Ejemplo de Secuencias Incrustadas

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4 LA CRISIS EDUCATIVA El otro teorema de Pitágoras: ¿educar o castigar? Publicado el 24 de Septiembre de 2010 Por Victoria Donda Diputada de la Nación por interbloque Proyecto Sur. Propongo pensar al Estado como el primer actor en violar el derecho a la educación, al no garantizar condiciones edilicias óptimas, presupuesto educativo y becas para los estudiantes. BASE TEXTUAL SECUENCIA DOMINANTE: ARGUMENTATIVA La educación es el motor fundamental para el progreso de una sociedad y la escuela es el medio de desarrollo pleno de los sujetos. Según declaraciones de la ONU, la educación es primordial “para el desarrollo íntegro de las personas y base necesaria de cualquier proceso de democratización de una sociedad”. Esto cobra vital importancia en América Latina la región más desigual del mundo, porque es justamente la educación el pilar imprescindible “para cerrar las brechas de la exclusión y posibilitar la cohesión social en la región”, tal como destacó recientemente la Cepal. No por casualidad, las constituciones latinoamericanas le otorgan un lugar de jerarquía al derecho a una educación de calidad. Algunas lo ligan al ideal de principios democráticos que deben inspirarla. Otras lo relacionan directamente con el respeto a los Derechos Humanos. Para todas, en definitiva, la educación es un igualador de oportunidades. Por esto es necesario que se articule la política educativa con el resto de las políticas de Estado. Como ya manifesté desde la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de la Nación, el acceso a una educación de calidad forma parte de los Derechos Humanos básicos de todos los hombres y mujeres. Además de ser en sí misma un derecho, la educación es una de las columnas esenciales de la sociedad. Para decirlo en otras palabras: en la educación, la Argentina se juega el futuro. Sólo podremos tener un desarrollo democrático pleno y auténtico si los distintos gobiernos solucionan la crisis educacional en curso. ¿Dónde se dará, sino en la escuela, el desarrollo de la personalidad, de las facultades intelectuales, emocionales y físicas de los sujetos? EL CASTIGO PORTEÑO. Por todo lo anterior, la crisis que atraviesa la educación en la Argentina, con la situación actual en la Ciudad de Buenos Aires como su máxima expresión, merece el más enérgico llamado de atención. Esta preocupación radica, por lo menos, en dos aspectos fundamentales. Primero, al analizar objetivamente las partidas presupuestarias aplicadas por el PRO durante su gestión en áreas sensibles que hacen al bienestar y desarrollo de los porteños; y segundo, al escuchar las desacertadas reflexiones tanto del jefe de gobierno, Mauricio Macri, como de su ministro de Educación Esteban Bullrich y de otros funcionarios de la plana mayor de la ciudad. Con respecto al aspecto presupuestario, basta con mencionar que desde 2008 hasta aquí la educación en el distrito más rico del país ha sufrido un recorte del 60% en su presupuesto, pasando de $ 310 millones

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LA CRISIS EDUCATIVA El otro teorema de Pitágoras: ¿educar o castigar? Publicado el 24 de Septiembre de 2010

Por Victoria Donda Diputada de la Nación por interbloque Proyecto Sur. Propongo pensar al Estado como el primer actor en violar el derecho a la educación, al no garantizar condiciones edilicias óptimas, presupuesto educativo y becas para los estudiantes.

BASE TEXTUAL

SECUENCIA DOMINANTE: ARGUMENTATIVA

La educación es el motor fundamental para el progreso de una sociedad y la escuela es el medio de desarrollo pleno de los sujetos. Según declaraciones de la ONU, la educación es primordial “para el desarrollo íntegro de las personas y base necesaria de cualquier proceso de democratización de una sociedad”. Esto cobra vital importancia en América Latina –la región más desigual del mundo–, porque es justamente la educación el pilar imprescindible “para cerrar las brechas de la exclusión y posibilitar la cohesión social en la región”, tal como destacó recientemente la Cepal.

