El agente diplomático sueco Severin Lorich y su misión en la Gran Colombia (1823)

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Sobre la primera visita diplomática de Suecia a la República de Colombia

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Universidad de Estocolmo Instituto de Estudios Latinoamericanos

El agente diplomático sueco Severin Lorich

y su misión en la Gran Colombia (1823)

Informes de Investigación N° 64

Carlos Vidales Estocolmo Mayo 1991

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Mapa de la América del Sur, según un Atlas alemán de 1824. Las fronteras internacionales que entonces tenía la Gran

Colombia están marcadas con línea gruesa verde en el original.

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La Gran Colombia en 1824 (Detalle del mapa de la página anterior)

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Severin Lorich y su misión en la Gran Colombia

(1823)

everin Lorich (1789-1837), militar y diplomático, fue el primer agente de Suecia ante el gobierno de Colombia. Nació en Karlshamn, provincia de Blekinge, en el sur de Suecia. Ingresó en el ejército en 1810, obteniendo el grado de Teniente de

Granaderos dos años más tarde. En 1815, ascendido a Capitán, fue enviado a la colonia sueca de San Bartolomé, en las Antillas Menores, como jefe de un destacamento y permaneció en esa isla hasta mediados de 1816. Solicitó y obtuvo licencia para viajar por diversas regiones del Caribe y visitó los Estados Unidos.

En 1816, habiendo emprendido un viaje que lo llevaría a diversas regiones del mundo, llegó a Haití en los mismos momentos en que Simón Bolívar, con ayuda del presidente Alejandro Pétion, intentaba una nueva expedición libertadora sobre la Costa Firme después del terrible desastre de Ocumare. Bolívar permaneció en Puerto Príncipe desde septiembre hasta diciembre de 1816, y tuvo en ese período, al parecer, más de una conversación con Severin Lorich, quien escribió más tarde un informe para Bernadotte, del cual copiamos el fragmento que sigue:

El General Bolívar, enaltecido por un coraje brillante, por talento y por una constancia probada, amado por su noble carácter y por sus maneras dignas, ha sacrificado una muy grande fortuna por la causa de la Libertad. Obligado a retirarse de la Tierra Firme después de un desembarco fallido que le había atraído el descontento de los otros Jefes, se encontraba preparando una nueva expedición durante mi estancia en Puerto Príncipe. Desprovisto de recursos pecuniarios, muchos de sus oficiales dejaron de servirle. Persuadido de que los generales de los independientes harían mejor empleando algunos años en organizar una sola provincia, en lugar de recorrer vastos territorios con algunas centenas de soldados y un gran séquito de oficiales, hice notar al General Bolívar que, si todos los oficiales tomaban las armas y se ponían en filas junto a los soldados, se podría sorprender la ciudad de Santo Domingo y apoderarse de la parte española de la isla, para preparar allí operaciones más extensas; pero habiéndolo hallado dispuesto a retornar para volver a reunir a los Jefes que se habían quedado en la Costa Firme, me embarqué el 29 de octubre, aprovechando la ocasión que se presentó, de regresar a los Estados Unidos de América...1

Lorich tuvo también en esa oportunidad un encuentro con el español Francisco Javier Mina, organizador de una expedición para emancipar a México. Mina le ofreció el mando 1 Severin Lorich, Rapport sur ses voyages en 1816 et 1817 à Saint-Barthélemy, à Haïtí, aux Etats Unis de l'Amérique du Nord et en Egypte (Estocolmo, 30-05-1818), fragmento publicado por primera vez en francés por M. Mörner, 1960, pp. 4 a 9; traducido al español por mí y publicado en Varios Autores, 1983, pp. 83 a 85. El original se encuentra en KB (M. 298) y está dirigido "à Sa Majesté le Roi" (Cf. Swärd, 1949, p. 121).

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de su artillería, lo que el oficial sueco declinó. En realidad, ni la empresa de Mina ni la de Bolívar parecían prometer éxitos muy brillantes. Cuando Lorich habló con Bolívar, lo que se realizaba en Haití era un desesperado intento de reorganizar lo que quedaba de fuerzas republicanas, después de gravísimas derrotas y violentas disensiones. Pese a ello el Libertador logró infundir en la mente del sueco la convicción de su grandeza:

Bolívar ofrecerá por sus reiteradas empresas, aunque no llegue a ver el éxito, un ejemplo más vasto que aquel que podría dar si él redujese su gobierno militar a límites más estrechos,

escribió Lorich, reconociendo con ello que el escenario de Santo Domingo, que él había propuesto, era demasiado pequeño para lo que el caraqueño podía hacer.2

Entre fines de 1816 y mediados de 1818 viajó Lorich por distintos países, llegando hasta Egipto. El informe que escribió sobre sus viajes, que ya he citado, fue puesto a consideración del rey Carl Johan casi inmediatamente después de su coronación. Positivo fue sin duda el juicio del monarca, pues Lorich fue nombrado cónsul de Suecia en Philadelphia en 1818 y al año siguiente fue ascendido a Mayor, grado con el cual se separó de la carrera militar conservando el derecho de usar sus títulos y, como se verá más adelante, de reintegrarse a las filas cuando así lo deseare.

Para comprender mejor la relación que hay entre el informe de Lorich y su destinación a funciones consulares en América, debe tenerse en cuenta que en dicho informe sostuvo la conveniencia de comerciar con las nuevas repúblicas de Tierra Firme, utilizando la isla de San Bartolomé como base para la venta de productos suecos, en especial material de guerra, a los patriotas hispanoamericanos.3

Lorich debe haber tenido correspondencia, negocios o relaciones con colombianos en aquel período, pues en 1821 el conde sueco Federico Tomás Adlercreutz, recién incorporado al servicio de Colombia, escribía al gobernador de la isla de San Bartolomé, Johan Norderling, diciéndole que "sobre nuestro ministro en los Estados Unidos [Severin Lorich] he oído aquí muchísimas cosas; no se puede ser muy riguroso con él. Quien ha visto el mundo ha aprendido a no juzgar"4. Tal parece, por estas palabras, que no todos los interlocutores de Adlercreutz tenían buena opinión de Lorich o que, por alguna razón que desconocemos, Adlercreutz deseaba sugerir esa idea.

Ahora bien, en febrero de 1822 la corona sueca decidió enviar un agente a Colombia con el objeto de continuar de un modo más directo la negociaciones sobre acuerdos

2 Lorich, obra y lugar citados. He comentado con algún detalle este episodio en mi trabajo Bernadotte, San Bartolomé y los insurgentes de Tierra Firme, Estocolmo, LAIS, 1988, pp. 7 a 11.

3 Lorich, informe citado, p. 10 y ss. Cf. Swärd, 1949, p. 121.

4 F. T. Adlercreutz a J. Norderling, Santa Marta, 24-02-1821, RA/SB, vol. VII:B, despachos del Gobernador Norderling. Original en sueco. En el mismo expediente existe una traducción contemporánea al francés, que fue publicada en 1960 por Magnus Mörner en Quelques documents sur l'Emancipation hispano-américaine recueillis dans les archives suédoises, Estocolmo, LAIS. En la versión que aquí se presenta, hecha por mí, se ha traducido directamente del original sueco pero se ha cotejado con la mencionada traducción al francés.

