenología del Espíritu. México, FCE, 1966, "Señor y siervo", 117- 120. 99 "Pudiera pensarse que, habiendo sufrido la posición y el trabajo de la mujer tanto tiempo bajo un régimen de exagerada desigualdad con los hombres - lo que ha impedido la creación de una objetividad específica femenina -, hay que pasar ahora un cierto tiempo por el extremo opuesto de la exagerada igualdad, antes de llegar por fin a la nueva síntesis de una cultura objetiva enriquecida y avalorada con los matices de la femenidad", p. 57-58.110 Dice en efecto Simmel: "Por lo demás, es interesante advertir que en la esfera de la canción popular hay muchos pueblos en donde las mujeres producen con la misma fecundidad y originalidad que los hombres. Esto significa que en una cultura aún no desarrollada, cuando todavía no existe una plena objetivación del espíritu, no hay ocasion para que se manifiesten las discrepancias de que tratamos. Si las formas de la cultura no han recibido todavía un sello fijo y especial, no pueden tener tampoco un carácter masculina predominante; y entonces las energías femeninas, hallándose aún en estado de indiferenciación (que corresponde a la mayor igualdad física de los sexos observada por los antropólogos en los pueblos primitivos), no necesitan exteriorizarse en formas inadecuadas, sino que se plasman libremente siguiendo sus propias normas, que, en tales casos, no está aún, como hoy, diferenciadas de las masculinas", p. 31.

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insistencia en retornar a las esencias lo excusa de extraer todas las consecuencias de observaciones que quedan apenas entre paréntesis.

Debemos pues escribir de nuevo la genealogía de los géneros, es decir, explicar, más allá de las razones biológicas 11 , las causas de la peculiar "naturaleza" o "alma" recluída de la mujer, para saber hasta dónde es una fatalidad o hasta dónde puede conducir la reciente exteriorización de la mujer, qué significa su extrañamiento del hogar y qué podrá significar la reciente transformación de la casa en mundo y del mundo en casa.

El punto de partida es la célebre formulación de Platón en El Banquete 12 sobre dos maneras de prolongarse el individuo más allá de su muerte: una es la genealogía física o carnal , otra la que podríamos llamar espiritual o cultural. Ambas son producto del amor. De modo que en ese humano vencimiento del temprano retorno a la naturaleza está prefigurada esa dialéctica de amor - muerte, de eros y tánatos que constituirá el núcleo de la más madura reflexión de Freud 13 . Platón no establece diferencia explícita entre el hombre y la mujer para estas dos clases de generación por el amor. Tánto no excluye a la mujer de la

111 El asunto es más complejo de lo que parece, porque como lo observa Jacob, Francois (en un libro muy pertinente: El Juego de lo Posible. Ensayos sobre la Diversidad de los Seres Vivos. Barcelona, Grijalbo, 1982 ) la diferenciación sexual es un producto y no una condición de la vida. 112 Platón. El Banquete, en Obras Completas. Madrid, Aguilar, 1969 (segunda edición). Por supuesto, para aludir a la nota de pie de página anterior, Jacob menciona el mito célebre del andrógino, mito que, como es comprensible, es enunciado por un cómico y apenas constituye el préambulo de la intervención de Sócrates, quien a su vez remite a un lejano discurso de su maestra, Diotima. 113 Nos referimos al texto clásico de Freud: Más Allá del Principio del Placer. Freud, Sigmund. Obras Completas. Madrid, Editorial Biblioteca Nueva, 1948, Volúmen I. páginas 1089-1117.

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genealogía espiritual o cultural, que por el efecto de una inversión muy propia de ese espíritu carnavalesco del filósofo es Diotima la que inicia a Sócrates en los misterios del amor, que para el pensador son equivalentes a los misterios del bien y de la verdad . Diotima - la mujer - es allí la encarnación del amor a la verdad, de la filosofía, y por ello es poseedora de la palabra 14 .

¿ Cómo llegó a ser la mujer excluída de la palabra, es decir, de la filosofía, es decir, del mundo, para ser recluída en el claustro del hogar ?

El asunto requeriría de mucha disquisición histórica y sociológica, más que biológica, aunque no desconocemos que existe un fundamento natural de la diferencia. Pero a partir del excelente trabajo de Walter Ong puede sugerirse una clave, que apunta a una diferenciación cultural llevada mucho más allá de la naturaleza 15 .

Durante más de un milenio, la cultura se elaboró en una lengua muerta, el latín. Una lengua de la que estaba excluída la mujer. Una suerte de esquizofrenia ocurría, pues la mujer, que es como Diotima iniciadora del misterio del amor y de la vida, quedaba por ello aislada de la posibilidad de plasmarse en la cultura, es decir, en la lengua. La lengua viva, que por aprenderse de la mujer se llama lengua materna, no ofreció sin embargo durante mucho tiempo a la mujer, como

114 El pasaje es bello en su comicidad y muy pertinente, como veremos, para la "historia oral". Pero esta inversión no es excepcional, ya que otro concepto de la maestría de Sócrates, el de la mayéutica, está extraído como metáfora de la figura de la partera, cf. Teeteto en obra citada, página 897. 115 Ong, Walter. Oralidad y Escritura Tecnologías de la palabra. México, FCE., 1987 (1982).

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tampoco a los niños, o a los siervos, la posibilidad de acceder a la recreación de la cultura.

Aunque el latín fue un medio propicio a la universalidad, es decir, a la ecclesia, dicha universalidad impulsada por la religión se obtuvo, como muchas veces ocurre con la progresión cultural, a costa de unilateralidades y desequilibrios, tales como los que sugiere Freud en El Malestar de la Cultura 16 . Podría afirmarse incluso -y es extraño, pero a la vez comprensible que Freud no lo hubiera formulado - que el malestar del mundo moderno, y en forma más específica, el del siglo XIX y XX, esté asociado a una prolongada contención de la oralidad y de la expresión de la mujer, es decir, a su segregación de la cultura.

No por azar la aparición de las lenguas romances, o en otros términos, de las lenguas del amor, significaron mucho antes de la modernidad el asomo de la emancipación de la mujer. Y con ellas, bueno es notarlo, la afirmación del mundo carnavalesco y cómico 17 . Emancipación que comenzó a ser mucho más progresiva desde el siglo XVIII cuando la cultura como un todo, inclusive la ciencia, abandonó el latín.

Una primera seña de la inclusión de la mujer en la vida cultural fue la invitación dirigida a ella por quien fuera secretario perpetuo de la Academia Francesa, La Fontenelle, cuando en sus narraciones la hacía cómplice de la curiosidad por la

116 Freud, Sigmund. El malestar de la Cultura. Buenos Aires, Santiago Rueda, 1955. 117 Ver a propósito Bachtin, Mijail. La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento. El contexto de Francois Rabelais. Madrid, Alianza, 1987. Pero a esta luz podría examinarse toda la literatura , partiendo de Bocaccio, y la reiteración de los temas del amor y del engaño.

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nueva ciencia 18 . Luego, la participación de la mujer en los salones fue decisiva en el movimiento de la Ilustración.

Pero esta fue en realidad apenas antesala de la progresiva incorporación de la mujer al trabajo, cada vez más intensa a medida que se ahondaron las revoluciones tecnológicas del mundo moderno.

Bajo la primera de ellas, es decir, bajo la revolución industrial, la mujer apareció pronto como obrera en una adaptación calculada de las máquinas de vapor a sus tradicionales aptitudes como hilandera. De la rueca a la lanzadera la mujer de extracción más baja saltó de la casa a la calle y a la fábrica, mientras que a otras se abrían los oficios domésticos, el comercio y algunos niveles de la administración y de la educación.

Más intensa y extensa fue con todo la progresiva incorporación en la segunda fase de la revolución tecnológica del mundo moderno, porque amplió la división del trabajo. Nos referimos a la que ocurrió con el descubrimiento de otra fuente de energía, el motor de combustión interna, el símil más mecánico de la máquina de vapor, hecho que sucedió por la época en que Simmel escribía sobre la cultura femenina.

Lo que Simmel no podía sin embargo predecir, pese a la validez de su aserto sobre la mímesis de lo varonil realizada por la mujer - entonces ejercida con mayor impronta femenina, como él lo dice, en el arte, el teatro, la medicina, las

118 La Fontenelle. Conversaciones sobre la Pluralidad de los Mundos.

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letras - es que la revolución tecnológica se intensificaría mucho más allá de lo imaginado en su tiempo , en una forma que abre o puede abrir inéditas posibilidades para una síntesis de perspectivas culturales diferenciales según los géneros.

Nos referimos a la tercera fase de la revolución tecnológica, esta vez integrada a la revolución científica, es decir, a la revolución de la electrónica que ha emergido de unas dos décadas a esta parte. Una revolución por la cual el mismo pensamiento y la información se convierten en energía.

Las posibilidades objetivas para una nueva fusión de la cultura se desprenden no solamente de la transformación de la casa en mundo (hecho que ocurre por la simplificación electrónica de las tareas domésticas, pero también por la intrusión de lo exterior en lo interior a través de la imagen y del sonido en la vida doméstica ), sino también por la creciente "feminización" del mundo, cosa que no se debe tan sólo al acceso masivo de la mujer a la educación o al trabajo, sino además a la alteración sustancial en las condiciones de éste , concurrentes con los extraordinarios avances en la medicina del cuerpo femenino.

En efecto, a medida que se ahonda la revolución tecnológica la producción se desplaza del sector primario al secundario y, más importante, al terciario o de servicios (finanzas, comunicaciones, educación y cultura, arte, diseño , recreación ). Y como se sabe, este sector que es el de crecimiento más dinámico en las últimas tres décadas demanda menos fuerza y más inteligencia, pero a la vez una inteligencia que tiende a ser cada vez más estética.

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Como suele ser típico en tales transformaciones, los cambios operan primero en la existencia y luego en la conciencia. Tras décadas de crisis y de tensiones en la relación entre los géneros (y en otras muchas dimensiones), acaso en el momento asistimos a la posibilidad de una nueva valoración de la cultura, valoración que reconocerá en ella voces y concurrencias antes no incluídas.

II. CUANDO LO INDECIBLE COMIENZA A DECIRSEII. CUANDO LO INDECIBLE COMIENZA A DECIRSE

Que la cultura sea heterofonía, ya lo reconoce esa imperfecta intuición del mundo contemporáneo que es el "postmodernismo". Es decir, la cultura como convergencia de muchas voces y de múltiples tonalidades.

Habría que completar las "intuiciones" del postmodernismo con algo de razón, es decir, con una cierta visión estructural de los cambios en el mundo moderno. Por ejemplo, se podría afirmar, a tenor de lo dicho, que durante la primera y la segunda revoluciones tecnológicas el mundo fue "homoadultoeurocentrado", para expresar un concepto multívoco en una nueva acuñación .

Es decir, centrado en el hombre, con tendencia a la exclusión de la mujer en la representación colectiva de la cultura. O en otros términos, la mujer, como el romanticismo, confluyeron en la intuición del mundo moderno masculino las más

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de las veces como el no mundo de la casa nocturna, del reposo sabático, del amor hurtado al trabajo o al día y de los sueños evanescentes, cuando no de los fantasmas y de las pesadillas.

Pero la imagen del mundo también tendió a centrarse en el adulto, o sea, en el hombre del trabajo, durante las dos etapas antedichas. Quiere decir que, junto con las mujeres, las nociones del niño y del anciano, y con ellos, de la inocencia y de la sabiduría, fueron periféricas a lo que se ha dado en llamar la razón instrumental, es decir, al mundo del cálculo, del interés, del dominio.

Y, en fin, la autopercepción cultural fue centrada en Europa o, luego en modo más genérico, en la llamada civilización occidental, con prescindencia o menosprecio de la razón de ser de otras culturas que fueron juzgadas casi siempre de un modo extrínseco, es decir, por su comparación con un modelo de sociedad que se estimaba como el más perfecto.

Contrario a este modelo, la nueva casa mundial (para emplear una idea similar al de "la aldea global", idea que por lo demás sería sugerido por la célebre utopía de Francis Bacon) sería un domicilio que si aún no es polifónico, por lo menos tiende a reconocerse en la heterofonía, es decir, en la multiplicadad de voces.

Voces que el predominio de la escritura ( y de la razón adscrita a ella) privó de su expresión, pero que hoy, gracias por lo menos a la innovación técnica o electrónica, pueden manifestarse en el universo audiovisual de la era electrónica.

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No significa lo anterior, por supuesto, que se desdeñe la escritura, a la que seguirá reservada una misión decisiva, sino que hoy puede realizarse, como sucede en la historia oral o visual, una mayor correspondencia entre la escritura , la voz y la imagen, es decir, entre todas las formas de impresiones (pues la impresión de la letra es una de ellas). Es decir, gracias a esas invenciones se puede entablar un diálogo inédito entre el ser de letras y el hombre, la mujer, el anciano o el niño de la calle, diálogo que reedita, sobre bases plurales, esa extraordinaria conversación del lector de libros y del hombre de pueblo que narró Cervantes en El Quijote.

Tal es el significado de la historia oral: registrar y traducir a la escritura voces que de otro modo permanecerían anónimas y por serlo arriesgarían a la vez hacernos perder el equilibrio de nuestra sensibilidad y de nuestra inteligencia.

Extraerlas de su silencio o de su recogimiento, significa que lo indecible, es decir, lo no dicho, comienza a decirse, y con el decirse de lo callado aprendemos a saber algo más de nosotros mismos.

III. DIEZ HISTORIAS DE AMORIII. DIEZ HISTORIAS DE AMOR

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Porque al registrar las voces de las Marías volvemos en cierta forma al discurso de Sócrates. Es decir, a la mujer que enseña con el romance, con la leyenda, es decir, con la palabra de amor.

La leyenda es el recuerdo transformado en exaltación. Por lo demás, la leyenda fue siempre antes narración oral que literatura escrita.

¿Qué tienen en común estas leyendas, cuál es el amor que teje esta historia, cuál es la exaltación?

Cuando Diotima enseñaba a Sócrates la naturaleza del amor, halló la manera más perfecta de definirlo en una leyenda según la cual éste era hijo de la necesidad o de la pobreza (Penía) y del ingenio o del recurso (Poro) 19 .

La necesidad o la pobreza: de eso sabían las mujeres que luego serían llamadas Marías 20 . Provenían la mayoría del campo, y si bien no figuraban en la escala más baja (aquella que nutriría el servicio doméstico de las ciudades, cuando más) porque muchas de ellas describen uno que otros bienes (la finquita, la vaquita, y aún en ocasiones el padre o la madre que tenían jornaleros), ser mujer de pequeño o de mediano campesino en la Colombia rural de la primera mitad del siglo era estar sujeta a toda clase de contingencias de pobrecía . Entre tales contingencias la orfandad era una temible, y muchas Marías experimentaron el

119 Platón, El Banquete, obra citada, página 584. 220 Para una comprensión más cabal del significado de la obra del padre Campoamor, remitimos al trabajo de Rocío Londoño y Alberto Saldarriaga: ....el nombre, según la edición....

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desamparo, del cual las redimiría el matrimonio simbólico con Poro, es decir, con el ingenio.

Porque para fortuna de ellas, la salida de la casa (y nos referimos en metáfora a ese gran trasteo en masa que ha significado la migración del campo a la ciudad en Colombia) fue el hallazgo de otra casa, casa a la cual acudieron con la vocación de un casamiento, del cual su trabajo fue la dote.

El ingenio (Poro) que las "sonsacó" con la mayor benevolencia para transformar la necesidad en amor fue el Padre Campoamor, padre que lo fue de veras por sustituír paternidades perdidas por la orfandad. De este modo, una figura que tiene muchos rasgos carnavalescos y por lo tanto utópicos, no dejaría de sospechar que su apellido - Campoamor- podría leerse al revés como amorcampo, a saber, como el padre del amor al campo, aunque trasladara dicho amor al campo a la ciudad para proyectar en ella una ciudad de Dios. Con lo cual se muestra cierto anacronismo, por supuesto, tanto por un Dios que al parecer se ausenta cada vez más de la ciudad, como por un campo condenado a desaparecer en sus caracteres arcaicos.

Ambivalente, en efecto, la figura de este moderno Quijote, o sea, de este moderno ingenioso hidalgo jesuíta, porque lo fue en sus lúcidas locuras y en su amor al pueblo. Su ciudad de Dios estaba acaso tan condenada al fracaso como su prohibición de los bailes amarrados. Y sin embargo, su conciencia desgarrada sobre el deber de salvar al pueblo y a la mujer de la necesidad carecía de par.

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Hubiera figurado el español en las antologías de la locura santafereña junto a la loca Margarita o al más moderno Goyeneche de no ser porque a su obsesión añadió el ingenio, bajo la forma de la organización del ahorro.

La historia del ahorro - lo sabemos- está por escribirse en Colombia y en el mundo. Para hilar nuestros argumentos, el ahorro es el nervio de las finanzas, y las finanzas son el puntal del sector terciario de la economía, ese sector que junto con la educación, las comunicaciones, la recreación y el arte constituye el dedal del mundo moderno que, recordémoslo, es propicio a la incorporación de la mujer.

Alguna razón debe existir para que el mundo de las finanzas esté impregnado de palabras que no solamente son femeninas, sino que además sugieren de una manera muy evidente el contorno femenino (cartera, encaje, bolsa, entre muchas otras que se pudieran mencionar). Quizás ello guarde relación con la analogía que pueda establecerse entre la disponibilidad a la receptividad de lo femenino y la atracción que ejerce el dinero, una metáfora que acaso no se entendiera bien salvo si se estudia con cuidado a uno de los precursores del mundo financiero: Isaac Newton.

Lo cierto es que el matrimonio de la necesidad y del ingenio, de las mujeres y del Padre Campoamor, matrimonio simbólico que se acuñó, no por azar, con el nombre de Las Marías 21 , se selló en definitiva con el empleo principal de ellas como cajeras, es decir, como receptoras de dinero (y también como contabilistas). 221 Obra citada. Allí se deja ver la frecuencia de mujeres con el nombre de María entre fundadoras y "Marías". Pero además el nombre convenía a la intención religiosa y a la necesaria idealización de la mujer , mujer que sería madre de una obra social y espiritual sin necesidad de consumar el matrimonio físico.

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Por supuesto, la dirección y el control financieros (y empleamos términos muy propios de la cultura masculina) se ejercían en otro lugar, por expertos en el mundo de los negocios), hasta tal punto que, como lo señala el trabajo citado, el mismo Padre Campoamor fue relevado de las tareas de supervisión, acaso por una falta de afinidad hacia esa otra dimensión del dinero, más varonil, que es el interés.

Pero además de las finanzas, que fueron el eje central de la razón de ser de las Marías, en tanto cajeras o contabilistas, ellas eran socializadas en otros oficios varios, la mayoría de los cuales se ubicaban en esa franja de los servicios que hemos descrito como propicia a la actividad de la mujer: la educación, la recreación (por ejemplo, la organización de bandas), las comunicaciones (por ejemplo, la edición del boletín), el arte, en especial el teatro y aún, en un caso, una profesión paramédica, la enfermería.

Y lo más importante, toda la actividad de la mujer y en general de la obra del padre Campoamor se diseñaba en una forma que pudiéramos llamar como "postmoderna", es decir, recreativa. El sentido estético y la noción del juego fueron cruciales para el padre Campoamor que, en ese modo amalgamó la tradición histriónica española con la inclinación por la fiesta y el juego propios de esta sociedad mestiza, y ambas herencias con esos elementos cardinales de la modernidad que son el trabajo y el ahorro.

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La enseñanza, por ejemplo, era un juego, como lo eran las fiestas y los desfiles. Una pedagogía por medio del teatro se ajustaba al talante audiovisual de un pueblo aún ínsito en la oralidad primaria .

La pedagogía del padre Campoamor incluía el fundamento de las monitorías, sistema que fuera el descubrimiento del cuáquero Lancaster. Según este método, las más antiguas enseñaban a las más nuevas, en una gradación de la experiencia que se aproximaba a la idea de un automatismo de la educación.

Unos pocas actividades escapaban a la lógica del compás de oficios modernos que era la tónica de la obra, a saber, las labores agrícolas y las de economía doméstica (el tejido, la cocina). Pero aparte de que tareas no fueron nunca principales, la socialización de las Marías, provenientes del campo, se facilitaba por el ejercicio mnemotécnico de este repaso por el mundo rural, con el que se iniciaba su filiación con el padre Campoamor, trasmutada luego en matrimonio simbólico.

En cierta forma, el padre Campoamor logró conciliar durante algún tiempo lo aparentemente imposible, a saber: el carnaval, el mundo moderno y la religión.

Su carisma, sin embargo, no alcanzaba a tanto. Otra forma de religar se requeriría mucho más tarde. Mientras las sociedades con economías más complejas transitaban hacia una fase recreativa, basada en el ascenso de los servicios modernos, la nuestra experimentaba la necesidad de recorrer en breve término la férrea disciplina que es consustancial a la producción industrial (lo que se

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conoció como el modelo de sustitución de importaciones). La división del trabajo, la racionalidad instrumental y las leyes propias de la dinámica urbana e industrial determinaron el fraccionamiento del proyecto del padre Campoamor.

Se produjo una rutinización del carisma, una rutinización que debía desechar por fuerza los arcaismos y las utopías no consistentes con tal modelo económico, acaso insalvable. En el tránsito, las Marías experimentaron una transformación - en algunas vividas como crisis - tan extraordinaria como la que sufrió el Grupo Social.

El hecho de que, no obstante, ellas hubieran vuelto a congregarse en un mismo espacio físico y hubieran religado la memoria en el recuerdo del Padre, prueba de nuevo que el amor, si es bueno, como lo señalaba Diotima, tiende a una permanencia e inmutabilidad que se parece a lo que concebimos como lo eterno.

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ADELINA SARMIENTOADELINA SARMIENTOHABER SABIDO VIVIR BIEN Y SIN VICIOS..... HABER SABIDO VIVIR BIEN Y SIN VICIOS.....

PRIMERO MURIO MI PADRE Y LUEGO MI MADREPRIMERO MURIO MI PADRE Y LUEGO MI MADRE

Nací en 1906 en el Valle de Tenza, en Boyacá. Allí fuí criada y mis padres también eran de allá. Fuimos 4 hermanos: tres mujeres y un niño que murió muy pequeñito cuando tenía ocho años. Quedamos entonces las tres hermanas y fue la mayor la que conoció primero la obra del padre Campoamor.

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Nuestra casa quedaba cerca al pueblo. Mi padre era agricultor. Tenía una finca muy buena en la que echaba sus obreros y sembraba maíz, yuca, papa, plátano, arracacha y alrededor de la casa habían muchos árboles frutales. Teníamos naranjos, chirimoyos, limones y aguacates. Toda esa fruta se da por allá.

Yo hice toda la primaria en Tenza. Allá viví hasta cuando murieron mis padres y nos internamos con mi hermana Emelina, la menor, en la obra del padre Campoamor. Primero murió mi madre el 4 de noviembre de 1930 y luego mi papá, a los 7 años, por ahí en 1937.

ESO YA QUEDAMOS SOLAS Y NO ES LO MISMO QUE NO ESTEN ELLOSESO YA QUEDAMOS SOLAS Y NO ES LO MISMO QUE NO ESTEN ELLOS

Mi hermana mayor fue la primera que ingresó a la Institución. Luego me trajeron a mí y en ese tiempo duré como dos o tres años. Luego ingresamos mi hermana menor y yo en 1938. Yo tenía unos 32 años y Emelina tendría 28 años.

No recuerdo cómo conoció mi hermana mayor la Institución, ni cómo la trajeron acá. En ese tiempo tenían una imprenta y ella trabajaba en la imprenta. No se si

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ya habría escuelas, porque según lo que dicen el padre Campoamor era español y llegó a Colombia en 1910 y en ese entonces unas señoritas le ayudaron mucho para la fundación de su obra. Una de ellas se llamaba María Casas Fajardo, la otra Ana María Gonzalez, pero la primera que donó todo esto para la obra de él que en ese tiempo se llamaba Circulo de Obreros -ahora ya es la Caja Social-, era la señorita María Teresa Vargas, la dueña de esta casa en donde vivimos.

La señorita María Teresa era la dueña de esta casa y otras más. Una quedaba por acá en la calle 22 en donde hay otra Caja de Ahorros y más aparte la casa de LAS MARIAS que se llamaba la granja "Santa Teresa" y quedaba al Sur en el barrio Villa Javier, en donde fueron educadas las primeras "Marías".

Cuando murieron nuestros padres pensamos:

- Eso ya quedamos solas en la casa y no es lo mismo que no estén ellos para seguir en el trabajo echando obreros y viendo por todas esas cosas que para nosotros era muy duro.

Entonces arrendamos las tierras y todo y nos vinimos a internarnos acá.

Cuando llegamos estuvimos en la granja "Santa Teresa" como tres meses. Allá habían unas señoritas educadoras que nos hacían clases y se trabajaba también unas horas en la huerta y en el jardin. Nos enseñaron muchas cosas, claro está primero lo de religión y catecismo y luego las otras clases que no recuerdo bien cómo eran....

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Mi hermana mayor estuvo en la obra un tiempo y después se salió, se fue para la casa y allá se casó. Entonces ya quedamos solo Emelina y yo.

Desde el 38 hasta la actualidad he estado acá, como 53 o 54 años tal vez.

LA VOCACION QUE MI DIOS ME DIOLA VOCACION QUE MI DIOS ME DIO

Para ingresar a la obra uno necesitaba una vocación como de religiosa. Nosotros también vinimos con esa intención de trabajar en lo que era útil para la obra. Trabajamos en las escuelas y luego en la Caja de Ahorros. Cuando llegamos teníamos toda la primaria y claro está que sabíamos un poquito. El padre ya había fundado sus escuelas y nos pusieron de profesoras unos tres años. De las profesoras de las escuelas el Padre sacaba el personal para trabajar en las cajas.

Yo estuve primero en Villa Javier enseñando en la escuela. Habíamos como unas cinco profesoras. La profesora mayor tenía las clases de cuarto y quinto que eran las clases superiores y a mí me tocó enseñar hasta los niños de cuarto y quinto de primaria. Ahí me dejaron unos tres años. Luego entonces de ahí ya me sacaron a trabajar en la Caja del Padre, la Caja de Ahorros.

En la caja principal habían dos Marías que eran las que sabían más y ellas iban dirigiendo a las otras y le iban enseñando. Ellas ya murieron, eran Isabel Caicedo y Lucrecia Díaz. Entonces a mí me prepararon aquí en la Caja de la Avenida

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Jimenez que era la caja principal en esos tiempos. La directora que llevaba las cuentas nos preparaba y luego nos sacaban para las cajas de afuera. A mí me tocó primero en Chapinero y luego en Facatativá que era una de las primeras cajas que se fundaron afuera junto con la de Sogamoso.

En Facatativá estuve como siete años pero por etapas. Primero unos cuatro años y luego me parece que tres. A mí me tocó ser directora de la casa de Las Marías y de la caja. Como había escuela para niños eramos varias compañeras. Las maestras eran cinco o seis y a mí me tocó la caja. Uno tenía que dar cuenta de todo y ver por las compañeras de la casa. En ese tiempo Facatativá era muy pequeño y a la caja le iba como regular más bien. Luego estuve en la caja de Tunja y también en Bogotá.

En la caja a uno le tocaba llevar la contabilidad, atender el público y mandar cada tres meses los informes sobre cómo estaba la caja. La directora general revisaba todas esas cuentas y las mandaba a la Superintendencia. Entre dos atendíamos todo lo de la caja, a veces llegaban sin avisar los de la Superintendencia para ver cómo marchaba la caja y también teníamos que atenderlos.

Tal vez donde mejor estuve fue en Bogotá porque estaba en medio de la directora y si había alguna cosa que uno no sabía pues se la preguntaba a ella. Para mí fue más duro trabajar en las cajas de afuera porque allá le tocaba a uno toda el trabajo y toda la responsabilidad.

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Lo que más aprendí yo fue de contabilidad, porque teníamos que estar casi hasta por la noche en la caja porque cuando no nos cuadraban los libros y era en la principal donde más libros había: 12 o 13 libros, auncuando fuera por un centavo teníamos que cuadrarlos y eso era muy duro. Entonces no era como ahora que usan unos cartones. Los libros de cuentas corrientes eran por hojitas, por cada persona que abría su cuenta era una hoja y así se iba formando el libro. Por un centavo que estuviera descuadrado el libro había que pasar hoja por hoja, buscar aquí y allá, sumar y así nos daba la noche trabajando.

Mi hermana Emelina también siguió los mismos pasos: ella también estuvo primero en las escuelas y luego en las Cajas. Ella sabía mucho de tejidos, hacía sus edredones con dos agujas y también en crochet. Yo le ayudaba por ahí en sus costuras y en los tejidos porque ella era la que dirigía todo eso. Emelina murió acá el ocho de septiembre van a ser cinco años.

La caja fue como una vocación que mi Dios me dió. Estar aquí en esta institución, ayudando a la clase obrera, enseñando y luego en la caja. No se cansaba uno nunca porque todos esos años... como treinta y cinco y solo hasta 1972 dejé de trabajar.

VOSOTRAS SOIS RELIGIOSAS SIN HABITOS Y SIN VOTOSVOSOTRAS SOIS RELIGIOSAS SIN HABITOS Y SIN VOTOS

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Vivíamos en la casa grande de Villa Javier, que hoy es la casa del "Campesino". Nosotras éramos religiosas sin hábito y sin votos. El padre fundador nos lo decía así:

- "Vosotras sois religiosas sin hábito y sin votos".

Teníamos nuestro reglamento como religiosas: nos levantaban temprano por ahí a las cinco de la mañana, hacíamos nuestros rezos como religiosas y luego llegaba el padre a celebrar la misa a las seis de la mañana. Después de la misa nos íbamos a las escuelas y cogíamos las clases.

Cuando trabajábamos en la caja principal, en la avenida Jimenez, vivíamos ahí mismo en el cuarto piso. Nos quedaba muy cerca la iglesia de San Francisco donde íbamos a misa.

Como religiosas, como monjas, estábamos muy unidas y muy contentas. Después de que dejábamos las clases nos íbamos para la casa y cada una hacía sus oficios personales.

Durante los primeros años conocí a la señorita María Teresa. Ella fue profesora nuestra, porque ella le enseñó a las primeras Marías y las educó allá en la casa de Santa Teresa. Ella era una persona muy dinámica, muy amable, era una educadora y como decir una mamá.

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A la señorita María Teresa yo la conocí de paso, porque yo no estuve casi con ella. Me tocó más con la señorita Ana María Gonzalez que era una segunda educadora y formaba también a las Marías. Ella nos hacía muchas fiestas, como la del 20 de Julio y la Fiesta de Reyes. Nos preparaba todas esas fiestas, las comedias y todo y nos daba papeles para representar pues teníamos teatro en Villa Javier.

La señorita Ana María tenía un cuerpo muy regular, así delgada, era muy sana y muy santa. Ella era como una religiosa en el mundo y así nos formó a todas. Murió por ahí de unos setenta y tres años. A ella la formaron también las Hermanas de la Presentación y una hermana suya fue religiosa, hermanita de los pobres. Pero ella acá estaba también como si fuera una religiosa.

EL FUE UN SEGUNDO PADRE PARA NOSOTRASEL FUE UN SEGUNDO PADRE PARA NOSOTRAS

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Con el padre Campoamor alcanzamos a estar hasta el 46 cuando murió. El iba a visitar todas las casas para ver cómo estaban las Marías y cómo se portaban. El quería que nos portáramos muy bien y a la que se portara mal la despachaba o si quería estar tenía que pedirle perdón al padre para seguir ahí. El era más rigido y más estricto que el padre Posada, que fue quien lo remplazó cuando murió. Nosotros queríamos mucho al Padre Campoamor. El fue un segundo padre para nosotras...

Cuando el padre murió yo estaba en Facatativá. A él ya le habían dado unos infartos. Ya cuando nos avisaron vinimos al entierro que fue muy solemne. Eso todos los niños de las escuelas lo lloraron muchísimo. Como él era jesuita entonces el entierro fue en la Iglesia de San Ignacio. A las Marías nos tocó venir temprano y el grupo de jóvenes que había lo llevó en hombros hasta el cementerio. Eso todos lloraban muchísmo. En los periódicos salió que había muerto un santo y ya lo tenían así como el fundador de toda la obra.

El padre Posada fue el primero que tuvo que remplazar al padre Campoamor. Después de que murió el padre Posada entre los mismos jesuitas lo iban sucediendo ahí.

Con el padre Posada tuve contacto unos veinticinco años y con el padre Campoamor ocho años. El padre Posada era otro santo igual al otro, muy humilde y llevaba la obra y enseñaba todo con mucha suavidad. El fue el fundador de la iglesia que hay en Villa Javier.

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EL CIRCULO DE OBREROS Y EL PUEBLO DE DIOSEL CIRCULO DE OBREROS Y EL PUEBLO DE DIOS

Había un grupo de jóvenes a los que llamaban obreros. Ellos tenían la hospedería acá abajo en la casa de La Candelaria. Ellos salían a trabajar en el día y regresaban en la tarde.

Nuestra mayor relación con el Círculo de Obreros eran los ratos libres para las fiestas, cuando se celebraban esas fiestas de Reyes y a todos nos ponían papeles para representar. Presentábamos comedias para celebrar también la fiesta de Aguinaldo y todas teníamos que estar para la novena del Niño para cantar villancicos y rezar el rosario.

De los papeles que tuve que representar recuerdo para una semana santa que la directora me puso el papel de Esther, una de las mujeres bíblicas del Evangelio, y en otra ocasión Judith. Eso era muy bonito y nos tocaba prepararnos bien para representar esos papeles. Así fue nuestra vida...., aquí pasamos la mayor parte.

En Villa Javier tenían un señor que cuidaba el barrio y era el encargado de cerrar la puerta a las horas que era conveniente, porque el padre llamaba a Villa Javier "el Pueblo de Dios". Allá no había borrachos ni nada. Los que estuvieran viviendo allí tenían que ser buenas personas y para recibirlos era necesaria la partida de

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matrimonio en mano. Allá no vivían borrachos de ninguna clase, los que se portaban mal el padre los sacaba.

Después de que murió el padre Campoamor, cuando estaba el sucesor el padre Posada, me parece que vendieron ya las casas y cada cual entonces fue propietario. Cada uno compró su casa a su gusto.

De los gerentes de la caja conocí al doctor Jesús María Marulanda. Era muy buena persona. En un principio había una junta de todos los doctores que se reunían ahí y no cobraban nada por su trabajo. Fueron muy buenos esos doctores y le ayudaron mucho al padre.

En ese tiempo se sacaban esas hojitas pequeñas que primero llamaron "El Amigo", después "El Boletín" y después "Noticias" que fue el último boletín que quedó.

NO ASPIRE NUNCA AL MATRIMONIONO ASPIRE NUNCA AL MATRIMONIO

En las Marías nos tratábamos todas por igual, porque también era otra cosa que el padre no admitía que hubiera grupitos de tres o cuatro porque eso se llamaba "compinches" y ahí no habían cosas buenas. Era prohibido estar por aparte o en grupos y nos tratábamos todas como hermanas.

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Yo no tuve amigas especiales, porque la mayor parte del tiempo me tocó cuidar de las Marías. Cuando estaba a cargo de las casas las trataba a todas por igual y las quería igual a todas.

Jamás quise salirme de la institución. Yo quise fue la vocación que mi Dios me dió, no aspiré nunca al matrimonio. Claro que uno de muchacha tenía pretendientes pero a ellos le decía:

- ¡NO!

De una vez. Jamás nada de relaciones, aunque acá entre las Marías se casaron muchísimas. En Villa Javier tenían las reuniones con sus novios los domingos y la señorita Ana María Gonzalez estaba siempre cuidando esas visitas, allá en un salón grande que había. Si habían tres parejas: en un rinconcito una pareja y en el otro otra. Ella estaba dándose cuenta para que no se fueran a manosear o a cogersen las manos, porque eso era muy delicado. Allá ellos hablaban y hacían sus convenios de matrimonio. Eso era los domingos a las dos de la tarde, después del catecismo. Muchos matrimonios hizo el padre Campoamor. Les daban una casita allá en Villa Javier.

Mi hermana Emelina también tuvo pretendientes pero de lejitos y ¡NO! de una vez. Era como si estuviéramos en un convento, esa fue la vocación de nosotras las dos.

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EL MUNDO AHORA SON CALAMIDADES HORRIBLESEL MUNDO AHORA SON CALAMIDADES HORRIBLES

Mi vida ahora es acá en la casa y en lo que uno pueda hacer. Estoy cojita porque tengo mala circulación y de ahí depende un desvanecimiento de la cabeza. Un día estando en mi cuarto estaba parada ahí y de pronto sentí que la cabeza me dió tres vueltas y purrundum me fui por encima del asiento. Me hice una peladura chiquitica y ya voy para tres meses y eso que la enfermera todas las noches está con nosotras y nos hace remedios.

De la televisión me gustan las cosas buenas que salgan, me gusta ver las noticias y otros programas buenos. Pero a mí no me gusta mirar todas esas películas feas, de noviazgos, de besos, de todo eso. Eso no me gusta a mí.

Aquí tenemos tantos libros buenos pero siempre tengo una novedad en los ojos, las cataratas, y entonces ya me cuesta trabajo leer pero todavía puedo leer.

Me gusta mucho la música y como aquí tenemos piano y los profesores que nos estaban enseñando han muerto ya, entonces auncuando sea al oído yo vengo acá y saco mis músicas....

Hace muchos años que no volví a Boyacá. La mayoría de mis familiares han muerto. Todos mis tíos, hermanos de mi mamá, ya han muerto todos. Hay únicamente una tía que es como de la misma edad mía.

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El mundo ahora son calamidades terribles. Con esas cosas que están sucediendo con este Pablo Escobar...

A mí no me gusta de política nada, pero voto porque entonces no sería ciudadana, pero de la parte de los conservadores, como mis padres. Pastrana es el presidente que más me ha gustado, siempre he votado por él y todas mis votaciones son para los conservadores. Después de Pastrana, me gustó Betancur...

Al ver y oir al presidente Gaviria, pues uno los conoce es en la televisión, parece que es un señor bueno. El era del lado de los liberales, pero según su gobierno yo veo que lo está haciendo bien, aunque ahora lo están calumniando por la cuestión de este otro, de Pablo. No se cómo será, ni que irán a hacer con él. Tienen otras habladurías ahí de él.

Mi secreto para mantenerme es haber sabido vivir bien y sin vicios, porque los vicios son los que acaban más a las personas. Ahora voy a interpretarles en el piano una balada que me gusta mucho, se llama "El Marinerito".

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HOROSIA PRADOHOROSIA PRADO

ESTE PICARO CORAZONESTE PICARO CORAZON

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PERO ENTONCES YO NO ME DEJEPERO ENTONCES YO NO ME DEJE

Empezando porque yo quedé muy niña huérfana de ambos padres, porque no supe quiénes fueron mis padres. Entonces mis padrinos fueron los que me cogieron y estuve con ellos hasta los 10 años en Melgar. Entonces yo dejé mis padrinos a los 9 años. O sea que de la casa salí a los 9 y entré a la institución el 24 de mayo de 1931. Tenía 10 años.

Bueno, esto fue una cosa extraordinaria porque no conocía Bogotá y yo me vine con una familia y con esa familia entonces que trató de portarse mal conmigo, pero entonces yo no me dejé.

Entonces me salí de la casa donde estaba, salí a escondidas. Sí, me volé. A las 4 de la mañana. Sí , entonces encontré a una señora que me dijo:

- Mija donde usted está no está bien, yo quiero que vaya conmigo.

Entonces, yo le dije:

- Voy a pensarlo.

No le dije sí, ya, no, sino que... Entonces le dije:

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- Después le digo.

YO ME FUI PARA ALLAYO ME FUI PARA ALLA

Bueno, pasó unos días así, entonces me dijo (nos encontramos con esa persona de parte y parte... que era una señorita), y le dije:

- Todavía no lo he pensado, tengo que pensarlo.

Y entonces pasó 3 meses y le dije:

- La señora se portó mal conmigo y yo me escabullí.

Sí, por segunda vez. Y entonces, me dijo:

- Es que usted no es muy conocida.

Ni ella me conocía, ni yo tampoco.

Entonces, bueno, ya cosas que ... yo me fuí para allá y le dije:

- Tal día estoy allá y a tales horas.

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Y así lo hice. A las 5 de la mañana estuve en esa casa porque era lejos y... ella me trajo y anduvimos por aquí por Bogotá.

De pronto me dijo:

- ¿Usted conoció una obra, una obra del Padre Campoamor?

Le dije:

- No.

Y ME DIJO: HIJITA MIA Y ME DIJO: HIJITA MIA

Entonces entramos a una Iglesia, no sé si fue a San Agustín y como yo no conocía Bogotá, entonces nos pusimos a andar y a preguntar, llegamos aquí a la institución del padre Campoamor y el padre Campoamor me vió, y como él lo cogía a uno por acá, y me dijo:

- Hijita mía.

Y así fue como les dije que quería entrar a la obra, pero sin conocer.

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Me dijo:

- Vamos a ver.

Y yo fuí la primera que recibió el Padre Campoamor pequeña, en la casa de formación. Y él me dió para el bus. Era el tranvía en ese tiempo y me dió...Y fuimos para la casa y allá me recibieron y estuve ... me costó muchísimo.

TODA UNA VIDA. SI.TODA UNA VIDA. SI. EL SEMILLERO. EL SEMILLERO.

En ese entonces había 40 niñas, eso ya eran señoritas, ya grandes. Pero no, me recibió y yo ese mismo día llegué, el 24 de mayo de 1931. Bueno, después ya todas las niñas muy cariñosas, todas atentas. La señorita María Teresa fue la que me recibió aquí y desde entonces yo quedé.

Toda una vida. Sí. Y entonces, en ese entonces no había posibilidades de nada. Nosotras era el grupo que había del Padre Campoamor. Lo llamó... el semillero. Sí, porque de allí salían las jóvenes que necesitaba para las Cajas y en ese entonces no había sino 5 Cajas que eran: Facatativá, Chapinero y aquí en el Centro. Esas eran las Cajas... Después fue la fundación en Sogamoso, que eso fue en 1932. Después en el 34 fue la fundación en Duitama. Bueno, 1930 fue la fundación de Facatativá. En el 30.

