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INVESTIGACIÓN Y DOCUMENTOS LUNES 19 DE NOVIEMBRE DE 2012 FOTO: PEDRO LAGUNA El microtráfico recluta a es tudiantes; existen cuatro ‘z onas rojas’ en la mira DROGAS en escuelas de La Paz y El Alto ESTUDIO REVELA MAYOR CONSUMO DE NARCÓTICOS EN COLEGIOS PRIVADOS

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INVESTIGACIÓN Y DOCUMENTOS

LUNES 19 DE NOVIEMBRE DE 2012

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El microtráfico recluta aestudiantes; existen cuatro‘zonas rojas’ en la mira

DROGASen escuelas de La Paz y El Alto

ESTUDIO REVELA MAYOR CONSUMO DE NARCÓTICOS EN COLEGIOS PRIVADOS

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2• LUNES 19 DE NOVIEMBRE DE 2012

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Hablar de dro-gas en cole-gios es un pe-cado, sobretodo paralas unidadeseducativasinvolucradas.Así pasa enLa Paz y ocu-

rría en Santa Cruz de la Sierra; no obstan-te, en esta última ciudad se destapó la cajade Pandora en octubre y salió a flote unarealidad de perogrullo: las redes de micro-traficantes han penetrado las aulas escola-res; por ello, se iniciaron operativos y cru-zadas para cortarles los tentáculos.

INFORME LA RAZÓN presenta una inves-tigación sobre la comercialización y elconsumo de estupefacientes en escuelasde La Paz y El Alto. No es tarea fácil obte-ner información —ni siquiera de las auto-ridades de la Fuerza Especial de LuchaContra el Narcotráfico que dirigen la uni-dad paceña— si se activa la grabadora ysin garantizar el anonimato de las fuentes.Al menos 25 entrevistas señalan que losdistribuidores de narcóticos se valen dealumnos para introducirlos en colegios yque hay cuatro sitios públicos claves parael aprovisionamiento a los escolares. Di-rectores, regentes, profesores, colegiales...relatan casos que muestran esta realidad.

Exvendedores y exconsumidores dedrogas, sobre todo jóvenes, develan lo quees introducirse en este mundo y la presen-cia de los estupefacientes en las unidadeseducativas. Ellos se encuentran en centrosde tratamiento, tal como dicta la Ley 1008:“El dependiente y el consumidor no habi-tual que fuere sorprendido en posesión desustancias controladas en cantidades mí-nimas que se supone son para su consu-mo personal inmediato, será internado enun instituto de farmacodependencia pú-blico o privado para su tratamiento hastaque se tenga convicción de su rehabilita-ción”. No obstante, hay más por saber deeste problema encubierto.

EL EDITOR

La venta yconsumode drogasen colegioses una caja dePandora quese destapó enoctubre en la ciudad deSanta Cruzy que estávigente enunidadeseducativas de La Paz y El Alto

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DROGASen escuelas de La Paz y El Alto

ESTUDIO REVELA MAYOR CONSUMO DE NARCÓTICOS EN COLEGIOS PRIVADOS

INFORME LA RAZÓN. Suplemento de investigación y documentos del periódico LA RAZÓN. ■ Este producto se vende inseparablemente con LaRazónDirectora: Claudia Benavente P. Editor General: Carlos Orías B. Jefa de Redacción y Suplementos: Patricia Cusicanqui H. Jefe de Informaciones e Investigación: Rubén D. Atahuichi L. ■ Editor de Investigación y Especiales: Miguel E. Gómez Balboa. ■ Coordinador de Investigaciones: Jorge Quispe.

■ Diseño: Andrés Molina (Editor Gráfico). Fotos: Pedro Laguna, FELCN. Infografía: Julio Huanca, Federico Martínez. ■ Gerente General: Marcelo Díaz Q. ■ Gerente Comercial: Cecilia Tejerina. Telf.: 214 14 00 Cel.: 720-03312. Producción e Imprenta: Ángel Miranda.

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Testimonios. Exco-merciantes y exconsumi-dores relatan lo que esvivir en el mundo de losestupefacientes; hoyestán en tratamiento.

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Expendio. Hay cuatro‘zonas rojas’ de La Pazy El Alto que utilizan losmicrodistribuidores paraproveer narcóticos a es-colares de estas urbes.

Estudios. Un diagnós-tico regional revela quelos estudiantes de cole-gios privados son con-sumidores habituales dedrogas lícitas e ilegales.

PORTADA. Microtrá-fico en escuelas. Losdistribuidores de drogasahora se valen de estu-diantes para ofertarlasen las unidades educati-vas de La Paz y El Alto.

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Centros. Existen almenos ocho decenas deinstituciones que se de-dican a la prevención yrehabilitación de adictosde sustancias prohibidas.

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Un problema queha penetrado las

aulas escolares

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Dejó la escuela y sucasa por su adicción.Vivió en la calle yaprendió a robar. Serehabilita y en dosmeses será mamá

‘Parecía divertidotomar y drogarme,hoy me arrepiento’

La primera vez que Xi-mena fumó un ciga-rrillo fue a los seisaños. A los diez pro-bó alcohol con refres-co. Dos años más tar-de fumó marihuanay hace algunos años“levantó su primervuelo” inhalando un

combo de thinner, gasolina, clefa y diésel.Sentada en una silla de plástico, con los

pies entrelazados y doblados hacia atrás, Xi-mena tiene los brazos cruzados y no deja demover su cuerpo de forma casi impercepti-ble. En la zona de Alto Lima, en la ciudad deEl Alto, impera el frío y una lluvia de gotasgruesas es el sonido de fondo en el alberguede la entidad Adulam. Ximena está abrigadacon una chompa de lana y un buzo, y dejaescapar un gesto de coquetería cuando searregla un mechón que resbala por su frente.

La mirada se le escapa y queda como pa-ralizada por el tiempo. Agarra un primerrecuerdo y lo lanza a quemarropa. “Empe-cé a fumar a mis seis años”, dice con algode vergüenza. Fue junto a su hermana, quees cuatro años mayor; las dos vivían encasa de su mamá, quien tenía una tiendade abarrotes. Ambas aprovecharon un des-cuido y robaron un cigarrillo. Lo encendie-ron, empezaron a toser, rieron y despuésaspiraron por primera vez aquel trago deaire amargo. Entre pitada y pitada, la pare-ja acabó con el cigarrillo. “Aquella primeravez casi no sentí nada, pero tal vez es el ini-cio de lo que me pasa ahora”, explica lamuchacha que a sus 18 años ya naufragaen lagunas mentales y, a momentos, da laimpresión de que es una anciana buscandoalguna evocación añeja en su memoria.

La lluvia de noviembre continúa en ElAlto, Ximena parece que tirita de frío, peroson los nervios o alguna secuela que arras-tra tras más de un lustro de estar metida enel mundo de las drogas. Después de aquelprimer cigarro, la entonces niña no volvió afumar durante algunos años, aunque en sucolegio de la urbe de La Paz (del cual ape-nas rememora su nombre) tenía una com-pañera que “hacía cosas malas”, quien unajornada le preguntó si se animaba a tomaralcohol junto a otros amigos.

