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Ensayo

Los Flores, dos siglos de historia de una familia ganadera Por Carmen De la Mata Arcos

Ni más ni menos que 200 años se cumplen el próximo 10 de julio desde que uno de los apellidos ganaderos más señeros de España apareciera por primera vez anunciado en Madrid. Se trata de D. Gil de Flores, que fue el que inició la crianza del toro de lidia en dicha familia albaceteña.

Desde ese momento hasta la actualidad los ejemplares de los distintos hierros que han pertenecido a los Flores han pisado los ruedos más importantes del orbe taurino, cosechando grandes triunfos en muchos de ellos y logrando el reconocimiento de las aficiones más exigentes.

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La historia ganadera de la dinastía Flores la inicia D. Gil, que a finales del siglo XVIII adquiere la mayor parte de la vacada que poseía Benito Torrubia, vecino de Valdepeñas, de puro encaste Jijón. Enseguida traslada

las reses compradas desde la llanura manchega hasta la sierra de Alcaraz, lidiando en festejos de la zona.

El 10 de julio de 1815 tuvo lugar su debut en Madrid, en la 9º corrida de abono de aquella temporada. Dicha función estaba organizada a beneficio de los enfermos pobres de los hospitales generales. En todo el día se corrieron en total catorce astados, seis por la mañana y ocho en la jornada vespertina. D. Gil de Flores lidió en tal festejo dos ejemplares que lucieron divisa anaranjada y llevaban el hierro de la F mayúscula.

El cartel lo componían Curro Guillén, Manuel Alonso “El Castellano” y Juan Núñez “Sentimientos”, siendo los responsables de realizar la suerte de varas por la tarde los picadores Luis Corchado, Antonio Herrera Cano y Sebastián Míguez. Los citados matadores estoquearon todos los animales que saltaron al ruedo ese día, a excepción de los dos últimos (pertenecientes a D. Gil de Flores) que fueron pasaportados por Francisco Hernández “El Bolero”, el cual actuaba como sobresaliente de espadas. A partir de ese momento, el nombre del criador albaceteño aparece con frecuencia anunciado en Madrid, tanto es así que antes de concluir 1815 sus toros se acartelaron en varias ocasiones más en la plaza de la capital. En los años siguientes, D. Gil continúa lidiando asiduamente en Madrid hasta su fallecimiento acaecido a mediados de siglo.

A su muerte, alrededor de 1840, se definen las dos ramas principales que se mantendrían en la familia Flores: por una parte, la porción que heredó su hijo Fructuoso, que fue la más numerosa y que en el primer cuarto del siglo XX llegó a manos de sus parientes, los hermanos Flores Albarrán de Andújar y por otro lado el vecino de Peñascosa, Agustín Flores, se hace con la otra fracción considerable del ganado que poseía el iniciador de la dinastía, consiguiendo además los derechos del primitivo hierro. Una G mayúscula fue la que adoptó Fructuoso como marca de sus reses en lugar de la F que había empleado su padre, conservando idéntico color en la divisa. Debuta como ganadero en la plaza construida en la madrileña Puerta de Alcalá el 21 de julio de 1861. En dicha corrida, se jugaron únicamente dos ejemplares pertenecientes a Fructuoso, figurando en el cartel los espadas Cayetano Sanz y Antonio Sánchez “El Tato”.

Antecedentes históricos

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Según las crónicas de tal festejo tanto los astados de Flores como los cuatro restantes del Marqués del Saltillo brindaron escasas opciones de triunfo a los actuantes. Resultado bien distinto fue el cosechado por la vacada albaceteña el inmediato 26 de agosto. En la mencionada fecha fueron tres los animales que con las cintas anaranjadas saltaron al ruedo capitalino, destacando entre ellos el toro “Gitano”, berrendo en negro, que recibió hasta ocho puyazos. En el segundo tercio de la lidia de este cornúpeta se lució, especialmente, Antonio Carmona “El Gordito” que colocó un magnífico par sentado en una silla. Los responsables de pasaportar a las reses fueron los hermanos mayores de Antonio, José y Manuel Carmona, juntamente con uno de los diestros que ya compareció en el cartel del mes de julio, el madrileño Cayetano Sanz. A partir de ese momento la presencia de los cornúpetas anunciados a nombre del hijo de D. Gil se hizo habitual en la capital de España. Otro de los astados notables que lidió Fructuoso por aquellos años fue “Miriñaque”, que salió al coso de Valencia el 25 de noviembre de 1866, acudiendo hasta veinte veces a los caballos de picar.

