Educacion sin escuela como forma de desobediencia civil - Carlos Andrés Muñoz López

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Educación sin Escuela como forma de Desobediencia Civil Relaciones filosóficas y jurídicas de la educación y la objeción de conciencia Carlos Andrés Muñoz López Profesor-investigador de la Universidad Libre [email protected] Resumen Describir los vasos comunicantes entre la desobediencia civil y la práctica de la Educación sin Escuela es el objetivo general del presente escrito. Para lograr lo planteado, empezaré dando un breve panorama de la asimilación jurídica y filosófica del Estado frente a la educación; partiendo de ahí, analizaré los potenciales peligros jurídicos de los que educan sin Escuela en el Colombia; argumentando cómo los que practican la Educación sin Escuela se ven obligados a incumplir la ley al plantearse esta misma en términos difusos. Así las cosas, si incumplen la ley pueden estar en derecho si optan hacerlo bajo la figura interpretativa de la objeción de conciencia. Palabras clave: Objeción de conciencia; educación; ley; derecho. 1 | Página

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Educación sin Escuela como forma de Desobediencia Civil Relaciones filosóficas y jurídicas de la educación y la objeción de conciencia

Carlos Andrés Muñoz LópezProfesor-investigador de la Universidad Libre

[email protected]

Resumen

Describir los vasos comunicantes entre la desobediencia civil y la práctica de la Educación sin Escuela es el objetivo general del presente escrito. Para lograr lo planteado, empezaré dando un breve panorama de la asimilación jurídica y filosófica del Estado frente a la educación; partiendo de ahí, analizaré los potenciales peligros jurídicos de los que educan sin Escuela en el Colombia; argumentando cómo los que practican la Educación sin Escuela se ven obligados a incumplir la ley al plantearse esta misma en términos difusos. Así las cosas, si incumplen la ley pueden estar en derecho si optan hacerlo bajo la figura interpretativa de la objeción de conciencia.

Palabras clave: Objeción de conciencia; educación; ley; derecho.

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Esbozaré la comprensión de la educación sin escuela y, por otro lado, la educación institucionalizada para después explicar la objeción de conciencia y sustentar desde ahí la acción de esta figura para los educandos sin escuela como desobedientes civiles.

1. Educación sin supuestos

El principio básico de la educación es aprender a ver, a interpretar, a valorar, a transformar y a imaginar lo que nos es dado en el mundo; dichas capacidades de cualquier hombre son en un comienzo irrenunciables, indelegables e intransferibles al conjugarse siempre en primera persona con un concepto de libertad y autonomía: yo soy el que veo, el que interpreto, el que valoro, el que transformo e imagino lo que nos es dado. Ahora bien, por cuestiones culturales hemos agregado supuestos a nuestra capacidad de aprender. Quizá el mayor supuesto termina siendo la necesidad de que nos enseñen, necesidad representada en el maestro que se institucionaliza a través de la figura de Escuela.

El maestro como figura preponderante en la educación hace que tomemos de forma natural la existencia de alguien que enseñe con formas de autoridad marcadas. Con esta autoridad aparece Homo Educandus (el hombre capaz de ser educado), - lo hemos tratado sin nombrarlo en el escrito- el cual, según Illich empieza cuando aparece la educación como necesidad básica humana y se consolida con Jan Amos Komenský o mejor conocido como Comenius -el padre de la pedagogía-, por consiguiente, antes cuando solo en el hombre estaba la necesidad básica de la educación, podría perfectamente educarse, ahora, con la pedagogía se suprime esto para abanderar la necesidad de ser educado. Así, la educación del hombre es una cuestión inherente al mismo, por ello un hombre se educa mediante muchas maneras y de pendiendo de cada época (Fullat, 1992), en razón de esto con Comenius inicia una nueva etapa, la del Homo Educandus.