ESCRIBE: ERICK ORTEGA IMÁGENES: PEDRO LAGUNA Y FELCN

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Por los resquicios de las oficinas de Adu-lam se cuela el olor de la comida que pre-paran en la cocina. Ximena respira hondo,se nota que ya está acostumbrada a la en-trevista y desplaza los pies hacia adelante,descruza los brazos y continúa: “Las prime-ras veces no sentía nada muy diferentecuando tomaba alcohol. Éramos varios enel colegio que hacíamos lo mismo, tomába-mos en el recreo, en clases y no pa-saba nada. Después, el alcohol fuelo que más me gustó y cuandocumplí 14 años me di cuenta deque ya no podía dejarlo”.

Antes de asumir su adicción,cuando tenía 12 años, ella igual-mente se inició en el consumo demarihuana. “Es fácil conseguirla encolegio, siempre hay chicos que latienen, son los mayores quienesobligan a fumar y después éstosson los vendedores”. Esa droga lepermitió “tener tranquilidad”. Poraquel tiempo ya pocas cosas le importa-ban, sus calificaciones habían bajado y suspapás querían separarse. “Desde los 12 has-ta los 13 años fumaba harta marihuana. Aveces también tomaba alcohol, me envicia-ba con las dos cosas y no solamente conuna; no recuerdo si lo hacía en la escuela oen las calles, pero casi siempre estaba fu-mando y tomando con mis amigos”.

Ricardo Ramos, director del hospital Psi-quiátrico San Juan de Dios de la zona pace-ña de Irpavi II, comenta que no debe sor-prender la existencia de alcohol y drogasen las instituciones educativas de La Paz; él

lleva tres décadas impulsando la imple-mentación de políticas de prevención en elpaís y ha conocido centenares de casoscomo los de Ximena. “Por ejemplo, he teni-do promociones íntegras de estudiantes enlos que todos eran marihuaneros”. Guardala identidad de aquel colegio, pero brindaun dato: “Era uno para escolares de clasemedia alta; o sea que esto de las drogas no

se presenta sólo en Santa Cruz, niúnicamente se da entre los pobres”.

Después de cumplir 14 años, Xi-mena probó la droga que acabó conella. “He probado ‘el vuelo’, que esmezcla de varias cosas; me hacíaalucinar, me ponía otra clase. Alprincipio, cuando lo inhalaba, esta-ba bien nomás, luego me sentíaasustada y posteriormente todo es-taba otra vez normal”. Ella no fueuna quinceañera con sueños de via-jes o que haya preparado un vestidopara su fiesta de 15 años. “A esa

edad dejé el colegio. Si con la marihuana yel alcohol estuve enviciada, con ‘el vuelo’ de-cidí dejarlo todo. Empecé a vivir en la calle”.

Este estupefaciente es una mezcla de ga-solina, thinner, clefa y diésel; se vende enbotellitas medicinales de alcohol y cuestaunos 15 bolivianos. El envase no está reple-to del líquido, que llega aproximadamentea la mitad. Es un inhalante cuyo efectopuede durar un día o media jornada, de-pendiendo de la adicción del consumidor.

Lizeth (18) es otra adolescente que viveen Adulam y que igualmente conoció ‘elvuelo’. Explica que es lo más fuerte que se

“A un principio yo no quería porque pen-saba que me iba a enviciar y me daba mie-do y le contesté que no”, cuenta, mientrasno se le quita el temblor inicial. No obstan-te, la pregunta de su amiga volvió a repetir-se y Ximena no quería que la vieran comouna cobarde. “Tenía diez años cuando em-pecé a beber y me gustó desde el principio.En el colegio tomábamos y nadie se dabacuenta. Mi amiga traía alcohol en esas bo-tellitas blancas de plástico de Bs 1 y lo mez-clábamos con refresco que comprábamosen la tienda y con el agua del grifo”.

DEPENDENCIA. Sonríe y su rostro mo-reno se le ilumina. “Nadie, nadie se dabacuenta de lo que pasaba, ni mis profeso-res ni mis papás, solamente algunos com-pañeros del colegio que me miraban conuna especie de respeto”. Por aquellos añoshabitaba la vivienda de mamá y papá, enEl Alto, ahora se encuentra en Adulam,donde no es un caso típico porque usual-mente los jóvenes que están en aquelhogar vienen de familias divorciadas. Otrodenominador común en la institución esque la mayoría se inició en el consumo dedrogas en sus escuelas y en sus casasnadie se enteraba de lo que sucedía.

Lo mismo le pasó a Sonia (24), que dio suprimera pitada de marihuana cuando teníaocho años y aquel primer porro se lo robó asu mamá. Cuando empezó a vivir con supapá, su vicio le había llevado a abandonarsu unidad educativa de raigambre católicay él recién se dio cuenta cuando llegó fin deaño y no recibió la libreta de calificaciones.

Informe La Razón habló

con otras mu-chachas que

fueron atrapa-das por los ten-táculos de las

drogas y hoy serehabilitan en elhogar Adulam.

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puede inhalar, quita el hambre y deja en es-tado de inconsciencia a las personas. “Teolvidas de todos tus problemas como porarte de magia, te relaja totalmente. Hay pe-queños con sus uniformes de colegio que loinhalan y se encuentran sentaditos en el re-loj de la Ceja de El Alto y están volando”.

El vuelo carcome la voluntad de los quelo consumen, hasta consumirlos completa-mente. Lizeth pasó a depender de éste y,por ello, buscaba desesperadamente a losproveedores por las calles: caminaba por laCeja inclusive cargando a su bebé. “Antesvalía diez bolivianos y era más fácil conse-guirlo; pero después se me hizo difícil yhasta pagaba a los niños para que me ayu-den”. Pronto ella consiguió caseros a quie-nes les daba un nombre clave y obteníauna de aquellas preciadas botellas.

COLEGIOS. Mientras la lluvia persiste enAlto Lima, Ximena sigue desenrollando suhistoria. Señala que a los 15 años aprendióa vivir en la calle y que desde entonces loúnico que quería era estar drogada. Nadaera importante para la muchacha que en laactualidad tiene 18 años. Estaba aferrada alalcohol, la marihuana y enganchada con ‘elvuelo’. Sus papás —que desecharon su di-vorcio y continúan hoy unidos— la resca-taron varias veces de la vía pública, pero laadolescente volvía a recaer en su vicio.

Sonia, que empezó con la marihuana alos ocho años, sentencia que los adictos es-tán dominados por el vicio. Ella, por ejem-plo, empezó a prostituirse para comprarpasta base de cocaína. Después vendía ma-

rihuana en el barrio 4 de Noviembre de laurbe de Santa Cruz. “Había un chiquito de11 años que siempre me compraba, a vecesme acuerdo de él y me da mucha pena”.

Otra habitante de Adulam es Fabiana(20). Es hija única y recuerda que desde pe-queña lo tenía todo. Por eso, cuando se ob-sesionó por las pastillas dejó de lado el Flu-nitracepam y optó por la compra de Somit,que es capaz de hacer dormir a los indivi-duos que la consumen por un par de horas.

“En la farmacia donde compraba mi Flu-ni, adquiría Somit, lo usan las ‘pildoritas’para hacer dormir a sus clientes y robarles.Así yo me ganaba la vida y podía pagar mis‘pilas’ (pastillas). Mis papás me buscabanun tiempo, me encontraban y después medejaban sola otra vez”, cuenta la mucha-cha, que hacía todo esto cuando tenía 17años y aún no había concluido el colegio.

