Documentos Historia Siglo XX

8/9/2019 Documentos Historia Siglo XX

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DOCUMENTOS

HISTORIACONTEMPORNEA

Ana Henrquez Orrego

Profesora de Historia, Geografa y Ciencias Sociales,Licenciada en Educacin y Magster en Historia

Poltica y Relaciones Internacionales por la PontificiaUniversidad Catlica de Valparaso, Chile.

www.historia1imagen.blogspot.com

Materiales recopilados en el contexto de la ayudantade la Ctedra Balance y Perspectiva del Siglo XX,dictada por el profesor Armando Barra Slako, en el

Instituto de historia de la PUCV.


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Historia del Mundo Contemporneo

Balance y Perspectiva del Siglo XX...

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INDICE DE DOCUMENTOS

I. IMPERIALISMO E INICIOS DEL SIGLO XX.......................................................1-18

1) La Carga del Hombre Blanco (1899)2) 1899-1902: la guerra anglo-ber3) Colombia, los Estados Unidos y el canal de Panam4) El Imperialismo (1902) J. A. Hobson (1858-1940)5) Triple Alianza entre Alemania, Austria-Hungra e Italia 1882.6) Acuerdo Militar Franco-Ruso 1892.7) Entente Cordiale 1904.8) Alemania y la crisis de Marruecos 1904.9) El ambiente belicista en Europa: artculo en el diario alemnDie Post 1914.

II. PRIMERA GUERRA MUNDIAL...........................................................................19-75

1) Tratado de la Triple Alianza entre Austria-Hungra, el Imperio Alemn e Italia,1882

2) Acuerdo militar Franco-Ruso 18923) Entente Cordiale 1904. Declaracin relativa a Egipto y Marruecos4) Alemania y la crisis de Marruecos 19045) El ambiente belicista en Europa6) La opinin alemana y la eventualidad de un a guerra7) El militarismo en Alemania Imperial8) La Liga Naval y el Gobierno Imperial9) La "poltica mundial"10)El "cerco a Alemania11)Los armamentos navales y las relaciones con Inglaterra12)La primera guerra mundial. La tensin Europea13)La locura del verano de 1914: el asesinato de Jean Jaurs.14) Carta de un soldado ingls desde el frente15) La propaganda de guerra en la prensa francesa16) Las penurias de la poblacin civil17) El discurso de los Catorce Puntos18) Las posturas divergentes de los vencedores: Lloyd George19) Las posturas divergentes de los vencedores: Wilson20) Las posturas divergentes de los vencedores: Clemenceau21) Negativa aliada a las propuestas alemanas en Versalles 1919


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22)Pacto de la Sociedad de Naciones 191923)Tratado de Versalles (I). Clusulas territoriales 191924)Tratado de Versalles (I). Clusulas militares 191925)

Tratado de Versalles (I). Reparaciones de guerra- 191926)Tratado de Versalles (I). Garantas de ejecucin 1919.

III. REVOLUCIN RUSA..........................................................................................75 - 91

1) Peticiones dirigidas al zar por los manifestantes del 9 de enero de 1905.2) Situacin del campesino ruso en la poca zarista3)

La industrializacin rusa4) LENIN: Qu hacer?

5) El domingo sangriento6) Lenin y su concepcin de la revolucin7) Satlin: "Un partido fuerte"8) Del Extremo Oriente El rescripto de Nicols II9) La revolucin de 1905 en el Imperio Ruso10)Trotski: Revolucin de 190511)La naturaleza de la revolucin rusa

IV. ENTREGUERRAS 1919-1939...........................................................................92 -140

1) Discurso de Wilson defendiendo la Sociedad de Naciones 1919 .2) El aislacionismo americano: la hostilidad a la Sociedad de Naciones 1919.3) Consecuencias de la Primera Guerra Mundial para Europa.4) Acuerdos de la "Pequea Entente" 1920-1921.5) Tratado de Rapallo entre Alemania y Rusia 1923.6) Los fines de la poltica exterior alemana en 1925.7) El Pacto de Locarno 1925.8) Impresiones de los protagonistas del Tratado de Locarno.9) El Pacto Briand-Kellogg 1928.10)Visin marxista de la crisis del 2911)La visin de Keynes acerca de lacrisis del 2912)Testimonio de un accionista13)La paz y la guerra segn Mussolini, 1932.14) La Conferencia de Stresa desde el punto de vista alemn.


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15) El Duce Mussolini declara la guerra a Etiopa 1935.16) El Pacto Antikomintern 1936.17) Hitler y la cuestion de los Sudetes 1938.18)

Comentarios de Chamberlain antes de la Conferencia de Munich.19) El Pacto de Munich 1938.

20) El Pacto de Munich, dos visiones contrapuestas: Blum y Churchill.21) El Pacto de No Agresin Germano-Sovitico 1939.22)El Pacto de No Agresin Germano-Sovitico - Protocolos Adicionales

Secretos.23)Manifiesto antibolchevique24)El fascismo, definido por Mussolini25)Rechazo del socialismo marxista26)Anti-liberalismo fascista27)Por qu la Guerra? Carta a Freud De Albert Einstein28)El porque de la guerra 1932 (1933) Carta a Einstein De Sigmund Freud

V. SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.....................................................................140 -181

1) Ultimtum francs a Alemania 1939.2) Ultimtum britnico a Alemania 1939.3) Winston Churchill: el discurso de "sangre, esfuerzo, lgrimas y sudor"

1940.4) Propuesta de Unin franco-britnica 1940.5) Discurso del General De Gaulle llamando a la lucha contra Alemania 1940.6) La Carta del Atlntico 1941.7) Discurso de Stalin llamando a la resistencia 1941.8) Declaracin de guerra de Japn 1941.9) Declaracin de las Naciones Unidas 1942.10) Armisticio de Italia 1943.11) Acuerdos de la Conferencia de Tehern 1943.12) Declaracin de Dumbarton Oaks sobre las Naciones Unidas 1944.13) Conferencia de Yalta - Resoluciones sobre la ONU 1945.14) Conferencia de Yalta - Declaracin sobre la Europa liberada 1945.15) Conferencia de Yalta - Resoluciones sobre Alemania 1945.16) Conferencia de Yalta - Resoluciones sobre Polonia 194517) Conferencia de Yalta - Resoluciones sobre Japn 1945.18) Capitulacin de Alemania 1945.19) Discurso de Truman en la Conferencia de San Francisco 1945.20) Carta de las Naciones Unidas 1945.21) Conferencia de Potsdam - Ultimtum a Japn 1945.22) Capitulacin de Japn 1945.


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I. IMPERIALISMO E INICIOS SIGLO XX

(Volver a inicio)

1.-

La Carga del Hombre Blanco (1899)

Recoge la carga del Hombre Blanco,

Enva a tus mejores hijos,

ve a amarrarles al exilio,

a servir a tus cautivos;

a esperar en el pesado yugo,

ante gente errante y salvaje,

tus pueblos huraos, recin apresados,

Mitad diablo y mitad hijo.


Aguntala con paciencia

Oculta la amenaza del terror

Y asegrate de mostrar orgullo;

Con palabras claras y simples,

Cien veces explicado,


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Para procurar beneficio de otro,

Y de otro buscar la ganancia.


Las salvajes guerras de la paz,

Colma la boca del hombre

Y pide que cese la dolencia;

Y cuando tu objetivo est ms cercaDe la meta a otros destinada,

Observa que la pereza

Y la locura del pagano

Acaban con todas tus esperanzas.

Recoge la carga del hombre Blanco,

No es gobierno fcil de reyes,

Sino arduo trabajo de siervo

Y el barrendero.

La historia de las cosas corrientes.

No entrars en los puertos,

No pisars los caminos,


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Construyndolos con tu vida,

Y sealndolos con tu muerte.

Recoge la Carga del Hombre Blanco,

Y coge su vieja recompensa:

La culpa de quienes haces prosperar,

El odio de quienes cuidas.El grito de los ejrcitos que conduces

(Ah despacio!) hacia la luz:

Por qu nos sacaste del cautiverio, nuestra amada noche de Egipto?


No oses rebajarte a menos,

Ni llamar a gritos a la Libertad,

Para encubrir tu cansancio;

Por todo lo que grites y susurres,

Por todo lo que hagas o no hagas

Los pueblos silenciosos y hoscosTe juzgarn, a t y a tus Dioses.


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Los das de la infancia han terminado,

El laurel ofrecido suavemente,

El elogio fcil y generoso.

Ahora llega, en busca de tu hombra

a travs de todos los aos ingratos,

Fro, afilado por la sabiduraA tan alto precio conseguida,

El juicio de tus semejantes!

Rudyard Kipling, 1899

2.-

1899-1902: la guerra anglo-ber

El inters de Gran Bretaa en cohesionar sus posesiones sudafricanas hizo difcil la

relacin entre los ingleses y los bers, descendientes de los colonos neerlandeses

establecidos en frica Austral desde mediados del siglo XVII. El descubrimiento de las

minas de oro y diamantes, por un lado -Con la consiguiente inmigracin britnica y las

ambiciones de los crculos financieros londinenses- y la intransigencia de los boers, porotro, hicieron la guerra inevitable. Sus precedentes inmediatos son descritos por Paulus

Krger (1825-1904), presidente del Transvaal.


