Posibilidad, imposibilidad, contingencia y necesidad: de la filosofía ...
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Dossier:
La
(in)necesidad
de la filosofía
Héctor Martínez Sanz
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DOSSIER: FICHA TÉCNICA
Título: La (in)necesidad de la filosofía
Autor: Héctor Martínez Sanz
Fecha: 11 de septiembre de 2019
Páginas: 186 (crema)
Dimensión: 13.97 x 21.59 cm / 5,5”x8,5”
Idioma: español
ISBN: 9781692337926
Otros formatos: KINDLE
Editado por: Retrato Literario Libros (independiente)
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DOSSIER: RESUMEN:
En La (in)necesidad de la filosofía (2019) Héctor
Martínez desarrolla la idea de que la innecesidad
entendida como inutilidad es una característica inherente
y primordial de la filosofía, que permite valorarla y
practicarla por ella misma, sin más razón, finalidad o
sentido ajenos a la filosofía como tal. Defiende una
práctica mundana en la cotidianeidad frente a la imagen
de filósofo ermitaño, la claridad frente al tecnicismo
neológico y enfrenta los tópicos y lugares comunes de
los profesionales de la filosofía que definen a la filosofía
y su enseñanza de maneras grandilocuentes y alejadas de
la realidad. Para ello elabora una exposición crítica de
opiniones vertidas por docentes, decanos, asociaciones,
filósofos y ciudadanos sobre la proposición no de ley
educativa que obliga y no deja optar a los bachilleres a
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estudiar Filosofía en el segundo curso, así como un breve
recorrido por la inicial etapa griega de la filosofía hasta
Sócrates con objeto de establecer qué sea la filosofía y
mostrar sesgos en su enseñanza histórica. So capa del
tema principal, surgen algunos otros temas habituales
como la relación filosofía, lengua y literatura o qué
entender por filosofía genéricamente.
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DOSSIER: BIOGRAFÍA
Héctor Martínez Sanz (Madrid, 1979) se licenció en
Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid y
siguió estudios de literatura española contemporánea en
los Seminarios de la Sociedad Cervantina de Madrid
impartidos por el doctor don José Montero Padilla. Se ha
desempeñado como docente de secundaria en Filosofía,
Lengua y Literatura y actualmente se dedica a la
formación de profesorado en un centro privado de
Madrid.
Ha escrito novelas entre las que destacan Misión 109
(2013) Mihai y Verónica (2015), Kepler 62 (2016) y El
Plomo Avanza (2017), novelas cortas como El Clan de la
Hormiga (2015) y relato corto como en Humanografía.
Relatos desde el lienzo (2014) o Cuentos Privados
(2016).
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En poesía ha publicado cuatro poemarios hasta la
fecha: Antología poética (2014), Nocturnal (2016),
Lunalogía (2017) y De puertas afuera (2019).
Pero el género que más ha cultivado ha sido el
ensayo, de muy variada temática. Así, por ejemplo, ha
escrito su obra fundacional Comentarios a Unamuno
(2006), a la que siguen La ciencia como modelo de saber
(2012), Lectura de Tagore (2015), Lenguaje, verdad y
hermenéutica posmoderna (2017), Ensayos sobre Dios
(2018) o El utilitarismo de John Stuart Mill (2019)
donde la nota predominante es el discurso filosófico;
Pentágono (2010), Las sombras de Cervantes (2016),
Haz lo que quieras (2017) y Ensayo portugués (2017)
donde plasma reflexiones que se mueven entre las artes,
sobre todo literatura, el lenguaje, la filosofía y la cultura;
Baruch Elron (2012) o Ensayos sobre MIEDHO (2017)
que son monográficos de ambos artistas plásticos;
Cartas a Miguel Hernández (2016) y La ideología
democrática (2018) que son ensayos de crítica política.
Se dedica a editar libros conmemorativos como
Maestro Elron - X Aniversario (2016), obra colectiva
dedicada al pintor judío Baruch Elron en su décimo
aniversario junto a homenajes centenarios de obras
olvidadas de la literatura en español, entre ella a autores
como Rubén Darío, Horacio Quiroga, Rosalía de Castro,
Rosarío de Acuña, Mauricio Bacarisse, Colombine y
otros.
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También ha traducido textos como Historia
verdadera de un vampiro de Eric Stenbock, La
revolución definitiva de Aldous Huxley, la trilogía de
van Manderpootz de Stanley G. Weinbaum junto a El
mundo superior de John R. Pierce y Neovitalismo y el
problema de la individualidad de Hans Driesch.
Publica artículos de opinión, crítica y reseñas
culturales en su bitácora Retrato Literario, que le sirve
también de plataforma para toda su actividad editorial.
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DOSSIER: ENTREVISTA
La primera cuestión, ¿por qué no es necesaria la filosofía?
Yo no digo que la filosofía no sea necesaria, sino que
afirmo más bien que la filosofía no necesita de nada
ajeno a sí misma que le otorgue valor, sentido o función.
Necesario significa bien «que no puede no ser» bien «lo
útil». Afirmo la innecesidad como el rasgo más
importante de la filosofía, sobre todo, en el segundo
sentido. No sirve de forma inmediata, salvo que le
otorguemos nosotros utilidad, ni exige tener un porqué
para practicarla más allá de sí misma. Es a pesar de
nosotros, que podríamos no practicarla, sin embargo, ahí
está.
Entonces, no le parece que deba ser defendida...
