Dos Artículos Sobre Solzhenitsin y Shalamov

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1. Revista de Libros nº 18 · junio 1998 Un icono sin adoradores RAYMOND CARR D.M. THOMAS ALEXANDER SOLZHENITSYN De vuelta en París tras una visita a la Unión Soviética, JeanPaul Sartre, a quien D. M. Thomas descalifica como «idiot savant», escribió: «Hay una total libertad de crítica en la URSS»; sus ciudadanos no viajaban al extranjero, no porque no pudieran, sino porque no deseaban dejar su «maravilloso país». Sartre sabía que estaba mintiendo; transigió porque, según dijo, no quería poner en apuros a sus anfitriones. Alexander Solzhenitsyn fue uno de esos huéspedes incómodos para quienes el compromiso es un delito moral. Él nunca dudó en poner en apuros a sus anfitriones. Thomas ha escrito un relato emocionante, intensamente legible y escrupulosamente investigado de la vida de Solzhenitsyn. Éste nació en 1918 en una familia acomodada; su tío poseía uno de los pocos RollsRoyces de la Rusia zarista. La hacienda de la familia desapareció con la revolución de 1917, y Solzhenitsyn soportó una dura miseria siendo un brillante estudiante de matemáticas y física. Apoyado por su laboriosa madre, la primera de una serie de mujeres que dedicarían sus vidas a él, estaba convencido de su superioridad intelectual sobre sus compañeros de colegio y de que su destino era llegar a ser un escritor tan grande como Tolstoi. En 1941 se alistó en el Ejército soviético: «No se puede ser un gran escritor ruso sin haber estado en el frente». Temprano y entusiasta admirador de Lenin (sólo después llegaría a pensar que el estalinismo no era una aberración, sino que sus males estaban implícitos en el uso del terrorismo y su justificación por parte de Lenin), en una carta indiscreta denunció el sistema soviético bajo Stalin. Detenido en 1945, fue condenado a ocho años de cárcel. El tiempo que pasó en campos de trabajo le

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1. Revista de Libros n 18 junio 1998Un icono sin adoradores

