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CENTRO NACIONAL DE EDUCACIÓN SEXUAL DIPLOMADO EN LA METODOLOGÍA DE LOS PROCESOS CORRECTORES COMUNITARIOS IMAGINARIO SOCIAL Y ENFERMEDAD MENTAL. UNA MIRADA PARA LA COMPRENSIÓN DE LOS PROCESOS DE AUTONOMÍA. AUTORA: VICTORIA BARJOLA GÓMEZ TUTORA: MIRTHA CUCCO GARCÍA ASESORA: AYELÉN LOSADA Junio, 2010

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CENTRO NACIONAL DE EDUCACIÓN SEXUAL

DIPLOMADO EN LA METODOLOGÍA DE LOS

PROCESOS CORRECTORES COMUNITARIOS

IMAGINARIO SOCIAL Y ENFERMEDAD MENTAL.

UNA MIRADA PARA LA COMPRENSIÓN

DE LOS PROCESOS DE AUTONOMÍA.

AUTORA: VICTORIA BARJOLA GÓMEZ

TUTORA: MIRTHA CUCCO GARCÍA

ASESORA: AYELÉN LOSADA

Junio, 2010

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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AGRADECIMIENTOS

A Diego, Luís, y Antonio por sus preciosas pinturas compartidas

A Encarna y al grupo del taller, por su imaginación y por confiar en mi

A Mirtha Cucco por enseñarme a mirar la realidad humana

A mi grupo por compañeras

Y a todos los de la red, por construir para la vida.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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ÍNDICE

1. PRESENTACIÓN 4

2. INTRODUCCIÓN 6

3. ÁMBITO DE INTERVENCIÓN 8

4. DISEÑO TEÓRICO-METODOLÓGICO DE LA INVESTIGACIÓN 10

4.1. OBJETO

4.2. TEMA

4.3. FOCO INDAGATORIO

4.4. OBJETIVOS

4.4.1. GENERAL

4.4.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS

4.5. FUENTES DE OBTENCIÓN DE LA INFORMACIÓN 11

4.6. MÉTODOS DE OBTENCIÓN DE LA INFORMACIÓN 11

5. FUNDAMENTO DE LOS REFERENTES TEÓRICOS 12

6. PLAN DE ACCIÓN 31

7. INFORME DE RESULTADOS 35

8. CONCLUSIONES 40

9 RECOMENDACIONES 45

10. BIBLIOGRAFÍA 46

11. ANEXOS 48

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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¡Huye de la ciudad! El tedio urbano

– ¡carne triste y espíritu villano!-

No fue por una trágica amargura

Esta alma errante desgajada y rota:

Purga un pecado ajeno: la cordura

La terrible cordura del idiota.

(A. Machado)

1.- PRESENTACIÓN

Me planteo cuál es la motivación interna que me hace inmiscuirme en las

profundidades de la psicosis, codearme día a día con personas que padecen la

marginación, el sufrimiento y la violencia como consecuencia del padecimiento de la

enfermedad mental, de la locura.

Hay algo interno que desde siempre me creaba inquietud y curiosidad por esas

personas que deambulan por la calle, con aspecto desaliñado y triste, riéndose a

carcajadas o vociferando sin un motivo aparente “su soledad y su libre albedrío”.

Recuerdo de niña a ese hombre especial y peculiar que había en mi pueblo y que

hay en todos los pueblos del mundo. Siento hoy lo que entonces, estremecimiento y

miedo. Miedo a algo desconocido, casi abismal. Algo como muy íntimo y compartido.

Esta curiosidad creo que me llevó al acercamiento.

La primera experiencia de trabajo que me acercó a las personas con enfermedad

mental fue en el Hospital Psiquiátrico de Miraflores de Sevilla, eran los años de la

Reforma Psiquiátrica, donde se trabajaba por el regreso del “enfermo mental” a su

comunidad, desinstitucionalizar a aquellas personas que habían sido abandonadas,

incomprendidas y maltratadas socialmente.

Recuerdo aquel espacio lúgubre, de rincones poblados, de patios solitarios, de

hombres y mujeres rotas, ávidas de miradas.

Muchos eran incapaces de hablar, de reconstruir su historia, otros no podían dejar

de hacerlo al encontrar actitudes de escucha. Asaltaban tu intimidad con deseos de

contactos masivos.

Anduve rescatando datos familiares de las historias, datos que no estaban,

referentes a sus orígenes, preparando la vuelta a algún lugar, había quien no tenía

dónde.

Los profesionales estaban revolucionados igualmente, habían salido de sus

despachos y se reunían entre ellos, tomaban café en el bar, con los pacientes y

empezaban a hablar de los secretos ocultos de la institución.

El “Salta la Tapia” fue una preciosa movida cultural e ideológica que apelaba a la

justicia social mediante la búsqueda de alternativas para los internados de las

instituciones manicomiales. Se hacían conciertos de música en el mismo hospital y se

mezclaban los enfermos con la gente de la calle.

Se empiezan a entremezclar las diferentes disciplinas profesionales, a ampliar la

mirada y a hacer nuevos enfoques de tratamientos en la comunidad.

De nuevo me encuentro de cara con la locura en su máxima expresión, al

incorporarme al Equipo de Salud Mental Comunitario de la Zona de Osuna (Sevilla),

donde hoy continúo trabajando.

Visito a domicilio en los pueblos de la comarca a “enfermos mentales” sin

tratamiento, enfermos que habían regresado de la institución y que llegaban a sus casas,

nada preparadas para acogerlos, con escaso o ningún referente familiar.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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Los encontrabas en la calle, a veces en sus casas, vociferando, enfrentados a sus

familias. Nadie se atrevía a abordar la situación.

Quejas sociales por todas partes, familiares, vecinos, alcaldes, servicios sociales y

sanitarios enfrentados al miedo que suponía acercarse al loco, como si fuera un ser de

otro mundo, yo también lo sentí, el desconocimiento era total.

Me costó acercarme, escucharlos, verlos y aceptarlos. Ubicarlos dentro de sus

familias y de sus municipios. Conocer su red social o la carencia de ésta, fue dando

sentido a lo que hoy entiendo por trabajo comunitario.

Hoy, veinte años después, empiezo a analizar toda mi experiencia. Trabajar en el

Equipo de Salud Mental, propició mi interés por el trabajo grupal, por el intercambio

humano y el aprendizaje conjunto. Durante años defendí con ahínco el trabajo en

equipo, pues no podía concebir una atención integral sin los aportes de todas las

disciplinas, el intercambio de ideas, creencias y perspectivas varias que enriquecen y

orientan nuestra actuación.

Sin embargo por diferentes dificultades que tienen que ver con lo personal y lo

institucional, el trabajo de equipo se fue difuminando y parcelando hasta darse un

individualismo importante que afectaba a la propia asistencia. De nuevo hoy intentamos

aunar esfuerzos y criterios, en un entorno complicado por directrices institucionales

ambiguas y autoritarias que dificultan nuestra labor.

En la actualidad, la demanda asistencial ha crecido notablemente por la

consideración de otras enfermedades psicosomáticas, que afectan a una gran parte de la

población y que, afectados por “los malestares de la vida cotidiana”, van necesitando

atención en los diferentes servicios, y acaban siendo derivados al Servicio de Salud

Mental, como cajón de sastre (sin que se articulen los análisis y recursos adecuados).

Esto dificulta que los equipos puedan hacerse cargo de la atención del enfermo mental

desde una perspectiva integral sin la cual ya sabemos que estas patologías no pueden

abordarse.

Contar con la Metodología ProCC, sus referentes teóricos, sus análisis y sus

propuestas de intervención desde el trabajo grupal, ha sido para mí un impulso

importante para ampliar mi horizonte, mi mundo. Para poder pensar y analizar toda una

experiencia que, orientada desde la participación social y la formación para la salud, nos

permita construir juntos alternativas sociales más coherentes, generadoras de apoyo,

cambio y transformación social.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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2.- INTRODUCCIÓN

La enfermedad mental en la sociedad actual, y dentro del ámbito de actuación de

los Servicios de Salud Mental “es considerada como la patología psiquiátrica más grave,

la cual se presenta por el enorme menoscabo (quiebra o pérdida de valor) en algunas

personas que la padecen” (Vico, 1991, p.1).

La sintomatología psicótica que la caracteriza, expresa una profunda ruptura en el

ser, el cual se ve afectado a nivel interno y externo de forma desmesurada: “Cuando

comenzó mi enfermedad, sentía un miedo atroz, pensé que me miraban, se reían, me

veían, estuve dos años sin querer salir de mi casa”.

Paulatinamente en unos y de forma brusca en otros se van mermando sus

capacidades, sus motivaciones, sus intereses, desaparecen sus inquietudes, esquivan

relaciones que antes tenían, y se van aislando de forma importante: “Yo no me

encuentro capaz de trabajar”, “he perdido los amigos, ya nadie se llega a por mí”.

En ocasiones sus conductas y sus comportamientos, se manifiestan de forma

extraña, llamativa o rara, lo cual va creando cierta alarma social y en muchas ocasiones

las personas afectadas son objeto de rechazo, más aún en pueblos donde la población es

pequeña y todo el mundo se conoce: “siento que me señalan y que me miran como

enferma”, “yo pensaba que ese estaría encerrado”, “es como un mueble”, “es un

monstruo”.

Así mismo desde el punto de vista social, los recursos que se articulan no se

adecuan a sus necesidades o no les proveen la cobertura que necesitan: “yo no hago

ningún curso más, quiero trabajar, tener mi dinero, mis amigos”, “no tengo ni un duro,

cuando salgo me da vergüenza”.

La falta de perspectiva laboral, formativa, la ruptura de su red social y la escasez

de apoyos sociales a todos los niveles, hacen que la persona afectada se repliegue en sí

misma y todo su entorno familiar se vea afectado, por lo que las posibilidades de

recuperación de algunas personas, se ven muy limitadas.

La necesidad de trabajo (actualmente exigentes, precarios, inadecuados,

inaccesibles en la mayoría de los casos) y ayudas sociales coherentes (pensiones dignas,

menos burocratizadas, adecuadas a sus necesidades, compatibles con empleos a tiempo

parcial), el desarrollo de sus inquietudes, sus intereses, sus responsabilidades para la

construcción de un rol social más valorado, no basado en la enfermedad…, son retos

aún por conseguir.

La vida cambia de rumbo, se dan numerosas pérdidas difíciles de asumir que se

complejizan por un imaginario social, donde los duelos son negados y se sumergen en

situaciones, que cuesta sostener y que a veces se hacen permanentes: “tengo 37 años y

esto me viene a mí desde los 17”.

Respuestas violentas, distorsión en la comunicación, falta de comprensión y de

apoyos necesarios, hacen que la enfermedad se manifieste en conflictos relacionales que

se piensan irresolubles y son fuente de grandes malestares, y de situaciones insanas que

muchas veces no son específicas de la enfermedad, sino consecuencias de modelos de

crianza que toca sostener a las familias: “sé que esto es para mí”, “ya no puedo más”,

“¿Qué ayudas hay, si no le dan trabajo?”.

Desde el comienzo de este padecimiento se empieza a vislumbrar un proceso de

dependencia importante. Todos los medios que se articulan colaboran paradójicamente a

ello (la institución sanitaria, la familia, los servicios sociales…).

Diagnósticos severos, “es una esquizofrenia, de muy mal pronóstico”; crisis que

se repiten a lo largo de los años, “llevo 30 años enfermo”; adaptación a la situación por

falta de perspectiva de curación, “yo sé que esto es para toda la vida”; cronicidad

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diagnosticada-asumida, “esto no tiene cura”; infravaloración, “yo no valgo para

nada”, “no puedo trabajar”; sumergen a estas personas y a sus familiares en una isla

de desprotección con un grado de sufrimiento grande, que conviene abordar de una

forma interdisciplinar desde los diferentes ámbitos de intervención y con un tratamiento

integral, donde las personas afectadas cobren el protagonismo que necesitan.

Desde algunas pequeñas actuaciones que se vienen llevando en el trabajo

interdisciplinario con estos pacientes, con sus familiares y con otras personas

implicadas del ámbito de su comunidad, los profesionales nos vamos haciendo

conscientes de sus necesidades, así como de sus dificultades y posibilidades que abren a

otra perspectiva más alentadora que propicie nuevos vínculos de aprendizajes para una

construcción social cooperativa, donde instituir formas de vida más autónomas.

Con esta investigación pretendo encontrar elementos de análisis que me permitan

poder pensar sobre mi práctica profesional con una mirada más amplia e integradora

dentro del contexto comunitario de esta zona, pudiendo tratar la especificidad del tema

desde un abordaje integral y no marginador.

Entiendo como fundamental establecer una relación entre la estructura social y la

estructura individual, desde una interrelación necesaria entre el histórico social de la

enfermedad mental y las condiciones sociales actuales que determinan la comprensión y

el tratamiento que en la actualidad se le da a esta problemática de salud mental

comunitaria.

Para esto trataré de:

Analizar algunos indicadores de realidad donde estudiar la relación del

Imaginario Social con las actitudes familiares, profesionales y del resto de la

comunidad en cuanto a la comprensión de la enfermedad y el tipo de

afrontamiento que se hace.

Identificar su relación con las dificultades y posibilidades de recuperación y

participación en la dinámica comunitaria de la persona con trastorno mental y

de su entorno más cercano, de cara a la potenciación de un crecimiento más

saludable, que permita a la persona desarrollarse y adquirir mayores grados de

independencia de este imaginario social donde se materializa cada día el

estigma de la enfermedad.

Poder pensar, a partir de este análisis, propuestas de intervención comunitarias

más acordes y coherentes con las necesidades de estas personas. Entender y

abordar mejor la enfermedad, desde la comprensión social de sus vivencias en

espacios de participación y de reflexión grupal, siendo el objetivo fundamental

fomentar la autonomía, para la construcción social cooperativa.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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3.- ÁMBITO DE INTERVENCIÓN

El ámbito de intervención es la vida cotidiana de las personas con trastorno

mental grave y la construcción social de la subjetividad, dentro de la comunidad en la

que intervenimos.

Tratamos de analizar los malestares propios del padecimiento de la enfermedad y

su relación con las condiciones sociales de subsistencia.

El contexto social en el que se desarrolla el trabajo comunitario al que hago

referencia está ubicado en la Comarca de Osuna, Sierra Sur, Estepa, Puebla de Cazalla y

Marchena.

Son cinco zonas básicas de salud, con sus Centros de Atención Primaría,

correspondientes a los veintidós pueblos que las componen, y cada municipio cuenta

con su consultorio médico.

La Unidad de Salud Mental Comunitaria de referencia de toda esta zona es única

y está ubicada en Osuna, lugar geográfico más céntrico. Esta Unidad pertenece a un

Área Sanitaria, junto con la de Écija y ambos son una Unidad de Gestión Clínica.

Los recursos sanitarios, están divididos en niveles de intervención: Consultorios y

Centros de Salud en un primer nivel, en un segundo nivel La Unidad de Salud Mental

Comunitaria, y un tercer nivel que es la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica (que

cuenta con diez camas para los ingresos psiquiátricos ) y una Unidad de Día. Ambas

ubicadas en el Hospital general de Osuna.

En Sevilla se ubica una Comunidad terapéutica de referencia de esta Área, y una

Unidad de Salud Mental Infantil, no hay Unidad de Rehabilitación (URA).

La población a la que atiende es de unos 109.000 habitantes, y comprende los

municipios de Osuna, El Rubio, Marínaleda, Lantejuela, Herrera, Gilena, Pedrera, La

Roda de Andalucía, Badolatosa, Casariche, Corcoya, Villanueva de San Juan,

Algámitas, El Saucejo, La Puebla de Cazalla, Estepa, Lora de Estepa y Marchena.

