Djembe

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DJEMBE FEBRERO 2011 ISSN 2020-9337

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La Revista del Colectivo de Estudiantes Afrocolombianos CEUNA, donde se encuentran diversos artículos sobre la situación de la población negra / afrocolombiana

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DJEMBEFEBRERO 2011 ISSN 2020-9337

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RectorMoisés Wasserman

VicerrectorJulio Esteban Colmenares

Directora de Bienestar UniversitarioLucy Barrera Ortiz

Decano Facultad de Derecho,Ciencias Políticas y SocialesFrancisco Acuña

Director de Bienestar UniversitarioFacultad de Derecho, CienciasPolíticas y SocialesGonzalo Bolívar

Jefe Programa Gestión de ProyectosElizabeth Moreno

REVISTA DJEMBE ISSN 2027-9337

Equipo de producción:

Ana González Vásquez

Ángela Buitrago

Marco Laython

Colectivo de Estudiantes Universitari@s Afrocolombian@s-CEUNA-:[email protected] González VásquezDiana Lucía ContrerasRossih Martínez SinisterraDiana Lorena MontañoCarolina Muñoz MosqueraElizabeth Muñoz MosqueraRocío Cabezas RoseroAnyela Perea LassoAiden Salgado CassianiAna María ValenciaLoretta Meneses Santiago AnguloLeidy vidal Mariluz Barragán Alvaro Mosquera Julian GruesoClara Duarte

Colaboradores:Leonardo RealesAgustín Lao-MontesJuan Carabalí

Agradecimientos EspecialesClaudia Mosquera Rosero-Labbé

ImpresiónGuía Publicidad

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EDITORIAL // Reivindicando la memoria de nuestros ancestros a través de una palabra que

retumba en el tambor… Por Carolina Muñoz

POBLACIÓN Y CONFLICTO // “El megaproyecto de la palma africana y su impacto en materia de

derechos Humanos, medio ambiente y seguridad alimentaria” Por Ana Valencia

EDUCACIÓN Y PUEBLOS AFROS // ¿Hasta cuándo te doy y me quitás? Analizando la necesidad de

reparaciones históricas para Afros en el ámbito educativo. Por Rossih Martínez

¿La Universidad, un caso de redistribución y reconocimiento? Por Juan Carabalí

MOVIMIENTO AFROESTUDIANTIL // Memorias de la construcción de organización afroestudiantil

en colombia“Adquiriendo conciencia de nuestra agencia histórica” Por Diana Montaño y Ana

Margarita Gonzáles

GÉNERO // Afrocolombianidad y género: una mirada para la construcción de nuevas

feminidades y masculinidades. Por CEUNA

RESISTENCIA Y DIÁSPORA AFRICANA // Movimientos afroamericanos: contiendas políticas y desafíos

históricos Por Agustín Lao-Montes

Cimarronismo y resistencia étnica en la naciente República de Colombia Por Leonardo Reales

MEMORIA // Raza, Clase Social y Género: La articulación de tres luchas con un nombre de

mujer “ÁNGELA DAVIS” Por Diana Lucía Contreras y Anyela Perea

TÓBALO // Tras las huellas de la memoria Oral a propósito de los poetas Afrocolombianos Jorge

Artel y Candelario Obeso Por Diana Lorena Montaño

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Contenido

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Para el pueblo Afrocolombiano y en general para los pueblos de África y de la Diáspora Africana la negación e invisibilización de nuestra verdadera historia en el escenario de lo simbólico y lo social, la tergiversación de nuestra realidad y la falta de claridad y registro de nuestros aportes en diversos campos de la cultura y la ciencia han sido y continúan siendo parte de los fenómenos que violentan día a día la dignidad de nuestros pueblos y que han constituido la base sobre la cual se ha se ha erigido la visión estereotipada y falsa de nuestras comunidades.

Nuestro compromiso, en particular el que asumimos como estudiantes Afrodescen-dientes, es el de generar espacios de reflexión académica y política en los cuales reivin-diquemos, a través de la palabra nuestra historia, que es la historia de las resistencias, las memorias y luchas de nuestros líderes, la exaltación de nuestra compleja y rica cultura; pero además es un compromiso por crear plataformas de denuncia de las principa-les problemáticas del pueblo Afrocolombiano y de la Diáspora que expresen nuestras demandas y exigencias tanto al Estado como a la sociedad. En ese sentido, la primera edición de la revista DJEMBE es el resultado de un esfuerzo del Colectivo de Estudiantes Universitari@s Afrocolombian@s - CEUNA, por materializar una palabra que genere rupturas con saberes impuestos más allá de las, tan de moda, elaboraciones discursivas acerca de lo “multicultural” y que más bien le apuesta a un ejercicio de desconoloniza-ción del pensamiento y de acción política desde nuestras propias elaboraciones como estudiantes, profesionales y activistas Afrodescendientes.

La Revista DJEMBE ha de ser el resonar de los tambores que en las culturas africanas y de la diáspora tienen un papel fundamental en los procesos de vida en comunidad; El tambor, en tanto, más que un instrumento musical, es en sí mismo la expresión del vínculo entre los vivos y los ancestros. su sonido se transforma y se constituye en un lenguaje y en la expresión más potente y rebelde de la ancestralidad africana. El DJEM-BE simboliza el medio de comunicación por excelencia de los African@s, traspasó las fronteras del continente madre y proporcionó la conexión verbal, corporal y espiritual entre todos los elementos de la naturaleza; sin embargo, el tambor como representación

EDITORIALReivindicando la memoria de nuestros ancestros a través de una palabra que retumba en el tambor…

Carolina Muñoz Mosquera1 Ana Margarita González2

1 Estudiante de Licenciatura en InglésUniversidad Distrital y miembro del CEUNA2 Abogada, Egresada Universidad Nacional y miembro del CEUNA

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simbólica trasciende el ámbito de la comunicación para cumplir una función vital en los procesos de resistencia, fue a través de tambores como el DJEMBE, los alegres, los cu-nunos, que los esclavizados african@s expresaron sus sentimientos de indignación ante el oprobio del látigo y las cadenas, desde los cantos de labor, pasando por los spirituals, la cumbia, el bullerengue, los alabaos, la música, el sonido del tambor y las danzas han constituido una expresión de emancipación y resistencia del pueblo Afrodescendiente lo que fundó junto a la espiritualidad la unidad que ha permitido la supervivencia misma de nuestros pueblos.

La revista DJEMBE, contiene secciones acerca de distintas temáticas relacionadas con el pueblo Afrocolombiano; la primera relacionada con problemáticas que afectan nues-tras poblaciones en lo rural, en la cual se abordan situaciones complejas que afrontan nuestras comunidades. Por ello, en esta sección se presentan análisis de la usurpación de territorios a causa de siembra extensiva de palma de aceite, que ha generado una crisis humanitaria, expropiación, violación de derechos colectivos y desplazamiento forzado. Luego nos podemos acercar desde la educación y los pueblos Afros, a visualizar una de las principales demandas del movimiento social Afrocolombiano, en la que se plantea el acceso a la educación superior a través de las Acciones Afirmativas vistas desde una dimensión reparativa y distributiva, por ello se presentan varios análisis que van desde las exigencias de procesos organizativos por la implementación de programas de ac-ciones afirmativas en universidades hasta una reflexión acerca de la creación de una Universidad étnica Afrocolombiana. La tercera sección es un texto sobre las experiencias organizativas Afroestudiantiles y un relato de nuestro proceso político de constitución de una organización estudiantil Afrocolombiana. También en esta edición abordamos desde una perspectiva analítica las interrelaciones entre raza, sexo y género desde la vi-sión de las mujeres Afrocolombianas y finalmente, las tres últimas secciones se refieren a la memoria de las resistencias de la Diáspora Africana, desde el cimarronaje hasta las luchas contemporáneas de los Afrodescendientes y nuestros aportes a la cultura desde la poesía, la literatura y su relación con los procesos políticos de resistencia.

El principal objetivo de esta revista es el de dignificar al pueblo Afrodescendiente a través de la palabra y la memoria, de crear una estrategia que no solo nos sirva de herramienta de comunicación, sino también sirva de referente para tener otras visio-nes analíticas y reflexivas del trasegar de nuestros pueblos, DJEMBE tiene como fin el de dar un espacio para plasmar nuestros saberes y finalmente ofrecer una plataforma para plantear nuestras reivindicaciones, exigencias y demandas con el fin de aportarle al proceso de lucha que hoy emprendemos.

Invitamos a tod@s a que escriban y aporten sus escritos, la revista, que será un medio de comunicación abierto para quienes creen que la transformación de esta sociedad no sólo es necesaria, sino urgente.

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POBLACIÓN Y CONFLICTO

No es intención de este articulo desvirtuar las investigaciones que en materia de ca-lidad exportadora se han hecho sobre el cultivo de la palma africana; de hecho tampoco pretendo atacar a la planta ni a los productos que de ella se derivan mediante proceso industrial, pues así como hablamos de palma, podríamos hablar de cualquier otro pro-ducto agrícola que se estuviese sembrando en forma extensiva actualmente en nuestro país. Lo que este artículo intenta es reflexionar sobre el impacto que en materia de derechos humanos, medio ambiente y seguridad alimentaria tiene este megaproyecto y las políticas de fomento que se hacen para la producción de este monocultivo el cual se ha ido abriendo paso en las tierras más fértiles de Colombia a punta de desplazamiento interno, usurpación de tierras, intimidaciones y asesinatos.