Actualmente la extensión de la educación tiene como consecuencia el imponer -como ya lo habíamos anotado- una sola cultura, adueñarse de la posibilidad de educarse o ser educado al Homo Educandus, he ahí donde se denota con más fuerza el Homo Educabilis (el capaz de educar). Ahora bien, de la mano de la extensión de la Escuela se ha venido la interiorización de la misma generando muchas veces –como lo hemos expuesto- una servidumbre voluntaria que Etienne de la Boétie nos referenciaba nombrando muchos factores influyentes en esta, y uno de los más influyentes es la educación.

Con la consolidación de Homo educandus viene el termino escolaridad al análisis el cual lo defino desde el concepto Escuela, y esta a su vez la entiendo como la entendía igualmente Iván Illich –algunos lo llaman padre de la teoría desescolarizada1-: “el proceso que especifica edad y se relaciona con maestros, y exige asistencia a tiempo completo a un curriculum obligatorio” (Illich, 1975 pág. 42). Escolaridad entonces, vendría siendo los procesos de enseñanza-aprendizaje donde estén las características 1 Lo establece Marcela Gajardo en su artículo, Iván Illich. Perspectivas: Revista trimestral de educación comparada. UNESCO. París: .Oficina Internacional de Educación. 1993. vol. XXIII, nos 3-4, págs. 808-821

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de la Escuela nombradas por Illich. Por otra parte, definiremos Educación como el conjunto de formas y/o procesos de enseñanza-aprendizaje dirigidos a una adquisición de destrezas o un desarrollo intelectual y ético.

Al interiorizar la educación en forma de Escuela .escolarización, hay un reto por partida doble a cargo de los que luchan contra esta institución, ellos son:

1. Ante lo establecido, podríamos ser capaces de renunciar a esta cultura y cumplir la bella premisa de Friedrich Nietzsche de ser “lo suficientemente culto como para valorar bastante poco su cultura, para poderla despreciar incluso” (Nietzsche, 2000 pág. 29), tratar de arrancarnos la Escuela del interior y renunciar a la cultura conforme a la época, pues esta solo quiere aprovechar el momento. Igualmente, deberíamos rechazar todo intento por unificar la cultura, y si no se llegaré hacer esto, auguro el amar la servidumbre sin darnos cuenta, pues la unificación de la cultura hace desaparecer la emancipación intelectual; simplemente no veremos alteridad en la educación con la Escuela, sino prácticamente los trataremos como sinónimos.

Nietzsche nos advierte sobre lo peligroso de concebir una sola cultura, y esto provocará el no desprecio por uno mismo, pues si hay solo una concepción no hay con cual compararse, por ello, no hay desprecio; a esto llamará Nietzsche, el último hombre. Adaptando las circunstancias, afirmo, que la sociedad de hoy en día se encuentra en camino de la última cultura, -se dice última no como un término cuantitativo y no cualitativo-. “Llega el tiempo del hombre más despreciable, el incapaz de despreciarse a sí mismo… ¡Mirad! Yo os muestro el último hombre” (Nietzsche, 2005)

2. Al unísono del punto anterior, debemos hacer una reflexión respecto al sin número de factores en contra de la emancipación intelectual, y como producto de la reflexión se establece un interrogante, este sería: ¿nos queda entonces resignarnos, ser pesimistas?, y a mi criterio se debería responder: ¡de ninguna manera!, pese a todo lo ocurrido, estaremos en pie de lucha y, si no me creen, permítanme citar entonces a Sartre: “Lo importante no es lo que hacemos de nosotros mismos, sino lo que nosotros mismos hacemos de lo que han hecho de nosotros”. ¡Ah! Si no les gusta Sartre y les repele su existencialismo y ateísmo, nombremos entonces a Florence Nightingale la famosa enfermera y escritora de Florencia que se sentía inspirada por Dios, ella nos decía: “Lo importante no es lo que nos hace el destino, sino lo que nosotros hacemos de él”. Y así como lo han dicho estas dos personas podría demorarme toda una tarde en citas donde nos invitan a reafirmar esta vida pese a todas las dificultades, he ahí nuestro carácter, nuestra templanza, pues estos actúan frente a los que nos quieren matar, -ya sea en vida o intelectualmente-, y si le sobrevivimos nos tornaremos indefectiblemente más fuertes. (recordemos a Nietzsche).

