EDITH WHARTON: UNA MUJER MODERNAtanto como el verde del comien-zo de primavera apreciaba el ne-gro...

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CULTURA Y OCIO 44 Lunes 23 de abril de 2018 | DIARIO DE CÁDIZ DE LIBROS Braulio Ortiz A Clara Obligado aún le sorprende una paradoja que se da en torno a la literatura escrita por mujeres: el hecho de que cuando ella era ni- ña podía acceder a un buen puña- do de narraciones firmadas por autoras –Elena Fortún, Louisa May Alcott, Enid Blyton–, pero cuando creció, cuando entró en “lo que se denomina literatura se- ria”, comprobó con asombro que “las mujeres desaparecían, absolu- tamente”, recuerda la bonaerense afincada en España. “Yo estudié en Argentina, donde la única figura femenina que entraba en los pro- gramas y la bibliografía era sor Juana Inés de la Cruz”, lamenta. “Y es evidente que cuando alguien quiere dedicarse a algo necesita un espejo que de alguna forma se les parezca”, defiende la escritora de El libro de los viajes equivocados, que acabaría encontrando refe- rentes en los universos de Jane Austen, Emily y Charlotte Brontë y Edith Wharton, ejemplos que afianzarían sus aspiraciones de dedicarse a la escritura. Ahora, Obligado prologa el pri- mer volumen de los Cuentos Completos de Wharton, que edita Páginas de Espuma y que abarca las narraciones que la estadouni- dense (Nueva York, 1862 - Saint- Brice, Seine-et-Marne, Francia, 1937) escribió entre 1891 y 1908. Desde el primer texto, Las vistas de la señora Manstey, la historia de una dama que debe renunciar a su hábito de contemplar el ve- cindario debido a la ampliación de un edificio próximo, se advier- ten ya algunas claves que definen a la creadora: su interés por las tensiones entre el individuo y la sociedad, ese talento para obser- var a los personajes con una in- tuición que no renuncia a la iro- nía. “Quizás en el fondo de su co- razón la señora Manstey era una artista; siempre era sensible a los muchos cambios de color no per- cibidos por la mirada corriente y tanto como el verde del comien- zo de primavera apreciaba el ne- gro entramado de las ramas con- tra un frío cielo de azufre al final de un día de nieve”, se lee en un relato inesperadamente maduro para arrancar una colección de cuentos completos. Wharton, que en el período que ocupa este volumen triunfa con una de sus novelas (La casa de la alegría, 1905) y se instala definitivamen- te en Francia (1907), se inicia en la narrativa breve con una voz curtida en las batallas más dispa- res. “Ella escribe desde muy jo- ven, y de todo. Algo en común La norteamericana escondía una mirada audaz tras un engañoso clasicismo La publicación de sus ‘Cuentos Completos’ señala la grandeza de una autora “muy sofisticada” cuya obra “no se agota” El tema de la semana con otras autoras es que combina teoría, novela, cuentos, con tex- tos sobre sombreros o jardines: no hay en ellas esa línea marcada que separa lo literario de lo coti- diano”, asegura Obligado, que señala como una de las virtudes de la autora la hondura con la que traza a los personajes. “Creo que da una imagen muy comple- ja de ellos. Y en su obra encuen- tras desde trabajadores a aristó- cratas, mujeres y hombres que piensan y viven de distinta mane- ra. Es muy sofisticada, por eso ofrece un buenísimo reflejo de su época”, sostiene la especialista. Una complejidad a la que no escapa Wharton, que a lo largo de su vida rompió una barrera tras otra –fue la primera mujer en conseguir el Pulitzer, que con- quistó por La edad de la inocencia, y en ser distinguida con un doc- torado honoris causa por Yale; ejerció de reportera de guerra, se desplazaba en motocicleta y po- seía un coche propio, era bise- xual “con lo que eso suponía en su tiempo”, subraya Obligado– y pese a ello no comulgaba con las reivindicaciones del movimiento feminista. Sin embargo, las mu- jeres de sus relatos no están dis- puestas a quedar relegadas y po- seen personali- dades fuertes, independientes, insondables. La protagonista del cuento La pleni- tud de la vida se expresa así: “A veces he pensado que la natura- leza de una mujer es como una casa enorme llena de habitacio- nes: está el vestíbulo, donde uno recibe a las visitas formales; la sa- la de estar, donde los miembros de la familia entran y salen según llegan; pero más allá, mucho más allá, existen otras habitaciones cuyas puertas quizá nunca se abren, nadie conoce el camino hasta ellas...”. En el modelo de mujer libre que Wharton encarnó, en la mo- dernidad que trasladó a sus per- sonajes femeninos, asoma una certeza: su descreimiento ante la institución del matrimonio. En Almas vencidas, una mujer consi- gue divorciarse de su marido pe- ro no desea pasar por el altar con el amante con el que se había fu- gado. “Ninguno de los dos cree en esa cosa abstracta que es el sa- grado matrimonio; los dos sabe- mos que no hace falta ninguna ceremonia para consagrar el amor que sentimos”, sentencia la dama. ¿Volcó la autora sus con- vicciones personales en esta cuestión? Seguramente sí, opina Obligado. “Ella tuvo un marido siniestro que la engañaba y la de- jó sin dinero, y en general tuvo amores bastante desgraciados, también con William Morton Fu- llerton, un tipo bisexual, como ella, del círculo de Oscar Wilde. A él le dirige cartas preciosas, ca- si adolescentes. Wharton tuvo historias muy apasionadas con EDITH WHARTON: UNA MUJER MODERNA D. S. Edith Wharton, una autora de vida extraordinaria que supo dar forma a una obra literaria compleja. CUENTOS COMPLETOS (1891- 1908) Edith Wharton. Prólogo de Clara Obli- gado. Trad. Emma Cotro, Maite Fernán- dez Estañán, Eva Gallud y Juan Carlos García. Páginas de Espuma. Madrid, 2018. 984 páginas. 39 euros JOSÉ ÁNGEL GARCÍA Clara Obligado firma el prólogo de este volumen de los cuentos de Wharton.

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CULTURAYOCIO

44 Lunes23deabril de2018 | DIARIODECÁDIZ

DE LIBROS

Braulio Ortiz

A Clara Obligado aún le sorprendeuna paradoja que se da en torno ala literatura escrita por mujeres:el hecho de que cuando ella era ni-ña podía acceder a un buen puña-do de narraciones firmadas porautoras –Elena Fortún, LouisaMay Alcott, Enid Blyton–, perocuando creció, cuando entró en“lo que se denomina literatura se-ria”, comprobó con asombro que“las mujeres desaparecían, absolu-tamente”, recuerda la bonaerenseafincada en España. “Yo estudié enArgentina, donde la única figurafemenina que entraba en los pro-gramas y la bibliografía era sorJuana Inés de la Cruz”, lamenta.“Y es evidente que cuando alguienquiere dedicarse a algo necesitaun espejo que de alguna forma seles parezca”, defiende la escritorade El libro de los viajes equivocados,que acabaría encontrando refe-rentes en los universos de JaneAusten, Emily y Charlotte Brontë yEdith Wharton, ejemplos queafianzarían sus aspiraciones dededicarse a la escritura.

Ahora, Obligado prologa el pri-mer volumen de los CuentosCompletos de Wharton, que editaPáginas de Espuma y que abarcalas narraciones que la estadouni-dense (Nueva York, 1862 - Saint-Brice, Seine-et-Marne, Francia,1937) escribió entre 1891 y 1908.Desde el primer texto, Las vistasde la señora Manstey, la historiade una dama que debe renunciara su hábito de contemplar el ve-cindario debido a la ampliaciónde un edificio próximo, se advier-ten ya algunas claves que definena la creadora: su interés por lastensiones entre el individuo y lasociedad, ese talento para obser-var a los personajes con una in-tuición que no renuncia a la iro-nía. “Quizás en el fondo de su co-razón la señora Manstey era unaartista; siempre era sensible a losmuchos cambios de color no per-cibidos por la mirada corriente y

tanto como el verde del comien-zo de primavera apreciaba el ne-gro entramado de las ramas con-tra un frío cielo de azufre al finalde un día de nieve”, se lee en unrelato inesperadamente maduropara arrancar una colección decuentos completos. Wharton,que en el período que ocupa estevolumen triunfa con una de susnovelas (La casa de la alegría,1905) y se instala definitivamen-te en Francia (1907), se inicia enla narrativa breve con una vozcurtida en las batallas más dispa-res. “Ella escribe desde muy jo-ven, y de todo. Algo en común

●La norteamericana escondía unamirada audaz tras un engañosoclasicismo●La publicación de sus ‘Cuentos Completos’ señala lagrandeza de una autora “muy sofisticada” cuya obra “no se agota”

El temade lasemana

con otras autoras es que combinateoría, novela, cuentos, con tex-tos sobre sombreros o jardines:no hay en ellas esa línea marcadaque separa lo literario de lo coti-diano”, asegura Obligado, queseñala como una de las virtudesde la autora la hondura con laque traza a los personajes. “Creoque da una imagen muy comple-ja de ellos. Y en su obra encuen-tras desde trabajadores a aristó-cratas, mujeres y hombres quepiensan y viven de distinta mane-ra. Es muy sofisticada, por esoofrece un buenísimo reflejo de suépoca”, sostiene la especialista.

Una complejidad a la que noescapa Wharton, que a lo largode su vida rompió una barreratras otra –fue la primera mujer enconseguir el Pulitzer, que con-quistó por La edad de la inocencia,y en ser distinguida con un doc-torado honoris causa por Yale;ejerció de reportera de guerra, sedesplazaba en motocicleta y po-seía un coche propio, era bise-xual “con lo que eso suponía ensu tiempo”, subraya Obligado– ypese a ello no comulgaba con lasreivindicaciones del movimientofeminista. Sin embargo, las mu-jeres de sus relatos no están dis-puestas a quedarrelegadas y po-seen personali-dades fuertes,independientes,insondables. Laprotagonista delcuento La pleni-tud de la vida seexpresa así: “Aveces he pensado que la natura-leza de una mujer es como unacasa enorme llena de habitacio-nes: está el vestíbulo, donde unorecibe a las visitas formales; la sa-la de estar, donde los miembrosde la familia entran y salen segúnllegan; pero más allá, mucho másallá, existen otras habitacionescuyas puertas quizá nunca seabren, nadie conoce el caminohasta ellas...”.

En el modelo de mujer libreque Wharton encarnó, en la mo-dernidad que trasladó a sus per-sonajes femeninos, asoma unacerteza: su descreimiento ante lainstitución del matrimonio. EnAlmas vencidas, una mujer consi-gue divorciarse de su marido pe-ro no desea pasar por el altar conel amante con el que se había fu-gado. “Ninguno de los dos creeen esa cosa abstracta que es el sa-grado matrimonio; los dos sabe-mos que no hace falta ningunaceremonia para consagrar elamor que sentimos”, sentencia ladama. ¿Volcó la autora sus con-vicciones personales en estacuestión? Seguramente sí, opinaObligado. “Ella tuvo un maridosiniestro que la engañaba y la de-jó sin dinero, y en general tuvoamores bastante desgraciados,también con William Morton Fu-llerton, un tipo bisexual, comoella, del círculo de Oscar Wilde.A él le dirige cartas preciosas, ca-si adolescentes. Wharton tuvohistorias muy apasionadas con

EDITH WHARTON:

UNA MUJER MODERNA

D. S.

Edith Wharton, una autora de vida extraordinaria que supo dar forma a una obra literaria compleja.

