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AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA

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AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA

El Ebro y sus riberas

DOSSIER PARA EL EDUCADOR

AYUNTAMIENTO DE ZARAGOZA

Impreso sobre papel ecolgico TCF

Ttulo: El Ebro y sus riberas Direccin: Olga Conde Campos Gabinete de Educacin Ambiental Coordinacin: GEAscl Textos: CEAM Olga Conde Campos Redaccin original: CEAM (Colectivo de Educacin Ambiental, SL) Revisin tcnica: Agustina Sterling Carmona. Doctora en Biologa. Alfredo Ollero Ojeda. Doctor en Geografa. Jos Ramn Marcuello. Periodista, historiador del Ebro. Javier Celma, Jefe Unidad Medio Ambiente Ayto. Zaragoza Revisin ortogrfica y de estilo: Amelia Almau Diseo y maquetacin: Ana Manteca Impresin: INO Reproducciones, S.A. I.S.B.N.: 84-8069-228-6 Depsito Legal: Z-3246-2000 De la presente edicin: Ayuntamiento de Zaragoza

Tengo el honor de prologar el libro que sobre el ro Ebro a su paso por la ciudad de Zaragoza ha preparado con muchsimo cario la gente del Gabinete de Educacin Ambiental del Ayuntamiento de esta ciudad. A travs de sus pginas irs conociendo cmo se fue formando el cauce del ro Ebro actual, irs tomando afecto al ro Gllego, al histrico Canal Imperial y al humil de Huerva, que aunque parezca sorprendente, dispone de un sistema de riegos anti qusimo, anterior a la dominacin rabe. Aprenders de la riqueza de nuestro ro, te introducirs en sotos como el de Can talobos, en galachos como el de Juslibol, en las isletas temporales formadas por los ridos que arrastra el ro, en los puentes antiguos de sirga, los actuales de la autova, y otros que todava estn en proyecto como el Puente del Tercer Milenio. Vers cmo Zaragoza ha sido una ciudad entre ros y por eso mismo- un centro privilegiado de comunicacin y vertebracin territorial. Tambin aprenders a verte en el ro Ebro, cauce que debido a sus crecidas y fuerte caudal ocasional- ha sido hasta ahora ms temido que amado. Y sers de esa nueva generacin que est orgullosa de tener a las puertas de su casa, el ro ms caudaloso de Espaa, si bien en Europa, de la que formamos parte, es algo ms humilde. De todos modos, en sus aguas con algn esfuerzo- se refleja imponente la ima gen de la Baslica del Pilar, que une en afecto a zaragozanos, espaoles, iberoameri canos, etc. Lee con atencin estas pginas y te asombrars de la cantidad de cosas que aprendes... y, por favor, no te canses nunca de aprender, que es como uno se man tiene siempre joven.

Federico Rodrguez de Rivera Rodrguez

NDICE

Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7 El padre Ebro y su extensa cuenca . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 El tramo medio del Ebro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 El agua circula . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 El Ebro se mueve . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 Dentro del agua: oleadas de vida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 Los sotos, pasillos de verdor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Zaragoza, o la historia de un ro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43 El Ebro y la ciudad hoy . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 El ro, maana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63 Para saber ms . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 Bibliografa sobre el ro y la ciudad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79

IntroduccinQu es este documentoEl presente documento es un dossier informativo sobre el ro Ebro centrado en el tramo medio de dicho ro y, muy particularmente, en la ciudad de Zaragoza y sus alrededores. Est destinado fundamentalmente para servir de gua a los educadores de Enseanza Secundaria Obligatoria interesados en abordar el tema de El Ebro y sus ribe ras en su prctica docente, aportando una visin globalizada del sistema fluvial del Ebro y de su colonizacin por el ser humano. La informacin aportada est igualmente al alcance del ciudadano de a pie curioso por ampliar su conocimiento del Padre Ebro. El texto intenta hacer sencilla que no simple la complejidad cientfica o tcnica, acercndola a un lenguaje asequible para todos y su misin es informar de forma amena y breve. En los crculos acadmicos y cientficos ara goneses, afortunadamente, no faltan publicaciones e investigaciones que ahondan de manera mucho ms sistem tica en cada uno de los apartados de los que forma parte este documento y que se resean bibliogrficamente.

JustificacinAragn no sera Aragn sin el Ebro, que ha modelado los paisajes de estas tierras y ha condicionado gran par te de la actividad socioeconmica. Aragn representa el 50% de la cuenca del Ebro y el 88% del territorio arago ns es cuenca del Ebro. Histricamente, las riberas del Ebro han sido un lugar privilegiado para el establecimiento del ser humano, atrado por las aguas de este gran ro y por su frtil llanura, en medio de un territorio rido. Fren te a la vitalidad y dinamismo del ro, los grupos humanos han contrapuesto su tecnologa para ganarle, ao a ao, tierras y espacios. La revolucin tecnolgica del siglo XX ha multiplicado las posibilidades de intervencin en el medio, dejando casi domesticado el gran ro. A pesar de ello, sus avenidas siguen amenazando las infraestruc turas instaladas sobre la llanura de inundacin, robada al ro, como llamada de atencin al respeto que merece un sistema fluvial que tanto representa para esta regin. Hablar del Ebro para Aragn es hablar del agua: un recurso fundamental y de uso mltiple sin el cual la vida no es posible. Las aguas del Ebro riegan ms de setecientas mil hectreas de cultivos en toda la cuenca, abastecen a millones de hogares y a miles de industrias. La importancia del agua viene reflejada en el siguiente prrafo (Herrero et al. 1989): Solamente el 0,0012% del agua del planeta es agua dulce que se encuentra accesible en ros y lagos. El agua lquida es un vehculo mul tiuso que circula en una sola direccin (cuesta abajo o en profundidad) y sin embargo, en cualquier momento, puede evaporarse y continuar su viaje por el aire como vapor de agua. Todos los seres vivos toman del agua lo que necesitan y devuelven a ella sus desechos, los cuales pueden servir de nutrientes para otros seres vivos. Como consecuencia de su mltiple utilizacin y circulacin, el agua cambia constantemente su composicin a lo largo de su ciclo. Por lo general, el agua de lluvia en su recorrido terrestre se va enriqueciendo con diversos nutrientes y molculas orgnicas que hacen posible la existencia de un nmero creciente de organismos, a medida que nos acercamos a las zonas bajas.

Cmo utilizarloLa informacin aportada est distribuida en una secuencia lgica por apartados, que van de lo general a lo par ticular, del medio fsico al medio antrpico, con un ndice detallado, de tal manera que este documento es apto tanto para la lectura continuada como para la consulta puntual. La complejidad del sistema fluvial y de las rela ciones existentes entre todos sus componentes hace difcil la compartimentacin de la informacin y necesaria la visin global integradora de los aspectos tanto del medio fsico como socioeconmico. La idea fundamental en tor no al Ebro estriba en mantener este sistema fluvial en unas condiciones de calidad que pueda garantizar la vida en el ro y los usos imprescindibles para la vida de las personas en el entorno del mismo. Pero realmente cules son estos mnimos de calidad? es suficiente la instalacin de estaciones depuradoras de aguas residuales? depende esta calidad del mantenimiento de la biodiversidad? depende del mantenimiento de la dinmica fluvial? Los conceptos, datos e ilustraciones contenidos en este documento deben servir para argumentar un debate en torno al Ebro, dotando al alumnado de los conocimientos bsicos para desarrollar un sentido crtico y responsable frente a la cuestin fundamental de cmo gestionar el agua como un bien precioso del que depende la vida.

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El padre Ebro y su extensa cuencaLocalizacin y lmites de la vasta cuenca del ro EbroSe entiende por cuenca hidrogrfica o cuenca vertiente de un ro a un rea limitada en el interior de la cual todas las precipitaciones que corren por su superficie o surgen de aportaciones subterrneas se concentran y desembocan en un punto ya sea a travs de un colector principal o de sus afluentes. La cuenca hidrogrfica natural del Ebro comprende todas las aguas que van a parar al Ebro. De esta cuenca natural estn excluidas las cabeceras altas de algunos ros que posteriormente desarrollan la mayor parte de su recorrido en Francia, como son la cuenca del Adour en Ans y la cuenca alta del Garona. Este es el caso del ro Esera, que en el famoso Forau de Aigualluts (Valle de Benasque) pierde sus aguas para volver a salir en Les Gells de Joueu (Vall dAran) y de ah sigue su curso en Francia. Tampoco se incluye en la cuenca natural del Ebro a la cuenca endorreica de la laguna de Gallocanta, una depresin cerrada, desprovista de drenaje. La cuenca del Ebro tiene forma de tringulo issceles y queda enmarcada al Norte por el Pirineo, al sur por la Cordillera Ibrica y al Este por la Cordillera Costero-Catalana. Desde esta ltima el Ebro se abre paso para rendir sus aguas al Mediterrneo a travs de un delta. La Cuenca del Ebro agrupa a las Comunidades Autnomas cuyas aguas, en determinada parte de su territorio en algunos casos mnima van a parar al

Mapa general de la cuenca del Ebro.

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Ebro. De esta forma, comprende o abarca parte de 9 Comunidades Autnomas (adems de los estados fran cs y andorrano) y 18 provincias, con variable participacin en el territorio de la cuenca, que va desde la totalidad o casi totalidad del territorio, como es el caso de La Rioja, Huesca y Zaragoza, hasta la participacin simblica de provincias como Guipzcoa y Palencia. Estas comunidades son Cantabria, Pas Vasco, La Rioja, Navarra, Aragn, Catalua, Castilla y Len, Castilla-La Mancha y Comunidad Valenciana. Aragn en concre to pertenece en la mayora de su territorio a esta cuenca, exceptuando los Montes de Albarracn, que vierten a la Cuenca del Tajo, y los macizos de Javalambre y vertiente meridional de Gdar, que lo hacen a la Cuenca del Jcar.

EL EBRO Y SUS RIBERAS

DISTRIBUCIN AUTONMICA Y PROVINCIAL DEL MBITO TERRITORIAL DE LA CUENCA DEL EBRO Autonomas y provinciasCANTABRIA (Santander) CASTILLA Y LEN Burgos Palencia Soria LA RIOJA (Logroo) PAS VASCO Alava Guipzcoa Vizcaya NAVARRA (Navarra) ARAGN Huesca Teruel Zaragoza CASTILLA/LA MANCHA Guadalajara CATALUA Barcelona Gerona Lrida Tarragona CMDAD. VALENCIANA Castelln TOTAL

Participacin en el conjunto del mbito766 Km2 8.186 Km2 5.342 Km2 38 Km2 2 806 Km2 5.013 Km2 2.728 Km2 2.639 Km2 32 Km2 57 Km2 9.282 Km2 42.089 Km2 15.671 Km2 9 224 Km2 17.194 Km2 1.103 Km2 1.103 Km2 15.411 Km2 121 Km2 234 Km2 11.387 Km2 3.669 Km2 821 Km2 821 Km2 85.339 Km2 0,90% 9,59% 6,26% 0,04% 3,29% 5,87% 3,19% 3,08% 0,04% 0,07% 10,87% 49,28% 18,35% 10,80% 20,13% 1,29% 1,29% 18,05% 0,14% 0,27% 13,34% 4,30% 0,96% 0,96% 100%

Porcentaje respecto a cada Autonoma y provincia (Extensin)14,48% 8,71% 37,71% 0,47% 27,28% 99,58% 37,63% 86 61% 1,61% 2,57% 89,07% 88,31% 100,00% 62,31% 100,00 % 1,39% 9,05% 48,22% 1,56% 3,98% 94,44% 58,40% 3,53% 12,29%

Superficie participante en la cuenca del Ebro por provincias. Memoria Plan Hidrolgico Nacional 1988.