Durante su caída, Ximena arrastró aotros infantes a quienes vendió marihuana.Con los años aprendió a robar para pagarsu vuelo diario. Tuvo líos con la Policía ysus papás la internaron en centros de reha-bilitación, de los cuales escapaba. Hastaque llegó a Adulam. Hoy tiene mucha fe yespera acabar con éxito su tratamiento deaño y medio. Está embarazada y en dosmeses tendrá su primer bebé. “Quiero darleun hogar bueno y que se sienta orgullosode su mamá. Igual quiero abuenarme conmis papás y que sepan que yo todavía soysu hija y que me quieran como yo a ellos”.

Antes de finalizar la charla se encuentramás tranquila. La única condición que hizoa Informe La Razón es que su identidadquede en el anonimato. Le da vergüenza loque vivió, pero quiere compartir su historiapara que otros jóvenes no cometan sus erro-res. Ella admite que al comienzo le parecíadivertido fumar, tomar y drogarse. Ahora,con marcas de cortes en sus brazos, la mira-da temblorosa y los nervios destrozados, hacambiado de opinión y pide que los mucha-chos no se enrolen con los estupefacientes.

El consumo de éstos en colegios es un pro-blema que estalló en Santa Cruz y en La Pazy El Alto es un tema vetado para hablar antegrabadoras. Informe La Razón entrevistó aestudiantes, directores, maestros, autorida-des, efectivos antinarcóticos; todos coinci-den que si bien en años pasados los riesgosestaban cerca de las unidades educativas yera aconsejable que los alumnos no hablencon extraños, hoy los vendedores de drogasestán en los mismos establecimientos.

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6• la paz, 19 de noviembre de 2012

La venta de estupefacientes enescuelas se provee de 4 zonas

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La comisión disciplinaria de aquel cole-gio brindó todos los detalles de lo ocurri-do a Informe La Razón y señaló que lasdrogas incautadas fueron a parar a la ofi-cina del director, quien niega ante la gra-badora las historias de párrafos arriba.

“Este año encontramos un envoltoriode marihuana, como cigarrillo, pero nocontenía nada. Agarramos a un joven ydijo que compró (el thinner) para barni-zar. Yo trabajaba en carpintería y sé quese usa este material para efectos de bar-niz”, explica el funcionario, quien paraevitar el tráfico de estupefacientes en suunidad educativa solicitó a la Policía queenvíe dos agentes en la puerta de ingreso;los cuales hoy brillan por su ausencia.

Como se dijo, cuando se presentan pro-blemas de este tipo, directores, pedagogos,padres y alumnos prefieren “arreglarlos”internamente, mantenerlos en la confiden-cialidad; o los involucrados son expulsadoso abandonan voluntariamente el estableci-miento. Tampoco los encargados de laFuerza Especial de Lucha Contra el Narco-tráfico (FELCN) se animan a hablar sobrela venta de drogas en escuelas de la ciudadde La Paz, tema que saltó a la palestra enSanta Cruz, donde se develó reciente-mente que los tentáculos del microtráficose han extendido hasta las aulas escolares.

Informe La Razón consultó a más de25 fuentes —entre autoridades, efectivosantinarcóticos, directores, regentes, profe-sores y expertos en el asunto— que valida-ron que este flagelo está presente encolegios paceños y de El Alto y que va ga-nando terreno. Por ejemplo, el psiquiatraRicardo Ramos —que fue parte de la Di-

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El timbre suena cuando fal-tan diez minutos para las11. Algunos alumnos co-rren hacia el baño paraaprovechar los minutosmuertos que existen encada cambio de turno.

Tres están cerca de una estatua, el regen-te se acerca a ellos y ordena que vayan asus aulas. Dos se alejan despacio y el ter-cero duda entre quedarse, correr o hablarcon él. Lanza un paquete al piso y des-pués emprende carrera a su curso.

El regente levanta el envoltorio de unoscinco centímetros cuadrados y dentrodescubre restos de marihuana. El hechoaconteció a mediados de año en una es-cuela de la zona Central de La Paz y losprofesores que siguieron el caso aún lo re-cuerdan con preocupación: “Lo primeroque hizo el regente fue contarnos”, explicauna maestra que pide la reserva de sunombre y del colegio, porque hablar de larelación de estupefacientes y estudianteses un secreto cerrado bajo siete llaves enlas unidades educativas, para no dañar suimagen y salvaguardar a los involucrados.

El alumno fue llevado a la Dirección ydos profesores le preguntaron dónde ha-bía conseguido la hierba y si la había fu-mado en el baño. Él negó toda acusación yrespondió que alguien puso la mota en sumochila. Sus progenitores fueron convo-cados y el director les mostró lo descubier-to, envuelto en un pedazo de hoja de cua-derno. “La primera reacción de los padreses la negación”, comenta otro maestro queforma parte de la comisión disciplinaria yque igualmente solicitó el anonimato.

ENCUBRIMIENTO. No fue la primeravez que se hallaron sustancias controla-das en esta escuela. “Tenemos que hacerbatidas sorpresivas en las mochilas y en-contramos también algunos frasquitosde alcohol y de clefa”. En los últimos dosaños hubo cinco estudiantes reinciden-tes que fueron suspendidos temporal-mente por portar sobres de marihuana yfrascos de thinner, para su consumo y sucomercialización. Otro de los “hechosgraves” sucedió un sábado antes de lasvacaciones de invierno de esta gestión.

Un alumno fue delatado por uno de suscompañeros. El pedagogo con el que ha-bló Informe La Razón se encargó de abrirla mochila del denunciado y encontró unabotella de thinner (disolvente que afectaal sistema nervioso central). El envase erade un litro pero, además, se hallaron fras-cos de alcohol medicinal en las que el jo-ven echaba raciones de thinner; cada unoera vendido a Bs 5 entre sus amigos de laprepromoción y de los cursos inferiores.

“Los muchachos se denuncian cuandotienen una bronca entre ellos y quierenperjudicarse entre sí”, relata el maestro.

Microtraficantestienen nexos conalumnos de lasciudades de La Paz y El Alto

INHALABLES

Prevalencias del consumo en población escolar

País vida último año último mes

Argentina 3,85 2,32 1,16

Bolivia 4,09 2,53 1,44

Chile 7,80 3,36 1,41

Ecuador 6,00 2,61 1,31

Perú 3,65 1,66 0,52

Uruguay 3,98 2,23 1,13

Prevalencias del consumo en población escolar de 14 años y menos

País vida último año último mes

Argentina 2,54 1,59 0,77

Bolivia 4,01 2,67 1,60

Chile 7,44 3,46 1,45

Ecuador 5,67 2,56 1,24

Perú 2,95 1,71 0,47

Uruguay 2,67 1,34 0,73

FUENTE: INFORME SUBREGIONAL SOBRE USO DE DROGAS EN POBLACIÓN ESCOLARIZADA,COMISIÓN INTERAMERICANA PARA EL CONTROL DEL ABUSO DE DROGAS, 2009/2010.

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rección Nacional de Prevención que secreó en 1987 y hoy está encargado del Psi-quiátrico San Juan de Dios de la zona Surde La Paz, donde a diario atiende casos dedependencia— opina: “Los muchachosque trato dicen que la droga es común enescuelas. Uno de 12 o 13 años ya sabe aquiénes va a pertenecer: a los marihuane-ros o a los farrosos. Y no es un fenómenoque se da sólo en clases sociales bajas”.

Johnny Huanto, quien desde hace 15años se encuentra inmerso en la preven-ción de estupefacientes, comparte lo an-terior y advierte que cada vez hay másconsumidores que tienen menor edad.“Entre 1993 y 1995 veíamos a jóvenes deentre 16 y 17 años con problemas de de-pendencia, pero actualmente existenniños que empiezan a los 10 y 11 años”.

