Edición N°1 Revista Psicoideas

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psicoideas revista estudiantil Programa de Psicología Facultad de Ciencias Sociales y Humanas Psicología en proyección hacia el mundo: formación con sendo humano

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Primera edición de la revista estudiantil de psicología PSICOIDEAS de la Universidad de Manizales.

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psicoideasrevista estudiantil

Programa de Psicología Facultad de Ciencias Sociales y Humanas

Psicología en proyección hacia el mundo: formación con sentido humano

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psicoideasrevista estudiantil

Facultad de Ciencias Sociales y HumanasPrograma de Psicología

Revista realizada por estudiantesFebrero de 2012 Edición N° 1

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Facultad de Ciencias Sociales y HumanasPrograma de PsicologíaPsicoideas N°. 01Manizales, febrero de 2012

RectorGuillermo Orlando Sierra SierraDecano Ricardo Celis PachecoDirector ProgramaGonzalo Tamayo

Comité EditorialGonzalo Tamayo GiraldoAriel Cesar Nuñez RojasAngela Sofía López PachecoGloría del Carmen Tobón VasquezGloria Amparo Giraldo ZuluagaJuan Augusto Cardona GarciaSusana Maestre Botero

DirectorasGloria del Carmen Tobon VasquezAngela Sofia Lopez Pacheco

IlustracionesGloria Sulay Gutiérrez VinascoFotografías descargadas de Internet Diseño y diagramaciónManuela Bustamante Idárraga

Fotos CarátulasMercadeo Corporativo e Institucional (Renovación de la acreditación)

Nota: Los textos que se publican en esta revista, no comprometen el pensa-miento ni las políticas institucionales de la Universidad de Manizales, así como tampoco los de la facultad de Ciencias Sociales y Humanas. Son de exclusiva responsabilidad de sus autores.Los textos pueden reproducirse siempre y cuando se cite la fuente(Ley 23 de 1982, Art. 31: Derechos de autor)

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La presente revista de estudiantes tiene para el Programa de Psicología de la Universidad de Manizales varias connotaciones im-portantes, ligadas todas a un espíritu cooperativo, participativo, cons-tructivo y creativo. La primera connotación tiene que ver con la disposición, siempre constante, de los estudiantes del Programa de aportar a la configuración planificada del proyecto de formación de psicólogos Universidad de Manizales, que sea esta la oportunidad para felicitar-les por sus valiosas iniciativas. La segunda connotación que tiene la revista “Psicoideas” para nosotros, está representada en la dinámica grupal que en el úl-timo tiempo han desarrollado los estudiantes del Programa, que con entusiasmo, tesón y disciplina han creído en la posibilidad de dar a conocer sus ideas, pensamientos, reflexiones y actuaciones psicológi-cas; precisamente en este lugar nos enseñan que la realización de un proyecto es posible en la medida que los esfuerzos colectivos, la articulación con sus maestros y pares responda a propósitos claros, detallados y planificados. Una tercera connotación tiene que ver con el planteamiento central para la revista en lo que corresponde a su modo de difundir el conocimiento, la idea de la vir-tualidad es para nosotros la posibilidad de configurar nuevos entornos de relación, en el marco de nuevas redes de comunicación y con ello encontrarnos con estudiantes de psicología de otras nacionalidades y latitudes, por tanto con otras formas de compren-sión y entendimiento de la psicología contemporánea. Es preciso entonces decir, que con proyectos como éste, crece la psicología, pero sobre todo crece y se potencia la idea de difundir el pensamiento de los estudian-tes del primer programa acreditado de psicología en Colombia. Hoy es un día especial, pues se inicia una nueva era para los estudiantes, en donde su pensamiento recorrerá fronteras; los y las invito a realizarlo con ética, com-promiso, responsabilidad y humildad. ... A los lectores, no me queda más que decirles que disfruten de los textos, que los critiquen con entusiasmo y que próximamente puedan utilizar este espacio como un medio para exponer sus ideas, argumentos, actuaciones y deliberaciones psicológicas.

Un abrazo fraterno.

Gonzalo Tamayo GiraldoDirector Programa de PsicologíaUniversidad de Manizales

Presentación

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psicólogo del deportey ejercicio físico em américa latina

Héctor Haney Aguirre Loaiza

psicología ambiental, una perspectiva a las inundaciones en la Virginia, risaralda

Gloria Sulay Gutiérrez Vinasco

Psicología de la cultura: el pecado

Julián Mauricio López González

educación y cultura frente a los desastres

Ángela María Giraldo García

conductas

Consumistas contemporáneas

Jonny Esteiman Serna Nuñez

consumismouna aproximación desde la psicología de Jung

Jesus Humberto Correa Grijalba

P. 20

P. 26

P. 46

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Normas de publicación para Psicoideas

Pautas para el envío de artículos P. 74{ }

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VISION DESDE LA PERSPECTIVA DE LA PSICOLOGIA AMBIENTAL DE LAS INUNDACIONES OCURRI-DAS EN LA VIRGINIA RISARALDA

EN NOVIEMBRE DE 2010

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RESUMEN Gracias al apoyo del grupo de investigación en Psicología clínica y procesos de Salud mental y la línea Prevención y Redes en Salud desde el proyecto de investigación Procesos Psicosociales Y Vulnerabilidad Frente a Situaciones de Riesgo por Deslizamien-to en la Ciudad de Manizales, que ofreció las herramientas necesarias para abordar la percepción del riesgo en situaciones catalogadas como críticas, ocasionadas por los des-lizamientos de tierra, y en especial, las inundaciones, tema sobre el cual se basó este escrito, eventos ocurridos en la actualidad debido a las fuertes lluvias que azotan al país y al cambio climático a nivel mundial.Es importante conocer el argumento que motiva a los habitantes del Municipio de la Vir-ginia (Risaralda) a elegir estar en zonas de alto riesgo de inundación y la forma de vivir las

personas damnificadas estas eventualidades desde la relación de sus procesos psicológicos y sociales en el momento en que se ven obligados a dejar sus viviendas para ubicarse en el albergue; compren-siones que sirven como antecedente para realizar las labores psicosociales para analizar, orientar y fa-cilitar programas de prevención y adaptación, pero ante todo, para generar herramientas que mejoren la calidad de vida desde la gestión del riesgo.

Palabras Claves: Cambio climático, Procesos psicológicos de adaptación, situaciones de riesgo, Psicología ambiental, Psicología Comunitaria Prevención, salud mental, calidad de vida.

ABSTRACThanks to the support of the research group in clinical psychology and mental health processes and online Health Prevention and Networking from the research project Psychosocial processes and vul-nerability to risk by Slip in the City of Manizales, which provided the necessary tools to address the perception of risk in situations classified as critical, caused by landslides, particularly, floods, a subject on which they based this writing, events occurring at present due to heavy rains that hit the country and climate change worldwide.

Gloria Sulay Gutiérrez Vinasco1

08{ }1 Gloria Sulay Gutiérrez Vinasco. Egresada del programa de psicología de la Universidad de Manizales. (2011). Correo electrónico: [email protected]

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It is important to understand the argument that motivates the inhabitants of the Municipality of Vir-ginia (Risaralda) to choose to be in high flood risk and the way people live affected these eventualities from the relationship of psychological and social processes at the time they are forced to leave their homes to settle in the hostel; understandings that serve as background for psychological work to analyze, guide and facilitate prevention and adaptation programs, But first of all, to generate tools that improve the quality of life from the management of the risk.

Keys words: Climate change, psychological processes of adaptation, risk, environmental psycholo-gy, community psychology prevention, mental health, quality of life

Para ubicarnos en la problemática psicosocial de las emergencias y desastres, se hace necesario conocer y comprender el aporte de la literatura, que nos permite analizar y determinar las causas que originan dichas situaciones de riesgo, que si bien son temas de actualidad, es poco lo que se ha trabajado al respecto desde la perspectiva psi-cosocial. La psicología ambiental elabora su en-foque desde el punto de vista cognoscitivo, por tanto considero abordar este escrito haciendo énfasis en el enfoque humanista por su visión on-tológica es decir porque se centra su estudio en el ser humano. Para iniciar se hace fundamental conocer la definición de inundación, resumido en Noji (2000) como:

“La sumersión de áreas que no lo están normal-mente, bajo las aguas de una corriente que ha roto su cauce normal o que se han acumulado por falta de drenaje, cuando los niveles suben por encima de lo normal y llegan a los terrenos de las comunidades, volviéndolas vulnerables a los movimientos rápidos o a las mayores eleva-ciones del agua que se tornan peligrosas. Como la mayoría de los riesgos naturales, las inundacio-nes pueden llevar a la pérdida de vidas y daños en la propiedad, con gran impacto sobre la salud pública que puede tardar en recuperarse.” (Pág. 187).

Teniendo claro este concepto es importante comprender algunas significaciones claves como son la percepción y gestión del riesgo que nos permiten comprender y analizar las conductas manifestadas por las personas en situaciones de vulnerabilidad.

Según Wilches – Chaux (s.f.), la percepción del

riesgo es “la capacidad de ver lo que otros no ven, es identificar el peligro”. Por otro lado Granada (s.f.) afirma que “las características culturales, la idiosincrasia de un grupo social son determinan-tes en la percepción del riesgo de desastres”, lo que hace necesario conocer las actitudes, temo-res, conocimientos, creencias, mitos, etc. de una comunidad vulnerable para tener una base en la planificación de la prevención, como es el caso de los antecedentes históricos de asentamiento de la población de la Virginia (Risaralda) y los fenómenos de inundación, que son sustentadas por la Corporación Autónoma Regional de Risa-ralda afirmando que “El municipio de La Virginia constituye un fenómeno complejo, donde la falta de políticas coherentes de planeación de épocas pasadas, permitieron la ubicación de viviendas en áreas de amenaza natural”. (CARDER. Pág.24),

Y partiendo del concepto de gestión del riesgo el cual se define “como el conjunto de elementos, medidas, herramientas y disposiciones dirigidas a la orientación sobre la amenaza o la vulnera-bilidad, para disminuir o mitigar los riesgos exis-tentes, su objetivo es unir los diferentes tipos de intervención pero dándole mayor importancia a la prevención y a la preparación de la respuesta en caso de desastre.”(Doc. SINAPRED Gestión de riesgos para comités territoriales de prevención y atención de desastres. s.f.), aunque en el muni-cipio de La Virginia se tenga experiencia en este tipo de eventos es poco lo que se ha trabajado al respecto, los desastres son vistos como “la ma-terialización del riesgo”, definido así por Macías (s.f.) en su escrito EL SIGNIFICADO DE LA VUL-NERABILIDAD SOCIAL FRENTE A LOS DESASTRES, en donde se evidencia que estas situaciones se caracterizan por la no intervención a la amenaza que es el peligro latente de presentación de fe-

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nómenos destructivos en condiciones de vulne-rabilidad. Es entonces el desastre “una desgracia grande, una calamidad. Es también un evento identificable en el tiempo y en el espacio, en el cual una comunidad se ve afectada en su fun-cionamiento normal con pérdida de vidas y da-ños de magnitud en sus propiedades y servicios que impiden el cumplimiento de sus actividades esenciales y normales en la sociedad”. (Macías, s.f.)

Una vez mencionados los conceptos anteriores, y teniendo como base teórica la psicología am-biental Holahan (1991) quien afirma que “gran-des grupos sociales se ubican en áreas de riesgo,

debido a su condición social y económica, a la falta de oportunidades, o también motivados por la belleza del paisaje, por lo que muchas veces no se le da importancia a su condición de peligro” (Pág. 115), nos ofrece mayor comprensión en el momento de analizar las situaciones de riesgo por inundación en el municipio de La Virginia (Ri-saralda).

La Psicología Ambiental que según Holahan (1991) se refiere “a la interrelación del ambiente con la conducta de las personas y su experien-cia, es decir el análisis del comportamiento del individuo y su adaptación al ambiente físico en el que se encuentra, se analiza la conducta y el ambiente como un todo indivisible estudiando el ambiente físico tal y como lo ven las personas que lo habitan”. (pág. 22), reconociendo además

que “La psicología ambiental es un área de la psi-cología que trata la relación que existe entre un medio físico, la conducta y la experiencia huma-na” Holahan (1999, pág. 21). A lo cual, se puede decir que la psicología ambiental basa su aplica-ción en los procesos de adaptación haciendo én-fasis en las distintas etapas por las que pasan las personas para lograr la aceptación o no adapta-ción a su nueva circunstancia, en este caso a vivir en zonas de riesgo.

Existen innumerables estudios donde se ha po-dido conocer los síntomas emocionales ante el desastre, y que arrojan importantes reaccio-nes psicológicas relacionadas con el estrés y la

conducta, las cuales son bastante evidentes en los adultos mayores, niños y niñas y personas con alguna discapacidad, en especial aquellas personas dependientes que ne-cesitaban de atención y cuidados especiales lo cual es retomado por Holahan (1991) en su libro sobre psicología Ambiental, de igual ma-nera la literatura de la Organización Panamericana de la Salud lo sus-tenta no solo a nivel latinoamerica-no sino mundial desde hace varias décadas como lo hace Noji (2000); es evidente que hay gran cantidad de bibliografía psicosocial dedicada a la salud mental de las personas afectadas por las inundaciones y la

mayoría va dirigida a las consecuencias psicoso-ciales de éstas, tanto en el individuo como en las comunidades.

De acuerdo a lo anterior, podemos ver que la psi-cología ha estudiado el estrés ambiental conside-rando que se debe empezar por establecer una definición precisa de lo que es el estrés, que se-gún Holahan (1991) se ha llegado a distinguir dos tipos de estrés: orgánico y psicológico.

“El estrés orgánico pone énfasis en los aspectos orgánicos y fisiológicos, es la respuesta del cuer-po a la acción del ambiente, siendo productores de estrés los factores ambientales como los pro-ductos tóxicos o las temperaturas extremas.El estrés psicológico ocurre cuando el individuo estima que una condición ambiental productora

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Inundaciones en Virginia

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de estrés representa una amenaza o excede su capacidad para enfrentarla.” (págs. 186-187)

Y como lo firma Holahan (1991) “la percepción de la situación de estrés por parte del individuo es esencial para su definición; una situación ob-jetivamente neutra que es percibida como una amenaza causará un estrés psicológico por lo cual la evaluación cognoscitiva no es una evaluación pasiva de los elementos de la situación amena-zante, sino un proceso psicológico activo en el cual el individuo asimila y juzga los elementos de la situación confrontándolos con un patrón esta-blecido de ideas y expectativas.” (Pág. 188)

En apoyo a lo anterior, se decide analizar las re-laciones entre las actitudes de las personas y el ambiente de quienes fueron evacuados y ubica-dos en el albergue del barrio Buenos Aires del municipio de la Virginia (Risaralda), resaltando la importancia de los mapas mentales o “cog-noscitivos”, definidos por Holahan (1991) como “la imagen subjetiva que un individuo se forma de un determinado ambiente y que contiene en gran parte elementos de significado personal” (pág.70), puesto que ofrecen la información idó-nea que tienen del lugar, del cómo lo describen, es decir, cómo es su percepción frente a los fac-tores de riesgo presentes en el municipio de la Virginia caracterizado por su vulnerabilidad social y política desde las acciones en gestión integral de la emergencia.

En la actualidad debido a la temporada invernal gran parte del país se enfrenta a situaciones de riesgo por inundación, lo que ocasiona condicio-nes traumáticas entre sus habitantes quienes deben ubicarse en albergues temporales, lo que los expone a alteraciones en su salud mental. Es importante saber o conocer la magnitud del ries-go cuando se vive en zonas catalogadas como vulnerables, la vulnerabilidad “se refiere a la pre-disposición de los seres humanos, sus medios de vida y mecanismos de soporte a sufrir daños y pérdidas frente a la ocurrencia”. Así como la for-ma que cada persona tiene para manifestar su grado de adaptabilidad a las características de un estado de emergencia.

Según La CARDER (2000) en relación con los cam-bios artificiales en el curso del rio Risaralda, se

logró identificar por medio de análisis bibliográ-ficos que el meandro o “madre vieja” fue creado artificialmente entre los años de 1961 y 1966, y cuya historia fue recreada en la imaginación del autor, la cual se transcribe a continuación, extrac-tada del libro Relatos de Gil. (Jaramillo 1997).

“El poblado (La Virginia) estaba bajo amenaza de destrucción en buena parte por ese bello rio (Ri-saralda)… y que bañaba a ese cantado Valle del Risaralda. Don Pacho (Francisco Jaramillo Ochoa) preocupado por el problema, estudió detenida-mente todas las posibilidades de defensa; no estaba de acuerdo con los estudios hechos por los ingenieros, por complicados y costosos. Uno de los fundadores del municipio (don Pacho), el inspector y el cura párroco, viajaron a Maniza-les a plantearle al gobernador el problema del rio que arrasaría a La Virginia y al puente nuevo Bernardo Arango irremediablemente. No consi-guieron ninguna ayuda oficial, pero don Pacho obtuvo el permiso y plenos poderes para resolver tan angustioso problema, en la forma que creyó conveniente.La solución consistió en variar el cauce rio arri-ba unos mil metros, en un punto determinado. Se trasladaría el nuevo, por su propio terreno destrozando bellísimos potreros que causarían daños irreparables, pero no importaba; la meta era defender su querida Virginia y naturalmente que más satisfacción que resolver tan complica-do problema”. (Pág. 26)

Esta breve reseña histórica y descripción de la problemática social permite observar que en ge-neral sobre la margen izquierda del rio Risaralda en el área urbana se han llevado a cabo proce-sos de construcción, invasión y reubicación de viviendas que aun hoy, continúan inundándose, a pesar de que el gobierno municipal ha tratado de buscar soluciones al problema, lo que afirma la concepción de la construcción social del riesgo, quien enfatiza la naturaleza social del problema y resalta la construcción del riesgo como un proce-so social e histórico, apoyado en que:

“La conformación de estos fenómenos es com-pleja y en ella participa un conjunto de actores sociales privados y públicos, individuales y orga-nizacionales que son protagonistas de la cons-titución del riesgo y de los desastres. Se deben

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sopesar y establecer posibilidades, lógicas, trans-formaciones, tendencias, conflictos y consensos y se deben establecer las coordenadas en que se desarrolla el riesgo” Herzer (s.f)

Lo que implica tener presente la política de ges-tión de riesgo y el cómo intervienen las entidades del estado, las diversas fuerzas sociales, políticas, instituciones públicas y privadas, e inclusive la co-munidad en su propia vulnerabilidad, entendida como la probabilidad que un grupo social tiene para anticipar, sobrevivir, resistir y recuperarse del impacto de una amenaza, siendo una combi-nación de factores no solo sociales, sino también económicos y políticos, determinando el grado en que dicha vulnerabilidad pone en riesgo la vida y la sobrevivencia de la población.

En el documento Los Desastres No Son Naturales de Andrew Maskrey (1993) quien cita a Wilches – Chaux (1989) y su clasificación de la vulnera-bilidad así:

• Vulnerabilidad natural: Los seres humanos necesitan ciertas condiciones ambientales y sociales para poder desarrollarse.

• Vulnerabilidad física: Localización de los asentamientos humanos en zonas de riesgo

• Vulnerabilidad económica: Se observa una relación indirecta entre los ingresos en los niveles nacional, regional, local o poblacio-nal y el impacto de los fenómenos físicos extremos.

• Vulnerabilidad social: Se produce un grado deficiente de organización y cohesión inter-na de la sociedad bajo riesgo, que limita su capacidad de prevenir, mitigar o responder a situaciones de riesgo.

• Vulnerabilidad política: Concentración de la toma de decisiones, centralismo en la orga-nización gubernamental y la debilidad en la autonomía de los ámbitos regionales, loca-les y comunitarios, lo que impide afrontar los problemas.

• Vulnerabilidad técnica: Se refiere a las in-adecuadas técnicas de construcción de edi-ficios e infraestructura básica utilizadas en áreas de riesgo.

• Vulnerabilidad ideológica: Alude a la forma y concepción del mundo y el medio ambien-te donde se habita y con el cual se relaciona

y la posibilidad de enfrentar los problemas. • Vulnerabilidad educativa: Falta de progra-

mas educativos que proporcionen infor-mación sobre el medio ambiente, sobre el entorno, los desequilibrios y las formas adecuadas de comportamiento individual o colectivo en caso de amenaza o de situación de desastre

• Vulnerabilidad cultural: Refiere a la forma en que los individuos y la sociedad confor-man el conjunto nacional y el papel que juegan los medios de comunicación en la consolidación de estereotipos o en la trans-misión de información relacionada con el medio ambiente y los potenciales o reales desastres.

• Vulnerabilidad ecológica: Relacionada a la convivencia con el medio ambiente, vul-nerabilidad de los ecosistemas frente a los efectos directos o indirectos de la acción humana, y por otra, altos riesgos para las comunidades que los explotan o habitan

• Vulnerabilidad institucional: Obsolescencia y la rigidez de las instituciones, en las cuales la burocracia, la prevalencia de la decisión política, el dominio de criterios personalis-tas, impiden respuestas adecuadas y ágiles a la realidad existente y demoran el trata-miento de los riesgos o sus efectos.

Una vez descrita esta clasificación se puede decir que el Municipio de La Virginia Risaralda presen-ta varias de estas categorías como son la vulne-rabilidad física, educativa, económica, ecológica, institucional, social y política.

Por tanto, la psicología ambiental complementa la psicología de la comunidad como la posibilidad de que el psicólogo desarrolle nuevas actividades profesionales, para intervenir no solo con un in-dividuo sino también con los complejos compor-tamientos del sistema social (la vulnerabilidad), con el objetivo de modificar la conducta del suje-to, trabajando no solo individualmente sino tam-bién a nivel de grupo, analizando los diferentes roles de las personas dentro del sistema social, político y cultural, permitiendo al profesional en psicología participar en la programación e inter-venir en la comunidad, trabajando sus potencia-lidades como un recurso privilegiado en la parti-cipación social, basados en las concepciones de

Inundaciones en Virginia

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la psicología humanista, podemos comprender mejor la teoría de Carl Rogers, quien dedicó mu-chos años de estudio al perfeccionamiento de la significación del poder centrado en la persona, y que según Gómez del Campo (1999) la teoría del poder centrado en la persona “promueve los aspectos más humanos como son la creatividad, la responsabilidad, y la autonomía los cuales per-miten a los individuos por muy afectados que se encuentren potenciar sus capacidades para en-contrar el camino y mejorar” (Pág. 54). Y si bien la psicología ambiental y la psicología comunita-ria ejercen un papel importante en estas situa-ciones catalogadas de riesgo a nivel mundial, es una realidad que su papel en nuestro entorno aun está dando sus primeros pasos, reconocien-do que:

“El poder de la per-sona lejos de ser un concepto individua-lista, es una manera de entender la inte-gración y el equilibrio entre las necesidades individuales y socia-les. Si el término de “fatalismo”, utilizado por Freire (citado por Martin-Barò, en 1987) o el de “des-esperanza aprendida” de Seligman (1975), sirven para describir las ac-titudes de apatía, pasividad, inercia, indolencia y falta de autoconfianza en individuos y grupos oprimidos o marginados, podemos entender también el concepto del “poder centrado en la persona” como el mejor antídoto, ya que supone el desarrollo de aspectos como la autoestima, la responsabilidad, el respeto, la conciencia perso-nal y comunitaria, la integración interpersonal y social y el reconocimiento de nuestra capacidad individual para influir y contribuir en procesos de cambio.” (Gómez del Campo, 1999. Pág.58)

Lo anterior, está ligado a lo que el mismo autor entiende como intervención comunitaria, apar-tes temáticos que se tuvieron en cuenta al rea-lizar el estudio de la comunidad ubicada en el albergue del Barrio, quien explica que:

“Partiendo de la idea de Reiff (citada por Rappa-port 1977) de que el orden social de una sociedad está dado por una serie de niveles de organiza-ción que se van progresivamente complejizando, Seidman y Rappaport. Se propone que cada nivel puede presentar un foco para la intervención y evaluación de programas. Las intervenciones en un nivel pueden tener efectos sobre otros nive-les, además de los seis niveles que incluye Ra-ppaport, se añade un nivel de pareja y familia entre los dos primeros, quedando siete niveles de complejidad creciente y organizacional: Nivel individual, Nivel de pareja y familia, Nivel grupal, Nivel organizacional, Nivel institucional, Nivel co-munitario y Nivel social. “(Pág.73).

