Edgar Allan Poe Poemas

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Edgar

Allan Poe

Poemas

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Por: Edgar Tarazona Angel

ENERO 19 de 1809- OCTUBRE 7 de

1849)

Edgar Allan hace parte de la leyenda, del

mito, de la historia de la literatura. Su

vida y su obra están marcadas por el

signo de lo trágico y misterioso. Desde

sus primeros años la vida le marcó

caminos diferentes de los otros niños de

su generación. Sus padres abandonaron

este mundo siendo él un niño de pocos

años, ¿El oficio de sus padres?: Actores itinerantes. Su apellido no lo heredó

de sus padres biológicos sino de John Allan, un hombre de negocios

adinerado, comerciante en Baltimore que lo adoptó y lo llevó con él y su

esposa al Reino Unido (Inglaterra, Irlanda y Escocia), donde vivieron desde

1815 hasta 1820; allí inició sus estudios. Como en toda biografía que se

respete hay que dar las fechas de nacimiento y de muerte; Edgar Allan llegó

a este mundo en Boston el 19 de enero de 1809 y lo abandonó en Baltimore

en 1849, ambas ciudades en USA. Eso dicen la mayoría de sus biografías a

las cuales me atengo, pero según Julio Verne y Charles Baudelaire su

nacimiento fue en 1813; y otro de sus biógrafos (Griswold) lo ubica en

1811.

Antecedentes

El bisabuelo paterno de Poe, John Poe, emigró de Irlanda a Estados Unidos

en el siglo XVIII y se hizo granjero, casándose con una inglesa; ambos

pretendían ser de ascendencia noble. Uno de sus diez hijos fue David Poe,

quien a su vez se casó con una emigrante irlandesa, Elizabeth Cairnes.

Vivían en Baltimore, Maryland; David Poe era carpintero y, al estallar la

revolución contra los ingleses, llegó a prestar dinero al ejército. Por méritos,

recibió el título honorífico de "general". David y Elizabeth tuvieron siete

hijos. El mayor, David, fue el padre de Edgar; la segunda hija, Maria (más

tarde Maria Clemm), fue la tía y suegra del poeta (madre de su mujer,

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Virginia). La abuela materna de Edgar, Elizabeth Arnold, fue cantante de

ópera y actriz romántica y, con su hija, del mismo nombre, llegó emigrada

de Londres, Inglaterra, a Estados Unidos en 1796. David Poe hijo,

estudiante de Derecho, dejó los estudios para convertirse en actor. En 1804

conoció a la bonita señorita Arnold —actriz de gran encanto y con un

extenso repertorio: llegó a representar unos 200 papeles—, que estaba

casada a la sazón con un tal señor Hopkins, quien moriría poco después.

David y Elizabeth se casaron seis meses más tarde y se instalaron en Boston,

Massachussets, donde nacieron sus dos primeros hijos.

Primeros años

Edgar nació el 19 de enero de 1809 en la ciudad de Boston, donde ya había

nacido su hermano mayor, William Henry Leonard (1807). La hermana

menor, Rosalie, vio la luz en Richmond, en 1810. Edgar pudo haber

recibido dicho nombre por un personaje de William Shakespeare que

aparece en la obra El rey Lear, que representaban los padres en 1809, año de

su nacimiento. David Poe abandonó a su familia en 1810, y su mujer,

Elizabeth, murió un año después de tuberculosis; tenía 24 años. Lo único

que conservó Edgar de sus padres biológicos fue un retrato de su madre y un

dibujo del puerto de Boston. A su hermana Rosalie le correspondió un

joyero vacío. El motivo por el cual Poe y Rosalie fueron adoptados fue que,

al morir su madre, los niños quedaron totalmente desamparados, en

Richmond, mientras que los abuelos, que vivían en Baltimore, se hacían

cargo de William Henry, que ya vivía con ellos. En cualquier caso, Poe fue

acogido por una de las familias caritativas que habían cuidado de los niños

al morir su madre: el matrimonio formado por Frances y John Allan, de

Richmond(Virginia), mientras que Rosalie fue acogida por la familia

Mackencie.

Árbol genealógico de Poe y Virginia

Su padrastro, del cual Edgar tomaría el apellido, fue un acaudalado

comerciante de ascendencia escocesa. Sus negocios incluían el tabaco,

tejidos, tés y cafés, vinos y licores, grano, lápidas, caballos y aun el

comercio de esclavos; hombre colérico e intransigente, desempeñó un papel

destacado —negativamente hablando— en la vida del escritor. Sus

biógrafos hacen notar que John Allan tuvo varios hijos naturales fuera del

matrimonio. Los Allan acogieron al niño, pero nunca lo adoptaron

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formalmente aunque le dieron el nombre de "Edgar Allan Poe".Su

madrastra, que no había podido tener hijos, sentía verdadera devoción por el

muchacho y lo quiso y mimó siempre. Edgar recibió una buena educación

sureña, y pasaba el tiempo leyendo las revistas inglesas que encontraba en

los almacenes de su padrastro. También escuchaba numerosas leyendas que

iban nutriendo su imaginación, como las marineras que contaban los

capitanes de veleros que se acercaban a Richmond. Algunas de estas

leyendas inspirarían en su momento una de sus obras fundamentales: La

narración de Arthur Gordon Pym.

La familia Allan se trasladó a Inglaterra en 1815, cuando Edgar contaba seis

años. El niño asistió a un colegió en Irvine, Escocia (el pueblo donde había

nacido John Allan), durante un corto periodo, pero que fue suficiente para

ponerlo en contacto con la cultura y el viejo folclore escoceses.

Posteriormente la familia se trasladó a Londres (1816). Edgar estudió en un

internado de Chelsea hasta el verano de 1817. Más tarde ingresó en el

colegio del Reverendo John Bransby en Stoke Newington, que entonces era

un suburbio al norte de la ciudad. Allí aprendió a hablar francés y a escribir

en latín. De estas vivencias y de la contemplación de los paisajes y

arquitecturas góticos de Gran Bretaña nacerían años después relatos como

"William Wilson".

Edgar regresó con los Allan a Richmond, Virginia, en 1820. En los años

siguientes se iría fraguando su carácter. En 1823, con 14 años, se enamoró

apasionadamente de la madre de un compañero de estudios, a la que dedicó

el conocido poema "To Helen". Esta mujer, llamada Mrs. Stanard, era de

una gran belleza y contaba a la sazón 30 años; murió al año siguiente. Fue

su primer gran amor. A los quince años era pacífico, aunque no del todo

sociable. Tuvo pocos conflictos con sus compañeros, pero se sabía que no

toleraba ningún tipo de manipulación. También era aficionado a las

mascaradas. Un día terminó moliendo a golpes a un compañero mucho más

fuerte que él, después de haber recibido lo suyo, y esperar, según él mismo

confesó, a que el otro estuviese agotado. También son muy conocidas sus

dotes como deportista. A imitación de su gran héroe, Lord Byron, en cierta

celebrada ocasión, un caluroso día de junio el joven emprendió una travesía

a nado de ocho kilómetros por el río James, de Richmond; lo hizo a

contracorriente. Cuando se dudó de su hazaña, buscó testigos presenciales

que la corroborasen por escrito.

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En 1824 se empieza a gestar el desentendimiento entre él y su padre de

adopción. En una carta dirigida por éste al hermano mayor de

Edgar,William Henry, afirmó: «¿De qué somos culpables? Es algo que no

entiendo. Y que yo haya soportado durante tanto tiempo su conducta todavía

me extraña más. Este muchacho no tiene una onza de afecto por nosotros ni

un poco de agradecimiento por todos mis cuidados y toda mi bondad para

con él.»30 En esta carta Allan se queja sin fundamento de las "amistades" de

Edgar, y llega incluso a sugerir maliciosamente que Rosalie, la hermana

menor, era en realidad hermanastra, posibilidad que siempre atormentó a

Edgar.

En 1825 murió un tío de John Allan, William Galt, escocés igualmente y

antiguo contrabandista. Había sido considerado el hombre más rico de

Richmond, y dejó muchos acres de tierra en herencia a su sobrino. La

fortuna de éste creció considerablemente y, en ese mismo año, Allan lo

celebró comprando una imponente casa de ladrillo de dos plantas, llamada

"Moldavia". Fue en el balcón de esa casa donde Edgar adquirió la afición a

la astronomía.

Universidad de Virginia

Por esa época, con 16 años, Edgar mantuvo una relación sentimental con

una muchacha de la vecindad, Sarah Elmira Royster, quien reaparecería al

final de su vida. En carta a un amigo, ella describió muchos años después al

futuro escritor de esta forma:

Edgar era un muchacho muy guapo, no muy hablador. De conversación

agradable, pero de comportamiento más bien triste. Nunca hablaba de sus

padres. Estaba muy ligado a la señora Allan, así como ella a él. Era

entusiasta, impulsivo, no soportaba la menor grosería verbal.

Esta relación fue previa a su matriculación en la Universidad de Virginia, en

Charlottesville, en febrero de 1826, para estudiar lenguas. La universidad,

en sus primeros años, acataba los ideales de su fundador, Thomas Jefferson.

Estos eran muy estrictos en lo tocante al juego, los caballos, las armas, el

tabaco y el alcohol, pero estas normas en realidad apenas se respetaban.

Jefferson había establecido un sistema de autogobierno para los estudiantes,

permitiendo a los mismos elegir sus materias de estudio, organizar su propia

manutención e informar a las autoridades de las irregularidades o faltas que

se cometiesen. Este régimen tan singular había convertido a la comunidad

escolar en un caos, registrándose una tasa muy elevada de absentismo.

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En el tiempo que Edgar pasó allí, perdió contacto con Elmira Royster, y

además se enemistó definitivamente con su padrastro debido a sus deudas

de juego. Según Cortázar (quien reconoce seguir en líneas generales la

biografía del estudioso poeano Hervey Allen ), es en esta época en la que

por primera vez se relaciona a Poe con el alcohol. «El clima de la

Universidad era tan favorable como el de una taberna: Poe jugaba, perdía

casi invariablemente, y bebía.» De todos modos, el futuro escritor lee y

traduce las lenguas clásicas sin esfuerzo aparente, ganándose la admiración

de profesores y condiscípulos. Lee también, infatigablemente, historia,

historia natural, matemáticas, astronomía, poesía y novela. Edgar se quejaba

de que Allan no le enviaba suficiente dinero para las clases, para comprar

libros y para poder amueblar su dormitorio. Pese a que Allan accedió a

enviar dinero, las deudas de su hijo adoptivo no hicieron más que crecer.

Poe abandonó la universidad finalmente al cabo de un año y, no sintiéndose

a gusto en Richmond (especialmente al enterarse de que Elmira acababa de

casarse con un tal Alexander Shelton), se desplazó en abril de 1827 a

Boston, donde se ganó la vida con trabajos ocasionales, como el de

dependiente o periodista.40 En esta etapa usó el pseudónimo 'Henri Le

Rennet'.41

Carrera militar, primeros escritos

El 27 de mayo de 1827, incapaz de sobrevivir por sí mismo, Poe se alistó en

el ejército como soldado raso, bajo el nombre de 'Edgar A. Perry'. Aunque

tenía 18 años firmó que tenía 22. Su primer destino fue en Fort

Independence, en el puerto de Boston. Su sueldo era de cinco dólares al

mes.

En ese mismo año (1827) publicó su primer libro, un opúsculo de poesía de

40 páginas que titulóTamerlane and Other Poems ("Tamerlán y otros

poemas"), firmado: "By a Bostonian" ('por un bostoniano'). En el prólogo

afirmó que casi todos los poemas habían sido escritos antes de los catorce

años. Sólo se imprimieron 50 copias, y el libro pasó prácticamente

desapercibido. Mientras tanto, su regimiento fue destinado a Fort Moultrie

en Charleston, a donde llegó el 8 de noviembre de 1827 a bordo del

bergantín "Waltham". Poe fue ascendido a artificiero, el soldado encargado

de preparar los proyectiles de artillería, y que cobraba doble paga. Tras

servir durante dos años y obtener el grado de sargento mayor de artillería (el

más alto rango de suboficiales), trató de acortar sus cinco años de

alistamiento, revelando su verdadero nombre y circunstancias al oficial que

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estaba al mando de su unidad, teniente Howard. Howard prometió ayudarle

sólo si Poe se reconciliaba con su padrastro, y fue quien escribió a tal fin a

John Allan buscando una reconciliación entre ambos, pero Allan se mostró

inflexible. Pasaron los meses y las súplicas a Allan fueron desoídas; parece

que Allan ni siquiera participó a su hijo adoptivo la grave enfermedad que

aquejaba a su esposa. Frances Allan murió el 28 de febrero de 1829, y Poe

sólo pudo acudir a su casa el día siguiente al funeral. Frente a su tumba, no

pudo resistir el dolor y cayó inanimado. Edgar, hasta el último día de su

vida, siempre que se expresó sobre ella lo hizo con ternura. Quizá suavizado

por la muerte de su mujer, Allan accedió finalmente a ayudar a Poe a

obtener el licenciamiento, aunque con la condición de que se alistase en la

Academia deWest Point.