La Unidad de Salud Mental la componen: tres psiquiatras, dos psicólogos, una

enfermera, una auxiliar de enfermería, un auxiliar administrativo y una trabajadora

social. Paralelamente y de forma no integrada administrativamente en el equipo hay un

psiquiatra de zona, con un cupo de pacientes determinado y con un horario particular de

atención.

En cuanto a recursos sociales específicos, se cuenta con:

Taller Polivalente Ocupacional de Osuna, donde se realizan actividades

ocupacionales, de expresión corporal, plásticas, actividades culturales y

deportivas.

La Casa Hogar de Osuna como recurso residencial (se cuenta con dos

viviendas cercanas donde viven diez personas en cada una, con diferentes

problemáticas socio-familiares).

Ambos recursos pertenecen a la Fundación Andaluza para la integración social de

personas con enfermedad mental (FAISEM), creada en 1993, como servicio social

especializado en recursos de apoyo social.

En esta comarca no hay movimiento asociativo de familiares, ni de enfermos

mentales en la actualidad. Destaca en este ámbito la Asociación de ASAENES, ubicada

en Écija y en Sevilla, donde están asociadas algunas personas de esta zona, dado que

hace quince años se creó una delegación de dicha Asociación que funcionó durante dos

años y luego se disolvió.

En esta comarca existe una importante dispersión geográfica entre los pueblos que

la integran, con dificultades de comunicación por la falta de transporte público bien

organizado.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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Es una zona eminentemente agrícola, aunque destacan algunos pueblos más

industriales como Estepa, con las fábricas de mantecados, y La Puebla de Cazalla con

las fábricas de ladrillos. También hay un gran número de pequeñas empresas del sector

servicio.

El toro enamorado de la luna. Diego Vera

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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4.- DISEÑO TEÓRICO-METODOLÓGICO

4.1-OBJETO

Imaginario social, enfermedad mental y procesos de recuperación e integración social.

4.2-TEMA

Imaginario social, enfermedad mental, procesos de recuperación e integración social y

desarrollo de la autonomía.

4.3-FOCO

¿Cuál es el lugar que se le da a los procesos de autonomía en el imaginario social

hegemónico, para la recuperación e integración social de la persona con enfermedad

mental?

4.4-OBJETIVOS

4.4.1-OBJETIVO GENERAL

Identificar algunos indicadores de realidad desde el imaginario social, que

dificultan la autonomía de la persona con enfermedad mental.

4.4.2-OBJETIVOS ESPECÍFICOS

Identificar algunos indicadores de realidad sobre los procesos de autonomía

que aparecen en la manera en la que la familia afronta la enfermedad mental

desde su imaginario social.

Identificar algunos indicadores de realidad sobre los procesos de autonomía

que aparecen en las concepciones del imaginario profesional, relacionado con

el tratamiento de la persona con enfermedad mental.

Identificar algunos indicadores de realidad sobre los procesos de autonomía,

en las concepciones que sobre la enfermedad mental tiene la población

general.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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4.5-FUENTES DE OBTENCIÓN DE LA INFORMACIÓN

La obtención de la información se llevará a cabo con varios grupos de personas

implicadas en el tema:

- Un grupo de personas con enfermedad mental.

- Un grupo de familias de personas con enfermedad mental.

- Un grupo de profesionales del Servicio de Salud Mental de esta

comunidad.

- Un grupo de personas de esta comunidad.

4.6-MÉTODOS DE OBTENCIÓN DE LA INFORMACIÓN

Se desarrollará una reunión con metodología de Grupo Formativo.

En el grupo de pacientes, la actividad se incluye en una de las reuniones del taller

ocupacional.

En el grupo de familias, la actividad se incluye en una de las reuniones de grupo

de un programa psicoeducativo llevado a cabo.

En el grupo de profesionales, se obtiene la información en una reunión de equipo

destinada a formación interna.

La información referente a la comunidad, se obtiene en una reunión de amigos.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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5.-FUNDAMENTO DE LOS REFERENTES TEÓRICOS

“Todo esquema estabilizador permite controlar el continuo cambio del mundo real, el

carácter caótico del devenir, pero empobrece la verdad”. (Alfredo Moffatt. 2009)

Uno de los primeros interrogantes que me surgen al abordar la investigación tiene

que ver con el lenguaje, con la designación-asignación que hacemos de los términos

locura, enfermedad mental, trastorno mental, psicosis, esquizofrenia, lo cual me crea

cierta confusión, pues esto tiene que ver, con un campo de conocimiento muy amplio,

que definirá la manera de entender la locura y por tanto con la forma de abordarla.

Parto del concepto de enfermedad mental, entendida ésta como una construcción

social, que viene determinada por el conjunto de significaciones sociales imaginarias en

torno “al loco” y relacionado a su vez con una determinada manera de entender lo sano

y lo enfermo dentro del contexto social actual en el que se desarrolla. Cabe tener en

cuenta que el psiquismo y la subjetividad humana son fruto de una construcción social.

Puede entenderse “el estado de salud de una población como la mayor o menor

capacidad social de resolver las contradicciones económico, político, sociales existentes

en la formación social a la cual pertenece” (Cucco, 2006, p. 34), lo que incide en la

necesaria consideración del modo de vida en la vida cotidiana.

“La locura es tratar de ser antes de morir…es la búsqueda de la salud y requiere

mucha valentía por parte del sujeto…es la imposibilidad de digerir el sufrimiento…y si

no hay aceptación del dolor no habrá placer...pues este es conciencia corporal” (Borjas,

2004, p.107).

Según Pichon Rivière “La esencia de la locura es el sufrimiento del espíritu” (Zito

Lema, 2006, p. 5).

Nos dice también que “la experiencia… nos remite… a la elaboración de un

criterio de salud…punto de partida para la caracterización y evaluación de estructuras

asistenciales, situaciones institucionales y puntos de urgencia en el desarrollo teórico-

técnico en la formación de los agentes de salud” (op. cit., p. 77).

“Lo que está `detrás´ de una conducta enferma es también un conflicto social…La

enfermedad emerge como un intento fallido de resolución” reafirmará Pichon Rivière

(Zito Lema, 2001, p. 87).

La consideración histórico-social cobra especial relevancia y va a determinar el

tipo de tratamiento y de servicios que se estructuran en cada sociedad así como su

proyección social hoy.

ALGUNAS NOTAS SOBRE LA HISTORIA SOCIAL DE LA LOCURA

Desde los tiempos más remotos a la locura se le han atribuido diferentes causas,

“una piedra en la cabeza”, “una condena del alma”, “una posesión diabólica”… “un

delito”, “una conducta antisocial”, “un vicio…”

Las actitudes de la sociedad en torno a este tema básicamente están movidas por

el miedo, la vergüenza y la culpa y tiene que ver con el grado de desconocimiento, así

como con la permeabilidad de nuestras subjetividades de todo un imaginario social

instituido.

Dentro del marco histórico-social, el loco a través de la historia y en los diferentes

momentos de la sociedad, ha cumplido un papel social relevante: “los sabios, los

lúcidos, los brujos”…, eran considerados portavoces sociales que denunciaban las

desigualdades y que luchaban por la justicia social.

¿Ciencias naturales, ciencias del espíritu, mente- cuerpo- alma?

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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En las antiguas civilizaciones predomina una concepción mágico-religiosa, la

locura era como un castigo divino, se hacían diferentes prácticas para expulsar a los

demonios del cuerpo, se exorcizaba al que era considerado “poseso”.

Los griegos, entendían la locura como una ruptura de la belleza física y de la

armonía. Consideraban que el mal no era tanto castigo de los dioses sino que era un mal

propio de los seres humanos, “cuando un sujeto enfermaba otro podía ayudarlo,

acompañar a la naturaleza en el proceso de restitución de la armonía (la salud)”

(Carpintero, 2009, p, 2).

En la cultura romana, destacó el pensador Asclépides (124 a.C.), el cual hablaba

ya de la influencia del ambiente en el comportamiento patológico. Empieza a denunciar

el trato inhumano que el enfermo recibe, y aparece una dimensión psicológica. El

tratamiento emocional era la relación entre el enfermo y la persona que lo atendía.

En aquella época el teatro desempeñó un papel fundamental para aliviar la

melancolía; la expresión, el movimiento y el arte, reflejaban al hombre vivo y locuaz.

El legado de los griegos y romanos sería retomado por algunas culturas. Así en

Alejandría se hablaba de un proceso natural de desarrollo, y a los enfermos mentales se

les trataba con ejercicio, fiestas, relajación, hidroterapia, paseos y música.

Foucault en su estudio sobre la locura nos remite a la Época clásica, con la Nave

de los locos relata la historia de aquellos que eran expulsados de sus ciudades y

distribuidos azarosamente en el mar, agua purificadora (navegaban por los ríos de

Renania a la deriva, y cuando llegaban a un pueblo, los habitantes les daban provisiones

para luego proseguir con su itinerario). Este filósofo e historiador plantea la crítica de la

razón normalizadora. Consideraba que la locura y la sinrazón eran formas de transgredir

y provocar la ruptura con el orden establecido.

Posteriormente viene una etapa de oscurantismo e ignorancia, así la Edad Media,

fué llamada también la edad de la locura, las enfermedades mentales eran consideradas

como posesión diabólica.

Desde el Renacimiento hasta el siglo XVIII incluido, la Inquisición impone sus

dominios jurídicamente y lleva a la hoguera, al encierro y a la tortura al “monstruo

humano”, desde un concepto moralista e “irracional”.

En el siglo XVIII los “dementes” eran considerados enfermos y lunáticos alterados

por la influencia de la luna y de los vientos. Empiezan a ser considerados perezosos y

extravagantes, rechazaban las normas sociales.

En esta concepción burguesa moderna, basada en un sistema productivo y de

comercialización y consumo de bienes, el trabajo ocupa un lugar primordial, y por tanto

aquellos que no consumen ni trabajan, empiezan a engrosar la lista de los excluidos, así

los enfermos mentales junto con los pobres, las prostitutas y los vagabundos perturban

el orden social establecido, por lo que son encerrados y controlados socialmente.

Posteriormente los pensadores de la Ilustración sostenían que la razón humana

podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía, y construir un mundo mejor.

“La medicina realiza la tarea de prescribir y establecer lo normal y lo patológico en

nombre de un saber erigido como una nueva religión” (Carpintero, 2009, p. 2).

Con la “razón”, en contraposición con la sin razón, la locura, se ve recluida en

instituciones legales como la cárcel, el hospital y el manicomio.

En el siglo XIX, con la Revolución Industrial y el surgimiento de la clase obrera,

surgen los conceptos de “normal y patológico” y la sociedad discrimina y excluye a

aquellos que transgreden las normas establecidas. Aquel que es considerado anormal es

apartado y asistido para ser corregido y que se adapte a la sociedad establecida.

Foucault (Lydia Alix, 2004, p. 20) centró algunos de sus estudios sobre la

anormalidad y decía:

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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El estudio de la anormalidad constituye una de las vías principales a través de

la cual se establecen relaciones de poder en la sociedad. Cuando se define una

anormalidad con su correspondiente norma, siempre de una manera u otra, es la

persona normal la que tiene poder sobre la anormal.

Se dan progresos en la medicina desde el campo de lo orgánico. Empieza a tener

una consideración científica, surge una concepción cada vez más mercantilista. La

psiquiatría se considera como especialidad médica para la Salud Mental, el encierro y

aislamiento deja de ser castigo para pasar a tratamiento, una nueva forma de control

social, que privaría a la sociedad de conductas consideradas peligrosas o desadaptadas.

Surge el concepto dicotómico cuerpo- mente y la psicosis es considerada como

chifladuras y expresiones exclusivamente consideradas del campo mental.

En el siglo XX hay una tendencia progresiva a considerar que las enfermedades

mentales pueden tener causas diversas y no son de naturaleza única. Coexisten

diferentes psicoterapias y psicofármacos. El Psicoanálisis nos habla de un modelo de

pensamiento intrapsíquico, aporta el concepto de inconsciente. Modelo donde

desaparece la frontera entre lo normal y lo patológico. Se prioriza la comprensión y la

escucha en una relación que expresa subjetividad a través de la palabra y que sostiene la

potencia del ser.

A su vez hay un modelo orgánico cada vez más imperante por el gran despliegue

de la industria farmacológica que va creando un concepto muy farmacologizado de la

psiquiatría.

En la década de los 60 aparece en Inglaterra “el movimiento antipsiquiatrico” en

respuesta al modelo de exclusión social sufrido por los enfermos mentales. Consideran

que la enfermedad mental no existe y que el enfermo recibe un trato inhumano al ser

tratado, medicado e internado, dado que este en todo caso es una víctima de una

sociedad patógena y llena de conflictos sociales.

F. Basaglia lideró en Italia una transformación psiquiátrica institucional de amplia

resonancia que tuvo efectos en la Psiquiatría Pública de otros países como España,

desde la idea de que aquellas personas con enfermedad mental sufrían a la vez daños

procedentes de un entorno social que los rechazaba y de una medicina conservadora

cuyas prácticas sanitarias eran más perjudiciales que beneficiosas.

Esteerson y Laing hablaban fundamentalmente de la causalidad social y familiar

de la enfermedad mental desde un proceso dialéctico e histórico desarrollado en el

complejo interjuego de las relaciones interpersonales.

Laing nos hablaba de la “Metanoia”, palabra griega que nos remite a la

conversión o la transformación espiritual que atravesaba la persona en la psicosis aguda

y del respeto que requería esta evolución personal, como un proceso normal que debía ir

hacia la curación.

En la Escuela de Palo Alto (California, 1959), basan sus investigaciones en torno

al doble vínculo, entienden que hay una distorsión en la comunicación intrafamiliar

siendo esto uno de los factores determinantes en la aparición del desarrollo de la

esquizofrenia.

Pichon Rivière nos proponía pensar al sujeto en sus condiciones concretas de

existencia. “Existe una permanente relación entre lo que le sucede a un ser y lo que ese

ser piensa y crea” (Zito Lema, 2001, p. 30). “el enfermo es el portavoz por medio del

cual se manifiesta la situación patológica de toda la estructura” (Woronowsky, 1992, p,

57) (social, familiar, institucional...). Este autor hace importantes aportaciones a este

campo de las ciencias sociales, con las teorías de los roles y de las tres D, en un

interjuego entre depositante, depositario y depositado. Nos habla del vínculo como una

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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estructura, donde la comunicación se establece dentro de ella. Una buena comunicación

entre dos sujetos supone asumir críticamente el rol que el otro le adjudica.

Estas corrientes cuestionaban fundamentalmente el contexto social en el que se

desarrollaba la enfermedad.

Ana Mª Fernández (2005) nos remite a Marie Langer, quien nos decía:

Es muy difícil cerrar los manicomios y darles un tratamiento digno a los

enfermos mentales, si la sociedad no tiene otras transformaciones de fondo,

porque en la lógica del Mercado del neocapitalismo, estas personas que han

padecido enfermedades siempre son vistas como deficitarias. Cuando alguna

discapacidad les queda, en la lógica de competencia de mercado se

transforma en incapacidad y nueva marginación...estas personas forman

parte de los sectores más expuestos al desamparo (p. 428).

Desde el concepto de Normalidad Supuesta Salud, ¿qué les pasa a estas personas

hoy desde la formación socio-económica? Profundizaremos en este análisis para

entender la situación cotidiana.

Definimos la Normalidad Supuesta Salud como:

Todos aquellos malestares que la población sufre y que habitualmente no

analiza, ni cuestiona porque los considera normales, son malestares que no

generan demanda explícita, sino que ocupan el lugar de la queja, que no

tienen interlocutor válido y que sin embargo se cobran altos precios en

Salud y Bienestar (Cucco & Losada, 2002, p. 32).

¿Son malestares que coexisten con la enfermedad o que la generan?