RAYMOND CARR

D.M. THOMASAlexander Solzhenitsyn

De vuelta en Pars tras una visita a la Unin Sovitica, JeanPaul Sartre, a quien D. M. Thomas descalifica como idiot savant, escribi: Hay una total libertad de crtica en la URSS; sus ciudadanos no viajaban al extranjero, no porque no pudieran, sino porque no deseaban dejar su maravilloso pas. Sartre saba que estaba mintiendo; transigi porque, segn dijo, no quera poner en apuros a sus anfitriones. Alexander Solzhenitsyn fue uno de esos huspedes incmodos para quienes el compromiso es un delito moral. l nunca dud en poner en apuros a sus anfitriones. Thomas ha escrito un relato emocionante, intensamente legible y escrupulosamente investigado de la vida de Solzhenitsyn. ste naci en 1918 en una familia acomodada; su to posea uno de los pocos RollsRoyces de la Rusia zarista. La hacienda de la familia desapareci con la revolucin de 1917, y Solzhenitsyn soport una dura miseria siendo un brillante estudiante de matemticas y fsica. Apoyado por su laboriosa madre, la primera de una serie de mujeres que dedicaran sus vidas a l, estaba convencido de su superioridad intelectual sobre sus compaeros de colegio y de que su destino era llegar a ser un escritor tan grande como Tolstoi. En 1941 se alist en el Ejrcito sovitico: No se puede ser un gran escritor ruso sin haber estado en el frente. Temprano y entusiasta admirador de Lenin (slo despus llegara a pensar que el estalinismo no era una aberracin, sino que sus males estaban implcitos en el uso del terrorismo y su justificacin por parte de Lenin), en una carta indiscreta denunci el sistema sovitico bajo Stalin. Detenido en 1945, fue condenado a ocho aos de crcel. El tiempo que pas en campos de trabajo le proporcion la materia prima para Un da en la vida de Ivn Denisovich, que describe una jornada en la vida de un zec, un preso en un campo de trabajo. Deportado a Kazastn en 1953, fue liberado en 1956. Lleg a Mosc en la poca en que Khruschev denunciaba el estalinismo, y tuvo su mayor golpe de suerte. El manuscrito de Ivn Denisovich aterriz sobre la mesa de Alexander Tvardovsky, poeta, noble sovitico y editor de Novy Mir. Un hombre valiente, inmensamente benvolo, casi infantil. Tvardovsky vio el libro como la obra maestra que era y libr una valiente batalla para que se publicara, envindolo finalmente a Khruschev. Fue, quizs, poco caritativo por parte de Solzhenitsyn, puritano por naturaleza, detallar la adiccin a la bebida en que Tvardovsky ahogaba sus frustraciones como editor de lo que era, en trminos soviticos, una revista liberal. Khruschev no perda el tiempo con intelectuales, pero reconoci en el hroe del libro, Denisovich, a un campesino como l mismo. Con la bendicin de Khruschev, el libro fue publicado en noviembre de 1962. Nunca habr habido, escribe Thomas, tal atmsfera, tal tensin, excitacin y expectacin en toda la historia de la edicin. Solzhenitsyn se convirti en best-seller, y en el len literario de aquellos intelectuales que fueron bautizados como la gente de los sesenta. Cuando Khruschev fue destituido en 1964, cambi la atmsfera para la gente de los sesenta. Tvardovsky fue despedido. Esta nueva era, ms oscura, es descrita en El roble y el ternero, lectura esencial para los que quieran entender el funcionamiento interno del sistema sovitico en lo tocante a la literatura. Ahora la preocupacin de Solzhenitsyn era cmo lograr que sus obras se publicaran en Occidente. Sobre todo estaba decidido a dar forma publicable a su Archipilago Gulag, una inolvidable muestra de periodismo de investigacin que expona los sufrimientos de rusos corrientes en los campos de trabajo, los gulags. Aquello era en letra impresa lo que las fotografas del campo de Bergen-Belsen haban sido visualmente. Hara saltar el sistema y silenciara a los idiot savants de Occidente. Encontr un grupo de entregados ayudantes que se vean a s mismos como comprometidos en una conspiracin. Se los describe en Aliados invisibles: unos estonianos le proporcionaron casas seguras donde trabajar; unas admiradoras femeninas se convirtieron en auxiliares de investigacin y pasaron a mquina sus manuscritos, los correos afrontaron enormes riesgos para enviar sus originales a Occidente. El caso ms interesante es el de Lidia Chukovskaya. Haba trabajado estrechamente con Solzhenitsyn, mecanografiando cinco de sus libros. Pero le llev seis aos descubrir que estaban en lados opuestos de las barricadas que durante mucho tiempo haban dividido a los intelectuales rusos; entre eslavfilos reaccionarios que despreciaban el Occidente liberal, como Dostoievski, y occidentales progresistas, liberales como Herzen y Turgunev. En 1972 Chukovskaya se neg a mecanografiar su Carta de Lenten de aquel ao, que revela la profundidad de su fe ortodoxa. Un funcionario del KGB que segua su pista en lo que pudo ser un chapucero intento de asesinato, se qued horrorizado de encontrar a un hombre inteligente santigundose y postrado en la iglesia. l y Lidia no estaban solos en sus sentimientos de consternacin. La sociedad ilustrada simplemente no poda aceptar la Ortodoxia... Mi Carta de Lenten destruy el sincero apoyo de la sociedad que yo haba disfrutado tan inmerecidamente. Los liberales, como herederos del racionalismo de la Ilustracin del siglo XVIII , imaginaban que una repeticin de la revolucin de 1917 podra ser una salida deseable de la cinaga actual. Los liberales de Febrero de 1917, que no haban sabido impedir el golpe bolchevique de Octubre, se engaaban a s mismos. Slo la fortaleza de la fe poda resistir y derrotar al comunismo. El rgimen, en opinin de Solzhenitsyn, haba recado en el estalinismo. Los disidentes eran sometidos a campaas difamatorias oficiales como agentes extranjeros y enviados a campos de trabajo y hospitales psiquitricos. Los dos disidentes ms importantes eran Sajarov, el fsico nuclear mundialmente famoso que conceda entrevistas a los periodistas occidentales, y Solzhenitsyn, cuyas novelas haban sido publicadas en Occidente, donde haba ganado el Premio Nobel de Literatura en 1970. Qu hacer con estas celebridades internacionales era objeto de un intenso debate al ms alto nivel. No se les poda liquidar, al modo estalinista. En 1971, el Ministro del Interior escribi un largo memorndum sobre el tratamiento de los escritores, cuidadosamente subrayado por Brezhnev: En el asunto Solzhenitsyn estamos repitiendo los mismos errores que cometimos respecto a Boris Pasternak. Doctor Zhivago debi haber sido suavizado y publicado aqu, reduciendo