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Sí. Bueno, claro que yo no estaba, pero contaban. Porque en todas partes que iba nos contaban lo que hacían en la Casa, lo que sucedía, nos contaban si eran faltas nos contaban, pero ora sí no por crítica, sino por experiencia, para que se cogiera experiencia. Lo que se hiciera allá o lo que quisiera otra gente él explicaba, porque sus enseñanzas eran esas, en cada casa nos contaba lo que sucedía. Bueno, en Santa Teresa el padre llegaba todos lo días cuando estaba aquí en Bogotá, porque él salía a predicar a todas las iglesias.

LAS NIÑAS DEL PADRE CAMPOAMORLAS NIÑAS DEL PADRE CAMPOAMOR

Bueno, él después nos contaba lo que le decían a él de Las Marías. En ese entonces no se llamaban así, sino las niñas del Padre Campoamor. Entonces él nos explicaba todo en Santa Teresa, él iba todos los días porque era la casa, el semillero como decía el Padre, y aquí nos hacía clase de geografía, ortografía, historia patria y esto de los verbos.

¿ Cómo? El mismo daba las clases, nos cogía una hora y así él nos reprendía. Otra cosa, que él cuando veía que una joven se hacía con otra, siempre las dos o las tres, él no lo permitía, se ponía disgustado y decía:

- Estas me están haciendo mal espíritu.

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Expulsó a bastantes, porque no le gustaba que estuvieran tres unidas, es decir, siempre en grupos. Entonces se quieren unas más que otras. Pues yo sí tuve simpatía con algunas, pero estaba con el cuidado de no estar con ellas siempre, sino con todas.

ELLA ERA LA CORONADAELLA ERA LA CORONADA

En verdad que sí, me quisieron bastante por ser la menor. Empezando por la señorita María Teresa que fue la que me recibió, lo primero. Lo segundo, porque era atenta en los oficios y antes yo le pedía los oficios a la señorita María Teresa, los más grandes porque ella los primeros sábados cambiaba los oficios. Ella era la que cambiaba los oficios y yo le pedía la cocina, le pedía el lavadero, que eran los oficios más grandes. No, pues ella era contenta conmigo y el Padre Campoamor también, porque él llegaba y se veía con nosotras y le preguntaba a ella cómo era cada una.

La señorita María Teresa era la superiora. Sí, entonces ella decía :

- Fulanas y sultanas, etc., son ésto y ésto.

Y lo que fuera malo. Entonces el Padre nos decía:

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- Mi Señora, - le decía- , esto no, ésta es mala o es tonta, lo que fuera.

Bien, entonces el Padre nos quería así y cuando yo llegué no nos daba un centavo siquiera, nada. Entonces el Padre Campoamor decía que él quería que nos dieran alguna cosa de lo que se cogía en la granja. Y pues eso era lo que un poco nos sostenía, porque la señorita desde sus principios fue la que empezó a dar su plata, sus donaciones, nos sostenía Santa Teresa, el centro, es decir, todas las casas fundadas.

EL PARAISO TERRENALEL PARAISO TERRENAL

Entonces sus centavos no eran tantos, pero sí nos daba todo lo que necesitábamos, eso sí ella nos daba y había veces no tenía un centavo para la casa, para Santa Teresa, porque ella era la que hacía el mercado, nos daba íntegro todo y entonces el padre Campoamor por eso la quería muchísimo, porque ella fue la que sostuvo la obra hasta que murió, es decir, en el 37, antes del padre Campoamor.

Muchísimo se lamentó su muerte. El padre sufrió muchísimo, porque ella era la que sostenía íntegro todo, toda la labor. La Caja en ese entonces no tenía sino por ahí $ 20.000, creo, y eso era prestado. Entonces él cuando murió la señorita María Teresa, que ella era la coronada, y así fue que sostuvo la obra y si no, no había podido. Su pérdida fue terrible, muchísimo, ya que su trato era lindo, lindo.

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¿Seca? No, ella era muy cariñosa, ella jugaba con nosotras, ella estaba atenta a ver qué necesitábamos y centavito que fuera cogiendo era para su señor de Santa Teresa. Entonces ella como digo fue preciosa la vida con ella, ella llevaba sus centavos y a veces se quedaba los domingos, o iba a Santa Teresa los domingos y nos daba dos centavitos para repartirlos y que nosotras compráramos tarjeticas, dulcecitos, lo que quisiéramos. No, pasamos una vida muy linda, muy linda. Ella no admitía que hubiera disgustos de ninguna clase, ni chismes, ni nada, nadie daba una queja de una a otra, nadie porque ella no admitía eso. Entonces eso era lindo porque yo que pasé 8 años en Santa Teresa, esos 8 años fueron un paraíso terrenal.

Y ERAMOS DESCALZASY ERAMOS DESCALZAS

¿Hermanos? Sí, ella tuvo hermanos, sé de... se me fue el nombre. José cómo que se llamaba, uno que era dueño de esto del Salitre, desde entonces era el Salitre. Toda esa parte del Salitre era de ese señor, José Vargas. Entonces él tenía muchísimo ganado y cuando él venía le ofrecía unas vacas dando cría, entonces cambiaba las vacas de Santa Teresa que eran 24 reses y eso hacía cambios, las que estuvieran sin cría entonces las llevaba para allá y mandaba vacas para Santa Teresa. Yo estuve varios años manejando ese oficio. ¿Pesado? Sí, entonces había

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conejos, había ovejas, había un cultivo que esa era la granja de 24 fanegadas. ¿Madrugar muchísimo? Bueno, eso sí había un celador que él cogía las vacas y las llevaba al puesto de ordeño y yo me levantaba temprano y ordeñaba y entregaba la leche.

En esa granja era donde teníamos nuestros cultivos, porque nosotras trabajábamos y éramos descalzas, no, descalzas y trabajando. En esas parcelas se cultivaba de todo.

Esa finca pasó que después de que el Padre, sí el Padre Posada cogió esa finca, entonces lo que pasó fue que empezaron que el gobierno quería que fuera que una parte, que un potrero, porque eso como era tan grande. Entonces empezaron a vender por partes.

SI ALGUN DIA LLEGA A SUCEDER UNA COSA, SI ALGUN DIA LLEGA A SUCEDER UNA COSA, MIS HIJASMIS HIJAS

Y el padre nos decía:

- Si algún día llega a suceder alguna cosa, mis hijas, tienen que aprender a manejar la agricultura. Y así fue. Yo aprendí la agricultura allá en Santa Teresa y a ver por todo ese ganado y todo. Yo duré bastante tiempo con eso, ovejas, conejos, gallinas, pero el ganado yo era la que lo manejaba y yo era feliz, feliz con todos

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los oficios que me pusieran. A veces me ponían hasta 4 oficios, porque yo era como una hormiga en oficios .

LA MODISTERIALA MODISTERIA

Ya después yo me dediqué más que todo fue a la costura. En Chapinero yo hacía costura y también enseñaba. Porque yo estuve primero en esta casa, aquí en este taller, después me fuí.. ah no, me mandaron a Chapinero, allá cogí un taller pequeñito por supuesto, para empezar porque empezábamos con nada, lo que hiciéramos nosotras, cada una, con nada empezábamos y así hasta cuando ya estaba cultivado, entonces nos mandaban a otra casa y después yo fuí para Chapinero, de Chapinero pasé acá, de acá a Tunja. Yo trabajé más que todo en costura, 35 años trabajando en costura. También enseñaba, lógico, por ahí tengo fotos.

Bueno, después pasé otra vez acá, de Tunja a acá, y de aquí a dónde fue... pues después pasé fue a Faca y de Faca a Tunja y de Tunja aquí. Y después al Ocaso, allí también tuve taller y un grupo que le enseñaba.Ya allí había niñas más grandes. En Chapinero tuve también, después duré varios años enseñando modistería, en San José también, por ahí tengo de Chapinero una foto.

A mi tierra sí fuí varias veces, pero ya no se puede ir, no alcanza la plata y con tanto que yo andaba. ¿Andariega? Mucho, mucho. En la calle pues hacía

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diligencias, porque me acostumbré, porque tenía que hacer las compras, ir a los almacenes grandes, por ejemplo Coltejer, Fabricato, para comprar por mayor, eso sí lo hacía yo, y comprar cositas pequeñas y cacharrería y todo en esos almacenes, fue de todo, más trabajo. Yo trabajaba en distintas labores, hice tapetes, hice cubrelechos, varias cosas... floreros.

NOS REUNIO A TODAS EN VISPERA DE MORIRNOS REUNIO A TODAS EN VISPERA DE MORIR

En el 46 yo estaba en Chapinero en la Fundación Social, allí tiene un edificio, porque antiguamente era una casa de un solo piso, pero bastante grande y eso lo compró todo la señorita María Teresa. Yo estuve ahí desde antes de empezarse el edificio, antes de eso y después en 1934, no, en 1944 fue cuando se acabó ese edificio, digamos la construcción.

Sí, entonces el padre, fue víspera de morir, nos reunió a todas y entonces no fuimos sino seis , entonces nos reunió y nos dijo así:

- Esta obra queda en poder de Las Marías.

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Ya entonces nos llamaban las Marías , porque Las Marías se empezó en 1938 a escribir, a dejar escrito para que se cumpliera, entiendo yo así, para que se cumpliera hasta que se acabara la Institución. Bueno, después, ah, el padre nos dijo:

- Esta obra queda en manos de ustedes, de las Marías antiguas, de mis Marías antiguas...

Porque él no hacía cuenta de las nuevas. Decía:

- Está Lucrecia, está Isabel Caicedo, que son las de la Caja, ésta, ... cuál otra, ésta la que está aquí... Horosia que ya es antigua, Horosia que es más antigua ya conoce en verdad lo que es la Institución, ya saben todo, no necesitan explicar más cosas. Quedan los jesuitas, los jesuitas tienen que seguir dirigiendo esta obra. Y a Dios se la encargo.

Entonces estaba la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y nos hizo arrodillar, rezamos el Padre Nuestro que siempre lo rezábamos para terminar su charla. Entonces le recomendó el Sagrado de Jesús y a San Francisco Javier que eran los patrones.

- Entonces así quedamos porque mañana me muero y entonces esto queda sin explicarse, sin decirse nada cómo es esto, esta obra es de Dios, eso no es hecho por hombres, sino que es de Dios.

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ESO FUE MUCHISIMA GENTEESO FUE MUCHISIMA GENTE

Era como si él presintiera la muerte. Sí, es que él siempre nos hacía reunión. Dígame cómo sería nuestra angustia de que el día siguiente de lo que nos dijo entonces, él le dijo al Sagrado Corazón de Jesús que él le encargaba esta obra que él hiciera lo que quisiera.

Figúrese, cuando la muerte del padre fue durísimo, por supuesto, muy duro y uno como es tan chicanero, nos avisaron a las 6:00 de la tarde y nosotras qué hicimos, rezar para que nos diera fortaleza y pensar, yo no pensé si me tenía que salir, no, yo no pensé sino que con lo que nos había dicho el Padre no había otro remedio que seguir hasta que Dios quiera.

Y después el entierro fue en San Ignacio, todos todos nos reunimos, eso fue muchísima gente, por supuesto, tanta gente, tanta gente, pero más cuando murió la señorita María Teresa, en el 37, yo todavía la lloro porque era una madre, nunca nos regañó a pesar de ser tontas, nunca, no hacía nunca suspensión. A la que fuera la reprendía pero no más.

Ana María González digamos que la reemplazó, ella la reemplazó en todo lo que es enfermería y la que reemplazó una de Las Marías que está, que nombran todavía, que fue Anita Benitez y como ella fue otra mamá, porque madre queridísima con todo su modo de ser tan lindo, entonces ella quedó.

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Bueno, como les digo, yo todavía siento la falta de la señorita María Teresa.

EL POBRE QUé HACIA, LE TOCABAEL POBRE QUé HACIA, LE TOCABA

El padre Posada cogió la obra cuando el padre Campoamor murió porque él lo eligió. Porque el padre lo quería muchísimo. El padre Posada era bendito. Entonces, el padre Campoamor lo eligió antes. Y después ya la Compañía vió que el padre Posada era el que necesitaba en la obra y así fue. Y él fue a Roma. El estuvo tres meses por Roma y mientras tanto quedó el padre Javier Mejía. El duró 3 meses.

Bien, después ya llegó el padre Posada a trabajar y él no quiso cambiar la obra, sino que siguiera como el padre Campoamor la tenía, pero ya vino gente extraña y empezaron a cambiar. Eso fue en Santa Teresa, el grupo de las nuevas vino a hacerles clases y eso no se hizo nada, todo se perdió. Todo quedó allá y desde entonces empezó en 1950 esos cambios, ya incluso se cambió todo porque llegaron unas nuevas, dizque porque nosotras eramos como encargadas, a mí me da pena decirlo, entonces como el padre nos enseñó mucho... de pobreza, porque él decía que no quería que fuéramos ricas porque hacíamos a los pobres a un lado. Digo, el padre Campoamor.

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El padre Posada también quería lo mismo, pero el pobre qué hacía, le tocaba. Bueno, así siguió todo y nos decían que ésto no estaba bien, que muchas cosas, y empezaron los cambios y Santa Teresa - me da tristeza- , nos quitaron y lo mismo Villa Javier, pero entonces lo cogieron con el fin de vender, de construír, era la única forma, porque en la escritura estábamos era Las Marías, pero eso no cambió.

Y el padre Posada trabajó muchísimo, eso sí trabajó por llevarnos bien, pero entonces ya se enfermó, ya hubo cambios, nuevos padres, y todo eso, cada uno piensa como puede.

PADRE, YO PREFIERO RECIBIR DULCESPADRE, YO PREFIERO RECIBIR DULCES

Yo seguí trabajando en los talleres, hasta el 77 estuve trabajando y después empezaron a acabar con Las Marías. Cuando se murió el padre Posada vinieron en padre Guarín, después el padre Vélez, después de nuevo Guarín y después el padre Londoño.

También yo estaba en la víspera con el padre Posada, antes de su muerte, en el 72. Sí, la dicha más grande que siento es que yo estaba con él. Sí, y la víspera de morir, porque era que a mí me gustaba mucho, o me gusta, porque sabe qué a mí me gusta mucho los juegos. Ese día estábamos jugando dominó y entonces él se

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acostaba siempre, pues íbamos a su cuarto y ese día estábamos jugando y él se dio cuenta de que ya era tarde y que... yo aprendí bastante de él.

El padre Posada fue muy querido, muy bueno, con nosotras, muy cariñoso y decía que... y nos quería mucho y yo le dije un día:

- Padre yo prefiero recibir dulces por todo lo que lo hecho sufrir.

Y dijo:

- Pero a usted no tengo nada para perdonar ...

Porque yo no sé, yo lo quería muchísimo y aun cuando a ningún padre yo he hecho sufrir, uno tiene esa satisfacción.

TODOS LOS DIAS TODOS LOS DIAS

Sí, tuve pretendientes pero no más, pero no los acepté porque yo estaba muy enamorada de esta institución. Sí, porque se me presentaron hasta buenas personas, sí, pero no quise seguir. Eso sí, muchos, pero yo no los acepté porque para qué, como decía el padre Campoamor hay que hacer mucho en esta obra, entonces yo pienso en lo que nos dijo el padre Campoamor , víspera de morir, eso siempre se me quedó grabado hasta cuando me muera. Muy lindo porque se

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goza mucho, claro que toca trabajar y eso era por ejemplo, bastante difícil, pero está uno con Dios que es lo principal. Está uno con Dios todos los días y uno tiene que corresponder, ese es mi lema, que hay que corresponder con la gracia de Dios, porque él nos facilita todo y entonces hay que pensar en nuestra salvación.

VOCES E IMAGENESVOCES E IMAGENES

Esta es una fotografía en las bodas sacerdotales del padre Posada. Esta es otra compañera. Sí, esta soy yo. Esta es de un paseo, pues hace tanto tiempo que francamente no me acuerdo dónde es. Sí, esta es Adelina. Esta soy yo en El Ocaso. Esto es en Chapinero cuando reformaron la casa, que le hicieron una reforma, un cambio. Esto es en el campo. Esta soy yo. Sí, elegantísima con un gran sombrero. Sí, es en Villeta, el padre Posada me estaba curioseando. Aquí me pillaron bailando, en El Ocaso. ¿Y esta quién es tan bonita?

ESE PICARO CORAZONESE PICARO CORAZON

Nunca más volví a volarme a las cuatro de la mañana, no, qué caso. Pues aquí yo siempre quería aprender alguna cosita, y como me gusta tanto la música, especialmente la de cuerda, música de cuerda, bambucos, todo, todo, entonces yo tenía muchos deseos y se me presentó una chica y resulta que ella sabía de

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música. Entonces ella cargaba unos instrumentos porque tocaba unos torbellinos, da conciertos y todo. Entonces estaba yo aprendiendo, no, pero me enfermé. Lástima, porque ella era un artista.

Sí, estuve aprendiendo notas. Eso fue este año. Porque después ya... lo del corazón, lo de este pícaro corazón. Bueno, yo a veces tengo... y es que mi cuerpo ... es el corazón que manda, manda, el de los hombres.

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MARIA BETULIA SANTANAMARIA BETULIA SANTANA

Y CANTANDO Y BAILANDO Y CANTANDO Y BAILANDO

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HABIA MUY BUENA TIERRAHABIA MUY BUENA TIERRA

Voy para 76 años. Yo nací en Cogua, en 1917. En ese tiempo no había bachillerato. La primaria la hacía uno con unas hermanas del párroco que había. Le daban a uno estudio, a los que quisieran aprender.

De Cogua nos vinimos para Zipaquirá, pues ahí teníamos bastante familia. Y yo casi me crié fue en Zipaquirá. No estuve allí sino 16 años. Y entonces fue cuando me entré aquí al Círculo.

Papá tenía una finca muy grande, donde había de todo. Una finca con ganado, agricultura. En ese tiempo eran terrenos muy buenos. Se daba de todo. Y teníamos una finca, que era cerca a la Represa del Neusa, en la planicie. Esa fue de papá. Y eso nos vino a buscar Concesión Salinas, que le vendiéramos. Porque eso estaban que compraban. Mis hermanos estaban por allá, cada uno en una parte, porque era cuando iban a hacer la Represa. Entonces allá también él sembraba mucho. Había muy buena tierra. Eso a la orilla del pedregal había mucho fríjol y mucha cosecha. El tenía sus obreros y quien le hacía todas las cosas y las llevaba y todo.

MURIENDOSE LOS PAPAS SE ACABA CASI TODOMURIENDOSE LOS PAPAS SE ACABA CASI TODO

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Papá tenía como 60 años. Eso nos divertimos tanto. Mi papá tenía en la finca caballos, bueyes, gallinas, de todo. Mi papá ensillaba esos caballos y nos ponía a correr por esos potreros. Bueno, mi vida ha sido muy sencilla, pero muy sabrosa y satisfecha. Yo no he tenido así como sufrimientos.

Cuando papá tenía 60 años, yo tenía tres años. El mayor tenía 19 años. Y de ahí para abajo. El mayor también ya se murió. Después del mayor seguimos Aura, que ella vive en Medellín, Carmenza, que ya se murió. Después seguíamos la gemela y yo . Después siguió la monja, que también se murió hace poco, como unos dos años. Ella fue misionera Teresita. Bueno, y los otros siguieron ya, eso era una cantidad de mujeres.

La menor tenía en ese entonces 22 meses y se enfermó. Hacía un verano terrible. Y entonces mi papá se fue a traerle remedios a ella. Y en esas empezó a llover, esos goteronazos que caen así. Y entonces a papá le dio neumonía. No duró sino tres días. Lo llevaron a un médico y le llevaron sacerdote y todo. Pero eso hasta media noche estuvo hablando y todo. Y qué se iba a imaginar mamá que a la 1:30 de la mañana mi papá se fuera a morir. Siempre duró como dos días con esa tosesita que les da y no más. Y él se murió, papá, y muriéndose los papas se acaba casi todo.

A MI MAMA LE GUSTABA ERA COSERA MI MAMA LE GUSTABA ERA COSER

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Quedamos con Mamá no más. Y éramos 8. Ella si duró harto tiempo. Ella nos educó a todos, como dicen. Mamá quedó sola. Y siempre para levantar a ocho muchachos.

A mi mamá le gustaba era coser. Ella era como medio modista. Tenía una de esas Singer, yo la tengo todavía, fue de las primeras que llegaron. Una madrina tenía otra y una vecina otra y así. Primero antes de esa máquina había una de manivela, pero uno se acostumbra a todo. Nos hacía a todos la ropa. A papá le hacía camisas, hacía cositas chiquitas y eso siempre tenía su trabajo y eso era para los domingos, para salir, porque eso en semana mi papá lidiando con obreros. Eso nos cosía a todos. Siempre éramos hartos y hacía vestidos para hombre. Para vender, no , sólo lo que le encargaban y para los hermanos. Para mi hermano, el mayor.

ESE PAVOR DE LA TIERRAESE PAVOR DE LA TIERRA

Yo fui gemela. Y la otra se murió de nueve años. Y también pasó lo de papá: ese pavor de la tierra. Porque por allá en el campo eso matiene una sequía terrible. Y después ese polvo se levanta.

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Eramos exactas. Y todo el mundo tenía que ver con nosotras. Los profesores nos llamaban cada nada y hablábamos igual. Exactas, exactas. Ella se llamaba María Esther y yo me llamaba María Betulia. Y entonces todos me decían por el nombre de ella. Porque éramos exactas.

Y NADIE PODIA MIRAR NI GALANTEAR NI NADAY NADIE PODIA MIRAR NI GALANTEAR NI NADA

Para entrar aquí a Villa Javier había allá una muchacha que había entrado aquí primero. Y era muy simpática y todo. Y había tenido problemas por ahí con su mamá, o en fin. Y entonces una madrina también hermana del párroco que había allá, le dijo que la trajera a alguna parte. Que estaba aburrida con su mamá, porque la regañaba muchísimo y nadie podía mirar ni galantear ni nada, porque la mamá se ponía bravísima. Y era simpática la muchacha, y entonces le dijo a ella:

- Vaya a Bogotá que hay una fundación del padre Campoamor.

Y ELLA ERA DE PATRIAY ELLA ERA DE PATRIA

Y ella fue la que inició. Y le dijo de todo lo que hacían. Y ella la trajo aquí. Y aquí había una fiesta de Reyes. Y era muy hermosa y había carrozas. Esas señoras de

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sociedad ayudaban mucho en carrozas y todo. Y los caballos los prestaban para el 20 de Julio.

Yo tengo por ahí un retrato de todas: de la señora Sofía, la señora Amalia, la señora Nina que había sido hija del presidente Reyes y todas fueron colaboradoras de aquí. Y las hijas también. Había una hija muy querida de la señora Sofía. Y ella daba clases de religión. Y en Casa María Teresa había muchas profesoras, otras de sociedad, otras enseñaban modistería y así. Y fuera de eso tenían una señorita de asiento para enseñar. Y era todo por horas: una hora para tal cosa y así otra hora tal, en fin.

Resulta que vino una hermana mía a la fiesta de reyes y se encontró con ella, la muchacha que se había ido al Círculo, que eran amigas. Y ella era de Patria. La pusieron de Patria, porque era muy simpática la china y era el 20 de julio. Le pusieron un vestido de la patria en un camión, en una carroza de esas que vestían . Y luego después ya se fueron y se saludaron y todo eso y le dijo:

- Hola Carmenza, ¿por qué no te vienes para acá? Aquí es muy sabroso, mira que esto y lo otro.

VERE A LA BETTY MAÑANAVERE A LA BETTY MAÑANA

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Carmenza era la hermana que me antecedía. Ella ya se murió. No tenía ni idea, ni nada. Entonces, bueno tánto la entusiasmó, que se vino. Ella le dijo a mi mamá que la dejara venir y que no sé qué. Bueno, y se vino. Y duró entonces un año. Y entonces allá en mi casa me llamaban Betty. Y ella fue de vacaciones. Y me dijo:

- Ala, Betty, por qué no te vas para el Círculo de Obreros y verás que eso es lo más bonito.

Nooo, eso me contó todo allá. Y yo le dije:

- Cómo se le ocurre que yo deje a mi mamá sola...

Y eso que allá en ese tiempo había gente quien le ayudara a mi mamá. Gente sobraba, lo que hoy día no hay ni quién ayude a nada. Y eso que a veces hasta se ofrecían a lo que quisieran hacer.

Entonces mi mamá se sintió. Y dijo que no. Y se sintió más con ella, porque siempre yo le ayudaba con los otros. Tanto me animó, que yo le dije:

- Bueno, voy a hacer el experimento.

Entonces hasta un hermano, el mayor, se burló harto de mi, porque me puse a hacer mis maletas. Y me dijo:

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- Ay, veré a la Betty mañana. Cuánto que no duras dos días. Mamá, acuérdese de lo que yo les digo.

CLARO QUE UNO LLEGA ARREGLADITOCLARO QUE UNO LLEGA ARREGLADITO

Bueno, entonces así fue. Y mamá me trajo, porque ella dijo que no, hasta no convencerse dónde estaba o dónde quedaba, o sino no me dejaba venir. Y ella se vino conmigo a la casa María Teresa.

Y el Padre estaba en el despacho. Y ya Carmenza le había dicho de mí. Y él dijo:

- Si, vaya por sus papeles.

Y me fuí. Y en esas salió la señorita María Teresa. Claro que uno llega arregladito. Y uno no es tan....sino por lo menos....Ella me miró y me dijo:

- Aquí se necesita es jóvenes sencillas. Sencillas. Aquí no hay lujos, no hay esto.

Claro que en ese tiempo tampoco se pintaba uno de nada. En ese tiempo llegaba uno así. Sin embargo, me mandó seguir y todo. Y a mí me dio fue miedo. Y entonces me presentaron ya a las otras y a la superiora y todo.

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Sí, mi mamá quedó más tranquila porque ya me dejó y habló con la señorita María Teresa y en fin. Pero siempre se fue como dolorida, y como la otra hermana también estaba aquí hacía un año, entonces allá en la casa había pequeños y allá había gente vecina que le ayudaba en los quehaceres de la casa y con los niños y en la cocina.

Yo tuve tres hermanas aquí en las Marías. Una fue monja, porque una vez nos presentaron una película de misioneras en Pamplona. Fue el padre Afanador. Y ella se antojó, y el padre se la llevó. Ella duró como cuarenta y pico de años en la comunidad. Ella se murió en Medellín hace como dos años, creo.

COMO EN CORRAL AJENO COMO EN CORRAL AJENO

Y ya aquí al comienzo uno se siente como en corral ajeno. No sé. Y entonces ellas por las mañanas se quedaban unas dos veces en Santa Teresa o tres. Iban y nos levantaban a las cuatro de la mañana o a las cinco para ir a misa, yo no me acuerdo. Y nos tocaba bañarnos con agua fría. Eso era como si uno se metiera en una nevera.

Y uno con ese sueñito. Y uno joven, que siempre le gusta dormir un poquito más. Yo decía ya al otro día, pero imposible. Bueno, ahí duré muy poquito, porque yo era recién llegada y esa señorita Francisca me tenía mucho ojo. Ah, pero lo señora María Teresa conmigo la fue casi desde el primer día.

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DESDE PIANO, COMO DICENDESDE PIANO, COMO DICEN

Bueno, entonces resulta que la señorita María Teresa al día siguiente a las nuevas nos mandaba al oratorio. Y a las otras , cada cual ya tenía su sitio donde le tocaba hacer lo que tenía que hacer diario. Bueno, y ella se iba al oratorio a encaminarnos a saber qué sabíamos de religión.

Eramos como cinco nuevas. Yo como me sabía el catecismo Astete de pe a pa, porque en toda parte la religión era como lo más importante de los estudios. Y me preguntó:

- Bueno, María Betulia, usted qué sabe de religión.

Eso me preguntó las bienaventuranzas. Me preguntó los misterios del rosario. Me preguntó íntegro. Y se lo respondí de pé a pá, como dicen. Y las demás no sabían, porque venían por allá de Boyacá, menos preparadas, de otras partes. Y no, y entonces me empezó a coger como más cariño. Y luego me puso a arreglar unas ropas, unos cuadritos.

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Bueno, pero ella era una mamá. Una madre, qué cosa, tan formalita, desde piano, como dicen.

AHORA LLEGO A MI CASA Y ECHA A BURLARSE DE MIAHORA LLEGO A MI CASA Y ECHA A BURLARSE DE MI

Es que yo me vine porque mi Dios me traía. Porque yo qué me iba a imaginar que mi hermana me iba a convencer y traerme. Y hasta estuve por irme, porque el frío de Santa Teresa yo no me lo aguantaba. Y le dije a la directora:

- Yo tengo ganas de irme para mi casa, por mamá.

Pero era ese frío que yo no me lo aguantaba. Y de aposta en ese tiempo el oratorio era en puros ladrillos. Y uno tenía que ir a rezar y todo eso y hacer meditaciones y uno joven. Y el baño de agua fría. Pero el baño del cuerpo era en el día, en las albercas. Era por turnos y tampoco era todos los días. Era como dos veces en la semana. Pero ese frío de ese piso de allá del oratorio y esas meditaciones. Y ella, la señorita María Teresa, rezaba tan lindo. Hacía unos primeros sábados divinos. Como que le infundía piedad a uno. Bueno, y entonces ella me dijo:

- Pero ¿por qué te vas? No te vayas. Aquí te queremos. Pide lo que quieras.

Yo le dije:

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- No, yo estoy muy bien.

Pero de veras , yo estaba bien, sino que el frío era el que me comía. Y entonces me acordé de mi hermano. Y dije :

- Ahora llego a mi casa y echa a burlarse de mí, y me va a decir: "vea yo le dije, vea, vea, lo que yo le anuncié".

Y por eso me detuve, de pensar en él que fuera a burlarse de mí. Y entonces de a poquito el Padre empezó a sacarme de Santa Teresa. Y me trajo aquí, para el Centro. Y aquí ya no hacía tanto frío. Aquí ya era diferente.

YO NO TENGO SIRVIENTAS, YO TENGO SON REINASYO NO TENGO SIRVIENTAS, YO TENGO SON REINAS

Una vez estaban ensayando para una fiesta que iban a hacer. Entonces hacían una cuña a los cantos de la preparación, porque era que ahí en el despacho había un letrero donde se daban las direcciones para los que necesitaran. Y creían que las Marías eran las sirvientas. ¿Se imaginan? Entonces era gente que viene de fuera a hacerse inscribir para otras, que las vinieran a buscar. Y eso lo tenía el padre desde hacía tiempo. Y entonces llegaron una señoras encopetadas que venían a buscar unas sirvientas. Entonces el padre les dijo:

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- Yo no tengo sirvientas. Yo tengo son reinas.

Porque él nos llamaba así. Entonces le preguntaron que porqué tenía esos avisos. Y él les explicó porqué. Que era pa´ ayudar, porque eran las monjas salecianas que ayudaban a las niñas que venían de afuera . Y ellas los domingos le enseñaban a las niñas del servicio de gente de sociedad. Todas venían muy bien arregladas, pero eso había más señoras que sirvientas.

Ah, entonces estaba el señor Acuña preparando la fiesta y cantando y tocando. Y dice:

- Pero que qué le van a dar a uno, si las tienen tocando piano y cantando y bailando ¿o es que no hay servicio?

Con ese modo.

ME FASCINABA SER COMO MAESTRAME FASCINABA SER COMO MAESTRA

Primero fue que me trajeron cerca al despacho. Y el padre Campoamor me puso como sesenta peladitos chiquiticos. Eso parecían hormigas. Me fascinaba ser como maestra. Pero sesenta, póngase a pensar. Y estaban todos chiquitos, sin saber ni siquiera las vocales. Eso fue tres meses, menos mal no fue mucho tiempo. El salón mío quedaba al frente del despacho . Y entonces llegó un día el Padre. Y se puso a escribir en el tablero Y eso era que los pelaos le cogían ya y empezaba a decirles, a inventarles historias. Les decía:

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- Ese chino se llama i y va que corre para la iglesia.

Y así con toda las vocales. Y todos le repetían en coro. Y luego seguía con las consonantes.

- Esta se llaba B de burro y si le acomodo el chinito que va para para la iglesia ¿ cómo es que se llama?

Y todos decían iiii....

- Y entonces, y si yo le pongo esa i al pie de la b, cómo se diría.

Bíííí, decían todos. Y así hasta que terminó con todas las consonantes. Y los chinos aprendieron en menos de nada. Y era que el padre le sacaba cuento a todo. Y los pelaos le ponían mucho cuidado. Y él tenía un método bonito.

COMO QUE QUEDABA UNO DIFERENTECOMO QUE QUEDABA UNO DIFERENTE

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Otra cosa, les daban almuerzo a todos los chinos y los papás pagaban doce centavos a la semana por el almuerzo. Y como decían, el padre no es por los doce centavos diarios, sino por la responsabilidad del padre de familia que tiene que saber que tiene que pagar el almuerzo. Bueno, eso sí no se les daba sino dos platos de sopa a los chinos. Y la señora Anita María Restrepo ( que era tan querida) les traía pata de res. Eso traía cosas para que les dieran, panecitos, cualquier cosa. Pero tanto muchacho que había. Eso se hacían dos filas. Había un corredor largo que era para poner el restaurante. Y había una María que traían para que hiciera la sopita. Y había otra que era la que repartía cuando ya estaban todos sentaditos allá. Y como no salía ninguno, entonces se les daba el almuerzo. Y después eran todos a correr por ese patio, eso qué no hacían, inventaban cosas, y ya a las cuatro o cuatro y media descansaba uno y como que quedaba uno diferente.

LO DE LA MILICIA ERA DE MARCAR EL PASOLO DE LA MILICIA ERA DE MARCAR EL PASO

En Villa Javier me tocó durante cuatro años. Y eso yo tengo curas y médicos que fueron discípulos míos.

Un día yo estaba en el despacho y vino el Padre y me dijo:

- Betulia, vaya y se me pone al frente de la escuela de Villa Javier.

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Y siempre eran hartos. Eran 4 salones. Y yo tenía que estar al frente de todas las compañeras y de todos los muchachos, de toda la escuela. Me tocó con el batallón infantil. Cada ocho días era venga de Villa Javier al centro, porque venía el señor Mena que era el que les enseñaba la milicia, como dice. Los soldados eran de aquí del centro y la banda de música era de Villa Javier, los de tambores y sus pitos y todo. Pero me tocaba traerlos, venirme con ellos porque había unos muchachos que cogían a quitarles los tambores y así. Y eche para acá y para allá cada ocho días.

Lo de la milicia era de marcar el paso y tocar esos pitos y todo eso al compás, para que todos marcharan. Y también cuando habían fiestas yo tenía que mandar a arreglar los vestidos de los muchachos y así. Yo tenía que estar en todo y ellos tenían que estar muy limpios. Por ahí están retratados. A mí me tocó cuatro años estar con ellos.

Entré a los 16 años en las Marías, en el 34. Yo estuve primero tres meses con los pelaos y después entonces me llevó al despacho porque en ese tiempo las juntas de las Cajas, de los doctores de la Caja eran aquí en el despacho del Padre, aquí en la novena. Era el doctor Michelsen, el papá de los otros. Ese señor era muy puntual. Y los demás sí como decía el padre Posada cita colombiana: se cita a la una de la tarde y aparecen a las tres, que aquí en Colombia tenían esa costumbre.

POR AHI DETRAS DE UNA COLUMNA ECHANDO OJOPOR AHI DETRAS DE UNA COLUMNA ECHANDO OJO

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Pero en ese tiempo eran tan bonitas las fiestas. Eran tan buenas las navidades. Eso habían disfraces, muy bueno. Se reunía toda la gente de las casas en Villa Javier. Y entonces eso jugaban pelota, tejo, balón, tánta diversión. Eso nadie podía estar quieto, todos en movimiento. Por supuesto, ese potrero grande que había lleno de eucaliptus y todo eso. Y había un patio para bailar, para los que quisieran bailar. Y sobretodo los domingos, que había baile después de las siete de la noche. Allí se reunían los jóvenes a bailar y por ahí las viejecitas estaban mirando alrededor y el padre estaba por ahí detrás de una columna echando ojo. Pero nos reuníamos todos. Y allá el Padre no dejaba tocar una María. Para bailar eso eran bailes sueltos, al estilo español. Nada de cogerse. El decía:

- Es que mis Marías no son costales de harina, para que las toquen acá y allá.

COSTAL PARA QUE ME ALARGUE LAS MANGAS A ESTA SEÑORACOSTAL PARA QUE ME ALARGUE LAS MANGAS A ESTA SEÑORA

No le gustaba que las fueran a manosear, ni mucho menos. Era muy bueno, pero muy delicado, muy puritano.

Eso que le viera a uno una manga corta, mejor dicho, la manga corta no se usaba. Y lo mismo era la señora María Teresa: nada de escotes. Eso tenía uno que usar los vestidos largos. Y una vez llegó una señora de por allá de Cali a pedir una casita. Y traía manga corta, como así que se usa por allá. Y él dijo:

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- Mire, consíganme un pedazo de costal para que me alargue las mangas a esta señora.

USTED PADRE VA A SER CIELO O INFIERNO, PERO PURGATORIO NOUSTED PADRE VA A SER CIELO O INFIERNO, PERO PURGATORIO NO

Pero era chistoso y todo, al mismo tiempo. Nadie se atrevía. Una vez el padre Lombana le dijo:

- Usted padre va a ser cielo o infierno, pero purgatorio no.

El le decía:

- ¿Por qué, padrecito?

- Porque a sus gentes, a sus hijas, a las Marías las sube hasta la cumbre, eso sí, porque las sube hasta que ya. Pero el día que está bravo, las manda al infierno, les saca íntegro lo imaginable. Pero no, término medio no.

Por eso el padre Lombana (lo más querido) le decía eso. Y al padre le daba era risa.

LO CONOCI DE CORTOSLO CONOCI DE CORTOS

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La muerte de mi esposo fue lo que más me hizo sufrir en la vida, porque fue muy bueno, muy buen muchacho. Yo era mayor dos años que él. El llegó a Villa Javier por don Eudoro Rodríguez, que era como el que mandaba ahí en el Círculo, como el mayordomo, como el que entregaba las casas.

Mi esposo fue obrero, pertenecía al Círculo de Obreros y era músico.

Eso yo lo conocía joven de cortos, en ese tiempo, porque hasta los 18 era que usaban los largos. Eso cuando se los ponían se veían unos hombres diferentes. Y Eudoro Rodríguez los trajo a la mamá y a él, porque ella estaba viejita. Eso ella parecía era la abulita de él y él la quería mucho. Me gustó, pero yo nunca llegar en la vida a imaginarme que ese muchacho fuera a ser mi esposo más tarde, jamás. Todo el mundo comentaba lo formal, lo querido. 41 años duró.

AQUI VA A HABER NOVIAZGOAQUI VA A HABER NOVIAZGO

¿El enamoramiento¿ Pues yo no sé. Empezó de un momento a otro. Yo me había ido a la casa y había un salón de baile, o sea el salón del teatro que era muy grande. Y entonces en ese tiempo existían los bailes, que era en donde uno podía hablar con alguien. Entonces después del rosario salíamos al baile. En ese tiempo ponían vitrolas y eso, porque en ese tiempo no había televisión, ni radio, sino

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ponían la vitrola y ponían discos. Entonces al padre le gustaba que los jóvenes bailaran con las Marías, los que quisieran o muchachos. Entonces eso había unos que bailaban, otros que actuaban, eso estaban entrenados en el teatro y así. Y en ese baile, cuando a un muchacho le gustaba una María empezaba a sacarla a bailar, el que no le encontraba nada sacaba a la que quisiera. Pero cuando uno le gustaba una María y la sacaba seguido tres veces entonces decían:

- Aquí va a haber noviazgo.

YO EMPECE A DESENVOLVERMEYO EMPECE A DESENVOLVERME

Y era preciso, preciso. Y uno al principio charlaba y eran muy simpáticos. Entonces, cuando esa vez él empezó a sacarme a bailar yo no sabía bailar. Y entonces la señorita Ana María me puso un señor Fonseca, a que me enseñara , para que no me quedara así por ahí. Y eso a mí me daba pena, porque como papá y mamá nunca lo dejaban a uno ir a una fiesta ni nada. Y cuando nos invitaban, ellos daban alguna disculpa. Bueno, entonces cuando ese muchacho me invitó a sacar a bailar, yo empecé a desenvolverme. Y entonces charlamos y me echaba flores, pero siempre con un poquito de respeto, porque dizque yo era maestra. Entonces me habló de la mamá y no sé por qué dizque yo le simpaticé mucho a ella. Y yo dije:

- Eso ella qué me va atender.

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Bueno, la cosa fue que yo le dije que me iba para mi casa y estando allá me mandó una carta manifestándome lo que él sentía por mí. Y yo no le contesté.

Bueno y así pasaron 5 años de amores, eso duramos 5 años bobiando.

COMO QUE LE VA COGIENDO UNO MIEDO AL MATRIMONIOCOMO QUE LE VA COGIENDO UNO MIEDO AL MATRIMONIO

Entonces, cuando yo trabajaba en las escuelas había unas mamás que le contaban a uno como sufrían con los esposos que tomaban y que les pegaban y todo. Una señora me contaba un día que se había casado por allá donde una madrina y que era sola y que ella no lo había querido tampoco y que ese fulano se lo había escogido la madrina y que una vez estando embarazada le dió una pedrada con un pedazo de ladrillo y que dizque le rompió un brazo y que estando en el hospital alcanzó a nacer el niño y todo eso, en fín. Tambien había aquí en el centro una señora muy elegante y ella iba a donde mí y me decía:

- Eso uno no se debe casar para que lo maltrate y tampoco me metí de religiosa, que para qué si estando uno bien.

Y yo le dije que yo no me sentía para convento, mi hermana sí, se entró el convento y se amañó harto ahí. Bueno también me contaban que había una muchacha que estando en el colegio conoció un muchacho y con lo de las onces

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se casaron. Y entonces cada uno cogió para su casa. Y duraron así varios meses sin saber si eran casados , hasta que alguien les dijo. Entonces supieron los papás. Y el papá se puso bravísimo . Y eso dizque lo sacó del colegio y lo mandó a estudiar carpintería y a ella lo mismo, la pusieron a aprender modistería, como en ese tiempo no había nada más así especial, qué más se hacía.

Bueno, entonces como yo fuí la que aprendí primero modistería, ella fué donde mí y me contaba todo y otras me contaban que por ejemplo el marido era un borracho completo,

- Y a mí no me dá nada para nada.