Zito Lema elabora un análisis muy profundo de la locura, expresando con fuerza y

belleza las consecuencias de la indisociable relación entre la estructura social y la

estructura individual de la situación social de la modernidad:

Más allá de símbolos y legitimaciones los recluidos en los hospicios fueron

marcados como chivos expiatorios de la alienación natural de un modelo de

producción y cultura, están condenados a expresar con sus cuerpos la

fragmentación de la vida, la quiebra de la antigua unidad social, la pérdida

del amor como base de la familia, la sustitución de la fraternidad por el

egoísmo y la competencia despiadada en las relaciones que tejen los

hombres (2006, p. 29-30).

Pichon Rivière, sitúa la enfermedad en las relaciones que en una sociedad se

establecen entre los hombres.

“Existe en nuestra sociedad, un aparato de dominación destinado, en última

instancia a perpetuar las relaciones de producción; vale decir de explotación. De allí

emerge…toda una concepción de lo ”sano” y lo “enfermo” que legitima un tipo de

adaptación a la realidad, una forma de relación consigo mismo y con el mundo, acrítica,

ilusoria y alienante” (Zito Lema, 2001, p.81-82).

Desde la exclusión y la institucionalización bien reciente en nuestra historia (hoy

latente), la Reforma Psiquiátrica intentó cambiar la imagen que de la enfermedad y de

los servicios tiene la sociedad, en movimientos hacia la sensibilidad y la solidaridad

social.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

16

NUEVOS MODELOS DE ATENCIÓN SANITARIA EN ANDALUCÍA.

En Andalucía se inicia el proceso de Reforma Psiquiátrica con la ley de creación

del IASAM (Instituto Andaluz de Salud Mental en Julio de 1984), que propugnaba el

cierre de los hospitales psiquiátricos provinciales, a la vez que creaba una red de

atención socio-sanitaria comunitaria, que proponía actuaciones tendentes a la

prevención especifica, tratamiento y rehabilitación de los trastornos mentales, desde las

actuaciones orientadas a paliar deficiencias sociales o a proteger a la sociedad de

conductas consideradas peligrosas.

Estos Servicios se caracterizaban por su diversidad funcional, articulación según

niveles de especialización, y primacía del ámbito comunitario sobre el hospitalario, así

como por la fundamental coordinación territorial que garantizara la continuidad de la

atención.

El equipo de Atención Primaria era la puerta de entrada y elemento central del

sistema sanitario, que integraría la atención a la salud mental en sus programas

generales de atención cuyas funciones serían:

Tomar en consideración los aspectos mentales en sus programas generales de

atención integral a la salud y el trabajo con instituciones no sanitarias de la Zona Básica

correspondiente.

Establecer el primer contacto con los problemas de Salud Mental, valorándolos y

estableciendo estrategias para su abordaje.

Atender por sus propios medios aquellos casos que no requieran una

intervención especializada, para lo que podrían contar con la asesoría de los Equipos de

Salud Mental.

Derivar hacia estos aquellos casos que desbordasen sus competencias

colaborando con su resolución.

Este dispositivo debía ser capaz de manejar correctamente la mayor parte de los

problemas de salud mental, derivando hacia las estructuras especializadas el resto.

El paso al nivel especializado se realizaría a través de una red generalizada de

dispositivos para la atención ambulatoria, domiciliaria y comunitaria que sería el

Equipo de Salud Mental del dispositivo de apoyo de Atención Primaria, cuyas

funciones serían:

Apoyar a los Equipos Básicos para la correcta atención a las necesidades de

salud mental del distrito, incluyendo actividades de formación, asesoría, supervisión e

interconsulta.

Atender la demanda derivada desde los Equipos Básicos de Atención Primaria.

Coordinar la remisión de problemas a los dispositivos de mayor especificidad

cuando sus posibilidades de actuación se viesen superadas.

Desarrollar actividades de formación continuada e investigación en Salud

Mental Comunitaria.

La Atención Psiquiátrica implicaba nuevos cambios de paradigmas, basados en la

atención comunitaria, los ingresos psiquiátricos en los hospitales generales y la

rehabilitación psicosocial del enfermo mental.

En 1993 se crea FAISEM (Fundación Andaluza para la Integración Social de las

personas con enfermedad mental), como servicio social especializado en el desarrollo de

programas de apoyo social para pacientes y usuarios de los servicios públicos de salud

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

17

mental (con necesidades residenciales, ocupacionales-laborales, de relaciones sociales,

de protección tutelar, de evaluación, investigación y cooperación internacional, así

como de apoyo a movimientos asociativos de familiares y usuarios); así mismo, se

proyectaban propuestas de formación que dieran cobertura a las necesidades de los

profesionales.

Este recorrido tiene una andadura de más de 20 años, en el que ha habido grandes

avances, pero también imperfecciones, contradicciones y por supuesto retos aún por

conseguir.

Ciudad olivo. Diego Vera

“Detrás de un prejuicio se encuentra siempre la envidia.

Ya sea por la laboriosidad, la belleza, la visión de futuro o la manera

de encarar el mundo que tienen los seres objetos del rechazo”.

Pichon Riviere

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

18

VACÍOS TEÓRICOS, METODOLÓGICOS Y PRÁCTICOS

La Reforma, desde un vacío teórico, metodológico y práctico, careció de los

análisis necesarios para articular los mecanismos de apoyo también necesarios. Esto,

junto con la falta de educación social y/o la escasa conciencia social de la enfermedad,

atravesada por todo su imaginario, generó nuevas formas de exclusión, abandonos e

injusticias sociales.

La nueva concepción y los cambios de paradigmas con enfoque en la salud, así

como los modelos de atención más integral, de promoción, participación y

autorresponsabilidad requerían un abordaje institucional integral. En este abordaje hubo

deseo e implicación, pero los vacíos antes citados confundieron y alienaron al

profesional, colocándolo en un lugar de dependencia institucional y de impotencia

personal-profesional.

La concepción teórica-metodológica de la Metodología de los ProCC, permite

resituarse en la experiencia. Se contemplan los indicadores de la vida cotidiana, las

necesidades de la población en relación a los macroindicadores sociales de hoy

(individualismo, inmediatez, negación de los conflictos, de los duelos...) y se construyen

Indicadores Diagnósticos de Población. “Los Indicadores Diagnósticos de Población

consisten en la caracterización y sistematización de “trocitos” de Imaginario Social,

cristalizados en comportamientos concretos de la vida cotidiana” (Cucco, 2006, p. 19),

que permiten que las intervenciones cobren el enfoque integral y se le dé valor a los

anteriores enfoques propuestos.

Pero conviene analizar las contradicciones que se dan en esta sociedad, lo que

debería ser y lo que es, en lo referente a la organización de la atención a la enfermedad

mental.

Estamos en una cultura de la representación donde es más importante lo que

representamos para los demás que lo que somos. De esta manera el principio

de realidad queda sustituido por el principio de representación de esa

realidad que transforma lo real en puro imaginario (Carpintero, 2009, p. 3).

Atender las verdaderas necesidades de las personas con enfermedades mentales,

se hace cada vez más difícil por la actual sobresaturación de los Servicios, con una

creciente demanda de atención socio-sanitaria. Desde la confusión, a veces el miedo y la

impotencia, se desplaza la demanda hacia otros lugares de comprensión, surgiendo así la

desatención de la atención.

Los Equipos de Salud Mental, reconvertidos en Unidades de Salud Mental,

diluyen sus fuerzas de equipo en intervenciones cada vez más aisladas e individualizas.

Se ofrece poca escucha a la familia. Las Asociaciones de familiares son escasas y las

que existen son las que reclaman la ayuda institucional que necesitan, ayuda que sigue

siendo inadecuada.

De nuevo Carpintero nos pone en reflexión sobre la situación de la psiquiatría

actual:

Hoy la psiquiatría vuelve a afirmar … las bases biológicas de la enfermedad

mental … La realidad cultural de los sujetos y del ambiente familiar y social

que los rodean queda relegada a un segundo plano … en el interior de una

cultura del sometimiento (2009, p, 3).

La experiencia en nuestra práctica profesional nos enseña con lo que observamos

y oímos en nuestra realidad, la necesaria consideración de la vida en lo cotidiano, donde

vemos los malestares que la gente siente, padece y en muchos casos exterioriza y que

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

19

difícilmente son atendidos con la coherencia necesaria, si no se relacionan con el modo

de vida.

Servicios profesionales y estructuras de apoyo social que en principio enfatizaban

el sentido de la psiquiatría y la participación comunitaria, se encuentran disociados. Se

establecen relaciones de dependencia graves que desestiman las verdaderas necesidades

de las personas, los usuarios con los servicios y estos con las instituciones, hay una gran

incomprensión social que tiene de base una ocultación ideológica.

Como dijo Pichon Rivière:

Pienso que quien asume la responsabilidad de ayudar a quebrar la

incomunicación de otro hombre, debería tener, obligadamente, conciencia

de la existencia de múltiples planos de la realidad humana, conciencia del

profundo estado de enfermedad de una sociedad que mutila la vida del

hombre concreto (Zito Lema, 2001, p. 76).

Desde aquí insistimos en la propuesta de ese necesario abordaje integral, que se

ocuparía, según Cucco (2006, p. 66), “no sólo de las manifestaciones más deterioradas

de la enfermedad propiamente dicha sino también del empobrecimiento global del

desarrollo personal y social y de los crecientes niveles de precarización de la

convivencia, de los vínculos, de la propia subjetividad.”

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE EL ESTADO DE LA CUESTIÓN

Una persona que tiene una vulnerabilidad puede ser considerada desde su

humanidad: ser comprendida e insertada de una forma distinta; o bien desde la

enfermedad que parcializa y disocia al sujeto de su medio social.

Si pensamos en la primera opción, este enfoque no se puede hacer sólo con un

tratamiento psiquiátrico, tratando y quitando la sintomatología o abriendo las nuevas

estructuras psiquiátricas, sino modificando las condiciones sociales. La sociedad

también está enferma. La sociedad enferma nos enferma.

Como dice Cucco (2006, p. 41) citando a Bleger:

Corrientes mesiánicas o salvadoras que en el fondo no significan en muchos

casos, sino el quebrar la organización y la dinámica de una comunidad,

introduciendo en ellas pautas o intereses que legítimamente no le

corresponden, con el fin de satisfacer ciertas necesidades que no son de

directo interés de la comunidad misma, o que no respetan el desarrollo que

le es peculiar.

Esta cita nos permite comprender el vacío que caracteriza a conceptos importantes

como por ejemplo el de “participación comunitaria”, muy al uso pero que no responde a

las expectativas que se le adjudican. Los mandatos sociales generan dependencia e

irresponsabilidad para con los propios intereses y necesidades de las personas objeto de

la intervención, anulan las capacidades de afrontamiento del sujeto hacia su propia

realidad.

Las instituciones son reproductoras de un orden social dado, al servicio del poder.

Desde la intervención en la comunidad, Carreros, Herrero y Navarrón,

comentaban en un Encuentro de Rehabilitación Ocupacional en Osuna (2004, p. 2):

La detección precoz, los abordajes de tratamientos psicosociales y los

programas para la autonomía e independencia personal –familiar que eviten

la discapacidad y el handicap serían las líneas de actuación a llevar. Líneas,

que aún propuestas en el Plan Integral de Salud Mental, hoy carecen de

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

20

sustento. La práctica rehabilitadora en la que durante algunos años se ha

insistido como posibilidad para la recuperación del enfermo mental, ha sido

relegada a un lugar secundario en la organización de los programas y

servicios, a pesar de que la ocupación es un aspecto fundamental que forma

parte de la identidad personal, que define el status social, el grado de

independencia económica y familiar y que posibilita las relaciones con los

otros. Las personas que tratamos en estos Servicios, algunos de los cuales

fueron estudiantes, carpinteros, albañiles o amas de casa, se han ido

etiquetando, el rol que les define e identifica socialmente hoy es el de

“enfermo mental”. Lo cual les daña enormemente su identidad y posibilidad

de desarrollo y de ejercer roles socialmente valorados. Falta participación,

debates, análisis y puesta en común del trabajo que se realiza y de los cuales

deberíamos partir.

Éticamente se sabe dónde habría que poner énfasis, pero la realidad organizativa

de los servicios y las directrices institucionales carecen de sustento coherente.

Según Desviat (2010, p. 126):

La concepción biologicista de la medicina actual y de la evidencia,

considera más el signo que el síntoma, más la animalidad, el hecho, las

pruebas y elude cada vez más lo que el paciente dice de su malestar, de su

entorno, de su humanidad. Los códigos sociales se consideran como ruidos,

el síntoma como algo irrelevante. A su vez, cobra importancia fundamental,

el diagnóstico clínico y el tratamiento médico-farmacológico, se convierte

en la alternativa principal, a veces la única.

Al diagnosticar la enfermedad mental -el término esquizofrenia es utilizado para

medicalizar, hoy se habla de trastorno mental grave, la valoración profesional que

consideraba la incurabilidad y la cronicidad, hoy habla más de larga duración y

persistencia. Son cambios sutiles en los términos, que influirán en la organización de

qué tipos de servicios se van a ir imponiendo.

Los diagnósticos tienen consecuencias importantes en el sujeto que padece la

enfermedad, le dan una imagen de sí mismo, que le va a agravar su mal, quitándole

autonomía e irresponsabilizándolo respecto a sus problemas, limitándole sus

movimientos, su libertad.

La apariencias del poder son hoy la esencia del poder, la máscara es su

único ser, y es el pensamiento quien lo legaliza desde la razón … El

pensamiento de la razón se mueve a impulsos de la usura … unifica … en la

argamasa de la sinrazón, los contenidos del delirio, la pobreza y el crimen,

que al desencadenarse como un obrar apasionado, tienen reservado en la

caverna del alma el rostro del Mal (Zito Lema, 2006, p.6-7).

La razón hegemónica, se convierte en pensamiento único y positivismo

exacerbado. Como dice Morán (2006, p. 1), “olvida la segunda naturaleza histórica y

social de la realidad, tan verdadera como la naturaleza que se nos muestra actualizada”.

¿Qué pasa con las contradicciones actuales de esta sociedad?

La historia social genera un entramado de significaciones que atraviesa la propia

subjetividad del sujeto. Individualismo, fragmentación y ruptura de redes sociales. Se

obvia la complejidad humana y se separa al sujeto de su entorno.

No hay una construcción social de sujeto autónomo, con capacidad instituyente, la

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

21

capacidad pensante y crítica está anulada.

Mirtha Cucco nos habla de la realidad social, donde:

Hay una renuncia ostentosa a la capacidad instituyente y así nos

encontramos con la propuesta de un hombre torpemente vivo, con

vulnerabilidad a las heridas narcisistas, inhábil en el reconocimiento del

otro, en el manejo de los conflictos y en el sostén de un vínculo, con

predominio de defensas primitivas y gran sentimiento de vacío o de pérdida

de sentido (Cucco, 2006, p.76).

Entendemos que el hombre se construye en sociedad y ésta es construida por los

hombres desde y para este sistema capitalista, donde la salud no importa.

Nos sumamos a la idea de Morán, quien nos dice que todo aquel que no se ajuste

al orden establecido, impuesto desde el imaginario, quedará excluido por lunático o

insensato.

En esta sociedad, al decir de Cucco:

Se promueve el individualismo que dificulta la construcción de la red

relacional que sostiene la vida de las personas y desde donde la construcción

de la cooperación es condición para la salud; esto genera precariedad en las

relaciones y en los vínculos; se promueve el cumplimiento inmediato de

deseos y el vacío de normas que deja a las personas desasistidas para armar

la convivencia social; se plantea el imperio de lo pragmático y lo funcional;

se plantea la ruptura de la temporalidad con las consecuencias de la

impertinente inmediatez de un presente continuo agitado por las prisas; esto

conlleva la negación de los procesos e inevitablemente el estrés; se

apologiza la realidad virtual con todas sus consecuencias en los procesos de

comunicación; los ideales de consumo centrado en necesidades superfluas,

lo light y el descompromiso. Se naturaliza la idea de la inevitabilidad de la

flexibilidad y la movilidad del trabajo (2001, p. 6).