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comerciales que desde hacía algún tiempo se mantenían con el representante grancolombiano en Londres, Francisco Antonio Zea, sobre cuyas gestiones no nos vamos a extender aquí. Bastará decir que los puntos ya discutidos con Zea se incluyeron en las instrucciones dadas al agente sueco, que debía preparar y realizar su viaje con el mayor secreto5. Para esa misión fue designado Severin Lorich, quien como ya hemos dicho era cónsul en Filadelfia y quien por entonces se hallaba ocasionalmente en Estocolmo6. Las órdenes secretas que se le dieron han sido resumidas así por Mörner:

Lorich debía viajar a Colombia, después de haber cumplido ciertas misiones en los Estados Unidos, y tan pronto como la estación del año fuese apropiada. Se le ordenó recoger allí todas las informaciones necesarias para los efectos de relaciones comerciales, y particularmente lo referido a las posibilidades de venta de armas suecas. Lorich debía intentar obtener del gobierno de Colombia que se concediese a Suecia "les privilèges don jouissent les batiments indigènes, si cela peut se faire, sans des Negociations ouvertes, par la decision du Gouvernement ou du Congrès". Incluso mercancías de otras naciones debían poder ser introducidas por los suecos en las mismas condiciones, puesto que la república poseía tan pocos barcos disponibles para el comercio de ultramar. Lorich podía también aludir a las ventajas que los barcos mercantes colombianos habían gozado en San Bartolomé. Para esta colonia debía él también intentar obtener ciertas ventajas de excepción en caso de restricciones comerciales por parte de Colombia. Si Colombia deseaba un punto de descarga en Gotemburgo para sus exportaciones hacia Europa del Norte, esta sería una oportunidad para que enviase un agente a Suecia. En un apéndice a la instrucción expresaba el ministro de Relaciones Exteriores Engeström que, si un tal agente llegase a Suecia para negociar con el gobierno, podía contar con el mejor recibimiento. Si un reconocimiento de la república por parte de Suecia se planteaba en la discusión, asunto que Lorich sin embargo debía evitar, y si este reconocimiento se pusiese como condición para obtener privilegios comerciales, él debía aclarar que esta cuestión podía ser manejada más apropiadamente con algún agente colombiano en Europa. Tan pronto como alguna otra potencia marítima de Europa hubiese hecho el reconocimiento, el rey se proponía seguir el ejemplo. El propósito verdadero del viaje de Lorich debía, por supuesto, ocultarse a los agentes de otras naciones.7

En febrero de 1823 llegó Lorich a Colombia, en calidad de Agente de su país, casi simultáneamente con el viajero e informador francés Gaspar Théodore Mollien, aunque no por la misma vía. Mientras Mollien había viajado en barco desde los Estados Unidos hasta Cartagena, Lorich se dirigió primero a Caracas, desde donde partió el 14 de diciembre de

5 Cf. Swärd, 1949, p. 125.

6 Mörner, "Svensk-colombianska förbindelser före skeppshandeln (1820-1825)", Forum Navale N° 8, Stockholm, 1947, pp. 46-72. Este trabajo es el primer artículo que el Profesor Mörner escribió sobre temas latinoamericanos. Es una lástima que jamás haya sido publicado en español, porque ofrece información muy valiosa sobre los primeros contactos entre Suecia y la Gran Colombia, vistos desde el lado sueco. El trabajo de Mörner, junto con el libro de Swärd (1949, pp. 123-133) constituyen la base bibliográfica imprescindible para la visita de Lorich a la Gran Colombia.

7 Mörner, 1947, art. cit., pp. 54-55. La traducción al castellano es mía.

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1822 "con tres mulos pero sin sirviente porque éste no se había presentado a tiempo", en dirección a Santa Fe de Bogotá siguiendo la vía de Barinas y Casanare.8

Lorich escribió un diario, en sueco, de este viaje. De él se conserva, en la Biblioteca de la Universidad de Uppsala, un fragmento casi ilegible de 14 páginas que se inicia el día de su partida de Caracas. El profesor Magnus Mörner, quien ha examinado este fragmento, comenta:

El valor de la multitud de pequeñas observaciones y datos contenidos en este documento solo podría ser determinado al compararlo con las demás descripciones que existen de la misma ruta y de la misma época. De la Hacienda de San Mateo, "dos leguas de Victoria hacia Maracay", Lorich apunta, por ejemplo, que pertenecía a Bolívar, que producía mucho azúcar y alguna cantidad de café y que había sido dada en arriendo a un francés, por 1.200 pesos al año. El aguardiente, producido en San Mateo, se vendía en un par de pulperías situadas a lo largo del camino.9

Como ya he dicho, Lorich llegó a Bogotá casi al mismo tiempo que el francés Mollien. En la capital, el ojo vigilante y celoso de Charles S. Todd, Agente Confidencial de los Estados Unidos en Colombia, registró de inmediato la presencia de los visitantes:

El Sr. Molier [Mollien], el Agente francés, que arribó a los Estados Unidos en la Fragata "La Tars" y cuya estadía en Cartagena ya he mencionado, llegó a esta capital el 20 del presente mes, y el 22 lo hizo el Caballero Lorich, Cónsul General de Suecia en los Estados Unidos, viajando hasta esta ciudad por la vía de Caracas y los llanos de Barinas y el Casanare. En mi próximo despacho estaré en condiciones de comunicar todo lo que pueda ser averiguado acerca de los objetos precisos de esas visitas. Ellas son, sin duda, misiones de observación, preparatorias de un reconocimiento de la Independencia del país, en un tiempo en que esto pueda resultar lo más político. Queda por ver si ellos no tendrán tal vez la esperanza de algunas ventajas comerciales exclusivas, en lo cual, sin embargo, van a quedar decepcionados.10

Pocos días más tarde, el 6 de marzo, agregaba Todd que Lorich había llegado trayendo credenciales de su gobierno; que proponía un tratado comercial que incluía algunos privilegios exclusivos, pero que sería sin duda rechazado pues Colombia no quería privilegiar a ninguna nación; que la misión de Lorich parecía ser realizada con el visto bueno de Inglaterra y con el propósito de sondear el terreno para la creación de un sistema de privilegios comerciales; y finalmente, que en lo referente al reconocimiento de la independencia se podía considerar a Holanda, Dinamarca, Suecia y Portugal como simples peones de Gran Bretaña, "quien aprobará la medida o la abandonará, según el pulso de la 8 Mörner, 1970, p. 300.

9 Ibid. Mörner indica la siguiente localización de este manuscrito: Uppsala universitetsbibliotek, Handskriftsavdelningen, W 836.

10 Charles S. Todd, Agente Confidencial de los Estados Unidos en Colombia, a John Quincy Adams, Secretario de Estado de los Estados Unidos, Bogotá, febrero 28 de 1823, en Manning, 1925, II:1243-44.

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Santa Alianza"11.

Lorich había presentado el 24 de febrero al ministro Gual su pasaporte y la carta por medio de la cual se le acreditaba como enviado del rey de Suecia12. Ese mismo día había remitido a la corte de Estocolmo un informe con indicaciones sobre decretos, leyes, la Carta Fundamental, las disposiciones aduaneras y las normas vigentes para la importación de mercancías. Desplegando gran actividad, el 27 de febrero había entregado a Gual una nota proponiendo que "las relaciones de navegación y comercio podrán al menos reglamentarse recíprocamente por medio de Decretos y de Ordenes, a saber: por un decreto que establezca que por el término de cinco años, a partir de la fecha de su expedición, los barcos pertenecientes a súbditos de S.M. el Rey de Suecia y de Noruega, es decir, los barcos suecos, noruegos y los de la Isla de San Bartolomé que lleguen a puertos colombianos, no pagarán derechos distintos ni más fuertes que los que paguen los barcos colombianos, cualquiera que sea el país de donde procedan".13

Se entendía que los barcos colombianos tendrían el mismo trato en los puertos suecos, incluida la jurisdicción de San Bartolomé. Aunque esta proposición no satisfacía los intereses nacionales de la Gran Colombia, en cambio sí era muy ventajosa para sus navíos mercantes y particularmente para sus corsarios. Estos últimos llegaban con sus botines de presa a San Bartolomé o al islote de La Fourchue (Five Islands) perteneciente también a Suecia, y allí vendían las cargas o las transbordaban a barcos mercantes norteamericanos u holandeses. Es indudable que las franquicias aduaneras para embarcaciones colombianas, independientemente del origen de su carga, beneficiarían en primer término a la flota corsaria de la república.