Esto se hace necesa-rio para la interven-ción a nivel comuni-tario y sirve de apoyo para poder abordarla desde psicología co-munitaria y la am-biental que como se dijo anteriormente se complementan y son básicas para cualquier tipo de trabajo que se desee realizar con esta co-munidad vulnerable.

Reconociendo la importancia de conocer el argu-mento que motiva a los habitantes del Municipio de la Virginia (Risaralda) a elegir estar en zonas de alto riesgo de inundación y qué relación existe entre los procesos psicológicos de adaptación en el momento en que se ven obligados a dejar sus viviendas y la ubicación en el albergue, ya que según los datos proporcionados por la alcaldía municipal planteados en su diagnostico territo-rial del plan básico de ordenamiento territorial, el desbordamiento de los ríos Cauca y Risaralda ocurrido en noviembre de 2010 originado por la fuerte ola invernal que azotó el país, causó grandes estragos en casi la mitad de la población del municipio de la Virginia ubicada en el depar-tamento del Risaralda, dicha emergencia provo-có grandes pérdidas en los barrios La Playa, San Carlos, Alfonso López, El Progreso, las Américas, Buenos Aires y otros, dejando a su paso 4700

Foto: Gloria Sulay utiérrez Vinasco

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damnificados que fueron ubicados en 14 de las 18 instituciones educativas y en algunas de las ca-setas de acción comunal habilitadas como alber-gue, “una de ellas es la perteneciente a la comu-nidad del barrio Buenos Aires, que a pesar de haber resultado afectado en algunos puntos, la ubicación de la misma permitió que 19 familias, unas 65 perso-nas hayan podido utilizarla, allí con-vivieron durante más de tres meses teniendo en cuen-ta la gravedad y el daño ocurrido a sus viviendas.” (L. Vanegas, entre-vista personal enero de 2011) las familias más afectadas fueron aquellas de escasos recursos económicos cuya cabeza de hogar son mujeres, empleadas en casas de familia; como también se encuentran grupos familiares más estructurados donde algunos de sus miembros se dedican a la pesca, a la extracción de arena y otros laboran en la industria.

Se da inicio entonces, a la comprensión de la rela-ción entre los procesos psicológicos y el ambien-te del albergue como proceso adaptativo de las personas damnificadas por las inundaciones de noviembre de 2010 ubicadas en el albergue del barrio Buenos Aires; basado en la investigación cualitativa y el diseño descriptivo, por medio de 10 de entrevistas (individuales y colectivas), du-rante los tres meses de estadía en el alberque

{ANÁLISIS DE LA INFORMACIÓN}A partir de la información obtenida de las en-trevistas realizadas, y conocer los argumentos que motivan a los habitantes del Municipio de la Virginia (Risaralda) a elegir estar en zonas de alto riesgo de inundación y la relación que exis-te entre los procesos psicológicos y sociales en

el momento en que se ven obligados a dejar sus viviendas para ubicarse en el albergue, se cate-gorizaron de la siguiente forma:

(1) ARGUMENTOS QUE MOTIVAN A LOS HABITANTES DEL MUNICIPIO DE LA VIRGINIA (RISARALDA) A ELEGIR ESTAR EN ZONAS DE ALTO RIESGO DE INUN-DACIÓN

a. SITUACIÓN SO-CIOECONÓMICA: En lo que respecta al caso del barrio Buenos Aires las personas que lo

habitan, por lo ge-neral son de escasos recursos económicos y el va-lor de los alquileres son bajos en los sectores de riesgo por inundación, viéndose en la obligación de instalarse allí, l mayoría son familias numero-sas con un bajo nivel académico y cultural, en el caso de las personas que habitan viviendas de su propiedad manifiestan:

“nosotros compramos y adecuamos este terreno donde está ubicada nuestra casa porque nos lo vendieron muy barato y me dieron facilidades para pagarlo” (B. Vinasco, entrevista personal fe-brero 18 de 2011).

Según la psicología ambiental “grandes grupos sociales se ubican en áreas de riesgo, debido a su condición social y económica, a la falta de oportunidades” (Holahan 1991 Pág. 115), lo que confirma según la respuesta de las personas que habitan en el barrio Buenos Aires que al ser per-sonas de escasos recursos su situación económi-ca los obliga a establecerse en zonas de riesgo.

b. CERCANÍA AL CENTRO DEL MUNICIPIO: Las zonas de riesgo están ubicadas en un sector de fácil acceso a las zonas comerciales del munici-pio, puesto que a solo dos calles se encuentran la plaza de mercado, algunas escuelas y colegios, la iglesia y el parque principal.

Foto: Gloria Sulay utiérrez Vinasco

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“Es que estamos muy cerca de todo, no tenemos que caminar mucho, solo subimos la lomita y ya estamos en la plaza” (L. Castro, entrevista perso-nal marzo 08 de 2011).

Por medio de los mapas cognoscitivos una per-sona nos ofrece información de la forma como percibe el ambiente en el cual se desenvuelve, a través de ellos nos podemos hacer una idea del lugar en el cual habitan, “el aspecto de la ubica-ción en los mapas cognoscitivos es complejo e incluye la información acerca de la distancia y la dirección de donde se encuentran los recursos ambientales indispensables” (Holahan (1991) pag.84). Esto confirma que a pesar de las situa-ciones de riesgo las personas eligen el sitio donde viven por la distancia existente entre sus vivien-das y el centro de la ciudad ya que esto les facilita el acceso a lugares de interés para ellos.

c. TRADICIÓN Y HERENCIA FAMILIAR: Muchas de las personas que habitan en el barrio son propie-tarios de sus viviendas, la mayoría viven allí des-de hace muchos años y otros porque han pasado a heredar las casas de sus padres.

“Nosotros llevamos muchos años viviendo en este barrio, además esta casa nos la dejó mi papá cuando se murió y yo vivo en ella después de lle-gar a un acuerdo con mis hermanos para que yo me pudiera quedar aquí”. (N. Restrepo. Entrevis-ta personal marzo 08 de 2011)

Las personas que se han trasladado de esta re-gión ha sido por motivos laborales, sociales y económicos, más no por la situación de riesgo.

“Aquí nací y aquí he vivido toda la vida además es el mejor barrio del municipio, ya que vivir en el Barrio Buenos Aires es muy agradable y son más los momentos buenos y placenteros que se disfrutan, que las situaciones desagradables que tenemos que afrontar”, (sesión grupal).

Desde el punto de vista de la psicología ambien-tal guarda relación con la territorialidad puesto que “sirve de base al desarrollo de identidad per-sonal y grupal. Edney (1976) afirma que el sen-tido de identidad de grupo puede surgir debido a que los individuos comparten el mismo lugar”

(Holahan 1991, pág. 297) por lo que una persona bien sea por tradición o costumbre puede no dar-le mucha importancia a vivir en sitios catalogados como de riesgo influidos en muchos casos por los lazos familiares.

(2) ARGUMENTOS PSICOLÓGICOS Y SOCIALES QUE MOTIVAN A LOS HABITANTES DEL BARRIO BUENOS AIRES EN EL MUNICIPIO DE LA VIRGINIA (RISARALDA) A ELEGIR ESTAR EN ZONAS DE ALTO RIESGO DE INUNDACIÓN.

Cada ser humano tiene su propia forma de verse a sí mismo en relación al mundo que lo rodea. Posee un modo de vincularse con su ambiente y una imagen subjetiva de la realidad.

El grupo social al cual pertenece le debe ofrecer la posibilidad de adaptarse con mayor eficacia a su medio natural, mostrando la mejor manera de atender sus necesidades básicas, pero muchas veces su situación económica lo obliga a ubicarse en lugares catalogados como de alto riesgo como en el caso de los habitantes del barrio Buenos Ai-res en el municipio de La Virginia Risaralda estas personas a pesar de esto han logrado adaptarse a este sitio aunque desde hace mas de 30 años sus viviendas se inundan y tienen que buscar es-trategias que les permitan de algún modo lograr conservas sus bienes y en los casos más extremos hasta su vida.

Estas personas se han estructurado en función al sistema de valores que sustentan. El hombre cuando es niño se instruye, se forma y adquiere actitudes que van a influir en su forma de pensar y en su comportamiento de adulto. Esta actitud no establece la conducta pero si interviene en la persona a la hora de actuar y juegan un papel importante en el momento de tomar decisiones como elegir el lugar donde quiere vivir y desarro-llarse como personas teniendo en cuenta la pri-vacía, la territorialidad y el arraigo al que esta lo lleva. Como el hombre tiene la capacidad de co-nocerse y de sentirse afectado. El conocimiento y la afectividad crearán las condiciones indispen-sables para la creación de una imagen mental de unidad, representada por él y su entorno. Su desempeño será de esta forma adecuado y armo-nioso de acuerdo a su contexto y permitirá ade-más una percepción global más comprensiva del

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mundo en el que habita más allá de las estruc-turas de su entorno próximo. Esto es lo que ha llevado a los habitantes de La Virginia a estable-cerse en sitios catalogados como de riesgo aun a pesar que lo único que han hecho durante todos estos años es construir riesgo y crear formas de adaptarse para continuar con sus vidas de la me-jor manera posible.

(1) RELACIÓN ENTRE LOS PROCESOS PSICOLÓ-GICOS Y SOCIALES EN EL MOMENTO EN QUE SE VEN OBLIGADOS A DEJAR SUS VIVIENDAS PARA UBICARSE EN EL ALBERGUE.

a. SEGURIDAD EGOÍSTA: A pesar de encontrarse en situación de riesgo llegan al albergue perso-nas que tratan de aprovechar las circunstancias en beneficio propio, se quejan más de lo necesa-rio, acaparan ayudas, son egoístas con sus com-pañeros, tratan de llamar la atención y se ofre-cen para manipular y distribuir las ayudas, estas personas se adaptan fácilmente a la situación que están enfrentando, se sienten damnificados y procuran beneficiarse de esta denominación.“Aquí estamos muy bien no nos hace falta nada nos dan de todo y no tenemos que preocuparnos por pagar alquiler, mientras que pasa esta situa-ción lo mejor es quedarnos aquí. (M. Ruiz entre-vista personal enero 18 de 2011)

Guarda relación con el concepto de “fatalismo, revisado por Martín-Baró, muestra que es tanto una actitud real de las personas como un este-reotipo que se les atribuye y que ellas mismas asumen. Se trata, pues, de una estructura psí-quica "continuamente causada y reforzada por el funcionamiento opresivo de las estructuras macro sociales" (p. 90). Este fatalismo cumpliría una función adaptativa, psicológica, y a la vez una función política, ideológica, como interiorización de la dominación social, lo que impide el cambio a costa de la indolencia (Martín-Baró, op. cit). En tal sentido, las personas se sienten marginadas y excluidas del orden existente, lo que generaría en mayor probabilidad una búsqueda de contacto y apoyo en los otros miembros del grupo social, comportamiento valorado y reforzado por la reli-gión. (Marino Pérez Álvarez – Pablo Livacic Rojas. (2002)

b. CONFIANZA EN EL ESTADO: Saben que al en-

contrasen allí recibirán todo tipo de ayudas como alimentos, ropa y enseres por parte de los gobier-nos nacional, departamental y municipal, y aun de la propia ciudadanía.

“es que si nos volvemos para la casa no nos dan las ayudas, aunque nos están diciendo que nos tenemos que ir ligero de aquí, pero no yo no me voy aunque si me mandan para otro albergue ya me lo ponen muy difícil porque aquí se está muy bien y nos dan el mercadito”. (N. Restrepo, entre-vista personal enero 18-2011).

Se refiere igualmente al concepto de fatalismo que en algunos casos esta tan interiorizado que ven su condición de damnificados como una oportunidad para aprovecharse de la situación.

c. SUPERVIVENCIA: los habitantes afectados con esta situación de emergencia y que ha tenido pérdidas materiales de importancia aceptan su condición de indefensión, agradeciendo y apro-vechando toda la ayuda, hace de la situación una realidad, a la que se adapta positivamente, le agrada el lugar, lo describe con entusiasmo y acepta como natural la solidaridad de los demás.

“Gracias a Dios tenemos un sitio donde estar mi casa está totalmente inhabitable, aquí estamos muy bien no tenemos problemas con nadie y somos como una gran familia, la verdad es que estoy muy agradecido de poder estar aquí, confió en que pronto me solucionen lo de mi casita, uno como damnificado pues debe ser agradecido con la gente que le ayuda” (G. Agudelo. Entrevista personal enero 25 de 2011)

Como se cita en Gómez del Campo (1999) pág. 58 el concepto de “desesperanza aprendida” de Se-ligman (1975), sirven para describir las actitudes de apatía, pasividad, inercia, indolencia y falta de autoconfianza en individuos y grupos oprimidos o marginados, puesto que estas personas acep-tan su situación y simplemente la toman como algo normal en sus vidas.

d. PROTECCIÓN DE BIENES: El hecho de tener un sitio seguro para ubicarse les genera confianza aunque en el fondo aceptan su circunstancia, añorando su situación anterior, viven momentos de ansiedad con el deseo de que termine esta

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etapa crítica, dándole mayor interés a salvar sus vidas y recuperar sus pertenencias materiales.

“Ojala y pronto nos vayamos para la casa ya que a pesar de que aquí estamos bien, nos molesta que todo mundo se entere de lo que uno hace lo bueno es que estamos bien y salvamos nuestras cosas” (F. Ruiz. entrevista personal marzo 18 de 2011)

Siendo la privacía citado en Holahan (1991) como “el control selectivo del acceso a uno mis-mo o al grupo al que uno pertenece” nos permite comprender como algunas personas a pesar de encontrarse damnificada y verse obligada a vivir en un albergue, desea volver a su casa para gozar de esta y poder tener nuevamente el control de su vida.

e. PROCESOS DE CONVIVENCIA: Estas personas expresaron su compromiso con el albergue, tanto en la participación al realizar el pacto de con-vivencia como en la aplicación del mismo, cada uno de ellos mediante el dialogo hizo los apor-tes necesarios encaminados a lograr una estadía agradable y llevadera, se encontró como aspecto positivo la aceptación y cumplimiento de este pacto, la responsabilidad en la realización de las funciones asignadas y el ambiente familiar na-cido del conocimiento anterior que se tenía por compartir el barrio en el cual residían, esto faci-litó enormemente la adaptación de todos ellos quienes se consideraban como parte de una gran familia.

“La verdad es que aquí estamos muy bien todos nos conocemos y por lo menos esto permite que sea más fácil la convivencia, pues hace muchos años que vivimos por aquí y cada uno de nosotros sabe quiénes son sus vecinos” (M. Castro. Entrevista personal enero 25 de 2011).

Holahan (1991) dice “la identidad de grupo que surge entre las personas que comparten un territorio, además, fomen-ta vinculo sociales” (pág.297) es por esto que las personas ubicadas en el albergue del barrio Buenos Aires trataron por to-dos los medios que los damnificados que fueran llevados allí pertenecieran al mis-

mo grupo de vecinos.

f. ORGANIZACIÓN SOCIAL POR NECESIDAD: Así tuvieran diferentes intereses, aprovechamien-to, penuria, resignación o comodidad, todos co-incidieron en que este era el mejor sitio donde podían estar ya que a pasar de que la adminis-tración acondicionó muchos escuelas y colegios para ser utilizados como albergue eran muchos los damnificados y se presentaron muchos pro-blemas y en algunos casos hubo intervención de las fuerzas del orden para calmar un poco esta situación.

“Este albergue era el mejor sitio donde podíamos estar ya que conocemos por experiencia propia como se vive en los otros albergue del munici-pio” (C. Holguín. Entrevista personal marzo 27 de 2011).

“Una importante función psicosocial de las redes sociales basadas en las relaciones de los veci-nos urbanos consiste en establecer y mantener un sentido de organización y control social en el área” Holahan (1991) pág. 359. Esta nos permite comprender que para el buen funcionamiento del albergue se estableció antes un pacto de con-vivencia creado a través del diálogo y la acepta-ción de la individualidad de las personas con las que se vieron obligadas a compartir este espacio.

{CONCLUSIONES GENERALES}

El hombre puede beneficiarse completamente de lo que su entorno le ofrece en función de sus ne-cesidades, producir bienes, e incrementar la pro-ducción, por lo que se hace necesario estimular la sensibilidad humana difundiendo los conoci-

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mientos indispensables para desarrollar desde la infancia una actitud ecologista y una mayor con-ciencia de la relación de interdependencia entre el medio ambiente y el hombre.

En las diferentes gestiones de la actividad pre-ventiva en relación al municipio de La Virginia (Rda.), casi nunca se intenta tratar la prevención desde la participación de la psicología, se deses-tima la salud mental del trabajador o del dam-nificado o victima de la catástrofe, se ignora su cultura, su entorno, su personalidad, sus hábitos, sus costumbres , y sus miedos. La gestión preven-tiva como gestión interdisciplinaria requiere de la psicología para tratar al individuo como parte de un todo.

Se pudo ver claramente la falta de planeación y creación de estrategias por parte de la adminis-tración que si bien tiene identificado el problema aún no han creado un plan de acción que ofrezca a la comunidad estrategias para afrontar el pro-blema de las inundaciones.

Por tanto es importante recolectar información en el municipio, para identificar algunos hechos, acciones u omisiones que han influido para la construcción del riesgo en dicha localidad, que si bien es claro a nivel social e histórico en La Virgi-nia Risaralda se ha trabajado en la construcción del riesgo puesto que desde hace mucho años las inundaciones se han presentado y cada vez son más graves, produciendo daños tanto a nivel ambiental como en la salud mental de los dam-nificados.

En muchos casos la solución a un problema no es la más adecuada y genera innegablemente otros que antes no existían agravando aun más las con-diciones de vulnerabilidad de la población.Es necesario entonces conocer las respuestas de los miembros de estos grupos para poder elabo-

rar un programa de prevención, ya que se nie-gan a aceptar su condición o simplemente no la conocen.

Los programas de prevención deben ser elabora-dos por grupos interdisciplinarios en los que es de vital importancia la intervención de psicólo-gos y personas con experiencia en la práctica de la gestión prospectiva del riesgo y la atención de desastres.

Hay un largo camino que la psicología puede re-correr en este municipio, pero lamentablemente el problemas de las inundaciones se ha politiza-do, dejando en el olvido la posibilidad de accio-nes por parte del psicólogo donde se pongan en práctica proyectos que lleven a la comunidad a saber enfrentar el problema por sí mismos, sin depender tanto de aportes económicos que si bien mitigan las dificultades obvian la parte psi-cosocial que es vital en estos casos.

Siendo la gestión del riesgo una actividad en la que intervienen diferentes grupos: el gobierno, las entidades de salud, los grupos de emergencia, bomberos, auxiliares voluntarios, se requiere de un buen liderazgo, aportes económicos y ante todo de la participación de programas psicológi-cos que ofrezcan una ayuda real, iniciando desde la persona damnificada, su entorno, sus necesi-dades y finalizando en una verdadera gestión de prevención.

La participación activa de diferentes grupos inter-disciplinarios se hace necesaria para la creación de programas de prevención que eduquen a la población en aspectos como: ubicación de sus vi-viendas, primeros auxilios y reconocimiento del riesgo, sin olvidar que en el lugar donde vivimos y el riesgo al que nos exponemos son el resultado de la cultura ambiental que aprendemos.

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Inundaciones en Virginia

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Sulay Gutiérrez

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Algunas reflexiones en torno a la Formacion del

Psicologo del Deporte y del Ejercicio Fisico en America

Latina

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Héctor Haney Aguirre Loaiza1

1 Héctor Haney Aguirre Loaiza. Docente Universidad del Quindío. Licenciado en Educación Básica con énfasis en Educación Física Recreación Y Deporte. Universidad de Caldas. Estudiante de Psicología. Universidad de Manizales. Joven investigador COLCIENCIAS, además integrante en el Grupo de investigación Cumanday Actividad física y Deporte. Grupo de Investiga-ción de Psicología Clínica y de la Salud. Correo electrónico: [email protected]

RESUMEN La siguiente reflexión trata de hacer algunas aproximaciones en el quehacer profesional del Psicólogo del deporte en un contexto específico como lo es América Latina. Se abordan tres frentes de trabajo en el rol profesional1)Formación-Docencia 2)Investigación y 3) Interven-ción. Si bien se han dado algunas notorios avances todavía es muy largo el camino por reco-rrerse, como son las unidad gremial y estables lo cual puede ser una iniciativa por parte de los estudiantes lo cual constituye en uno de los retos, como también lo es la divulgación de los conocimientos con un mecanismo bien solido y soportado en esquemas rigurosos de editorial como es la proyectar la Revista Latinoamericana de Psicología del Deporte.

Ante la pregunta ¿Que debe saber, ser y hacer el psicólogo en un contexto del deporte?, sur-gen algunas respuestas y a su vez un abanico de otras preguntas sobre el rol de desempeño del psicólogo del deporte. De hecho, es amplia la gama de actuaciones, tanto en recorridos trans-versales como longitudinales si se observa en sus distintas intervenciones; por ejemplo, va desde los procesos de iniciación deportiva hasta el alto rendimiento, y desde la persona que quiere in-gresar a un programa de ejercicio físico qué entre muchas razones puede concurrir porque no se ve bien y tiene problemas de autoestima, hasta aquella otra que tiene la necesidad de mejorar la salud y/o efectos socializadores. Lo anterior solo se enmarca en la dimensión de intervención del

profesional psicólogo dedicado en el contexto deportivo y del ejercicio físico, junto a la cual se proyectan tres frentes de trabajo en que se des-empeña el rol profesional; a saber:

1)Formación-Docencia2)Investigación y3) Intervención.

Entre los cuales se derivan actividades que sólo se fundamentan en estos aspectos o que se ar-ticulan entre sí. Por ejemplo la docencia y la investigación. O también se puede tener una articulación de los tres campos, lo cuál será ini-cialmente y en el proceso la consolidación de la Psicología del deporte como área de profesión de

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la Psicología, el ideal de quien ejerce el dicho rol. Es importante aclara de ante mano que la inves-tigación es una actividad necesaria en el propio desarrollo de las otros dos demandas, por tal ra-zón se ubica en la mitad de las posibles funciones mencionadas.

Si bien, anteriormente se describe una brecha de actividades que se relaciona estrechamente con otros quehaceres humanos (oficio, salud, belleza, ocio, educación, etc.) es preciso hacer la distinción de que las prácticas deportivas y de ejercicio físico o físico-deportivas son totalmente diferenciadas de las demás actividades humanas. Por ejemplo el deporte tiene unas característi-cas que están bien documentadas, estudiadas y limitadas, y por consiguiente se identifica como actividad independiente, es sabido los fuerte la-zos socializadores en que se desenvuelve dichas práctica, no en todos los casos pero si en la mayo-ría, por lo cual cabe subra-yar que dichos elementos cuyo carácter y desde su naturaleza misma no im-plican moralización algu-na, considerar de que si el deporte es “bueno” o es “malo”; dichos califi-cativos son otorgados por quien los ejerce y con una intención intrínseca de quién se vincula.