La situación psicológica y social en la que se encuentran las personas con

enfermedad mental genera exclusión social, no sólo por incapacidad (real o supuesta), o

por el rechazo que proviene del imaginario social instituido, sino también ante las

exigencias de una sociedad que impone un ritmo de funcionamiento altamente

competitivo y con carácter eminentemente productivo. Esta persona no sólo no es

productiva sino que se la hace no productiva.

La asignación de un rol social dependiente, incapacitante, adaptado y acomodado,

es un rol necesario de mantener en esta sociedad donde la industria farmacológica

impone sus dominios y el sistema social y sanitario colabora paradójicamente con ello.

No analiza, ni atiende las verdaderas necesidades de las personas.

“El actual modelo económico imperante necesita homogeneizar conductas para

que los mercados sean lo más amplios posibles y de paso si se puede encasillar como

enfermos a los protestones, mejor” (Jara, 2010, p. 2).

Desde ahí se generan discriminaciones continuas en su vida cotidiana, como es el

acceso efectivo a empleos, vivienda y relaciones sociales (pareja, amigos...) o

discriminaciones legales que pueden generar la pérdida de derechos y libertades

fundamentales, como el cuidado de los hijos, manejo del dinero, institucionalización

forzada…

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

22

Con el tratamiento actual de la enfermedad en muchos casos y desde el

individualismo, centrado en el enfermo, aislado de su entorno, se desatiende a las

familias y a su vez se deposita en ellas todo el peso del cuidado.

ACERCA DEL IMAGINARIO SOCIAL

Castoriadis entiende el concepto de Imaginario social (Fernández, 2002, p. 145)

como:

El conjunto de significaciones por las cuales un colectivo, una sociedad, un

grupo se instituye como tal… Constituye sus universos de significaciones

imaginarias que operan como los organizadores de sentido de cada época

del social-histórico, estableciendo lo permitido y lo prohibido, lo valorado y

lo devaluado, lo bueno y lo malo, lo bello y lo feo. Dan los atributos que

delimitan lo instituido como legitimo o ilegítimo, acuerdan consensos y

sancionan disensos.

Las personas objeto de nuestra intervención son gravemente estigmatizadas, en

base a un imaginario social que inocula, incomprensión y desconocimiento. Se aferran

las falsas creencias (criminalidad, perversión, incapacidad…), desde imágenes cruentas

que los medios de comunicación se encargan de difundir. Imagen que llega a un número

importante de gente. Se potencia el miedo, la culpa, el aislamiento, la alarma social y en

consecuencia la exclusión y aún hoy, el encierro.

Carretero en Cucco (2006, p. 137) siguiendo a Castoriadis, profundiza sobre la

significación social de la realidad:

no hay una línea de división ontológica trazada entre lo real y lo imaginario,

por el contrario, realidad e imaginario se funden en una interdependencia que

constituye aquello aceptado como realidad,… en efecto, la realidad social es el

resultado de la materialización de un conjunto de significaciones imaginarias

que dotan de una entidad a lo real.

Cucco dice al respecto: “Sobre la base de un componente real, material, un

universo de significaciones imaginarias sociales, junto al componente simbólico hace

posible la institución efectiva de la sociedad” (op. cit., p.137).

La subjetividad se construye con esos imaginarios. Todo el rodaje histórico y

social ha ido poniendo su huella mnémica en los hombres y mujeres de esta sociedad,

propiciando una forma determinada de entender y tratar a las personas con esta

enfermedad, así como la propia percepción que sobre esta enfermedad tienen los

propios afectados.

Según los desarrollos de Fernández (1993):

Estas fuerzas sociales que operan en la subjetividad…se denominan “mitos

sociales”. Estos mitos no están por fuera de los individuos, produciendo

influencia sobre ellos, sino que son constitutivos del sujeto y, a través de un

complejo proceso, son recreados socialmente en cada individuo singular (p.

164).

Este imaginario envuelto de creencias, asignan roles sociales que precisa esta

sociedad. La pérdida de status, la asunción del rol asignado de enfermo dependiente,

quita toda perspectiva de desarrollo, de autonomía y produce discriminación .Se

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

23

provoca a su vez cierto grado de autoestigma y autoexclusión de la vida cotidiana, que

dificulta su recuperación.

Continúa Fernández: “La institución familiar es un ámbito privilegiado para

realizar paso a paso este disciplinamiento de los comportamientos”. (p.144).

Según Desviat (2010, p. 123-25):

En la construcción del imaginario sobre la enfermedad mental, está la

historia de los pueblos, de las comunidades y de sus agrupaciones, sus

aconteceres, mitos y símbolos con los distintos relatos que conforman su

interpretación del mundo. La manera por la cual se expresa en cada sujeto

va a reflejar la expectativa que cada sociedad tiene sobre el comportamiento

de los enfermos, el síntoma cobra sentido en la biografía del sujeto, y se

hace enfermedad según el imaginario colectivo. La comunidad es la que

tiene el criterio de lo normal y lo patológico, es ella quien lo sanciona.

PENSANDO EN AUTONOMÍA

El sujeto es “sano” en la medida en que aprende la realidad en una perspectiva integradora y

tiene la capacidad de transformar la realidad transformándose, a la vez, él mismo.

Pichon Rivière (Zito Lema 2001, p.85)

“…la idea de autonomía y la de responsabilidad de cada uno para su vida pueden

fácilmente llegar a ser mistificaciones si se las separa del contexto social y se las plantea

como respuestas que se bastan a sí mismas” (Castoriadis, 1993, p.186).

Luís Carrizo reflexiona sobre el concepto de autonomía social, desde los análisis

de Castoriadis, quien dice:

“Pero la autonomía como disposición creadora ha estado oculta en los

mismos postulados de la propia autoinstitución de la sociedad”. … Lo que

quiero es que la sociedad deje finalmente de ser una familia, falsa por

añadidura hasta lo grotesco, que adquiera su dimensión propia de sociedad,

de red de relaciones entre adultos autónomos”. Continua el autor, “lo

psíquico y lo social son, por una lado, radicalmente irreductibles lo uno a lo

otro y, por otro lado, absolutamente indisociables, lo uno es imposible sin lo

otro” (2009, p, 2).

Castoríadis señala el juego de tensión entre heteronomia y autonomía en el mundo

social, y en Carrizo (op. cit., p.3) nos dice: “en la vida individual, el combate es

monstruosamente desigual, pues el otro factor (la tendencia hacia la autonomía) debe

hacer frente a todo el peso de la sociedad instituida)”. Por tanto “la idea de autonomía

… es la condición para la generación de lo social instituyente, transformador,

revolucionario, elucidante”

Esto nos sitúa en una postura ética. Carpintero (2009), a partir de Spinoza nos dice

al respecto:

La Ética existe como posibilidad de llegar a ser más humano…, siendo esto

posible … a partir de la acción humana, en una relación con los otros donde

la palabra cobra sentido, palabra pulsional, puesta en acto, en acción, donde

cada cual asuma su responsabilidad... No es un deber ser, sino un poder ser.

“Obrar éticamente consiste en desarrollar el poder del sujeto y no en seguir

un deber dictado desde el exterior” ( p.4).

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

24

La situación social actual (caracterizada por el dominio económico, con grandes

precariedades laborales, sociales , donde se resalta la competitividad el individualismo,

la ruptura de lo colectivo, donde es prioritario demostrar un rol social productivo y con

capacidad de tener….) va creando situaciones de atropamiento social, entre la

incapacidad, la discapacidad y la precariedad social, que deja indefensas y cómplices a

estas personas, dentro de procesos de adaptación y dependencia, que impiden un

desarrollo personal y familiar sano y autónomo.

Según Castoriadis la institución del Capitalismo ha ido articulando un universo de

significaciones imaginarias sociales que operan como grandes corrientes de sentido para

regular el comportamiento de la gente.

Las familias se ven designadas para el cuidado del enfermo. La responsabilidad

que es de todos, se ha dejado sólo en manos de ellas, muchas veces han de suplir a los

familiares enfermos cuando no cumplen con sus obligaciones personales, ni sociales,

teniendo que proporcionarles una asistencia continua en su vida diaria y soportar (por

no poder contener-sostener) aquellos trastornos de conducta relacionados con la

enfermedad y a veces con las incoherencias de la vida (donde se dan grandes contrastes

entre deseo y realidad).

Pero en el libreto social de pautas a seguir, normas, preceptos…, se enseña a

hacer de más y no lo que el niño necesita, se dificultan las separaciones

necesarias, la elaboración de los duelos, los límites articuladores de los

nuevos lugares para lograr un sujeto independiente. (Cucco, 2006 p.146)

Pichon Rivière nos dice: “Entiendo al hombre como configurándose en una

praxis, en una actividad transformadora, en una relación dialéctica, mutuamente

modificante con el mundo, relación que tiene su motor en la necesidad” (Zito Lema

2001, p.30).

Desde la relación indisoluble entre la estructura social e individual, nos

planteamos: ¿porqué en esta sociedad se dificultan cada vez más los procesos naturales

de individuación y autonomía y se dan cada vez más y poco a poco los de

fragmentación y dependencia?

Cucco (2006, p. 176) nos dice que según Bleger: “Muchos „enfermos‟ más que

sufrir desadaptación a la sociedad, sufren, por el contrario, el ser adaptado a las

condiciones alienadas de la sociedad”.

En la concepción actual hegemónica se habla de autonomía, un concepto que se

propone dentro de esa fragmentación y dependencia, con un carácter funcional,

individualista y propositivo, desde un enfoque eminentemente conductista, que hace

alarde de una aparente independencia.

Abrimos la mirada hacia otro concepto más amplio donde la relación vincular

abre espacios para el aprendizaje, hacia la capacidad pensante, y nos enfoca hacia una

nueva forma de entender al ser y sus posibilidades de transformación social.

Desde esa búsqueda de sujeto autónomo, Cucco (2006, p. 73) nos remite a

Castoriadis quien nos dice:

“Puede hablarse de sujeto autónomo cuando los individuos puedan reflexionar

sobre sí y su sociedad, cuando tienen un nosotros e instituyen con

conocimiento –un campo de significaciones imaginarias sociales,

reconociéndose como creadores”.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

25

ALGUNAS NOTAS ACERCA DE LA CONSTITUCIÓN DEL SUJETO

Según Castoríadis “estamos siempre frente a una realidad humana en la cual la

realidad social (la dimensión social de esta realidad) recubre casi totalmente la realidad

psíquica”. (Carrizo.2002, p. 7)

La concepción Metodológica de los ProCC, nos hace profundizar en la

construcción socio-histórica del psiquismo y de la subjetividad. Mirtha Cucco nos habla

de la negación que en esta sociedad se ha hecho de lo psicológico, que es lo que nos

hace humanos. Una construcción social que niega procesos básicos de humanización.

El imaginario social nos trae connotaciones que niegan lo psíquico adjudicándole

lo emocional, lo raro, lo oculto, lo complicado, y que obedece a un ocultamiento y

desconocimiento, que el poder hegemónico trata de imponer para dominar y crear

dependencia. Así la Salud Mental se deposita en manos de otros, “que nos resuelvan”.

La construcción subjetiva tiene a la familia como lugar de inscripción socio-histórica,

lugar de génesis y neogénesis de los sujetos, que definirá una determinada manera de

estar y ser en el mundo. Insistiendo en la configuración del sujeto atravesado de parte a

parte por el mundo, entendemos que todo lo interno, antes estuvo fuera. Así lo plantea

Vygotski en la ley genética general del desarrollo cultural:

Toda función en el desarrollo cultural del niño aparece en escena dos veces,

en dos planos; primero en el plano social y después en el psicológico, al

principio entre los hombres como categoría interpsíquica y luego en el

interior del niño como categoría intrapsiquica… detrás de todas las

funciones superiores y sus relaciones se encuentran genéticamente las

relaciones sociales, las autenticas relaciones humanas (1995, p.150).

Desde lo que observamos en la convivencia hoy, vemos pautas de crianzas

conflictivas, ambiguas y contradictorias que no posibilitan los procesos personales de

individuación y crecimiento; así mismo se observa la dificultad para afrontar los duelos

y desprendimientos naturales de la vida. Se dan distorsiones en la comunicación, en los

vínculos y en los aprendizajes de las personas con las que tratamos y de nosotros

mismos.

Crecer no se entiende como proceso, sino como algo estático a lo que uno llega a

una determinada edad y en un momento concreto de la vida.

Desde la concepción ProCC se plantea que somos seres construidos y en

construcción, en crecimiento, entendiendo el crecer como: “Camino de sucesivos

desprendimientos hacia la autonomía y desde las nuevas capacidades adquiridas”

(Cucco, 1993, p.88).

Desde la desvalorización de los sujetos objeto de nuestra intervención, operan el

miedo; la incapacidad de dar pasos, de desprenderse, individuarse; la dificultad de

adquirir lugares propios, en un juego de interdependencias y de atrapamiento con el

otro, que enferma.

Deberíamos separarnos del imaginario social instituido, mediante la búsqueda de

nuevos conocimientos, de la construcción, de nuevas posibilidades instituyentes.

Siguiendo las enseñanzas de Cucco, los Organizadores básicos de la

subjetividad nos abren la mirada a la lectura de los indicadores de la realidad cotidiana,

para analizarlos y permitir procesos de crecimiento más sanos.

El narcisismo materno es condición fundamental para este proceso, que posibilita

la constitución del yo en el niño, proceso que implicará un laborioso trabajo de

separación.

El bebé desde los procesos de identificación con la madre y con la presencia del

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

26

padre, empieza a estructurarse, ser yo no yo y de nuevo yo, empieza a ver desde el

vínculo que es valioso. Este narcisismo se retroalimenta desde los logros en el

cumplimiento de los ideales. Narcisismo que se construye y deconstruye

constantemente y por avatares complicados de la vida también puede destruirse.

Joyce Macdougall (1993, p.270) dice al respecto:

“Ese reconocimiento de sí, como ser separado y único lo busca ávidamente

en las pupilas materna, reflejo destinado a enviarle no solamente su imagen

especular, sino también todo lo que él representa para su madre” (Winnicot,

1976). Así se reconocerá como sujeto con un sitio y un valor propio, a

través de los ojos del otro que lo mira y que le habla.

En la dialéctica del crecimiento, la constancia en la relación de objeto conlleva la

reacomodación permanente del lugar de las figuras primordiales, junto al desarrollo de

la creciente autonomía del niño.

Los límites marcan y diseñan los lugares de cada uno en función de las

necesidades.

Los Duelos naturales de la vida, son negados. Ante la pérdida no se abren

espacios para el dolor. No se entienden los procesos de construcción del yo, se

considera al hombre como un sujeto acabado.

El primer desprendimiento en el que nos situamos para una mejor comprensión es

el parto, pero cada día en cada proceso vital, para crecer tenemos que desprendernos,

despedirnos. Eso cuesta. Si observamos la naturaleza, sus estaciones, nos lo hace

comprensible y más fácil de asimilar.

Como dice Pichon Rivière:

“Toda tristeza se origina en alguna pérdida…de naturaleza afectiva…crisis

económica, o de alguna limitación de la libertad…La situación patogénica

depresiva punto de partida de toda perturbación mental, llega a resolverse a

través de la recreación progresiva del objeto. Esa será la tarea esencial,

volver a dar vida a lo que ha sido destruido, y que perturba una buena

lectura de la realidad”. (Zito Lema, 2001, p.64)

La triangulación, nos permite pensar en este sujeto que emerge en su capacidad

de abrir pensamiento, deseo…Tiene su origen en el vinculo que se establece en el grupo

familiar, en movimientos de fusión-separación. El niño mira a los padres, ve esa unión

fantaseada que le hace vivir el mayor nivel de exclusión. Este experimenta y trata de

meterse en medio y son los padres quienes con su unión le hacen comprender los

códigos de que es bueno ser el tercero excluido.