Al fallecimiento de Fructuoso en 1881 le suceden en la dirección de la ganadería su viuda e hijos, si bien unos años antes Damián Flores se había hecho, por herencia, con una pequeña punta de estos

ejemplares de procedencia jijona. Éstos aparecerían siempre acartelados bajo su nombre lidiándose, básicamente, en festejos menores por la zona manchega y levantina. Partiendo de la sangre existente en la familia, Damián cruzó estas reses con vacas de Veragua, adquiridas a Cristóbal Colón de la Cerda. Todo este conjunto de reses fue recibido a la muerte del propietario por su viuda, incluidos derechos de hierro (la antigua G de Fructuoso), divisa (azul, blanca y encarnada) y antigüedad (16 de octubre de 1870). En 1927 fueron vendidas todas las propiedades a Bernardino Giménez, que residía en el municipio alcarreño de Checa aunque posteriormente trasladó todas las cabezas a la provincia de Jaén.

La porción principal de ganado de los descendientes de Fructuoso Flores la acaparó Valentín Flores Navarro, que al poco tiempo de hacerse cargo de ella la cruzó con sangre de Eduardo Olea. La letra U invertida fue la marca que utilizó Valentín para sus animales, siendo el astado más famoso el corrido el 9 de agosto de 1872 en la plaza de Valdepeñas que ocasionó la muerte a uno de los picadores más populares de todo el siglo XIX, Ramón Agujetas. En 1925 Flores Navarro se deshizo de esta fracción de la vacada, vendiéndola a los ya aludidos hermanos Flores Albarrán de Andújar. Éstos enseguida modificaron hierro y divisa, variando el encaste original y perdiendo la antigüedad de 10 de julio de 1815.

En relación con los lotes establecidos a la muerte del fundador de la dinastía, hay dos nuevas subramas vinculadas a otros hierros de la casa. Una de ellas es la representada por los dos distintivos que elige Sabino Flores para marcar a

La generación de los herederos de Fructuoso Flores

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fuego a sus reses: una J mayúscula y otra con forma de Z. La otra subrama emplearía una I cursiva para identificar su ganadería, además de una divisa encarnada, celeste y caña. Se trata de la porción de reses provenientes directamente de Fructuoso Flores que acabaron en poder de Higinio Flores. Algunos de los toros más destacados del último de los propietarios referidos son: “Lancero”, estoqueado por Cayetano Sanz en la plaza de Villarrobledo el 4 de septiembre de 1864; “Perdigón”, que salió por chiqueros la tarde del 14 de septiembre de 1867 en Tomelloso y que protagonizó diversos sucesos y “Sargento”, lidiado en Murcia el 16 de julio de 1881. Higinio Flores acabó

vendiendo parte de las vacas que tenía en su poder al ganadero, afincado en Teruel, Manuel Lozano.

Por lo que respecta a los animales adscritos a los dos hierros de Sabino Flores, el más célebre es “Renegado” que tiene el honor de ser el primer y único toro finiquitado a la usanza española en París. Con motivo de la exposición universal que se estaba celebrando en la capital francesa se construyó una plaza de madera en la calle de la Fedération para ofrecer espectáculos taurinos exentos del tercio de varas y de la muerte a estoque en el ruedo, aunque sí eran apuntillados en los corrales. Sin embargo, en la función que tuvo lugar el 4 de julio de 1889, a la que asistió la reina Isabel II, uno de los espadas actuantes, Juan Ruiz “Lagartija”, cogió la espada de acero y al tercer intento acabó con “Renegado”.

Otras reses de Sabino Flores merecedoras de resaltar su juego saltaron a las plazas de Vinaroz, Hellín, Utiel y Caravaca, todas ellas lidiadas durante las dos décadas finales del siglo XIX. En cada uno de estos casos la cualidad que más se subraya en los ejemplares albaceteños es la bravura ante el caballo. Reseñar también que se corrieron toros con alguna de las marcas de este ganadero en el primer paseíllo que se trenzó en el coso de Puertollano el 3 de mayo de 1896. Estos toros se presentaron en la capital de España el 19 de agosto de 1926, traspasándose al poco tiempo a los señores González y Traperos, ganaderos que tenían sus reses en la jienense sierra de Segura y por otro lado a Luis Melgarejo Tordesillas, que estaba ubicado en la provincia de Ciudad Real.