Poe fue finalmente licenciado el 15 de abril de 1829, tras encontrar un

sustituto que lo reemplazase en su puesto. Antes de marchar a West Point,

se trasladó a Baltimore para pasar un tiempo con su tía viuda, Maria Clemm

(hermana de su padre), su hija, Virginia Eliza Clemm (prima del poeta), su

hermano William Henry, y su abuela inválida, Elizabeth Cairnes Poe. En ese

tiempo, publicó su segundo libro: Al Aaraaf, Tamerlane and Minor Poems

(Baltimore, 1829). El libro no fue del todo comprendido, y el autor fue en

general fustigado; sin embargo, el famoso crítico de la época John Neal tuvo

comentarios elogiosos para él: «será el primerísimo en las filas de los

verdaderos poetas», y la también importante Sarah Hale llegó a afirmar que

«recordaba a un poeta no menor que Shelley». Estas fueron las primeras

críticas que halagaron los oídos del poeta.

Viajó a West Point y se inscribió como cadete el 1 de julio de 1830. En

octubre de ese mismo año, John Allan se casó en segundas nupcias con

Louisa Patterson. Este matrimonio, así como las discusiones de Allan con su

protegido, en las cuales solían salir a relucir los hijos naturales de aquél,

provocaron el distanciamiento definitivo entre ambos. El poeta no aguantó

mucho tiempo la disciplina militar y provocó con su conducta que le juzgase

una corte marcial. El 8 de febrero de 1831 fue acusado de grave abandono

del servicio y desobediencia de las órdenes, al negarse a formar y no acudir

a las clases ni a la iglesia. Se declaró inocente para provocar directamente su

expulsión, a sabiendas de que hubiese sido encontrado culpable.

Partió hacia Nueva York en ese mismo mes de febrero. Publicó un tercer

libro de poemas, que tituló simplemente Poems. La publicación fue

sufragada por sus compañeros de West Point, muchos de los cuales

donaron, a razón de 75 centavos cada uno, a tal efecto. Poe logró así

recaudar en total 170 dólares. Los compañeros se llevarían una sorpresa,

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pues esperaban que los poemas fuesen del tipo satírico que Poe escribía en

West Point para burlarse de los oficiales al mando, y la obra es netamente

romántica. El libro fue impreso por Elam Bliss, de Nueva York, y apareció

como "Segunda edición" con la siguiente dedicatoria: «Este libro está

respetuosamente dedicado al Cuerpo de Cadetes de los Estados Unidos». El

libro reeditaba los poemas largos "Tamerlane" y "Al Aaraaf", además de

seis poemas inéditos, entre los cuales se hallaba la primera versión de "To

Helen", "Israfel" y "The City in the Sea". Regresó a Baltimore con su tía,

hermano y prima en el mes de marzo de 1831. Su hermano mayor, Henry,

que había estado delicado de salud, en parte debido a su alcoholismo, murió

el 1 de agosto de 1831. Poe se instaló en la buhardilla que había compartido

con su hermano, y pudo trabajar con relativa comodidad. Su atención

literaria, hasta el momento enfocada en exclusiva a la poesía, va a

trasladarse al cuento, género más "vendible", lo cual en esos momentos era

de importancia capital para el escritor y su familia.

Poe, periodista

Tras la muerte de su hermano, Edgar se esforzó de firme por labrarse una

carrera como escritor, encontrando, sin embargo, grandes dificultades,

debido en gran medida a la situación en que se hallaba el periodismo en su

país. De hecho, fue el primer estadounidense en esforzarse por vivir en

exclusiva de la escritura. Lo que más le perjudicó a tal efecto fue la

inexistencia en su tiempo de una ley internacional de copyright. Los

editores estadounidenses preferían piratear obras inglesas en lugar de pagar

a sus conciudadanos por las suyas. La industria editorial estaba, por

añadidura, muy afectada por la grave crisis económica que supuso el

llamado Pánico de 1837. A pesar del gran auge experimentado por las

publicaciones periódicas estadounidenses en ese período de tiempo, lo que

fue impulsado en parte por las nuevas tecnologías, la mayoría no tocaba más

que un número reducido de temas y por otra parte los periodistas

encontraban grandes dificultades para cobrar lo convenido a tiempo. Poe, en

sus intentos por abrirse camino en este mundo se veía continuamente

constreñido a pedir dinero a sus empleadores y a todo tipo de situaciones

humillantes relacionadas con la cuestión económica. Este triste estado de

cosas no mejoraría en toda su vida.

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Tras sus primeros intentos poéticos, el escritor dirigió sus miras a la prosa,

por los motivos antedichos. En1832 consigue publicar cinco relatos en el

periódico Saturday Courier, de Filadelfia. Entre ellos se incluye el primer

relato que escribió, de corte gótico: "Metzengerstein". En esa época empezó

a trabajar en su único drama, que nunca terminaría: Politian. En abril de

1833 envió una última carta a John Allan en la que le pedía

desesperadamente ayuda: «En nombre de Dios, ten piedad de mí y sálvame

de la destrucción.» Allan no le contestó. Afortunadamente, en esa época, el

Saturday Visitor, un periódico de Baltimore, otorgó al escritor un premio de

50 dólares por su cuento "Manuscrito encontrado en una botella". En 1834

murió su padrastro sin dejarle herencia, cosa que le afectó decisivamente.

"Manuscrito hallado en una botella" había llamado la atención de John P.

Kennedy, un acaudalado caballero de Baltimore, que ayudó a Poe a publicar

sus historias, presentándolo a Thomas W. White, editor del Southern

Literary Messenger, de Richmond (Virginia), periódico al que Poe estuvo

muy vinculado. Llegó a ser redactor del mismo en agosto de 1835; sin

embargo, perdió el puesto al cabo de pocas semanas al ser sorprendido en

estado de embriaguez en varias ocasiones. De regreso a Baltimore, contrajo

secretamente matrimonio con su prima Virginia Eliza Clemm el 22 de

septiembre de 1835. Ella contaba 13 años en ese momento, aunque en el

certificado de matrimonio que se expidió meses después aparecía registrada

con una edad de 21. Poe tenía 26. Readmitido por White con la promesa de

mejorar su comportamiento, volvió a Richmond con Virginia y su tía y ya

suegra, Maria Clemm. Se mantuvo en elMessenger hasta enero de 1837.

Durante este periodo la tirada del periódico pasó de 700 ejemplares a más de

5.000, debido a la fama adquirida por el escritor, ya nacional. Publicó en él

poemas, reseñas de libros, críticas literarias y obras de ficción. En mayo de

1836 se celebró un segundo casamiento con Virginia en Richmond; esta vez

la ceremonia tuvo carácter público.

A mediados de 1838, la familia se trasladó al centro literario norteamericano

de la época, la ciudad de Filadelfia (Pensilvania), y se instaló en una pobre

pensión. Debido a las estrecheces que pasaban, Poe se prestó a trabajos

impropios de su talento, como la publicación con su nombre de un texto de

conquiliología, hecho que luego le acarrearía grandes dificultades, ya que

fue acusado de plagio. Su novela La Narración de Arthur Gordon Pym fue

publicada en ese mismo año de 1838, obteniendo una buena acogida por

parte de la crítica. En el verano de 1839, Poe se convirtió en redactor jefe de

la publicación Burton's Gentleman's Magazine. En ella sacó a la luz

numerosos artículos, relatos y críticas literarias, lo que contribuyó a

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incrementar la reputación de que ya gozaba en el Southern Literary

Messenger. También en 1839, la colección Tales of the Grotesque and

Arabesque ("Cuentos de lo grotesco y arabesco") se publicó en dos

volúmenes; el escritor hizo poco dinero con esta obra, que recibió críticas de

distinto signo. La obra contiene algunos de los grandes relatos de su autor,

como "La caída de la Casa Usher", "Ligeia", "Manuscrito hallado en una

botella", etc. Poe dejó el Burton's después de colaborar en él

aproximadamente un año. Más tarde se enroló en otro periódico: el

Graham's Magazine. Estos trabajos permitieron a Poe mejorar la situación

de su esposa y la madre de ésta. Se trasladaron a vivir a una casa más

agradable, la primera vivienda digna desde los tiempos de Richmond. La

casa estaba en las afueras de la ciudad, y el escritor tenía que caminar varios

kilómetros diariamente para acudir al trabajo.

En junio de 1840, Poe publicó una información en la que anunciaba su

intención de crear su propio diario, el Stylus. Su primera idea fue llamarlo

The Penn, ya que estaría radicado en Filadelfia, Pensilvania. En el número

del 6 de junio de 1840 del Saturday Evening Post, de dicha ciudad, Poe

contrató un anuncio a tal efecto: «Información acerca del 'Penn Magazine',

publicación literaria mensual que se editará próximamente en Filadelfia a

cargo de Edgar A. Poe.» Pero estas iniciativas nunca llegaron a cuajar.

Una tarde de asueto de enero de 1842, se produjo un acontecimiento

decisivo en las vidas de Poe y familia. Su esposa, Virginia, mostró los

primeros signos de consunción propios de la enfermedad hoy conocida

como tuberculosis. Como extraído de una añeja novela romántica, Julio

Cortázar lo relata así en su biografía:

Poe y los suyos tomaban el té en su casa, en compañía de algunos amigos.

Virginia, que había aprendido a acompañarse en el arpa, cantaba con gracia

infantil las melodías que más le gustaban a «Eddie». Súbitamente su voz se

cortó en una nota aguda, mientras la sangre manaba de su boca.

El propio Poe describió el hecho como la rotura de un vaso sanguíneo en su

garganta. Ella sólo se recuperó momentáneamente. El escritor comenzó a

beber más de la cuenta debido a la ansiedad que le producía la enfermedad

de su mujer.

En ese tiempo trató de obtener un puesto en la administración del presidente

John Tyler, alegando pertenecer al Partido Whig. Expresó la esperanza de

ser nombrado para la aduana ("Custom House") de Filadelfia con la ayuda

del hijo del presidente, Robert, que era conocido de un amigo de Poe

llamado Thomas Frederick. Poe, sin embargo, a mediados de septiembre de

1842, no se presentó a una reunión con Thomas para tratar de su

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nombramiento. Puso como excusa encontrarse indispuesto, pero Thomas

creyó que lo que estaba era borracho. Posteriormente se prometió al escritor

una nueva cita, pero finalmente todos los puestos disponibles fueron

cubiertos por otras personas.

Dejó el Graham's y trató de encontrar un nuevo empleo. Finalmente regresó

a Nueva York, donde trabajó brevemente en el Evening Mirror.

Posteriormente se convirtió en redactor jefe del Broadway Journal, del que,

con el tiempo, llegó a ser propietario. Allí se granjeó la enemistad de

muchos escritores, entre otras cosas por acusar públicamente al laureado

poeta Henry Wadsworth Longfellow de plagio, aunque Longfellow nunca

respondió a esta acusación. El 29 de enero de 1845, su poema "El cuervo"

apareció en el Evening Mirror, convirtiéndose de la noche a la mañana en

un gran éxito popular, el primero de su carrera. Aunque convirtió a Poe en

una celebridad, el escritor obtuvo sólo 9 dólares por su publicación. En esa

época inició una relación, se dice que estrictamente platónica, con la poetisa

Frances Sargent Osgood, relación al parecer consentida por Virginia, que

veía en esta mujer una influencia beneficiosa sobre su marido. El devaneo

dio lugar a uno de los mayores escándalos en la vida del escritor, suscitando

infinidad de comentarios y habladurías entre los literati de la ciudad. El

origen de todo fue una mujer que Poe había desdeñado, también escritora:

Elizabeth F. Ellet, e involucró al matrimonio Poe, al matrimonio Osgood y a

otras personas. En 1847, Poe y Frances Osgood dejaron de verse

definitivamente.

