Los aportes de Mario Felipe Martínez Castillo al conocimiento de la historia de Honduras

Boletín informativo de la Editorial UniversitariaAño I, No. 2 • Agosto-septiembre de 2012

Universidad Nacional Autónoma de HondurasCiudad Universitaria, Edificio Juan Ramón Molina

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A finales de julio del año en curso falleció Mario Felipe Martínez Castillo, sin lugar a dudas uno de los más esforzados investi-gadores de la historia colonial hondureña. Nació en Comayagua a principios de los trémulos años treinta, una década de por sí intrincada, donde acaecieron una serie de hechos relevantes, entre ellos la conso-lidación de la dictadura cariísta.

Mario Felipe, como amistosamente le llamábamos, se formó en escuelas de his-toria de mucho prestigio, inicialmente en Brasil y posteriormente en Sevilla,

España. Fue el primer hondureño graduado que ostentó sin falsas modestias el acreditado título de doctor en Historia. Historiador apegado y obsesionado por los documentos de primera mano, visitó infinidad de archivos, desde los de Sevilla hasta aque-

llos escondidos en los lugares más remotos del interior de nuestro país.

Si alguien en este mundo tiene derecho a la soledad, a descansar, a dormir a solas es el muerto. No se vale que los nunca vistos vengan a deshoras con esas poses de viejos amigos.

Rigoberto Paredes

Rubén Darío Paz*

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* Director de la Editorial Universitaria, UNAH. Docente del Departamento de Ciencias Sociales UPNFM.

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Por varias décadas fue docente en la UNAH, y muchas generaciones de estudiantes aprendimos de él conceptos esen-ciales sobre la Historia colonial. Desde la cátedra, Martínez Castillo logró en-tusiasmar a una serie de co-legas hacia la investigación de temas relacionados con el mundo colonial. Tiempo después esas investigaciones se han convertido en aportes imprescindibles para compren-der algunos procesos y más para valorar la herencia colonial como elemento determinante de nuestra identidad nacional.

Para 1967, Martínez Castillo había publicado Capítulos sobre el Colegio Tridentino en Comayagua y la edu-cación colonial de Honduras, notas muy importantes porque han servido para ilustrar el devenir de la educación colonial, convirtiéndose en referencia obligada.

En noviembre de 1973, bajo el sello editorial Nuevo Continente, se publi-có una excelente antología histórica, denominada De la sociedad colonial a la crisis de los años 30. Mario Felipe, junto a otros prestigiosos hondureños y extranjeros, participó en la selección y notas de los textos, entre los cuales incluyó un novedoso ensayo deno-minado “Honduras hace ciento cin-cuenta años”. Este es, a mi criterio, el ensayo más ambicioso escrito sobre el tema, ya que ofrece un panorama am-plio y documentado, abordando tó-picos como la Ilustración, la iglesia, las artes y el comercio en Honduras,

e incluso cierra con un cuadro indicativo sobre el valor de las expor-taciones del país.1

Posteriormente publicó un estudio sobre la Alcaldía Mayor de Tegucigal-pa, contentivo de una serie de docu-mentos trascendentes para la ciudad. Este libro fue editado por la Editorial Universitaria a principios de los años ochenta.

En la misma época preparó artículos de gran significación para Historia Críti-ca, una importante revista de la cual lamentablemente solo alcanzó pocos

1 De la crisis colonial a la crisis de los años 30. (Antología de lecturas para estudiantes de Ciencias Sociales). Héctor Pérez Brig-noli y otros, pp. 219-231. Editorial Nueva Continente, Tegucigalpa, 1973.

números, y es una que valdría la pena retomar con el concurso de las nuevas generaciones. Destacan en la mencio-nada revista sus trabajos “Comayagua durante la centuria de Fernández de Oviedo”2 y “El cacicazgo de Camas-ca”. En el primero aborda el hecho de cómo logró consolidarse Comayagua como un centro urbano, destacando que su desarrollo en esa época “per-mite y exige la presencia de perso-nas que se dediquen a otros menes-teres que no sean administrativos. Aparece el grupo de comerciantes y aunque en el siglo XVI no po-demos hablar de grupos artesa-nales organizados en gremios (estos solo aparecen para el siglo XVIII), si encontramos ya varios maestros alarifes de albañilería, muchos carpin-teros y tejeros, sastres y sille-ros, obradores en donde se fabrican desde campanas no solo para las iglesias de

Comayagua sino para las iglesias de otras ciudades” .

