Efectos de La Crisis en Argentina

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Efectos de la crisis en Argentina En efecto, los pases centrales trasladaron las consecuencias de la crisis hacia las naciones perifricas como la Argentina. Ellos fijaban los precios de nuestros productos y decidieron bajarlos de manera considerable. Los pequeos productores que haban tomado prstamos hipotecarios para sembrar y pensaban pagarlos con el producto de las cosechas, pronto advirtieron que, por la rebaja unilateral de precios impuesta por EE.UU y Gran Bretaa, para ganar lo mismo tenan que producir y vender un 40 por ciento ms y absorber los costos que ello implicaba. La mayora no pudo enfrentar la situacin, sus campos fueron ejecutados y apropiados por los bancos, se arruinaron y tuvieron que dejar el campo en busca de oportunidades econmicas, no ya como propietarios sino como proletarios. Pero aun seria la situacin de los peones de estos campos: familias enteras comienzan a migrar hacia las ciudades, expulsadas por el hambre. En la ciudad comenzaban a aparecer las industrias, no como producto de un plan industrial, sino como una respuesta a la falta de divisas para comprar los productos importados. Va creciendo as la industrializacin para sustituir las importaciones. Sern estas fbricas las que comiencen a demandar la mano de obra y a ellas se dirigirn los miles que llegan desesperados desde el campo. Nadie quiere a los recin llegados. Las clases medias y altas se horrorizaban por tener que compartir una ciudad que antes pareca pertenecerles. Los gobiernos conservadores no encararon ningn tipo de poltica social ni de vivienda, y as, ante el desamparo, irn apareciendo las primeras villas miseria, como la llamada Villa Desocupacin, de Retiro. Villa Desocupacin, no estaba sola. En Puerto Nuevo floreci el Barrio de las Latas, y Buenos Aires comenz a poblarse de viviendas precarias e insalubres. En 1932 el gobierno del general presidente, apellidado paradjicamente Justo, erradic la Villa Desocupacin porque le daba mal aspecto a la capital, sin darles ningn nuevo destino a sus ocupantes que quedaron a la intemperie. La desocupacin, es decir, la excesiva oferta de mano de obra y su escasa demanda, llevo a una rebaja muy fuerte en los salarios y al empeoramiento de las condiciones de trabajo. A los privilegiados que conseguan o mantenan sus trabajos, se les redujeron los sueldos y se les aumentaron las horas de trabajo, y, como suele suceder, se incumplieron las pocas leyes laborales vigentes en aquel momento. Creci la incorporacin de nios al mercado de trabajo, donde eran explotados salvajemente. La Argentina de comienzos de los treinta presentaba una dramtica realidad social. La miseria, endmica en muchas zonas del pas, se haba agravado con la crisis y la desesperacin, y haba empujado a muchos a trasladarse a los centros urbanos. Las ciudades no estaba preparadas para semejante migracin y se sucedieron problemas de servicios, habitacionales y de transporte ante la pasividad enervante de un Estado ausente en todo lo que tuviera que ver con el bienestar de la poblacin. Por aquellos aos crecieron ndices preocupantes, como la tasa de suicidios, la mortalidad infantil, las muertes por causas evitables y las llamadas enfermedades sociales, y se increment notablemente la actividad delictiva, no solo en las esferas gubernamentativas sino tambin en las calles. La inseguridad acechaba a los argentinos. Una inseguridad que superaba el margen de la seguridad personal, de ser vctima de un asalto o crimen. Una inseguridad que comenzaba para la mayora por no saber qu iba a ser de ellos al da siguiente, dnde iban a vivir, qu iban a comer, cmo iban a educar a sus hijos, cmo se iban a vestir, cmo se iban a curar, dnde y cmo iban a conseguir trabajo. Aquella inseguridad iba a comenzar a buscar certezas en la lucha por terminar con la miseria y la injusticia y, a pesar de las persecuciones, las torturas, los fusilamientos y las amenazas de despido, el movimiento obrero presentara duras batallas por su dignidad y se abrir nuevos camino hacia nuevos destinos.