Las fuentes reconocen a cuatro zonasrojas de las urbes de La Paz y El Alto enlas cuales estudiantes adquieren sustan-cias controladas de microtraficantes, seapara consumo y/o comercialización en es-tablecimientos. En suelo alteño, según eldirector de la FELCN de esa urbe, WilderLedezma, el punto crítico es el reloj de laCeja, donde se venden drogas “baratas”como el vuelo (mezcla de gasolina, thin-ner, clefa y diésel) y la marihuana, y hayfarmacias que expenden pastillas peligro-sas para el sistema nervioso, como los psi-cotrópicos flunitrazepam y diazepam.

MICROTRAFICANTES. En la ciudad deLa Paz se halla la plaza Riosinho, en lazona Norte, donde operan distribuidoresque ofertan o tienen nexos con alumnosa los que, sobre todo, entregan mari-huana y pasta base de cocaína; inclusive,según denuncias de profesores, las dosisson acomodadas en cajetillas de fósforos.Otro lugar en la mira es la plaza Eguino,en la zona Central, donde se reparten lasmismas mercancías. Allí, comenta la pre-sidenta de la Junta de Vecinos, Mary Her-mosa, “se ofertan drogas todos los días”.

En la zuna Sur, los alrededores de lacalle 21 de San Miguel son centros de dis-tribución de marihuana, pasta base decocaína y cocaína para colegiales. Parale-lamente, de estos barrios parten gruposde muchachos hacia las montañas cerca-nas de Achumani para consumir estassustancias controladas: uno de los terre-nos más conocidos es Las Agujas, así lodenuncian alumnos de unidades educati-vas y la experta de una entidad interna-cional que trabajó varios años en el tema.

Tanto en el centro como en el sur pa-ceños, los jóvenes igualmente recurren apsicotrópicos. Además, el relevamientode datos de las fuentes entrevistadasmuestra que las drogas comercializadasen las urbes de La Paz y El Alto respon-den a las posibilidades económicas de es-tratos sociales. O sea, mientras en

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territorio alteño hay estudiantes quepagan Bs 2 por un sobre de marihuana,en la zona Sur de La Paz hay alumnosque cancelan hasta Bs 100 por una dosisde cocaína, de acuerdo con su pureza.

No obstante, según las fuentes, los mi-crotraficantes no se contentan con expen-der estupefacientes a estudiantes, sinoque han adoptado la tarea de reclutarlos—muchos de ellos son adictos— para pro-mocionar sus productos en unidades edu-cativas, evitando así los riesgos de seratrapados por la Policía. Otra de sus estra-tegias para penetrar en las escuelas sonlas pandillas. Incluso hay clanes familiaresque recurren a sus hijos menores de 16años para cumplir con esta labor, ya queno pueden ser procesados penalmente.

La directora Rocío —se resguarda suapellido por razones obvias— se topó conun lío de consumo y comercialización decocaína en su colegio cercano a la plazaRiosinho. Sucede que había estudiantesvarones que corrían al baño y permane-cían encerrados durante el recreo. Ellaordenó seguirlos. Una administradorafue al patio, se acomodó frente al am-biente y se puso a esperar. De repente, unadolescente salió, miró a los costados ycomenzó a reír sin ningún motivo.

Enfundó las manos en los bolsillos, ca-minó hasta las gradas y se encontró con lamirada de la funcionaria, que le preguntóqué guardaba, pero no respondió. La edu-cadora lo amenazó con llamar a sus pa-dres y el muchacho sacó despacio unapipa artesanal para fumar marihuana.Más aún, agachó la vista y sacó un paque-te envuelto cuidadosamente. “Se puso ner-vioso, fue vaciando sus bolsillos, calladito.Alguna gente se dio cuenta de lo que pasa-ba y se quedó mirándonos”, relata la mu-jer, que fue cambiada de establecimiento.

La directora llamó a su despacho a laadministradora y habló a solas con ella:

“Usted también es madre, no hay que ha-cer más escándalo”. No obstante, ya eratarde, el profesor de Educación Física de-cidió llamar a la Fuerza Especial de Lu-cha Contra el Crimen (FELCN). Frente alos educadores, el joven dijo que era ino-cente y que halló el paquete. Pero nadie lecreyó. Llegaron dos agentes antinarcóti-cos, abrieron el envoltorio y descubrieroncasi cinco gramos de cocaína. Luego, unteniente le habló con tono paternal: “Venacá, seamos amigos y me cuentas todo”.

Otra maestra de la misma institucióncuenta: “Vinieron los policías y se llevarona dos chicos. Después nos enteramos quefueron llevados a un centro de rehabilita-ción”. Ambos tenían 15 años a la hora desu aprehensión. Así se conoció toda laruta de las drogas que empezaba en laplaza Eguino y llegaba hasta la Riosinho.

ESTRATEGIAS. En cercanías de la plazaTriangular de la zona de Miraflores sepresentó una situación similar. El regentede un colegio rememora que encontró pi-tillos de marihuana en la mochila de unalumno. “Mediante él hemos cernido laescuela y apartamos a muchos sospecho-sos que andaban en grupo. Obviamenteno somos de la Policía, somos la parteeducativa, sólo hemos tratado de indagarquiénes andan con ellos y (saber si) tam-bién manejan (drogas). Hemos separadosiete u ocho alumnos que vendían drogas.Hemos manejado con pinzas el asunto”.

Más que con pinzas, el caso se trata enreserva absoluta. La directora no quierebrindar detalles. Es más, en el tiempo queestá en la unidad educativa advierte quesólo descubrió un hecho “supuestamen-te” relacionado con estupefacientes, y elestudiante involucrado se retiró volunta-riamente. Pero hay más, en la zona Sur,Informe La Razón obtuvo datos sobrecinco colegios que tuvieron problemas

con sustancias controladas. Hace dosmeses, en uno de ellos fue expulsado unmuchacho de 15 años por ofertar mari-huana. Dicho alejamiento se conoció enel ámbito estudiantil; aunque el regentenegó, en un principio, tal extremo.

Ante la insistencia de este medio y conla información expuesta, aceptó lo sucedi-do y justificó que “el joven salió un día enforma sospechosa (del colegio) y como es-tamos tras la gente, lo seguimos. Posterior-mente entró con un pequeño sobrecitoque le entregaron y lo agarramos (...). Suge-rimos que lo mejor sería que sus padres selo lleven porque es difícil tramitar una ex-pulsión ante el Ministerio de Educación”.

Un documento remitido por la FELCNseñala que la lucha contra los microtrafi-cantes es desigual. “Operan y realizan suactividad ilícita a pie y en vehículos, moto-cicletas, radiotaxis, taxis y motorizadosparticulares. Emplean la tecnología paracontactarse a través de llamadas telefóni-cas por celulares o la utilización de lasredes sociales entre los posibles distribui-dores y consumidores, fijando distintospuntos de la ciudad para la compraventa”.

La prevención y las charlas con los pa-dres son dos vías usadas para lidiar contraeste flagelo. Pero el psiquiatra Ramos ar-guye que nada de esto ha dado resultado yque cada vez aumentan más los adoles-centes con problemas de adicción. Unaprofesora de un colegio de La Paz dondese halló marihuana y thinner explica que“cada vez el asunto está peor porque hoyson los propios alumnos los que vendendrogas y tenemos que ser policías y educa-dores, parece una tarea imposible”.