Y así sucesivamente. Entonces eso como que le va cogiendo un miedo al matrimonio. Pero yo lo veía a él como diferente. Con la mamá cómo era tan cariñoso, muy bueno. Entonces hasta los 5 años fuimos donde el padre.

DE UN LADO PARA EL OTRODE UN LADO PARA EL OTRO

Pero para llevarme a Cali más tarde, fué porque había cumplido un año de noviazgo, de vernos eso como en Villa Javier. A uno no le podían dar la mano, porque eso era un delito. El padre se ponía bravo. Bueno, eso duramos como dos años contándonos cosas.

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Como uno no estaba fijo, el Padre Campoamor lo mandaba de un lugar a otro y de una cosa a otra. Por eso primero estuve en la casa y después en la escuela, entonces en Villa Javier estuve cuatro años al frente de todo, pero todo con disciplina. Eso la pasaba uno bueno.

Y después de la escuela, fue cuando me mandó a aprender acá, porque me iba a mandar a Yarumal. Entonces me vine acá a la Caja y me enseñaron lo de la Caja. Y al fin no sé por qué motivo no fundaron en Yarumal, no sé si es que al Padre no le gustó o qué.

NOOO, QUE EXCUSAS Y QUE TODONOOO, QUE EXCUSAS Y QUE TODO

De acá entonces cuando ya aprendí me mandó a Facatativá. Me puso al frente de la Caja, año y medio.

Ah, pero ya se había fundado en Manizales, que fue como en el 46. Allá en Manizales nos tocaba era ir a conocernos con el Presidente del Banco de Colombia. Y como nos veía tan sencillas y todo. Y como íbamos a los bancos y todo, y había con nosotras una María que era una lumbrera, muy inteligente, y tenía una letra divina, entonces ella con Marujita, que era la superiora, y como nos veía tan sencillas y todo, entonces una vez pasó una señora y nos dijo:

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- Ustedes dónde trabajan, precisamente yo necesito una muchacha para que nos trabaje, que nos ayude en la casa.

Nos decía que si éramos de Popayán o de Pasto. Seguramente por lo que teníamos alpargatas. Como en ese tiempo se usaban tanto. Entonces había como unos detectives que nos seguían a todo lado. Y resulta que el señor, el encargado de allá nos preguntó que qué hacíamos por allá. Y cuando supo que íbamos a la fundación de la Caja Social, noooo, qué excusas y qué todo. Y nos presentó al secretario y al presidente del banco.

Ah, pero esa fundación en Manizales fue lo más hermoso que hubo. Después de los 4 principales que había, quedamos las cuatro Marías adelante. Y eso había banda de guerra. Y eso que iban a hacer carrozas y el Padre dijo que no.

Cuando estuve en el despacho, nos presentaron a esos señores para que nos ayudaran y nos atendieran. Allá duré cuatro años y con esa gente tan amable.

Y luego pasé a Cali. Eso hacían propaganda de la Caja, de todo.

BUENO, VAMOS A CONSIGNAR BUENO, VAMOS A CONSIGNAR

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Eso con ese padre Campoamor íbamos a tántas fábricas, por ejemplo a Chipichape. Eso era grandísimo. Y el padre hablaba con los gerentes y con todos. Los reunía en un salón grande que había. Y les decía:

- Bueno , vamos a consignar...

Por ejemplo, él decía :

- Si un obrero consigna $10, el patrón le daba otros diez. Si consigna 50 el patrón le daba 50...

Eso se reunía harta plata y así fue como le sacó a las empresas. Eso él tenía mucha influencia. En toda parte lo dejaban entrar. Eso él hacía mucha propaganda de la Caja. Y cuando el IV Centenario de Bogotá le dieron una medalla al padre Campoamor, por la obra tan completa que tenía. Eso había granjas, escuela de modistería, banda de músicos, Caja Social, imprenta. Bueno de todo, de todo.

EL PAN BENDITOEL PAN BENDITO

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El padre Posada estaba acá y él estaba de provincial y entonces cuando murió el padre Campoamor y lo quitaron de provincial para que se encargara de la obra, porque era el que más conocía, porque eso sí desde el año 35 ya estaba al tanto . Es que el padre Posada era como el pan bendito, a todo le decía bueno, bueno. Y el Padre Posada tal cosa y él siempre decía, bueno, bueno.

YO QUIERO TERMINARYO QUIERO TERMINAR

Entonces un día yo le dije al novio:

- Sabe que yo quiero terminar nuestro noviazgo, porque yo no quiero saber nada de matrimonio.

Y le dije:

- Mi deseo es el de terminar con usted.

Entonces se quedó callado. Y yo le dije que yo era muy vieja para él. Porque fué cuando yo supe que él era menor de mí 2 años. Y eso me decía que no, que él quería ser el báculo de mi ancianidad, que no se qué.

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Y una vez que nos casamos, él me dijo:

- Recuerde que yo le prometí que iba a ser el báculo de su ancianidad.

Siempre se acordaba de eso. Pero yo qué iba a imaginarme que me iba a casar con él. Pero me fué divinamente. Qué hombre tan casero. Ahí para la muestra están mis hijos.

PERO USTED TAN MALAPERO USTED TAN MALA

Y qué le iba a decir: eso a los 5 años, cuando yo le decía todo eso, él se salió . Y no se quiso ni despedir. Y que se iba para la casa. Y se fué sin decir nada. Y después cuando me veían las Marias, me decían:

- Pero usted tan mala, usted por qué le hizo eso.

Y les dije que no:

- Es que no pienso casarme. Para qué me voy a engañar. Ya un año y por amistad y todo está bien.

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Bueno, y así quedamos y un día la señorita Ana Maria que era la que entrevistaba a los novios, la que nos cuidaba, me preguntó que qué me había pasado. Y yo le dije que nada.

POBRE MUCHACHO, NO LE HAGA ESOPOBRE MUCHACHO, NO LE HAGA ESO

Y después le conté. Y me dijo:

- Ay pobre muchacho, no le haga eso. El tan bueno que es y usted haciéndole eso.

Y entonces después la señorita Ana Maria lo llamó y le dijo que me concediera una entrevista nuevamente. Entonces ella me dijo que fuera, que él quería hablar conmigo. Y yo, para que él viera que yo no era la que lo buscaba, me fuí con una amiga para la sucursal de Soacha, que me había dicho que la acompañara. Y le incumplí. Y después la señorita Ana Maria me consiguió otra cita, hasta que nos vimos. Y me preguntaba que por qué tan antipática y así. Y preciso, hasta que al fin se llegó la fecha y me trajo para Bogotá dos meses antes del matrimonio. Y entonces el padre decía:

- Es que Santana no encontró otra mujer debajo del sol mejor que Betulia.

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DEJO EL NOVIO GUARDADO EN BOGOTADEJO EL NOVIO GUARDADO EN BOGOTA

Duré allá en Cali como 10 años. Bueno, entonces como le iba contando fue cuando llegó el padre donde el Padre Villegas y le dijo que venía por mí, dijo que me iban a quitar de Cali, tanto de la Caja como de la casa. Y le dijo,

- Vengo a llevarme a Betulia para Bogotá

- ¿ Y eso por qué padre?

Y él le contestó:

- Porque se va a casar.

Y el padre le dijo:

- No padre, ella no ha tenido novio.

Y él les dijo:

- Es que ella dejó al novio guardado en Bogotá.

Y después quería que me casara en Cali. Y yo le dije:

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- Cómo voy a hacer para llevar todo para allá y mi familia.

Eso me decían:

- Véngase para acá y le damos casa y todo.

Yo dije:

- No, cómo les parece, quién iba a ir a semejante lejura.

Además mi esposo también trabajaba acá en Bogotá y eso él no iba a ir por allá por mí.

VAN A DURAR UN AÑO SIN HACER MERCADOVAN A DURAR UN AÑO SIN HACER MERCADO

No fue el primer matrimonio de las Marías, eso ya habían habido matrimonios a pilas. Yo fuí más bien el último. Todavía hay gente de esa época ya con nietos y todo. Yo he vivido toda la vida ahí en San Javier. Mejor dicho, a nosotros nos dieron una casa en donde había que pagar un arriendo pequeño y así con todos. Y la casa tenía un solar grande. Y mi esposo tenía que colocar muebles donde se necesitara. Eso eran 4 piezas y la cocina. Era la sala, el comedor y el dormitorio. Y eso las Marias se encargaban de arreglarle a uno todo y de dejarle a uno bien bonita la casita. Porque la señorita Ana Maria era como una mamá. Y ella iba con

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el novio a que llevara las cosas, de modo que el día que uno se casara uno no podía ver la casa, sino hasta que el padre no autorizara. De mi casa me habían traido mercado, de todo: frijol, papa, alverja, en fin. Y eso el padre nos decía:

- Eso ustedes van a durar un año sin hacer mercado.

Y TODOS SE BURLABAN, PORQUE ME LLEVE A MI HERMANAY TODOS SE BURLABAN, PORQUE ME LLEVE A MI HERMANA

Asi, pero todo me salió muy bonito, gracias a Dios. Y después ya me fuí de luna de miel. Y todos se burlaban, porque me llevé a mi hermana. Eso fuimos a Villeta y a Utica, asi a los pueblos y eso. Y dejaba que él saliera con mi hermana, porque a mí no me gustaba salir. Y además me daba pena, porque yo el primer beso que me dió mi marido fué el día que me casé y eso a las escondidas. Porque como en ese tiempo como uno era tan bobo y eso yo me sentía yo no sé. Porque a uno sólo lo besaban el papá y la mamá. Entonces eso uno se volvía tímido. Despues de allí nos fuimos a mi casa. Allá duramos ocho días, muy bueno, para qué.

A mí me ha ido muy bien, no fuí rica pero estoy muy bien.

Compramos la casita que nos dieron en Villa Javier, la arreglamos y además el padre siempre me decía siempre:

- Tú tienes que seguir siendo María.

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EL BARRIO SAN JAVIEREL BARRIO SAN JAVIER

Bueno la Marias cada cual en su trabajo y el día domingo era la reunión de todas las casas en el barrio para que jugaran y todo. Yo le cuento según lo que yo conocí.

Uy, eso se acabó todo después. Antes de que quitaran las mallas. Porque el padre Campoamor había dicho que le iba a dejar todo al distrito. El siempre estaba cansado de todo.

Ahorita nombraron un padre que no mantiene en la parroquia, sino por allá en los barrios de arriba. Y había tambien un padre Garcés, muy elegante, pero yo no sé por qué lo cambiaron. Era muy sencillo. Un día yo fuí a misa, a rezar como siempre, a pedir por todos, por mi familia, por la paz de Colombia y el padre salió y me saludó y a todo el que entraba lo saludaba y todo el mundo aterrado y despúes cuando ya estaba llena la iglesia, él se vistió para la misa y se presentó y nos dijo que no le tuvieran miedo y dijo que él había notado que la gente como que le tenía como miedo y eso estaban las monjas y eso decían que eso parecía que era como un atracador, pero era que no sabíamos que habían cambiado al padre, y era joven y como muy humanitario, yo no sé, como muy compasivo. Eso con ellos como es cada rato para acá y para allá.

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DE UN MOMENTO LE EMPEZO A DAR FIEBRE Y FRIODE UN MOMENTO LE EMPEZO A DAR FIEBRE Y FRIO

Mi esposo murió ya va para 8 años. Pero él fué muy alentado. Sino que de un momento a otro le empezó a dar fiebre y frío. Y eso lo llevamos al médico y llamamos una enfermera. Y eso me decían que como yo no le daba la droga era por eso. Y bueno, lo llevamos a la clínica. Allá estuvo como 10 días. Y allá estuvo con suero. Y los médicos se reunían, pero no le determinaban nada, ni qué había que hacerle. Entonces una noche, un día víspera de puente, fuimos con los hijos y todo, pero estaba un poco pálido y habló con todos, pero bien y nos decía el compañero que él había pasado como mala noche y al otro día dizque vino el médico y ordenó que se lo llevaran a cuidados intensivos. Y la hija se fué para allá y dijo que estaba con unos cauchos y un poco de cosas. Pero para mí tengo que cuando él llegó allá le dió como un paro cardiaco. Eso fué entrando nada más y en el certificado pusieron que murió de paro cardiaco respiratorio, pero no supimos al fín si fué de eso. Eso duró 20 dias enfermo. Una de las hijas fué la que estuvo por allá y le dijeron que había muerto y élla se vino a avisarme y eso lloraba y lloraba y yo pensé que la habían robado y me dijo que era que su papá había muerto.

IMAGENESIMAGENES

Ahora venga le muestro unas fotos y le leo unas cartas.

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Eso ahora se me está olvidando todo. Yo recitaba, ahora todo se me borra de la mente. Tengo que anotar todo.

Aquí fue del día que me casé, sino que se han perdido retratos. Esto es en Villa Javier y yo saqué con los padrinos , pero se velaron porque con esas máquinas tan maluquitas que había en ese tiempo. Y este fue con el regalo que nos mandó la señora María Carulla y el doctor. Esto fue el día del matrimonio y ¿si sabe qué quiere decir esto? La paz del hogar, la cruz del matrimonio y las argollas. 25 de agosto de 1944. Todavía tengo yo telegramas de ese día. La señora María Carulla era la hija de los Carulla, pero yo no he tenido tiempo de ir a verla.

Mire, esto fue el día del matrimonio. Cuando nos casamos la boda fue acá y la señora María Carulla y el doctor Vergara fueron los padrinos de matrimonio. Y por ahí tengo también fotos y otro doctor Bolivar con la señora por parte de él. Y eso el padre era muy querido. Ese fue el último matrimonio acá en la Capilla del Sagrario. Eso fue en el 44. Y eso doña María Carulla ayudaba muchísimo. Ella quería mucho al padre. Ah, y eso las señoras me hicieron despedida a mí, una despedida muy bonita.

Bueno, eso el Padre hizo mucho mucho por la obra. Bueno aquí fueron las bodas de plata. Eso fue con el padre Posada. Pero fue una maravilla: qué fiestononón. Qué no hicieron en Villa Javier. Eso fue con marcha hasta la iglesia y los del Guadalajara nos hicieron el almuerzo y todo.

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EL EN TODAS LAS CARTAS DE APOSTOLADOEL EN TODAS LAS CARTAS DE APOSTOLADO

Bueno, estas son cartas del padre. Yo estaba en Cali y nos envió esta. Vamos a leerla.

"Bogotá, septiembre 20 de 1943

Mis hijas de Cali. Dos palabras nada más porque urge la hora de llevar las cartas al correo. Entusiasmado con vuestros alientos de apostolado. Si fuera posible enviaros por correo algunas fanegadas de tierra para que pudiérais satisfacer los anhelos de esos padres y madres que desean confiaros la educación de sus hijas".

Era que aquí había bastante tierra y allá era muy escasa y por eso era que decía así. Es que había mucha gente que quería que la recibiera y él les decían que no se podía, porque no había campo.

¿Aquí qué dice?

"Quieres con Olga vaya Soledad como vosotras deseáis pues me parece de suma trascendencia la educación de esas jovencitas. Ojalá no resulte pequeña y ahogada la casa para tanta gente. La noticia de que quitarán de ahí los cafés me sirvió de mucho consuelo"

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Era que debajo había muchas cafeterías, pero nosotros teníamos un caserón grande. Toda la parte del segundo piso lo tomaron una familia ahí. Todo era para escuelas. Pero era grandísimo, como Villa Javier, era la parte de encima. Y en la parte de abajo había billares. Usted sabe que en Cali por toda parte todo era billares. Pero nosotros no teníamos nada que ver con eso , pero a él no le gustaba que hubiera eso cerca.

"Quiera Dios que me podáis comunicar la mejoría de Ema y que a Evelia le aprovechen las últimas medicinas. Pongo vuestros nombres para tener el gusto de escribirlos y saludarlos: Betulia, Matilde, Mercedes, Sofía. Os quiere y bendice vuestro padre José María Campoamor.

El en todas las cartas todo siempre del apostolado y el anhelo de estar adelante. Yo no sé si por aquí tengo otra.

LA PROPAGANDA LA PROPAGANDA

"Bogotá, febrero 21 de 1944

Mis hijas de Cali. Todavía saboreo la felicidad, el sentir y el buen espíritu de esa casa y ver el campo de apostolado que Dios os proporcionó. Recibo ahora carta de Betulia en que pide muestra de la propaganda que están ahora imprimiendo y también el cliché. Enviaré algunos ejemplares de la propaganda, pero el cliché lo

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tienen ahora ocupado imprimiendo novenas. No tengo tiempo para más. Os quiere y bendice vuestro padre José María Campoamor, S.J.

20.000 ejemplares cuestan $350, si quieren que les impriman aquí algunos ejemplares avisen cuanto antes."

Y esto fue lo que escribió la secretaria que había.

"Betulia: como el reverendo Padre estaba de afán no alcanzó a decirme lo que usted quiere que le diga acerca de las hojas de propaganda. Pues nosotros preguntamos y el contrato que hicieron aquí los padres fue de 20.000 hojas por $350. De más no hay cosa especial para contar, sino que mañana sale el Reverendo Padre para Santander y Caro Rosalbina Leal y tres manizaleñas pues está necesitándolas. Alcira Garcés.

Ah, sí ella está de religiosa también. Un día llegó a mi casa, pero elegantísima con su hábito de carmelita.

LA MUSICA DEL PADRELA MUSICA DEL PADRE

Ay, a mí se me olvidó presentarles, es una de mis hijas. Fanny. Sí, ella aprendió contaduría también. Todos mis hijos están bien. Son cinco.

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La mayor trabaja en Colmena, en la vicepresidencia de la superintendencia de crédito. Ella es secretaria. Ya tiene más de 10 años en Colmena. La segunda es liquidadora de sueldos en Paz de Río.

La hija mayor ha ganado premios en Colmena y la segunda también, Rosalba. Eso hacen unos coros y eso por allá en las fiestas las invitan para que amenicen. Eso lo heredaron del papá.

La tercera es ella, también estudió contaduría y la otra está trabajando en La Salle, ella ya es casada.

Y el menor es un muchacho que canta y fuera de eso trabaja y hace discos y todo eso. Primero, salsa, pero ahora es de todo. Y por allá fueron a México y después estuvieron en Estados Unidos con los Alfa 8 y eso a él le gusta mucho. Era que el papá tenía una voz muy linda. Le gustaba cantar.

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ISABEL CORREDORISABEL CORREDOR

CREO HABER HECHO ALGO, SICREO HABER HECHO ALGO, SI

ENTONCES AHI VINO LA AVERIGUACIONENTONCES AHI VINO LA AVERIGUACION

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Yo nací aquí en Bogotá. Soy hija única. Mi madre trabajaba en oficios varios. Vivíamos cerca del Voto Nacional.

Ingresé a la fundación del Círculo de Obreros el 9 de enero de 1933. Apenas había terminado la primaria en Bogotá.

Precisamente el viernes anterior, que era primer viernes, había salido con una compañerita mía de estudio, de ahí donde estudiábamos con las monjitas de la enseñanza, aquí en la séptima, y entonces llevábamos flores para la Capilla. Nosotras que veníamos llevando las flores y los carros alegóricos de Villa Javier que salen por la séptima. Y entonces ya de regreso para Villa Javier, nosotras nos fuimos detrás, a la carrera. Bueno, ví la representación bíblica de los Reyes. Nos esperamos a todo.

Entonces ahí vino la averiguación. Supimos que ahí en la sexta con sexta enseñaban a las niñas, no solamente, digamos, intelectual, como enseñan en las escuelas oficiales, sino tambien aprendíamos oficios. A mí me gustó y mi madre se entusiasmó y me trajo ahí a la carrera sexta con calle sexta.

Estuve externa hasta 1950. Entonces murió mi mamá y entré de interna a la obra.

UNA SORPRESA QUE NO SE ESPERABAUNA SORPRESA QUE NO SE ESPERABA

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Y ahí, cuando entré, nosotras teníamos que ir a misa de 6 y media todos los días, ahí a San Agustín y seguíamos ahí a Santa Ana y ahí nos daban el desayuno y seguían unas clases hasta las 9 y media. Despues ya eran oficios: aprendíamos a lavar, a planchar, a bordar, a zurcir ropas, a arreglar maticas, sembrar . Ahí había un jardín, casi dos jardines.

Fuera de eso, que nos cayó de nuevo, al final de mes nos daban unos centavos: cincuenta centavos me dieron a mí la primera vez. Era una sorpresa que no se esperaba.

Y ahí seguí más o menos en el tres y en el cuatro. Había también un almacencito. No ve que ahí se cocía y se vendían vestidos, algunas prendas femeninas. Si, de modo que también estuve ahí cosiendo.

ENSEÑAR A LAS MAS PEQUEÑASENSEÑAR A LAS MAS PEQUEÑAS

Y dentro de esos días me pasaron a enseñar a las niñas. Ahora, yo sí que resulté buena maestra. Seguramente tenía disposición, porque donde las monjitas me decían que le enseñara a las más pequeñas catecismo.

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Bueno, empecé reemplazando precisamente a la directora, Teodosia Sarmiento, porque ella estaba hablando para entrar a un convento y entonces tenía que salir y entonces las niñas por ahí quedaban a mí cuidado. Teodosia entró a un convento. Se llamaba de las Belemitas.

Y despues me dejaron enseñando ahí en la escuela y estuve hasta finales del 42.

DE LAS LETRAS A LOS MOLDESDE LAS LETRAS A LOS MOLDES

Y en el 42 me fuí a la imprenta del Círculo de Obreros. Ahí hacíamos el boletín. Además se imprimían los textos para las escuelas, que eran: geografía de Colombia, geografía universal, las hojitas de propaganda para la caja, las invitaciones para las fiestas, para los señores y las señoras, bueno, y recibíamos otros trabajos de los colegios, como boletines especiales. Entre ellos me acuerdo para el colegio Rosillo y para Junín. Al párroco le hacíamos su boletín también.

Nosotras hacíamos de todo. Levantábamos los moldes y después los imprimíamos en la maquinita. ¿Que quién nos enseñó a manejar la imprenta? Siempre la más antigua se encargaba de enseñar. Así se aprendía, de la más antigua a la más nueva, y así en adelante.

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DE LOS MOLDES A LAS CAJAS DE LOS MOLDES A LAS CAJAS

Yo me acomadaba en todos los oficios. En el 48 pasé a la Caja en la novena. Ahí estuve 4 años. De ahí me pasaron a Chapinero encargada de la caja. Eso fue en el 51. Luego estuve en la Avenida Jimenez, en el 52. Despues me pasaron a Manizales encargada de la sucursal. Es decir, de 1953 hasta mediados del 64. En el 64 me trajeron a Bogotá a preparar un grupo de cajeras.

Si, porque siempre veían que tenía como facilidad para enseñar. Ahí pusieron como unas doce niñas y estuve como otros cuatro años preparando personal.

En el 68 estuve un año escaso en Sogamoso, dirigendo la sucursal. Entregué balances y vine nuevamente a hacerme cargo aquí de la novena, de la caja en la novena.

DE VACACIONES EN LA COSTADE VACACIONES EN LA COSTA

Yo nunca había pedido vacaciones, o mejor dicho como no daban . Las que si tenían vacaciones eran las de Medellín. Pero entonces en el 72 siempre estaba cansada y le dije al padre Londoño (el padre Posada había muerto en octubre 4 de ese año) que me gustaría ir con la directora Isabel Caicedo de vacaciones .

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Y sí, el padre nos concedió.

Entonces nos fuimos a la Costa con Isabel Caycedo. Ella como era directora, ya conocía la Costa. Yo también había estado un poquito. En Cartagena estuvimos donde las hermanas de la Presentación. Nos atendieron muy bien, igualito a ellas. Y después pasamos a Pereira, donde las Marías. Y después a Cali. Allí estuvimos en Popayan. Tambien estuvimos en Armenia. Es decir, tuvimos dos meses de vacaciones.

Y cuando vine en el 72, el padre Londoño estaba que nos esperaba para que me hiciera cargo aquí de la casa María Teresa. Yo ya había vivido aquí desde diciembre de 1968, cuando regresé de Duitama, pero desde 1972 fue cuando nos empezamos a reunir las Marías en esta casa.

AL TRASLADO A DONDE FUERA AL TRASLADO A DONDE FUERA

El padre director era el que determinaba en dónde lo ubicaba a uno, de acuerdo con la directora general de la caja. Cuando estaba el Padre Campoamor, no había que decir no. Sino todo si. Al traslado a donde fuera, gústele o no le guste.

Ya al Padre Posada sí se le podía decir. Precisamente, cuando me pasó a Manizales me dijo que estaba indeciso. No hallaba si llevarme a Medellín o a Manizales. Yo de todos modos le dije que a Manizales entonces. Yo ya conocía porque habíamos tenido paseo al centenario. El padre Posada era muy prudente.

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Claro que... si, muy prudente, pero muy exacto. Pero hizo por seguir los mismos ideales del fundador.

El padre Campoamor infundía mucha confianza. El no perdía un momento. Siempre procuraba enseñarnos alguna cosa nueva. Y muchos ejemplos. Muchos casos como para escarmentar ¿no? Para la vida, si. Todas se escribían con el Padre Campoamor. Precisamente recién entré, exigían que cada ocho días se le escribiera al padre. Yo le escribía rara vez, pero entonces decía que yo tenía muy buena ortografía.

LA SEÑORITA VARGAS Y LAS MEDIANITASLA SEÑORITA VARGAS Y LAS MEDIANITAS

Por ahí conservo una poesía que me hizo el Padre Campoamor para la señorita Ana María, es decir, para que yo la dijera. Precisamente a las medianitas nos gustaba cuando las fiestas ayudarle a la señorita Vargas después de esos desayunos que eran para una multitud. Ayudarle a recoger la loza, lavarla.

Ella tambien era muy generosa y era cariñosa con nosotras. Nos daba nueves. Y aquí, como esta era la casa de ella ¿no? De aquí llevaba dulce de brevas. Brevas de aquí. Y nos daba pan y queso. Es decir, a las medianitas, en cierto modo, era más cariñosa con nosotras que con las mayores.

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La señorita Ana María González estaba desde antes, muchos años, por ahí como en el año 15 o 16 que el padre Campoamor le dió las llaves de la casa. Ella de cierto modo manejaba la casa, aunque ahí había una María encargada también. Ellas dos se entendían muy bien.

Pues la señorita María Teresa, ella en Santa Teresa y si no aquí en su casa y no, no muy frecuente, no. Si se entendían muy bien ellas.

SI, TENIAMOS BASTANTES FIESTASSI, TENIAMOS BASTANTES FIESTAS

Pues creí que era lo mejor, siempre. Estar aquí. No pensé en otra cosa, aunque hubiera podido. Si. Casarse no era prohibido. Antes lo fomentaban. Pero yo no. Pues no había vacaciones, pero sí teníamos paseos, que eran muy buenos. No digamos muchos paseos, no. Pero si había.

Y luego las fiestas: había la fiesta de reyes, que la preparaban con mucho tiempo. Después era el santo del padre Campoamor, el día de San José. Para la semana santa había un poco de preparación, para la semana santa: habían cuadros bíblicos. Para el mes de mayo: muchas recitaciones, cantos. Despues venía el santo de la señorita Ana María, que todos lo celebrábamos, y especialemente las de la sexta. Seguía el cumpleaños de la señorita María Teresa. La fiesta de la madre, que eso la celebraban en Villa Javier, especialmente las señoras que

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habían tenido niño durante el año eran muy agazajadas y tenían regalos especiales. La fiesta de las misiones, era en octubre, si, teníamos bastantes fiestas.

NI BORRACHOS, NI GALLINASNI BORRACHOS, NI GALLINAS

Casi todas las fiestas eran en el barrio Villa Javier, si, todo era allá, casi. Ah, eso si, mejor dicho ese era un barrio muy controlado por el mismo padre. Allá no podían....Uno que se emborrachara lo sacaban. Tampoco que los animales, las gallinas, o eso, estuvieran fuera de la casa. Si alguno encontraban por ahí, decía el padre que para el restaurante. Pero a los ocho días se lo pagaban al dueño o la dueña.

Y sobre todo el aseo para el barrio. El mismo padre para el día de reyes, desde tempreno estaba revisando todas las calles, todas las aceras y le gustaban los adornos, pero con gusto, que no fueran charros.

Los habitantes generalmente eran de las Marías, que habían formado su hogar. A las parejas que se casaban algún auxilio les daban, si.

Pero yo no conocía muy bien por dentro el barrio. Bueno, en cierto, modo nosotras eramos prohibidas de estar visitando las casas. Si, las Marías, no. Si hacíamos

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una visita era como de contrabando. Especialmente, cuando estuvo el padre Campoamor

Ya eso cambió con el padre Posada. Si, ya las costumbres...Luego cancelaron la reja, y eso les afectaba más a los de allá. Eso fue muy discutido, claro. Pero eso no fue lo malo. Lo peor fué esa cuestión de arriba, que abrieron un muro para comunicar con los barrios de allá. Ahí sí dicen que fue lo peor. No con el 20 de Julio, sino con los del lado de arriba, pues se les entraron mucho los ladrones. Eso fué como en el 50 o 52.

Pero yo no iba mucho allí. Había una señora modista, y ahí íbamos. No más.

CREO HABER HECHO ALGO, SICREO HABER HECHO ALGO, SI

Si, como me gusta leer (leo el Tiempo que es el que llega aquí) , pues me entero de lo que ha llegado a ser la Caja Social. Si, yo creo haber hecho algo, sí.

También veo televisión, y me gusta. Si, antes ahora me ha tocado acostarme temprano por la gripa, si, si. Si fué que me puse afónica hace unos quince días.

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OFELIA SALAZAR OFELIA SALAZAR

LA SAZON Y LA VIDA LA SAZON Y LA VIDA

COMO QUIEN DICE EN UN ORFANATOCOMO QUIEN DICE EN UN ORFANATO

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Yo nací el 20 de enero de 1920. Mi papá se llamaba Ramón Elías Salazar Orozco. Mi mamá, Carmen Bernal. Mi abuela: Rosa Bernal. Eramos ocho hermanos, cuatro hombres y cuatro mujeres. Pero de los ocho apenas vivimos tres: la hermana mayor, el hermano menor y mi persona.

Vivíamos de las rentas de mi mamá. Pues mi mamá era la que sostenía el hogar. Mi mamá cosía. Era modista. Pero también tenía cuatro casas en Manizales. Primero murió mi mamá, el 29 de diciembre de 1933, y ya mucho después mi papá. Mis hermanas mayores, ellas sí heredaron todo, pero yo si no. Yo ni porque me decían que le pusiera demanda a mi papá. Yo no. Ultimamente él tenía una tiendita.

Yo estaba entonces en primaria. Pero mamá murió en el 33 y en el 34 nos internaron. Mi papá. Como quien dice en un orfanato nos metieron allá a mi hermana y a mí en la casa de la Sagrada Familia como pensionadas. Con dos pesos pagaban. Mi hermana se salió al año.

En la Casa de la Sagrada Familia aprendí más que todo obras manuales, a hacer lobillo, punto de cruz, croché, malla, tejido de dos agujas. Allá llamaban a las hermanas de la Valvanera, porque la iglesia que tienen es de la Virgen de Valvanera. Cuando ese entonces habíamos sesenta niñas allá. Ya después no recibieron niñas.

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LA HORA DEL PADRE CAMPOAMOR Y LAS MEDIAS DE ESCOCIALA HORA DEL PADRE CAMPOAMOR Y LAS MEDIAS DE ESCOCIA

Yo me quedé en el Convento hasta que llegó la hora del padre Campoamor. Eso fue el 13 de mayo de 1941. El fué allá a esa Casa y allá me entré. Pues cuando eso los gastos los tenía que dar uno mismo, no era que lo fueran a recomendar a uno, sino que si uno quería y que uno tuviera vocación y uno hablaba con el padre y él enseguida lo recibía. Pues llegó la hora. Después de mí entraron otras dos. Y la primera que me entusiasmé fuí yo. Tanto que yo era como muy vanidosa y entonces para una fiesta del Sagrado Corazón había una procesión muy solemne y entonces les decía la Madre a las niñas:

- Ofelia con lo orgullosa que lloraba porque se le cambiaban las medias de seda que el papá le traía. Se las cambiaban por de Escocia. Y ella lloraba por eso, tan orgullosa, al lado de una vela, por no ponerse esas medias y ahora se va a ir a ponerse alpargates y sin medias y hasta va a usar pañolón.

Entonces yo decía, esas me las trajo mi papá y que por qué me las van a cambiar. Mi papá me visitaba siempre.

LA LETRA ESPAÑOLA, DESYERBAR Y COSERLA LETRA ESPAÑOLA, DESYERBAR Y COSER

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Entré pues como de 20 años. Me pusieron desde el primer momento en la Caja de Ahorros. Y fue por el hecho de la letra no más, porque ni siquiera se dió cuenta el padre que tuviera buena ortografía, ni nada. Claro que algo le exigían a uno que supiera leer, escribir y las cuatro operaciones: con eso lo recibían a uno allá en Manizales al principio. Entonces por la mera letra el padre me puso en la Caja de Ahorros.

A él le gustaba la letra mía, decía que tenía letra española. Pero mentiras porque yo no he ido a España. Claro que ahora con esta mano, ya no.

Recibía consignaciones como cajera. En ese entonces uno mismo recibía la consignación y uno mismo la pasaba al libro. No era como ahora que recibe uno y otro la pasa al libro. Uno mismo hacía toda la vuelta completa: atendía al cliente y enseguida pasaba la cuenta al libro y después la pasaba otra vez al cliente.

En Manizales no alcancé a estar un año, porque a mitad de año me trajeron aquí a Bogotá. Con el mismo padre Campoamor me vine de Manizales.

En Bogotá, uno tenía que pasar por la granja de Santa Teresa. Yo llegué y apenas estuve ocho días me sacaron a la huerta a desortigar y a desyebar el jardín.

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Despues como sabía yo el ovillo, la superiora se dió cuenta y me puso a marcar un poco de sábanas y de toallas y colchas de allá de la casa. Y allá estuve ocho días.

Y EL DEMONIO MOVIDO DE ODIOY EL DEMONIO MOVIDO DE ODIO

En esos días eran sabatinas en la Escuela de Villa Javier y faltó una María, y me sacaron a mí de la casa de formación, la Casa de Santa Teresa, y me bajaron a mí para que reemplazara a la maestra que había faltado. En el afán yo no les alcancé ni aprender los nombres a los chinos que presentaban los examenes de medio año. Y yo que entro y empiezan los niños en coro, como en repetición, a contar la historia sagrada:

- "En el principio creó Dios el cielo y la tierra...".

Y yo toda azarada sin saber ni los nombres. Luego del coro, yo debía examinar uno por uno, a cada uno con una pregunta, y ellos con su respuesta del catecismo. Claro que ellos ya estaban preparados. Cada cual se sabía su respuesta. Y uno lo que debía hacer era irles preguntando. Entonces llegaba la pregunta a un muchachito, y yo por darle la iniciativa, debía decirle, me acuerdo patentemente:

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- Y el demonio movido de odio, ¿qué hizo?.

Pero en lugar de decirle eso, yo toda azarada, dije:

- ¡Sigue el demonio!

Y eso fué unas risotadas y todo. Y entonces ahí mismo dijo el padre Campoamor:

- No, es que ella está un poquito nerviosa, pero, ella está bien preparada.

Y que yo no sé qué. Y me disculpó ahí. Porque yo del susto pues de aposta ahí todo el mundo pendiente a ver cuál era el demonio y precisamente el muchacho que debía responder era un negrito ahí todo feo, y yo de aposta decirle:

- ¡Sigue el demonio!.

Entonces sí que no se me olvidó nunca el nombre del muchachito. Se llamaba Punano Márquez.

Y ENTONCES ME FUIY ENTONCES ME FUI

En la Escuela apenas estuve de reemplazo en esa sabatina. Después otra vez me trajeron aquí a la novena, a la Caja y después me llevaron a San José, a las

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Nieves. Ya allá le dije al padre que no me amañaba mucho en la Caja, que me cambiara, que yo quería oficios de la casa más bien. El dijo:

- No: te necesito es en la caja.

Y entonces al fin el Padre Campoamor me cambió y me llevó para Cali. Eso fue en el 43. Me amañé, pero muchísimo.

Y en el 51 me salí. Pues porque le dije al padre - cuando eso ya era el Padre Posada- que me cambiara y no me quizo cambiar. Entonces, le dije al padre que yo no quería ver esas filas tan largas, esas colas esperando, que yo me azaraba mucho cuando estaban esas colas esperando para recibirles la consignación, que me pasara más bien a los oficios de la casa . Dijo:

- No : te necesito es ahí.

Y entonces yo me llené, sí, de soberbia y salí y me fuí.

MIS REINASMIS REINAS

El padre Campoamor era muy comprensivo. Pero también conforme lo ponderaba a uno, tambien lo aplastaba en algún momento, cuando uno hacía cosas que no debía. Por ejemplo él decía:

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- Puede ser la María más buena y entre más buena sea y más cualidades tenga con cualquier cosa que esté haciendo que no sea del reglamento pa' fuera.

Era muy estricto en eso.

Su muerte me tomó en Cali. Lo sentimos mucho. El nos quería mucho a todas y nos trataba como a hijas y era:

- Mis reinas por aquí y mis reinas por acá.

Que tú eres una reina. Pero conforme lo elevava a uno, lo apachurraba. A mi por fortuna no. Críticas sí, pero así de fuerte, no. Más bien con el padre Posada, sí, con el padre Campoamor no.

¿Las diferencias entre los dos? De la noche a la mañana, pues en el trato, porque el padre Campoamor nos trataba como un papá. Claro que el padre Posada tambien era muy cariñoso y todo, pero igual al padre Campoamor, si no. El nos trataba como hijas, pues estas hijas mías y tal cosa y estas reinas. Eso sí, pero muy rígido, muy rígido por cualquier cosa.

El padre Campoamor decía que de la Caja para adentro sus mismas Marias hacían de gerentes y subgerentes. No había hombres adentro. Decía que no entraran hombres del puesto para adentro, como quien dice a administrar, que

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sus Marias desempeñaban todo. Ya después de que él murió sí, los que quedaron todos ya resolvieron poner empleadas y particulares y entrar gerentes.

LAS CARTAS SOBRE LA MESALAS CARTAS SOBRE LA MESA

¿Que si era dura la vida en las Marías? A mí no me parece, claro que el reglamento, pero aquí pues me adapté a las superioras y todo. No, pues con todas la iba, pues la superiora en Cali, muy condescendiente era Ermencia Guerrero, una Marina López , en Cali, y Mercedes Roa una que esta ahora de religiosa, está por allá en Caracas, con Marujita Cifuentes y con Merceditas Benítez, muy buenas, muy comprensivas. Yo recibía por ejemplo unas carta o cualquier bobada de alguno de los novios y yo no abría la carta hasta que no la viera la superiora y ella me decía:

- Léalas . No, bien pueda, ábralas.

Y yo no la abría y se la devolvía, pero siempre, pues como dicen, por observar el reglamento.

Yo todavía me acuerdo del modo de ser, del reglamento:

- "Como una señal del círculo de obreros y con el nombre de Marías, nos reunimos las obreras que deseamos educarnos con perfecto espíritu cristano,

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mediante la práctica de las tres virtudes fundamentales: pobreza, castidad y obediencia. No hacemos votos de ninguna clase y estamos en completa libertad de salirnos de éste grupo o institución en el momento en que queramos, así como tambien están en completa libertad de hacernos salir nuestras superioras cuando a su juicio no nos acomodemos al espíritu de esta institución. Algunas de nosotras entrarán en diferentes comunidades, otras se casarán, otras querrán trabajar fuera por su cuenta y otras perseverarán firmes en el grupo de Marías para llevar adelante su fecundo apostolado."

Todavía me lo sé porque lo teníamos que saber, porque de pronto estábamos y le íban a dar una queja al padre y ese día nos ponían junto a él, pues, como quien dice, en la mesa, y cuando le íban a poner alguna queja de uno entonces el padre empezaba preguntando el modo de ser sobre lo que le fueran a decir y entonces uno tenía que sabérselo y yo me lo aprendí de memoria casi y todavía me acuerdo.

DONDE LAS MARIAS Y DONDE LAS MONJAS DONDE LAS MARIAS Y DONDE LAS MONJAS

Yo me salí del Círculo allá de Cali y me fuí otra vez donde las monjas en Manizales. Cuando eso fue la primera Feria de Manizales. Pues allá era donde las Monjas era como mi casa materna, allá yo salía y salía y estando allá donde las monjas me dejaron trabajar en un almacén allá en Manizales y allá comía y dormía ahí donde

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las monjas. Era el almacén Chizga, una sucursal del España. Trabajé de cajera, con otras dos compañeras que tambien se habían metido de Marias y se habían salido.

Yo no he tenido como estabilidad. La hermana mayor que había entrado conmigo se había salido al año de haber entrado al internado. Ella se casó. Siempre la fui bien con ella. No con la pura mayor, que este año y este mismo día cumple 75 años. Eso hace que estoy yo, pues, por ahí. Pues yo siempre iba allá y me quedaba bastante donde ella. En cambio donde la mayor mayor casi no, y no me ha gustado vivir con la familia, me ha gustado más bien vivir independiente.

Mi papá iba a visitarme a donde las monjas. El murió en el 61 por ahí hice la cuenta qué día y ya se me olvidó.

Y como esas hermanas de la Casa de la Sagrada Familia manejaban los hospitales, las casas curales, los palacios, al salir de Cali de la Caja yo me lo pasaba de una casa en otra, por mucho seis meses en una parte y seis en otra. Yo llegaba adonde era tierra caliente y me dedicaba a ayudarles a lavar, y siempre en la cocina porque toda la vida me gustó la cocina.

Si, con ser que yo he sido caprichosa y pues andariega, que no paro en ninguna parte, pero sin embargo toda mi vida, pues, he vivido donde las Monjas y donde las Marías , donde las Marías y donde las Monjas.

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¿Meterme a la comunidad? No. Nunca toda la vida metida bajo la falda de las monjas, pero nunca me gustó seguir ninguna carrera religiosa, toda la vida me gustó el matrimonio pero con mucho temor.