El Broadway Journal cerró sus puertas por falta de liquidez en 1846. Poe se

trasladó a una casita de campo en Fordham, dentro del barrio del Bronx,

Nueva York. Esa casa, hoy conocida como el Cottage de Poe se encuentra

en la esquina entre el bulevar Grand Concourse y Kingsbridge Road.

Virginia, que no había podido superar la tuberculosis, murió allí el 30 de

enero de 1847. Los amigos de la familia recordarían después cómo Poe

siguió el cortejo fúnebre de su mujer envuelto en su vieja capa de cadete,

que durante meses había constituido el único abrigo de la cama de Virginia.

Los biógrafos del escritor han sugerido repetidamente que el tema frecuente

en su obra de la "muerte de una hermosa mujer" (en "El cuervo", por

ejemplo), parte de las varias pérdidas de mujeres a lo largo de su vida,

incluyendo la de su madre y su esposa.

A partir de la muerte de Virginia, la conducta de Poe «es la del que ha

perdido su escudo y ataca, desesperado, para compensar de alguna manera

su desnudez, su misteriosa vulnerabilidad».

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Cada vez más inestable, intentó cortejar a otra mujer: Sarah Helen Whitman,

poetisa mediocre pero mujer llena de inmaterial encanto, como las heroínas

de Poe. Sarah vivía en Providence, Rhode Island. Sus relaciones no

cuajaron, presumiblemente debido a los problemas de Poe con el alcohol y a

su conducta errática. Existe alguna evidencia de que la verdadera causante

de la ruptura pudo ser la madre de Whitman.97Poe buscó aún la compañía

de otras mujeres, como Marie Louise Shew o Annie Richmond. Hubo

incluso propuestas de matrimonio, pero que no llegaron a concretarse.

Pese a la desesperación y el desvarío, en ese tiempo surgen de su pluma

obras de importancia como el poema "Ulalume" y el alucinado ensayo

cosmogónico Eureka.

Su postrer reencuentro, en Richmond, con su antiguo amor de juventud,

Sarah Elmira Royster, lo animó una vez más a contraer matrimonio; la novia

puso la condición de que abandonara sus malos hábitos. La fecha de la boda

se concertó finalmente para el 17 de octubre de 1849. Se vio al escritor en la

ciudad de Richmond entusiasmado, e incluso feliz. Es en ese momento

cuando se le pierde el rastro, hasta su última aparición enBaltimore.

El 3 de octubre de 1849, Poe fue hallado en las calles de Baltimore en

estado de delirio, «muy angustiado, y (...) necesitado de ayuda inmediata».

Fue trasladado al Washington College Hospital, donde murió el domingo, 7

de octubre, a las 5:00 de la madrugada. En ningún momento fue capaz de

explicar cómo había llegado a dicha situación, ni por qué motivo llevaba

ropas que no eran suyas. La leyenda, recogida por Julio Cortázar y otros

autores, cuenta que en sus últimos momentos invocaba obsesivamente a un

explorador polar, llamado Reynolds, que había servido de referente para su

novela de aventuras fantásticas La narración de Arthur Gordon Pym, y que

al expirar pronunció estas palabras: «¡Que Dios ayude a mi pobre alma!

Tanto los informes médicos, como el certificado de defunción se perdieron.

Los periódicos de la época informaron de que la muerte de Poe se debió a

"congestión" o "inflamación" cerebral, el eufemismo que solía utilizarse

para los fallecimientos por motivos más o menos vergonzantes, como el

alcoholismo.

Hoy en día, la causa exacta de la muerte continúa siendo un misterio,

aunque desde 1872 se cree que pudo deberse al abuso de agentes electorales

sin escrúpulos, que en la época solían utilizar a pobres incautos,

emborrachándolos, para hacerles votar varias veces por el mismo candidato.

Las especulaciones han incluido el delírium tremens, el ataque cardíaco,

epilepsia, sífilis, meningitis y el cólera.

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Un enemigo gratuito

El día del fallecimiento del escritor apareció una larga esquela en el

periódico New York Tribune firmada por un tal "Ludwig". Esta esquela fue

reproducida por numerosos medios a través de todo el país. Comienza así:

«Edgar Allan Poe ha muerto. Murió anteayer en Baltimore. Esta noticia

sorprenderá a muchos, y algunos se apenarán.» "Ludwig" fue identificado

muy pronto como Rufus Wilmot Griswold, un editor, crítico y antologista

que había demostrado gran aversión hacia Poe ya desde 1842. De cualquier

manera Griswold incomprensiblemente logró convertirse en el albacea

literario ("literary executor") del escritor, aplicándose a destruir su

reputación después de su muerte.

Este individuo escribió con posterioridad un artículo biográfico largo sobre

el escritor titulado "Memoir of the Author" ('Memoria del autor'), con el que

encabezó un volumen de las obras de Poe. Aquí éste aparecía descrito como

un ser depravado, borracho, drogadicto y perturbado, y se aportaban

diversas cartas del propio Poe como evidencia. Muchas de sus afirmaciones

eran burdas mentiras o verdades a medias. Por ejemplo, ahora está

demostrado que Poe no fue drogadicto. La versión de Griswold fue

denunciada por aquellos que conocieron bien a Poe, pero no pudo evitarse

que se convirtiera en la más aceptada popularmente. Esto ocurrió en parte

porque era la única biografía completa disponible, reimpresa varias veces, y

en parte porque los lectores se entusiasmaban ante la idea de estar leyendo

las obras de un malvado. En cuanto a las cartas presentadas por Griswold

como prueba se demostró pronto que no eran más que falsificaciones.

Su herencia literaria

El alcance de la influencia de Poe en todos los ámbitos literarios es

inabarcable. El crítico David Galloway ha resaltado que la misma se basa en

«la fuerza de su profunda inteligencia creadora que pudo hacer cristalizar

actitudes, técnicas e ideas que nos parecen particularmente modernas», pero

es sobre todo por lo que respecta a sus repercusiones en el movimiento

simbolista francés, en la estética poética del decadentismo inglés, en la

génesis de la ficción detectivesca, en la configuración del motivo novelesco

del Doppelgänger (el doble) o en la concepción de un arte narrativo afín a

las teorías formalistas y estructuralistas. Otras influencias no tan claras,

aunque muy patentes: su incidencia en la ciencia-ficción, el sello del

absurdismo grotesco en la narrativa sureña contemporánea, el impacto de su

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radicalismo estético en la poesía transcendentalista norteamericana, su

aportación a la tradición gótica de la novela y el alcance de su filosofía

científica y de sus conocimientos psicológicos y parapsicológicos, así como

el de su crítica literaria.

Durante toda su vida, Poe fue principalmente reconocido como crítico

literario. Su amigo, también crítico, James Russell Lowell, lo llamó «el

crítico más exigente, filosófico y sin miedo a obras imaginativas que ha

escrito en América», aunque se preguntaba si alguna vez utilizaba ácido

prúsico en lugar de tinta. También muy conocido como escritor de ficción,

fue uno de los primeros autores estadounidenses del siglo XIX en llegar a

ser más popular en Europa que en su país. El respeto que se le tiene en

Francia es debido principalmente a las tempranas traducciones de su obra

por parte de Charles Baudelaire, traducciones que pronto fueron

consideradas definitivas en toda Europa.

Las obras policíacas de Poe protagonizadas por el ficticio C. Auguste

Dupin, fueron tierra abonada para toda la literatura del género posterior. Sir

Arthur Conan Doyle declaró: «Cada una de estas obras constituye una raíz

de la que ha brotado toda una literatura... ¿Dónde estaba la literatura

policíaca antes de que Poe le insuflara el aliento de vida.». La asociación

Mystery Writers of America ha denominado en su memoria sus más

importantes galardones: los Edgars. Poe también influyó decisivamente en

la ciencia-ficción, muy notablemente en Julio Verne, quien escribió una

secuela de la novela poeana La narración de Arthur Gordon Pym. Verne la

tituló La esfinge de los hielos. El autor de ciencia-ficción H. G. Wells

apuntó que «Pym narra todo aquello que una inteligencia de primer orden

era capaz de imaginar sobre el Polo Sur hace un siglo».

Al igual que otros artistas célebres, las obras de Poe han conocido multitud

de imitadores. Una corriente muy interesante es la de aquellos clarividentes

o personas con poderes paranormales que se autoproclaman canales de

ultratumba de la voz poética de Poe. Uno de los más singulares fue la

poetisa Lizzie Doten, quien, en 1863, publicó Poems from the Inner Life

('Poemas de la vida interior'), en el que aparecen presuntos poemas

recibidos del espíritu de Poe. Estas piezas no eran más que refritos de

poemas como "The Bells", pero reflejando una nueva y positiva

significación.

Aunque jamás encontraría en España la larga estela de adeptos que ha

tenido en Francia, es muy conocido su peso en el marco de la narrativa

hispanoamericana, con Cortázar y Borges a la cabeza. «La constante

reedición de su obra narrativa, sin embargo, es indudablemente la prueba

Page 15: Edgar Allan Poe Poemas

más fehaciente de que Poe continúa ejerciendo una influencia poderosa y

magnética sobre el lector español. La escasez de estudios críticos en

castellano merecería ser disculpada por este motivo.»

Polémicas

Por supuesto, no todo en la vida y, principalmente, en la obra de Poe, han

sido aplausos y alabanzas. . El poeta William Butler Yeats fue muy crítico

con el bostoniano, llamándolo "vulgar". Ralph Waldo Emerson reaccionó

contra "El cuervo" afirmando: «Nada veo en él.»2 y refiriéndose a su autor

como "el hombre campanilla", frase que recuerda Borges en un escrito sobre

Poe. Aldous Huxley escribió que la escritura de Poe "incurría en la

vulgaridad" al ser "demasiado poética", y veía su equivalente en el hecho de

llevar un anillo de diamantes en cada dedo.

En este punto dejo hablar a Julio Verne quien dice: ―Edgard Poe no parece

haber visitado París, de la cual describe de forma inexacta ciertas calles en

uno de sus cuentos‖, sin embargo Julio Verne también recibió la influencia

de este ser genial, controvertido, incomprendido y solitario.

En 2009 se cumplieron 200 años de su nacimiento y 160 de su muerte. Casi

nadie lo recordó, por lo menos no se dio la importancia que debían tener

estos aniversarios de uno de los más grandes creadores en lengua inglesa.

NOTAS:

1- Esta biografía no termina acá, en este punto; en la segunda parte encontrarán detalladas y

clasificadas por géneros las obras completas de Edgar Allan Poe.

2- Para no abusar en el uso de las comillas, a lo largo del artículo, quiero remitir a los lectores a

las fuentes de donde salió esta biografía, por si les interesa leer aun más del escritor, crítico y

poeta:

Edgar Allan Poe. NARRACIONES COMPLETAS. Ed. AGUILAR, Madrid, 1958

Edgar Allan Poe. Narraciones extraordinarias. Biblioteca básica Salvat. 1970

ENCARTA 2009; biblioteca virtual.

www.wikipedia.org

[email protected]

Biblioteca personal de Edgar Tarazona Angel

Page 16: Edgar Allan Poe Poemas

Poemas

Page 17: Edgar Allan Poe Poemas

El Cuervo

Cierta noche aciaga, cuando, con la mente cansada,

meditaba sobre varios libracos de sabiduría ancestral

y asentía, adormecido, de pronto se oyó un rasguido,

como si alguien muy suavemente llamara a mi portal.

"Es un visitante -me dije-, que está llamando al portal;

sólo eso y nada más."

¡Ah, recuerdo tan claramente aquel desolado diciembre!

Cada chispa resplandeciente dejaba un rastro espectral.

Yo esperaba ansioso el alba, pues no había hallado calma

en mis libros, ni consuelo a la perdida abismal

de aquella a quien los ángeles Leonor podrán llamar

y aquí nadie nombrará.

Cada crujido de las cortinas purpúreas y cetrinas

me embargaba de dañinas dudas y mi sobresalto era tal

que, para calmar mi angustia repetí con voz mustia:

"No es sino un visitante que ha llegado a mi portal;

un tardío visitante esperando en mi portal.

Sólo eso y nada más".

Mas de pronto me animé y sin vacilación hablé:

"Caballero -dije-, o señora, me tendréis que disculpar

pues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguido

y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal

que dudé de haberlo oído...", y abrí de golpe el portal:

sólo sombras, nada más.

La noche miré de lleno, de temor y dudas pleno,

y soñé sueños que nadie osó soñar jamás;

pero en este silencio atroz, superior a toda voz,

sólo se oyó la palabra "Leonor", que yo me atreví a susurrar...

sí, susurré la palabra "Leonor" y un eco volvióla a nombrar.