MARIHUANA

Prevalencias del consumo en población escolar

País Vida Último año Último mes

Argentina 11,61 8,16 4,91

Bolivia 5,63 3,33 1,80

Chile 22,71 14,30 7,60

Ecuador 6,89 4,44 2,33

Perú 4,05 2,39 1,10

Uruguay 18,32 13,89 8,38

Prevalencias del consumo en población escolar de 14 años y menos

País Vida Último año Último mes

Argentina 4,12 2,69 1,71

Bolivia 2,89 2,04 1,17

Chile 9,39 5,42 2,84

Ecuador 2,81 1,94 0,99

Perú 1,64 1,19 0,46

Uruguay 5,40 3,98 2,36

FUENTE: INFORME SUBREGIONAL SOBRE USO DE DROGAS EN POBLACIÓN ESCOLARIZADA,COMISIÓN INTERAMERICANA PARA EL CONTROL DEL ABUSO DE DROGAS, 2009/2010.

En 15 colegios vi-sitados por estemedio, las auto-ridades estu-diantiles nega-

ron tener problemas con lasdrogas, pero sí con las bebi-das alcohólicas. La Comi-sión Interamericana para elControl del Abuso de Dro-gas confirma que hubo unincremento de este proble-ma en los últimos años.

En 2006 se publicó el es-tudio “Jóvenes y drogas enpaíses sudamericanos: un

desafío para las políticaspúblicas”, en éste se esta-blece que el alcohol es ladroga de mayor consumoentre los estudiantes se-cundarios de Argentina,Bolivia, Brasil, Colombia,Chile, Ecuador, Paraguay,Perú y Uruguay (todas na-ciones sudamericanas,menos Venezuela). Losdatos develaban que 16,4%de los alumnos ingería be-bidas alcohólicas y existíaun “uso precoz” de éstas en6,4% de los encuestados.

El Informe Subregionalsobre uso de drogas en pobla-ción escolarizada 2009/2010señala que 25% de los alum-nos entrevistados afirmóque tomó bebidas alcohóli-cas en el último mes antesde la encuesta. Una de lasconclusiones del informereza: “Más de la mitad de losjóvenes en 4° de Segundariaconsume alcohol o tabaco,esta cifra se reduce al 40%de jóvenes en 2° de Sencun-daria y 25% en 8° de Prima-ria superior”.

El consumo de alcohol crece

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10• la paz, 19 de noviembre de 2012

En agosto, Mauricio desapare-ció de su hogar. Salió a clases yya no retornó. El día en que seperdió, alguien robó dos mildólares de su casa y su mamá

denunció ambos extravíos a la Policía deEl Alto. La búsqueda del muchacho y delladrón fue intensa. Durante 15 días no seconsiguió ninguna pista.

Cuando no se sabía dónde recurrir,un amigo de colegio le dijo a la mamáque posiblemente el adolescente se en-cuentre en un alojamiento de la Ceja.Efectivos de la Fuerza Especial de LuchaContra el Narcotráfico (FELCN) de esaurbe, encabezados por el mayor WilderLedezma, requisaron la mayoría de loshostales clandestinos. En uno de éstosse halló a Mauricio junto a tres jóvenes.Entre todos rentaron dos habitaciones yse dedicaron solamente a consumir ma-rihuana y pastillas.

Jornadas más tarde se supo que algunavez salieron a la calle para comprar por-ciones de comida. La cuenta del hotel, losalimentos y las drogas estaba a cargo deMauricio, que financió las “vacaciones”con los dos mil dólares sustraidos a sumamá. “La señora, que es una profesora,no sabía qué hacer y me comentó que decastigo iba a enviar al muchacho al cuar-tel”, relata Ledezma, quien tras este ope-rativo no tuvo más noticias de los dos.

Sentado en su oficina de El Alto, el ma-yor antinarcóticos se otorga un respiroen lo que él considera un trabajo agota-dor. “Somos solamente 50 efectivos parauna ciudad de más de un millón de perso-nas y tenemos que combatir contra losgrandes narcotraficantes que han cons-truido fábricas que hemos desbaratado, ya la par contra los microtraficantes”.

Ledezma informa que la zona más crí-tica del expendio de estupefacientes paraestudiantes es el reloj de la Ceja. Además,se halló droga, especialmente marihuana,en 25 colegios. La mota se comercializaen paquetes que cuestan desde Bs 2 hastaBs 10. Y entre los muchachos las otrassustancias controladas preferidas, deacuerdo con el relevamiento de datos dela FELCN, son ‘el vuelo’ y las pastillas,principalmente psicotrópicos (agentesquímicos que actúan sobre el sistemanervioso central).

‘El vuelo’, la marihuanay el ‘fluni’ son los más demandados en la Ceja

‘FLUNI’. El flunitriazepam (conocido co-múnmente como ‘fluni’) es una de las píl-doras más requeridas entre jóvenesdrogodependientes. “Es propia de losgrupos sociales de clase media baja em-pobrecida y lo sorprendente es que cadavez baja más la edad de inicio, en la ac-tualidad vemos a niños consumiéndola”,revela Ricardo Ramos, director del hospi-tal Psiquiátrico San Juan de Dios, del ba-rrio Irpavi II de la ciudad de La Paz.

Los adictos al ‘fluni’ se convierten enviolentos y, por eso, es bastante deman-dado por pandilleros y quienes lo hanprobado aseveran que les “da valor”,según los entrevistados. El vicio es talque se conocen casos de personas quetomaban hasta 30 píldoras. Mientras mástiempo de consumo, mayor la dependen-cia y se necesita de una cantidad supe-rior de unidades para el efecto deseado.

Una joven que vive en el hogar de re-

habilitación Adulam de la urbe de ElAlto, que pidió mantener su nombre enel anonimato, cuenta que para conse-guir esta pastilla sólo se debe dar unacontraseña en farmacias de Villa Dolo-res y la Ceja. Desde mediados de esteaño, la Policía realiza operativos en boti-cas alteñas y en menos de dos mesesdescubrió que una decena de ellas ven-día este medicamento que debe ser co-mercializado con receta. Paralelamente,hay distribuidores de estupefacientesque ofrecen esta píldora. Y por si fuerapoco, ésta ingresa vía contrabando, se-ñala la Policía antinarcóticos.

No obstante, una de las drogas queestá causando preocupación entre auto-ridades de El Alto es ‘el vuelo’, un combode gasolina, thinner, clefa y diésel que seexpende en botellas medicinales de alco-hol, mezcla que alcanza casi a la mitaddel envase. Hasta hace unos tres meses,

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•11la paz, 19 de noviembre de 2012

COCAÍNA

Prevalencias del consumo en población escolar

País Vida Último año Último mes

Argentina 4,4 2,7 1,6

Bolivia 2,9 1,9 1,1

Chile 5,8 3,2 1,5

Ecuador 2,4 1,4 0,7

Perú 1,9 1,1 0,5

Uruguay 4,7 3,5 1,7

Prevalencias del consumo en población escolar de 14 años y menos

País Vida Último año Último mes

Argentina 2,30 1,43 0,96

Bolivia 2,15 1,53 0,88

Chile 3,94 2,16 0,96

Ecuador 1,32 0,97 0,57

Perú 1,28 0,69 0,31

Uruguay 1,37 1,01 0,47

FUENTE: INFORME SUBREGIONAL SOBRE USO DE DROGAS EN POBLACIÓN ESCOLARIZADA,COMISIÓN INTERAMERICANA PARA EL CONTROL DEL ABUSO DE DROGAS, 2009/2010.

cada frasco costaba Bs 10, ahora vale Bs15 y las redadas de la FELCN hallaron avendedores con un centenar de botellas.