2. La objeción de conciencia y la desodediencia civil

1. Objeción de conciencia y desobediencia civil

La premisa que pregona que la ley de las mayorías puede producir una afectación a minorías -y generar lo que llama Jacques Rancière, un odio a la democracia- es la que

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impulsa a decir que constituidos los principios de justicia, estos principios son mayores al principio de mayoría, en el caso de Rawls el de la libertad y el de la igualdad.

Ante este panorama nace la desobediencia civil, las condiciones de constitución que posee son las siguientes características:

a) Es un acto público. El deseo de la insatisfacción debe manifestarse públicamente.

b) Es un acto político, antes que cualquier motivación. La desobediencia civil según Rawls es política por la concepción de justicia que se debe invocar para recurrir a ella. La justicia tiene de por sí un carácter de mirar al otro y no es egoísta pues está en marco constitucional, apelando a una concepción y principios dados en ese marco. Y sienten que no se respetan los marcos de cooperación social expresados en los principios de justicia ‹‹una minoría lleva a la mayoría a considerar si desea que sus actos se tomen de ese modo o si, en vista del común sentido de justicia, desea admitir pretensiones de la mayoría›› (Rawls,2012, pág. 163).

c) Es propia de minorías. Ha sido concebido esencialmente para proteger a las minorías de la mayoría legislativa, que ante su gran poder puede llegar a vulnerar derechos de las minorías. Si llegase ver vulnerados a la mayoría del pueblo es mucho más fácil para ellos accionar instrumentos jurídicos para pretender cambiar el foco de afectación legal que los avasalla y por lo tanto es difícil que se llegue a esta instancia.

d) Es acto no violento. Al no ser violenta, un arresto o castigo se acepta sin resistencia física. Esa no violencia puede repercutir en activismo cultural, en la cual por medio de la poesía, literatura, acciones simbólicas y el humor ponen de manifiesto y sacan a la palestra pública de diferentes formas el error de mantener la norma específica y la afectación que a la minoría le produce. Estas acciones intentan dejar ver el absurdo de la ley o el programa, el humor por ejemplo, va más allá y lo que hace es dejar en ridículo a otro, en este caso a la ley o el programa de gobierno. Rawls nos dice que actuar siendo conscientes que podemos ser castigados, y aceptar el castigo le da credibilidad a la causa. Pero es inaceptable que uno tenga que sufrir un castigo por algo injusto. Rawls vacila en si hay violencia o no, pero si establece que es pacífica y acepta el castigo por que prefiere manifestarse que el miedo a la represión. ‹‹La desobediencia civil es no violenta en el sentido adicional de que se acepta el castigo legal por las propias acciones y (al menos por el momento) no se contempla la posibilidad de resistencia›› (Rawls, 2012, pág. 164)

Se distingue entonces la no violencia como principio pacifista o religioso. Dice Rawls que la conexión no es estrictamente necesario, pero no aclara porqué, solo dice que se apelan a los principios de justicia. Quizá se refiera al movimiento específico que se originó en el 68 más que a cualquier otra cosa.

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Al final Rawls dice que si se hacen oídos sordos reiteradamente estaría justificada la violencia y la resistencia en un régimen democrático, pero ya no serían desobediencia civil u objeción de conciencia.

