Dinámicas del cuerpo en su interacción con el Universo

Por: Maria C. Cumana, M.A.

Captar la velocidad y las transformaciones del mundo contemporáneo ha sido

objeto de atención por parte de creadores cuya producción artística se ha

desarrollado entre el siglo XX y el XXI. El modo en que esa premura distorsiona lo

que percibimos y nos llega como información es captado por el pintor y grabador

cubano Alexander Richard Carbonell en esta exposición que reúne once de sus

piezas. Nacido en La Habana, Cuba en 1971, Richard curso estudios en las más

prestigiosas academias de arte de Cuba, entre 1985 y 1997. De estas escuelas se

destaca la Academia de San Alejandro de la cual emergieron artistas cubanos de

renombre internacional cuyas obras se encuentran en importantes Museos y

Galerías del mundo. En 1997 Alexander emigra a los Estados Unidos donde reside

actualmente en la ciudad de Miami desde donde realiza su obra.

Alexander estudio dibujo, pintura y grabado y estos tres procesos artísticos, están

presentes indistintamente en buena parte de su creación. Con nueve exhibiciones

personales y más de 40 exhibiciones colectivas el artista nos invita con esta

muestra a reflexionar sobre las dinámicas del cuerpo con el Universo en el ámbito

terrenal y cósmico empleando como vehículo la fusión del elemento humano con

animales de reconocida connotación simbólica. Estos animales que han sido usados

como tótem por generaciones y generaciones de tribus indígenas en distintas partes

del planeta, en su fusión con la figura humana, cobran una especial significación en

las piezas que forman parte de esta muestra. El antílope, símbolo de la acción, el

conocimiento y la intuición aparece en más de un lienzo (The Golden Legion;

Essencial Self; Unrestrained y The Holy Herald); El Tigre, símbolo del poder y la

pasión es también reconocido por su fuerza para enfrentarse a la adversidad

aparece en dos de las obras (Constellation y Perpetual Reborn) así como la

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serpiente (Rainbow serpent), considerada un tótem de transmutación, inmortalidad,

sabiduría y el misterio de la vida y finalmente el cocodrilo (The Water Stream, The

Pendulum and The Human race)que para algunas tribus depura las emociones más

profundas.

Las obras de arte siempre tendrán múltiples lecturas sobre su significado. Cada

persona interpreta lo que ve de acuerdo a sus conocimientos, su formación

académica y cultural, sus raíces, su educación familiar y su inserción en el mundo

que nos rodea. Partiendo de esta premisa, mi lectura en lo personal sobre este

conjunto de piezas descubre tres grupos temáticos. El primero es el grupo que hace

referencia a la creación y la interacción con el Universo (Constellation; Perpetual

reborn y Universe and existence); el segundo grupo de pinturas propone una

mirada a la interrelación entre el ser humano con su entorno, su mundo, su

universo (The golden stream; The pendulum and the human race; The holy

Herald; Rainbow serpent y King’s Paradise) y finalmente tres obras que

indistintamente refieren aspectos que conforman la personalidad y algunas de sus

manifestaciones como la capacidad de dominar el cuerpo con la mente (The head

leads the body); la fidelidad a principios personales (Essencial self) y la

disposición de rebelarse a todo sin medida (Unrestrained).

El artista articula su discurso estético con el uso de colores vibrantes y trazos

firmes del pincel que muestran un dominio cuidadoso del expresionismo en la

manera más ortodoxa, remitiéndonos a las obras de los maestros alemanes de

principios del siglo XX (Emil Nolde, Ludwig Kirchner, entre otros) al igual que la

natural asimilación de otros elementos de las vanguardias artísticas del siglo XX,

entre ellas el futurismo, movimiento de vanguardia que defendía el reconocimiento

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de la belleza de la velocidad y exaltaban el movimiento agresivo del mundo y de la

naturaleza.

En este conjunto de obras, las dinámicas del cuerpo humano en su interacción con

el Universo, revelan un rico abanico de posibilidades de expresión con un conjunto

de ideas que yacen como común denominador a todas las obras: la velocidad y el

movimiento perpetuo del Universo que separa y une, mezcla y transforma, desafía

y evita en una entrega constante de sujetos renovados por el impacto de la

interactividad y la urgencia por alcanzar lo deseado.

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