as el inters extranjero. Pero los halcones se daban cuenta de que Solzhenitsyn era un asunto imposible de suavizar. Doctor Zhivago era relativamente inocua desde el punto de vista poltico, mientras que Pabelln del Cncer atacaba frontalmente los cimientos ideolgicos del rgimen y a quienes lo servan. Tras un largo debate, Solzhenitsyn fue privado de su ciudadana y expulsado en 1974. Fue el mismo incmodo mensaje que tanto haba desconcertado a Chukovskaya el que entonces desconcert a sus anfitriones en Occidente. No deberan haberse sorprendido. En 1967, Solzhenitsyn haba escrito, como poda haberlo hecho Dostoievski: No tengo ninguna esperanza en Occidente, y ningn ruso debera tenerla. Si hemos de ser libres, ser slo por nuestros propios esfuerzos. Si el siglo XX tiene alguna leccin para la humanidad, somos nosotros quienes se la ensearemos a Occidente y no Occidente a nosotros. La excesiva comodidad y prosperidad han debilitado su voluntad y su razn. Los escritores rusos Chejov es la excepcin suelen terminar como predicadores. En 1978, Solzhenitsyn predic en Harvard. Occidente no tena armas contra la decadencia: las pelculas llenas de pornografa se consideraban una parte de la libertad. Sin un espritu superior sobre l, el hombre occidental se hundira en el pantano del consumismo insensato. Solzhenitsyn, reflexionando sobre una temprana entrevista con periodistas norteamericanos, confes que en aquella poca no entenda la democracia occidental. Nunca lograra entenderla. Era un demcrata sui generis en tanto que crea que Rusia sera regenerada por una democracia local al estilo suizo. Pero nunca fue liberal. La democracia parlamentaria era un callejn sin salida, un terreno de juego para los polticos de partido. En la Espaa franquista encontr un sistema poltico admirable. Nunca se sinti a gusto en el extranjero. Desarraigado de su patria, un hombre tiene que secarse como un rbol trasplantado. Regres a Rusia en 1994. El hombre que profesaba huir de la publicidad tom un tren que recorrera Rusia desde Vladivostok, financiado por la BBC y grabado por sus cmaras; el padre que racionaba la televisin a sus hijos se convirti en invitado de una tertulia televisiva que fracas. Sus ideas sobre el futuro de Rusia no encontraron ningn eco. Patriota ruso, sostuvo coherentemente que deba otorgarse su libertad a los pueblos sometidos del imperio sovitico, y en particular a las repblicas blticas. Se haba convertido en un icono sin adoradores. A lo largo de su libro, Thomas nos presenta a un hombre obsesionado con su misin como escritor. Ningn escritor se ha disciplinado tan fieramente. Haba abandonado su culto juvenil a Lenin, pero segua admirando su incansable actividad. A Lenin, una sola hora perdida le pona enfermo, y como Lenin, tampoco l permita que nada perturbara su trabajo, abandonando su nica relacin sexual apasionada como una distraccin. Tena un concepto instrumental de las mujeres: deban pasar a mquina sus manuscritos, proporcionarle las condiciones para que pudiera escribir en paz, pero no deban reclamar su atencin ni su comprensin. A sus futuras esposas les daba a leer La amada de Chejov: la historia de una mujer completamente sumisa a los deseos de sus dos maridos. Cuando su primera esposa, Natasha, se quejaba de que no contestara a las cartas recibi la respuesta: Quieres que llegue a ser un escritor o no quieres?. Sobre su divorcio escribi en su peticin: Ella nunca entendi la profundidad de mi vocacin... estaba ocupada slo consigo misma y sus sentimientos. Me apartaba de mi trabajo. Thomas describe su dolorosa relacin con simpata y comprensin. Fue su segunda esposa quien, en Vermont, durante su estancia americana, provey las condiciones para que completara diariamente lo que l llamaba sus normas de produccin. Ella perteneca a la noble tradicin de las esposas que se sacrifican por sus maridos. Como tantos escritores rusos, tambin lleg a asumir el papel de un profeta. Los profetas pueden ser despiadados. El trato que Solzhenitsyn dio a su compaero preso, Dimitri Panin, que comparta su concepcin victoriana del lugar de las mujeres en la sociedad y alent su evolucin hacia la derecha y la ortodoxia, es descrito por Thomas como increblemente cruel. Los profetas no son compaeros fciles. Muchas otras amistades terminaron en malentendidos. Los que le conocan bien me dicen que bajo la aborrecible personalidad pblica, proftica, haba un ser afectuoso; como maestro de escuela durante la deportacin se gan la devocin de sus alumnos. Aun as, no era un conversador cmodo. Isaiah Berlin le pregunt si los rusos lean a Turgunev, y recibi esta respuesta desconcertante: Ese nombre no significa nada para el espritu ruso. Turgunev era uno de los autores favoritos de Berlin. Thomas escribe sobre Solzhenitsyn con la intuicin de un colega novelista. Cuando sus libros se publicaron en Occidente, unos cuantos crticos audaces observaron que era un realista tradicional, un universo aparte de Proust y Mann; esto apenas puede sorprender en un escritor comprometido en una tarea ms importante que explorar las complejidades emocionales y sociales de una sociedad liberal. De ah su abrupta descalificacin de Turgunev. Todas sus novelas estn basadas en sus propias experiencias. Pabelln del Cncer, una novela conmovedora, se enraiza en las circunstancias de la poca de su combate contra el sistema sovitico. Quin la entender cuando estas circunstancias sean un remoto recuerdo? El lector necesitar extensas notas a pie de pgina. Dostoievski no requiere esas notas. Una encuesta de opinin amateur entre la intelligentsia de North Devon conduce a la conclusin de que Ivn Denisovich es la obra ms leda de Solzhenitsyn. Norman Stone apuesta por Pabelln del Cncer como corredor de fondo. En Agosto de 1914, primera parte de su vasta novela proyectada sobre la revolucin de 1917, confiesa que los personajes de ficcin tienen el papel menor de crear la atmsfera de la vida cotidiana. No fue con tal propsito por lo que Tolstoi cre Natasha, Pierre y el prncipe Andrei en Guerra y Paz. El aislamiento autoimpuesto, sostiene Thomas, dej incomunicado a Solzhenitsyn del mundo real en el que ha de habitar el novelista para nutrir su imaginacin. Era entre sus compaeros presos, los zecs, donde l se senta verdaderamente en casa. Cuando le preguntaron a Andr Gide quin era el poeta francs ms importante del siglo XIX , respondi: Hugo, hlas. Cuando nos pregunten quin es el mayor escritor ruso de nuestro tiempo, podemos responder: Solzhenitsyn, hlas.