Como dice Cucco (2006, p.99):

Es necesario que el punto de autonomía conseguido por los adultos

sostenedores y productores del proceso de humanización, en la metabolización

de sus propias estructuras edípicas, les permita presentificar para el niño la

existencia de un deseo al que no debe tener acceso, sin lo cual no podrían

mostrarse como otro en tanto sujetos de un deseo autómono, ni el niño podría

ser el mismo tal sujeto.

El tercero excluido implica duelo y frustración, desde donde se estructura la

personalidad del niño. Pasa de una posición a otra. Piensa, no me quedo con los padres

sino que quiero ser como ellos. Así desde la frustración se va a generar un nuevo ser.

Estas referencias teóricas nos ofrecen una bella forma de mirar las relaciones

humanas que generan nuevas vidas. “La completud de la incompletud”

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

27

Vico nos dice en relación a los procesos terapéuticos: “Entiendo el trabajo con

psicóticos como un acompañamiento presente (un estar presente) que posibilite el

redesarrollo hacia la individuación y maduración en un contexto sociocultural” (1991, p,

2).

VÍNCULO, COMUNICACIÓN Y APRENDIZAJE

“Para contribuir a vencer la incomunicación del otro hace falta básicamente afecto y comprensión…

restituyéndole una parte de su persona que no está destruida, desde allí se establecerá un diálogo

fecundo”.

Pichon Rivière (Zito Lema, 2001, p.77)

Panpliega (1980) nos dice:

Con la teoría del vínculo, Pichon Rivière hace un análisis del vínculo

patológico que el sujeto establece con el otro y que le permite comprender

de qué manera perturba la normal estructuración de la personalidad y de qué

forma debe operar sobre el paciente para rectificar sus vínculos

patológicos…para una sana evolución de su personalidad. (p.11)

Así mismo, Pichon Rivière considera la enfermedad dentro del marco familiar y

plantea que la familia es “una estructura social básica, y la enfermedad mental como la

crisis, no de un sujeto sino de una estructura que configura ese grupo familiar”...

conviene “investigar sus crisis y modificar la realidad familiar mediante técnicas

sociales … hasta que se conviertan en verdaderos centros de aprendizajes dinámicos de

la realidad y del amor, generando así una amplia capacidad comunicativa ... la

necesidad como el verdadero impulso motor...y el conocimiento como instrumento que

permita el pasaje de la adaptación pasiva a la adaptación activa de la realidad” (Zito

Lema, 2001, p. 105-106).

Siguiendo a Pichon Riviere, Cucco, plantea que “el aprendizaje es un proceso de

apropiación instrumental de la realidad para modificarla…la concepción de aprendizaje

como praxis implica un proceso de aprender a aprender y un aprender a pensar. (2006,

p.190-191).

Este aprendizaje de la realidad, según Pichon Riviere:

“será facilitado u obstaculizado según que la confrontación entre el ámbito de

lo intersubjetivo y el ámbito de lo intrasubjetivo resulte dialéctica o dilemática.

Es decir que el proceso de interacción funcione como un circuito abierto, de

trayectoria en espiral, o como un circuito cerrado, viciado por la

estereotipia.”(op.citp. 191)

Desde la realidad vincular que observamos en las familias, la comunicación es

un aspecto fundamental, que nos va a permitir entender lo que sucede y esto de una u

otra manera se expresa con lo que sentimos, decimos, hacemos...

Como dice Borjas:

“el niño percibe estados emocionales a través del sonido”… “Hay una

disociación de la palabra y el sonido, de la palabra y el ritmo, de la palabra y

la expresión. No se trata de tener una buena dicción, se trata de

involucrarnos, de estar presentes en la palabra misma, en la palabra

nuestra.”(2004, p.123).

En la comunicación, surgen contradicciones frecuentes que la distorsionan,

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

28

cuestiones verbales y gestuales se superponen y expresan la ambivalencia.

Los sentimientos contradictorios que surgen, hay que llevarlos a conflicto.

Elegir una opción y frustrar la otra desde un límite necesario, permite desprenderse,

llorar lo que uno deja para abrirse a lo nuevo y disfrutar de la elección. Desde el

convencimiento se generará la seguridad en el hijo. Cuando la contradicción no se lleva

a conflicto, sale la respuesta ambivalente y el doble mensaje. Se genera inseguridad y

desconcierto en el niño.

La figura del adulto es primordial, esta ha de ejercer la autoridad necesaria, que

delimitará los lugares de cada uno en función de las necesidades de todos. Desde ahí se

puede establecer una comunicación persona a persona que respetará y no dañará al otro.

Esta forma de comunicación nos remite a una forma de aprendizaje social, que

nos saca del atrapamiento y de la disociación de que es sólo un problema individual.

Pichon Riviere: “la locura es la distorsión de la comunicación con el propósito de

comunicarse (Zito Lema, p.117).

Convendría dar significado a las conductas, entenderlas dentro del contexto social,

institucional, familiar; que puedan ser decodificadas desde el mismo ámbito desde el

que en “teoría” se cuida.

LA RECUPERACIÓN Y LA INTEGRACIÓN SOCIAL

“Procuro por medio de la recreación una resocializacion” Pichon Rivière (Zito Lema, 2001, p.40)

Rotos los vínculos sociales, el sujeto se sumerge en un aislamiento significativo

que le atrapa y le impotentiza. En la práctica, desde las ideas más progresistas se intenta

hacer un enfoque hacia la rehabilitación y la recuperación. Los aprendizajes de la

realidad se reducen a conducir las conductas en el cotidiano, “coge solo el autobús”,

“tienes que cumplir horarios…” desde un deber ser que insiste en la voluntad y vuelve a

crear frustración e insatisfacción.

Según Freud, la salud se encuentra en “el amor y el trabajo”, “está

sostenida en la potencia del ser… la salud no es igual a normalidad…es la

capacidad de poder encontrarnos con nuestros deseos y necesidades

sabiendo que la posibilidad de la satisfacción adecuada sólo se puede lograr

parcialmente. No sólo por la realidad externa sino por nuestra realidad en

tanto somos seres imperfectos”. (Carpintero, 2009, p, 4-5).

Si no se contemplan las partes, se transmite y se siente la imposibilidad de

conseguir nuevos logros. Los objetivos se plantean desde fuera, sin la implicación

personal del sujeto y del profesional, y estos se convierten la mayoría de las veces en

algo inalcanzable. La necesidad no se abastece.

Pichon Rivière, nos dice que: “…saber de la locura es contribuir a desechar los

prejuicios que hay sobre la locura y que son tan dañinos como la propia

enfermedad.”(Zito Lema, 2001, p. 38)

Desde lo hegemónico, se habla de recuperación e integración social, como la

posibilidad de obtener el recurso social adecuado, y es coherente el planteamiento, pero

debe comprenderse a su vez, de un lado la inaccesibilidad e inadecuación del recurso a

las necesidades personales y de otro la falta de deseo y motivación para caminar hacia

ese lugar de desarrollo. Recuperarse sería integrarse, participar plena y activamente en

la dinámica comunitaria.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

29

Los conceptos teóricos en los que vamos profundizando a lo largo del estudio nos

orientan a una comprensión fundamental, para situarnos en otro orden y en otro lugar.

Ofrecer elementos de análisis para la comprensión de la situación de indefensión,

sufrimiento y repliegue personal-familiar es ofrecer el recurso necesario. El recurso es

la responsabilidad, el conocimiento para la transformación personal-social.

“Ir hasta el fundamento del ser (tanto si es sujeto como si es objeto) exige

mostrarlo como producto de un orden cuyo principal poder consiste en

borrar su propia génesis, el rastro de su constitución, apareciendo así como

“natural”. El conocimiento, para ser cierto, debe sobreponerse a este

ocultamiento que se da fuera, pero también dentro de sí mismo.”(Morán,

2006, p. 1)

Mirar desde ahí nos ayuda a ver los profundos obstáculos que atrapan e

incapacitan al sujeto, pero a su vez nos hace reconocer la potencia del ser humano hacia

otros aprendizajes necesarios. Recuperar desde ahí, es poco a poco ir conociéndose,

comunicándose, ir venciendo resistencias y resolviendo necesidades que conduzcan

hacia otros lugares nuevos, inexplorados dentro de la vida concreta de ese ser concreto,

en la relación con el mundo.

Recuperar puede considerarse como una aventura donde vencer los miedos,

desprenderse y, ante el abismo, el deseo como motor para emprender proyectos propios

de vida.

Como dice Deegan:

“La recuperación es un proceso, una forma de vida, una actitud, y una

manera de abordar los retos del día. No es un proceso lineal. A veces,

nuestro curso es errático y fallamos, por lo que hay que reagruparse y

empezar de nuevo... La necesidad de hacer frente al reto de la discapacidad,

para volver a establecer un nuevo sentido y la revaloración de integridad y

propósito dentro y fuera de los límites de la discapacidad, la aspiración para

vivir, trabajar, y el amor en una comunidad para lograr una contribución

significativa." (1988, p. 15).

Si entendemos la conducta enferma como un estancamiento del aprendizaje de la

realidad, como planteaba Pichon Rivière, la recuperación de la salud es continuar con el

proceso de aprendizaje, proceso que durará toda la vida y que requiere de un esfuerzo de

todos.

Desde el enfoque actual de la recuperación, se habla cada vez menos de la

integración, o bien se hace un uso vacio de contenido. Para la integración han de

confluir múltiples factores, que permitan que el ser se desarrolle y autonomice en, con y

para la sociedad.

Participar de las dinámicas sociales-comunitarias, desde lo permitido y lo que

podría ser, no da lugar. De ahí queda una profunda labor educativa para con la

comunidad en general, que genere reflexión, análisis y comprensión.

“Pienso que quien asume la responsabilidad de ayudar a quebrar la

incomunicación de otro hombre debería tener obligadamente conciencia del profundo

estado de enfermedad de una sociedad que mutila la vida del hombre concreto” Pichon

Rivière (Zito Lema, 2001, p.76).

Es fundamental estimar y tener en cuenta las opiniones, deseos y necesidades de

la persona, de su propia realidad. Independizarse de lo instituido socialmente, del

estigma social de la enfermedad, romper en trocitos ese imaginario social, que daña y

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

30

excluye, para analizarlo y comprender la fuerza de sus garras. Así desde la comprensión

y el conocimiento, instituir la cooperación necesaria.

Como punto final, y a modo de conclusión, el imaginario social atraviesa todo el

abordaje general que hay en relación a la enfermedad mental y al funcionamiento social

de la persona afectada. Recuperar es participar en la vida comunitaria, el movimiento

necesario en sus familias, en los profesionales que los atienden y en el marco

comunitario donde viven, tratando de integrar aspectos individuales y sociales que

amplíen la comprensión del ser humano. Desde esta mirada abordemos la enfermedad,

la salud o la vida en sí.

Ciudad olivo. Diego Vera

“Dentro de una investigación el acto de indagar es en esencia,

realizar aperturas dentro del objeto que enfrentamos.

¿Acaso no es también función de el arte conocer, indagar la realidad?”.

Pichon Rivière

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

31

6.- PLAN DE ACCIÓN

“Hay que extrañar lo cotidiano y común, lo ya conocido. Mostrarlo en aspectos distintos de los

estereotipados, de este modo se convierten en objeto de indagación y de aprendizaje” (Pichon Rivière

1980, p.74).

Breve exposición del enfoque de investigación

Este trabajo investigativo parte de una concepción metodológica cualitativa,

encuadrada dentro del paradigma de la Investigación Integradora Transformadora;

ésta integra creativamente sobre todo aportes de la investigación cualitativa y la

investigación-acción, incorporando a su vez aportes nuevos.

Este enfoque Integrador-Transformador guía los procesos investigativos de la

Metodología ProCC. Sistematizado por Córdova (2000), se caracteriza

fundamentalmente, por que parte de una perspectiva dialéctica- materialista, que

entiende la ciencia como un sistema abierto en continuo cambio y desarrollo. Ciencia

que investigará y será investigada desde un carácter holístico, donde el método es a la

vez premisa y producto, instrumento y resultado de la investigación, y donde el objeto,

modifica al método.

En este enfoque, el objeto de estudio es la vida cotidiana por lo que, la muestra y

el investigador, son sujetos históricos sociales en constante cambio y que se influyen

mutuamente. Es fundamental comprender, que sujeto y objeto tienen una historia,

siendo ambos atravesados por diferentes sistemas de relaciones socioeconómicas que

los condicionan.

Los pasos del proceso investigativo estarán guiados por un diseño teórico -

metodológico alternativo, que permite que el investigador sea flexible en este proceso

en el que ha de transitar por diferentes etapas: exploración, problematización de la

realidad, construcción del objeto de estudio, hipótesis y posibles respuestas, en este

camino de avances y retrocesos.

La investigación desde este enfoque tiene como finalidad buscar nuevos

conocimientos, obtener leyes y regularidades, construir teorías y transformar. Para esto

se interpretarán significados, comprendiendo lo singular como expresión de lo

universal.

El proceso investigativo exige una aplicación trasformadora permanente; no

culmina con el análisis de resultados, ni con la comunicación de estos datos a la

comunidad científica, ni devolviéndolos a los participantes, ni siquiera con la

transformación de la realidad estudiada. Desde esta transformación, surgen nuevos

interrogantes, inquietudes, planteamientos, que abren un nuevo ciclo que, en espiral

dialéctica, va de lo concreto a lo abstracto; y de aquí, a lo concreto pensado.

“Paralelamente las técnicas aplicadas deben ser acomodaticias y adaptables a las

realidades múltiples, conflictivas, desagregadas, que intenta explicar, y sensitivas a la

interacción e intercambio que se da entre investigador e investigado” (Córdova, 2000).

“…desemboca en una captación - interpretación de sentido compartida y dada por

ambas partes intervinientes. La interpretación final queda sellada por un pacto implícito

(a veces explícito) de aceptación y de validación - legitimación, por parte de ambos

lados” (Lincoln ,1985, en Córdova, 2000).

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

32

Fuentes de obtención de la información Las fuentes de obtención de la información provienen del registro de una reunión

con el método del Grupo Formativo, llevada a cabo familias, profesionales y comunidad

en general respectivamente.

Se incluye también registro de una reunión con el método del Grupo Formativo,

llevado a cabo con pacientes, que aunque no es el objeto de estudio, alguno de sus

indicadores contribuye a la lectura y reflexión del tema planteado.

Así mismo se utilizarán indicadores relacionados con observaciones de la realidad

y de otros registros informales, así como algunos trabajos de expresión plástica que

tienen que ver con el objeto de estudio que se pretende.

Métodos de obtención de la información

El método de obtención de la información es a través del método del Grupo

Formativo de la Metodología de los ProCC. Sus intervenciones se llevan a cabo sobe la

base de Programas específicos, en función de la problemática a tratar.

En este caso se operará con una reunión ad-hoc. El esquema de la reunión base

sería:

Momento Inicial: caldeamiento inicial para centrar la tarea. Con una parte

informal: llegada, saludos, primeros comentarios; y una parte formal: ejercicios de

caldeamiento y recogida de emergentes iniciales.

Momento de planteamiento temático: Breve planteamiento de la tarea, del

trabajo investigativo. Se plantea como un recurso principal la técnica de una

hoja rotada. La frase que encabeza la hoja es “Enfermo Mental”, (término más

usual que cotidianamente utiliza la población general) y como consigna, se les

pide que aporten una lluvia de ideas desde imaginario social, de todo aquello

que dice la gente de este término. Se recogen así todas sus aportaciones

significativas.

Momento de elaboración: desarrollo de un punto de elaboración grupal.

Técnicas utilizadas: debate abierto., devolución de elementos de análisis.

Momento de integración y cierre: Breve reflexión final que permite integrar lo

trabajado y situar un punto de conclusiones. Técnica utilizada: la rueda final.