El cultivo de la palma se inició en nuestro país en el año de 1945 cuando la United Fruit Company, instaló una plantación en el departamento de Magdalena. En la década de los 50 y 60 el fomento del monocultivo de palma estuvo delimitado en el programa na-cional de sustitución de importaciones que buscaba alcanzar un desarrollo industrial en el país3. Normalmente se hablan de determinados departamentos donde se concentra la producción nacional de aceite de palma, pero no se tiene en cuenta al departamento del Chocó, tristemente famoso por casos de usurpación de tierras, intimidaciones y violencia en los cuales mucho han tenido que ver los grupos paramilitares y los grandes empresarios de las empresas palmicultoras asentadas en este territorio. Desde el año 2000, 12 empresas han sembrado en la zona 3,160 hectáreas de palma y solo una de

3 MINGORANCE, Fidel; MINELLI Flaminia y LE DU, Hélène. El cultivo de la palma africana en el Chocó. Legalidad ambiental, territorial y derechos humanos. Human Rights Everywhere y la Diócesis de Quibdó.

El megaproyecto de la palma africana y su impacto en materia de derechos Humanos, medio ambiente y seguridad alimentaria

“Porque hay Dios en los cielos, no le doy machete a esa palma”.Enrique Petro. Colono chocoanso afectado por el accionar de los Grupos armados ilegales y victima de la usurpación ilegal de Sus tierras por parte de las empresas palmeras.2

2 http://www.semana.com/noticias-nacion/palma-adentro/89187.aspx

Por: Ana María Valencia Mosquera1

1 Economista y miembro del CEUNA

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POBLACIÓN Y CONFLICTO

estas, Urapalma, ya está produciendo 1,000 toneladas de aceite al mes4. Parece ser que el monocultivo crece y se desarrolla de forma violenta y poco transparente en los departamentos ajenos al pacifico colombiano, y también en Nariño y Chocó donde se han generado conflictos inadmisibles para la población afrodescendiente y para la ciu-dadanía en general. Dada la expectativa que la idea ha producido en el alto gobierno y los intereses conocidos que los paramilitares han tenido en este tipo de cultivo, la im-plementación de la palma africana ha traído mas subdesarrollo, pobreza y desarraigo a las región del pacifico, contradiciendo las cifras y proyecciones que desde el ministerio de agricultura se han presentado, para vender el monocultivo como una expectativa de la nación colombiana. Basta recordar los comentarios del paramilitar Vicente Castaño: “En Urabá tenemos cultivos de palma. Yo mismo conseguí los empresarios para invertir en esos proyectos que son duraderos y productivos. La idea es llevar a los ricos a invertir en ese tipo de proyectos en diferentes zonas del país. Al llevar a los ricos a estas zonas, llegan las instituciones del Estado”5 y en la misma concordancia Juan Rodrigo García, vocero político del bloque Elmer Cárdenas en el alto Chocó, dijo en una entrevista que los terratenientes dueños de los cultivos que van de Unguía a Acandí son “amigos del profe Castaño”. “Consiguieron las tierras por medio de compras mal definidas de terrenos abandonados”, 6La historia de la palma africana está llena de anécdotas y denuncias muy graves, que ponen en tela de juicio los extraordinarios “beneficios” que se piensa alcan-zarían las poblaciones y el país con este monocultivo. En el Chocó muchas comunidades, siendo los casos más relevantes las comunidades de los ríos Curvaradó y Jiguamiandó, han sido expropiadas de sus territorios colectivos titulados mediante ley 70 o de sus territorios particulares. Si bien los territorios colectivos son inembargables, imprescrip-tibles e inajenables, los grandes palmicultores han utilizado ciertas maniobras jurídicas para poder tener de forma ilegal y fraudulenta las tierras de muchos campesinos.7

Además de la problemática relacionada al territorio ancestral, está la controversia por las amenazas y las violaciones a los derechos humanos que han sido seguidas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, y la ONU para defender los derechos de los pobladores8. Los cultivos de palma no han generado empleo de calidad a los nativos, ni han servido para mejorar la situación de vulnerabilidad y pobreza que persiste en estos pueblos, peor aún han hecho la vida de los pobladores mas difícil ya que en los caseríos de Brisas, en Curvaradó y Nueva Esperanza, en Jiguamiandó, deben hacer un recorrido especialmente largo y complicado para desplazarse al pueblo y abas-tecerse de alimentos y gasolina, pues el camino corto hasta Belén de bajira esta tapo-nado por cultivos de palma con letreros de “propiedad privada”. Esta situación además de aislarlos ha puesto en peligro la vida de muchos nativos, que no alcanzan a llegar al hospital o puesto de salud más cercano. Otro ejemplo que nos muestra la desolación y angustiante situación en la que se encuentran muchos campesinos, es el del pueblo de Andalucía, hoy un pueblo fantasma que luego de hostigamientos y amenazas por parte de paramilitares se convirtió en otro bastión palmero. Los empresarios de la palma no sólo derribaron todo el pueblo de Andalucía, sino que también utilizaron el terreno del cementerio donde estaban enterradas 60 personas9.

4 http://www.semana.com/noticias-nacion/palma-adentro/89187.aspx. 5 http://www.semana.com/noticias-nacion/palma-adentro/89187.aspx6 http://www.semana.com/noticias-on-line/polemica-palma/90654.aspx. Natalia Carrizosa. Martes 07 febrero de 20067 http://www.semana.com/noticias-nacion/palma-desplazada/95772.aspx Sábado, 08 de julio de 20068 http://www.semana.com/noticias-nacion/palma-desplazada/95772.aspx. Sábado, 08 de julio de 20069 http://www.semana.com/noticias-nacion/usurpados-del-choco/121717.aspx. 14/ marzo/ 2009

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POBLACIÓN Y CONFLICTO

Además de la grave situación de derechos humanos que se presenta en la zona, los empresarios de la palma mienten con respecto al tema ambiental que en estos años esta tan de moda, por el efecto que han tenido los gases efecto invernadero en muchas tragedias mundiales relacionadas con la naturaleza. Una de las bondades más grandes que se le imputan a los biocombustibles es su capacidad de reducir los niveles de emisiones de Co2 y de contribuir de esta manera a mejorar la situación ambiental, a propósito del calentamiento global. Sin embargo varias instituciones y ONG que conocen del tema y trabajan por el medio ambiente han sido enfáticos en denunciar que si bien los biocombustibles disminuyen las emisiones del Co2, en el caso especifico de la palma africana, el detrimento de medio ambiente se da a través de la tala indiscriminada de bosques, la degradación de los suelos y la destrucción de las selvas tropicales10, situación que se quería profundizar con la aprobación de la ley forestal11 que daba incentivos a la explotación de millones de hectáreas pertenecientes a reservas forestales y bosques naturales, muchos de los cuales se encuentran en la región del Choco biogeográfico, lugar destacado a nivel mundial por su amplia y exuberante diversidad en fauna y flora. De acuerdo con el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales estas plantaciones de palma modifican la estructura y composición de los suelos y la abundancia de especies de fauna y flora de los bosques primarios12

Los biocombustibles se presentaron hace unos años como el gran invento para ha-cerle frente a la escasez y altos precios del petróleo en el mundo, producidos entre otras razones por las negociaciones que como cártel realiza la OPEP, para sacar los máximos beneficios en el mercado mundial. Así pues, los gobiernos de distintos países han apo-yado y convertido como una política de Estado los cultivos de muchos alimentos como el maíz, la soya, el azúcar y el aceite de palma para la producción de etanol y biodiesel. Los efectos a esta política no se han hecho esperar y afectan sobre todo a la población más pobre ubicada en los países tercermundistas. Se dice que la utilización de comida para producir gasolina reduce al hambre a 862 millones de personas, 95% de ellas en el Tercer Mundo13, a través del alza generalizada en los precios de alimentos básicos. Ejemplos de esta situación se vieron en México donde el incremento en el precio del maíz, afectó directamente el consumo de las tortillas que son básicas en la alimentación de los mexicanos, en Colombia hemos visto en los últimos meses con preocupación el aumento en los niveles de inflación que en diciembre de 2008 se situó en 7,67%, cifra que superó tanto el rango meta de inflación del mismo año (entre 3,5% y 4,5%) como el registro de diciembre de 2007 (5,69%)14. El estudio de la universidad Estatal de Iowa demuestra que hay una correlación perfecta entre el precio del petróleo y el precio de equilibrio del maíz15, situación que explica el aumento de los precios de alimentos bási-cos como el maíz la soya, los demás cereales y los aceites; sin embargo, hay empresas que se están beneficiando de forma sorprendente con este fenómeno como lo son las multinacionales Nestlé, Quaker, General Foods y Cargill la cual controla un tercio del mercado mundial de granos y sus utilidades han crecido 170%.16

10 http://www.dinero.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=36955. Mayr Juan. 07/19/200711 http://www.semana.com/noticias-opinion-on-line/ley-forestal-pierde-humanidad/92475.aspx. Milton Rengifo. Domingo 12 febrero de 200612 http://www.semana.com/noticias-on-line/polemica-palma/90654.aspx. Natalia Carrizosa. Martes 07 febrero de 200613 http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/cristina-de-torre/columna-si-son-los-biocombustibles. Cristina de la Torre. 21 junio 200814 http://www.banrep.gov.co/documentos/publicaciones/inflacion/2008/res_dic_08.pdf15 http://www.dinero.com/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=47681 05/09/200816 http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/cristina-de-torre/columna-si-son-los-biocombustibles. Cristina de la Torre. 21 junio 2008

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POBLACIÓN Y CONFLICTO

Con lo anteriormente expuesto podemos entender la frase del relator de Naciones Unidas, Jean Ziegler, en la que denota la preocupación que existe en estos organismos internacionales sobre los efectos que en materia de hambre y pobreza pueden tener los biocombustibles: “hoy el uso y fomento de biocombustibles es un crimen contra la humanidad”17

Esta situación no es ajena a las poblaciones afrodescendientes asentadas en el campo y en la ciudad; ya que, queramos o no, somos parte de este país y de este sistema, por lo que el peligro que corre la seguridad alimentaria es una preocupación que nos toca directamente, cuando vemos como nuestro poder adquisitivo va cayendo, cuando las condiciones de trabajo se vuelven más precarias y más parecidas a la explotación, cuando no vemos materializadas luchas como la alcanzada mediante ley 70 y sobretodo cuando el Estado colombiano sigue manteniendo una postura racista y de exclusión frente a los afrodescendientes y los desposeídos de Colombia. Lo ocurrido en el paci-fico colombiano y todo este problema que han generado los cultivos de palma, es una problemática que afecta directamente a las comunidades afrodescendientes y por tanto a todos y todas las activistas del movimiento afrocolombiano que día a día buscamos estrategias e iniciativas que mejoren la situación económica, social y de participación de los negros en Colombia.

