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EL AUGE ECONÓMICO (1920 - 1929) EN EE.UU:
Durante la década de 1920 la economía experimentó un desarrollo casi
ininterrumpido, salvando una breve recesión entre 1920 y 1921. Esto fue consecuencia
de unas inversiones masivas basadas en una fuerte demanda de artículos duraderos
como los automóviles y los aparatos eléctricos y en una expansión acelerada de los
sectores de la construcción y servicios. De estas inversiones una gran parte se dedicaban
a la mejora de los procesos de producción con lo que se consiguió implantar la
fabricación en cadena y aumentar la producción por cápita. El más famoso exponente,
aunque no su creador, fue Henry Ford, quien aplicó las ideas sobre Agestión
científica de Frederick W. Taylor en la fabricación de los Ford modelo T en su planta de
Dearborn. Pero más revolucionaria fue su decisión de implantar el salario de 5 dólares
por día en una época en la que sus competidores pagaban mucho menos.
La publicidad experimentó una gran difusión debido a la introducción de los
periódicos Atabloides y a la radio. Los programas comerciales hicieron su aparición en
1919 con el fin de estimular las ventas. En dicho año funcionaban 606 estaciones de
radio, todas ellas dependientes de la publicidad para su financiación. Al principio la
publicidad se limitaba a informar al consumidor sobre nuevos productos, pero a medida
que la economía se expansionaba se utilizó como mecanismo diferenciador. Ello refleja
el problema de la producción en serie: la reducción de los precios depende de la
fabricación de un producto estandarizado pero el mantenimiento de la demanda a largo
plazo depende de la mejora del mismo a fin de atender las demandas cambiantes del
mercado. Por eso cuando se presentó el nuevo Ford modelo A en 1925 los salones de
exposición fueron prácticamente asaltados por la muchedumbre que la policía pudo
apenas contener.
El país gozaba de prosperidad y muchas personas que sólo disponían de medios
de fortuna moderados comenzaron a pensar que cualquiera que tuviera unas dotes y
energía suficientes podía enriquecerse rápidamente. Además se pensaba que la
economía americana era lo suficientemente fuerte como para auto regularse por lo que
el gobierno federal tuvo escasa participación directa en la prosperidad de aquellos años.
Su volumen de gastos era muy bajo y no se hizo ningún intento en fortalecer el empleo
o la inversión. De hecho, la totalidad de los hombres de negocios pensaban que ellos
gastaban el dinero de forma más productiva que el gobierno. No resulta, pues,
sorprendente que los presupuestos federales se cerraran con superávit, que la presión
fiscal fuera débil y que a los hombres de negocios se les dejara tranquilos.
Los agricultores, en cambio, se enfrentaban al problema de su exceso de
producción. Para ellos era más fácil aumentar la producción que restringirla ya que los
productos eran cultivados por un gran número de agricultores de forma que ninguno de
ellos podía influir en su precio de venta. Frente a la caída de los precios reaccionaban a
menudo produciendo más. Pero la caída de los precios no llevaba aparejada un aumento
de las ventas ya que el crecimiento de la población era lento comparado con la época de
preguerra. La guerra había supuesto un aumento de la demanda que los agricultores
habían suplido aumentando el área cultivada. Pero al finalizar ésta y normalizarse el
mercado hacia 1920, los precios bajaron debido a la disminución de las exportaciones.
La política de los tres presidentes republicanos de ésta década fue prácticamente
la misma. Como dijo uno de ellos: A...el negocio de América son los negocios. El
primero fue Warren Harding. A favor tenía su aspecto físico, que coincidía con el
concepto que tenía Hollywood de un presidente. Su principal defecto fueron sus amigos,
viejos camaradas de Ohio, ya que resultó que entre ellos había, además de
incompetentes, algunos corrompidos. En 1923 se supo que el secretario del Interior,
Albert Fall, había empezado a vivir fastuosamente en su rancho de Nuevo México.
Pronto se descubrió que había convencido a la marina para que entregara el control de
sus dos gigantescas reservas de petróleo de Elk Hills (California) y Teapot Dome
(Wyoming) a su propio departamento. Inmediatamente las reservas fueron arrendadas a
dos compañías petrolíferas a precios bajísimos y sin licencia y él recibió donaciones y
créditos por valor de medio millón de dólares. Resultó fácil demostrar que era un caso
de corrupción. Pero ese sólo fue uno de otros muchos casos.
La muerte de Harding en 1923 llevó a la presidencia al austero y distante Calvin
Coolidge. En Washington era como el Apuritano en Babilonia, pero no era un necio, ni
mucho menos. El lema electoral de 1924 fue Akeep cool with Coolidge (mantente
sereno con Coolidge), sinónimo de pocos cambios y de ningún aumento en los gastos
federales.