Es más, en el pasado ‘el vuelo’ se co-mercializaba libremente, como el thinnerque es empleado por carpinteros. Algu-nos distribuidores de este estupefaciente,que es demandado por muchachos enedad escolar, también aumentaban unpoco de pintura a las dosis, para que sur-tan más efecto. Así, cada frasco podíadurar hasta un día entero, de acuerdocon la dependencia de cada consumidor.

‘El vuelo’ provoca alucinaciones (deahí viene su nombre) y “hace olvidar elhambre”, relatan exdrogodependientes

que fueron contactados por Informe LaRazón. Su poder de adicción sería supe-rior a pastillas como el ‘fluni’ porque, se-gún los entrevistados, es más fácil dejarla marihuana o las píldoras. Los mucha-chos que la compran y consumen mero-dean el reloj de la Ceja, entre los cualeshay escolares con uniformes, denuncianlas fuentes.

Se han descubierto botellas de ‘el vuelo’en colegios. Ledezma arguye que en El Altocada jornada hay incautaciones de drogas.Las víctimas son, sobre todo, menores, queincluso se atreven a robar para pagar su vi-cio, como el caso de Mauricio y los dos mildólares que le sustrajo a su mamá.

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12• la paz, 19 de noviembre de 2012

Al menos 80 instituciones se de-dican a trabajar en la preven-ción y el tratamiento de perso-nas con problemas de depen-dencia de drogas, de acuerdo

con los datos del Ministerio de Deportes yla Asociación Boliviana de ComunidadesTerapéuticas. La mayoría está en el depar-tamento de La Paz donde, además, conflu-yen pacientes de diferentes partes del país.

Entre las entidades está el Ministeriode Salud; sin embargo, generalmente éstasoperan gracias a esfuerzos privados, tal esel caso de la Fundación Adulamubicada en la zona de Alto Lima,El Alto, que igualmente colaboracon internos de las urbes de Sucrey Santa Cruz de la Sierra, entreotras regiones. No obstante, elCentro Latinoamericano de Inves-tigación Científica sólo cuentacon un rol de casi medio centenarde organizaciones en el rubro.

Hace aproximadamente tresdécadas no había ninguna preocu-pación estatal respecto a políticaspara evitar el consumo de estupe-facientes, sobre todo en la juventud. Re-cién en 1987 se creó la Dirección Nacionalde Prevención (Dinapre). Uno de sus inte-grantes fue el psiquiatra Ricardo Ramos,que actualmente está a cargo del hospitalpsiquiátrico San Juan de Dios, en La Paz.

Comenta que uno de los problemas delas campañas era que, sin quererlo, hacíanpromoción y no prevención. “Se manejabael problema igual que en los años 70 del si-glo pasado, con una estrategia de terror

Unas 80 entidadesdan tratamiento adrogodependientes

para que la gente se asuste y tenga miedoa las drogas por sus efectos. Posteriormen-te se descubrió, con estudios bastante se-rios, que esto producía interés y deseo deconocer lo que está prohibido”.

Allá por los años 80 y comienzos de los90, el lema era “No a las drogas”. Según Ra-mos, aquello despertaba la curiosidad delos muchachos “porque en el inconscienteno existe la negación y lo único que queda-ba era ‘las drogas’”. Las estadísticas quemuestran un aumento constante del con-sumo de narcóticos es uno de los argu-

mentos en los que este psiquiatrasustenta su teoría. Por ello, sugierehacer un trabajo multidisciplinariopara ayudar a quienes están inmer-sos en el problema.

Actualmente, hay campañasdominicales y ferias en las que sehabla de las drogas y que tienencomo público objetivo a los niñosy adolescentes, en las que partici-pan varias instituciones. Por ejem-plo, a comienzos de octubre, laFuerza Especial de Lucha Contrael Narcotráfico (FELCN) movilizó

en la ciudad de La Paz a 15 mil estudian-tes en el inicio de la cruzada nacional con-tra el consumo y tráfico de estupefacien-tes, que prevé llegar a 250 mil muchachos.

Al finalizar octubre, en Santa Cruz, sedescubrió que más de 78 colegios teníanproblemas con narcóticos. Extraoficial-mente Informe La Razón supo queestán en operativos similares en escuelassospechosas de las urbes de La Paz, ElAlto, Cochabamba y Sucre.

La Fuerza Espe-cial de Lucha

Contra el Narco-tráfico movilizóa aproximada-mente 15 milestudiantes en

La Paz, en octu-bre, en una cru-zada antidrogas.

‘Soy deCopacabanay empecé atomar a losocho años.Entonces

farreaba conprofesores’

FERNANDO

‘Me aplacéen colegiodos años, me pusea beber

y luego medediquéa venderdroga’

LUIS

‘Mis papásme han

denunciadoa la Policíay me hanobligado

a internarme(en Adulam)’.

FABIANA

‘Aprendía fumar

marihuana en mi

colegiocatólico,antes yo

era un buenalumno’ EDUARDO

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SIGNOS PARA IDENTIFICAR SI HAY CONSUMO

Pérdida de apetito.

Somnolencia o incapacidad para dormir por la noche.

Desinterés por los estudios y por el futuro; falta de motivación.

Faltas a clases sin justificaciones.

Ausencias repetidas de casa.

Cambios de estado de ánimo sin razones aparentes.

Pérdida de interés por las aficiones anteriores.

Desaparición de dinero u objetos de valor en el hogar.

Aumento excesivo de las necesidades económicas.

Cambio repentino del grupo de amigos/as.

Mentir o actuar a escondidas.

Salidas nocturnas entre semana sin justificativos.

Comportamientos desordenados, violentos o rebeldes.

Conflictos de relación con los familiares.

•13la paz, 19 de noviembre de 2012

¿Qué hacer desdela escuela ante laevidencia del uso de narcóticos?■ Si percibimos o recibimos información

que un estudiante está consumiendoalgún tipo de drogas (legales o ilega-les), es importante reflexionar y consi-derar que el consumo puede ser unsíntoma de situaciones o problemasmás complejos, por lo que se debeactuar de manera discreta, evitandodivulgar cualquier información ya queexiste la posibilidad de que la mismano sea real y su estado se haya con-fundido por la presencia de ciertossignos debido a otro tipo de situacio-nes como enfermedad, problemas fa-miliares u otros, que pueden prestar-se a una mala interpretación.

■ De hacer pública la información reci-bida sin haber comprobado que esreal, se dañará la reputación del es-tudiante quedando un estigma que lepuede causar problemas posteriores,con su familia y su entorno inmedia-to, creándose un ambiente de des-confianza y malestar, y haciendomás difícil una intervención eficaz.

■ Dada que ésta es una situación deli-cada, el caso debe ser consideradopor la Dirección en primer término;instancia que deberá garantizar laconfidencialidad y reserva necesarias,determinando que el abordaje con elalumno sea realizado con una entre-vista personal y semiestructurada.

■ El propósito de la entrevista es el deconfirmar o descartar una situaciónde consumo de drogas, pero funda-mentalmente es de conocer las cau-sas que motivaron al estudiante ainvolucrarse en esta problemática.