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La Repblica Sud-Africana no tard en apercibirse que el objetivo del gobierno Ingles era

hacer inevitable el conflicto, y que slo dilataba el envo de un ultimtum para tener tiempo

de reunir las fuerzas suficientes para aplastar el Transvaal. Tambin desde que el gobiernorepublicano se persuadi de que la guerra era inevitable y de que toda nueva concesin

sera vana, resolvi tomar una actitud enrgica, y, el 9 de octubre, envi al representante

britnico una ltima nota que despus se ha llamado nuestro ultimtum. Esta nota hacia

resaltar una vez ms que Inglaterra no tena el menor derecho a inmiscuirse en los asuntos

internos de la Repblica; que haba sido por puro espritu de conciliacin que el gobierno

republicano haba consentido en entablar conversaciones con el Gobierno ingls sobre la

cuestin del derecho de voto, cuestin que reafirmaba ser de la exclusiva competencia del

Gobierno y del Parlamento de la Repblica; que lejos de atender a esos procedimientos

amigables, el gobierno ingls haba entrado en el camino de las amenazas; que, despus de

la ruptura de las negociaciones, la Repblica atendi siempre las proposiciones a las que el

Gabinete de Londres haba hecho alusin; que, a la vista de las fuerzas militares dirigidas

hacia sus fronteras, la Repblica se haba visto obligada a movilizar sus Btrghers para

asegurar la defensa del territorio; que la intervencin del Gobierno ingls en los asuntos

internos de la Repblica constitua una violacin de la Convencin de 1884, lo mismo que

el despliegue de sus tropas en las fronteras creaba una situacin intolerable; que laRepblica, en fin, consideraba su deber poner fin a esta situacin, en su propio inters, as

como, tambin en inters de todo Sud-Africa, y que, en consecuencia, rogaba

encarecidamente al gobierno de Su Majestad que diese su aprobacin a las disposiciones

siguientes:

a) Todos los puntos litigiosos sern regulados amigablemente por un tribunal arbitral opor cualquier otro medio pacfico susceptible de poner de acuerdo dos gobiernos.

b) Todas las tropas enviadas a las fronteras de la Repblica sern retiradas.


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c) Todas las medidas de incremento de los efectivos militares tomadas despus de 1de junio de 1899 sern anuladas en un plazo negociado, con toda lealtad, por los dos

gobiernos, y bajo la garanta dada por la Repblica Sud-Africana de que ningunaagresin u hostilidad ser dirigida por una y otra de las dos Repblicas contra los

territorios de Su Majestad durante las negociaciones. Si Inglaterra se adhiere a esas

condiciones, el gobierno de la Repblica est dispuesto a retirar sus propias tropas

de las fronteras.

d) Las tropas inglesas actualmente embarcadas no debern poner pie en ningn puertodel frica austral.

El despacho acababa rogando del gobierno ingls una respuesta para el da 11 de octubre

antes de las 5 de la tarde, aadiendo que si no haba llegado en plazo, una respuesta

favorable, la Repblica se vera, a su pesar, obligada a considerar las acciones del gobierno

ingls como una formal declaracin de guerra cuyas ulteriores consecuencias no podran ser

imputadas a la Repblica, y que sta considerara igualmente como una declaracin de

guerra todo movimiento de tropas hacia las fronteras que pudiera tener lugar en el intervalo

fijado ms arriba.

El 11 de octubre Mr. Green entregaba la respuesta del gobierno ingls, cual se declaraba

que era imposible aceptar las condiciones puestas por el Gobierno de la Repblica

sudafricana. Al mismo tiempo el encargado de negocios solicitaba su pasaporte para

abandonar el pas; he aqu cmo estall la guerra a despecho de todas las concesiones, de

toda la buena voluntad, y de toda la buena fe de que haba dado prueba la Repblica.

El Volksraad, cuya sesin no habla sido clausurado, qued aplazado cuando pareci

evidente que iban a dar comienzo las hostilidades; por lo dems haba declarado por

unanimidad, como el Volksraad del Estado libre, que estaba dispuesto a verter su sangre


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por el derecho y la libertad, y ambos renovaron este juran en su ltima sesin en medio del

duelo y de las inquietudes de la guerra.

Les mmoires du prsident Krger (Pars s. a.),

pgs. 292-295

3.-

Colombia, los Estados Unidos y el canal de Panam

Cuando fracasaron las negociaciones con la compaa de Lesseps encargada por

Colombia de construir el canal, los Estados Unidos adquirieron los derechos de aquella

concesin. En 1903, el tratado de Hay-Herrn dispuso que los Estados Unidos obtendran,

en arriendo perpetuo, una faja de tierra de 9,5 kilmetros a travs del istmo, a cambio de

10.000.000 de dlares en efectivo y de 250.000 al ao. Ante la negativa del Senado

colombiano a ratificar el tratado, los Estados Unidos promovieron y financiaron el

levantamiento de un grupo de panameos que proclam la independencia del istmo. La

gran potencia del norte consegua as tener las manos libres para construir y explotar el

canal, cuyas obras terminaron en 1913.

Colombia contribuy a la grandeza y poder de los Estados Unidos ms que ninguna otra

nacin en el mundo. Esto que parece una hiprbole es una verdad sencilla, como en pocas

lneas puede demostrarse. Al conceder a los Estados Unidos libertad de trnsito por el


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Istmo, igual a la de que gozaba Colombia, y al acordar, por el contrato de construccin del

ferrocarril entre Coln y Panam, firmado en l852, las ms generosas ventajas, los Estados

Unidos se pusieron en capacidad para desarrollar sus territorios de la Costa del Pacfico, alos cuales no se poda entonces llenar al travs del continente norteamericano, porque la

enorme distancia, montaas, los ros, las selvas y las tribus salvajes, imposibilitaban el

viaje. Con el ferrocarril de Panam y con las facilidades de trnsito, los Estados Unidos

pudieron encaminar hacia Occidente una poderosa corriente de civilizacin.

Al hacer todo lo que estaba a nuestro alcance para ayudar al progreso de los Estados

Unidos, procedamos en la confianza de que ellos nos garantizaban la soberana sobre ese

Istmo, de que precisamente se servan para su prosperidad, no para alimentar al verdugo denuestra mutilacin. Cambiar la obligacin de garantizar la soberana en derecho a invadir

el territorio de la nacin amiga fue un evidente abuso de confianza. Malo es asaltar la casa

ajena para saquearla, pero es mucho peor valerse para ello de la hospitalidad que se nos ha

dispensado. Accin distinguida de valor fue, sin duda, para la poderosa Repblica valerse

de la posicin privilegiada que se le haba concedido para verificar en las tinieblas una

sustraccin!

Quien no tenga obtuso el sentido de la justicia y de la ms elemental moralidad, habr de

confesar que un pas que da a otro lo nico que tena y que estimaba como su ms rica joya,

no debi haber recibido como pago del pas favorecido y que tan urgentemente necesitaba

el servicio, portase como el ms prfido malvolo e implacable enemigo.

Supngase que el Tratado de 1846 no lo hubiera celebrado Colombia con 1os Estados

Unidos, sino con Inglaterra o Alemania, como en realidad lo procur y como era libre de

hacerlo; y, supngase que hubiera sido Inglaterra o Alemania la autora de la violacin del

Tratado, del reconocimiento prematuro de Panam, de la anexin de la faja del canal y de

la exclusiva apropiacin de la empresa. Qu hubieran dicho y hecho los Estados Unidos?

A su Gobierno y, a su prensa los hubiramos odo tronar contra el atropello, y a la voz de su

protesta se habra agregado la de los caones. Y si de parte de Inglaterra o de Alemania


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aquello habra sido un crimen, por qu ha de tener otro nombre siendo ejecutado por los

Estados Unidos?

En nuestra buena fe, nunca imaginamos que el guardador se alzara con la prenda y, el

fideicomisario moral con el fideicomiso. Adems, no perdamos la esperanza de obtener

una garanta colectiva por parte de Las dems potencias, lo que preferiramos a la garanta

de una sola, para poder oponer los intereses de las unas a las de las otras, mantener el Canal

bajo nuestra plena y entera soberana y resguardar su neutralidad. Es patente la sabidura

de esta poltica fue en las Cortes europeas donde falt la previsin. En 1857 nuestro

Congreso expidi una ley que autoriz Poder Ejecutivo para negociar con las potencias un

Tratado que asegurase a la libertad del trnsito para todas y la soberana colombiana; peroeste nuevo ensayo no alcanz mejor xito que en las otras veces. No habiendo sido

escuchados lo que haba de suceder era fatal: abandonados, sucumbimos; perdimos el

Istmo, pero tarde o temprano las naciones de Europa resultarn ms perjudicadas que

nosotros, desde que la va interocenica no estar neutralizada. Su poder martimo quedar

subordinado al de los Estados Unidos. Colombia quiso una va para el beneficio universal.

El Canal ser puramente una empresa poltica y comercial de los Estados Unidos. Las

dems potencias lo aprovecharn mediante el beneplcito de ellos, siempre que sus

intereses concuerden con los de ellos, nunca en otro caso: porque la neutralidad ofrecida

estar necesariamente sujeta a la conveniencia, a las pasiones y al capricho de los Estados

Unidos. Panam, en la lengua de los aborgenes del Istmo, quiere decir lugar donde se

cogen muchos pescados. La irona proftica del nombre est en va de cumplimiento. Ya

Colombia cay; otros caern despus de ella. Tambin el yugo que los reyes de Espaa

pusieron en el escudo de la ciudad de Panam parece emblema de un destino manifiesto.

RAFAEL URIBE URIBE: Por la Amrica del Sur. Separacin de Panam. En Vctor

Goytia:Las Constituciones de Panam (Madrid 1954), pg. 117-119.


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4.-

El Imperialismo (1902)

J. A. Hobson (1858-1940)

Era hijo de un prspero editor de prensa Ingls. Hered el liberalismo de su padre, adems

de una fortuna considerable. Se licenci en la Universidad de Oxford y empez a trabajar

en la poltica y el periodismo. Le interesaba sobre todo la reforma econmica y social. Se

convirti en una figura importante de los crculos progresistas que se hacan sentir en la

poltica de principios de siglo XX. Se opuso al deterioro de las libertades civiles que

provoc la Primera Guerra Mundial. Al terminar sta se afili al Partido Laborista, del quesigui siendo destacada figura. Se mostr especialmente activo en la creacin de la Liga de

Naciones.