CUENTOS COMPLETOS (1891-1908)

Edith Wharton. Prólogo de Clara Obli-gado. Trad. Emma Cotro, Maite Fernán-dez Estañán, Eva Gallud y Juan CarlosGarcía. Páginas de Espuma. Madrid,2018. 984 páginas. 39 euros

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

Clara Obligado firma el prólogo de este volumen de los cuentos de Wharton.

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CULTURA Y OCIO

DIARIO DE CÁDIZ | Lunes 23 de abril de 2018 45

● Gopegui se pregunta en su nuevo libro por las posibilidades de sobrevivircomo individuos pensantes en una sociedad hiperconectada y sobreinformada

Estimado GoogleM. Ángeles Robles

Belén Gopegui nos plantea ensu última novela, Quédate estedía y esta noche conmigo, una si-tuación poco probable, aunqueperfectamente posible: que al-guno de nosotros se decidiese aescribir una larga carta al busca-dor de buscadores, Google, pa-ra expresarle nuestra opiniónsobre su papel en el mundo ac-tual y, de paso, solicitarle em-pleo. Es justo lo que hace la ex-traña pareja protagonista del li-bro, formada por Mateo y Olga.A ambos los separan 40 años yuna forma matizadamente dife-rente de explicarse qué está pa-sando a su alrededor, pero am-bos están unidos por su inque-brantable espíritu crítico y sudeseo de intervenir, aunque seamínimamente y un poco a la de-sesperada, en el aparentementeinevitable devenir de los acon-tecimientos. No nos enfrenta-mos a una fábula moral ni a unalegato redentor, la autora re-flexiona sobre aspectos signifi-cativos de nuestra vida cotidia-na desde una perspectiva queno parece interesar a los encar-gados de tomar decisiones que,sin embargo, a todos nos afec-tan irremediablemente.

Mateo y Olga están sincera-mente interesados en la inteli-gencia artificial y este es el pun-to de conexión que dispara elinicio de una amistad que naceen una biblioteca y que se con-solida frente a dos cañas de cer-veza en un oscuro bar de barriocuya elección constituye unadecisión, “en cierto modo, polí-tica”. Pese a la evidente diferen-cia de edad, ambos se encuen-tran en un proceso de búsque-da, al inicio de un viaje discur-sivo y vital que les llevará a fina-les divergentes. Por el camino,hablan y discuten, se van cono-ciendo y van aprendiendo a res-petarse y a quererse. Su obse-sión por los robots se convierteen una experiencia de reflexiónmetafísica que les incumbe per-sonalmente y con la que tratande explicarse el verdadero sen-tido de la vida humana.

La novela toma la forma deuna carta sui géneris dirigida auna de las personas encargadasde los procesos de selección depersonal en Google. El objetivoes que Mateo encuentre em-pleo en la compañía –ya lo haintentado antes sin éxito–, pe-ro esta meta inicial se convier-te en una mera excusa para queambos personajes planteen susinquietudes sobre el sentido de

la vida, el amor, la libertad y la ca-pacidad (o no) de intervenir sobreel propio destino. “No quiero chipsen mi cafetera ni webs que regis-tren mi nivel de estrés, quiero quefuncionen unas pocas cosas im-portantes”, dice Mateo en un mo-mento de la narración, y con estasencilla afirmación toma el pulsoy establece un certero diagnósticode esas personas que aún se resis-ten a estar continuamente conec-tadas y geolocalizadas o que, sen-cillamente, no lo están porque susvidas son consideradas escasa-mente relevantes.

La autora no tiene miedo demontar un discurso narrativo den-so sustentado en diálogos en losque se abordan aspectos trascen-dentales de la existencia humanay que, sin embargo, no están exen-tos de ironía y de un fino sentidodel humor tan “necesario para re-sistir”. Como comenta Olga en unode sus parlamentos, el hombre es“una máquina narrativa”, su nece-

sidad de contar y contarse, de en-contrar quien le escuche y quien loentienda es insoslayable. Por esoen esta novela se habla mucho delos propios sentimientos, perotambién de las relaciones que es-tablecemos con los otros y con lasmáquinas con las que interactua-mos diariamente.

Gopegui indaga sobre las posibi-lidades de sobrevivir como indivi-

duos pensantesen una sociedadhiperconectada ysobreinformaday, sin embargo,profundamenteinjusta. Googlese convierte en elsímbolo de estosnuevos tiempos,

en los que el éxito se mide por el lu-gar que se ocupa en los resultadosde las búsquedas en internet, y deuna nueva sociedad en la que losvalores se diluyen y la esperanzade vivir honesta y dignamente es

cada vez más complicada. En estasociedad, en la que se exaltan losbeneficios de la red y de la inteli-gencia colectiva, existe un buennúmero de individuos cuyas pe-queñas historias cotidianas ape-nas cuentan. Entre ellos están losdos protagonistas de la novela ysus familias, amigos y vecinos.Gente corriente que lucha diaria-mente por seguir adelante.

Con Quédate este día y esta no-che conmigo, Belén Gopegui em-prende un camino valiente que seaparta de los cánones narrativosal uso al optar por un punto devista –la carta, que constituye to-do el relato, y el informe que so-bre ella hace la persona que la re-cibe en Google– que puede resul-tar singular y sorprendente, peroque no es más que una forma deponer distancia entre lo que lospersonajes cuentan y el verdade-ro efecto que la historia puede ge-nerar en un lector atento y decidi-do a tomar partido.

QUÉDATE ESTE DÍA Y ESTANOCHE CONMIGO

Belén Gopegui. Random House.Barcelona, 2017. 192 páginas. 18euros

ÁLEX GALLEGOS

La escritora Belén Gopegui (Madrid, 1963).

mujeres, pero definitivamenteno fue la vida de pareja lo que lahizo más feliz. Es amarga con es-te tema: en sus obras las mujeresno terminan de ser comprendi-das, habla muy claramente de ladesigualdad de ellas frente a loshombres, por eso es curioso queno sea feminista, en un momentoen el que además las sufragistasluchaban por poder votar”, con-sidera la prologuista.

Son muchas Wharton las queconviven en estos cuentos: porlas páginas irrumpe también laautora que se siente atraída porlo sobrenatural, como en la piezaLa duquesa orante. A Obligado leparece interesante abordar lofantástico desde una clave feme-nina. “Mi tesis es que los fantas-mas tienen mucho que ver con unmundo de mujeres encerradas enla casa, con la necesidad de libe-rarse... En este campo hay escri-toras fascinantes como AnnRadcliffe, autora de una novelagótica como El italiano. Creo queWharton es hija de esa tradición,seguramente habría leído a suspredecesoras”.

Los cuentos de Wharton, amenudo un estimulante desafíopara el lector –“como en los deHemingway, suele asomar a la

vista del lector sólo la punta deliceberg, y es el lector el que de-be recomponer la historia”–, sonpara Obligado una muestra delsoberbio pulso narrativo de lanorteamericana. “Es muy ambi-gua, de ahí su grandeza. Pareceuna narradora clásica, pero tie-ne una postura absolutamentemoderna; es una mujer con unavisión muy masculina. No seagota, uno sigue encontrandomatices en ella”.

La prologuista prefiere a laautora que se enfrenta a las dis-tancias cortas antes que la quese abandona a narraciones ex-tensas. “A mí sus novelas megustan menos”, reconoce Obli-gado. “Me parecen más novelo-nes y siento que en ellos se pier-de. Tal vez se debe a que yo soycuentista, pero me parece quecuando va hacia el género bre-ve, creo que Wharton se en-cuentra. Me enamoré de ellacon Ethan Frome, que es una no-velita corta gótica, y esa maes-tría está en estos cuentos. Cuan-do Juan Casamayor [el editor dePáginas de Espuma] me pasó elborrador de este volumen em-pecé a leer y no podía dejarlo: ellibro te abduce, es lo que tienenlos grandes narradores, que vasa pasar una página y quieres sa-ber qué ocurre detrás. Esa sen-sación de por mí que apaguen elmundo, que yo voy a seguir leyen-do a Edith Wharton”.

“Wharton te abduce,como ocurre con losgrandes autores”,opina Clara Obligado

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CULTURA Y OCIO

40 Jueves 26 de Abril de 2018 | EUROPA SUR

DE LIBROS

Braulio Ortiz

A Clara Obligado aún le sorpren-de una paradoja que se da en tor-no a la literatura escrita por mu-jeres: el hecho de que cuandoella era niña podía acceder a unbuen puñado de narraciones fir-madas por autoras –Elena For-tún, Louisa May Alcott, EnidBlyton–, pero cuando creció,cuando entró en “lo que se deno-mina literatura seria”, comprobócon asombro que “las mujeres de-saparecían, absolutamente”, re-cuerda la bonaerense afincada enEspaña. “Yo estudié en Argentina,donde la única figura femeninaque entraba en los programas y labibliografía era sor Juana Inés dela Cruz”, lamenta. “Y es evidenteque cuando alguien quiere dedi-carse a algo necesita un espejoque de alguna forma se les parez-ca”, defiende la escritora de El li-bro de los viajes equivocados, queacabaría encontrando referentesen los universos de Jane Austen,Emily y Charlotte Brontë y EdithWharton, ejemplos que afianza-rían sus aspiraciones de dedicar-se a la escritura.

Ahora, Obligado prologa el pri-mer volumen de los CuentosCompletos de Wharton, que editaPáginas de Espuma y que abarcalas narraciones que la estadouni-dense (Nueva York, 1862 - Saint-Brice, Seine-et-Marne, Francia,1937) escribió entre 1891 y 1908.Desde el primer texto, Las vistasde la señora Manstey, la historiade una dama que debe renunciara su hábito de contemplar el ve-cindario debido a la ampliaciónde un edificio próximo, se advier-ten ya algunas claves que definena la creadora: su interés por lastensiones entre el individuo y lasociedad, ese talento para obser-var a los personajes con una in-tuición que no renuncia a la iro-nía. “Quizás en el fondo de su co-razón la señora Manstey era unaartista; siempre era sensible a losmuchos cambios de color no per-

cibidos por la mirada corriente ytanto como el verde del comien-zo de primavera apreciaba el ne-gro entramado de las ramas con-tra un frío cielo de azufre al finalde un día de nieve”, se lee en unrelato inesperadamente maduropara arrancar una colección decuentos completos. Wharton,que en el período que ocupa estevolumen triunfa con una de susnovelas (La casa de la alegría,1905) y se instala definitivamen-te en Francia (1907), se inicia en

la narrativa breve con una vozcurtida en las batallas más dispa-res. “Ella escribe desde muy jo-ven, y de todo. Algo en comúncon otras autoras es que combinateoría, novela, cuentos, con tex-tos sobre sombreros o jardines:no hay en ellas esa línea marcadaque separa lo literario de lo coti-diano”, asegura Obligado, queseñala como una de las virtudesde la autora la hondura con laque traza a los personajes. “Creoque da una imagen muy comple-

ja de ellos. Y en su obra encuen-tras desde trabajadores a aristó-cratas, mujeres y hombres quepiensan y viven de distinta mane-ra. Es muy sofisticada, por esoofrece un buenísimo reflejo de suépoca”, sostiene la especialista.