A pesar de todas las denuncias que en materia de derechos humanos han hecho las comunidades y las aclaraciones que organizaciones ambientalistas y de seguridad alimentaria han realizado, el Gobierno Nacional sigue fomentando el cultivo a través de estímulos tributarios y leyes que obliguen de una u otra forma la mezcla de gasolina con biodiesel18. En cuanto a reparación el gobierno en varias oportunidades ha certificado que las tierras en litigio pertenecen a las comunidades negras de la zona de Curvaradó, Jiguaminadó y Andalucía y definió que más de 29.000 hectáreas que son de las familias desplazadas, están ocupadas de forma ilegal por empresarios, 7.000 de las cuales están sembradas con palma. Cultivos que en algunos casos recibieron subsidios oficiales, que gozan de protección de la Fuerza Pública, y cuyos dueños están siendo investigados por vínculos con grupos paramilitares19.

Por eso es necesario que la sociedad civil se movilice a través de sus representantes en las instituciones de poder o de forma directa para que el Estado asuma con responsa-bilidad el debate, replantee las condiciones bajo las cuales los palmicultores desarrollan su actividad productiva y comercial y devuelva la dignidad, las tierras y la tranquilidad a los pobladores chocoanos y de otras regiones del país, los cuales ven con impotencia y dolor como nadie los tiene en cuenta y la propagada “seguridad democrática” del presidente – candidato no ha llegado hasta ellos.

17 http://www.dinero.com/wf_InfoArticulo.aspx?idArt=47198. Mayr Juan. 04/25/200818 http://www.semana.com/noticias-economia/gran-apuesta/113897.aspx Sábado 26 Julio 200819 http://www.semana.com/noticias-nacion/usurpados-del-choco/121717.aspx. 14/marzo/2009

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Uno de los retos más grandes de las sociedades actuales está concentrado en la capacidad de reconocer, interlocutar y retroalimentarse con las comunidades histórica-mente excluidas y estigmatizadas, para ello los estados modernos tendrían que despo-jarse de las bases ideológicas que sustentan sus ejercicios de poder y que se convierten en prácticas de exterminio implantadas sobre los pueblos étnicos, su cultura, sus valo-res ancestrales, sus territorios, sus tradiciones y saberes; en Colombia la existencia de naciones diversas es un tema que no se puede tratar únicamente con la presencia de artículos constitucionales que hagan alusión a la diversidad étnica y cultural, ni tampoco con la promulgación de leyes decorativas para el país y mucho menos con la puesta en escena de una supuesta democracia representativa que no obedece a patrones distintos a los impuestos por un pensamiento capitalista, burocrático e inmensamente raciali-zado; la condena establecida desde hace más de cinco siglos contra las comunidades étnicas afrodescendientes1 en el territorio que hoy ocupa Colombia da muestra del efectivo sostenimiento de un país racista y autócrata, en donde los saberes legitimados

1 Entiendo las comunidades afrodescendientes como las que hacen parte de la diáspora forzada acaecida por la esclavización de africanos y africanas a las Américas y el Caribe, en esta categoría se ubican entonces quienes en lo profundo de la historia pasada y presente se han llamado, Negros, Afrocolombianos, Raizales, Palenqueros, Afrodescendientes y Afros.

¿Hasta cuando te doy y me quitás? Analizando la necesidad de reparaciones históricas para Afros en el ámbito educativo.

La creación europea de categorías de

clasificación racial, en conjunto con

la emergencia de jerarquías raciales

ligadas a la explotación del trabajo, la

apropiación de la tierra y la

desvalorización de la memoria y la cultura

de los sujetos racializados y colonizados,

es pilar del nuevo patrón de poder.

Agustín Lao-Montes

Por: Rossih Amira Martínez Comunicadora Social-Periodista, Esp. Pedagogía de la comunicación y medios interactivos.Miembro del CEUNA

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EDUCACIÓN Y PUEBLOS AFROS

por occidente desplazan violentamente a los saberes legítimos de esas comunidades, lo cual desubica a los funcionarios del estado nación colombiana (y a los demás ha-bitantes del país) a la hora de conversar con los grupos étnicos, en este caso con los afrodescendientes.

La indiscutible desigualdad social, económica, cultural y política en que se ha tenido históricamente a las llamadas comunidades negras de Colombia ha sido un asunto sin relevancia para los gobiernos colombianos, los pertenecientes a la diáspora forzada africana en este país no somos vistos y vistas, somos simplemente no-reconocidos/as. Con esa particularidad se puede decir que para la existencia de medidas reparativas, los y las afrocolombianas debemos trazar caminos de encuentro entre los blancos-mestizos y nuestras memorias, entre sus lógicas y la nuestras, entre sus formas de vivir y pensarse el mundo y las nuestras, este encuentro no será posible si no existe voluntad política

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EDUCACIÓN Y PUEBLOS AFROS

de la población blanco-mestiza, pero ade-más ese encuentro poseerá una esencia político-reivindicativa en donde los domi-nantes tendrán que alejarse de sus formas de ejercer el poder para realmente esta-blecer un diálogo distinto y los histórica-mente dominados puedan impugnar su condena para exigir reparaciones y mos-trar al mundo lógicas-otras de convivencia, distribución y participación, en pocas pala-bras sería un encuentro constante para la descolonización.

Si no se busca desaparecer el desequili-brio generado con los tres siglos de atraso a los que nos sometieron en el momento de abolir la esclavización e indemnizar a los adueñados de los esclavizados, mientras que a los africanos/as y sus descendientes no se les reconoció ni material, ni simbóli-camente sus aportes y el trabajo realizado, si no se toman decisiones positivas que pri-vilegien a los afrodescendientes frente a otras poblaciones que han estado gozando de los frutos del trabajo de nuestros an-cestros, pues el saldo será más alto cada momento que pasa, en lugar de posibilitar un mundo mejor y digno, por lo contrario se asegurará la existencia conflictiva de relaciones mediadas por una deuda, que debe pagarse en los planos en donde hici-mos aportes, material y simbólicamente.

La memoria no puede seguirse piso-teando es por eso que los afros se han or-ganizado en diferentes partes del territorio colombiano reivindicando su historia, su cultura, su cosmovisión y sus saberes, los

negros-afros-colombianos tienen como herencia una cultura impregnada de estrategias de resistencia, pero no será suficiente con resistir en medio de tanto abuso, ahora es el momento de exigir que se nos devuelva lo que nos han quitado, pero para dar un poco de luces de cómo tomar este camino propondré varios aspectos referentes a la educa-ción que seguramente no abarcarán la amalgama de necesidades que se tiene, pero al menos servirán para ir dando pasos hacia una reparación total:

La educación se ha encargado de darle sostenibilidad a las lógicas racistas que deter-minan los tratos dados hacia los afrodescendientes, no sobra decir que aquí las bases cristianas eurocéntricas del sistema educativo tienen volcado al país en un letargo incal-culable, pues esta sociedad no se ha podido ver a si misma, sus ilusiones están determi-nadas por el anhelo de parecerse cada día más a los modelos occidentales, de hablar un buen castellano y de profesar teologías judío-cristianas, además del seguimiento de pa-trones patriarcales; sin duda alguna la carga despectiva que desde las épocas coloniales

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se dejó sobre las prácticas culturales y espirituales de los africanos ha mantenido en este país un proyecto de civilización absurda en donde las culturas consi-deradas minoritarias deben cada vez más ajustarse e integrarse a la cultura hegemónica eurocéntrica.

Frente a esta problemática los afrodescendientes han propuesto la inserción de la Etnoeducación en los contenidos pedagógicos, curriculares y didácticos de la educación nacional, planteando la necesidad de volcar la educación hacia un proceso investigativo que posibilite de manera pragmática la consecución de una educación intercultural, que no sólo visibili-ce los aportes de los afrodescendientes y los demás

grupos étnicos, sino que también permita la consecución de una sociedad reafirmada en sus características demográficas y culturales. Esto es sin duda un proyecto para la im-plantación transversal de políticas etnoeducativas que no se limitan a la mala lectura que el gobierno hace cuando cree que la manera de resolver esa inconsistencia educativa nacional es promoviendo sólo la existencia de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos; dejando a un lado el problema crítico de la academia que a través de los postulados epistémicos impartidos en sus recintos educativos fomenta la existencia del racismo, así mismo “…cuando no existe la más mínima preocupación dentro de las instituciones edu-cativas por ejercer y garantizar de manera eficaz un ambiente educativo de aprendizaje significativo para el desarrollo de competencias sociales en donde el estudiantado sea participe constante del ínterculturalismo en sus contenidos escolares, entonces asistimos todos y todas a espacios académicos asimilacionistas.” 2

Pero el tema de la educación no se limita únicamente a la existencia de una educación intercultural, popular y étnica, nos enfrentamos también al problema de los millones de infantes y jóvenes afros que no tienen posibilidades de ingresar a los niveles formales de educación en el país, en el caso de la educación superior el tema es alarmante, porque definitivamente ese ideal de sociedad igualitaria empañado por un desequilibrio histó-rico del que ya hice mención, no ha permitido a los blancos-mestizos crear estrategias eficaces para la solución de ese flagelo, a pesar de las innumerables manifestaciones de inconformidad de las organizaciones afros y sus propuestas de solución en Colombia