El Imperialismo fue una de las obras de Hobson ms importantes y la que le

convirti en punto de referencia en este tema. Su autor haba observado de primera

mano el sistema imperial britnico en Sudfrica y desde el principio luch contra l.

Fue uno de los primeros en relacionar los efectos econmicos y sociales del

imperialismo con sus efectos culturales, y en defender la tesis de que elImperialismo corrompe tanto a los gobernantes como a los gobernados.

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Si ya no se puede considerar que el imperialismo sea un destino inevitable, es cierto que

se puede detener la expansin del imperialismo como programa de poltica pblica elegido

deliberadamente?Hemos visto que est motivado no por los intereses de toda la nacin, sino por los de unas

clases determinadas, que imponen la poltica a la nacin en beneficio propio. Se ha

sometido a rigurosos anlisis la amalgama de fuerzas econmicas y polticas que ejercen

esta presin. Pero la deteccin de esta confederacin de fuerzas sanguinarias destruir o

aplacar de algn modo su poder de accin?...

...(acerca de nuestra poltica exterior) para decirlo llanamente la teora es sta: a cualquier

sbdito britnico que por propio placer o beneficio, decida aventurar su persona o susbienes en el territorio de un estado extranjero puede recurrir a esta nacin para que le

proteja o le vengue en caso de que l o sus bienes se vean perjudicados, por el gobierno, o

por cualquier habitante de ese estado extranjero. Es una doctrina peligrosa. Pone todos los

recursos militares, polticos y econmicos de esta nacin a la entera disposicin de

cualquier sociedad misionera que considere que tiene la singular obligacin de atacar los

sentimientos y las prcticas religiosas de algunos pueblos salvajes, a la de algn explorador

temerario...

De los que se sabe que estn habitados por gentes hostiles y desconocedoras del poder

britnico; el comercio especulativo y las prospecciones de minas se dirigen naturalmente

hacia pases peligrosos y no explorados, donde, si la empresa tiene xito, las ganancias

sern inmediatas y abundantes. Todos estos hombres, misioneros, viajeros, cazadores,

cientficos, comerciantes, impropiamente acreditados como representantes de este pas,

pero guiados por interese personales privados, tienen la libertad de apelar a la nacin

britnica para que emplee inmensas cantidades de dinero y miles de vidas en defenderles deunos riesgos que la nacin no ha aceptado. Es justo aadir que estadistas sin escrpulos

han utilizado deliberadamente estos mtodos de invasin insidiosos, cogindose a cualquier

pretendido atentado cometido contra estos aventureros o maleantes privados, como pretexto


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para una expedicin de castigo, cuyo final es la bandera inglesa hondeando sobre una nueva

extensin de territorio. De este modo, se permite que los individuos ms insensatos e

irresponsables de la nacin dirijan nuestra poltica exterior. Cuando tenemos unoscuatrocientos millones de sbditos britnicos, y cada uno de ellos en teora o en la prctica,

puede apelar al ejrcito britnico para que le salve de lo que ha sido producto de su locura

particular, el futuro de una autntica Pax britnica no es especialmente brillante.

Pero aquellos riesgos espordicos, por graves que a veces hayan demostrado ser, son

insignificantes si se comparan con los peligros que entraan los mtodos modernos del

capitalismo y la economa internacional. No hace mucho que la industria estaba reducida a

unos lmites polticos, y las relaciones econmicas entre las naciones estaba confinadas casipor competo en los intercambios comerciales de mercanca. La reciente costumbre de

invertir capital en un pas extranjero se ha desarrollado hasta tal punto que hoy las clases

adineradas y polticamente poderosas de gran Bretaa, obtienen una proporcin elevada, y

cada vez mayor de sus ingresos del capital invertido fuera del Imperio Britnico. Los

intereses crecientes que nuestras clases acaudaladas tienen en pases sobre los que no

tenemos ningn control poltico son una fuerza revolucionaria de la poltica moderna.

Significa una tenencia siempre creciente a emplear su poder poltico como ciudadanos de

este estado para interferir en la situacin poltica de aquellos estados donde tienen intereses

industriales.

II

El anlisis del imperialismo, con los apoyos, el militarismo, la oligarqua, la burocracia, la

proteccin la concentracin de capital y las violentas fluctuaciones del comercio que le

acompaan ha demostrado que constituye el mayor peligro de los estados nacionales

modernos. El poder que tienen las fuerzas imperialistas de la nacin para utilizar los

recursos nacionales en su beneficio privado, poniendo en funcionamiento el instrumento del


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Estado, slo se puede eliminar con la instauracin de una autntica democracia: la

direccin de l apoltica pblica por el pueblo y para el pueblo por medio de representantes a

los que controle realmente.

Se podr dudar con razn de si sta o cualquiera otra nacin estn ya capacitadas para esa

democracia, pero si la poltica exterior de una nacin no est, y mientras no est, asentada

completamente en la voluntad de un pueblo, hay pocas esperanzas de solucin. El miedo

de una gran guerra reciente tal vez controle por breve tiempo la confianza de los que

comparan contra el imperio y les refranearn, pero las fuerzas econmicas que nazcan,

exigirn nuevas salidas y utilizarn las mismas alianzas polticas y los mismos apoyos

sociales, religiosos y filantrpicos para presionar y conseguir nuevas empresas. Lascircunstancias de cada nueva hazaa imperialista difieren de las precedentes: cualquier

ingeniosidad que se requiera para pervertir la opinin pblica o exaltar el sentimiento

pblico ser til.

La principal fuente econmica del imperialismo ha estado en las desigualdades de las

oportunidades industriales por las que una clase favorecida acumula unos ingresos

superfluos que, en su bsqueda de inversiones, provechosas, siempre obligan a avanzar

ms; la influencia de stos inversores y de sus gestores financieros en la poltica del Estado

consigue una alianza nacional de otros intereses creados que estn amenazados por los

movimientos de reforma social, y as, la adopcin del imperialismo sirve al doble fin de

obtener unos beneficios materiales privados para las clases favorecidas de inversores y

comerciantes a un coste pblico y al mismo tiempo apoyar la causa del conservadurismo al

desviar la fuerza y el inters pblico, de la agitacin interna para dirigirlos al trabajo en el

exterior.

Decir del Imperialismo que es una poltica nacional es una falsedad descarada: los intereses

de la nacin se oponen a todas las actuaciones de una poltica expansiva. Cualquier

expansin de Gran Bretaa en los trpicos es un claro debilitamiento del nacionalismo

britnico.


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Evidentemente, por esta misma razn algunos elogian el Imperialismo, y dicen que, a

romper los estrechos lmites de las nacionalidades, facilita e impulsa el internacionalismo.

Los hay incluso que propugnan y aprueban la supresin obligatoria de todas lasnacionalidades pequeas, que sern sustituidas por otras ms grandes con el impulso del

Imperialismo, porque imaginan que es el modo correcto de abordar una federacin mundial

y una paz eterna.

La pretensin de que el Estado Imperial que subyuga a la fuerza a otros pueblos y sus

tierras lo hace con el fin de ofrecer a los conquistados los mismos servicios que ella exige

es manifiestamente falsa: ni tiene la intencin de prestar iguales servicios, ni es capaz de

hacerlo, y la pretensin de que esos beneficios que se otorgan a los conquistadosconstituyen un nuevo peligro para toda la nacin que fomente una idea tan errnea sobre su

forma de comportarse. Sean los hechos reales, no los posibles, la justificacin, dice un

proverbio persa.

El imperialismo es una opcin de vida nacional depravada, impuesta por intereses

personales que apelan a los deseos concupiscentes de la acumulacin y la dominacin por

la fuerza que, despus de siglos de lucha animal por la subsistencia, sobreviven en una

nacin. Hacer de l un programa poltico implica una renuncia deliberada a ese cultivo de

cualidades internas ms elevadas que tanto para una nacin como para un individuo

constituyen la supremaca de la razn sobre el impulso animal. Es el gran efecto de todos

los estados triunfantes, y su castigo permanente inalterable en el orden de la naturaleza.


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II. PRIMERA GUERRA MUNDIAL(Volver a inicio)

1.-

Tratado de la Triple Alianza entre Austria-Hungra, el Imperio Alemn e

Italia, 1882

Sus Majestades, el Emperador de Austria, Rey de Bohemia, Rey apostlico

de Hungra, el Emperador de Alemania, Rey de Prusia, y el Rey de Italia,

animados por el deseo de aumentar las garantas de la paz general, de

fortificar el principio monrquico y de asegurar con ello mismo el

mantenimiento intacto del orden social y poltico en sus Estados respectivos,

han acordado concluir un tratado que, en virtud de su naturaleza

esencialmente conservadora y defensiva, no persigue otro objetivo que el de

precaverles contra los peligros que pudieran amenazar la seguridad de susEstados y la tranquilidad de Europa.

() han convenido los artculos siguientes:

Artculo 1. Las Altas Partes contratantes se prometen recprocamente paz y

amistad, y no entraran en alianza o compromiso alguno dirigido contra

cualquiera de sus Estados.

Se comprometen a proceder a un intercambio de ideas acerca de las

cuestiones polticas y econmicas de carcter general que pudieran

sobrevenir, prometindose adems apoyo mutuo dentro del lmite de sus

propios intereses.


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Artculo 2. En el caso de que Italia, sin mediar provocacin directa por su

parte, fuese atacada por Francia por cualquier motivo que fuera, las otras dos

Partes contratantes estarn obligadas a prestar a la Parte atacada socorro yayuda con todas sus fuerzas.

La misma obligacin incumbir a Italia en caso de una agresin no

directamente provocada de Francia contra Alemania. ()

Artculo 4. En el caso de que una gran Potencia no firmante del presente

Tratado amenazase la seguridad de los Estados de una de las Altas Partes

contratantes y, en razn de ello, la parte amenazada se viese forzada ahacerle la guerra, las otras dos se obligan a observar respecto a su ahijada

una neutralidad benvola. Cada una se reserva, en tal supuesto, la facultad

de tomar parte en la guerra, si lo estimase oportuno, para hacer causa comn

con su aliada.