En relación al grupo de pacientes:

Se organizó una reunión específica, dentro de una reunión del taller ocupacional.

En relación al grupo de familias: Se organizó una reunión específica, dentro de una reunión de un programa de

psicoeducación familiar.

En relación al grupo de profesionales: Se organizó dentro de un espacio de formación interna de los profesionales que

integran el equipo de trabajo, dedicado a “sesiones clínicas”.

En relación a un grupo de la comunidad: La reunión se organiza con un grupo de amigos, en un taller de cerámica de uno

de los integrantes.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

33

Análisis de contenido El análisis de contenido es un descubrimiento en progreso, donde identificar

temas y desarrollar conceptos y proposiciones; desentrañar las estructuras de

significación del campo social elegido y el alcance del mismo.

La información se analiza en un proceso con la técnica de Análisis de Contenido.

Técnica que permite leer e interpretar el contenido de toda clase de documentos y más

concretamente de documentos escritos. Rescata lo dicho en el discurso social a modo de

ejemplos y lo fija en términos de consulta.

Este modo de recoger la información sirve para posteriormente analizar y elaborar

una generalización sociológica de la misma. El objetivo por tanto de esta técnica es

categorizar las respuestas abiertas de la reunión de Grupo Formativo.

La categorización permitirá incluir diferentes datos en una misma categoría por

considerar que los mismos tienen algo en común.

1. Se procederá a la trascripción y análisis preliminar utilizando el instrumento

propuesto por la Metodología de los ProCC (Registro Verbal, No Verbal, Transferencia

y Contratransferencia, Emergentes, I .D. P.)

2. Una vez efectuado el análisis, se agrupará la información de acuerdo a las

categorías propuestas.

3. El proceso para la elaboración de las categorías se trabaja en dos etapas: La

primera resultante del análisis de los objetivos del presente estudio y su marco teórico;

la segunda del proceso de lectura de los datos.

4. De existir datos generales no incluidos en las categorías definidas, se podrán

delinear nuevas categorías, permitiendo una relectura de la información y el

enriquecimiento de las conclusiones y propuestas.

Categorías de análisis:

Desde el punto de vista familiar:

Percepción de la enfermedad

Grado de conocimiento/desconocimiento

Actitudes que favorecen-dificultan el crecimiento/autonomía. (ambivalencia,

desconfianza, críticas, anulación, sobreprotección, inhabilitación, apoyo,

confianza, segregación)

Tipo de valoración para el desarrollo personal

Asignación/asunción de roles estereotipados

Patrones de comunicación

Límites y ejercicio de la autoridad

Grado de dependencia familiar

Convivencia. Los lugares en la familia. Desprendimientos

Afrontamiento en situaciones crisis

Desprotección familiar

Desde el punto de vista profesional:

Grado de conocimiento

Percepción de la enfermedad

Imagen social

Tópicos (Peligrosidad, Incurabilidad, Incapacidad)

Valoración. (Diagnóstico, Pronóstico, Orientación)

Tipo de abordaje

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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Dependencia institucional

El grado de conocimiento tiene que ver no sólo con el conocimiento teórico y

evaluaciones clínicas del sujeto afectado, si no el contemplar todas sus manifestaciones,

desde aspectos dinámicos observados en las entrevistas de evaluación, seguimientos,

ingresos hospitalarios, visitas domiciliarias, etc., así como otras referidas a interacciones

sociales –familiares, sintomatologías que presenta, grado de funcionamiento social

observado, relaciones en su medio más cotidiano…. Tiene que ver con el abordaje

general integral de la enfermedad.

Desde el punto de vista comunitario (otros servicios y población general)

Percepción de la enfermedad

Imagen social

Tópicos

Falsas creencias

Consideración de la enfermedad

Conciencia social

Grado de conocimiento de la enfermedad

Actitudes que favorecen-dificultan el crecimiento, (miedo, desconfianza,

anulación, valoración, apoyo, rechazo…)

Accesibilidad a los recursos sociales de la comunidad, recursos generales,

específicos. (formación, empleo, ocupación…)

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

35

7.- INFORME DE RESULTADOS

Mediante la hoja rotada, sale una descripción muy detallada de lo cotidiano, en

cuanto a lo que se percibe, se piensa y se actúa sobre la enfermedad mental desde los

diferentes ámbitos. Nos aporta algunos indicadores del imaginario social de la

enfermedad, que se reproduce en trocitos de realidad que cada día dificultan los

procesos de autonomía.

Desde el punto de vista familiar y en relación a las categorías de análisis que planteo,

se puede ver que los indicadores de realidad se refieren a:

Asignación del cuidado a las familias desde las instituciones, cuidado que se

vive con, mucho peso y sin garantías de apoyo. Soledad y exclusión. “Esto es

para mi”, “Nadie me tiene pena”, “No se interesan por nosotros”.

Se observa sacrificio, sobrecarga y sentimiento de soledad ante la incurabilidad

asignada a la enfermedad. “No tiene cura”. “Es para toda la vida”

Actitudes de critica y anulación “No puede, no vale”, “Lo que tiene que hacer,

no lo hace”

Hay sentimientos, pensamientos y actitudes familiares ambivalentes “siento

pena” “Está mejorcito, pero no del todo”, “Tienes que levantarte pero bueno…

como estas enfermo…”

Sale la agresividad y la impulsividad de la persona con enfermedad ante la

desconfianza “No se fía de…” “me mira con unos ojos, que…”.Desconfianza

que genera la vivencia de síntomas activos de la enfermedad, así como la

desconfianza por la desconfianza del otro: “creen que los miran”, “escuchan

voces”, “se ríe solo”.

Salen muchos indicadores de algunas consecuencias negativas que no se sabe

bien si es de la enfermedad o de los fármacos “Duerme mucho”.”Está muy

flojo”,”Cansado”, “Nerviosismo”.

Desde la Imagen social de la enfermedad, se observan indicadores de conductas

estereotipadas y a la vez normalizadas “Dan miedo”, “Manías” “Ataques de

locura”, “Con rarezas” “Sin sentimientos aparentes”, “No quiere hacer nada”.

Desde un punto de vista dinámico, se observa una gran implicación e

interdependencias en las relaciones familiares, en actitudes corporales

angustiosas, llantos, hablar por ellos.

Salen sentimientos compartidos “Que dan pena y tristeza” “Siento mucha

pena…”, “A veces está triste”. Traen la queja sobre el mal del familiar enfermo

quedando soterrado el suyo propio.

Se observa acompañamientos constantes de la familia especialmente de la

madre, a pesar de que el paciente tenga posibilidad de venir solo. Notables

ausencias paternas. Intercambios de roles masculino y femenino, (madre hace de

padre, padre hace de madre)

Dificultad para mantener lugares adecuados en la familia, manifestado en

comentarios como: “Quiere acostarse conmigo” “Duerme conmigo” “me

despierta por la noche” “Duerme con nosotros”.

Alianzas con las madres, “Cuando quiere algo de mí…se pega a mi, se pone

más sumiso”.

Padre ausente y descalificado: “Mi marido no viene”, “Mi marido no sabe como

tratarlo”, “No quieren aceptarlo”. “Con la madre más confianza, con el padre

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

36

más temor”.

Ante pequeños límites, actitudes violentas, amenazantes, agresivas, “A veces no

te esperas esas reacciones, por cosas tan insignificantes”.

Sale la necesidad de poner límites, en pequeños actos cotidianos.”Le dije que

recogiera la toalla” “Que cocine, que haga su cama” “le paro los pies”.

Sale la necesidad del espacio propio “Cuando llega la hora me voy a la escuela

de adultos”. También la dificultad para hacerse con ese pequeño espacio propio

“Me da pena dejarlo solo”.

Actitudes familiares desconcertantes, de la sobrecarga y la sobreprotección, a la

hipercrítica y descalificación; falta de recursos personales y de comprensión de

los límites como estructurantes. “No quiero que mi hijo se enfrente a él” “a mi

marido no le da la gana (de tratarlo de otro modo), no quiere”. “Se hace

ilusiones de estudiar”

Sale la frustración, como sentimiento de impotencia, de indefensión y no como

capacidad de espera y crecimiento.

Sale también el apoyo familiar para el logro de mayor implicación de la persona

enferma en actividades de la vida cotidiana que le favorecen mejoría. “Está

mejorcito”, “escuché en el curso… (sobre rehabilitación) cosas… (alentadoras)”.

Todos estos indicadores de realidad nos muestran una familia sobrecargada, con

desconocimiento del sentido de la enfermedad, con actitudes que dificultan el

crecimiento/autonomía (ambivalencia, desconfianza, críticas, anulación,

sobreprotección, inhabilitación, segregación), que les genera sentimientos de

desconcierto y culpa ; con dificultad en los desprendimientos , en el ejercicio de la

autoridad , y puesta de límites, en el cuidado de los espacios personales, una familia que

sostiene una imagen de la enfermedad estereotipada-normalizada.

Reflejan también la fuerza, son familias luchadoras, con gran implicación, que

están ahí; mostrando también su “apoyo y confianza”, desde la soledad y la designación,

se movilizan, buscan recursos de apoyo no sólo económicos sino también técnicos que

les ayuden a entender y vencer resistencias, a veces más por el otro que por sí mismas,

Indicadores que desde los elementos planteados en el marco teórico inciden en el

trabajo de construcción de autonomía.

Desde el punto de vista profesional y en relación a las categorías de análisis que

planteo, se puede ver que los indicadores de realidad se refieren a:

La evaluación y comprensión de un desequilibrio mental, es a través de la

exploración de las sintomatologías variadas, que el paciente describe, como son:

“las alucinaciones, delirios, aislamiento”… así como la expresión de sus

sentimientos, como “impotencia, desconsuelo, desaliento”. “Autoestima baja y

sentimiento de frustración”.

La evaluación del “bloqueo que presenta en el desarrollo personal”, por la

“merma en las capacidades tanto funcionales como cognitivas”, lo cual nos

habla de inadaptación funcional social.

Desde el “aislamiento, el abandono personal y la soledad”, autoaislamiento y a

veces exclusión, se aprecia “la necesidad del otro, de relacionarse, de encuentro”

y “motivación”.

Se vislumbra cierta “desestructuración familiar”, “familia perdida” así como la

necesidad de apoyo de estas familias que aguantan mucho tiempo sin pedir

ayuda o se muestran con demandas masivas y culpabilizantes.

La necesidad de dar una respuesta inmediata, para calmar la sintomatología del

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

37

enfermo y tranquilizar a las familias (quienes se muestran “incomprendidas”,

con “miedo” y con un alto grado de “sufrimiento”). Desde aquí el tratamiento

que se plantea más inmediato es el tratamiento farmacológico a corto plazo. Pero

es notable la necesidad de intervenciones familiares y de coordinaciones

interinstitucionales.

Se detecta igualmente la necesidad de “valorar sus expectativas y sus

capacidades diferentes” (desde un imaginario donde las capacidades son

adaptativas y pasivas a una realidad dada y la discapacidad es la respuesta a la

incapacidad para afrontar una vida competencial).

Escasa participación de la persona con enfermedad mental en la construcción

que se produce en el proceso terapéutico, desde los diferentes ámbitos de

intervención.

Como la “incomprensión” y la “falta de atención adecuada” a la persona y a su

familia produce intervenciones “iatrogénicas” (por descoordinaciones internas

en el equipo, citas muy espaciadas, criterios diferentes en los profesionales que

lo atienden, desatención familiar, desinformación…), tratamiento cronificante

que genera sufrimiento y discapacita severamente.

Sale la “expectativa”, la “búsqueda de un equilibrio”.

Los “mecanismos adaptativos” y la “necesidad de los otros”. “La crisis” y “el

miedo”. “El deseo a la libertad”, “el aprendizaje y el cambio”. Todo un

movimiento de repliegue y resistencia ante la potencia y el deseo de cambio.

La necesidad de “interactuar” para salir del estancamiento.

Se observa mucho “miedo”, que se manifiesta en estados de “indefensión”,

“aislamiento”, “autoexclusión”.

Ambivalencia en el entorno social ante la “peculiaridad” y el “valor” de la

persona afectada por la enfermedad y la supuesta “peligrosidad”, “perversión” o

marginalidad de esta.

Salen bastantes indicadores, donde se puede ver como permanece la idea de la

atención psiquiátrica hospitalaria. Perdura toda una simbología que nos remite a

una visión de la enfermedad, muy medicalizada y mirada como con mucha

distancia (que “miran con gafas, que llevan zuecos y bata blanca, el tratamiento

del electroshock”), una imagen del Manicomio que ha marcado huella.

Como se da la “estigmatización”, que tiene que ver con la imagen social de la

locura, “Pérdida de realidad”, “Desequilibrio mental” “Paciente crónico

discapacitado”, con la imagen marginal y de abandono, que ha tenido a lo largo

de la historia.

Actitudes sociales que se muestran incomprensivas.

Se le asigna discapacidad e incapacidad para trabajar, para relacionarse y para

tener una conducta adecuada, que ha de ser adaptativa a su medio, lo cual a su

vez crea enfermedad y hospitalización.

Sale la necesidad de tratamiento farmacológico, psicológico y hospitalario.

Minimamente el tratamiento social

Las características familiares que salen son: ”familias estresadas”, con

“dificultades de afrontamiento”, “Necesidad de ayuda”, “Ambivalencia”,

No se habla específicamente de tratamiento rehabilitador, aunque sí se habla de

“valorar el bloqueo en el desarrollo personal y merma en las capacidades

funcionales”, quizás orienta un poco sobre este enfoque rehabilitador.

Dependencia, del profesional con el sistema.”Locura del sistema” “El sistema no

nos cuida”, “Se muestra con la escasez de recursos”, “incapacita al equipo”

Existen prejuicios en cuanto al tratamiento psicoterapéutico del paciente

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

38

psicótico. Hay demanda de pacientes y familias, de psicoterapias, que algunos

terapeutas desestiman. “Con ese diagnostico yo no puedo hacer nada”.

Ellos hablan de una parada en sus vidas, y sienten que no pueden hacer nada.”

Mi vida no tiene sentido”. “No me interesa la vida”. “Necesito descansar”. “Ya

no soy el que era”. Estos indicadores, son frases que igualmente pueden

verbalizar otras personas con determinadas situaciones o procesos personales sin

que tengan un diagnostico de esquizofrenia.

Podemos observar a través de estos indicadores que los profesionales

presentan percepciones estigmatizadas, relacionadas con el miedo, la indefensión, el

aislamiento, autoexclusión y peligrosidad; asignación desde lo social de incapacidad

para trabajar; la visualización de familias con serias dificultades, con

desestructuración, culpabilizadas y culpabilizantes; evaluaciones centradas en la

exploración de sintomatologías, observación de la merma de capacidades; abordajes

centrados en psicofármacos, con prejuicios por superar en cuanto al tratamiento

psicoterapéutico con estos pacientes, con descoordinaciones internas y anulación de

la participación activa de la persona en la construcción de los procesos terapéuticos.

Las reuniones de equipo, posibilitan la reflexión y análisis (de demandas,

institución, abordajes…), surgen conflictos y resistencias. Se muestran quejas sobre

el sistema que es poco cuidadoso, no provee los recursos que necesita tanto el

profesional como el paciente, sienten que su intervención es limitada, imposibilita

su propia autonomía y aunque se piensa en un abordaje más integral y comunitario,

no se cree en la propia construcción grupal, que queda supeditada a un poder mayor

institucional.

Desde el punto de vista comunitario y en relación a las categorías de análisis que

planteo, se puede ver que los indicadores de realidad se refieren a:

Se aprecia cierta conciencia social de que la enfermedad está en relación a las

condiciones sociales de existencia “La sociedad capitalista nos enferma”.

La persona con enfermedad mental se considera como persona que “trata de

salirse de la norma social”, a la que no se adapta.