La colonia sueca de San Bartolomé estaba siempre presente en los proyectos de negociación del agente sueco. En oficio fechado el 10 de marzo Lorich informó a Gual sobre los distintos derechos portuarios cobrados por Suecia para embarcaciones nacionales y extranjeras y las procedentes de las Antillas. También la cuestión de la reglamentación de relaciones comerciales y representaciones consulares fue puesta en discusión cuando tres semanas después, el 1 de abril, escribió nuevamente a Gual para referirse a las inmunidades y privilegios de los cónsules. Según Giraldo Jaramillo, este documento "es el primero que aparece en nuestra historia diplomática sobre el tema", y en él se plantea "la inmunidad de jurisdicción así civil como penal de los funcionarios consulares, la exoneración de todos los impuestos y la inviolabilidad de los archivos. Se establece que los vicecónsules que fueren nacionales estarán exentos del servicio militar. Otras disposiciones sobre recibo y despacho de barcos y sobre el derecho de los cónsules de ejercer sus funciones mediante la presentación de sus letras patentes al Intendente Departamental", etc.14

11 Todd a Adams, 1823-03-06, en Manning, 1925, II:1245. Cf. Mörner, 1947, p. 62. En realidad, como apunta Mörner, Suecia estaba más bien rivalizando con Inglaterra.

12 Giraldo Jaramillo, 1960, pp. 84.

13 Giraldo Jaramillo, op. cit., pp. 84-85.

14 Giraldo Jaramillo, op. cit., p. 86.

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No hay duda de que este último asunto era de gran interés para Colombia. La posibilidad de colocar cónsules reconocidos en las islas de las Antillas, donde eran frecuentísimas las disputas judiciales sobre embarcaciones y cargas capturadas por los corsarios, y donde además se realizaba una parte sustancial del comercio internacional grancolombiano, era por aquellos años una de las más caras aspiraciones del gobierno. Las ventajas de poseer cónsules activos y diligentes, que defendiesen los intereses comerciales de su país, había sido demostrada por el ejemplo de los cónsules españoles que actuaban en los puertos norteamericanos obteniendo interdicciones judiciales, confiscaciones y eventualmente devoluciones de barcos y cargamentos apresados por el corso republicano. Por supuesto, se entendía que todo acuerdo sueco-grancolombiano sobre representación consular implicaba en primer término el puerto de Gustavia en San Bartolomé.

Entretanto el ministro Gual informaba a Bolívar (21 de marzo) sobre la presencia de Lorich en la capital:

Para conocimiento de S.E. el Libertador tengo el honor de participar que ha llegado a esta capital el Sr. Lorich, Cónsul General de Suecia en los Estados Unidos. Se ha presentado al Gobierno, y ha manifestado hallarse encargado por su soberano de felicitar a su nombre a S.E. el Libertador Presidente, y entrar en arreglos provisionales de comercio y navegación con esta República.15

No debe sorprendernos que Gual tardase un mes en comunicar estas noticias al Libertador. Si bien éste era el Presidente, sus ocupaciones y funciones militares lo mantenían en el Perú, muy lejos de Bogotá, y era el Vicepresidente Santander quien en realidad se ocupaba de todos los asuntos del gobierno.

En la misma comunicación Gual anunciaba la visita del viajero francés Gaspar Théodore Mollien:

También se ha presentado el Sr. Mollien, uno de los pasajeros que en 18 de noviembre llegó a Cartagena a bordo de la fragata Farm. No trae carácter ninguno público, y parece que es solamente un viajero particular encargado por el gobierno francés para explorar la situación política de este país.16

Lorich se entrevistó e intercambió notas varias veces con Gual durante los meses de marzo y abril. En ese mismo período estableció contactos con altos oficiales del Ejército Libertador, con representantes al congreso y con comerciantes locales. Al inaugurarse las sesiones del congreso, el 8 de abril, una de las cuestiones puestas en el orden del día era la de las relaciones diplomáticas y comerciales con otras naciones. El 17 de ese mismo mes presentó el ministro Gual su informe al Congreso, y en él se refirió a la visita de Severin Lorich indicando que el agente sueco venía a firmar un convenio comercial provisional, que tenía seguramente como propósito preparar las condiciones para un tratado de comercio y navegación. Gual se reservaba con prudencia sobre cualquier compromiso que

15 Del ministro de Estado Pedro Gual al secretario general del Libertador, Bogotá, 21-03-1823, BADL, VIII:636-37.

16 Ibid.

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implicase conceder beneficios a otra nación sin antes haber obtenido de ella el reconocimiento de la independencia, y por eso decía con bien estudiada ambigüedad que "las proposiciones que ha hecho en consecuencia el Caballero Lorich se someterán oportunamente al conocimiento del Cuerpo Legislativo en la parte que se juzga necesaria su concurrencia y aprobación. De cualesquiera naturaleza que ellas sean, creemos oportuno anticipar, que solamente se trata de hacer un ensayo de poco tiempo para acercar más los intereses de ambas naciones, y conseguir por este medio los conocimientos que son necesarios para concluir un tratado definitivo de comercio y navegación".17

Es evidente que Lorich estaba impaciente por lograr resultados concretos. Con una diferencia de cinco días presentó a Gual unas "Bases para un acuerdo comercial" con las propuestas de Suecia, el 28 de abril y el 3 de mayo. No se trata de dos documentos distintos: el segundo es una versión corregida y perfeccionada del primero.

Sin embargo, vista desde una perspectiva general, la posición de Lorich había cambiado varias veces en el curso de dos meses. En su propuesta inicial del 27 de febrero sentó las bases de "reciprocidad e igual trato" en todos los puertos suecos y colombianos, incluyendo San Bartolomé. Según su proposición del 28 de abril, los dos países se reconocerían recíprocamente las mismas ventajas e igual trato para sus embarcaciones y las cargas correspondientes, pero no incluía en este acuerdo a San Bartolomé. Y esta primera modificación de importancia merece un comentario.

Según lo propuesto, Colombia debería otorgar a los barcos mercantes suecos y noruegos los mismos derechos que a los barcos colombianos, y no solamente cuando llegasen con mercancías suecas sino también cuando su carga proviniese de otras naciones. No está demás constatar aquí que esta proposición contrariaba la propia ley sueca, que aún en convenios de "igual trato" no reconocía los mismos derechos a las mercancías de terceros. Lorich sabía esto, pues en su informe al ministro Engeström, fechado el 17 de julio de 1823, se refería a "la reciprocidad que... se suponía excedía los límites de las normas aduaneras sobre importación de productos, por lo menos en la letra"18. Pero con gran pragmatismo él calculaba que Colombia no iba a exportar realmente nada a Suecia. Salta a la vista que en esas circunstancias, la diferencia entre lo prometido y lo que se podía cumplir nunca se iba a poner en evidencia. En cambio, allí donde sí había comercio colombiano, es decir en la isla sueca de San Bartolomé, las proposiciones eran diferentes: si el valor de las mercancías de terceros países transportadas por barcos sueco-noruegos sobrepasara la tercera parte de valor total de la carga, entonces entrarían en vigor las normas de importación establecidas por Colombia para las cargas de dichos terceros países19. Esto tampoco era legal para Suecia ni interesante para Colombia, pues en este caso los barcos colombianos, que como se ha dicho llegaban con frecuencia a San Bartolomé cargados con productos de Norteamérica y de las Antillas (cuando no con el botín de los corsarios republicanos que merodeaban por la región) deberían pagar indefectiblemente derechos de aduana en Gustavia, uno de sus puertos de descarga 17 Memoria del ministro Gual ante el Congreso Nacional, 1823-04-17. Cf. Mörner, 1947, pp. 62 y 63.

18 Mörner, 1947, p. 63.

19 Ibid. Compárese esto con la propuesta de "igualdad de trato" hecha en el oficio dirigido a Gual el 27 de febrero.

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preferidos. A cambio de esto, tendrían el consuelo de creer que si alguna vez llegasen a Gotemburgo (lo que nunca sucedería), allí serían recibidos con los mismos privilegios que ellos concedían a los barcos suecos en los puertos colombianos.

Lorich tiene que haberse dado cuenta de que esta fórmula sería impracticable a la larga, pues en su nota aclaratoria del 2 de mayo y en la propuesta final del 3 de mayo suprimió lo referente a la igualdad de trato para mercancías de terceros países y se contuvo dentro de los límites permitidos por las instancias legales de Suecia y de la Gran Colombia, haciendo con ello el segundo cambio de importancia en sus propuestas.