¿Es la Psicología del de-porte y del ejercicio Físico un área de profesión?. Es una respuesta que ha sido discutida ampliamente en los círculos científicos dedicados al área. Sin embargo algunos elemen-to han demostrado que ya pasado por etapa de embriológica y se considera en un momento de consolidación. No obstante, en el rol de interven-ción en el escenario deportiva ha tenido algunas resistencias por parte de algunos deportes, de allí la importancia de la investigación en sostener un discurso coherente que sirva de marcador de procedimiento. En todo caso, se logra argumen-tar que la Psicología del Deporte y del Ejercicio Físico (PDYEF) es un área independientes y en avance notable de consolidación como profe-

sión psicológica y con características indepen-dientes de las otras áreas de aplicación. También es importante precisar que no es fácil lograr tal distención y como mencionaba anteriormente, hay fronteras muy volátiles que pueden estar no tan claras sobre el objeto de estudio propio de la PDYEF. No se desconoce la cercana relación que hay entre otras áreas o inclusive destacar como una subárea de la clínica o de lo social.

Su desarrollo independiente es un marcador his-tórico en que se reconoce por organismos Inter-nacionales como la APA (Asociación América de Psicología - Área 47) y además gremios. Y con tal contundencia reflejado en reuniones y eventos de interés propiamente de la Psicología del De-porte y Del ejercicio Físico. (Congresos, Semian-rios, Simposios, Jornadas, etc.). De modo que características como son tres los elementos men-

cionados sobre la realidad distinguen el desarrollo del área. (Tortosa y Cive-ra, 2001; Tortosa, Mayor y Carpintero, 1990)

•Organizaciones estables. •Eventos •Difusión especializada.

La PDYEF es un área que trabaja desde la potencia-lización de las capacidades y las habilidades del ser humano que adquiere una condición social ante su desempeño con los otros congéneres como es ser reconocido como depor-

tista, y a partir de allí potencializar sus respecti-vos desempeños en la preparación; puede darse el panorama que haya presencia de una patolo-gía, sin embargo no está en plena función el de-tectar tal anormalidad.

Formación-Docencia: Es un de roles que se puede desempañar el profesional. También se considera un de los campos donde se ha ganado terreno y se apoya sobre el exclusivo interés de los profesionales vinculados en la parte acadé-mica. En el pregrado, la mayoría de los docentes han abierto su espacio en las facultades de Psico-

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logía y del Educación Física y/o Deportes, como una asignatura de naturaleza optativa y no está vinculada en un plan de estudios como asigna-tura fija. En tanto a estudios de postgrado se en-cuentran algunas especializaciones, maestrías y doctorados. En España se marca un sería tenden-cia de tales programas postgraduales, en cambio en Suramérica hay un vacio de tal perspectiva de formación. No hay estudios portgraduales en el orden de maestría y doctorado, que tengan un

reconocimiento a nivel continental; esporádicas especializaciones señalan el desarrollo lento en el continente. Lo anterior en cuanto a nivel de formación formal, y por el lado del nivel informal se observa una cohesión a nivel gremial (Socie-dad Iberoamericana de Psicología del Deporte - SIPD) con la incursión de eventos (Congreso Iberoamericano de Psicología del Deporte) rea-lizados en tres versiones, en México, Guatemala y Colombia respectivamente. Para Argentina se ha dado una importante organización gremial, Asociación de Psicología del Deporte Argentina, (APDA) fundada en 1992 y liderada por Marcelo Roffé. Un mecanismo de divulgación de fuerte impacto para América Latina es una las perspec-tivas a las que le tiene que apuntar el área, y con ello una visualización de reconocimiento de soli-do soporte científico.

Investigación: El rol investigador del profesional del psicólogo dedicado a esta área. Es el papel que soporta el área profesional de la Psicología

del Deporte tanto al considerarse en su forma-ción comode la Intervención. La construcción del conocimiento de la Psicología aplicada al contex-to del deporte y del ejercicio físico ha posibilitado el desarrollo de la construcción de instrumentos, y técnicas; lo cual ha profundizado el estudio de la PDYEF. No obstante, para el caso de América Latina, hay un insípido desarrollo en investiga-ción y como consecuencia la escasa posibilidad de instrumentos para nuestro entorno. La tarea del investigador es ardua, sistemática y muy im-portante en la consolidación de la PDYEF.

Intervención: Es el ejercicio en el campo propia-mente dicho, se lleva a cabo el contacto de la teo-ría con las realidades. Es de suma importancia, puesto soportados en los postulados naturales de la Psicología y llevados al contexto del depor-te, lo cual hasta cierto punto queda reducido, pues es necesario la articulación con la investiga-ción propiamente del área. Si bien los construc-tos pueden ser únicos en su elaboración, pueden tener connotaciones diferentes. Por ejemplo la ansiedad competitivas puede tener síntomas y signos propios de una situación de una tipología de ansiedad patológica.

{ÁMBITOS DE ACTUACIÓN DEL PRO-FESIONAL EN PDYEF}

Campos de actuación Según el Colegio Oficial de Psicólogos. (Cantón, 2009, 2010)

• Deporte de Rendimiento• Deporte Base e Iniciación temprana (selección de talentos)• Deporte de Ocio y Tiempo libre• Poblaciones especiales• Organizaciones Deportivas

{FUNCIONES A DESEMPEÑAR DE MANERA PARTICULAR MODIFICADO

DE CANTÓN 2009, 2010

1) FORMACIÓN Y DOCENCIA

Educación y/o Formación

• Actividades regladas: Cursos entrenadores,

Psicología del deporte

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• Postgrados,...• Actividades no regladas: conferencias, encuen-tros deportivos,...• Actividades práctica.

Docencia

• Clases magistrales.• Incursión en el plan de estudio de pregrado• Redes nacionales y/o Internaciones entre insti-tuciones (Universidades, Clubes, Institutos, etc.)

2) INVESTIGACIÓN

Procesos de Investigación

• Básica• Aplicada

Desarrollo de técnicas e instrumentos

• Construcción y validación de instrumentos para el contexto latinoamericano• Acceso público a tales procedimientos.

Divulgación

• Medios de comunicación de acceso libre.• Revista Latinoamericana de Psicología del De-porte.

3) INTERVENCIÓN

Intervención

• Directa: entrenamiento psicológico• Indirecta: diseño y aplicación de estrategias psi-cológicas

Evaluación Y Diagnóstico

• Tests y cuestionarios• Entrevistas• Técnicas y procedimientos de auto-observación yauto-registro• Registros de observación• Registros psicofisiológicos Planificación y Asesoramiento

• Variables psicológicas• Rendimiento y/o actuación• Adherencia a la actividad• Consecución de objetivos• Habilidades sociales,....

{RETOS PARA AMÉRICA LATINA}

Son grandes los restos que nuestro continente Latino tiene frente a la PDYEF, es necesario la postulación gremial y organización propia de un contexto Latinoamericano, y cuya idea puede ser emergida desde la iniciativa estudiantil. Con ello se vienen algunas otras tareas como la divulga-ción a través de eventos, y medios de comunica-ción.

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Haney Aguirre

* Fotos descargadas de Internet

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Referencias BibliográficasCantón, E. (2009). La profesión del Psicólogo del Deporte. Revista General y aplicada. 62, (1-2), 121-129.

Cantón, E. (2010). La Psicología del Deporte como Profesión Especializada. Papeles del Psicológo. 31(3), 237-245.

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Tortosa, F., Mayor, L. y Carpintero, H. (1990). La psicología contemporánea desde la historiografía. Barcelona: Editorial PPU.

Weinberg, R. &Gould. D. (2010). Fundamentos de Psicología del Deporte y del ejercicio físico. Madrid; Panamericana.

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Haney Aguirre

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PSICOLOGiA DE LA CULTURA: EL PECADO

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RESUMENLa palabra “religión” con su antagónico “pecado” pareciese irse desdibujando del voca-bulario de los estudiantes de psicología a pasos agigantados. Al señalar que la cultura es parte del contenido que se escribe en la tabula rusa, no se puede dejar de lado la realidad mística, mitológica, religiosa o como la quieran llamar, ya que al hacernos en un ambiente latinoamericano, presupone que somos seres complejos llenos de signos, símbolos y ritua-les que el futuro psicólogo debe conocer ya que en este fenómeno puede estar una gran fuerza de intervención dentro de los clientes que a futuro llegaran a los consultorios.

Palabras Claves: cultura, religión, pecado, trastorno, fenómeno, psicología.

ABSTRAC

The word “religion” with its antagonistic “sin” seems to go blurringof the vocabulary of psychology students at a rapid pace. Notingthat culture is part of the content is written in Russian tabula, you cann´t ignore the reality of the mystical, mythological, religious, or asyou call it, because at us in a Latin American, presupposes that we are complex beings full of signs, symbols and rituals that the future psychologist should know and that this phenomenon may be a great force for intervention in future customers to reach clinics.

Keys words: culture, religion, sin, disorder, phenomenon, psychology.

Julián Mauricio López González1

1. {RECORRIDO POR LA PSICOLOGÍA DE LA CULTURA}

Haciendo memoria de mis estudios en latín to-mados en el seminario mayor de Manizales me

remito a conceptualizar de la forma más clara la palabra cultura: es aquella capacidad que tiene el individuo de cuidar una tarea, labor o proceso que está llevando a cabo y que necesita de algún tiempo para esperar su consecuencia. Según Ne-brija (1494, p. 64) la palabra en sus raíces viene de la palabra cultus que significa cuidar el campo, cuidar la parcela o los procesos agrícolas.

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1 Julián Mauricio López González. Estudiante de 8 semestre del programa de psicología de la Universidad de Manizales. Correo electrónico: [email protected].

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Es entonces en la encantadora época de las lu-ces o bien llamada época del “RENACIMIENTO” cuando la misma palabra toma un sentido más espiritual, más humano y más puro: “el cultivo del espíritu”, dejando entrever una nueva van-guardia dadora de significado para el ser huma-no, un camino que traza al mismo espíritu como la concepción trascendental de nuestro ser en el mundo, de nuestro oficio y quehacer diario. La cultura por tanto tiene que ver con todo aquello que enriquece tanto los procesos sociales, como los procesos religiosos y psicológicos, ya que desmiente la postura de un hombre incapaz de sentir, de amar, de conocer y de conocerse a sí mismo a través de su ambiente, generando así quizá la época de la exploración del hombre a través de los sentidos puros, donde puede expre-sarse a través de cualquier movimiento artístico que el espíritu libre intuía necesario para su propio crecimiento.

Pero en la misma época ocurría un movimiento vertical de pensamiento, La iglesia, sus doctrinas y dogmas estaban tamba-leando y la única alternati-va que existía era moldear-se a la misma cultura para enriquecerse aun mas y construir un nuevo camino, aunque los dogmas no tuviesen cambios tan im-portantes, la doctrina pasó de concebir a un hom-bre esclavo de sus deseos, que debe renunciar, sacrificarse y con un único objetivo de martirio, hacia un hombre capaz de encontrar la libertad a través de la caridad, al individuo trascendente y trascendental en su representación en el otro y auto realizado a través de su búsqueda por el motor inmóvil, por su directriz inequívoca y por su creador.

Desde entonces, la cultura con variables de acuerdo al contexto histórico ha conservado el tinte inicial en su concepto: todo el acumulado de aquello que siendo artístico o científico da sentido a la historia de la humanidad.

Del dogma eclesiástico que nunca tuvo variacio-

nes a lo largo de la historia está la concepción de pecado, en los tratados de moral es definido como una falta contra la razón, la verdad y la con-ciencia recta: conceptos fundamentales y des-criptivos del Dios cristiano y su amor por todos los hombres.

Es el pecado entonces, aquello que lleva al hom-bre a alejarse de su cultura, es aquello que hace que la razón se contradiga, que la verdad se oculte y que la conciencia sea potencialmente traumática y trastornada, es pues en esta última parte donde quiero fijar mi atención para expli-car un poco que tan importante puede llegar a ser comprender el pecado para nuestro colegio psicológico, teniéndolo en cuenta en cuanto pro-ceso y en cuanto resultado.

1. 1 ¿QUIÉNES Y QUÉ SE HA DICHO DE LA CULTURA?

A partir de siglo I, la igle-sia católica en su concilio de Nicea, de forma popu-lar trata de conceptualizar cómo el nacimiento del cristianismo en las tierras evangelizadas por San Pa-blo afectaba y cambiaba ra-dicalmente la cultura sobre la cual empezaban a impe-rar ideologías cristianas. Ya

desde allí se empieza a realizar una comparación entre lo que es la cultura como tal o lo que se llamaba por los cristianos “ideas de pueblos pa-ganos” y la afectación del campo religioso dentro de la cultura.

Hacia los siglos XVI-XIX Los nuevos movimientos que surgen de las ciencias sociales como lo es la psicología, la sociología y la antropología, entre otras, redelinearon este concepto, impugnando la terminología Romántica en la que el individuo solo y solo sí tenía conocimientos amplios, abs-tractos y concretos era considerado como culto y de lo contrario como el inculto del pueblo. Se concibe CULTURA en una vía interrelacional con el ambiente y con los otros. Básicamente, en la actualidad se recapacita a la CULTURA como el engranaje total de las conductas humanas en

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una comunidad dada combinada esta con el co-nocimiento, la erudición, el saber, la sabiduría, la ciencia y el arte. Cualquier habilidad humana que prevalezca sobre las necesidades básicas del or-ganismo es considerada cultura.

En las ciencias sociales, el sentido de la palabra cultura es más amplio: la cultura abarca el con-junto de las producciones materiales (objetos) y no materiales de una sociedad (significados, re-gularidades normativas creencias y valores).

Algunos teóricos que conceptualizan el término cultura son:

Según Taylor, la cultura es:

Aquel todo complejo que incluye el conocimien-to, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres, y cualesquiera otros hábitos y capa-cidades adquiridos por el hombre. La situación de la cultura en las diversas sociedades de la especie humana, en la medida en que puede ser inves-tigada según principios generales, es un objeto apto para el estudio de las leyes del pensamiento y la acción del hombre. (1995. p 134)

Roy Rappaport gran exponente de la psicología social comunitaria, introdujo en la discusión de lo social la idea de que la cultura forma parte de la misma biología del ser humano, y que la evolu-ción misma del ser humano se debe a la presen-cia de la cultura (1998, P. 261-292).

2. {EL OLVIDO QUE SEREMOS: EL PECADO}

Cuando se deja de lado algunos procesos que ha-cen parte de la cultura como lo es la religión con su antagónico principal “el pecado” se empieza a crear en la interpretación de la misma un espacio en blanco donde aquellos que se preparan para reconstruir, transformar y comprender un medio adecuado para quienes son los actores principa-les, tendrán serias dificultades a la hora de en-frentar ese mundo externo.

La trascendentalidad del ser humano latinoame-ricano tiene fuertes bases mitológicas y religio-sas, donde sus creencias hacen parte del día a día y de los procesos de socialización, comunicación y percepción de la misma realidad.

Por tal motivo al entender que cultura es el esce-nario propio de “hacerse como ser humano” es indispensable para el futuro psicólogo conocer la realidad religiosa que aunque para algunos suena extraña, debe convertirse por obligatoriedad en una sana transcripción de acciones relevantes que conviven con la mayoría de los habitantes de nuestra comunidad, de nuestro sector y de nues-tros clientes.

Si se olvida el pecado como realidad creada por el hombre y la mujer de nuestra sociedad, se ol-vida también una parte potencial de cambio y transformación: si el pecado al verse evidencia-do en el hombre religioso y espiritual es impul-so de cambio de no querer seguir en la misma conducta, porque no aprovechar de forma posi-tiva ese acontecimiento para formar excelentes personas, porque no unir fuerzas y hablar un mismo lenguaje para que la persona integre sus necesidades de cambio en todos los ámbitos de la cultura?

3. {POR QUÉ ENTENDER LA TOPOGRAFÍA DEL PECADO}

Este enunciado nace de la necesidad de dar res-puestas a la pregunta formulada anteriormente, ya que al entender la topografía del pecado en la persona es un primer paso para impulsarle a comprender su significado acerca de la conducta cometida y la necesidad de cambio de acuerdo al bienestar psicológico deseado o esperado, según las particularidades del individuo.

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El pecado puede ser social, puede ser perso-nal (aunque es tácito que lo individual conlleva a consecuentes en el ambiente) puede ser al mismo tiempo repetitivo, puede ser ocasional, el pecado puede generar un entorno potencial-mente traumático de acuerdo al peso del mismo, el pecado puede ser ligero o permisivo o puede ser pesado y traumatogénico, todo es de acuerdo a los pensamientos diferenciales de cada indivi-duo; pero tiene una particularidad que si como psicólogos se aprovecha puede ser de gran uti-lidad: quien habla de pecado a la vez sabe que dicha connotación tiene por sí mismo un peso enorme de cambio, de transformación, quien se acerca a un confesionario y dice “… he pecado” sabe que la palabra lo llevara por si sola a otro estado que es el estado de reflexión y poste-riormente de transformación personal, según el bien ideal buscado por el sujeto; otro ejemplo es aquella persona que cansada y agotada por sus limitaciones morales se acerca a una iglesia para tener un encuentro personal con ese Dios y que desde su interior grita inmensamente su necesi-dad de cambio, que ha pecado pero que se com-promete con ese bien ideal tan anhelado.

4. {EL PECADO COMO SOCIAL Y PERSONAL}

Ahora bien, dentro de las topografía del pecado esta si es social o personal. Para soportar la idea de que cualquier acto que vaya en contra de la moral también ocasiona estados psicológicos no deseados es ne-cesario subrayar en este tema, ya que cualquier consecuencia del pecado social o personal trans-formara fuertemente en los es-cenarios culturales del mismo ser humano.

Si bien todo pecado es personal, porque es un acto de libertad de un hombre en particular, y no propiamente de un grupo o co-munidad, es al mismo tiempo so-cial: "en virtud de una solidaridad humana tan misteriosa e imper-ceptible como real y concreta, el

pecado de cada uno repercute en cierta manera en los demás.

En este orden de ideas se va generando una ca-dena de comportamientos inadecuados, aleján-dose el ser humano del bien ideal y de su bien-estar ideal: este acto contribuye a que la misma sociedad pierda su estabilidad emocional y al mismo tiempo su cordura, creándose mitos que confunden intensamente la libertad dada y el li-bertinaje vivido, justificando como “normalidad” todo aquello de lo cual alguna vez salió de las ma-nos y que dejo crecer como una bola de nieve.

5. {LA REPETICIÓN CONSTANTE DEL PECADO: INICIO DEL TRANSTORNO}

Según el DSM-IV, trastorno es:

Una clasificación categorial no excluyente, basa-da en criterios con rasgos definitorios. Los autores admiten que no existe una definición que especi-fique adecuadamente los límites del concepto, y que se carece de una definición operacional consistente que englobe todas las posibilidades. Un trastorno es un patrón comportamental o psi-cológico de significación clínica que, cualquiera que sea su causa, es una manifestación individual de una disfunción comportamental, psicológica o biológica.

Al leer el concepto que da la APA operacional-mente deja un gran vacío en cuanto a la condi-

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ción de trastorno o que puede llevar a ello. Si bien las respuestas pueden ser muy amplias y generalizadas acerca de la operacionalización del mismo, en nuestra cultura no se puede olvidar la condición de pecado y su topografía porque así como al mismo tiempo de manera positiva pue-de ser impulso de cambio, también puede ser de forma negativa el inicio del trastorno al presen-tarse una desadaptación del sujeto de su ambien-te, al salirse de los parámetros morales y sociales establecidos para el bien ideal social y al mismo tiempo interfiere en esa búsqueda constante del bien ideal personal.

Para hacer mas entendible la idea coloco como ejemplo el violador de 50 años que vivió durante mucho tiempo a merced de todos aquellos niños inocentes que hacían caso de sus promesas y caían en sus garras, su primer encuentro de peca-do fue con su victimario quien de niño lo abusó, lo violó y lo manipulo (aquí la conducta no era normalizada por el sujeto ni el cerebro se había moldeado de acuerdo a la misma).

En este primer victimario el pecado es perso-nal porque es un acto en contra de la libertad de otro individuo, pero al mismo tiempo el pe-cado recae en el coso social al dejar de heren-cia a otros este tipo de conductas y así el niño violado a quien el pecado interrumpió su proceso normal de crecimiento, se convierte en el hom-bre violador y en el victimario del mañana; pero, aun así en una cárcel la única opción y terapia que encontró para apoderarse de su propia vida fue su mundo espiritual, que exhorta sus malos comportamientos. Aquí se presentan las dos consecuencias del pecado: el primero, el pecado fue causante de trastornos desadaptativos de la

personalidad al hacer repetitivo el pecado y al mismo tiempo normalizar la conducta frente a la conciencia y la segunda consecuencia, fue que cuando el segundo victimario fue consciente de su condición de pecado y reflexionó sus actos en una vida espiritual, nace por primera vez la ten-dencia al cambio personal apoyado en el peso del campo espiritual.

{CONCLUSIÓN}

El pecado es hasta cierta instancia inicio sus-tancial del trastorno psicológico, por tal motivo desconocer el modus operandi del pecado y su topografía sería desconocer también un estilo de terapia que podría ayudar a todos aquellos cre-yentes que pueden partiendo del pecado tener consecuencias de reflexión y camino acerca de su propia conducta.

Que aunque la conducta normalice el sistema ce-rebral, esto no es suficiente para que el trastorno psicológico desaparezca en el individuo, ya que al “normalizarse” y acallar la conciencia no quiere decir que la plasticidad sea un constructo efec-tivo para modificar el ambiente de una manera optima y en pos de la búsqueda del bien ideal social.

Y por último, la conclusión general es no olvidar el espacio que para el psicólogo se genera en el campo espiritual, no dejarle olvidar al estudiante que tan importante es conocer esta dimensión del ser humano ya que puede ser parte primor-dial para ayudarle al otro a encontrar su auto-rrealización a través de la búsqueda constante por el bien ideal tanto social como personal.

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* Fotos descargadas de Internet

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Referencias BibliográficasAMERICAN PSYCHIATRIC ASSOCIATION (1995) Manual de Diagnóstico y Esta-dístico de los Trastornos Mentales. Editorial Masson. Barcelona.

Nebrija A. Diccionario Español-latín. Pág. 347. Ed. Nebrija. Madrid- España.

Rappaport, Roy (1998) [1955]: “IX. Naturaleza, cultura y antropología eco-lógica”, en: Shapiro, H: Hombre, cultura y sociedad. P. 261-292. Fondo de Cultura Económica. México.

Tylor, Edward B. (1995) [1871]: “La ciencia de la cultura”. En: Kahn, J. S. (comp.): El concepto de cultura. P. 134. Anagrama. Barcelona.

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Influencia de la Educacion y la Cultura en la

Vulnerabilidad Frente a los Desastres desde una Perspectiva Psicologica´

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Ángela María Giraldo García1

RESUMENDesde la Línea de investigación en Psicología Clínica y Procesos de salud que se adelanta desde el Programa de Psicología de la Universidad de Manizales, esta investigación tiene en cuenta la educación y la cultura como aspectos propicios para abordar el tema de vul-nerabilidad; se reconoce además su complejidad y la necesidad de encontrar estrategias que permitan por medio de estos escenarios, disminuir la vulnerabilidad frente al riesgo de desastre. Se pretende plasmar una perspectiva basada en la gestión del riesgo prospectiva generadora de bienestar ante a las situaciones de riesgo en que se encuentre inmersa una comunidad.

Palabras Claves: Vulnerabilidad, Desastre, Gestión del riesgo, Educación, Cultura

ABSTRAC

From the line of research in clinical psychology and health processes is advanced from the Psychology Program at the University of Manila, this research takes into account the education and culture as favorable aspects to address the issue of vulnerability also recognizes its complexity and the need to find strategies for using these scenarios, reducing vulnerability to disaster risks. It is intented to capture a perspective based on prospective risk management well before generating risk situation in which a community is immersed.

Keys words: Vulnerability, Disaster, Risk management, Education, Culture.

