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Ortega Ruiz David
85721 [email protected]
Drap-Art, cuando la consigna no es vender Trabajo Practico Final
Proyecto y Critica II
Daniela Di Bella
Lic. en diseño xx
Tercero 17-5-2015
1150162897
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Drap-Art, cuando la consigna no es vender
Abstract
Los cambios de modelo social y avances tecnológicos han provocado una problemática
medioambiental difícil de solucionar, varias disciplinas se han resignificado y reinventado
para intentar brindar soluciones que restauren la relación con la naturaleza. Desde el
campo del arte y el diseño, surge el Drap-Art como una práctica emergente de artistas,
diseñadores, artesanos y otros profesionales creativos orientada al reciclaje artístico
donde a partir de las 3R (reducir, reutilizar y reciclar) se transforman los desechos en
objetos y esculturas. Se va volviendo cada vez más necesario fomentar en la sociedad
una conciencia de consumo más reflexiva y respetuosa del entorno, para pensar en
alternativas de uso de la basura y de los desechos con fines o no de arte.
Palabras Clave
Arte - Diseño - Posmodernidad – Tecnología - Consumo – Obsolescencia – Desechos –
Reciclaje – Expresión - Reflexión
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Introducción
En el presente trabajo se analiza la relación que ha tomado el arte plástico con el medio ambiente,
como una alternativa de solución al exceso de basura producida por el ser humano y los nuevos
hábitos de consumo, consecuencia del cambio en el modelo social de la modernidad a la
posmodernidad. El objetivo principal de este ensayo es provocar una reflexión en el lector acerca
de la problemática actual de los productos desechables, el exceso de basura, y una posible
solución mediante el Drap-Art.
El arte y del diseño , la posmodernidad, la obsolescencia de los objetos, el consumismo, el
reciclaje y el medioambiente son temáticas que se desarrollan como ejes de importancia para el
nacimiento del Drap-Art. La razón por la cual se seleccionó este tema, es por ser un problema que
vincula directamente con la profesión del autor de este ensayo, además es importante
concientizar a las personas acerca de la basura que se produce día a día, y cómo se puede
aportar a mejorar la relación con la naturaleza desde el campo especifico del diseño y el arte.
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Desarrollo
Para comprender correctamente el concepto del Drap-Art, primero es necesario definir el campo
disciplinar desde el cual se aborda el tema, aunque pareciera que definir el significado del arte y
diseño es sencillo, dentro de estos dos campos, existen varias definiciones según la mirada de
cada profesional que ha ocasionado varios debates a lo largo de la historia, por lo cual es
necesario recopilar información de varios autores que permitan explicar de manera específica y
justificada la definición que tenga mayor relación con este ensayo y que servirá también para que
el lector saque sus propias conclusiones al respecto.
El debate que existe entre el arte y el diseño data ya de varios años, algunos artistas mencionan
que el diseño es el hijo del arte, otros en cambio, argumentan que el diseño surgió con la
revolución industrial y es muy diferente al objetivo que persigue al arte (Calvera, 2005). El
problema que se origina entre estas dos disciplinas, es que comparten una característica común,
la estética, entendida como un nivel de belleza, que en el arte se relaciona al estilo y nivel que
refleja la obra, y por otra parte, el diseño explica que la estética de cada pieza, es el resultado de
un análisis de variables, como la función, los materiales, las herramientas y tecnología. Es
precisamente este tipo de debate, asociado a lo que se entiende por lo que es o no es arte, que
este analisis es necesario para comprender el Drap-Art.
La noción del arte y del diseño se ha ido resignificando con el pasar del tiempo, según la cultura,
la época, la sociedad y la tecnología. Para la mayoría de las personas, la palabra arte hace
relación a la arquitectura, la escultura y la pintura, los profesionales vinculados a este campo,
conocen que estas actividades pertenecen a una clasificación al igual que la música, la literatura,
la danza, el cine, la fotografía, la historieta, entre otras. Y para los profesionales en el tema social,
el termino arte es más amplio y abarca todo cuanto la humanidad es capaz de crear, es decir,
generar algo que no existía antes y que supone un aporte para al bagaje cultural humano. Según
Casares (2001) el arte tiene cuatro posibles significados: primero, el arte es la habilidad para
hacer una cosa; segundo es todo lo que se hace por la industria o habilidad del hombre; tercero,
es el conjunto de reglas para hacer bien una cosa; y cuarto, es un acto mediante el cual imita o
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expresa el hombre lo material o lo invisible valiéndose de la materia y de sus propiedades
sensibles.
Tomando el significado literal de estas cuatro definiciones, la mayoría de las actividades
realizadas por el hombre pueden considerarse arte, como cocinar, construir casas, pintar cuadros,
practicar la medicina, entre otras. De aquí que existe un debate tanto en el significado del arte,
como lo que se considera arte o no.
En cuanto al diseño, Casares (2001) lo define como la concepción original de un objeto u obra
destinados a la producción en serie. Por otra parte, los profesiones del diseño como Víctor
Papanek (1970), Diseñador austriaco, argumenta que un proyecto de diseño constituye la
planificación y estructuración de cualquier acto hacia un fin deseado y previsible. Estas dos
definiciones, son al igual que el arte, dos puntos de vista entre tantos que existen y que son
validados por la humanidad.