La cuenca del Ebro es la ms extensa de las diez en que se divide la Espaa peninsular, con un total de 85.339 Km2. Considerando toda la pennsula, la mayor es la del Duero con 98.300 Km2.

La red hidrolgica: el colector principal y el desigual caudal de los afluen tes de cada margenEl reparto desigual de las lluvias en el territorio de la cuenca del Ebro marca la diferencia de caudal de los ros que aportan sus aguas a l. La mayor parte de este caudal procede de los ros de su margen izquierda. En el territorio aragons los ros que provienen del Pirineo aportan casi el 40% del caudal que el Ebro vierte al mar. Por el contrario, los ros de la margen derecha que parten del Sistema Ibrico contribuyen de manera exigua a engrosar los caudales del Ebro. No obstante, la aportacin de los ros aragoneses en su conjunto es notoria. El Ebro, a la entrada de Aragn, presenta una aportacin anual de 9.500 Hm3, pasando a 14.000 en su salida hacia Catalua. Vistos en un mapa el Ebro y sus afluentes dibujan un trazado en forma de espina de pez, de la cual el Ebro es el eje central. Sus afluentes principales pirenaicos por su izquierda (Ollero, 1996) son: Zadorra, Ega, ArgaAragn, Arba, Gllego, y Cinca-Segre. Por la derecha, es decir, provenientes del Sistema Ibrico: Najerilla, Ire gua, Leza, Cidacos, Alhama, Queiles, Huecha, Jaln, Huerva, Aguasvivas, Martn, Guadalope y Matarraa.

La depresindel Ebro en el centro de la cuenca: origen y evolucin geolgica

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El origen ms remoto de la cuencaA la luz de los conocimientos actuales es posible afirmar que lo conocido ahora como cuenca del Ebro presentaba durante la era Secundaria (hasta hace 65 millones de aos) un aspecto diametralmente opuesto al actual. En vez de ser una depresin, se trataba de tierras topogrficamente elevadas, denominadas Macizo del Ebro, con vertientes a cuencas de distintas amplitudes situadas al norte y al sur. En el rea ocupada actualmen te por el Pirineo se hallara un mar ms o menos somero o profundo segn las pocas. Lo mismo suceda en el actual territorio de la Cordillera Ibrica y sus piedemontes. Esta disposicin persisti, sufriendo diversas altera ciones, durante toda la era Secundaria y hasta principios de la era Terciaria (hace 65 millones de aos). Justamente entonces, a finales del Cretcico, los movimientos de la placa tectnica africana hacia el norte inician una profunda modificacin en toda la zona. Al inicio del Paleoceno (hace 65 millones de aos) empieza

El padre Ebro y su extensa cuenca

Huesca Huesca Zaragoza Pirineos

Zaragoza Cordillera Ibrica

1: Cretcico (hace unos 130 millones de aos).Zaragoza Huesca

4: Oligoceno (hace unos 36 millones de aos).Huesca Zaragoza Pirineos

Cordillera Ibrica

2: Paleoceno (hace unos 65 millones de aos).

5: Mioceno (hace unos 25 millones de aos).Huesca Pirineos

Huesca Zaragoza

Pirineos

Zaragoza

Cordillera Ibrica

Cordillera Ibrica

3: Eoceno (hace unos 58 millones de aos).

6: Cuaternario (hace unos 2 millones de aos).

Evolucin del aspecto paleogrfico de la cuenca del Ebro. Se indican algunas ciudades y el actual contorno marino como referencia (adaptado de S. Osacar, 1996).

la elevacin de la Cordillera Ibrica y a raz de la orognesis alpina, en el Eoceno (58 millones de aos) se produ ce la paulatina elevacin del Pirineo. En este contexto el Macizo del Ebro desaparece, hundindose, quedan do en su lugar una depresin, fosa o cuenca que se ira rellenando de sedimentos provenientes de las partes altas de las cordilleras Ibrica y Pirenaica.

Cuando aqu haba un lago: hace 20 millones de aosA partir de aqu la historia geolgica es ms conocida, ya que los sucesos ocurridos nos han dejado su huella escrita en las rocas y en las formas del relieve cercanas a la ciudad. Estos acontecimientos nos sitan en la era Ter ciaria, con una cuenca sedimentaria cerrada, sin salida al mar, en un clima que combinaba periodos de extrema ari dez con otros ms lluviosos. Durante los periodos ridos, la evaporacin era muy fuerte y, debido a la abundante presencia de sales disueltas en el agua, se precipitaron yesos y, en algunos casos, halita o sal gema, que form los yacimientos de Remolinos. En los periodos ms hmedos se depositaron unos materiales grisceos llamados margas (transicin entre calizas y arcillas). Los yesos han sido aprovechados tradicionalmente en el Valle del Ebro como material de construccin, incluyendo el uso ornamental de su variedad ms resistente: el alabastro. El ltimo episodio durante la era Terciaria fue mucho ms hmedo que los anteriores, con una menor concen tracin de sales, lo que permiti que hubiera vida animal. En este periodo se formaron las rocas calizas, las ni cas rocas cercanas a Zaragoza donde se pueden encontrar fsiles. Las calizas forman los techos de las llamadas muelas. Estos fenmenos a gran escala se pueden comparar con los que hoy ocurren a pequea escala en las sala das de Monegros-Bajo Aragn o Gallocanta. Como consecuencia de una larga sequa, la evaporacin y concen tracin elevada de sales hace que stas precipiten y formen una costra blanquecina en la superficie del suelo. Con las primeras lluvias estas sales vuelven a ser disueltas por el agua.

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EL EBRO Y SUS RIBERAS

ERACUATERNARIA

PeriodoHoloceno Pleistoceno Plioceno Mioceno

Comienza hace...(millones de aos) 0,01 2 6 25 36 58 65 130 190 250 280 360 400 420 500 570 La dinmica fluvial modela el paisaje. Presencia de glaciaciones. El lago interior se abre al mar: nace el Ebro. Gran lago interior. Depsitos de margas, yesos, ... Depresin formada, salpicada de lagos interiores. Elevacin del Pirineo; embrin de la depresin del Ebro. Elevacin de la Cordillera Ibrica. Comienza la presin de la placa tectnica Africana. Macizo del Ebro.

TERCIARIA

Oligoceno Eoceno Paleoceno Cretcico

SECUNDARIA

Jursico Trisico Prmico Carbonfero Devnico

Fuente: GEA

PRIMARIA

Silrico Ordovcico Cmbrico

Este lago o cuenca cerrada interior finalmente debi encontrar una salida al mar (hace unos 6 millones de aos), con lo cual la cuenca se vaci y empez a formarse la red fluvial con el Ebro actuando ya de gran colector que llevaba las aguas hacia el mar.

Hace 2 millones de aos ya exista el EbroEn el corto pero intenso periodo de la era Cuaternaria han sucedido acontecimientos que han dejado una impronta muy caracterstica en algunos relieves de nuestra regin: son las glaciaciones. En estas pocas de enfriamiento generalizado y descenso de las tempe raturas medias se produjeron los mximos avances de los hielos en el Planeta (la ltima de las glaciacio nes, hace slo 50.000 aos). Este fenmeno es el responsable de las variadas y tpicas formas de relie ve de nuestros altos valles pirenaicos: ibones, circos glaciares, los propios glaciares, morrenas, valles en artesa o en forma de U, etc. Estos fenmenos tuvieron sus repercusiones en el valle medio del Ebro, por cuanto las etapas de deshielo dieron lugar a movilizaciones de grandes masas de agua que depositaron limos y cantos rodados en forma de lo que hoy se conocen como terrazas, mientras que en las etapas glaciares se reduce el aporte de agua y el ro excava su cauce fruto del aumento de pendiente (al disminuir el nivel del mar).

Foto: GEA

Valle glaciar. Macizo de Posets (Huesca).

Ebro medio, cuenca y depresin

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Zaragoza se localiza en el tramo medio del Ebro, que forma parte tanto de la depresin del Ebro como de su cuenca. Son stos trminos confusos que conviene definir:

Cuenca Natural del EbroLa cuenca hidrogrfica natural del Ebro es la unidad de mayor superficie, tal y como se ha definido anterior mente. El Ebro, a lo largo de sus 930 km de recorrido puede dividirse en tres partes bien definidas, cuyos lmites pare cen unnimemente aceptados por varios autores de la siguiente manera: Alto Ebro, desde el nacimiento en el pico Tres Mares hasta el Portillo que el Ebro hace en los Montes Obaren ses, en el paraje denominado Conchas de Haro. Tiene una longitud de casi 200 km.

El padre Ebro y su extensa cuenca

Ebro Medio, desde Conchas de Haro, que tambin se consi dera el lmite oeste de la depresin del Ebro, hasta el embalse de Mequinenza. Tiene una longitud de cerca de 550 km. Bajo Ebro, desde el embalse de Mequinenza hasta la desembocadura en el Delta del Ebro. Tiene una longitud de unos 150 km. De cualquier forma, las delimitaciones geogrficas son com plejas y relativas. Como cita Ollero (1996), el tramo medio, geomorfolgicamente, sera el que discurre por la depresin del Ebro, entre Conchas de Haro y los estrechos de Asc. En todo este recorrido por la depresin, describe meandros, encajados entre las Conchas de Haro y El Cortijo (Rioja), libres entre El Cortijo y la presa de Alforque (Zaragoza) y de nuevo encajados desde la presa de Alforque hasta Asc (Tarragona).

Depresin del EbroEl mbito de esta depresin es difcil de acotar. Para algunos autores sera el dominio sedimentario terciario hasta donde los relieves empiezan a tener entidad. Los lmites seran las Sierras Exteriores por el norte (Leyre, Agero, Riglos, Santo Domingo, Ro Ebro a su paso por el tramo alto. Pesquera de Loarre, Guara y Montsec) y las Sierras Ibricas, de menor entidad, Ebro (Burgos). por el sur (Sierra de Arcos, Sierra de Algairn, Sierra Vicort, Mon cayo); remontando el ro hasta las proximidades de la capital riojana, las estribaciones de la Sierra de Cameros cierran la depresin por el lado suroeste, mientras que por el noroeste lo hace la Sierra de Cantabria. Por el este, el lmite lo dibuja la Cordillera Costero-Catalana.Foto: GEA

El ro Ebro con sus 930 km es el ms largo de Espaa pero no de la pennsula ibrica, ttulo que corresponde al ro Tajo con 1.250 km. Los paisajes del Ebro medioEn el centro del tramo medio del Ebro estamos en el dominio de las tierras llanas de las mesetas, o muelas, las riberas del Ebro y los bajos valles de sus afluentes (Bielza, 1994). Se trata de los paisajes ms humanizados de Aragn, no slo porque concentra a una gran parte de la poblacin aragonesa, sino porque se percibe la huella humana en la transformacin del medio, desprovisto de su vegetacin original. En un da despejado, desde los cortados de Juslibol puede uno asomarse e interpretar una parte de ese tramo medio del Ebro, don de se pueden analizar las caractersticas que definen este paisaje, como son las diferencias entre los terrenos de secano y los del valle. En el primer caso, colores ocres y una vegetacin natural de poco porte, diferentes cultivos cerealistas, algunos almendros, vid y olivos y en el segundo, manchas alargadas de vegeta cin que nos delatan la presen cia del ro y los cultivos de regado forrajeros y hortofru tcolas. Aqu se concentran multi tud de usos: polgonos indus triales en el corredor del Ebro, la huerta que cada da va per diendo superficie en detrimenFoto: O. Conde

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Pastor cruzando el Ebro a la altura de Alfocea.