La vulnerabilidad frente a los desastres, tomado desde un enfoque psicológico cognitivo, intenta plasmar un panorama que permita explorar di-

versos aspectos incluidos dentro de los proce-sos de vulnerabilidad, teniendo como referencia conceptos teóricos que han sido investigados a lo largo de la historia y que hoy se muestran con

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1 Ángela María Giraldo García. Egresado del programa de psicología de la Universidad de Manizales. (2011). Correo elec-trónico: [email protected]

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el objetivo de fomentar una perspectiva desde la Psicología. De esta manera se crea un espa-cio preciso para intervenir frente a los desastres desde la generación de alternativas a partir de la cultura y la educación, que permitan disminuir la vulnerabilidad frente a los desastres. Para esta época se han obtenido algunos avances respec-to al tema, pero se hace necesario continuar con esta tarea que pone de manifiesto la necesidad de reconocer las prácticas y vivencias que llevan a los individuos a ser vulnerables frente a muchas situaciones; para identificar y promover de este modo el cambio de acciones inapropiadas de las personas en los diferentes contextos, y potenciar aquellas que sean adecuadas.

En este sentido, la Psicología abre escenarios educativos que permiten encontrar bases esen-ciales para reconocer esta temática, “pues bien, la psicología no se limita a un consultorio, a una empresa o institución y podría considerarse deber ético de cualquier psicólogo, sin impor-tar cual sea el área en la que trabaja, el prestar atención en emergencias y desastres, y por ende prepararse para dicho trabajo, pues en su propio entorno laboral y comunitario puede encontrarse con personas que se hayan visto envueltas en di-chas situaciones” (Gómez 2011).

La idea general se fundamenta propiamente en la categoría de vulnerabilidad (entendida como la incapacidad de respuesta que tiene una comuni-dad frente a un evento de desastre por fenóme-no natural o social) debido a que como parte de las causas primordiales en los desastres, ésta se muestra como un foco primario. En este sentido, se crea una coherencia con la Línea de investiga-ción de promoción, prevención y redes en salud; que plantea esta temática como una necesidad local de ampliar el panorama de la vulnerabili-dad, para mostrar y hacer énfasis en algunas cau-sas que hasta ahora no se han tomado en cuenta en su investigación. Adicional a esto, se profundi-za en otras categorías para situarse teóricamente en la Gestión del Riesgo, que propone tres mo-mentos de actuación: a) prospectiva, b) reactiva y c) correctiva.

Este ensayo hace énfasis en la actuación pros-pectiva debido a que brinda herramientas que aportan la educación, y que favorecen la visión

a futuro y la adquisición de estrategias de com-portamiento preventivas en el ser humano, sin olvidar el fortalecimiento de las ya existentes. De acuerdo con las consideraciones que se han venido realizando, se hace necesario, en primera instancia, retomar un poco la historia: “El siglo XX fue testigo de numerosas catástrofes en Amé-rica Latina, entre las cuales se pueden mencio-nar los sismos de 1960 en Chile, en 1985 en la ciudad de México, y en 1985 la del Nevado del Ruiz”. (Lugo.J. 2002. p.16) Estos acontecimientos representaron numerosas pérdidas materiales y un sinnúmero de víctimas, lo que ha llevado a cuestionar, hoy por hoy, las investigaciones y las entidades encargadas de gestionar el riesgo. Resultado de esto es la evidencia del alto nivel de vulnerabilidad presente en las comunidades, lo que apenas es un primer paso en este tema; sin desconocer que a partir de ello es que se ha dado inicio al recorrido que hay por hacer desde las diferentes disciplinas, y en este caso desde la psicología.

En esta misma dirección no se puede ser ajeno a que “las condiciones topográficas geológicas y climáticas del continente americano favore-cen todos los fenómenos naturales y peligrosos” (Lugo.J. 2002. P.12.) Lo que presenta grandes difi-cultades a la hora de intervenir en los diferentes aspectos que entraman a una comunidad cuando se tiene en frente un riego como éste; sin em-bargo al reconocer un poco ya la problemática aún han sido muy pocas las medidas que se han tomado para mitigar e intervenir, pues se siguen presentando variadas situaciones que ponen en riesgo la integridad física, económica, social y mental de las personas. A pesar de lo que ha pa-sado, todavía no se manifiestan de manera eficaz las entidades gubernamentales encargadas de gestionar el riesgo, lo que implica que las perso-nas continúen desprevenidas, mostrándose aje-nas a una condición tan latente como la creación del riesgo de desastre.

Anclando la idea de gestión del riesgo y relacio-nándola con la intención que se tiene desde la psicología, Sierra afirma en su texto: “la Psicolo-gía de la Salud es un modelo biopsicosocial, don-de no solo se tienen en cuenta factores físicos, sino también factores psicológicos (conductas, emociones, pensamientos, estilo de vida, estrés)

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y factores sociales (relaciones familiares, apoyo social, influencias culturales)” (Sierra 2011) Esto indica que los fundamentos de la sicología de la salud están direccionados a que cada vez haya mejores formas de responder ante situaciones de estrés, y sobre todo, a reducir la vulnerabilidad en los diferentes ámbitos del ser humano.

De acuerdo con lo expuesto hasta ahora y reto-mando el concepto de vulnerabilidad, se puede referir a Wilches quien la define como:

“La incapacidad de una comunidad para “absor-ber” mediante el autoajuste, los efectos de un determinado cambio en su ambiente, o sea su “inflexibilidad”, o incapacidad para adaptarse a ese cambio, que para la comunidad constituye, por las razones expuestas un riesgo. La vulnera-bilidad determina la intensidad de los daños que produzca la ocurrencia efectiva del riesgo sobre la comunidad” (Wilches.1993, pág. 9)

Esta dificultad sería entonces, la incapacidad de reacción cuando un evento como tal sucede, es decir, la proporción de vulnerabilidad es de ma-yor o menor magnitud de acuerdo con la capa-cidad de reacción que tenga la población para enfrentarse a la ocurrencia de dicho evento.

Por otro lado la vulnerabilidad no se limita a lo fí-sico, sino que además afecta diferentes aspectos como el político, social, económico, ecológico, educativo y cultural (Wilches. 1993), pues cada uno muestra situaciones que limitan a una comu-nidad para poder actuar frente a un fenómeno natural o social; es decir, la vulnerabilidad se re-laciona con la predisposición al daño presente en una comunidad desde uno o todos los aspectos. En este sentido, y de acuerdo con lo que se en-tiende por vulnerabilidad, se hace necesario definir los desastres; para lo cual Wilches cita a la ONAE (Oficina Nacional de Atención de Emer-gencias) refiriéndose a estos como un “evento identificable en el tiempo y el espacio, en el cual una comunidad ve afectado su funcionamiento normal, con pérdidas de vidas y daños de magni-tud en sus propiedades y servicios, que impiden el cumplimiento de las actividades esenciales y normales de la sociedad”. (Wilches 1993 p. 14)

Cuando una comunidad se ve expuesta a un de-sastre su funcionamiento cambia de manera sú-bita, debido a que los desastres modifican las ac-tividades que se venían realizando y dan un giro total a la visión que se tenía de las cosas. Es un momento donde se ve afectada la integridad de las personas de diversas maneras y en la mayoría de los casos, las personas afectadas se demoran un tiempo en volver a retomar su vida y continuar con ella; por tal motivo es importante reconocer el papel que juega la psicología, debido a que hay alteraciones en las condiciones de los individuos, no solo físicas y materiales, sino psicológicas; y es aquí donde el profesional de la salud mental ejecuta su intervención de manera directa.

En efecto, “los desastres son eminentemente hu-manos y sociales y, en consecuencia, debemos despojarlos del calificativo “naturales” que gene-ra la sensación de que el mundo “es así” y no po-demos hacer nada para evitarlo”. (Wilches 1993 p. 11) Justamente es como se ha venido mane-jando por la comunidad el tema de los desastres, pues nuestra cultura y educación se refuerzan estas creencias que son cada vez más difundidas; y es en este punto donde el riesgo es cada vez más latente y la vulnerabilidad se hace cada vez más evidente. Estos estilos de pensamiento son los que generan resistencia a la posibilidad de ofrecer opciones y encontrar, dentro de los con-textos, prácticas saludables que sean forjadoras del bienestar de las personas; por ejemplo, espa-cios educativos . De esta manera se puntualiza la definición de un desastre y sus causas, haciendo alusión a que, por cultura, siempre se ha visto al hombre ajeno a este tipo de sucesos.

En la actualidad es necesario hacer claridad fren-te al tema, mostrando e identificando que el ries-go de un desastre está dado por dos razones: la primera, son “los procesos intrínsecos de trans-formación de la naturaleza (como las erupciones volcánicas, los terremotos y los huracanes) y la segunda, la actividad humana (como la construc-ción de presas, el aprovechamiento de la energía nuclear, la utilización de tecnologías obsoletas o contaminantes y el uso inadecuado de los recur-sos del medio)” (Wilches. 1993 P.11). Frente a esta idea, se debe tener claro que los eventos de la naturaleza surgen en cualquier momento, es-tos tienen su proceso natural lo que es inevitable;

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lo evitable es la forma inadecuada del ser huma-no interactuar con la naturaleza. El ser humano, por satisfacer necesidades de alguna índole, es capaz de atentar contra su propia integridad, ar-gumentando causales como la imposibilidad de acceder a otros medios o no tener otros meca-nismos que le ayuden a contrarrestar la situa-ción. Este comportamiento lo lleva a ponerse en riesgo y de igual manera poner en dificultades a una comunidad; olvidando las consecuencias que puede acarrear el tomar decisiones sin ser consciente del riesgo, reflejando de inmediato la poca prospección en los procesos de satisfacción de necesidades.

“Las primeras reflexiones sobre el tema de vul-nerabilidad frente a los desastres fueron dirigi-das hacia el conocimiento del fenómeno mismo excluyendo la relación con el ambiente humano” (Audefroy. J.2007. p. 8) y es en derivación a ello, que no cabe duda de que el hombre es quien hace que realmente el riesgo exista. Si ya se han encontrado factores que ponen de manifiesto que es él en gran medida responsable de ser víctima de un desastre, aleja en gran parte al fe-nómeno natural de su responsabilidad, y en esas circunstancias, “muchos fenómenos naturales no llegarían a ser desastres, o en todo caso ocasio-narían menos daños”. (Lugo 2002 p. 148) si se tomaran las medidas preventivas del caso.

Ahora bien, las dificultades económicas “obligan” a las personas a habitar zonas en las que tarde o temprano su vida se ve en peligro. “No se puede negar la responsabilidad de los dirigentes políti-cos” (Chardon. A 2002 p.59) es decir, las entidades guber-namentales no proporcionan los suficientes recursos para evitar que las comunida-des lleguen a estos lugares; además, el recurso que se invierte en educación frente al tema de desastres es muy poco y todavía no se está preparado para tomar deci-siones que eviten poner en riesgo la vida y las condicio-nes psicosociales de los in-dividuos, que logren mitigar la vulnerabilidad en un alto

grado.

En efecto, al reconocer estas falencias, se evi-dencia la necesidad gubernamental de promover programas que asuman un papel trascendental en la identificación de los riesgos, y así mismo proporcionar opciones de mejoramiento a los individuos que se encuentren en condiciones de peligro.

Teniendo en cuenta el planteamiento anterior, la condición de riesgo no es unidimensional, esto quiere decir que el “riesgo constituye un subcon-junto del riesgo global o total y, considerando las interrelaciones entre sus múltiples partes, tendrá estrechas relaciones con las facetas con que se describe el riesgo global, tales como el riesgo financiero, el riesgo de salud, el riesgo tecnoló-gico, etc.” (Narváez; Lavell & Pérez, 2009, p.9); factores que aproximan a las personas al propio riesgo.

Para contrarrestar esta condición es necesario explorar nuevos espacios de conocimiento y pro-fundización que sirvan como habilitadores de una verdadera gestión del riesgo encaminada ha-cia la disminución de la vulnerabilidad; además es de aclarar que la vulnerabilidad no debe verse solo como factor material sino como un factor psicosocial que altera la adecuada funcionalidad del ciclo vital de las personas, porque allí está in-mersa la calidad de vida, las relaciones con los demás y con el entorno cuando se está frente al riesgo.

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Como lo mencionan Narváez, Lavell y Pérez en su texto “el riesgo es una condición latente que al no ser modificada o mitigada a través de la in-tervención humana o por medio de un cambio en las condiciones del entorno físico-ambiental, anuncia un determinado nivel de impacto social y económico hacia el futuro”. (Narváez; Lavell & Pérez, 2009, p.9). Explícitamente es lo que hay que aprender a reconocer, identificar y manejar cuando hay dificultades en un contexto donde las condiciones no son las más adecuadas. El propósito es ser cada vez menos vulnerables y encontrar estrategias de afrontamiento que contrarresten la situación, es decir, tener una vi-sión prospectiva dirigida hacia el bienestar de las próximas generaciones.

En este punto incursiona el concepto de la ges-tión del riesgo, que se presenta como “un proce-so social cuyo fin úl-timo es la previsión, la reducción y el con-trol permanente de los factores de riesgo de desastre en la so-ciedad, en consonan-cia con, e integrada al logro de pautas de desarrollo humano, económico, ambien-tal y territorial, sos-tenibles.” (Narváez; Lavell; & Pérez 2009, p. 33) La gestión del riesgo se constituye entonces como un factor primordial en el desa-rrollo humano, que involucra varios aspectos in-tegradores para la reducción de las condiciones de riesgo.

Esta propuesta está orientada a ampliar las posi-bilidades del desarrollo personal y social, susten-tado en la gestión del riesgo y asociado a aspec-tos psicológicos enmarcados en el abordaje de las cuestiones sociales, debido a que involucran directamente a los individuos y las reacciones que tienen en situaciones de riesgo y vulnerabili-dad, teniendo en cuenta los pensamientos, senti-mientos y emociones de cada uno.

Para lograrlo, no se puede omitir el rol del gobier-

no; quien a pesar de estar atrasado en el proce-so, invita a que desde las distintas disciplinas se empiecen a plasmar estrategias y propuestas ge-neradoras de bienestar y desarrollo. De esta ma-nera logran formar nuevas comunidades con una visión preventiva, integradas a la psicología en la proposición de nuevas formas de pensamiento y con tácticas educativas que permitan una ade-cuada interacción con el ambiente.

No obstante, aunque las entidades gubernamen-tales trabajan en los temas relacionados al riesgo, ya que como cita uno de sus objetivos: “definir las responsabilidades del estado en las etapas de atención, rehabilitación y reconstrucción ante los desastres” (ACCI 2005.p.61 (Agencia Colom-biana de Cooperación Internacional)) se puede apreciar que la lectura de la realidad por parte de dichos estamentos se encuentra situada en

teorías obsoletas, que se refieren a la “administración de desastres” vista a partir del después, cuando ha sucedido el desastre.

Esta visión resulta contraproducente si lo que se busca es generar una me-jor calidad de vida y desarrollo humano; en este sentido, la gestión del riesgo

expone la forma de prevenir los desastres bajo el argumento de que es inoficioso invertir en re-construir sabiendo que eso genera más dificul-tad, la sociedad cada vez se verá más afectada y el desarrollo se verá obstaculizado.

Haciendo más claridad en la discusión, las pér-didas materiales, financieras y humanas serán mayores si no se realizan intervenciones de tipo preventivo, sabiendo que el reinvertir por estas causas aleja a las personas de tener oportunida-des de acceder a una mejor calidad de vida. Por ejemplo, si hablamos solamente de reconstruir nuevas viviendas para las personas afectadas y medianamente resolver su situación a corto pla-zo; en este caso, el tema de la educación queda

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aislado, porque la prioridad es netamente asis-tencialista.

La inversión para la educación se muestra cada vez más escasa y precaria, y así sucesivamente con los aspectos como el de la salud mental que no ha tenido espacio en los procesos de gestión que los entes gubernamentales han procurado hasta el momento.

Encadenando los diversos conceptos se retoman la cultura y la educación como factores primor-diales para la Gestión del Riesgo, debido a que es-tán inmersos el uno en el otro. Para ello se hace necesario definirlos y mostrarlos con una imagen fundamental y representativa, con la influencia que tienen en el comportamiento humano, inclu-yendo éste, tanto las prácticas adecuadas y pre-ventivas como aquellas que nos llevan a estar en riesgo y a ser vulnerables.

Por tanto para hablar de educación se debe sa-ber que todo aquello que aprendemos está dado por un “proceso cognitivo que se deriva del ver-bo conocer, cuya acción sobre los estímulos sen-soriales hacen que el hombre antes de respon-der, seleccione, organice, sintetice, almacene y recupere información para dar una respuesta adecuada en cualquier situación” (Gutiérrez, M.2004.p.25) Es así como las personas adquieren conocimiento sobre cualquier aspecto y esto co-rresponde al concepto que se quiere identificar y fomentar; cabe decir en este caso que antes de emitir una acción, primero la información pasa por un proceso mental al que posteriormente se le da una respuesta. Esta definición quiere dar a conocer cómo las personas adquieren aprendiza-jes y actúan de acuerdo a una situación o tal vez en respuesta a una serie de asuntos que se dan en el ambiente.

Anclada esta idea al proceso social y cognitivo antes expuesto se hace preciso mencionar que: “El lenguaje es un instrumento cognitivo, fuen-te de pensamiento y regulador de la conducta” (Gutiérrez, M.2004 p.40) en cuanto a que lo que se transmite a través del lenguaje genera parte del aprendizaje que adquirimos cada día, porque siendo un instrumento de socialización también es un forjador de conductas y pensamientos que se van adaptando en una cultura capaz de

“establecer la interrelación- desarrollo cognición educación- como posibilidad de cambio cultural y educativo” (Gutiérrez, M.2004 p.11) facilitador de prácticas favorables en los individuos como estrategia de relación con el entorno.

A la par Gutiérrez, cita en su texto a Carneiro di-ciendo que lo anterior es con el fin de”asegurar desarrollo personal en busca de significados, de-sarrollo social, cultural y comunitario, para culti-var la ciudadanía y pertenencia a la comunidad” Gutiérrez, M (2004 p.11), es crucial entonces tener la educación como entidad capaz de rom-per con condiciones que netamente parecen no tener salida. No obstante se puede decir que el hombre es capaz de modificar sus pensamientos y adquirir conocimientos de acuerdo con lo que sucede en su medio, justamente la educación le permite tomar conciencia de las acciones que puede ejecutar o no, teniendo como referencia que hay posibilidad de cambiar algunas situacio-nes que atentan contra su bienestar y el de los otros, porque desde la psicología cognitiva se puede apreciar que los aprendizajes llegan a ser significativos en la medida que el sujeto analice las experiencias previas y las que actualmente adquiere, ya que desde allí, se establecen ideas mejor estructuradas y funcionales de acuerdo con las necesidades y prioridades que finalmente el sujeto internaliza.

Por su parte Baquero cita a Vygostky refiriendo “el lenguaje es ante todo un medio de comuni-cación social, un medio de expresión y de com-prensión” (Baquero 1999 p. 67) que va desde lo cognitivo hasta lo emocional, en tanto que el len-guaje anclado a una serie de pensamientos, sen-timientos y emociones presentes en un desastre provoca que las personas puedan movilizarse a cambiar y encontrar estrategias más asertivas en su cotidianidad.

En la misma trayectoria Martínez cita a Garner diciendo entonces que “el sujeto selecciona y construye en la percepción, y en el recuerdo re-construye todo a partir de los detalles” (Martí-nez 1987, p.29) manifestando que la capacidad del sujeto para recordar le permite adquirir un aprendizaje previo, lo que contribuye a no repe-tir las acciones propias y de otros, e identificar el peligro que hay cuando evoca las consecuen-

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cias que tendría al emitir una posible conducta; es decir, que sabe qué puede llegar a suceder si no toma una decisión correcta y cuáles serían las efectos.

Reconociendo estas percepciones, es importan-te tomar a la educación como aspecto primor-dial que permite cambiar actitudes por medio del aprendizaje porque el “aprender consiste en modificar estructuras cognoscitivas y agregar significados a las ya existentes,” (Martínez, M 2004 p.30) debido a que cuando se adquieren aprendizajes con un alto valor significativo como se mencionó anteriormente las personas buscan alternativas que las alejen de determinados ries-gos, lo que podrá ayudar a que la vulnerabilidad se reduzca en fuertes dimensiones. Al identificar esto, es posible generar cambios a nivel de pen-samiento y conducta, logrando impulsar proce-sos psicoeducativos que permitan generar nue-vas formas de actuación por medio del cambio de las estructuras de pensamiento que van en contra de la seguridad de los individuos.

Conjuntamente con la idea anterior se puede tener presente que “los filtros perceptivos del individuo, las visiones de uno mismo, de los de-más y del mundo” (Beck 1979 p. 5) son una base fundamental para tener en cuenta en el encade-namiento de la situación desde los procesos psi-cológicos, resaltando que se necesita saber qué perciben las personas de sí mismas, de los otros y del mundo. Esta es una parte primordial para llevar a cabo cualquier proceso que se requiera con un individuo o con una comunidad, contando con que es un factor que da la pauta para saber cómo intervenir en una situación dada desde la psicología.

Así mismo, la toma de conciencia permite a los sujetos realizar medidas y estrategias preven-tivas, para la disminución de la vulnerabilidad frente al riesgo, porque surge de allí una nueva perspectiva de ver la vida y las condiciones en las que se está, y en las cuales puede encontrarse con otros aprendizajes de acuerdo con su con-ducta actual, implementando cambios positivos unidos a las dinámicas del medio.

En proporción a ello “el aprendizaje despierta una serie de procesos evolutivos internos capaces de

operar sólo cuando las personas están en interac-ción con su entorno o en cooperación con algún semejante” (Baquero R. 1999.p.38), no solo se dan de manera individual sino que el entorno es altamente representativo y primordial, lo que da cabida a indicar que mucho de lo que hacen los otros finalmente termina por ser imitado, asocia-do al “aprendizaje vicario” tenido en cuenta por (Bandura,1961) He ahí la representación que se da de las prácticas dentro de la cultura que son directamente ancladas, en este caso al riesgo. Como ya se ha mostrado, Colombia hace parte de un continente propenso a diversos fenómenos naturales que pueden ocasionar desastres huma-nos, esto articulado a la percepción del riesgo es un campo poco relevante para la comunidad y las prácticas aún son bastante dañinas.

En esta línea teórica ha sido necesario conocer la historia, puesto que con base en ella se han generado aprendizajes, pero es de gran impor-tancia reiterar que la educación en estos temas es básica. Si se habla de desarrollo, los desastres lo evitan, pero si se logran disminuir los riesgos ya existentes y actuar de forma prospectiva evitan-do la creación de nuevos riesgos, esto contribuirá a que los individuos puedan reducir en gran me-dida las condiciones que los convierten en seres vulnerables.

Cuando las personas están cada vez más conven-cidas que los desastres son algo que a ellos no les corresponde porque se sale de sus manos, debi-do a que son llamados culturalmente “naturales” se pone de manifiesto el riesgo, y es allí donde se presenta la necesidad de abrir nuevos espacios de enseñanza y aprendizaje en estos temas, que ayuden a que los sujetos eviten estar en situacio-nes donde exista el riesgo.

Con respecto a la idea de Deival que afirma que es: “la educación uno de los pilares de supervi-vencia de la especie” (Deival. J 2006 p.19) puede concluir que el educar muestra nuevas formas de percibir la realidad de una comunidad, y el actuar frente al riesgo de manera preventiva disminuye la vulnerabilidad de un fenómeno de desastre; esto hace posible ir avanzando en el tema. Desde cualquier espacio y a cualquier edad es preciso mostrar y enseñar nuevas ideas de ir en la vida, habitar sitios en riesgo es algo que se pretende

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mitigar por medio de la enseñanza y el aprendiza-je, porque si las personas, a pesar de sus creen-cias y culturas adquieren nuevas formas de ver la realidad, ya que en su pensamiento se genera un cambio, entonces es posible encontrar ade-cuadas alternativas para vivir, al reconocer cada vez más lo que es el riesgo y lo que genera vul-nerabilidad.