Una complejidad a la que noescapa Wharton, que a lo largode su vida rompió una barreratras otra –fue la primera mujer enconseguir el Pulitzer, que con-quistó por La edad de la inocencia,y en ser distinguida con un doc-

● La norteamericana escondía una mirada audaz tras un engañosoclasicismo ● La publicación de sus ‘Cuentos Completos’ señala lagrandeza de una autora “muy sofisticada” cuya obra “no se agota”

El temade lasemana

torado honoris causa por Yale;ejerció de reportera de guerra, sedesplazaba en motocicleta y po-seía un coche propio, era bise-xual “con lo que eso suponía ensu tiempo”, subraya Obligado– ypese a ello no comulgaba con lasreivindicaciones del movimientofeminista. Sin embargo, las mu-jeres de sus relatos no están dis-puestas a quedar relegadas y po-seen personalidades fuertes, in-dependientes, insondables. Laprotagonista del cuento La pleni-tud de la vida se expresa así: “Aveces he pensado que la natura-leza de una mujer es como unacasa enorme llena de habitacio-nes: está el vestíbulo, donde unorecibe a las visitas formales; la sa-la de estar, donde los miembrosde la familia entran y salen segúnllegan; pero más allá, mucho másallá, existen otras habitacionescuyas puertas quizá nunca seabren, nadie conoce el caminohasta ellas...”.

En el modelo de mujer libreque Wharton encarnó, en la mo-dernidad que trasladó a sus per-sonajes femeninos, asoma unacerteza: su descreimiento ante lainstitución del matrimonio. EnAlmas vencidas, una mujer consi-gue divorciarsede su marido pe-ro no desea pa-sar por el altarcon el amantecon el que se ha-bía fugado.“Ninguno de losdos cree en esacosa abstractaque es el sagrado matrimonio; losdos sabemos que no hace faltaninguna ceremonia para consa-grar el amor que sentimos”, sen-tencia la dama. ¿Volcó la autorasus convicciones personales enesta cuestión? Seguramente sí,opina Obligado. “Ella tuvo unmarido siniestro que la engañabay la dejó sin dinero, y en generaltuvo amores bastante desgracia-dos, también con William Mor-ton Fullerton, un tipo bisexual,como ella, del círculo de OscarWilde. A él le dirige cartas pre-ciosas, casi adolescentes. Whar-ton tuvo historias muy apasiona-das con mujeres, pero definitiva-mente no fue la vida de pareja loque la hizo más feliz. Es amargacon este tema: en sus obras lasmujeres no terminan de ser com-prendidas, habla muy claramen-te de la desigualdad de ellas fren-te a los hombres, por eso es curio-so que no sea feminista, en unmomento en el que además lassufragistas luchaban por podervotar”, considera la prologuista.

Son muchas Wharton las queconviven en estos cuentos: porlas páginas irrumpe también laautora que se siente atraída porlo sobrenatural, como en la piezaLa duquesa orante. A Obligado leparece interesante abordar lofantástico desde una clave feme-nina. “Mi tesis es que los fantas-mas tienen mucho que ver con unmundo de mujeres encerradas enla casa, con la necesidad de libe-

EDITH WHARTON:UNA MUJER MODERNA

D. S.

Edith Wharton, una autora de vida extraordinaria que supo dar forma a una obra literaria compleja.

CUENTOS COMPLETOS (1891-1908)

Edith Wharton. Prólogo de Clara Obli-gado. Trad. Emma Cotro, Maite Fernán-dez Estañán, Eva Gallud y Juan CarlosGarcía. Páginas de Espuma. Madrid,2018. 984 páginas. 39 euros

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CULTURA Y OCIO

EUROPA SUR | Jueves 26 de Abril de 2018 41

● Gopegui se pregunta en su nuevo libro por las posibilidades de sobrevivircomo individuos pensantes en una sociedad hiperconectada y sobreinformada

Estimado GoogleM. Ángeles Robles

Belén Gopegui nos plantea ensu última novela, Quédate estedía y esta noche conmigo, unasituación poco probable, aun-que perfectamente posible:que alguno de nosotros se de-cidiese a escribir una largacarta al buscador de buscado-res, Google, para expresarlenuestra opinión sobre su papelen el mundo actual y, de paso,solicitarle empleo. Es justo loque hace la extraña parejaprotagonista del libro, forma-da por Mateo y Olga. A amboslos separan 40 años y una for-ma matizadamente diferentede explicarse qué está pasan-do a su alrededor, pero ambosestán unidos por su inque-brantable espíritu crítico y sudeseo de intervenir, aunquesea mínimamente y un poco ala desesperada, en el aparen-temente inevitable devenir delos acontecimientos. No nosenfrentamos a una fábula mo-ral ni a un alegato redentor, laautora reflexiona sobre aspec-tos significativos de nuestravida cotidiana desde una pers-pectiva que no parece intere-sar a los encargados de tomardecisiones que, sin embargo, atodos nos afectan irremedia-blemente.

Mateo y Olga están sincera-mente interesados en la inte-ligencia artificial y este es elpunto de conexión que dispa-ra el inicio de una amistadque nace en una biblioteca yque se consolida frente a doscañas de cerveza en un oscu-ro bar de barrio cuya elecciónconstituye una decisión, “en

cierto modo, política”. Pese a laevidente diferencia de edad, am-bos se encuentran en un procesode búsqueda, al inicio de un via-je discursivo y vital que les lleva-rá a finales divergentes. Por elcamino, hablan y discuten, sevan conociendo y van apren-diendo a respetarse y a quererse.Su obsesión por los robots seconvierte en una experiencia dereflexión metafísica que les in-cumbe personalmente y con laque tratan de explicarse el ver-dadero sentido de la vida huma-na.

La novela toma la forma deuna carta sui géneris dirigida auna de las personas encargadasde los procesos de selección depersonal en Google. El objetivoes que Mateo encuentre empleo

en la compañía–ya lo ha inten-tado antes sinéxito–, pero estameta inicial seconvierte enuna mera excu-sa para que am-bos personajesplanteen sus in-

quietudes sobre el sentido de lavida, el amor, la libertad y la ca-pacidad (o no) de intervenir so-bre el propio destino. “No quie-ro chips en mi cafetera ni websque registren mi nivel de estrés,quiero que funcionen unas po-cas cosas importantes”, dice Ma-teo en un momento de la narra-ción, y con esta sencilla afirma-ción toma el pulso y establece uncertero diagnóstico de esas per-sonas que aún se resisten a estarcontinuamente conectadas ygeolocalizadas o que, sencilla-mente, no lo están porque sus vi-

das son consideradas escasa-mente relevantes.

La autora no tiene miedo demontar un discurso narrativodenso sustentado en diálogos enlos que se abordan aspectos tras-cendentales de la existencia hu-mana y que, sin embargo, no es-tán exentos de ironía y de un finosentido del humor tan “necesariopara resistir”. Como comenta Ol-ga en uno de sus parlamentos, elhombre es “una máquina narra-tiva”, su necesidad de contar ycontarse, de encontrar quien leescuche y quien lo entienda es in-

soslayable. Por eso en esta nove-la se habla mucho de los propiossentimientos, pero también delas relaciones que establecemoscon los otros y con las máquinascon las que interactuamos diaria-mente.

Gopegui indaga sobre las posi-bilidades de sobrevivir como in-dividuos pensantes en una socie-dad hiperconectada y sobreinfor-mada y, sin embargo, profunda-mente injusta. Google se convier-te en el símbolo de estos nuevostiempos, en los que el éxito se mi-de por el lugar que se ocupa enlos resultados de las búsquedasen internet, y de una nueva socie-dad en la que los valores se dilu-yen y la esperanza de vivir hones-ta y dignamente es cada vez máscomplicada. En esta sociedad, enla que se exaltan los beneficios dela red y de la inteligencia colecti-va, existe un buen número de in-dividuos cuyas pequeñas histo-rias cotidianas apenas cuentan.Entre ellos están los dos protago-nistas de la novela y sus familias,amigos y vecinos. Gente corrien-te que lucha diariamente por se-guir adelante.

Con Quédate este día y esta no-che conmigo, Belén Gopegui em-prende un camino valiente que seaparta de los cánones narrativosal uso al optar por un punto devista –la carta, que constituye to-do el relato, y el informe que so-bre ella hace la persona que la re-cibe en Google– que puede resul-tar singular y sorprendente, peroque no es más que una forma deponer distancia entre lo que lospersonajes cuentan y el verdade-ro efecto que la historia puedegenerar en un lector atento y de-cidido a tomar partido.

QUÉDATE ESTE DÍA Y ESTANOCHE CONMIGO

Belén Gopegui. Random House.Barcelona, 2017. 192 páginas. 18euros

ÁLEX GALLEGOS

La escritora Belén Gopegui.

rarse... En este campo hay escri-toras fascinantes como AnnRadcliffe, autora de una novelagótica como El italiano. Creo queWharton es hija de esa tradición,seguramente habría leído a suspredecesoras”.

Los cuentos de Wharton, a me-nudo un estimulante desafío pa-ra el lector –“como en los de He-mingway, suele asomar a la vistadel lector sólo la punta del ice-berg, y es el lector el que debe re-componer la historia”–, son paraObligado una muestra del sober-bio pulso narrativo de la norte-americana. “Es muy ambigua, deahí su grandeza. Parece una na-rradora clásica, pero tiene unapostura absolutamente moder-na; es una mujer con una visiónmuy masculina. No se agota, unosigue encontrando matices enella”.

La prologuista prefiere a la au-tora que se enfrenta a las distan-cias cortas antes que la que se

abandona a narraciones exten-sas. “A mí sus novelas me gustanmenos”, reconoce Obligado. “Meparecen más novelones y sientoque en ellos se pierde. Tal vez sedebe a que yo soy cuentista, perome parece que cuando va hacia elgénero breve, creo que Whartonse encuentra. Me enamoré deella con Ethan Frome, que es unanovelita corta gótica, y esa maes-tría está en estos cuentos. Cuan-do Juan Casamayor [el editor dePáginas de Espuma] me pasó elborrador de este volumen empe-cé a leer y no podía dejarlo: el li-bro te abduce, es lo que tienen losgrandes narradores, que vas apasar una página y quieres saberqué ocurre detrás. Esa sensaciónde por mí que apaguen el mundo,que yo voy a seguir leyendo a EdithWharton”.

“Wharton te abduce,como ocurre con losgrandes autores”,opina Clara Obligado

Su esposa; hijos: Fabio y Sol; nuera: Alejandra, nietos, hermanos: Ricardo y Fabiola, y demás familiaresy afectos, ruegan a sus amistades encomienden su alma a Dios Nuestro Señor y asistan a las exequiasfúnebres que por su eterno descanso tendrán lugar hoy día 26, a las 20 horas en LA CAPILLA DELTANATORIO SERVISA (Cuesta del Rayo), por cuyos actos de caridad cristiana les quedaránagradecidos

El duelo recibe y despide en el citado tanatorio.