Herbert Hoover (1929-1933) fue el más capaz de los tres presidentes
republicanos. Durante la primera guerra mundial dirigió con éxito la organización de la
ayuda a Bélgica y regresó a Versalles rodeado de fama y popularidad. Encarnaba el
sueño americano de éxito de los capaces pero le tocó una mala época de gobierno.
GRAN DEPRESIÓN:
La Gran depresión fue una crisis económica mundial que se prolongó durante la
década de 1930, en los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial. Su duración
depende de los países que se analicen, pero en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y
se extendió hasta finales de la década de los años treinta o principios de los cuarenta.
Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad, y la que afectó a más
países de las sufridas en el siglo XX. En el siglo XXI ha sido utilizada como paradigma
de hasta qué punto puede llegar a disminuir la economía mundial.
La llamada Gran Depresión se originó en los Estados Unidos, a partir de la caída de
la bolsa del 29 de octubre de 1929 (conocido como Martes Negro, aunque cinco días
antes, el 24 de octubre, ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se
extendió a casi todos los países del mundo.
La depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres. La
renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios y los precios cayeron, y el comercio
internacional descendió entre un 50 y un 66%. El desempleo en los Estados Unidos
aumentó al 25%, y en algunos países alcanzó el 33%.1 Ciudades de todo el mundo se
vieron gravemente afectadas, especialmente las que dependían de la industria pesada, y
la construcción se detuvo prácticamente en muchas áreas. La agricultura y las zonas
rurales sufrieron la caída de los precios de las cosechas que alcanzó aproximadamente
un 60%.2 3 4 Ante la caída de la demanda, las zonas dependientes de las industrias del
sector primario, con pocas fuentes alternativas de empleo, fueron las más perjudicadas.
La Gran Depresión fue una profunda recesión económica mundial que empezó a
principios de 1929 y terminó en diferentes momentos de los años 30 o principios de los
40, según el país. Fue la mayor y más importante depresión económica de la historia
moderna, y se utiliza en el siglo 21 como punto de referencia sobre lo que podría ser una
futura caída de la economía mundial. La Gran Depresión se originó en los Estados
Unidos. La mayoría de los historiadores suelen usar como fecha de inicio el crash
bursátil del 29 de Octubre de 1929, conocido como "Martes Negro". El fin de la
depresión en los Estados Unidos se asocia con la aparición de la economía de guerra
durante la Segunda Guerra Mundial, que empezó a funcionar en 1939.
La Gran Depresión tuvo efectos devastadores tanto en los países desarrollados como
en desarrollo. El comercio internacional se vio profundamente afectado, al igual que los
ingresos personales, los ingresos fiscales, los precios y los beneficios empresariales.
Ciudades de todo el mundo resultaron gravemente afectadas, especialmente las que
dependían de la industria pesada. La construcción prácticamente se detuvo en muchos
países. La agricultura y las zonas rurales sufrieron cuando los precios cayeron entre un
40 y un 60 por ciento. Frente a la caída de la demanda, con pocas fuentes alternativas de
puestos de trabajo, fueron las áreas dependientes del sector primario (industrias como la
agricultura, la minería y la tala de árboles) las que más sufrieron.
Incluso poco después del crash de Wall Street de 1929, el optimismo persistía. John
D. Rockefeller dijo que "estos son días en que muchos se ven desalentados. En los 93
años de mi vida, las depresiones han ido y venido. La prosperidad siempre ha vuelto
otra vez."
La Gran Depresión terminó en momentos diferentes según el país. La mayoría de los
países establecieron programas de ayuda y sufrieron algún tipo de agitación política,
impulsándolos hacia extremismos de izquierda o derecha. En algunos países, los
ciudadanos desesperados se sintieron atraídos por nacionalistas demagogos (como
Adolf Hitler), preparando el escenario para la Segunda Guerra Mundial en 1939.
SURGIMIENTO DEL ESTADO BENEFACTOR:
La nociones actuales de "Estado del Bienestar" corresponde al término inglés
Welfare State (del que es traducción literal), cuyo uso quedó acuñado a partir de 1945,
en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, a partir de una expresión original de
William Temple, entonces Arzobispo de Canterbury, en la que contraponía las políticas
keynesianas de posguerra al Warfare State ("Estado de Guerra") de la Alemania Nazi.