No por casualidad, las constituciones latinoamericanas le otorgan un lugar de jerarquía al derecho a una educación de calidad. Algunas lo ligan al ideal de principios democráticos que deben inspirarla. Otras lo relacionan directamente con el respeto a los Derechos Humanos. Para todas, en definitiva, la educación es un igualador de oportunidades. Por esto es necesario que se articule la política educativa con el resto de las políticas de Estado. Como ya manifesté desde la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de la Nación, el acceso a una educación de calidad forma parte de los Derechos Humanos básicos de todos los hombres y mujeres. Además de ser en sí misma un derecho, la educación es una de las columnas esenciales de la sociedad. Para decirlo en otras palabras: en la educación, la Argentina se juega el futuro. Sólo podremos tener un desarrollo democrático pleno y auténtico si los distintos gobiernos solucionan la crisis educacional en curso. ¿Dónde se dará, sino en la escuela, el desarrollo de la personalidad, de las facultades intelectuales, emocionales y físicas de los sujetos? EL CASTIGO PORTEÑO. Por todo lo anterior, la crisis que atraviesa la educación en la Argentina, con la situación actual en la Ciudad de Buenos Aires como su máxima expresión, merece el más enérgico llamado de atención. Esta preocupación radica, por lo menos, en dos aspectos fundamentales. Primero, al analizar objetivamente las partidas presupuestarias aplicadas por el PRO durante su gestión en áreas sensibles que hacen al bienestar y desarrollo de los porteños; y segundo, al escuchar las desacertadas reflexiones tanto del jefe de gobierno, Mauricio Macri, como de su ministro de Educación Esteban Bullrich y de otros funcionarios de la plana mayor de la ciudad. Con respecto al aspecto presupuestario, basta con mencionar que desde 2008 hasta aquí la educación en el distrito más rico del país ha sufrido un recorte del 60% en su presupuesto, pasando de $ 310 millones

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asignados en 2008 a $ 120 millones para 2010. El panorama, ya de gravísima dimensión, se corona cuando observamos que existe una alarmante subejecución presupuestaria. De hecho, a mitad del año en curso sólo se ha utilizado el 7% del dinero asignado para infraestructura escolar. También es importante señalar en este punto –y reafirmando un planteo de la Cepalque subraya que “en América Latina la educación difiere mucho entre la pública y la privada”– que, sólo en 2009, los colegios privados porteños fueron subsidiados con $ 700 millones.

SECUENCIA SECUNDARIA, INCRUSTADA: DESCRIPTIVA. RELACIONADA CON LA SECUENCIA ENVOLVENTE O MARCO POR MADIO DE LA RELACIÓN DE DEPENDENCIA.

Por su parte, la otra arista del conflicto, y tan preocupante como la anterior, se manifiesta con las declaraciones vertidas por los funcionarios macristas desde el comienzo de las protestas de los estudiantes. Estos jóvenes representan, según la visión del líder del PRO, a una “pequeñísima minoría dentro de todo el sistema educativo, que ingresan a la política de mala manera”. No obstante, el jefe de gobierno porteño reconoció que “si bien el derecho a protestar existe, nunca se lo puede hacer violando el derecho de las otras personas”. Es una ecuación reduccionista, de la cual se ocuparon reconocidos y prestigiosos constitucionalistas y ya no hace falta ahondar en este momento. Sí propongo, en cambio, pensar al Estado como el primer actor en violar el derecho a la educación al no garantizar condiciones edilicias óptimas, presupuesto educativo y becas para los estudiantes. Aquí encontramos un excelente disparador para enriquecer y cambiar el eje del debate, en lugar de criminalizar a los estudiantes que reclaman y acudir a esquemas simplistas como los utilizados por el ministro Esteban Bullrich cuando afirmó que son los estudiantes “los que tienen que salir del conflicto”. Y más grave aun, cuando remarcó: “Quiero pintores, quiero poetas, no quiero piqueteros que salgan de las escuelas.” ¿LA SOLUCIÓN? En las mismas escuelas que hoy se desmoronan, de niños, nuestras maestras nos enseñaron el teorema de Pitágoras. El triángulo rectángulo, la hipotenusa y los catetos: sus protagonistas. Todos lo recordamos. Hace 25 siglos, desde Grecia, fue el mismo Pitágoras el que sabiamente había proclamado otro teorema, acaso menos difundido en las escuelas pero igual de trascendente y muy aplicable en la Argentina actual: “Educa a los jóvenes y no será necesario castigar a los hombres.”

SECUENCIA SECUNDARIA, INCRUSTADA: NARRATIVA.

El paso al costado que debe dar el ministro de Educación porteño se hace imperioso, justamente porque viene demostrando que comprendió al revés este último teorema. Para la gestión macrista, castigar a los jóvenes es más redituable que apostar a su educación. Las acciones y las palabras así lo muestran. Este, en definitiva, es el otro teorema de Pitágoras cuya resolución es más compleja pero imprescindible para los que aún soñamos con una Argentina inclusiva, en la que sus jóvenes sean educados antes que castigados y tratados como lo que son: el futuro de un país digno y no la causa de esta Argentina excluyente.