Con todo, las proposiciones suecas no podían ser aceptadas por el gobierno de Colombia, pues la naciente República necesitaba vitalmente el reconocimiento pleno de los estados europeos, y para lograrlo no tenía otra arma que la presión que podía ejercer con su política comercial. Colombia sustentaba por esa razón la tesis de "nación más favorecida", premiando con privilegios mercantiles a quienes reconociesen su soberanía, en tanto que Suecia proponía la política de "trato igual" en los negocios sin reconocer formalmente al nuevo Estado.

En su respuesta final a todas las proposiciones del agente sueco, el ministro Gual hizo un repaso de la actitud colombiana, el 6 de mayo, y concluyó diciendo que

En tal modo ha parecido innecesario al Executivo adelantar este negocio y así por que la República de Colombia no ha sido reconocida por S.M. el Rey de Suecia y Noruega, como por que para lucrar en cualquiera otra especie de negociación favorable a los intereses de uno y otro pays, sería preciso traerla en la forma recibida.20

Así pues, Lorich parecía haber fracasado en su misión. Pero esto no es completamente

cierto. Su visita no tuvo por objeto concluir un tratado comercial y de navegación entre Suecia y la Gran Colombia, sino explorar las condiciones para trabajar en esa dirección. Al establecer los primeros contactos directos con el gobierno de la Gran Colombia, dejó sentadas las bases de las relaciones comerciales y diplomáticas entre los dos estados. Su misión debe considerarse como pionera, sobre todo teniendo en cuenta que se realizó antes de que la Gran Bretaña se decidiese a dar un paso semejante.

En todo caso, el agente de Suecia no perdió la oportunidad de entrevistarse con las autoridades militares del país para expresarles las ventajas económicas que implicaría al ejército colombiano la compra de armamento sueco. Así lo expresaba algunos meses más tarde el Secretario de Guerra y Marina, Pedro Briceño Méndez, en un oficio dirigido al Secretario de Hacienda y fechado el 23 de agosto de 1823:

De orden de S.E. el Vicepresidente, tengo la honra de acompañar a V.S. una relación de las armas y municiones de guerra que se necesitan más urgentemente en los almacenes y parques de la República, para que se sirva V.E. pedirlos a Europa, según disponga S.E.

Al mismo tiempo me tomo la libertad de advertir a V.S. que todos estos objetos 20 Citado por Mörner, 1947, p. 63n. No he tenido posibilidad de cotejar el original.

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deben venir al almacén general de Cartagena, donde han de entregarse con las formalidades legales.

Convendría que el agente de la República que haya de negociar estos elementos fuese instruido de que en Suecia se consiguen la pólvora y las balas, metrallas y palanquetas a menor precio que en ningún otro país. El señor Lorich, Cónsul de aquel reino cerca de los Estados Unidos del Norte, a su paso por esta capital me aseguró que el quintal de pólvora surtida de cañón y fusil importaba diez pesos fuertes, y que las toneladas de veinte quintales de bala, metrallas y palanquetas nuevas, y también surtidas de los diferentes calibres, costaban treinta y seis o treinta y ocho pesos. Dios guarde a V.S. - Pedro Briceño Méndez. Nota anexa Relación de las armas y municiones de guerra que se necesitan en los almacenes de la República. Veinte mil fusiles, fábrica de La Torre, de Londres. Doscientas mil piedras de chispa. Mil quinientos quintales de pólvora, mitad de fusil y mitad de cañón. Cuatro mil quintales de plomo. Cincuenta mil quintales de balas rasas, metralla y palanquetas surtidas de todos los calibres, a saber: de a 24, de a 18, de a 16, de a 12, de a 10, de a 8, de a 6, de a 4 y de a 2.21

Sea como fuere, Lorich debió regresar a los Estados Unidos sin haber obtenido franquicias comerciales de parte del gobierno colombiano. De regreso en Filadelfia remitió un informe al ministro sueco de Relaciones Exteriores, Lars von Engeström, con un relato minucioso de sus gestiones y con muy positivas y elogiosas consideraciones sobre Colombia, sus autoridades e instituciones y en particular sobre su ministro de Relaciones Exteriores, Pedro Gual. Lorich hacía constar, no obstante, que Gual se había mostrado "más circunspecto al tratar de determinar las relaciones comerciales de países extranjeros antes de que la República haya sido positivamente reconocida". Y a continuación solicitaba que el rey sueco, como un gesto de buena voluntad y "a fin de que el Gobierno de Colombia esté mejor dispuesto por el ejemplo de S.M... se digne permitir que los impuestos sobre los navíos y los derechos de aduana puedan ser los mismos para los barcos y los cargamentos de Colombia que los que corresponden por las ordenanzas tanto a Suecia y a Noruega como a la Isla de San Bartolomé y que tanto el Ministro de la República en Londres como el General D'Evereux sean encargados de comunicarlo así a su Gobierno".22

21 Pedro Briceño Méndez al Secretario de Estado y Hacienda, Bogotá, 23-08-1823, FAV, IV:247-248. El interés de Suecia por vender armamento a la Gran Colombia está documentado, entre otros papeles, en las instrucciones al gobernador de San Bartolomé en 1819 (Vidales, 1988, pp. 32 y ss), en las órdenes confidenciales a Lorich en 1822 (Mörner, 1947, p. 54) y en la correspondencia del propio Lorich (Swärd, 1949, p. 107).

22 Informe de Lorich a Lars von Engeström, Filadelfia, 17-07-1823, RA. Citada parcialmente por Giraldo Jaramillo, 1960, pp.87-89. El general Juan D'Evereux (o Devereux, sin datos de nacimiento y muerte), militar irlandés que había ofrecido sus servicios a la independencia hispanoamericana, se encontraba por aquel entonces en misión diplomática, como Enviado Extraordinario a Rusia, Suecia, Noruega y Dinamarca.

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Es posible especular en distintas direcciones para tratar de explicar la renuencia de los

suecos a extender el reconocimiento. Dos afirmaciones pueden plantearse sin embargo, sin riesgo de cometer errores:

1) No era el temor a provocar conflictos con España lo que frenaba a la corte de Estocolmo, pues España no estaba entonces en condiciones de inquietar a nadie; y

2) Rusia, erigida en aquel momento en el "gendarme de Europa" y en cabeza de la

Santa Alianza, sí era un elemento amenazador que Suecia debía considerar al formular su política internacional.

De hecho, el embajador ruso en Estocolmo, Suchtelen, había representado ya ante el

gobierno sueco las reiteradas inquietudes y molestias de Rusia frente a la política latinoamericana de Carl XIV Johan, y en agosto de ese año lo haría específicamente frente a la misión del mayor Lorich. Tanto el ministro de Relaciones Exteriores Lars von Engeström como el conde de Wetterstedt asegurarían entonces al diplomático ruso que la misión de Lorich no implicaba un reconocimiento de la independencia hispanoamericana ni debía considerarse como una medida extraordinaria, desde que Inglaterra, Francia y tal vez otros estados tenían agentes en Sudamérica.23

Lorich continuó al frente de sus funciones consulares en Filadelfia hasta 1834, año en que se hizo cargo del consulado sueco en Nueva York, y poco después se reintegró a la carrera militar. En 1836 fue ascendido a Teniente Coronel. Murió en Washington, el 11 de marzo de 1837.

Aparte del despacho en que daba cuenta de sus negociaciones con el gobierno colombiano, el agente sueco remitió "a Su Majestad el Rey" un informe sobre la Gran Colombia, en el cual describía de manera ordenada y sintética la situación general del país, su población, su gobierno e instituciones, sus principales productos, el estado de sus finanzas y de su comercio, sus fuerzas militares, su política de inmigración y otros aspectos de su vida social. Tal es el documento que aquí presentamos, por primera vez en castellano.

De este informe se hizo en 1823 una traducción al francés para que el rey Carl XIV Johan pudiese leerlo en su lengua materna. Esta versión francesa fue publicada en 1960 por el profesor Magnus Mörner24.