Don José María Cortés Cortésesposo que fue de la señora

Marisa de Miguel PrendesFalleció el día 25 de abril de 2018, a los 76 años de edad,

después de recibir los Santos Sacramentos y la Bendición Apostólica de Su SantidadQ . S . G . G .

ROGAD A DIOS EN CARIDAD POR EL ALMA DEL SEÑOR

Page 5: EDITH WHARTON: UNA MUJER MODERNAtanto como el verde del comien-zo de primavera apreciaba el ne-gro entramado de las ramas con-tra un frío cielo de azufre al final de un día de nieve”,

ACTUAL

52 Domingo22deAbril de2018 | GRANADAHOY

DE LIBROS

Braulio Ortiz

A Clara Obligado aún le sorprendeuna paradoja que se da en torno ala literatura escrita por mujeres:el hecho de que cuando ella era ni-ña podía acceder a un buen puña-do de narraciones firmadas porautoras –Elena Fortún, LouisaMay Alcott, Enid Blyton–, perocuando creció, cuando entró en“lo que se denomina literatura se-ria”, comprobó con asombro que“las mujeres desaparecían, absolu-tamente”, recuerda la bonaerenseafincada en España. “Yo estudié enArgentina, donde la única figurafemenina que entraba en los pro-gramas y la bibliografía era sorJuana Inés de la Cruz”, lamenta.“Y es evidente que cuando alguienquiere dedicarse a algo necesitaun espejo que de alguna forma seles parezca”, defiende la escritorade El libro de los viajes equivocados,que acabaría encontrando refe-rentes en los universos de JaneAusten, Emily y Charlotte Brontë yEdith Wharton, ejemplos queafianzarían sus aspiraciones dededicarse a la escritura.

Ahora, Obligado prologa el pri-mer volumen de los CuentosCompletos de Wharton, que editaPáginas de Espuma y que abarcalas narraciones que la estadouni-dense (Nueva York, 1862 - Saint-Brice, Seine-et-Marne, Francia,1937) escribió entre 1891 y 1908.Desde el primer texto, Las vistasde la señora Manstey, la historiade una dama que debe renunciara su hábito de contemplar el ve-cindario debido a la ampliaciónde un edificio próximo, se advier-ten ya algunas claves que definena la creadora: su interés por lastensiones entre el individuo y lasociedad, ese talento para obser-var a los personajes con una in-tuición que no renuncia a la iro-nía. “Quizás en el fondo de su co-razón la señora Manstey era unaartista; siempre era sensible a losmuchos cambios de color no per-cibidos por la mirada corriente y

tanto como el verde del comien-zo de primavera apreciaba el ne-gro entramado de las ramas con-tra un frío cielo de azufre al finalde un día de nieve”, se lee en unrelato inesperadamente maduropara arrancar una colección decuentos completos. Wharton,que en el período que ocupa estevolumen triunfa con una de susnovelas (La casa de la alegría,1905) y se instala definitivamen-te en Francia (1907), se inicia enla narrativa breve con una vozcurtida en las batallas más dispa-res. “Ella escribe desde muy jo-ven, y de todo. Algo en común

●La norteamericana escondía unamirada audaz tras un engañosoclasicismo●La publicación de sus ‘Cuentos Completos’ señala lagrandeza de una autora “muy sofisticada” cuya obra “no se agota”

El tema

de la

semana

con otras autoras es que combinateoría, novela, cuentos, con tex-tos sobre sombreros o jardines:no hay en ellas esa línea marcadaque separa lo literario de lo coti-diano”, asegura Obligado, queseñala como una de las virtudesde la autora la hondura con laque traza a los personajes. “Creoque da una imagen muy comple-ja de ellos. Y en su obra encuen-tras desde trabajadores a aristó-cratas, mujeres y hombres quepiensan y viven de distinta mane-ra. Es muy sofisticada, por esoofrece un buenísimo reflejo de suépoca”, sostiene la especialista.

Una complejidad a la que noescapa Wharton, que a lo largode su vida rompió una barreratras otra –fue la primera mujer enconseguir el Pulitzer, que con-quistó por La edad de la inocencia,y en ser distinguida con un doc-torado honoris causa por Yale;ejerció de reportera de guerra, sedesplazaba en motocicleta y po-seía un coche propio, era bise-xual “con lo que eso suponía ensu tiempo”, subraya Obligado– ypese a ello no comulgaba con lasreivindicaciones del movimientofeminista. Sin embargo, las mu-jeres de sus relatos no están dis-puestas a quedarrelegadas y po-seen personali-dades fuertes,independientes,insondables. Laprotagonista delcuento La pleni-tud de la vida seexpresa así: “Aveces he pensado que la natura-leza de una mujer es como unacasa enorme llena de habitacio-nes: está el vestíbulo, donde unorecibe a las visitas formales; la sa-la de estar, donde los miembrosde la familia entran y salen segúnllegan; pero más allá, mucho másallá, existen otras habitacionescuyas puertas quizá nunca seabren, nadie conoce el caminohasta ellas...”.

En el modelo de mujer libreque Wharton encarnó, en la mo-dernidad que trasladó a sus per-sonajes femeninos, asoma unacerteza: su descreimiento ante lainstitución del matrimonio. EnAlmas vencidas, una mujer consi-gue divorciarse de su marido pe-ro no desea pasar por el altar conel amante con el que se había fu-gado. “Ninguno de los dos creeen esa cosa abstracta que es el sa-grado matrimonio; los dos sabe-mos que no hace falta ningunaceremonia para consagrar elamor que sentimos”, sentencia ladama. ¿Volcó la autora sus con-vicciones personales en estacuestión? Seguramente sí, opinaObligado. “Ella tuvo un maridosiniestro que la engañaba y la de-jó sin dinero, y en general tuvoamores bastante desgraciados,también con William Morton Fu-llerton, un tipo bisexual, comoella, del círculo de Oscar Wilde.A él le dirige cartas preciosas, ca-si adolescentes. Wharton tuvohistorias muy apasionadas con

EDITH WHARTON:

UNA MUJER MODERNA

D. S.

Edith Wharton, una autora de vida extraordinaria que supo dar forma a una obra literaria compleja.

CUENTOS COMPLETOS (1891-1908)

Edith Wharton. Prólogo de Clara Obli-gado. Trad. Emma Cotro, Maite Fernán-dez Estañán, Eva Gallud y Juan CarlosGarcía. Páginas de Espuma. Madrid,2018. 984 páginas. 39 euros

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

Clara Obligado firma el prólogo de este volumen de los cuentos de Wharton.

Page 6: EDITH WHARTON: UNA MUJER MODERNAtanto como el verde del comien-zo de primavera apreciaba el ne-gro entramado de las ramas con-tra un frío cielo de azufre al final de un día de nieve”,

ACTUAL

GRANADAHOY | Domingo22deAbril de2018 53

●Gopegui se pregunta en su nuevo libro por las posibilidades de sobrevivircomo individuos pensantes en una sociedad hiperconectada y sobreinformada

Estimado GoogleM. Ángeles Robles

Belén Gopegui nos plantea ensu última novela, Quédate estedía y esta noche conmigo, una si-tuación poco probable, aunqueperfectamente posible: que al-guno de nosotros se decidiese aescribir una larga carta al busca-dor de buscadores, Google, pa-ra expresarle nuestra opiniónsobre su papel en el mundo ac-tual y, de paso, solicitarle em-pleo. Es justo lo que hace la ex-traña pareja protagonista del li-bro, formada por Mateo y Olga.A ambos los separan 40 años yuna forma matizadamente dife-rente de explicarse qué está pa-sando a su alrededor, pero am-bos están unidos por su inque-brantable espíritu crítico y sudeseo de intervenir, aunque seamínimamente y un poco a la de-sesperada, en el aparentementeinevitable devenir de los acon-tecimientos. No nos enfrenta-mos a una fábula moral ni a unalegato redentor, la autora re-flexiona sobre aspectos signifi-cativos de nuestra vida cotidia-na desde una perspectiva queno parece interesar a los encar-gados de tomar decisiones que,sin embargo, a todos nos afec-tan irremediablemente.

Mateo y Olga están sincera-mente interesados en la inteli-gencia artificial y este es el pun-to de conexión que dispara elinicio de una amistad que naceen una biblioteca y que se con-solida frente a dos cañas de cer-veza en un oscuro bar de barriocuya elección constituye unadecisión, “en cierto modo, polí-tica”. Pese a la evidente diferen-cia de edad, ambos se encuen-tran en un proceso de búsque-da, al inicio de un viaje discur-sivo y vital que les llevará a fina-les divergentes. Por el camino,hablan y discuten, se van cono-ciendo y van aprendiendo a res-petarse y a quererse. Su obse-sión por los robots se convierteen una experiencia de reflexiónmetafísica que les incumbe per-sonalmente y con la que tratande explicarse el verdadero sen-tido de la vida humana.

La novela toma la forma deuna carta sui géneris dirigida auna de las personas encargadasde los procesos de selección depersonal en Google. El objetivoes que Mateo encuentre em-pleo en la compañía –ya lo haintentado antes sin éxito–, pe-ro esta meta inicial se convier-te en una mera excusa para queambos personajes planteen susinquietudes sobre el sentido de

la vida, el amor, la libertad y la ca-pacidad (o no) de intervenir sobreel propio destino. “No quiero chipsen mi cafetera ni webs que regis-tren mi nivel de estrés, quiero quefuncionen unas pocas cosas im-portantes”, dice Mateo en un mo-mento de la narración, y con estasencilla afirmación toma el pulsoy establece un certero diagnósticode esas personas que aún se resis-ten a estar continuamente conec-tadas y geolocalizadas o que, sen-cillamente, no lo están porque susvidas son consideradas escasa-mente relevantes.

La autora no tiene miedo demontar un discurso narrativo den-so sustentado en diálogos en losque se abordan aspectos trascen-dentales de la existencia humanay que, sin embargo, no están exen-tos de ironía y de un fino sentidodel humor tan “necesario para re-sistir”. Como comenta Olga en unode sus parlamentos, el hombre es“una máquina narrativa”, su nece-

sidad de contar y contarse, de en-contrar quien le escuche y quien loentienda es insoslayable. Por esoen esta novela se habla mucho delos propios sentimientos, perotambién de las relaciones que es-tablecemos con los otros y con lasmáquinas con las que interactua-mos diariamente.

Gopegui indaga sobre las posibi-lidades de sobrevivir como indivi-

duos pensantesen una sociedadhiperconectada ysobreinformaday, sin embargo,profundamenteinjusta. Googlese convierte en elsímbolo de estosnuevos tiempos,

en los que el éxito se mide por el lu-gar que se ocupa en los resultadosde las búsquedas en internet, y deuna nueva sociedad en la que losvalores se diluyen y la esperanzade vivir honesta y dignamente es

cada vez más complicada. En estasociedad, en la que se exaltan losbeneficios de la red y de la inteli-gencia colectiva, existe un buennúmero de individuos cuyas pe-queñas historias cotidianas ape-nas cuentan. Entre ellos están losdos protagonistas de la novela ysus familias, amigos y vecinos.Gente corriente que lucha diaria-mente por seguir adelante.