Ligado a la educación se encuentra la cultura que “es el conjunto de todas la acumulaciones reali-zadas por los humanos que determinan la forma de la sociedad. Conocimientos, tipos de relación social, el proceso de reproducción, las formas

de organización política, las guerras, los ritos, la religión, las creencias compartidas” (Deival. J 2006. p. 20) Se reconocen de este modo las ca-racterísticas de una cultura envuelta en la edu-cación, porque educar es crear una cultura y es en este punto en donde radica la necesidad, para reformarla y darle un nuevo horizonte respecto al tema de los desastres reconociendo igualmente que los cambios son dispendiosos y generan re-sistencia. Es aquí donde la psicología apunta en la actualidad.

Por este motivo “el proceso de transmisión de conocimientos, normas, valores, ritos, conduc-tas, tradiciones es lo que se denomina educa-ción, que se constituye una parte importante de la actividad social” (Deival. J 2006 p.21), institu-yéndose como fuente de formación que brinda al

mismo tiempo la posibilidad de conocer el medio y las condiciones en que se encuentra una socie-dad; abriendo la posibilidad de indagar acerca de lo que hay en cada contexto, cuáles son las divergencias y qué de adecuado e inadecuado hay en cada comunidad; teniendo en cuenta que solo la misma comunidad tiene el derecho y el conocimiento para tomar decisiones frente a los cambios que necesita llevar a cabo. En este caso, el papel del profesional es acompañar dicho pro-ceso y no está de más, decir e indicar la magnitud que tiene este proceso educativo, sabiendo de igual modo que educar involucra a la familia, la comunidad y un contexto que necesita ser mo-

dificado. Desde la psicología el objetivo claro dentro de este proceso es contribuir con la salud mental, tomando como entes primarios la educa-ción y la cultura como generadores de bienestar y desarrollo para el presente y el futuro de las per-sonas de manera integral.

Poniendo en relación lo anterior “el conocimien-to sobre la realidad es uno de los factores que más han contribuido al éxito del hombre como especie animal, ya que permite anticipar lo que va a suceder y a partir de ahí, controlar el curso de las cosas y actuar sobre ellas de una manera eficaz” (Deival. J 2006 p. 21) Si el hombre tiene la capacidad de anticiparse a algunos hechos se podría plantear la pregunta: ¿por qué aún sigue prendido a una serie de pensamientos y creen-cias que ponen en peligro su vida? La respuesta

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está dada por una serie de condiciones educati-vas de la cultura que impactan la construcción de realidad individual y colectiva, porque se natura-liza el riesgo convirtiéndolo en un hecho poco re-levante, pues simplemente los individuos reciben información que los encamina a realizar cierto tipo de prácticas e imitar acciones en determi-nados lugares que la cultura, la educación y las diversas condiciones vivenciales han legitimado.

Sin lugar a dudas cuando se dice que el hombre por medio del “conocimiento, está ligado al pecu-liar desarrollo de los humanos, es el arma princi-pal de la que dispone el hombre para controlar la naturaleza y sobrevivir” (Deival. J .2006 p. 21) En este sentido suena irónico que si el ser humano por medio del conocimiento es capaz de llegar a controlar varios aspectos de su vida, le sea tan difícil identificar un peligro tan latente como son

los desastres, es difícil generar cambios en las prácticas culturales que se han tejido en torno a la gestión del riesgo en cada contexto; sin embar-go la psicología como disciplina intenta encontrar alternativas educativas que se vayan culturizan-do, para evitar que las personas sean vulnerables a los fenómenos naturales.

En este orden de ideas y asido al bagaje educati-vo, cultural y social presentado en el escrito Gó-mez menciona que “la cognición social es un pro-ceso de aprendizaje” (Gómez 2011) y cita a Rublu y otros mencionados en un documento realizado por Enesco, mostrando “A la luz del modelo clá-

sico E(estimulo) O(organismo) – R(respuesta), la cognición social podía representarse en O, como los procesos y estructuras que median entre la situación social y la conducta social del individuo (Rublu y otros 1983)” (Enesco p. 1), dado que para el hombre al estar expuesto a un contexto le resulta fácil adquirir una serie de conductas, lo que provoca de inmediato un aprendizaje, favo-rable o desfavorable para su seguridad. Es decir, hay estímulos externos que al interactuar con el organismo lo llevan a desplegar una serie de con-ductas; teniendo en cuenta que dicho organismo está influenciado por experiencias y aprendizajes previos.

Por consiguiente, el tema de cultura relacionado con los procesos educativos de aprendizaje se identificará y definirá en relación con los concep-tos teóricos plasmados de acuerdo con la pro-

puesta planteada en el título de este escrito, afirmando que el “hombre es un animal in-serto en tramas de significación que él mismo ha tejido, a lo que se considera que la cultura no es una ciencia expe-rimental en busca de leyes, sino una ciencia interpre-tativa en busca de significaciones”. (Geertz, C. 1973.

1986 p.1). Aquí de inmediato se observa, que el ser humano a medida que se expone al medio identifica y construye una serie de signos y sím-bolos que lo llevan a tratar de encontrar signifi-cados frente a lo que hace y hacen los otros, lo que se va legitimando con el paso del tiempo y se convierte finalmente en una cultura.Y ¿Qué es entonces cultura? Para responder a esta pregunta Botero cita a Geertz diciendo:

“La cultura es un sistema ordenado de significa-do y símbolos en cuyos términos los individuos definen su mundo, expresan sus sentimientos y emiten sus juicios; un patrón de significados

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transmitidos históricamente y materializados en formas simbólicas, mediante las cuales los hom-bres se comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento sobre la vida y sus actitudes hacia ella; una serie de dispositivos simbólicos para controlar la conducta” (Geertz, C 1.989).

Sobre la base de esta definición, se reconoce en-tonces que cada cultura crea sus propias costum-bres, valores y creencias pero también es cierto que en medio de esas construcciones se generan varios riesgos que no son vistos por muchos; esta discusión sería demasiado profunda, pero se pretende mostrar que en medio de todas esas vivencias se crean dificultades para cambiar los esquemas de pensamiento preexistentes en la personas. Es crucial entonces, implementar una nueva cultura acerca de la percepción del riesgo de desastres que se presentan en el medio.

Manteniendo la discusión acerca de la cultura, Botero retoma a Kuper 2001 exponiendo que esta “se refiere tanto a la invención como a la preservación, a la discontinuidad como a la conti-nuidad, a la novedad como a la tradición, a la ruti-na como a la ruptura de modelos, al seguimiento de las normas como a su superación, a lo único como a lo corriente, al cambio como a la mono-tonía de la reproducción, a lo inesperado como a lo predecible”. (Botero. R. 2010) Es la oportu-nidad de romper los paradigmas de las culturas frente al los temas de desastre, para generar el cambio en los pensamientos y las prácticas que están siendo dañinas, logrando ser modificadas y que generen nuevas representaciones del medio. Las culturas hacen parte de la subjetividad y es realmente valedero, solo que hay dificultad en encontrar razones argumentativas que vayan más allá de lo que se piensa; el ser capaces de ra-cionalizar permite de estructurar nuevas formas de interpretar la realidad, con el conocimiento de que al modificar aspectos culturales se facilita la prevención y la gestión del riesgo. Cuando se implementan prácticas preventivas, se reduce la vulnerabilidad; y si la cultura está en constante cambio equivale a la posibilidad de cambiar las prácticas que irrumpen en un determinado mo-mento de la vida como “instrumento de renova-ción de la vida social e individual” (Nicola 1996, citado por Botero 2010).

En relación con la posibilidad de este cambio en la cultura, Botero cita a Kuper. A 2001 haciendo alusión a que “La cultura es la herencia social, es la manera que los seres humanos solucionan problemas de adaptación al ambiente o a la vida en común. Es un complejo de ideas, o los hábitos aprendidos, que inhiben impulsos y distinguen a la gente de los demás” (Botero 2010). En esta ins-tancia, no solo se ve reflejada la conducta en el proceso de adaptación continuo del ser humano, sino también la imitación de conductas y de igual forma el reforzamiento de ellas con el trascurrir de los tiempos; si bien ya se han visto los oríge-nes de estas acciones y lo que también genera cultura, es evidente que las personas fácilmente se adaptan al ambiente. No estando muy lejos cuando sucede algún desastre, después de un determinado tiempo las comunidades se adap-tan de nuevo a las condiciones que van obte-niendo, mostrando así una nueva variación de la cultura; es aquí donde se pone de manifiesto que no es imposible abordar nuevos mecanismos que sirvan para la modificación de las conductas que previenen el riesgo al que se exponen, cuando continúan de manera masiva, habitando lugares y creyendo simplemente que las cosas suceden porque sí, y no hay forma de cambiarlas.

En esta misma construcción se puede obser-var cómo funciona una comunidad; también se muestran las condiciones que hacen parte de la vida de las personas, por eso hablar de la modi-ficación de las prácticas no es fácil. Sin embargo ayudar a prevenir el riesgo es una tarea que debe continuar aunque educar en los temas de riesgo frente a los desastres tome mucho tiempo, la evolución del medio sea cada vez más acelerada y los riesgos de las personas aumenten severa-mente.

Cuando una comunidad está expuesta a algún tipo de riego de desastre la vida de las personas que la habitan se pone en peligro de muchas for-mas, y si desde la psicología no se hacen inter-venciones que permitan movilizar a las personas, las consecuencias serán cada vez peores. No solo habrá riesgos físicos y materiales, sino también emocionales que no facilitan la evolución de una sociedad que dificultarían la intervención a pesar de que la propia comunidad espera por ello.

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Es radicalmente importante saber porqué la gen-te hace lo que hace, de dónde vienen esta serie de acciones que dejan mucho que pensar y en-tenderlas desde este recorrido histórico y teóri-co, para que más que juzgar la labor será la de presentar que la cultura como constructora y a la vez destructora si no se toman en cuenta los as-pectos que llevan a las personas a estar en riesgo y a ser cada vez más vulnerables.

Finalmente lo que presenta la psicología es la ne-cesidad de intervenir en el tema de los desastres desde el aspecto preventivo y la salud mental, ya se ha mencionado que es prioritario abordar este tema teniendo en cuenta los pensamientos, sentimientos y emociones de las personas, por tanto la idea de buscar y encontrar alternativas que permitan cambiar las concepciones y los pensamientos que se tiene frente a los desastres debe ser asumido de acuerdo con la percepción de la realidad que tienen los individuos de esta temática. La tarea desde la psicología y desde el enfoque cognitivo es ayudar a que las personas hagan nuevas interpretaciones del mundo y de lo que sucede a su alrededor, sabiendo de ante-mano que cuando se logra tener un principio de realidad frente a algún acontecimiento las con-diciones cambian radicalmente. En este sentido se pueden encontrar nuevos significados y senti-dos de vida frente a las cosas, logrando obtener consecuencias positivas y minimizando las con-secuencias negativas de algún suceso, con la po-sibilidad de transformar y adquirir nuevas ideas frente a lo que anteriormente se pensaba; bien lo dice Beck: “nuestra habilidad para procesar infor-mación y para formar representaciones mentales de uno y de su entorno es central para la adap-tación y la supervivencia del ser humano”. (Beck A. 1997, p.120) lo que le posibilita permanecer y continuar en este proceso evolutivo del medio y de la especie que se ve obstruido en muchos casos por las acciones realizadas por el mismo hombre en un determinado momento.

De acuerdo con lo anterior en importante tener en cuenta que para intervenir un individuo o una comunidad se deben que tener claras sus creen-cias, sus motivaciones y los deseos que tiene para su vida, reconociendo su historia, su visión hacia el presente y hacia el futuro; porque de nada vale hacer intervenciones sin fijarse primero en la dificultad de las personas. Sin más, es primor-dial “posicionarse en los zapatos del otro” y tratar de comprender al máximo su realidad, haciendo claridad que desde este enfoque, no sólo se tie-ne en cuenta la carencia sino en el potencial que tienen las personas, colocando principalmente la capacidad que tienen para ajustarse y encontrar alternativas de continuar con sus proyectos de vida a pesar de la adversidad.

Este es un proceso de acompañamiento que se interesa en que los sujetos entiendan el mundo en el que habitan y realicen nuevas concepcio-nes acerca de su realidad, debido a que el re-conocer historias previas le facilita prever lo que puede suceder en un determinado momento y disminuir en un alto porcentaje la dificultad para afrontar una situación adversa; encontrándose allí con una perspectiva diferente ya que ha lo-grado reconocer con anterioridad lo que posible-mente podría pasar. La nueva interpretación de la situación le facilitará bienestar propio y colectivo, teniendo la posibilidad de adquirir habilidades de adaptación al medio y por ende lograr dar resolu-ción a sus problemas.

Es por eso, que se deben abrir nuevos espacios educativos y comunicativos que permitan pro-mover prácticas preventivas que le apuesten a la salud mental, proporcionándoles a las personas posibilidades de vivir y construir nuevas historias frente a sí mismo y frente a los otros. La educa-ción y la cultura son forjadoras de progreso y bajo esta perspectiva se busca plantar esta idea como espacio que trascienda y pueda cambiar la idea de muchos frente a lo que hay a su alrededor y lo vital de su debida implementación.

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POSTURAS COGNITIVO-COMPORTAMENTALES Y

CONSTRUCCIONISTAS: ANALISIS DIFERENCIAL DE LAS CONDUCTAS CONSUMISTAS CONTEMPORANEAS

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Jonny Esteiman Serna Nuñez1

RESUMENEn el proceso de desarrollo de la sociedad actual, se han configurado una serie de com-portamientos consumistas, los cuales se han enfocado en el materialismo, una de las consecuencias de este proceso ha sido el incremento de la creación de productos de consumo, específicamente de las TICS (tecnologías de la informática y la comunicación) creando no sólo ideas consumistas sino también configurando emociones bajo una cons-tante de “entre más tengo más feliz soy”. Es acá donde la psicología empieza a tener un papel protagónico, ya que la misma necesidad de consumir desmedidamente crea patrones identitarios disfuncionales. En el presente escrito se tratará de dar una visión un poco más específica desde la psicología frente a la aparición de un consumo irracio-nal, denominado por algunos teóricos “consumismo”, así como la relación directa que tiene con el proceso cultural y social. Además, la estructura de esta relación, se pretende analizar a través de teorías cuyo enfoque son precisamente las construcciones sociales.

Para la realización de este ensayo se partido de dos objetivos básicos, los cuales nos ayudaran a com-prender el consumismo a través de dos teorías psicológicas, la primera tesis de este ensayo está ligada a la idea construccionista, la cual propone que la identidad de consumo y las actitudes frente a la compra, son construidas a través de la interacción, la cultura y los imaginarios sociales; divergiendo en gran medida de los paradigmas contemporáneos (cognitivo y biológico), los cuales proponen que los hábitos de consumo se originan principalmente en los procesos internos del ser humano, es decir, en la interpretación individual que se le dan a los estímulos externos y a las experiencias personales.

La segunda finalidad de este escrito es argumentar cómo la idea cognitivista tiene ciertos vacíos teó-ricos y prácticos a la hora de referirse al consumismo. Además tiene la finalidad de demostrar cómo las construcciones sociales son determinantes para que una persona asuma y mantenga comporta-mientos consumistas. El consumismo es el resultado de un largo proceso de construcción social, que remite más a la percepción que se tiene del problema, que a los datos objetivos de la realidad. Berger

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1 Jonny Esteiman Serna Nuñez. Egresado del programa de psicología de la Universidad de Manizales. (2011). Correo elec-trónico: [email protected]

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y Luckmann (1997) señalan que, debido al hecho que la realidad se construye socialmente, la manera en que los individuos construyen su conocimiento se encuentra íntimamente ligada al contexto social en el que están inmersos; de allí que las realidades son para los hombres diferentes según la sociedad en la que viven.

ABSTRAC

The rise of TICs in contemporary society, people set to the need to present habits focused on materia-lism, under constant characterized by the idea of “the more I have the happier I am” is at this point in which psychology starts to play a leading role, as the same need to consume excessively dysfunctional identity creates patterns, in the present paper will seek to give a little insight from psychology speci-fically against the occurrence of irrational consumption, called by some theorists “consumerism” and the direct relationship it has with the cultural and social process, the structure of this relationship is to analyze through theories focus on social constructions.

The thesis of this essay is linked to the idea developed, which proposes that consumer identity and attitudes to purchase, are constructed through interaction, culture and social imagery; diverge greatly from the paradigms contemporary (cognitive and biological), which suggest that consumption habits are mostly due to internal processes of human beings, that is, individual interpretation is given to external stimuli and experiences.

The purpose of this paper is to argue as the idea has some gaps cognitivist theoretical and practical when referring to consumerism and demonstrate how social constructions are crucial for a person to assume and maintain consumer behavior.

El presente ensayo de reflexión es derivado de la experiencia generada del trabajo realizado en el proyecto de investigación realizado por el semillero de investigación en psicopatología del consumismo, titulado “CONSUMISMO DE TELE-COMUNICACION Y TRASTORNOS PSICOLOGÍCOS RELACIONADOS, EN JOVENES UNIVERSITARIOS”. (Este es un semillero de investigación adscrito a la línea de psicología del consumidor del grupo de investigación GTH, del programa de psicología de la facultad de Ciencias Sociales, de la Universidad de Manizales), tal proyecto de investigación per-mitió al grupo de estudiantes pertenecientes al semillero y a la docente identificar y caracterizar algunas psicopatologías relacionadas con el con-sumismo de las tics (celular, internet y tv), para de esta manera configurar el perfil psicológico de los sujetos que hicieron parte de la investigación.

Se logró observar que existen aspectos en común sobre la historia de vida de algunos jóvenes in-vestigados, tales como las siguientes: pertene-cían a familias mono parentales o disfuncionales, estaban regularmente insatisfechos con el tiem-po que pasaron con sus padres en su infancia,

Además manifestaban indicios de depresión y ansiedad en la actualidad. Por otro lado, en el proceso de revisión de antecedentes investi-gativos se encontraron varias publicaciones que hacían alusión a una relación muy estrecha entre psicopatologías como la depresión y la ansiedad y el comportamiento consumista.

Debido a ello surgió la necesidad de reflexionar a la luz de la psicología social el proceso de de-sarrollo del consumo en general y como este se encuentra ligado al proceso de humanización del sujeto teniendo en cuenta que estos procesos de desarrollo humano y de consumo están mediados directamente por la cultura y la época de sentido en la cual se encuentran inmersos los sujetos, en la primera parte se realizó un recorrido histórico frente al significado que ha tenido el consumo en la sociedad occidental y la influencia que ha tenido en los procesos humanos, tomados desde una visión integral, abarcando aspectos cogniti-vos, emocionales, comportamentales y haciendo especial énfasis en los procesos de socialización e interacción cultural; En la segunda parte para comprender más profundamente la aparición de

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estos comportamientos consumistas, se hizo ne-cesario conocer los conceptos básicos de consu-mo en relación con los procesos sociales.

Se hizo necesario identificar los paradigmas con-temporáneos de la psicología, con el fin de de-terminar los supuestos teóricos que cada uno propone y la importancia que le dan a los proce-sos sociales, prestando especial énfasis a la tras-cendencia de los imaginarios culturales y sociales y el papel que estos tienen en la adquisición de comportamientos consumistas, realizando un análisis de la teoría socio-construccionista, la cual enfatiza en los procesos de construcción de senti-dos y significados a través de la interacción con el medio; paralelo a esta propuesta se generó una discusión coyuntural con los modelos cognitivo-comportamentales, planteando la poca impor-tancia que estos le dan a la necesidad que tienen los individuos de construir su realidad a través de

los procesos de socialización con los demás, ya que según Núñez A. (2005) “los procesos cogni-tivos son los determinantes de la conducta y no el ambiente”,

Haciendo referencia a que el proceso histórico de la psicología ha tenido transformaciones sustan-ciales a lo largo de su desarrollo, estas transfor-maciones le han dado un mayor grado de profun-didad a la ciencia psicológica y han permitido que se desarrollen teorías mucho más funcionales en el estudio del comportamiento y de la psique hu-mana, por lo cual es necesario aclarar que aun-que se debatan las posturas cognitivas, estas son de gran importancia para la discusión psicológica y para el desarrollo que ha tenido a lo largo de los años, ya que aporta estudios enfocados en los procesos de aprendizaje, en el análisis de los pro-cesos mentales superiores y la relación de estos con el comportamiento humano.

{CAPÍTULO I : HISTORIA DEL CONSUMO}

El desarrollo del consumo en general ha estado ligado directamente al proceso de humanización del sujeto, este consumo siempre ha estado me-diado por la cultura y la época de sentido en la cual se han encontrado inmersos los seres hu-manos, cada época cultural ha configurado ne-cesidades específicas, por lo cual los hábitos de consumo se han enfocado en satisfacer dichas necesidades, de esta manera se han configura-do satisfactores diferentes y se han empezado a generar significados con contenidos distintos di-rigidos a un consumo no por necesidad sino por placer y gusto.

Los primeros humanos, estructuraron un con-sumo enfocado únicamente en la satisfacción de sus necesidades, por lo cual desarrollaron las primeras herramientas de la historia (martillo de piedra, lanzas, entre otros), contemplando la po-sibilidad de que estas podrían ser un medio por el cual subsistir; es en esta época donde se puede observar un consumo con tendencia a satisfacer las necesidades de supervivencia, privilegian-do el desarrollo del ser sobre el tener, de igual manera en este proceso de desarrollo es donde

se empiezan a configurar comportamientos con tendencia a la vinculación social e interaccional, ya que se produjo un proceso denominado “in-tercambio” el cual es definido como el cambio re-ciproco de cosas entre dos o más personas; este intercambio fue el reflejo de una necesidad de agruparse y producir artefactos que fueran útiles para otras personas y de esta manera obtener un recompensa.

A lo largo del tiempo se continuaron realizando procesos de consumo, a los cuales se les empezó a atribuir un sentido no solo de intercambio y sa-tisfacción de necesidades, sino también de con-sumo, por gusto y placer; existieron tres grandes revoluciones económicas y mercantiles que se asociaron indirectamente con el consumo y que determinaron en gran medida la aparición de la cultura consumista contemporánea; la primera de estas revoluciones se denominó, primera re-volución industrial, la cual se dio entre finales de siglo XVIII y principios del siglo XIX, esta re-volución introdujo el conocido ferrocarril el cual permitió expandir aún más los mercados y de esta manera aumentar la demanda y la oferta frente a determinados productos, (textiles, etc) esta revolución empezó a moldear las ideas y los pensamientos que tenían las personas frente al consumo, ya que creo la posibilidad de que estas tuvieran un acceso mucho más fácil a la adqui-

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sición de dichos productos; esta aparición de un consumo menos enfocado en las satisfacción de necesidades y más enfocado en la satisfacción de deseos, configuro la aparición de seres humanos con tendencias consumistas, privilegiando una especie de alienación cultural caracterizada por la movilización de las emociones generadas por la misma sociedad de consumo, si bien en esta época no se hablaba específicamente de las tics (tecnologías de la información y comunicación) si se empezó a fraguar y a ser evidente la necesi-dad de crear los medios que permitieran tener un mayor acceso a los productos que se ofrecían.

Las necesidades humanas y culturales sufrieron una trasformación a partir del fin de esta prime-ra revolución industrial, ya que se le atribuyo un significado diferente al mismo concepto de ne-cesidad, haciendo referencia específica a que la cultura empezó a configurar otro tipo de necesi-dades, las cuales abandonaron el sentido super-vivencia y se introdujo el termino de consumis-mo, si bien no existe un recorrido teórico frente a este concepto y solo hasta hace poco se empezó a acuñar, el comportamiento como tal ha existido durante varias décadas. En el periodo de tiempo en el cual se empezó a establecer el concepto de Consumismo también se empezó a hablar de la segunda revolución in-dustrial la cual estuvo comprendida entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, su princi-pal característica fue una mayor productividad, esto trajo intrínseco el aumento de la demanda lo que a su vez desencadeno en el aumento de las necesidades de adquisición, es en esta época también donde aparecieron dos grandes hitos en la historia del consumo, que tuvieron influencia directa en los aspectos perceptuales de los se-res humanos, el prime-ro de ellos fue la publi-cidad la cual tuvo gran impacto en los proce-sos emocionales y cog-nitivos de las personas, debido a que esta gene-ro el imaginario de que se podría lograr cierta estabilidad adquiriendo

determinado producto; el segundo gran hito fue la moda la cual se encargó de moldear las repre-sentaciones sociales que se daban en esta época, y la idea que se tenía entre otros de belleza, au-mentando de esta manera el impacto en los pen-samientos y sentimientos de los sujetos.

