Edgar Wind - Los Misterios Paganos Del Renacimiento

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Transcript of Edgar Wind - Los Misterios Paganos Del Renacimiento

EDGAR WIND

LOS MISTERIOS PAGi\NOS DEL RENACIMIENTO

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BIBLIOTECA DE LAS HISTORIAS SERIE ICONOLOGICA

BARRAL EDITORES1972

Ttulo de la edicin original: Pagan mysteries in tite Renaissance (Faher and Faber , Londres, 1968) Traduccin de Javier Fernndez de Castro y Julio Bayn

AMaurice Bowra

Primera edicin, diciembre 1972

Edgar Wind, 1958, 1968 de los derechos en lengua castellana y de la traduccin espaola: BARRAL EDITORES, S. A. Barcelona, 1971

Depsito Legal: B. 52564.1972

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Printed in Spain

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PREFACIO Pese a que el argumento de este libro permanece intacto con respecto a lo que era en la primera edicin de hace ocho aos, se han intentado algunas mejoras estilsticas y la documentacin ha sido sustancialmente incrementada, tanto en las referencias a los textos como en las ilustraciones. Me siento en deuda con los editores quienes, en lugar de limitar su trabajo a imprimir una tercera edicin, han decidido realizar un nuevo libro. Como anteriormente, las notas pueden ser ignoradas por aquellos lectores que estn ms interesados en el texto que en sus fuentes; y lo mismo puede decirse de los apndices, que son nuevos. Pese a estar relacionados con problemas planteados en el texto, estn concebidos como partes independientes. En la preparacin de esta edicin revisada me he beneficiado del nimo y consejos que me han dado Austin Gill y Colin Hardie. Aparte de haber hecho importantes enmiendas, tuvieron la paciencia de leer el libro entero cuando estaba en pruebas. Los defectos que permanezcan son culpa ma. En muchos temas, 'una simple lista de nombres apenas podra expresar lo que debo a las conversaciones que tuve con Jean Adhmar, Alfred Alexander, Rosalind Dale-Harris, Herbert Davis, Eduard Fraenkel, Cecil Gould, Raymond Klibansky, Lotte Labowsky, Alessandro Perosa, John Pope-Hennessy, Martin Robertson, Jean Seznec y John Sparrow. Al Sr. Pradel, del Louvre, le debo especial agradecimiento por su generosa ayuda con relacin a la fig. 59. Oxford 1 septiembre 1966 E. W.

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INTRODUCCIN EL LENGUAJE DE LOS MISTERIOS Cualquier intento de desentraar los misterios paganos del Renacimiento, debiera empezar tal vez por reconocer que el trmino misterios tiene varios significados y que stos ya tendan a oscurecerse en la antigedad, para enriquecimiento y confusin de este tema 1. Para los fines de esta introduccin puede ser til distinguir someramente tres significados. El primer y original significado del trmino misterios, que est representado por los festivales de Eleusis, es el de un ritual popular de iniciacin. En l los nefitos eran purificados del miedo a la muerte y admitidos en la compaa de los bendecidos, a los que se encontraban sujetos por un voto de silencio. Pero como quiera que los ritos sagrados eran administrados a una multitud sin atender al mrito individual 2 los filsofos se inclinaron a considerarlos con un cierto desdn, que es expresado por Digenes con su caracterstica brusquedad: Nunca fue iniciado, nos dicen, y replic a alguien que le aconsej en una ocasin1. En griego, el plural Iwcrt:~pla era usado indistintamente con apila y 'ty''tai, mientras que el singular P.Ucr't~plOV poda significar secreto sin asociaciones referentes a los ritos. Acerca de las ambigedades que resultaban de esto ver A. A. Nock, Hellenistic Mysteries and Christian Sacraments, Mnemosyne V (1952), pp. 177-213; tambin Wilamowitz, Der Glaube der Hellenen JI (1932), p. 45, nota 4, p. 71, nota 1; y el artculo Mysterien de O. Kern y T. Hopfner en Pauly-Wissowa, Reatencyclopadie XVI (1935), [coL] 1209-350. 2. El Telesterion de Eleusis admita tres mil personas (d. Nock, op. cit., p. 180; P. Foucatt, Les mystres d'Eleusis, 1914, p. 351). Unas diez veces ms, si hemos de creer a Herodoto VIII, 65, tomaron parte en la procesin de Eleusis. Plutarco, De proiectu invirtute 10, consideraba a las multitudes cosa tpica de las ceremonias msticas: ... personas que estn siendo iniciadas en los Misterios se apretujan en el exterior en medio del tumulto y los gritos, y se dan codazos entre s, pero cuando los sagrados ritos estn siendo practicados y revelados, el pueblo