Con Quédate este día y esta no-che conmigo, Belén Gopegui em-prende un camino valiente que seaparta de los cánones narrativosal uso al optar por un punto devista –la carta, que constituye to-do el relato, y el informe que so-bre ella hace la persona que la re-cibe en Google– que puede resul-tar singular y sorprendente, peroque no es más que una forma deponer distancia entre lo que lospersonajes cuentan y el verdade-ro efecto que la historia puede ge-nerar en un lector atento y decidi-do a tomar partido.

QUÉDATE ESTE DÍA Y ESTANOCHE CONMIGO

Belén Gopegui. Random House.Barcelona, 2017. 192 páginas. 18euros

ÁLEX GALLEGOS

La escritora Belén Gopegui (Madrid, 1963).

mujeres, pero definitivamenteno fue la vida de pareja lo que lahizo más feliz. Es amarga con es-te tema: en sus obras las mujeresno terminan de ser comprendi-das, habla muy claramente de ladesigualdad de ellas frente a loshombres, por eso es curioso queno sea feminista, en un momentoen el que además las sufragistasluchaban por poder votar”, con-sidera la prologuista.

Son muchas Wharton las queconviven en estos cuentos: porlas páginas irrumpe también laautora que se siente atraída porlo sobrenatural, como en la piezaLa duquesa orante. A Obligado leparece interesante abordar lofantástico desde una clave feme-nina. “Mi tesis es que los fantas-mas tienen mucho que ver con unmundo de mujeres encerradas enla casa, con la necesidad de libe-rarse... En este campo hay escri-toras fascinantes como AnnRadcliffe, autora de una novelagótica como El italiano. Creo queWharton es hija de esa tradición,seguramente habría leído a suspredecesoras”.

Los cuentos de Wharton, amenudo un estimulante desafíopara el lector –“como en los deHemingway, suele asomar a la

vista del lector sólo la punta deliceberg, y es el lector el que de-be recomponer la historia”–, sonpara Obligado una muestra delsoberbio pulso narrativo de lanorteamericana. “Es muy ambi-gua, de ahí su grandeza. Pareceuna narradora clásica, pero tie-ne una postura absolutamentemoderna; es una mujer con unavisión muy masculina. No seagota, uno sigue encontrandomatices en ella”.

La prologuista prefiere a laautora que se enfrenta a las dis-tancias cortas antes que la quese abandona a narraciones ex-tensas. “A mí sus novelas megustan menos”, reconoce Obli-gado. “Me parecen más novelo-nes y siento que en ellos se pier-de. Tal vez se debe a que yo soycuentista, pero me parece quecuando va hacia el género bre-ve, creo que Wharton se en-cuentra. Me enamoré de ellacon Ethan Frome, que es una no-velita corta gótica, y esa maes-tría está en estos cuentos. Cuan-do Juan Casamayor [el editor dePáginas de Espuma] me pasó elborrador de este volumen em-pecé a leer y no podía dejarlo: ellibro te abduce, es lo que tienenlos grandes narradores, que vasa pasar una página y quieres sa-ber qué ocurre detrás. Esa sen-sación de por mí que apaguen elmundo, que yo voy a seguir leyen-do a Edith Wharton”.

“Wharton te abduce,como ocurre con losgrandes autores”,opina Clara Obligado

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DE LIBROS

Braulio Ortiz

A Clara Obligado aún le sorprendeuna paradoja que se da en torno ala literatura escrita por mujeres:el hecho de que cuando ella era ni-ña podía acceder a un buen puña-do de narraciones firmadas porautoras –Elena Fortún, LouisaMay Alcott, Enid Blyton–, perocuando creció, cuando entró en“lo que se denomina literatura se-ria”, comprobó con asombro que“las mujeres desaparecían, absolu-tamente”, recuerda la bonaerenseafincada en España. “Yo estudié enArgentina, donde la única figurafemenina que entraba en los pro-gramas y la bibliografía era sorJuana Inés de la Cruz”, lamenta.“Y es evidente que cuando alguienquiere dedicarse a algo necesitaun espejo que de alguna forma seles parezca”, defiende la escritorade El libro de los viajes equivocados,que acabaría encontrando refe-rentes en los universos de JaneAusten, Emily y Charlotte Brontë yEdith Wharton, ejemplos queafianzarían sus aspiraciones dededicarse a la escritura.

Ahora, Obligado prologa el pri-mer volumen de los CuentosCompletos de Wharton, que editaPáginas de Espuma y que abarcalas narraciones que la estadouni-dense (Nueva York, 1862 - Saint-Brice, Seine-et-Marne, Francia,1937) escribió entre 1891 y 1908.Desde el primer texto, Las vistasde la señora Manstey, la historiade una dama que debe renunciara su hábito de contemplar el ve-cindario debido a la ampliaciónde un edificio próximo, se advier-ten ya algunas claves que definena la creadora: su interés por lastensiones entre el individuo y lasociedad, ese talento para obser-var a los personajes con una in-tuición que no renuncia a la iro-nía. “Quizás en el fondo de su co-razón la señora Manstey era unaartista; siempre era sensible a losmuchos cambios de color no per-cibidos por la mirada corriente y

tanto como el verde del comien-zo de primavera apreciaba el ne-gro entramado de las ramas con-tra un frío cielo de azufre al finalde un día de nieve”, se lee en unrelato inesperadamente maduropara arrancar una colección decuentos completos. Wharton,que en el período que ocupa estevolumen triunfa con una de susnovelas (La casa de la alegría,1905) y se instala definitivamen-te en Francia (1907), se inicia enla narrativa breve con una vozcurtida en las batallas más dispa-res. “Ella escribe desde muy jo-ven, y de todo. Algo en común

●La norteamericana escondía unamirada audaz tras un engañosoclasicismo●La publicación de sus ‘Cuentos Completos’ señala lagrandeza de una autora “muy sofisticada” cuya obra “no se agota”

El temade lasemana

con otras autoras es que combinateoría, novela, cuentos, con tex-tos sobre sombreros o jardines:no hay en ellas esa línea marcadaque separa lo literario de lo coti-diano”, asegura Obligado, queseñala como una de las virtudesde la autora la hondura con laque traza a los personajes. “Creoque da una imagen muy comple-ja de ellos. Y en su obra encuen-tras desde trabajadores a aristó-cratas, mujeres y hombres quepiensan y viven de distinta mane-ra. Es muy sofisticada, por esoofrece un buenísimo reflejo de suépoca”, sostiene la especialista.

Una complejidad a la que noescapa Wharton, que a lo largode su vida rompió una barreratras otra –fue la primera mujer enconseguir el Pulitzer, que con-quistó por La edad de la inocencia,y en ser distinguida con un doc-torado honoris causa por Yale;ejerció de reportera de guerra, sedesplazaba en motocicleta y po-seía un coche propio, era bise-xual “con lo que eso suponía ensu tiempo”, subraya Obligado– ypese a ello no comulgaba con lasreivindicaciones del movimientofeminista. Sin embargo, las mu-jeres de sus relatos no están dis-puestas a quedarrelegadas y po-seen personali-dades fuertes,independientes,insondables. Laprotagonista delcuento La pleni-tud de la vida seexpresa así: “Aveces he pensado que la natura-leza de una mujer es como unacasa enorme llena de habitacio-nes: está el vestíbulo, donde unorecibe a las visitas formales; la sa-la de estar, donde los miembrosde la familia entran y salen segúnllegan; pero más allá, mucho másallá, existen otras habitacionescuyas puertas quizá nunca seabren, nadie conoce el caminohasta ellas...”.

En el modelo de mujer libreque Wharton encarnó, en la mo-dernidad que trasladó a sus per-sonajes femeninos, asoma unacerteza: su descreimiento ante lainstitución del matrimonio. EnAlmas vencidas, una mujer consi-gue divorciarse de su marido pe-ro no desea pasar por el altar conel amante con el que se había fu-gado. “Ninguno de los dos creeen esa cosa abstracta que es el sa-grado matrimonio; los dos sabe-mos que no hace falta ningunaceremonia para consagrar elamor que sentimos”, sentencia ladama. ¿Volcó la autora sus con-vicciones personales en estacuestión? Seguramente sí, opinaObligado. “Ella tuvo un maridosiniestro que la engañaba y la de-jó sin dinero, y en general tuvoamores bastante desgraciados,también con William Morton Fu-llerton, un tipo bisexual, comoella, del círculo de Oscar Wilde.A él le dirige cartas preciosas, ca-si adolescentes. Wharton tuvohistorias muy apasionadas con

EDITH WHARTON:

UNA MUJER MODERNA

D. S.

Edith Wharton, una autora de vida extraordinaria que supo dar forma a una obra literaria compleja.

CUENTOS COMPLETOS (1891-1908)

Edith Wharton. Prólogo de Clara Obli-gado. Trad. Emma Cotro, Maite Fernán-dez Estañán, Eva Gallud y Juan CarlosGarcía. Páginas de Espuma. Madrid,2018. 984 páginas. 39 euros

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

Clara Obligado firma el prólogo de este volumen de los cuentos de Wharton.

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HUELVA INFORMACIÓN | Domingo22deAbril de2018 55

●Gopegui se pregunta en su nuevo libro por las posibilidades de sobrevivircomo individuos pensantes en una sociedad hiperconectada y sobreinformada

Estimado GoogleM. Ángeles Robles

Belén Gopegui nos plantea ensu última novela, Quédate estedía y esta noche conmigo, una si-tuación poco probable, aunqueperfectamente posible: que al-guno de nosotros se decidiese aescribir una larga carta al busca-dor de buscadores, Google, pa-ra expresarle nuestra opiniónsobre su papel en el mundo ac-tual y, de paso, solicitarle em-pleo. Es justo lo que hace la ex-traña pareja protagonista del li-bro, formada por Mateo y Olga.A ambos los separan 40 años yuna forma matizadamente dife-rente de explicarse qué está pa-sando a su alrededor, pero am-bos están unidos por su inque-brantable espíritu crítico y sudeseo de intervenir, aunque seamínimamente y un poco a la de-sesperada, en el aparentementeinevitable devenir de los acon-tecimientos. No nos enfrenta-mos a una fábula moral ni a unalegato redentor, la autora re-flexiona sobre aspectos signifi-cativos de nuestra vida cotidia-na desde una perspectiva queno parece interesar a los encar-gados de tomar decisiones que,sin embargo, a todos nos afec-tan irremediablemente.

Mateo y Olga están sincera-mente interesados en la inteli-gencia artificial y este es el pun-to de conexión que dispara elinicio de una amistad que naceen una biblioteca y que se con-solida frente a dos cañas de cer-veza en un oscuro bar de barriocuya elección constituye unadecisión, “en cierto modo, polí-tica”. Pese a la evidente diferen-cia de edad, ambos se encuen-tran en un proceso de búsque-da, al inicio de un viaje discur-sivo y vital que les llevará a fina-les divergentes. Por el camino,hablan y discuten, se van cono-ciendo y van aprendiendo a res-petarse y a quererse. Su obse-sión por los robots se convierteen una experiencia de reflexiónmetafísica que les incumbe per-sonalmente y con la que tratande explicarse el verdadero sen-tido de la vida humana.