Sólo eso y nada más.

Aunque mi alma ardía por dentro regresé a mis aposentos

pero pronto aquel rasguido se escuchó más pertinaz.

"Esta vez quien sea que llama ha llamado a mi ventana;

veré pues de qué se trata, que misterio habrá detrás.

Si mi corazón se aplaca lo podré desentrañar.

¡Es el viento y nada más!".

Page 18: Edgar Allan Poe Poemas

Mas cuando abrí la persiana se coló por la ventana,

agitando el plumaje, un cuervo muy solemne y ancestral.

Sin cumplido o miramiento, sin detenerse un momento,

con aire envarado y grave fue a posarse en mi portal,

en un pálido busto de Palas que hay encima del umbral;

fue, posóse y nada más.

Esta negra y torva ave tocó, con su aire grave,

en sonriente extrañeza mi gris solemnidad.

"Ese penacho rapado -le dije-, no te impide ser

osado, viejo cuervo desterrado de la negrura abisal;

¿cuál es tu tétrico nombre en el abismo infernal?"

Dijo el cuervo: "Nunca más".

Que una ave zarrapastrosa tuviera esa voz virtuosa

sorprendióme aunque el sentido fuera tan poco

cabal,

pues acordaréis conmigo que pocos habrán tenido

ocasión de ver posado tal pájaro en su portal.

Ni ave ni bestia alguna en la estatua del portal

que se llamara "Nunca más".

Mas el cuervo, altivo, adusto, no pronunció desde

el busto,

como si en ello le fuera el alma, ni una sílaba más.

No movió una sola pluma ni dijo palabra alguna

hasta que al fin musité: "Vi a otros amigos volar;

por la mañana él también, cual mis anhelos,

volará".

Dijo entonces :"Nunca más".

Esta certera respuesta dejó mi alma traspuesta;

"Sin duda - dije-, repite lo que ha podido acopiar

del repertorio olvidado de algún amo desgraciado

que en su caída redujo sus canciones a un refrán:

"Nunca, nunca más".

Como el cuervo aún convertía en sonrisa mi porfía

planté una silla mullida frente al ave y el portal;

y hundido en el terciopelo me afané con recelo

en descubrir que quería la funesta ave ancestral

al repetir: "Nunca más".

Page 19: Edgar Allan Poe Poemas

Esto, sentado, pensaba, aunque sin decir palabra

al ave que ahora quemaba mi pecho con su mirar;

eso y más cosas pensaba, con la cabeza apoyada

sobre el cojín purpúreo que el candil hacía brillar.

¡ Sobre aquel cojín purpúreo que ella gustaba de usar,

y ya no usará nunca más!.

Luego el aire se hizo denso, como si ardiera un incienso

mecido por serafines de leve andar musical.

"¡Miserable! -me dije-. ¡Tu Dios estos ángeles dirige

hacia ti con el filtro que a Leonor te hará olvidar!

¡Bebe, bebe el dulce filtro, y a Leonor olvidarás!".

Dijo el cuervo: "Nunca más".

"¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!

¿Del Tentador enviado o acaso una tempestad

trajo tu torvo plumaje hasta este yermo paraje,

a esta morada espectral? ¡Mas te imploro, dime ya,

dime, te imploro, si existe algún bálsamo en Galaad!"

Dijo el cuervo: "Nunca más".

"¡Profeta! -grité-, ser malvado, profeta eres, diablo alado!

Por el Dios que veneramos, por el manto celestial,

dile a este desventurado si en el Edén lejano

a Leonor, ahora entre ángeles, un día podré abrazar".

Dijo el cuervo: "¡Nunca más!".

"¡Diablo alado, no hables más!", dije, dando un paso atrás;

¡Que la tromba te devuelva a la negrura abisal!

¡Ni rastro de tu plumaje en recuerdo de tu ultraje

quiero en mi portal! ¡Deja en paz mi soledad!

¡Quita el pico de mi pecho y tu sombra del portal!"

Dijo el cuervo: "Nunca más".

Y el impávido cuervo osado aun sigue, sigue posado,

en el pálido busto de Palas que hay encima del portal;

y su mirada aguileña es la de un demonio que sueña,

cuya sombra el candil en el suelo proyecta fantasmal;

y mi alma, de esa sombra que allí flota fantasmal,

no se alzará...¡nunca más!.

Page 20: Edgar Allan Poe Poemas

Un Sueño en un Sueño

¡Recibe en la frente este beso!

Y, por librarme de un peso

antes de partir, confieso

que acertaste si creías

que han sido un sueño mis días;

¿Pero es acaso menos grave

que la esperanza se acabe

de noche o a pleno sol,

con o sin una visión?

Hasta nuestro último empeño

es sólo un sueño en un sueno.

Me encuentro en la costa fría

Que agita la mar bravía,

Oprimiendo entre mis manos,

Como arenas, oro en granos.

¡Que pocos son! Y allí mismo,

De mis dedos al abismo

Se desliza mi tesoro

Mientras lloro, ¡mientras lloro!

¿Evitare ¡oh Dios! su suerte

oprimiéndolos mas fuertes?

¿Del vacío despiadado

Ni uno solo habré salvado?

¿Cuánto hay de grande o pequeño

Solo es un sueño en un sueño?

Page 21: Edgar Allan Poe Poemas

Annabel Lee

Hace muchos, muchos años, en un reino junto al mar,

Habitaba una doncella cuyo nombre os he de dar,

Y el nombre que daros puedo es el de Annabel Lee,

quien vivía para amarme y ser amada por mí.

Yo era un niño y era ella una niña junto al mar,

En el reino prodigioso que os acabo de evocar.

Más nuestro amor fue tan grande cual jamás yo presentí,

Más que el amor compartimos con mi bella Annabel Lee,

Y los nobles de su estirpe de abolengo señorial

Los ángeles en el cielo envidiaban tal amor,

Los alados serafines nos miraban con rencor.

Aquel fue el solo motivo, ¡hace tanto tiempo ya!,

por el cual, de los confines del océano y más allá,

Un gélido viento vino de una nube y yo sentí

Congelarse entre mis brazos a mi bella Annabel Lee.

La llevaron de mi lado en solemne funeral.

A encerrarla la llevaron por la orilla de la mar

A un sepulcro en ese reino que se alza junto al mar,

Los arcángeles que no eran tan felices cual los dos,

Con envidia nos miraban desde el reino que es de Dios.

Ese fue el solo motivo, bien lo podéis preguntar,

Pues lo saben los hidalgos de aquel reino junto al mar,

Por el cual un viento vino de una nube carmesí

Congelando una noche a mi bella Annabel Lee.

Nuestro amor era tan grande y aún más firme en su candor

Que aquel de nuestros mayores, más sabios en el amor.

Ni los ángeles que moran en su cielo tutelar,

Ni los demonios que habitan negros abismos del mar

Podrán apartarme nunca del alma que mora en mí, Espíritu luminoso de mi

hermosa Annabel Lee.

Pues los astros no se elevan sin traerme la mirada

Celestial que, yo adivino, son los ojos de mi amada.

Y la luna vaporosa jamás brilla baladí

Pues su fulgor es ensueño de mi bella Annabel Lee.

Page 22: Edgar Allan Poe Poemas

Yazgo al lado de mi amada, mi novia bien amada,

Mientras retumba en la playa la nocturna marejada,

Yazgo en su tumba labrada cerca del mar rumoroso,

En su sepulcro a la orilla del océano proceloso.

Page 23: Edgar Allan Poe Poemas

La Durmiente

Era la medianoche, en junio, tibia, bruna.

Yo estaba bajo un rayo de la mística luna,

Que de su blanco disco como un encantamiento

Vertía sobre el valle un vapor soñoliento.

Dormitaba en las tumbas el romero fragante,

Y al lago se inclinaba el lirio agonizante,

Y envueltas en la niebla en el ropaje acuoso,

Las ruinas descansaban en vetusto reposo.

¡Mirad! También el lago semejante al Leteo,

Dormita entre las sombras con lento cabeceo,

Y del sopor consciente despertarse no quiere

Para el mundo que en torno lánguidamente

muere

Duerme toda belleza y ved dónde reposa

Irene, dulcemente, en calma deleitosa.

Con la ventana abierta a los cielos serenos,

De claros luminares y de misterios llenos.

¡Oh, mi gentil señora, ¿no te asalta el espanto?

¿Por qué está tu ventana, así, en la noche abierta?

Los aires juguetones desde el bosque frondoso,

Risueños y lascivos en tropel rumoroso

Inundan tu aposento y agitan la cortina

Del lecho en que tu hermosa cabeza se reclina,

Sobre los bellos ojos de copiosas pestañas,

Tras los que el alma duerme en regiones extrañas,

Como fantasmas tétricos, por el sueño y los muros

Se deslizan las sombras de perfiles oscuros.

Oh, mi gentil señora, ¿no te asalta el espanto?

¿Cuál es, di, de tu ensueño el poderoso encanto?

Debes de haber venido de los lejanos mares

A este jardín hermoso de troncos seculares.

Extraños son, mujer, tu palidez, tu traje,

Y de tus largas trenzas el flotante homenaje;

Pero aún es más extraño el silencio solemne

En que envuelves tu sueño misterioso y perenne.

La dama gentil duerme. ¡Que duerman para el mundo!

Todo lo que es eterno tiene que ser profundo.

El cielo lo ha amparado bajo su dulce manto,

Page 24: Edgar Allan Poe Poemas

Trocando este aposento por otro que es más santo,

Y por otro más triste, el lecho en que reposa.

Yo le ruego al Señor, que con mano piadosa,

La deje descansar con sueño no turbado,

Mientras que los difuntos desfilan por su lado.

Ella duerme, amor mío. ¡Oh!, mi alma le desea

Que así como es eterno, profundo el sueño sea;

Que los viles gusanos se arrastren suavemente

En torno de sus manos y en torno de su frente;

Que en la lejana selva, sombría y centenaria,

Le alcen una alta tumba tranquila y solitaria

Donde flotan al viento, altivos y triunfales,

De su ilustre familia los paños funerales;

Una lejana tumba, a cuya puerta fuerte

Piedras tiró, de niña, sin temor a la muerte,

Y a cuyo duro bronce no arrancará más sones,

Ni los fúnebres ecos de tan tristes mansiones

¡Qué triste imaginarse pobre hija del pecado.

Que el sonido fatídico a la puerta arrancado,

Y que quizá con gozo resonara en tu oído,

de la muerte terrífica era el triste gemido!

Page 25: Edgar Allan Poe Poemas

Leonora

¡El vaso se hizo trizas! Desapareció su esencia

¡Se fue; se fue! ¡Se fue; se fue!

Doblad, doblad campanas, con ecos plañideros,

Que un alma inmaculada de Estigia en los linderos

Flotar se ve.

Y tú, Guy de Vere, ¿qué hiciste de tus lágrimas?

¡Ah, déjalas correr!

Mira, el angosto féretro encierra a tu Leonora;

Oye los cantos fúnebres que entona el fraile; ahora

Ven a su lado, ven.

Antífonas salmodien a la que un noble cetro

Fue digna de regir;

Un ronco De Profundis a la que yace inerte,

Que con morir

Indignos, los que amábais en ella solamente

Las formas de mujer,

Pues su altivez nativa os imponía tanto,

Dejasteis que muriera, cuando el fatal quebranto

Posó sobre su sien.

¿Quién abre los rituales? ¿Quién va a cantar el Réquiem?

Quiero saberlo, ¿quién?

¿Vosotros miserables de lengua ponzoñosa

Y ojos de basilisco? ¡Mataron a la hermosa,

Que tan hermosa fue!

¿Peccavimus cantasteis? Cantasteis en mala hora

El Sabbath entonad;

Que su solemne acento suba al excelso trono

Como un sollozo amargo que no suscite encono

En la que duerme en paz.

Ella, la hermosa, la gentil Leonora,

Emprendió el vuelo en su primer aurora;

Ella, tu novia, en soledad profunda

¡Huérfano te dejó!

Ella, la gracia misma ora reposa

En rígida quietud; en sus cabellos

Hay vida aún; mas en sus ojos bellos

Page 26: Edgar Allan Poe Poemas

¡No hay vida, no, no, no!

¡Atrás! Mi corazón late de prisa

Y en alegre compás. ¡Atrás! No quiero

cantar el De Profundis majadero,

Porque es inútil ya.