2.

Revista Letras Libres. Junio de 2001

Shalmov y el Gulag

por Alexandr Solzhenitsin

Para mis amigos Irina y Mijail Ostramov El patriarca de la literatura rusa de los aos sesenta Korni Chukovski (1882-1969), padre de Lidia Chukovskaya (autora de un memorable libro de conversaciones con Anna Ajmtova), escribi en su diario el 13 de abril de 1962: "Tvardovski me dio a leer el manuscrito Un da en la vida de Ivn Densovich, extraordinario reflejo de la vida en los campos correccionales en el tiempo de Stalin. Qued extasiado y escrib una corta nota sobre el manuscrito. Tvardovski me cont que el autor es un matemtico que tiene escrito otro relato, pero que sus poemas son malos". La corta nota de Chukovski se titul "Una maravilla literaria" y constituy, de hecho, la primera recensin crtica del relato del "matemtico", que result llamarse Alexandr Solzhenitsin. Chukovski escribi en su nota crtica: "Con este relato entra a la literatura un escritor fuerte, original y maduro". Tvardovski envi a Nikita Jruschov el comentario de Chukovski, logrando as su aval para la publicacin del relato en la revista Novy Mir, en noviembre de 1962. Por el tono del diario de Chukovski "el autor es un matemtico" se desprende que Solzhenitsin era, a la sazn, un completo desconocido en los medios literarios rusos. Sin duda, la publicacin de su relato en la principal revista literaria de la poca y las circunstancias que la rodearon cambiaron para siempre el destino del autor, como hombre y como escritor.Un autor que no tuvo la misma suerte para publicar sus relatos, ni cont con el apoyo de Chukovskis ni Tvardovskis, fue el infortunado Varlam Shalmov (1907-1982). Su obra, casi desconocida en Occidente, consta apenas de dos libros de relatos (Cuentos de Kolym y Grafito), un diario y varios poemas sueltos, publicados en revistas. Shalmov, abogado de formacin, pas primero tres aos de reclusin (1929-1932) en Solovski y luego 17 aos en Kolym (1937-1954). Kolym, al noroeste de Siberia, donde las temperaturas en invierno pueden sobrepasar los 500C bajo cero, fue uno de los peores campos correccionales, si no es que el peor. Clculos conservadores estiman que solo en Kolym murieron tres millones de personas en reclusin, durante los aos de Stalin en el poder. Al regresar a Mosc, a partir de 1955, Shalmov comenz a escribir sus relatos sobre sus vivencias al lmite en el Gulag y algunos de sus poemas se publicaron en las revistas Juventud y Mosc. Sus cuentos empezaron a pasar de mano en mano desde 1966, despus de largas retenciones y negativas en la redaccin de las revistas, hasta que fueron publicados por primera vez en Londres en 1972. Obligado a abjurar de esa edicin, escribi una retractacin incomprensible y humillante, a la que se refiere en el presente artculo Solzhenitsin. Solitario, pobre y enfermo (padeci en sus ltimos aos el mal de Parkinson), muri a consecuencia de una pulmona en un manicomio, sin ver su prosa publicada en su pas, en el que aparecera tan slo en 1987.

La obra de Alexandr Solzhenitsin (1918), por el contrario, es bien conocida en Occidente, a excepcin tal vez de los cuentos, miniaturas lricas y ensayos sobre otros escritores, que ha publicado en su pas en los ltimos aos. Segn parece, recibi el Nobel en 1970 por algunos relatos excepcionales como "Ivn Densovich" y "La casa de Matriona" y las novelas Pabelln de cancerosos y En el primer crculo. A finales de 1973 se public en Pars Archipilago Gulag, tres tomos de investigacin documental que, sin embargo, no sobrepasaran en calidad literaria a sus primeros relatos. En su obra posterior Solzhenitsin se inclinara ms por la historia y se enfrascara en proyectos epopyicos (La rueda roja) que lo alejaran cada vez ms de la fuerza y calidad de su literatura inicial. En sus artculos sobre otros escritores, como Andri Bieli, Joseph Brodski y el propio Shalmov, Solzhenitsin cae con frecuencia en opiniones injustas y desproporcionadas, que muestran bien las speras aristas de su personalidad.

Los encuentros entre Solzhenitsin y Shalmov tuvieron lugar entre noviembre de 1962 y septiembre de 1965. En estos escasos tres aos los dos escritores se conocieron, se aproximaron y se distanciaron con una rapidez inusitada. A pesar de haber padecido experiencias semejantes en los campos de trabajos forzados (con ms dureza y por ms tiempo en el caso de Shalmov), eran, sin embargo, dos temperamentos muy diferentes, con visiones distintas sobre la vida y los acontecimientos histricos que sacudieron a Rusia durante la primera mitad del siglo XX. La obra y la vida de estos dos escritores, como las de Osip Mandelstam, Isaak Bbel, Boris Pilniak, Nikoli Kliiev, Andri Platnov y los ms de dos mil escritores y artistas reprimidos por el estalinismo, representan lo ms digno de la condicin humana ante los abusos del poder demente en el siglo que acaba de terminar.

El presente artculo de Solzhenitsin sobre Shalmov apareci en la revista mensual Novy Mir, correspondiente a abril de 1999. Los dos fuimos autnticos "hijos del Gulag". Aunque por tiempo y pruebas padecidas yo lo fui en menor grado, por lealtad estbamos a la par. Esta circunstancia nos una como un imn. Cuando le sus versos en Samizdat, en 1956, fue sorprendente:Yo mismo s que esto no es un juegoQue esto es la muerte. Pero incluso por la vidaComo Arqumedes, no soltar la plumaNo destrozar el cuaderno abierto.

Sent, sencillamente, que esos versos hablaban de m, de mi secreto! y Shalmov era copartcipe. Con espritu semejante l ley en Samizdat, en 1962, mi "Ivn Densovich"1 y su visin pesimista no le permiti entrever que algn da sera publicado.