■ La entrevista debe concluir con laelaboración de un plan conjunto deacciones por parte del alumno y delmaestro. Lo tratado en la entrevistadebe ser confidencial.

■ La persona que hubiera realizadoesta tarea debe asumir el acompa-ñamiento del proceso de recupera-ción (tratamiento). Es evidente queunas cuantas conversaciones nopodrán modificar comportamientos.

‘EDUCAR PARA PREVENIR. ABORDANDO EL

TEMA DE LAS DROGAS EN LAS ESCUELAS’

‘Quieromantenermesin drogas para lograrestabilidady despuéscuidar a mihijo que vive

conmigo’ SILVIA

‘Comprabamarihuana y la vendíacerca decolegios,

teníacaseritos;

deseocambiar’

LUZ

NIC

OLÁ

S Q

UIN

TER

OS

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14• la paz, 19 de noviembre de 2012

Raúl (nombre ficticio) tiene 35años y hace dos décadas ven-de drogas a jóvenes. “Quienesmás consumen, por lo general,son los que más plata tienen”,

comenta desde un salón en el psiquiátri-co San Juan de Dios de la ciudad de LaPaz, donde está internado por la depen-dencia que tiene a la cocaína cristalizada.

Su frase, dicha con un dejo de broncaen su rostro, coincide con las estadísticasregionales en el tema. De acuerdo con elInforme Subregional Sobre Uso de Drogasen Población Escolarizada 2009/2010, ela-borado por la Comisión Interamericanapara el Control del Abuso de Drogas, en elpaís hay un “predominio de consumo sig-nificativo en los varones con relación alas mujeres y más en colegios privados”.

En el capítulo X, respecto a las tenden-cias de consumo en naciones de la región,señala que “se observa además que a ma-yor disponibilidad de dinero, mayor preva-lencia de consumo de todas las drogas”.Esto confirma lo publicado en 2006 por elPrimer estudio comparativo sobre uso dedrogas en población escolar secundaria, ti-tulado Jóvenes y drogas en países sudameri-canos: un desafío para las políticas públicas.

El resumen ejecutivo que especifica lasituación en Bolivia establece: “La mayorprevalencia de drogas lícitas (alcohol, ci-garro, tranquilizantes y estimulantes)

como ilícitas (marihuana, pasta base, co-caína y similares) se encuentra en cole-gios privados”. Como un dato, cuando sehizo la encuesta el alcohol estaba presen-te en la vida de 36,05% de estudiantes decolegios públicos, en tanto que 58,06% dealumnos de entidades privadas admitióhaber ingerido bebidas alcohólicas.

ACCESO. Sonia (nombre ficticio), que viveen el centro de rehabilitación Adulam deEl Alto, cuenta que estudió en unidadeseducativas pagantes en las que conviviócon muchachos que tenían mayor accesoa la marihuana y otras “drogas más fuer-tes”. “Conocí a un chileno que tenía muchaplata y él me enseñó a fumar pasta base decocaína (que tiene menor efecto que la co-caína cristalizada). Fumábamos dentro deuna limosina en la que me recogía”.Cuando ella incursionó de lleno en elmundo de las drogas, también se dedicó ala venta de marihuana entre escolares. Re-vela que sus clientes habituales eran niñosy adolescentes de colegios particulares.

El libro Percepciones sociales sobre drogasen La Paz (Bolivia), que fue presentado elaño pasado, explica que cada clase socialtiene una droga preferida; no obstante, lamarihuana es el principal estupefacientede “iniciación” y abarca a los individuos detodos los estratos sociales. Por ejemplo,quienes pertenecen a una clase social alta

prefieren la cocaína, la pasta base de coca-ína y la marihuana; los de clase media, lamarihuana, la pasta base de cocaína y laspastillas (especialmente el flunitrazepam),y los de estratos más empobrecidos optanpor la marihuana, las pastillas y el vuelo(un combo que mezcla gasolina, diésel,thinner y clefa).

El texto refiere que la mota es de fácil ac-ceso, tiene un costo asequible, cuenta concierta permisividad (algunas personas laconsideran como una droga natural), es deescasa adicción y tiene referentes sociales.Es decir, esta hierba es fumada en calles,en colegios (especialmente en baños), enuniversidades, en casas. Y tiene la pecu-liaridad de que su consumo puede ser so-litario o en compañía de amigos. A la par,causa relajación y brinda la sensación detranquilidad; aunque en algunos casosigualmente produce alucinaciones.

La cocaína no es de acceso general,siempre según este documento, y “tiendea asociarse con un mayor nivel socioeco-nómico”. Se la distribuye particular-mente en discotecas y fiestas porque unade sus características es que prolonga lasensación de diversión. Al respecto,alumnos de unidades educativas pagan-tes de la zona Sur de la urbe de La Pazconfirmaron a Informe La Razón la co-mercialización de esta droga y su preciooscila entre Bs 50 y 100, según su pureza.

Los consumidores más habitualesse hallan en colegios particularesEstudio señala que a mayor disponibilidad de dinero, mayor uso de drogas

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EL POLICONSUMO DE SUSTANCIAS PROHIBIDAS

Distribución porcentual de consumidores de drogas en el último año (2009-2010), según drogas consumidas por país

Droga consumida Argentina Bolivia Chile Ecuador Perú Uruguay

Sólo marihuana (m) 55,1 29,2 60,5 39,6 30,4 67,3

Sólo pasta base (pb) 2,4 6,8 1,0 1,1 4,1 1,1

Sólo cocaína (c) 2,5 8,5 1,2 2,5 5,3 1,9

Sólo inhalables (i) 5,1 23,0 6,4 26,3 23,6 2,5

M+pb 1,7 0,8 3,5 1,8 2,1 1,3

M+c 10,4 6,3 4,8 8,1 6,1 11,0

M+c+pb 2,2 3,1 2,8 1,4 3,8 2,4

Pb+c 0,8 1,8 0,4 0,2 0,6 0,1

M+i+c 6,0 3,0 1,0 2,6 1,0 4,4

M+i+c+pb 6,1 8,6 1,1 0,4 1,8 1,7

Sólo éxtasis 0 0 1,4 2,0 3,7 0

Otras combinaciones 7,7 8,9 15,9 13,9 17,5 6,3

FUENTE: INFORME SUBREGIONAL SOBRE USO DE DROGAS EN POBLACIÓN ESCOLARIZADA,COMISIÓN INTERAMERICANA PARA EL CONTROL DEL ABUSO DE DROGAS, 2009/2010.

•15la paz, 19 de noviembre de 2012

ron un poco de pintura en los envases; lacotización de cada uno es Bs 15.

Los adolescentes con problemas de de-pendencia, por lo general, son fieles a unasola droga ilícita (tomando en cuentaque el alcohol y el tabaco son lícitas) y nomezclan sustancias. Asimismo, la mari-huana es el estupefaciente ilegal más de-mandado por escolares y que presentaun mayor porcentaje de monoconsumo;aparte, es la que más presencia tienecuando se mezclan una o más drogas(ver recuadro de la parte inferior).

El Centro Latinoamericano de Investi-gaciones Científicas (Celin) levantó elaño pasado otro estudio sobre el uso in-debido de drogas. Los datos revelan unaumento del consumo: 2,4% de estudian-tes varones había fumado marihuana en1993, mientras que en 2011 la cifra se in-crementó a 11,5%. Paralelamente, la ins-titución coincide con otros informes quedictaminan que la sustancia prohibida

más requerida es la marihuana y loshombres son los que más la fuman.