La novela toma la forma deuna carta sui géneris dirigida auna de las personas encargadasde los procesos de selección depersonal en Google. El objetivoes que Mateo encuentre em-pleo en la compañía –ya lo haintentado antes sin éxito–, pe-ro esta meta inicial se convier-te en una mera excusa para queambos personajes planteen susinquietudes sobre el sentido de

la vida, el amor, la libertad y la ca-pacidad (o no) de intervenir sobreel propio destino. “No quiero chipsen mi cafetera ni webs que regis-tren mi nivel de estrés, quiero quefuncionen unas pocas cosas im-portantes”, dice Mateo en un mo-mento de la narración, y con estasencilla afirmación toma el pulsoy establece un certero diagnósticode esas personas que aún se resis-ten a estar continuamente conec-tadas y geolocalizadas o que, sen-cillamente, no lo están porque susvidas son consideradas escasa-mente relevantes.

La autora no tiene miedo demontar un discurso narrativo den-so sustentado en diálogos en losque se abordan aspectos trascen-dentales de la existencia humanay que, sin embargo, no están exen-tos de ironía y de un fino sentidodel humor tan “necesario para re-sistir”. Como comenta Olga en unode sus parlamentos, el hombre es“una máquina narrativa”, su nece-

sidad de contar y contarse, de en-contrar quien le escuche y quien loentienda es insoslayable. Por esoen esta novela se habla mucho delos propios sentimientos, perotambién de las relaciones que es-tablecemos con los otros y con lasmáquinas con las que interactua-mos diariamente.

Gopegui indaga sobre las posibi-lidades de sobrevivir como indivi-

duos pensantesen una sociedadhiperconectada ysobreinformaday, sin embargo,profundamenteinjusta. Googlese convierte en elsímbolo de estosnuevos tiempos,

en los que el éxito se mide por el lu-gar que se ocupa en los resultadosde las búsquedas en internet, y deuna nueva sociedad en la que losvalores se diluyen y la esperanzade vivir honesta y dignamente es

cada vez más complicada. En estasociedad, en la que se exaltan losbeneficios de la red y de la inteli-gencia colectiva, existe un buennúmero de individuos cuyas pe-queñas historias cotidianas ape-nas cuentan. Entre ellos están losdos protagonistas de la novela ysus familias, amigos y vecinos.Gente corriente que lucha diaria-mente por seguir adelante.

Con Quédate este día y esta no-che conmigo, Belén Gopegui em-prende un camino valiente que seaparta de los cánones narrativosal uso al optar por un punto devista –la carta, que constituye to-do el relato, y el informe que so-bre ella hace la persona que la re-cibe en Google– que puede resul-tar singular y sorprendente, peroque no es más que una forma deponer distancia entre lo que lospersonajes cuentan y el verdade-ro efecto que la historia puede ge-nerar en un lector atento y decidi-do a tomar partido.

QUÉDATE ESTE DÍA Y ESTANOCHE CONMIGO

Belén Gopegui. Random House.Barcelona, 2017. 192 páginas. 18euros

ÁLEX GALLEGOS

La escritora Belén Gopegui (Madrid, 1963).

mujeres, pero definitivamenteno fue la vida de pareja lo que lahizo más feliz. Es amarga con es-te tema: en sus obras las mujeresno terminan de ser comprendi-das, habla muy claramente de ladesigualdad de ellas frente a loshombres, por eso es curioso queno sea feminista, en un momentoen el que además las sufragistasluchaban por poder votar”, con-sidera la prologuista.

Son muchas Wharton las queconviven en estos cuentos: porlas páginas irrumpe también laautora que se siente atraída porlo sobrenatural, como en la piezaLa duquesa orante. A Obligado leparece interesante abordar lofantástico desde una clave feme-nina. “Mi tesis es que los fantas-mas tienen mucho que ver con unmundo de mujeres encerradas enla casa, con la necesidad de libe-rarse... En este campo hay escri-toras fascinantes como AnnRadcliffe, autora de una novelagótica como El italiano. Creo queWharton es hija de esa tradición,seguramente habría leído a suspredecesoras”.

Los cuentos de Wharton, amenudo un estimulante desafíopara el lector –“como en los deHemingway, suele asomar a la

vista del lector sólo la punta deliceberg, y es el lector el que de-be recomponer la historia”–, sonpara Obligado una muestra delsoberbio pulso narrativo de lanorteamericana. “Es muy ambi-gua, de ahí su grandeza. Pareceuna narradora clásica, pero tie-ne una postura absolutamentemoderna; es una mujer con unavisión muy masculina. No seagota, uno sigue encontrandomatices en ella”.

La prologuista prefiere a laautora que se enfrenta a las dis-tancias cortas antes que la quese abandona a narraciones ex-tensas. “A mí sus novelas megustan menos”, reconoce Obli-gado. “Me parecen más novelo-nes y siento que en ellos se pier-de. Tal vez se debe a que yo soycuentista, pero me parece quecuando va hacia el género bre-ve, creo que Wharton se en-cuentra. Me enamoré de ellacon Ethan Frome, que es una no-velita corta gótica, y esa maes-tría está en estos cuentos. Cuan-do Juan Casamayor [el editor dePáginas de Espuma] me pasó elborrador de este volumen em-pecé a leer y no podía dejarlo: ellibro te abduce, es lo que tienenlos grandes narradores, que vasa pasar una página y quieres sa-ber qué ocurre detrás. Esa sen-sación de por mí que apaguen elmundo, que yo voy a seguir leyen-do a Edith Wharton”.

“Wharton te abduce,como ocurre con losgrandes autores”,opina Clara Obligado

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52 Domingo22deabril de2018 | MÁLAGAHOY

DE LIBROS

Braulio Ortiz

A Clara Obligado aún le sorprendeuna paradoja que se da en torno ala literatura escrita por mujeres:el hecho de que cuando ella era ni-ña podía acceder a un buen puña-do de narraciones firmadas porautoras –Elena Fortún, LouisaMay Alcott, Enid Blyton–, perocuando creció, cuando entró en“lo que se denomina literatura se-ria”, comprobó con asombro que“las mujeres desaparecían, absolu-tamente”, recuerda la bonaerenseafincada en España. “Yo estudié enArgentina, donde la única figurafemenina que entraba en los pro-gramas y la bibliografía era sorJuana Inés de la Cruz”, lamenta.“Y es evidente que cuando alguienquiere dedicarse a algo necesitaun espejo que de alguna forma seles parezca”, defiende la escritorade El libro de los viajes equivocados,que acabaría encontrando refe-rentes en los universos de JaneAusten, Emily y Charlotte Brontë yEdith Wharton, ejemplos queafianzarían sus aspiraciones dededicarse a la escritura.

Ahora, Obligado prologa el pri-mer volumen de los CuentosCompletos de Wharton, que editaPáginas de Espuma y que abarcalas narraciones que la estadouni-dense (Nueva York, 1862 - Saint-Brice, Seine-et-Marne, Francia,1937) escribió entre 1891 y 1908.Desde el primer texto, Las vistasde la señora Manstey, la historiade una dama que debe renunciara su hábito de contemplar el ve-cindario debido a la ampliaciónde un edificio próximo, se advier-ten ya algunas claves que definena la creadora: su interés por lastensiones entre el individuo y lasociedad, ese talento para obser-var a los personajes con una in-tuición que no renuncia a la iro-nía. “Quizás en el fondo de su co-razón la señora Manstey era unaartista; siempre era sensible a losmuchos cambios de color no per-cibidos por la mirada corriente y

tanto como el verde del comien-zo de primavera apreciaba el ne-gro entramado de las ramas con-tra un frío cielo de azufre al finalde un día de nieve”, se lee en unrelato inesperadamente maduropara arrancar una colección decuentos completos. Wharton,que en el período que ocupa estevolumen triunfa con una de susnovelas (La casa de la alegría,1905) y se instala definitivamen-te en Francia (1907), se inicia enla narrativa breve con una vozcurtida en las batallas más dispa-res. “Ella escribe desde muy jo-ven, y de todo. Algo en común

●La norteamericana escondía unamirada audaz tras un engañosoclasicismo●La publicación de sus ‘Cuentos Completos’ señala lagrandeza de una autora “muy sofisticada” cuya obra “no se agota”

El temade lasemana

con otras autoras es que combinateoría, novela, cuentos, con tex-tos sobre sombreros o jardines:no hay en ellas esa línea marcadaque separa lo literario de lo coti-diano”, asegura Obligado, queseñala como una de las virtudesde la autora la hondura con laque traza a los personajes. “Creoque da una imagen muy comple-ja de ellos. Y en su obra encuen-tras desde trabajadores a aristó-cratas, mujeres y hombres quepiensan y viven de distinta mane-ra. Es muy sofisticada, por esoofrece un buenísimo reflejo de suépoca”, sostiene la especialista.

Una complejidad a la que noescapa Wharton, que a lo largode su vida rompió una barreratras otra –fue la primera mujer enconseguir el Pulitzer, que con-quistó por La edad de la inocencia,y en ser distinguida con un doc-torado honoris causa por Yale;ejerció de reportera de guerra, sedesplazaba en motocicleta y po-seía un coche propio, era bise-xual “con lo que eso suponía ensu tiempo”, subraya Obligado– ypese a ello no comulgaba con lasreivindicaciones del movimientofeminista. Sin embargo, las mu-jeres de sus relatos no están dis-puestas a quedarrelegadas y po-seen personali-dades fuertes,independientes,insondables. Laprotagonista delcuento La pleni-tud de la vida seexpresa así: “Aveces he pensado que la natura-leza de una mujer es como unacasa enorme llena de habitacio-nes: está el vestíbulo, donde unorecibe a las visitas formales; la sa-la de estar, donde los miembrosde la familia entran y salen segúnllegan; pero más allá, mucho másallá, existen otras habitacionescuyas puertas quizá nunca seabren, nadie conoce el caminohasta ellas...”.

En el modelo de mujer libreque Wharton encarnó, en la mo-dernidad que trasladó a sus per-sonajes femeninos, asoma unacerteza: su descreimiento ante lainstitución del matrimonio. EnAlmas vencidas, una mujer consi-gue divorciarse de su marido pe-ro no desea pasar por el altar conel amante con el que se había fu-gado. “Ninguno de los dos creeen esa cosa abstracta que es el sa-grado matrimonio; los dos sabe-mos que no hace falta ningunaceremonia para consagrar elamor que sentimos”, sentencia ladama. ¿Volcó la autora sus con-vicciones personales en estacuestión? Seguramente sí, opinaObligado. “Ella tuvo un maridosiniestro que la engañaba y la de-jó sin dinero, y en general tuvoamores bastante desgraciados,también con William Morton Fu-llerton, un tipo bisexual, comoella, del círculo de Oscar Wilde.A él le dirige cartas preciosas, ca-si adolescentes. Wharton tuvohistorias muy apasionadas con

EDITH WHARTON:

UNA MUJER MODERNA

M. H..

Edith Wharton, una autora de vida extraordinaria que supo dar forma a una obra literaria compleja.