1. Definición de arte y diseño
El arte y el diseño, son dos disciplinas que siempre han mantenido un disputa por alejarse la una
de otra, sin embargo comparten una característica que es muy difícil de adjudicar a una sola, que
es la estética, termino con distintos significados y estudios, entendido para este ensayo y según
Léveque (2002) como la armonía y apariencia agradable a la vista, que tiene alguien o algo desde
el punto de vista de la belleza. Según Calvera (2005) estas disciplinas se han ido resignificando
con los cambios de modelo social y avances tecnológicos, y de los cuales es necesario rescatar
las definiciones en tres momentos importantes.
1.1. Revolución industrial
En esta etapa, se hace relación al origen del diseño como profesión, y sus primeros practicantes,
a quienes Calvera (2005) denominara diseñadores fundadores, son los responsables de
establecer el primer significado, y las diferencias entre las dos disciplinas. Uno de ellos,
Zimmermann (2005), Diseñador Gráfico, establece que el arte es un acto mediante el cual el
hombre imita o expresa lo material o lo invisible, valiéndose de la materia y de sus expresiones, y
que cuando esta expresión adquiere un objetivo funcional y comercial, pasa a ser un nuevo tipo
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de arte llamado arte aplicado, y según su actividad se agrupa en diseño gráfico, diseño industrial,
diseño textil, entre otros. El principal ejemplo describe Zimmermann (2005), fue cuando los
pintores empezaron a realizar carteles, para vender productos de empresas o para promocionar
obras de teatro.
Otro de los diseñadores fundadores fue Bruno Munari, Diseñador Industrial, quien define con
más claridad la función de cada disciplina; para Munari el artista es:
Un autor de obras poco frecuentes, o incluso de piezas únicas, hechas siempre con sus manos. Trabaja de manera muy personal, intentando expresar -con lenguaje caracterizado siempre por un estilo propio- aquellas sensaciones que nacen en el de acuerdo con los estímulos que recibe del mundo en que vive: trabaja para sí mismo y para una elite que le pueda comprender (Munari, 1974, p. 37).
En tanto que el diseñador es “un proyectista dotado con sentido estético que trabaja para la
comunidad. El suyo no es un trabajo personal sino de grupo: el diseñador organiza un grupo de
trabajo según el problema que tiene que resolver” (Munari, 1974, p. 38). Para Munari y
Zimmermann existe diferencias muy marcadas por lo cual el arte y el diseño no son lo mismo, el
artista proyecta una obra sin encargo y con un estilo propio, entretanto el diseñador siempre
recibe su obra por encargo, debe prescindir de todo estilo y el resultado final debe ser el resultado
lógico de un análisis de materiales, técnicas y experimentación.
1.2. Modernismo
Aunque Zimmermann, Munari, y otros diseñadores insistían en separar el arte y el diseño, se
veían en conflicto al notar que las dos disciplinas comparten la misma metodología. Los
diseñadores de la siguiente generación, a los que Calvera (2005) denomina Diseñadores
intermedios, tienen otra mirada de la relación arte y diseño, de hecho no buscan separarlas, sino
realizar diseño con una base estética proveniente del arte. Ricard, quien pertenece a este periodo,
argumenta que:
Al diseño pertenecen aquellas obras que utilizan formas e imágenes para culminar alguna función práctica. Ello no significa que en las obras de diseño forma e imagen no expresen también la sensibilidad de su autor, pero nunca en detrimento de la función. La carga expresiva que aquellas obras tengan, será una consecuencia colateral, no una finalidad (Ricard, 2005, p.).
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En esta etapa, el arte y el diseño inician una relación afectiva, los artistas ante el auge de la
revolución industrial dejan de lado los soportes tradicionales como el lienzo, la piedra o el metal y
empiezan a utilizar objetos de la vida cotidiana como una silla, una lámpara o una tetera para
manifestar su actividad, a esto Ricard (2005) lo define como functional art, un punto en donde el
arte y el diseño se asemejan, “el diseño ha olvidado la función y adopta la expresividad, en tanto
que el que el arte expresa una aparente funcionalidad” (Ricard, 2005, p. 94).
1.3. Posmodernidad
Diseñadores contemporáneos como Isabel Campi o Roxana Meygide, han tomado otra mirada de
esta relación, están de acuerdo con Ricard, en la afirmación de que arte, es crear, y en este
contexto, diseñar es arte o una de las artes, como también lo son la fotografía, el cine, el comic, la
ilustración, la publicidad, entre otras disciplinas. Pero para adquirir este reconocimiento, Campi
(2005) afirma que es necesario alcanzar un cierto grado de consenso social, determinado por
especialistas e instituciones. Uno de estos especialistas es Tatarkiewicz, filósofo polaco,
investigador de historia de la filosofía, del arte, y de la estética, y es aquel que encontró la
definición más amplia de arte y en la que en algunos puntos es idónea para el adoptar al diseño:
“El arte es una actividad humana consciente, capaz de reproducir cosas, construir formas o
expresar una experiencia si el producto de esta reproducción, construcción o expresión puede
deleitar, emocionar o producir un choque” (Tatarkiewicz, 2002, p. 67).
Meygide (2005), por su parte argumenta que el diseño será arte, y el arte será diseño, según el
discurso de su autor, por ejemplo, un trazo de pincel puede servir con un objeto de identificación y
comunicación, en tanto que un exprimidor, será único y expresará una crítica social desde el
punto de vista de su creador, en referencia a la obra del Diseñador francés Philippe Starck, Juicy
Salif. Además, Meygide afirma que el conocimiento previo y las experiencias del espectador o
usuario que percibe la obra u objeto, son importantes para respaldar el discurso del creador:
Al ver una imagen, cada destinatario, en tanto lector competente, pone en marcha el proceso de interpretación, toma una posición de reconocimiento: para ello moviliza conocimientos, actualiza anteriores lecturas y experiencias almacenadas en su memoria sensible y cognitiva con las que da sentido a la pieza (Meygide, 2005).