Como ya se ha aludido anteriormente, Agustín Flores era el titular del primer hierro que tuvo la familia (una F mayúscula) desde el fallecimiento de D. Gil. Con la vacada en sus manos, los astados criados en Albacete pisaron el ruedo de Barcelona en 1863 y Madrid el 25 de septiembre de 1864, fecha ésta en la cual con divisa anaranjada y negra tomaron antigüedad. En esta ocasión se lidiaron tres ejemplares de Agustín Flores, en una función con división de plaza, acartelándose con ellos los espadas Mariano Antón y Pablo Herráiz. Al igual que ocurrió con los cornúpetas de Sabino Flores, también éstos destacaron en la arena de Caravaca. De hecho, fueron los encargados de la inauguración del recinto taurino murciano el 29 de septiembre de 1880. En 1881 el dueño del pial primitivo de la casa, traspasó la ganadería a dos de sus nietos, los hermanos Agustín y Damián Flores Díaz, quienes mantuvieron todos los animales

Toros notables en el siglo XIX

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conjuntamente un corto espacio de tiempo, quedándose como único propietario el segundo de ellos. Éste solamente alteró los colores de la divisa (blanca, azul y encarnada), conservando todos los demás distintivos.

Encontrándose Damián ya en solitario al frente de la totalidad de las reses, realizó varios cruces con animales de otras procedencias. En 1894 incorpora un

semental de casta navarra adquirido al aragonés Victoriano Ripamilán; en 1905 compra los reproductores “Yegüerizo” y “Rabicano” de Eduardo Ibarra; “Fontecillo” y “Cuchareto” fueron los siguientes padres en agregarse al grupo en 1910, pertenecientes ambos a la torada del Conde de Santa Coloma y para concluir añadió 32 becerras del Duque de Veragua.

En 1921 muere Damián, heredando todas las propiedades uno de sus sobrinos, Melquíades Flores y Flores (hijo de Agustín). Hallándose la vacada en su poder, en 1924, se suman tres raceadores más del citado Conde, obteniendo enseguida buenos resultados. Se subraya en la prensa, de manera especial, el comportamiento de dos ejemplares de la casa corridos en la plaza de Albacete, “Cubano”, el 10 de septiembre de 1926 y al año siguiente, concretamente el 24 de junio, “Coronilla”.

En ese 1927 comienzan a emplearse toros de la otra ganadería de la familia, que se anunciaba como Samuel Hermanos, y que tenía origen Gamero Cívico. “Cubano” fue un nombre verdaderamente significativo en aquella época del hierro de la F, a tenor de los astados que con esa denominación se destacan en los medios informativos. Al ya reseñado de 1926 se suma otro que, también pisó la arena de la ciudad manchega, en este caso el 24 de junio de 1930. Tan bravo fue el de Melquíades Flores que el público asistente paseó en hombros al propio criador como reconocimiento al excelente juego demostrado por el cornúpeta.

Tan sólo diez años más tarde de tomar las riendas de la divisa, en 1931, muere Melquíades, haciéndose cargo de ella su madre Nicolasa. Posteriormente, la heredan sus tres nietos: Leonardo, Samuel y Carmen Flores, apareciendo en los carteles como “Herederos de Melquíades Flores”.

La época de Damián Flores Díaz u y sus sucesores

Don Samuel Flores, con su nieto Samuel

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Con la defunción de Leonardo en 1941, Samuel y Carmen deciden inscribir la vacada a nombre de su sobrina,

Manuela Agustina López Flores, traspasando de igual forma todos los derechos que ésta conllevaba. La mencionada señora lidió por primera vez en Madrid en la corrida del Montepío de la Policía el 11 de junio de 1959. En ese festejo salieron a la monumental de Las Ventas dos toros que dejaron en alto el pabellón de la ganadería, “Campanilla”, nº 82 y “Pitillero”, nº 78. Nuevamente el coso madrileño presenció el extraordinario comportamiento de una res de la estirpe de los Flores en la corrida de Beneficencia de 1960. “Tabaquero”, nº 35 posibilitó que Antonio Ordóñez cuajara una gran faena.