CUENTOS COMPLETOS (1891-1908)

Edith Wharton. Prólogo de Clara Obli-gado. Trad. Emma Cotro, Maite Fernán-dez Estañán, Eva Gallud y Juan CarlosGarcía. Páginas de Espuma. Madrid,2018. 984 páginas. 39 euros

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

Clara Obligado firma el prólogo de este volumen de los cuentos de Wharton.

Page 10: EDITH WHARTON: UNA MUJER MODERNAtanto como el verde del comien-zo de primavera apreciaba el ne-gro entramado de las ramas con-tra un frío cielo de azufre al final de un día de nieve”,

CULTURAYOCIO

MÁLAGAHOY | Domingo22deabril de2018 53

●Gopegui se pregunta en su nuevo libro por las posibilidades de sobrevivircomo individuos pensantes en una sociedad hiperconectada y sobreinformada

Estimado GoogleM. Ángeles Robles

Belén Gopegui nos plantea ensu última novela, Quédate estedía y esta noche conmigo, una si-tuación poco probable, aunqueperfectamente posible: que al-guno de nosotros se decidiese aescribir una larga carta al busca-dor de buscadores, Google, pa-ra expresarle nuestra opiniónsobre su papel en el mundo ac-tual y, de paso, solicitarle em-pleo. Es justo lo que hace la ex-traña pareja protagonista del li-bro, formada por Mateo y Olga.A ambos los separan 40 años yuna forma matizadamente dife-rente de explicarse qué está pa-sando a su alrededor, pero am-bos están unidos por su inque-brantable espíritu crítico y sudeseo de intervenir, aunque seamínimamente y un poco a la de-sesperada, en el aparentementeinevitable devenir de los acon-tecimientos. No nos enfrenta-mos a una fábula moral ni a unalegato redentor, la autora re-flexiona sobre aspectos signifi-cativos de nuestra vida cotidia-na desde una perspectiva queno parece interesar a los encar-gados de tomar decisiones que,sin embargo, a todos nos afec-tan irremediablemente.

Mateo y Olga están sincera-mente interesados en la inteli-gencia artificial y este es el pun-to de conexión que dispara elinicio de una amistad que naceen una biblioteca y que se con-solida frente a dos cañas de cer-veza en un oscuro bar de barriocuya elección constituye unadecisión, “en cierto modo, polí-tica”. Pese a la evidente diferen-cia de edad, ambos se encuen-tran en un proceso de búsque-da, al inicio de un viaje discur-sivo y vital que les llevará a fina-les divergentes. Por el camino,hablan y discuten, se van cono-ciendo y van aprendiendo a res-petarse y a quererse. Su obse-sión por los robots se convierteen una experiencia de reflexiónmetafísica que les incumbe per-sonalmente y con la que tratande explicarse el verdadero sen-tido de la vida humana.

La novela toma la forma deuna carta sui géneris dirigida auna de las personas encargadasde los procesos de selección depersonal en Google. El objetivoes que Mateo encuentre em-pleo en la compañía –ya lo haintentado antes sin éxito–, pe-ro esta meta inicial se convier-te en una mera excusa para queambos personajes planteen susinquietudes sobre el sentido de

la vida, el amor, la libertad y la ca-pacidad (o no) de intervenir sobreel propio destino. “No quiero chipsen mi cafetera ni webs que regis-tren mi nivel de estrés, quiero quefuncionen unas pocas cosas im-portantes”, dice Mateo en un mo-mento de la narración, y con estasencilla afirmación toma el pulsoy establece un certero diagnósticode esas personas que aún se resis-ten a estar continuamente conec-tadas y geolocalizadas o que, sen-cillamente, no lo están porque susvidas son consideradas escasa-mente relevantes.

La autora no tiene miedo demontar un discurso narrativo den-so sustentado en diálogos en losque se abordan aspectos trascen-dentales de la existencia humanay que, sin embargo, no están exen-tos de ironía y de un fino sentidodel humor tan “necesario para re-sistir”. Como comenta Olga en unode sus parlamentos, el hombre es“una máquina narrativa”, su nece-

sidad de contar y contarse, de en-contrar quien le escuche y quien loentienda es insoslayable. Por esoen esta novela se habla mucho delos propios sentimientos, perotambién de las relaciones que es-tablecemos con los otros y con lasmáquinas con las que interactua-mos diariamente.

Gopegui indaga sobre las posibi-lidades de sobrevivir como indivi-

duos pensantesen una sociedadhiperconectada ysobreinformaday, sin embargo,profundamenteinjusta. Googlese convierte en elsímbolo de estosnuevos tiempos,

en los que el éxito se mide por el lu-gar que se ocupa en los resultadosde las búsquedas en internet, y deuna nueva sociedad en la que losvalores se diluyen y la esperanzade vivir honesta y dignamente es

cada vez más complicada. En estasociedad, en la que se exaltan losbeneficios de la red y de la inteli-gencia colectiva, existe un buennúmero de individuos cuyas pe-queñas historias cotidianas ape-nas cuentan. Entre ellos están losdos protagonistas de la novela ysus familias, amigos y vecinos.Gente corriente que lucha diaria-mente por seguir adelante.

Con Quédate este día y esta no-che conmigo, Belén Gopegui em-prende un camino valiente que seaparta de los cánones narrativosal uso al optar por un punto devista –la carta, que constituye to-do el relato, y el informe que so-bre ella hace la persona que la re-cibe en Google– que puede resul-tar singular y sorprendente, peroque no es más que una forma deponer distancia entre lo que lospersonajes cuentan y el verdade-ro efecto que la historia puede ge-nerar en un lector atento y decidi-do a tomar partido.

QUÉDATE ESTE DÍA Y ESTANOCHE CONMIGO

Belén Gopegui. Random House.Barcelona, 2017. 192 páginas. 18euros

ÁLEX GALLEGOS

La escritora Belén Gopegui (Madrid, 1963).

mujeres, pero definitivamenteno fue la vida de pareja lo que lahizo más feliz. Es amarga con es-te tema: en sus obras las mujeresno terminan de ser comprendi-das, habla muy claramente de ladesigualdad de ellas frente a loshombres, por eso es curioso queno sea feminista, en un momentoen el que además las sufragistasluchaban por poder votar”, con-sidera la prologuista.

Son muchas Wharton las queconviven en estos cuentos: porlas páginas irrumpe también laautora que se siente atraída porlo sobrenatural, como en la piezaLa duquesa orante. A Obligado leparece interesante abordar lofantástico desde una clave feme-nina. “Mi tesis es que los fantas-mas tienen mucho que ver con unmundo de mujeres encerradas enla casa, con la necesidad de libe-rarse... En este campo hay escri-toras fascinantes como AnnRadcliffe, autora de una novelagótica como El italiano. Creo queWharton es hija de esa tradición,seguramente habría leído a suspredecesoras”.

Los cuentos de Wharton, amenudo un estimulante desafíopara el lector –“como en los deHemingway, suele asomar a la

vista del lector sólo la punta deliceberg, y es el lector el que de-be recomponer la historia”–, sonpara Obligado una muestra delsoberbio pulso narrativo de lanorteamericana. “Es muy ambi-gua, de ahí su grandeza. Pareceuna narradora clásica, pero tie-ne una postura absolutamentemoderna; es una mujer con unavisión muy masculina. No seagota, uno sigue encontrandomatices en ella”.

La prologuista prefiere a laautora que se enfrenta a las dis-tancias cortas antes que la quese abandona a narraciones ex-tensas. “A mí sus novelas megustan menos”, reconoce Obli-gado. “Me parecen más novelo-nes y siento que en ellos se pier-de. Tal vez se debe a que yo soycuentista, pero me parece quecuando va hacia el género bre-ve, creo que Wharton se en-cuentra. Me enamoré de ellacon Ethan Frome, que es una no-velita corta gótica, y esa maes-tría está en estos cuentos. Cuan-do Juan Casamayor [el editor dePáginas de Espuma] me pasó elborrador de este volumen em-pecé a leer y no podía dejarlo: ellibro te abduce, es lo que tienenlos grandes narradores, que vasa pasar una página y quieres sa-ber qué ocurre detrás. Esa sen-sación de por mí que apaguen elmundo, que yo voy a seguir leyen-do a Edith Wharton”.

“Wharton te abduce,como ocurre con losgrandes autores”,opina Clara Obligado

Page 11: EDITH WHARTON: UNA MUJER MODERNAtanto como el verde del comien-zo de primavera apreciaba el ne-gro entramado de las ramas con-tra un frío cielo de azufre al final de un día de nieve”,

CULTURAYOCIO

48 Domingo22deabril de2018 | DIARIODESEVILLA

DE LIBROS

Braulio Ortiz

A Clara Obligado aún le sorprendeuna paradoja que se da en torno ala literatura escrita por mujeres:el hecho de que cuando ella era ni-ña podía acceder a un buen puña-do de narraciones firmadas porautoras –Elena Fortún, LouisaMay Alcott, Enid Blyton–, perocuando creció, cuando entró en“lo que se denomina literatura se-ria”, comprobó con asombro que“las mujeres desaparecían, absolu-tamente”, recuerda la bonaerenseafincada en España. “Yo estudié enArgentina, donde la única figurafemenina que entraba en los pro-gramas y la bibliografía era sorJuana Inés de la Cruz”, lamenta.“Y es evidente que cuando alguienquiere dedicarse a algo necesitaun espejo que de alguna forma seles parezca”, defiende la escritorade El libro de los viajes equivocados,que acabaría encontrando refe-rentes en los universos de JaneAusten, Emily y Charlotte Brontë yEdith Wharton, ejemplos queafianzarían sus aspiraciones dededicarse a la escritura.

Ahora, Obligado prologa el pri-mer volumen de los CuentosCompletos de Wharton, que editaPáginas de Espuma y que abarcalas narraciones que la estadouni-dense (Nueva York, 1862 - Saint-Brice, Seine-et-Marne, Francia,1937) escribió entre 1891 y 1908.Desde el primer texto, Las vistasde la señora Manstey, la historiade una dama que debe renunciara su hábito de contemplar el ve-cindario debido a la ampliaciónde un edificio próximo, se advier-ten ya algunas claves que definena la creadora: su interés por lastensiones entre el individuo y lasociedad, ese talento para obser-var a los personajes con una in-tuición que no renuncia a la iro-nía. “Quizás en el fondo de su co-razón la señora Manstey era unaartista; siempre era sensible a losmuchos cambios de color no per-cibidos por la mirada corriente y

tanto como el verde del comien-zo de primavera apreciaba el ne-gro entramado de las ramas con-tra un frío cielo de azufre al finalde un día de nieve”, se lee en unrelato inesperadamente maduropara arrancar una colección decuentos completos. Wharton,que en el período que ocupa estevolumen triunfa con una de susnovelas (La casa de la alegría,1905) y se instala definitivamen-te en Francia (1907), se inicia enla narrativa breve con una vozcurtida en las batallas más dispa-res. “Ella escribe desde muy jo-ven, y de todo. Algo en común

●La norteamericana escondía unamirada audaz tras un engañosoclasicismo●La publicación de sus ‘Cuentos Completos’ señala lagrandeza de una autora “muy sofisticada” cuya obra “no se agota”

El tema

de la

semana

con otras autoras es que combinateoría, novela, cuentos, con tex-tos sobre sombreros o jardines:no hay en ellas esa línea marcadaque separa lo literario de lo coti-diano”, asegura Obligado, queseñala como una de las virtudesde la autora la hondura con laque traza a los personajes. “Creoque da una imagen muy comple-ja de ellos. Y en su obra encuen-tras desde trabajadores a aristó-cratas, mujeres y hombres quepiensan y viven de distinta mane-ra. Es muy sofisticada, por esoofrece un buenísimo reflejo de suépoca”, sostiene la especialista.