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2. Sociedad Actual
Según Obiols (2006) la modernidad había significado la emancipación del individuo a la familia y
la sociedad, con nuevas consideraciones y el respeto de sus derechos, pero que contribuía a los
proyectos colectivos, en la posmodernidad el individuo acentúa su emancipación al nivel de
egoísmo, en la misma línea de pensamiento Lipovetzky (1986) argumenta que el individuo en la
actualidad atraviesa un proceso de personalización que por un lado significa, la poca o nula
participación con la sociedad y por otra lado el nacimiento de una sociedad flexible basada en la
información y en la estimulación de necesidades, además de la individualización del sujeto, a este
también lo acompaña la ausencia de fe, tanto religiosa como de un mejor porvenir.
En otras palabras, para Lipovetzky (1986), la sociedad moderna, es aquella en donde reina la
indiferencia de masas, donde predomina el sentimiento de reiteración y estancamiento, en que la
autonomía privada no se discute, donde lo nuevo se acoge como lo antiguo, donde se banaliza la
innovación, en la que el futuro no se asimila ya a un progreso ineluctable. La sociedad moderna
era conquistadora, creía en el futuro, en la ciencia y en la técnica, se instituyó como ruptura con
las jerarquías de sangre y la soberanía sagrada, con las tradiciones y los particularismos en
nombre de lo universal, de la razón, de la revolución. En cambio ahora, es contra esos principios
futuristas que se establecen nuestras sociedades, ávidas de identidad, de diferencia, de
conservación, de tranquilidad, de realización personal inmediata; se disuelven la confianza y la fe
en el futuro, ya nadie cree en el porvenir radiante de la revolución y el progreso, la gente quiere
vivir enseguida, aquí y ahora, conservarse joven y no ya forjar el hombre nuevo. (Obiols, 2008).
Para Lipovetzky (1986), la sociedad moderna es vacía, no hay ojos ni tabúes, tampoco tragedia,
no hay lugar para revolución, ni compromisos políticos, y la idea de buscar una alternativa no se le
ocurre a nadie.
Otros autores, como el antropólogo francés Augé (1992), en una línea afín con Lipovetzky, ha
señalado, que no hay una posmodernidad, sino más bien una sobre modernidad, expresión con la
que se quiere indicar que las sociedades posindustriales viven los desarrollos o excesos de la
modernidad, exceso de acontecimientos, saturación de imágenes que permiten visualizarlo todo,
desde las calles de San Francisco hasta los desiertos de África, y exceso de individualización.
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Para Finkielkraut (1986), en afinidad con Augé y Lipovetzky plantea que en la posmodernidad se
vive en la hora de los feelíngs o sentimientos: ya no existe verdad ni mentira, estereotipo ni
invención, belleza ni fealdad, sino una paleta infinita de placeres, diferentes e iguales. La
democracia que implicaba el acceso de todos a la cultura se define ahora por el derecho de cada
cual a la cultura de su elección o a denominar cultura su pulsión del momento.
Con respecto al egoísmo que plantea Lipovetzky, Obiols (2006) argumenta que el individuo
aunque establezca lazos con otras personas, éste se halla en su interior solo, al igual que otros
individuos que buscan su propia satisfacción, vive su existencia en el presente, con un pasado
con recuerdos de la frustración del modernismo y un futuro que solo se concibe como un juego de
nuevas necesidades y satisfacciones. En consecuencia este individuo busca el consumo, el
confort, el dinero y el poder, elementos con los que puede satisfacer las necesidades del
presente, lo cual dará origen a la llamada sociedad de consumo, y al estereotipo, soy lo que
tengo.
2.1. La obsolescencia programada y la sociedad de consumo
El consumo siempre ha estado de la mano de la industrialización y para un correcto entendimiento
de esta relación, que sobre todo es económica, es importante recordar que los productos para la
época de la revolución industrial eran fabricados bajo una consigna de calidad y durabilidad, con
materiales innovadores y una vida útil larga, valores que la sociedad sigue pensando de los
fabricantes hasta la actualidad, pero contrario al pensamiento del cliente, los comerciantes
notaron que el mercado local estaba saturado y si los productos duraban por años, las personas
no volverían a comprar el mismo producto a menos que se estropee, lo cual era poco probable a
corto plazo a menos que sea intencional. Aparece por primera vez el concepto de obsolescencia
programada entre el año 1920 y 1930, cuando un grupo de empresarios se dieran cuenta que
cuanto más duraban sus productos, menos dinero ganaban (Latouche, 2012). Contrario al
pensamiento de Thomas Edison de crear productos con un larga vida útil, los empresarios se
proponen fijar y planificar una vida útil a los productos, en la que cada objeto tendrá un
funcionamiento óptimo, y después de esta fecha, el objeto tendrá que ser remplazado por otro
nuevo, en el inicio este concepto estaba relacionado a características de desempeño, seguridad y
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uso, hoy en día se ha demostrado que los objetos siguen funcionando perfectamente pasado esta
vida útil, y solo deben cambiarse las partes que se han deteriorado por desgaste, por lo tanto el
objetivo de la obsolescencia es únicamente reactivar el circuito de consumo o cadena productiva,
que a su vez provoca que los productos que ya no sirven se conviertan en basura.