Entre 1967 y 1968 se transfiere la totalidad del ganado (de igual encaste) a la compañía “Agropecuaria de Sierra Morena S.A.”, cuyo representante era el hijo de la anterior propietaria, Samuel Romano López-Flores. Además de los ya referidos hay más toros dignos de resaltarse herrados con la F mayúscula, algunos son: “Garza”, nº 6, negro, 500 kilos, sorteado el 6 de septiembre de 1990 en Alcázar de San Juan y que logró el premio de la vuelta al ruedo; “Sangroso”, nº 13, negro, 524 kilos, considerado por ciertos jurados como el mejor astado de la Aste Nagusia bilbaína de 1993; “Ermitaño”, nº 22, 538 kilos, galardonado por el Club Cocherito de la capital vizcaína en las Corridas Generales de 1995; “Bizcochazo”, nº 28, negro, 530 kilos, indultado en la Corrida de Beneficencia de Ciudad Real de 1998 por Jesulín de Ubrique y otros animales sobresalientes en plazas como Madrid, Valencia, Dax ó Nimes (con un ejemplar de vuelta al ruedo en la feria de la vendimia de 2005, desorejado por Antonio Ferrera).

La historia del actual hierro de Samuel Flores se inició en 1914 cuando los hijos varones del matrimonio formado entre Agustín Flores y Nicolasa Flores

(Samuel, Leonardo y Melquíades) compraron 250 vacas y el pial que poseía Eduardo Olea. A este ganado le añaden un lote de 40 hembras y 2 becerros (encaste Veragua-Santa Coloma) de la vacada que años antes había formado en El Escorial José Vega. Comenzó la andadura anunciándose en los carteles como Samuel Hermanos. En estos primeros años, cabe señalar los siguientes animales: “Cortador”, toro cárdeno, que saltó a la arena de la plaza murciana de Lorca el 23 de septiembre de 1917, fue diez veces al caballo y obtuvo el honor póstumo de una doble vuelta al ruedo; “Envidioso”, negro entrepelado, lidiado en Tomelloso el 18 de septiembre de 1918, recibió ocho varas; “Saltacirios”, negro, al que le fueron administrados siete puyazos el 10 de septiembre de 1922 en Albacete y “Clavelito”, castaño claro, premiado con la vuelta al anillo en Ciudad Real el 16 de agosto de 1925.

En 1925 tiene lugar un cambio trascendental en el devenir de la ganadería, pues una cuarta parte de las cabezas que pertenecieron a Luis Gamero Cívico son

La época de Manuela Agustina López Flores

La historia actual y sus triunfos en Madrid

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adquiridas por Juan Domínguez Delgado, que en 1926 las vende a los Flores. Este encaste es llevado por separado de las reses anteriormente aludidas, convirtiéndose en el único que sobrevivió a lo largo del tiempo. Bajo la denominación de Samuel Hermanos y con divisa azul, encarnada y oro viejo, presentan toros por primera vez en Madrid el domingo 15 de abril de

1928, anunciándose con ellos los espadas Fausto Barajas, “Zurito” y Juan Espinosa “Armillita”.

La buena relación que siempre ha existido entre esta vacada y la capital de España empezó aquel mismo día, puesto que al primer astado que pisó el ruedo, “Pies de Liebre”, le concedieron la vuelta al redondel. Tanto Federico M. Alcázar en El Imparcial como Gregorio Corrochano en ABC, emiten juicios muy positivos sobre el comportamiento de los ejemplares de la casa. El primero de ellos tilda a los cornúpetas de “bravos” y añade “así se viene a debutar a Madrid, se acredita una ganadería…”. Opinión que coincide con lo expuesto por Corrochano, que califica a la corrida como “brava, seria, cinqueña y muy noble”. En dicho festejo sólo se lidiaron cinco toros ya que el cuarto fue devuelto por defecto en la vista.

Años antes de que surgiera la Feria de San Isidro, el toro “Gavioto”, negro, nº 13, es paseado doblemente por el ruedo del coso de la calle Alcalá el 15 de mayo de 1942. La primera corrida que bajo el nombre de Samuel Hermanos salió a la monumental de Las Ventas durante el serial de primavera fue el 18 de mayo de 1955, resultando triunfador en aquella tarde “Chicuelo II” que cortó un trofeo. Dos años más tarde la ganadería obtuvo un gran éxito en el transcurso del ciclo isidril, pues el 18 de mayo de 1957 es otorgada la vuelta al redondel al animal “Recoba”, nº 66, que posibilitó que Manuel Jiménez abriera la puerta grande. En la prensa de la época se refleja este hecho, si bien no hay unanimidad de pareceres entre los distintos críticos.