Un da, a mediados de noviembre, cuando apenas "Ivn Densovich" haba sido publicado, me encontr por primera vez con Shalmov en la seccin de prosa de la revista Novy Mir. l estaba extremadamente inquieto por un suceso relacionado con el destino de sus Cuentos de Kolym: con nerviosismo, mostraba un ligero tic en el extenso rostro afeitado, como si mordiera con el maxilar desencajado, y manoteaba con sus largos brazos. Desde sus primeras frases se refiri a la discusin que haba por todos lados sobre si mi narracin sera un rompehielos, que despejara el camino hacia la verdad de los campos de concentracin y de la vida real, ya que segn lo entenda esto era slo el punto de partida en un extremo del movimiento del pndulo, que en cualquier momento se inclinara hacia el otro lado. Yo crea, sin embargo, que la ruptura continuara y sera significativa, aunque por la agudeza reveladora de "Ivn Densovich" esperaba que pronto me impusieran la mordaza. El tiempo dara la razn a Shalmov: su pesimismo result ser certero.

Por aquellos das me escribi a Riazan una larga y fogosa carta, por no llamarla casi tierna, porque, aunque eso fuera ajeno a su carcter, haba ese espritu en su misiva: "mucho, mucho haban elogiado su relato, pero slo al leerlo veo que los elogios se quedan infinitamente cortos"; "debo reconocer que hace mucho no tena la suerte de encontrar un trabajo de tan delicada y elevada factura artstica"; "es un relato para lectores atentos: en cada frase hay una revelacin"; "los detalles y pormenores de la vida cotidiana, el comportamiento de todos los personajes, son muy precisos y frescos, deliciosamente frescos". Sobre la "escuela del gulag" para Shjov,2 afirmaba: "Todo esto en el relato grita a voz en cuello, para mi odo [...]". "El entramado es tan fino, que distingues a un estonio de un letn"; "la obra es extraordinariamente concisa, tensa, como un resorte, como los versos". E incluso, transgrediendo su profunda conviccin de la absoluta maldad de la vida en los campos de concentracin, reconoca: "Es probable que semejante pasin por el trabajo (como la de Shjov) salve a la gente".

El motivo era "Ivn Densovich", y en su carta Shalmov comparta los sentimientos literarios comunes experimentados por cada uno en reclusin. Yo, desde luego, le respond clidamente y poco tiempo despus, atendiendo a una invitacin suya, lo visit en Mosc. Casualmente Shalmov viva en aquella misma ciudadela de escritores, en la calzada Jorochevski, en donde haca poco yo haba visitado a Ajmtova. Result que estaba casado y que su mujer tena un hijo adulto, pero eran extraas las circunstancias de esta unin, que pareca fundarse en una economa independiente entre los cnyuges. Slo esa vez los vi juntos, ya que siempre encontraba a Varlam Tjonovich solitario, en su cuartito aislado, parecido a una celda.

No recuerdo si fue en nuestro primer encuentro en la redaccin de Novy Mir, o si fue en su casa aquella vez, pero en todo caso muy temprano surgi entre nosotros la discusin sobre la palabra zek,3 introducida por m en "Ivn Densovich". Shalmov decididamente la objet, porque esta palabra no se usaba con frecuencia en los campos; incluso era rara donde los presidiarios, casi en todas partes esclavizados, utilizaban el administrativo zyk. Consideraba que yo no deba introducir esta palabra, porque no tena sentido hacerlo. Pero yo estaba seguro de que s pegara (es gil, se puede declinar y tiene plural), que la lengua y la historia le daran su lugar, que era necesaria. Con el tiempo result que yo tena razn (Shalmov nunca, en ningn texto, utiliz esta palabra).Aquella vez tom para leer varios de sus Cuentos de Kolym (despus regres por ms) y convenimos que l hara una seleccin de sus poemas que yo mismo entregara a Tvardovski.4 Los versos de Shalmov ya por entonces me llegaban al alma. Los primeros meses despus de la publicacin de "Ivn Densovich", tal vez un ao, mientras no empec intensivamente a compilar material para La rueda roja, yo no conoca mayor deber que el de los antiguos presos del Gulag.

La verdad era que los relatos de Shalmov no me satisfacan desde el punto de vista artstico. En ellos no me convenca del todo el carcter de los personajes, ni su pasado, ni algunas de sus concepciones sobre la vida. En sus relatos que no eran sobre los campos correccionales, con frecuencia se narraba algn caso anecdtico, lo que es insuficiente para alimentar la literatura. Y en los que abordaban el tema de los campos no actuaba gente concreta y peculiar, sino simples nombres que se repetan, a veces, de relato en relato, pero sin acumulacin de rasgos individuales. Supongamos que en ello radica precisamente la intencin de Shalmov: mostrar que la brutal vida cotidiana de los campos correccionales aplasta a la gente, que las personas dejan de ser individualidades para convertirse en objetos que el Gulag utiliza. Por supuesto que el autor escribi sobre sufrimientos extremos, sobre la enajenacin de la personalidad al lmite, todo ligado a la lucha por la sobrevivencia. Pero, en primer lugar, no estoy de acuerdo en que a tal grado y hasta el final se destruyan todos los rasgos de la personalidad y de la vida pasada: as no sucede, sino que algo particular debe mostrarse en cada cual. En segundo lugar, esto le sucedi a Shalmov de manera muy directa y ah vislumbro un defecto de su escritura. Por ejemplo, en "La palabra fnebre" parece sugerir que todos los hroes de sus relatos son l mismo. Entonces se entiende por qu todos ellos corresponden a un mismo patrn. El cambio de nombres es slo un procedimiento externo para ocultar el carcter biogrfico.