EL EBRO Y SUS RIBERAS

to de otras actividades, la ganadera que todava tiene peso en los paisajes del Ebro, no slo por la estabula cin de lanar y vacuno, sino tambin por el sector porcino y avcola, la imagen del pastor con el rebao, reco rriendo los secanos o llevando a pastar sus ovejas al soto o entre los rastrojos del regado, ... Zaragoza se sita en una posicin muy centrada respecto al tramo medio y en la parte donde los mean dros divagan libremente (El Cortijo-presa de Alforque). Se encuentra en el interfluvio en forma de cruz que forma el Ebro con sus dos afluentes a derecha e izquierda, Huerva y Gllego respectivamente. Este interflu vio ha labrado las cuatro muelas que rodean a Zaragoza y que son los nicos relieves de cierta entidad en la planitud del valle. La ciudad, aun a finales del siglo XX, aparece asimtricamente dibujada en torno al curso del ro, con una margen izquierda situada en la llanura de inundacin del ro, donde el Ebro ha dibujado distintos trazados a lo largo del tiempo y que est en pleno proceso de transformacin. Vena principal que riega el territo rio zaragozano, el Ebro ha sido y sigue siendo un camino entre pueblos y entre tiempos. Uno de los pocos ros meandriformes ibricos, ha aportado a decenas de generaciones el alimento y el agua para sobrevivir y, sobre todo, ha permitido crear en sus orillas foros de conocimiento y de cultura que nos han legado miles de valiosas maneras de entender el agua y su civilizacin. Espacio de vida, espacio de cultura y, tambin, espacio de produccin, el Ebro ha regalado a Zaragoza la ms fr til huerta que en la actualidad perece lentamente y ante nuestros ojos bajo el peso pesado del hormign.

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El tramo medio del EbroEl Ebro, un sistema fluvial ejemplarDesde un punto de vista ecolgico, los ros son el mejor ejemplo de sistema natural, tanto por su dinmica como por la cantidad de factores que intervienen para crear este ecosistema y tambin por la complejidad de relaciones existentes entre los mismos. Los procesos fluviales constituyen uno de los ms destacados sistemas ecogeomorfolgicos que operan sobre la superficie de la Tierra, ya que modelan el relieve del planeta, repercu ten decisivamente en la biosfera y condicionan al hombre en todas sus manifestaciones socioeconmicas (Ollero, 1996). Esta singular trascendencia as como la complejidad del sistema fluvial se pueden ilustrar perfec tamente con el ejemplo del Ebro, aspectos que se irn desvelando poco a poco a lo largo de los captulos siguientes.

Un clima rido y de grandes contrastesEl clima de la depresin del Ebro viene condicionado en gran medida por esta caracterstica misma de depresin o zona de hundimiento atmosfrico rodeada de cadenas montaosas con un pronunciado efec to-barrera. Esta caracterstica es la que favorece la continentalidad y la aridez, ambas con carcter bastante acusado. La aridez se debe a que las perturbaciones atmosfricas procedentes del Atlntico o del Mediterrneo des cargan la mayor parte de sus lluvias en las barreras montaosas marginales: es el efecto de sombra pluviomtri ca. Por lo tanto, los frentes lluviosos penetran muy debilitados en la depresin. Adems, el hundimiento local del aire favorece la ruptura de los frentes y la disolucin de los sistemas nubosos. La continentalidad viene marcada por el cierre perifrico de la depresin, aislada de las influencias marti mas, y tambin porque las masas de aire sufren un intenso proceso de desnaturalizacin al atravesar buena par te de la pennsula, con progresivo enfriamiento durante el invierno y cal deamiento durante el verano. De esta manera se obtienen extremos de tem peraturas, no solamente estacionales sino incluso diarios. Adems, en situa ciones anticiclnicas, el aire (fro o caliente) se estanca en el fondo de la cubeta acentuando los efectos trmi cos de cada estacin. El viento es otra de las caractersti cas climticas de la depresin, ya que los flujos de aire de cualquier proce dencia se encajan en el corredor del Ebro con consecuencias bien conoci das por los habitantes del valle. El viento no sopla todos los das igual, ni con la misma intensidad ni con la mis ma direccin. Los dos tipos de viento que ms se hacen notar son el cierzo y el bochorno.

Foto: O. Conde

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La Plana de Zaragoza: paisaje rido de la depresin del Ebro.

El cierzo suele presentarse con ms asiduidad en dos periodos: octubre-noviembre y marzo-abril, aunque tambin lo hace en verano refrescando las altas temperaturas. Es un viento de componente norte, fro y seco, que adquiere la orientacin noroeste del valle del Ebro. Se calcula que el cierzo sopla unos 170 das al ao, alcanzando velocidades de hasta 80 km/hora e incluso ms. Se considera que tiene un efecto beneficioso actuando como un barredor de humos y de contaminacin atmosfrica.

EL EBRO Y SUS RIBERAS

El bochorno procede del sudeste y suele venir del Mediterrneo, e incluso del desierto sahariano. Es clido y hmedo dando sensacin de sudor continuo y de estar respirando fuego. Aparece con ms frecuencia entre finales de junio y mediados de agosto. Mientras la precipitacin media anual para la cuenca del Ebro es de alrededor de 600 mm anuales (concre tamente 603 para la serie 1940-1985), las precipitaciones en la depresin son mucho ms bajas, con unos 316 l/m2 al ao de media en Zaragoza. Adems de escasas, las precipitaciones estn mal repartidas en el espa cio y en el tiempo, siendo el otoo y especialmente la primavera las que se llevan la mayor parte. El verano suele ser poca de tormentas que descargan gran cantidad de agua en poco tiempo, produciendo importan tes daos en cosechas (sobre todo si va acompaada de granizo), bajos de viviendas y colapsando el trfico en la ciudad. Por lo tanto las precipitaciones en Zaragoza son escasas y estn mal repartidas, lo cual provoca que exista un dficit hdrico importante. Esto condiciona enormemente la vegetacin, el tipo de paisaje e incluso la fauna de los alrededores de Zaragoza, configurando el entorno de la ciudad como uno de los ambientes este parios del Valle del Ebro.

Precipitacin y temperatura media en Zaragoza (adaptado de M. L. Hernndez, 1996).

En cuanto a temperaturas, Zaragoza tiene una temperatura media de 14 grados, un promedio de las distin tas temperaturas a lo largo de cada da y en el ao, que esconde diferencias notables. El mes ms clido es julio, con algunas olas de calor que pueden subir el termmetro hasta 45 C, y el mes ms fro es enero, con algunas olas de fro que pueden hacer bajar el mercurio a -5 C. De cualquier manera, la amplitud trmica es grande y por eso se tiene siempre la sensacin de pasar del calor al fro y viceversa. De hecho, siempre se ha comentado en Zaragoza la escasa duracin de las estaciones intermedias como el otoo y la primavera. La niebla puede afectar al centro de la depresin en los meses de noviembre, diciembre y enero. Suele darse en periodos de tiempo estable y anticiclnico, con inversin trmica. Esta es una situacin excepcional ya que la temperatura del aire no disminuye con la altura como es habitual, sino todo lo contrario: en noches de invier no con cielo despejado, las masas de aire en contacto con el suelo se enfran y, si la atmsfera est en calma, este aire ms denso se acumula en el fondo del valle con menos temperatura que en las capas ms altas. En estas condiciones, el aire cargado de humedad se condensa formando las nieblas que pueden persistir durante todo el da e incluso varios das seguidos si el sol no consigue dispersarlas. Son los momentos de mayor conta minacin atmosfrica ya que los humos quedan tambin atrapados en esas capas bajas. Zaragoza es una isla de calor: las ciudades, por su disposicin y las actividades intensas que se realizan, sue len ser lugares donde se acumula ms el calor, atenuando las temperaturas bajas y acrecentando las altas. En algunas mediciones realizadas por el Servicio de Medio Ambiente del Ayuntamiento en diversos sectores de Zaragoza, se ha comprobado que en el Casco Viejo y en la zona del paseo Independencia, es decir en el centro de la ciudad, puede haber hasta 3 4 grados ms de temperatura que en los espacios periurbanos y de huerta. En la margen izquierda, este factor no es tan agravado ya que el menor volumen de edificacin y el relieve ms llano, le sitan slo 1 grado por encima del extrarradio zaragozano (Cuadrat, 1995).

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El tramo medio del Ebro

En resumen, se puede afirmar que el clima de la depresin se caracteriza por la irregularidad de las lluvias, las sequas estivales, las tormentas locales veraniegas, los marcados contrastes trmicos, las frecuentes nieblas y heladas invernales, los fuertes y desecantes vientos, la elevada evapotranspiracin y el dficit hdrico.

Las nieblas son provocadas por el fenmeno conocido como inversin trmica.

Las rocas, suelos y la vegetacin en el discurrir del EbroUn lugar formado por rocas sedimentariasLas rocas presentes en el sector central de la depresin del Ebro son rocas sedimentarias, de origen detrtico en la periferia y evaportico en el centro. Los materiales detrticos son el resultado de la erosin de las cordilleras Pirenaica e Ibrica, situndose los ms groseros en el exterior de la depresin (conglomerados). Las rocas evapo rticas se han originado en la cuenca endorreica terciaria. Por lo tanto, en esta zona, existe un muestreo litolgi co originado principalmente en el Mioceno, bastante completo. De norte a sur se puede distinguir la siguiente serie: - Conglomerados: Aparecen en los bordes de la depresin formando, en ocasiones, relieves espectaculares sobre todo en el borde norte (Mallos de Riglos, Mallos de Agero, Sierra de Santo Domingo, Sierra de Guara). Tambin aparecen en los depsitos fluviales cuaternarios del Ebro, Gllego, Cinca, etc. - Areniscas. Se encuentran en bancos alternantes con margas y arcillas. Ocupan gran parte de la cuenca pero son ms escasas en el centro de la depresin. Dan lugar a algunos relieves tpicos como las areniscas de las Cinco Villas, Prepirineo y de Sariena, as como los paleocanales del bajo Aragn. - Arcillas y margas: Son las rocas ms abundantes de la depresin, ocupando la mayor parte de la misma. Sus colores son variados, abundan las arcillas de color rojo vivo que dan la nota al paisaje aragons de la depre sin (Cariena, Belchite, La Almunia). - Calizas: Son menos abundantes. Se depositan en el Mioceno inferior medio (Aragoniense). Al ser rocas ms duras que las arcillas sobre las que se asientan, forman la parte superior de los cerros testigos y muelas, tan tpicos de la depresin del Ebro (La Muela, Plana de Zaragoza). - Yesos y sales: Se hallan en el centro de la Depresin, siendo los primeros muy abundantes (Escarpe del Ebro). Se depositaron a finales del Terciario como consecuencia de la fuerte evaporacin causada por el clima rido que imperaba en aquellos momentos. En los lugares donde la concentracin de sales es mayor se forman depsitos de hali ta (sal gema de hasta 90 metros de espe sor), formando yacimientos actualmente en explotacin (Remolinos). Sobre los materiales terciarios antes des critos se han depositado los sedimentos flu viales del Ebro, ya en el Cuaternario, en for ma de terrazas (cantos rodados, gravas, arenas, limos y arcillas).