2 MARTINEZ Rossih Construyendo la interculturalidad académica en “Pedagogía de la comunicación en la Etnoeducación Afrocolombiana, destrozando cadenas mentales” trabajo de grado presentado para obtener titulo de Especialista en Pedagogía de la comunicación y medios interactivos, Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá 2006

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EDUCACIÓN Y PUEBLOS AFROS

y América. La condena se hace más inamovible cuando se excluye a un pueblo de la posibilidad de acceder a la información o al conocimiento; les ha funcionado eso de mantener a nuestras mayorías analfabetas, ignorantes y por tanto es-clavas, la imposibilidad de ingresar a las escuelas, colegios y universidades es la estrategia más clara que han tenido para someterles a la pobreza, la marginalidad y la opresión racial y de clase. Los formatos de educación inculcados en nuestras regiones son los más desactualizados y descon-textualizados posibles y la creciente hambre que afrontamos nos muestra también el panorama de la deserción, que al contrario de lo que muchos piensan no es una característica inherente al ser afro, es más bien el producto de los múltiples esfuerzos y sacrificios que tenemos que hacer para poder acceder a los espacios académicos, esto debido a las condiciones indig-nas que la pobreza y la explotación (repito impuestas de manera histórica) generan. En este caso el desarrollo del ingreso de los estudiantes afros de manera diferenciada a las instituciones educativas del país sería un paso importante a la hora de aportar al proceso de reparación histórica que debe hacerse a estas poblaciones, siempre y cuando este ingreso vaya acompañado de la creación de condiciones dignas y eficaces para que los afros se sostengan en el proceso académico y de la creación de ambientes interculturales que se promuevan desde lo más profundo de los saberes ancestrales y académicos en una institucionalidad que tenga como máxima pretensión transformar esos episodios conflictivos que ha generado el pensamiento occidental y a su vez desaparecerlo.

No es posible decir que este es un país pluriétnico y pluricultural cuando de manera déspota se trata a los que la cultura dominante han ubicado en las laderas del desarrollo, del conocimiento y de la sociedad; no basta sólo con mostrar a los afros en las portadas de revistas, en los pantallazos televisivos, en la publicidad institucional o en las palabras que se enuncian en los discursos, ni tampoco poner a algunos negros a reproducir las lógicas hegemónicas del poder y el conocimiento; no basta sólo con decirles entren a la casa para luego refundirlos en los lugares más lejanos en donde nadie pueda interlocutar realmente con estas personas, no es suficiente, porque entonces seguiremos dando y nos seguirán quitando.

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La Universidad, un caso de redistribución y reconocimiento?

Por Juan Alberto CarabalíPolitólogo

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Introducción¿Qué es la redistribución y el reconocimien-to? sin pretensión a particularizar demasiado, se puede decir que estos dos elementos se han convertido en el eje articulador de las diferentes objeciones de los nuevos mo-vimientos sociales hacia los actuales mecanismos hegemónicos. La redistribución y el reconocimiento pueden ser el camino para que estos nuevos actores políticos puedan conseguir lugares importantes en los espacios de toma de decisiones y, por lo tanto, influir importantemente en la vida política, económica y cultural de la sociedad.

Las luchas contemporáneas por el poder político distan sustancialmente de aquellas luchas que dominaron la segunda mitad del siglo XX, las cuales se encerraban en marco dicotómico entre el capital y el trabajo, cuyos principales objetivos, esto de forma gene-ral, giraban alrededor de la pertenencia de los medios de producción, la explotación y el poder político. Sin embargo, estas luchas sociales eran sustancialmente excluyentes, ya que dejan fuera del escenario a reclamaciones diferentes a las del trabajo o del capital, un ejemplo es de esto son los cuestionamientos hechos desde la cultura o alrededor del genero. Con la caída del contendor socialista (URSS), ese espacio de poder dejado, aparentemente, sería ocupado por el mundo capitalista, pero esta sería una “realidad a medias”. Por el contrario a lo que se pensaba, hubo una explosión de la fuerza de movimientos y colectividades que tenían posiciones diferentes a la de clases o el capi-tal, podemos caracterizar a estos nuevos actores políticos a los movimientos étnicos, feministas y de sexualidad “alternativa”, en otros términos, el discurso se desplaza, sin desaparecer, desde la explotación y la redistribución hacia discursos que vehiculan iden-tidad, cultura, genero y reconocimiento.

Con relación a lo anterior podemos citar a Nancy Fraser, quien propone el siguiente cuestionamiento: “¿como deberíamos entender el eclipse del imaginario socialista cen-trado en términos tales como intereses, explotación y redistribución? y ¿como debería-mos interpretar el surgimiento de un nuevo imaginario político centrado en las nociones de identidad, diferencia, dominación cultural y reconocimiento?”. Este cuestionamiento condensa de alguna forma nuestra argumentación, pero no explica de manera satisfac-toria nuestros elementos de redistribución y reconocimiento, pero los argumentos de Fraser nos proporcionarán a una fuerte definición y lo que nos conducirá a establecer una relación con escenario Publio como lo es la Universidad.

Como hemos expuesto de alguna forma, el reconocimiento y la redistribución hacen parte de tradiciones políticas diferentes, en el caso de la primera podemos decir, gene-ralmente, que hace parte de un pensamiento socialista, donde se buscan objetivos de redistribución de la riqueza social, es decir una sociedad más igualitaria materialmente

La Universidad, un caso de redistribución y reconocimiento?

La simple negligencia de problemas culturales,

étnicos y raciales en una sociedad nacional tan heterogénea indica

que el impulso para la preservación de la desigualdad es más

poderoso que el impulso opuesto, en la dirección de la igualdad creciente

(…) Ninguna democracia será posible si tenemos

un lenguaje “abierto” y un comportamiento “cerrado”.

Fernandes 1972

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económica y políticamente. En este sentido hablamos, necesariamente, de un tipo de injusticia social relacionada con la injusticia económica, la cual es la expresión de una concentración de la riqueza social en un determinado grupo social estructurada sobre la base de una división social de la sociedad, la cual está confinada a la propiedad de los medios de producción. En este sentido siguiendo los argumentos de Fraser, una solu-ción a esta “injustica económica”, esta articulada a una “redistribución del ingreso una reorganización de la división del trabajo”.

Cuando se habla del reconocimiento, al igual que la redistribución, nos estamos refi-riendo a un elemento que se hace importante dentro de la cultura política contemporá-nea, y que plantea como eje central la importante problemática de la cultura. Es en este instante cuando se reconoce que la sociedad, en especial la latinoamericana, no es un bloque homogéneo o universal, sino por el contrario una sociedad diversa en lo cultural, lo que desemboca en importantes consecuencias políticas y económicas. Entonces, se rompe como esa pretensión de una comunidad imaginada propia en la construcción de los Estados moderno, dando lugar a nuevos actores políticos que reclaman un lugar en los espacios de poder y de toma de decisiones. Una de las principales consecuencias es la construcción de un espacio de luchas por el poder, donde la cultura se presenta como una innovadora arma política, cuestionado la cultura dominante capitalista. En cuanto a esta última idea es necesario hacer una aclaración responsable, los actores culturales, los cuales implican, necesariamente, movimientos políticos y económicos dentro del escenario de lucha, no son bloques o sistemas cerrados autorreferentes, por el contrario son unidades permeables, lo que las hace dinámicas a través del tiempo, por esta razón no podemos plantear un esquema donde figuren unidades estáticas, con fronteras definidas, lo que las haría claramente diferenciables.

Con la aparición de estos nuevos actores se expone una sociedad ricamente hetero-génea con múltiples objetivos y necesidades colectivos y que reclaman por parte del Es-tado una política pública que genere inclusión en los procesos productivos capitalistas y burgueses. Esto va aparejado, necesariamente, de una nueva concepción de ciudadano, ya que la antigua concepción de este término trae consigo un esquema homogenizador, esto lleva a pensarse la ciudadanía como una multiplicidad de categorías hasta el punto de pensarse en las “ciudadanías diferenciadas”, haciendo un uso más democrático del término.

Raza, género, redistribución y reconocimiento.Las diferentes relaciones sociales que se construyen sobre el racismo y el sexismo hacen que se relegue histórica, política, cultural y económicamente a la mujer o grupos étnicos con desarrollos históricos particulares.

Por ejemplo Colombia “país que a principios de los noventa entró constitucional-mente en el discurso multiculturalista, los análisis y cifras acerca de la persistencia del racismo y sus efectos son sencillamente impresionantes. En efecto, todos ellos confirman que existe una relación directa entre los niveles críticos de pobreza y la condición étnica afrocolombiana o indígena, lo que configura una auténtica geoeconomía política de la exclusión y la marginalidad de dichos grupos en contextos rurales o urbanos. Es un hecho que la calidad de vida de estos grupos está notablemente por debajo de la de los demás grupos de la población del país en cuanto a expectativa de vida, mortalidad infantil, analfabetismo, nivel de ingreso per cápita” (Almario. 2007: 199).

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Para seguir con esta argumentación en necesario precisar el concepto de exclusión, ya que su determinación no es tan simple como aparenta. Podemos considerar que “la exclusión se refiere a la no incorporación de una parte significativa de la población a la comunidad social y política, a la negación sistemática de sus derechos de ciudadanía y a los impedimento para su acceso a la riqueza producida en el país” (Fleury. 2006: 170).