En el segundo artículo describe los privilegios de la élite indígena en el pueblo de Camasca, y demostró cómo algunas familias indígenas gozaron de privilegios, exención del pago de tributos, trabajos obligatorios, par-ticipación en el gobierno municipal, propiedad sobre la tierra, etcétera. Quizás lo más significativo es el dato aportado de un documento que des-cribe un pleito de tierras, del cual se deduce que“(…) todos los habitantes

2 Historia Crítica, Revista de la Carrera de Historia, Etapa 1, N° 3, pp. 7-23, Tegucigal-pa, julio de 1982.

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de Camasca son indios puros y que no hay ladinos”.3

En las postrimerías de la década de los años ochenta se publicó la que quizás es la obra más conocida de Mario Fe-lipe, Los últimos días de Lempira, ba-sada en una Probanza de Méritos de 1558, documento judicial encontrado por el maestro en los Archivos de In-dias de Sevilla, España, gracias al avi-so que le enviara una amiga canadien-se. Con el hallazgo del documento y su posterior interpretación, ahora se cuenta con una versión documentada de la existencia de Lempira, que refuta la visión tradicional que se enseñaba desde la escuela primaria, inspirada en comentarios de distintos cronistas. El hallazgo de esta probanza abre las puertas para continuar la búsqueda en Sevilla y otros archivos coloniales, en los que quizás se encuentren otros do-cumentos que permitan aportar nue-vas interpretaciones sobre el mismo tema.

Ya en la década de los noventa, es-pecíficamente en 1992, Mario Felipe publicó Cuatro centros de arte colo-nial provinciano hispano criollo en Honduras, por el que dos años antes le había sido otorgado el Premio Rey Juan Carlos, que auspicia la Embajada de España. El libro es una descripción pormenorizada de los distintos estilos artísticos que exhiben los principales centros histórico-coloniales a lo largo y ancho del país, y constituye una im-portante guía para comprender parte del devenir histórico-artístico de ciu-dades como Comayagua, Tegucigalpa, Gracias y Choluteca. Valdría la pena publicar de nuevo este trabajo, con un

3 Historia Critica, Etapa 2, N°, ¿?? pp. 5-14, Tegucigalpa, septiembre 1982.

le supere en la magnificencia de sus grandes retablos barrocos laminados en oro, su estupenda pintura, su ini-gualable imaginería y sus maravillosas piezas labradas en plata y oro”. 4

Espero que estas breves notas sobre algunos de los trabajos escritos por Mario Felipe permitan a los estu-diantes de Historia y a otras personas interesadas en la materia acercarse con mayor detenimiento a las obras en mención, y apreciar como corres-ponde el valioso legado que significan para la comprensión de la historia na-cional, en lugar de reducirlo a simples anécdotas o a columnas de vivencias personales.

A Mario Felipe hay que valorarlo por su compromiso de país y sobre todo porque su labor fue excepcional. En el pasado mes de abril asistimos con los historiadores Virgilio Maradiaga y Sergio Palacios a un homenaje que se le brindó al maestro Martínez Castillo en el municipio de El Rosario, Coma-yagua. En aquel momento Maradiaga expresó, palabras con las que coincido plenamente: “Valoro el papel que ha desarrollado Mario Felipe en la forma-ción de varias generaciones de univer-sitarios, el rol que jugó en la Comisión de la Cancillería, el papel que desem-peñó al ser uno de los fundadores de la Carrera de Historia en la Universidad Nacional Autónoma; y es que Mario Felipe Martínez es una gloria de Hon-duras, un orgullo nacional, y sus obras deben difundirse con mayor interés por parte de las autoridades del Estado hondureño”.

4 Por las rutas de la plata y el añil, pró-logo, p. 1. Fomento Cultural, 2000.

formato distinto y cuidando con res-ponsabilidad la edición.

A finales de 1993, Martínez Castillo publicó Introducción histórica al pue-blo de Quezailica, breve ensayo orien-tado a la revaloración histórica de los distintos pueblos que con el tiempo han perdido la categoría administrati-va y se han tornado en piezas funda-mentales en la cultura nacional. Aho-ra Quezailica, con su rico patrimonio religioso de mediados del siglo XIX, se ha vuelto uno de los sitios más visita-dos del occidente hondureño a media-dos de enero, fecha de las ostentosas celebraciones del Señor de Esquipulas.