Una complejidad a la que noescapa Wharton, que a lo largode su vida rompió una barreratras otra –fue la primera mujer enconseguir el Pulitzer, que con-quistó por La edad de la inocencia,y en ser distinguida con un doc-torado honoris causa por Yale;ejerció de reportera de guerra, sedesplazaba en motocicleta y po-seía un coche propio, era bise-xual “con lo que eso suponía ensu tiempo”, subraya Obligado– ypese a ello no comulgaba con lasreivindicaciones del movimientofeminista. Sin embargo, las mu-jeres de sus relatos no están dis-puestas a quedarrelegadas y po-seen personali-dades fuertes,independientes,insondables. Laprotagonista delcuento La pleni-tud de la vida seexpresa así: “Aveces he pensado que la natura-leza de una mujer es como unacasa enorme llena de habitacio-nes: está el vestíbulo, donde unorecibe a las visitas formales; la sa-la de estar, donde los miembrosde la familia entran y salen segúnllegan; pero más allá, mucho másallá, existen otras habitacionescuyas puertas quizá nunca seabren, nadie conoce el caminohasta ellas...”.

En el modelo de mujer libreque Wharton encarnó, en la mo-dernidad que trasladó a sus per-sonajes femeninos, asoma unacerteza: su descreimiento ante lainstitución del matrimonio. EnAlmas vencidas, una mujer consi-gue divorciarse de su marido pe-ro no desea pasar por el altar conel amante con el que se había fu-gado. “Ninguno de los dos creeen esa cosa abstracta que es el sa-grado matrimonio; los dos sabe-mos que no hace falta ningunaceremonia para consagrar elamor que sentimos”, sentencia ladama. ¿Volcó la autora sus con-vicciones personales en estacuestión? Seguramente sí, opinaObligado. “Ella tuvo un maridosiniestro que la engañaba y la de-jó sin dinero, y en general tuvoamores bastante desgraciados,también con William Morton Fu-llerton, un tipo bisexual, comoella, del círculo de Oscar Wilde.A él le dirige cartas preciosas, ca-si adolescentes. Wharton tuvohistorias muy apasionadas con

EDITH WHARTON:

UNA MUJER MODERNA

D. S.

Edith Wharton, una autora de vida extraordinaria que supo dar forma a una obra literaria compleja.

CUENTOS COMPLETOS (1891-1908)

Edith Wharton. Prólogo de Clara Obli-gado. Trad. Emma Cotro, Maite Fernán-dez Estañán, Eva Gallud y Juan CarlosGarcía. Páginas de Espuma. Madrid,2018. 984 páginas. 39 euros

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

Clara Obligado firma el prólogo de este volumen de los cuentos de Wharton.

Page 12: EDITH WHARTON: UNA MUJER MODERNAtanto como el verde del comien-zo de primavera apreciaba el ne-gro entramado de las ramas con-tra un frío cielo de azufre al final de un día de nieve”,

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DIARIODESEVILLA | Domingo22deabril de2018 49

●Gopegui se pregunta en su nuevo libro por las posibilidades de sobrevivircomo individuos pensantes en una sociedad hiperconectada y sobreinformada

Estimado GoogleM. Ángeles Robles

Belén Gopegui nos plantea ensu última novela, Quédate estedía y esta noche conmigo, una si-tuación poco probable, aunqueperfectamente posible: que al-guno de nosotros se decidiese aescribir una larga carta al busca-dor de buscadores, Google, pa-ra expresarle nuestra opiniónsobre su papel en el mundo ac-tual y, de paso, solicitarle em-pleo. Es justo lo que hace la ex-traña pareja protagonista del li-bro, formada por Mateo y Olga.A ambos los separan 40 años yuna forma matizadamente dife-rente de explicarse qué está pa-sando a su alrededor, pero am-bos están unidos por su inque-brantable espíritu crítico y sudeseo de intervenir, aunque seamínimamente y un poco a la de-sesperada, en el aparentementeinevitable devenir de los acon-tecimientos. No nos enfrenta-mos a una fábula moral ni a unalegato redentor, la autora re-flexiona sobre aspectos signifi-cativos de nuestra vida cotidia-na desde una perspectiva queno parece interesar a los encar-gados de tomar decisiones que,sin embargo, a todos nos afec-tan irremediablemente.

Mateo y Olga están sincera-mente interesados en la inteli-gencia artificial y este es el pun-to de conexión que dispara elinicio de una amistad que naceen una biblioteca y que se con-solida frente a dos cañas de cer-veza en un oscuro bar de barriocuya elección constituye unadecisión, “en cierto modo, polí-tica”. Pese a la evidente diferen-cia de edad, ambos se encuen-tran en un proceso de búsque-da, al inicio de un viaje discur-sivo y vital que les llevará a fina-les divergentes. Por el camino,hablan y discuten, se van cono-ciendo y van aprendiendo a res-petarse y a quererse. Su obse-sión por los robots se convierteen una experiencia de reflexiónmetafísica que les incumbe per-sonalmente y con la que tratande explicarse el verdadero sen-tido de la vida humana.

La novela toma la forma deuna carta sui géneris dirigida auna de las personas encargadasde los procesos de selección depersonal en Google. El objetivoes que Mateo encuentre em-pleo en la compañía –ya lo haintentado antes sin éxito–, pe-ro esta meta inicial se convier-te en una mera excusa para queambos personajes planteen susinquietudes sobre el sentido de

la vida, el amor, la libertad y la ca-pacidad (o no) de intervenir sobreel propio destino. “No quiero chipsen mi cafetera ni webs que regis-tren mi nivel de estrés, quiero quefuncionen unas pocas cosas im-portantes”, dice Mateo en un mo-mento de la narración, y con estasencilla afirmación toma el pulsoy establece un certero diagnósticode esas personas que aún se resis-ten a estar continuamente conec-tadas y geolocalizadas o que, sen-cillamente, no lo están porque susvidas son consideradas escasa-mente relevantes.

La autora no tiene miedo demontar un discurso narrativo den-so sustentado en diálogos en losque se abordan aspectos trascen-dentales de la existencia humanay que, sin embargo, no están exen-tos de ironía y de un fino sentidodel humor tan “necesario para re-sistir”. Como comenta Olga en unode sus parlamentos, el hombre es“una máquina narrativa”, su nece-

sidad de contar y contarse, de en-contrar quien le escuche y quien loentienda es insoslayable. Por esoen esta novela se habla mucho delos propios sentimientos, perotambién de las relaciones que es-tablecemos con los otros y con lasmáquinas con las que interactua-mos diariamente.

Gopegui indaga sobre las posibi-lidades de sobrevivir como indivi-

duos pensantesen una sociedadhiperconectada ysobreinformaday, sin embargo,profundamenteinjusta. Googlese convierte en elsímbolo de estosnuevos tiempos,

en los que el éxito se mide por el lu-gar que se ocupa en los resultadosde las búsquedas en internet, y deuna nueva sociedad en la que losvalores se diluyen y la esperanzade vivir honesta y dignamente es

cada vez más complicada. En estasociedad, en la que se exaltan losbeneficios de la red y de la inteli-gencia colectiva, existe un buennúmero de individuos cuyas pe-queñas historias cotidianas ape-nas cuentan. Entre ellos están losdos protagonistas de la novela ysus familias, amigos y vecinos.Gente corriente que lucha diaria-mente por seguir adelante.

Con Quédate este día y esta no-che conmigo, Belén Gopegui em-prende un camino valiente que seaparta de los cánones narrativosal uso al optar por un punto devista –la carta, que constituye to-do el relato, y el informe que so-bre ella hace la persona que la re-cibe en Google– que puede resul-tar singular y sorprendente, peroque no es más que una forma deponer distancia entre lo que lospersonajes cuentan y el verdade-ro efecto que la historia puede ge-nerar en un lector atento y decidi-do a tomar partido.

QUÉDATE ESTE DÍA Y ESTANOCHE CONMIGO

Belén Gopegui. Random House.Barcelona, 2017. 192 páginas. 18euros

ÁLEX GALLEGOS

La escritora Belén Gopegui (Madrid, 1963).

mujeres, pero definitivamenteno fue la vida de pareja lo que lahizo más feliz. Es amarga con es-te tema: en sus obras las mujeresno terminan de ser comprendi-das, habla muy claramente de ladesigualdad de ellas frente a loshombres, por eso es curioso queno sea feminista, en un momentoen el que además las sufragistasluchaban por poder votar”, con-sidera la prologuista.

Son muchas Wharton las queconviven en estos cuentos: porlas páginas irrumpe también laautora que se siente atraída porlo sobrenatural, como en la piezaLa duquesa orante. A Obligado leparece interesante abordar lofantástico desde una clave feme-nina. “Mi tesis es que los fantas-mas tienen mucho que ver con unmundo de mujeres encerradas enla casa, con la necesidad de libe-rarse... En este campo hay escri-toras fascinantes como AnnRadcliffe, autora de una novelagótica como El italiano. Creo queWharton es hija de esa tradición,seguramente habría leído a suspredecesoras”.

Los cuentos de Wharton, amenudo un estimulante desafíopara el lector –“como en los deHemingway, suele asomar a la

vista del lector sólo la punta deliceberg, y es el lector el que de-be recomponer la historia”–, sonpara Obligado una muestra delsoberbio pulso narrativo de lanorteamericana. “Es muy ambi-gua, de ahí su grandeza. Pareceuna narradora clásica, pero tie-ne una postura absolutamentemoderna; es una mujer con unavisión muy masculina. No seagota, uno sigue encontrandomatices en ella”.

La prologuista prefiere a laautora que se enfrenta a las dis-tancias cortas antes que la quese abandona a narraciones ex-tensas. “A mí sus novelas megustan menos”, reconoce Obli-gado. “Me parecen más novelo-nes y siento que en ellos se pier-de. Tal vez se debe a que yo soycuentista, pero me parece quecuando va hacia el género bre-ve, creo que Wharton se en-cuentra. Me enamoré de ellacon Ethan Frome, que es una no-velita corta gótica, y esa maes-tría está en estos cuentos. Cuan-do Juan Casamayor [el editor dePáginas de Espuma] me pasó elborrador de este volumen em-pecé a leer y no podía dejarlo: ellibro te abduce, es lo que tienenlos grandes narradores, que vasa pasar una página y quieres sa-ber qué ocurre detrás. Esa sen-sación de por mí que apaguen elmundo, que yo voy a seguir leyen-do a Edith Wharton”.

“Wharton te abduce,como ocurre con losgrandes autores”,opina Clara Obligado