La exclusión está relacionada con dinámicas de redistribución y reconocimiento, que condicionan el acceso, en este caso, a la universidad y a espacios públicos políticos de di-ferentes colectividades como las minorías étnicas y las mujeres. Es decir que “la exclusión se ubica en la intersección de dos dimensiones de la justicia social: la mala distribución y la falta de reconocimiento. Al ser una especie de injusticia bidimensional, exige una respuesta bidimensional” (Fraser. 2006).

Esto nos da a entender que la exclusión es una dinámica social con dos caras, por un lado se presenta una exclusión económica; y por otro lado podemos encontrar una exclusión política y cultural. La consecuencia mas importante es la negación de la ciu-dadanía de diferentes sectores sociales, es decir, por ejemplo, la restricción al acceso al espacio Publio y político en donde se toman las decisiones. La exclusión implica una concentración del poder político.

En este escenario algunos sectores sociales con una Historia y prácticas culturales particulares, han venido configurando, no sin dificultades, comunidades políticas que ex-presan malestares de diversa índole frente a la pertenencia a un Estado–Nación neutro que abanderó el proyecto de la ciudadanía formal durante la creación de la República. Es así como “en esas condiciones, la comunidad de ciudadanos se ve abocada a forjar y expresar nuevos criterios identitarios, distintos a la identidad nacional, en el plano de la atribución de sentido en sus prácticas cotidianas” (Hartlyn).

Estas nuevas reivindicaciones identitarias, sin duda, traen nuevos cuestionamientos al modelo Occidental de Estado, el cual se construyó sobre la base de una comunidad culturalmente homogénea u homogenizada, aunque, precisamente, esta comunidad homogénea sea una expresión de un estado imaginario (Anderson).

Los diferentes cuestionamientos a la idea de Estado-Nación se expresan a través de “los proyectos alternativos de las diversidad étnica y cultural latinoamericana, los cuales son también proyectos históricos, estos piensan las restricciones de las capacidades de las democracias actuales y se proponen remontarlas desde las acciones y propuestas alternativas para la conducción de las sociedad que ya no se perciben monoculturales” (Zambrano. 2003: 18)

Este ambiente multicultural e intercultural propone grandes desafíos al esquema clásico de ciudadanía que tiene en el principio liberal de igualdad ante la ley, la búsqueda de una “comunidad imaginada” homogénea. Pero, sin embargo, en la práctica, muchas veces la ley no es una representación de la realidad, es decir que en las prácticas sociales las diferencias culturales, políticas y económicas dominan el ámbito público, en otras palabras “las diferencias fueron negadas en aras de la pretendida igualdad jurídica, aunque en las practicas cotidianas subsistan tanto las diferencias identitarias, como las inequidades en cuanto a los derechos económicos y sociales” (García. 2006). Para complementar esta idea tenemos que “la igualdad político-jurídica alcanzada como una adquisición del estatus de la ciudadanía, confiere un fundamento legitimo al ejercicio del poder, al tiempo que niega la estratificación social y los actores colectivos, y absolutiza al individuo como el portador material de los derechos y lo deberes de la ciudadanía” (Fleury. 2006. 199).

“Se observa que las dinámicas de lucha y combate a la exclusión tiene una dimensión emancipadora, capaz, de generar la constitución de nuevos sujetos y de nuevas formas

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de reivindicación del ejercicio de ciudadanía” (Fleury. 1996). Es en este sentido es donde podemos considerar procesos que configuran una nueva idea de la ciudadanía y que pone en jaque esa concepción de una Democracia donde los partidos políticos son los únicos e inagotables interlocutores básicos entre la sociedad y el Estado.

Si bien los partidos políticos son un actor importante, en los escenarios políticos contemporáneos has surgido nuevos actores que han determinado no solo ser agentes objeto de Derecho, sino también agentes que intervienen y participan en los procesos públicos y políticos, es en este espacio donde las “las necesidades y problemas se ven como otros tantos desequilibrios que, cuando crecen, son objeto de procedimientos y de relevos cualificados, intermediarios políticos que, en nombre de sus mandantes, presio-narán sobre la autoridad pública competente para que intervenga” (……….).

En esta diversificación de los actores políticos la cultura aparece como uno de los elementos determinantes de la particularidad de estos actores, es decir que la cultura se convierte en un instrumento político. Ahora la cultura determina la agenda política de muchos actores organizados que pretenden exponer sus intereses en el escenario públi-co. Por ejemplo en el caso colombiano actores como los movimientos afrodescendien-tes e indígenas, desde su particularidad cultural e histórica reclaman una participación en los escenarios de donde históricamente se les ha excluido. Sumado a esto podemos decir que “la modernización de las sociedades, las culturas políticas y el reconocimiento de los derechos de la diversidad cultural han dispuesto una nueva forma de pensar la relación entre cultura y política” (Zambrano. 2003: 16). Básicamente estamos plantean-do un ambiente intercultural donde las relaciones sociales se tornan dramáticamente tensas y controversiales, ya que se plantean nuevas alternativas de organización social, propias de las particularidades culturales de los nuevos actores, y que chocan con las ideas y verdades establecidas por el sector hegemónico de la sociedad. Se está hablando de propuestas de democracias diferentes.

Parte de estos nuevos actores se construye sobre la base de las reivindicaciones de genero, es decir actores que plantean la necesidad de establecer mecanismos socia-les que otorguen lugares importantes en los escenarios públicos de la sociedad a las mujeres, con la consecuencia de la reorganización de las estructuras de poder monta-das sobre redes de poder patriarcales, racistas y sexistas. “Las diferencias creadas por la sociedad capitalista, blanca y patriarcal nos han subordinado y discriminado a las mujeres negras por no ser iguales al sujeto para quienes fueron hechos los derechos del ciudadano: varón, blanco, adulto, propietario… Estas diferencias nos han excluido, marginado e invisibilizado por ser mujeres, negras, indígenas, campesinas, pobres… Históricamente, esto ha significado no ser sujetas de derechos, estar ubicadas allende la periferia y que nuestra identidad haya sido construida por el dominador con base en estereotipos acerca de nuestra sexualidad, nuestro cuerpo y nuestra cultura” (lozano; Peñaranda. 2007. 716).

En nuestras sociedades ser pobre es significado de restricciones importantes en cuanto al acceso al espacio político, a derechos, a la participación en la riqueza social, es decir se está incluido en dinámicas de exclusión. Si a esta situación, ser pobre, le suma-mos la ser “negro”, “Afro” o pertenecer a alguna minoría étnica, sin dudas, es una carga mas y que restringe aun más el acceso a la ciudadanía, es decir, sin generalizar, que ser negro es no ser ciudadano. Esto se ve desde lo social en cuanto al relacionamiento con los demás sujetos no negros, mestizos o indígenas, es en este escenario se destaca que alguno es diferente, pero no por lo que constituye el individuo como ser político, sino por la simple apariencia del color de piel, es decir que existen colombianos y negros. Pero ¿qué pasa cuando se es pobre, se es negro y también se es mujer?, perece ser

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que para esta situación la ciudadanía en Colombia no existe, es absurdo negar que en la sociedad colombiana no existe el racismo, y el machismo, es decir discriminaciones por el color de piel y hacia la mujer.

Se puede decir que la situación anterior expone que las mujeres afrodescendien-tes pueden ser denominadas como “colectividades bivalentes” (Fraser. 1996), es decir que estas mujeres “pueden padecer tanto la mala distribución socioeconómica como el erróneo reconocimiento cultural… tanto el género como la raza son colectividades paradigmáticas. Aunque cada una tiene sus particularidades, ambas incluyen dimen-

siones político–económicas y culturales-valorativas. El género y la raza implican tanto redistribución como reconocimien-to” (Fraser. 1996: 31)

Haciendo referencia a las posibles solu-ciones a tal problema, es necesario que se articulen tanto procesos de redistribución como procesos de reconocimiento, pero lo mas importante es que ninguno de estos puede estar supeditado el uno al otro. “La subordinación de la mujer negra desapa-recerá si se transforman los imaginarios sociales que nos hacen objeto de uso y derecho de los hombres y que definen nuestros cuerpos sólo en términos de una sexualidad cosificada como cuerpos para la sexualidad o para el trabajo doméstico, como objetos deshumanizados de obser-vación para el turismo o como pretextos para la caridad. Se necesita una organiza-ción social que no jerarquice a los seres humanos por ninguna condición, ni social ni económica ni étnica ni sexual ni “racial”. La única condición que se ha de tener en cuenta es la humana. Se precisa una orga-nización social que flexibilice los roles de género, permitiéndoles a los hombres vivir su plenitud de seres humanos y a las mu-jeres tener autonomía sobre sus cuerpos y sus vidas” (lozano; Peñaranda. 2007: 718).

Conclusión.Pero que tiene que ver el reconocimiento y la redistribución con la Universidad y espe-cial con la Universidad pública. Los escena-rios de lucha política en Latinoamérica, en especial en Colombia, han sido dominados por un actor hegemónico, el cual extien-de su hegemonía en el plano económico

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político y cultural, este cierra el espacio político para todas las demás colectividades culturales, relegándolas a un espacio de desconocimiento político, lo que también trae como consecuencia la exclusión económica. En los procesos de reconocimiento y redis-tribución, los cuales se presentan como procesos que pretenden inhibir los problemas de desigualdad económica y discriminación cultural y política, se busca abrir esos espacios que mucho tiempo estuvieron fuera del alcance de estos sectores sociales, es decir de-mocratizar los espacios políticos. Esto último trae la necesidad de una reestructuración de los mecanismos de representación que dé cuenta del reconocimiento hacia estas colectividades. Uno de estos espacios que se le han sido negados, ya sean por la desigual-dad económica o por la discriminación cultural y política, a las diferentes colectividades culturales y legitimas, es de la educación, elemento necesario para la emancipación men-tal y espiritual. Por estas razones es necesario que en sociedades como la colombiana, se abran estos espacios, como el de la educación y en especial el de la Universidad, para estos colectividades culturales que se han encontrado históricamente discriminados, el cual sería el paso para la construcción de una verdadera sociedad plural y democrática.