Tenderé el vuelo y al celeste espacio

me lanzaré en su noble compañía.

¡Voy contigo, alma mía, sí, alma mía¡

Y un peán te cantaré!

¡Silencio las campanas! Sus ecos plañideros

Acaso lo hagan mal.

No turben con sus voces la beatitud de un alma

Que vaga sobre el mundo con misteriosa calma

y en plena libertad.

Respeto para el alma que los terrenos lazos

Triunfante desató;

Que ahora luminosa flotando en el abismo

Ve amigos y contrarios; que del infierno mismo

al cielo se lanzó.

Si el vaso se hizo trizas, su eterna esencia libre

¡Se va, se va!

¡callad, callad campanas de acentos plañideros,

que su alma inmaculada del cielo en los linderos

Tocando está!

Page 27: Edgar Allan Poe Poemas

Las Campanas

I

¡Escuchad el tintineo!

!La sonata

Del trineo

Con cascabeles de plata!

¡Qué alegría tan jocunda nos inunda al escuchar

la errabunda melodía de su agudo tintinear!

¡Es como una epifanía,

En la ruda racha fría,

la ligera melodía!

¡Cómo fulgen los luceros!

-¡Verdaderos

Reverberos !-Con

idéntica armonía

A la clara melodía

Cintilando, cintilando, cintilando,

¡Cómo los cascabeles

van sonando!

Y en un mismo son, son único,

Que igualiza un ritmo rúnico,

Los luceros siguen fieles

Cascabeles, cascabeles, cascabeles

El son de los cascabeles,

Cascabeles, cascabeles, cascabeles

Cascabeles,

¡El son grato, que a rebato, surge en los cascabeles!

II

Escuchar el almo coro

Sonoro

Que hacen las campanas todas:

¡Son las campanadas de oro

De las bodas!

¡Oh, qué dicha tan profunda nos inunda al escuchar

La errabunda melodía de su claro repicar!

¡Cómo revuela al desgaire

Esta música en el aire!

¡Cómo a su feliz murmullo

Sonoro,

Con sus claras notas de oro,

Page 28: Edgar Allan Poe Poemas

Se aúna la tórtola con su arrullo,

Bajo la luz de la luna!

¡Qué armonía

Se vacía

De la alegre sinfonía

De este día!

¡Cómo brota

Cada nota!:

Fervorosamente, dice

la felicidad remota

Que predice.

Y a la voz de una campana, siguen las de sus hermanas

Las campanas,

Las campanas, las campanas, las campanas, las campanas,

las campanas, las campanas, las campanas,

En sonoro ritmo de oro, de almo coro, ¡las campanas!

III

¡Oíd cual suena el bordón!:

el bordón

De son bronco

Que pone en el corazón

El espanto con su son,

Con su son de bronce, ronco.

¡Que tristeza tan profunda nos apresa al escuchar

Cómo reza, gemebunda, la fiereza del llamar!

Cómo su son taciturno,

En el silencio nocturno

Es grito desesperado

Que no es casi pronunciado

¡De aterrado!

Grito de espanto ante el fuego

Y agudo alarido luego,

Es un clamor que se extiende,

Que el espacio ronco, hiende

Y que llama;

Que defiende

Y que clama, clama, clama,

Que clama pidiendo auxilio

En tanto que ve el exilio

De aquellos que el fuego, ciego y arrollador, empobrece

Y el fuego que ataca y crece,

Mientras se oye el ronco son,

El somatén del bordón,

Del bordón, bordón, bordón

Page 29: Edgar Allan Poe Poemas

¡Del bordón!

¡Cómo el alma se desgarra

Cuando el son del bordón narra

La aflicción

¡De aquellos que arruina el fuego!

Y, cómo nos dice luego

Los progresos que hace el fuego

-Que va a tientas como ciego-El

somatén del bordón,

¡Que es toda una narración!

¡Oh, la tempestad de ira

En la que el bordón delira

Y en que convulso, delira!

El alma escucha anhelante

la queja que da el bordón

Con su son;

El bordón que da su son,

El bordón, bordón, bordón,

¡El bordón!

Que es toda una narración el somatén del bordón

Del bordón, del bordón, del bordón

Del bordón, del bordón, del bordón

¡Del bordón!

El grito ante el infinito, cual proscrito, ¡del bordón

IV

¡Escuchad cómo la esquila,

Cómo el esquilón de hierro,

Llama con voz que vacila,

Al entierro!

Qué meditación profunda nos inunda al escuchar

la errabunda y gemebunda melodía del sonar

¡Cómo llena de pavura

Su son en la noche obscura!

¡Cómo un estremecimiento

Nos recorre el pensamiento

que provoca su lamento!

Cuando sueña

La grave esquila de hierro, con su lúgubre toquido,

Con su lúgubre toquido que la medianoche llena.

¡Es que las almas en pena

Se han reunido!

¡Oh, la danza

Al son que toda la esquila,

En una noche intranquila,

Page 30: Edgar Allan Poe Poemas

Su tijera de luz lila,

Tocando en visión del Juicio la noche sin esperanza!

Entonces, ya no vacila

La grave voz de la esquila,

De la esquila, de la esquila, de la esquila,

de la esquila, de la esquila,

Sino que suena furiosa,

Con su voz cavernosa,

Y, en un mismo son, son único,

Que igualiza un ritmo rúnico,

Algún ronco rayo truena

Y se alumbra con relámpagos la noche sin esperanza,

Mientras las almas en pena

Giran, giran su danza

Bajo la triste luz lila.

Y en tanto se oye la grave, la grave voz de la esquila,

De la esquila, de la esquila,

De la esquila, de la esquila, de la esquila, de la esquila,

Y en el mismo son, son único,

Que igualiza un ritmo rúnico,

Mientras se oye, la triste, la triste voz

De la esquila,

De la esquila,

Furibundo rayo truena,

El relámpago cintila

Y los espectros en pena

Danzan al son de la esquila,

De la esquila, de la esquila, de la esquila,

de la esquila, de la esquila,

Y en un mismo son, son único,

Que igualiza un ritmo rúnico,

Danzan al son de la esquila,

De la esquila, de la esquila,

de la esquila, de la esquila, de la esquila,

¡De la esquila!

Y mientras que el rayo truena,

Que el relámpago cintila

Y que con furor terrible, danzan las almas en pena,

Se oye la voz de la esquila,

De la esquila, de la esquila, de la esquila,

De la esquila, de la esquila,

la voz de cuento lamento ¡de la esquila!

Page 31: Edgar Allan Poe Poemas

Un Enigma

«Raras veces rencontramos –dice Salomón Don Duce-,

la mitad de una idea en el más profundo soneto.

a través de todas las endebles cosas que vemos de una vez

tan fácilmente como a través de un sombrero de Nápoles,

¡basura de basura!, ¿Cómo puede una señora ponérselo?,

todavía más pesado que las cosas de Petrarca,

sin sentido como la pelusa de un búho que el más débil soplo,

gira dentro de papel de seda mientras se lee»

Y, en verdad, Salomón acierta.

las jarreteras de los generales son insignificantes

burbujas efímeras y tan transparentes.

pero esto es, ahora, -puedes confiar en ello-

estable, opaco, inmortal: todo a fuerza

de los queridos nombres que yacen escondidos en su seno.

Page 32: Edgar Allan Poe Poemas

País de Hadas

Oscuros valles y tenebrosos pantanos,

sombríos bosques,

cuyas formas no podemos adivinar

al impedirlo las lágrimas que caen por todas partes.

Enormes lunas que aparecen y desaparecen

una vez, y otra vez, y otra vez,

a cada momento en la noche

—siempre cambiando de lugar—

y oscurecen los rayos del lucero

con el aliento de sus pálidos rostros.

Alrededor de las doce por el reloj lunar

una un poco más nebulosa que las demás

(en un juicio,

decidieron que era la mejor)

desciende —abajo, más abajo—

con su centro sobre la corona

de la cumbre de una montaña,

mientras que su amplia circunferencia

de flotantes vestiduras cae

sobre aldeas, sobre pórticos,

donde quiera que estén

—sobre los lejanos bosques, sobre el mar—

sobre los espíritus alados,

sobre las cosas adormecidas,

y las envuelve completamente

en un laberinto de luz,

y entonces, ¡qué profunda! ¡oh, profunda!

Es la pasión de su sueño.

Por la mañana se levantan

y su envoltura de luna

se eleva en los cielos,

con la tempestad cuando se sacuden,

como —casi como cualquier cosa—

un albatros amarillo.

Page 33: Edgar Allan Poe Poemas

No usan más esta luna

para el mismo fin que antes

—o sea a guisa de tienda—

lo cual encuentro extravagante:

sus partículas, de todas formas,

se disuelven y caen en cascada,

y aquellas mariposas,

de la Tierra, que buscan los cielos

y así bajan otra vez

(¡cosas nunca contentas!)

Han traído alguna de ellas

En sus temblorosas alas.

Page 34: Edgar Allan Poe Poemas

A Helena

Helena, tu belleza es para mí

como aquellos antiguos barcos de Nicea,

que suavemente, sobre el profundo mar,

se abrían camino, cansados, fatigados,

hacia la orilla de su nativa tierra.

Vagando por mares procelosos y anhelados,

tu pelo de Jacinto, tu rostro clásico,

tu aire de Náyade me han devuelto a mi casa

a la gloria que fue Grecia,

y la grandeza que fue Roma.

¡Mira! ¡En tu resplandeciente nicho de cristal

te veo en pie como una estatua

con la lámpara de ágata en tu mano!

¡Ah, Psique de las regiones que

son tierras santas!

Page 35: Edgar Allan Poe Poemas

Israfel

Vive un espíritu en el cielo

«las fibras de mi alma son cuerdas de un laúd»;

nadie canta tan libremente bien

como el ángel Israfel,

y las casquivanas estrellas (así dice la leyenda),

cesan en sus himnos, y atienden al encanto

de su voz, enmudecidas.

Allá arriba vacilando

en su punto más alto

la luna enamorada

se ruboriza de amor,

mientras que, para escuchar, el rojo relámpago

(incluyendo las veloces Pléyades,

que eran siete)

hace una pausa en el cielo.

Dicen (el coro de estrellas

y todo lo que escucha)

que el fuego de Israfel

se debe a la lira

con la que toca y se acompaña

—las tremolantes ondas

de esas cuerdas extrañas—.

Pero los cielos que ese ángel pisó,

Donde los profundos pensamientos son obligación

—donde Amor es un dios adulto—

Donde las miradas de las huríes

están llenas de la belleza

que nosotros adoramos en las estrellas.

Por lo tanto, no estás equivocado,

Israfel, cuando desprecias

una canción desapasionada.

¡A ti pertenecen los laureles,

al mejor vate, porque eres el más sabio!

¡Alegre y larga vida!

Allá arriba los éxtasis

se adaptan a tu ardiente medida

—tu pesar, tu alegría, tu odio, tu amor,

Page 36: Edgar Allan Poe Poemas

con el fervor de tu laúd—.

¡Bien pueden callarse las estrellas!

Sí, el cielo es tuyo; pero éste

es un mundo de dulzuras y amarguras;

nuestras flores son simplemente… flores,

y la sombra de tu perfecta bendición

es para nosotros luz del sol.

Si yo pudiera vivir

donde Israfel

ha vivido, y él donde vivo yo,

no cantaría tan libremente bien

una melodía mortal,

en tanto que una nota más audaz que ésta se elevara

desde mi lira al interior del cielo.

Page 37: Edgar Allan Poe Poemas

La ciudad en el fondo del mar

¡Mira! La muerte se ha izado un trono

en una extraña y solitaria ciudad

allá lejos en el sombrío Oeste,

donde el bueno y el malo y el mejor y el peor

han ido a su reposo eterno

allí capillas y palacios y torres

(torres devoradoras de tiempo que no se estremecen)

no se asemejan a nada que sea nuestro.

En los alrededores, olvidadas por vientos inquietos

resignadamente bajo el cielo

las melancólicas aguas reposan.

No bajan rayos de luz del santo cielo

a esta ciudad de la eterna noche.

Pero una luz interior del lívido mar

Proyecta silenciosas torrecillas

—resplandecen los pináculos por todas partes—

cúpulas-agujas, salones reales

pórticos, paredes estilo babilónico,

sombrías y olvidadas glorietas

de hiedra esculpida y flores pétreas,

y muchos, muchos maravillosos santuarios

cuyos ensortijados frisos entrelazan

la viola, la violeta y la vid.