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que lo hiciese: "Es absurdo por su parte, mi joven amigo, creer que cualquier recaudador de impuestos slo por ser iniciado, puede compartir la recompensa de los justos en el otro mundo mientras que Agesilaus y Epaminondas estn condenados a permanecer en el fango" 3. Pese a que esta combinacin de truculencia y sentido comn no le hubiese agradado al oscuro Herclito, su juicio acerca de la iniciacin mstica no hubiera diferido gran cosa del de Digenes: la despreciaba por ser adecuada slo para el vulgo 4; y una actitud similar se encuentra en Anaxgoras, Scrates y muchos otros 5. Platn sin embargo, cuyas palabras sobre el tema habran de sobrepasar las de todos ellos en resonancia histrica, era demasiado irnico y circunspecto para sentirse satisfecho con un simple rechazo de los misterios. Es cierto que raras veces se refiri a ellos sin burlarse 6; y en la Sptima Carta 7 hay unpenetra inmediatamente en el temor y el silencio ... (Moralia 81 E, tr. F. C. Babbitt). Acerca de la inexistencia de instruccin intelectual en los misterios, ver Plutarco, De dejectu oraculorum 22 (Moralia 422): EV "t:eA.e-qj xal p.u~Cret P.'I)aEp.{av a-:aelElV "t:o ATou, comentario que confirma el tan discutido fragmento 15 (Rose) de Aristteles (tr. Ross, XII, p. 84), en el que se dice que los nefitos no eran enseados sino moldeados: "t:ou~ "t:EA.aup.vou~ al! p.a6el', 't:l aeIv aAAa 1tallerv. Cf. J. Croissant, Aristote el les mystres (1932), pp. 137-88, con datos adicionales, tambin J. Bidez, A propos d'un fragment retrouv de l'Aristote perdu, Bulletin de l'acadmie royale de Belgique, classe des lettres, XXVIII (1942), pp. 201-30. 3. Juliano, Orationes VII, 238 A (tr. W. C. Wright). La misma ancdota en Digenes Laercio VI, 39. 4. Fragmentos 14 s. (Diels), d. tambin 5, 96. 5. Sobre Scrates ver Luciano, Demonax n. Otras fuentes en E. Derenne, Les procs d'impit intents aux philosophes a Atbnes (1930), particularmente pp. 64 ss., acerca de la falta de respeto de Digoras por los misterios; pp. 190 s. sobre Aristteles y Eleusis. La acusacin de aCle~la contra los filsofos, aunque parcialmente provocada por su distanciamiento, tena varias razones ms y ms profundas, entre ellas una acuciante preocupacin por la coesin social: ver E. R. Dodds, The Greeks and the Irrational (1951), pp. 189-95; B. Snell, Die Entdeckung des Geistes (1955), pp. 45 s. 6. Republica 365A (~ a~ "t:EA.e"t:a~XaA.OCllV) y 366A (al "t:EA.E"t:al xat Ol MCl6eoi) corresponde casi literalmente al desdeoso comentario de Digenes citado arriba. La despectiva frase acerca de sacrificar un simple cerdo>~para la admisiI?-a los misterios iRepublica 378A) se refiere ciertamente a Eleusis: d. jane Harnson, Prolegomena to the Study of Greek Religion (1908), pp. 153 s. con ilustraciones de cerdo . ceremonial en monedas de Eleusis. Ver adems Eutidermo 277 E, Gorgias 497C, Teetetes 155E-156A, Republica 560E; tambin hay una burla en Mysterienformel de Symposium 218B, comentado por A. Dietrich, Abraxas (1903), p. 127. Esas burlas, que son ms numerosas aunque menos famosas que las metforas. poticas ?,el Symposium 210-12 y del Fedros 250 podran ser relevantes en una mterpretacion de los ltimos pasajes, ya que Platn nunca abandon la crtica de la inspiracin religiosa, Menn 99C-D y Timeo 71D-72B, son fros comentarios de sus puntos de vista. Ver tambin Menn 97D-98A y Eutifrn llB, acerca de las mviles imgenes de Daedalus, que slo son de gran valor cuando se encadenan porque de lo contrario play truant and run away; tema relativo a Fedn 82 B, donde el filsofo es encadenado y por tanto a salvo en el Ms All. 7. Leonardo Bruni, que tradujo las Cartas al latn, las tena en mayor estima