La tercera gran revolución (1944-1950) se deno-minó “revolución de las tecnologías de la infor-mación”, la cual se originó en una época de gran confrontación social y económica, un gran por-centaje de mercados se encontraban bloqueados debido a las consecuencias de la segunda guerra mundial, esta revolución se caracterizó por la gran variedad de productos y servicios que se empezaron a distribuir, siendo el desarrollo de las TICS (tecnologías de la informática y de la co-municación) el resultado más relevante de todo el proceso, a partir de esta creación se implemen-tó la idea social de la adquisición de productos y servicios con significados diferentes, basados en ideas materialistas y poco reflexivas, es a partir de esta época donde se empieza a vislumbrar con mayor fuerza la adicción al consumo , el cual se empezó a conocer según Hamilton, C. “como el síntoma de una sociedad infeliz caracterizada por una tendencia materialista y poco funcional, de-sarrollando actitudes enajenantes existiendo una mayor movilización cultural y dejando de lado los proceso individuales”; esta adicción al consumo que se empezó a generar en esta época se cono-ce como consumismo.

{CAPÍTULO II : DESARROLLO DEL CONSUMO Y ANÁLISIS TEÓRICO}

Para comprender me-jor la aparición de estos comportamientos con-sumistas, es necesario primero partir de los conceptos básicos de consumo en relación con los procesos huma-nos; el comportamien-to del consumidor es definido, por Michael Solomon (1999) como “los procesos que in-tervienen cuando una

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persona o grupo adquiere, selecciona, o desecha productos, servicios, ideas o experiencias para satisfacer necesidades y deseos”, esta es una aproximación a lo que caracteriza a las personas que presentan un consumo “normal”, basándose en este concepto se podría deducir que son com-portamientos adaptativos, en esencia porque se han reconocido social y culturalmente; algunas teorías sociales y motivacionales proponen que para consumir las personas se mueven por dos vertientes, la necesidad y el deseo, ambas en apariencia determinadas por una motivación in-terna del sujeto, ahora bien, aparece la necesidad manifiesta de preguntarse si, ¿realmente estos dos procesos son los únicos que movilizan a una persona a consumir?, Solomón, 1999, Arellano 1993, Ortega y Rodríguez, 2003, proponen que a parte de estos dos procesos existen otros deno-minados psicológicos y cognitivos, los cuales se denominan como motivación, la percepción, la expectativa, el aprendizaje, las necesidades y la actitud, cada uno tiene un aporte indispensable para configurar el comportamiento consumidor.

Una construcción paralela a la postura cogniti-vista, sugiere una visión más social y cultural del consumo articulada a los aspectos internos del ser humano, es decir, tener en cuenta construc-tos externos a la individualidad de las personas, que tengan incidencia directa en la decisión de realizar una compra, o en este caso específico adquirir un servicio; el proceso gira entorno es-pecíficamente a la percepción, esta en un primer momento se da en un contexto social, ya que el servicio es un agente externo, que primero se ob-serva, se selecciona y se organiza, “Los productos de consumo son elaborados en base a cualidades sensoriales importantes seleccionando olores, sonidos, sabores y sensaciones que compiten por atraer la atención del consumidor” Schiffman (1997) & Matlin, (1998).

Quizá la postura teórica y práctica que más se re-laciona con el tema que se está trabajando es la del construccionismo social, el cual trata de esta-blecer que el conocimiento y el aprendizaje de los individuos se construye a partir de las practicas socio-culturales, tomando distancia de las teorías individualistas que afirman que el conocimien-to es construido a partir únicamente del mismo individuo. A partir de la construcción de un sen-

tido social, los seres humanos vamos adquirien-do paulatinamente ciertos comportamientos, dichos comportamientos se ven mediados por la interacción y los procesos comunicativos que se manejan en una cultura determinada, ahora bien, en los procesos de consumo se ve reflejada esta construcción cotidianamente, teniendo en cuenta que la sociedad está actualizando progre-sivamente sus productos de consumo; existe una brecha muy significativa entre los procesos con-sumistas y las formas en que se analizan, pues no se le brinda la suficiente importancia al contexto cultural en el cual se encuentra el sujeto y pocas veces se realiza un análisis integral de la situación de consumo.

Luna (1999), explica los hábitos de consumo de dos formas, a las cuales denomina polos, el pri-mer polo lo denomina consumo reflexivo, en el cual se tienen en cuenta la utilidad del producto o servicio que se va adquirir, el grado de endeu-damiento normal al que puede llegar la persona, se propone que es un consumo planeado y racio-nal; en contraposición a este tipo de consumo Luna propone el consumo impulsivo, el cual se caracteriza por ser irracional, no planeado, en gran medida poco útil e innecesario, este con-sumo irracional puede venir acompañado de ciertas características de personalidad por parte del sujeto que lo presente, este tipo patológico de consumo se caracteriza por ser perjudicial no solo para la persona que lo presente sino para su medio social inmediato, este tipo de consumo es conocido como “consumismo”.

Una definición general de consumismo nos habla de “comportamientos impulsivos inadecuados, excesivos e irresponsables que responden a la aceptación en nuestra vida de los valores mate-rialistas imperantes”. Javier Garcés (2008); desde esta lógica es pertinente resaltar cómo un con-sumo no planeado e irracional, puede tener re-percusiones negativas en la vida de las personas que lo presentan, así como de su medio social; en un principio, porque significan ir en contrapo-sición muchas veces de los recursos económicos con los que se cuenta, por otro lado, el crear una completa dependencia de continuar compran-do compulsivamente diferentes servicios o pro-ductos, lo que puede desencadenar problemas emocionales, cognitivos y sociales; respecto a

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esto Javier Garcés (2008) propone, “El consumis-mo tiene varias manifestaciones las cuales son la adicción al consumo, la compra impulsiva y la falta de auto control económico”, desde esta lógi-ca y desde un punto de vista multiparadigmatico en el cual se contemplen las relaciones sociales y los aspectos cognitivos, se habla de un consumis-mo que es perjudicial y que implica un deterioro progresivo en la salud mental, física y cultural de las personas que lo presentan; de las tres carac-terísticas anteriores quizá la más compleja es la de adicción ya que esta abarca a las otras dos e implica la aparición de síntomas inclusive fisioló-gicos que afectan el normal funcionamiento y la completa adaptación de la persona al medio que lo rodea.

{CAPÍTULO III : DIFERENCIAS TEÓ-RICAS ENTRE PSICOLOGÍA COG-NITIVA Y CONSTRUCCIONISMO SOCIAL: UNA APROXIMACIÓN A LAS CARACTERÍSTICAS CONSU-

MISTAS}Se hace necesario conocer los paradigmas que desconocen o no le dan la suficiente importan-cia que tienen los imaginarios culturales en la adquisición de comportamientos consumistas, estos paradigmas se mueven desde una lógica individualista, en la cual cada ser humano es el encargado de construir su propia realidad y no existe una mediación social ni cultural aparen-te, esta postura desconoce de igual forma los procesos de interacción que tienen las personas cotidianamente, así como su complemento biop-sicosocial, en el cual se privilegian y se tienen en cuenta, aspectos evolutivos de desarrollo cogni-tivo y emocional y que le dan mucha importancia a todos aquellos procesos sociales y relacionales. La postura que representa en mayor medida esta tendencia individualista es la llamada psicología cognitiva, la cual tiene la premisa de que “el ser humano esta en la capacidad de procesar la in-formación con racionalidad buscando la mejor respuesta para adaptarse al ambiente” Núñez, A. Tobón, S. (2005), es decir que a través de la interacción social no se construyen significados ni tendencias comportamentales, ya que se le atri-buye en general la coherencia del sistema de co-nocimientos a la persona misma, esta perspecti-

va relacionada directamente con el consumismo, abre un panorama mucho más lineal, que integra los procesos netamente cognitivos y de pensa-miento, atribuyéndole el sentido del aprendizaje a la interpretación personal de las experiencias de consumo; esta postura en mi concepto tiene muchos vacíos: los cuales giran en torno al no reconocimiento y aplicación de conceptos más sociales, en los cuales se vea cómo los procesos individuales están mediados por aspectos cultu-rales, y son determinados por la misma socie-dad de consumo; según Bauman (2008) citado por Maximiliano Korstanje (2009) en un análisis de la obra denominada “vida de consumo”, “el consumismo es una adquisición exclusiva de una sociedad como atributo bruto plausible de ser di-reccionado y separado del individuo”, esto man-tiene coherencia con la necesidad de identificar y catalogar el consumismo desde una esfera más social en la cual, la cultura consumista en si mis-ma puede llegar a determinar patrones orienta-dos hacia un consumismo dirigido y controlado.

Desde un marco científico se ha observado cómo globalmente se han empezado a generar una se-rie de estudios encaminados a evaluar y conocer los hábitos de consumo impulsivo o irracional, muchos de estos estudios han llegado a concluir que el consumo compulsivo y adictivo es el refle-jo de una sociedad disfuncional y poco vinculan-te, ante esto Clive Hamilton (2006) explica el con-sumismo “como una expresión de una sociedad infeliz fundamentada en la ideología materialista que premia el tener sobre el ser”, esto se refleja en los comportamientos y las actitudes casi co-munes presentes en gran parte de la población, actitudes como perder el interés por el autocui-dado e interesarse frecuentemente por los nue-vos descubrimientos o las nuevas tecnologías, dan cuenta de esta idea, este es un imaginario cultural propio de nuestra época, por lo cual po-demos catalogar a esta población como aquella que no se conforma con lo que puede tener, por el contrario, siempre busca algo más, sin tener en cuenta la utilidad de lo que adquiere. En otras in-vestigaciones realizadas en la sociedad europea “se demostró que existe una alta prevalencia de depresión en las personas que presentan grados de adicción, estos datos sugieren que se presen-tan entre un 25% y un 60%, de la población que consume por adicción”, el cual es un dato preocu-

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pante para la sociedad actual.

Experiencias investigativas específicamente en Colombia dan cuenta de resultados similares; en la investigación denominada “la compra im-pulsiva y el materialismo en los jóvenes: estudio exploratorio en estudiantes universitarios en ba-rranquilla” realizada en el año 2004 se establece una relación directa entre la compra impulsiva, el materialismo y el consumo social, afirmando que “entender la compra impulsiva desde la re-lación con el consumo social implica retomar el concepto de materialismo; así cómo, la implica-ción del fenómeno del consumo en la vida de los individuos”, a partir de esta conclusión subyacen relaciones y características complementarias, ya que el materialismo y la cultura materialista pueden desencadenar en los jóvenes universi-tarios comportamientos adictivos a la compra, partiendo del punto de que estamos vinculados en una sociedad de consumo; estos productos de consumo por lo general se pueden explicar por la representación simbólica que tienen para los individuos que los adquieren, relacionándose di-rectamente con las tendencias integralistas y cul-turales, en el sentido expreso en el cual todo acto consumista refleja en un primer momento la am-bivalencia social que se tiene frente al materialis-mo y en otro momento frente a los imaginarios y el simbolismo estructural que se mantiene en las representaciones sociales y que tienen inciden-cia directa en los hábitos consumistas.

Tomando como base estas investigaciones se lo-gra determinar cierta afinidad con la propuesta global del ensayo, ya que se tienen en cuenta aspectos sociales y culturales que tiene influen-cia directa sobre los procesos consumistas por parte del ser humano; es en este aspecto donde empiezan a tener mayor relevancia las llamadas TICS, debido a que también pueden ser toma-das como un producto de consumo, y tienen un contacto directo con los procesos de desarrollo humanos, culturales y sociales.

{CAPÍTULO IV: TEORÍAS ACERCA DEL CONSUMISMO DE TICS Y SU

RELACIÓN CON EL CONSTRUCCIO-NISMO SOCIAL}

Es importante analizar el uso y el abuso del con-sumo a través de medios virtuales y es allí donde las TICS (tecnologías de la informática y la comu-nicación) empiezan a tomar importancia como medio para la adquisición de otros productos, inclusive ellas mismas pueden empezar a cata-logarse como un producto en sí mismo, ya que empiezan a tomar un papel casi determinante en la compra por parte de las personas de estos servicios y productos, desde esta lógica se pue-de ver cómo el proceso de consumo se dirige a mantener una especie de actualización cotidiana de medios por los cuales estar más comunicado, informado y en los cuales se genere un alto gra-do de diversión, aquí se abre una brecha entre lo que se cataloga como “normal” y lo que es “anor-mal”, de aquí que se empieza a realizar un con-sumo de estos medios sin un fin claro, ya no solo existe el interés por informarse, sino que se reali-za la acción casi que de manera mecánica, única-mente por requerimientos en apariencia sociales o por no sentirse menos que los demás, estas son ideas que vende la cultura materialista, y que son abstraídas por las personas a su vida, el hecho de no tener el control de estas situaciones ya se em-pieza a catalogar como consumismo; aparece así otro de los fines de este consumismo de las TICS que es lograr un supuesto estatus social que lleve a la persona a sentirse mejor con sus pares, en este aspecto podemos afirmar que no existe una influencia únicamente de procesos cognitivos, ya que los aspectos emocionales también juegan un papel importante en este proceso, contemplan-do esta lógica podemos afirmar que la sola nece-sidad de ser aceptado en un mundo capitalista y poco vinculante, genera una movilización funda-mentalmente emocional, esta situación implica generar hábitos de consumo encaminados al “te-ner” cada día más, sin importar la utilidad o no que tenga el producto o el servicio (movilización emocional y poco racional, hábitos encaminados al consumismo).

Se ha encontrado que las TICS que mayor influen-cia tienen en los hábitos de consumo de las perso-nas a nivel global, debido a la utilidad que tienen y al fácil acceso que existe, son la Televisión, el Celular y el Internet, frente a esta postura Fernán-dez (2005) propone “el consumismo es estimula-do por la publicidad que aparece en estos medios de comunicación masiva, los cuales satisfacen la

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pasión compradora del individuo, al tiempo que le proporcionan seguridad en sí mismo y le per-mite repetir los actos de elección”, esta seguridad en la cual se hace hincapié está directamente re-lacionada con las relaciones sociales y culturales que están presentes en la vida de un individuo, por lo cual es necesario profundizar en la idea de que el consumismo se puede generar por la necesidad consciente o inconsciente de pertene-cer y ser aceptado en un colectivo o grupo social; el ser humano se moviliza cotidianamente en la búsqueda de satisfacer una serie de necesidades de aceptación, que están presentes en todas las comunidades teniendo en cuenta que el desarro-llo cultural puede variar, pero la necesidad estará siempre presente, por ejemplo, en occidente, es-pecíficamente en una cultura capitalista, la forma más efectiva para que una persona se sienta vin-culada en un grupo es demostrando que puede adquirir cierto número de pertenencias, para de esta manera tener un desarrollo paralelo con la cultura, mientras que en algunas re-giones orientales sus habitantes actúan y asumen hábitos que su propia cultura les impone, sin ser necesariamente há-bitos consumistas, pero si parten de rasgos netamente culturales.

Contemplando la posibilidad de que las TICS pueden actuar como medio, pero también como fin y centrándonos en teorías acerca de la publicidad y su impacto en la población, se encuentra que, estos medios masi-vos de comunicación y de información, pueden empezar a configurar en las personas hábitos de consumo que no se generarían por la aparición de otros estímulos, hábitos con tendencias a adquirir productos, entre otros de belleza, diver-sión, sexo; lo novedoso es que contemporánea-mente no solo se están ofreciendo los productos, sino que de igual manera se está creando la nece-sidad de adquirir los medios, es decir, las tecno-logías de la informática y la comunicación que se requieren para esto.La sociedad actual privilegia ciertos compor-

tamientos desadaptativos en los seres huma-nos, si esto garantiza el mantenimiento de una demanda alta hacia la compra de los servicios contemporáneos, por lo cual encontramos una contradicción no tan evidente para muchos, pero existente, esta gira en torno a lo que son o no comportamientos desadaptativos culturales, ya que si bien muchos teóricos enfatizan en demar-car clara y concisamente estos comportamientos, la cultura consumista, extrañamente es más vin-culante con las personas que presentan ciertos comportamientos “anormales”; específicamente en el consumo de las TICS, encontramos cómo las personas que empiezan a configurar adicción o peor aún una dependencia patológica a ciertos medios (celular, internet o tv), se acomodan más fácilmente a la idea materialista que la sociedad actual de consumo ofrece.

Frente a esta postura es indispensable aclarar cómo los seres humanos por su misma naturale-

za tienen la tenden-cia a buscar pertene-cer a grupos sociales, buscando en ellos cualidades y grados de afinidad altos, específicamente en occidente se obser-va una tendencia a pertenecer a grupos de un estatus social alto o por lo menos a grupos que sean reconocidos social

y culturalmente, es en este aspecto donde Ken-neth Gergen (2007), hace especial énfasis pro-poniendo que “la mayoría de los seres humanos nos sentimos más cómodos en unos grupos que en otros”, esto es definido por el mismo Gergen como “sentido de alteridad”, que no es más que el distanciamiento que se tiene de otros seres humanos y la vinculación a los grupos más lla-mativos, teniendo en cuenta la visión construc-cionista en la que se basa este ensayo se puede aseverar que esta alteridad es uno de los resul-tados inevitables de la vida social, ahora bien, es necesario aclarar cuáles son las características sociales de estos grupos y porqué son tan llama-tivos para la población haciendo especial énfasis en los jóvenes, debido a que estamos inmersos

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en una sociedad capitalista poco vinculante, los jóvenes son muy propensos a asumir hábitos de consumismo y se convencen con gran facilidad de que la mejor manera de estar en armonía con la cultura, es adquiriendo productos y servicios que son “moda”, algunos de estos grupos de consu-mo ofrecen a los jóvenes una especie de escape a su vida monótona o traumática, debido a que un gran porcentaje de la población joven tiene algún tipo de conflicto familiar o social y busca pertene-cer a grupos diferentes en los cuales se privilegie el tener sobre el ser.

Si bien la cultura es definida por muchos teóricos como algo natural e intrínseco de toda sociedad, ésta también puede recrear aspectos desadapta-tivos que pueden desencadenar comportamien-tos disruptivos en gran parte de la población; en este orden de ideas es importante analizar el termino de alienación, que se puede enten-der como el moldeamiento que los imaginarios culturales y los estamentos sociales hacen de las percepciones y los comportamientos humanos, este moldeamiento está caracterizado por las pocas posibilidades conscientes que tienen las personas para tomar decisiones específicamente frente al consumo, por lo cual se pueden empe-zar a desarrollar comportamientos compulsivos; contemporáneamente el método más eficaz para

lograr esta alienación es el fácil acceso que se tie-ne a los medios de comunicación, Gergen (2007) le atribuye mucha importancia a los medios de comunicación contemporáneos estableciendo que “las tecnologías de comunicación permiten a números crecientes de grupos de organizarse, moldear identidades comunes, establecer agen-das y tomar decisiones”, esta postura se enmarca dentro de una propuesta global realizada por el autor y realizada bajo una tendencia teórica socio construccionista, la cual le da mucha importancia a los estamentos sociales y culturales que tienen incidencia directa en los procesos humanos e in-dividuales, cabe resaltarse que la tendencia cul-tural actual y según una serie de teóricos es la de llevar a cabo un discurso encaminado hacia el consumismo.

{CONCLUSIÓN}

Es evidente que en el contexto social, el desa-rrollo tecnológico toma un papel activo y de-terminante a la hora de hacer que las personas asuman comportamientos consumistas, existen teorías de carácter social, cognitivo, emocional y de mercadeo que tratan de generar explicaciones acerca de estos comportamientos, lo importante a resaltar en esta generación de conocimiento es que por sí sola cada teoría presenta muchos vacíos, tanto a nivel conceptual como argumen-tativo, la conclusión global de este ensayo gira en torno la necesidad de que la ciencia psicológica empiece a enfatizar en aquellas teorías integra-cionistas, dentro de las cuales no solo se reconoz-can aspectos estructurales de la conciencia del sujeto, sino que también se le dé trascendencia a los constructos sociales, los cuales se ven expli-cados de mejor manera en las teorías del cons-truccionismo social, que explican ampliamente el sentido que los sujetos les dan a sus experiencias de consumo, una frase que puede argumentar lo aquí propuesto se encuentra en el artículo cien-tífico Terapia cognitivo-sistémica donde se afir-ma que “La vida social es el espacio en el cual el hombre construye y articula sus propia organiza-ción de significado”, es necesario aclarar que una coconstrucción epistemológica y practica de las teorías de la psicología ayudarían a una compren-sión más eficaz y estructural de lo que significa el consumismo en su máxima expresión.

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Manteniendo la tesis de que la adquisición de comportamientos consumistas esta mediada por la presencia de aspectos emocionales, cogniti-vos y sociales, se encuentra que muchos de los comportamientos consumistas que presentan los jóvenes en la sociedad contemporánea, se han dado como resultado de la no satisfacción de sus necesidades de afecto y protección; estas nece-sidades que en teoría se tienen que empezar a satisfacer en la niñez, tienen influencia directa en los hábitos en general que asumen los jóvenes y las personas, cuando existe esta carencia de afec-to las personas son más propensas a desarrollar la necesidad de alejarse de su medio familiar y de vincularse a grupos sociales que les ofrezcan la satisfacción de dichas carencias, independien-temente de que esto implique la pérdida de su identidad personal y asumir comportamientos y pensamientos estructurados por terceros. José Barroso (2004) “el grupo contribuye a convencer y a orientar los valores y la conducta del indivi-duo”.

La época y los aspectos culturales y sociales son determinantes para configurar los comporta-mientos y las ideas de los individuos, una cultura vinculante y que respete las diferencias, tendrá sujetos comprometidos con su proceso de desa-rrollo personal y asumirán posturas propositivas y estructuradas frente al desarrollo de su comu-nidad, por el contrario cuando una cultura esta mediada por relaciones consumistas, por esta-mentos sociales, económicos y comunicativos, se evidenciara en todo su magnitud la alienación social, los sujetos perderán su mismidad y serán condenados a la dependencia consumista.

Las tics son el avance más grande de la humani-dad, ya que han logrado vincular casi completa-mente a todas las culturas presentes en el mun-do, pero es igualmente necesario plantear que en la sociedad de consumo en la cual estamos ac-tualmente, se puede empezar a configurar como un arma de doble filo debido a los procesos alie-nantes que puede significar este avance y a las posibles consecuencias consumistas que están directamente ligadas al mismo desarrollo.

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* Fotos descargadas de Internet

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CONFIGURACIoN PSiQUICA DEL CONSUMISMO:

UNA APROXIMACIoN A LA SOCIEDAD DE CONSUMO DESDE LA PSICOLOGiA ANALiTICA DE

JUNG.

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Jesús Humberto Correa Grijalba1

RESUMENEn este trabajo se pretende realizar una aproximación teórica a la sociedad de consu-mo desde la psicología analítica de Carl Gustav Jung, específicamente, se busca ana-lizar la configuración psíquica que subyace al fenómeno del consumismo. Para ello se parte de la descripción del marco contextual del consumismo y de la revisión de ante-cedentes investigativos desde la perspectiva psicológica, logrando definir las implica-ciones socio-culturales y los efectos psicológicos del consumismo. En segundo lugar se plantea una conceptualización básica del consumismo desde la psicología analítica, retomando conceptos como arquetipo, complejo, inconsciente personal e inconsciente colectivo; en seguida, se ahonda en el análisis del papel del arquetipo de la gran madre y el arquetipo del gran padre en la vida de los consumistas, a partir de sus condiciones socio-familiares, culturales, comportamentales y emocionales. Y finalmente se integran los diferentes elementos de análisis surgidos en el transcurso del trabajo para hacer así, la descripción de la configuración psíquica de los consumistas.