Resignadamente bajo el cielo

las melódicas aguas reposan.

Tanto se mezclan allí las torres y las sombras

que parecen péndulos en el aire

mientras que desde una altiva torre en la ciudad

la muerte mira hacia abajo como desde una enormidad.

Allí los tiempos abiertos y las descubiertas tumbas

bostezan a nivel con las luminosas olas,

pero no las riquezas que allí yacen

en cada uno de los ojos de diamante del ídolo

—los muertos alegremente enjoyados no

tientan las aguas desde sus lechos—;

pues no se rizan las ondas, ¡ay!,

en este desierto de cristal—.

Ninguna ola sugiere que los vientos han estado

En mares menos espantosamente serenos.

Page 38: Edgar Allan Poe Poemas

¡Pero, mira! ¡Algo se agita en el aire!

La ola. ¡Hay un movimiento allí!,

como si las torres se hubieran apartado,

sumergiéndose lentamente, la lenta marea,

como si sus cimas débilmente hubieran dejado

un vacío en el brumoso cielo.

Las olas tienen ahora un brillo rojizo

las olas respiran desmayadas y lentas.

y cuando ya no hay lamentos terrenales

baja, baja esta ciudad hasta donde se quedará desde ahora.

El infierno, elevándose desde mil tronos,

le hará reverencias.

Page 39: Edgar Allan Poe Poemas

El valle de la inquietud

Una vez sonrió un silencioso valle

donde nadie habitaba;

se habían ido a las guerras,

confiando a las estrellas de suaves ojos

cada noche, desde sus azules torres,

la vigilancia sobre las flores,

en medio de las cuales todo el día

la roja luz del sol descansaba perezosa.

Ahora cada visitante confesará

la inquietud del triste valle.

Nada es allá inmóvil,

nada salvo el aire que cavila

sobre la mágica soledad.

¡Ah! ¡Ningún viento agita esos árboles,

que palpitan como los fríos mares

alrededor de las brumosas Hébridas!

¡Ah! ¡Ningún viento mueve aquellas nubes,

que susurran a través del sin sosiego cielo,

inquietamente, desde la mañana hasta la noche,

sobre las violetas allí yacen

en incontables tipos para el ojo humano,

sobre os lirios que allí se agitan

y lloran sobre una desconocida tumba!

Ondean: de sus fragantes cabezas

el eterno rocío que derrama gota a gota.

Lloran: de sus delicados tallos

Lágrimas perennes descienden como joyas.

Page 40: Edgar Allan Poe Poemas

El Coliseo

¡Modelo de la antigua Roma! ¡Rico relicario

de excelsa contemplación dejado al tiempo

los siglos no fueron enterrados por la pompa!

A la larga —a la larga— después de tantos días

de cansado peregrinaje y ardiente sed,

(sed por los manantiales de sabiduría que en ti yacen)

yo me arrodillo, un hombre cambiado y sencillo,

entre tus sombras, y así bebo dentro de

mi alma tu grandeza, oscuridad y gloria.

¡Inmensidad! ¡Edad y memorias de antigüedad!

¡Silencio y desolación y oscura noche!

Te siento ahora —te siento en tu fuerza—.

¡Oh! ¡Hechizos más seguros que cualquier rey de Judá

educado en los jardines de Getsemaní!

¡Oh encantos más potentes que el rapto de Caldea

que se toma de las estrellas silenciosas!

¡Aquí, donde un héroe cayó, una columna cayó!

¡Aquí, donde la única águila resplandeció en oro

una vigilia de medianoche sostiene el oscuro murciélago!

¡Aquí, donde las damas de Roma doraron sus cabellos

que ondeaban al viento, ahora ondean el junco y la caña!

¡Aquí, donde en dorado trono el monarca se recostó,

se desliza, como un espectro en su casa de mármol,

alumbrado por la lánguida luz de la luna,

el ligero y silencioso lagarto de las piedras!

¡Mas escucha!! Estas paredes, están arcadas cubiertas de hiedra,

estas moldeadas bases, estos tristes y ennegrecidos fustes,

estos confusos entablamentos, estos desmoronados frisos,

estas rotas cornisas, este desastre, esta ruina,

estas piedras —¡ay! Estas grises piedras— ¿son todas ellas

todas, de la fama y lo colosal dejadas

por corrosivas horas al Destino y a mí?

«¡No todas!» —el eco me contesta— «¡no todas!

»Proféticos y recios sonidos, se elevan para siempre

»dese nosotras, desde todas las ruinas, para los sabios,

»como una melodía de Memnón al sol.

»Regimos los corazones de los hombres más poderosos, regimos

»con despótico poder las mentes gigantes.

»No somos impotentes —nosotras, descoloridas piedras,

Page 41: Edgar Allan Poe Poemas

»no todo nuestro poder se ha ido, no toda nuestra forma,

»no toda la magia de nuestro elevado renombre,

»no todo el asombro que nos rodea—

»no todos los misterios que en nosotras yacen,

»no todas las memorias que se suspenden encima

»y se agarran alrededor de nosotras como un traje,

»vistiéndonos con un manto de algo más que la gloria.»

Page 42: Edgar Allan Poe Poemas

Un sueño dentro de un sueño

¡Toma este beso en tu frente!

Y, en el momento de abandonarte,

déjame confesarte lo siguiente:

no te equivocas cuando consideras

que mis días han sido un sueño;

y si la esperanza se ha desvanecido

en una noche o en un día,

en una visión o fuera de ella,

¿es por ello menos ida?

Todo lo que vemos o parecemos

no es más que un sueño en un sueño.

Yo permanezco en el rugido

de una ribera atormentada por las olas,

y aprieto en la mano

granos de arena de oro.

¡Qué pocos y cómo se escurren

entre mis dedos al abismo,

mientras lloro, mientras lloro!

¡Oh Dios!, ¿no puedo yo estrecharlos

con más ceñido puño?

¡Oh, Dios!, ¿no puedo salvar

ni uno, de la despiadada ola?

¿Todo lo que vemos o parecemos

no es más que un sueño dentro de un sueño?

Page 43: Edgar Allan Poe Poemas

El Lago: A…

En la primavera de mi juventud era mi destino

buscar un lugar del ancho mundo

que no pudiera amar menos,

tan hermosa era la soledad

del apartado lago, rodeado de negras rocas,

y altos pinos que se elevaban alrededor

Pero cuando la noche había extendido su manto

sobre aquel lugar, como encima de todo,

y el místico viento pasaba

murmurando una melodía,

entonces, oh entonces, me despertaba

al terror del solitario lago.

Pero el terror no era espanto,

sino tembloroso deleite,

un sentimiento que ninguna riqueza

me podría hacer decir ni sobornar a definir,

ni el amor, aunque fuera el tuyo.

La muerte estaba en aquella ola venenosa,

y en su golfo un ajustado sepulcro

para el que desde allí podía traer solaz

a su solitaria imaginación,

cuya solitaria alma podía hacer

un Edén de aquel oscuro lago.

Page 44: Edgar Allan Poe Poemas

Al Río

Hermoso río! en el resplandor, límpida corriente

de cristal, errante agua.

Eres un emblema del brillo,

de belleza, de no escondido corazón,

la juguetona sombra de arte

en la hija del viejo Alberto;

pero cuando ella mira en tu ola,

que reluce entonces, y tiembla,

pues, entonces, el más bonito de los arroyos

se parece a su adorador;

ya que en su corazón, como en tu arroyo

la imagen de ella profundamente yace,

el corazón de él que tiembla ante el rayo de luz

de los ojos de ella que indagan el alma.

Page 45: Edgar Allan Poe Poemas

Canción

Te vi en tu día nupcial,

cuando un ardiente rubor te cubrió,

aunque la felicidad se extendía a tu alrededor.

El mundo era todo amor ante ti:

Y en tus ojos comenzaba a crecer una luz

(por cualquier razón)

era todo lo que en el mundo mi dolorosa visión

de la belleza podía captar.

Aquel rubor, quizás, era vergüenza de virgen,

tal como bien puede pasar,

aunque su brillo ha levantado una más feroz llama

en el pecho de él, ¡ay!

Quien te vio en aquel día nupcial,

cuando aquel profundo rubor te cubriera,

aunque la felicidad a tu alrededor se extendiera

y todo el mundo fuera amor ante ti.

Page 46: Edgar Allan Poe Poemas

Espíritu de los muertos

I

Tu alma se encontrará sola a sí misma

en medio de oscuros pensamientos de las piedras de la tumba gris.

Nadie, entre toda la multitud, espía

en tu hora de secreto.

II

Sé silencioso en esa soledad,

que no es tristeza de estar solo, pues entonces

los espíritus de la muerte que estuvieron

en la vida antes que tú, están de nuevo

en la muerte a tu alrededor. Y su voluntad

habrá de subyugarte: no te muevas.

III

La noche, aunque clara, fruncirá el ceño,

y las estrellas no mirarán hacia abajo,

desde sus altos tronos en el cielo

con luz como esperanza dada a los mortales.

Pero sus rojos ojos, sin rayo

parecerán para tu cansancio

como una quemadura y una fiebre

que se adheriría a ti para siempre.

IV

Ahora hay pensamientos que tú no prohibirás.

Ahora hay visiones que no desterrarán.

No pasarán de tu espíritu

jamás, como gotas de rocío de la hierba.

V

La brisa, la respiración de Dios, está quieta,

y la niebla sobre la colina

tenebrosa, tenebrosa, todavía intacta,

es un símbolo y una señal

de cómo se sostiene sobre los árboles

un misterio de misterios.

Page 47: Edgar Allan Poe Poemas

Un Peán

I

¿Cómo será leído el rito del entierro?

¿La solemne canción cantada?

¿El réquiem para las más bella muerta,

que haya muerto tan joven?

II

Sus amigos están contemplándola,

en su vistoso féretro.

¡Y lloran! ¡Oh!, deshonrar

la belleza muerta, con una lágrima!

III

Ellos la amaban por su riqueza

la odiaban por su orgullo.

Pero ella creció con salud feble,

y ellos la aman, pues murió.

IV

Ellos me dicen (mientras hablan

de su "costosa mortaja bordada")

que mi voz se está volviendo débil,

que no debería cantar de ningún modo.

V

¡Oh, que mi tono debiera

adecuarse a tan solemne canción

tan lastimera, tan lastimera,

que la muerta no sintiese agravio.

VI

Pero ella se ha ido arriba,

con la joven esperanza a su lado,

y yo estoy embriagado con el amor

de la muerta, que es mi novia.

Page 48: Edgar Allan Poe Poemas

VII

De la muerta de la muerta que yace

toda perfumada aquí,

con la muerte en los ojos,

y la vida en el cabello.

VIII

Así en el ataúd recio y largo

yo golpeo. El susurro enviado

por las grises cámaras a mi canción

será el acompañamiento.

IX

Tú bien moriste en el junio de tu vida,

pero no moriste demasiado bella

no moriste demasiado pronto,

no con demasiada calma en el aire.

X

Por eso, para ti esta noche

no elevaré un réquiem,

pero te llevaré en tu vuelo,

con un peán de antaño.

Page 49: Edgar Allan Poe Poemas

Solo

Desde el tiempo de mi niñez, no he sido

como otros eran, no he visto

como otros veían, no pude sacar

mis pasiones desde una común primavera.

De la misma fuente no he tomado

mi pena; no se despertaría

mi corazón a la alegría con el mismo tono;

y todo lo que quise, lo quise solo.

Entonces -en mi niñez- en el amanecer

de una muy tempestuosa vida, se sacó

desde cada profundidad de lo bueno y lo malo

el misterio que todavía me ata:

desde el torrente o la fuente,

desde el rojo peñasco de la montaña,

desde el sol que alrededor de mí giraba

en su otoño teñido de oro,

desde el rayo en el cielo

que pasaba junto a mí volando,

desde el trueno y la tormenta,

y la nube que tomó la forma

(cuando el resto del cielo era azul)

de un demonio ante mi vista.

Page 50: Edgar Allan Poe Poemas

Un Sueño

¡Recibe en la frente este beso!

Y, por librarme de un peso

antes de partir, confieso

que acertaste si creías

que han sido un sueño mis días;

¿Pero es acaso menos grave

que la esperanza se acabe

de noche o a pleno sol,

con o sin una visión?

Hasta nuestro último empeño

es sólo un sueño dentro de un sueno.

Frente a la mar rugiente

que castiga esta rompiente

tengo en la palma apretada

granos de arena dorada.