mordaz comentario acerca de los males sociales que pueden resultar de una rendicin incondicional a los fastos comunales de iniciacin 8. Y sin embargo,' en lugar de rechazar para su filosofa cualquier tipo de similitud con tales ritos, Platn declar por el contrario que la filosofa misma era una iniciacin mstica de otra clase, que lograba para unos cuantos elegidos, por medio de la pregunta consciente, lo que los misterios proporcionaban al vulgo conmoviendo sus emocionesj La purificacin del alma, la acogida a la muerte, el poder de entrar en comunicacin con el Ms All, la habilidad de enfurecerse correctamente (dpOlC; f1atllsa(ha) 9, todos esos beneficios que Platn reconoca que eran habitualmente proporcionados por las iniciaciones msticas, deban ser logrados a travs de su filosofa por el ejercicio racional y por el entrenamiento en el arte de la dialctica, cuya finalidad es limpiar el alma de error 10. Los mystres cultuels (que es el trmino usado por Festugiere para las iniciaciones rituales) eran reemplazados as por los mystres littraires 11, es decir, por el uso figurativo de trminos e imgenes que estaban sacados de los ritos populares, pero transferidos a las disciplinas intelectuales de las meditaciones y debates filosficos 12. En una valoracinque a los Dilogos por la razn sorprendentemente pedestre de que el estilo era procul ab ironia atque figmento (Prefatio in traductionem Epistolarum Platonis 1427; ver la edicin de Bruni de H. Baron Humanistiscb-pbilosopbiscbe Schriften: 1928, pp. 135 s.), mientras que Pier Candido Decembrio rechazaba todas las cartas como falsas (ibid., p. 138, nota I). Ficino atribuy la primera y quinta carta a Dion, pero acept las otras como de Platn (Opera, 1561, pp. 1530-6). A juzgar por el peso de su comentario, para l la Segunda Carta, era la ms importante; ver tambin ms adelante, Apndice II. Incluso siendo apcrifas en su totalidad, las Cartas continuaran siendo importantes documentos por la clase de pensamiento que le atribuyeron a Platn los primitivos platnicos, e igualmente Plotino, Proclo y sus seguidores renacentistas. 8. Epstolas VII, 333E: p.oElv xat h01t"t:eElV, ambos trminos tcnicos de iniciacin, usados aqu en sentido derogatorio. Cf. Wilamowitz, Platon I (1920), p. 39, nota I; Glau,be der Rellenen II, p. 162; tambin Kern, Mysterien, op. cit. 1254; H. Berve, Dion (1957), p. 43. 9. Fedro 244E; d. 1. M. Linforth, Telestic Madness in Plato Phaedrus 244DE, University of California Publ. in Class. Philol. XIII (1946), pp. 163-72. 10. Ver, por ejemplo, Sofista 230 C ss.: dialctica como catarsis. Tal vez la adopcin por Platn de una terminologa ritual, aparte de ser un poderoso in;trumento potico, era su manera de dar un nuevo viraje a una obligacin legal: porque la formacin de una escuela filosfica requera su establecimiento como 6iaClo~; ver Wilamowitz, Antigonos von Karystos (1881), pp, 263-91, Die rechtliche Stellung ?~r Philosophenschulen; E. Howald, Platons Leben (1923), p. 39; A.-J. Festugiere, Epicure et ses dieux (1946), p. 32 nota. 11. Festu~iere, L'idal religieux des Grecs el l'uangile (1932), pp. 116-32. 12. A. Dles, Autour de Platon (1927), phrasologie des mysteres (1 pp. 97 s.): Le mysticisme littraire. - La transposition platonicienne (II, pp. 438-49). Sobr~ the epoptic part of philosophy Plutarco (De Iside et Osiride 77; Moralia 382 D) se hace eco de Platn, Symposium 210A. Para ms ejemplos (e. g. Chalcidius, In

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propia, medio en serio med~o. ~~ broma, ~l filsofo adopt la actitud de un nuevo hierofante y se dirigi a sus discpulos con solemnes palabras que sonaban como la no~l; parodia de una iniciacin: Y, ~u es la purificacin sino la separacion del cuerpo y el alma ... , el hbito del alma recogindose Y replegndose sobre s misma por todas partes?.. Y qu es eso que se llama muerte sino la misma ~epa~acin del cuerpo y ~l alma? .. y slo los verdaderos filsofos estan SIempre buscando la liberacin del alma ... As pues, Simmias, como los verdaderos filsofos estn siempre estudiando la muerte, de entre todos los hombres, para ellos la muerte es 10 menos terrible ... Y pienso que los fundadores de los misterios tuvieron un verdadero sentido y no fueron meros impostores cuando amenazaron en sentido figurado hace mucho que aqul que pase al otro mundo sin santificar ni estar iniciado permanecer en un cenagal, pero aqul que llegue tras la iniciacin y purificacin habitar junto a los dioses. Porque 'muchos', como dicen en los misterios: 'son los portadores de bculo pero pocos los bacchoi:' -queriendo decir, tal v como yo interpreto esta palabra, los verdaderos filsofos 13. - Introducida pues por Platn, con una nota de irona, pero despus ampliamente sistematizada por Plotino, la adopcin de una terminologa ritual que ayudase e incitase el ejercicio de la inteligencia 14, result ser extremadamente til como fbula, pero termin, como suelen hacerloTimaeum, 272) ver J. H. Waszink in Mnemosyne XV (1962), p. 454; ta~bin ms adelante, nota 14. Segn Dies, Platn juega con las f?rm;Ilas sagradas incluso e? sus momentos de entusiasmo, pero Werner Jaeger (al iguai que .~ohde en. s~ capitulo sobre Platn en Psvcbei mantiene una solemne interpretaCl XQt xpno