Pese a su brevedad, concisión y claridad, el informe merece algunas observaciones. En primer lugar hay que decir que Lorich no ofreció en él ningún dato confidencial o novedoso. Todas las informaciones que incluyó habían sido ya publicadas por otros, no solamente en la Gran Colombia sino también en Europa. En particular el agente colombiano en Londres, José María del Real, había hecho publicar en 1822 una espléndida

23 Cf. Swärd, 1949, pp. 200 y ss.

24 Quelques documents sur l'Emancipation hispano-américaine recueillis dans les archives suédoises, Instituto de Estudios Latinoamericanos, Estocolmo, 1960.

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y monumental obra que en dos volúmenes presentaba una minuciosa descripción de la nueva república, con el propósito de producir un impacto de opinión en favor del reconocimiento y de estimular a los inversionistas, prestamistas y comerciantes. Dicha obra, editada por Alexander Walker e impresa por la firma de Baldwin, Cradock and Joy, tenía un título que anunciaba la inmensidad de su contenido: Colombia: Being a Geographical, Statistical, Agricultural, Commercial and Political Account of that Country, Adapted for the General Reader, the Merchant, and the Colonist25. Un ejemplar de esta primera y única edición llegó a Suecia por aquel tiempo, y todavía se conserva en la Biblioteca Real de Estocolmo26. No parece posible que una publicación de esta importancia haya pasado inadvertida para los ojos atentos del rey sueco, cuyo interés especial por los asuntos de la independencia hispanoamericana es de sobra conocido27. En todo caso, la posibilidad de obtener una información tan completa y detallada mediante el simple recurso de disponer que el embajador sueco en Londres enviase copias de cuanto allí se publicaba sobre las revoluciones en América, hace suponer que Carl Johan no necesitaba un extenso informe de Lorich sino, por el contrario, una síntesis muy concisa y de fácil lectura. Al mismo tiempo se deseaba, al parecer, que la observación directa de un agente propio pudiese ratificar o rectificar lo ya dicho por otros visitantes.

Debe subrayarse además que el objetivo principal de la visita de Lorich no consistía en escribir un informe sobre la situación de la Gran Colombia sino, como ya se ha dicho, preparar el terreno para futuros acuerdos comerciales.

Queda por discutir el problema de las fuentes que Lorich empleó para la obtención de sus datos. De los comentarios de José Manuel Restrepo, del agente confidencial de los Estados Unidos Charles S. Todd, del ministro Pedro Gual y del historiador Pedro María Ibáñez, entre otros28, se desprende que los contactos de Lorich en Bogotá fueron siempre de carácter oficial. El contenido de su informe y de su correspondencia con el gobierno de Estocolmo ratifican esa circunstancia. En particular se puede determinar que las informaciones ofrecidas por Lorich con respecto a la hacienda pública, al estado de la marina de guerra y a la política fiscal proceden de los documentos gubernamentales producidos con ocasión de la instalación del Congreso Nacional hecho que se produjo precisamente cuando Lorich se hallaba en Bogotá.

La tabla que Lorich incluye como anexo final, sobre la población de los distintos departamentos de la república y su representación parlamentaria, confirma definitivamente lo que estamos diciendo. El Congreso de Cúcuta (1821) había establecido que se levantase 25 2 volúmenes: I, 707 pp.; II, 782 pp. Aunque el nombre de José María del Real no aparece en ninguna parte de la obra, varios historiadores han demostrado que él fue el principal compilador de los datos y documentos contenidos en ella, y el principal redactor de su texto. Cf. p. ej. Ortiz, 1971, p. 183.

26 Este es el original que he consultado para el presente trabajo.

27 Sobre este tema, y sobre las informaciones publicadas en Suecia acerca de las guerras de independencia hispanoamericanas antes de 1822, ver Vidales, 1988.

28 Restrepo, 1819-56, I:210; Manning, 1925, III:1244, 1245, 1246, 1253; Pedro María Ibáñez, 1915 (1952), p. 352. Restrepo, 1858b, VI:135, llega a decir que Lorich "traía encargo de su Gobierno para establecer relaciones comerciales en Colombia, tratándola como Nación independiente", pero ya hemos visto que tenía órdenes de eludir precisamente ese trato.

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un censo especial para determinar la composición de los congresos venideros, y el censo realizado para el congreso de 1823 era precisamente el documento que Lorich incluía en su informe. Se trataba de estadísticas que ya se habían oficializado a comienzos de 1822, como lo prueba el hecho de que José María del Real las incluyó en su ya citada compilación29. También José Manuel Restrepo las reprodujo parcialmente en su Diario Político y Militar30. Y el visitante francés que se presentó en Bogotá casi al mismo tiempo que Lorich, el ya mencionado Gaspar Mollien, las publicó igualmente en su libro31. Es interesante anotar que las tablas reproducidas por Restrepo, Lorich y Mollien contienen errores de transcripción y de sumas, pero errores distintos en cada caso, lo que indica que cada uno de esos autores es responsable de sus propias equivocaciones. Todos, sin embargo, coinciden en el total general, que es correcto. La tabla de José María del Real es la única cuyas sumas y totales cuadran perfectamente, y por eso la he utilizado en este trabajo para indicar los errores de transcripción de Lorich.

Hay sin embargo un punto dudoso en los datos aportados por Lorich: el que se refiere a las fuerzas militares del país. El agente sueco sostiene que "se cree que es posible evaluar las fuerzas disponibles de tropas de tierra en 21.000 hombres, de los cuales 3.500 de caballería y 600 de artillería. Si se les agrega un cuerpo de 4.000 hombres que está destacado en Perú bajos las órdenes del Presidente Bolívar, se tiene un total de 25.000 hombres". Tales cifras no coinciden con las que entregó el ministro de guerra Pedro Briceño Méndez en su memoria ante el Congreso nacional el día 18 de abril de 1823:

Cuando se disolvió el Congreso Constituyente del año undécimo [se refiere al Congreso de Cúcuta de 1821] constaba el ejército de veintidós mil novecientos setenta y cinco hombres. Las guarniciones que ha sido necesario establecer en los departamentos nuevamente incorporados a la República, y las empresas y esfuerzos continuos de un enemigo desesperado, han hecho elevar esta fuerza hasta treinta y dos mil cuatrocientos sesenta y seis hombres, en la forma siguiente: veinticinco mil setecientos cincuenta de infantería, cuatro mil doscientos noventa y seis de caballería, y dos mil quinientos veinte de artillería.32

Como puede verse, Lorich usó datos diferentes de los oficiales, al menos en lo relativo a las fuerzas de caballería y de artillería. No me ha sido posible averiguar cuáles fueron sus fuentes en este caso. Pero es prácticamente imposible que la memoria del ministro Briceño Méndez le fuera desconocida, y es interesante que el diplomático sueco haya dado más crédito a otros informantes sobre la situación militar de la Gran Colombia.

Sólo resta presentar al lector, en las páginas que siguen, el texto del informe escrito por Severin Lorich.

29 Walker (del Real), 1822, I:375-376.

30 Restrepo, 1819-56, I:127.

31 En la versión sueca, Mollien, 1826, p. 267.

32 Memoria presentada por la Secretaría de Guerra al Congreso de 1823 (18 de abril de 1823), FAV, IV:158-192. La cita, en p. 163.

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Informe de Severin Lorich, Cónsul de Suecia en Philadelphia. Despacho No. 831, fechado el 4 de agosto de 1823. 1 [RA, Americana, Förenta Staterna, Svenska konsulers skrivelser, Philadelphia 1784-1833]

Observaciones sobre Colombia, su Gobierno, etc.

1. Antecedentes y generalidades

La República de Colombia fue creada por la reunión de las dos antiguas colonias españolas, Caracas o Venezuela y el virreinato de la Nueva Granada, que declararon su independencia bajo un Gobierno común el 17 de diciembre de 1819. Antes de la revolución de estas colonias la de Caracas comprendía las siguientes provincias: Caracas o Venezuela, Maracaibo, Barinas, la Guayana española, Cumaná y la isla de Margarita. La Nueva Granada estaba formada por las de Popayán, Antioquia, Santa Fe, Santa Marta, Cartagena, Juan de los Llanos y Chocó. Quito, con el país de Guayaquil, aunque hacían parte antiguamente de la Nueva Granada, no fueron sin embargo incorporados a Colombia sino más tarde, al mismo tiempo que las provincias de Panamá y de Veragua.