El Celin señala, igualmente, que las mu-jeres cada vez se dedican más a ingerir al-cohol, en relación a gestiones anteriores;sin embargo, los varones continúan lide-rando el consumo de bebidas alcohólicas.Otro dato importante es que las ciudadesde El Alto y Trinidad (Beni) son las quemás elevado porcentaje tienen respectoal consumo de narcóticos en alumnos:9,6%; después se encuentran las urbes deLa Paz (8,8%) y de Santa Cruz (8,1%).

Informe La Razón visitó grupos de Al-cohólicos Anónimos y Narcóticos Anóni-mos. En el primero, la mayoría eranmujeres, y en el otro, varones. En las se-siones hay una terapia llamada Sólo PorHoy en la que se habla de la lucha paradejar el vicio. O, como dice Raúl: “Hoy losestudiantes ingresan fácil a las drogas ydespués se arrepienten y quieren recupe-rar cada día que perdieron... como yo”.

En tanto que un paquete de pasta basede cocaína puede comprarse desde Bs 10.

Percepciones sociales sobre drogas en LaPaz (Bolivia) indica que las “pastillas y flu-nis” (nombre corto del flunitrazepam) soningeridas por muchachos de diferentesclases de la sociedad. Los escenarios pre-dilectos para ello son las discotecas y losbares. Estos psicotrópicos potencian lasensación de alegría, ayudan a evadir losproblemas y atizan la violencia, especial-mente en casos de agresión, robo y viola-ciones. El mayor problema que generanen la salud es la pérdida de conciencia, loque puede ocasionar delitos. El psiquiatraRicardo Ramos revela que él atendió a jó-venes que tomaron estas píldoras y “des-pués se preguntaban: qué hago con estoscelulares, ¿adónde he ido anoche?”

‘VUELO’. La clefa y el thinner, continúa eldocumento, se inhalan especialmente enlas calles y los marginados sociales son losque más recurren a éstos. Más aún, se hacreado una tipificación de “niños de lacalle” para referirse a quienes padecenesta adicción. Ambos productos son decosto mínimo (un frasco puede valer hastaBs 5) y de fácil acceso; quitan el hambre yla sensación de frío, y adormecen los senti-dos y permiten escapar de la realidad.

Un caso se presentó en un colegio de lazona Central de La Paz, en el que se des-cubrió a estudiantes que portaban bote-llas de un litro con inhalantes. Eso no eratodo. Ellos repartían el líquido en otrosfrascos que posteriormente los revendíanentre sus compañeros de la escuela. Estoocurría en los horarios de clases y activóla alarma en la unidad educativa.

Asimismo, en el último tiempo se creóun combo con cuatro inhalantes (thinner,clefa, gasolina y diesel) que afectan el sis-tema nervioso central de los que lo consu-men. Su nombre es ‘vuelo’ y tiene a la urbede El Alto como su principal campo de co-mercialización. Inclusive para aumentarsu efecto, hay vendedores que incorpora-

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Es cochabambi-no. Hizo sus es-tudios superio-res en Argenti-na. Allí se casóy tiene tres hi-jos. Trabajó enel Ministerio de

Autonomías.

Nombre:Henry Bal-

delomarChávez

Profesión:Internacio-

nalista ypolitólogo

Cargo:Vicemi-

nistro deSeguridadCiudadana

Perfil

Datos

16• la paz, 19 de noviembre de 2012

El viceministro de SeguridadCiudadana, Henry Baldelomar,explica los modelos para la pre-vención de consumo de drogasy recomienda encarar este pro-

blema con los jóvenes de manera integraly sistemática, con ayuda de los padres.

— ¿Cómo prevenir el consumo dedrogas en estudiantes de colegios?— Hay modelos para la prevención delconsumo y el ético jurídico es el máscomún. Es cuando se considera delito alconsumo y se tipifica al sujeto como delin-cuente. Entonces se aplican medidascoactivas como el aislamiento del indivi-duo, además de utilizar diferentes formaspara modificar esa conducta.

— Antes, ¿está a favor de expulsara alumnos con líos de drogas?— No, en absoluto. Es un error en el que se

Educación para que, paralelamente, vea lamanera de orientar a las autoridades decolegios para implementar modificacionesen estas áreas. Hay que tener el cuidado deque los estudiantes tengan su tiempo ocu-pado y no generar tiempos en los que nose sabe qué están haciendo.

— Hablaba de modelos de prevención...— También tenemos el modelo psicosocial,que es interesante porque cuando los mu-chachos incurren en el consumo de alcoholy otras sustancias prohibidas probable-mente es porque hay necesidades físicas,sociales, emotivas o culturales que no estánsatisfechas; ahí hay que indagar. En materiade necesidades intelectuales, se debe reali-zar una profunda revisión sobre la calidadde la educación, estamos en tiempos enque las tecnologías brindan mucha infor-mación y es posible que el alumno puedaencontrar más información en las páginasweb que en las aulas. Que exista algún nivelde insatisfacción intelectual puede ser unfactor que estaría induciendo a la búsquedade otras cosas (entre ellas las drogas).

Igualmente está el modelo geopolíticoestructural. Establece que el consumo dedrogas está muy vinculado a las relacio-nes de dependencia y de subdesarrolloexistentes en algunos países, y que sehan replicado en otras estructuras meno-res. Esta problemática debe encararse deforma integral y sistémica. Cuando ha-blamos de integralidad debemos identifi-car todos los factores posibles quepuedan favorecer para el consumo dedrogas. En este caso deben intervenir dis-tintos actores, desde la familia hasta losmaestros que pueden percibir de formainmediata las actitudes de los alumnos.

— La Policía hizo intentos por frenarel consumo de drogas, pero no hay éxi-tos visibles o que se reflejen en cifras...— Es porque se usó únicamente el modelode prevención con enfoque ético jurídico.

— ¿Se puede catalogar como fracasolo que se hizo antes?— No necesariamente fue un fracaso loque se hizo. Todo está sujeto a procesosevolutivos, a procesos de desarrollo. Loque ayer era positivo probablemente hoyya no resulte ser tan positivo y eficaz comoera. Recuerde que estamos en una etapade transformaciones muy profundas, nosolamente en el país sino en el mundo. Elconsumo de estupefacientes que adverti-mos en las ciudades es consecuencia deun descuido sistemático y no sólo en loscolegios. Es una reflexión para saber quéestá aconteciendo en las familias. Loscambios de conducta igualmente debenser advertidos y en las familias deben estaratentos a los cambios de conducta y lasrelaciones de amistad de los hijos.

‘No debe echarsea estudiantes enlíos con drogas’

incurre. Echando al alumno no se solu-ciona el problema, sino que se profundizala condición de dependencia con drogas.Un elemento que debe modificarse en lasunidades educativas es la sanción cuandoel estudiante llega tarde, en muchas no sepermite el ingreso y es un grave error por-que el alumno que no pudo entrar al cole-gio por retraso, ese tiempo lo podrá usaren el consumo de estupefacientes o paraestar vinculado a redes de microtráfico dedrogas. Las escuelas tendrán que modifi-car sus reglamentos, permitir el ingreso yver otras estrategias para insinuar y per-suadir al estudiante de que la puntualidades un valor importante. Es una política queestamos sugiriendo a las unidades educa-tivas para que modifiquen esa regla.

— ¿Es solamente una sugerencia?— Hoy es una sugerencia. En todo caso setendrá que conversar con el Ministerio de