El Estado Benefactor En la Argentina, la intervencin del Estado en la economa se limit a preservar la taza de ganancia y a asegurarles a los sectores econmicamente ms poderosos de la sociedad el mantenimiento de su nivel de vida, abandonando a su suerte a las grandes mayoras populares. No hubo planes de vivienda no de fomento del empleo, no se construyeron en los niveles mnimamente necesarios hospitales ni escuelas, ni se realizaron campaas nacionales de medicina preventiva. A pesar de que el pas estaba empezando a producir sus propios productos manufacturados (I.S.I.), subsista en la estrecha y mezquina mente de los beneficiarios de aquel sistema la visin de que la situacin econmica y social del trabajador local careca de importancia porque no era un potencial consumidor de los productos que produca. El periodo presidencial de Agustn B. Justo inici esta oleada interventora estatal con el Pacto Roca - Runciman, que oblig al Estado Nacional a renunciar a fondos imprescindibles para el desarrollo nacional y transferirlos a los sectores ms concentrados de la economa, va extensiones impositivas y otras prebendas. El Estado intervino en beneficio de la Compaa Hispano Argentina de Electricidad (CHADE), regalndole a cambio de notables coimas a funcionarios y legisladores, lujosos edificios e instalaciones, otorgndoles subsidios millonarios y perdonndole deudas, que de haber sido cobradas y de haber existido un gobierno decente, se hubiese podido aplicar para paliar la desesperante situacin de millones de argentinos.

El Informe Palacios Este fue el informe que realiz el doctor Alfredo Palacios: El paludismo es endmico en Tucumn, Salta y Jujuy; el tracoma ha invadido Santiago del Estero, Tucumn, Salta y Corrientes; la tuberculosis, el alcoholismo y las avariosis se han difundido en todo el pas; el bocio y el cretinismo endmico se desarrollan en el Norte, produciendo una situacin angustiosa. La mortalidad infantil de 0 a 1 ao da ndices alarmantes llegando a cerca del 300 por mil, y los nacimientos disminuyen, agravando el desierto que nos invade por todas partes. Y como si eso no fuera suficiente, la caravana dolorosa de millares y millares de nios, con los ojos sin luz, con el pecho enjuto, desnutridos, miserables y enfermos, se arrastra por las campaas argentinas llenas de sol. Estos nios son argentinos, hijos de argentinos, nietos de argentinos, bisnietos de argentinos y muchos de nosotros seores senadores, hemos venido ayer.