La extensión de Colombia al Norte, sobre la cuenca del Caribe con una superficie de 200 millas suecas2 y sus costas de 120 leguas, bañadas al Este por el Atlántico y al Oeste por el mar Pacífico, ofrecen facilidades inmensas al comercio y a las comunicaciones tanto con la Europa, sus colonias de las Indias Occidentales y la América Septentrional como con el Perú, Chile, México y las Indias Orientales. Al Norte las ciudades de Cumaná, de Caracas, con el puerto llamado de la Guayra, ofrecen los productos del país y reciben en cambio los de los países extranjeros. Esto estimula la industria en general y distribuye el bienestar en todas las clases. El resultado es naturalmente una emulación de esfuerzos y una igualdad de fortunas que no pueden sino favorecer y consolidar las nacientes instituciones de Colombia.

No es el grado de latitud en el cual se halla este país el que determina la vegetación. El 1 El título del manuscrito original en sueco es: "Anmärkningar om Colombia, dess styrelse m.m." De él se hizo en 1823 una traducción al francés para el rey Carl XIV Johan, que fue publicada por Magnus Mörner en Quelques documents sur l'Emancipation hispano-américaine recueillis dans les archives suédoises (Estocolmo, LAIS, 1960). Yo he cotejado el original, la traducción al francés y el texto publicado por el Profesor Mörner, cuyas notas de pie de página he conservado identíficándolas con la marca (MM). He marcado mis propias notas con los signos (CV). He agregado subtítulos para facilitar la lectura del documento.

2 Una milla sueca equivale a 10 kilómetros. (MM)

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clima y los productos del suelo varían según sea más o menos grande la elevación del terreno sobre el nivel del mar. La cadena de los Andes atraviesa la Nueva Granada desprendiendo de sí otra cadena de montañas hacia el lado de Venezuela. De este modo se encuentran tanto en Caracas como en Santa Fe vegetales tropicales creciendo junto con los propios de una zona templada. Los extranjeros, pues, pueden elegir aquí la manera de vivir que les parezca la más conveniente y la más adaptada a sus costumbres en tanto que, por otra parte, la variedad y la fecundidad de un suelo cuya explotación es demasiado reciente para que lo haya podido debilitar, deben presentar recursos inmensos a su industria y recompensar suficientemente su trabajo.

La naturaleza no parece haber otorgado en ninguna otra parte tantas facilidades como aquí a la comunicación entre los habitantes. El río del Orinoco, al que afluyen los de Apure, de Meta y un centenar de otros, debe facilitar eminentemente el comercio de la Nueva Granada hacia las islas llamadas de sotavento de las Indias Occidentales, con gran detrimento del comercio de los Estados Unidos en esas mismas regiones. El lago de Maracaibo, con el río del Zulia, y los ríos de la Magdalena, de Cauca y de Atrato abren completamente la Nueva Granada al comercio del mundo.

2. Los habitantes del país

La formación diferente del suelo es acompañada por una diferencia visible en las costumbres y usos de los habitantes. A lo largo de las costas y en las regiones montañosas es dominante la raza europea. Allí la industria y las costumbres se asemejan a las de las partes meridionales de la Europa. Al otro lado de las montañas y en las llanuras inmensas viven los indígenas en un estado completamente salvaje. Su ocupación consiste especialmente en la crianza de ganado. Hordas de indios independientes vecinos a estos, habitan territorios pantanosos y selváticos. Ellos se dividen en numerosas tribus, separadas por sus lenguas diferentes.

Los habitantes de Colombia son de numerosos colores. Hay españoles, indios, mulatos, negros, mestizos, y una raza llamada de zambos, de origen africano e indígena. El número de los esclavos apenas sobrepasa actualmente los 70.000. En muchas comarcas los matices de colores no dejan casi huellas entre sus habitantes. El carácter del pueblo presenta menos impetuosidad y pasiones violentas que el del español. Su civilización es todavía muy inferior a la de los europeos, lo cual proviene más de falta de educación que de defectos de la naturaleza. El gusto del pueblo parece inclinado a las ocupaciones de la paz, y sin el recurso de la crueldad y las vejaciones propias de sus antiguos amos, los colombianos habrían probablemente sucumbido en la larga y mortífera guerra de la libertad. En general los habitantes del país llano se distinguen particularmente de los montañeses por su valor y sus cualidades guerreras. Se puede también esperar con toda razón que será con el concurso de ellos y bajo el comando del intrépido General Páez (amigo íntimo de Bolívar), que se llegará a sostener la unión entre Caracas y la Nueva Granada en el caso de que una facción intentase disolverla.

3. La producción y el comercio

El comercio de exportación de las dos provincias, de Venezuela y de la Nueva Granada

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producía antes de la guerra de la revolución más de 14 millones de pesos. El cuadro siguiente ofrece los detalles al respecto:

EXPORTACIÓN DE LA NUEVA GRANADA

EXPORTACIÓN DE VENEZUELA PESOS

Cacao (fanegas) 70.000 130.000 2 560.000

Algodón (sacos) 400.000 4 000.000 960.000

Café (sacos) - 8 000.000 800.000

Índigo (sacos) 100.000 1 000.000 1 375.000

Quinina (sacos) 2 000.000 - 1 000.000

Vainilla (sacos) 150.000 150.000 15.000

Zarzaparrilla (sacos) 100.000 100.000 12.000

Palo de Nicaragua (T) 3.000 - 120.000

Pieles 30.000 130.000 160.000

Vacunos 50.000 200.000 25.000

Mulas y caballos 2.000 6.000 240.000

Concha de tortuga (y) Madera de construcción

- - 456.000

Oro (libras) 50.000 - 6 500.000

Cobre (libras) - 800.000 80.000

Platino, perlas, esmeraldas - - 200.000

TOTAL 14 707.000

Entre los objetos que la Nueva Granada ofrece al comercio se destacan: el palo de tinte

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de las costas septentrionales, el cual no cede en nada por la estructura al palo de Yucatán; la caoba de Panamá; el cacao del Magdalena, de Cúcuta y de Guayaquil; el algodón, el azúcar, el tabaco, el café, la vainilla, los dátiles, las uvas pasas, las drogas medicinales, la quinina y los bálsamos deben igualmente ser citados entre los objetos de exportación de este país.

Los minerales preciosos como el oro, la plata, etc., son de una gran importancia para el comercio colombiano. La Nueva Granada no produce menos que las otras colonias españolas de este hemisferio. Las provincias de Antioquia y del Chocó abundan en oro y en plata de una pureza notable. En Pamplona y en otras comarcas se encuentran filones de cobre y de piedras finas como las esmeraldas, etc. Las provincias de Chocó y de Popayán tienen platino, y las de Antioquia, Quito y otras poseen plata viva (mercurio). Aquí se recoge oro en polvo en gran cantidad y con frecuencia de un valor de 2 millones y medio de pesos por año.3

El reino vegetal no presenta menos riquezas. Numerosas especies de frutas, así como maíz, trigo, pisang, etc., se producen en abundancia.4

Los habitantes crían muchos caballos y mulas que son exportados al Perú.5

El comercio de Colombia encuentra salida en las islas de la Trinidad, San Thomas, Curazao y Jamaica. Los productos europeos que allí se encuentran en depósito pasan en cambio a Colombia. Las islas inglesas proveen de los productos ingleses, las de Francia de vinos, sedas, paños, telas, etc. La isla de Curazao ofrece telas holandesas y encajes, la de Santo Tomás mercaderías salidas de Alemania, etc. La América del Norte trae aquí harina, pan, sal, carne, jabón, sebo de ballena, velas, sales, muebles, etc.

El monto de las exportaciones hechas por el puerto de la Guayra llegó el año pasado a 20.000 quintales de cacao, 36.000 q. de café, 3.000 q. de tabaco de Barinas, 600 q. de algodón, 2.000 q. de índigo, 30.000 pieles.