()

Hecho en Viena el da veinte del mes de Mayo del ao mil ochocientos

ochenta y dos.

2.-

Acuerdo militar Franco-Ruso 1892

Francia y Rusia, animadas por un idntico deseo de conservar la paz y sin

otro objetivo que el de prevenir la necesidad de una guerra defensiva,

provocada por un ataque de las fuerzas de la Triple Alianza contra una u otra

de Ellas, han convenido las disposiciones siguientes:


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1. Si Francia fuera atacada por Alemania, o por Italia apoyada por

Alemania, Rusia empleara la totalidad de sus fuerzas disponibles para

atacar a Alemania.

Si Rusia fuera atacada por Alemania, o por Austria apoyada por Alemania,

Francia empleara la totalidad de sus fuerzas disponibles para combatir a

Alemania;

2. En caso de que las fuerzas de la Triple Alianza, o de una de las Potencias

que de ella forman parte, llegaran a ser movilizadas, Francia y Rusia, a la

primera noticia del hecho y sin necesidad de un acuerdo previo, mobilizarninmediata y simultneamente la totalidad de sus fuerzas, conducindolas lo

ms cerca posible de sus fronteras;

4. () Los Estados Mayores mencionados se comunicarn, ya en tiempo de

paz, cuanta informacin relativa a los ejrcitos de la Triple Alianza obre o

llegara a obrar en su conocimiento respectivo.

5. Francia y Rusia no concluirn la paz separadamente.

6. Todas las clusulas que anteceden se mantendrn rigurosamente secretas.

7. La presente Convencin tendr la misma duracin que la Triple Alianza.

San Petersburgo, 18 de agosto de 1892

3.-

Entente Cordiale 1904.


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22

Declaracin relativa a Egipto y Marruecos

"Artculo 1. El Gobierno de Su Majestad Britnica declara que no tiene

intencin de cambiar el status poltico de Egipto.

Por su parte, el Gobierno de la Repblica Francesa declara que no pondr

obstculos a la accin de Inglaterra en este pas pidiendo que se fije un

trmino para la ocupacin britnica ni de cualquier otra manera ()

Artculo 2. El Gobierno de la Repblica Francesa declara no tener intencin

de cambiar el status poltico de Marruecos.

Por su parte, el Gobierno de Su Majestad Britnica reconoce que

corresponde a Francia, especialmente como Potencia cuyos dominios lindan

en gran extensin con los de Marruecos, velar por el orden en este pas y

facilitarle ayuda para todas las re formas administrativas, econmicas,

financieras y militares que necesite.

Declara que no pondr obstculos a la accin de Francia a este respecto ()

Artculo 7. Con el fin de asegurar el libre trnsito del Estrecho de Gibraltar,

ambos Gobiernos convienen en no permitir que se levanten fortificaciones u

obras estratgicas cualesquiera en la parte de la costa marroqu comprendida

entre Melilla y las alturas que dominan la orilla derecha del Seb ()

Sin embargo, esta disposicin no se aplica a los puntos actualmente

ocupados por Espaa en la costa marroqu del Mediterrneo.

Artculo 8. Ambos Gobiernos, inspirndose en sus sentimientos de sincera

amistad con Espaa, toman en especial consideracin los intereses que este

pas deriva de su posicin geogrfica y de sus posesiones territoriales en la


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costa marroqu del Mediterrneo, con respecto a los cuales el Gobierno

Francs llegar a un acuerdo con el Gobierno Espaol. El acuerdo a que

pueda llegarse acerca de este asunto entre Francia y Espaa se comunicar alGobierno de Su Majestad Britnica."

Londres, a 8 de abril de 1904.

4.-

Alemania y la crisis de Marruecos 1904

"Alemania debe protestar ante la intencin de Francia por apropiarse de

Marruecos no solo por razones materiales, sino sobre todo para salvaguardar

su prestigio. La posicin a esgrimir al respecto sera la siguiente: la

absorcin abiertamente premeditada de Marruecos por Francia pone fin a la

libre competencia extranjera y origina, por tanto, a los intereses de las

terceras Potencias, y en particular de Alemania, un grave perjuicio ahora y

en el futuro. Durante mucho tiempo cremos que Francia buscara un

acuerdo con las Potencias interesadas. Sin embargo, no ha sido as, al menos

por lo que a Alemania se refiere.

En consecuencia, el Gobierno alemn se ve obligado a asumir, por su propia

iniciativa, la defensa de los intereses alemanes que nuestro Soberano

resumi ante el Rey de Espaa de esta manera: Nosotros reclamamos la

libertad de comercio y de trfico en Marruecos.

Este programa caducara desde el momento en que Francia se apoderase de

Marruecos.


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24

Nota del barn Holstein

3 de junio de 1904

5.-

El ambiente belicista en Europa

"Francia no est an preparada para el combate. Inglaterra se enfrenta con

dificultades interiores y coloniales. Rusia rechaza la guerra, porque teme larevolucin interior. Vamos a esperar a que nuestros adversarios estn

preparados o debemos aprovecharnos del momento favorable para provocar

la decisin? Esta es la grave cuestin que hay que zanjar.

El ejrcito austraco es an fiel y til. Italia est todava firmemente ligada a

la Triple Alianza e incluso si prefiere (...) mantener la paz para restaar las

heridas de la ltima guerra, sabe (...) que si Alemania es derrotada, quedar

sin remedio a merced de la violencia de Francia e Inglaterra y perder su

posicin independiente en el Mediterrneo (...) Podemos igualmente contar

llegado el caso con Turqua y Rumania (...) Podramos tener la direccin de

la poltica europea mediante una ofensiva resuelta, y podramos asegurar

nuestro porvenir.

Esto no quiere decir que debamos provocar la guerra; pero all donde se

manifieste un conflicto de intereses (...) no debemos retroceder, si no

solucionarlo mediante la guerra y comenzarla con una ofensiva resuelta,

poco importa el pretexto, porque no se trata de ese conflicto, sino de nuestroporvenir, lo que est en juego."


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Extracto de un artculo aparecido en el diario alemn Die Post

24 de febrero de 1914

6. La opinin alemana y la eventualidad de un a guerra

Fuente: Nota Stephen Pichon, Ministro de Asuntos Exteriores, sobre la opininpblica en Alemania segn los informes de los agentes diplomticos y consulares, Pars, 30

de julio de 1913, Documents diplomatiques. La guerre europenne, 1914, imprimerie

Nationale, Pars, pgs. 15-20.

(en Pierre Guillen, Historia de Alemania, p. 283-287)

La opinin alemana est dividida, sobre la cuestin de la eventualidad de una guerra

posible y prxima, en dos corrientes: hay en el pas fuerzas pacficas, pero inorgnicas y

sin jefes populares. Consideran que la guerra sera una desgracia social para Alemania,

que el orgullo de casta, la dominacin prusiana y los fabricantes de caones y de

planchas acorazadas obtendran el mejor partido, y que la guerra sera beneficiosa en

especial para Inglaterra. Se descomponen tal como sigue:

La gran masa de obreros, artesanos y campesinos, que son pacficos por instinto. La

nobleza alejada de los intereses militares y comprometida en los asuntos industriales,

tales como los grandes Seores de Silecia y algunas otras personalidades muy


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influyentes en la Corte, y bastante inteligentes como para darse cuenta de las

desastrosas consecuencias polticas y sociales de una guerra, aunque fuera victoriosa

para Alemania. Un gran nmero de industriales, de comerciantes y financieros demediana importancia, a los que la guerra, incluso victoriosa, llevara a la banca rota

puesto que sus empresas viven del crdito y esta en comandita con capitales

extranjeros. Los polacos, los alsaciano-lorenesesy los habitantes de Schleswig-Holstein,

conquistados pero no asimilados y con una sorda hostilidad hacia la poltica prusiana, es

decir, unos siete millones de alemanes anexionados. Finalmente, los gobiernos y las

clases dirigentes de los grandes Estados del Sur, Sajonia, Babiera, el Wurtemberg y el

Gran Ducado de Baden, estn divididos entre este doble sentimiento: una guerra con

derrota comprometera a la Confederacin, de la que han recibido grandes ventajas

econmicas; una guerra victoriosa slo beneficiara a Prusia y a la prusianizacin,

contra la cual luchan duramente para defender su independencia poltica y su autonoma

administrativa.

Estos elementos prefieren, por razn o por instinto, la paz a la guerra; pero slo son

fuerzas polticas de contrapeso, cuya fuerza en la opinin pblica es sumamente

limitada o bien fuerzas sociales silenciosas, pasivas e indefensas ante el contagio de una

ola belicista. Un ejemplo aclara la idea: Los 110 diputados socialistas son partidarios de

la paz. No sabran impedir la guerra, ya que ello no depende ni del menor voto del

Reichstag, y, ante esta eventualidad, el grueso de sus fuerzas hara coro en la clera o el

entusiasmo con el resto del pas. Hay que hacer notar, finalmente, que estos partidarios

de la paz en la masa creen en la guerra, puesto que no ven otra salida a la situacin

actual... Esperan, sin embargo, que la buena voluntad del emperador, por una parte, y

las dificultades de Francia en Marruecos, por otra parte, garanticen por algn tiempo la

paz. Sea lo que sea, su pesimismo deja las manos libres a los partidarios de la guerra.