Dualidades: Inadaptado/adaptado .Victima/verdugo. Rechaza por ser rechazado.

Nos habla del rol asignado- asumido de persona dependiente, y de persona que

excluye y que es excluida. Nos habla de responsabilidad personal-social.

Que la condición social actual nos sitúa a todos como enfermos. “La sociedad

enferma nos enferma”

Consideración del enfermo como persona que se muestra con rasgos infantiles,

egoísmo, indefensión.”Es como un niño siendo adulto”. “A veces hay que

tratarles como a niños”. Lo cual nos lleva a la pregunta de qué pasa con su

crecimiento, ¿donde se ha parado este proceso de crecer?

Que no es aceptado socialmente. “inaceptado”, desde la “incomprensión”

El primer nivel de contacto con las familias recibe una presión importante, de la

que se deduce inmediatez en la resolución de los conflictos, sobre todo aquellos

que crean demandas masivas o alarma social. Esta cuestión la mayoría de las

veces no obtiene la respuesta adecuada.

Situamos también en el ámbito comunitario, los servicios formales quienes

manifiestan actitudes muy variadas de apoyo o exclusión en función de su grado

de conocimiento y de conciencia social del tema.

A través de los indicadores precedentes se aprecia la expresión de cierta

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

39

conciencia de los factores sociales en la consideración de la enfermedad, junto a la

idea de que hay grados de incomprensión y desconocimiento que dificultan la

aceptación, así como cierta estigmatización de rasgos, que avalan una cronicidad sin

movimiento. Así mismo hay cierta identificación personal con la enfermedad mental

desde el malestar cotidiano que genera enfermedad y desde ese malestar la respuesta

cada vez más se deposita en otros, los servicios sociales, sanitarios y de salud

mental o en otras personas de su comunidad.

Se señala que habrá apoyo o exclusión desde los servicios formales en función

del grado de conocimiento.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

40

8.- CONCLUSIONES

La historia social de la enfermedad mental, crea un perfil imaginario de la misma,

donde se depositan diferentes consideraciones: rechazo, violencia, incapacidad,

inadaptación… Todas ellas apuntando hacia relaciones de dependencia, que impiden el

desarrollo de la autonomía y de la posible recuperación de la enfermedad.

Estas consideraciones se basan en como se percibe la enfermedad, en función de

las experiencias y vivencias que se tengan al respecto, así como de las creencias

arraigadas que provienen de ese imaginario, que hoy se muestra en imágenes

proyectadas desde los medios de comunicación.

En muchos casos, estas percepciones no se corresponden con la realidad y nos

muestran el grado de desconocimiento que sobre el tema tiene la población general, así

como en muchos casos algunos profesionales.

En relación a estas consideraciones vemos cómo:

Se depositan en el enfermo mental todos los males de nuestra sociedad,

quedando excluido y sujeto a un orden social establecido, al que ha de

adaptarse.

Se observan las dificultades en el afrontamiento de la enfermedad tanto a

nivel individual, familiar como comunitario, así como una falta de

herramientas para poder entenderla, aceptarla y abordarla mejor.

Desde el estudio realizado podemos llegar a las siguientes conclusiones:

Ámbito familiar.

Las familias perciben la enfermedad desde el sentimiento que les genera, de un

lado toda una asignación de rasgos estigmatizantes hacia la persona afectada (loco, raro,

maniático, con ataques, sin sentimientos…) e incluso hacia su propio grupo familiar y

de otro la vivencia propia de su realidad en el día a día donde conviven con síntomas y

conductas difíciles de entender y de atender.( risas inmotivadas, aislamiento,

comportamientos violentos…), que les generan un importante grado de sufrimiento.

Desde el núcleo familiar se pueden ver actitudes:

- Sobreprotectoras (perpetuando relaciones de dependencia toda la vida)

- Desconfiadas (miedo a la pérdida absoluta, a la muerte)

- Hipercríticas (muy pegadas al desconocimiento de la enfermedad y al

deseo propio infantil de que se cumplan sus expectativas de hijo ideal)

- Dependientes e incapacitantes (para seguir cuidándolo siempre como a

un bebé del que no quiere alejarse, en muchas ocasiones es su motivo

de vida “Le quiero más que a mi vida”)

Se crea así un vínculo indisoluble que impide el proceso de individuación

necesario para llevar a cabo un crecimiento saludable.

En la comunicación aparecen: Mensajes ambivalentes, contradictorios, con

repeticiones constantes, justificaciones, que distorsionan la legitimidad de

los espacios personales, de que cada uno ocupe su lugar.

Se crean graves conflictos intrafamiliares, situaciones edípicas complejas,

alianzas amorosas confusas. Ausencias o presencias extremas que impiden

se desarrollen los proyectos personales libres de cada cual, así como el

desarrollo personal propio. Duermo con él arriba y luego le digo: tú tienes la

culpa, “de que esté más lejos de tu padre”.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

41

Surgen disparidad de criterios maternos-paternos que dificultan el ejercicio

de la autoridad, para el establecimiento de los límites estructurantes y

saludables, procesos que quedaron estancados en algún momento del

desarrollo del ser.

Se crean estados de indefensión importantes, que a su vez crean

estancamiento, aislamiento y ruptura con la realidad, comportamientos

violentos que manifiestan de un lado el grado de confusión y sufrimiento y

por otro reclaman su capacidad de ser, su proceso personal de desarrollo, su

autonomía.

Escasa tolerancia a la frustración familiar, ante límites terapéuticos

estructurantes.

El peso que las familias sienten con la asignación-asunción de los cuidados

del otro, sobrecarga y esto a su vez va en detrimento del cuidado o

acompañamiento adecuado.

Ámbito profesional.

El imaginario profesional de la enfermedad, está atravesado por todo un recorrido

histórico de un campo importante de conocimiento que ha querido indagar en aspectos

desconocidos y difíciles de comprender sobre el ser humano y la enfermedad mental.

Cuenta a su vez con un campo experiencial donde se mezcla la atención manicomial

como parte de esa historia con la atención comunitaria clínica-hospitalaria, con ámbito

en la comunidad. Se contempla por tanto un amplio espectro de cuestiones individuales

internas (sentimientos, emociones, percepciones) y otras externas, relacionadas con

factores sociales-familiares que sólo son posibles aportar cuando un grupo de

profesionales ponen en común distintas formas de mirar. Miradas que a su vez, están

atravesadas por un conjunto de valores sociales hegemónicos que tratan de estigmatizar

e incapacitar a la persona afectada y a su familia así como a la propia percepción y

actuación profesional.

Desde esta consideración más general, y a través del estudio realizado, podemos

ver algunas conclusiones:

Se muestra ambivalente todo el sistema sanitario que acoge al paciente, este

recibe mensajes contradictorios que tienen que ver con el diagnóstico,

pronóstico y los cuidados que requiere. Desde una determinada concepción,

más bien biologicista, se le pone nombre, esquizofrenia, y con éste se le da

un sentido de enfermedad crónica, para toda la vida, que tiene unos

síntomas que debe conocer y detectar para controlarlo e impedir su ingreso

hospitalario. O bien, se hace un enfoque rehabilitador del que a su vez se

duda, no se cree en él.

En base a la sintomatología y la falta de consideración de lo que ésta puede

simbolizar, el tratamiento profesional hegemónico que se impone es el

farmacológico, (este reduce síntomas pero a su vez merma las capacidades y

posibilidades de recuperación), frente al psicológico y social, aunque cada

vez se contemplan más estos enfoques.

Los recursos sociales en la mayoría de los casos son inadecuados por no

ajustarse a sus necesidades, inaccesibles o marginadores.

Se habla de desajuste social y de anormalidad, de adaptación funcional para

salir del estigma y de la imagen marginal que trae su conducta, peculiar,

disruptiva, llamativa o enferma.; adaptarse posiblemente a un trabajo de

rentabilidad baja, o a una pensión en muchos casos ínfima o a la inacción,

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

42

proyecta la contradicción importante de este sistema.

Desde la confusión y el desasosiego surge la necesidad de otros, de ayuda,

se ven las dificultades de afrontamiento de la enfermedad tanto por parte del

paciente como de la familia y de su medio social. Pero aparecen los deseos

de cambio como importante valor para desarrollarse y crecer.

La interacción y el intercambio puede generar comprensión, valorándose las

expectativas y las capacidades diferentes de cada persona. Se desdramatiza

su mal.

La frustración aparece como baja estima y como algo inamovible, como una

actitud y no como motor de cambio, de tolerancia, de adquisición de

capacidad de espera, para salir hacia el afuera mediante procesos de

aprendizaje que vienen con las crisis.

La desestructuración familiar no es un factor decisivo en el apoyo o no

apoyo del miembro enfermo.

La institución no avala al profesional en el trabajo terapéutico que ha de

desempeñar, ofreciendo servicios a la carta, cambios de especialistas, listas

de espera, contrataciones temporales…que va en detrimento de la atención

más compleja y completa que precisa esta enfermedad.

Desde el trabajo de equipo se contemplan los diferentes ámbitos de

intervención: prevalece el individual, aunque cada vez es más considerado

el familiar y comunitario que aporta una perspectiva más integral de la

persona con enfermedad mental, sin embargo las intervenciones coordinadas

y planificadas en esta línea aún están muy limitadas.

Entorno social ó ámbito comunitario.

Según se observa, la percepción social de la enfermedad mental en este ámbito

está relacionada con diferentes grados de comprensión y de conocimiento sobre el tema,

que inscribe el imaginario social que venimos estudiando. Ese histórico social se refleja

claramente en la actualidad. Desde aquí, se pueden describir como tres líneas:

Una línea que nos remite a una consideración humana, que nos sitúa a todos

partícipes “víctimas-verdugos” del sistema social capitalista, que tiene en

cuenta los factores sociales que nos atraviesan y que generan enfermedad.

Desde aquí se promueve una aceptación social de la persona enferma .y se

valora su responsabilidad, como la de los demás. Responsabilidad social.

Una segunda línea que se subscribe a una consideración más estigmatizante,

que refleja una imagen social peyorativa y con prejuicios, que perpetúa

actitudes hostiles y segregadoras, donde se excluye a la persona enferma y

se promueve su inadaptación , su aislamiento y su incapacidad.

La tercera consideración incide más en un desajuste o desarrollo anómalo de

la personalidad que produce estancamiento e indefensión y que a su vez

promueve actitudes más sobreprotectoras y paternalistas, que inhabilita al

otro y lo sitúa en un lugar de dependencia importante.

La primera consideración promueve la autonomia desde la heteronomia y las

siguientes concepciones apuntan más a una estereotipia, una discapacidad y

dependencia que anula cualquier posibilidad de crecimiento, desarrollo o autonomia.

La peculiaridad y el valor de estas personas afectadas, a los que se les

considera inadaptados, les sitúa en un lugar especial, fuera de la norma,

situación que les permite cierto margen de libertad.

En otros casos desde la dificultad se sienten impotentes, desde la impotencia

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

43

se van moviendo hacia la incapacidad, esta se vuelve efectiva socialmente y

se sitúa en el lugar designado de discapacitado psíquico; bajas laborales,

pensión, paro, desempleo o en última instancia trabajos en Centros

Especiales de Empleo, se convierten en nuevas formas de exclusión. A su

vez estos recursos son requeridos y necesarios para lograr una mínima

conexión con la comunidad.

Desde la proyección social de la enfermedad mental, ellos se ven a si

mismos como inferiores y fracasados, sintiéndose inseguros y temerosos de

sus propios comportamientos, lo que agrava su mal, y lleva al

autoaislamiento. Todo esto puede anticipar el rechazo hacia ellos de los

demás que les conduce al ocultamiento de la enfermedad mental y al

aislamiento con el otro, a la inaccesibilidad laboral y a la dificultad de

relaciones sociales especialmente con amigos, vecinos y familiares.

Desde la percepción social de la enfermedad mental apenas se proyecta la

parte de ilusión, de necesidad, de deseo de cambio e interactuación, que está

queriendo significarse y al que difícilmente se le da lugar. Pero está ahí.

En la cercanía sí que estimamos grandes cosas de estas personas de las que cada

día aprendemos pensamientos, ideas, sensibilidad, valores sociales que tienen

incorporados. Grandes idealistas del bien y del mal que cada día expresan con sus

cuerpos las injustas situaciones que el ser humano ha de soportar, y la actitud, a veces

estoica y resignada, o a veces rebelde e incluso violenta de los que quieren hablar de

cosas verdaderas, revelar los secretos ocultos... salir a la luz.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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Árbol vida. De niño me pude ahogar. Luís Parejo.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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9.- RECOMENDACIONES

La locura hoy se vive como algo disociado tanto de su contexto social

institucional, como de su cuerpo físico. Conectarnos con ese histórico-social nos

permite ir entendiendo esa construcción que ha determinado el que hoy se viva la

enfermedad con grandes avances pero a la vez con grandes frenos, por los prejuicios y

desconocimientos que hay en torno a ésta y que generan exclusión, en la vida cotidiana

de estas personas.

Es imprescindible poder ir enfocando nuevas formas de comprensión y de

actuación (desde la reflexión grupal, el debate, la puesta en común de experiencias,

realización de investigaciones…) para favorecer la autonomía personal y social que

instituya los lazos sociales para la vida.

Nuestras recomendaciones irían en la línea de:

No perpetuar intervenciones aisladas y poder enfocar la intervención con

una perspectiva más amplia e integradora, entendiendo los abordajes como

una tarea de equipo entre familia, profesionales y comunidad en general.

Potenciar, como línea de intervención comunitaria, la realización de Grupos

Formativos con pacientes, familiares, profesionales y demás personas de la

comunidad general.

Continuar la línea investigativa, con una profundización sobre el tema

tratado desde la percepción propia de la persona con enfermedad mental,

desde sus manifestaciones creativas.

Pan y paz. Antonio Ferrete

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

46

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VERA GÓMEZ, D: El toro enamorado de la luna. Óleo

VERA GÓMEZ, D: Ciudad Olivo. (2007) Óleo

PARJO AGUILAR, L: Árbol vida .De niño me pude ahogar. Pintura táctil

FERRETE RODRÍGUEZ, A: Pan y Paz. Pintura táctil

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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11.- ANEXOS

HOJA ROTATIVA ENCABEZADA CON “ENFERMO MENTAL…”

GRUPO DE PACIENTES

Hoja 1

Diferente a los demás

Mas divertidos que los demás

Ningunas ganas de trabajar

Locura congénita

Preguntas mentales

Falta de comunicación

Mirado con lupa y a veces sirve de bufón para divertir a la sociedad, que lo compadece

Hoja 2

Discapacitado psíquico

Marginalidad por sexo

Utilidad para la autoestima

Rapidez mental

Pobre de identidad

Que vive aislado e incomprendido

Desintegrado socialmente

Es un chico, perturbado homologado y enamorado de sus fantasías. Es fantástico y

rutinario.

Algunos, inadaptados a la sociedad

Es necesario tener un centro médico cerca de su casa, para poder visitarlo. Inyecciones,

pastillas

Hoja 3

Que vive en su propio mundo

Que cambia de personalidad

Que piensa distinto a los demás

No comprende este mundo ambicioso y payaso.

Le gustaría que le comprendieran y sentirse útil

Es un chico. Ejemplar. Meticuloso y homogéneo. Cabal. Y. honrado.

Cada caso es un ejemplo a estudiar.

La verdadera locura no se ve en realidad.

Rotura de peroné, rotura de cadera

Necesita un psiquiatra y medicación

A veces se está bien por temporadas

Hoja 4

Yo siento que me riega el cerebro de esquizofrenia

Incapacidad para vivir solo

Se me embota el pensamiento

Oigo cosas raras y preocupantes

La mente nos juega malas pasadas

Interpretación errónea de su vida cotidiana

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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Incomprendido y marginado por la sociedad que se cree más acorde y centrada en sus

relaciones cotidianas

Es un. Hombre .sencillo. Culto. Y necesitado. De amor. Oculto. Es romántico. Y

celestial. Enigmático. Y sociable. Con sabiduría y honestidad. Es un romántico. De la

paz. Sociable y enigmático. Yo M.