DONDE LAS MONJAS Y DONDE LAS MARIASDONDE LAS MONJAS Y DONDE LAS MARIAS

Y he vivido, pues, donde las monjas, donde me crié, paseando en una parte y en otra, y donde las Marias visitándolas yo siempre los últimos de mes. Yo iba y les ayudaba a hacer cuentas. Cuando eso eran las cuentas cada semestre. Había que hacer descomposición de cuentas que llamaban. Comenzaba uno a sumar libros hasta de quinientas cuentas. Eso era muy trabajoso, pero se volvía una rutina. Le tocaba a uno pasar y pasar un libro de quinientas cuentas, a buscar todas las de cinco centavos a un peso y después de un peso a quinientos. Y así. Eso era descomposición de cuentas.

También las visitaba en los diciembres. Les ayudaba a hacer la natilla. Una vez trabajé en Manizales durante un año apuntando la liga de la misa cotidiana donde las madres de la Presentación . Pero ahí al frente quedaban las Marías. Y me sacaron de ese trabajo porque aposta ese 24 no atendí a la liga de la misa, por irme a darles gusto a las Marias a ayudarles a hacer la nochebuena.

DAMA DE COMPAÑIADAMA DE COMPAÑIA

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Como yo me amañaba tanto ahí en Cali, pues volví ya de cuenta mía y estuve trabajando cerca de tres años como dama de compañía con un suizo. Era un señor un poquito enfermo, Freddy Schmidt, y yo tenía que estar pendiente de todo lo de él y ayudarlo a entrar al baño y organizarle sus cosas, con otra interna que veía por la casa.

Ya luego vinieron un hijo y una hija por él y se lo llevaron para Suiza y me dejaron un poco de cosas ahí. Cosas de la casa, ropa, hasta cama. Pero como yo mantenía pa' arriba y pa' abajo yo recibí eso y eso lo regalé.

LA COSTA Y LAS PESADILLAS LA COSTA Y LAS PESADILLAS

Entonces me fui a la costa. A conocer y a pasear. Pues cuando fundaron en la costa una casa de las hermanas, yo le dije a un padre y entonces el padre me dijo que yo criada con ellas y todo, que porqué no me mandaban con ellas, que yo me iba con ellas, y que yo me encargaba como quien dice de atender la cocina y los oficios de la casa, y porque ellas iban para allá, pues fuimos a santa Catalina y entonces que yo me encargaba de eso y me llevaron con ellos allá tres semanas.

Allá estuve ocho meses.

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Me fuí directamente a Cartagena, a un pueblito: Santa Catalina Allá me aburrí porque tenía que estarse uno hasta media noche que era cuando llegaba la luz para planchar. ¡ A esa hora!

Luego estuve en Cartagena, Barranquilla y Santa Marta.

A la costa yo llegué con unos nervios tremendos. Porque yo he sido paseadora y todo, pero nerviosa y muy pesimista y cuando yo llegué pues en avión que nos fuimos, cuando yo estaba pues antes de aterrizar el avión por encima, ya para aterrizar, y yo veía todo eso como que yo ya eso lo había visto como en sueños, esas murallas y esas iglesias y todo y me cojió unos nervios que era que me iba a pasar alguna cosa, y no pensé en algo bueno, sino en alguna cosa maluca y allá pues no fuí al cerro de San Felipe, ni a ninguna parte porque me parecía que cuando yo fuera a ese cerro que se derrumbaba.

Y de allí me vine un tiempo para Medellín donde la hermana.

SOBRE EL SER ANDARIEGOSOBRE EL SER ANDARIEGO

Soy pesimista, yo no se...Actualmente ya me estoy volviendo por ahi alrededor de unos cinco años que estoy dejando de ser tan boba.

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Pues, como me decía mi hermana:

- Pero esta tan nerviosa y todo y ande por aquí y ande por allí .

Me decía que cómo eran esos nervios y andar y andar y andar. Y dicen pues que según como haya sido el embarazo de la mamá de uno, que así que es uno. Mi mamá dicen que cuando estaba en embarazo mío que vino a Buenaventura, a Valle y entonces yo salí.

Eso pues así cuentan así en broma, pues que es que por eso que según como sea el embarazo de la mamá de uno. Y a mi mamá es que le dió por andar. Y yo le comento eso a mi hermana y dice:

- ¡Pero esta tonta tambien parece boba! Eso es que vos sos así ya, pero no es porque tengas herencia, entonces yo tambien fuera así.

LA SAZON Y LA VIDALA SAZON Y LA VIDA

Todavía cocino más o menos, pero ya mi hermano me dice:

- No, eso cocinabas bien en un tiempo, pero ya perdiste hasta la sazón.

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¿Buenavida? No, yo sí, no por nada pero no digo trabajo un año para pasear un mes de vacaciones. No. Yo digo: trabajo un mes para conseguir el pasaje e irme a pasear a algún lado. Pues yo me iba para esos palacios y me metía era a la cocina pa' comer bueno. Ese era el sistema mío, pero ya...

SACADA DE LA IGLESIA O NADA SACADA DE LA IGLESIA O NADA

Nunca me casé, pero tuve pretendientes, como cuatro con palabra de matrimonio. Sí y muy buenos pretendientes, no por nada. ¿Que por qué no me casé? Porque como todos, con respeto a usted, pero como todos quieren primero la pruebita de amor y yo no nací para eso. Todos los cuatro, a la hora de la verdad, como dicen a la hora del te, nada.

Dije yo después:

- Sacada de la iglesia o nada.

Porque cualquiera pues por ejemplo me empezaba a galantear y apenas estaba en mucho galanteo, yo ya pensaba mal. Por ejemplo, me invitaban a cine y iba a cine con él, pues con algún novio y conque medio tratara de rozarme o de echarme el humo del cigarrillo por aquí en las orejas, ya con eso me salía del

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teatro y los dejaba allá metidos. Ni que me rozaran la mano siquiera. Ibamos al cine, a tomar un helado, pero nunca a metederos.

Tal vez fue porque allá donde me crié nos enseñaban que no, nada, y uno se cría con esa sicosis de que todo es pecado y mentiras.

Pero tampoco es así, porque yo tengo muchas compañeras y no son como yo. Yo le preguntaba al padre Arturo Campo Arango que por qué sería que yo era así, y él me decía:

- No, pues eso es instinto suyo, porque fulana y perana no son así.

Claro que ahora uno dice que si no hubiera creído tanto en esas cosas, esto estaría bien bueno.

Pero no, pues bueno ha estado gracias a Dios: viva la libertad, como dicen.

USTED NO DESMERECEUSTED NO DESMERECE

Luego, una voluntaria del Círculo de Obreros de Cali, de apellido Llorente, que me conoció en la Caja de Ahorros me recomendó para trabajar como acudiente o institutriz de un hijo de un español , José Luis M. , que trabajaba como visitador médico de una empresa. Había enviudado y el hijo tenía cinco años.

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El viajaba mucho a Buenaventura, a Tuluá, a todas partes, y entonces yo permanecía casi siempre sola con el chico allá en la casa, las tias de él me decían, pues que no que yo no desmerecía nada nada, para, pues como quien dice, formar el hogar ahí con él. Me decían:

- Vea, si algún día José Luis le propone matrimonio, dígale que sí, pero por la iglesia.

Y me decían que yo no desmerecía nada ante él. Porque yo también he sido sicosiada: me parecía como que yo no era digna de una persona así.

Pero en ese entonces, ya estando allá yo tenía otro novio. El iba allá y yo salía a comprar cualquier cosa que necesitaba, con él y el español a veces llegaba y me encontraba ahí en al puerta con él y me decía :

- ¿Por qué no sube al apartamento con él y hace la visita allí?.

Pero no. Yo respetaba mucho, y entonces me decía:

- ¡Cómo es eso! Oigo de amores suyos con fulano de tal.

Y dije:

- Yo no. El y yo es como si fuera un familiar, como si fuera un tío mío, como sobrina y tío.

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Y dijo:

- ¡Cómo es eso!- con esas carcajadas que sueltan los españoles - ¡Cómo es eso! Usted allá en la calle con Alberto y yo necesitando hogar aquí en mi propia casa, tanto usted y el niño.

Y yo le decía:

- No don José Luis, usted como patrón toda una vida, pero más , nada.

Y parecía que ya me iba a decir. Pero no hacía más que insinuar. El me insistía mucho, que tal cosa y que tal otra. Pues como quien dice: que formáramos un hogar. Y nos sentábamos, por ejemplo por las noches, me sentaba yo en medio, el chico allá y yo acá, y él acá, en medio de los dos y ahí como si fuéramos, pues, como si yo fuera directamente la esposa, si. Y él no me presentaba como que era el ama de llaves de la casa, sino que la institutríz del niño y me tocaba ir al colegio a ver todo lo del mucharejo.

SI LLAMA UNA VOZ FEMENINASI LLAMA UNA VOZ FEMENINA

Al final, él se casó. Y a lo último me pedía consentimiento a mí como si yo fuera la mamá de él. A él nunca lo llamaba nadie , ni nada. Y una vez me dijo:

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- Ofelia: de hoy en adelante no extrañe que me llame - como si yo tuviera algo que ver, como dándome celos- , de hoy en adelante me ha de llamar una voz femenina, pues me ha de llamar acá a la casa - lo que nunca pues - y si yo salgo, por ejemplo, que me llame y cuelgo el teléfono y salgo y me voy, no extrañe.

Me va diciendo así. Y le dije :

- No, don Jose Luis si usted está en su casa y yo no tengo que ver nada.

Pero entonces él me tomaba consentimiento, como si yo fuera, pues...

Se casó él estando yo allá. Se fueron a luna de miel y yo me quedé ahí con el chico. Y hasta él compró una casa muy, pues, como muy. El le decía al que iba a arreglar que no me dijera a mí que allá había tal cosa o que habían ratas o algo en esa casa, porque despues yo no me iba para allá.

Y sin embargo, yo esperé que viniera. Cuando vino del matrimonio yo estaba allá, pero al poquito tiempo me salí porque ella empezó como a racionarme.

Y entonces me dije:

- Yo, noooo, lo que no me racionó don Jose Luis me vienen a racionar ahora, no.

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Actualmente el muchacho y el español están por Estados Unidos. Y como que no la fué con la señora esa con la que se casó.

ANCIANATO Y ANCIANATO Y ANCIANATOANCIANATO Y ANCIANATO Y ANCIANATO

De ahí me fui de nuevo para donde las monjas de Manizales. Y de ahí volví después a Cali.

Ahora lo que yo busco y quiero es ancianato y ancianato y ancianato. Ya una vez estuve en el ancianato, tambien allá en Cali, en el ancianato de las hermanitas, de las francesas. Como cuatro años.

Entregué mis manos para trabajar mientras cumplía la edad de quedar asilada y cuando cumplí la edad de quedar asilada me dijeron:

- Pa' fuera Ofelia.

No, pues como yo me gloriaba diciendo que estaba muy bueno, y todos esos periodistas creían que estaba era pensionada y yo me gloriaba mostrándoles la pieza y diciéndoles cómo vivía yo allá y todo. Y a mí me entregaron el oficio de tres personas, lo que hacían tres personas me quedé haciendolo yo sola allá, atendiendo la ropería de 75 viejitos. Pero pues a mi me la entregaban ya lista, únicamente para hacer los paqueticos semanalmente dos veces: miercoles y sábado. Los miercoles con toalla y los sábados con piyama y en todo caso pues me tocaba llevarle la ropa a la pieza a cada viejito y tenía que darme cuenta qué

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talla eran los viejitos y todo pa' poderles llevar sus medias y su ropa interior y todo. Les llevaba de una sección que era, pues, interiores, medias y camisa y camiseta y de otra sección la ropa de paño, zapatos, corbata y vestidos. A mí me tocaba esa sección y eso lo hacían tres, y yo me quedé haciendolo sola y cuando ya cumplí la edad de estar asilada: que no, que no era de estar en el ancianato.

OFELIA SALAZAR A LA PORTERIAOFELIA SALAZAR A LA PORTERIA

Y salía, allá la salida era martes y viernes. Y yo salía martes, viernes, sábado y domingo. Y esas viejitas todas celosas:

- Esas que salen a diario es que tienen marido por fuera.

Y les daba pues, mucha envidia y en ese entonces tenía amigos que me iban a visitar allá, y entonces apenas anunciaban :

- Ofelia Salazar, a la portería.

Esas viejitas allá en el balcón mirando y como a todo el frente quedaba un teatro, y la monja me había dicho:

- No, tranquila que puede salir.

Entonces yo a mucho honor, decía:

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- Tengo permiso de la madre y ella sabe con quién salgo y quién es el que viene.

Ah, yo si he sido franca y grosera, yo les iba contestando, ah, por algo el que las usa las imagina, y decía:

- Será que ustedes tambien eran así.

Y entonces me fueron cogiendo envidia las mismas viejitas.

Y entonces al fín me salieron. Me salieron en el año internacional del anciano, cuando propiamente ya podía quedar, dijeron que Ofelia no tiene necesidad de estar aquí.

Me dió duro, pues, me mandaron pa' afuera pero entonces yo dije que yo no me iba, pues, teniendo para donde ir, yo dije pues:

- Yo no tengo actualmente para donde irme de aquí, de modo que me tienen que dejar aquí hasta que consiga para donde irme.

Y me dejaron tres meses las cosas allá. Y yo iba y me vestía y me cambiaba allá como si fuera que estuviera trabajando al día y me iba para donde mis amistades. Y he sido muy vuelteadora pues, vuelteando, pero eso sí siempre con - ¿como es? - con cautela, pues manejándome bien gracias a Dios.

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SI VOLVIERA A NACERSI VOLVIERA A NACER

Si, con la ayuda de Dios, siempre he podido. Me ha dado fortaleza para manejarme como es debido. Claro que si yo, como dice, volviera a nacer, pues dejaría todo ese pesimismo, aunque ya lo he dejado mucho y sería como dice mi hermana, que ella es testigo de Jehová, la que está cumpliendo años hoy:

- Quien no quema no muere, que vive eternamente.

Y yo me he acusado que he creído más en la reencarnación que en el fín del mundo. Y entonces me dicen que si no me sé el credo, que rece el credo a ver. Pues de tanto que hablan y dicen que yo estoy creyendo más en la reencarnación. Por ejemplo, en Cali pusieron un aviso que necesitaban una dama de compañía y la dama de compañía era para un señor y un perrita. Y yo fuí allá a ver, y entonces me dice ese señor que si yo quería a los animales. Y entonces me dice:

- Es que yo tengo acá una perrita, que es mi abuela que reencarnó en ella.

Y con ese dicho salí yo, y le dije:

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- No, le agradezco mucho pero no me interesa.

ES QUE SOBO MAS DE LA CUENTAES QUE SOBO MAS DE LA CUENTA

Claro que a mí me gustaba colocarme, pero donde fuera como quien dice un matrimonio. Pues yo sé hacer las cosas, pero soy muy lenta para hacer. Lo único que soy ligera es pa' comer y hablar, pero de resto soy más bien lenta para hacer el oficio. Y dicen que sobo más de la cuenta.

Eso me decía la doctora Lucrecia en esta Casa de las Marías, cuando estuve aquí unos días en 1985. Ella se ponía a verme que barría y barría, sobaba y sobaba y decía:

- No lo que yo he notado en usted es que soba más de la cuenta, no , no.

En ese entonces reemplacé a una monjita que venía o viene aún todavía aquí, la hermana Ligia, y me dejaron a mí reemplazándola, haciendo los aseos. No, y me daba a mí el medio día y sin ir a limpiar por allá adentro y entonces me dice:

- No, Ofelia, es que usted soba más de la cuenta.

EL PEZ Y LA MANO EL PEZ Y LA MANO

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Ahora vivía en Cali como en cuatro partes. Estoy unos días donde una amiga y después donde otra. Y ahora último vivía con particulares que no habían sido ni Marias, ni del convento donde me crié. Unos huilenses. Allí estaba como de posada, en esa familia huilense. Les ayudaba en la comida. Y allá fue donde me enfermé el 24 de septiembre . Lavaba un pescado y me cogió en la mano un brote. Me empezaron unas veticas y entonces ya despues yo entregué el pescado a que lo lavaran y lo lavaron , lo prepararon, nos los comimos y a nadie le pasó nada y yo al tercer día ya tenía una veta amarilla acá en esta mano.

Allá lo primero que dijeron en el hospital de Cali fué que me tenían que cortar la mano. Y yo dije:

- No, si me van a cortar la mano, pecado mortal será, pero que me corten la vida de una vez.

Porque yo no me dejo cortar la mano. Y primero por el milagroso de Buga y despues por la ciencia, pues, me la salvaron, aunque todavía falla.

REINA UNA VEZ MASREINA UNA VEZ MAS

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Pues sí. Ahí y de allá yo mandé a contar que estaba enferma y entonces sor Helena mandó que me trajeran para acá, a la casa de María Teresa, pero yo pues de orgullosa siempre no me quise venir a tiempo, cuando ella mandó que me viniera.

Eso fué el 24 de septiembre y me vine para acá el 10 de noviembre, y eso hace que estoy aquí, pues, en fisioterapia, que me mandaron despues de que me abrieron toda la vena.

Ahora ya puedo mover los dos dedos. Con los otros tres no puedo sostener nada, ni siquiera la ropa, pero ya con estos dos doy puntadas y desgrano.

Aquí pues tengo muchas amigas. Ultimamente ya puedo subirme a una buseta. Ya me hicieron la terapia, y ahora como quien dice está de mi mano hacer los ejercicios. Estoy pegada de don Ezequiel Moreno, que como él es sanador .

Todos estos gastos corren por cuenta de la Caja. Yo no he tenido que gastar cinco centavos en esto. Todo me lo dan aquí. Ahorita he ahorrado porque me dan como quien dice una pensioncita: 23 mil pesos mensuales y eso lo tengo ahorrado actualmente. Por eso es que estoy insistiendo a ver si me dejan acá. Primero porque aquí tengo todo pues, y estando por allá - hum - 23 mil pesos, si pago la comida no pago la pieza.

Pues aquí estoy ahora sí como nos decía el padre: como reina, pues.

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EMPERATRIZ SIERRA SUPATEVEEMPERATRIZ SIERRA SUPATEVE

SI YO NO HUBIERA ENTRADO A LAS MARIAS A LO MEJOR ME HUBIERA CASADO SI YO NO HUBIERA ENTRADO A LAS MARIAS A LO MEJOR ME HUBIERA CASADO

ERAMOS UNA FAMILIA MUY BONITAERAMOS UNA FAMILIA MUY BONITA

Yo soy de Sogamoso. Nací el 30 de agosto en el año 28 y entré a la obra en el año de 1948. Mi papá se llamaba Lucas Sierra Orduz, mi mamá se llamaba Julia Supateve Rodríguez. Los dos eran nacidos en Sogomoso.

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El era agricultor de sembrados, pero tenía una finquita propia en la vereda Pantanito, que hoy día se llama Chapinero y parece un barrio. Luego le daban a partir fincas y él sembraba maíz, cebada, haba y fríjol. Fuimos cuatro hijos: dos hombres y dos mujeres. Hay un hermano muerto. Un hermano era el mayor, él existe, luego otro que era el de los Llanos que murió hace cinco años, luego seguía yo y luego la menor. Mi madre atendía los oficios del hogar. Nosotros ayudábamos a los sembrados pero cuando estudiábamos entonces era menos.

Mi padre también llevaba mercancía a vender a los pueblos, a los Llanos. En ese tiempo le tocaba en mula porque no había transporte todavía. El llevaba telas y mercados, para vender por allá. Duraba más o menos un mes haciendo correrías. Dejaba recomendados a los obreros y cuando había bastante trabajo en las fincas pues no salía. El viajaba más que todo en el verano, como en enero y febrero, porque cuando venía el invierno ya era más difícil para viajar.

En ese tiempo nos tenían más o menos bien, porque como había los cultivos y él hacía sus viajes para conseguir la platica. Eramos una familia muy unida. No había ningún problema de disgustos entre ellos, ni entre nosotros tampoco. ¡Eramos una familia muy bonita!

JUGABAMOS AL PALO DE SU REVERENCIAJUGABAMOS AL PALO DE SU REVERENCIA

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A los 8 años entré a la obra del Padre Campoamor. que era cuando ya había escuela en Sogamoso. Allá yo hice el kinder, primero, segundo, tercero y hasta cuarto. Después ya al siguiente año, el quinto, lo entré a hacer en la escuela urbana.

Yo recuerdo que lo matriculaban a uno y eso llegaban cantidad de niños y como habían varias profesoras y eso como el padre Campoamor era muy animoso en las escuelas, entonces eso era mucha la cantidad de niños que había. Era mixto: niños y niñas, pero eso era por separado, salones para los niños y salones para las niñas.

Los primeros años que estudié para mí fue muy bonito y me amañé bastante en la escuela. Fuí feliz. Hice allí la Primera Comunión, inclusive el padre Campoamor me dió premio porque había aprendido a leer en el primer año y me felicitó él mismo personalmente un día que fue a los exámenes. Entonces a las que saltábamos a los primeros puestos nos daban premio, nos daban una telita.

Al Padre Campoamor le gustaban mucho los juegos. Jugábamos al Palo de su Reverencia. El era con un palo, con una varita y él era a darnos a todos y corría por esos patios, por los corredores. Eso era feliz...

En ese tiempo iba el tren a Sogamoso. Nos sacaban y nos formaban en filas, una de niños y otra de niñas y cuando él llegaba, entonces él golpeaba y cuando se

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abría el portón, entonces era un canto y después de que cantábamos entonces sí lo saludábamos y le decíamos:

- Su Reverencia Buenos días.

Porque llegaba a las diez de la mañana en el tren a Sogamoso. Después que lo saludábamos nos daba una palmadita en la mejilla a todos. Eso era larguísima la fila Y eso él también nos llevaba a paseo y salíamos por ahí a los potreros, a las fincas y nos daban onces, nos daban una naranja o un plátano o un pan o una colombina. Porque el padre mandaba que nos dieran.

REPARTIDITO DE TIRONCITOS DE OREJASREPARTIDITO DE TIRONCITOS DE OREJAS

El iba más bien frecuente, porque como él iba de visita a las escuelas y a las Caja. Y omo eso eran internados, porque las profesoras estaban en una casa que había ahí y eran internas.

Yo recuerdo a mi profesora de primero que se llamaba María. No me acuerdo el apellido. Y la Superiora en ese tiempo era María Casas, que era la que dirigía la escuela de Sogamoso.

Había siempre repartidito de tironcitos de orejas. Nos llamaban siempre la atención cuando habían problemitas más serios, según el manejo de la niña o

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niño que fuera. De resto la pasábamos felices con ellas. La disciplina más bien no era muy fuerte, porque en ese tiempo nos enseñaban desde el principio muy bien. La juventud era muy dócil, no como ahora que es muy distinta. Yo castigos no tuve.

En ese tiempo en la vereda donde nosotros vivíamos eso era la cantidad de niños en ese lado. Estudiábamos con mi hermano, el que se murió. Estudiábamos los dos y eso nos reuníamos con todos, la cantidad de muchachos que habíamos nos reuníamos corriendo por esas calles y jugando.

Mi hermana, la menor, era muy pequeña, no estudiaba y mi otro hermano, el mayor, estudiaba pero en escuela urbana. El no pasó por la escuela del Padre campoamor.

Cuando el padre Campoamor llegaba a Sogamoso eso era la felicidad porque por él era que había fundado esa escuela, que era la más grande, la que tenía más niños.

Cuando terminé en las escuelas urbanas pasé al Colegio de La Presentación y ahí estudié hasta cuarto de bachillerato. Luego después fue cuando una compañera me dijo que quería entrar donde las Marías y le dije yo:

- Pues yo allá tengo hasta una tía, Ismenia Orduz. Si quiere vamos allá.

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Como se le había muerto la mamá, ella era huérfana y estaba sufriendo. Y fuimos para un primer jueves que era una fiesta de María. Entonces salimos de misa y fuimos a la escuela y hablamos allá y entonces Ismenia me dijo que si a mí no me provocaría entrar también.

SUMERCE, A MI Sí ME GUSTARIASUMERCE, A MI Sí ME GUSTARIA

Y yo le dije:

- Pues sumercé a mí me gustaría...

Y nos dijo:

- Pues el padre llega la semana entrante.

Entonces nos dijo que ella nos mandaba la razón. Ella era una prima de mi papá y nos había acostumbrado a decirle tía. Yo creo que ella hasta nació allá, porque cuando la conocí fue ahí en la obra.

Yo llegué a la casa y le dije a mi mamá que iba a entrar donde Las Marías . Entonces ella me dijo:

- Pues mijita por la vida que se pasa yo sí la dejo.

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Y a los quince días me mandaron razón que había llegado el padre. Entonces nos fuimos con mi mamá y entonces ya hablamos con el padre Posada y me recibió. A los quince días de hablar con el padre entré a la obra.

YO LAS VEIA TAN FELICES Y CONTENTASYO LAS VEIA TAN FELICES Y CONTENTAS

Como yo estudiaba en el colegio en esos días, me llamó la madre Margarita, que era la que estaba de superiora en el colegio de La Presentación y me dijo:

- ¡No mijita! ¿ Por qué no termina primero su estudio?

Yo le dije:

- No, porque el padre ya me recibió y a mí me gustan las Marías y me voy para allá.

Como iba con la otra compañera, Ana María Pérez, entonces le llamó la atención. Resulta que al final, cuando nos citaron ya para entrar -eso fue un 28 de marzo, un domingo de Pascua-, resulta que ya los hermanos no la dejaron entrar. Eso se

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la llevaron para que aprendiera enfermería allá en el Hospital y allá eso ella se casó y eso le fue tan mal, se separó del marido, tuvo una cantidad de hijos y ahí está.

En el colegio de la Presentación yo estaba feliz, dichosa. Allá me daban el almuerzo. Era que las hermanas me querían mucho, pero ellas lo que querían era que yo me fuera de religiosa y por eso me dieron una beca para que yo siguiera estudiando allá. Pero como me entré donde las Marías entonces no seguí. Yo estaba como muy joven y como nosotras veíamos a Las Marías como salían a jugar y lo felices que eran y nosotras nos dábamos cuenta cuando salían los domingos a paseo y las veíamos jugando en los potreros al balón, entonces a mí me llamó la atención.

UN SEÑOR BASTANTE MAYORUN SEÑOR BASTANTE MAYOR

Cuando en ese tiempo yo iba a entrar de María había un señor que eso era bastante mayor y mi papá y mi mamá no estaban de acuerdo y entonces una tía me dijo que eso no fuera boba que no me fuera a casar con ese señor, que eso me llevaba como 20 años. Yo tenía 18 años y él ya era de edad y entonces mi tía supo que había dicho que él se casaba y me sacaba de la casa y yo le dije:

- Pero cómo me va a llevar del pie de mi papá y de mi mamá. Yo no me voy.

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Ahí fue cuando se presentó la entrevista allá donde las Marías y entonces yo dije:

- Yo prefiero irme para donde las Marías.

Mi mamá me dió gusto y me ayudó. Mi papá estaba viajando por esa época. Estaba por los Llanos. Entonces cuando él llegó, yo ya estaba donde las Marías y llegó enfermo y él no estaba de acuerdo con que yo me hubiera ido para allá.

El me quería mucho. De las dos era a la que más quería. Entonces eso lloró y cuando yo fuí a visitarlo me dijo:

- Mijita, ¿ y eso fue que usted se fue a aprender las vocales?

Pero no, pero en ese mismo año él murió, él llegó en mayo de los Llanos bastante enfermo y murió en diciembre del mismo año en que yo había entrado a la obra. Yo entré el 28 de marzo del año 48.

UNAS SON DEL PRIMER MATRIMONIO Y OTRAS DEL SEGUNDOUNAS SON DEL PRIMER MATRIMONIO Y OTRAS DEL SEGUNDO

Dos años antes, en el 46, murió el padre Campoamor. Yo lo recuerdo porque lo sacaron en la prensa y en Sogamoso avisaron, pero yo no vine al entierro. Todo el mundo pensaba que se iba a acabar la obra y fue cuando lo remplazó el padre Posada que estaba de provincial y entonces él recibió la obra.

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A mí me entrevistó el padre Posada. Una vez cuando fueron unos padres nos preguntaron:

- ¿ Y a ustedes quién las recibió?

Unas contestaban que el padre Campoamor y las otras el padre Posada y ellos dijeron

- ¡Ah! es que unas son del primer matrimonio y las otras del segundo matrimonio.

Y nos hacían reír.

TENIAMOS LA MENTALIDAD DE QUE ERAMOS MONJAS PERO SIN HABITOTENIAMOS LA MENTALIDAD DE QUE ERAMOS MONJAS PERO SIN HABITO

El padre Campoamor era muy santo, muy entusiasta, muy caritativo, al menos en lo que yo lo conocí cuando estudiaba. El era muy estricto , pero para bien de la formación de las Marías. En ese tiempo.... mejor dicho, cuando yo entré la obra era muy reciente. Eso nos hacían las oraciones de la mañana y la misa. Por la noche también el rosario, la oración de la noche, meditación y eso nos hacían hacer ejercicios cada año allá en Villa Javier. Eran ocho días de ejercicios. Eso era para el ocho de diciembre. Venían de todas partes, de Santander, Boyacá, del occidente, de aquí de Bogotá, eso era muy bonito. Eran ocho días de ejercicios y

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eso salíamos entonces conociéndonos con todas las compañeras, saludándonos con las que no nos conocíamos.

Para ser María se requería primero que todo la vocación y someternos al reglamento que había. Ese reglamento era como si fuéramos religiosas. Teníamos la mentalidad de que eramos monjas pero sin hábito, teníamos los tres votos: el de piedad, obediencia y pobreza. ¡Así estuve 27 años!

Cuando entré, eso primero nos pasaban por la cocina, primero eran todos los oficios de la casa. Pasamos por cocina, por lavadero, por huerta, por despensa, por hortalizas. Como había una huerta grande, eso ahí era un mes y recogíamos la plata y se la entregábamos a la que era superiora, que en ese tiempo cuando yo entré era Ismenia Orduz.

Dos años fue lo que duré con compañeras, porque como de resto me tocó ser responsable de las casas, dirigiendo las Marías y la escuela, pues siempre entre las compañeras había cosas y uno trataba de arreglarlas y cuando había un pequeño problemita entre las mismas compañeras, que se presentaba, entonces a las ocho de la noche nos reuníamos para resolver el problema y eso era de buen modo. En caso que hubiera alguna caprichosa, voluntariosa, entonces uno recurría al padre y él hacía un cambio y si no se arreglaba él la mandaba para su casa.

Cuando yo estuve en la casa de Duitama o Sogamoso, que fue donde más duré, el grupo eramos de 20, 22 o 18. Y eso el padre le daba a uno la orden de que podíamos examinar la muchacha para saber si era de buenas costumbres y según

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el estudio que tuviera la podíamos recibir. Yo recibí muchas Marías en Duitama y Sogamoso.

EL CIRCULO DE OBREROS ERA UNA OBRA MAGNIFICAEL CIRCULO DE OBREROS ERA UNA OBRA MAGNIFICA

Porque era una obra que sobre todo ayudaba para la formación de muchas niñas que entraban a las escuelas y de ahí salían para cajeras, para profesoras, para las costuras. Porque habían también talleres de costura. Entonces eso era muy amena la vida de todas y entonces por eso nosotros queremos mucho el Círculo de Obreros porque era la base principal para nosotros.

A los obreros del Círculo los veíamos cuando nos traían cada año a Villa Javier. Nos reuníamos entonces y había la fiesta de los obreros, el día de José Obrero que era cuando lo celebraban.

Eso les hacían un almuerzo a todos y presentaban muchas cositas que hacían entre las mismas Marías, hacían comedias, cantos para los obreros.

En las escuelas celebrabámos la fiesta del padre Posadita el día de San José, porque él se llamaba José María Posada. Cuando él no estaba para ese día, entonces lo esperábamos cuando viniera y eso ensayabámos comedias, cantos, saludos y gimnasia con los niños para celebrarle la fiesta al padre.

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También celebrábamos las fiestas patronales, por lo menos la fiesta del primero de mayo. En la iglesia nosotras teníamos que participar ahí ayudando en la casa cural, ayudar en la fiesta de semana santa, vestir los altares, los domingos nos tocaba ayudarle mucho al párroco. Cualquier cosa que se le ofreciera nosotras estábamos ahí para ayudarle.

En la navidad nos traían aquí a Bogotá, nos reuníamos en Villa Javier, como esa casa era bastante grande. En los salones que eran de las escuelas, como no había escuela en ese tiempo, entonces ahí arreglaban camas y ahí nos hospedaban y nos daban la alimentación. Para el seis de enero, que eran los Reyes, entonces a las mismas Marías las vestían de Reyes, de San José, de la Virgen, de Niño Dios y formaban las fiestas muy bonitas en Villa Javier.

Tengo muy buen recuerdo de Villa Javier, porque allá era donde nos reuníamos todas y hacíamos los retiros de ocho días. Nos reuníamos las que venían de Santander - porque como había casa en Málaga y en Pamplona- , las de Boyacá: Duitama, Sogamoso y Tunja, y las que venían de Manizales, de Pereira y de Cali. ¡Uy! eso nos reuníamos como 500 Marías, eso era muy bonito. Como había compañeras que conocíamos por los traslados entonces nos encontrábamos de nuevo otra vez todas. Eso éramos felices, todas contentas.

A las señoras benefactoras casi no las conocí, porque apenas terminábamos esa semana entonces ya nos íbamos cada una para su casa. En Sogamoso estaban una señoras de apellido Martínez, me parece que eran, pero que ya hace tantos años que yo no me acuerdo muy bien. A la señorita Ana María Gonzalez la conocí

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cuando nos trajeron a Bogotá en el 48, ella era muy querida, muy caritativa y nosotros la queríamos mucho. Cuando ella murió, a mí me trajeron al entierro.

Conocí también a la señora Nina Reyes de Valenzuela en Villa Javier un día en que hubo una reunión para una fiesta del padre Posada y nos invitaron para un desayuno. Entonces allá nos nombraban a cada grupo de Marías, las que veníamos de cada casa, de cada departamento, y ella nos hacía una charlita a cada una y así la conocimos: era muy querida.

EN DUITAMA VIVI FELIZEN DUITAMA VIVI FELIZ

A los dos años de haber entrado a Las Marías el padre me pasó de profesora en Sogamoso y ahí duré diez años. Entonces ya cuando cambiaron a Ismenia, entonces el padre me dejó responsable de las Marías y de la escuela. Yo ya era directora de la escuela y como directora de las Marías yo recibí bastantes Marías. Allá duré doce años en Sogamoso en la casa. Después el padre Posada me trasladó para Duitama a recibir la escuela también. Entonces yo ya entregué la casa de Sogamoso y en Duitama fui directora de la escuela y de Las Marías también.

A mí me trasladaron a Duitama porque la otra que había al padre le tocó despachar para su casa, porque se manejó mal y entonces me trajeron a mí para reemplazarla. Allá me tocó la enseñanza con niños, porque en Sogamoso yo

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enseñé fue a niñas. Pero cuando yo recibí la carta a mí me dió muy duro, porque después de haber estado yo en Sogamoso tantos años, pero en fin yo ya me acostumbré.....

Estando en Duitama murió mi mamá. Eso fue en el 56. En Sogamoso estaban viviendo mi hermano mayor, que ya se había casado, y mi hermana menor. Tan pronto murió mi mamá entonces el padre Posada me recibió a mi hermana. Eso fue el mismo día del entierro que el padre Posadita fue al entierro y ese mismo día me la recibió. Ella tenía unos 28 años y duró en la obra 10 años.

Mi hermana no se amañó, porque a ella le tocaba el restaurante, siempre para tantos niños y niñas y eso era muy pesado. Entonces se cansó y se retiró.

Después ella entró a trabajar con una familia y ellos se la llevaron para Cali. Siempre duró allá y luego después se vino aquí para Bogotá y se casó y ya el esposo murió hace doce años. Le quedaron dos hijos: una niña y un niño, pero ya la niña tiene 20 años y se entró de religiosa hace ya un año y está en el postulantado. Ahorita en enero entra al noviciado. El muchacho sí está en la casa. Mi hermana vive conmigo. Yo los he ayudado mucho, tanto a ella como a los muchachos que ya están grandes.

En Duitama viví feliz, dichosa. Yo me amañé mucho allá después de que yo le tenía mucho miedo a la enseñanza con niños, porque los muchachos siempre son más tremendos. Pero no, yo me habitué muy fácil y yo ahí duré 8 años en Duitama.

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YO SUFRI BASTANTE LA QUITADA DE LA ESCUELAYO SUFRI BASTANTE LA QUITADA DE LA ESCUELA

Después de los 8 años el padre me trasladó para El Ocaso, porque allá también hubo dificultades en la casa. Es que allá hay una casa de ejercicios y hubo muchos problemas y entonces también la que estaba al frente de la casa de ejercicios el padre la despachó también, la mandó para la casa. Entonces a mí me tocó ir a reemplazarla.

En el Ocaso dirigía la casa de ejercicios. Eso iban varios grupos, eso bajaban muchos grupos de aquí de Bogotá. Entonces allá llegaban, pagaban allá, y yo llevaba el libro de contabilidad y se anotaban todas las personas que llegaban. Eso eran 40 o 50 todos los fines de semana. Bajaban los viernes en la tarde y se regresaban el domingo en la tarde y el lunes yo me subía a hacer mercado.

Yo venía a Bogotá a llevar mercado al por mayor, porque eso yo tenía tres persona para la cocina y también allá había escuela, pero el padre no me dejó la escuela. Pero yo sufrí bastante la quitada de la escuela. Al principio yo me enfermé por la quitada de la escuela, porque yo me amañé mucho con la escuela: ¡ 18 años que duré enseñando de profesora y eso para mí fue muy duro! Pero eso

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le tocaba a uno habituarse porque no había más. El primer año para mí siempre fue muy duro, traumático, pero ya después ya me habitué. Allá duré 5 años.

PADRE, ME ROBARONPADRE, ME ROBARON

Entonces de allá me vine del Ocaso para acá y llegamos aquí a Bogotá con el Padre Posada y cogimos un bus que iba para Belén y nos bajamos en Las Cruces y nos fuimos con el padre Posadita caminando hasta Villa Javier y llegando a Villa Javier, entonces yo traía un monedero y un ratero me lo quitó, me lo robó. Y traía yo ahí toda la plata y facturas, de todo, de un grupo de los de la Juventud de Trabajadores Colombianos que habían bajado. Eran como 80, eso fue para una Semana Santa.

Yo con la angustia tiré todo y le dije al padre:

- ¡Padre me robaron!

Y salí corriendo detrás del ratero. Y en esa bajadita llegando a Villa Javier, a mí me dió una angustia por toda la plata ajena que traía y me caí y al caer sobre el brazo me lo fracturé y el padre Posadita dizque le pidió ayuda a un señor y yo caída le dije a un niño:

- ¡Ayúdeme!

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y el niño salió también corriendo detrás del ratero.

Cuando yo me caí yo perdí el conocimiento y cuando volví en sí una señora me estaba levantando y yo le dije que necesitaba llamar a Villa Javier y pregunté por el Padre y me dijeron que él estaba fuera de Bogotá y yo me acordé que él estaba arriba en la avenida y entonces les dije:

- El padre es el que está en la avenida. Tiene un sombrero y una ruana blanca.

Y entonces ya llegó un señor con la cartera porque seguramente fue que la encontraron y me llevaron del brazo y el brazo que escurría sangre.

Entonces me llevaron a Villa Javier y yo les dije que no le fueran a decir al padre Posadita. Pero cuando yo llegué el padre mandó por dos niños que estaban en Villa Javier y mandó la maleta con uno de ellos y me llevó en un carro para San Ignacio. Ya él entró y sacaron rápido la camilla para llevarme y yo le dije que no, que yo podía caminar y ya me entraron y llamaron al Padre Vélez y llegó el gerente de la casa y eso me iban a hospitalizar y lo le dije al padre que no había necesidad. Entonces me dijeron que tenían que enyesarme. Y me enyesaron el brazo. Y me llevaron para Villa Javier . Y ahí duré casi 10 meses con el brazo así. Es que los médicos le dijeron al padre Vélez que para que me salvara tenían que quitarme el brazo, para salvarme del tétano o de una hemorragia, porque fue que el brazo se me puso negro. Entonces el padre Vélez dijo:

- ¡No!

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Eso él hizo mucho por mí y no se vino hasta que no me enyesaron y me trajo. Y en esas fue cuando yo no volví más al Ocaso y fue cuando cambiaron al padre Vélez,

Y ENTONCES LLEGO EL PADRE LONDOÑOY ENTONCES LLEGO EL PADRE LONDOÑO

Mientras estuve en Villa Javier me pasaron a la caja. Yo hacía hacía confirmaciones y retiros y después entonces me mandó una carta el padre Londoño, que estaba en Medellín, para que me trasladaran para Santa Teresa, para hacerme cargo de un grupo de Marías que estaban estudiando bachillerato en el SENA. Cuando ellas ya terminaron y como no volví más al Ocaso, entonces yo le pedí al Padre que me dejara hacer un curso de modistería. El me lo dejó hacer y después fue cuando ya me iba a trasladar para Pereira. Entonces yo todavía no tenía el brazo muy bien que digamos y fue cuando yo resolví retirarme porque no estaba todavía bien segura en la modistería y por el brazo también yo seguía teniendo citas.

Duré 30 años interna, porque fueron 27 años en Las Marías y 3 en Pasto, porque yo dormía en el mismo Colegio. Después cuando ya entró el Padre Jimenez nos volvió a poner el nombre de Marías porque el Padre Londoño nos había borrado el nombre de Marías y nos había puesto colaboradoras. Pues él decía que María era colaboradora. A él no le gustó el de Marías. Cuando entró el Padre Jiménez, que fue el que reemplazó al padre Londoño, entonces fue cuando nació de nuevo el nombre de Marías, pero lastima porque el duró muy poquito. El duró como un

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añito no más y nos lo quitaron . Y entonces fue cuando entró el Padre Umaña. Pero él sí siguió con el mismo nombre: Las Marías.

¡UY! SOLO DIOS LO SABE..... ¡UY! SOLO DIOS LO SABE.....

¿Mi retiro de las Marías? ¡Uy! solo Dios lo sabe.... Para mí fue muy duro. Yo cogí una pena moral. Yo me enfermé. Yo no comía, no dormía, me encerraba por ahí en los cuartos a llorar y me enfermé y eso tuvieron que traerme al médico y entonces el padre Posada se puso a darme un poco de consejos, me ayudaba. Yo le decía:

- Padre es que yo la escuela no la olvido. ¿Por qué no me vuelve a mandar para Duitama?