Esta estrategia de influir en la compra de productos desencadenaría al cambio de una sociedad
de productores a una sociedad de consumidores (Castells, 2006), es decir, debido a la producción
masiva de bienes y servicios correspondientes a una etapa avanzada del desarrollo industrial
capitalista, la sociedad de consumidores busca como principal actividad de entretenimiento la
compra de productos, este hecho y la tecnología de los medios de comunicación, ha provocado
que las marcas tengan relación directa con el cliente, y puedan promover más rápido estereotipos
y modas con una mayor libertad de movimiento que incita al consumo, ya no por una necesidad, si
no para lograr una satisfacción momentánea, además de distinguirse de las demás personas,
evidenciando aún más el sistema de clases sociales que forma la sociedad hoy en día y creando
una nueva relación entre el consumidor y los objetos.
Según el sociólogo Bauman (2007), afirma que además de la corta vida útil que han adquirido los
objetos, los seres humanos han tomado el hábito de usar y tirar, creando una sensación de que
todo es efímero, empujados por lo nuevo, lo que brinda más velocidad, más estilo o simplemente
un deseo inexplicable de cambio. Bauman afirma que una nueva cultura ha emergido como
consecuencia de la posmodernidad, denominada cultura del bajo coste, personas que tienen
como habito la compra de productos baratos, de dudosa calidad, que está relacionada con
satisfacer deseos efímeros como el cambio rápido de la moda o moda rápida, la globalización de
tendencias, bajo un concepto global de producción y comunicación.
Según Claudio (2008) el proceso que describe Bauman de moda rápida, provoca que la mayoría
de los objetos pierdan rápidamente su lustre y su atractivo, y lo más probable es que terminen en
la basura incluso antes de haber producido alguna satisfacción, lo que ella denomina cultura de lo
desechable. La producción masiva de productos ha llevado a crear paralelamente una gran
cantidad de basura, que al inicio de la era industrial no era un problema, porque era botada en
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cualquier lugar, pero en esta cultura de lo desechable, los rellenos sanitarios se han saturado y los
materiales desechados tardan miles de años en descomponerse.
2.2. La basura como un problema emergente
La producción de la basura es una actividad que siempre ha estado en la vida del ser humano, de
hecho, los restos y rastros dejados por la humanidad a través del tiempo, ha permitido a la
arqueología, estudiar cómo vivían otras generaciones. En un tiempo se consideró a la basura
como objetos temporalmente fuera de su lugar, sin embargo según Coromines (1980) este tiempo
ha terminado, porque su acumulación genera grandes problemas. Bajo el argumento del
saneamiento de las ciudades, surgió el objetivo de alejarla de la ciudad, en un inicio desarrollaron
un serie de técnicas de eliminación de aguas negras y de remoción de los desechos sólidos
(Robert, 1992) y no fue hasta el siglo XIX, mediante el aburguesamiento simultáneo de la
aristocracia y el campesinado que pudo nacer el concepto moderno de higiene.
Esta conceptualización ha permitido a científicos clasificar de distintas formas a la basura. Así por
ejemplo, Parra (1992), define al desperdicio como derroche, despilfarro, residuo que no se
aprovecha. Esta definición enfatiza las acciones negativas de comprar objetos que no se utilizan,
consecuencia de las sociedades donde el desarrollo económico basado en el consumo y el
establecimiento de sistemas de crédito, convirtió en obsoleto al ahorro, no solo económico, sino
que tampoco es necesario el aprovechamiento al máximo de los productos, por el acortamiento de
la obsolescencia programada.
Pero este derroche y despilfarro, actualmente ha cambiado con el agotamiento de los recursos,
entre ellos la crisis del petróleo, que incremento la búsqueda de opciones tecnológicas para
utilizar las partes que no se aprovechan, además de disminuir los problemas de contaminación.
Así aparece el termino residuo, al cual Parra (2012) define como lo que queda de un todo después
de haber quitado una o más partes, es decir, material que queda como inservible después de
haber realizado algún trabajo.
Otras de las clasificaciones de la basura que tienen mayor difusión, es aquella que está en función
del sistema de gestión de basura que la trata como residuos inertes, combustibles y fermentables.
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Por otra parte, el creciente consumo humano está llenando de desechos al planeta, la cantidad de
estos, aumento en relación al ingreso económico y viceversa, es decir cuando hay recesiones, la
producción de desechos también disminuye. En el caso de los países industriales, sus pobladores
generan hasta cien veces más basura que los países en vías de desarrollo; sin embargo en los
países más pobres, la basura esta en aumento, según Corral-Verdugo (2000), debido a que si
bien el consumo individual es menor, la tasa de crecimiento poblacional es mayor a la de los
países favorecidos económicamente, por lo cual el consumo total compensa las cantidades
menores de productos consumidos per cápita.
Para Otero (1992) la cantidad de residuos producidos por una sociedad es muy variable y
depende de un gran número de parámetros, como el nivel de vida de la población; la época de
año, notándose que en verano disminuye; o por ejemplo, en el movimiento de la población durante
periodo de vacaciones, fines de semana y días feriados; los nuevos métodos de
acondicionamiento de mercancías aumento de envases y embalajes sin retorno. Por otro lado,
Irigoyen (1992) argumenta que en las poblaciones se han producido una serie de hechos socio-
económicos que influencian de modo directo en el tipo de basura que se genera, entre estos
hechos esta la incorporación de la mujer en el mercado laboral, lo que conllevo al aumento de la
compra de alimentos ya preparados, que si bien no producen basura orgánica en su preparación,
el problema está en los grandes envases que la contienen como empaques de conserva, vidrios,
papeles, cartones, entre otros.