¡Son pocos! Y en un momento

se me escurren y yo siento

surgir en mí este lamento:

¡Oh Dios! ¿Por qué no puedo

retenerlos en mis dedos?

¡Oh Dios! ¡Si yo pudiera

salvar uno de la marea!

¿Hasta nuestro último empeño

es sólo un sueño dentro de un sueño?

Versión de Carlos Arturo Torres

Page 51: Edgar Allan Poe Poemas

Soneto a la ciencia

¡Ciencia! ¡verdadera hija del tiempo tú eres!

que alteras todas las cosas con tus escrutadores ojos.

¿Por qué devoras así el corazón del poeta,

buitre, cuyas alas son obtusas realidades?

¿Cómo debería él amarte? o ¿cómo puede juzgarte sabia

aquel a quien no dejas en su vagar

buscar un tesoro en los enjoyados cielos,

aunque se elevara con intrépida ala?

¿No has arrebatado a Diana de su carro?

¿Ni expulsado a las Hamadríades del bosque

para buscar abrigo en alguna feliz estrella?

¿No has arrancado a las Náyades de la inundación,

al Elfo de la verde hierba, y a mí

del sueño de verano bajo el tamarindo?

Page 52: Edgar Allan Poe Poemas

A ...

Las enramadas donde veo

en sueños, las más variadas

aves cantoras, son labios y son

tus musicales palabras susurradas.

Tus ojos, entronizados en el cielo,

caen al fin desesperadamente

¡oh Dios!, en mi funérea mente

como luz de estrellas sobre un velo.

Oh, tu corazón... suspiro al despertar

y duermo para soñar hasta que raya el día

en la verdad que el oro jamás podrá comprar

y en las bagatelas que sí podría.

Page 53: Edgar Allan Poe Poemas

Lucero vespertino

Ocurrió una medianoche

a mediados de verano;

lucían pálidas estrellas

tras el potente halo

de una luna clara y fría

que iluminaba las olas

rodeada de planetas,

esclavos de su señora.

Detuve mi mirada

en su sonrisa helada

-demasiado helada para mí-;

una nube le puso un velo

de lanudo terciopelo

y entonces me fijé en ti.

Lucero orgulloso,

remoto, glorioso,

yo siempre tu brillo preferí;

pues mi alma jalea

la orgullosa tarea

que cumples de la noche a la mañana,

y admiro más, desde luego,

tu lejanísimo fuego

que esa otra luz, más fría, más cercana.

Versión de Andrés Ehrenhaus

Page 54: Edgar Allan Poe Poemas

Balada nupcial

En mi dedo el anillo,

la guirnalda nupcial mi sien decora;

de sedas y diamantes busco el brillo,

y soy feliz ahora.

Y mi señor me brinda amor seguro;

pero al decirme ayer cuánto me adora,

tembló mi corazón, como al conjuro,

de "quien cayó en la guerra", al pie del muro,

y que es feliz ahora.

Pero él tranquilizóme, y en mi frente

besó la palidez que le enamora.

Y he aquí que en un ensueño, vi presente,

al muerto D'Elormy: -suyo, en mi frente,

fue el beso; y suspiré ( ¡cuán dulcemente! ):

"-¡Ah, soy feliz ahora!"

Y si pude otorgar palabra nueva,

así el voto juré, y aunque traidora,

y aunque un luto de amor el alma lleva,

ved brillar ese anillo que "me prueba"

que soy feliz ahora.

¡Ah! ilumíneme Dios aquel pasado,

pues si sueña o no sueña el alma ignora,

y el corazón se oprime, y conturbado

pregúntase, oh Señor, si el "Olvidado"

será feliz ahora!

Versión de Carlos Obligado

Page 55: Edgar Allan Poe Poemas

El valle intranquilo

Hubo un tiempo en que el valle sonreía,

silencioso, aunque nadie allí vivía;

su gente había marchado hacia la guerra

confiando el cuidado de esa sierra,

por la noche, a la mirada fiel

de las estrellas desde su azul cuartel

y de día, a los rojos resplandores

del sol que dormitaba entre las flores.

Mas ahora para todo visitante

el valle triste es inquieto e inquietante.

Nada allí se detiene un solo instante...

nada salvo el aire que se cierne

sobre la soledad mágica y perenne.

¡Ah, ningún viento agita los ramajes

que palpitan como el glacial oleaje

en torno a las Hébridas salvajes!

¡Ah, ningún viento empuja el furtivo

manto de nubes que, sin respiro,

surcan durante el día el cielo esquivo

sobre las violetas allí esparcidas

como ojos humanos de mil medidas...!

sobre las ondeantes azucenas

que lloran junto a las tumbas ajenas!

Ondean: y en sus pétalos más tiernos

se juntan gotas de rocío sempiterno.

Lloran: y por sus tallos claudicantes

bajan perennes lágrimas como diamantes.

Page 56: Edgar Allan Poe Poemas

Para Annie

¡Gracias a Dios! la crisis, el mal ha pasado y la lánguida enfermedad ha desaparecido por

fin, y la fiebre llamada «vivir» está vencida.

Tristemente, sé que estoy desposeído de mi fuerza, y no muevo un músculo mientras

estoy tendido, todo a lo largo. Pero, ¿qué importa? Siento que voy mejor paulatinamente.

Y reposo tan tranquilamente, en el presente, en mi lecho, que a contemplarme se me

creería muerto, y podría estremecer al que me viera, creyéndome muerto.

Las lamentaciones y los gemidos, los suspiros y las lágrimas son apaciguadas entre tanto

por esta horrible palpitación de mi corazón; ¡ah, esta horrible palpitación!

La incomodidad, —el disgusto — el cruel sufrimiento— han cesado con la fiebre que

enloquecía mi cerebro, con la fiebre llamada «vivir» que consumía mi cerebro.

Y de todos los tormentos, aquel que más tortura ha cesado: el terrible tormento de la sed

por la corriente oscura de una pasión maldita. He bebido de un agua que apaga toda sed.

He bebido de un agua que corre con sonido arrullador, de una fuente subterránea pero

poco profunda, de una caverna que no está muy lejos, bajo tierra.

Ah! que no sea dicho jamás: mi cuarto está obscuro, mi lecho es estrecho; porque jamás

ningún hombre durmió en lecho igual —y para dormir verdaderamente, es en un lecho

como éste en el que hay que acostarse.

Mi alma tantalizada reposa dulcemente aquí, olvidando, sin recordarlas jamás, sus rosas,

sus antiguas ansias de mirtos y de rosas.

Pues ahora, mientras reposa tan tranquilamente, imagina a su alrededor, una más santa

fragancia de pensamientos, una fragancia de romero mezclado a pensamientos, a sabor

callejero y al de los bellos y rígidos pensamientos.

Y así yace ella, dichosamente sumergida en recuerdos perennes de la constancia y de la

belleza de Annie, anegada en un beso a las trenzas de Annie.

Tiernamente me abraza, apasionadamente me acaricia. Y entonces caigo dulcemente

adormecido sobre su seno, profundamente adormido del cielo de su seno.

Y así reposo tan tranquilamente en mi lecho —conociendo su amor— que me creeis

muerto. Y así reposo, tan serenamente en mi lecho, —con su amor en mi corazón,— que

me creéis muerto, que os estremecéis al verme, creyéndome muerto.

Page 57: Edgar Allan Poe Poemas

Pero mi corazón es más brillante que todas las estrellas del cielo, porque brilla para

Annie, abrasado por la luz del amor de mi Annie, por el recuerdo de los bellos ojos

luminosos de mi Annie

1849

Traducción de Alberto Lasplaces

Page 58: Edgar Allan Poe Poemas

El Dorado

Brillantemente ataviado, un galante caballero, viajó largo tiempo al sol y a la sombra,

cantando su canción, a la busca del Eldorado.

Pero llegó a viejo, el animoso caballero, y sobre su corazón cayó la noche porque en

ninguna parte encontró la tierra del Eldorado.

Y al fin, cuando le faltaron las fuerzas, pudo hallar una sombra peregrina. — Sombra, —

le preguntó— ¿dónde podría estar esa tierra del Eldorado?

— «Más allá de las montañas de la Luna, en el fondo del valle de las sombras; cabalgad,

cabalgad sin descanso —respondió la sombra,— si buscáis el Eldorado....».

1849

Traducción de Alberto Lasplaces

Page 59: Edgar Allan Poe Poemas

Eulalia

Vivía sólo en un mundo de lamentaciones y mi alma era una onda estancada, hasta que la

bella y dulce Eulalia llegó a ser mi pudorosa compañera, hasta que la joven Eulalia, la de

los cabellos de oro, llegó a ser mi sonriente compañera.

¡Ah! las estrellas de la noche brillan bastante menos que los ojos de esa radiante niña! Y

jamás girón de vapor emergido en un irisado claro de luna, podrá compararse al bucle

más descuidado de la modesta Eulalia, podrá compararse al bucle más humilde y más

descuidado de Eulalia, la de los brillantes ojos!

La duda y la pena no me invaden jamás, ahora, porque su alma me entrega suspiro por

suspiro. Y durante todo el dia, Astarté resplandece brillante y fuerte en el cielo, en tanto

que siempre hacia ella, mi querida Eulalia, levanta sus ojos de esposa, en tanto que

siempre hacia ella mi joven Eulalia eleva sus bellos ojos violetas!..

1845

Traducción de Alberto Lasplaces

Page 60: Edgar Allan Poe Poemas

El gusano vencedor

¡Ved!; es noche de gala en estos últimos años solitarios. Una multitud de ángeles alados,

adornados con velos y anegados en lágrimas, se halla reunida en un teatro para

contemplar un drama de esperanzas y de temores mientras la orquesta suspira por

intervalos la música de las esferas.

Actores creados a la imagen del Altísimo, murmuran en voz baja y saltan de un lado al

otro; pobres fantoches que van y vienen a órdenes de vastas creaturas informes que

cambian la decoración a su capricho, sacudiendo con sus alas de cóndor a la invisible

desgracia.

Este drama abigarrado —estad seguro que no será olvidado,— con su fantasma

perseguido siempre por una muchedumbre que no puede atraparlo, en un círculo que gira

siempre sobre sí mismo y vuelve sin cesar al mismo punto; ese drama en el cual forman el

alma de la intriga mucha locura y todavía más pecado y horror!....

Pero ved, a través de la bulla de los actores como una forma rampante hace su entrada!

Una cosa roja, color sanguinolento viene retorciéndose de la parte solitaria de la escena.

¡Cómo se retuerce! Con mortales angustias los actores constituyen su presa, y los ángeles

sollozan viendo esas mandíbulas de gusano teñirse en sangre humana.

Todas las luces se apagan, todas, todas. Sobre cada forma todavía tiritante, el telón, como

un paño mortuorio, desciende con un ruido de tempestad. Y los ángeles, todos pálidos y

macilentos se levantan y cubriéndose afirman que ese drama es una tragedia que se llama

«El Hombre» de la cual el héroe es el Gusano Vencedor...!

1838.

Traducción de Alberto Lasplaces

Page 61: Edgar Allan Poe Poemas

A la señorita * * *

¿Qué me importa si mi suerte terrestre no encierra en mí mismo más que una pequeña

cosa de esta tierra? ¿Qué me importa si años de amor son olvidados en un momento de

odio?

No lloro en forma alguna porque los desolados sean más dichosos que yo, pequeña, sino

porque veo que os afligís por el destino de éste que no es sino un transeúnte sobre la

tierra...

1829.

Page 62: Edgar Allan Poe Poemas

A la señorita * * *

Las umbrías bajo las cuales veo, en mis ensueños, los más traviesos pájaros cantores, son

labios; y toda la melodía de tu toz no es hecha sino por palabras creadas por tus labios.

De tus ojos, engastados en el santuario celeste de tu corazón, caen las miradas desoladas

ahora, ¡oh Dios!, sobre mi espíritu fúnebre, como la luz de una estrella sobre un sudario.

¡Tu corazón, tu corazón! Me despierto y suspiro y vuelvo a dormirme para ensoñar hasta

el día de la verdad, que el oro, —capaz de tantas locuras,— no podrá jamás comprar.

1829.

Page 63: Edgar Allan Poe Poemas

La romanza

¡Oh romanza que gustas cantar, la frente adormecida y las alas plegadas, entre las hojas

verdes agitadas a lo lejos sobre algún lago umbrío, tú has sido para mí un papagayo de

vivos colores, un pájaro muy familiar; tú me has enseñado a leer mi alfabeto, a balbucear

todas mis primeras palabras, mientras que, niño de mirada sagaz, me hundía en huraños

bosques.