Barico en El Ruedo considera que fue “el toro más bravo en el último tercio de todas las corridas en esta feria” y que “mereció la vuelta al ruedo que le dieron”. En cambio, Selipe en ABC manifiesta que la voluntad del presidente fue decisiva a la hora de esa concesión. En dos ediciones consecutivas de la Corrida de Beneficencia, 1959 y 1960, pisaron la arena madrileña dos cornúpetas magníficos de la divisa manchega, “Cuenco”, en la primera de las fechas citadas, y “Valiente”, en el segundo caso. El 8 de junio de 1961 otra res del

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hierro redondo, “Garza”, negro, nº 35, con 545 kilos, alcanzó, nuevamente, el galardón del paseo triunfal por el anillo.

Fuera del recinto capitalino también son lidiados astados de esta divisa dignos de resaltarse, como todos los que siguen a continuación que obtuvieron, en su momento, el honor de la vuelta al redondel: “Biendeseado” (utrero), que consigue dicha distinción en Valencia en 1942; “Aldabilla”, que logró el premio en Barcelona en 1947; “Archidón”, jugado en Linares en 1961 y “Golondrino”, sorteado en el mismo año, en este caso, en la plaza de San Sebastián. Señalar como hecho relevante que Luis Miguel Dominguín pasó a engrosar las filas de los matadores de toros con animales de la familia Flores en agosto de 1944. Los sementales fundamentales en esta época fueron: “Treintaicuatro” (que llegó en la compra inicial en 1926), “Naviero”,

“Venganza” (que fija las hechuras de la ganadería), “Cucharito”, “Florón” y “Mortero”.

En 1963, Samuel Romano López-Flores, acudió a Córdoba como representante del hierro el día de la alternativa de Manuel Benítez, que acabó cortando tres orejas y un rabo de sus dos antagonistas de esa tarde, “Palancar” y “Berlinés”. El diestro de Palma del Río consiguió otro éxito rotundo con ganado de la familia en la feria de julio de Valencia de 1964. “Peina Feas” es un nombre que ocupa un puesto destacado

en el cuadro de honor de la divisa albaceteña, gracias a la gran faena realizada por Santiago Martín “El Viti” en la Maestranza de Sevilla el 20 de abril de 1966. Entre este año y el siguiente se hace cargo, a todos los efectos, de la totalidad de las reses el hijo de Manuela Agustina, precisamente en un momento en el que se estaba atravesando un profundo bache.

Los principales motivos de esa situación eran la marcha del mayoral y el descontrol existente con los

reproductores que se echaban a las vacas. El nuevo dueño llevó a cabo una exhaustiva selección, eliminando las hembras que no tuvieran una procedencia clara y acabando con los toros de las camadas de 1967 y 1968 a puerta cerrada ó directamente mandándolos al matadero. El ejemplar “Hastasiempre”, que se ganó en el ruedo de La Malagueta el premio al cornúpeta más bravo de la feria

La renovación de la sangre

“Peina feas” y la consagración de “El Viti”, en Sevilla

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del referido 1968, marcó el camino del buen hacer en la renovada etapa. Todo eso fue confirmado en la feria de San Isidro de 1971, en el festejo en el que reaparecía Antonio Bienvenida y confirmaba su doctorado Curro Rivera. Éste cortó un apéndice del astado de la ceremonia, “Beluco” y Andrés Vázquez, que completaba la terna, logró desorejar al primero de su lote. Los raceadores responsables del relanzamiento de la divisa fueron: “Alfadito”, “Alpargata”, “Velero” y “Trinito”.

En 1978 volvió a tener otro éxito relevante en el mes de mayo madrileño, destacando dos ejemplares, “Tazón” y “Velero”. Con el primero de ellos confirma su alternativa “Manili”, consiguiendo dar dos vueltas al redondel y José Luis Galloso firma ante el segundo una gran actuación. “Garcito” es otro

de los toros sobresalientes que esta vacada lidió en la capital de España, ya que alcanzó la distinción del paseo por el anillo en la edición de la Beneficencia en la que trenzó el paseíllo en solitario “Paquirri” (19 de junio de 1980). La Beneficencia de 1991 marcó un antes y un después, claramente, para la ganadería, puesto que los dos matadores que se anunciaron para estoquear la corrida en mano a mano,

Ortega Cano y César Rincón, salieron a hombros tras pasear cada uno tres orejas.