Suelos pobres, suelos ricosEn el tramo medio del Ebro se pueden distinguir dos grandes tipos de suelos: los suelos formados a partir de los depsitos miocnicos y los suelos aluviales del propio Ebro.Foto: GEA

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Escarpe de yesos. Galacho de Juslibol.

Los primeros estn condicionados en gran medida por una litologa generada en el Mioceno, en rgimen lacustre y bajo un clima clido y seco con importantes sedimentos evaporticos. Son suelos bastante uniformes a pesar de la variedad litolgica ya que la aridez del clima se convierte aqu en un factor importante en el proceso de creacin del suelo.

EL EBRO Y SUS RIBERAS

En estos suelos fuertemente erosionados, los procesos de salinizacin y alcalinizacin son muy frecuentes, dando lugar a suelos poco evolucionados y por lo tanto poco frtiles. Los procesos sobresalientes en la constitucin de estos suelos son: - Acumulacin de yeso en intersticios y acumulacin en superficie, de forma pulverulenta o formando costras - Procesos de salinizacin - Formacin de horizontes de enriquecimiento de carbonatos que cohesiona los cantos dando lugar a mallacanes. Dentro de los suelos aluviales del Ebro, en general ricos y de gran fertilidad, se pueden diferenciar los suelos de terrazas y los suelos correspondientes a los sedimentos recientes de los ros. Sobre terrazas, los suelos son arcillosos y pueden ser relativamente profundos, poco evolucionados y muy mineralizados por haber estado secularmente cultivados. Los suelos sobre sedimentos recientes son suelos jvenes, profundos y de perfil no diferenciado. Sus varia ciones corresponden con las diferentes etapas de sedimentacin fluvial. Los constituyen materiales diversos con una textura dominante arenolimosa.

Una vegetacin muy contrastada: de las estepas a los sotosLa vegetacin de la depresin central del Ebro est condicionada en gran medida por la aridez y la continen talidad, distribuyndose de forma grosera en orlas concntricas a partir de la zona ms baja (alrededor de Zara goza) que es la ms seca. Esta zona baja constituye actualmente un amplio territorio estepario, conocido como las estepas del Ebro que comprende, entre otras, las tierras de Belchite y de Monegros. Algunas partes estu vieron pobladas de sabinas (Juniperus thurifera) en formaciones abiertas, actualmente casi desaparecidas por la accin antrpica. Alrededor de estas reas esteparias, y a veces de manera entremezclada, se extiende el rea del pino carrasco (Pinus halepensis) con coscoja (Quercus coccifera), ocupando la base y las laderas de las mue las, hasta altitudes de 700 m. A partir de aqu, y ya en la periferia de la depresin, aparece el bosque ms tpica mente mediterrneo, es decir el encinar (Quercus ilex), que puede ascender hasta los 1.000 m de altitud, y ms en las solanas. Tanto las condiciones climticas adversas (escasez de precipitaciones y temperaturas extremadas) como la poca fertilidad de los suelos existentes hacen que las formaciones vegetales descritas sean poco dinmicas, de crecimiento lento, si bien con un alto nivel de adaptacin. Esto las hace muy vulnerables a la deforestacin, dando lugar a fuertes procesos erosivos con el consiguiente arrastre de sedimentos hacia los ros. La vegetacin que se asienta en las riberas del Ebro es de caractersticas diametralmente opuestas, por la dis ponibilidad continua de agua en gran cantidad y por la fertilidad de los suelos. Es una vegetacin muy dinmica, caducifolia, de aspecto exuberante en contraste con las formaciones del resto de la cuenca que muestran en todo momento su adaptacin a la falta de agua: hojas perennes y de pequeo tamao, portes modestos, etc. Aparte de la vegetacin arbrea integrada por saucedas de sauce blanco (Salix alba), por los autnticos bosques de ribera o sotos de lamos (Populus alba) y chopos (Populus nigra) y por las olmedas diezmadas por la gra fiosis, existen otras formaciones vegetales que aprovechan los distintos ambientes del siste ma fluvial. As, en las aguas crece la vegeta cin palustre, sumergida (comunidades acu ticas) y semisumergida (carrizales). Tambin existen formaciones pioneras herbceas sobre canales de inundacin y orillas, sobre pedre gales secos y sobre depsitos arcilloso-limo sos. Dentro de las formaciones arbustivas y de orla destacan los tamarizales y saucedas. La descripcin del bosque de ribera o soto se trata de manera especfica en el cap tulo dedicado a los sotos.Vegetacin de ribera. Galacho de la Alfranca.

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Foto: O. Conde

El tramo medio del Ebro

Las rocas y los vegetales tambin condicionan el discurrir del roEl clima de la cuenca, y muy particularmente las precipitaciones, condicionan en gran medida el estableci miento de una red de drenaje, pero el complejo entramado del Ebro y sus afluentes se ha visto favorecido por la escasa resistencia de los materiales por los que atravesaba (yesos, arcillas, margas), de escasa consistencia y alta mente solubles. Este factor unido al poder erosionador de los ros, les ha hecho discurrir en forma de meandros libres en una amplia llanura de inundacin, excepto en los bordes de la cuenca, en los que las rocas ms resis tentes les ha obligado a encajarse en algunos tramos. As pues, litologa y edafologa se combinan a la hora de modelar un valle y los canales de drenaje. Si los terrenos son muy permeables, la filtracin al subsuelo es abun dante, disminuyendo el caudal superficial y existiendo un acufero importante como es el caso del Ebro. La vegetacin de ribera juega igualmente un papel importante en el modelado fluvial. Las masas vegetales de ribe ra (carrizales, tamarizales, sotos etc.) retienen sedimentos, frenan la corriente y amortiguan el efecto de las ave nidas. Constituyen un elemento de estabilidad para los cauces y sus riberas (efecto esponja).

Muelas y terrazas, formas de relieve creadas por el roLa instalacin de la red fluvial sobre los sedimentos terciarios y su modelado han dado lugar a los paisajes que se conocen actualmente. Estos sedimentos, inicialmente, presentaban una superficie de planicie, con estratos calizos superficiales cubriendo un gran espesor de evaporitas (sobre todo yesos). Es sobre estos materiales poco consistentes, donde se ha ido encajonando la red de drenaje, siendo las calizas las ms resis tentes. De esta forma, los relieves actuales, las famosas muelas, todava presentan en superficie estas calizas de finales del terciario. El relieve del centro de la depresin es un relieve casi llano, alterado solamente por los relieves tabulares o muelas que el encajamiento de la red fluvial ha dejado en resalte.

Ro Ebro

Ro Arba

EL CASTELLARRo Gllego

Ro Jaln

LA MUELARo Huerva

ZaragozaSIERRA DE ALCUEBIERRE

PLANA DE ZARAGOZAEsquema de las muelas en el sector central de la depresin (adaptado de F. Pellicer, 1989).

Desde cualquier punto elevado, en das claros, pueden contemplarse perfectamente las cuatro muelas que rodean a Zaragoza, dos al norte y otras dos al sur, fruto de las incisiones en forma de cruz realizadas por el Ebro, Huerva y Gllego. Las del norte corresponden, por una parte, a la muela del Castellar, al noroeste, ocupa da gran parte de ella por el campo de maniobras de San Gregorio y, por otra, a la Sierra de Alcubierre, situada al noreste y que es la ms elevada. (San Caprasio, 812 m.). Al sudeste encontramos La Plana de Mara o Zaragoza y al sudoeste La Muela. Estas grandes plataformas suelen ser utilizadas para el cultivo de cereal o de frutales. Ultimamente han aa dido a sus usos el de soporte de numerosos aerogeneradores que aprovechan la energa elica que el fuerte cierzo proporciona en el valle del Ebro pero que, en opinin de algunos colectivos, pueden llegar a originar un importante impacto ecolgico y visual en paisajes tan singulares como el de La Plana.

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EL EBRO Y SUS RIBERAS

Entre estas muelas y las partes ms bajas del valle, donde se asientan los mejores cultivos de regado, existen unas pendientes que se conocen como glacis. Su origen est en aguas de arroyada que han transportado tierra y pequeos cantos desde las partes ms altas. Algunas de estas pendientes se encuentran fuertemente erosionadas por profundos barrancos y crcavas. Los materiales finos de estas partes altas se han depositado en las zonas bajas modificando antiguos barrancos en V que pasan a ser de fondo plano y se denominan vales, lo cual permite su puesta en cultivo, generalmente para cereal de secano. En das excepcionalmente claros se pueden divisar otras dos muelas, la de Borja en el interfluvio Jaln-Quei les y la de Bardena, que establece el lmite entre Navarra y Aragn, en el interfluvio Aragn-Arbas. El paisaje ms prximo al ro viene marcado por relieves poco pronunciados y escalonados: las terrazas, que geolgicamente corresponden a los periodos alternantes de excavacin y deposicin. Las terrazas (Gisbert, 1994) son rellanos que representan el resto de una antigua llanura aluvial en la que ha profundizado el curso del agua. Son plataformas alargadas longitudinales y paralelas al cauce, delimitadas por escarpes que corres ponden a los distintos niveles. Este proceso es descrito por Ollero, 1996 de la siguiente manera: 1. El ro discurre por una zona de baja pendiente, como es el sector central de la depresin y va depositando los sedimentos que arrastra, formando un lecho fluvial. 2. Tiene lugar un cambio climtico, una glaciacin que retiene mucha agua en forma de hielo, con lo que el nivel del mar desciende y aumenta la pendiente del ro, por lo cual el ro horada su propio cauce, creando un canal ms profundo del que ya no saldr, quedando el lecho anterior colgado. Los siguientes pasos se limitan a repetir el punto 1 y 2 sucesivamente, dando as lugar a los distintos niveles de terrazas.

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Proceso de formacin de terrazas en los alrededores de Zaragoza (adaptado de L. A. Longares, 1996).

El tramo medio del Ebro

El Ebro a lo largo de su valle representa hasta seis niveles de terrazas, aun que en los alrededores de Zaragoza tan slo se han identificado cuatro. Esta configuracin en terrazas, da lugar a valles en forma de artesa, por el efecto producido por los distintos escalones, dejados en los procesos antes citados de excavacin y deposicin. Estas terrazas son perfectamente identificables en la margen derecha, mientras que desaparecen en la margen izquierda a lo largo de todo el escarpe entre Remolinos y Osera de Ebro. Las terrazas presentan cantos rodados de diferentes tamaos y litologas: calizas, areniscas, conglomerados, rocas descompuestas desgajadas de los relieves pirenaicos o ibricos y que transportadas y redondeadas por el ro han llegado despus de un largo y accidentado viaje hasta el centro de la depresin. Esta asimetra parece estar relacionada con el desplazamiento del ro Ebro hacia el norte a lo largo del Cuaternario, cuyas causas an se discuten.