Otros de los hechos son: la disminución de la venta a granel o sin envasar, y el aumento de
envases argumentando la salubridad de los productos; la aparición de la cultura de comprar y tirar
mencionada anteriormente; la importancia del consumidor individual frente a los consumidores
familiares; el uso indiscriminado de bolsas en los supermercados; el florecimiento de la electrónica
e informática, entre otros (Irigoyen, 1992).
2.3. La opción de reciclar
Con la revolución industrial, y la idea de encontrar el estado de bienestar, de fabricar más al
menor costo, la industria encontró que en el ciclo de producción, se desperdiciaban los desechos
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como: aserrín, bagazos, viruta y que al convertirlos en sales, ácidos, celulosa o materiales, se
podían volver a utilizar y reintroducirlos en el ciclo de producción, es decir, re-ciclar (Luna, 2003).
Ya en el 1893, la industria se esforzaba en reutilizar todos los desechos, en lo medida de lo
posible, a medida que avanza la tecnología, la industria petroquímica empezó a aprovechar
distintos procesos para dar paso a nuevos materiales, entre ellos el cloruro de polivinilo (PVC), el
cual se diversifico hasta formar parte de más de mil productos diferentes, con la objeción de,
encontrar tiempo después, a este tipo de material, tóxico resultado del reciclaje, lo que conllevo a
una amenaza a la salud y al entorno (Tello, 1995)
Otra acontecimiento que redujo la práctica del reciclaje, fue el auge económico que se dio en
Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial, donde empezó la idea de que tirar la
basura lejos de las ciudades es más barato que tratar de recuperarla, el resto del mundo adopto la
idea sin pensarlo, lo que posteriormente provoco una gran cantidad de basura, principalmente de
tecnología propia de esa época.
Por otro lado, la toxicidad de los residuos, también reduce la capacidad de reciclarlos, por
ejemplo, las baterías de los autos, pilas, productos de limpieza, disolventes, pinturas,
farmacéuticos, entre otros que han aparecido con la promesa de ahorrar tiempo y minimizar
trabajo, esto reduce el esfuerzo humano, pero perjudica notablemente al medio ambiente.
La expansión de los mercados y la globalización, también ha conllevado la producción de objetos
que puedan desplazarse a lugares más alejados, para lo cual ha sido necesario también producir
envases y embalajes, que cumplan la función se transportar y contener, pero una vez cumplido su
objetivo, se convierte en basura muy difícil de tratar, por ejemplo, los envases tetra-brick, son
envases fabricados en tres capas, una de cartón, otra de aluminio y otra de plástico, de la cual
solo se puede reciclar el cartón y los otros materiales se descartan (Sabater, 2000).
La producción de envases y embalajes ha llevado a que la humanidad produzca basura desde el
momento que compra un objeto, es decir, antes los residuos aparecían hasta el momento en que
el producto cumplía su vida útil o su desgaste. Según estudio de La Entidad de Medio Ambiente
de Barcelona (1998), se obtuvo que los envases representan el 60% de los residuos en cuanto a
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volumen y el 30% en cuanto al peso, Cabe mencionar que la función del empaque es una
característica que no se puede eliminar, por el contrario es una tendencia que va en aumento con
el concepto de conquistar la confianza del consumidor hacia sus productos, y que principalmente
consiste en dotarlos de una personalidad propia (Cervera, 1998). Con esto, abarcar un mayor
mercado, implica múltiples empaques para distintos sectores.
3. Cuando el objetivo ya no es vender
Como consecuencia de todos estos sucesos industriales y sociales, la relación entre los seres
vivos y la naturaleza se ha deteriorado, en la actualidad se vive una emergencia medioambiental
consecuencia de la sobrepoblación, la explotación de recursos naturales y sobre todo la gran
acumulación de basura consecuencia del consumismo, la obsolescencia programada, la cultura
de comprar y votar, entre otros problemas antes mencionados.
Esto ha provocado que la sociedad tome conciencia acerca del uso de los objetos, los desechos y
la separación de residuos. El reciclaje ha tomado fuerza como un proceso que pretende convertir
los desechos en nuevos productos para prevenir el desuso de materiales todavía útiles, reducir la
extracción de materia prima, reducir el uso de energía, reducir la contaminación del aire y el agua,
y reducir la emisión de gases. Dentro del reciclaje, existen dos formas de realizarse, primero
utilizando un objeto usado para recuperar los materiales de los que está compuesto y volver a
producir la misma clase de materia prima, y segundo, mediante la producción de nuevos
productos a partir de otros ya utilizados. (Domínguez, 1997). La práctica de la segunda actividad
de reutilizar materiales, que es a la cual se orienta en Drap-Art, que no es nueva y ha existido en
toda la historia de la humanidad, desde la utilización de los huesos de animales para crear
herramientas, el uso de pieles para resguardarse del frio, hasta reutilizar antiguas edificaciones
para dar lugar a nuevas. (Martí, 2000)
Aunque el auge del Drap-Art es relativamente nuevo, en los países menos desarrollados,
especialmente en África, existe hace muchos años una importante actividad artesanal no
mediática que reutiliza, con recursos de las tradiciones locales, todo tipo de materiales de
desecho para fabricar objetos de regalo y de decoración, que promueve principalmente una
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relación más cercana con la naturaleza, al igual que los pueblos indígenas americanos, en donde
existe un respeto que preserva la existencia entre estas dos partes (Pardo, 2010). El Drap-Art en
este punto se puede plantear como una opción que se ha popularizado gracias a los medios de
comunicación y que ayuda al medioambiente frente al exceso de basura y a los desechos,
consecuencia de la sobreproducción y consumo de objetos industriales, que promueve la
concientización del ser humano para establecer una mejor relación con la naturaleza.