Mario Felipe Martínez es una gloria de Honduras, un orgullo nacional, y sus obras deben difundirse con mayor interés por parte de las autoridades del Estado hondureño.

“

”En el año 2000, con el patrocinio del Grupo El Ahorro Hondureño, se pu-blicó el libro Por las rutas de la plata y el añil, una edición exquisita y en un formato elegante, apropiado para este tipo de obras. En un ameno prólogo, Mario Felipe apuntaba “Honduras es todavía hoy, el país de América colo-nial hispánica, menos conocido en materia del arte, podríamos decir ig-norado, no obstante ser, después de Guatemala, el país centroamericano más rico en arquitectura religiosa, ci-vil y militar. Además de ello, dudo que exista otro país centroamericano que

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De Rafael Heliodoro Valle:

“Aún es medianoche en el cielo de Centroamérica. La gran utopía morazánica ilumina, con su sola evoca-

ción, a los corazones magníficos. Ha de volver Morazán, vencedor para siempre, más hermoso que en el mármol y más invencible que en el bronce, y los hombres dirán en su homenaje, que hace más de un siglo, en el silencio de las montañas de Honduras, un día nació la luz”.

“En vano los pequeños han querido morder el bronce en que se halla, de pie, invicto, el gigante. Su espada

era la del hombre civil. Si tuvo pecados, fueron mayores los de sus émulos y han sido superados por quienes sólo han podido tener un machete. ¿Quién más grande que él en el istmo bello y despedazado? En pensamiento y en sa-biduría sólo José Cecilio del Valle, y en generosidad, sólo José Trinidad Cabañas. Dio Nicaragua a uno de los poetas más grandes de América: Rubén Darío. Pero Honduras se ufana del hombre que redactó la fe de bautismo de la in-dependencia política de Centroamérica, lo mismo que del que fue espejo de caballeros andantes y sufrió con alegría la miseria después de haber tenido en sus manos el tesoro del Estado. Morazán aún lleva en su pecho, como cinco heri-das luminosas, las cinco estrellas de las patrias que fueron, hasta en el patíbulo, la más pura obsesión del Héroe.”

De William V. Wells:

“En su juventud se distinguió por su mente ágil, por su talento y por su índole impulsiva, lo que le hizo

ganar una posición prominente en su Estado natal. Cuando apenas contaba con veinticinco años de edad fue nombra-do Secretario General y después Jefe de Estado de Hondu-ras. En los catorce años subsiguientes a su primera victoria en Honduras, su carrera se caracterizó por su actividad singular y por su estrategia, y una invariable benevolencia en la guerra, desconocida antes en la sangrienta historia de Centroamérica. Unió las cualidades del legislador y del jefe, y por su porte franco y caballeroso inspiraba a sus se-guidores la confianza en la victoria”.

De Ramón Rosa:

“Escribir la historia de Morazán no es redactar los pre-parativos, combinaciones, y resultados de las bata-

llas de un héroe que supo imponerse a la fortuna; es más que todo esto; es juzgar, en una época de vacilaciones, de dudas, y aun de escepticismo y con el difícil criterio de la filosofía y de la historia, a un hombre de ideas, de princi-pios; es apreciar, con la mayor exactitud posible, todo un sistema político, si se quiere exótico en una tierra virgen, y para un pueblo nuevo, planteado y desarrollado, durante una dilatada época, en medio de la exaltación de los áni-mos, del desbordamiento de pasiones inocentes o aviesas en su origen y entre el choque de opuestas e irreconciliables ideas, y entre el horrible fragor de los combates”.

En el 220 aniversario del nacimiento del héroe de la Federación Centroamericana

Hace más de dos siglos, en el silencio de las

El 15 de septiembre se conmemora el aniversario de la independenciade Honduras de la corona española. Pero también es la fecha en que el prócer

de mayor relevancia de Centroamérica, el general Francisco Morazán, fue fusilado en San José de Costa Rica en el año de 1842.

En su homenaje, reproducimos en estas páginas fragmentos de textosescritos sobre la figura del Héroe de la Federación Centroamericana.