Palabras Claves: Sociedad de consumo, consumismo, psicología analítica, arquetipo de la gran madre, arquetipo del gran padre, complejo, psicopatología.

ABSTRAC

This paper seeks to make a theoretical approach to the consumer society from the analytical psycho-logy of Carl Gustav Jung, specifically; it seeks to analyze the underlying psychic configuration to the phenomenon of consumerism. This is part of the description of the contextual framework of consume-

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1 Jesús Humberto Correa Grijalba. Egresado del programa de psicología de la Universidad de Manizales. (2011). Correo electrónico: [email protected]

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rism and investigative background check from the psychological perspective, achieving defined socio-cultural implications and the psychological effects of consumerism. Second, it raises a basic concep-tualization of consumerism from analytical psychology, returning as an archetype concepts, complex personal unconscious and collective unconscious immediately, delves into the analysis of the role of the Great Mother archetype and the archetype of the great father in the life of consumables, from their socio-familial, cultural, behavioral and emotional problems. And finally integrate the different elements of analysis that emerged in the course of work to do so, the description of the psychic con-figuration of the consumerist

Keys words: Consumer society, consumerism, analytical psychology, archetypal great mother, great father archetype, complex, psychopathology.

INTRODUCCIÓNEl presente ensayo de reflexión es derivado de la experiencia generada del trabajo hecho en el pro-yecto de investigación realizado por el semillero de investigación en psicopatología del consumismo, titulado “CONSUMISMO DE TELECOMUNICACION Y TRASTORNOS PSICOLOGÍCOS RELACIONADOS, EN JOVENES UNIVERSITARIOS”. Este es un semillero de investigación adscrito a la línea de psicología del consumidor del grupo de investigación GTH, del programa de psicología de la facultad de Ciencias Sociales Humanas, de la Universidad de Manizales.

Este proyecto de investigación permitió identificar algunas psicopatologías relacionadas con el con-sumismo de las tics y caracterizar el perfil psicológico y socio-familiar de los consumistas, además, conocer algunos aspectos de la historia de vida de los jóvenes universitarios con hábitos consumistas. Se logro observar aspectos en común en la historia de vida de algunos sujetos investigados, tales como; pertenecían a familias mono parentales o disfuncionales, regularmente estaban insatisfechos con el tiempo que pasaron con sus padres en su infancia, e indicios de depresión y ansiedad actual-mente.

Además, en el proceso de revisión de antecedentes investigativos se encontraron varias publicaciones que hacían alusión a una relación muy estrecha entre psicopatologías como la depresión y la ansiedad y el comportamiento consumista. Debido a ello surgió la necesidad de, reflexionar a la luz de la psicología las condiciones psíquicas que subyacen al comportamiento consumista y de integrar la psicología del consumidor con la psico-logía clínica; especialmente desde una perspectiva teórica como la psicología analítica, que permitiera abordar el fenómeno con mayor profundidad y rigor psicológico.

{CAPÍTULO I : MARCO CONTEXTUAL, ANTE-

CEDENTES Y JUSTIFICACIÓN: LA SOCIEDAD DE CONSUMO, IMPLI-CACIONES SOCIO-CULTURALES Y

EFECTOS PSICOLÓGICOS DEL CONSUMISMO}

La psicología del consumidor surgió como una línea de la psicología organizacional que auxilia los procesos de marketing en organizaciones in-

dustriales y comerciales, produciendo desarrollo científico y tecnológico; estudiando, investigando y actuando principalmente sobre los consumido-res y sus expectativas de consumo.

Sin embargo, en los últimos años, la psicología del consumidor ha concentrado sus esfuerzos investigativos y reflexivos en torno a lo que hoy se conoce como: la sociedad de consumo, sus características, sus ventajas y desventajas, las transformaciones sociales, familiares y socio-económicas que están ocurriendo al interior de este tipo de sociedades, y que implican cambios en la cotidianidad y el estilo de vida de quienes

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integran la sociedad de consumo.

A continuación se presentará algunos avances conceptúales importantes que ha logrado la psicología del consumidor en torno a la sociedad del consumo. Uno de los hallazgos importantes a partir de los diferentes procesos reflexivos ade-lantados por la psicología del consumidor, fue, la conceptualización del consumismo, un fenó-meno que describe esencialmente la sociedad del consumo, García & Olbarri (2002) citado por Luna (2004) en uno de los primeros escritos que surgieron sobre el tema en Colombia, lo define como “la tendencia de una sociedad o comuni-dad a consumir masivamente de manera irre-flexiva e irracional, es la generalización social de comportamientos y hábitos de consumo impulsivo”.

El fenómeno del consumismo tiene presencia principal-mente en las socie-dades occidentales, entre ellas la colom-biana, en las cuales, según la psicología del consumidor, el capitalismo es el modelo económico que estructura di-chas sociedades, y que ha permitido dar paso a nuevos hábitos de consumo, que a su vez alte-ran el ordenamiento socio-cultural y la condición psicológica de los ciudadanos de la sociedad de consumo. Siendo entonces el consumismo, el co-razón de la sociedad de consumo, su mejor y más clara representación.

Javier Garces (2007) en la presentación del ar-ticulo Problemas psicológicos y sociales de la sociedad de consumo. Consumismo, adicción a la compra y sobre-endeudamiento publicado en Inpsicon.com, la pagina de investigación en psi-cología del consumidor de la Universidad de Nor-te, ubicada en Barranquilla; Plantea que:

“El desarrollo económico de nuestro actual mo-delo de sociedad de consumo ha proporcionado a los ciudadanos inmensos progresos técnicos y

ha mejorado en muchos aspectos nuestra cali-dad de vida. Sin embargo, ha generado a la vez dos importantes problemas que debemos afron-tar: los problemas medioambientales y el impac-to psicológico y social que supone este estilo de vida consumista.”

Por lo tanto, estudiar y comprender el capitalis-mo, la sociedad de consumo y el consumismo no solo exige reflexionar sobre un modelo de organización socio-económica, sino que también es necesario considerar que tiene implicaciones políticas, socio-culturales, ambientales y psicoló-gicas muy importantes que deben ser analizadas por la comunidad académica y científica.

En este sentido, se han venido cons-truyendo diferen-tes perspectivas conceptuales sobre las implicaciones socio-culturales del consumismo, que se pueden resumir en los siguientes plan-teamientos:

Desde la perspectiva social, se ha dicho que el carácter social del consumismo no

solo está dado por el hecho de que las prácticas consumistas se presenten masivamente y se ha-yan generalizado como hábitos de consumo co-munes en la mayoría de los integrantes de una sociedad; si no también, que las implicaciones sociales del consumismo, contempla un estilo propio de socialización, en el que la gratificación y el poder que parece otorgar el consumismo, son el eje que dinamiza los procesos de interac-ción y las formas de relacionamiento entre los integrantes de la sociedad.

Con respecto a lo cultural, se ha dicho que el consumismo y las lógicas capitalistas inmersas en él, al parecer han venido instaurándose implíci-tamente como un paradigma cultural imperante, es decir como un constructo de valores cultu-rales que le van dando un sentido particular a la existencia humana, a sus búsquedas, creencias,

Consumismo desde Jung

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interacciones y costumbres, y que a su vez de-fine en gran parte sus sistemas de valoración de lo estético, lo moral e instrumental. Es decir, es partir de los valores propios de la sociedad con-sumista que las personas tienden a definir cri-terios generales de aquello que es bonito o feo, bueno o malo, útil e inútil. Desde allí, al parecer direccionan gran parte de sus proyecciones y an-helos, y tejen sus relaciones e interacciones inter-personales, familiares, laborales y de comunidad. Javier Garcés (2007) definió el consumismo como “comportamientos impulsivos inadecua-dos, excesivos e irresponsables que responden a la aceptación en nuestra vida de los valores ma-terialistas imperantes”. Introduciendo el materia-lismo como un eje central dentro del marco cul-tural de la sociedad de consumo, entendiendo el materialismo para este caso, como la construc-ción de la filosofía de vida alrededor del “tener” como fuente exclusiva de felicidad y plenitud.

Una sociedad cuyo marco cultural se centra en los valores del materialismo, nos lleva a pen-sar en una sociedad en la que prima los inte-reses individuales sobre los colectivos, y en el que el surgimiento de la lógica de domina-ción permean los estilos de interacción entre las personas. Incluso, Hipotéticamente podría su-gerir que muchos de los problemas y conflictos colombianos, desde los más cotidianos como el bullim escolar, la discriminación racial, los proble-mas alimenticios, hasta los más grandes como el narcotráfico y la violencia, están en parte, trasversalizados por una cultura permeada por el ideal consumista.

Dado el panorama socio-cultural que enmarca el consumismo, es pertinente la pregunta por las condiciones psicológicas, tanto colectivas como individuales que subyacen a la sociedad de con-sumo, y que motivan a toda una sociedad a cons-truir sentidos de vida y establecer relaciones en torno al materialismo, y a la pseudo-satisfac-ción que otorga el consumismo.

Se han venido desarrollando estudios e investiga-ciones desde la psicología clínica que nos aproxi-man al conocimiento de la sociedad de consumo desde la perspectiva psicológica, pero, tan solo nos han permitido conocer un mapa sintomato-lógico de los efectos psicológicos que han venido

presentándose en la sociedad de consumo y que al parecer guardan relación con el consumismo.

Garces (2007) adelantó una revisión importan-te sobre los antecedentes investigativos sobre afectaciones psicológicas relacionadas con el consumismo, encontrando que en los primeros estudios sobre la adicción a la compra, llevados a cabo por Kraepelin, a principios del siglo XX, se prestó atención a personas, generalmente mu-jeres, que presentaban un comportamiento muy incontrolado y excesivo. Eran casos extremos y estos excesos de compra se consideraron mani-festaciones sintomáticas de otros desequilibrios psicológicos: depresiones, trastornos obsesivos-compulsivos, ansiedad, problemas generales de control de impulsos, etc.

Según Garcés (2007) “A partir de los años ochen-ta resultó patente el espectacular aumento del número de personas con problemas de autocon-trol en la compra y en el gasto”. En las últimas décadas las investigaciones, han venido confir-mando las impresiones que arrojaban las inves-tigaciones iniciales, sobre la relación que existe entre los problemas de ansiedad - depresión y el consumismo, y el aumento directamente pro-porcional entre los índices de presentación de estos trastornos y el surgimiento e instauración del modelo capitalista y consumista. Para Garcés (2007):

“Una de las relaciones más contrastadas es la que existe entre la depresión y la adicción al consu-mo. Así ha quedado reflejado tanto en el Estudio Europeo como en investigaciones anteriores (Ed-wards 1992 Faber y Chriteson 1996). Sin embar-go el porcentaje de incidencia de los problemas depresivos entre los adictos varía mucho de una investigación a otra, Así, Mc.Elloy (1994) lo sitúa en el 25 %, Lejoyeux (1998) en el 61%, y Black, Montaban y Gabel (1997) en el 60%”.

Esta variabilidad en los porcentajes de adictos a la compra que se diagnostica con depresión, se debe posiblemente a los distintos procedi-mientos de selección de muestras y a las dife-rencias en las metodologías y enfoques teóricos. En cualquier caso, la relación depresión-consu-mismo es un hecho, y “parece deberse a que muchos consumidores utilizan la compra como

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un mecanismo para compensar o afrontar sus estados depresivos” concluye Garcés.

De esta forma, han ido en constante aumento diversos problemas relacionados con el com-portamiento de los consumidores: la adicción al consumo, la compra impulsiva, la falta de auto-control en el gasto, el sobreendeudamiento, etc. De la misma forma, adicional al caso de la depre-sión, han ido aumentado en nuestra sociedad una serie de problemas psicológicos que guardan relación con los valores y formas de vida que im-peran en la sociedad de consumo, como lo es la anorexia, el estrés y los problemas de ansiedad. etc. Botero (2004) plantea que “la cultura del consumismo nos ayuda a comprender los índi-ces altos de psicopatología en sociedades ricas y desarrolladas”

Estas investigaciones desde la psicología han permitido conocer la sintomatología, las conse-cuencias y manifestaciones psicológicas que han venido surgiendo en relación al consumismo, logrando describir y caracterizar psicopatológi-camente la población considerada como consu-mista, pero generalmente, estas investigaciones se quedan en la “descripción diagnostica” del fenómeno, nombrando efectos, síntomas y con-secuencias del problema, sin llegar al génesis del mismo.

Así que, aun quedan para la psicología importan-tes tareas de investigación y formulación teórica sobre el fenómeno del consumismo y la sociedad de consumo en general, que permitan la com-prensión profunda de las condiciones psicológi-cas que subyacen a la sociedad de consumo, y a los individuos que la integran.

Las reflexiones aquí planteadas sobre las impli-caciones socio-culturales y psicológicas del con-sumismo en nuestra sociedad, permiten llegar a dos conclusiones: el consumismo es un fenóme-no psico-social, es decir es un problema con ma-nifestaciones sociales y psicológicas, que ocurren colectiva e individualmente. En segundo lugar, y en coherencia con la primera conclusión, el con-sumismo y sus manifestaciones colectivas e indi-viduales, son representaciones de una condición psicológica igualmente colectiva e individual.

Así que, el interrogante principal a tratar en este trabajo es el respectivo a las condiciones psicoló-gicas que subyacen al consumismo y la sociedad de consumo que le enmarcan.

{CAPÍTULO II : APROXIMACIÓN TEÓRICA DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO DESDE

LA PSICOLOGÍA ANALÍTICA}

Partiendo de la preocupación e interés acadé-mico que causa el fenómeno del consumismo, sus implicaciones socio-culturales y efectos psi-cológicos, se pretende desarrollar una aproxima-ción teórica que contribuya a la compresión de la sociedad de consumo desde la perspectiva de la psicología analítica, que ayude a entender la manera en que se desarrolla psíquicamente el fenómeno del consumismo.

En otras palabras, la pretensión es comprender el papel de la psique en el consumismo, a partir de las motivaciones primarias e inconscientes, que movilizan a los sujetos a adoptar hábitos de consumo, valores, estilos relacionales y sentidos de vida alrededor del consumismo, el materialis-mo, y la satisfacción que éste promete.

Introduciéndonos entonces en el acercamien-to teórico a la sociedad de consumo desde la perspectiva de la psicología profunda, se empieza diciendo que el fundamento científico y teórico de este ejercicio académico se encuentra en el marco de la perspectiva de Carl Gustav Jung y sus aportes a la comprensión de la psique humana.

Inicialmente, en este trabajo, se presentaron algunas concepciones claves sobre lo que la psi-cología del consumidor definía por consumismo y sociedad de consumo, además de los plantea-mientos de Garcés sobre las implicaciones socio-culturales y efectos psicológicos de la sociedad de consumo. Estas posturas teóricas son perspec-tivas cognitivo- comportamentales, culturalistas y socialistas, que aportan a la descripción estruc-tural y sintomática del fenómeno. Sin embargo, es pertinente aclarar que desde la perspectiva de la psicología de Jung, tanto la cultura, como la sociedad y el comportamiento observable son representaciones de dinámicas psíquicas subjeti-

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vas, generalmente inconscientes.

El planteamiento de Jung permite evidenciar los elementos profundos e inconscientes del psi-quismo de las personas consumistas, así como también del psiquismo que subyace al colectivo que les rodea; es decir, como ya se ha venido in-sinuando, no solo se toman aquellos elementos psíquicos individuales, si no también aquellos que son colectivos. Permitiendo así, compren-der los aspectos inconscientes tanto a nivel individual como colectivo que motivan los com-portamientos consumistas, las manifestaciones culturales, sociales y psicológicas directamente relacionadas con los valores y prácticas de la so-ciedad de consumo.

Para continuar con la lectura teórica del con-sumismo desde la psicología de Jung(1921) es im-portante partir de su definición de psiquismo, “entiendo por psi-que la totalidad de los procesos psíquicos, tanto conscientes como inconscientes”, esto, a nivel personal y colec-tivo. Tanto los aspectos consientes como los inconscientes, y los colectivos y personales, son en conjunto una misma psique, la psique de la humanidad, que constantemente se está re-configurando a partir de las experiencias humanas. Con respecto a lo inconsciente personal y lo inconsciente colecti-vo Jung en el siguiente párrafo en el volumen 6 Tipos psicológicos de su obra completa (1921), explicó:

“Podemos distinguir un inconsciente personal que abarca todas las adquisiciones de la existen-cia personal, esto es, lo olvidado, lo reprimido, lo percibido, pensado y sentido subliminalmente. Pero junto a esos contenidos inconscientes per-sonales hay también otros contenidos que no

proceden de adquisiciones personales, sino de la heredada estructura cerebral. Son las conexiones mitológicas, los temas e imágenes que pueden volver a surgir en todo tiempo y lugar, sin ningu-na tradición histórica. A tales contenidos yo los llamo colectivamente Inconscientes” Con relación a la naturaleza de lo inconsciente Jung (1921) dice:

“El concepto de inconsciente es para mí un con-cepto exclusivamente psicológico y no un con-cepto filosófico en el sentido de un concepto metafísico. Lo inconsciente es a mi parecer un concepto psicológico limite que engloba todos aquellos contenidos o procesos psíquicos que no son conscientes, o sea, que no están referidos al yo de manera perceptible”

Con base al plan-teamiento de Jung se podría decir que dos características del consumismo que sugieren un ori-gen inconsciente de esté, son pre-cisamente sus dos rasgos principa-les, irreflexión e irracionalidad en el comportamien-to, que son a la vez, dos caracte-rísticas genéricas

de lo inconsciente; ausencia de racionalidad y por ende de reflexión. La razón es un proceso mental referido al yo consiente, por lo tanto es notoria la incidencia del inconsciente en el com-portamiento de un consumista; además de la limitada actuación de la conciencia en este tipo de comportamientos.

Entonces, apoyado en la psicología de Jung, se puede inferir; en primer lugar, que el consu-mismo es una representación de la psique co-lectiva subyacente a la sociedad de consumo, y por ende, en segundo lugar, que el consumismo está motivado desde los impulsos más profun-dos e inconscientes de los consumistas, que a su vez están relacionados con las dinámicas psíqui-

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cas colectivamente inconscientes de nuestra so-ciedad.

Los valores materialistas imperantes en la socie-dad de consumo, las manifestaciones socio-cul-turales, los hábitos y comportamientos propios del consumismo, fluyen naturalmente desde el psiquismo, impulsados y orientados por motivos inconscientes universales, presentes en el incons-ciente colectivo, que Jung denomina: arquetipos. Los arquetipos se pueden entender como mo-tivos inconscientes autónomos que impulsan, guían, orientan y acompañan los procesos de de-sarrollo psíquico de una persona o una sociedad, cuyas esencia está en lo inconsciente colectivo. Son pre-formas psíquicas que residen incons-cientemente en el colectivo de la humanidad, y que pre- configuran el desarrollo psíquico de un individuo o una sociedad. En otras palabras, podemos decir que los arquetipos son motivos universales pre-configurados e inconscientes, que orientan el proceso de desarrollo psicológico o proceso de individuación.

Jung explicando el carácter universal y colectivo del arquetipo explica:

La imagen primigenia, a la que también he dado el nombre de “arquetipo”, es siempre colectiva, o sea, es común cuando menos a pueblos enteros o a épocas enteras. Es probable que los temas mi-tológicos más importantes sean comunes a todas las razas y a todos los tiempos; así, yo he podido demostrarlo en sueños y en las fantasías de ne-gros de pura raza y enfermos mentales una serie de temas de la mitología griega. (pag 525, tipos psicológicos, 1921).

Dieter Wyss (1975) en su libro, las escuelas de psicología profunda, sintetiza y explica el con-cepto de arquetipo de la siguiente manera: “Los arquetipos representan el inconsciente colectivo en cuanto prototipos el obrar, del querer y del as-pirar humanos, con cuanto prototipos e la esfera de los sentimientos y del conocimiento, en cuan-to prototipos de toda existencia humana. En el se encuentran en estado de disposición natural que se despierta en el individuo mediante determi-nadas situaciones externas o internas (por ejem-plo, crisis existencial), o por medio del análisis, y después pasa de la potencia a la actualidad.

Su proceso de concienciación puede realizarse o como instinto en la esfera de lo biológico o como imagen, como símbolo, en el plano psíquico.”

Los arquetipos del colectivo cobran forma en la psique del individuo por medio de los complejos arquetipales, entendiendo complejo como la uni-dad básica constituyente de lo inconsciente per-sonal que actúa como una estructura autónoma dentro de la psique de un individuo, y en cuyo núcleo reside un arquetipo.

La conformación de un complejo se podría re-presentar como una constelación generada en lo inconsciente a través de la interacción de la expe-riencia del individuo y su dotación innata, tanto fisiológica como psíquica. El desarrollo psico-lógico fluye inconscientemente en una relación continua y dinámica entre la experiencia perso-nal y la esencia psíquica (arquetipos del incons-ciente colectivo); configurando así complejos arquetipales, que en su conjunto, organizados sistémicamente, conforman la psique personal.

Así que, la dinámica del desarrollo psicológico se da en gran parte, con base a la forma en que se configuran o constelan los complejos arquetipa-les en cada individuo, por lo tanto, los com-plejos arquetipales, según como se configuren, pueden cumplir un papel facilitador o inhibidor en el proceso de desarrollo psicológico, aunque principalmente se asocian a condiciones adver-sas e incluso psicopatológicas del individuo. Jung (1944) frente a esto dice:

“La idea de que «se imagina un complejo», de que los complejos son «Imaginarios», parece, pues, ociosa y muy poco científica. ¿Se quiere una Comparación médica? A los complejos hay que compararlos con infecciones o Tumores ma-lignos que brotan sin la menor intervención de la conciencia. Esta Comparación, por otra parte, no es completamente satisfactoria, pues los Com-plejos no son, por esencia, de naturaleza mal-sana; son, propiamente, Manifestaciones vitales de la psique, sea ésta diferenciada o primitiva. Esta es la razón de que encontremos sus huellas innegables en todos los pueblos y en Todas las épocas.” (pag 127)”.

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Aunque el término “complejo” necesariamen-te no tiene que ser connotado negativamente, como lo aclara Jung, si existe una relación directa entre el comportamiento insano o psicopatológi-co con una configuración disfuncional y perturba-dora de los complejos arquetipales.

En los antecedentes investigativos presentados en este escrito, se encuentran los hallazgos rea-lizados por Garcés (2007), quien definió una Co-rrelación entre el comportamiento consumista y la presencia de trastornos psicológicos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad, trastornos de de la conducta alimentaria y trastornos de con-trol de impulsos, que con respecto a la psicología de Jung, podríamos decir que son originados por complejos arquetipales perturbadores que hacen del desarrollo psíquico un proceso infructuoso y doloroso para los individuos. Además es impor-tante decir, que el comportamiento consumista por naturaleza misma constituye un comporta-miento patológico o insano, ya que existen as-pectos adictivos y fuertemente impulsivos que lo caracterizan.

Por lo cual, para el caso del consumismo, el inte-rrogante consecuente que surge es por los com-plejos arquetipales y su proceso de configuración en los consumistas.