3.1 Drap-Art, más allá del functional art
Como manifiestan los diseñadores contemporáneos, en la actualidad la definición del arte y
diseño dependerá tanto del autor como del espectador, para este ensayo se comparte el
pensamiento de estos diseñadores, en donde el diseño es una práctica que crea objetos
funcionales con un sustento estético de las artes plásticas. En este contexto el Drap-Art se origina
como un variación del functional art, en donde su material prima son objetos desechados, que
intentan ser reciclados para lograr una segunda vida, en algunos casos funcional en otros
decorativo, el Drap-Art se origina en Barcelona, España en el año 1995 por Tanja Grass (2012),
quien lo define como una plataforma emergente para artistas, diseñadores, artesanos y otros
profesionales creativos de Europa y de otras partes del mundo que encuentran en la basura sus
materias primas y que funciona como una campaña de sensibilización que invita a consumir de
forma más responsable y a respetar el lema de las tres erres, reducir, reutilizar y reciclar.
La filosofía del Drap-Art, se ha contagiado no solo entre artistas, diseñadores y profesionales,
también ha incluido a personas no vinculadas al arte a crear objetos como una actividad
extracurricular de entretenimiento, inclusive ha involucrado a escuelas infantiles y secundarias
como una alternativa al desarrollo creativo y de conciencia social.
3.2 El Drap-Art en el mundo
Cuando se hace referencia al Drap-Art, se asocia inmediatamente al reciclaje artístico, que más
que una clasificación o estilo de arte, Drap-Art es un asociación que promueve la organización de
festivales, exposiciones, mercados y talleres (Grass, 2012). El primer festival se dio en el año de
1996 con la Maratón de Creación y Reciclaje de Barcelona, haciendo un llamado a artistas
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locales. La segunda edición realizada en el 2007, convocó a 20.000 personas, la popularidad de
este movimiento produjo que en ese mismo año el Drap-Art se conozca en Europa a través del
Recykl Art Fest, festival de intercambio entre artistas yugoslavos y españoles en el marco de la
bienal de Montenegro.
En 1998 se realizaron dos talleres de intercambio en Jerusalén y Barcelona, con el nombre Dime
lo que tiras y te diré quién eres y Evil Empire, respectivamente. A partir del año 2004, Drap-Art
creó su propio centro de operaciones, el espacio Drap-Art que agrupa sus oficinas, sede social,
centro de documentación y sala de exposiciones, en donde ha albergado distintos eventos
relacionados, como el Festival Internacional de reciclaje artístico de Cataluña y el mercado de
reciclaje artístico y consumo sostenible. (Grass, 2012)
Además la asociación Drap-Art organiza muestras colectivas internacionales itinerantes en donde
se da a conocer el concepto a lograr, una de ellas es Reciclaje artístico, Nada desaparece, todo
se transforma, realizada en Pekín, Shanghái y Tokio. Otra es la llamada From Waste to Resource.
Recovering Sustainable titudes. Realizada en Alemania, Hungría, Italia y Francia. (Grass, 2012)
Para el XI Festival Internacional de reciclaje Artístico de Cataluña realizado durante el 2015, se
han sumado varios artistas como el austriaco Klaus Pichler quien con su último proyecto One
third, hace una crítica al derroche de alimento en Europa (Pichler, 2015). Otro de los artistas
reconocidos es el también austriaco Robert Staudinger, quien captura fotográficamente objetos
como urinarios o espacios abandonados en donde la naturaleza ha vuelto a nacer para decorar
estos elementos olvidados. (Staudinger, 2015).
Alberto Carvajal, Diseñador de espacios español, también está incluido en la última selección del
Festival, y plantea que su arte está compuesta por los elementos que sobran de sus estructuras
para trabajos realizados por encargo, los cuales agrupa y en su taller les encuentra distintas
formas. (Carvajal, 2015).
Otro artista, es el belga Jorge Castro, quien a partir de tapones o soldados de plástico, reflexiona
sobre la moda, el tráfico de armas o la guerra. (Castro, 2015) Por otra parte, el italiano Danilo
Marchi, crítica a lo sociedad de consumo formando figuras de animales a partir de botellas de
plástico. (Marchi, 2015).