En este escenario la Universidad y más la Universidad pública, se puede presentar como un instrumento necesario para dar pasos hacia procesos que contribuyan, de algu-na manera, a situaciones de reparación y reconocimiento. En estos espacios educativos es donde se generan dinámicas que transforman, en alguna medida, los imaginarios sociales, es por esto que es necesario abrir las puertas de la Universidad para esa pobla-ción que históricamente se ha encontrado marginada de este espacio para romper con ese esquema simbólico que excluye y genera estereotipos errados sobre colectividades particulares.

En la universidad se crean procesos de liderazgo que en el futuro contribuirán a pro-cesos sociales que contribuyan a la construcción de una sociedad menos excluyente, mas igualitaria y por que no, mas democrática. Una sociedad de todos para todos.

Bibliografia• ALMARIO GARCÍA ÓSCAR, (2007): “Reparaciones contemporáneas: de la Memoria de la Escla-

vitud al cuestionamiento de la exclusión social y el racismo”. En: Claudia Mosquera Rosero-La-bbé y Luiz Claudio Barcelos. Afro-reparaciones: Memorias de la Esclavitud y Justicia Reparativa para negros, afrocolombianos y raizales.

• BETTY RUTH LOZANO Y BIBIANA PEÑARANDA. (2007) “Memoria y Reparación ¿y de ser muje-res negras qué?”. En: Claudia Mosquera Rosero-Labbé y Luiz Claudio Barcelos . Afro-reparacio-nes: Memorias de la Esclavitud y Justicia Reparativa para negros, afrocolombianos y raizales.

• Fleury, Sonia, (1998): “Política social, exclusión y equidad en América Latina. En: Revista nueva sociedad.

• Fleury, Sonia, (2006): “La expansión de la ciudadanía”. En: Inclusión social y nuevas ciudada-nías. Pontificia universidad Javeriana

• Fraser, N. (1997). Redistribución y Reconocimiento. Justicia Interrupta. N. p. Jurídico. Bogotá.• Zambrano, Carlos Vladimir (2004). “Nación y pueblos indígenas en transición. Etnopolitica

radical y fenómenos policulturales emergentes en América Latina”. En: Zambrano, Carlos Vla-dimir. etnopoliticas y racismo.

• Zambrano, Carlos Vladimir (2004). “racismo y viceversa. Apuntes para la crítica cultural del racialismo en el antirracismo”. En: Zambrano, Carlos Vladimir. etnopoliticas y racismo

• Díaz-Polanco, Héctor. (2004). “Cuestión étnica y cambio social en América Latina”. En: Zam-brano, Carlos Vladimir. etnopoliticas y racismo.

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MOVIMIENTO AFROESTUDIANTIL

Desde el nacimiento del Colectivo de Estudiantes Universitarios Afrocolombianos-CEUNA- la apertura de procesos de unidad entre las diferentes expresiones organiza-tivas, colectivos, palenques universitarios integrados por estudiantes Afrocolombianos principalmente enfocados en visibilizar problemáticas relacionadas con nuestra comu-nidad y sobre todo comprometidos con la apertura de espacios de denuncia sobre del racismo, pero sobre todo de acción política contra el mismo en escenarios académicos y comunitarios, ha sido una de las apuestas fundamentales de nuestra organización. Este proceso de unidad tiene como fin principal generar alianzas estratégicas entre los estudiantes Afros para proponer planes de acción en conjunto con el objeto de aportar desde nuestra condición, de estudiantes negros, a la solución de las problemáticas de nuestra comunidad y a fortalecer el movimiento social Afrocolombiano en general, así mismo, articularnos a las diferentes luchas que libran los diferentes sectores sociales y populares contra la imposición de un modelo neoliberal y el capitalismo.

Sin embargo, en la historia del movimiento social Afrocolombiano es necesario re-conocer el papel fundamental que han jugado los estudiantes Afrocolombianos en la construcción de movimiento social, en ese sentido, es necesario hacer un relato de las dinámicas de estas iniciativas juveniles y estudiantiles en cuyo seno nacieron varias de las organizaciones que hoy conforman el movimiento de comunidades negras en Colombia:

(i) Algunos relatos del proceso social juvenil de comunidades negras

A mediados de los años 70 surgieron las principales expresiones organizativas de carácter estudiantil en compañía de intelectuales y activistas a través de la creación de grupos de discusión y estudio en Universidades en su mayoría públicas, muchos de estos colectivos nacieron bajo la influencia del movimiento por los derechos civiles, la lucha

Memorias de la construcción de organización afroestudiantil en Colombia“Adquiriendo conciencia de nuestra agencia histórica”

Por Diana Lorena Montaño1 y Ana Margarita González2

1 Estudiante de Licenciatura en Lengua Castellana y Humanidades Universidad Distrital y miembro del CEUNA 2 Abogada, egresada de la Universidad Nacional de Colombia.

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anticolonialista y anti-apartheid en África, reivindicaban de manera explícita y autónoma su carácter de movimientos negros enarbolando banderas contra la discriminación racial y la lucha por la igualdad de derechos1 , varias de estas iniciativas fueron integradas por estudiantes, intelectuales y profesionales negros en las ciudades principales, también en ciudades como Quibdo y Buenaventura se produjeron algunas bajo el influjo ideológico del Black Power

Pero la que tendría mayor trascendencia al convertirse proyecto político a posteriori sería la del Circulo de Estudios Soweto que nació en 1976 en la Universidad de Pereira integrado por estudiantes negros, en su mayoría oriundos del Chocó y que la postre se convertiría en la organización que hoy conocemos como Cimarrón.

La experiencia del Circulo de Estudios Soweto también se desarrolló en ciudades como Buenaventura, en esta primera etapa de construcción de un modelo organizativo en lo estudiantil resultaba de mucha importancia la formación política orientada al es-tudio de los líderes Afros, en especial, los norteamericanos, las referencias políticas de mayor relevancia eran las de Malcolm X, las Panteras negras, MLK etc. Era fundamental el estudio de la cultura negra, la historia del Pacífico y se promovía la autoestima y el fortalecimiento de la identidad entre jóvenes negros2.

Hacia 1979, podríamos afirmar que se desarrolló un sistema de cooperación y alianza entre los procesos de base campesinos en el Chocó (Comunidades Eclesiales de Base y la construcción de la Asociación Campesina Integral del Atrato) y el Circulo de Estudios Soweto, en cabeza de Mosquera, quien iba a dar charlas en la zona de los ríos3

1 Agudelo Carlos Efrén, Retos del Multiculturalismo en Colombia. Política y poblaciones negras, Medellín, la carreta social, 2005.2 testimonios Rosa Solís, 1998 en Agudelo Efrén. Retos del Multiculturalismo en Colombia. Política y poblaciones negras, Medellín, Ed. La Carreta Social, 2005. Capítulo 5 p.p 563 Testimonio padre Gonzalo de la Torre en Agudelo Efrén. Retos del Multiculturalismo en Colombia. Política y poblaciones negras, Medellín, la carreta social, 2005.

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En Buenaventura y la Costa Caribe hubo iniciativas conjuntas entre trabajadores y es-tudiantes negros, en Buenaventura bajo el influjo del movimiento de las Panteras Negras con trabajadores de Puerto (por el puerto entró mucha gente), mientras que en la Costa Caribe se impulsaba la creación de una organización de trabajadores negros (finales de los 70). En Bogotá en lo estudiantil en la misma época que se estaba desarrollando el paro en el Chocó los primeros estudiantes Afros de la UN tenían un espacio de formación y articulación desde su vinculación con organizaciones políticas de izquierda.

En el Caribe Colombiano, al no existir, como en el Pacífico un movimiento rural de dimensión significativa, el núcleo de profesionales y estudiantes tuvo un mayor acti-vismo en Pro de la consolidación del movimiento negro regional4, sin embargo, podría afirmarse que el “movimiento de comunidades renacientes” de la costa Caribe surge a principios de la década de los 80 como resultado de la manifestación de un grupo de jóvenes que pertenecían en ese entonces a grupos culturales, juveniles, estudiantiles, organizaciones progresistas, así como de algunos que tenían relaciones con partidos. Estos jóvenes, en su mayoría estudiantes universitarios y de secundaria en la ciudad de Barraquilla, venidos de distintos lugares de la Costa Caribe (en especial de Cartagena y el Palenque de San Basilio), tenían la experiencia de trabajo comunitario en barrios, en el marco de actividades culturales y académicas5 El interés de dichos jóvenes en temas de corte académico como el racismo, lo negro, la discriminación y prácticas excluyentes y se desplazó hacia las cuestiones prácticas de organizaciones de comunidades y, a través

4 CASSIANI, Alfonso, “Las comunidades renacientes del Caribe Continental “ en MOSQUERA, Claudia “Afrodescendientes en las Américas: Trayectorias sociales e identitarias(…)” Ed. Universidad Nacional de Colombia y otros 2002 p.p 5775 Ibid. p.p 578

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de éstas, a la lucha por el fortalecimiento de la identidad histórica y cultural como grupo étnico. Experiencias en Cartagena y Barranquilla, grupos eclesiásticos en San Onofre (Sucre), actividades campesinas en los Montes de María y organizaciones de pescadores en las costas y golfos de Bolívar, Sucre y Córdoba.

Ese mismo grupo estudiantil que asumió una propuesta organizativa a mediados de los 80 en la ciudad Barranquilla en la década de los 90 le apostó a la conformación de un ente nacional que hoy conocemos como Proceso de Comunidades Negras (PCN) desde la perspectiva de región (que por supuesto es mucho mas complejo porque es un proyecto de articulación nacional que deviene de la Coordinación Nacional de Co-munidades Negras).