Otro desacierto de sus relatos es que su composicin se disipa, porque se incluyen fragmentos que, por lo visto, simplemente da lstima omitir. Muchos relatos ("La corbata", "La ta Polia", "La taiga dorada" y otros) estn compuestos por una suerte de trozos caleidoscpicos, sin unidad, y que pareciera que la memoria recuerda, aunque el material sea slido y verdadero. A veces, por no desarrollar bien el tema, el autor refiere razonamientos que tambin se esfuman, como en "La cruz roja". Sin embargo, en todos estos aspectos yo encuentro no tanto el proyecto creativo de Shalmov como el resultado de su agotamiento, por su estada en el Gulag durante tantos aos. En ellos tambin estn los rasgos de su autenticidad.

Muy valiosa fue su especial investigacin "fisiolgica" sobre el mundo del argot.

Los versos de Shalmov siempre me parecieron de mayor grandeza que su prosa (como l mismo lo crea).

En los das de ao nuevo de 1963 nos visit, en una de las "lujosas" e incmodas habitaciones del hotel Budapest, en la calle Petrovski. Cenamos en el cuarto y discutimos vivamente dos obras: mi "El cornudo y la mujerzuela", que Shalmov ya haba ledo, y una pieza suya de Kolym, cuyo nombre no recuerdo. En su pieza haba tanta dramaturgia como en la ma, pero en la de l vibraba la carne viva del Gulag: su pieza me conmovi.

Hasta ese momento yo no haba escrito nada sobre nuestros encuentros. La primera vez que escrib algo al respecto fue en mayo de 1963. Prcticamente era sobre sus juicios literarios muy particulares. No s, quiz ya fueron publicados, pero de todas maneras expondr aqu algunos fragmentos, como aparecen en mis apuntes:

"Andri Platnov es un gran escritor, destrozado por Gorki, en quien confiaba y que le aconsejaba un disparate: 'No publique'".

"Gorki fue el padre de la 'espontaneidad' en las revistas. Proclamaba que el talento es slo el trabajo, que con el trabajo todo se puede alcanzar, y enga a muchos escribanos infrtiles. Pero el trabajo es ya una exigencia del talento, y no el padre del talento" (cierto!).

"El escritor debe ser un poco 'extranjero' en relacin con el material que describe. No debe saber demasiado sobre ese material, una gran experiencia tampoco le hace falta; no debe profundizar en exceso, pues de lo contrario se volver incomprensible para sus lectores". (Entiendo que esto ltimo es un peligro, aunque el talento y el gusto deben ayudar a evitarlo. Pero no estoy de acuerdo en que no debe conocer el material lo suficiente: si as fuera todo sera superficial. Varlam Tjonovich deca esto, por lo visto, con amargura sobre s mismo, pues l profundiz en exceso en el material de los campos correccionales, hasta tal punto que los lectores ya no creen o se sienten demasiado incmodos. Y yo lo puedo probar con la historia de la revolucin: cmo se podra escribir sobre ella sin conocerla lo suficiente?)."En el ritmo y la mtrica de la poesa rusa existe una variedad infinita, el yambo no es parecido al yambo, etc. Por eso no hay que buscar en la novedad, ni en ciertas formas de ruptura. Slo hay que entregar la sangre y se obtendr el poema!" (Totalmente de acuerdo). Esta era una de las firmes convicciones de Shalmov, incluso tiene unos versos que dicen:

La poesa es asunto de los mayoresNo de los chicos, sino de los hombresQue han sobrevivido cien vidas enteras.

"El poema no debe ser pensado de antemano, sino que debe nacer en el transcurso de la escritura".

"Ajmtova es una gran poeta, mayor que Gumiliov, incluso limitando su obra a 1921.5 Su nico defecto es cierto academicismo, cierta frialdad. Tsvetieva es ms grande que Ajmtova, porque puso calidez a la sangre y al alma. Pero perdi mucho en bsquedas formales innecesarias".

"Esenin posea una voz potica autntica, por ello se diferenciaba. Y Severianin6 tena slo una voz autntica".

"Lo mejor de Tvardovski es 'La casa y el camino' porque ah hay una resonancia trgica en tono menor. Las grandes obras no se crean en tono mayor. 'Tiorkin en el frente' tiene ms cualidades que 'Tiorkin en el otro mundo'; en esta ltima hay muchos mritos (algunos fragmentos, ciertas reflexiones, lugares), pero su principal defecto radica en que la poca de Stalin no es un tema para la farsa y Tvardovski no toca este tema, sino que se desliza en l con liviandad, como sobre un trineo". (Shalmov conserv hasta el final una completa tensin propia de un preso del Gulag. Tal vez por eso no advert que la fra negativa de Tvardovski lo predispusiera personalmente contra el director de Novy Mir. Es una lstima que Tvardovski no valorara y no publicara aquellos poemas de Shalmov). A "Tras la lejana est la lejana", poema de Tvardovski, Shalmov lo consideraba un completo fracaso.

"Los poetas no se dan en 'mayor' o 'menor' cantidad. No hay 'mayor' o 'menor' cosecha de poetas. Se producen ms o menos en igual nmero en cada generacin". (Esta idea, adems de extraa, es discutible).

Alguna vez discutimos sobre el uso del punto y coma. Shalmov consideraba que este signo ortogrfico era anticuado, por lo que no haba que usarlo. Pero yo lo defenda, porque con frecuencia pasa inadvertido y ahora no se le utiliza en balde.