Después de eso al Padre Guarín lo nombraron de rector del colegio en Pasto. Como él había estado ayudando a la obra, cuando él estuvo enfermo en el San Ignacio yo lo visité y él también había estado en El Ocaso y él me dijo:

- Emperita si usted algún día resuelve retirarse, yo me la llevo para Pasto.

Y así fue. Entonces cuando él supo que yo me había retirado me llevó para Pasto. Allá trabajé tres años en el economato del Colegio.

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Entonces me enfermé allá de un riñón por el frío y me dijeron que tenían que operarme y me tocó venirme y me puse en manos de un médico en San Ignacio y no hubo necesidad de operarme y fue ya cuando me quedé en la casa, eso fue en el 75.

Antes de retirarme yo me hice a un lotecito por esa Compañía de Martínez Cárdenas . Y el Padre Cárdenas, que también era jesuita, me hizo una carta y se la mandó al hermano que era de esa compañía y me hice al lotecito. Y después fue cuando la Caja me prestó para la casita. Y es la casa donde vivo en el barrio San Marcos al pie de Villa Luz, con mi hermana que la recogí y le dí la mano desde que quedó viuda con dos hijos. Pues como los sobrinos estaban pequeñitos entonces yo ya me habitué a ellos, los ayudé. Entonces yo ya me puse a coser, a tejer en la casa y así se me fue olvidando.

Tengo una maquinita de tejer y también se tejer a mano y el crochet, pero eso ya la vista me está fallando, veo muy poco. Hago así como para los familiares.

Me gusta mucho ver la televisión, oir radio y las noticias.

A mí me gusta ese programa de doña Hilda Strauss porque hay mucho que aprender de ella, le da a uno mucho consejo y entonces como uno está a veces nervioso y uno la oye hablar a ella y eso como que uno reacciona de nuevo otra vez. Claro que fue que a mí me dió muy duro cuando me encontraron diabética y cuando eso me pusieron insulina y eso me toca mandarme aplicar dos inyecciones

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diarias, una por la mañana y otra por la tarde. Si, a mí me dió muy duro, me puse muy triste y entonces con los consejos de doña Hilda entonces como que me levantó el ánimo. Ella habla mucho de las enfermedades, de los problemas que tenemos, que hay que llevarlos con mucha resignación, con paciencia, tomando la droga, no mirar lo negativo sino lo positivo, entonces pues me ha gustado mucho ella también.

Era como el padre Posadit, a que él nos enseñaba que teníamos que tener mucha resignación y llevar con mucha calma las dificultades que se nos presentaran. Y uno siempre como no deja de ir a la Santa Misa y a uno la religión es la que le ayuda a uno bastante.

A la misa no puedo ir todos los días, pero sí cada tercer día y los domingos. El padre Posadita para mí fue la imagen de....mejor dicho, era como el reemplazo de mi padre y mi madre porque él mismo me lo dijo cuando murió mi mamá. Un santo el padre Posadita, él nos ayudaba, nos aconsejaba y era tierno y cariñoso con todas.

¿QUE COMO VEO EL MUNDO DE HOY? ¡TERRIBLE! ¿QUE COMO VEO EL MUNDO DE HOY? ¡TERRIBLE!

Por tantos secuestros, tanta guerrilla y tanta muerte, tantas familias que quedan inválidas, familias que quedan pobres. No... eso es terrible la vida y para el tiempo

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que uno nació se puede decir entonces: eso es muy distinta esa vida de la de ahora.

¿Y los políticos? Pues viendo tanto que dicen y al final no cumplen con nada , pues yo ya como que perdí la devoción de esa gente.

A mí me da es pesar del presidente Gaviria porque gobernando una nación y con tanto problema siempre lo que le toca es pesado ymucha responsabilidad. A veces que hay charlas así en la casa con mi sobrino, que tiene ya 18 años, entonces siempre no dejan de decir algo y yo les digo:

- Es que la responsabilidad de llevar una nación a cargo de un presidente siempre es dura, es como la de la religión para el Santo Padre que le toca el mundo entero.

SI VOLVIERA A NACER LO HARIA OTRA VEZSI VOLVIERA A NACER LO HARIA OTRA VEZ

Porque si yo no hubiera entrado a Las Marías a lo mejor me hubiera casado y sabe Dios en qué situación me encontraría también como se encuentran hoy en día varias compañeras. Yo no tengo una idea buena del matrimonio, porque es que yo he visto sufrir mucho a familiares y por ahí una se basa y dice:

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- ¡ Noooo, tremendo !

De todo lo que hice lo que más me gustó fue la enseñanza, la escuela. En Boyacá hay muchas que todavía me preguntan cuando va Ruth Elena y eso cuando voy eso ya son casadas. A Sogamoso fuí hace un mes y me ví con alumnos que ya tenían hasta nietos. Sí, me dicen: "

- Estamos más viejas las alumnas que la profesora.

Allá tengo dos religiosas y un padre que fueron mis alumnos.

¿Los recuerdos mejores? Cuando nos veníamos aquí a Bogotá que nos reuníamos todas, la pasábamos felices -¡Dios mío!- cuando nos encontrábamos todas.

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LEONILDE MARTINEZ LEONILDE MARTINEZ

LO MISMO QUE AL PRINCIPIOLO MISMO QUE AL PRINCIPIO

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SOLO CONOCI A MIS HERMANOSSOLO CONOCI A MIS HERMANOS

Yo soy de Tasco, Boyacá. Yo no conocí a mi mamá. De pequeña, yo sólo conocí a un tío que fué el que se preocupó por mí. Pero no más.

Y mis hermanos. Pero, ya después de más grande fué que los conocí a ellos. Sólo conocí a mis hermanos. Dos hermanos, ambos sacerdotes. Uno ya murió y otro por ahí viene a verme.

Y en vista de eso, yo, mi niñez, casi la pasé en una casa cural con un padre. Un poco duré en Toga y otro en Boyacá.

Ya después mi hermano mayor fué a traerme acá para Bogotá. Yo tenía como 16 años. Es que en la casa con los padres duré varios años. Yo me acuerdo que de pequeña me trajeron donde un tío.

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EN VUELTO EL TIEMPOEN VUELTO EL TIEMPO

Cómo es la vida. Yo conocí al Padre Campoamor en la última fundación que él hizo, que yo estaba pequeña todavía, allá en Boyacá, en Tunja, por el año 45. Yo no tenía ni vocación ni intención de entrar. Porque precisamente él fue a la casa donde yo estaba fue a comer. Y yo lo conocí y a unas cuantas compañeras las conocí también ahí, que después, en vuelto el tiempo, vine a estar con ellas.

ESO USTED NO SIRVE P´A ESOESO USTED NO SIRVE P´A ESO

Después ya por una compañera fué que me entré a la obra. Entonces ya acá por una compañera que habíamos estado ya las dos, y entonces yo después me la encontré acá en Bogotá y le pregunté que ella dónde estaba y ella me dijo. Y le dije:

- ¿ Será que yo no puedo entrar allá?

Y me dijo:

- Pues, de pronto, ¿quién sabe? Pues vea a ver.

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Ella me dijo lo que nos tocaba hacer, que nos tocaba en la huerta, trabajar, y todo eso. Y yo dije:

- Pues bueno, yo creo que lo puedo hacer.

Inclusive ella me dijo:

- Eso usted no sirve pa' eso. (Porque en la casa cural donde estábamos, el oficio de allá era diferente) Y la trataban con mucho cariño y bueno en fín.

Y yo le dije:

- Pues vamos a hacer el ensayo a ver.

Y ESOS DOS AÑOS SE CONVIRTIERON EN 27Y ESOS DOS AÑOS SE CONVIRTIERON EN 27

Yo tenía por ahí 17 o 18 años, tenía yo por esa época. Si, más o menos. Entré el 13 de marzo de 1950 a Santa Teresa, que inclusive la compañera que me recibió ella ya murió también, una niña que se llamaba Resura Aponte. Ella me recibió.

Claro que yo ese día de la entrada vine donde el padre por la mañana, el padre Posada. Pues la compañera que me encontré, me dijo:

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- Pues vaya a tal dirección, a la calle novena con carrera sexta y ahí se ve con él a las nueve.

Yo vine a las nueve y él me examinó y me entrevistó y me dijo: - Entonces puedes ir por la tarde a Santa Teresa.

Me dió la dirección y yo me fuí y Resurita me recibió. Desde ese mismo día me recibió interna. Por la mañana pedí el puesto y por la tarde ya estaba allá interna. Claro, que yo le dije a mi hermano que por un año o dos años, porque, yo no sabía si me iba a amañar. Y esos dos años se me convirtieron en 27 años.

MUY FORMALITOMUY FORMALITO

El Padre Posada era muy muy formalito. Muy mejor mejor dicho era muy formal conmigo. Pues pa´, pa´ decirle que apenas se puso en vueltas cuando le dije que si me recibía. Me examinó y todo y de una vez me dijo en la tarde puede ir y entrar allá. que a mí me habían dicho que eso le ponía vueltas, que las mandaba ver, que las mandaba no se qué, que bueno en fin, y dijo ahorita miro a ver, y no, enseguida me dijo, bueno, yo no sé.

Y entonces ya ahí en Santa Teresa duré cuatro meses. Y la superiora, para qué, tuvo mucha formalidad conmigo. Yo entré en marzo y en agosto ya entonces el

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padre me sacó para la escuela de Chapinero con los niños chiquitos, con los de primero.

EN LA ESCUELA : CONTAR Y ESCRIBIREN LA ESCUELA : CONTAR Y ESCRIBIR

Si, porque, yo no sé que había pasado con la niña que estaba enseñando, eso sí no lo supe. Entonces ahí me llevó ese medio año para remplazarla a ella. Y despues, entonces, ya al año siguiente, como en diciembre casi nos reunían a todas las profesoras ahí en Villa Javier y entonces ahí pasamos la navidad y entonces despues ya entonces al año siguiente me llevó pa' Manizales, tambien, para primero y allá pasé todo el año y después, entonces, me...

También enseñando a los niños chiquitos . A leer, a escribir, a rezar, todo lo que es decir se enseñaba antiguamente en primero. Eso era, pues, y los niños aprendían a leer a escribir, y luego a sumar, a restar, es decir, de acuerdo a la enseñanza que se hacía en esa época.

Y después en diciembre me volvieron a traer para acá, entonces, ya, me quedé en la escuela aquí de la sexta, tambien con los niños de primero.

LA CAJA Y LAS CUENTASLA CAJA Y LAS CUENTAS

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Entonces ya a medio año me dijo el padre que me pasaba a la caja y le entregué la clase a otra compañera y en julio me pasé a la caja y ya seguí todo el tiempo en la caja.

Aprendí a hacer los comprobantes, a saber recibir la plata, contarla, hacer las libretas, los asientos en el libro de cuentas, y todo eso. Como eso antiguamente se llevaba era una hoja con los datos de la persona y luego se les hacían las consignaciones o los retiros o lo que fuera a hacer los clientes y ahí duré... eso si no me acuerdo el tiempo que duré ahí en la caja. Después me llevaron a la Jimenez. A la oficina central.

TODO LO MISMO PUES TODO LO MISMO PUES

Sí, y ahí duré tambien otro poco de tiempo y en el 54 me llevaron a Medellín. Y allá duré siete años, en la caja. Después de que me pasaron acá yo seguí directamente todo mi tiempo fué en la caja. Allá duré siete años primero.

Yo sí me amañe en Medellín. No, pues es como el buen clima, es que en esa época era un clima tan agradable.

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La Caja funcionaba exactamente igual, porque se llevaban las mismas cuentas, los mismos comprobantes, las mismas libretas, todo lo mismo, pues.

Después entonces el padre me cambió para Sogamoso. Pero entonces, allí me enfermé, me dió paludismo. Duré poquitos meses allá en Sogamoso y me trajeron otra vez para acá.

Volví aquí a donde aprendí la caja. Aquí duré un poco de tiempo y volví a la Jimenez, después de ahí volví otra vez a Medellín y ya duré nueve años allá.

Pues eso me decían, que ya podía decir que era antioqueña, pero a mí no se me pegó el dialecto ni nada. Pues la comida eso sí tocaba, porque no había más. Eso si para qué, tocaba comer las arepitas y los fríjoles, eso sí para qué.

Lo de la gente, no, eso va en uno también, que si uno atiende bien a una persona ya le coje a uno cierto aprecio, cierta amabilidad, llegan...

NO VIVIAMOS ABURRIDAS NO VIVIAMOS ABURRIDAS

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La estadía con las compañeras allá cuando estaba interna era muy agradable. Digamos muy unidas. No, es decir, no vivíamos aburridas, como muchas veces pasa, que hay veces uno tiene problemas con el mismo compañero.

Yo fuí una persona que todo el tiempo que yo duré en la Caja interna no tuve problemas con las compañeras. Si lo tenía con alguna y si yo era la culpable yo misma me encargaba de buscar hablarle, pedirle perdón, si hubiese sido la falta grave, pero no , no es decir, para muchos casos no tenía que intervenir la encargada.

LOS DESCUADRES DE LA MEMORIALOS DESCUADRES DE LA MEMORIA

Yo he perdido mucho la memoria, no sé.

Fué que en Medellín en el 69 me tocaron unos trabajos bastante pesados y en ese sentido pues yo perdí mucho la memoria. Y en el 56 me tenían a mí en una agencia - creo que fue en Faca - y se entraron unos ladrones y se llevaron los libros, mejor dicho se llevaron la caja.

Y después en el 58 (ya había cuadrado el descuadre de la agencia), me dió mucho la ventolera de salirme. Es que sí , que fue un problema, como era con hojas y había que... , la persona que llegara con la libreta, entonces había que ver si sí era

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ella, porque pues como no teníamos ya datos, todo se había perdido. Para mí pues me pareció bastante complicado.

Yo sí, yo creo que sí, sí perdí la memoria con ese problema, porque a mí me decían, me decían:

- Leonilde acuérdese tal día que hay que hacer tal cosa.

Bueno, pues yo me acordaba y decía:

- Emita (que era la directora), Emita, usted dijo que hoy hay que hacer tal cosa...

Y me admiraban por la memoria que tenía. Por hay era tres días antes que me decían. Ya después ya no. Ya como que se me va agotando.

Esa vez como terminé bastante cansada. Que solamente, como eso fue en marzo, tenía las guías de las tiras de diciembre y de febrero y no más, no tenía sino dos guías. Y eran cuatro grupos. Los libros eran cuatro libros pues de toda... el valor era como de $600.000 o de $500.000 pues. Como eso en esa época eran todas cuentas chiquitas. Rara la persona que tenía cuentas grandes. Entonces pues no...

LA VENTOLERA O EL MODITO DE SALIRSELA VENTOLERA O EL MODITO DE SALIRSE

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Entonces, en el 58, ya después de que yo cuadré esa agencia y la entregué, entonces, yo no sé, sería el mismo cansancio, y me dio la ventolera de que yo me salía. Entonces le dije a la directora que aquí estoy, que yo me quería salir , que no me sentía como con más vocación de estar.

Me dijo:

- Pero piénselo porque...

De todas formas fui a donde el padre, y le dije, y me dijo:

- ¿Está cansada por el trabajo? ¿O por las compañeras? ¿O cuál es el motivo?

Dije que ninguno. Que ninguno. Que era...una cosa personal. Y dijo:

- Será que como usted no ha salido de vacaciones será que está cansada y por eso le da como modito de salirse. Sin embargo piénselo bien, yo le voy a pedir al Corazón de Jesús, a ver que la ilumine qué es lo que más le conviene. Y entonces me avisa.

Y entonces le dije:

- Sí.

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Ya estaba la compañera lista de reemplazo. Ya sabía pues quién iba y todo. Entonces, una noche me dijo Emita, una tarde, sí, y con una compañera, que ella se murió con un golpe de un carro, entonces, me cogieron así y :

- ¿Entonces qué? Qué, Leonilde, pues qué?

Les dije:

- Yo no sé...

- Y ¿qué va a hacer?

Yo les dije:

- Pues yo no sé.

Me dijeron:

- Usted no tiene motivo. ¿ Para dónde se vá o qué va a hacer?

- Pues no sé.

HABLANDO, HABLANDO, HABLANDOHABLANDO, HABLANDO, HABLANDO

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Y duramos como dos horas hablando. Hablando, hablando, hablando así. A la final entonces ya me convencieron:

- Leonilde, usted qué se va a ir. Pues deje que el padre le dé algunas vacaciones, se va por allá para un lado, descansa y todo.

- Pero no se sabe. Pero entonces cómo hago si ya el padre tiene la cajera.

Dijo:

- Eso es lo de menos, eso es lo de menos, mañana lo llamamos y le decimos que usted no se va, que la mande a otro lado si le hace falta o lo que sea.

Y así fue. El otro día Emita llamó al padre y le dijo que yo no me retiraba. Entonces él me escribió una carta y me dijo que realmente lo había oído el Corazón de Jesús porque él había pedido mucho por mí, que se alegraba mucho que siguiera ayudándole, y ahí seguí otro poco de tiempo, ahí.

ARROZ CON COCOARROZ CON COCO

Ah, pues ya como a los dos años sí me mandaron a vacaciones. Creo que , sí, yo fuí a Tolú. Me fui a Tolú y allá duré como un mes. Y otros días. Fuí a donde una

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hermana de una compañera. Que inclusive ella me regaló el pasaje. Pasé bastante contenta.

Eso estaban empeñadas en que yo me quedara. Yo les dije que últimamente el clima me aburrió por tan caliente. Tan cansón. Y solamente a comer coco y ...Yo dije que no me gustaba el coco. Eso era un sacrificio para mí comer coco. Arroz con coco y todo eso.

UNA EMPLEADA QUE SE HIZO CONFIANZAUNA EMPLEADA QUE SE HIZO CONFIANZA

Pero el peor caso fue el de Medellín. Fue una empleada que se hizo confianza, es decir, se dejó conquistar de una señorita que dijo que había estado con los jesuitas, que no se qué.

Si, a mí me tocó ir a cuadrar en esa época ese descuadre, porque la directora encargada estaba enferma, estaba bastante delicada. Isabelita Caicedo, la directora general, fue de aquí y entonces me dijo:

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- Este caso le corresponde es a Emita. Pero como ella está tan delicada, me hace el favor usted y se encarga de eso, de cuadrar esas cuentas y un dato lo más pronto posible porque eso hay que pasarlo a la Superintendencia.

Eso sí me ha costado, porque en el otro caso pues hasta que recopilé cuentas y una cosa y otra, duré dos años. Pero en este caso sí fue en menos de tres meses que me tocó entregarlo. Y ahí en esos dos casos fue pues donde practicamente yo pues como que me cansé mucho y perdí la memoria.

Este descuadre fue en el 69. Esa niña se dejó convencer de la persona que le digo, y eso tenían sus claves y nadie, a ella se le opusieron varias compañeras, y nadie decía nada, qué estaba pasando Iba sacando plata de a poquitos. Sí, eso tenía sus claves y de pronto pues hacía un comprobante, pero con lápiz, y eso duró, sí, duró como, ellas empezaron como en el 68 y nadie decía nada, y nosotras pues aterradas en la principal que qué pasaba, que porqué iba bajándose ahí. Entonces ella había contestado que era que la gente estaba retirando. Pero no más, no decía más. Y día a día iba bajando esa oficina. En lugar de ir subiendo , pues día a día iba bajando.

DEL MEDIODIA PARA ABAJODEL MEDIODIA PARA ABAJO

Y al fin, ya como en febrero del 69, creo que fue, ya no me acuerdo el año, entonces, un día, mmm, Emita dijo :

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- Hoy no va fulano de tal a la agencia, sino va otra compañera de la principal que fuera a reemplazarla.

Entonces, eso fue como del mediodía para abajo, fue como del mediodía para abajo, ya habían hecho un asiento ahí, como de $11.000 pesos, una cosa así, me acuerdo, y pues ella por la tarde, al ir a cuadrar le faltaba ese comprobante, y le faltaba y le faltaba una plata y todo, entonces dijo que ella no encontraba ese comprobante de ese valor. Y le preguntaron a ella, pues ya entonces había llegado de donde el médico, y entonces dijo,

- Ay, es que ese comprobante...

Bueno, ella se inventó algo, no me acuerdo qué se inventó para poder salir del paso, y entonces ahí fue adonde ya empezamos a descubrir el asunto.

Tocó acudir a la autoridad y la cogieron. Y a la otra también me tocó mandar a hacerla coger, pero uy, eso fue toda una lucha, porque, porque pues ella no, no dijo pronto quién era, ni nada, y la cogió el gerente, alma bentida que ya murió, la cogió, vinieron aquí y la cogió el padre Posada y le preguntó :

- ¿Díga quién ha cogido esa plata, a quién está entregando la plata?

No dijo. No quiso decir. A los ocho días, completicos casi de haber descubierto eso, al fin dijo cómo era el asunto. Tuvo tiempo la persona que estaba sacando la plata

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de perderse, enseguida le pusieron, pues, abogado, de esa cosa que ponen en las investigaciones, y duraron tres meses, que al fin la pudieron coger. Eso yo no sé qué más les tocó hacer al DAS o yo no sé pues en esos casos como para una cosa de esas. Entonces ya sí la fueron a coger en una finca por ahí mismo, como que en Itaguí, la vinieron a coger. Les tocó intervenir teléfonos y yo no sé qué más cosas les tocó intervenir para poderla coger a ella.

Y SE IBA ADELGAZANDOY SE IBA ADELGAZANDO

Pues ella aparentaba ser piadosa y se iba tambien adelgazando y se enfermó, pero, ella no le decía a nadie nada. Yo no sé ella moralmente iba sufriendo ese problema, me parece que después se supo que era que la tenían amenazada. Si, ella le pasaba, es decir eso tenían claves, según entiendo. La otra llamaba y decía necesito tanto y luego ella miraba las cuentas y miraba de qué cuenta podía sacar. Si porque por ejemplo con las libretas no se metió, pero, con las hojas si. Ella al parecer recibía también plata, yo creo que si, porque me parece que ya después en una indagatoria que hicieron por allá con el juez, una cosa es que yo no asistí y no supe como será eso de que se enfrentan las dos personas, entonces la otra le dijo, pues que cómo le podía comprobar que le había dado plata y ella le dijo:

- Pues, si, acuérdese de que se hacía esto y esto y esto.

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Y dijo:

- Desde que no haya firma mía yo no recibí un peso.

Y SE PREPARO A MARAVILLA EN LA CARCELY SE PREPARO A MARAVILLA EN LA CARCEL

Y así entonces pues ya. Ambas fueron a la cárcel. Pues, afortunadamente por la interna nosotras sabíamos, porque allá en el Buen Pastor como allá era por edificios, había una sobrina del padre y ella de pronto llamaba a Emita y le contaba pues cómo estaba la interna o de ambas, porque ella también nos contaba, la otra como estaba y todo y últimamente como que se enfermó y me parece que murió allá y entonces pues ella como que siguió ahí y ella como que aprendió a bordar, aprendió a coser, aprendió belleza, es decir esa niña ahí se preparó a la maravilla ahí en la cárcel. Yo creo que al fin salió, porque cuando nosotras nos vinimos ella vino ahí un día, inclusive nos trajo unos pañuelitos chiquitos, bordados a mano por ella misma. Muy lindos.

POR ESE LUNARPOR ESE LUNAR

Eso fue como $ 1.600.000, que entonces era plata. Pues ahí fue como el fracaso del personal de las internas, no, porque sino había cambiado la Caja sin tener un lunar importante de las Marías.

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Es decir, en esa época fue que empezaron los cambios, casi. Pues más que todo, pues fue como para desmoralizar al personal, prácticamente, porque de ahí desprendieron que sí, que las Marías, que yo no sé qué, que si sé cuánto, que no sólo el personal externo, sino que el personal interno. Desgraciadamente por ese lunar...

Me tocó a mí intervenir en tres meses a cuadrar la oficina, y pasar el informe a Isabelita Caicedo para que ellas lo pasaran a la Superintendencia. Eso fue prácticamente a finales del 69 o en el 70, es que no me acuerdo. Intervino la Superintendencia, y les tocó vender unas propiedades que había en Medellín para poder cubrir esa deuda.

Sí, eso fue en los últimos años del Padre Posada. El debió sufrir mucho, uyy, no, y todas nosotras porque piense que nosotros viviendo todos los días con ella y ella nada les dijo nada. Ella estaba viviendo con nosotras. Y me tocó a mí ir a llevarla a la cárcel.

TENGO QUE APRENDER A VIVIR EXTERNATENGO QUE APRENDER A VIVIR EXTERNA

Ya en el 72 que fué cuando empezaron a modernizar la Caja, a renovarla, a cambiarla de razón y todo, entonces fue cuando nos trajeron pues. Ya es decir empezaron los cambios, de acabar los internados y ya era personal externo. Sin

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embargo, pues, yo duré aquí otros cuatro años. No, cinco años trabajando externa. De ahí nos llegaba en la radio, pues, que decían....

Trabajando externa. Pues de Medellín nos vinimos con una compañera y buscamos un pieza. Ella también estaba en la Caja, pero ella en una oficina y yo en otra. Si, y ella salía por la mañana para su oficina y yo salía para la otra también.

Si, porque, es decir, a mí me ofrecieron que me podía venir para acá, a la Casa María Teresa. Pero entonces yo dije:

- Tengo que aprender...toda una vida interna y tengo que aprender a ver si puedo vivir externa.

Dije yo, pensé para mí, pues tengo que aprender a ver si soy capaz de vivir externa.

Sí, un poquito duro al principio. Ya después, ya. Mientras que coje la rutina de salir a tal hora, volver y todo, entonces así.

Pues sí, pues ya no era el mismo salario que le daban a uno interno, eso sí para qué, eso sí cambió. Era mayor, claro, sí, sí.

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QUE YA NO PODIAMOS ADAPTARNOS A LA MODERNIZACIONQUE YA NO PODIAMOS ADAPTARNOS A LA MODERNIZACION

Y ya en el 77 fue cuando ya me dijeron a mí que como estaban modernizando la Caja y que ya, pues, que el personal que estábamos, que ya no podíamos adaptarnos a la modernización que iba a llegar. Entonces fue cuando ya me retiraron a mí.

Me fui pues para la pieza donde vivíamos con la otra compañera. Ella sí duró otro poco de tiempo, pero después también se retiró. Y la pensionaron. Le pagaban su pensión. A mí me tocó durar cinco años trabajando en otro lado, mientras que...

Afortunadamente me logré ubicar en una cooperativa y allá también trabajé de cajera. De allá me tuvieron que retirar, allá ya fué por enferma. Porque me tocaba - como ya estábamos afiliadas al seguro- estar pidiendo permiso para ir a la clínica-, pero entonces me resultó fué un tumor en un seno y, es decir, me dijeron que era maligno, que me tenían que operar, que me tenían que hacer quimioterapia, bueno en fín, todas esas vueltas para eso. Entonces, ya me hicieron quimioterapia, se me cayó el pelo, bueno eso fue pues....

Me dijo el mismo médico que me operó, me dijo que ahora lo tenía en los huesos y pues sí me siento a ratos un poquito decaida y todo pero... Me está dando una gripa.

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Hace siete año me comenzó el cáncer, sí, tal vez, sí. Verdaderamente, yo le he pedido mucho a la Virgen, al Sagrado Corazón que me den la salud. Ahorita estoy, pues, es que no puedo caminar de una pierna porque tuve un desgarre acá. Sí, y no me deja caminar. Yo camino pero teniéndome, pues, o me estoy sentada así como me ven ahorita.

LO MISMO QUE AL PRINCIPIOLO MISMO QUE AL PRINCIPIO

Pero yo duré, pues, casi como unos quince años que yo no venía acá. Había perdido toda relación. Pero una vez fuí a...., nos invitaron a un entierro, lo que no me acuerdo de qué compañera fué - no se si fué de la hermana de Adelita-. No me acuerdo y ahí fué donde nos vimos con una niña, una señorita, una doctora que había estado conmigo en la cooperativa y ella estaba aquí trabajando de directora y entonces me dijo que qué andaba haciendo y le dije:

- No, yo estoy trabajando allá mismo.

Ah, no - ahora me acuerdo - ya me había retirado.

Entonces le dije:

- No, pues, a mí me retiraron de la cooperativa, estoy en la casa.

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Y me dijo

- ¿ Por qué no vas a Casa María Teresa?

Le dije :

- Es que nosotras hemos llamado varias veces y siempre nos dicen que no hay cupo, que no hay material, que, bueno en fín... una vez llegamos tarde y no nos atendieron por eso.

Entonces me dijo:

- No, véngase que yo la recibo .

De modo que aquí estoy, eso hace como tal vez qué... es que yo no me acuerdo si fué en el 88 u 89 , es que no me acuerdo, es que ya perdí la cabeza mucho.

Y tambien fué lo mismo, yo vine un día y al otro ya estaba aquí también. Lo mismo que al principio.

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MARIA DEL CARMEN ROMEROMARIA DEL CARMEN ROMERO

MARIA DEL NUEVE DE ABRIL MARIA DEL NUEVE DE ABRIL

SACAR SUS HIJOS ADELANTE, SACAR SUS HIJOS ADELANTE, ASI FUERA SOLAASI FUERA SOLA

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Yo nací en el Cocuy, Boyacá, en 1930. Mis padres eran Siliano Romero y María Santa Silva, también del Cocuy. Mi papá murió hace ya más de cuarenta años, cuando estábamos todos pequeños. Quedó mi mamá. Eramos 4 hijos: dos mujeres y dos hombres, y yo era la mayor de todos.

Mi papá era muy trabajador. No tenía así vicios de nada: ni fumaba ni se emborrachaba. El era del hogar, mejor dicho era comerciante. El vendía cosechas de trigo, cosas de la finca, porque también teníamos una finquita, trabajaba en la agricultura y luego se vendían las cosechas cuando se seleccionaban para sacarlas para el mercado.

Vivíamos en el pueblo. Mi papá tenía una tienda donde había panela, chocolate, pan, y de todo se vendía ahí. Mi mamá le ayudaba porque ella era muy activa. Los dos trabajaban. Como ella quedó viuda, a ella le hacían propuestas, y ella decía que no, que ella tenía que sacar sus hijos adelante como fuera, así fuera sola. Ella decía:

- No me caso para que a mis hijas después mi marido las persiga o que pasen cosas extrañas como siempre.

Porque ella ponía como ejemplo a una prima que se volvió a casar y el esposo de ella perseguía a las señoritas que estaban en el colegio. Inclusive a ella le tocó mandarlas para Bogotá, donde otro familiar, y las vistió con pañolón y alpargatas como campesinas, para que se vinieran para Bogotá y que no se diera cuenta el esposo, porque como él era alcalde del Cocuy.

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Mi mamá ya había visto ese espejo, entonces ella dijo:

- Que no me pase a mí lo mismo que le pasó a la prima.

Eso ella era muy católica, visitaba a los enfermos, iba donde la llamaban y le avisaba al párroco que fuera a confesarlos. A muchos que sufrían y padecían y no morían, ella les llevaba al padre para que los confesara y les diera la comunión. Muchos se alentaban, otros se morían, pero ella hacía una labor tan buena.

A LA CASA LE PRENDIERON CANDELAA LA CASA LE PRENDIERON CANDELA

Cuando el 9 de abril, cuando mataron a Gaitán, eso fue un destrozo tremendo. En ese tiempo murió un tío también porque eso fue terrible, eso había muertos por todas partes allá en el Cocuy. En ese tiempo como estaban diciendo que iba a haber venganzas y eso iban con banderas rojas.... Es que en ese tiempo había mucha política: si uno se ponía un vestido rojo decían:

- ¡Ah! esos son liberales...

Y si se ponía uno algo azul o verde, molestaban que uno era conservador y eso gritaban:

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- ¡Arriba los liberales y abajo los conservadores!

Y así gritando una política y otra.

Eso era una sicosis tremenda y eso nos tocó salir corriendo por entre unos zarzales que había. Y eso yo pasé por donde las otras tías que vivían cerca. Y eso ya no había nadie. Y eso íbamos con todos los niños pequeños. Y mi mamá se acordó que por ahí cerca a la casa se había quedado una niña pequeña dormida . Y como estaban quemando las casas, ella dijo:

- Yo me devuelvo, yo a la niña si no voy a dejar que la quemen.

Cuando ella ya llegó cerca a la casa, oyó que estaban rompiendo las cosas y eso cogían lo que les servía y decían:

- Lo que no nos podamos llevar lo destrozamos y la gente pues que se muera de hambre.

Pues a la casa le prendieron candela y de pronto oyeron llorar un niño y uno le decía a otro:

- No sean brutos no ven que nosotros también tenemos hijos, apaguen eso, apaguen eso.....

Eso les dió fue como pesar y eso decían:

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- Pero la casa ya está desocupada, ya no dejamos ni una cuchara ni nada, pues que se mueran de hambre, pues eso es lo que pretendemos.

Ahí quedó la niña, pero se salvó. Era una sobrina de mi mamá, prima de nosotros, que ella ya es bacterióloga y vive en Bucaramanga.

Como mi mamá era tan católica, ella le comunicaba todo al padre y ella preocupada de que fuera haber otra trifulca le comentó que había oído decir que a las niñas que encontraran las violaban. Entonces el párroco le dijo:

- Pues yo sé de una institución muy buena, allá estudian, se forman bien, eso es una comunidad muy buena, allá las niñas tienen la Caja Social, tienen escuelas, eso tienen diferentes actividades, allá puede llevar sus hijas.

INCLUSIVE ESTAN DE LUTO POR EL PADRE CAMPOAMORINCLUSIVE ESTAN DE LUTO POR EL PADRE CAMPOAMOR

Yo había hecho hasta cuarto de bachillerato, donde las monjas en la Presentación, porque ellas inclusive iban a darme una beca para que yo siguiera estudiando, en consideración con mi mamá, porque como ella era sola y muy activa. Ellas decían que yo era muy inteligente y que podía seguir estudiando, pero en esas fue lo del 9 de abril y mi mamá me trajo a la obra en mayo.

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Eso como el párroco del Cocuy le hablaba tanto a mi mamá entonces le dijo:

- Vaya a Bogotá y se entera, habla allá con el director que es el padre Posada, porque el antiguo director era español y ya murió, inclusive están de luto por la muerte del padre Campoamor. Pero esa es una Institución muy buena, allá se forman bien, allá son internas, no tienen peligros de ninguna clase.

Ella se vino adelante, pero no sé dónde hablaría, si en Duitama o aquí en Bogotá.

En ese tiempo estaba recién muerto el padre Campoamor, porque él murió en el 46, y todavía en esa época le guardaban luto y a mi mamá le dijeron:

- Si trae la niña, traígale vestidos negros y aquí se le da el pañolón porque aquí les tenemos un uniforme a las Marías: es pañolón con alpargatas, con unos galones negros. No es más sino que le traiga los vestidos negros de paño, porque todas estamos de luto por la muerte del padre Campoamor.

ES QUE MI MAMA QUERIA COMO QUE TODOS FUERAMOS RELIGIOSOSES QUE MI MAMA QUERIA COMO QUE TODOS FUERAMOS RELIGIOSOS

Y así fue, ella me trajo con todo lo que le exigieron. Yo entré fue en Duitama. La otra hermana, Myriam Romero, como estaba estudiando la dejaron para que terminara. Ella también trabajó aquí.

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Una vez en un paseo con el padre Posada él me preguntó:

- Su mamá me contó una vez que vino aquí a Bogotá que usted tiene una hermanita que está estudiando. ¿Cuándo me la va a traer?

Yo le dije:

- Pues padre, yo quiero que termine su bachillerato para que la lleve a la Normal de Santa Teresa, ya que yo no puedo ir.

Yo me entrevisté fue con el padre Posada. El me habló de la institución y me dijo:

- Hay escuelas de niñas y de niños, hay diferentes labores, aquí, por ejemplo, en la casa de Duitama hay escuelas, hay Caja Social, la Caja de Ahorros del Círculo de Obreros -que en ese tiempo era cerca a la iglesia-, hay huerta para trabajar porque aquí se cultivan flores y hortalizas. ¿A usted sí le gusta todo eso?

Yo le dije:

- Sí Padre, a mí me gusta todo eso.

Y me dijo:

- Eso hay frutas porque se hacen injertos, aquí se recogen las frutas y se venden en la plaza y lo que se recoge es para la Caja Social, para aumentar la cuentica de

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la Caja Social y en la cooperativa lo mismo. Por eso aquí deben tener espíritu de trabajo.

Mi mamá le dijo:

- Eso sí mi niña me ayuda mucho. Yo es por ese problema que la traigo, porque si no, yo la dejaba allá en la casa, porque yo tengo un negocito y ella me ayuda porque es la mayor y ahora dejarla acá y quedarme sola.

Entonces el padre le dijo:

- No, yo desde aquí voy a encomendarla para que le vaya bien con sus hijitos.

Es que ella se quedaba allá con Myriam y Gabriel, el menor, porque al otro hermano mi mamá lo trajo donde los padres de la clínica San Rafael.

Es que mi mamá como que quería que todos fuéramos religiosos.

QUE HABIA CONOCIDO PRIMERO A LA MAMA QUE A LA COMUNIDADQUE HABIA CONOCIDO PRIMERO A LA MAMA QUE A LA COMUNIDAD

Inclusive el hermano mío se alcanzó a poner sotana. Cuando el 9 de abril, que hubo tanta mortandad, él ya estaba aquí en Bogotá en la clínica San Rafael y ahí fue donde aprendió la enfermería. Salió bien preparado como enfermero. Inclusive

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nos contó que había oído por la radio de la mortandad de gente y de las casas que quemaban y entonces él le pidió permiso a los padres para ir a ver a mi mamá y le dijeron que no, porque como eso era una comunidad que no podían darle el permiso. Y él decía que había conocido primero a mi mamá que a la comunidad, que lo dejaran. Entonces le dijeron:

- Usted verá. Si se va, ya no lo recibimos.

Y se fue. Y allá llegó. A mi mamá siempre le dió pesar, dijo:

- Pero mijito ¿cómo se fue a salir? Yo tanto que luché para que usted entrara allá, tantas recomendaciones y ahora perder su puesto.

CAMBIO DE HABITOSCAMBIO DE HABITOS

Y él le dijo:

- Pero mamacita, yo no podía estar con esas noticias tan tremendas que habían matado tanta gente y a la única que tenemos es a mi madrecita.

Y se puso a llorar y luego se vino nuevamente. Pero un tío le dijo a mi mamá:

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- Eso no se afane, yo se lo llevo allá a los padres para que me lo reciban, porque si se va sólo, eso no.

Entonces se vino con el tío que lo trajo hasta Tunja y le dijo:

- No, mijito tome esta plata y váyase y lleve esta carta que le mando a los padres.

Entonces mi hermano se sintió como aburrido porque dijo:

- Eso con esta carta no más nadie me va a representar, porque mi mamá enferma, cómo voy yo a presentarme allá.

Se buscó por ahí a un coronel del ejército que había conocido y se lo encontró en Tunja, de casualidad, y le dijo que quería entrar al ejército porque desafortunadamente un tío que lo iba a llevar donde los padres, a hablar él personalmente, no pudo, y él no quería ir solo, entonces el coronel le dijo:

- Bueno, eso sí camine y allá usted se va de enfermero, que nos es muy útil allá.

Allá él fue el enfermero jefe. Eso le fue muy bien.

A MI ME ANHELA MUCHO ESTUDIAR ENFERMERIAA MI ME ANHELA MUCHO ESTUDIAR ENFERMERIA

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Inclusive yo le dije al padre Posada que yo quería aprender enfermería:

- Como mi hermano sabe, él me puede enseñar y dar explicaciones sobre la temperatura, la tensión y los signos vitales y como tengo a mi hermano en Bogotá yo voy a visitarlo si el padre me da permiso, con eso yo salgo bien en el colegio.

Y él me dijo:

- Bueno hijita, lo que uno más pueda estudiar eso es muy bueno porque más obras buenas se pueden hacer aquí en la Institución.

Yo le dije al padre:

- Pues si me da permiso, a mí me anhela mucho estudiar la enfermería.

Y él me dijo:

- Pues yo voy a hablar con otro grupo, con otras compañeras suyas.

Y así nos fuimos un grupo allá, al colegio Boyacá, y nos matriculamos y nos dieron clases de contabilidad, de enfermería. Por aquí tengo los cuadernos. En eso duré tres años gracias al padre Posada que nos dió permiso.

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ESO NO SE LA LLEVE, PADREESO NO SE LA LLEVE, PADRE

Yo empecé en Duitama. Allá fue donde entré, porque mi mamá ya había hablado con el padre Posada y él le dijo que la atendía allá. Ella ya había venido y me decía:

- Es una parte muy buena. Va a ver que sí le va a gustar.

Allá me tocaba hacer el mercado para todas, el mercado de la semana. Como mi mamá tenía su negocito, ella me había enseñado. Inclusive yo quería que me trajeran aquí, a Bogotá, porque oía que eso acá era muy bonito por la banda del Círculo de Obreros, que hacían fiestas en Villa Javier y que celebraban el seis de enero muy bien.

Yo le dije al Padre Posada que me trajera. Y me dijo:

- Sí, un día de estos, cuando venga, alista sus cosas y la llevo.

Y en ese tiempo pues me iba a traer a Bogotá, pero estaba Ana Joaquina Duarte de superiora y eso le dijo:

- No, Padre, ¿cómo me va a quitar la mano derecha mía, cómo se la va a llevar? En un tiempo que estuvo enferma, mandé a otra a hacer el mercado y eso no

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alcanzó para la semana el mercado. Ella madruga y compra buen mercado y alcanza. No, Padre, no, no, no, eso no se la lleve.

Entonces el padre Posada me dijo:

- Te llevo después, porque ya la superiora me regañó. Eso todavía hay tiempo, otro día la llevo, más bien vaya y trabaje porque usted hace falta acá, porque aquí la estima mucho Ana Joaquina.

LA AZUCENA DE QUITOLA AZUCENA DE QUITO

Eso estuve dos años haciendo también los dulces para las escuelas, que se les vendía de nueves y onces, para que ellos no salieran a la calle sino ahí mismo. Porque como decía el padre Posada:

- Eso son entraditas para la Caja Social, eso todo lo que hagan las Marías es para la caja.

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Se hacían panelitas de leche, bocadillos de leche, melcochas, cocadas de piña, de guanábana, de coco. Eso habían una pailas grandes de cobre y había una cuchara de palo y eso uno tenía que saber su punto, eso uno sudaba, como se hacía cantidad.