Ya a finales de los 80 y principios de los 90, los jóvenes universitarios, estudiantes organizados en núcleos de trabajo hacia el discurso étnico negro en Buenaventura con base en el trabajo que tiene origen en los 60 con la pastoral del trabajo religioso católico (Valencia Cano) mas la inspiración de la experiencia de la ACIA en el Chocó iniciaron una labor de estímulo a la organización de los ríos de la zona. Las expresiones organizativas Afrojuveniles populares y de estudiantes negros que estaban finalizando sus estudios convergen con las experiencias de jóvenes interesados en realizar trabajo organizativo en la región confluyeron en la organización juvenil “Fundación Litoral siglo XXI” que son quienes empiezan a agitar todo el tema de la inclusión de los negros en la Constitu-ción desde los escenarios preconstituyentes, allí llevaron sus inquietudes como jóvenes

desde lo popular y lo racial. En un análisis de estos procesos organi-

zativos, es de particular importancia darle relevancia a varios aspectos:

Que las expresiones organizativas es-tudiantiles y juveniles Afro han sido pro-ductoras de etnicidad y de conciencia étnico-racial, en el proceso de autoreco-nocimiento y de construcción de identi-dad. La importancia de la formación y el conocimiento de la historia. También exis-te una relación clara entre la academia y la formación organizativa, y una cooperación necesaria entre los procesos urbanos de estudiantes e intelectuales con los proce-sos rurales étnico-territoriales.

Cabe anotar que estas expresiones or-ganizativas estaban constituidas por per-sonas provenientes de diferentes sectores políticos e ideológicos, pero con claridad en la relación dialógica con la comunidad y sus problemáticas lo que ha desbordado el escenario de lo estudiantil, han apoyado procesos con los sectores populares, cam-pesinos, obreros, sociales, comunitarios, barriales de la comunidad Afro, ese es el elemento que potencializa su trabajo.

Sin embargo, debemos ser profun-damente críticos y comprender que han

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cometido toda suerte de errores ya que muchas de estas expresiones han degenerado en una serie de organizaciones que a pesar de todo su acumulado no tienen mayor nivel de incidencia, organización y claridad política. En 20 o 15 años ha habido una explosión desbordada de organizaciones Afro de papel cuyo impacto en la comunidad es poco por no decir nulo y que además padecen de corrupción y clientelismo y están mas inte-resadas en la gestión de recursos, puestos burocráticos o cargos de “elección popular” que en la verdadera construcción de movimiento social Afro. Muchas organizaciones se quedan cortas en sus propuestas y plataforma política porque no relacionan su carácter étnico racial con un carácter popular y de clase, entro otras razones. Se viven altos niveles de dispersión y de enfrentamientos de egos y cacicazgos políticos, olvido de las bases, relación de caciques electoreros con paramilitares y los recientes esfuerzos de grupos de pseudo líderes Afros de derecha nacidos en el seno mismo del gobierno y que con-sideramos de “alta peligrosidad”, ya que se “abrogan” el derecho de “representarnos” cuando en realidad están negociando la dignidad del pueblo Afrocolombiano.

Es allí, donde se ve la necesidad de renovar, de oxigenar y aportar a la construcción de movimiento social Afrocolombiano que realmente se piense la transformación de las

condiciones de vida, la realidad de pobreza, marginalidad y racismo de la comunidad Afro y como respuesta a esa preocupación nace este esfuerzo organizativo juvenil-estudiantil Afro.

En el año 2007, en un esfuerzo sin precedentes, se lleva a cabo el I ENCUENTRO NACIONAL DE ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS Y JOVENES AFROCOLOMBIANOS –ENEUA- en la ciudad de Bogotá que se vislumbra como un nuevo referente en el marco de los procesos organizativos del movimiento social Afrocolombiano y que emerge del complejo panorama de las distintas situaciones que continuaban golpeando al pueblo Afrodescendiente: crecimiento de la siembra de monocultivos en los pueblos de pa-cifico colombiano, el incremento del desplazamiento a causa de la violencia, el auge de los análisis en materia de etnoeducación, la propuesta de autonomía por parte de los pueblos desde una proyecto de etnodesarrollo, y la necesidad de aunar esfuerzos a nivel nacional desde diversas miradas para crear derroteros más fuertes con miras a

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contrarrestar las políticas neoliberales alimentadas por ideologías de derecha adscritas a un gobierno autoritario.

Desde sectores juveniles de las organizaciones universitarias, sociales existía una cada vez más grande preocupación académica y política por los destinos de la comuni-dad Afrocolombiana y en particular nos preocupaba el tema de acceso a la educación superior de estudiantes Afrocolombianos , si bien es cierto, estábamos articulados a reivindicaciones y procesos políticos al interior de la universidad como la defensa de la educación pública, la democracia y gobierno universitario, el bienestar y la autonomía, nosotros, estudiantes negros, Afrodescendientes teníamos unas realidades y problemá-ticas particulares que desbordaban las reivindicaciones históricas clásicas del movimien-to estudiantil, como la exigencia de Acciones Afirmativas.

La concreción de un proceso de Unidad Estudiantil Afrocolombiana nace de la nece-sidad de crear un espacio académico y político que le permita a la comunidad univer-sitaria afro colombiana en particular, y al país en general, reconocer la importancia de los estudiantes Afro colombianos en el proceso de construcción y fortalecimiento de la identidad étnica, histórica y cultural y de la necesidad de construir una agenda común de unidad entre las diversas expresiones organizativas de los estudiantes Afrocolombia-nos. Además analizar y combatir los niveles de desigualdad social, discriminación racial, y sometimiento a violencia de los Afrodescendientes que no solo siguen intactos si no que se profundizan como resultado del aumento de las brechas sociales y de la violencia, terror, y guerra que se disparan tanto en Colombia como en el mundo en general. En ese sentido, el I Encuentro Nacional de Estudiantes Universitarios Afrocolombianos se con-virtió en un esfuerzo por consolidar un trabajo organizativo que como comunidad Afro estudiantil y juvenil nos permitiera fortalecer el proceso organizativo Afro en general y articularnos con los diversos sectores de la sociedad.

A este escenario se articularon expresiones organizativas de varios rincones del país tanto del Caribe como el Pacífico Colombiano, entre las cuales se encontraban Cali, Car-tagena, Popayán, Pereira, Barranquilla, Sincelejo, Villavicencio, entre otras. Un espacio de debate que corroboro en gran medida las problemáticas, ya citadas, y el interés desde la juventud en proponer formas de solución trabajando conjuntamente para ello. De esta forma, se conformó una agenda de trabajo común de este espacio, con la propuesta de realizar Asambleas Nacionales con cierta periodicidad y cuya finalidad fue la de promo-ver el proceso de articulación nacional, se desarrolló un evento de carácter académico-político en el cual se abordaron cuatro ejes temáticos, población y conflicto, cultura e identidad, movimiento y organización y etnoeducación y pueblos Afros, consideramos que a través de estos cuatro ejes se aborda no solo la problemática de la población Afrocolombiana si no, las propuesta de acción política, en particular, la relacionada con las formas y estrategias de construcción de organización.

Una de las actividades relevantes, que se llevaron a cabo en este Encuentro fue la movilización de algunos asistentes hacia el edificio administrativo de la universidad Na-cional. Ésta movilización logró establecer una mesa de negociación entorno a las cuotas como una medida acción afirmativa con miembros de ésta Universidad. En este proceso han participado como Voceros grupos que hacen parte de lo que actualmente ha tomado cuerpo y es asumido por diferentes grupos Juveniles que participan en este proceso del ENEUA como su responsabilidad histórica.

A finales de octubre de 2009 los estudiantes del Colectivo Asante de la ciudad de Buenaventura organizaron el ENCUENTRO NACIONAL-ENEUA II- Este segundo Encuen-tro reiteró el interés de sus participantes en construir una organización dinámica, que debe establecer soluciones a la problemáticas que afronta la comunidad y manifestó

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MOVIMIENTO AFROESTUDIANTIL

su desaprobación frente a las política neoliberales que instrumentalizan y explotan los recursos de las comunidades del pacifico colombiano y demás sectores del país pero además se avanzó en la consolidación de una plataforma político-organizativa, dicha plataforma ideológica se enmarca en una propuesta que busca la construcción de un orden político distinto y emancipador, profundamente crítico de la crisis humanitaria del pueblo Afro entendiendo que ésta es producto del actual modelo político y de gobierno autoritario, en ese sentido, se definieron, en términos generales varias apuestas políti-cas, a saber, (i) La construcción de un proyecto emancipatorio de los Afrodescedientes, en el contexto de un nuevo modelo político- económico democrático y la defensa de nuestros territorios étnicos para promover el etnodesarrollo y el gobierno propio, (ii) la lucha contra el racismo en todas sus dimensiones desde la etnoeducación y la acción pedagógica que nos permita resaltar la diversidad étnica colombiana, y entender la cosmovisión de los pueblos afro, en ese sentido, propender por una educación no ho-mogenizante e iniciar una lucha por implementación políticas de Acción Afirmativa para el ingreso de la población Afrocolombiana a la educación superior y finalmente (iii) la recuperación y reivindicación de nuestra historia ancestral, la cultura y la espirituali-dad que debe ser exaltada en cada espacio de nuestra lucha reivindicatoria y debe ser utilizada como herramienta para reafirmar el pensamiento Afro, así mismo, reivindicar el pensamiento Cimarrón como herramienta para recuperar nuestra historia y nuestras luchas ancestrales.

Se han desarrollado varias asambleas de delegados, denominadas COTI en varias ciudades neurálgicas del país, en dichas reuniones se avanza en la construcción de un plan de trabajo que permita fortalecer y darle viabilidad a la estructura organizativa, sin embargo, la dispersión, la falta de compromiso y algunos debates en torno a la orienta-ción política han evitado el crecimiento del proceso.