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De Ramón Rosa:

“La vida de Morazán entraña, no tanto

una serie dilatada de he-chos, de esfuerzos y de he-roísmo, cuanto una serie de altas ideas y de fecun-das enseñanzas. De aquí la gran dificultad que se presenta para el biógrafo y más para el historiador crítico, con respecto al juicio que debe expresar sobre la vida, obras, ten-dencias y aspiraciones del repúblico que más hon-ra los anales de nuestra historia. No es lo mismo juzgar un hecho de armas, que juzgar la trascenden-cia de una idea: no es lo mismo juzgar los instintos de un déspota vulgar, que juz-gar los ideales de un patriota que se encamina en busca de la consecución de no bien conocidos cuantos gloriosos destinos para la República; no es lo mismo juzgar los intereses de un hombre; relaciona-dos con las impurezas, con las corrupciones de su tiempo, que juzgar las aspiraciones de un repúblico, relacionadas con la verdad pura e impersonal de los principios; no es lo mismo juzgar el éxito del momento que pueden obtenerlo tiranuelos, que juzgar las promesas de un honroso y bello porvenir amadas por el corazón y calentadas en el cerebro de un gran hombre; no es lo mismo juzgar la realidad de hechos repugnantes, que se olvidan tan pronto como pasa la repulsión que inspiran, que juzgar la magnífica idealidad de los principios, que es la realidad de mañana, que es la in-mortalidad de las ideas, que es el porvenir de los hombres y de los pueblos cultos”.

“A Morazán toca, en su plenitud, la ideali-

dad de los principios y la inmortalidad de las ideas. He aquí la gravísima difi-cultad que se opone al que intente escribir, en toda regla, su verdadera bio-grafía: más que de hechos perceptibles para el vul-go, debe tratarse de altas y trascendentales concepcio-nes. Yo me comprometería a salir airoso escribiendo, con cuatro plumadas, las biografías de todos los cri-minales tiranuelos que han llenado y llenan de infamia al Centro de América, pero me siento débil y medroso al escribir la vida de Fran-cisco Morazán. Yo expe-rimento cierto religioso

respeto al expresar mis juicios sobre la vida, hechos e ideas

de Morazán. Yo sé, por la historia, que un pintor piadoso cuando reproducía la imagen divinizada de Jesús, lo hacía de rodillas: yo imito en parte su ejemplo: yo no me arrodi-llo; pero me inclino ante la magnífica figura del mártir de Centroamérica que personificó los ideales de nuestra des-trozada patria, me yergo para mostrar el despotismo in-diano que nos deshonra en la biografía del repúblico, una enseñanza que lo morigere o exaspere, y que sea como la expresión del sentimiento de pueblos destrozados y escar-necidos por conservadores y pseudoliberales; de pueblos que ya ni se atreven, bajo la inmensa pesadumbre del te-rror, a pedir patria, libertad e instituciones”.

Morazán, cuadro al óleo del pintor hondureño Álvaro Canales.

montañas de Honduras, un día nació la luz

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Presentan libro Tres décadas de transición política en HondurasLa más reciente publicación de la Editorial Universitaria, Tres décadas de transición política en Honduras, compendio de ensayos preparados bajo la coordinación del sociólogo de nacionalidad mexicana y ex catedrático de la UNAH, Antonio Murga Frassinetti, y la Rectora de la UNAH, Julieta Castellanos, tuvo una primera presentación en el marco del XIII Congreso Centroamericano de Sociología, celebrado en la Ciudad Universitaria del 27 al 31 de agosto de 2012.

Ramón Ulises Salgado, Director de Educación Superior de la UNAH, Ra-món Romero, Presidente de la Junta de Dirección Universitaria, y los ca-tedráticos universitarios Julio Navarro, Mario Posas, Guillermo Molina Chocano y Marta Lorena Suazo, todos ellos colaboradores del proyecto, expusieron ante los participantes en el Congreso los fundamentos de los capítulos que escribieron para el libro.

Al cierre de la actividad, la Rectora Castellanos agradeció la colaboración de los investigadores que colaboraron en el proyecto, como también el trabajo realizado por el personal de la Editorial Universitaria para hacer posible la publicación de la obra.

El libro puede adquirirse en la Librería Universitaria y otras de prestigio, o directamente en las oficinas de la Editorial, ubicadas en Ciudad Universitaria, Edificio Juan Ramón Molina, entrada vehicular contiguo a Suyapa.

En el XIII Congreso Centroamericano de Sociología

Crónicas de la cultura Carrera de Letras presenta libros escritos por estudiantes de la UNAHTres libros de reciente publicación, cuyos autores son estudiantes de nuestra Alma Máter, fueron presentados el pasado 7 de septiembre en la Ciudad Univer-sitaria, en un acto organizado por la Carrera de Letras de la UNAH.