Hoja 5

Perdida de memoria

Necesitan de un centro, colegio o centro ocupacional, para relacionarse

Hay que llevar una vida sana y deporte

Algunos son más listos de lo que piensan los demás

Ser loco es algunas veces querer ayudar a los demás

Hoja 6

Personas que necesitan del médico, psiquiátrico o psiquiatra

Son dominados por la medicina.

Cáncer, sida

Es la enfermedad que afecta a la cabeza o al sistema nervioso

Necesitamos de un medico-psiquiatra

Vive al margen de los que se consideran cuerdos

A veces se sorprenden los demás de ciertos comportamientos que (los demás) no

comprenden

Hoja 7

Es .un. Chico. Fenomenal. Es un astropoulo. mental. Es un astronómico. Universal

Personas que hay que ayudar

Algunos demasiados excéntricos

Algunos a veces egoístas

Egoístas, inválidos, miopes

Es una persona como si fuera un vegetal, si no lo ayudan

El olvido que es necesario

El descanso de la mente

Y la actividad deportiva

Y la conversación

Soledad

Hoja 8

Incomprensión

Aislamiento

Mal entendimiento

Poca ayuda

Poco entendimiento

Rechazo social

Miedo

Desadaptación al medio social por incapacidad, miedo.

Motivo de no ser aceptado, para formar un hogar, tener hijos y realizarte como persona

y ser feliz.

Incapacidad para el desarrollo de actividades cotidianas

Incomprensión, aislamiento.

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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Hoja 9

Soy un enfermo mental porque no he tenido suerte en la vida,

La sociedad no me ayuda

Al estar enfermo requiere cuidados de su familia, hermanos y padres.

Lastimado, de rodillas, ciego.

Comentarios del grupo:

¿La sociedad tiene que cambiar o es cada uno?

No me importa lo que digan los demás, nosotros tenemos que poner de nuestra parte,

superarse cada día. Tiene uno que aprender a valorarse cada vez más.

Los enfermos mentales son más sensibles que los demás.

La mayoría son más sensibles y más inteligentes, muchos han tenido estudios, carreras y

han caído en la depresión.

Se puede caer malo de recibir matracazos. Maltrato.

Todos hemos pasado fases, el que se nos considere o no enfermos mentales….hay que

echar cojones.

La caída o golpe en el cerebro puede ocasionar enfermedad mental.

¿Quién te cataloga a ti como enfermo mental?

Los médicos. Necesitamos tratamiento, para mermar las alucinaciones, para que

funcione normalmente; aunque no lo parezca porque estés estabilizado, la medicación

no se puede dejar, porque si no recaes. Ante todo hay que ser consciente de que se está

enfermo mental. Pero… tampoco ir por ahí diciéndolo.

Si no eres consciente puedes cometer un delito o hacer daño a alguien por alucinación.

¿Notas cuando vas a empeorar?

Sí, noto como se me nubla la vista. Me doy cuenta porque me pongo charlatán, le doy

muchas vueltas a la cabeza...

Se lleva la idea de que es diferente.

¿Qué nos induce en general para que nosotros enfermemos?

Por un trauma.

Porque la situación nos obliga.

Es una lotería que te toca.

Que surge a consecuencia de las drogas.

A mí porque una chica no me abrió la puerta.

Me daban ataques.

A mí fue una panadera que su padre me dijo que no me acercara a ella.

El alcohol.

Si te tiras todo el día metido en casa... “Mente sana in corpore sano”.

El deporte ayuda a uno físicamente. Uno intenta esforzarse.

Comentarios:

Tampoco… estar siempre internado en la C. Hogar... (Uno de los integrantes del grupo

se dirige al coordinador, con tono hostil y su cuerpo inclinado hacia delante): Bien por

las carestías de la vida o porque la gente no quiere cargas, se les mete en un asilo. Los

familiares se escurren el bulto. Si la familia fuera otra, mi situación de vida cambiaría.

Tengo casa en propiedad y mi hermana la ha alquilado. Estoy harto de bregar (en la

convivencia) con tontos y locos.

Pero quiero continuar en la casa hogar, allí los monitores y los compañeros me tratan

bien, me ayudan y me estiman. Ahí tengo la certeza de los cuidados, yo no me quiero ir

a un piso supervisado.

Observaciones: Plantea la contradicción entre sus deseos de vivir de una forma más

autónoma y libre, sin tantas normas. Al plantearle esa posibilidad abierta, a aprender a

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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cuidarse, a lavar la ropa, a cocinar, a resolver todas sus cuestiones personales por sí

mismo, vivir sólo con algún apoyo domiciliario, retrocede aferrándose a la opción de

vida actual de ser cuidado. Querría que pudiera darse la situación deseada, de que su

hermana se haga cargo de él ahora que ha enviudado, asumiendo sus cuidados. Cuando

él valora que esta situación es difícil, dado que su hermana ha sido cuidadora toda su

vida y también ella ha enfermado, .entiende y por ahora dice seguir siendo cuidado a

pesar de limitar su libertad. (Surgirían sino presiones sociales y familiares importantes,

que de alguna manera determinaron su situación actual)

GRUPO DE FAMILIAS

Hoja 1

Persona aislada

Persona desconfiada

Que escuchan voces

Que se enfadan pronto

Le molestan, no les gustan la gente

Habla solo, se ve que escucha voces en su interior

Dan miedo

No sabe distinguir las cosas reales de las de su mente

Hoja 2

Nerviosismo

Oye voces

Poca comunicación o ninguna

Creen que les miran

No hacen vida social

Se ríe solo

Creen que la gente los miran

Lo encuentro un poco más animado.

Hoja 3

Pena, tristeza

No escucha voces

Nada raro

Que dan pena y tristeza

No quieren que lo miren mucho

Quiere guardar su ropa

Hoja 4

Enfermo

Aislamiento

Manías

Ataques de locura

Rarezas

Sin sentimientos aparentes

Sin cariño

Cansado

No quieren hacer nada

Está muy flojo

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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Duerme mucho

No se fía de las hermanas

A veces no se fía de mí

A veces está triste

“Siento mucha pena porque es una enfermedad que no tiene cura y nadie me tiene

lastima.”

Comentarios:

No son locos pero la gente los toman como loco y eso es así.

Siento pena, está buenecito, pero no del todo, tiene novia y quiere venir a salud mental

solo.

Mi hijo me preguntaba si las voces que escuchaba eran reales o no, para asegurarse.

“El mio calla, y calla, se muestra triste y desconfiado”

A veces se encoraja sólo, aunque no diga que escucha (voces), y no me doy cuenta de

que (estas) sean reales.

Mi hija está triste, dice: no me pasa nada. Se va a su habitación y se acuesta, come si le

parece y se lleva el día acostada.

Mi hijo está algo mejor desde que acude al hospital (Unidad de día y Taller

Ocupacional)

Mi hija no quiere calle, se cree que la gente habla de ella, se ríen de ella…

Mi hijo no piensa ya en delirios, pero no quiere los bullicios.

“Cuando quiere algo de mí, si se pone más agradable, se pega a mí y se pone más

sumiso”

Yo a veces estoy triste, pero una supera esa etapa, pero ellos no

A veces hay que tratarles como a niños. A veces no los comprendes, no te esperas eso

(reacciones violentas) en cosas tan insignificantes

Escena de la silla

Madre con hijo encima, y la bajada de la silla simulando el proceso de individuación, y

el darse cuenta de las tristezas propias

Eso, dice una hermana, es muy difícil

Curiosamente con la ausencia de la silla padre, empiezan a hablar del hombre-padre

Mi hijo siempre ha sido una persona callada, a veces se enfada, me mira con unos

ojos…., lloré

En la feria mi marido se quería llevar al hijo con nosotros, (da la sensación de que no se

sabe bien de quien es el hijo) vente le decía

Yo le decía déjalo que salga cuando quiera. (disparidad de criterio)

Los hombres no saben como tratarlos, no se daban cuenta, ni quieren aceptarlo, ni les da

la gana (descalificación)

Ellos a reprenderles… y a incitarles a que hagan cosas “arréglame las gallinas”, el a

veces lo hace, otras le dice que lo deje y entonces el padre a veces se calla o se enfrenta”

(el que pone un poco de límites y le exige)

Con la madre es más dócil

Mi marido dice que a él no le hace falta venir a estas reuniones porque él sabe como

tratarle.

Su padre no sabía como tratarlo. El tenía temor con su padre, conmigo protección.

Mi marido protesta y critica, llegó a decir que no era su padre”. “Mi marido se llevaba...

(muy bien) con mi hija… Mi hija lo insultaba con los siete sentidos. Decía que no era su

padre. Yo no quería que ella se casara, mi marido aborreció a mi yerno. Yo le decía a mi

marido calla y vamos a llevarla entre todos.

A mi me pareció que mi hija se iba a poner bien, me dijeron en el hospital de Sevilla,

Imaginario social y enfermedad mental. Una mirada para la comprensión de los procesos de autonomía.

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que no tenía cura, que me quedara en Osuna (como si la desahuciaran)

Ella negaba con la cabeza, que eso es imposible… Cuando enfermó, todo en casa estaba

sin hacer, ella acostada y todo abandonado, mí marido le regañaba a mi yerno, esto ha

pasado por haberte casado con mi hija.

Lo he llevado a curanderos, a sabios, a muchos médicos privados. Me dijeron que mi

hijo no tenía cura.

“El tiene una ilusión… que no llega a nada, quiere estudiar, quiere clases

particulares…”

“Se lleva todo el tiempo detrás mía como un perro, quería que le diese tabaco”. “A mi

me chantajea”.

A mi hijo mayor le respeta, yo no quiero que le tome tirria, no quiero que se enfrente a

él.

“Con la madre más confianza, con el padre más temor”.

En la conferencia del otro día (sobre rehabilitación) en Sevilla escuché cosas…

(alentadoras)

Cuando enfermó estaba contestón, rebelde y me decían, eso son cosas de la edad.

En mi caso, el inicio de la enfermedad se lo achacaron a las religiones.

“La medicina lo sujeta” (le pone límites ante situaciones conflictivas. Le controla

impulsos, síntomas…, lo adapta minimamente a su entorno).

GRUPO DE PROFESIONALES

Enfermedad Mental:

Hoja-1

Desestructuración familiar /Apoyo familiar

Fármacos/Psicología

Sufrimiento

Pérdida

Adaptación a las capacidades

Frustración

Tratamiento

Anormalidad

Desajuste social y familiar

Bloqueo en desarrollo personal

Merma en capacidades

Frustración

Impotencia

Desconsuelo

Desanimo

Desaliento

Hoja -2

Locura

Pérdida de la realidad

Estigmatización

Desequilibrio mental

Bata blanca-Gafas-manicomio-Familia perdida

Divorcio

Infidelidad

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Inyectables

Tutoría

Enfermedad-salud Mental-Zuecos de Hospital-Higiene-Abandono físico-Tabaquismo-

Electroshock-Notas de Medicina-Fantasías-Alucinaciones

Hoja-3

Sufrimiento

Paciente crónico, discapacidad severa social, incomprensión

Mecanismos adaptativos

Equilibrio

Deseo de felicidad

Confusión- Desasosiego- Necesidad de otros

Comprensión- aprovecharme

Autoestima baja- Frustración

Expectativas

Capacidades diferentes (adaptables)

Hoja-4

Dolor- Miedo- Rotura- Fractura- Soledad- Fármacos- Agobio- Marginación- Olvido-

Nervios- Hospital

Incomprensión, Iatrogénica

Dificultades de afrontamiento

Necesidad de Ayuda

Cariño- Paciencia / Implicación- Compromiso

Deseo de cambio- Interactuación para cambiar

Cambio

Aprendizaje

Crisis

Miedo

Libertad

Estancamiento

Hoja-5

Estado de indefensión, aislamiento, alteración neuropsicológica

Educación- Sentimientos

Entorno social

Amistades

Limitación

Onirismo

Valor

Ambivalencia

Peculiaridad

Paro/desempleo

Baja laboral/incapacidad

Ingresos hospitalarios

Hoja-6

Sufrimiento

Aislamiento

Pensamiento original

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Nervios

Psicofármacos

Engordar

Campo silencioso- Jardín- Lluvia- Falta de aseo- Tristeza- Jeringuilla

Fidelidad, familias estresadas, desconocimiento, esperanza, visión personal y peculiar

del mundo, pérdida, parada, sufrimiento, insomnios.

Observación y comentarios:

Siento inquietud ante el planteamiento del trabajo investigativo, (mis inseguridades, mis

miedos a ser juzgada, a no dar la talla, a no poder argumentar bien mis ideas…).Me

reafirmo tratando de explicitar la necesidad de poder pensar juntos sobre el tema

propuesto para la comprensión y el abordaje conjunto de la enfermedad mental. Trato de

legitimar que este trabajo no es sólo un trabajo personal de tesina, sino un trabajo de

equipo que desde hace tiempo venimos planteando y que con posterioridad necesitamos

tratar conjuntamente y de forma más reglada.

El grupo se presta a colaborar, pero a su vez se muestra reticente y con cierta inquietud.

Comentarios de “Nos vas a crujir”, caras de cansancio. Incertidumbre “¿Cuánto dura

esto?”.

Centrados en la tarea, se muestran silenciosos, suspiros.

“Me cambias y tengo que volver a centrarme otra vez”. (con la palmada de cambio de

hoja rotada)

Comentarios:

Sugieren la autora Margaret Malher, como lectura importante en la comprensión del

proceso de separación e individuación.

“Este trabajo que tu planteas es muy complejo, muy amplio. Quizás sería interesante,

por ejemplo ver el programa de familias, si a raíz de este trabajo psicoeducativo has

observado alguna modificación.” “Centrar más“, “Enfocar más”.

Se habla de la locura del sistema, que se muestra con la escasez de recursos en esta

enfermedad tan devastadora y crónica. Se trata con factores de corrección, se incapacita

a las personas con pensiones indignas, sabiendo de la carga económica que esto genera

en las familias….

Locura del sistema que no nos cuida, y de la incapacidad del equipo para tomar

decisiones en grupo, sin un coordinador en el equipo que tome las decisiones. Surge el

debate sobre la comodidad o el afianzamiento en situaciones que nos proporcionan

beneficios secundarios, la resistencia al cambio, (a tener que se, comprometerse más y

tener que mostrarse y exponerse, bajar de posición y compartir).

Se vive todo como con más presión, más tiempo de dedicación, más esfuerzo, más peso.

La demanda asistencial se incrementa cada día y las directrices van fundamentalmente

en mantener la calidad asistencial además de que la lista de espera hay que tratar de

bajarla.

GRUPO COMUNIDAD

Hoja 1

Comportamiento llamando la atención

“Todo nos pasa cuando somos pequeños” Alatriste

En los países “subdesarrollados” o “pobres” (no de espíritu) hay menos enfermedades

mentales, será porque nacen y no tienen que demostrar nada, sino solo ser ellos mismos.

“La sociedad enferma nos enferma.”

Inadaptación

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¿Será que desde pequeños tenemos que ser como quieren que seamos?

Se siente perseguido, reaccionan como niños si son personas mayores, se sienten

vigilados

Hacerse la victima. Incomprensión.

Hoja 2

Temperamento fuerte, agresividad

No controla su mente, su fuerza…

Pérdida del control de su vida

Rechazo por ser rechazado

Refugio en las drogas en muchas ocasiones

“Victima y/o verdugo”

Inadaptación social

Hoja 3

Inaceptado, inadaptado, enfermo por él mismo, por los demás

“Sociedad capitalista enferma”

Egoísta, querer ser el protagonista”

Ansiedad, inseguridad en sí mismo

Sufrimiento