A menudo se habla del partido militar alemn. La expresin es inexacta, incluso para

referirse a que Alemania es el pas de la supremaca del poder militar... Existe un estado


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de nimo ms importante que este hecho histrico, ya que constituye un peligro ms

evidente y ms cercano. Existe un partido de la Guerra, con sus jefes, sus partidarios, y

una prensa convencida o pagada para fabricar la opinin publica con medios variados ytemibles para intimidar al Gobierno. Acta sobre el pas con ideas claras, con

sentimientos ardorosos y con una voluntad de accin tensa y agitada... Unos quieren la

geurra porque es inevitable dadas las circunstancias actuales. Y para Alemania ms vale

enseguida que tarde. Otros la consideran como necesaria por razones econmicas

motivadas por la superpoblacin, la superproduccin y la necesidad de mercados y

salidas de productos, como razones sociales: una maniobra de distraccin en el exterior

slo puede obstaculizar o retardar la llegada al poder de las masas democrticas y

socialistas. Otros, inseguros sobre el porvenir del Imperio, y creyendo que el tiempo

que transcurra ir en beneficio de Francia, piensan que hay que acelerar los

acontecimientos. No es extrao encontrar, a travs de conversaciones y folletos

patriticos, el sentimiento oscuro pero profundo de que una Alemania libre y una

Francia resucitada son dos hechos histricos incompatibles. Otros son belicosos por

bismarckismo. Se sienten humillados por tener que discutir con los franceses, que

hablar claro, razonablemente, en las negociaciones o conferencias en las que no

tuvieron siempre razn mientras tienen la fuerza ms decisiva. Hacen emerger u orgullosin lmite de un pasado reciente, alimentado por recuerdos vividos, por la tradicin oral

o por los libros, y herido por los acontecimientos de estos ltimos aos. El despecho

irritado caracteriza el espritu de asociaciones, Wehrvereine y otros grupos de la joven

Alemania. Otros quieren la guerra a causa de un odio mstico hacia la Francia

revolucionaria. Otros, finalmente por rencor.

En realidad, estos sentimientos se concretan de la siguiente manera: los hidalgelos,

representados en el Reichstag por el partido Conservados, quieren eludir a cualquier

precio el impuesto sobre los derechos sucesorios, inevitable si la paz se prolonga... El

Reichstag lo vot en principio. Significa un grave atentado contra los intereses y

privilegios de la nobleza territorial. Por otra parte, esta nobleza constituye una


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aristocracia militar... Slo la guerra puede prolongar su prestigio y servir a sus intereses

familiares... Finalmente, esta clase social, que forma una jerarqua cuya cima

corresponde al rey de Prusia, constata con terror la democratizacin de Alemania y elpoder creciente del partido socialista, y piensa que tiene los das contados. Sus intereses

materiales no slo estn amenazados por un formidable movimiento hostil al

proteccionismo agrcola, sino que adems su representacin poltica disminuye tras

cada legislatura... La gran burguesa, representada por el partido nacional-liberal,

partido de los satisfechos, no tiene las mismas razones que los gentileshombres para

desear la guerra. Sin embargo, excepto algunos pocos casos, es belicosa. Sus razones

son sociales. La gran burguesa est tan afectada como la nobleza por la

democratizacin de Alemania... Incmoda entre los instintos conservadores y la ideas

liberales, pide a la guerra que soluciones lo que sus incapaces y lamentables

representantes no logran arreglar. Por otra parte, los industriales doctrinarios opinan que

las dificultades que tienen con sus obreros tienen su origen en Francia, centro

revolucionario de las ideas emancipadoras: sin Francia, la industria quedara tranquila.

Finalmente, los fabricantes de caones y de planchas de acero, los grandes comerciantes

que cada vez exigen ms, los banqueros que especulan sobre la edad de oro y la

prxima indemnizacin de guerra, piensan que la guerra constituir un buen negocio.Entre los bismarckianos hay que contar a funcionarios de todas las carreras,

representados con bastante exactitud en el Reichstag por los Conservadores libres,

partido de los jubilados, cuyas fogosas ideas se desparraman en la Post. Hacen escuela y

tienen descendencia entre los grupos de jvenes cuyo nimo ha sido preparado y puesto

en tensin en el colegio o en la universidad.

La universidad, ha excepcin de algunos espritus distinguidos desarrolla una ideologa

guerrera. Los economistas demuestran a base de estadsticas la necesidad que Alemania

tiene de poseer un Imperio colonial y comercial que corresponda al rendimiento

industrial del Imperio. Hay algunos socilogos fanticos que van mas lejos. La paz

armado, dicen, es una pesada carga para las naciones, que impide la mejora de la suerte


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de las clases y favorece el empuje socialista. Francia, obstinndose por conseguir el

desquite, se opone al desarme. Hay que reducir de una vez por todas a este pas a la

impotencia durante un siglo. Esta es la mejor y ms rpida manera de resolver lacuestin social. Historiadores, filsofos, publicistas polticos y otros apologistas de la

Deutsche Kultur, quieren imponer al mundo una forma de sentir y de pensar que sea

especficamente alemana. Quieren conquistar la supremaca intelectual que, segn la

opinin de los espritus lcidos, est en Francia. En esta fuente bebe la fraseologa de

los pangermanistas, as como los sentimientos los contingentes de las Kriegsvereine, de

las Wehrvereine y otras asociaciones de este gnero...

Hay, finalmente, partidarios de la guerra por rencor, por resentimiento. Estos son losms peligrosos. Se reclutan entre los diplomticos... Los ms encarnizados son los que,

desde 1905, han estado metidos en negociaciones entre Francia y Alemania; acumulan

y adicionan prejuicios contra nosotros... Necesitan un desquite, ya que se consideran

embaucados...

Es una opinin bastante extendida, incluso en los medios pangermanistas, que

Alemania no declarar la guerra, dado el sistema de alianzas defensivas y la disposicin

del emperador. Pero cuando llegue el momento deber forzar a Francia, por todos los

medios, para que la ataque. Se la ofender si es preciso. Esta es la tradicin Prusiana.

Hay que considerar entonces la guerra como algo fatal? Es poco probable que

Alemania se atreva a emprender esa aventura si Francia puede conseguir que la Entente

Cordial y la Alianza Rusa no sean solo ficciones diplomticas, sino realidades a tener

en cuenta en la prctica. La flota inglesa inspira un saludable terror. Pero no seamos

ridculos... las diferencias se solucionarn por tierra. Respecto a Rusia aunque tiene un

peso considerable sobre la opinin pblica, mucho mayor que hace tres o cuatro aos,en los medios polticos y militares no se cree que su ayuda sea lo suficientemente rpida

y enrgica como para llegar a ser eficaz. Los nimos se habitan as a considerar la

prxima guerra como un duelo entre Francia y Alemania.


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7. El militarismo en Alemania Imperial

Fuente: Etiene Flandin, LAllemagne en 1914, Le Soudier, Pars 1915, pg. 87.


El ejrcito alemn no solo dispone de nmero, sino que tambin tiene una educacin

guerrera de la mayor calidad. Puede decirse que esta educacin comenz para el soldado

antes de su llegada al cuerpo que le correspondiera. En efecto, en todas las regiones del

Imperio se han constituido sociedades de preparacin militar, que forman a la juventud en

los ejrcitos de marcha, de gimnasia, de equitacin, de tiro, de maniobras o de

campamento. Estas sociedades cuya direccin corre a cargo de una de las mximas

autoridades militares de Alemania, el mariscal von der Golltz, dispone de un presupuesto

de varios millones y no tiene menos de 800000 miembros. Los Alemanes, tienen pues, la juventud mejor preparada, fsica y moralmente, para el servicio militar. Y, cuando se ha

cumplido el servicio activo, prosigue la educacin para los reservistas. Los periodos de

ejercicios a los que los reservistas, estn sujetos, no se cumplen en la mayor parte del

tiempo- en los cuarteles, sino en los campos de instruccin militar. Alemania posee 24

campos de stos... los reservistas se ejercitan en verdaderos servicios de campaa en los

que ejecutan maniobras de tiro, efectan grandes movimientos de masas y se inician en

todos los nuevos procedimientos, ofensivos o defensivos, de la tctica moderna...

El soldado alemn es ms resistente que valeroso, pero es disciplinado por herencia y por

educacin. Forma parte de una nacin en la que todo est jerarquizado. Desde la infancia

se le ha inculcado la idea de obediencia ala autoridad, ida lo que pida. El que manda se le


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protestas parlamentarias han sido vanas. El cuerpo de oficiales permanece como un cuerpo

cerrado e infatuado por su predominancia social...

Hay que reconocer que el imperio ha multiplicado sus esfuerzos para asegurar un cuerpo de

oficiales al nivel de su cometido. Desde la edad de 10 aos, los hijos de los oficiales o de

los funcionarios que quieren dedicarse ala carrera de las armas entran en una de las 10

escuelas de cadetes... en la escuela de cadetes reciben ya una instruccin tctica importante;

la prosiguen durante tres aos estudiando en una de las seis escuelas de guerra... la intrusin

tctica se da en cierto nmero de escuelas de practicas... finalmente, la elite, los que tendrn

reservado en el futuro las funciones del alto mando, acaban su educacin militar en el

Estado Mayor. Su acceso en l es particularmente difcil. La cantera para el reclutamientoes la Academia de Guerra de Berln. Cada ao esta escuela de alta enseanza tctica recibe

alrededor de 150 oficiales; los cursos tienen una duracin en ella de tres aos... Alemania,

tiene, as, un personal muy limitado de oficiales de Estado Mayor, pero es un personal

inmejorablemente instruido, enterado de todos los problemas de tctica y de estrategia...

La prxima guerra -deca el Mariscal Motke- ser sobre todo una guerra en la que la

ciencia estratgica del mando tendr la Mayor importancia. Y aada: nuestra fuerza se

haya en la direccin, en el mando, en un palabra, en nuestra gran Estado Mayor, al que he

consagrado los ltimos aos de mi vida. Esta fuerza ya la pueden envidiar nuestros vecinos,

pero no la tienen.