Para poder desarrollar el análisis de los comple-jos arquetipales de los consumistas, con el mismo término lo indica, es necesario abordar con espe-cificidad algunos arquetipos, ya que son estos los que integran el nucleó de los complejos. Jung, inicialmente propuso tres grandes arquetipos, que corresponden a tres principales complejos arquetipales; el complejo del arquetipo de la Gran madre, el complejo del arquetipo del Gran padre y el complejo del arquetipo del Sí mismo. Idealmente, para la compresión de cualquier fe-nómeno humano, se debería abordar los tres arquetipos en toda su profundidad, e incluso seria necesario considerar otros elementos de la psique propuestos por Jung; pero debido a la complejidad y nivel de amplitud que ello impli-ca, para este trabajo solo retomaremos dos; el complejo del arquetipo del Gran padre y el com-plejo del arquetipo de la Gran madre, que pue-den ayudar a tener una aproximación significa-tiva a las condiciones psicológicas que subyacen

al consumismo.

A continuación se ampliará el papel de los arque-tipos y complejos de la gran madre y el gran pa-dre en la configuración psicológica que subyace al consumismo.

{CAPÍTULO III : COMPLEJO DE LA GRAN MADRE EN LA SOCIEDAD DE CONSUMO:

LA GRAN MADRE EN DEFLEXIÓN; UNA SOCIEDAD HUÉRFANA Y

SOLA}

El arquetipo de la gran madre es equivalente a la madre simbólica relacionada con el origen, lo primogénito, lo inconsciente, lo maternal, la fuer-za sedante, devoradora y confortante del amor, aquello que provee las sensaciones más genuinas de seguridad y protección, la plenitud del es-pacio uterino, la totalidad originaria de la cual se procede pero de la que hay que separarse. Jung (1952) en una de sus definiciones la relacio-nó con la totalidad, diciendo:

“ella es el suelo primigenio, magna mater, matria primordial, aguas nutricias; es el horizonte y el umbral desde donde surgen los seres y donde se configuran las cosas en un orden de nuestro co-nocimiento, o el orden posible para la emergen-cia de la comprensión”

El papel de la Gran Madre puede entenderse en el marco del proceso de desarrollo psíquico o proceso de individuación representado por Jung como la “ruta del héroe”, que puede ser recrea-da en el arte, la literatura, el cine o simplemente en el ciclo de vida de una persona desde su in-fancia hasta su vejez.

El “héroe” o el niño, parten de una condición de plenitud y confort, en el caso del héroe del castillo de su reino, y en el caso del niño del es-pacio uterino, ambos significantes de protección, seguridad y plenitud. Los grandes privilegios del héroe dentro de su castillo o la estrecha y afecti-va relación del niño recién nacido con su madre, encarnan experiencias de cuidado y amor.

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Estas primeras experiencias de desarrollo psí-quico configuran en primer orden la imagen de la gran madre. Después vendrán los grupos socia-les, la iglesia, la familia y diferentes personas, si-tuaciones y experiencias que le provean confian-za, seguridad y afecto, y que tendrán parte en el proceso de configuración del tipo de imagen de gran madre que cada individuo ira construyendo en el trayecto de su vida.

Así que el interrogante por la imagen de la gran Madre en los consumistas, nos lleva a preguntar-nos por sus experiencias infantiles primarias, por su relación con sus cuidadores, por sus condicio-nes de vida y sobre todo por la manera en que experimentaron su desarrollo afectivo, desde el vientre materno, la infancia y la adolescencia. En otras palabras es la pregunta por la afectivi-dad en el núcleo de las familias de la sociedad de consumo, y la manera en que los niños inmersos en las familias modernas viven y construyen la imagen de la gran madre.

En relación al papel de la familia en la sociedad de consumo, y los efectos en el desarrollo afec-tivo de los niños, Víctor Molero (2006) en su li-bro “generación marketing” “solos, estresados y huérfanos” en el capitulo 5 “Escases de tiempo para la familia”, plantea que a raíz del la expan-sión del capitalismo y del aumento de la compe-titividad empresarial, el mundo del trabajo ha demando mayor compromiso y talento humano, generando una importante extensión de la jorna-da laboral y por ende escasez de tiempo para la familia, además la cada vez mayor, inclusión de la mujer en el mundo laboral, cambiando radical-mente la estructura familiar convencional. Molero (2006) dice:

“Es cierto que una nación no puede permitirse el lujo de prescindir del talento y la capacidad de producción de la mitad de su población, como sucede en algunos países del entorno islámico donde las mujeres no contribuyen al desarrollo económico más que por su labor domestica, pero no es menos cierto que su sometimiento a las dinámicas profesionales de un mundo competi-tivo está dejando un hueco irremplazable en el hogar”

En este marco socio-familiar, en el que escasea

el tiempo en familia, los vínculos afectivos tien-den a reducirse en gran parte a transacciones de dinero o ha obsequios dados en fechas de cum-pleaños o en navidad. Al interior de una familia consumista el amor se cuenta por pesos, por la calidad y el valor económico de los regalos.

El hueco al cual hace alusión Molero, no es más que el vacio que ha dejado la gran Madre, ¿quien se encargará de lo maternal, del cuidado, de ofrecer el calor y el amor del hogar a los niños de la sociedad de consumo? Un vacio que por supuesto tiene su repercusión en el psiquismo de la generación marketing, contribuyendo a que se configure un complejo materno disfuncional y perturbador.

Otra cara del arquetipo de la gran madre que merece ser objeto de análisis en la sociedad de consumo, cuya afectación guarda directa rela-ción con el demandante mundo laboral de hoy, es la “parentalidad” o la procreación familiar; el dar vida, la reproducción, las expectativas por en-gendrar hijos, que año tras año, parece ser un aspecto cada vez mas aplazado y evitado en el proyecto de vida de la “generación marketing”.

Sociedades de primer mundo con importante desarrollo económico, industrial, tecnológico y comercial, en las que el consumismo se ha con-vertido en el estilo de vida predilecto, tiene en común la disminución en la tasa de natalidad, lle-gando al caso en el que el gobierno tiene que im-plementar políticas que motiven a extranjeros a procrear familias al interior de sus países, debido al poco interés que despierta la “parentalidad” en sus habitantes nativos.

La disminución de las expectativas por tener hi-jos, tiene directamente relación con la transfor-mación que están sufriendo las relaciones de pa-reja actualmente, ya que junto a las expectativas por procrear, las expectativas por el matrimonio han disminuido, incrementando los divorcios y las relaciones informales, que no ofrecen la esta-bilidad emocional y económica que tal vez tuvie-ron nuestros padres y abuelos.

No obstante, no solo las relaciones de pareja han cambiado, si no también las relaciones sociales en general, junto con las TICS surgen nuevas mo-

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dalidades de relacionarse, como lo son: las redes sociales y las relaciones amorosas virtuales. Es importante decir que, la sociabilidad, el afecto, el amor, el eros; son otro aspecto relevante de la gran madre en la vida adulta de un individuo, y que al igual que la cara de lo maternal y la pro-creación familiar, es un aspecto de la Gran ma-dre cada vez más difuso.

“En Estocolmo, más de la mitad de los hogares están formados por personas solteras. A ello contribuye el hecho de que el divorcio se haya instalado como una realidad cotidia-na, hasta el punto de que el porcentaje de matrimonios que ter-minan en semejante desenlace está por encima del 60%”.... “Pues bien, en esa misma sociedad (es-tados unidos), los ho-gares que constan de parejas casadas y con niños engendrados por ellos, son menos de la cuarta parte del total. El número de hijos nacidos de ma-dres solteras es una realidad común en toda Europa, ha cre-cido al 30% cuando hace menos de dos décadas no llegaba al 4%, y empieza a ma-nifestarse de manera representativa en algunos países asiáticos como Japón.” (Molero 2006)

Constituir un hogar, casarse, amarse de por vida, tener hijos, cuidar de ellos, y tener una familia estable durante toda una vida parecen ser prio-ridades de los abuelos, valores culturales pasa-dos de moda, lejanos a las generaciones de hoy, quienes parecen cada día mas atraídos por valo-res relacionados con el éxito, el reconocimiento, la academia y el trabajo.

A partir de las condiciones descritas por Molero y

las reflexiones acá propuestas respecto al arque-tipo Materno, podemos decir que la gran madre es un arquetipo en deflexión, evitado, negado y reprimido arbitrariamente por las exigencias de la sociedad de consumo.

Esto es evidente en la reducción del tiempo que pasan los padres con sus hijos, en la disminución de las expectativas por el matrimonio y la paren-talidad, y en la transformación del amor familiar en un asunto de regalos y privilegios.

Estas condiciones familiares y socio-culturales son la re-presentación de un complejo materno configurado en lo in-consciente personal de los consumistas; es un complejo ma-terno que a su vez genera sensaciones de insatisfacción afectiva, abandono, orfandad, desarraigo, inseguridad y senti-mientos de soledad; que bien, pueden estar relacionados con los altos índices de depresión en las sociedades consu-mistas. De igual ma-nera otros trastornos como anorexia, buli-mia, ansiedad y adic-ciones presentes en

los consumistas, tienen posiblemente su génesis en un complejo materno disfuncional en cuyo nú-cleo está el arquetipo de la gran madre, inhibido y en deflexión.

En general el complejo materno en los consumis-tas puede ser experimentado con dolor y sufri-miento a raíz de la obstrucción en el proceso de desarrollo psicológico que genera su configura-ción difusa y precaria. Es el dolor y sufrimiento que acompañan un complejo revestido emocio-nalmente por sentimientos de incertidumbre in-tensa e incompletud, que nacen a raíz del vacío

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profundo que queda cuando la gran madre no está, o mejor cuando la gran Madre es desplaza-da arbitrariamente por otro “Dios”.

Más que ausente, la gran madre ha sido sustitui-da y remplazada por otros valores y experiencias humanas, que la inhiben e impiden su formación plena en la psique de los individuos consumis-tas. Estas otras experiencias y valores humanos, aquello que sustituye a la gran madre, aquel Dios que la desplaza, es el mismo Gran padre.

{CAPÍTULO VI : COMPLEJO DEL GRAN PADRE EN

LOS CONSUMISTAS: UNA BÚS-QUEDA POR EL PODER Y EL RECO-

NOCIMIENTO}

Jung (1952) con respecto al arquetipo del gran padre planteo, “el Arquetipo del padre por su parte hace referencia a logos, el representante del espíritu, que pone obstáculos a la instintivi-dad, es la conciencia”.

El papel del arquetipo del gran padre en el marco del proceso de desarrollo psicológico se puede entender como el motivo impulsador del proceso de diferenciación psíquica, el padre es quien en-trega al individuo reconocimiento ante el mun-do.

El Gran Padre está representado en la norma, la adversidad, la frustración que limita la gratifica-ción maternal, pero que permite diferenciarse de ella. Es la conciencia que posibilita la diferen-ciación de lo inconsciente, del origen primario; y así diferenciados, buscar caminos propios que le den un lugar en el mundo.

La condición de seguridad y plenitud que repre-senta la gran madre, rápidamente es irrumpida por el gran padre, otorgándole al individuo la posibilidad de diferenciación con respecto a la gran madre, que aunque representa plenitud, también representa totalidad absorbente e in-consciencia. Siendo el gran padre quien permite diferenciarse de esa totalidad y ganarle terreno a lo inconsciente que es tan devorador como ple-no, permitiéndole al sujeto ser un individuo dife-

renciado psíquicamente del colectivo.

Este proceso se ve más claro, cuando es a par-tir de las experiencias de frustración que le causa al niño la separación de su madre por irrupción del padre que el niño empieza el proceso de construcción del ego; en primera instancia di-ferenciándose como un ser distinto a su madre, y después, es el mismo “padre” quien lo lleva a aventurarse a recorrer distintos senderos de identificación, con el fin último de lograr au-tenticidad, dejándolo próximo a la puerta del sí mismo.

En síntesis la imagen del complejo paterno se va construyendo en la trayectoria de vida del indi-viduo a partir de experiencias subjetivas de re-conocimiento, éxito, autonomía, independencia, dolor, disciplina y poder, que se van generando en diferentes situaciones y escenarios. Por ejem-plo, la disciplina del hogar, la escuela, el cole-gio, las instituciones públicas, el estado, el traba-jo, el arte, el deporte, etc. Por lo cual, el papel del complejo del gran padre para el caso de los consumistas parece ser un asunto directamente relacionado con su comportamiento y su valores culturales más importantes.

Si bien, la gran madre parece ser una imagen en deflexión, negada y reprimida por la sociedad de consumo, por su parte el gran padre es una imagen sacralizada, prevaleciente e imperante, por lo menos, en algunas de sus caras, las que sugieren poder y reconocimiento.

El reconocimiento es una necesidad que surge a raíz de la activación del arquetipo del gran padre en la vida de un individuo, ya que el gran padre al ser el motivo movilizador del proceso de di-ferenciación; trae consigo necesidades como autonomía, reconocimiento social y realización.

Estas necesidades, tan naturales y esenciales como el arquetipo mismo del gran padre en la cultura consumista, ilusoriamente se tienden a satisfacer desde el reconocimiento que obse-quia el “tener” la mejor pinta, los mejores artícu-los tecnológicos y el poder de acceder y comprar cuanto servicio o producto la sociedad de consu-mo indique que debemos “tener”.

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Por ello, la sociedad de consumo con sus exi-gencia del deber “ser” o mejor desde el “debes tener”, ha venido instigando la configuración de un complejo del padre particular en la psique de los consumistas. Es un complejo paterno que motiva inconscientemente una serie de búsque-das desenfrenadas por el reconocimiento, bús-quedas que emprenden los individuos desde sus primeros años de vida; buscan y compran identi-dad, buscan y compran un lugar en la sociedad, una sociedad que solo les reconocerá ese lugar si tuviesen la ropa de marca, el celular de última generación, el mejor play station o si fuesen be-llos como los estéreo-tipos sociales se lo exigen.

El complejo del gran padre presente en los consu-mistas, aquel que busca poder y reconocimiento se empieza a formar en las primeras experien-cias vitales; en las que los padres transmiten a sus hijos implícitamente los valores consumistas imperantes, mediante el tipo de educación que ejercen con ellos. Frente a ello, Molero (2006) en su trabajo “Generación marketing” citado en paginas anteriores, plantea que debido a las de-mandas de compromiso y mayor talento huma-no que exige el mundo laboral actual, los padres tienen cada vez menos tiempo para sus hijos, delegando entonces, la educación de ellos a ter-ceros, y compensando la falta de tiempo con una educación complaciente y materializada.

“Y es que la delegación de la educación a las ins-tituciones educativas por falta de tiempo da lugar a sentimientos de culpa que se alivian a base de complacer. ¿Cómo? No solo comprando más de lo deseable, si no evitando las tensiones propias de la confrontación de voluntades que se mani-fiestan entre padres e hijos”…. “Esta paternidad complaciente hace cuanto puede para satisfacer a sus hijos. Al fin al cabo, ¿para que pasan tanto tiempo trabajando si no es para que a sus hijos no les falte de nada? ¿No son acaso los triunfa-dores de una sociedad que identifica éxito con lo-gros profesionales cifrados en ingresos elevados y posición relevante? ¿Y en quien, mejor que en sus hijos, se va a gastar el dinero?” Molero (2006)Paralelamente a la búsqueda por el reconoci-miento, y totalmente ligado a él, surge la bús-queda por el poder.

El gran padre reina sobre la sociedad consumista

actual, lo que importa en la vida de un individuo consumista es aquello que esté relacionada con el éxito, la prosperidad económica y el reconoci-miento social; ya que son estas experiencias las que les revestirá del poder aheleado. El dinero, la riqueza económica y el status social, son ele-mentos que movilizan los intereses y el compor-tamiento consumista.

Los niños, niñas y adolescentes de nuestra socie-dad rápidamente introyectan los valores de la so-ciedad en que viven, aquellos valores predicados y profesados por sus padres, valores que hacen del proyecto de vida de los jóvenes, en el mejor de los casos, una recopilación de logros acadé-micos y profesionales, que cobran relevancia a medida que los acerca al estilo de vida de sus padres, donde lo que cuenta es la prosperidad y el progreso, algo que solo les podría dar el poder que otorga el ingreso de altas sumas de dinero.

El dinero, parece ser el símbolo del gran padre en la actual sociedad, es en el dinero en quien ven el éxito, el reconocimiento y el poder, es él, quien les dará un lugar en el mundo.

Sin embargo, más que una búsqueda por el di-nero mismo, es la búsqueda por el poder que da el dinero lo que moviliza la sociedad de consu-mo; es una búsqueda intensa, insaciable, como de quien le hace falta algo muy preciado.

Los caminos que se ha trazado la sociedad con el fin de hallar el anhelado poder y lograr ser reco-nocido en el mundo han sido dos principalmente, por un lado el consumismo que ya lo he venido describiendo, y por otro lado la violencia, la espa-da, el arma; símbolo del gran padre por mucho tiempo. Es por ello que consumismo y violencia no son dos fenómenos aislados, si no que son dos caras de una misma moneda, dos representacio-nes de un mismo tipo de complejo paterno.

Prueba de esto es el trabajo realizado por la re-conocida analista Jungiana. Martha Cecilia Velez (1999) de la universidad de Antioquia, en su libro Los hijos de la gran Diosa sobre el sicariato en Medellín Colombia, quien planteó:

“El sicario mata por dinero, pero lo gasta con la desmesura que revela su no valor. Asesina y co-

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bra el dinero para salir a tirarlo en una noche de borrachera, drogas y mujeres que al otro día no le significan nada. El es el mismo de nuestra cul-tura. Puro gesto vacio, actos mecánicos, gesta-dos y ejecutados como por robots compulsivos en búsqueda de las sensaciones que les revelen la vida. Ellos ganan más dinero que en un trabajo honrado, y con ello demuestran lo deshonrado del trabajo y la cultura. Ellos matan y gastan, ase-sinan y consumen. Ellos son los representantes puros de nuestra cultura consumista y triunfalis-ta, de nuestra cultura capital, cultura que se defi-ne “de consumo”, pero que se niega a compren-derse, en consecuencia, como cultura adictiva.” (Pag 359)”

Al parecer la conexión entre la violencia y el con-sumismo reside en el tipo de configuración psí-quica que les subyace; en ambos casos, existe un complejo paterno que moviliza al individuo a em-prender búsquedas infructuosas por el poder y el reconocimiento, en uno de los casos por medio del arma y la fuerza, y en el otro caso por medio del dinero, el éxito y el status social; pero en am-bos casos es el complejo paterno quien moviliza el comportamiento.

Sin embargo, el dominio del gran padre no es un asunto de este siglo, incluso el mundo viene de una época en la que la hegemonía del gran padre parecía ser mucho más evidente, un ejemplo de ellos es el patriarcado, encarnado en el reinado de la religión judeo-cristiana, un dogma esen-cialmente masculi-nizado y trasversali-zado por los valores patriarcales en el que es un único Dios hombre el soberano y todopoderoso, un Dios normativo y ge-neralmente intransi-gente con el género femenino.

A p a re n te m e n te , con la muerte de Dios decretada por la ilustración, el renacimiento y el auge científico, el

gran padre parecía haber cedido terreno, pero realmente, el complejo paterno de las socieda-des occidentales se transformó, o mejor, más que el complejo mismo, fueron sus representaciones socio-culturales las que se sofisticaron y cambia-ron, de la religión a la tecnología, de la búsqueda por la salvación a la búsqueda por el éxito; pero siempre en el núcleo de unas y otras representa-ciones , está el gran padre demandante de po-der y reconocimiento.

En conclusión el complejo del gran padre, es la base psíquica que sostiene las búsquedas inten-sas e infructuosas de los consumistas, búsquedas principalmente por poder y reconocimiento, que le den al individuo un lugar en el mundo.

{CAPÍTULO V : CONFIGURACIÓN PSÍQUICA DE LA SOCIEDAD DE CONSUMO: EL PA-

DRE SACRALIZADO DESPLAZA A LA MADRE DESPRECIADA. LA MADRE

HABLA, EL PADRE DEFRAUDA, Y EL ALMA SUFRE}

Ahora, teniendo este panorama psíquico de las condiciones psicológicas de los consumistas, la inquietud consecuente es ¿entonces qué rela-ción sostienen el complejo del arquetipo de la Gran Madre y el complejo del arquetipo del Gran padre?

Al final del capítu-lo III, en el que se describe el papel de complejo materno ya había sugerido una respuesta al respecto; “la gran madre ha sido des-preciada, sustituida y remplazada por otros valores y expe-riencias humanas, que la inhiben e im-piden su formación plena en la psique de los individuos consumistas. Estas

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otras experiencias y valores humanos, aquello que sustituye a la gran madre, aquel Dios que la desplaza, es el mismo Gran padre.” Y Básicamen-te es la imagen sacralizada del gran padre en dos de sus caras; las experiencias que sugieren poder y aquellas que otorguen reconocimiento.

Sin embargo, por más prometedora y compla-ciente que pudiese ser la sociedad de consumo, el consumista no se siente satisfecho, al parecer, el hecho de obtener el poder y el reconocimien-to anhelado no parece satisfacer la necesidad ultima del individuo, reapareciendo de nuevo las sensaciones de incompletud, dolor e incer-tidumbre intensa; que hacen sugerir que en la profundidad del psiquismo consumista, pese al esfuerzo del gran Padre, sigue existiendo el vacio de la gran Madre.

La imagen del gran padre de la sociedad de con-sumo en últimas, defrauda, dejando a sus hijos en el sufrimiento en que el que siempre han per-manecido, el dolor de la Gran madre desprecia-da.

Una característica del comportamiento consu-mista es la insatisfacción posterior al consumo y consecuentemente la tendencia a consumir cada vez más, como si así se lograra conseguir la sa-tisfacción y el alivio anhelado. Incluso, lo que en un principio comienza como insatisfacción, con el tiempo y con el aumento en la intensidad de los hábitos consumistas, se va progresivamente convirtiendo en sensaciones de malestar, vacio e incertidumbre intensa, llegando a generar sín-tomas psicopatológicos como adicciones, tras-tornos de ánimo o trastornos de ansiedad.

Después de analizar el papel del complejo del ar-quetipo del gran Padre y el papel del complejo del arquetipo de la Gran madre y la configura-ción psíquica que estos conforman en los consu-mistas, se podría llegar a las siguientes conclu-siones:

- El consumismo como fenómeno socio-cultural, es una representación social de la configuración de lo inconsciente colectivo de la sociedad de consumo, específicamente, es la representación de dos caras sombrías del arquetipo del gran padre; la búsqueda intensa e infructuosa por el

poder y el reconocimiento. El consumismo está motivado inconscientemente por necesidades imperantes de poder y reconocimiento, necesi-dades que se han tejido desde el psiquismo del colectivo de la sociedad de consumo.

- Lo sombrío del arquetipo del gran padre, lo que hace infructuosa la búsqueda por el poder y el reconocimiento, es que, el motivo primario de dicha búsqueda no responde genuinamente a la dinámica del proceso de diferenciación y la naturaleza del arquetipo paterno, más bien, res-ponden a carencias y ausencias con respecto al arquetipo de la gran madre; a la falta de expe-riencias primarias de amor, cuidado, seguridad y confianza.

- El consumismo es la búsqueda profunda por curar las heridas generadas a raíz de la deflexión del arquetipo de la Gran madre. Por medio del poder y el reconocimiento que infructuosamente entrega el consumismo, inconscientemente se intenta reparar la falta de amor y vínculos afec-tivos significativos en el transcurso de vida de los consumistas.

- El consumismo de servicios como las TICS, tal como en el consumismo de productos, son el resultado de un complejo materno disfuncional.

- En un hecho paradójico, la sociedad de consumo es causa y efecto del tipo de configuración psí-quica que le subyace. Los problemas de adicción, impulsividad e inrreflexibilidad en el consumo y los efectos psicopatológicos que se le relacio-nan, son la manifestación del complejo materno que actúa inconscientemente en los consumis-tas. Pero a su vez, la configuración de este tipo de complejo materno, es incidida directamente por las condiciones socio-culturales y familiares en las que nacen y crecen los consumistas.

“Cuando el amor es la norma, no hay voluntad de poder,

y donde el poder se impone, el amor falta.”

Carl Gustav Jung.

Jesus Humberto Correa

p* Fotos descargadas de Internet

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