‹‹ Más aún, al tomar parte en actos de desobediencia civil, no renuncia uno indefinidamente a la idea de resistencia violenta; pues si repetidamente se hacen oídos sordos a la apelación contra la injusticia, entonces la mayoría ha declarado su intención de invitar a la sumisión o a la resistencia, y es concebible que esta última pueda estar justificada incluso en un régimen democrático. No se nos exige que aceptemos el quebrantamiento de libertades fundamentales por mayorías democráticas que se han mostrado ciegas a los principios de justicia en los que descansa la justificación de la constitución›› (Rawls, 2012, pág. 164)

e) Es hecho a conciencia. Desde Kant podemos afirmar que el hombre por más determinaciones de la naturaleza y del entorno que pueda llegar a tener, siempre en última instancia podrá decidir su propio camino para actuar. En el filósofo de Königsberg, esa última instancia es la razón pura; actualmente no solo es considerada la razón sino que hay una conciencia en la cual el sujeto por medio de unas razones racionales y no racionales decide actuar o no de cierta manera, el último tribunal del hombre es la conciencia. Que dicho sea de paso, es marca indeleble en la personalidad y es una actitud demostrable por ciertas conductas sostenidas a través del tiempo.

f) Es contraria a la ley. La acción debe ser en contra de una ley específica o un programa de gobierno, no de cuestiones abstractas. De esta manera se genera una especificidad en el determinar la afección y lo que afecta.

g) Es realizada con la intención de provocar un cambio de política o regla de gobierno2. No necesariamente se le exige al desobediente civil un proyecto de cambio o una ley alternativa, simplemente que se tenga la intención de cambiarla sustentada en una especie de argumentación que demuestre la afectación.

h) Reivindica los principios de Justicia. En la desobediencia civil se ataca una ley y se argumenta que esta misma, aparte de afectar a una minoría, conceptualmente va en contra de los principios de justicia. Por ello, la argumentación debe basarse prácticamente en la incompatibilidad de la ley o programa de gobierno con los principios de justicia. Es por esta razón que Rawls considera que recupera autoridad tras una desobediencia civil pues se fortalece de una u otra manera el sistema jurídico, Habermas llamaría en Facticidad y Validez un sistema de autoreferencialidad, pese a que la desobediencia civil está en el límite fronterizo de la legalidad y la ilegalidad.

2 El mismo Rawls dice que se basa en la definición de desobediencia civil de H. A. BEDAU. Vid. En su actículo <<On Civil Disobedience>>, en Journal of Philosophy (1961)

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i) Es el último recurso para llegar al cambio. La desobediencia civil debe ser considerada como una excepción, debido a que, se deben agotar todas las vías democráticas y gubernamentales para recurrir a ella.

Cuando se nos exige obedecer reglas injustas en pro de protección de la constitución. La desobediencia civil y objeción de conciencia son dos instituciones en donde la persona respetando a la autoridad se niega por motivos de conciencia a obedecer las reglas. Son dos instituciones distintas y Ralws mismo aclara que la distinción puede no ser nítida en algunos casos y tenderían a ligarse. Los une a las dos es que no están dispuestas a acatar la regla porque si obedecen estarían violentando su conciencia. La desobediencia civil es un acto político dirigido al sentido de justicia de la comunidad, no apelamos a doctrinas religiosas o personales, sino a la justicia comúnmente compartida público, con el sentido o propósito de cambiar la ley o en los programas de gobierno. La objeción de conciencia son de razones personales, y reconocen que no existen bases para una comprensión mutua, es pesimista en el sentido de querer cambiar la ley pero busca ayudar dar eficientemente un método de interpretación que me garantice una excepcionalidad en la no aplicación de la norma.