En las terrazas del Gllego se encuentran cantos rodados de granito, procedente de los relieves granticos del Pirineo que no se encuentran en las terrazas del Ebro antes de la desembocadura de ese ro.

Algo para mejorar: la calidad de las aguas del EbroCualquier persona que se aproxima a las orillas del Ebro en su tramo medio, sobre todo en periodos de estiaje, puede comprobar, tanto con la vista como con el olfato, que la intensa actividad humana que se desa rrolla en su entorno ha mermado su calidad hasta lmites casi alarmantes. La calidad de las aguas del Ebro y de sus afluentes es objeto de seguimiento sistemtico por parte del orga nismo de Cuenca (Confederacin Hidrogrfica del Ebro) desde 1973. La red ha experimentado sucesivas ampliaciones desde su inicio. En la actualidad est en marcha la red ICA de aguas superficiales (Red Integrada de la Calidad de las Aguas) desde la que se muestrean 153 puntos en los que se analizan hasta 50 parmetros de calidad distintos (fsicos, qumicos y biolgicos). Desde 1992 est instalada la Red de Control de Sustancias Peligrosas y desde 1995 la Red de control de calidad de Aguas Subterrneas que da respuesta a la Directiva 91/676/CEE, relativa a la proteccin de las aguas contra la contaminacin producida por nitratos. Asimismo existen 30 estaciones que conforman la Red de Alerta de Calidad de Aguas que se encuentra dentro del pro yecto SAICA (Sistema Automtico de Informacin de Calidad de Aguas) que integra a nivel nacional los resulta dos procedentes de las distintas Cuencas Hidrogrficas. Los datos obtenidos de estas redes de control estn a disposicin de organismos, entidades y del pblico en general en la Confederacin Hidrogrfica del Ebro.

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Calidad asignada a los cauces de la cuenca del Ebro, ao 1999 (adaptado de Confederacin Hidrogrfica del Ebro, 1999).

EL EBRO Y SUS RIBERAS

La calidad de las aguas es controlada tambin por parte de los ayuntamientos, como el de Zaragoza, que utilizan las aguas superficiales del Ebro para el abastecimiento de agua de boca. El Instituto Municipal de Salud Pblica, cuyo origen se remonta a 1884 es el encargado del abastecimiento y potabilizacin del agua, garanti zando que el 99,4% de la poblacin disponga en su domicilio de agua de la red. Asimismo, desde el Servicio de Medio Ambiente se comprueba, a travs de la Red de Control de las aguas superficiales, la calidad del agua a suministrar desde el Ebro y el Canal Imperial de Aragn. Otros organismos, tales como las universidades (por ejemplo el departamento de hidrogeologa de la Universidad de Zaragoza), realizan tambin mediciones de cali dad de las aguas tanto superficiales como subsuperficiales y subterrneas. Dentro de estas ltimas, merece destacarse el precario estado de salud del acufero aluvial del Ebro. Al ser un acufero detrtico/grueso, es fcilmente vulnerable a la contaminacin a travs de las diversas actividades que hacen uso de las aguas de este acufero: pecuarias, de regado, industrial y residencial. Muchas de ellas sin siste mas de depuracin vierten al acufero las aguas ya usadas, encontrndose en las investigaciones realizadas una fuerte contaminacin de materia orgnica, nitratos y pesticidas. A continuacin se detallan los principales parmetros:

El oxgenoEn su conjunto, los datos existentes para este parmetro son bastante variables, ya que se pueden dar situa ciones tanto de saturacin en oxgeno como de anoxia total. Tomando como referencia la Directiva Europea de 18 de julio de 1978 (78/659/CEE) relativa a la calidad de las aguas continentales, en las aguas aptas para la vida de los ciprnidos (calidad media) el oxgeno disuelto debe superar la concentracin de 7mg/l el 50% del tiempo. A nivel general, las cifras promediadas del Ebro medio no alcanzan este porcentaje durante gran parte del ao, e incluso existen cifras muy bajas en algunos puntos, de situacin de alarma para la supervivencia de determi nadas especies pisccolas. El seguimiento de los datos a lo largo del da y del ao ponen de manifiesto que la fotosntesis es la principal fuente de oxgeno en el Ebro medio. Los valores de presencia mxima de oxgeno se alcanzan al final del da y los mnimos al amanecer, siendo la produccin de oxgeno proporcional a los periodos de insolacin. Por otra parte, existe una importante demanda bioqumica de oxgeno como consecuencia de la eutrofizacin. El aporte de grandes cantidades de nutrientes orgnicos favorece la proliferacin de organismos e incrementa considerablemente el consumo de oxgeno que puede llegar a escasear. En estas condiciones ana erobias, los nutrientes se sedimentan en el fondo donde sufren una fermentacin productora de metano y otros gases, dando lugar a un sedimento negro y nauseabundo.

pHEste parmetro muestra una relativa estabilidad que en ningn caso alcanza valores problemticos, pudien do oscilar entre 7,5 y 9 al tratarse de una cuenca caliza en su mayor parte.

TemperaturaLas temperaturas del agua del Ebro en Zaragoza oscilan entre los 10 de mnima invernal y los 26 del mes de julio. El aumento de temperatura causa la disminucin de la concentracin de oxgeno disuelto en agua, lo que disminuye la disponibilidad de oxgeno para organismos acuticos.

ConductividadEste parmetro mide la concentracin de sales disueltas en el agua, como sulfatos, cloruros y bicarbonatos. Los datos reflejan una gran variabilidad, con oscilaciones que van desde 123,4 a 2.425 unidades (S/cm2). Esto ilustra la gran cantidad de sales disueltas con una concentracin que aumenta en verano con el estiaje. En invierno, la importante dilucin resultante de las crecidas provoca una fuerte disminucin de la concentracin de sales. El origen de las sales es doble: natural, por disolucin del sustrato geolgico y antrpico por lavado de regados (abonos) y vertidos de todo tipo. La alta concentracin en sales puede provocar efectos negativos sobre la salud humana, sobre instalaciones industriales, conducciones, etc..

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TurbiedadLa turbiedad en el tramo medio es debida en buena parte a las partculas en suspensin de arcillas, as como al fitoplacton. Si bien existen importantes variaciones, desde cifras muy bajas de 4,3% hasta el mximo de 100%, las cifras se mantienen en un estado intermedio, dependiendo de los arrastres resultantes de las precipi taciones. A nivel general, en su tramo medio, la visibilidad en el Ebro vara entre 5 y 30 cm por debajo de la superficie.

El tramo medio del Ebro

A modo de resumen podemos establecer que si bien la calidad del agua del Ebro en Zaragoza ha mejorado ostensiblemente con la puesta en marcha de las depuradoras, todava quedan asignaturas pendientes en este campo, tal y como se refleja en otro apartado de este dossier. De momento, apenas se estn poniendo en marcha las primeras depuradoras, las primeras medidas para el ahorro de agua y la minimizacin de los vertidos con las que se espera, en el futuro, mejorar sustancialmente la situacin actual. Queda tambin pendiente de resolver el abastecimiento de agua de boca de calidad para la poblacin de Zaragoza.

El ro, un sistema muy complejoLos parmetros anteriormente descritos y otros muchos se combinan entre s para configurar las caracters ticas fsicoqumicas de las aguas de un ro, variables en funcin del clima y de las intervenciones antrpicas. De forma natural, la disolucin del oxgeno vara en funcin de la temperatura, de la agitacin del agua y de la actividad fotosinttica. Salinidad y conductividad dependen en gran medida de la naturaleza del sustrato del valle, de la cantidad de sales presentes y su grado de solubilidad. La presencia de slidos en suspensin condi ciona la turbiedad del agua, que a su vez puede limitar la penetracin de la luz y, por lo tanto, la actividad fotosinttica. La presencia de vegetacin en las orillas puede crear zonas de sombra y limitar la evaporacin directa; reduce la temperatura del agua y aumenta su concentracin de oxgeno. Estos son slo algunos ejemplos que permiten intuir lo compleja que puede ser la vida de un ro, de aspecto siempre cambiante y en el que se multi plican las interacciones de toda ndole. Actualmente el factor antrpico es un factor aadido capaz de modificar en profundidad el sistema fluvial natural, incluyendo la calidad de las aguas subterrneas, por filtraciones conta minantes y captacin de caudales para usos industriales o agrcolas.

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El agua circulaEl doble origen del agua del Ebro: mucha lluvia y poca nieveEl agua del Ebro se debe mayoritariamente a la influencia pluvial ocenica que queda patente en los impor tantes caudales invernales. El componente nival, a pesar de las apariencias, tiene escasa importancia ya que, segn el Plan Hidrolgico del Ebro (CHE 1988), la aportacin total media anual de la fusin de la nieve para el conjunto de la cuenca ronda los 2.200 Hm3, lo cual supone algo ms del 10% de la aportacin total. No obs tante, la influencia nival es mayor en los afluentes pirenaicos.

Un ro de variable caudal a lo largo del ao y a lo largo de los aosEl rgimen del ro Ebro se define por sus variaciones de caudal a lo largo del ao, alternando los periodos de estiaje con los de grandes avenidas. El Ebro es un importantsimo colector, de ah que en poca de lluvias o deshielos (o combinados ambos) su aparente mansedumbre de finales de verano puede transformarse en furia torrencial durante el otoo, el invierno y la primavera. El Ebro, en su discurrir aguas abajo va engrosando su caudal con los aportes de los distintos afluentes. A su vez se detraen caudales para riego. De esta forma en el tramo medio del Ebro hay escasas variaciones de caudal, el cual se duplica con las aportaciones del complejo Arga-Aragn. Incluso se da la paradoja de que desde Castejn a Mequinenza (Ollero, 1996) el caudal va a descender. Esto es debido a los escasos aportes de los afluentes y la detraccin de caudales para los canales de riego (Canal Imperial de Aragn, Canal de Tauste); adems desciende la pluviosidad conforme nos acercamos al centro de la cuenca y aumenta la eva potranspiracin. Por ello, en Zaragoza el caudal medio es de 266 m 3/s frente a los 270 m3/s de Castejn, localidad situada en los lmites de Logroo y Navarra, a casi 90 km aguas arriba de Zaragoza. Aguas abajo de Zaragoza, solamente el Gllego engrosar notoriamente el caudal del Ebro, hasta Mequinenza, siendo escasa como ya hemos comentado anteriormente la aportacin de los ros de la margen derecha. En Mequinenza, el complejo Cinca-Segre se agrega al Ebro, engrosando notablemente su caudal hasta antes de la llegada del Ebro a su desembocadura, donde nuevamente los canales de la margen izquierda y dere cha del delta le sustraern caudales para regar los arrozales del Delta. La variabilidad de los caudales del Ebro puede ilustrarse con las siguientes cifras de caudal en Zaragoza: - el caudal medio anual en Zaragoza es de 266 m3/s. - el caudal mnimo registrado en la media diaria del Ebro ha sido de 2,1 m3/s en septiembre de 1938. - el caudal mximo del siglo XX ha sido de 4.130 m3/s en enero de 1961. Si bien la mayora de los ros de mbito mediterrneo presentan un rgimen interanual muy irregular a lo largo de los aos, el Ebro, por la longitud y diversidad de regiones climticas que atraviesa como de aportes que recibe, es el ro mediterrneo ms regular. Por sus caractersticas, se parece ms a los ros cantbricos que a los mediterrneos. Este carcter se debe en gran parte a la importancia de la alimentacin de origen cantbrico (afluentes procedentes del Pirineo occidental pero tambin del Sistema Ibrico) que le confiere al Ebro medio un comportamiento bastante homogneo.