Pues allá en Duitama.... así poco de estudio, porque como había mucho trabajo, por lo que había que atender la huerta, lo de floristería y de hortalizas, pues poco tiempo quedaba y eso había que echar azadón. Eso era para todas, eso no había excepción: cajeras, profesoras, todas teníamos que ir a trabajar, hacer los surcos de lechuga, sembrar claveles, sembrar la azucena de Quito que se vendía tanto. Allá se daban unas bellezas de azucenas, porque como había en ese tiempo un patio tan grande con gallinas, todo ese abono se les echaba a las matas. Se hizo un pozo de abono y eso allá se echaba todo, desperdicios de la papa, de todo y luego se les echaba a las flores, a las hortalizas. Eso se cogía buena plata con la venta de flores.

EN ESE TIEMPO FUE LO DE LA VIRGEN DE FATIMAEN ESE TIEMPO FUE LO DE LA VIRGEN DE FATIMA

Yo tenía deseos que me trasladaran a Bogotá, porque yo oía a las compañeras cómo nos hablaban de Bogotá, y Joaquincita me decía:

- Esta patialegre ya se quiere ir para Bogotá. Si aquí hay harto trabajo y a mí me toca allá en la caja y atender aquí también y además esto es su tierra porque esto es de Boyacá.

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Ella fue la de la idea de hacer el pozo del abono.

Después pasé a Tunja. El padre Posada me trasladó a Tunja. Allá también hice dulces porque como también habían escuelas, en la cooperativa, lo mismo. Allá estaba Adelina Sarmiento y el padre le dijo:

- Carmen es de buen genio. Voy a pasarla a la caja, porque ella ha trabajado bastante y ya estará un poco cansada con eso pesado de la huerta y lo de los dulces y ahí va aprendiendo.

Entonces pasé ahí a la caja, con Adelina, y ella me explicaba y fui aprendiendo contabilidad.

Empecé a atender lo de consignaciones y atender público. En la caja éramos tres con Adelina, la directora. En ese tiempo fue lo de la Virgen de Fátima, yo no recuerdo en qué año fue. Eso allá nos llevaban trabajo, pero por cantidades, porque llevaban esas cajas de monedas y nos tocaba contarlas y darles en billetes a los padres que iban con la Virgen de Fátima. Eso era una peregrinación y como la gente es tan piadosa, pues daban bastante plata y les decían:

- Eso dejen aquí que son las niñas del padre Campoamor y ellas son muy honradas.

Y nos decían:

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- Eso cuénten, y lo que salga nos lo pasan en billetico porque esa plata. Para llevarla, pesa mucho.

Y eso la regábamos en el piso de la misma oficina y hacíamos unos rollitos en papel de $10, $20, $50, $100 y se llevaba al banco para cambiarlos por billetes.

PERO, PADRE ¿ OTRA VEZ EN ESO ? PERO, PADRE ¿ OTRA VEZ EN ESO ?

De ahí, de Tunja, me trasladaron aquí, a Bogotá. A Santa Teresa, porque en ese tiempo el padre Posada me dijo:

- Como usted ya estaba acostumbrada allá en Duitama a que había bastante trabajo en la huerta, que se vendían flores, se vendía hortaliza, se vendía fruta, se vendían huevos, usted está práctica en esto y allí en la Granja de Santa Teresa también se cultiva bastante. Como hay vacas también hay que ordeñar y usted como tenía finquita y sabe ordeñar.

Yo le dije:

- Pero Padre... ¿Otra vez en eso?

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y él me dijo:

- Mijita, pero también es trabajo del Círculo de Obreros. Eso ahí se le da gloria a Dios en ese trabajo, no sólo en otras cosas, y además ahí está la señorita Pachita y la señorita Ana María y ellas le dan clases y con eso usted se prepara mejor y como usted sabe hacer muy bien las cuentas y no se deja engañar; eso me dijo Ana Joaquina que usted tiene mucha práctica y como le ayudaba a su mamá usted sabe muy bien de hacer sus negocios de mercado.

Yo le dije:

- Bueno padre, si el padre quiere pues bueno.

Y también me dijo:

- Además, ahí de Santa Teresa van a Villa Javier, a las fiestas. Y como cuando usted estaba en Duitama tenía tanta ilusión que la trajera a las fiestas de aquí por lo que había la banda del Círculo de Obreros y que los colegios, la banda del colegio, de las escuelas.... y también puede ir a Villa Javier y como también se celebra la Navidad, la señorita Ana María prepara a las Marías para comedias y todo eso. Usted aquí se puede divertir muy bien porque la reunión de todas es en Casa María Teresa.

Y le dije:

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- Bueno, como el padre quiera.

Dijo:

- Como usted quiere que a su hermana la pasen a la Normal y que mejor usted nos ayuda.....

Yo le dije:

- Pues sí padre, porque como ella sí alcanzó a terminar el quinto de bachillerato y en cambio yo no.

Y eso sí yo hablé con él y me dijo:

- Si quiere, dígale a su mamá que venga con su hermana y le hago un examen a ver si sabe sumar, restar, multiplicar, dividir... si sabe esas 4 operaciones bien, la paso a la normal.

ESAS FIESTAS ERAN MARAVILLOSASESAS FIESTAS ERAN MARAVILLOSAS

A Myriam le fue muy bien y la mandó a Santa Teresa a estudiar y a mí me tocó todo eso de cooperativa, vender hortalizas, flores. Desde el principio me dijo:

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- Usted ya tiene práctica y en sus ratos libres va la señorita Pachita a darle clase de aritmética y de dictados y de todo eso.

Bueno, yo me amañé bastante. Esas fiestas eran maravillosas porque en Villa Javier uno gozaba bastante. Cuando era el santo del padre Posada nos reuníamos todas y eso eran esos banquetes, desayunos, eso iban padres a celebrar y la banda del Círculo de Obreros. Yo no sé, pero a mí me gustaba tanto la banda...Es que inclusive cuando estuve allí en la novena , yo no sé, me llamó la atención desde pequeña la música.

Cuando estuve en la tienda, aquí en la novena , ahí estuve también haciendo dulces y como nos encargaban del Salesiano tantos dulces y me dijo:

- Eso usted ahí congenia con Inés...

Que era la que estaba en la tienda. Y eso cuando entraban a tomar, eso nos decían:

- Bueno, ¿ustedes no nos pueden hacer un piquete?

Y les decíamos:

- Con mucho gusto, ¿qué les provoca?

Y nos decían:

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- Una carne asada y unas papas saladas, con eso pedimos más cerveza y les hacemos buen gasto acá.

Y como estábamos haciendo dulces y estaba la estufa prendida pues se asaba la carne en la plancha, bien asada y se les hacían las papas y se les servían en una bandeja.

Y EMPEZARON A SECRETEARSEY EMPEZARON A SECRETEARSE

En ese tiempo se vendía cerveza. Inclusive yo me acuerdo que cuando se vendía el azúcar se guardaban los talegos para en eso hacer las cocadas, mejor dicho cuando ya se batía la piña y el coco para las cocadas de piña, de coco, de maní, lo que fuera. Se entraba a punto y se extendían los papeles en la mesa y ahí se echaba la medida de las cocadas. Por eso guardábamos esos papeles.

En una ocasión salí yo a llevar los papeles y yo estaba bien rosada porque con ese calor de la estufa, haciendo esas pailadas de dulce y estaban ahí tomando cerveza los de la banda y empezaron ahí a secretiarse? Y yo decía:

- ¿Será que tengo untada la cara? ¿Tendré alguna chorriadura?

Y ya cuando se acercaron a Inés, le dijeron:

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- Señorita vamos a pedirle un favor, como ustedes son compañeras de trabajo, pásele un papelito de estos de cigarrillo por la cara porque hicimos una apuesta de que ella se echa colorete y unos decimos que tiene colorete y otros que son colores naturales, entonces vamos a ver quién gana.

Y ella sí me pasó el papel. Y yo más colorada me puse. Y apostaron una canasta de cerveza. Eso me pasó en una ocasión y eso no se me olvida a mí.

UNA VEZ ME VISTIERON DE ANGELUNA VEZ ME VISTIERON DE ANGELY LA VIRGEN ERA UNA PRIMAY LA VIRGEN ERA UNA PRIMA

Es que todas las fiestas eran tan buenas, la navidad, la fiesta de Reyes. Es que eso se aprovechaba para hacer cocadas para vender. Se hacían empanadas. Eso se recogía buena plata para la caja, que era la vaquita lechera en ese tiempo.

Eso como vestían al rey Herodes, los diablos, la Virgen, San José, se cantaban villancicos. ¡Ah! una vez me vistieron de ángel y la Virgen era una prima, la prima Cecilia Rico, que en ese tiempo ella era muy simpática. Porque eso ella se casó y el hombre le salió muy borracho.

Bueno, también hacíamos paseos. Ibamos a Chiquinquirá. Eso llevaban el almuerzo en ollas, tamales para todos. Eso con el padre Mejía, que le ayudó bastante al padre Posada, fuimos varias veces a Chiquinquirá. No y otras cosas,

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por ejemplo, cuando nos llevaban a promesas a Monserrate y en ayunas y después de que pasaba la misa y comulgábamos era cuando íbamos a desayunar. Pero como uno estaba joven pues no sentía tanto.

EN UN TIEMPO QUISE SALIRMEEN UN TIEMPO QUISE SALIRME

El padre Posada nos decía:

- Miren que el Padre Campoamor las quería mucho.

Ah! El padre Posada era el pan bendito como decíamos. Era un poco estricto, porque cuando cometía uno alguna cosa así, él se ponía bravo y lo gritaba a uno, le daba mal genio y eso a uno le daba impresión que se pusiera así, porque siempre como uno lo veía tan sonriente y tan querido con uno, en los paseos y todo.

En un tiempo quise salirme, cuando estaba la señorita Ana María enferma y Emelina Sarmiento que le dió ostiomelitis. Tenía varias heridas, mejor dicho eso salió desahuciada. Eso decían que tenía tantas cosas que prácticamente no se sabía qué era. Y aquí la trajeron a Casa María Teresa y ahí fue cuando el padre me dijo:

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- Ahorita es cuando me sirve usted. Yo le dí permiso para que estudiara enfermería, entonces ahora ayúdeme, colabóreme con lo de Emelina.

Y eso el médico venía y dejaba escrito que había que hacerle las curaciones, porque esas heridas tenían bastante materia. Eso a ella le dió fue esta enfermedad que se llama...

A mí me tocaba de día y de noche. Fue que a ella le subió la fiebre a cuarenta, pero con toda esa materia en el cuerpo no era para menos. Eso ella me decía:

- Sáqueme eso que yo siento alivio.

¡Uy.... eso sufrió mucho! Lo que yo quería era atender a la señorita Ana María, pero ella me decía que no. que Emelina me necesitaba más.

HABIA UN SEÑOR QUE SIEMPRE IBA Y ME MIRABAHABIA UN SEÑOR QUE SIEMPRE IBA Y ME MIRABA

La señorita Ana María tenía como una jiba y le dió como que una trombosis. Ella era la que ensayaba todas esas comedias en Villa Javier. Ella tenía una casa cerca a la casa de Santana, eso ahí había una escuela y una Caja. Pues la señorita Ana

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María la pasaba más que todo en Villa Javier y era la que cuidaba las visitas de las Marías que tenían novio.

Cuando estábamos en la novena, había un señor que él siempre iba y me miraba. Siempre me pasaba la libreta era a mí, para que le hiciera la consignación y él tenía así como algún interés. Y un día me dijo:

- Señorita, quiero hacerle una pregunta.

Y yo le dije

- ¿ Qué, de la consignación que hizo?

Y me dijo:

-No..., de otra cosa.

Le dije:

- ¿Quedó mal la consignación?

Dijo:

- No, es otra cosa que le quiero preguntar. ¿Dónde están su papá y su mamá?

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Y yo le dije:

- No, ellos están lejos.

- Entonces ¿con quién se puede hablar?

Me preguntó. Yo le dije:

- ¿Cómo para qué? Pues el director es el padre Posada, él tiene aquí mismo su despacho.

Y le indiqué por dónde . Y me dijo: - Ah bueno, gracias.

SIEMPRE ES BUENO QUE TENGAN OTRO PAR DE ALPARGATESSIEMPRE ES BUENO QUE TENGAN OTRO PAR DE ALPARGATES

Y fue y habló con el Padre Posada. Inclusive el padre fue donde él para ver si era cierto lo que le decía, porque lo que quería era proponerme matrimonio a mí.

El padre Posada un día lo citó allá al despacho. Y ese día nos habíamos ido con Inés a hacer mercado a la plaza. Y llovió tanto que esos alpargates se mojaron,

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pues con ese barro y eso en la plaza, figúrese: se volvieron una miseria. Y en esas salió el padre y nos dijo:

- Siquiera llegaron, porque está allí un señor esperándola. Ya yo hable con él. Si quiere hija ir a hablar con él.

Y yo le dije:

- Padre, pero así con esta facha, considere.

- Pero es que ya lleva rato esperando -dijo él.

Y le pregunté:

- ¿Para qué sería padre?

Y él me dijo:

- ¿Luego él no le hizo una pregunta, allá en la Caja?

Yo me asusté y me dijo:

- Pero mijita no se asuste que eso no es nada. Tranquila ¿No tiene otros alpargates por acá? Siempre es bueno que tengan otro par.

Page 202: Diez historias de vida  - Las Marias

Yo le dije:

- Pues sí, padre, yo siempre tengo un par de reserva, pero como madrugamos a la plaza, pues yo no me acordé de traerlos. No padre, mejor dígale que venga otro día, porque él en la Caja siempre me ha visto arreglada con el delantal, a mí me da pena.

- Bueno hijita -contestó él-

Y yo le dije:

- Padre, pero ¿no se pone bravo?

Dijo:

- No hijita, él quiere casarse con usted y eso no es pecado.

- Pero, padre, si yo lo acepto como novio yo no quiero ir a Villa Javier.

Y me dijo:

- ¿Por qué?

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- Por esa burla que hacen las compañeras ahí en el comedor: que fulanita está de novia, que vamos a ver qué va a hacer hoy. No, yo no quiero esos comentarios en el comedor.

Entonces me dijo:

- Ay mijita, pues tranquila. El puede venir aquí y hablan ahí en el despacho, yo le doy permiso.

- ¿Me dá permiso?

Y dijo:

- Sí, claro hijita.

PARA QUE NO LE DIJERAN AL PADRE QUE YO ESTABA HABLANDO CON UN HOMBREPARA QUE NO LE DIJERAN AL PADRE QUE YO ESTABA HABLANDO CON UN HOMBRE

Entonces ese día yo no fuí. Y volvió otra vez y ese día yo estaba ocupada haciendo los dulces y estaba muy acalorada. El padre me dijo:

- Ahí está otra vez ese señor buscándola.

- No padre, yo no voy porque esto ya está en su punto.

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Y él me dijo:

- A mí ya me da pena con el señor y además yo lo conozco y él tiene su buena platica en la Caja Social, es un colaborador, es un señor bien. ¿No se dá cuenta que las que se han casado tienen su casita?. ¿ No se acuerda cuando se casó Rosario, esa fiesta fue buena? ¿Porqué se pone nerviosa, si tiene permiso mío?

No sé, como yo era tan boba. Y un día yo iba para misa y él iba en un carro y pitaba y pitaba. Pero yo iba para la misa en la Iglesia del Carmen. Y yo lo que hice fue seguir, para que no le dijeran al padre que yo estaba hablando con un hombre. Yo era como tan... yo no sé, tan tímida.

OIGA ¿ Y USTED POR QUE SE REGALA ? OIGA ¿ Y USTED POR QUE SE REGALA ?

En ese tiempo cuando estaba aquí atendiendo a Emelina vino una enfermera y yo le dije al padre:

- ¡Ay! es que siempre de día y de noche....

Y como siempre había que estar con ella y después de sacarle todo eso había que introducirle una inyección y después había que aplicarle el suero, entonces la señorita Ana María también dijo:

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- Es que Carmen sola de día y de noche se cansa.

Entonces fue cuando consiguieron una enfermera para que me ayudara y me reemplazó y me dijo:

- ¿A usted cuánto le están pagando aquí? ¿Usted cuánto tiempo lleva atendiéndola a ella?

- Ya llevo bastante tiempo atendiéndola de día y de noche - le dije.

Yo a Emelina la estimaba mucho, pero la compañera me dijo:

- Oiga ¿ y usted por qué se está regalando así, por qué se regala? Si usted va a trabajar a una clínica o a un hospital, eso allá es por turnos y allá le pagan a uno buen sueldo y horas extras. Usted se está regalando miserablemente y con esa paciente ¡A cómo está de enferma!

Yo le dije:

- Sí, porque ella está desahuciada, es que si vuelve a recuperar la salud es de milagro.

Y de verdad fue un milagro, como decía el señor Mena Gómez. El me quiso mucho y me ponía planas de la letra palmer, gótica.

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Yo le conté al padre lo que la enfermera me había dicho y él me dijo:

- Pero si así le está dando gloria a Dios. Además es una compañera suya, no le dá pesar, pobrecita, cómo la va abandonar.

¡ CHOCHA LA ENFERMA Y CHOCHA LA ENFERMERA !¡ CHOCHA LA ENFERMA Y CHOCHA LA ENFERMERA !

Y yo le dije:

- Pero padre, eso yo me canso y a la hora del almuerzo me demoro por las curaciones, porque ese tratamiento de esos lavados con agua oxigenada, eso es bastante demorado y la superiora se me pone muy brava y cuando yo voy a almorzar me dice:

- Caliente su almuerzo, porque como usted es muy desordenada y se demora mucho atendiendo una sola paciente, como fuera en un hospital que son bastantes pacientes, por qué no apura.

Yo le decía:

- Pero no pude, hice lo imposible.

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Y eso había días que se ponía brava conmigo y me decía:

- Chocha la enferma y chocha la enfermera, qué vamos a hacer.

Entonces uno pedía como más paciencia.

Emelina duró bastante tiempo enferma. Recuerdo que una vez también me dijeron que había un paseo al Ocaso y Resurita me dijo:

- Usted está muy nerviosa, muy cansada ¿por qué no se va y se distrae un poco allá en el Ocaso? Deje que a Emelina la atienda la hermana, que para eso la tiene, que le haga esas curaciones.

Y yo sí me fuí, pero después cómo lloraba esa pobre Emelina y me decía:

- Eso me ha hecho una falta, porque mi hermana eso no sabe hacerme esas curaciones, en cambio usted sí estudió su enfermería y sabe muy bien y me hace las curaciones muy bien. Eso no me vaya a abandonar por amor a Dios.

Eso habló con el padre Posada para que no me dejaran sacar.

Ella me decía que esperara a ver si se mejoraba o se moría. No, pero eso fue un milagro porque esas cinco heridas, sobre todo la de la pierna. Eso había que llevarla a la clínica y había que ponerle un drenaje. Y eso que allá era pagándole a un especialista. Pero como eso en las clínicas siempre sale una enfermera y llega

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la de turno y ella no vió que tenía un drenaje y le puso el otro. Eso fue peor, terrible, eso no había cuándo curar esa herida y el médico me decía:

- ¿Cómo es posible que no mejore? Eso tocará llevarla y rajarle para ver qué pasa con esa herida.

Al fin la operaron y ahí fue para darse cuenta el doctor . Y así fue. Y yo la atendí hasta que se mejoró.

MEJOR ME VOY CALLADA Y ASI FUEMEJOR ME VOY CALLADA Y ASI FUE

Después yo me salí por eso que me dijo la enfermera:

- Pero usted sabiendo la enfermería ¿por qué no trabaja en una clínica? Gasta aquí su juventud y ese poquito sueldo que le pagan y trabajando con esa paciente de día y de noche. En la clínica trabajamos por turnos, si quiere ir a la clínica donde yo trabajo ahí hay puesto. Pida permiso y vaya un día.

Yo le dije:

- Pero es que si yo pido permiso para eso me da pesar con el padre Posada. El se disgusta y me va a decir que por qué voy a hacer eso.

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Y yo me decía:

- No, yo no quiero contrariar al padre, y como él fue el que me dejó aprender la enfermería.

Bueno, esa vez el señor Mena me decía:

- No hijita, a seguir adelante y a seguir en esta obra tan buena. ¿Eso qué tiene que ir a trabajar?

Y yo pensé:

- Eso está muy difícil, contando no me puedo salir, mejor me voy callada, y así fue.

Un día yo le pedí permiso a Matildita, que ella fue Superiora General también, Matilde Rodríguez. El padre había viajado a Medellín o a Pereira, no recuerdo, pero estaba fuera de Bogotá. Yo le dije a Matildita que si me daba permiso de ir donde los familiares, porque yo quería descansar unos días, pero yo iba con otro fin. Y me dijo:

- Es que el padre Posada no está y él es el que da esos permisos.

Le dije:

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- Ay, pero como Superiora me lo puede dar y después le explicamos al padre Posada.

- Bueno, pueda ser que no se disguste el padre Posada -dijo ella.

Y Yo le dije:

- No, eso confíe, que el padre Posada la estima mucho. Eso con el permiso suyo es suficiente.

Como a mí me habían contado que había un puesto en el hospital, dije:

- Voy a ver si me dieran ese puestico.

Y COMO NO ME PINTABA LAS UÑASY COMO NO ME PINTABA LAS UÑAS

Yo pensaba decir la verdad: por un lado trabaje y trabaje y nada. Y como el padre nos hablaba tanto en los ejercicios que afuera había tanto peligro, que había tentaciones. Y eso él lloraba en las meditaciones. Y eso como que uno más amor le cogía. El nos decía:

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- Miren esos niños tan pobres de las escuelas y aquí se hace mucha labor y en las cajas también.

Yo no quería salirme, pero esa enfermera me ilusionó mucho. Eso fue en el 72. Y pues sí, me dieron el puesto en cancerología en la décima con primera. No recuerdo cuánto me pagaban, pero era mucho mejor que acá. Y en ese tiempo como había un albergue, eso había voluntarias. Allá trabajé tres años. Era interna y como yo siempre pensaba en todo lo que el padre nos hablaba, de los peligros por fuera.

Un día fuí y busqué al Padre Posada. Me fuí con otro vestido, porque las enfermeras me decían que yo parecía una boba con esos vestidos tan largos. Y como no me pintaba las uñas, me decían que con esas manos parecía una cocinera. Ellas decían que había que tener las uñas bien arregladas porque en este trabajo hay que estar bien presentadas, porque eso viene mucha gente. Y así como hay pobres, también hay ricos. Y lo ven a uno de cualquier manera y así lo tratan.

- Eso usted tiene que arreglarse, los vestidos un poquito más altos, no tan largos, porque eso parece una boba.

- Pues tocará arreglar los vestidos - dije.

Y fuí a ver al Padre con el vestido un poco más alto y él se quedó mirándome y me dijo:

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Y SE LE LLENARON LOS OJOS DE LAGRIMASY SE LE LLENARON LOS OJOS DE LAGRIMAS

- Hijita ¿y eso qué es lo que le pasa? ¿Y ese vestido por qué lo usa tan alto?

Le conté que las compañeras allá me molestaban y me decían que parecía una boba.

Y me dijo:

- ¿No se lo decía yo? Por eso les explicaba que por fuera había mucho problema, mucho peligro. Tantos años que estuvo en la institución y no practica todo lo que yo les enseñé, todos esos ejercicios y esas pláticas.

Yo le dije que ellas me decían que parecía que fuera cocinera y me dijo:

- Ay, hijita...

Y se le llenaron los ojos de lágrimas. Me dió tanto pesar verlo así, como triste. Me dijo:

- Hijita, yo no quiero que pierda el espíritu de Las Marías.

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Y yo le dije:

- No, padre, ni novio tengo tampoco. Y yo lo único que estoy haciendo es atendiendo pacientes. Allá me estiman mucho, e inclusive las voluntarias dijeron que iban a mandarme al albergue de cancerología. Entonces dijo:

- Ah, bueno, en todas partes se hacen obras buenas. Sea bien buena con los pacientes. Así como me atendió aquí a Emelina, que ya se está mejorando y se está reintegrando a la obra. Tu labor fue muy buena. Ojalá que sigas así.

En la Hortúa siempre era duro y pesado. Cuando era día de visitas, eso me llamaban:

- Enfermera Carmen Romero, venga por su paciente que ya salió de cirugía, traiga la camilla.

ESO PARECIAN FUEGOS, YO NO SEESO PARECIAN FUEGOS, YO NO SE

Bueno, un día el ascensor se trabó y me tocó subir por la escalera corriendo al tercer piso y prestar una camilla para sacar al paciente que estaba en recuperación y me caí en la escalera. Eso fue tremendo el golpe. Me rompí el labio de lado a lado. Los compañeros de turno me alzaron y eso me cogieron puntos en

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la boca y eso yo estaba más acomplejada, porque eso me hicieron un remiendo mal hecho. Eso parecían fuegos, yo no sé, y eso me preguntaban:

- ¿Qué le pasó en la boca? ¿ Es que tiene gripa, o fiebre ? ¿Por qué tiene esa boca tan rara?

Eso me tocó ponerme una bufanda, porque era tanta la preguntadera. Un especialista, el doctor Miguel Uricochea, llegó de una reunión de médicos fuera de Bogotá, y me dijo:

- ¿Q' hay María del Carmen ¿Cómo le ha ido con sus pacientes?

Yo le contesté:

- Pues regular, doctor, mire cómo tengo la boca.

- ¿Y eso qué fue lo que le pasó?

- Pues en las escaleras, por correr rápido.

Dijo:

- Tranquila que yo le hago una cirugía plástica bien hecha. Usted sabe cómo han quedado los pacientes que yo he atendido. Yo les he hecho injertos y quedan bien.

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Le dije:

- Sí doctor. Si el doctor me atiende a mí, eso es lo mejor que yo puedo lograr.

Y ME HICE UNA MOÑAY ME HICE UNA MOÑA

Entonces me dijo:

- Vaya a mi consultorio que queda en la 45. Allá le hacen los exámenes de coagulación y cuadro hemático y todo. Yo le hago una cirugía plástica bien hecha. No aquí en el Hospital, sino en la Clínica del Country.

- Ay, doctor ¿pero cuánto no me valdrá allá?

- Tranquila, yo arreglo eso, me respondió.

Inclusive me dijo el doctor que como yo tenía ese pelo tan largo pues que me lo mandara recortar. Y si no quería, pues que me lo mandara peinar.

Me hice hacer una moña y así fue. Cuando llegué allá él les dijo, ahí en cirugía a los otros, que yo era compañera de trabajo y que no me fueran a cobrar la cirugía, porque yo le había cuidado muy bien los pacientes que había operado. Y así fue:

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no me cobraron nada y eso me aplicó bastante anestesia. Yo tenía un lunar y también me lo quitó y lo mandó a patología y me dijo que yo estaba muy bien. Eso las compañeras me decían:

- ¡Uy... con ese médico que es tan carero! ¡ No ve que allá van esas señoras que tiene ya tantos años a que les quiten las arrugas y él les cobra harto !

Pero como yo iba era para una cirugía de la boca, él no me cobró.

Y ES QUE A LA HORTUA VA TANTA GENTE POBREY ES QUE A LA HORTUA VA TANTA GENTE POBRE

Tres años duré allá. Y es que a la Hortúa va tanta gente pobre. Y eso morían tántos pacientes . Y eso me tocaba de día y de noche. Y eso me buscaban y me golpeaban en la pieza. Como era interna, eso los mismos pacientes me decían:

- Ay, señorita, pero usted sufre mucho, porque se mueren pacientes a las doce de la noche y a usted la buscan para llevarlos al anfiteatro.

Y yo ya me sentía como muy cansada. Y en ese tiempo me puse muy flaca. Por ahí tengo fotos, parecía que tuviera como ochenta años.

Siempre iba a visitar al padre Posada, porque como yo lo quería tanto.

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USTED DE DIA Y DE NOCHE, USTED ES MUY GUAPAUSTED DE DIA Y DE NOCHE, USTED ES MUY GUAPA

Y eso me decían los pacientes:

- Usted está aquí interna, acabando su vida por nosotros. ¿Por qué no le aumentan el sueldo o que le pongan una compañera?

Entonces ya me pusieron una compañera. Eso en el albergue yo atendía de veinte a veinticinco pacientes. Eso se morían mucho. Yo me aterraba mucho porque eso al paciente había que dejarlo sin ropa allá. Siempre me daban nervios. Ahí estuve tres años en cancerología y hasta el doctor me decía:

- Es que usted de día y de noche, eso es que usted es muy guapa.

Y yo le dije:

- Doctor, ¿será que si yo me voy para otra parte me reciben para trabajar?

- Claro, no ve que usted como sabe de bien esa enfermería. Usted sabe tratar muy bien los pacientes. Retírese y haga la solicitud en la Shaio. Yo allá trabajo también.

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Y fuí, hice la solicitud y me recibieron. Allá duré dos años. Me gustaba mucho porque habían dos turnos de siete de la mañana a una de la tarde y de una a siete de la noche.

En la Shaio estuve dos años y me retiré porque me quedaba muy lejos de la pieza que tenía en arriendo. Y de ahí pues me llamaban para sueros, inyecciones. Luego me metí de auxiliar de acupuntura china. Yo aprendí a aplicar las agujas con el doctor Contreras. El me enseño a sacar sangre y a aplicar una inyección para la diabetes. Con él duré tres años. Eso me liquidaron bien, me pagaron horas extras. Eso llegaba mucha gente de todo lado.

Ahora voy por ahí donde me llaman. Ahorita voy a Chapinero donde una señora Blanca Rivadeneira, esposa de un doctor. A ella no le gustaba decir que yo era enfermera sino ama de llaves.

USTED LLEGA DEL TRABAJO Y ESA CAMA FRIAUSTED LLEGA DEL TRABAJO Y ESA CAMA FRIA

Ahora vivo con el esposo, porque al fin me casé.

Eso fue hace ocho años, después de que trabajé en la acupuntura, en turnos especiales. Allá iba mucho una señora que era millonaria, que tenía casas y

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apartamentos y fincas. Yo fuí con el doctor Turbay, el hermano del que fue Presidente. Y yo llegaba allá por la mañana y él me decía:

- Uy, ¿ no sintió frío usted sola ? No se casa ni nada. Usted debía de casarse y tener un compañero, porque eso usted llega del trabajo y esa cama fría en vez de tener un compañero.

Siempre me hacía la burla y yo le decía:

- Eso de casarme a mí no me llama la atención.

EL DE LOS MINISTERIOSEL DE LOS MINISTERIOS

¡Ah! Pero sí, yo no me acordaba que sí tuve otro novio: el de los Ministerios, José Lizarazo. Una vez me lo encontré cerca a la Plaza de Bolívar y él me hizo la charla y me dijo que trabajaba allá en los Ministerios. Y que cuando se me ofreciera alguna cosa, allá estaba a la orden. Me dió el teléfono y yo le dije:

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- Pues yo estoy trabajando en la caja del Círculo de Obreros. El me dijo que eso era una buena obra y que allá las preparan muy bien y que le gustaría que yo fuera su esposa y que pudiera atenderme como novia. Yo le dije que eso era muy difícil, porque allí había un reglamento y que tendría yo que decirle al padre Posada.

Por ahí algunas veces me encontraba con él y eso íbamos a tomar café. Una vez fuimos a una cafetería y ahí estaba un primo con la novia, que hoy es la esposa. Y yo le dije:

- Ay.... yo no entro porque está mi primo.

Y él me dijo:

- Mejor, así antes voy conociendo su familia.

MIRE DOCTOR TENGO DOS NOVIOS ¿CUAL ME ACONSEJA USTED?MIRE DOCTOR TENGO DOS NOVIOS ¿CUAL ME ACONSEJA USTED?

El matrimonio fue después, estando trabajando en turnos. En esas no estaba de planta, sino de turnos. Eso ya hace ocho años que me casé. El se llama Luis Guzmán. El tenía una casa en el Boyacá Real, allá tenía una casa, 4 apartamentos, un local, una miscelánea. El es sastre. Cosía vestidos y tenía lavandería, en fin....

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Trabajando en la enfermería fue que lo conocí. Yo fui a visitar una parienta de él, una prima que habían operado, y me conocí con él. Como ella es pensionada la operaron en la clínica de los Seguros y allá también fuí a hacer turnos y por eso nos conocimos. Le dijo a la prima que le ayudara para poder ser novio mío. Ella me dijo:

- No, eso él es buena persona, tiene su buena casa, es trabajador.

Bueno, en ese tiempo resultó también otro novio, en la Primera de Mayo, y como el doctor fue tan bueno conmigo yo le conté:

- Mire, Doctor, yo tengo dos novios, ¿cuál me aconseja usted? ¿Con cuál me aconseja casarme?

El me dijo:

- Tiene que traérmelos aquí al consultorio y yo le aconsejo con cuál. ¿Qué años tienen?

Yo le dije:

- Hay uno joven y otro de más años.

- Yo le aconsejo el de más años. - me dijo.

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SI SE CASA CONMIGO LA LLEVO A SAN ANDRESSI SE CASA CONMIGO LA LLEVO A SAN ANDRES

Pero como el más joven me decía que era por lo civil y yo le dije:

- No, por lo civil, si no.

Eso yo me imaginaba a las compañeras que me dirían que tantos años allá en el Círculo de Obreros y viviendo arrejuntada. Eso era lo peor.

Me casé ahí en Santa Rita. Pues lo que pasa es que él me ilusionó porque me dijo:

- Si se casa conmigo la llevo a San Andrés.

Inclusive me dijo que él había hecho un curso y que sabía manejar y tenía su carro. Un poco de promesas que no salieron. No todo fue realidad.

Ahora coso, hago cubrelechos, porque hace como unos 3 meses fuí a hacer unos turnos en el norte, por allá en la 72. Me pagaban cinco mil pesos el turno, pero es de esa gente, de ricos, que cuando yo llegaba me decían:

- Bueno señorita, póngase los zapatos de enfermera, no me pise la alfombra.

Eso me pareció como tan raro y dije:

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- ¡Ay, no!

Me dijeron que al baño de ellos no podía entrar y allá tenían el oxígeno. Y yo les dije:

- Bueno, ¿ y cómo hago para controlarle el oxígeno al paciente, si no puedo entrar al baño?

Me dijeron:

- Ay, como que usted nos está saliendo muy problemática.

A PESAR DE QUE NO NOS PAGABAN TANTO, YO NO RECUERDO ESTO CONA PESAR DE QUE NO NOS PAGABAN TANTO, YO NO RECUERDO ESTO CON MALESTAR SINO CON CARIÑOMALESTAR SINO CON CARIÑO

¡Ah! De Las Marías tengo recuerdos muy lindos. Yo sí me siento muy satisfecha. Por eso yo digo que es una bendición de Dios que volvieran a recordarnos, porque tantos años aquí y uno acostumbrado a las compañeras. Y esas fiestas de Villa Javier, porque eran unas fiestas muy lindas. Todo era hermoso, le llenaban a uno las ilusiones, uno se sentía tan bien. A pesar de que no nos pagaban tanto, yo no recuerdo esto con malestar, sino con cariño, y lo bien que nos formaron.

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ANA ROSA CARRILLO PEÑA ANA ROSA CARRILLO PEÑA

UNA VIDA DE INTERNADOUNA VIDA DE INTERNADO

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ME TOCO PAGAR NOVICIADOME TOCO PAGAR NOVICIADO

Tengo 60 años. Nací el 21 de abril de 1933. Soy de Málaga, Santander. Mi papá trabajaba en construcción, mi mamá en el hogar. Eramos tres hombres y dos mujeres. Yo fui la única que entró a las Marías. Ahora tengo 46 sobrinos. Están en Bucaramanga, Saravena y Cúcuta. Están regados. En Málaga había Caja y había escuela. Allí hice los estudios. En realidad la enseñanza era muy distinta de la de ahora. Lo único que no le perdonaban a uno era que faltara a misa los domingos. Uno faltaba y le iban contando las fallas. La profesora, eso uno iba a misa y al regreso volvían a llamar lista.

Entré a las Marías el 13 de enero del 51. De 18 años. Terminé los estudios y nos dejaron un tiempo ahí. Luego me llevaron a Pamplona. Ahí sí ya fuí interna. Como estaba recién entrada me tocó pagar noviciado con cocina, con los oficios de la casa. Si era capaz de hacerlo pues seguía y si no pues hasta luego. O sea lavar, planchar, cocinar. Trabajar en el restaurante para los niños.

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Allí estuve un año tal vez, no me acuerdo. Después me trajeron de nuevo a Málaga. Luego de ahí me trasladaron a Duitama. Ahí duré otro tiempo también, no sólo en la cocina y el lavadero, también en la huerta. Rociando el jardín que había, la huerta. También estuve buen tiempo allí en Duitama. En la huerta, cocina, planchar. Así ayudar lo que se ofrecía porque había varias.

NO PARA QUE OYERAN SINO PARA QUE SE HICIERANNO PARA QUE OYERAN SINO PARA QUE SE HICIERANLAS COSASLAS COSAS

Aquí a Bogotá me trajeron a Santa Teresa. A que estudiara. Pues de todas maneras como allí lo preparaban a uno y o bien salía a enseñar o a la sección de ahorros, a la Caja. De Santa Teresa me llevaron a Manizales. Con la escuela, enseñando. No era muy brava, pero sí me tenían miedo. Porque yo cuando decía las cosas, no era para que las oyeran, sino para que se hicieran. Yo los trataba muy cariñosamente, muy cordialmente porque sencillamente a mí me tocó fue la clase de los pequeños, los más delicaditos. De 5 años a 7. Eso se necesitaba mucha paciencia, mucho cuidado. Pero bueno. De todos modos no tuve problemas. Les enseñé a leer y que se fueran capacitando.

En Manizales no me tocó enseñarles a leer sino ya las niñas iban para segundo elemental. Un poco más fácil, no tanto porque también se lucha y porque había muchos que todavía no podían leer rápido y había que practicarles para que ellos

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mismos aprendieran a dar lecciones y así. Los libros eran la alegría de leer y la Charry.

En Manizales duré como un año, luego me trajeron nuevamente a Bogotá y aquí me dejaron un poco de tiempo acá en esta casa y me llevaron a Sogamoso. Acá en Bogotá, en la escuela. Trabajé en enseñanza acá, en Manizales, en Sogamoso, en Cali también.

DEJARLE PUESTO A LAS MAS JOVENESDEJARLE PUESTO A LAS MAS JOVENES

Bueno, estando en Manizales regresé a Bogotá y estando aquí tuve una intervención quirúrgica y me dejaron en reposo cuatro meses y de ahí me mandaron a Cali, el padre Posadita, allá si me tocó con los niños pequeños. Tres años con niñas y dos con niños.

Los tenían separados. Al padre no le gustaba tenerlos juntos. Allá duré seis años. Allá vivía en el barrio Alameda, en la casa de las Marías, estuve con Rosa Inés.

Salíamos a paseos. Ibamos a conocer pueblos vecinos o paseos a ríos no peligrosos. También fuimos a Buenaventura varias veces. A Popayán en Semana Santa. Estuvimos en el Santuario de Nuestra Señora de Las Lajas. Bajamos hasta Tulcán en el Ecuador y así sucesivamente.

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Después de Cali, nuevamente aquí en Bogotá, en la escuela. Después teníamos que dejarle el puesto a las más jóvenes y ya no nos dejaban enseñar, ni estar en la caja. Entonces ya colaboraba uno con lo que pudiera en la caja y ya después me mandaron a Medellín. Se puede decir que estuve en todas las casas menos en Facatativá.

En MedellIn se puede decir que allá cuidaba la casa, porque la señora que cocinaba se iba temprano y las cajeras tampoco llegaban muy rápido y tampoco las profesoras. Eso fue más o menos en el 76 para acá.

COMIDA SE LE DA, PERO GANAS NOCOMIDA SE LE DA, PERO GANAS NO

Quien decidía de los cambios era el padre Posadita. Era una eminencia de sacerdote. Sacerdote sabio y santo. Las tres eses que tienen los sacerdotes. Buena persona. Usted sabe que manejar mujeres no es fácil. Para colocar al Padre Posadita en la Obra del padre Campoamor, él estaba de Padre Provincial. Y lo llamaron a manejar la obra. El manejaba a los otros padres con un solo dedo, y a nosotras con los 10 y casi que le ganábamos.

Era muy tranquilo, pero usted sabe que buey manso cornea duro. Cuando él necesitaba corregir no lo hacía con pañitos de agua tibia. Al pan pan, vino vino. De todas maneras habían faltas que no se podían soportar. Pero a pesar de todo

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yo pocas veces lo vi como muy alterado. Y por ahí de pronto en una ocasión por ahí en una casa le dieron quejas y le dijeron Padre:

- Fulana de tal no quiere comer.

Y él dijo:

- Comida se le da, pero ganas no .

El falleció el 9 de octubre del 72. Lo habían llevado al Ocaso y eso lo trajeron rápido. Creo que fue como un infarto. El cumpleaños de él era el 18 de julio.

Después del padre Posada, eso como hubo tántos, siguió el padre Guarín, el padre Vélez, el padre Londoño y como antes estaba el padre Rafael, el padre Bernal, el padre Joaquín Elías, varios colaboraron directamente.

El padre Guarín anduvo con el padre Posada. Era muy cariñoso, pero también era como un poco duro. Por último el que anduvo más después de todo fue el padre Londoño, me parece, no. Ya después vino el padre Umaña que es el que está ahora.

Yo no he sentido mucho los cambios.

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Ellos siempre tenían a uno que les ayudara, porque el padre Joaquín Elías estuvo ayudándole, el padre Guillermo también. Cuando yo estuve en la obra estuvo el padre Guarín ayudándole al padre Posada.

Y claro, estaba la superiora, que así se le decía en ese entonces, ahora es la coordinadora.

Después ya no siguieron recibiendo personal de formación, y más ahora. No, desaparecer las Marías no, porque estamos nosotras, la mayoría somos externas. Desapareció fue la casa de formación que había porque allá en ese terreno hicieron fue apartamentos.

Aquí las que vivimos somos todas solteras. Por mi mente nunca pasó eso del matrimonio. No, sé. Hemos pasado más o menos una vida de internado se puede decir.