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El grupo de artistas que aportan al Drap-Art aumentan cada día más, en el 2015 además de los ya
mencionados, también están José Flórez de Perú, Alejandro Tobón de Medellín, Colombia, Rafael
Arroyo y Carles Piera de España, entre muchos otros. (Ayensa,2015)
3.2 El Drap-Art la Argentina
En Argentina aunque pueda parecer una propuesta nueva, existen artistas que vienen
desarrollando obras en este estilo hace varios años, el referente con mayor importancia es el
rosarino Antonio Berni, a quien se considera uno de los artistas argentinos más importantes del
siglo XX (Malba, 2014). Berni para el año 1962 terminaba su obra La gran tentación o La gran
ilusión, del cual el Malba argumenta: “Preocupado por la eficacia de su mensaje, el artista da
testimonio de los márgenes de esta sociedad industrial con pedazos de esa misma realidad”
(Malba, 2014, p. 3), es decir, Berni utiliza la técnica de ensamblaje y materiales como la madera,
metales, telas, papeles, cartones entre otros materiales de descarte para realizar una crítica a la
época industrial.
Entre los artistas contemporáneos están Cristina Pino y Gustavo Suasnábar, bonaerenses,
quienes proponen un arte orientado al trabajo con diferentes materiales desechados como el
vidrio, plástico, papel, madera, elementos de electrónico, entre otros (2014). Con cada uno de
estos materiales han investigado y desarrollado técnicas especiales para lograr piezas híper
realistas. Los dos plantean tener la convicción de que a través del arte se puede sensibilizar al
espectador sobre temas tanto sociales como medioambientales.
En cuanto al campo del Diseño, Alejandro Sarmiento, originario de la provincia de Buenos Aires,
es reconocido mundialmente por sus objetos a partir de materias primas insospechadas y de los
cuales argumenta: “La idea de trabajar con desechos requiere entenderlos como una materia
prima gratis. Y muchas veces, con procesos tecnológicos resueltos.” (Sarmiento, 2008. p. 46).
Sarmiento es el creador del proyecto Contenido Neto, un proyecto de reciclaje de botellas de
polietileno tereftalato (PET) de las cuales extrae la materia prima para realizar cepillos,
escobillones, saleros y pimenteros, individuales, manteles, cortinas, tendederos de ropa, corrales
de aves, bolsos, carteras, bisutería, juguetes, lámparas y distintos muebles como sillas, mesas y
banquetas (pagina12, 2003).
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3.2. Arte y diseño responsable
Volviendo al debate entre el arte y el diseño, la situación actual del arte es más compleja de lo que
parece, Calvera (2005) enumera dos problemas importantes, la crisis del arte contemporáneo y la
estetización de la vida cotidiana. La diseñadora menciona que esto es debido a los cambios en las
condiciones de vida, en las estructuras sociales y sobre todo en los referentes culturales, este
último aspecto ha dejado obsoleto todo los instrumentos de análisis conocidos para enfrentarse a
la nuevas manifestaciones de arte como la fotografía, el cine, los comics, inclusive la publicidad,
es por eso que algunos artistas han abandonado la noción de las artes plásticas y prefieran usar
el concepto de artes visuales o hacedores de imágenes.
Abordando el primer problema, Calvera (2005) plantea que debido a esta libertad que ha tomado
el arte con respecto a cánones y reglas ha llevado a que cualquier cosa, pueda ser reconocida
como arte, pero esto no es un problema actual, ya desde el 1915, Duchamp (1967), planteaba el
significado de lo que es o no arte, y acuña el termino ready-made para referirse a objetos
cotidianos que no son considerados artísticos, pero que toman otra significación cuando un artista
los interviene. Para la exposición surrealista de objetos de 1936 en las New Burlington Galleries
de Londres existían varias clasificaciones para este tipo de objetos como objetos encontrados o
found objects, preparados o ready-mades, perturbados o perturbed, matemáticos, naturales,
naturales interpretados, naturales incorporados, oceánicos, estadounidenses y surrealistas.
Breton (2012), líder surrealista organizador de la exposición, en acuerdo con Duchamp (2012)
afirmaría que los objetos preparados o ready-mades son objetos manufacturados elevados a la
dignidad de obras de arte a través de la elección del artista. Con esta misma lógica, que se
plantea anteriormente desde el significado del arte y el diseño según el discurso, han aparecido
distintos tipos de arte además de los anteriores, en la década de 1980 aparece una variación
llamada escultura de materia prima o commodity sculpture, haciendo relación al arte como
elemento del marketing. En esta última etapa y antecesor al Drap-Art está el arte basura, trash art
o junk art, formado a partir de componentes que han sido tirados.
Haciendo alusión al discurso pueden existir cuantas artes como maneras de pensar, lo que hacia
la diferencia en el arte que proponía Duchamp (2012) era considerarla como un pretexto para
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activar una serie de ideas, donde lo central es reflexión por el contexto de la obra, idea que
revoluciona la tradicional lectura de obra. En esta lógica, lo que determina finalmente que simples
objetos pasen a constituirse en arte, es la pérdida de la función de uso del objeto. El ready-made
rompe con la idea de factura del artista, incorporando el gesto del artista; el objeto seleccionado al
azar genera una disfunción donde se materializan una serie de significaciones.
En un contexto post revolución industrial y un sistema de producción seriado y racional, Duchamp
(2012) lo que pretendía, era criticar el sistema social y el origen de la sociedad de consumo.
Llevado esto al Drap-Art, más que una crítica, lo que se busca es fomentar conciencia hacia el
abuso de los recursos naturales, la contaminación y el descuido por el medio ambiente.
En cuanto al segundo problema, Gianni Vatimo (2005), filósofo italiano argumentaba ya desde los
años ochenta, que para la población resulta más interesante mirar un spot publicitario o un
audiovisual, que visitar una galería de arte, y a lo cual Calvera (2005) afirma que existen otro
lugares y ocasiones para el disfrute y la contemplación de imágenes que las que ofrece el arte
que no tienen una consideración artística pero se expresan como manifestaciones estéticas, que
son acogidas por el público como un referente visual y asociado al intercambio de contenido a
través de los media, que han provocado la estetización de la vida cotidiana.