La importación desde Jamaica por Cartagena, Santa Marta y el Río de la Hacha alcanza seguramente a 1 millón de pesos ["piastras"] por año.

3 Aunque el informe de Lorich está fechado en Philadelphia, la expresión "aquí...", varias veces repetida a lo largo del texto, indica que sus apuntes fueron hechos durante su visita a la Gran Colombia. (CV)

4 En la época en que Lorich escribió su informe, los europeos designaban con el nombre de "pisang" dos objetos diferentes: 1) Una especie de bambú; y 2) Una variedad del banano. No sabemos, pues, si Lorich se refiere aquí a la guadua, el bambú típico de Colombia, que era muy ampliamente usado, o al guineo, banano muy apreciado en la región. (CV)

5 Es muy curioso que Lorich no mencione la gran exportación de mulas venezolanas a las Antillas. Las mulas fueron usadas durante varios años como mercancía preferida para el pago de los armamentos comprados por los patriotas en la región. Usualmente se canjeaba un fusil por una mula. Estos animales eran muy apreciados por los plantadores de las Antillas y en épocas de cosechas había gran demanda de mulas "patriotas". (CV)

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4. El Gobierno y las instituciones

El Gobierno de Colombia se compone, según la Constitución proclamada por el Congreso Nacional en Cúcuta el 30 de agosto de 1821, de un Presidente y un Vicepresidente, que son elegidos por electores designados por las asambleas provinciales. La administración departamental es presidida por un Intendente que nombra los Gobernadores de provincia. Todos estos cargos, para los cuales el Presidente hace nombramientos por tres años, son ocupados por personas conocidas por su fidelidad a la causa nacional.

El Poder Legislativo reside en un Congreso nacional, dividido en dos fracciones, la del Senado y la de los Representantes que tienen sus sesiones una vez por año. Los senadores son elegidos por 8 años y los representantes por 4, por electores que a su vez son elegidos en las asambleas municipales. Cada departamento envía al Congreso cuatro senadores. El número de diputados a enviar por las provincias está en proporción a su respectiva población. Se cuenta un representante por 30.000 almas.

El Congreso que ha debido reunirse el dos de febrero pasado en la Capital, Santa Fe de Bogotá, no fue inaugurado sino recién el 8 de abril siguiente. Estaban presentes 17 senadores, de los cuales 2 generales, 1 obispo, 2 sacerdotes, 8 jurisconsultos, y 4 negociantes. Un general ejerció la Presidencia. El número de los Diputados [representantes] presentes fue de 54. Las sesiones son públicas pero se puede, en caso de necesidad, proceder al escrutinio [votación secreta]. Los debates fueron conducidos con calma, franqueza y habilidad.6

La Constitución declara al pueblo depositario primitivo del poder. El poder de las autoridades ejecutivas es una delegación, de la cual ellas tienen la responsabilidad, y cuyo uso está circunscrito por límites precisos. El elemento democrático de las formas está modificado por la facultad de nombrar a los Intendentes de los Departamentos y a los Gobernadores de las Provincias, así como por la de presentar al Congreso los candidatos a Magistrados de la Corte Suprema de Justicia. El poder del Presidente está menos limitado en las provincias donde se hace la guerra.

El poder ejecutivo se divide en cuatro secciones o departamentos: de asuntos extranjeros, del Interior, de Finanzas y Aduana, y de Guerra y Marina. Cada uno de ellos tiene sus funciones definidas por la Ley Fundamental.

6 La Cámara de Senadores del primer congreso constitucional de Colombia se instaló en Bogotá el 8 de abril de 1823, con 15 senadores presentes. La Cámara de Representantes lo hizo el día 10 de abril, con 46 miembros presentes. Ejerció la presidencia del senado el general Rafael Urdaneta, y en la cámara baja fue elegido presidente el Dr. Domingo Caicedo. Cf. actas de instalación del Primer Congreso Constitucional de Colombia, en BADL, VIII:647-648. (CV)

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5. Derechos civiles, educación y fe

La Constitución consagra los principios de seguridad personal y de bienes, y admite la libertad de imprenta salvo el derecho de castigar los abusos.

La emancipación de los esclavos se realiza progresivamente por un decreto del Congreso. Se ha elegido ordinariamente para este efecto el mes de diciembre, cuando se celebran las fiestas nacionales7. Por lo demás, todo esclavo nacido después del 20 de julio de 1821 deviene libre por derecho a la edad de 18 años.8

El Gobierno tiene una solicitud particular por la educación pública. Por todas partes hace fundar Colegios y escuelas, y en algunas de éstas se ha introducido ya la enseñanza mutual siguiendo los métodos de Lancaster. Los primeros no están todavía enteramente liberados de las reglas monásticas.

La religión católica es la predominante y la que está reconocida por el Estado. El clero se encuentra todavía en pleno goce de sus antiguos privilegios, y solamente empleando mucha circunspección se llega de vez en cuando a introducir algunos cambios. Los conventos, poco considerables, fueron reducidos en 1821 y sus ganancias asignadas a la enseñanza pública. Los particulares han formado asociaciones con el propósito de difundir las luces y de familiarizar a la nación con los conocimientos políticos. Una sociedad bíblica instituída en Caracas distribuye a los pueblos, por intermedio de algunos eclesiásticos, el Nuevo Testamento en lengua española.

La ignorancia y la superstición reinan todavía en la gran masa del pueblo gracias a los cuidados del Gobierno y el Clero españoles. En un lugar, cerca de Santa Fe, renombrado por sus milagros, se ha elevado un templo llamado de la Señora de Chiquinquirá 9, a la cual se han ofrecido limosnas y tributos tan enormes, que con toda seguridad y sin el recurso de los milagros se habría podido con esa riqueza destruir a Morales con todo su ejército. En las clases elevadas se encuentran numerosos hombres con muchas luces y conocimientos. El gusto nacional está fuertemente inclinado a los placeres; la danza, los juegos, etc., son igualmente amados.

6. Política de inmigración

Para hacer florecer la industria y favorecer la civilización, los dos móviles principales de la fuerza y de la prosperidad de un estado, no hay medio tan poderoso como el de dar libre entrada en el país a los extranjeros. El Gobierno Colombiano parece convenir en ello, ya que hace entregar cierta cantidad de terreno a quienes han residido tres años

7 Seguramente Lorich se refiere a las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Las fiestas patrióticas nacionales se celebraban por entonces en todo el territorio de la Gran Colombia el día 19 de abril, conmemorando la formación de la Primera Junta de Caracas en 1810. (CV)

8 Estas leyes no se cumplieron jamás con exactitud. En el territorio de la Nueva Granada se decretó la abolición definitiva de la esclavitud en 1851, bajo el gobierno del general José Hilario López, lo que dio lugar a una sangrienta guerra civil. (CV)

9 En español y subrayado en el original. (CV)

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en el país, y con frecuencia también les da animales. En cambio no se es igualmente liberal en lo referente al ejercicio de la religión, y tal vez alguna concesión a este respecto encontrará más obstáculos aún en el caso de que se realicen negociaciones con el Papa y de que sea enviado un Nuncio cerca del Gobierno.

7. Las finanzas y la hacienda pública

La guerra de exterminio que ha desolado al país y los espantosos temblores de tierra han concurrido a socavar en sus fundamentos la agricultura, las propiedades y casi todas las ramas de la industria. La población de numerosas ciudades se encuentra reducida a la mitad. Las finanzas no pueden pues ser florecientes10. Se carga con la deuda interior de 12 o 14 millones de pesos y la que ha sido contratada en el extranjero por la suma de 16 millones de la misma moneda, que comprende el empréstito de 10 millones negociado por el difunto M. Zea en Londres, cuyo reconocimiento por el Congreso se hallaba sin embargo aún indeciso el 8 de mayo pasado. El Secretario de Estado en el Departamento de Finanzas carecía todavía de informaciones y de documentos oficiales sobre los cuales pudiese fundar un cálculo exacto de los ingresos y gastos del estado; pero se le oyó decir en el seno del Congreso que él estimaba los primeros en aproximadamente 6 millones, deducción hecha de un empréstito de 1 millón contratado en el país. De todos modos yo pienso que no sería apropiado calcular las entradas más allá de los 3 millones por año. Ellas provienen tanto de los monopolios que el Estado se ha apropiado, sobre la sal, el tabaco y en parte sobre el oro, como de las aduanas y de un impuesto llamado donativo gratuito; vienen enseguida los empréstitos forzosos, una contribución sobre las propiedades, bienes confiscados, beneficios vacantes, etc.