El resto de la década de los 90 está plagada de triunfos, fundamentalmente, en la monumental venteña pero también en otros cosos importantes como Nimes, Dax ó Bilbao. En 1995 vuelve a acaparar los galardones al encierro más completo de San Isidro y antes de concluir ese año, el 1 de octubre, “Jilguerito” es indultado en Úbeda por Enrique Ponce. Inolvidable resulta para los buenos aficionados la tarde del 23 de mayo de 1996, la famosa “tarde de los quites” de Joselito y Ponce el día que confirmaba su alternativa Francisco Rivera Ordóñez, propiciada por el buen juego de los animales de este hierro.

Sin embargo, al comenzar el siglo XXI apareció un problema sanitario (un brote de tuberculosis) que obligó a eliminar gran número de machos y hembras de reatas fundamentales en la casa y a rastrear entre las principales familias de la ganadería para hallar nuevos productos. A una de esas estirpes (la de los Arrabaleros) pertenece el astado “Azucena”, que comenzó a dar buenos resultados. No obstante, el toro estuvo poco tiempo ejerciendo de semental, pues un contratiempo de salud produjo que los descendientes de éste no

La histórica corrida de la Beneficencia en 1991

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conservaran su calidad. En los últimos años, la divisa ha alcanzado éxitos importantes en varias plazas de primera categoría en Francia y en suelo español; destacan triunfos como el obtenido en la feria de la Virgen de los Llanos de Albacete de 2007 ó el de Alcázar de San Juan de septiembre de 2012. BIBLIOGRAFÍA Cossío, José María de: “Los Toros. Tratado Técnico e Histórico”. Tomo I. Espasa Calpe. Madrid, 1984. Cossío, José María de: “Los Toros. Tratado Técnico e Histórico”. Tomo V. Espasa Calpe. Madrid, 1986. Cossío, José María de: “Los Toros. Crónicas. 1793-1873”. Tomo 21. Editorial Espasa Calpe. Madrid, 2007. Largo Aguado, Natividad: “Toros. Castilla-La Mancha”. Artes Gráficas Toledo. Toledo, 1994. Vera, Alberto (Adeva): “Orígenes e historial de las ganaderías bravas”. Artes Gráficas E.M.A. Madrid, 1961.

HEMEROGRAFÍA Benlloch, José Luis: “La obra de Don Samuel”. Leyendas: Samuel Flores. 1ª Parte. Revista Aplausos, año XXXVIII, nº 1937, 10 de noviembre de 2014. Benlloch, José Luis: “El reto de volver”. Leyendas: Samuel Flores. 2ª Parte. Revista Aplausos, año XXXVIII, nº 1938, 17 de noviembre de 2014. Especial 6 Toros 6: “San Isidro.1947-1997”. López del Ramo, Joaquín: “Clásicos ganaderos en Las Ventas: Samuel Flores”. Revista Taurodelta, nº 26, 7 de abril de 2010. Plaza, David: “Samuel Flores, un gran reserva”. Revista Taurodelta, nº 9, 4 de marzo de 2008. Revista Aplausos. Especiales de Matadores. Temporadas 2008-2014. Revista 6 Toros 6. Especiales de Matadores. Temporadas 1994-2007.

PÁGINAS WEB www.bibliotecadigital.jcyl.es www.bne.es/es/Catalogos/HemerotecaDigital www.hemeroteca.abc.es www.lanzadigital.com www.laverdad.es

© Carmen De la Mata Arcos/2015

La autora: Carmen De la Mata Arcos es Licenciada en Historia y diplomada del XI Curso de Periodismo Taurino "Fundación Wellington". Obtuvo también el titulo de Experto Universitario en el Curso de "Dirección de Espectáculos Taurinos" impartido por la Fundación UNED. Colabora como corresponsal en el programa "Carrusel Taurino" de Canal Sur Radio desde la temporada 2010. Ha publicado diferentes trabajos en la revista taurina "6 Toros 6" y en el portal "El Rincón Taurino", entre otros medios. En Taurologia.com ha publicado recientemente el reportaje de documentación “El Niño de la Capea y "Cumbreño", 30 años después sigue siendo una faena histórica”