3. Objeción de conciencia y Educación sin Escuela

Bien se puede explicar la equiparación por razón de un descuido no provocado por el Estado, pues simplemente este ignoraría otras formas de educación que están fuera del marco de la escolaridad y se asumiría por tanto, la aplicación y atención a este asunto solo cuando el Estado se informe sobre las formas alternas de educación. Pese a lo anterior, esta argumentación tendría varios puntos en contra, pues es generada en la omisión de un deber del Estado, en donde este debe estudiar a profundidad la realidad del país para generar políticas inclusivas, más si se tiene referenciado el respeto a una minoría como factor fundamental en el mantenimiento de una Democracia y, por ende, de la libertad, así Giovanni Sartori cita a lord Acton: “(1955, p. 56): “La prueba más segura para juzgar si un país es verdaderamente libre, es el quantum de seguridad de la que gozan las minorías”” (Satori pág. 38). Por lo anterior, no podría ser sostenible firmemente esta excusa -que es el pretexto común- por un tiempo mínimo. Igualmente, la protección a las minorías deja sin piso el fundamento de muchos funcionarios, los cuales dicen no proteger esta población con el argumento de la escasa población que educa de manera desescolarizada y, por ello, la imposibilidad de destinar algún esfuerzo sobre la temática.

Pasamos en este momento -ya descartando una hipótesis un poco ilusa y optimista- a la otra tesis, la cual la llamaré: Un descuido con pretensiones. Explico acá cómo detrás de un aparente descuido se esconde un entramado político para sustentar todo un régimen, bajo una específica forma de dominación de masas. Para empezar podemos encontrar una confusión entre lo cualitativo y cuantitativo pues, la relación –en mi opinión- de estas dos palabras pasa por estar en subordinación, más no equiparación de la palabra educación con la Escuela. La cualidad es la primera y la cantidad es la segunda, además, hay una infinidad de métodos en educación, pero la Escuela solo es uno de esos métodos. Lo anterior lo sabemos muy bien y bastaría con solo comparar las definiciones que proporcioné de las dos palabras, y de la misma manera en el ámbito práctico, se constata en las reflexiones sobre la política educativa del periodo

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2002-2010 en Colombia, realizadas por el ministerio de Educación Nacional, y condensadas en un documento titulado ‘Revolución Educativa 2002-2010 acciones y lecciones’ (Educación, 2010). A lo largo de todo el documento, comprobé una indiferenciación de las dos palabras, bastaría con abrirla en cualquier página para verificar el uso indistinto.

Recordemos de igual manera, y para mejor comprensión de lo expuesto que, lo cuantitativo no sobrevive sin lo cualitativo, por ello la forma de utilización de las estadísticas de escolarización de los diferentes informes del Gobierno se muestran como si fueran cualidad, por consiguiente, se reemplaza a la palabra educación por escolaridad, como si el éxito de la educación en Colombia se limitara al porcentaje de personas vinculadas a la Educación regida por parámetros estatales. En este mismo sentido, la cantidad sin cualidad tan solo muestra datos y conceptos frívolos, huecos y sin sentido alguno respecto a los propósitos de una sociedad. Se muestra como avances en educación la escolarización; campañas donde nos llenan de datos, significando recursos a la Escuela, etc. Y añadido a todo ello, diseñan de la misma manera solo un camino para seguir a través de estas políticas.

Como respuesta al planteamiento anterior, el Gobierno perfectamente nos puede formular la objeción de ser ellos promotores de la libertad de cátedra, además permitir crear libremente Escuela (Colegios, Universidades) con tendencias ideológicas totalmente distintas a las del Gobierno. Para responder a esto, rememoremos también, que la apariencia es muchas veces necesidad de la esencia de manifestarse, de mostrarse así3. Sin embargo, muchas veces falla nuestra interpretación o falla la misma esencia en mostrarse así, pero, este caso es diferente, lo interesante acá es hacer entender que si bien esta es la apariencia del Gobierno –dar libertad de cátedra, etc.- la esencia se deja ver en un efecto “embudo”, cuando en un principio se muestra en una amplitud, pero restringe su amplitud a una estrechez mínima, esta estrechez en el argumento del caso que nos convoca serían las pruebas de control de educación realizadas por el Estado (pruebas ICFES o Saber Pro).

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