8. La Liga Naval y el Gobierno Imperial

Fuente: Carta del Prncipe Salm-Hortmar, Presidente de la Liga Naval, dirigida a

Tripitz el 3 de diciembre de 1901, y respuesta de Tripitz del 14 de diciembre de 1901,

citadas en Eckart Kehr, Soziale und finazielle Grundlagen der Tirpitzs-chen


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Flottenpropaganda, en Moderne Sozialgeschchte, Hrsg. V. Hans-Ubrich Wehler,

Colonia, 1966, pgs. 401-402.


1. Varias personalidades de diferentes partidos me han pedido que suscite unmovimiento para procurar que Reichstag presente al gobierno la siguiente

demanda: dada la coyuntura desfavorable y la crtica situacin que reinan en el

comercio y la Industria, y que provocan el paro de varios miles de trabajadores,

debe acelerarse segn el ritmo ms veloz posible la construccin de navos de

guerra, llevada a un ritmo demasiado lento. Si la construccin de los navos

aprobada por la ltima ley sobre la flota se acelerara de esta suerte, empresa a la

que pueden enfrentarse perfectamente los astilleros alemanes, numerosas ramas de

la industria recibiran pedidos, lo que no solo las sacara a flote, sino que adems

les permitira dar trabajo a sus obreros y readmitir a los que han tenido que

despedir. Pero uno de los principales factores que hay que considerar es que la

demanda de nuevos navos de guerra, al reanimar la actividad comercial eindustrial, provocara un alza de los valores de la Bolsa, salvara numerosos ttulos

y consolidara el mercado financiero.

Un solo partido no puede dirigir esta peticin al gobierno, ya que fcilmente se le

podra acusar de perseguir objetivos egostas o partidistas. Por ello he pensado que

esta iniciativa debera provenir de una organizacin neutral, y que la liga naval, en

la que estn representados todos los partidos, constituir el lugar ms apropiado

donde los partidos podran unirse al respecto a fin de lograr que Reichstag

dirigiera una peticin al gobierno. Estoy absolutamente seguro de que el gobierno

ansa en gran manera que el Reichstag se decida a ello. Sin embargo, no puedo

dejar de ponerme de acuerdo con V.E., y le pido que haga llegar esta carta al


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canciller, para que yo sepa cual ser la reaccin del gobierno ante una iniciativa de

mi parte en esta aspecto. En caso de una respuesta favorable, a partir de Navidad

empezara a activar este asunto y emprendera una campaa en los peridicos de laLiga Naval. Si el canciller lo desea, estoy dispuesto a conversar antes de ello con

l.

2. Le agradezco sumamente su carta del 3 de diciembre que he presentado al cancillersegn su deseo. Si fuera posible obtener en el Reichstag una mayora para una

resolucin en la que se pidiera al gobierno la aceleracin de la construccin de losnavos, ello seria de la mayor importancia para el refuerzo de nuestros medios

navales. Pero usted comprender que una aceleracin en la construccin de la flota

no se puede realizar de forma aislada. Hay que aumentar tambin la extensin de

los astilleros y de las instalaciones portuarias, acelerar la formacin del personal y

aumentar la duracin del servicio. Si solo se inicia la construccin de un acorazado

de ms anualmente, como se ha previsto en el programa de construccin que figura

en la ley sobre la flota, y si a ello se aade los gastos ocasionados por los

desembolsos corolarios que acabo de mencionar, se tendr que aumentar el

presupuesto de la marina, cada ao, de 30 a 35 millones de marcos. Pero si, como

usted escribe, los astilleros alemanes debieran estar ocupados de forma que se

pudiera utilizar toda su capacidad de produccin, un navos no ms no bastara,

sino que cada ao deberan fabricarse dos o tres unidades ms, o sea, un aumento

de los gastos navales de 65 a 100 millones de marcos. Por el momento parece

desdichadamente por completo imposible formar en el Reichstag una mayora a

favor de una resolucin de este gnero, dado el actual agrupamiento de partidos ynuestra situacin financiera tan apurada. En estas condiciones el gobierno debe,

muy a pesar suyo rechazar toda actuacin, sea directa o indirecta, tendente a


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provocar una campaa para la aceleracin del ritmo actual de construccin de la

flota. Por ahora el momento favorable para esta aceleracin no ha llegado an.

9. La "poltica mundial"

Fuente: Informe del embajador de Francia en Berln, el 12 de diciembre s 1899,Documents

diplomatiques francais, 1 serie, t. 16, lmprimerie Nationale, Pars, pgs. 44-46.


Noailles analiza un discurso pronunciado por Blow con ocasi46n de los debates en elRechstag sobre el programa naval.

El secretario de Estado para los Asuntos Exteriores pronunci ayer, en el Reichstag, con

ocasin del proyecto del aumento de la flota, un importante discurso del que me creo

obligado a resumir sus puntos principales.

El conde von Blow comenz por declarar que la necesidad de reforzar la marina militar

del Imperio era una consecuencia inmediata del actual estado de cosas en el mundo y de las

exigencias de la poltica en ultramar. Luego, tras haber pasado revista a los hechos ms


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sobresalientes de la historia de la expansin colonial universal, hizo alusin directa a los

incidentes que se desarrollan actualmente en el Transvaal. Nadie, dijo, puede prever qu

consecuencias producir la guerra que, desde hace algunas semanas, asola el sur de Africa.El Primer Ministro ingls proclam, hace ya algn tiempo, que los Estados fuertes, seran

cada vez ms fuertes y los dbiles ms, y todo lo que sucede , seala la certeza de esa

afirmacin. No creo que estemos en vsperas de un nuevo reparto del mundo -aadi el Sr.

Biilow-, pero en todo caso, de la misma manera que no pretendemos ni queremos

perjudicar a ninguna potencia, asimismo tampoco queremos permitir que ninguna potencia

nos deje al margen ya sea desde el punto de vista poltico o desde el punto de vista

comercial.

El secretario de Estado para los Asuntos Exteriores se refiri entonces al rpido aumento de

la poblacin de Alemania, y al desarrollo de la industria y el comercio. Todo ello -dijo-

nos obliga a una "poltica mundial" (Welpolitik). Cuando los ingleses hablan de la

"Greater Britain" y los franceses de la "Nouvelle France", cuando los rusos marchan hacia

Asia, debemos pretender una "mayor Alemania"...

El conde von Bullow insisti a continuacin sobre el actual carcter de la poltica

internacional de donde resulta que cada da puede formarse un nuevo problema. Hay que

estar preparados, preparados especialmente en el mar. La importancia de los intereses

martimos no necesita demostracin, y para su defensa es indispensable poseer una marina

de guerra suficiente, respaldada por bases carbonferas, como la guerra hispanoamericana

lo ha evidenciado. Hay que dejar bien en claro que -aadi el Secretario de Estado- el

desarrollo en ultramar no nos debe hacer olvidar que nuestro "centro" est en Europa y que

no dejaremos de lado el deber que nos incumbe de velar por la seguridad de nuestra

situacin en Europa, la cual reposa sobre la Triple Alianza -la Triple Alianza indestructible-y sobre las buenas relaciones con Rusia. La mejor garanta de una poltica extraeuropea,

comedida ylgica, reside en la obligacin, siempre-impuesta a Alemania de mantener sus

fuerzas en Europa prestas y unidas...


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El discurso ha sido recibido con aplausos por casi toda la derecha, que subray

especialmente con muestras de aprobacin el pasaje relativo a las buenas relaciones con

Rusia. Pero los diputados de este grupo recibieron, por el contrario, con interrupciones lasmuestras de cortesa que el Sr. von Blow dedic a Amrica. La izquierda permaneci

relativamente bastante fra. Las consideraciones relativas a la mayor Alemania llegaron

hasta a provocar, en este partido, vivas muestras de desaprobacin que motivaron la

intervencin del presidente.

10.El "cerco a Alemania

Fuente:

Carta de von Bulow al Ministro de Guerra von Einem, citada en las Memories du

chanceler prince de Bulow, trad. francesa, Plon, Pars, 1930, t. II, pgs. 231-33.

(en Pierre Guiellen, Historia de Alemania, p. 262-263)

En esta carta, fechada el 10 de julio de 1906, Blow expone que Alemania rodeada de

potencias hostiles, debe reforzar sus ejrcitos.

Al leer los peridicos franceses, me he quedado impresionado ante los grandes preparativos

militares de Francia desde hace un ao. Se habla de centenares de millones gastados con

ese fin. Con la ayuda del Seor, consegu sacar a Alemania del asunto de Marruecos,

manteniendo la paz y salvaguardando por completo nuestros derechos, nuestros intereses y

nuestra dignidad. Segn todas las previsiones, vamos a tener algunos aos de paz y


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tranquilidad. La necesidad de la Paz es enorme en este mundo. Pero a Ud., mi querido

amigo, no tengo necesidad de explicarle que la situacin podra modificarse por completo

en unos pocos aos, si los asuntos tomaran un mal cariz; estamos rodeado de muchaenvidia, odio y animosidad. La hostilidad y los celos Britnicos han disminuido, pero no

han desaparecido por completo. En Francia la idea de un desquite no se ha apagado, ni

tampoco la idea de reconquistar la Alsacia-Lorena y vengarse de las derrotas de hace

cincuenta aos, y de recuperar asimismo la hegemona en Europa que Francia disfrut

desde Enrique IV hasta Napolen III, durante 270 aos. Lo que suceder con respecto a

Rusia no se puede prever en manera alguna. Los partidos revolucionarios y democrticos

que, al parecer van ganando cada da ms terreno, son antialemanes, ya por sus tendencias

paneslavistas, o ya porque el imperio alemn y la realiza prusiana se les antoja el bastin de

la monarqua conservadora, hacia la que solo sienten odio, y a la que oponen la Francia

Radical y democrtica y la Inglaterra constitucional y liberal. Entre nuestros Aliados, Italia

representa un factor del que jams se puede estar seguro; y Austria Hungra en el mejor de

los casos, permanecer an mucho tiempo perturbada por sus graves problemas internos.