La única defensa consiste en practicarla. Todo lo demás
es ombliguismo, historia, retrospectiva, la filosofía
mirándose a sí misma, lanzándose loas sobre sí,
intentando funcionar como una comunidad, cuando es
todo lo contrario. O personas intentando brillar a costa
de la filosofía. Si precisa ser defendida desde un frente
común, entonces está perdida porque deja de ser filosofía.
Aquí nunca hubo frente común.
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¿Está a favor o en contra de que la filosofía sea materia obligatoria en el bachillerato?
Para empezar, en España ya es troncal en el primer curso.
Para seguir, en el segundo curso, donde es optativa para
las EFB junto a otras doce materias, no es Filosofía, sino
Historia de la Filosofía, es decir, no se enseña a pensar,
como nos dicen, sino que se enseña lo que otros
pensaron cronológicamente y solo circunscrito a nuestra
cultura occidental, fundamentalmente europea. En tercer
lugar, hablan de defender la Filosofía de forma universal,
pero todo queda en España y tras sus fronteras. No hay
ninguna persecución, como conspiranoicamente
proclaman. Yo no estoy en contra de que se enseñe a
cuantos más, encantado estoy de que se haga. Mejor aún
que se revise toda nuestra legislación educativa con
sentido de Estado. De lo que estoy en contra es de que
no se deje elegir sino que se imponga al estudiante,
enmascarando una situación laboral con la pintura de un
cuadro irreal sobre la Filosofía, su necesidad y sus
bondades, presupuesta como víctima de un ataque global,
y se olviden de la reforma educativa. Parafraseando a
Bécquer, podrá no haber filósofos...
¿Le parece sobrevalorada la filosofía actualmente?
Por supuesto. Como materia de estudio se le atribuyen
competencias que, sin embargo, también desarrollan
otras materias, pero a las que se ningunea. Por ejemplo,
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se asume como educación en la capacidad crítica y
conocimiento del entorno, tal y como si la Física, la
Matemática o la Biología no desarrollasen esa capacidad.
Se asocia a la democracia, cuando son bien pocos los
filósofos que la hayan defendido. Se la presupone como
indagadora de la verdad, cuando lo cierto es que nunca
ha afirmado una sola verdad, sino que más bien ha sido
siempre una gran discusión sobre esta. Describen una
filosofía ilusoria que ni hace lo que dicen ni entrega lo
que prometen. Y cuando algo se sobrevalora, tiende a
defraudarte las expectativas. No es un problema que los
olmos no den peras, salvo si estás convencido de que las
dan.
¿Quiénes son los «profesionales de la filosofía»?
Los que saben de filosofía, aunque últimamente esto no
está asegurado, y viven de enseñarla, por escrito o de
viva voz, a la vez que persisten en propalar invectivas
contra los sofistas. Hoy son mayoría y son quienes dictan
lo que es filosofía y lo que no, lo que se enseña y lo que
no, son los que han creado tópicos y lugares comunes
indiscutibles y son los mismos que insisten en hablar de
comunidad de filosofía paralelamente a la comunidad
científica, sin ver que estos practican la ciencia mientras
que ellos no practican la filosofía, sino que viven de
enseñarla. Por eso parece que toda filosofía es historia,
porque eso es lo que se enseña. Es una comunidad de
docentes, de marcados escolasticismo —cristiano o ateo,
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idealista o materialista—, academicismo y sucursalismo,
la mayor parte funcionarios, y donde hay también, es
justo reconocerlo, notables personalidades y un trabajo
excelente de docencia, investigación, traducción,
publicación y transmisión, que son los que menos voz
tienen; pero comunidad a la que se intenta reducir la
filosofía por parte de algunos. Yo he sido docente de
Filosofía en el Bachillerato y tengo muy clara la
diferencia entre la docencia y la práctica. Se puede estar
en ambas, o solo en una, pero no confundirlas, y menos
imponer los criterios de una a la otra porque la una sea la
que te da de comer.
¿Qué es Filosofía?
Sería pretencioso por mi parte dar una definición de lo
que no existe acuerdo general, ni objeto de estudio ni
método. Puede que ni siquiera sea un algo definible.
Podría volver a Bécquer, Filosofía eres tú. O quedarme
corto, como suelo hacer y decir que es una actitud, una
reacción en un momento determinado, llamémoslo
asombro o admiración, a la antigua, que hace surgir un
cuestionamiento sobre aquello inesperado que nos
sorprendió y que nos llevó a intentar comprenderlo.
Cada uno tiene un nivel filosófico, pues no nos asombran
los mismos sucesos ni todos llevamos nuestro pensar
hasta la ultimidad, muchos quedan en una respuesta que
les sea satisfactoria y les resuelva la cuestión puntual.
Dicho de otro modo, la filosofía se realiza en el vivir y la
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cotidianeidad, en el tiempo. Millones de personas en el
mundo que jamás han sabido de Platón o Kant resuelven
a diario sus vidas reflexionando, tomando decisiones y
valorando su vida, la del otro y su entorno. No son
filósofos y, sin embargo, practican el pensar, y pueden
alcanzar conclusiones que coincidan con tal o cual
filósofo, sin haberlo leído. En el libro cito unas sencillas
y acertadas palabras de Marquard: «Filosofía significa:
cuando a pesar de todo se piensa». Pero puedes
perfectamente vivir sin pensar ni cuestionar nada, como
sujeto pasivo que asume cuanto le llega, sin más, y
reacciona instintiva o como le hayan marcado masiva y
culturalmente, incluso creyendo que lo hace filosófica y
críticamente, y en verdad es un papagayo de eslóganes.
Da igual, una vez más, la filosofía se demostraría
eminentemente innecesaria, y es hermoso que aun así se
practique.