Las obras presentadas fueron: Autobiografía de un hombre sin importancia (na-rrativa), opera prima de Ludwing Varela, estudiante de Letras de CU; Duermeve-la Backstage (poesía) segundo libro publicado por Magdiel Midence, estudiante de la carrera de Filosofía en CU; y Katastrophé (narrativa), de Gustavo Campos, estudiante de Letras de la UNAH-VS, quien ya ha publicado otros cinco trabajos de poesía y narrativa, como autor o compilador, y cuya obra figura en antologías internacionales de poesía como Puertas abiertas, publicada en 2011 por el Fondo de Cultura Económica de México.

Los comentarios sobre las obras estuvieron a cargo del poeta Rigoberto Paredes, la escritora Jessica Sánchez y el pasante de Letras Miguel Acosta. Posteriormen-te, los jóvenes autores respondieron preguntas sobre el proceso creativo de sus obras, su visión sobre el papel de los escritores en la sociedad y otras inquietudes del público.

Para finalizar, los asistentes degustaron un refrigerio y solicitaron autógrafos a los autores.

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Mar—remanso de ultratumba—ojo verdedonde está intactaretratada mi tristeza.

Abre sus olas, y sonríe...con sus medios cuerpos de sirena.Y con el arrastre de cadáveresque flotando van en el nublado espejode sus golpeadas aguas.

Teñida de sangre y en la orilla, como cara partida en afilada roca, espumarajo de garganta exhausta. O escapado grito de socorro, de un pobre ser que enloquece en apartada isla.

No. No. No.Este no es mi mar,ni estos son mis ojos.En estas aguas los niños están muertos,y los vientres de madre comidos de gusanos.

Mar de pupila suicida,mar siniestro, mar humano.Pájaro de plumaje obscuro, mole fría,en tu noche de desvelo de seis meseslas vírgenes están mutiladas,los peces tienen la pupila cerraday los ángeles el ala rota.

Ya lo ves,yo también estoy ahogada.Hecha pedazos en tus aguas, rotos los huesos blancos en la barriga de tu Dios podrido.Naufragado el impulso,herido mi júbilorota mi risa.En la falda de opiode tu corola de humo.

Agua madrugadorade impulsos asesinos.De cadáveres nos estás llenando los caminos.Y sembrado de cruces está el cielo y el mar.La mañana alumbra tu cosecha macabray veneno es la espumaque me besa los pies.

Mis espejos rotos

Obra completa de Clementina Suárez

Próximas publicaciones de la Editorial Universitaria

En el marco del Año Académico “Clementina Suárez”, la Editorial Univer-sitaria se propuso recopilar y publicar las obras completas de la gran poeta nacional, misión que ya habían intentado estudiosos de la literatura hondu-reña sin tener éxito, dada la dificultad de conseguir ejemplares de sus obras, especialmente las primeras.

Gracias al apoyo decidido de la hija de la poeta y también escritora, Alba Rosa Suárez, quien puso a nuestra disposición los textos, facsímiles y fotografías que conservaba de su madre; la colaboración del escritor Eduardo Bähr, di-rector de la Biblioteca Nacional, quien facilitó otras obras, y del poeta Néstor Ulloa, quien rescató y prestó un ejemplar de Mis templos de fuego; y, final-mente, la invaluable ayuda brindada por la profesora estadounidense Janet Gold, biógrafa de Clementina, estamos en la fase final de la preparación del volumen que llevará por título Obra completa de Clementina Suárez.

El poema que presentamos a continuación a manera de anticipo pertenece al libro De la desilusión a la esperanza (1944).

Fotografía: Álbum familiar de Alba Rosa Suárez.

Para vivir más

Para detenerel tiempo ¡Para saber que estamos vivos!

Para saber que no

estamos solosPara saber

Para descubrir el mundo

Para aprender a pensar

Para descubrir

otros mundos

Para conocernos a nosotros mismos

Para conocer a otras personas

Para crear un mundo propio

Para compartir un legado común

Para reírPara llorar

Para consolarnos

Para desterrar la melancolía

Para dudar

Para negar

Para afirmar

Para soñar

...y vos, ¿para qué leés?

Idea tomada y adaptada de Nostra Ediciones, EspañaFotografía: Conexión Iberoamérica

Razones para leer...

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