Tenemos, pues, un deber sagrado: hacer lo que sea humanamente posible para que nuestra

nacin est preparada para el da en que la tempestad se desencadene. La suerte de la

batalla, si se lleva a trmino, depende de Dios. Pero ante Dios y ante la Historia somosresponsables, del equipamiento del ejrcito, a fin de que el da que nuestro pueblo se lance

por el camino de la guerra, lo haga con un armamento completo y perfecto y con todas las

garantas de victoria. Realmente el que os habla es un profano. No puedo, pues, entrar en

detalles, y en cuanto a las preguntas que os voy a presentar, os ruego la indulgencia de un

oficial tan competente como sois. Q medidas tcnicas pueden tomarse respecto a las

medidas y esfuerzos franceses? Necesitamos ms ametralladoras? Se ha de apresurar la

transformacin de la artillera? Cmo est la organizacin de los servicios de

comunicacin, los atalajes de artillera pesada y los dirigibles? Cul sera el uniforme ms

prctico, teniendo nicamente en cuenta las necesidades de la guerra? Respecto al mtodo

a emplear para conseguir la aprobacin de un proyecto de ley eventual, le recomiendo

naturalmente que evite todo lo que pudiera despertar la desconfianza del extranjero o


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incluso llamar la atencin. Imitemos a los franceses que se arman en el mayor silencio.

Nada de discursos provocativos, nada de manifestaciones dirigidas contra tal o cual

potencia, nada de argumentos de alta poltica, nada de ruido intil. Hablar lo menos posiblede estas peticiones eventuales, ya sea antes o despus del voto del presupuesto, para

impedir la agitacin que pudiera provocar la oposicin. Las peticiones debern hacerse

con la mayor ponderaci6n posible y a base de argumentos tcnicos. Le indico de forma

expresa que el Emperador ignora que le he escrito.

11. Los armamentos navales y las relaciones con Inglaterra

Fuente: Acta de una conferencia mantenida en la cancillera del Reich, el 3 de junio

de 1909, citada en von Einem, op. cit., t. 11, pgs, 424-430.


Reunidos junto a Blow, el almirante Tirpitz; el vicealmirante Mller; Moltke, jefe delEstado Mayor general; Bethmann llollweg, secretario de Estado del Interior; Schoen,

secretario de Estado para Asuntos Exteriores, y Metternich, embajador en Londres,

examinan la oportunidad de una negociacincon Inglaterra para acabar con la tensin

entre los dos pases.

El canciller seala que, segn todas las nuevas que le llegan, la opinin pblica inglesa estseriamente opuesta a nosotros; Inglaterra teme que la cantidad de nuestras construcciones

navales se vaya acercando peligrosamente a la suya; dominada por este temor, se muestra

desde hace bastante tiempo hostil hacia nosotros en todo el mundo e intenta poner a otras


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potencias en contra nuestra... Los ingleses conscientes prevn una guerra anglo-alemana; se

trata de saber cules seran nuestras posibilidades en caso semejante. El almirante von

Tirpitz ha expuesto que en los aos que siguen no podemos enfrentarnos con tranquilidad aInglaterra en una guerra; en estas condiciones hay que preguntarse si un entendimiento con

Inglaterra se puede llevar a cabo; declaradamente los medios diplomticos no bastan ya

para tranquilizar a Inglaterra; una alianza sera posible sobre la base de una disminucin de

la velocidad del ritmo de las construcciones navales por ambas partes; lo mejor sera la

combinacin de un arreglo semejante con un acuerdo en otras cuestiones, por ejemplo en

las cuestiones coloniales, o en las cuestiones de poltica comercial o de poltica general, tal

vez bajo la forma de un convenio de neutralidad. El canciller cree que nuestras relaciones

con Inglaterra son el nico nubarrn en el horizonte de nuestra poltica exterior... Invitado a

tomar la palabra, el conde de Metternich describe cmo se encuentra la opinin pblica

inglesa: hace apenas veinte aos, era favorable a Alemania y a la Trplce; luego ha variado

tras el telegrama al presidente Krger y la actitud de los alemanes durante la guerra contra

los boers; pero no se ha vuelto totalmente en contra sino a partir del momento en que

nuestras construcciones navales y la propaganda que hemos hecho sobre las mismas han

dado a los ingleses la conviccin cada vez mayor de que nuestra flota constituye una

amenaza real para su pas, y que la seguridad y superioridad en el mar es para ellos unacuestin vital. La competencia alemana en el mercado mundial es con toda seguridad

fastidiosa para los ingleses, pero no es ella, sino nicamente la poltica naval alemana lo

que les ha irritado profundamente. El Almirante Tirpitz es del parecer de que la carta de Su

Majestad puede provocar malentendidos; se ha esforzado siempre por convencer a Su

Majestad de que no le convendra negarse a priori a una discusin sobre la cuestin de los

armamentos navales... Segn su opinin, el peligro de un conflicto con Inglaterra no es tan

grande como lo presentaba Metternich; segn sus observaciones, el mal humor de los

Ingleses esta motivado por la competencia, econmica y poltica de Alemania, y la actual

agitacin se debe esencialmente a los tejemanejes de sir John Fisher, que representa al

Almirantazgo y lucha contra Alemania con todos los medios que la perfidia coloca en sus

manos: cuanto ms poderosa sea nuestra flota, tanto ms Inglaterra se guardar de buscar


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jaleo... Estima inoportuno y hasta peligroso, tras la actitud tomada por el Gobierno ingls

durante esta primavera, tornar la iniciativa para una alianza con Iglaterra; hay que dejar que

Inglaterra presente sus proposiciones.. Las escucharemos y a nuestra vez, haremos tambinnuestras propuestas... A su parecer no hace falta esperar un nuevo intento de

consentimiento; pero en ningn caso podramos prestarnos a un acuerdo con Inglaterra sin

una suficiente contrapartida militar... El ministro de Estado Bethmann estima que no

deberamos tomar la iniciativa para llegar a un acuerdo sino en el caso en que estuvisemos

preparadas para formular una proposicin definida... Tal vez podra llegar a una cierta

distensin con Inglaterra en cuanto a las colonias y a la poltica comercial... El conde de

Metternich estima que es muy deseable un acuerdo en las cuestiones comerciales y

coloniales, pero no bastara para tranquilizar a Inglaterra, lo que slo se puede obtener

mediante un entendimiento en la cuestin de las flotas; sera posible hacer una concesin a

Inglaterra retrasando el ritmo de nuestras construcciones? El general von Moltke es de la

opinin de que no hay posibilidad alguna de...

12.-

La primera guerra mundial. La tensin Europea:

La tensin Europea:

Fuente: Memoria del Jefe de Estado Mayor Alemn Ludendorf (Jefe de Oficina de

Operaciones del Estado Mayor Alemn). Diciembre de 1912. Textes et document

dHistorie, LEpoque Contemporaine.


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El conflicto entre dos de las grandes potencias militares de Europa, desatar una

guerra Europea general: Tal ser la consecuencia obligada, de los tratados entre las

diferentes partes. En tal conflagracin la Triple Entente dispone:

De todas las fuerzas francesas de mar y tierra, si es que las de tierra no son inmovilizadas,

en parte, en frica del norte. De la potencia naval de Inglaterra y del cuerpo expedicionario

britnico.

De las fuerzas de Rusia en Europa, con excepcin de algunas fracciones que debern ser

mantenidas para reprimir las dificultades internas.

Frente a la Triple Entente, la Triple Alianza dispone de todo el ejrcito y flotaalemana, y tambin, con las reservas que se sealan ms adelantes, de las fuerzas de tierra y

de mar de Austria, Hungra, de Italia y posiblemente de Rumania.

... hay, pues, en nuestros dos aliados, contingencias que deben examinarse; tienen una

importancia real e la apreciacin; desde el punto de vista militar, del eso que la Trplice

puede poner en la balanza en caso de una guerra europea... en una guerra de la Trplice

con la Triple Entente, el Austria empujada por el instinto de conservacin, opondr todas

sus fuerzas a Rusia. Su acercamiento con Italia le permitir momentneamentedesguarnecerse, en la frontera del sudoeste, este es un hecho que en las actuales

circunstancias no hay que subestimar. En lo que respecta a Alemania, cae de su peso que

ella movilizar toda su potencia militar.


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lesiona al mismo tiempo sus propios intereses. En nuestro tiempo en que ya no se desea

ms una guerra de gabinete, todo Estado tiene necesidad de esa voluntad para poder

conducir una guerra enrgica.

En cambio, la Entente presenta fuertes tendencias ofensivas, es decir, objetivos

positivos que aparecern ante los Estados aliados como dignos de ser realizados.

Prusia tiene el deseo comprensible de aplastar el Austria para imponer la

hegemona en Europa, y por medio de Serbia, abrirse la ruta del Adritico. Austria no tiene

sino un inters defensivo que oponerle.

Francia anhela recuperar sus provincias perdidas y tomar su revancha de las derrotas

de 1870. Alemania no quiere sino defender su propiedad. Inglaterra trata de

desembarazarse, con la ayuda de sus aliados, de la pesadilla de la potencia martima de

Alemania. Alemania no piensa en la destruccin de la flota Inglesa: aqu tambin, slo

quiere defenderse.

As pues, en todos los puntos, fines defensivos por un lado, fines ofensivos por el

otro. Esto significa en caso de guerra, ms cohesin en triple Entente que en la Triple

Alianza.

...En pocas palabras puede caracterizarse como sigue la esencia misma de la Triple

Alianza, no slo en el actual perodo de tensin poltica, sino tambin en el futuro. De las

partes contratantes, la ms amenazada desde el punto de vista poltico, es el Austria; desde

punto de vista militar, Alemania. Italia es la menos amenazada poltica y militarmente. Si

estalla la guerra, no hay duda que todo su peso recaer en las espaldas de Alemania,

rodeada de adversarios por sus tres lados.