La ventana del cuartito de Shalmov siempre estaba hermticamente cerrada: daba a la calle Begavaya, en la horrible calzada de Jorochevski, con permanente olor de gasolina de los camiones de volteo y el continuo tintineo de vidrios desde la madrugada hasta la noche, pero a Varlam le "ayudaba" la fuerte sordera adquirida en el Gulag. Precisamente en ese ao (1963) me liber de la escuela7 y pas una primavera maravillosa en Solotche, en un tiempo desbordado, en una cabaita aislada en el bosque, y en el otoo regres de nuevo a ese lugar para entregarme de lleno a la escritura de Pabelln de cancerosos. Tena tanta pena de Varlam, de que l estuviera privado del silencio y el aire, que lo invit a trabajar a esa cabaita una semana. Y l acept con gusto. Era un septiembre todava tibio. La isba no tena cuartos independientes; la chimenea y los tabiques no alcanzaban el techo; todo lo que yo poda ofrecerle era un rincn, ciertamente claro, con una ventana al sur, una cama y una pequea mesita.

Al invitarlo cre hacer por l lo que me gustara que hicieran por m: que me permitieran tan slo trabajar en silencio y con aire puro, de la maana a la noche, con tal de que nadie molestara, y yo pensaba que lo que Shalmov necesitaba era precisamente eso. Pero result que lo entendi de otra manera: pensaba que todo un medioda o al menos hacia la tarde bamos a conversar largamente. Supuso que tendramos largas plticas literarias. Necesitaba mucho este tipo de comunicacin y, en verdad, sus opiniones eran muy interesantes. Pero en general a m no me gusta "hablar de literatura", prefiero leer en silencio e impregnarme de lo que leo, escribir en silencio lo mo. En mi permanente travesa por escabrosos territorios telricos, 16 horas al da sin levantar cabeza, yo no estaba dispuesto a pasar el tiempo as. Me rehus una, dos, tres veces, a lo sumo podra platicar hacia la noche una media hora. Quizs l se ofendi, tal vez no, pero comprendi nuestra incompatibilidad y al cabo de dos das inesperadamente dijo que se marchaba. Sin embargo, en Solotche alcanz a escribir dos o tres poemas ("Tal vez all, en los jardines de Platn,/ se prolonga este dilogo..."). Esta experiencia desafortunada no produjo una abierta desavenencia entre nosotros, pero tampoco nos acerc de ningn modo.

Tuvimos otros encuentros despus, pero hubo uno muy importante el 30 de agosto de 1964 que tuve a bien anotar. Yo haba regresado de Estonia, despus de trabajar todo el verano, donde me desboqu inconteniblemente en la construccin del gran armazn del Archipilago Gulag. Defin sus partes y muchos captulos y distribu una gran cantidad de material acumulado en la preparacin de estos captulos. No crea que iba a poder arreglrmelas solo y simplemente no me atreva a abordar a Varlam con semejante idea: l tena todo el derecho de participar. As que lo invit a encontrarnos en Chapaievski, en casa de Vernica Turkina-Schtein, donde me haba hospedado. Por telfono, claro est, no pude ni siquiera insinuarle el asunto y, aunque era temprano en la maana, Shalmov lleg a visitarme muy aseado, con una camisa azul impecable, como nunca lo haba visto en el abandono de su casa. Y yo, en lugar de ofrecerle una mesa solemne, me lo llev a un gran jardn en las cercanas en donde nos tendimos sobre la hierba y, alejados de todo el mundo, tuvimos una conversacin supersecreta.

Le expuse con entusiasmo todo el proyecto y mi propuesta de escribir el libro en colaboracin. Si era necesario podamos mejorar mi plan y despus repartir los captulos que cada uno escribira. Pero recib inesperadamente una negativa inmediata y categrica. Conoca la costumbre de Varlam de insinuar sutilmente, en lugar de hablar sin rodeos (yo tena la sensacin de que era abierto con l, mientras l era medio cerrado conmigo), pero en esa ocasin contest sin ambages: "Quiero tener garanta de para quin escribo". Qued estupefacto: hasta ese mismo momento estaba seguro que tanto para l como para m lo principal era guardar la memoria, sencillamente escribir para quienes vinieran despus, aunque no hubiera esperanza de publicar en vida. Mas l agreg:

"Pero para qu voy a escribir eso? Qu diferencia hay si lo que escriba se va a quedar sin publicar en algn otro lugar?"

Lo tena bien claro: un libro como el que le propona escribir sera imposible de publicar. La idea de la fama, por lo visto, lo inquietaba fuertemente.

Su respuesta fue tan categrica que convencerlo era intil. Ahora todo el peso del proyecto caa sobre mis hombros. Ese da escrib: "No, a pesar de todo, en nuestra relacin no existe una transparencia abierta; entre nosotros hay una especie de muro que nos aleja y es poco probable que alguna vez podamos sobrepasarlo [...]". Me fui muy agobiado, aunque entenda que l estaba enfermo de s mismo. Pero haba tambin un alivio: que ahora, de esta manera, podra conservar la individualidad de la pluma.