25Las crecidas e inundaciones: conviviendo con la fuerza de las aguasEl Ebro, ro caudaloso que ha sabido saciar con sus aguas la sed de muchas huertas, ha sido igualmente un ro temido por sus importantes avenidas, crecidas e inundaciones. Una crecida o avenida de un ro es un proceso natural causado por un incremento importante y repentino de aportes de agua, de manera que asciende el nivel de la corriente del ro, que desbordar su cauce menor para ocupar progresivamente el mayor hasta alcanzar un mximo o punta de caudal y descender a continua cin (Ollero 1996). Este mismo autor define para Zaragoza capital como crecidas ordinarias las que se sitan entre 1.630 a 2.716 m3/s y extraordinarias las que superan esta ltima cifra.

EL EBRO Y SUS RIBERAS

Toda la cuenca del Ebro es propensa a sufrir inunda ciones pero es el Ebro medio el sector ms sensible por la falta de encajamiento del cauce que facilita tanto el desbordamiento como las modificaciones del lecho y de las orillas. Las crecidas (Ollero, 1996) se producen a partir de la conjuncin de varios factores, como son la inten sidad de las lluvias y la fusin nival, propiciada por un aumento de las tempe raturas. Los episodios de inun daciones en Zaragoza han sido frecuentes a lo largo de los siglos con dos resultados bien distintos. Por una parte, han depositado los frtiles limos que han configura do la rica huerta de Zaragoza, pero por otro lado han sembrado muchas veces la desolacin.Crecida del Ebro en 1961 y vista de la antigua pasarela.

Foto: Archivo Coyne

Muchas han sido las crecidas que el ro ha tenido a lo largo de los siglos y que vinieron a turbar la paz de los ribereos, conservando datos referidos a las mismas desde el siglo IX. Como curiosidad se puede citar que en 1269 los zaragozanos utilizaban un puente de barcas y Jaime I concedi la roturacin de un soto cuyos rboles se utilizaron para obras de mantenimiento del mismo debido a su frecuente destruccin por las inundaciones. En 1643 se aneg una vez ms la huerta y hubo que procurar un puente de tablas y barcas para cruzar el ro. Es el paisaje que se observa en el cuadro pintado por Velzquez y Del Mazo. La mayor avenida de todo el siglo XIX fue en 1871, con cortes de carreteras, lneas de ferrocarril y prdida de vidas humanas. El Puente de ferrocarril de La Almozara hizo de tapn, llegndose a emplazar una batera de caones con el fin de volarlo, lo que finalmente no fue necesario. En el siglo XX ha habido grandes riadas pero ninguna como la ocurrida entre el 31 de Diciembre de 1960 al 3 de Enero de 1961. En Zaragoza alcanz su mximo caudal y altura el da 2 de Enero a las 17 horas, 6,32 metros y 4.130 m3/s. Segn Davy (1978) se trat de una crecida pirenaico-cantbrica, es decir con una situacin de borrasca procedente del NW combinndose con situaciones de gota fra. Las lluvias resultantes no fueron de gran intensidad pero prolongadas. De esta manera los afluentes del Ebro tenan ya unos caudales altos, a lo que se unieron nevadas en las cordilleras de la cuenca, sobreviniendo un aumento de temperatura y un fuerte temporal de lluvias que produjo el rpido deshielo. Se registraron inundaciones graves en toda la cuenca y parti cularmente de Tudela a Caspe. Se inund el 90% de la huerta y el cauce alcanz 2,5 km. de ancho en algunos puntos. Hubo asimismo graves daos en defensas e infraestructuras de muchas poblaciones del Ebro medio. La violencia de esta riada provoc que en los das siguientes se reuniesen las autoridades civiles de todas las provin cias ribereas. Desde entonces numerosas obras de defensa (motas, diques y escolleras) han sido construidas, para defenderse de los embates del ro y aunque se han producido riadas importantes ninguna como la antes citada.

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Esta riada fue igualmente la responsable de la formacin del ltimo galacho del Ebro, el de Juslibol, cuya evolucin ha sido centro de inters de numerosos trabajos y publicaciones. (Pellicer, 1991, 1994). Respecto a si se llegar a reproducir alguna vez alguna riada as, se prevn los siguientes caudales y periodi cidad de las avenidas en Zaragoza-capital (m3/s)

5 aos 2.716 m3/s

25 aos 3.709 m3/s

100 aos 4.529 m3/s

500 aos 5.472 m3/s

1000 aos 5.877 m3/s

Fuente: El curso medio del Ebro. Ollero, A.; ajuste de Gumbel realizado para la documentacin bsica del Plan Hidrolgico del Ebro.

El agua circula

La Zaragoza actual no est exenta de riesgos futuros de inundacin. Dada la baja cota de algunos de sus barrios, puede predecirse que en caso de riadas excepcionales sufriran inundaciones todos aquellos barrios o urbanizaciones situados por debajo de la cota de 200 metros sobre el nivel del mar. En este caso estaran en la margen derecha las partes bajas de los barrios de la Almozara y Las Fuentes, mientras que en la margen izquierda seran todos los barrios, ya sean antiguos como el Arrabal o de reciente creacin como el ACTUR o Zalfonada.

La mayor crecida del Ebro en el siglo XX fue la de 1961 que aneg toda la margen izquierda del Ebro y cre el galacho Juslibol.

Cuando el Ebro se cruza andando: las sequas climticas y los estiajes hidro lgicos. El caudal ecolgicoLas secuencias de estiaje en las que es posible cruzar el Ebro a pie en Zaragoza casi con slo remangarse los pantalones se deben a la suma de tres factores ambientales: las escasas o nulas precipitaciones, la elevada eva poracin y las necesidades de riego que provocan la derivacin de todos los caudales disponibles. En Zaragoza, los estiajes se concentran entre julio y octubre registrando una mayora de mnimos en agosto. Sin embargo, el ro no llega a secarse, al recibir aportaciones del fretico as como las aguas residuales, depuradas o no, de las distintas localidades ribereas. La principal causa de estiaje es de carcter antrpico: la captacin de agua para diversos usos, principalmen te el riego de cultivos.

Foto: GEA

27Estiaje del Ebro en Zaragoza.

El Ebro se mueveLos complejos factores que modelan el cauceEl aspecto actual del curso del Ebro, si bien ha sufrido una profunda intervencin antrpica, todava refleja el discurrir natural de las aguas. Este discurrir natural no est ni mucho menos sometido a las leyes del azar sino que, al revs, es el resultado de la interaccin de numerosos factores ambientales. Como resultado existe este complejo sistema fluvial conocido como El Ebro. Observando el ro se puede intuir que tanto la cantidad de agua acarreada como la pendiente y la naturale za del substrato condicionan su aspecto, pero, sin ser un experto, es muy difcil descubrir las complejas relacio nes que realmente modelan el cauce. Las caractersticas climticas y geomorfolgicas de la cuenca, as como el grado de cubierta vegetal existente condicionan el volumen y rgimen del caudal, y tambin la cantidad y naturaleza de la carga sedimentaria transportada, la rugosidad del lecho y la pendiente. Estos factores, a su vez, condicionan la anchura, la profun didad y la velocidad de la corriente. Las leyes de la fsica dicen tambin que la morfologa del cauce es funcin del esfuerzo del fluido y de la resistencia de las orillas: se puede intuir que el modelado del cauce es ms impor tante en las pocas de mayores caudales.

Los tipos de cauce y la dinmica del ro: meandros y terrazasEl estudio de los factores que condicionan el aspecto del cauce de los ros ha llevado a la descripcin de varios tipos de cursos fluviales: rectilneos, trenzados y meandriformes (Leopold y Wolman, 1957). El modelo ms sencillo es el primero, cuando el ro discurre perpendicular a la pendiente, de forma homognea. La pre sencia de islas y de canales adyacentes al cauce principal caracteriza al modelo trenzado. Los meandros, como en el caso del Ebro, han dado su nombre al tipo meandriforme. Es evidente que un mismo ro puede presentar aspectos distintos segn tramos (alto, medio o bajo) y que existen tipos mixtos (meandros con islas) o tipos de transicin (recto-meandriforme o de baja sinuosidad). El trmino meandro sirve para denominar las curvas que puede hacer un ro. Los meandros implican para el ro una dinmica muy especial en la que la lnea de mxima velocidad que habitualmente discurre por el centro de la corriente llega a chocar con las orillas ocasionando fenmenos especficos de erosin/sedimentacin. En un ro de tipo meandriforme, los meandros forman una familia continua y de dimensiones regulares. General mente, para que existan meandros, es precisa la existencia de un obstculo previo que dirija la primera sinuosi dad, para desarrollarse, a partir de sta, todo un tren de meandros (efecto domin). En cuanto se inicia la primera sinuosidad, la propia direccin de la corriente golpea hacia la orilla cncava la lnea de mxima velocidad y profundidad de la corriente que corresponde tambin a un mximo de energa y de fuerza. Por lo tanto, este fenmeno provoca la erosin de dicha orilla. Al revs, la menor velocidad en la ori lla convexa lleva pareja una menor fuerza de arrastre que se traduce por la sedimentacin de los materiales aca rreados por el ro. Consecuentemente, ambas orillas se deforman paulatinamente con tendencia a acentuar la sinuosidad que se convierte en curva o meandro.

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Esquema de la evolucin de un meandro (adaptado de L. A. Longares, 1996).

EL EBRO Y SUS RIBERAS

La escasa pendiente facilita tambin la tendencia que tiene el ro a formar meandros. En un valle que el Ebro ha excavado ante la ausencia de pendiente, el ro serpentea, formando una serie de curvas y contracurvas que evolucionan en sus formas hasta quedar estranguladas por la propia dinmica fluvial y aisladas del cauce princi pal; es lo que se conoce como galachos o meandros abandonados (vase el apartado Un mundo de curvas...). Esta dinmica, establecida desde los periodos de hielo-deshielo, ha dado lugar a fases donde el ro ha ido dejando una serie de sedimentos (cantos rodados y limos) a la vez que ha ido encajndose sucesivamente en las llanuras que depositaba. Esta disposicin puede verse perfectamente en la orilla derecha del Ebro en las diferentes partes de la ciudad. Son distintos escalones correspondientes a diferentes niveles de terrazas que van ele El trmino meandro vndose desde las inmediaciones del ro. A modo de ejemplo puede citar procede de un ro de se el que separa el barrio de la Almozara de la Avda. Navarra, a travs del Asia Menor con este paso subterrneo de la calle T. Iriarte o el que separa la Avda. Navarra de mismo nombre. la Avda. Madrid a travs de la calle Torres Quevedo, en Zaragoza.