A pesar de esto, si se produce la catstrofe deberemos formular el casus belli de

manera que la nacin corra a las armas con un solo corazn y entusiasmo. Las


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circunstancias actuales podemos afrontar la pesada tarea con confianza. Las fuerzas

numricas de nuestro ejrcito que desde hace tiempo no corresponde a la capacidad

guerrera del pas, basta sin embargo, como lo demostrare ms adelante, para estar a la alturade las tareas que nos reserva el porvenir. Si la situacin poltica de Europa no cambia, la

posicin central de Alemania, siempre nos obligar a hacer frente desde varios lados. Sin

embargo, ser preciso guardar la defensiva de un lado con fuerzas dbiles, para poder tomar

la ofensiva en el otro. Este ltimo flanco no puede ser otro que Francia. Ah se puede

esperar una decisin rpida, en tanto que del lado de Rusia, una guerra ofensiva no tiene

objeto. Pero para operar ofensivamente contra Francia, ser preciso violar la neutralidad de

Blgica. Slo con la marcha a travs de territorio belga es posible atacar y batir el ejrcito

francs en campo abierto. Encontraremos en el camino al cuerpo expedicionario ingls, si

es que no logramos atraer a nuestro lado a los belgas, tambin a las tropas belgas. Sea como

sea, esta operacin presenta ms posibilidades de xito que un ataque frontal sobre la

cortina fortificada del este francs. Un ataque de este tipo, dara a las operaciones un

carcter de guerra de fortificaciones, costara mucho tiempo, arrebatara al ejrcito al

impulso y la iniciativa de que tanto necesitaremos, mientras mayor sea el nmero de los

enemigos con que sea preciso contar.

...en consecuencia, es necesario por una parte, aumentar efectivamente las fuerzas

activas de Alemania; pero por otra, salta a la vista que es imprescindible reforzar nuestras

fortificaciones en el Este, es decir all donde estaremos obligados a mantenernos a la

defensiva.


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13.-

El clima preblico

Hay que habituar al pueblo alemn a pensar que una guerra ofensiva por nuestra

parte es una necesidad para combatir 1as provocaciones del adversario. Hay que llevar las

cuestiones de tal manera que, bajo la penosa impresin de armamentos poderosos, de

sacrificios considerables y de una situacin poltica tensa, se considere como una liberacin

el desencadenamiento de la guerra, y hay que preparar sta desde el punto de vista

econmico, pero sin despertar la desconfianza de nuestros financieros.

Estos son los deberes que incumben a nuestro ejrcito, y que exigen un efectivo

elevado. Si nos ataca el enemigo, o si queremos domarle, haremos como nuestros

hermanos de hace una centuria: el guila provocada emprender el vuelo, apresa al en

enemigo con sus apretadas garrasy lo volver inofensivo. Recordaremos entonces que las

provincias del antiguo Imperio alemn -el condado de Borgoa y buena parte de Lorena-

estn todava en manos de los francos y que millares de hermanos alemanes de las

provincias blticas gimen bajo el yugo eslavo. Devolver a Alemania lo que antao posea

es cuestin nacional.

(General Moltke: Memorndum del 13 de marzo de 1913).


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14.-

La guerra submarina

Desde hace dos aos y medios abusa Inglaterra del poder de su flota, intentando obligar a

Alemania a someterse a ella mediante el hambre. En su brutal quebrantamiento del derecho

internacional. El grupo de potencias acaudillado por Inglaterra paraliza no slo el comercio

de sus adversarios, sino que con desconsiderada presin obliga tambin a los neutrales a

abandonar todo comercio que no les es grato, o a limitar este segn sus rdenes arbitrarias...

El Gobierno ingls persiste en su guerra por hambre que si bien no afecta a la potencia

armada del adversario, s obliga a mujeres y nios, enfermos y ancianos, a sufrir penurias

por su patria, que son dolorosas y ponen en peligro las energas del pueblo...

El Gobierno imperial no podra responder ante su propia conciencia, ante su pueblo y ante

la Historia, si dejara de intentar cualquier medio para acelerar el trmino de la guerra.

Tena, la esperanza de alcanzar este fin por medio de negociaciones. Despus, de haber

sido contestado este intento de entendimiento con el anuncio de una lucha extremada por

los adversarios, el Gobierno imperial, si no quiere pecar ante sus propios sbditos, y para

servir en su elevado sentido a la humanidad, tiene que seguir la lucha por la existencia

impuesta de nuevo por sus rivales, apelando a todas las armas. Por consiguiente, se ve

obligado a prescindir de todas las limitaciones que se haba impuesto hasta ahora en el

empleo de sus medios de lucha en el mar...

Los Imperios centrales y sus aliados cortarn todo trfico martimo de la Gran Bretaa, de

Italia y de Francia, y a este efecto impedirn a partir del 1 de febrero de 1917, toda clase de

navegacin y por todos los medios en una zona de prohibicin determinada.


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alemanes, italianos, rusos, pidamos a esos millones de hombres que se

junten para que el latido unnime de sus corazones aleje la horrible

pesadilla."

Jean Jaurs: Discurso en Lyon, 23 de julio de 1914

"Esta guerra no la hemos querido nosotros (...) Conducidos a la lucha, nos

movilizamos para rechazar al invasor, para salvar el patrimonio de la

civilizacin y la ideologa liberal que nos ha legado la historia. No queremos

que se pierdan las pocas libertades arrancadas a las fuerzas del mal con

tantos sufrimientos. Contestamos "presente" a la orden de movilizacin.Nunca haremos una guerra de conquistas (...) Emperadores de Alemania y

de Austria-Hungra (...) que habis querido la guerra, nos comprometemos a

doblar las campanas, tocar a muerto, de vuestro reino."

Lon Jouhaux: Discurso en los funerales de Jaurs, 4 de agosto de 1914

16.-

Carta de un soldado ingls desde el frente

Cario mio,

Ahora, si no hay problemas, vas a saber todo acerca de lo que ocurre aqu.

S que te llevars una gran sorpresa cuando te llegue esta carta... Si alguna

autoridad la ve! (...) Quiz te gustara saber como est el nimo de loshombres aqu. Bien la verdad es que (y como te dije antes, me fusilarn si

alguien de importancia pilla esta misiva) todo el mundo est totalmente

harto y a ninguno le queda nada de lo que se conoce como patriotismo. A


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nadie le importa un rbano si Alemania tiene Alsacia, Blgica o Francia. Lo

nico que quiere todo el mundo es acabar con esto de una vez e irse a casa.

Esta es honestamente la verdad, y cualquiera que haya estado en los ltimosmeses te dir lo mismo.

De hecho, y esto no es una exageracin, la mayor esperanza de la gran

mayora de los hombres es que los disturbios y las protestas en casa obliguen

al gobierno a acabar como sea. Ahora ya sabes el estado real de la situacin.

Yo tambin puedo aadir que he perdido prcticamente todo el patriotismo

que me quedaba, solo me queda el pensar en todos los que estis all, todos alos que amo y que confian en m para que contribuya al esfuerzo necesario

para vuestra seguridad y libertad. Esto es lo nico que mantiene y me da

fuerzas para aguantarlo. En cuanto a la religin, que Dios me perdone, no es

algo que ocupe ni uno entre un milln de todos los pensamientos que ocupan

las mentes de los hombres aqu.

Dios te bendiga cario y a todos los que amo y me aman, porque sin su amor

y confianza, desfallecera y fracasara. Pero no te preocupes corazn mioporque continuar hasta el final, sea bueno o malo ( ...)

Laurie

17.-


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La propaganda de guerra en la prensa francesa

"Las balas alemanas no matan.

Nuestros soldados se han acostumbrado a las balas alemanas (...) Y la

ineficacia de los proyectiles es el objeto de todas las conversaciones."

L'Intransigent, 17 agosto 1914

"Excepto cinco minutos al mes, el pelgro es mnimo, incluso en las

situaciones crticas. No s como me las voy a apaar sin pegarme esta vida

cuando la guerra acabe."

Petit Parisien, 22 mayo 1915

"La verdad es que algunos (los refugios de Verdn) son relativamente

confortables: calefaccin central y electricidad (...) La verdad es que uno no

se aburra mucho."

Petit Journal, 1 marzo 1916

"Esperbamos la hora del ataque como el que espera una fiesta."

Petit Journal, 3 octubre 1915

"A propsito de Verdn: Las prdidas han sido mnimas."

cho de Paris, 25 febrero 1916

18.-

Las penurias de la poblacin civil


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"Tal como estaba previsto, hay en el barrio una extrema penuria de harina y

carne. Por consiguiente, la racin de pan queda fijada en 150 gramos por

adulto y 75 por nio menor de diez aos. Vosotros, panaderos, debiselaborar una lista exacta de vuestros cliente, adultos y nio, que debis

controlar severamente. Para los carniceros, tomaris en seguida las mismas

disposiciones, la racin ser de 75 gramos para los adultos y 47 gramos para

los nios. Deberis racionar segn las instrucciones recibidas las legumbres

y las patatas y recomendaris rigurosamente que por economa no se pelesn

las patatas antes de cocerlas."

Texto dirigido por el subprefecto de Valenciennes (Francia) a los alcaldesde los barrios, enero 1917

19.-

El discurso de los Catorce Puntos

"1. Acuerdos de paz negociados abiertamente (...) La diplomacia proceder

siempre (...) pblicamente.

2. Libertad absoluta de navegacin sobre los mares (...)

3. Supresin, hasta donde sea posible, de todas las barreras econmicas (...)

4. Suficientes garantas recprocas de que los armamentos nacionales sern

reducidos al lmite compatible con la seguridad interior del pas.

5. Libre ajuste (...) de todas las reivindicaciones coloniales (...)


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6. Evacuacin de todos los terri

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