Crnica de un golpe anunciado El golpe que el 6 de septiembre de 1930 derrocara al presidente constitucional Hiplito Yrigoyen vena siendo anunciado mucho antes de que Leopoldo Lugones exaltara la hora de la espada. En ese discurso el prestigioso poeta llamara al Ejrcito esa ltima aristocracia a tomar las riendas, y la conspiracin sentara precedentes que lamentablemente iban a hacer escuela en la Argentina. Los golpistas del futuro aprendieron en el 30 que la cosa deba empezar con el desprestigio del gobierno y el sistema a travs de una activa campaa de prensa; asimismo, lograr la adhesin y el auxilio econmico de los grandes capitales nacionales y extranjeros a cambio de entregarles el manejo de la economa; rebajar los sueldos y pedir sacrificios a los asalariados que luego se traduciran en una hipottica prosperidad; las arengas deban ser fascistas pero el Ministerio de Economa sera entregado a un empresario o gerente liberal al que no le molestaran mucho los discursos y las actitudes autoritarias, a un liberal al que lo tuvieran sin cuidado el respeto a los derechos humanos y todos aquellos derechos impulsados justamente por el liberalismo. Para que quede claro, un liberal argentino, en los trminos de la genial definicin de Alberdi: Los liberales argentinos son amantes platnicos de una deidad que no han visto ni conocen. Ser libre, para ellos, no consiste en gobernarse a s mismos sino en gobernar a los otros. La posesin del gobierno: he ah toda su libertad. El monopolio del gobierno: he ah todo su liberalismo. El liberalismo como hbito de respetar el disentimiento de los otros es algo que no cabe en la cabeza de un liberal argentino. El disidente es enemigo; la disidencia de opinin es guerra, hostilidad, que autoriza la represin y la muerte. Tambin haba que prometerle al pueblo orden y seguridad, y al asumir era importante meter miedo. Prohibir la actividad poltica y sindical; intervenir las provincias y las universidades; decretar la pena de muerte; detener, torturar y asesinar a los opositores y al mismo tiempo hacer una declaracin de profunda fe catlica y de pertenencia al mundo occidental y cristiano; dejar en suspenso la duracin del gobierno militar (incluso, si se quiere, se lo puede llamar provisional) y, finalmente, en pago de tantos sacrificios, en nombre de la patria y la honestidad, hacer los ms sucios y descarados negociados. Los lderes visibles del golpe de Estado en marcha eran los generales Jos Flix Uriburu y Agustn Pedro Justo, que si bien coincidan en la metodologa golpista para derrocar a Yrigoyen, mantenan importantes diferencias a la hora de ejercer el poder. Mientras Uriburu pretenda hacer una profunda reforma constitucional que terminara con el rgimen democrtico y el sistema de partidos y, as, implantar un rgimen de representacin corporativa, Justo planteaba el modelo de gobierno provisional que convocara a elecciones en un tiempo prudencial; prefera restablecer el clsico sistema de partidos con las restricciones que los dueos del poder creyeran convenientes, o sea, una democracia de ficcin y fraudulenta. Esto llev a que Justo permaneciera en un segundo plano durante los preparativos del golpe de Estado programado para el 6 de septiembre de 1930, pero no dej de presionar a Uriburu a travs de sus oficiales para introducir sus puntos de vista. No pocos oficiales y suboficiales se sumaron al golpe sin medir las consecuencias, sin tomar conciencia cabal del error gravsimo que estaban cometiendo. El golpe del 6 de septiembre de 1930 signific para la tradicional elite terrateniente exportadora la recuperacin, no del poder real, que nunca haba perdido, sino del control del aparato del Estado. Quedaba adems demostrado que el radicalismo, por su origen de clase y por sus enormes contradicciones internas, no haba podido o no haba querido conformar ni impulsar sectores econmicos dinmicos modernos que pudieran disputarle el poder al tradicional sector terrateniente. El golpe termin tambin con la alianza que haba comenzado en la Revolucin de 1890 entre una parte de aquella elite y los sectores medios, que en un principio apoyaran el golpe del 30 porque pensaban que los inclua entre los beneficiarios del asalto al poder y las arcas pblicas; sin embargo, pronto se dieron por enterados en carne propia, como ocurrira con todos los golpes de Estado posteriores, que les agradecan los servicios prestados, pero que no estaban invitados a la fiesta. La elite volvi a tener la posibilidad de marginar polticamente como antes de la sancin de la Ley Senz Pea a los sectores sociales que vena marginando social y econmicamente desde siempre. La vuelta al fraude electoral alejaba a las mayoras populares de la posibilidad de decidir sus destinos; la sociedad se preparaba para los grandes cambios que se avecinaran a mediados de los aos 40. Pero para eso faltaba mucho tiempo, mucho sufrimiento y mucha lucha. Estaba comenzando una dcada claramente infame.

Los ms perjudicados de la dcada infameEn la Argentina de la Dcada Infame los ms perjudicados son los nios. A continuacin para dar argumento a esta proposicin se citar el informe del doctor Alberto Ortiz, quien describir la situacin de los nios en el norte argentino.