Slo entonces entend que, principalmente desde el punto de vista artstico, era difcil que nos metieran en un mismo costal. Nuestra escritura es muy diferente. Sobre cuntos principios, tendencias, proporciones, tonos, lugares y prrafos habramos tenido que discutir, tal vez hasta el agotamiento mutuo. Pero en ese momento me pareci ms importante la unidad y el abarcamiento de nuestra experiencia comn en el Gulag. Y slo mucho tiempo despus, cuando ya trabajaba en el Archipilago Gulag, pens: y nuestras opiniones? Acaso habra sido posible conjuntar nuestras concepciones del mundo? Cmo unirme a su pesimismo encarnizado y a su atesmo? Y las ideas polticas? Pues a pesar de toda la experiencia de Kolym, en el alma de Varlam quedaban residuos de simpata hacia la revolucin y los aos veinte. Sobre los eseristas se expresaba con conmiseracin, deca que haban perdido muchas fuerzas en desbaratar el trono y que despus de Febrero8 ya no contaban con energas para llevar a Rusia tras de s (tampoco les alcanzaba inteligencia, ni alma, ni responsabilidad ante el pas y el Estado). Ms all del tema del Gulag, tenamos por supuesto opiniones demasiado distintas sobre la historia rusa y sovitica en su conjunto.

Qu bueno que Shalmov se neg, de otro modo habramos fracasado en el libro.

Por los apuntes de aquel da deduzco que en ese encuentro tuvimos tambin otras conversaciones. La redaccin de El escritor sovitico haba regresado a Varlam sus Cuentos de Kolym, 34 relatos, que retuvo durante varios aos, tal vez desde 1958. Junto le enviaron cuatro o seis recensiones internas positivas (que l ya conoca), todas reservadas, y slo dos negativas, la ms importante de las cuales perteneca al "octubrista" Drimov, quien escriba que estos relatos eran perniciosos para el lector sovitico. En su recensin Drimov intentaba tambin contraponer los Cuentos de Kolym y Un da en la vida de Ivn Densovich (narracin por la que, entre otras cosas, me denigraba: "un fracaso", "en donde se muestra una dbil individualidad artstica de los personajes"). Varlam Tjonovich propuso, y estuvimos de acuerdo, que semejantes recensiones (en las que se indicaba la direccin del crtico) habra que difundirlas en Samizdat junto con las obras rechazadas, para que la gente conociera la esencia de estas crticas y as sus autores lo pensaran diez veces antes de censurar tan vilmente. Con irritacin hacia Drimov, Varlam coment:

"Cmo podra yo polemizar con Ivn Densovich, cuando lo mo fue escrito diez aos antes?" (A propsito, yo tuve la idea de Ivn Densovich en 1950, as que nos desarrollamos paralelamente).

La irritacin de Varlam Tjonovich se traslad involuntariamente hacia m, hacia el xito de Ivn Densovich, y yo poda entenderlo! Haber pasado semejantes sufrimientos, por aos madurando relatos sobre esas experiencias, para que no lo publicaran. Sin duda, desde la primera aparicin de Ivn Densovich Shalmov se apesadumbr mucho: qu significaba eso de ser personalidad emrita de los campos de concentracin, no fue el primero en salir con ese tema. Pero aun as, por entonces, no permiti que se desarrollara en l la envidia, ni la ofensa, sino que se comport noblemente.

Nos encontramos varias veces despus y yo anot un encuentro ms, a comienzos de junio de 1965, en su cuarto de la calzada Jorochevski, donde los vidrios no cesaban de tronar por el horrible ruido de los camiones de carga. En esa ocasin Varlam narr su participacin en una velada literaria dedicada a Mandelstam, de la que se senta orgulloso. Tengo escrito que dijo literalmente: "Mi hora llegar!"

S, tena todo el derecho para esa esperanza. Pero la existencia es demasiado cruel, la vida decae y la salud se derrumba.

Tras la apertura de mi proceso, en septiembre de 1965, se iniciaron aos de acoso y de lucha ardua, y ya no volvimos a vernos. Cuando aparecieron sus poemas en Literaturnaya Gaceta, en el verano de 1966, de inmediato le escrib: "Fue muy agradable e inesperado ver sus poemas en la Gaceta. Me alegro! Me gustaron. Los poemas 'Sobre una cancin', especialmente el 1 y 4, son grandiosos, muy significativos!" Ese mismo ao tuve una intervencin en el Instituto de Asuntos Orientales y Shalmov me escribi: "Lo felicito. As haba que actuar desde hace tiempo". (Nose haba apagado su fuego poltico bajo la ceniza...).Luego, de pronto, se produjo su penosa renuncia de los Cuentos de Kolym en Literaturnaya Gaceta, en febrero de 1972: "revistas nauseabundas" (las de la emigracin), "soy un ciudadano sovitico honesto, que se da cuenta muy bien del significado del xx Congreso del Partido Comunista" y "la problemtica planteada en los Cuentos de Kolym hace tiempo fue rebasada por la vida [...]". En voz alta renuncia a todas las cosas importantes de su vida...

Esto me golpe fuertemente. Quin? Shalmov? Entregaba nuestro Gulag? Era inimaginable: reconocer que Kolym "fue rebasada por la vida"? Y se public en la Gaceta, en un recuadro negro, como si Shalmov hubiera muerto. Por mi parte, en esos mismos das, difund en Samizdat el Archipilago Gulag.

El final fue cruel, como toda la vida que le toc vivir en Kolym y despus de Kolym. S, y fue como la expresin permanente de unos ojos desorbitados en su rostro delgado. Shalmov represent una de las figuras ms trgicas de nuestra literatura. Nota y traduccin de Jorge Bustamante Garca