Un mundo de curvas: los meandros entre Haro y MequinenzaEl estudio de las fotos areas ha demostrado como el tramo medio del Ebro comprendido entre las localida des de Haro y Mequinenza es una sucesin ininterrumpida de meandros en continua evolucin si no fuera por las intervenciones humanas de los ltimos decenios. El modelo meandriforme caracteriza al 90% de la longitud del cauce. El resto, que corresponde a tramos rectos o trenzados, responde a intervenciones antrpicas o bien a estrechamientos del valle.

En el tramo medio del Ebro, entre las localidades de Haro (La Rioja) y Sstago (Bajo Aragn), la pendiente del Ebro es del 0,08%. Por cada 100 metros que el Ebro recorre hay un desnivel de 8 cm. Playas de grava, cortas de meandro, brazos ciegos, islas y galachosEl ro Ebro acarrea grandes cantidades de materiales, sobre todo en pocas de caudal alto. Estos materiales (cantos, gravas, arenas, limos y arcillas) se sedimentan a lo largo del cauce de tal manera que las barras de grava mviles se multiplican a lo largo de ambas orillas del Ebro medio llegando a formar islas e isletas rpidamente colonizadas por la vegetacin. Estas barras de grava se originan no slo en las orillas convexas, sino tambin en los tramos rectos en donde la presencia de obstculos originan la sedimentacin de los elementos ms gruesos arrastrados por el ro. La sedimentacin se produce mayoritariamente despus de las crecidas, a medida que el ro pierde fuerza. Suelen ser formaciones muy precarias ya que cada crecida vuelve a movilizar estos sedimen tos, depositando posteriormente otros en el mismo lugar. Las islas son muy importantes ecolgicamente hablando, por cuanto que estn a salvo de posibles alteraciones, por su difi cultad de acceso (Ollero, 1993). Suelen tener su origen en barras de grava formadas en el centro del cauce o en desgajamientos de la orilla. En el Ebro es tambin muy bien conocido el fenmeno de estrangulamiento o corta de meandro. Se ha descrito como las curvas del ro se van defor mando constantemente por la conjuncin de los fenmenos de erosin y sedimentacin, de tal manera que alcanzan formas de

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Foto: O. Conde

Isla prxima al barrio de Alfocea.

El Ebro se mueve

herradura que alargan considerablemente el recorrido de las aguas. En situaciones de crecida y avenida, es habitual que el ro con siga cortar el meandro, buscando el camino ms corto y recto, es decir, el atajo entre curva y curva. De esta manera se producen modificaciones rpidas e importantes del cauce. En el momento de la formacin de la corta llegan a convivir dos cauces, uno largo y uno corto. Poco a poco el tramo largo pierde efectividad frente al ms corto y se va taponando, por flechas de grava y por sedi mentacin en general. Cuando pierde su comunicacin permanente con el cauce principal, este brazo abandonado se con vierte en galacho. Estos galachos sufren una transforma cin en un periodo de tiempo entre 70 y 100 aos que pasa por las siguientes etapas de sucesin ecolgica:Proceso de formacin de un galacho. Galacho de Juslibol (adaptado de F. Pellicer y M. Yetano, 1985).

1.- Aterramiento y colmatacin, con prdida importante de profundidad e instalacin de comunidades palustres de carrizos y aneas. 2.- Una vez colmatado aparecen las primeras comunidades herbceas a la vez que los primeros tamarices y sauces. 3.- Aparece el bosque de ribera propiamente dicho, con lamos, chopos, olmos y fresnos. En otros casos, un brazo trenzado o una porcin de galacho conservan, aguas abajo, su conexin con el cauce principal. En este caso se trata de brazos ciegos denominados tambin madres. En el tramo medio del Ebro, los ejemplos ms conocidos de galachos son los de Juslibol, el de ms reciente formacin (1961), y los de La Cartuja, La Alfranca y el Burgo de Ebro, constituyendo estos tres ltimos una Reserva Natural.

Galacho es una palabra aragonesa que denomina a un meandro abandonado por el ro. El de ms reciente creacin y, probablemente el ltimo, es el de Juslibol. Consecuencias en los sistemas biolgico y socialLos ros actan para la fauna como corredores y pasillos que facilitan la comunicacin de una zona a otra. No suelen suponer un obstculo ya que la mayora de las especies son capaces de volar o de nadar. Los peces estn muy bien adaptados a los cambios de rgimen, ocupando en cada momento los lugares ms apropiados del cauce. Cuanto ms anchos son el cauce y las riberas, mejor refugio y hbitat ofrecen para la fauna. La disponibilidad casi ilimitada de agua as como los aportes de nutrientes posibilitan el gran dinamismo de la vegetacin, con especies arbreas de gran porte y crecimiento rpido. Algunas especies de ribera tienen ade ms una gran capacidad colonizadora. En el Ebro medio los tamarices pueden colonizar rpidamente las flechas de gravas y los sauces, los bancos de limos y arcillas.Tanto el caudal importante como la anchura de la llanura de inundacin y del fretico posibilitan el desarrollo de amplias selvas ripcolas o sotos. La dinmica cambiante del cauce implica tambin la constante renovacin de las formaciones vegetales ms prximas al agua que suelen ser formaciones poco maduras y poco estables. As como la dinmica fluvial del Ebro favorece en suma medida al sistema biolgico, sus efectos sobre el sis tema social no son siempre tan evidentes. Sin embargo, gracias a ella, ha podido desarrollar unos sistemas de cultivo y aprovechamiento las huertas- de gran riqueza, y ha obtenido de forma sencilla un recurso el agualimitante para el desarrollo de los pueblos. Pero la ocupacin de las llanuras de inundacin, propias del ro, ha sido secularmente un ejercicio arriesgado, que ha dado lugar a luchas constantes del agricultor contra un ro

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EL EBRO Y SUS RIBERAS

que no se deja arrebatar el terreno. Conforme han aumentado los medios tcnicos, la colonizacin antrpica del sistema fluvial se ha hecho ms intensa, posibilitando la roturacin de los sotos y la construccin de motas de contencin. La construccin de embalses tambin ha permitido la regulacin parcial de los caudales. Esta intervencin humana hace cada vez menos probables los cambios de cauce del ro, de tal manera que el Gala cho de Juslibol es, histricamente, el ltimo testigo de una corta de meandro, hecho que probablemente no se reproducir nunca ms. Como se ve, esta antropizacin se ha desarrollado en detrimento del sistema natural, al reducir drstica mente sus dominios. La dimensin de las intervenciones antrpicas tiene como ejemplo ms claro la construc cin de numerosos embalses. Estos suponen una gran retencin de sedimentos de tal manera que han dismi nuido drsticamente los aportes trreos al Delta del Ebro. Este delta, creado durante los siglos XIV y XV, coinci diendo con una gran deforestacin de la Pennsula Ibrica, se calcula que acrecentaba sus dimensiones en 85.000 m3 de limos que el Ebro verta en el mar antes de la construccin de los embalses de Mequinenza y Ribarroja, por lo cual, desde entonces, el delta ha iniciado un retroceso de consecuencias todava no previsibles. Los embalses, al facilitar la regulacin de caudales y su derivacin, provocan situaciones artificiales, sobre todo de estiajes, y son a su vez un impedimento al libre trnsito de la ictiofauna, es decir de los peces. En con creto, la anguila, ha desaparecido en gran parte del Ebro medio debido a la presencia de grandes presas, que impiden a este singular pez penetrar en los tramos medios del ro, donde alcanza su madurez. De la misma forma ha ocurrido con el esturin atlntico, pez que produce el apreciado caviar y que abund en el Ebro durante milenios. A su extincin contribuy la construccin de la presa de la Xerta (Bajo Ebro). El lti mo ejemplar se pesc en 1970.

La anguila realiza sus puestas en el mar de Los Sargazos (Caribe), a donde viaja desde las cos tas europeas. Desde all los alevines (angulas) realizarn un viaje de vuelta, ayudados por la corriente del golfo que durar entre 3 y 7 aos, y alcanzar su madurez sexual y de crecimien to en el ascenso de los ros.

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Dentro del agua: oleadas de vidaEl valioso ecosistema acutico y sus relaciones trficasAlrededor de un ro la vida y sus diferentes formas muestran un abanico de diversidad que se expande tan to dentro de sus aguas como en su entorno ms cercano. Los ros albergan en sus aguas una gran variedad de vida que se deriva de la diversidad de ambientes que en ellos se crean. As el lecho del ro, que no se ve por estar cubierto por las aguas, no es igual ni uniforme en todo su recorrido: existen pozos, playas de cantos, altos fondos, etc. Las orillas son tambin muy distintas: algu nas abruptas, otras en pendiente suave. Todo ello propicia que, en torno a la corriente principal, exista toda una compleja serie de movimientos que crean numerosas turbulencias secundarias (remolinos, corrientes remontan tes, aceleraciones, estancamientos, movimientos verticales, pequeos saltos, etc.). En particular existen zonas de tablas (altos fondos), donde la profundidad es muy escasa en periodo de esto, que contrastan con los pozos, como el conocido pozo de San Lzaro en Zaragoza.

El Ebro a su paso por Zaragoza.

Foto: O. Conde

Las zonas de meandros son especialmente demostrativas por cuanto la orilla cncava o erosionadora es ms profunda y el agua circula ms rpido que en la orilla convexa. Tampoco en un tramo recto la velocidad de las aguas es igual en toda la extensin del cauce. En las orillas la corriente es menor que en el centro y en este mis mo centro del ro el agua que fluye aproximadamente 1 metro bajo la superficie lo hace todava ms acelerada. Especialmente quienes ms saben de lechos de fondo y de ro son los peces que se desenvuelven de forma permanente en estos ambientes. Un estudio reciente elaborado para el Ayuntamiento de Zaragoza ha puesto de manifiesto que existe una gran cantidad y variedad de especies pisccolas en el Ebro zaragozano, aunque muchas de ellas han sido introducidas artificialmente. Si bien los peces constituyen las formas de vida ms visibles en el ro, slo son una mnima parte del con junto de seres vivos que pueblan las aguas fluviales, que en su gran mayora son seres pequeos, diminutos e

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EL EBRO Y SUS RIBERAS

incluso microscpicos que suelen esconderse entre las plantas acuticas o debajo de las piedras. Entre ellos hay carnvoros, herbvoros, parsitos etc., formando entre todos una compleja comunidad constituida por diversos tipos de larvas de insectos, moluscos, varias clases de gusanos, crustceos, etc., algas y plantas acuticas diver sas, as como de animales y seres unicelulares. La diversidad de formas es enorme y la comunidad presente en un determinado tramo de ro depende en gran medida de las caractersticas de ste, as como de la calidad de las aguas. Incluso, algunos de los componentes de estas comunidades son considerados como indicadores biolgicos de calidad de los ros al requerir condiciones muy especficas de oxgeno disuelto, temperatura, turbiedad, etc. Muchas de las formas de vida presentes viven en el fondo de los ros desarrollando distintas estrategias de sujecin para evitar ser arrastrados por la corriente. La comunidad de fondo recibe el nombre de bentos. Otras formas de vida diminutas viven en suspensin en el agua y en su conjunto son denominadas plancton (zooplancton para animales y fitoplancton para las plantas). El fitoplancton est constituido fun damentalmente por algas y la fotosntesis que realizan constituye la principal fuente de oxgeno en el tramo medio del Ebro. La deficiente calidad de las aguas del Ebro, destacando la falta de oxgeno en el fondo, la turbidez y las temperaturas relativamente altas, hace que la comu nidad acutica sea menos diversificada que en los tramos altos ms oxigenados y con temperaturas ms bajas. Tambin las aves tienen sus prefe rencias, pues mientras cormoranes y otras aves que visitan el Ebro pescan sumergindose en la corriente, las colo nias de vencejos plidos que anidan bajo el Puente de Piedra lo hacen volan do a ras de la lmina de agua. Si se observan las garzas reales, se ve que pescan dentro del cauce merced a sus largas patas; sin embargo, los andarros y otras aves buscan alimento en las ori llas y barras de grava. La presencia de vegetacin en las orillas hace que la temperatura del agua sea algo menor, contribuyendo as a que el oxgeno disuelto en el agua disminuya menos en los meses de verano, ya que el agua del Ebro puede lle gar a los 30 grados de temperatura en plena ola de calor. Es habitual ver en pleno verano a hileras de barbos que se cobijan bajo la sombra que el Puente de Santiago proyecta en el agua, para protegerse de las altas tem peraturas.Garza real.