Esta estetización de la vida cotidiana o estetización difusa, como define Calvera (2005), ha
transformado la realidad cultural, y se refleja en tres factores: el embellecimiento estético de la
realidad, la aparición del hedonismo como nueva matriz de la experiencia cultural y la conversión
de la estética en una estrategia económica. Estas transformaciones han ayudado sin duda a
aceptar las nuevas manifestaciones de arte, pero por otro lado, y como afirma el arquitecto Neil
Leach “cuando todo se hace estética, ya nada es bello ni feo, y el arte en sí mismo desaparece”
(2001, p. 21). Norberto Chávez (2005), profesor de semiología, teoría de la comunicación y del
diseño, establece que el arte en este punto esta degradado y si se coloca al mismo nivel que los
cambalaches, este pierde su carácter como tal y queda reducido a una mera estética del producto
industrial, instrumentada como incentivo a su consumo, es decir, el arte es solo utilizado como un
adorno, que en algunos casos sirve como una característica que brinda una carga simbólica que
atrae al consumidor.
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Por otra parte, el Diseño en la actualidad se encuentra encasillado como la disciplina responsable
del origen de los objetos, a lo cual Calvera (2005) argumenta que en una sociedad industrial que
no cesa de producir más y más productos, un diseño responsable es hoy esencial, como alguna
vez dijo Gui Bonsieppe “no ya para obtener siempre lo mejor, sino para impedir lo peor” (2005, p.
93), para lo cual se han desarrollado tres metodologías relacionadas entre sí.
La primera asociada al diseño industrial, es el eco diseño, la cual tiene en cuenta la incidencia
material y potencial de un producto sobre el medio ambiente, en todas sus etapas de vida como la
concepción, tratamiento, uso y también como residuo, en donde se plantea su reutilización como
materia prima o bien generando un segundo uso, esta metodología promete reducir el deterioro
del ambiente de un 30 a 50% según Ecolan (2015), empresa de ingeniería y consultoría
Ambiental. La segunda es el diseño sostenible, y abarca desde el diseño de un objeto cotidiano, el
diseño de un edificio, inclusive de un ciudad pero a diferencia del eco diseño tiene un visión más
amplia que solo la creación del objeto e involucra todas las disciplinas que estén relacionadas
como las ciencias económicas, sociales, ecológicas, entre otras (Canale, 2009). Por ejemplo en lo
económico se toma en cuenta el uso de tecnología, el circuito de producción-consumo, la relación
entre el producto, los proveedores, las partes interesadas y factores económicos y sociales
externos, para en una primera etapa de análisis de diseño, proponer soluciones creativas que
además de tener en cuenta resolver una necesidad, también incluya el menor uso de energía,
dinero y sobre todo el impacto con el medio ambiente.
Para la tercera metodología, Terry Irwin (2015), diseñadora y profesora de la universidad
estadounidense Carnegie Mellon, consecuente del estado actual, ha acuñado el término Diseño
en transición, para referirse a la interdisciplinaridad que ha tomado la profesión, para contribuir a
problema que enfrenta el mundo en el siglo XXI.
El enfoque que promueve Irwin es de tipo social, y sostiene que el diseño no está centrado en la
creación de objetos, y coloca al diseñador como un catalizador para el cambio social y
medioambiental, con la capacidad de plantear soluciones que integren los sistemas sociales y
naturales; con la sensibilidad de intervenir en dichos sistemas para idear soluciones que tengan
en cuenta horizontes cortos, medianos y largos de tiempo, en todos los niveles de la escala de la
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vida cotidiana, y con la capacidad de identificar las potencialidades para la transición en la vida
cotidiana y la capacidad de diseño para resolver las necesidades de determinados grupos de
personas en lugares particulares (Irwin, 2015).
Está claro que estas tres metodologías tienen un objetivo compartido, que es mejorar la relación
con el medio ambiente y promover la existencia humana en un futuro con un escenario de
agotamiento natural, fisico y existencial.
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Conclusión
Es importante que cada persona conozca, el modelo social, el entorno cultural y los hábitos de
consumo que lo rodean, y del cual hace parte, en algunos casos sin saberlo. Este
desconocimiento es sin duda una de las principales razones por la cuales la sociedad ha entrado
en esta crisis existencial del posmodernismo. Mediante el desarrollo del texto, se pretende que el
lector comprenda como el arte y el diseño se han reinventado, y cuales han sido los cambios que
ha tenido la sociedad, que aparentemente favorecen a la sociedad, pero también provocan
consecuencias negativas, especialmente sobre la naturaleza, la cual se considera un recurso
infinito, pero que en los últimos años, ha empezado a expresar su malestar. Es de vital
importancia informar a las personas de los daños irreparables que se hacen al medio ambiente y
fomentar en la sociedad una conciencia de consumo más reflexivo y respeto por el entorno. Con
respecto a esta problemática, se puede concluir que desde el arte se aporta una alternativa de
uso a los desechos producidos a diario por el hombre, con una actividad como el Drap-Art o
reciclaje artístico que además de ayudar ecológicamente también está relacionada con el
desarrollo de la persona, en comunicación y expresión, al alcance de niños y adultos que tengan o
no vinculación con el arte.
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