En tanto que las fuerzas productivas estén reprimidas por falta de capitales disponibles, y que la industria experimente continuas trabas por las dificultades de comunicación y los peligros sin cesar renovados del estado de guerra en que aún se halla el país, no se puede esperar encontrar en el sistema del monopolio una fuente suficiente de riquezas. Por otra parte, por más que se haya buscado establecer buen orden en la administración de las aduanas, no es menos cierto que el fisco pierde mucho por malversación y concusión entre los recaudadores. El impuesto conocido bajo el nombre de donativo gratuito ya no produce mucho11. No queda más, pues, para hacer frente a los gastos del Estado, que el recurso de los empréstitos, y si se puede conseguirlos en condiciones convenientes, y contra las hipotecas establecidas a este fin por el Congreso, y si, en fin, se sabe usarlos bien, como por ejemplo en el mejoramiento de las minas de sal, en las plantaciones de tabaco o en la explotación de las minas de oro del Estado, no hay ninguna duda de que se podría por este medio duplicar los ingresos anuales. Los gastos de este año, tal como están expuestos en los cálculos oficiales, alcanzan un monto de

10 El Vicepresidente Francisco de Paula Santander afirmó, en su mensaje al Congreso (17-04-1823), que "el Erario público está arruinado, el sistema de rentas necesita nueva creación, y las necesidades que tenemos urgente obligación de reparar, no son de naturaleza de sufrir espera ni dilaciones". Santander trazó un cuadro sombrío e insistió particularmente en la necesidad de ordenar las rentas de tabaco y de aduanas para aliviar la crisis fiscal. Cf. BADL, VIII:652-656. (CV)

11 Traduzco aquí literalmente del francés, aunque es muy posible que Lorich hable del impuesto que durante la época colonial se llamaba gracioso donativo. (CV)

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17 millones de pesos, de los cuales 10 millones están asignados al ejército de tierra y 4 a la marina.

Colombia no posee ningún banco ni papel moneda, pero frecuentemente ocurre que el Gobierno, para pagar los envíos de mercancías que se le hacen, emite obligaciones asignadas sobre los ingresos de las aduanas, que las hacen reingresar inmediatamente al Fisco en liquidación de los que ellas deben pagar. Cualquier otra asignación sobre los productos del país y que el Gobierno, los Intendentes de Departamento o sus representantes autorizados estuviesen en el caso de otorgar a los acreedores del Estado, tiene solamente un valor muy precario.

8. Las fuerzas armadas

Todo ciudadano está obligado a tomar las armas para la defensa del Estado. Se cree que es posible evaluar las fuerzas disponibles de tropas de tierra en 21.000 hombres, de los cuales 3.500 de caballería y 600 de artillería. Si se les agrega un cuerpo de 4.000 hombres que está destacado en Perú bajos las órdenes del Presidente Bolívar, se tiene un total de 25.000 hombres, y con toda seguridad no se necesitará más que de la mitad para anular todo proyecto ulterior de España de reducir este país 12. Solamente la mitad del ejército se compone de tropas regulares, disciplinadas y bien vestidas, pero incluso ellas no valen lo que las tropas suecas en cuanto a la disciplina y al ejercicio. La opinión general en Colombia está muy fuertemente inclinada contra la España, y hay de qué alimentar este odio, pues no se necesita viajar muy lejos en el país para encontrar por doquier las huellas de la crueldad bárbara de los españoles.

La república de Colombia está pues suficientemente asegurada contra toda invasión de parte de España y la rivalidad entre las otras potencias europeas no podrá ya más conducir a un ataque abierto contra ella, cualquiera sea el atractivo que pudiese tener para la Inglaterra o la Francia, por ejemplo, el istmo de Panamá, Puerto Cabello o Maracaibo.

No queda en poder de los españoles en este país más que Maracaibo con el fuerte de San Carlos y la ciudad fortificada de Puerto Cabello. Una escuadra colombiana ha penetrado ya en el lago de Maracaibo y formalizado el bloqueo de estas plazas. Las operaciones de tierra son dirigidas en combinación con las de mar, y se habían reunido ya 4.000 hombres con este objeto en el mes de marzo pasado; pero la falta de dinero, la distancia de la capital y de la línea de operaciones y el alejamiento del Presidente han contribuído a paralizar los efectos.13

12 Según las cifras oficiales, había sobre las armas 25.750 hombres de infantería, 4.296 de caballería y 2.520 de artillería (Memoria del ministro Pedro Briceño Méndez al Congreso, 1823-04-18, FAV, IV:163). Aunque Briceño Méndez mencionó un total de 32.466 efectivos, la suma correcta de las cifras parciales es 32.566. (CV)

13 El 1° de mayo, en un violento encuentro con las fuerzas navales españoles, la marina colombiana perdió dos corbetas frente a Puerto Cabello, lo cual obligó a los patriotas a levantar el sitio impuesto contra esa plaza (Proclama de Páez, 18-05-1823, BADL, VIII:681-681). El 8 de mayo penetraron las fuerzas del general de brigada José Padilla en la laguna de Maracaibo, y el 20 se trabó combate entre las naves republicanas y la escuadra española, resultando victoriosas las armas colombianas. El 25 por la tarde se libró otra sangrienta batalla, con un nuevo triunfo colombiano (Páez al Intendente de

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Las fuerzas marítimas de Colombia, a las órdenes de un bravo negro llamado Padilla (recientemente promovido al grado de Brigadier)14, se componen de una fragata de 44, 5 corbetas de 20 a 24, 7 bergantines de 12 a 18, y 6 goletas, ninguna de las cuales tiene más de 6 cañones.15

9. Diplomáticos acreditados en el país

Yo no he visto en Bogotá más que un solo agente diplomático, a saber el Coronel Richard Todd 16, acreditado cerca del Gobierno por los Estados Unidos de América. En Cartagena y la Guaira hay cónsules de la misma potencia. Se han anunciado plenipotenciarios de otros estados de la América Meridional y de México, pero no han llegado aún. En general no se reciben en Bogotá noticias de estos estados, sino de un modo muy lento y con irregularidad.

Un francés, el Caballero Mollien 17, estaba en Bogotá cuando yo llegué a esta ciudad. El estaba encargado, aunque sin ningún carácter público, de alguna comisión secreta por parte de su Gobierno.

Venezuela, 19-06-1823, BADL, VIII:694-695). (CV)

14 José Padilla tenía el rango de General de Brigada cuando Lorich visitó Colombia. (CV)

15 "Nuestra escuadra ha ascendido de cinco buques a diecinueve, de los cuales seis son corbetas, siete bergantines y seis goletas. Entre las primeras está comprendida la corbeta española María Francisca, rendida por otra de la República [...] Cuarenta y cinco cañoneras y flecheras concurren también a estas operaciones, bien que su objeto principal es cubrir las bocas de nuestros grandes ríos." (Memoria del Secretario de Estado y del Despacho de Marina, Pedro Briceño Méndez, al Primer Congreso Constitucional de Colombia (18-04-1823), FAV, IV:192 a 200. La cita, en pp. 194-195). El informe de Lorich coincide con el de Briceño en el número total de barcos (19), pero consigna una fragata y cinco corbetas en lugar de las seis corbetas que menciona el ministro de Marina. (CV)

16 El nombre exacto del agente diplomático norteamericano era Charles S. Todd. (MM)

17 La célebre descripción de los viajes de Gaspar Mollien, aparecida en París en 1825, se publicó ya en una edición sueca en Estocolmo, en 1826, bajo el título "Resa i Columbien 1822 och 1823". (MM)

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