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ANA MARIA MOLINA DE NARANJOANA MARIA MOLINA DE NARANJO

COMO EN FOGON COMO EN FOGON

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UNA FINQUITA, UNA VAQUITA, UN MARRANITOUNA FINQUITA, UNA VAQUITA, UN MARRANITO

Yo nací en 1946. Nosotras somos de La Capilla, Boyacá. Cerca de Tena. Mi mamá quedó viuda como de 30 años más o menos, con 9 hijos pequeños. Los 2 mayores, uno estaba en el cuartel y la otra estaba aquí donde el padre Campoamor. Teníamos una finquita, una vaquita, un marranito. Eso a mi mamá le tocó sufrir mucho para levantarnos.

Llegué a la Obra del Círculo de Obreros el 6 de febrero de 1963. Me retiré el 15 de marzo de 1975. Más o menos que me acuerde.

Supe de la obra, porque mi tía Sor Mercedes, la hermana de mi mamá, a ella la trajeron, no sé quién le contaría que había una comunidad de niñas del padre Campoamor. A ella la trajeron. Pequeñita la pusieron de profesora y ella fue avanzando, avanzando hasta que llegó a la casa. Nosotros vivíamos en el campo. LLegó a la casa a traer a Gabrielina una de mis hermanas, la mayor de mis hermanas. Luego Gabrielina trajo a Rosa Inés, otra hermana. Después de Rosa Inés se vino Resura. Y después de ella me vine yo, que era la menor de las mujeres. Ya el padre Posadita nos conocía muy bien y nos íbamos viniendo. El nos iba recibiendo sin ningún problema. Después vinieron las sobrinas, que estuvieron también acá.

O sea que estuvieron una tía, cuatro hermanas y una prima sobrina y una sobrina propia.

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LA TIA SOR MERCEDES Y GABRIELINALA TIA SOR MERCEDES Y GABRIELINA LA HERMANALA HERMANA

Mi tía Sor Mercedes es una de las primeras del Padre Campoamor. Luego ella resolvió irse de monja. Ella está en Venezuela. Son asuncionistas. Viene ahorita el 15. Ella duró como 18 o 20 años y resolvió meterse de monja.

Y la hermana mayor que era Gabrielina está pensionada de la Caja Social. Está en la casa. Ella duró como 35 años, tal vez. Ella tiene su casita en Funza y trabajó en varias cosas, de profesora, en la Caja Social, otra vez de profesora y perduró más en la Caja Social. Ella se retiro externa cuando el padre Londoño dijo que no había más, que fuéramos consiguiendo a dónde irnos, porque no había más internado para las Marías, no iba a volver a recibir ninguna niña, que hiciéramos el deber de salirnos, que él necesitaba gente capacitada y universitaria para las Cajas.

Gabrielina es pensionada por el seguro. Ella se retiró en la época del padre Londoño. Ella se retiró externa pero siguió en la Caja Social hasta que se pensionó. Ella es soltera. Vivimos todos unidos con mi mamá, que todavía la tenemos. Entre todas la vemos. Está viejita, tiene 82 años. Después de sufrir tanto, ella se siente contenta con nosotras porque como le tocó levantarnos.

HERMANAS ROSA INES Y RESURAHERMANAS ROSA INES Y RESURA

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Después de Gabrielina sigue Rosa Inés. Ella también colaboró en la Caja Social, estuvo de profesora y luego también resolvió irse al convento donde las Hermanas del Santísimo. Ella está allá. No es de clausura tampoco, tienen colegios, enfermería o sea centros de salud, colegios en varias partes. Ella duró 18 años acá, cuando todavía estaba el padre Posadita y resolvió también irse para el convento. Y allá la pusieron de profesora, y pidió traslado para otra labor y ahora está en un ancianato de Medellín.

La tercera es Resura mi hermana. Ella trabajó ocho años y era o sea es muy contenta, muy alegre y pues dijo que se retiraba y se retiró. Trabajó por fuera y luego se casó y tiene un hijo. El mayor está donde los padres Claretianos. Se fue apenas salió del colegio, eso los padres lo conquistaron, lo llevaron, está en el Ecuador, ya lleva estudiando como 4 años o 6 años, porque le faltan 2 para ordenarse. Luego está Francisco que no quiso estudiar, está manejando un camión y el otro que sigue es Jairo que ya terminó su bachillerato y empezó a trabajar hace poco en una empresa que se llama... la... Bueno, son 3. Y luego el otro que está estudiando, que es de una edad de mi hijo está en segundo de bachillerato.

LAS SOBRINAS MERCEDES Y ELVIALAS SOBRINAS MERCEDES Y ELVIA

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Mercedes que es una prima sobrina, la trajo también Rosa Inés y ella estudió un año en Santa Teresa, luego la mandaron para Duitama de profesora, trabajó no recuerdo si 3 años o 4, porque ella se retiró, porque ella quería seguir estudiando. Ella se retiró y terminó el bachillerato en un colegio de Bogotá. Hizo universidad y estaba enseñando en un colegio, está en un colegio trabajando.

Y mi sobrina Elvia, ella sí es propia sobrina. Ella trabajó en la Caja Social. También estudió en Santa Teresa, como que un año, algo así y la mandaron a Pereira. Allá trabajó en la Caja Social. Luego la mandaron para Bogotá y siguió trabajando.

Estaba de directora en una Caja. Se casó y estaba esperando, cuando el padre Londoño le dijo que era mejor que se retirara y le echó un poco de paja, que no se cuántas, que había hablado con los señores de la empresa, que entonces era mejor que se retirara, hasta que la convencieron y la echaron así esperando. Bueno, la hicieron firmar. Ella dijo:

- Tánto que me molestan.

Y se fue.

COMO TODAS MIS HERMANAS SE HABIAN VENIDOCOMO TODAS MIS HERMANAS SE HABIAN VENIDOYO NO ME ESTABA MAS POR ALLA EN EL CAMPOYO NO ME ESTABA MAS POR ALLA EN EL CAMPO

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Bueno, pues para volver al principio, ya Rosa Inés fue y me trajo. Habló con el padre y yo le dije a mi mamá que me quería venir donde el padre Campoamor. Que como todas mis hermanas se habían venido, yo también quería. Que yo no me estaba más por allá en el campo.

Y Rosa Inés me trajo. Yo entré a San José, en la casa de Santander, que allá era donde recibían a las niñas nuevas. El padre Posadita me recibió y me escribió ahí en un librito y Marujita Cifuentes me anotaron ahí y ya llegaba uno como a su casa. Me dieron almuerzo, yo estaba muy contenta cuando entré.

A mí me tocaba ayudar a lavar. Ahí lavábamos la ropa. Cada 8 días nos iban cambiando de oficio. Una lavaba, la otra planchaba, otra cocinaba y la otra aseo. Así ibamos rotando. El padre de las Nieves iba y nos daba clases de religión y de ahí me llevaron para San Ignacio, que ahí era una escuela y me llevaron para los oficios. Me dejaron dos o tres meses.

De allá me llevaron para Facatativá, estaba la casa y también había escuela. Allá me llevaron para la cocina y me tocaba cocinar también, me tocaba prender la estufa de carbón, sin leña, me tocaba sufrir harto y me tocaba hacer el pan también.

COMO CINCUENTA GANCHOS PARA LA MOÑACOMO CINCUENTA GANCHOS PARA LA MOÑA

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Me levantaba a las cuatro de la mañana. Estuve con Ana Joaquina y con Margarita Chiquillo y allá no me aguantaron más sino veinte días. Porque yo llevaba el pelo corto, sí, no tan corto. Y me tocaba hacerme una moña y comprarme como cincuenta ganchos para poder hacerme esa moña y no me gustaba. Y no me aguanté, y entonces me hice quitar el pelo y le dijeron al padre Posadita y él fue y me trajo y me llevó para Villa Javier.

El mismo fue y me trajo. Si, por decir algo: había algo que pasaba, él iba y lo llevaba a uno a otra casa. Y en Villa Javier me pusieron a hacer unos cojines que estaban haciendo para Avianca y me tocó coser y hacer un poco de cosas. Y hacer forros y un poco de costuras.

Luego me pusieron a la cocina, en el restaurante. Tenía que hacer el desayuno y el almuerzo para los niños. Eso era grande, grande. Las profesoras servían el almuerzo y nosotras lo hacíamos y preparábamos también el almuerzo de todas Las Marías.

Luego me pasaron a residencia donde los jesuitas, en Villa Javier, allá a cocinarles a los padres, pero dormíamos allá en Villa Javier. Allá no podíamos dormir, tocaba madrugar a cocinarles a los padres, al padre Guarín, para el padre Vélez, para el padre Posadita y para el Padre... no recuerdo. Como un año estuve allá. Y estuve también en la Caja Social como un mes, pero no me gustó. Me gustaba más la cocina o los oficios.

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QUEDAMOS UNAS BIEN REMAL Y OTRAS REPIORQUEDAMOS UNAS BIEN REMAL Y OTRAS REPIOR

¡Ah! también estuve en la inauguración de la caja de Kennedy y estuve unos días también en la de la Javeriana. Estudiábamos de noche y también estuve en Villa Javier de portera un poco de tiempo.

Y en Villa Javier estuve también en la tienda, en la cooperativa, una tienda que había grande, despachando común y corriente. Nos tocaba ir a la Plaza España con el señor Ramos a hacer mercado para la tienda. También estuve en la Normal Santa Teresa, allá también duré poquito y también estuve en la lavandería.

El último oficio fue en oficios varios, por ejemplo, cuando el padre nos dijo que ya no más. Eso fue en el 72, había cumplido doce años.

Pero sin embargo de las Marías que estábamos, hubo unas que no quisieron retirarse. No se retiraron. Siguieron externas, pero siguieron en la Caja y estudiaron. Y a otras sí nos hicieron irnos, firmar un papel y váyanse, después de haber trabajado varios años. A mí me dolió mucho, pero bueno, Dios proverá.

Luego pude regresar otra vez acá, porque a mí me llamaron y me han estimado harto, con el Padre Umaña y el doctor Muñoz. Para mí fue un poco duro porque yo sabía de todo un poquito, pero a la final no sabía nada porque a mí me ponían a varias cosas, a mí no me gustó fue la Caja, allí duré un mes pero no me gustó, prefería cocinar y no ir a que después me quedara descuadrada y estudiaba de

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noche. Cuando estaba el padre Guarín, él nos puso a estudiar de noche. A las que quisiéramos.

A mí me dijo el padre Londoño que había bastantes Marías. Y él nunca me dijo haga ésto o lo otro o vaya a atender tal cosa o trabaje. Sino que si teníamos familia que nos fuéramos. En el mismo caso mío, nos fuimos como 10 o 15 Marías.

Quedamos unas bien remal y otras repior. Por eso es que le tengo o le cogí rabia al padre, porque de todas maneras después de doce años le dije que me diera media pensión y me dijo que no, que no, y me hicieron firmar un papel y nos hicieron firmar un papel y yo no leí de la rabia que me dió, le rogué que me diera media pensión, pero no. Yo le decía:

- Pues como no le dieron a mis hermanas, pues que me dieran a mí.

SIEMPRE TENIAMOS QUE TEMPLAR LA CUERDASIEMPRE TENIAMOS QUE TEMPLAR LA CUERDA

Y como el padre Posadita lo que querían era que se muriera rápido. Y apenas se murió el padre Posadita nos echaron a varias.

El padre Guarín en cambio siempre nos decía que estudiáramos, nos decía que siempre teníamos que templar la cuerda y él nos quería muchísimo y yo decía que

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como estaba tan amañada yo me quedaba y moría acá. Y cuando el otro llegó y nos sacó.Pues él padre Londoño hizo un cambio muy bonito, pero cómo le digo, para nosotras las antiguas fue algo que no se debió hacer. Es injusto una cosa, por ejemplo que a unas Marías les den una casa o un apartamento o les dieron, y que les dieron alojamiento, piezas, médico, de todo, y a otras hasta luego y que les vaya bien, para mí es injusto. O hasta luego, venga por una pensión o por media pensión o por esto, porque usted se fregó aquí en la comunidad. Pues a unas sí les dan que no tenían la edad, no es mucho pero las dejaron con algo. Yo me retiré casi de 30 años y si no me muevo no me había casado. Casi de 30 años de la comunidad y no me dijeron:

- Oiga usted trabajó tanto y venga y recoja esto.

Así esté como esté, allá ellos.

Yo entré de 16 años y me fuí de 28 años.

PINTAR SANTOSPINTAR SANTOS

Con otra compañera nos fuimos para una pieza y pagamos entre las dos y por ahí las mismas señoras donde pagábamos el arriendo, ellas nos ayudaron a conseguir

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trabajo, yo trabajé por un buen tiempo en una empresa de santos, pintando santos por un poco de tiempo.

Ese oficio lo aprendí allá mismo. Eran santos de yeso, el Niño Jesús y la Virgen y un poco de cosas, a mí me tocaba pintarlos. Y después de esto fue cuando ya conseguí novio y me casé y duré casada siete meses y quedé viuda. Tenía cuatro meses de embarazo. Levanté a mi hijo y estoy contenta con mi chinito. Nos echaron, pero otra vez estoy aquí. Por una parte le doy gracias a la persona que me trajo.

Después puse una tiendita. Entonces ya después cuando murió mi marido y con las prestaciones que me dejó y con la ayuda de un hermano conseguimos una casita pequeña, que es donde estamos viviendo con mi mamá y las dos con Resura.

En Funza casi todos los hermanos tienen casa. Vivimos en fogón. O sea, por parte de mi cuñado el esposo de Resura hicimos fogón allá.

A mi mamá la trajimos cuando ya no podía caminar. Ella no puede caminar, entonces tocó traerla del campo porque no podía caminar, no podía hacer nada. Estaba ya casi inválida. Nosotros pusimos la tienda y vendíamos en la tienda, pero entonces la gente era muy grosera, los borrachos.

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FUNZA COMO EN FOGONFUNZA COMO EN FOGON

Mi cuñado, el esposo de Resura él fue el primero que estuvo por allá en Funza comprando un lote y luego vino aquí a Bogotá y se enamoró de Resura y se casaron y se la llevó para allá.

Luego fuimos a visitarlos y nos gustaba el pueblo. Entonces ya íbamos cada 8 días para allá. Fumos conociendo y también yo conseguí novio y allá me casé. Yo me fui despertando un poquito.

El era de Cundinamarca, pero vivía allá en Funza con la mamá. Y las esposas de mis hermanos también vivían por allá y trabajaban en Floramérica todos con mis hermanos.

Y allá todos vivimos. Después de habernos venido del Valle de Tenza. Allá también tenemos todavía familia. Pero vamos muy poco. La tierrita la tenemos allá, porque mi mamá como no pudo hacer nada más. No se ha vendido. Eso es cerca del monte. Entonces eso es difícil que compre. Allá la tienen por ahí las hermanas. Prácticamente es como si no tuviéramos nada allá.

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MIRE QUE ABRIERON OTRA VEZ LA CASA DE LAS MARIASMIRE QUE ABRIERON OTRA VEZ LA CASA DE LAS MARIAS

Y fue cuando supe de acá.

Me dijo Anita Moreno:

- ¡Ayyy, Ana María usted vaya al programa, que allá es bonito! Mire que abrieron otra vez la casa de las Marías y que todas las Marías que estén por fuera, que estén en situaciones malas, las están llamando. Entonces yo vine y ahí mismo yo dí los datos. ¡Y todo el mundo como me conocía!

Eso hace cuatro o cinco años ya, y ya pues yo venía medio día, por las tardes o había veces todo el día y ayudaba a colaborar o así. Hacíamos labores y fue ya cuando estaba la doctora Lucrecia y empezaron unos talleres. Hicimos tapices. Nos dieron curso de floristería. Nos dieron muchas cosas. Yo aprendí harto y yo acabé de aprender mucho. Este tiempo sí me ha servido a mí mucho. Y esos oficios me han servido mucho. Este arte de floristería me ha servido mucho, mucho. Porque trabajo a veces en la casa, me sale algún arreglo o aquí que tenemos contrato con la Fundación Social, con Colmena, Fiduciaria y Cenpro.

Ya pues en los talleres trabajábamos muchas y luego después entonces la doctora Lucrecia dijo que si queríamos hacer un grupo y trabajar y yo fuí la primera que dije que sí. Y yo dejé la tienda y hicimos un grupo y estamos trabajando aquí con arreglo de matas de oficina y arreglos florales, los que salgan. Contratos cada

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ocho días o un arreglo especial o arte, como sombreros decorativos que están de moda y cajas decorativas. Hacíamos de todo. Elaboramos anchetas para Colmena, para los empleados.

Tenemos una arreglos para navidad también y pues gracias a la Fundación Social estamos trabajando con ella y entonces de eso pues más o menos, porque como es para varias personas. Y entonces ya la situación económica ya está un poco mejor.

También nos ayudan en salud, nos dan para el médico. Nunca me han negado a mí el médico. Yo me encomiendo mucho al Padre Posadita, que tal vez fue él quien nos ayudó a que nos volvieran a integrar otra vez acá. Y todas nos conocemos como si siempre estuviéramos viviendo en una sola parte.

Sí, también como en fogón.

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APENDICE PRIMEROAPENDICE PRIMERO

LA VOZ DEL PASTOR LA VOZ DEL PASTOR

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EUSTORGIO GUARIN, S.J.EUSTORGIO GUARIN, S.J.

LAS MARIAS Y LOS OBREROSLAS MARIAS Y LOS OBREROS

YO QUEDE HUERFANO A LOS OCHO AÑOSYO QUEDE HUERFANO A LOS OCHO AÑOS

Mi padre se llamaba Wenceslao Guarín y mi madre Josefa Porras. Mi papá era boyacense y mi mamá santandereana. Ellos se casaron en Málaga y yo nací en

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Málaga, que es la capital de la Provincia de García Rovira. De ese hogar nacieron doce hijos: seis hombres y seis mujeres, pero una parejita nació y murieron niñitas, las dos gemelas.

De lo demás, pues... mi papá era acomodado. La casa que teníamos allá en Málaga era muy grande, porque ahí en el patio mi papá ensillaba cuando tenía que viajar: él fue comerciante y viajaba mucho a Cúcuta.

Comerciaba llevando azúcar de Málaga: panes de azúcar de los que se hacían en el Socorro, que eran como unas cúpulas, ¿ no ? Le cabían cuatro a cada lado y esa carga pesaba 10 arrobas. Entonces mi papá llevaba ocho o diez mulas cargadas y le tocaba pasar por el Almorzadero, del cual me contaba muchas historias de gente muerta. Ese sitio era un atracadero, porque eso es un bosque cerrado de robledares. Ahí es donde acaban de descubrir unas minas de carbón, las más finas.

Bueno, la mayor de mis hermanas fue la que me crió, porque yo quedé huérfano prácticamente de 8 años. Murió mi mamá y al año siguiente murió mi papá. Ellos se quisieron mucho. Los recuerdos que yo tengo de ellos son íncreiblemente grandes. -Allá, en esa foto está mi mamá-. Se quisieron mucho y se ayudaban muchísimo, se comprendían, ¿ no?

EL SOLAR DE LA CASAEL SOLAR DE LA CASA

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Mi mamá tenía la casa con unos jardines muy bonitos y todo arreglado muy bien por dentro. La casa era más bien un caserón, porque para que le cupieran doce mulas, pues se supone que el patio era grande. Después salía uno y encontraba un aljibe con agua pura. Cuando se acababa el agua del acueducto la gente acudía allá y lo que llamaba mi papá el solar era otra finca. Ahí sembraba maíz, sembraba papa, traía las vacas de ordeño. Tenía árboles frutales de toda clase: manzanas, duraznos. Bueno ahí encontraba uno una serie de árboles frutales muy bien tenidos.

Eso era lo que llamaba mi papá el solar de la casa. Fuera de eso mi papá tenía una finca muy grande en la parte fría. En la salida como para San Andrés. Allá tenía ganado, porque ese terreno estaba dividido, cercado. En una parte tenía ganado y en la otra cultivaba mucho la alverja, el trigo ¿ no? Eso era en tierra fría. En tierra caliente tenía otra finca más grande y esa la tenía con caña de azúcar y también con árboles frutales. Ahí se daba muy rica esa fruta que se parece a la guanábana, ah.... la chirimoya.

Cuando había cosecha de trigo, pues yo me iba para allá. La forma como se trillaba era con bestias que iban pisando las espigas. Después se modernizó un poco más y llegaron unas máquinas a las cuales les metían las espigas y entre dos obreros de un lado, y dos de otro, movían eso y a mí me encantaba colgarme en eso y mi papá les recomendaba mucho a los obreros que tuvieran mucho cuidado con el niño. Y después, a hacer caminos por debajo de esos montones de paja que salían. Yo gozaba muchísimo cuando había cosecha.

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Y atendía mi papá muy bien a la gente. Siempre que había cosecha a todos los trabajadores les daba una buena cantidad de trigo al final. Y las comidas: siempre se les daba desayuno, almuerzo y cena, pero muy buenas.

LA COSCOJALA COSCOJA

El era enormemente generoso y muy caritativo. A mí me preparaban para hacer la primera comunión las Hermanitas de Los Pobres de la comunidad francesa que tenían un asilo. Después de la preparación, cuando él me iba a recoger siempre me daba 10 centavos. Había una moneda que se llamaba coscoja, eso era de cobre y no pesaba casi nada, pero con una coscoja usted compraba una panela. Entonces él me daba monedas de a centavo y me hacía pasar por los dormitorios y yo iba regalándoselas a los pobres. Eso es un recuerdo imborrable ¿no? Otro recuerdo muy bello: el día de la primera comunión.

Me hiceron una fiesta muy bella. Primero porque me prepararon esas hermanitas y me prepararon muy bien. Y después, porque la fiesta que mi papá me hizo fue una fiesta muy bonita con mi mamá. Pero lo más valioso pues, que recuerdo yo, es que por esa preparación para la primera comunión yo recibí al señor con mucho cariño.

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QUERIAN QUE DE SUS HIJOS UNO FUERA SACERDOTEQUERIAN QUE DE SUS HIJOS UNO FUERA SACERDOTE

Mi papá y mi mamá eran ultrareligiosos. Ellos querían que de sus hijos uno fuera sacerdote o dos. Bueno, quedamos seis hombres y cuatro mujeres. A mi hermano mayor, mi papá lo mandó al seminario de Pamplona, que lo dirigían los padres Eudistas, pero Eudistas franceses de una gran cultura.

Mi hermano no quería, pero mi papá lo obligaba y lo hacía ir. Creo que hizo unos dos o tres años de seminario. El le sacaba el cuerpo: cuando llegaba y tenía que volverse, él se escondía. Pero mi papá lo obligaba y tenía que ir.

Después, cuando había sacado ya su bachillerato, entonces lo mandó a estudiar a la Normal de Bucaramanga, que era un centro de educación muy bueno y allá también estudiaron dos de mis hermanas. Ya huérfanos, la que quedó al frente fue mi hermana la mayor y ella fue la que se encargó de la casa y se responsabilizó de todo.

LOS TRES COMPRARON LA CASA EN CHAPINEROLOS TRES COMPRARON LA CASA EN CHAPINERO

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Poco a poco nos fuimos abriendo. La casa quedó prácticamente con tres... o dos, los dos hermanos menores: los que me siguen a mí, uno es abogado, el único que vive, y el otro es un piloto que ya murió. Entonces los estudios de mis hermanas fueron pedagógicos. Una de ellas estudió enfermería aquí en Bogotá. Trabajó 27 años no más, pues cogió la enfermedad de.... los huesos: artritis. Cuando yo estaba en Cartagena ella estaba prácticamente paralizada en la casa. En ese entonces la casa nuestra era aquí, en Chapinero, en la Carrera 11 con Calle 65, muy bien ubicada.

Esa casa fue comprada en compañía con mis hermanos, aún cuando eso los terrenos allí eran baratísimos. Eso creo que les costó $35.000. Entonces, entre tres compraron la casa y ahí vivimos todos. Cuando yo terminé el bachillerato, porque en Málaga no había sino hasta segundo año de bachillerato, le escribí a mi hermano que estaba estudiando Medicina aquí.

YO DE LOS JESUITAS NO SABIA NADAYO DE LOS JESUITAS NO SABIA NADA

La respuesta: que fuera a Santa Rosa de Viterbo a entrevistarme con el padre José Vargas Tamayo. Era la comunidad de los Jesuitas y yo de los Jesuitas no sabía nada. Cuando oí por primera vez la palabra JESUITA fue al padre Daniel Jordan. Yo era acólito y fue cuando nos quitaron el colegio de Bucaramanga. El gobierno

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nos quitó el colegio de Bucaramanga, entonces el padre Jordan, que era un orador de categoría se echó un sermón hablando de los padres Jesuitas. En esa época la política de conservadores y liberales estaba muy activa. Fue la primera vez que oí nombrarlos y después cuando mi hermano me dijo que fuera a Santa Rosa era para hablar con el padre maestro de novicios de los Jesuitas.

EL SECRETO DE LA MORROCOTAEL SECRETO DE LA MORROCOTA

No nos entendimos porque como yo no conocía a la Compañía de Jesús, él me hablaba de los hermanos conductores, me hablaba de los sacerdotes y me decía que por qué no me metía de hermano. Yo le decía que yo lo que quería era sacar el bachillerato, lo que quería era estudiar y ni había pensado en ser cura.

Como lo que quería yo era sacar el bachillerato, entonces me vine para Bogotá y mire como son las cosas de Dios: en una rifa que hicieron ahí en Málaga me gané una morrocota y se la dí a mi hermana para que la guardara. Cuando eso estaba jugando con Samuel Moreno Díaz, que era íntimo amigo, porque las familias de Málaga eran muy cercanas, muy unidas y la gente era de cultura. Con lo de la morrocota me vine para Bogotá.

Llegué a Bogotá solo, sin conocer a nadie y sin saber dónde vivía mi hermano. Me lancé. Yo dije:

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- Lo que es en alguna forma lo encuentro.

¿ Y DONDE ESTA TU HERMANO ? ¿ Y DONDE ESTA TU HERMANO ?

Y caminando ahí, por la Estación de La Sabana, un señor me puso la mano en el hombro y era un gran amigo de la familia, de apellido Salcedo. Me acuerdo que él me dijo:

- Guarín ¿Qué haces por acá?

- Vengo a ver a mi hermano- le dije.

- ¿Y dónde está tu hermano?

- Yo no sé - le contesté. "

- ¿Y tienes la dirección?

- Tampoco.

Entonces me dijo:

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- Camine conmigo.

Y nos fuimos. Ibamos subiendo por la décima hacia la Plaza de Bolívar y ya íbamos a llegar a la plaza de Bolívar y ahí, en la mitad de la cuadra, me encontré con el que había sido mi profesor en ese año. Me acuerdo el apellido: Becerra, profesor Becerra. Entonces me dijo:

- ¿Y tú qué haces por acá?

Le dije:

- Buscando a mi hermano.

Entonces me dijo:

- Camine, yo sé dónde está.

Y ALLI LO ENCONTREY ALLI LO ENCONTRE

A una cuadra, por la Novena, había una droguería grande del médico que había atendido a mi papá y mi hermano era muy amigo del que le manejaba la droguería y allí lo encontré.

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Bueno, mi hermano me regañó y me dijo que yo no había sabido andar, que tenía que ir donde el padre y me hizo ir a Chapinero, aquí, a esta casa. Aquí estaba el noviciado de los jesuitas. Pero Bogotá, entonces, llegaba hasta los puentes de la 26, hasta San Diego y el vehículo era el tranvía y me dió la dirección y yo me vine solo. Nos saludamos con el padre Vargas y me dijo:

- Guarín no te puede atender ahora, pero te voy a mandar dos novicios que te atiendan.

Me mandó al Padre Rafael Arboleda, -que está aquí y es un gran científico, historiador y sociólogo. El sigue dando clases todavía-. Y me mandó el otro compañero que era el padre Eduardo Briceño. Bueno, pues llegó la hora del almuerzo y me invitaron a almorzar, pero mientras caminábamos ellos me iban hablando de la Compañía y con ellos sí me entendí.

¡ PUES YA !¡ PUES YA !

Después la entrevista con el padre Vargas fue muy corta. Me dijo:

- Guarín tú me dijiste que querías estudiar. Y le dije:

- Pues claro, eso es lo que yo quiero: sacar el bachillerato.

Me dijo:

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- Pues nosotros tenemos en Albán un colegio, si quieres irte... pues entonces díme cuando.

Dije:

- ¡Pues ya!

Y me acuerdo que el 6 de enero me llevó mi hermano a la Escuela Apostólica. Yo caí allá. Era un caserón antiguo, de esas posadas que había entre Honda y Bogotá, y todo eso era empedrado. Se me parecía mucho a mi casa y los compañeros que encontré era gente muy distinguida. Estaba Alfonso Carvajal, que sigue y que se graduó de jesuita, de la familia de los Carvajal; estaba Jack de Bedout, que ése luego salió.

Y YO MISMO ME PUSE EL APODOY YO MISMO ME PUSE EL APODO

Allá en una charla previa que tuve ahí con el hermano, él me dijo:

- Pronto te van a poner apodo, porque aquí a todos les ponen apodo.

Entonces me encontré con el primer muchacho que estudiaba allí y me dijo:

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- ¿Usted cómo se llama?

Yo le dije:

- Yo soy el Mono Guarín.

Y yo mismo me puse el apodo. Y así quedé. Allá estudié diez meses, feliz y contento, porque era una finca como las que mi papá tenía y los compañeros eran gente de altura, de verdad. A los diez meses volvió el padre Vargas, pidió informes y le dieron informes buenos porque como yo era deportista, eso jugaba balón, me ponía de ruana todo, montaba a caballo, me fascinaba. Era lo que había hecho en mi casa. Entonces me dijo: "

- Guarín ¿te quieres ir para el noviciado?

Le dije:

- sí.

UN PROFERZASO DE HUMANIDADESUN PROFERZASO DE HUMANIDADES

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Y yo ya sabía lo que era y me vine y ahí empezó mi carrera. Entré en el año 34. En noviembre del año 34 me inscribieron.

Nosotros tenemos una cosa que se llama juniorado, donde se estudian humanidades y tenía un profesorzaso que había estudiado humanidades en Alemania. Era el padre Eduardo Ospina, un hombre de una cultura vasta. Su tesis la presentó escrita en alemán y fue una tesis laureada. Después la publicaron como libro y se titula: "El Romanticismo".

Bueno, era un hombre de una gran cultura y por otra parte, de una gran sencillez. Le corregía a uno en castellano, cualquier palabra que no fuera castiza, pura. El fue un formador verdadero. Y el padre Varguitas fue mi maestro espiritual. No he tenido otra persona igual, como maestro espiritual, al padre Vargas. Y después de allá nos trajeron a estudiar filosofía aquí. En el año 43 me sacaron a hacer magisterio, porque a uno lo prueban con el colegio. Lo mandan a un colegio a que dé clases.

A MANEJAR COSTEÑOS, HACIENDO ESA PRUEBAA MANEJAR COSTEÑOS, HACIENDO ESA PRUEBA

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A mí me mandaron a Barranquilla. A manejar costeños. Estuve tres años allá haciendo esa prueba. Como uno vivía en el noviciado, era como un encierro: no se veía uno con nadie, sobre todo allá en Santa Rosa de Viterbo. Entonces: hice los tres años de filosofía y después salí a enseñar por tres años en Barranquilla. Después me trajeron a estudiar cuatro años de Teología aquí. Y una vez que terminé los cuatro años de Teología, pues me mandaron hacer lo que llaman Tercera Aprobación. La Tercera Aprobación es como si entrara uno al noviciado y le hacen hacer un mes de ejercicios. En el noviciado hace uno un mes y al terminar la carrera hace otro mes completico.

Y después salí. El primer cargo que me dieron fue prefecto de Estudio en el Colegio de San José en Barranquilla y allá estuve cinco años. De ahí me pasaron a Tunja. En Tunja estuve dos años en el colegio, de ecónomo y de ministro. El ministro es como el vicerrector del colegio. Y de allí me mandaron al Colegio Mayor de San Bartolomé. Ahí estuve dos años. Después me mandaron a Barranquilla otra vez, pero a trabajar en otra cosa totalmente distinta esta vez: en sindicalismo. Y en cinco años que estuve allá, dejé organizados 137 sindicatos. Y el primer sindicato se lo hice a Cervecería Aguila, a Mario Santodomingo, el viejo.

PIEDRAS PARA QUE NO SE FUERA A HUMEDECER EL CALZADOPIEDRAS PARA QUE NO SE FUERA A HUMEDECER EL CALZADO

Nos conocimos con el Padre Campoamor el 6 de enero de 1934, cuando fuimos, los novicios, a la quema del rey Herodes. Yo estaba con mi hermano, que era

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estudiante de Medicina y ese fue nuestro primer encuentro. Un detalle muy simpático de ese encuentro fue que cuando nos despedimos, mi hermano sacó cinco pesos para dárselos y entonces el Padre Campoamor le dijo:

- No mijito, usted con esos cinco pesos lo que va es a abrir una cuenta de ahorros en la Caja del Círculo de Obreros. A raíz de ese encuentro empezamos a conocernos cada vez más y cuando yo estaba estudiando Filosofía, aquí en Bogotá, entonces iba yo de vez en cuando a visitarlo a la casa de Santa Teresa donde tenía el centro de formación de las Marías .

El nombre de Marías se lo dió el párroco de Sogamoso. Fue él quien bautizó a ese grupo de mujeres con el nombre de las Marías. De tal manera que no sé con ocasión de qué o por qué motivo de la conversación que tuvo el padre Campoamor con el párroco, terminó llamándolas Las Marías, y así se quedaron. El origen de ese nombre radica precisamente en esa entrevista del padre Campoamor con el párroco de Sogamoso.

De las visitas que yo le hacía algo que recuerdo de una forma muy especial es que en esa época no había puente para pasar a la casa de formación que tenía el padre Campoamor. Entonces, cuando el padre llegaba a la orilla del río, sacaba el pito y pitaba y salían todas esas niñas disparadas a ayudarlo a pasar y entonces le ponían las piedras para que no se fuera a humedecer el calzado, y lo cogían unas por el lado derecho, otras por el lado izquierdo y en esa forma lo pasaban.

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El origen de esa casa de formación de las Marías es que una gran benefactora que tuvo el padre Campoamor: María Teresa Vargas le regaló unos terrenos que comprenden desde la séptima hasta lo que hoy es la parroquia. Todos esos terrenos se los donó ella al padre Campoamor. Entonces, él empezó a organizar la obra y una primera ocurrencia que tuvo fue enseñarlas a cultivar la tierra, la agricultura, pensando que el producto de eso podía beneficiar la obra tanto para la alimentación de ellas como para poder vender. Y eso lo que daba era una cosa insignificante. Ahí les enseñaba modistería, tejidos, bordados y una pocas clases de matemáticas y de ortografía.

Las niñas que recibía el padre Campoamor eran campesinas. La que tenía más estudios tenía quinto de primaria. Pero él recibía niñas con un año de primaria y a esas les dedicaba más tiempo para aprender a sumar, a restar, a multiplicar y a dividir. Y en esa forma estabilizó esa casa. Esas Marías son el centro de la obra del padre Campoamor porque con ellas abrió la primera Caja de Ahorros y, si no me equivoco, la primera Caja de Ahorros está diagonal al Colegio Mayor de San Bartolomé, por la Sexta. Eso todavía se conserva. En ese sitio tenía el padre Campoamor su despacho y lo tenía con unos muebles muy elegantes que le habían regalado familias muy pudientes. Ahí fue donde creó la primera Junta Directiva.

DECIA COSAS QUE YO LLAMARIA FUTURISTASDECIA COSAS QUE YO LLAMARIA FUTURISTAS

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El padre Campoamor físicamente era simpático y en la conversación era muy agradable y en lo que decía, decía cosas que yo llamaría futuristas. El estaba pensando en estabilizar una obra para los pobres y empezó con los terrenos que le regaló María Teresa Vargas a hacer la urbanización de lo que hoy se llama el barrio de Villa Javier. María Teresa Vargas, la gran benefactora del Padre Campoamor, era una mujer rica, del cogollito de Bogotá.

El padre hacía una construcción en triángulo helénico y de ahí salían dos casas. A esas casas iban a vivir personas supremamante pobres. El arriendo era de dos pesos y a veces de treinta centavos. El sueño de él era hacer la Ciudad de Dios: donde no se cometiera pecado. Es decir, era una utopía muy grande la que él se había formado, y era supremamente severo cuando él sabía que uno de los que vivían allí, de los que le había dado casa, se portaba mal. Por ejemplo si alguien se emborrachaba Inmediatamente registraba la casa y lo despedía del barrio.

Y CON EL TEATRO FUE EDUCANDO AL PUEBLOY CON EL TEATRO FUE EDUCANDO AL PUEBLO

Empezó por hacer la construcción del edificio que está al frente de la iglesia, y en ese edificio fue educando a la gente del barrio. Les puso teatro, porque como buen español era supremamente amigo del teatro. En ese edificio puso una escuela para niñas que la dirigían las Marías. En ese edificio puso la Caja de Ahorros y en ese edificio era donde se formaban los noviazgos, pero con una pulcritud extraordinaria. Esa era una exigencia de él.

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Y con el teatro fue educando al pueblo. Ahí aprendían a bailar, era muy bonita la fiesta de los domingos. Eran días de reunión muy agradables y ese fue el centro de educación para el pueblo. Allá él iba mentalizando a la gente y diciéndole lo que él quería que fuera ese barrio.

El construyó el primer barrio obrero de América Latina. Con eso lo digo todo. Mientras él vivió, las casas y la gente conservaron toda la mentalidad que él les quiso infundir, en sentido cristiano. Entonces, ellos vivían una vida verdaderamente cristiana y se fue haciendo un barrio modelo. El creó también, por ese tiempo, una escuela que está en la sexta. En este momento no recuerdo con qué calle, por ahí va a pasar una avenida. Eso fue otro centro de acción. Ahí pues iban los niños pobres del barrio y les daba un almuerzo que lo preparaban las Marías.

El almuerzo era una sopa que echaban de todo: yuca, plátano, carne, etc. A veces le criticaban la presentación de la alimentación. La casa era muy modesta, la escuela lo mismo. Las profesoras, con un grado de cultura mínino, pero transmitían lo que sabían y ahí aparecieron o fueron apareciendo unas profesoras muy buenas.

El apoyo por parte de la Compañía de Jesús lo tenía muy grande en el rector del Colegio de San Bartolomé. El apoyaba mucho el trabajo del padre Campoamor. Pero su desilusión era que lo que él había imaginado de su querida Ciudad de Dios, después de las distintas iniciativas que intentó: la agricultura, la carpintería,

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todo eso, con el deseo de conseguir el dinero para poder realizar la obra, pues el resultado era mínimo. Ahora, él tenía un apoyo muy grande de la jerarquía.

ACOMPAÑADO DE LOS NIÑOSACOMPAÑADO DE LOS NIÑOS

No recuerdo cuál fue el nuncio que fue a visitar la obra. En la alocución que tuvo hizo un elogio extraordinario de la obra. El se sentía sólo porque estaba solo trabajando, pero, por otra parte, había un respaldo muy grande por el cariño de los niños. Los chiquitos lo adoraban y le tenían un respeto pero al mismo tiempo un cariño extraordinario. Por ahí se conservan fotos del Padre Campoamor acompañado de los niños. Eso era lo que más le alegraba a él y eso lo que veía como más positivo de su obra.

Ahora, pensando en el sostenimiento de esa obra, creó la caja con personería jurídica independiente del Círculo de Obreros. De tal manera que el Círculo de Obrero tuvo su personería jurídica independiente de la caja y así empezó la separación de bienes. Lo que se compraba con dinero del Círculo era una escritura hecha al Círculo de Obreros y lo que se compraba por medio de la caja pertenecia a la caja. Se fue haciendo esa separación de bienes en ese sentido.

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Yo creo que la desilusión de él era que lo que había pensado del barrio no lo veía realizarse. Era imposible hacer una ciudad en donde el hombre no peque.

Pero era una utopía muy bella, porque era una meta supremamente alta la que él se proponía: imposible como una utopía. Y alrededor de esa utopía giraban todos sus ideales.

TUVO EL APOYO DE GRANDES PERSONAJESTUVO EL APOYO DE GRANDES PERSONAJES

A él le ayudaron las personas que lo rodearon en la Junta Directiva, verdaderos personajes, todos ellos. Había uno que estuvo dos veces de Ministro, no recuerdo su nombre, pero fue uno de los que más le ayudó en la organización de la obra. Ahí estuvo, entre esos personajes, Mariano Ospina. Y en los archivos debe haber una libreta de una cuenta que Mariano le abrió a la hija menor. Yo no sé si se conserva, pero yo alcancé a ver esa libreta.

Bueno, ahora desde el punto de vista de configuración de la Caja de Ahorros, el sueño de él era tener dinero para el sostenimiento, porque las otras obras que había intentado de carpintería, por ejemplo, de imprenta, eso no le dió resultado económico, y esa era la desilusión que tenía.

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La perspectiva de la Caja de Ahorros fue la que le abrió camino de optimismo a su trabajo. Después, las personas con las que se rodeó. El que configuró, en mi concepto la caja, fue el doctor Marulanda. El doctor Marulanda es un hombre en economía supremamente diestro en negocios: extraordinario y con la visión económica que él tenía hizo crecer la Caja poco a poco.

Una cosa muy bonita de la caja es que nació con los ahorros del personal del servicio porque entonces el colegio de San Bartolomé estaba rodeado por las grandes familias bogotanas que, poco a poco, con el desarrollo de las vías se fueron desplazando hacia el norte. Pero el corazón de la ciudad y de la gente aristocrática, digamos así, estaba alrededor de la Iglesia de San Ignacio. El tuvo pues ese gran apoyo de grandes personajes que le ayudaron muchísimo y todas las personas que entraron a la Junta de la Caja eran personas muy capaces.

Y EL IBA HACIA EL NORTEY EL IBA HACIA EL NORTE

El último recuerdo que tengo del padre Campoamor es la vispera de su muerte. Yo llegaba de hacer el magisterio en Barranquilla y recuerdo que iba por la calle octava y él iba hacia el norte. Ibamos entonces por sendas distintas. Cuando él me vió yo me fuí a pasar pero él se me anticipó. Nos dimos el último saludo ahí.

El día de su entierro la Plaza de Bolívar estaba llena. Cuando sacaron el ataúd, la Banda que él tenía empezó a cantar: "

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- Yo tenía un compañero, otro igual no encontraré...