En estos últimos tiempos, el eterno Cóndor de los tiempos ha estremecido de tal modo mi

cielo hasta en sus alturas, agrandando el tumulto producido por el pasaje y la huida de los

años, y tengo tan obstinadamente los ojos fijos en el inquietante horizonte, que no me

queda tiempo para mis dulces ocios.

Page 64: Edgar Allan Poe Poemas

El día más feliz

El día más feliz, la hora más dichosa, los ha conocido mi corazón agotado y marchito;

pero siento que ha desaparecido ya mi más alta esperanza de orgullo y de poderío.

¿He dicho de poderío? Sí. Pero desde hace largo tiempo, ¡ay de mí! se han desvanecido

los bellos ensueños de la juventud; han pasado ya: dejémoslos que se desvanezcan!

Y tú, orgullo, ¿qué haré de ti ahora? Otra frente puede bien heredar el veneno que me has

dado. Que por lo menos mi espíritu permanezca tranquilo.

El día más hermoso, la hora más feliz que mis ojos hayan visto y hayan podido ver jamás,

mi más brillante mirada de orgullo y de poderío, todo eso ha existido pero ya no existe;

yo lo siento.

Y si esa esperanza de orgullo y de poderío me fuera ofrecida ahora acompañada de un

dolor semejante al que experimento, no quisiera revivir esa hora brillante.

Porque bajo su ala llevaba una obscura mezcla y mientras volaba, dejaba caer una esencia

todopoderosa para consumir un alma que tan bien la conocía.

1827.

Page 65: Edgar Allan Poe Poemas

IMITACIÓN

Una ola insondable de invencible orgullo, un misterio y un sueño, tal debió parecer mi

primera edad. Yo añado que ese sueño estaba atravesado por un pensamiento huraño,

siempre despierto, de seres que han existido, y que mi espíritu no hubiera apercibido

jamás si los hubiera dejado pasar cerca de mí, bajo mi ensoñadora pupila. Que ningún

otro, acá abajo, herede esta visión de mi espíritu, de esos pensamientos que a cada

instante quisiera dominar y que se extienden como un hechizo sobre mi alma. Porque, al

fin, esa brillante esperanza y ese tiempo liviano se han ido, y mi reposo terrestre, me ha

dejado, él también, con un suspiro, al pasar. Entre tanto, no me preocupo de que él

perezca con un pensamiento que entonces amaba....!

1827.

Page 66: Edgar Allan Poe Poemas

Estrellas fijas (TO HELEN)

I

Te vi un punto;

era una noche de julio, noche tibia y perfumada,

noche diáfana,

de la Luna plena y límpida,

límpida como tu alma,

descendían

sobre el parque adormecido gráciles velos de plata;

ni una ráfaga

el infinito silencio

y la quietud perturbaban;

en el parque

evaporaban las rosas los perfumes de sus almas,

para que los recogieras

en aquella noche mágica;

para que tú lo aspiraras su último aliento exhalaban,

como en una muerte extática;

y era una selva encantada,

y era una noche de ensueños y claridades fantásticas!

II

¡Toda de blanco vestida,

toda blanca

sobre un banco de violetas

reclinada

te veía,

y a las rosas moribundas y a ti una luz tenue y diáfana

alumbraba,

luz de perla diluida

en un éter de suspiros y de evaporadas lágrimas!

Page 67: Edgar Allan Poe Poemas

III

¿Qué hado extraño

(¿fué ventura, fué desgracia?)

me condujo

aquella noche hasta el parque de las rosas que exhalaban

los suspiros perfumados

de su alma!

Ni una hoja

susurraba;

no se oía

una pisada,

todo mudo,

todo en calma,

todo en sueño

menos tú y yo (¡cuál me agito al unir las dos palabras!)

menos tú y yo. De repente

todo cambia.

De la Luna la luz límpida, la luz de perla se apaga,

el perfume de las rosas muere en las dormidas auras,

los senderos se obscurecen

expiran las violas castas,

menos tú y yo, todo huye, todo muere, todo pasa...

¡Todo se apaga y se extingue menos tus hondas miradas,

tus dos ojos donde arde

tu alma!

Y sólo veo entre sombras aquellos ojos...

¡Oh, amada!

¡Qué tristezas extrahumanas,

qué irreales

leyendas de amor relatan!

¡Qué misteriosos dolores,

qué sublimes esperanzas,

qué mudas renunciaciones

expresan aquellos ojos que en las sombras fijan en mí sus miradas!

Page 68: Edgar Allan Poe Poemas

IV

¡Noche obscura,

ya Diana

entre turbios nubarrones hundió la faz plateada;

y tú sola

en medio de la avenida

funeraria,

te deslizas

ideal, mística y blanca,

te deslizas y te alejas incorpórea cual fantasma;

sólo flotan tus miradas,

sólo tus ojos perennes,

tus ojos de hondas miradas

fijos quedan!

A través de los espacios y los tiempos marcan, marcan

mi sendero, y no me dejan cual me dejó la esperanza.

¡Van siguiéndome,

siguiéndome

como dos estrellas cándidas,

cual fijas estrellas dobles en el Cielo apareadas!

En la noche

solitaria

purifican con sus rayos y mi corazón abrasan

y me prosterno ante ellos con adoración extática;

y en el día

no se ocultan cual se ocultó mi esperanza;

por todas partes me siguen mirándome fijamente

en mi espíritu clavadas...

¡Misteriosas y lejanas

me persiguen tus miradas

como dos estrellas fijas, como dos estrellas tristes,

como dos estrellas blancas!

Page 69: Edgar Allan Poe Poemas

DREAMLAND

I

En una senda abandonada y triste

que recorren tan sólo ángeles malos,

una extraña Deidad la negra Noche

ha erigido su trono solitario;

allí llegué una vez; crucé atrevido

de Thule ignota los contornos vagos

y al Reino entré que extiende sus confines

fuera del Tiempo y fuera del Espacio.

II

Valles sin lindes, mares sin riberas,

cavernas, bosques densos y titánicos,

montañas que a los cielos desafían

y hunden la base en insondables lagos,

en lagos insondables siempre mudos

de misteriosos bordes escarpados,

gélidos lagos, cuyas muertas aguas

un Cielo copian tétrico y extraño.

III

Orillas de esos lagos que reflejan

siempre un Cielo fatídico y huraño

cerca de aquellos bosques gigantescos,

enfrente de esos negros océanos,

al pie de aquellos montes formidables,

de esas cavernas en los hondos antros,

vense a veces fantasmas silenciosos

que pasan a lo lejos sollozando,

fúnebres y dolientes... ¡son aquellos

amigos que por siempre nos dejaron,

caros amigos para siempre idos,

fuera del Tiempo y fuera del Espacio!

Page 70: Edgar Allan Poe Poemas

IV

Para el alma nutrida de pesares,

para el transido corazón, acaso

es el asilo de la paz suprema,

del reposo y la calma en Eldorado.

Pero el viajero que azorado cruza

la región no contempla sin espantos

que a los mortales ojos sus misterios

perennemente seguirán sellados,

así lo quiere la Deidad sombría

que tiene allí su imperio incontrastado.

V

Por esa senda desolada y triste

que recorren tan sólo ángeles malos,

senda fatal donde la Diosa Noche

ha erigido su trono solitario,

donde la inexplorada, última Thule

esfuma en sombras sus cotornos vagos,

con el alma abrumada de pesares,

transido el corazón, he paseado...

¡He paseado en pos de los que huyeron

fuera del Tiempo y fuera del Espacio!

Page 71: Edgar Allan Poe Poemas

ULALUME

I

Los cielos cenicientos y sombríos,

crespas las hojas, lívidas y mustias,

y era una noche del doliente octubre

del tiempo inmemorial entre las brumas,

era en las tristes márgenes del Auber,

el lago tenebroso de aguas mudas,

ante los bosques tétricos del Weir,

la región espectral de la pavura.

II

A solas con mi alma, recorría

avenida titánica y obscura

de fúnebres cipreses... con mi alma,

con Psiquis, alma que al misterio turba...

Era la edad del corazón volcánico

como las llamas del Yanek sulfúreas,

como las lavas del Yanek que brotan

allá del polo en la región nocturna.

III

Pocas palabras nos dijimos, era

como una confidencia íntima y muda;

palabras serias, pensamientos graves

que la memoria para siempre turban;

no recordamos que era el triste octubre,

que era la noche (¡noche infausta y única

no recordamos la región del Auber

que tanto conoció mi desventura,

ni el bosque fantasmático del Weir,

la región espectral de la pavura.

Page 72: Edgar Allan Poe Poemas

IV

Y cuando la noche ya avanza

de estrellas al vago tremer,

al fin de la obscura avenida

un lánguido rayo se ve,

fulgor diamantino que anuncia

de fúnebre velo al través,

que emerge de nube fantástica

la Luna, la blanca Astarté.

V

Y yo dije a mi alma: «Más que Diana

ardiente, aquella misteriosa Luna

rueda al través de un éter de suspiros;

lágrimas de su faz una por una

caen donde el gusano nunca muere.

Para mostrarnos la celeste ruta

y el alma imperio de la paz Letea

atrás dejó al león en las alturas,

del león las estrellas traspasando,

del león a despecho, ora nos busca

y sus miradas límpidas y dulces

son las miradas que el amor anuncian.»

VI

Mas Psiquis dijo señalando al Cielo:

«La palidez de ese astro me conturba;

pronto, huyamos de aquí, pronto, es preciso.»

Y de sus alas recogió las plumas

con intenso terror, y sollozando,

presa de pronto de invencible angustia

plegó las alas, hasta el polvo frío

lentas dejando descender las plumas.

Page 73: Edgar Allan Poe Poemas

VII

Y yo le dije: «Tu terror es vano,

sigamos esa luz trémula y pura,

que nos bañen sus rayos cristalinos,

sus rayos sibilinos que ya auguran

é irradian la belleza y la esperanza.

Mira: la senda de los cielos busca;

sigamos sin temor sus limpios rayos

que ellos a playa llevarán segura,

sigamos esa luz limpia y tranquila

a través de la bóveda cerúlea.

VIII

Tranquilicé a mi Psiquis, y besándola,

de su mente aparté las inquietudes

y sus zozobras disipé profundas,

y convencerla que siguiera pude.

Llegamos hasta el fin; ¡ojalá nunca

llegara! Al fin de la avenida lúgubre

nos detuvo la puerta de una tumba

(¡oh, triste noche del lejano octubre!

nos detuvo la losa de una tumba,

de legendario monumento fúnebre.

¡Oh, hermana! —dije— ¿Qué inscripción confusa

en la sellada losa se descubre?

Respondióme: «Ulalume», esta es su tumba,

¡la tumba de tu pálida Ulalume!

IX

Quedó mi corazón como ese Cielo

ceniciento, como esas hojas mustias,

como esas hojas yertas y crispadas...

¡Ay! pensé: el mismo octubre fué, sin duda

fué en esa misma noche cuando vine

al través del horror y de la bruma

aquí trayendo mi doliente carga...

¡Oh, noche infausta, infausta cual ninguna!

Page 74: Edgar Allan Poe Poemas

¡Oh! ¿Qué infernal espíritu me trajo

a esta región fatal de la tristura?

Bien reconozco el mudo lago de Auber,

y esta comarca que el horror anubla,

y el bosque fantasmático de Weir,

la región espectral de la pavura!

Page 75: Edgar Allan Poe Poemas

El lago

En la primavera de mi juventud, fué mi destino no frecuentar de todo el vasto mundo sino

un solo lugar que amaba más que todos los otros, tanta era de amable la soledad de su

lago salvaje, rodeado por negros peñascos y de altos pinos que dominaban sus

alrededores.

Pero cuando la noche tendía su sudario sobre ese lugar como sobre todas las cosas, y se

agregaba el místico viento murmurando su melodía, entonces, ¡oh, entonces se despertaba

siempre en mí el terror por ese lago solitario!

Y sin embargo ese terror no era miedo, sino una turbación deliciosa, un sentimiento que

ninguna mina de piedras preciosas podría inspirarme o convidarme a definir, ni el amor

mismo, aunque ese amor fuera el tuyo.

La muerte reinaba en el seno de esa onda envenenada, y en su remolino había una tumba

bien hecha para aquel que pudiera beber en ella un consuelo a su imaginación taciturna,

para aquel cuya alma desamparada pudiera haberse hecho un Edén de ese lago velado.

1827.