Educación finlandesa

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La Educación ecuatoriana y la finlandesa

Se debe importar el modelo educativo finlandés?

Luego de haber obtenido los mejores resultados en evaluaciones internacionales al rendimiento educativo la educación finesa se convirtió en motivo frecuente de conversación en el mundo entero, sobretodo entre quienes estamos vinculados directamente a esta actividad. Sin embargo, quienes, desde las altas esferas de la tecnocracia buscan soluciones a la mediocridad del sistema educativo ecuatoriano deberían entender que el exitoso sistema nórdico se basa en elementos estratégicos totalmente contrarios a los que se han utilizado en las políticas de reforma educativa de la mayor parte de países occidentales, lo que suele provocar perplejidad y cierta incapacidad para aprender de esta experiencia. Así, en Finlandia la competencia (entre estudiantes y entre centros), la evaluación y la búsqueda de la excelencia (o la calidad) han sido, de algún modo, desterradas de su sistema educativo. Por otra parte no se concentran en las competencias consideradas básicas y "fuertes" (como matemáticas y lengua) y dedican mucho tiempo a actividades de aprendizaje activo individual y en equipo basadas en "hacer".

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Por otra parte, en Finlandia se cuida especialmente la educación no universitaria, y en particular los primeros años de vida escolar. Los profesores cuentan con una elevada reputación social, excelentes condiciones laborales - léase también económicas- y una gran responsabilidad (lo que provoca un elevado grado de involucramiento y un alto esfuerzo en su propia formación).

Hablar sobre las taras del sistema educativo ecuatoriano se vuelve inoficioso, ya todos sabemos que existe un centralismo miserable, políticas macro métricas y anacrónicas y por tanto caducas en todo sentido.

A pesar de haber engendrado en su seno a NOKIA como una de las compañías de telefonía celular móvil y estática más grande del mundo las delegaciones extranjeras se sorprenden cuando ven que no disponen de un computador por niño; tras los buenos resultados no hay una cuestión tecnológica sino una cultura por la educación.

Esa cultura de la educación pasa por “la confianza”. Las autoridades y las familias confían en los profesores y en los directores de escuela. Los profesores, a su vez, confían en sus alumnos, pues –y aquí viene otro factor clave- hay en ese país una “ética del trabajo”; una formación que hace que todos partan de una base bien importante al momento de relacionarse: que, cada cual desde su posición, va a intentar dar lo mejor de sí. Y se va a preparar para eso.

Por: Bolivar Jibaja Osorio