Foto: Archivo municipal

Todas estas consideraciones no hacen sino presentarnos la realidad del ro como un conjunto que alberga el cauce, con todas sus caractersticas, y las orillas y su deseable arbolado, con todo el cortejo de vida vegetal y animal.

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Las relaciones trficas dentro de los ros han sido ampliamente estudiadas y descritas por numerosos autores en el mundo entero, revelndose complejas y muy especificas segn ros y tramos de los mismos. En el caso del Ebro medio, estas relaciones trficas estn integrando un factor que se revela de primera magnitud: el antrpi co, que se traduce por una fuerte eutrofizacin del ro. En efecto, aparte de la degradacin del entorno ribere o, la actividad antrpica produce una gran cantidad de vertidos al ro que, aparte de su carga contaminante, constituye un aporte cuantioso de carga orgnica. El aporte extra de nutrientes de origen orgnico, da lugar a una superpoblacin de microorganismos y el crecimiento exagerado de algas que aprovechan estas benefi ciosas condiciones; de esta forma, se consume la prctica totalidad del oxgeno disuelto en el agua, creando en determinados momentos situaciones de anoxia total. Este proceso provoca la muerte biolgica del ro. El exceso de materia orgnica que no puede ser oxidado sedimenta en el fondo condicionando su textura y for mas de vida bnticas.

Dentro del agua: oleadas de vida

Esta situacin muy peculiar constituye un factor limitante importante para el desarrollo de todas las comuni dades animales que, por otra parte, se refugian en galachos y remansos con abundante vegetacin acutica.

Los habitantes ms caractersticos del roLos amenazados peces autctonos y la introduccin de especies forneasLas especies de peces que pueblan las aguas zaragozanas son las siguientes: alburno (Alburnus alburnus), barbo (Barbus graelsii), carpa (Cyprinus carpio), carpn (Carassius auratus), gambusia (Gambusia holbrooki), gobio (Gobio gobio), lucio (Esox lucius), madrilla (Chondrostoma toxostoma), perca americana o black bass (Micropterus salmoides) y pez gato (Ictalurus melas). De estas especies, se puede considerar que nicamente el barbo (actualmente en peligro de extincin) y la madrilla son autctonos. Algunas especies como la carpa y el carpn, fueron introducidas en Europa, al parecer, en la poca romana, oriundas de Asa. Otro grupo de especies es de introduccin reciente. La gambusia, el black-bass y el pez sol (Lepomis gibbosus) son oriundos de Estados Unidos. La primera fue introducida a modo de lucha biolgica contra los mosquitos, de cuyas larvas se alimenta. Muy recientemente, y desde la Europa central han sido introducidos en el pantano de Caspe el siluro (Silurus glanis), la lucioperca (Lucioperca lucioper ca), y el alburno, habiendo colonizado este ltimo todo el Ebro medio en pocos aos. El siluro, la lucioperca y el pez sol todava no han sido pescados en aguas de Zaragoza, si bien s lo han sido en aguas no muy lejanas.

BARBO

LUCIO

CARPA

GOBIO GAMBUSIAS

ALBURNO

CARPIN

MADRILLA PERCA AMERICANA O BLACK BASSIlustraciones: CEAM

PEZ GATO SILUROIctiofauna del Ebro medio.

La introduccin de especies forneas puede tener resultados biolgicos, ecolgicos y epidemiolgicos insos pechados y graves. De hecho se constata su capacidad para desplazar e incluso eliminar a las especies autcto nas con todo lo que esto supone de prdida de biodiversidad. Este fenmeno ha sido muy patente con la intro duccin del cangrejo de ro americano (Procamburus clarkii) que ha relegado a las cabeceras de algunos afluen tes del Ebro al antes abundante cangrejo de ro ibrico (Austrapotamobius pallipes). De la misma forma se est asistiendo a una invasin del galpago de Florida que est desplazando a las dos especies europeas de galpa gos (Emys orbicularis y Mauremys caspica).

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Cada vez aparecen ms galpagos de Florida en el Ebro, aportados por personas que se desha cen de ellos de esta forma inadecuada.

EL EBRO Y SUS RIBERAS

Las aves ms ligadas al ro Ebro cerca de ZaragozaSon numerosas las especies de aves ligadas al ecosistema fluvial, por la diversidad de hbitats presentes tales como aguas corrientes y aguas remansadas, riberas de muy diverso aspecto, sotos, etc. Adems, la condicin de corredor continuo facilita la comunicacin, de tal manera que, por ejemplo, el Ebro se ha convertido en eje de penetracin de aves marinas invernantes, tales como la gaviota reidora (Larus ridibundus) y el cormorn grande (Phalacrocorax carbo), que remontan hasta los embalses pirenaicos y que se observan a diario en Zaragoza. Existe todo el cortejo de aves ligadas a humedales que frecuentan las riberas ms tranquilas y poco profundas, tales como cigea comn (Ciconia ciconia), garza real (Ardea cinerea), mar tinete (Nycticorax nycticorax), etc. Son habituales tambin especies acuticas tales como la polla de agua (Gallinula chloropus), el nade real (Anas platirrhynchos), la cerceta comn (Anas crecca), y el porrn comn (Aythia ferina), y diversos limcolos como el archibebe comn (Tringa totanus) y el chorlitejo chico (Charadrius dubius). Especies como el martn pescador (Alcedo atthis) se han visto muy afectadas por la contaminacin del agua.

El cormorn grande, si bien frecuenta el Ebro durante el invierno, es un ave que tiene su hbitat en los roquedos y acantilados marinos.

Otras especies que viven en torno al roEntre los anfibios, la rana comn (Rana perezi) todava aparece de forma espordica a orillas del Ebro, junto con algn sapo corredor (Bufo calamita). Entre los reptiles, aparte de los galpagos nombrados anterior mente, destaca la culebra de agua (Natrix maura). El ecosistema fluvial no es infranqueable para mamferos como el jabal (Sus scofra), capaz de cruzar el Ebro a nado, siendo el soto un hbitat muy adecuado para esta especie. El ecosistema fluvial es tambin muy rico en invertebrados de todo tipo, destacando los insectos con fase larvaria acutica: liblulas, ditiscos, mosquitos y un largo etc. La margarito na u ostra de ro (Margaritifera auricularia) es un molusco bivalvo extinguido en los grandes ros de Europa y que todava pervive en el Ebro.

36Foto: GEA

Sapo corredor.

Los sotos, pasillos de verdor

Soto de Cantalobos.

Qu es un soto?De forma natural, los ros generan en sus orillas autnticos bosques de ribera o selvas ripcolas que comn mente se denominan sotos. La palabra soto procede del latn saltus, arboleda a la orilla de un ro. A veces estos sotos slo forman estrechas bandas a cada lado del ro, dependiendo del caudal y de la anchura del valle pero en otros casos pueden tener ms extensin lateral. Cuando esto ocurre, los rboles pueden formar masas boscosas alargadas en ambas mrgenes del ro, establecindose cierta gradacin desde la orilla haca fuera. Los bosques de ribera cubrieron una gran rea de Europa a finales del terciario, tal y cmo lo atestiguan ahora, de manera excepcional, los bosques aluviales del Rhin o del Danubio, sufriendo posteriormente una fuerte regre sin e incluso desaparicin. Las condiciones bioclimticas de los ecosistemas de ribera reflejan ser parte de una introgresin de elementos eurosiberianos sobre el paisaje mediterrneo, que de otra manera slo existiran en las zonas altas de las montaas. En el ancho valle del Ebro existieron amplios sotos de los cuales an permane cen algunos retazos, a pesar de la temprana e intensa colonizacin antrpica de las riberas. Los sotos son considerados como formaciones vegetales intrazonales ya que su distribucin no depende tanto de la situacin geogrfica sino de las condiciones locales de elevada humedad edfica, por lo que pueden existir en zonas ridas, constituyendo autnticos oasis forestales lineales de gran impronta paisajstica. Los sotos son muy diferentes segn que la orilla del cauce sea cncava (alta, de material fino) o convexa (baja, de gravas). En las orillas cncavas los sotos, en caso de existir, son ms maduros mientras que en las ori llas convexas son jvenes, en fase de colonizacin y de crecimiento. La accin antrpica sobre los sotos ha teni do diversas consecuencias. En las orillas cncavas, de materiales finos y suelos frtiles, han sido roturadas hasta la misma orilla, lo que ha supuesto la disminucin drstica de las superficiales naturales iniciales. El pastoreo, bien de ovejas, bien de ganado bravo, ha modificado el aspecto del sotobosque, eliminando los estratos herb ceo y arbustivo. Las extracciones de gravas han hecho bajar el nivel fretico, de tal manera que se han podido secar los rboles ms alejados del agua. De la misma forma, la construccin de diques o motas ha privado a masas enteras de arbolado de la accin directa del ro, provocando su declive. Generalmente, la construccin de motas acompaaba a la roturacin de los sotos. Los sotos nicamente permanecen cuando los diques estn bastante separados, respetando un espacio ribereo entre agua y dique. En estas condiciones sobreviven pocas y pequeas superficies ocupadas por arbo lado o matorral de ribera.

Foto: O. Conde

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EL EBRO Y SUS RIBERAS

El inventario de masas de vegetacin de ribera realizado por Ollero (1996) arroja las siguientes cifras: en el Ebro Medio existen 167 enclaves con una superficie total de slo 2.720,4 has que representan solamente el 3,65% de la superficie de la llanura de inundacin.

El incalculable valor de los sotos en entornos semiridosEn climas mediterrneos los sotos constituyen pequeas islas hmedas naturales, con el porte de sus rbo les, su follaje caducifolio y sus colores, que contrastan con las extensiones de matorral o de cultivos cerealistas de secano. De ah que, para ambientes mediterrneos, la existencia de zonas hmedas y bosques caducifolios de ribera suponen una anomala biogeogrfica del mximo inters para propsitos de conservacin. El valor de los sotos se acenta por el hecho de que al menos en el valle medio del Ebro discurren entre terrenos de una gran aridez, constituyendo autnticos oasis donde prospera la vida.

Foto: O. Conde