A principios del mes de octubre el Colectivo de Estudiantes de la Universidad del Atlántico y la Organización de comunidades negras “Ángela Davis” coordinaron la realiza-ción del III Congreso Nacional de Jóvenes y Estudiantes Universitarios Afrocolombianos en la ciudad de Barranquilla, dicho congreso buscaba la concreción de la organización y la generación de acuerdos programáticos y de acción, sin embargo, la llegada de nuevas organizaciones de la Costa Caribe y de algunos grupos descontextualizados del proceso dificultaron el logro de tal fin, sin embargo, se avanzó en la consolidación de una coor-dinación política que daría mayor forma al espacio y orientación. En el año 2010, esta Coordinación politica desarrollo el IV ENEUA en la ciudad de Tado – Choco; no obstante, no se lograron avances significativos, a causa de la limitaciones en una comunicación efectiva, descontextualización sobre las dinamicas del proceso por parte de algunos grupos nuevos del procesos y de aquellos que permanecieron ausentes de los COTIS convocados, egos y cacicazgos políticos.

Este proceso organizativo sin precedentes cuenta con la presencia de jóvenes Afro-descendientes de gran parte del país, es un proceso que parte de la heterogeneidad y la unidad en la diversidad, comprendiendo que cada colectivo, grupo, palenque universita-rio que lo integra mantienen la autonomía de sus trabajos locales, tanto los académicos como los de base comunitaria pero que al mismo tiempo intenta coordinar tareas en las líneas de movilización, trabajo comunitario y formación política a nivel nacional bus-cando la recomposición del movimiento social Afrocolombiano y la transformación de las condiciones de miseria, racismo y exclusión.

Finalmente, se resalta la importancia se coordinar una agenda Afroestudiantil Lati-noamericana, en procesos de unidad continental y de la Diáspora Africana como un eje fundamental para desarrollar acciones de impacto político a nivel internacional.

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GÉNERO

Una construcción colectiva que realizamos en el CEUNA sobre la vida de una mujer afrocolombiana en la ciudad, comenzaba con el siguiente relato:

“Mi mamá es del Chocó, de un pueblo que se llama San Martín de Purre, ella se vino escapada de allá porque la iban a casar. Una noche la abuela que se había muerto, se le apareció y le dijo: lo que tienes que hacer no lo hagas. Entonces ella como a las 12 de la noche con el único vestidito que tenía, cogió una canoa y se bajó a Quibdo. 2

En este relato con el que comienza la historia de una de las muchas mujeres afroco-lombianas que viven en esta ciudad, se evidencia la insubordinación y la independencia de nuestras mujeres, mujeres que tienen una historia propia, una voz particular y un papel en la sistemática resistencia de nuestro pueblo a ser sometido, en su incansable lucha por la libertad.

En el CEUNA hemos entendido que para hablar de resistencia étnica afrocolombiana, es necesario rescatar el papel tanto de hombres como de mujeres en esta lucha histórica y hablar de las relaciones que han entablado hombro con hombro en todas las activi-dades de la vida cotidiana, a diferencia de las mujeres blancas burguesas que si fueron confinadas en la historia a hacer parte de la esfera privada del hogar.

Las mujeres negras y así como las trabajadoras rurales, por ejemplo, discrepan de la esquematización de la “subordinación de la mujer sometida al espacio privado”, porque, teniendo en cuenta la experiencia de sus madres y abuelas trabajadoras, esclavas o inmigrantes, han vivido la participación de sus antepasadas en el “mercado de trabajo” de una forma definitivamente diferente3.

2 Fragmento de una entrevista realizada a Catalina Mosquera en un proyecto realizado por Integrantes de CEUNA3 Sant’anna Wania. Hacia una Percepcion de Genero y Raza. Brasil. 1995. Revista Especial/Fempress.

Afrocolombianidad Y GéneroUna mirada propia para la construcción de nuevas feminidades y masculinidades1

1 El siguiente documento fue presentado en LA SEMANA DE (LA) INTERCULTURALIDAD Y (LA) RESISTENCIA ETNICA, organizado por el Colectivo De Estudios Poscoloniales/ Decoloniales en/de America Latina COPAL, el Colectivo de Estudiantes Universitarios Afrocolombianos CEUNA, el Centro de Investigaciones y Educacion Popular CINEP; junto a la colaboración de La Universidad Pedagógica Nacional y La Universidad Nacional de Colombia, el día Viernes 2 de Noviembre de 2007 en el Centro Cultural Gabriel Betancourt Mejía ponente Loretta Alejandra Meneses delegada de CEUNA.

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GÉNERO

Hablar de Género en una jornada de resistencia étnica resulta, fundamental, porqué como lo plantea Ángela Davis en una entrevista: “aunque históricamen-te las comunidades negras han sido muy progresistas con respecto a los problemas de raza y con respecto a las luchas por la igualdad racial, no necesariamente lo han sido, en asuntos de género y sexualidad y… tenemos que reconocer la intersección, la interconexión que tienen todas estas”. Esto se entiende cuando por ejemplo, cuando en el pacífico colombiano ante la escasez de recursos económicos para enviar a la escue-la a los hijos, las familias prefieren enviar a los hombres y producto de esto se encuen-tra que el acceso para la educación de las mujeres afrocolombianas es muy bajo. Hay muy poco reconocimiento por las organi-zaciones afro de los procesos de mujeres y por el machismo al interior de estas orga-nizaciones no se fortalecen estos valiosos procesos.

Las mujeres pertenecientes al pueblo afrocolombiano, además de compartir la problemática general producida por el con-

flicto armado interno se ha visto expuesta históricamente desde la esclavización a un sis-tema excluyente y opresor basado en una discriminación racial fomentada en el sistema educativo nacional y los medios masivos de comunicación. La crisis social generada por el Racismo en el fondo, es el mayor acto de violencia que reciben las mujeres afrocolom-bianas, plasmadas en la imposibilidad de acceder a la educación en todos sus niveles, en la dificultad para conseguir un trabajo digno, la problemática de invisibilización dentro de las políticas de salud, la exclusión política, la marginalidad, el estereotipo sexual y discriminación etnolingüística entre otras.

Estamos en una sociedad machista y xenofóbica que reproduce estereotipos cultu-rales que excluyen, estigmatizan y discriminan a la población afrocolombiana, prueba de esto son los medios de comunicación que en el lenguaje audiovisual, visual, escrito y verbal difunden patrones sociales que en el caso de la mujer afro la encasillan dentro de una imagen de sirvienta, bruja, objeto de deseo sexual, analfabeta, mal hablada, que refuerza la discriminación étnica y racial de las mujeres afro en todos los espacios de su vida social.

Es necesario resaltar que el Racismo fue y sigue siendo una de las ideologías y prácti-cas que sustenta la creación de los Estados Modernos y que en Colombia todavía no se ha hecho una revisión clara sobre el tema de las múltiples discriminaciones de las que son víctimas aquellos grupos y personas que están en una situación marginal dentro de la nación colombiana que se ha caracterizado por ser blanco-mestiza y criolla, no es

http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=1234

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GÉNERO

gratuito que la geografía esté tan enmarcadamente racializada y se pueda percibir con facilidad la relación estrecha entre raza4 y pobreza.

Los y las víctimas de esa división racial de la nación colombiana son comunidades totalmente vulnerables frente a las políticas de exterminio que cada día son implementa-das por el estado colombiano, lo grave del caso también es que los espacios académicos tampoco han logrado trascender en este tema pues los estudios sociales y políticos que se hacen relacionados con la etnia se suelen medir sobre la base de la división marxista de las clases sociales y se deja a un lado que los problemas raciales no necesariamente fueron contenido de análisis marxista, además las particularidades históricas y culturales de los grupos étnicos se ven como producto de la falta de inserción en las dinámicas que trajo la civilización criminal e inhumana en los años de la colonización, civilización completamente eurocéntrica y excluyente frente a los otros saberes considerados sal-vajes y bárbaros.

En muchos movimientos de izquierda los temas de Género y Raza nunca han sido importantes, consideramos que estas diferencias entre clases (siendo el factor mas im-portante en la lucha de estos movimientos) no nos deben dividir pero si es necesario tener estos aspectos en cuanta para fomentar las luchas desde todos los frentes.

El caso de las mujeres afrocolombianas es más complicado si tenemos en cuenta que sobre ellas pesa la relación raza-clase y además el problema de la exclusión sexista ejercida por los hombres y las construcciones simbólicas y materiales de la masculinidad.

El pueblo afrocolombiano ha venido desarrollando una lucha contra la discri-minación y su invisibilización en historia colombiana, en esta lucha siempre ha estado la mujer y actualmente considera importante reivindicar sus derechos y aportes a la configuración cultural, a los procesos de resistencia, al sosteni-miento del patrimonio histórico, así como también le interesa denunciar la múltiple discriminación de la que son objeto desde los tiempos d e la esclavización.

Otro concepto de género y una reconstrucción colectiva de la convivencia de mujeres y hombres

Desde la academia se entiende el concep-to de Género, como la identidad construida desde el rol sexual de las personas sobre lo fe-menino y lo masculino. Desde la lucha feminista se lideró la igualdad de los sexos y el respeto a

4 Cuando hablamos de Raza nos referimos a una categoría social que todavía no ha desaparecido del imaginario colectivo de los pueblos latinoamericanos y del mundo, que establece a los grupos humanos en una escala de jerarquizaciones socioeconómicas y políticas de manera vertical en donde en la cima, en los poderes y en los patrones culturales hegemónicos se encuentran los que por fenotipía son blancos caucásicos y por cultura son eurocéntricos y en la base se encuentran los que estén por fuera de esos rangos.