Como esa canción es tan romántica, eso la gente lloraba la pérdida del padre Campoamor. El cariño de la ciudad se desbordó el día de su muerte. Un gesto extraordinario de verdad. El entierro se lo hicieron en la iglesia de San Ignacio y de ahí lo sacaron al cementerio central, donde la Compañía de Jesús tiene mausoleo. El creía que estaba frustrado en su trabajo y no lo estaba porque el cariño que había conquistado dentro de Bogotá era muy grande. La expresión última fue esa manifestación tan extraordinaria para testimoniarle el cariño y el afecto que había ganado él.

EL PADRE POSADA ERA UN HOMBRE SENCILLO EL PADRE POSADA ERA UN HOMBRE SENCILLO

Yo personalmente con el padre Campoamor no trabajé. Miraba la obra con mucha simpatía. Me gustaba mucho. Después, cuando murió él, le sucedió el padre Posada, José María Posada. El había acabado de dejar de ser provincial de la Compañía de Jesús y él conocía mucho la obra del padre Campoamor.

El padre Posada era un hombre sencillo, muy humilde y muy santo. Una cosa extraordinaria. Era antioqueño. El fue el que recibió la obra, le sucedió y él fue quien continuó el trabajo que venía haciendo el padre Campoamor.

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En materia de pobreza el padre Posada era increíble. Hizo una cosa tan extraordinaria, por lo menos para mí, pues vivía en el colegio de San Bartolomé y se compró una bicicleta y todos los santos días se iba hasta el barrio de Villa Javier a celebrar la misa a las Marías. Después él fue el iniciador de la iglesia grande y también podría decir que fue el iniciador de la parroquia. El fue el creador de la parroquia de Villa Javier.

SOLOS LOS DOSSOLOS LOS DOS

Cuando vivía en la Universidad Javeriana, él era el superior de la Comunidad, y cuando dejó de ser superior de la Javeriana entonces me propuso -porque yo vivía con él aquí en la Javeriana- que nos fuéramos a vivir a Villa Javier.

Eso fue un cambio extraordinario: de vivir uno en medio de la comunidad a irse a vivir solos los dos. El había arreglado ya una especie de apartamento: tenía cocina, comedor y una de Las Marías cocinaba.

Allá nos fuimos a vivir los dos como unos tres años.

Teníamos un programa que era la visita de las casas. Empezábamos por las casas de Bogotá. En Bogotá eran la caja de ahorros de Villa Javier, después la principal en la trece con quinta. Después había otra en la sexta como con veinte, o algo así. Esa era otra caja de ahorros. Creo que en Bogotá no se tenían más.

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Además hacíamos otro recorrido todos los meses: Ibamos a Tunja, a Duitama y a Sogamoso y volvíamos después a Bogotá. Cuando llegamos aquí a Bogotá. Emprendíamos otro viaje a visitar las casas del occidente y empezábamos por Medellín. En Medellín, la caja estaba muy bien ubicada y el sitio donde vivían Las Marías era de lo más valioso que tenían. Allá se abrió la caja principal, estaba prácticamente en la plaza de Berrío, como el Banco de la República y después se tenía otra caja, que se abrió en la diagonal al colegio de San Ignacio.

LA MUJER SE VALIO DE LA INGENUIDADLA MUJER SE VALIO DE LA INGENUIDAD

El abrió esa caja y ahí puso una escuela. Ahí le hicieron un desfalco muy grande para esa época. El tuvo que vender la casa más valiosa que tenía, porque se metió una muchacha graduada, que decía que era javeriana - yo la conocí-, supremamente simpática y tenía mucho don para manejar a los chinos chiquitos.

Entonces ella manejaba ese grupo pero a la maravilla. Se valió de la ingenuidad de una de las Marías, la que dirigía la casa, y creó con ella una gran amistad. Gracias a esa amistad ella pudo entrar a la caja. Y esta mujer, como era supremamente viva y culta, entonces empezó a revisar las libretas y empezó a sacar dinero con las libretas de los clientes que no movían las cuentas. Ella se robó como un medio millón.

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Por fin un día la metieron a la cárcel de las mujeres dirigida por las hermanas. Como ella era tan hábil, cuando se vió cogida le pasó la escritura de un terreno enorme y muy bello que había comprado en Medellín a otra persona. Antes de que la cogieran presa se había ido a pasear a Europa, estuvo en España y se dió gusto. En la cárcel de mujeres, porque yo la fuí a visitar, se echó a las monjas al bolsillo.

Yo la descubrí fue porque una María, una vez que fuí de visita, sólo, me llamó y me dijo:

- Padre yo le quiero contar aquí en confianza una cosa: esa señorita está entrando mucho a la Caja y se ha hecho muy amiga de la directora y yo temo porque me parece que ella ha sacado dinero de esas cuentas.

Y así fue como le conté inmediatamente al Padre Posada y se hizo una revisión y se encontró un desfalco como de medio millón. Bueno, el gerente de allá, era un personaje de Medellín -no recuerdo cómo se llamaba - era el asesor económico de la curia de Medellín y el gerente de la caja, cuando supo esto no quiso hacer ninguna publicación, ni hacer nada, sino tapó todo por miedo a que la caja se viniera abajo. Y también la reputación misma de él. Lo único que se hizo fue poner abogado, coger prisionera a esa señorita y llevarla a la cárcel. Allá ella vivió por mucho tiempo. Yo no sé si ya murió o no. No recuerdo cuántos años le pusieron de cárcel.

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LA MAS INTELIGENTE, LA MAS TEMPLADALA MAS INTELIGENTE, LA MAS TEMPLADA

En Medellín había entonces dos cajas de ahorros. Manizales fue el sitio donde se hizo la obra de educación más grande: una escuela como para mil estudiantes. La directora de la caja, yo diría que era la mujer más ágil que tenían las Marías: la más inteligente, la más templada, pero al mismo tiempo era la más cariñosa con las Marías y una formadora extraordinaria. Esa caja se puso a la cabeza. Y después se abrió otra caja en otro sitio muy bueno y creo que eso eran dos cajas en Manizales y la gran escuela, porque la escuela sí era una cosa muy grande.

De ahí pasabámos a Cali. El nombre de la directora de Cali sí me acuerdo era Gumercinda, pero del apellido no me acuerdo.

Las mujeres que dirigían esas cajas eran unas mujeres, yo diría, muy especiales desde el punto de la formación religiosa y de la conciencia tan recta que tenían. Allá se tuvo una escuela que la vendió el padre Marulanda cuando estuvo con la obra y ellas se lamentaron muchísimo porque decían:

- Bueno, nosotras estamos trabajando por los pobres, aquí teníamos una escuela muy bonita, un edificio muy bueno, y lo vendieron y no se repuso.

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A ellas les dolía en el alma que no hubiera escuela en Cali y que se hubiera suprimido. La venta de esa escuela fue ocurrencia, o, más bien, un capricho del padre Marulanda. Después no se recuperó, no se pudo hacer nada.

EL OCASOEL OCASO

Bueno, después tuvimos la oportunidad de comprarle una finca al Seminario que es lo que constituye hoy el Ocaso, abajo de Cachipay. Esa finca la compró el Círculo, cuando estaba el padre Posada. Yo no recuerdo la fecha. Pero le doy este dato.

Esa casa había sido construída por monseñor Perdomo porque en esa época los seminaristas no podían ir a pasar vacaciones con la familia. Entonces él resolvió hacer una casa de vacaciones. Y monseñor Perdomo fue el que hizo construír esa piscina tan enorme. Hizo un edificio en la explanada, al pie del teatro. Ahí había un edificio de dos pisos. Abajo, para el seminario mayor, hizo otra serie de construcciones con caseticas individuales para los seminaristas que estaban terminando sus estudios.

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Murió Monseñor Perdomo y se estableció que los seminaristas pudieran ir a sus casas. Entonces esa casa quedó sin servicio y la curia no sabía qué hacer con ella. Era un encarte. Entonces, cuando nos la ofrecieron pues la compramos por ochenta mil pesos, toda esa finca.

El comprador de esa finca fue el colegio de San Bartolomé Mayor, estaba de rector Enrique Giraldo y yo estaba de ministro y ecónomo; entonces compramos esa finca. El Colegio se aburrió con esa finca y entonces pasó a manos del Círculo de Obreros. Creo que se cobraron como cientocincuentamil pesos. Desde entonces eso pertenece al Círculo. Hoy día esa finca es de la Fundación Social y también la de Sasaima.

Con el padre Posada trabajé bastante tiempo, como unos siete años, tal vez.

¿ COMO SE LES OCURRE HACER UNA IGLESIA ASI PARA UNOS RENACUAJITOS ? ¿ COMO SE LES OCURRE HACER UNA IGLESIA ASI PARA UNOS RENACUAJITOS ?

Yo estaba trabajando en Bucaramanga y estaba terminando el colegio infantil que allá lo llaman hoy San Pedrito. Hicimos un edificio arquitectónicamente bello. Allá me tocó tumbar los proyectos que los ingenieros habían hecho, ocupaban todo el terreno. como eso era un plano inclinado entonces les dije yo:

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- Cómo vamos a perder todo el terreno, la mitad del terreno la vamos a utilizar para el colegio y la otra mitad, ya veremos qué podemos hacer con ella.

Y les hice, a los Martínez Villalba, cambiar totalmente el proyecto.

Yo dirigí esa construcción. Yo iba dando las ideas, porque ellos tenían el proyecto de una iglesia gigantesca. Pero yo les dije:

- ¿ Cómo se les ocurre hacer un tipo de iglesia así para unos renacuajitos, para unos niñitos? Eso no, hay que hacer una capilla chiquita para los chiquitos.

LAS SIERVAS DE SAN JOSE HABIAN EMPEZADO A COGER GOOD WILLLAS SIERVAS DE SAN JOSE HABIAN EMPEZADO A COGER GOOD WILL

Entonces hicimos una capilla pequeña que se conserva afortunadamente. Estaban trabajando con nosotros Las Siervas de San José, hicimos las aulas, pensamos en un comedor porque las monjas decían que había que poner un comedor para que los niños almorzaran allí. A ese comedor yo le dí una doble función: que fuera comedor y que fuera teatro. Y después hacer las celdas para las hermanas. La plata que les gasté yo haciéndoles unas piecitas dotadas de todo lo necesario, con agua fría y con agua caliente, para que vivieran con una comodidad extraordinaria. Yo le gasté mucha plata a eso. Me valió dos veces eso que el colegio y después esas hermanitas nos dejaron. A mí lo que me daba tristeza,

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cuando fuí, es que estaban tumbando todo lo que se había hecho para las hermanas para hacer salones de clase.

Las hermanas se fueron porque el sueldo que tenían era poco. El sueldo no era bueno y ellas ya habían empezado a coger "good will", aquí en Bogotá, con una casa que el Padre Briceño les ayudó a comprar. Entonces fueron haciendo colegios independientes. Entonces, según fueron construyendo, hicieron en la autopista un colegio de lujo que se los dirigió el padre Redin, español y que también sabe mucho de educación y de construcción. Les hizo un colegio bellísimo en la autopista norte. En Medellín tienen otro colegio. Entonces se fueron separando poco a poco de nosotros, porque la plata iba directa y la ganancia era muy superior. No sé si las únicas que estén todavía sean las del Colegio Infantil de Pasto, que también lo hizo el Padre Redin.

DEL COLEGIO MAYOR ME SACARON A MANEJAR SINDICATOSDEL COLEGIO MAYOR ME SACARON A MANEJAR SINDICATOS

Yo recorrí muchos colegios. Empecé por Barranquilla hacia Tunja, hacia Bogotá, al Colegio Mayor. Del Colegio Mayor de San Bartolomé me sacaron a manejar sindicatos.

Ese cambio fue porque el padre Provincial sabía que yo había sido muy aficionado a la cuestión sindical y que cada vez que el padre Vicente Andrade y Pacho Mejía daban cursos yo me iba. Asistía a los cursos y aprendí. Aprendí por lo menos toda

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la técnica y la práctica y los trucos y bueno, una cantidad de cosas. Entonces, me llamó el padre Provincial para que me fuera a Barranquilla, porque allá se había creado un problema. Allá dejé 137 sindicatos.

Vicente Andrade fue el creador del movimiento sindical en Colombia y Pacho Mejía fue el creador del movimiento cooperativo en Colombia. Y los dos no se entendían porque uno tiraba para un lado y el otro tiraba para el otro, pero tenian que trabajar juntos y daban las conferencias para los grupos e iban formando gente. A unos les gustaba más el cooperativismo y se metían con Pacho y a otros les gustaba más el sindicalismo y se metían con Vicente.

El trabajo sindical es lo que recuerdo con más cariño de todo mi trabajo en la Compañía, porque cuando yo llegué a Barranquilla estaba el comunismo. Había agarrado la parte sindical y por otra parte los sindicatos estaban naciendo. El primer sindicato que yo fundé se lo planté a Mario Santodomingo. Ese viejo era anticlerical, era masón.

Bueno, resulta que empezamos a trabajar. Yo primero formé un grupo de líderes. Le dedicaba mucho tiempo y nos reuníamos cada ocho días y celebrábamos la eucaristía. Después teníamos reunión de equipos en Cali y de formación moral. Eran ocho equipos mire, a uno sólo le di una vez la orden de parar la vía cuarenta en Barranquilla.

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EN EL SINDICALISMO ES LA ACCION LO QUE CUENTA EN EL SINDICALISMO ES LA ACCION LO QUE CUENTA

En el sindicalismo es la acción lo que cuenta. Entonces cuando yo llegué, como lo que aprendí era a formar líderes, empecé a formar una casa que me sirviera para trabajar en la formación de líderes. Dí muchas vueltas hasta que un día, hablando públicamente en el comedor pues ya estaba desesperado, me puse a contar todas las vueltas que había dado y un padre que estaba allí, el padre Espinal, me dijo:

- Padre Guarín, las hermanitas de los pobres de San Pedro Claver hicieron una casa para las viejitas y resulta que esas viejas no se amañaron y la casa está sola. Yo le doy los ejercicios espirituales a un grupo de muchachos de aquí del Colegio de San José y eso tiene cada cuarto todos los servicios y son como 36. Bueno y es un edificio de 3 pisos.

Entonces, ahí estaba viviendo el confesor de la madre fundadora de las Hermanas de Los Pobres y era el asesor y el confesor de ella y el consultor espiritual y era el padre Holguín. Entonces yo le dije:

- Ayúdame a ver si puedo conseguir esa casa.

Fuímos a hablar con la madre y ella estaba delicada de salud. Le encantó la idea. Dijo:

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- Eso era lo que yo estaba buscando.

Y ERA FELIZ, FELIZY ERA FELIZ, FELIZ

Y se puso feliz. Hicimos un contrato por el arrendamiento de esa casa y el contrato era que el arrendamiento costaba cinco pesos, a tiempo indefinido. Ese contrato era únicamente como para asegurar la propiedad. La superiora me dió cinco monjas y después me ayudó a dotar toda la casa. Entre las monjas que me dió, me dió una que era una verdadera líder. Tan líder que cuando yo salí la nombraron como directora de la cárcel de Barranquilla y eso cogió y le dió vueltas a esa cárcel y escribían en el periódico y hacían alabanza de la transformación de la casa. Era una mujer creativa y esa era la que me ayudaba y era feliz, feliz.

Allá, una vez que empecé yo a crear sindicatos, después de haber formado ese grupo, entonces empezamos a reunirnos allá. Allá teníamos los domingos la misa, la comunión, desayuno y trabajo hasta las once de la mañana. Y así nació... ese fue el comienzo del sindicalismo allá.

UNA CLASE, PERO LA CAMUFLABAUNA CLASE, PERO LA CAMUFLABA

El pensamiento mío fue este, dije:

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- Las juntas directivas sindicales son una selección que han hecho los obreros. Han escogido en cada sindicato los mejores para ocupar la presidencia, la secretaría general y los demás cargos.

Entonces, le dije al grupo de trabajo que yo tenía:

- Vamos a empezar a dar cursos de capacitación para que esto no se nos caiga. Pero ustedes van a reunir únicamente las juntas directivas.

Y con las juntas directivas era con las que yo trabajaba. Bueno, yo tenía unos buenos amigos, entre ellos un javeriano, profesor de derecho, entonces él les daba la parte de derecho. Había otro abogado muy bueno y ese les daba derecho laboral, y había otro que les daba la contabilidad, pertenecía a un banco. Es decir, el personal que yo conseguía para los cursos era de lujo.

Y yo daba una clase, pero la camuflaba. No ponía doctrina social de la iglesia, ni moral, no recuerdo qué título le daba a la clase que yo dictaba. Era doctrina social de la iglesia, pero con otro título para que no tuviera pues ese sabor y los obreros no tuvieran como una reacción. Y yo lo único que hacía era explicarles la encíclica Rerum Novarum. Empezaba a hacerles la historia de la encíclica: cómo nació la encíclica, cómo el Papa fue el defensor de los obreros, cómo ese documento se llamaba la Carta Magna de los trabajadores, y les iba explicando todo eso. Después les decía:

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- El Papa fue el que defendió el que ustedes se pudieran reunir, porque en Francia habían promulgado una ley famosa - se llamaba la ley Chapelin si mal no recuerdo- que prohibía que los obreros pudieran juntarse.

Es decir, esa ley abolió el derecho de asociación y la carta de León XIII uno de los puntos que tocaba más ardidos y de más interés, era la recuperación del derecho de asociación. Resulta que esa carta también favorecía indirectamente a las comunidades religiosas, porque las comunidades religiosas eran asociaciones y eso no podía existir según la ley.

PERO CON GARRA, COMO DICENPERO CON GARRA, COMO DICEN

Entonces yo les explicaba todo eso, pero con garra, como dicen, y salían esos obreros pero candentes y resueltos a pelear y a defender sus derechos. Y en esa forma fuí formando los líderes.

Cada ocho días tenía tanda de formación. El tiempo que le gastábamos era ocho días y lo trabajoso era que los patronos dieran permiso a los trabajadores de asistir y sobre todo que fuera remunerado, de tal manera que aunque el obrero no estuviera trabajando en la fábrica sino en el curso, ganaba la plata como si estuviera allí, y eso le molestaba a los patrones. Primero: darles permiso para formar un sindicato, y después: pagarles. Eso les levantaba ampolla.

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Así fuí trabajando. Después comencé a crear las escuelas para los trabajadores, porque en los estatutos se establecía que cada empresa tenía que aportar una cuota para la educación de los hijos de los trabajadores. Entonces ese dinero lo cogía el sindicato. Los del sindicato cogían la plata, se la bebían y no aparecía una escuela. Entonces un día hice la propuesta de que el contrato de educación lo tenía que hacer la empresa.

YO SIEMPRE QUE ENTRABA A REBOLO IBA ACOMPAÑADO DE DOS OBREROSYO SIEMPRE QUE ENTRABA A REBOLO IBA ACOMPAÑADO DE DOS OBREROS

Cuando llegaba la convención de trabajo y había que pactar lo de la educación, entonces yo lo pactaba y cobraba lo que valía la escuela. Bueno, yo pactaba y empecé a crear escuelas en el barrio Rebolo, era el barrio más malo que tenía Barranquilla y el barrio de la prostitución. Yo siempre que entraba a Rebolo iba acompañado de dos obreros en el carro.

Me encontré con un caso bellísimo: una mujercita joven, en silla de ruedas que había puesto una escuelita y tenía ocho niñitos, pero ¡qué maestra! Entonces nos propusimos ayudarle a que ensanchara, etc., y le pagaba yo muy bien a esa maestra para ayudarla. Y la mujer feliz, le compramos mobiliario, le compramos todo, y esa pobre mujercita que vivía en la miseria con la mamá hay que ver el camino que escogió.

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Después como los sindicalistas vieron que las entradas crecían y yo iba a consignar en el banco, entonces uno de esos del Sindicato de Grasas, que era un tipo muy atrevido, me acusó de que yo le estaba robando la plata a los sindicatos. Entonces empecé yo a defenderme y a contarle de la cantidad de escuelas que tenía en el barrio Rebolo y después cuando llegué a donde él le dije:

- Vea, a sus hijas se las tengo matriculadas en el colegio del Rosario, pagándoles el bachillerato y usted sabe que eso está prohibido por la ley y usted es el que viene a acusarme a mí de que yo estoy robando la plata, cuando el que se la está robando es usted porque yo estoy haciendo un servicio que no debía prestarle.

Bueno, los obreros claro que se pusieron de mi parte:

- No, que el Padre siga.

Y fundé una cantidad de escuelas muy bonitas.

VAMOS A METERLE UN SINDICATO A ESTOS TIPOSVAMOS A METERLE UN SINDICATO A ESTOS TIPOS

En Barranquilla había un grupo de mujeres que trabajaban en textiles y resulta que los dueños de la fábrica, que eran unos brasileños, trataban a esas mujeres

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de la forma más atroz: los salarios eran una cosa insignificante. Los abusos morales con ellas eran tremendos.

Entonces allá llegó la noticia de lo que estaba pasando; entonces tuvimos una reunión y yo les dije:

- Vamos a meterle un sindicato a estos tipos.

En la vía cuarenta estaban ubicadas las fábricas en Barranquilla. Eso es una gran avenida.

Resulta que entonces pusieron de comandante del Ejército a un amigo íntimo, de los de la familia Prada Fonseca. Cuando nombraron al general Prada Fonseca yo ya estaba muy metido en la cuestión sindical y fuí a contarle, a decirle y a prevenirlo para que no me fuera a poner contra los obreros. Le conté toda la trama que éso tenía y que las intervenciones sindicales eran muy bravas.

YO TENIA UN MUGRE CARRITO QUE LO HABIA PINTADO DE NEGRO Y DE ROJOYO TENIA UN MUGRE CARRITO QUE LO HABIA PINTADO DE NEGRO Y DE ROJO

Entonces, después de que tomamos la decisión de crear el sindicato, se removió toda la via cuarenta y ahí había unos sindicatos que eran enemigos jurados nuestros. Eran comunistas, pero de verdad y apasionadamente enemigos de la

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Unión de Trabajadores Colombianos. Pues esos entraron en la huelga apoyándonos a nosotros.

Lo más importante fue que se militarizó toda la zona de la vía cuarenta y el gerente convenció al que era el capitán de que entraran soldados a la fábrica. No recuerdo la fecha exacta, pero eso está prohibido por ley porque los soldados no pueden entrar a una fábrica a defender al patrón.

Entonces, cuando me dieron a mí la noticia, yo tenía un mugre carrito, un Willys que lo había pintado de negro y rojo, que eran los colores del partido comunista. El carro era un desastre, yo lo que cuidaba era el motor, por fuera era un esperpento, por eso yo lo parqueaba en cualquier parte con la seguridad de que nadie me lo iba a robar. Me fuí y me pasié por la vía cuarenta y me dí cuenta de que sí era cierto lo que me habían informado y salí directo al cuartel y llamé al general Prada Fonseca y le dije:

- Vea General, ¿sabe lo que ha pasado? La vía cuarenta, como usted sabe, está alborotada y el gerente se conquistó al capitán y logró entrar soldados dentro de la fábrica.

- ¿Es cierto? ¿Le consta? - me preguntó el General.

Y le dije:

- Yo pasé por allá con el carro y me dí cuenta que habían soldados adentro.

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Y ESOS OBREROS MIRE Y MIRE Y APLAUDA CARAJOY ESOS OBREROS MIRE Y MIRE Y APLAUDA CARAJO

Inmediatamente prendió el carro y se fue y llamó al capitán y eso estaba así de gente. Entonces, cuando llamó al capitán le pegó la vaciada más grande y le dijo:

- ¿Es que usted acaso no sabe que el ejército no es para custodiar las cosas de dentro, sino para custodiar la parte pública? ¿Con qué autoridad se atreve a hacer eso?

Le dió la vaciada delante de todos esos obreros y esos obreros mire y mire y aplauda, carajo. Pero lo más interesante fue que ese día uno de los altos empleados le había echado el carro a una muchacha y la hirió y hubo sangre y la sangre es un escándalo y eso se revolvió en una forma tan tremenda. Bueno, nos cogimos el sindicato, lo formamos y cogimos eso y lo pusimos a marchar y las prestaciones sociales y el salario y le mejoramos todo a esas muchachas y acabamos con todo ese problema y creamos un sindicato así de templado.

ENTONCES YO ORDENABA INVADIR ESOENTONCES YO ORDENABA INVADIR ESO

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Otro trabajo es la invasión de tierras ahí en Barranquilla. Había unas tierras a la salida de Barranquilla hacia Cartagena y empezaron a invadir y entonces me contaron a mí y nosotros empezamos a apoyar las invasiones.

Oiga, yo no sé de donde salió tanta gente, pero eso fue en un dos por tres. Salían esos tipos cogiendo unas latas, cogiendo unos cartones y dividían el pedazo de tierra e iban haciendo sus casitas. Eso era de los Pumarejo, uno que era Senador de la República, y yo creó que eso lo inició con el deseo de cobrarle a la nación esos terrenos. Lo cierto es que invadimos eso.

Después tenía un amigo que era un médico que había estudiado en España y había estudiado aquí en la Javeriana. El hizo una especialización y yo lo tenía de profesor en el colegio de San José y se metió a la política y como era godo le dieron el cargo que menos esperábamos: Secretario de Higiene.

Entonces, este condenado se metió al barrio de las prostitutas y empezó a cerrar eso por higiene. ¡Qué modo de revolcar esa gente! Y la prensa déle y déle. Bueno, el tipo se creció y después emprendió otra campaña: la de la leche. Ahí habían unos terratenientes que tenían unas fincas lecheras y mezclaban la leche con agua. Entonces leche que resultaba con agua, ahí tenía su multa. Despues le dije yo al tipo ese:

- Mire, cada ocho días voy al barrio de invasión y toda esa gente se viene a oírme en la misa. Vamos a hacer una cosa: usted me acompaña, yo celebro la misa y usted después coge la palabra.

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Entonces, le reunía todo el pueblo y empezaba a hacer la campaña política y yo prendía mi carro y me desaparecía.

Ese tipo en un dos por tres llegó a la Cámara, se subió, se creció. Por eso yo digo que a mí me fascinaban esas campañas y esas peleas, eso era para mí algo delicioso.

IMAGINESE SI NO LE DA A UNO CORAJEIMAGINESE SI NO LE DA A UNO CORAJE

Otra de las acciones más memorables fue cuando empecé a formar sindicatos agrícolas y a pelear por las tierras en la Costa. La cosa comenzó porque Rojas Pinilla hizo una carretera para ponerle al río Magdalena, entonces eso sirvió de muro para que el río Magdalena no se explayara por todas esas tierras.

Entonces la carretera se volvió un muro de contención porque eso le hicieron un nivel altísimo. Bueno, entonces empezaron a secarse las tierras y ahí era la pelea. Esas tierras eran de la nación: baldíos. Entonces yo ordenaba invadir eso, le ordenaba a los campesinos eso. Y eso empezamos a ocupar tierras y empezó la pelea con los terratenientes, ¡qué peleonones tan tremendos!

Resulta que era una tierra privilegiada porque todo el humus estaba y eso sembraban los campesinos y les daba la cosecha en un dos por tres. Era tierra

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fertilísima y entonces los terratenientes a correr cercas y nosotros a tumbarles las cercas y a echarlos a que volvieran a sus sitios.

Imagínense la rabia de esos terratenientes y hacían una cosas que nos enfurecían: sembraba un campesino una cosecha de maíz y cuando las matas estaban bonitas le metían el ganado para que se comiera el maíz. Imagínese si no le da a uno coraje: a ellos y a mí. Entonces eran unos peleonones, pero los bravos, con los terratenientes y con los alcaldes porque los alcaldes estaban de parte de los terratenientes. Era con UTRAL, la Unión de Trabajadores del Atlántico. Bueno, yo nunca había tenido peleas tan bravas, desde el punto de vista sindical como ésas, defendiendo a los campesinos.

QUE ENTONCES TODOS VAN A ENTRAR A LA CARCELQUE ENTONCES TODOS VAN A ENTRAR A LA CARCEL

Una vez me llegaron unos campesinos con la noticia de que habían metido seis campesinos a la cárcel. Entonces nos reunimos para tomar decisiones, pues cada vez que había problema nos reuníamos para ver qué se nos ocurría, y entonces yo les dije a los campesinos de Santo Tomás:

- Bueno, ustedes se van a reunir y ustedes dicen que como tienen el mismo crimen por el cual metieron a sus compañeros, que entonces todos van a entrar a la cárcel.

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Como la cárcel era chiquita, imagínese: todos los campesinos empujando la puerta y metiéndose a la cárcel.

¿Qué podía hacer el alcalde? Pues acudir al gobernador. El gobernador era Eduardo Carbonel, un godo muy amigo mío y entonces Eduardo me llamó un día. Duramos medio día discutiendo: él defendiendo a los terratenientes y yo a los campesinos.

OIGA, TE FELICITO POR ESA MEDIDAOIGA, TE FELICITO POR ESA MEDIDA , METEME A LA CARCEL , METEME A LA CARCEL

Bueno y se le subió a él la sangre a la cabeza y me amenazó. Me dijo:

- Vea Padre, si usted sigue con eso, soy capaz de meterlo a usted a la cárcel.

Entonces yo me levanté de la silla y le dí un abrazo y le dije:

- Oiga, te felicito por esa buena medida que me das, méteme, méteme a la cárcel.

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Resulta que nosotros teníamos consignas muy bonitas para encarceladas, por ejemplo:

- Encarcelan a fulano, sutano y mengano y después el turno le sigue a fulano.... y después el turno le sigue a éste y depués el último turno me lo dan a mí.

A mí nunca lograron encarcelarme, desde luego, pero con esas jugadas amansamos a los alcaldes y los terratenientes empezaron a cogernos miedo.

LA ISLA DE PROMISIONLA ISLA DE PROMISION

Recuerdo otra cosa pero formidable: nos apoderamos de una isla. Yo no he visto una tierra tan fértil. Con la experiencia que tenía allá, que me habían dado los campesinos desde que les hacía escritura de la tierra, no. Entonces llegaban los terratenientes, se le acercaban al campesino, lo emborrachaban y le compraban la tierra por cualquier cosa y esperaban a que les echaran la firma y empezamos a perder tierras. Entonces esta isla, que era una tierra de promisión, pues se daba el maíz a los 20 días, la yuca a los 4 meses, cuando aquí dura 2 años, ah, allá no hicimos escritura a nadie, sino que fue una cosa global, comunal. Entonces nadie podía vender el terreno, pero se les marcaba la parte que les correspondía y que ellos podían cultivar. Bueno, entonces empezaron a traerme la noticia de que fulano de tal vendió la parte que usted le dió y que el otro vendió tal... Yo los dejé que hicieran eso, ya habían vendido bastantes lotes.

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ESO ES COMUNITARIO, NO SE PUEDE VENDERESO ES COMUNITARIO, NO SE PUEDE VENDER

Entonces intervenimos y les hicimos perder la plata a los que había vendido y les dijimos.

- Eso es comunitario, de tal manera que no lo puede vender. Esa tierra se las dimos para que la administraran ahí comunitariamente y pudieran vivir.

Invadimos de tomates a Barranquilla y no sabía uno qué hacer con tantos tomates y había una fábrica de tomates allá en Barranquilla, no recuerdo cómo se llama, que era la que les compraba el tomate. Y después se puso el tomate a precio de huevo, entonces los pusimos a cultivar otras cosas. Pero eran cosas muy bonitas.

A mí nunca se me ocurrió escribir sobre todo esto. Hacía artículos para los periódicos y los mandaba pero llamaba a un obrero para que los llevara. Eran artículos de polémica, pero yo se los hacía firmar a un obrero. Nunca aparecía implicado en cuestiones laborales ni nada de eso, trabajaba por debajo.

LOS BOGAS DEL MAGDALENALOS BOGAS DEL MAGDALENA

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Otra misión muy bonita fue cuando empezamos a recoger del río Magdalena a los bogas: esa gente pobre y sin ninguna cultura. Pero tienen ahí, alrededor del río, el pescado y tienen los plátanos, el ñame. Esos no piensan y en cultura religiosa están en cero, los pobres no saben nada.

Bueno, un día nos propusimos visitar con la monja el río Magdalena, porque había un dirigente que cuando yo lo ponía a hacer un discurso en una reunión sindical era genial: ¡Qué modo de hablar, qué terminología tan popular! Y conmovía a la gente y ese era el que me recogía por allá, desde Honda hasta acá, y me traía los bogas y yo le decía:

- Bueno, como ellos no tienen plata, dígales que traigan yuca, que traigan ñame, que traigan fruta, que traigan los productos que nos sirvan aquí para que las monjas nos cocinen los ocho días que van a estar.

Lo que nosotros gastamos era muy poco porque lo fundamental era darles una sopa de plátano, ñame, y el pescado que también traían. Quedaban contentísimos. Nosotros les dábamos lo demás: pan y café con leche.

Empezamos esa campaña por el río Magdalena. Un día le dije yo a la monja.

- Vamos a visitar el río Madgalena.

Y nos fuimos, y cuando entramos a la casa de un boga de esos, sale la familia y ven a la monja con hábito blanco y yo con sotana, pues se pusieron de rodillas.

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Bueno, nos hacían unas recepciones que nosotros después comentábamos con la monja: ¡Qué cosa tan extraordinaria, pobrecita esta gente! Eso nos daba a nosotros más coraje para poder trabajar con esa gente e hicimos muchos cursos para todos esos bogas del río Magdalena.

El camino era ese: a los sindicatos de industria les cobrábamos una cuota para la comida, pero a éstos no les cobrábamos nada. Todo era gratis, en especie. Pues qué experiencias tan bellas las que yo tuve y qué conocimiento tan extraordinario al conocer la clase obrera de Barranquilla y las modalidades de cada empresa. La mejor empresa, la que más los atendía era Triplex de Colombia y esa me daba una ayuda: mensualmente me pagaba un cheque de ayuda, y con eso abrí una cuentecita y una libretica en el Banco Comercial Antioqueño.

RESULTA QUE...RESULTA QUE...

Ah, esta anécdota es para reírse uno. Resulta que un día tuvimos un choque y se baja ese tipo... ah, ese choque fue cuando LLeras acababa de importar taxis. Resulta que un taxi iba por el paseo Bolívar y como el modo de llamar el taxi es poniéndose los dedos en la boca y pegando un silbido e inmediatamente el taxi viola todas las leyes y se atraviesa, entonces se me atravesó a mí y me alcancé a dar un topecito: el necesario como para sacudir el carro y como estaba nuevecito el carro quedó brincando.

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Bueno, entonces se baja ese taxista hecho una furia y se me viene y cuando yo lo ví venir, metí la mano y saqué la chequerita esa y se la sacudí en las narices y le decía:

- ¿Cuánto vale este taxi?

Y con eso lo callé. Después nos bajamos a ver qué había pasado y era una cosa insignificante. Entonces yo le dije:

- Eso es para que usted aprenda a no hacer esa cosas. Yo le podía haber dado un totazo fuerte y no se lo quise dar, pero le hice este toquecito para que tenga más precaución y no haga esas cosas como las que me acaba de hacerme a mí. Déle gracias a Dios que no le dí duro.

ENTONCES LLAMARON AL SEÑOR OBISPOENTONCES LLAMARON AL SEÑOR OBISPO

Resulta que le creamos el sindicato a todos los choferes de las comunidades religiosas de Barranquilla. Bueno, esas superioras cuando iban y anunciaban de un sindicato que yo estaba formado, bueno eso fue el desastre.

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Entonces llamaron al señor Obispo. El señor Obispo hizo una convocatoria de los colegios de religiosas y de religiosos y me llamó a mí para que explicara y diera cuenta de por qué me había atrevido yo a crearles sindicato a las religiosas. Entonces yo llevé dos dirigentes. Los instruí, les dije:

- Yo hago una especie de introducción y después ustedes hablan.

Y es que los comunistas tenían ya el sindicato hecho para las comunidades religiosas. Entonces cuando me dijeron a mí eso yo les dije a los dirigentes:

- Vean, corran, muévanse, saquen las 25 firmas que son necesarias y creen el sindicato.

Y les cogimos ventaja, de manera que cuando llegaron los otros ya nosotros teníamos el sindicato. Entonces uno de los obreros dijo:

- Lo que pasó fue esto señor Obispo: los camaradas ya tenían listo el sindicato y nosotros apenas supimos eso nos anticipamos.

Entonces el dirigente le hizo esta pregunta a todos:

- ¿Qué prefieren ustedes: tener un sindicato comunista o tener un sindicato con la doctrina social de la iglesia?

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Pues claro, con eso los calló. De las cosas que más me reía yo era de un fraile franciscano que estaba enfurecido y, para defender los derechos que ellos tenían, me citó las Pandexas de Justiniano, del siglo IV. Eso era para reirme yo.

LA MARINA SI SALIA A ECHAR PALOLA MARINA SI SALIA A ECHAR PALO

Yo pelié con todo el mundo. Una vez nos echaron la Marina y cuando nos echaron la marina, la marina si era regia. Eso fue en una huelga grande en que quemaron dos carros en el Paseo Bolívar. Entonces ellos no atajaron esa huelga con la Marina porque la Marina si salía a echar palo.

Bueno, cuando sacaron la marina inmediatamente me llamaron los obreros, los directivos, porque por ahí los cogían a todos. Entonces cuando vieron que les cercaron todo el edificio de la UTRAL, me llamaron para que yo fuera a defenderlos. Entonces yo prendí el carro y me fuí entonces a comentarles que en la huelga que se estaba desarrollando nosotros teníamos muy poca parte, porque era de Avianca y que ese sindicato de Avianca no pertenecía a nosotros y que ellos eran los que habían quemado los carros y que, por consiguiente, la Unión de Trabajadores de Bolívar no estaba metida en eso. Que había apoyado la huelga por solidaridad, pero no más. Entonces no les hicieron nada y tampoco me encarcelaron a mí. Eran peleas muy bonitas, de las que a mí me gustan.

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LLEGO UN MOMENTO EN QUE YO LLEGUE A VER CHISPITAS ¿ NO ? LLEGO UN MOMENTO EN QUE YO LLEGUE A VER CHISPITAS ¿ NO ?

Los dirigentes de UTRABOL, Unión de Trabajadores de Bolivar, eran ocho muchachos, casados. A uno lo casé yo. Ese era soltero y esa fue otra cosa extraordinaria: el matrimonio de un directivo. Le puse de padrino de matrimonio al gobernador que era Eduardo Carbonell. Y él les mandó la champaña para el matrimonio. Yo les mandé una caja de vino de consagrar. Otro grupo les mandó el whisky. La licorera les mandó toda clase de licor. Cervecería Aguila les mandó todas las canastas de cerveza que quisieron.

Bueno, llegó la fiesta y nos tomamos la champaña y pasamos a tomar whisky y se acabó el whisky y empezamos a tomar ron y ya, cuando estaba eso bien alzado, empezaron a darnos cerveza. Llegó un momento en donde yo empezaba a querer ver chispitas ¿ no?

Pero, cada vez que intentaba levantarme y salirme, los obreros me agarraban y no me dejaban salir. Entonces me me dí cuenta que tenían al gobernador arrinconado, lo mismo que a mí, y el tipo estaba como un tomate y le dije:

- Eduardo, mire el reloj, usted no ha ido a la oficina.

Y él me contestó:

- De verdad Padre Guarín, entonces camine.

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Salimos los dos del brazo y fue la forma de escaparnos.

El Gobernador tenía su chofer y yo tenía que manejar y cuando empecé a manejar, la calle era angostica, pero yo veía una calle ancha, ancha y le metía el talón a ese acelerador. Después entramos por la vía 40, porque yo iba a dejar a los obreros que se montaron conmigo, entonces algunos me decían:

- Padrecito nosotros nos bajamos aquí.

Y yo les decía:

- No señores, yo los llevo hasta sus casas.

Bueno ese día fue el día del totazo con el taxi.

Después tuvimos una reunión con el Padre Provincial, que era Eduardo Briceño, y me dijo:

- Hoy te voy a acusar delante del Padre Provincial de que eres un borrachín y tomadorcito.

Y yo le respondí:

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- Usted llegó tarde, porque nosotros los jesuitas tenemos la costumbre de que lo que hacemos vamos y se lo contamos de primero al superior, de tal manera que él ya está enterado.

LOS CURAS ESTABAN ALEBRESTADOSLOS CURAS ESTABAN ALEBRESTADOS

Bueno y así hay anécdotas muy bonitas a través de toda esa creación del movimiento y era que era pelea tras pelea ¿ no? Yo tuve que entendérmelas con todos.

Una última cosa es que con la invasión de tierras los curas estaban alebrestados. Resulta que el día menos pensado me llama el obispo y tenía todo el clero reunido y esas reuniones son para estudio de moral, entonces le ponen a uno un caso de conciencia a ver cómo lo resuelve. Entonces, empezaron a tratar el problema de la invasión de tierras y después me dijo el obispo que yo lo resolviera. Yo como me tenía toda esa legislación bien estudiada empecé a decir:

- Existe esta ley... esta otra ley, etc., lo que nosotros estamos haciendo no es invadiendo tierras que nos prohiba la ley, nosotros estamos invadiendo tierras que con motivo de la carretera que hizo el general Rojas han quedado baldías y ustedes saben que esas tierras baldías son de la nación. Entonces nosotros

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estamos ocupando tierras de la nación, pero no tierras de particulares. Y esas tierras de la nación, pues como está la reforma agraria de por medio, pues hay que irlas repartiendo.

SANTODOMINGO QUERIA ERA COMPRARME A MISANTODOMINGO QUERIA ERA COMPRARME A MI

Un día estaba todo despistado el rector porque Mario Santodomingo para comprarme mandó un camión con 30 cajas de la mejor cerveza, de esa que dan para mostrar la calidad de la cerveza. Bueno, llegaron allá al Colegio a descargar y el padre rector me llama y me dice:

- ¿Guarín qué es eso? Mario Santodomingo manda 30 cajas de cerveza para acá.

Entonces le dije:

- Padre Rector, ya que usted no nos dá cerveza reciba las 30 cajas y entonces la comunidad y nosotros podemos tomar aquí cerveza buena.

Y yo las hice descargar. Santodomingo quería era comprarme a mí ¿no? Entonces, después tuvimos una charla personal y me decía:

- Padre, no me ponga sindicato, nosotros vamos a hacer de aquí en adelante muy buenos patronos.

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Le dije:

- De verdad que el sindicato le puede servir a usted, porque la gente le trabaja con gusto y usted le va a pagar sus prestaciones sociales, la empresa de ustedes es muy poderosa.

Lo convencí y el viejo, por su cuenta, les montó una droguería a los trabajadores en donde les daba las drogas a un precio inferior al del costo. Y terminamos amiguísimos.