Sin embargo con anterioridad ya se venían utilizando otros términos que expresan
aproximadamente las mismas aspiraciones. En Inglaterra se hablaba de asistencia social
o asistencia pública (social assistance o public assistance) organizada bajo las "leyes de
pobres" (poor laws). En Francia, durante el Segundo Imperio (1852-1870), el término
"Estado-Providencia" (État-Providence) fue acuñado por los republicanos que
preconizaban un "Estado social" (État social) y criticaban la filosofía individualista de
ciertas leyes (como la Ley Le Chapelier, que prohibía los sindicatos). En la Alemania
del Segundo Reich (1871) los "socialistas de cátedra" (universitarios) introdujeron el
término Wohlfahrtsstaat para describir el sistema diseñado por las políticas
bismarckianas en materia social. (ver Estado Social)
A pesar que existen algunos antecedentes en sistemas políticos anteriores, se ha
alegado que la percepción del mejoramiento del bienestar material general de la
población como una de las funciones centrales de la Sociedad o Estado realmente se
inició con los orígenes de la Ilustración.7 En ese período, a pesar que el poder de los
monarcas llegó a ser absoluto, aparece el concepto del Déspota ilustrado, cuya función
era, especialmente en Alemania, traer progreso y bienestar social y económico a su
pueblo ver Características y evolución del cameralismo. De acuerdo a Gertrude
Himmelfarb historiadora neoconservadora- esto culminó alrededor de comienzo del
siglo XIX: "La tesis es que los 1800 marcó un quiebre intelectual, después del cual la
pobreza llegó a ser crecientemente reconocida por los conscientes y auto designados
portadores del "espíritu de la época" como un problema del sistema más que del
trabajador... éxitos futuros en resolver la pobreza requerirán reconocer tanto el aspecto
material como moral del problema"
A lo largo de la segunda mitad del siglo XIX en la mayor parte de los países de
Europa Occidental, la llamada Cuestión social, expresada en la presión política de
movimientos sociales, especialmente los movimientos obreros, impulsó a los gobiernos
a adaptar la legislación sobre la condición social de la clase trabajadora y el trabajo,
legislación que fue progresivamente modificada. La mayor parte de estas medidas
fueron puntuales y de alcance mínimo, con características que dependen tanto de la
historia como de las circunstancias político-sociales de cada país. Sin embargo, es
posible notar un movimiento hacia servicios incrementalmente más comprensivos.
Esta situación culmina en las crisis económicas del Período de entreguerras y
concomitantes crisis socio políticas (ver Gran Depresión), dado que las dictaduras que
surgieron demostraron ser capaces de resolver las crisis de forma más efectiva que las
democracias. Tanto la URSS con el Plan Quinquenal, como la Alemania Nazi de
preguerra, la Italia de Mussolini (quien fue elogiado por "hacer que los trenes corrieran
a tiempo", es decir, por poner fin a las huelgas y caos económico que había dominado a
ese país) y el Japón Imperial, países todos que impusieron fuertes controles estatales a la
economía, resolvieron la crisis a mediados de los 30. Esto llevó al auge de proyectos
políticos totalitarios, y no solo entre el ciudadano común y corriente. Por ejemplo, el 20
de enero de 1927, durante una visita a Roma, el entonces conservador y autodeclarado
"constitucionalista y antisocialista" Winston Churchilldeclaró que si él hubiera sido
italiano se habría unido a Mussolini y continuó " Agregaré una palabra sobre el aspecto
internacional del fascismo. Externamente su movimiento ha rendido un servicio al
mundo entero. Italia ha demostrado que hay maneras de luchar contra las fuerzas
subversivas, maneras que pueden llevar las masas populares, propiamente dirigidas, a
apreciar y defender el honor y la estabilidad de una sociedad civilizada. Ha previsto el
antídoto necesario al veneno ruso. De ahora en adelante, ninguna gran nación estará
desprovista de un último medio de protección contra el crecimiento canceroso del
bolchevismo". (Citado en The Menace of Fascism). Alrededor de esas fechas, Churchill
sugirió ametrallar a huelguistas como manera practica de terminar la huelga. Aun tan
tarde como en 1938, en vísperas del inicio de la Segunda Guerra Mundial, Churchill
declaró que si alguna vez Inglaterra llegara a tener los mismos problemas que Alemania
de postguerra, él esperaba que llegara a encontrar su "Sr Hitler" amenazando las
concepciones del estado liberal y la democracia, lo que a su vez amenazó la estabilidad
mundial, culminando en la Segunda Guerra Mundial (1939).
Es en ese sentido que Waligorsky dice que se propuso la intervención estatal "como
una resguardo contra el poder del mercado para socavar nuestras instituciones políticas
y sociales más evaluables. Un mercado totalmente libre es definitivamente no el mejor
mercado para una democracia, un mercado sin regulaciones no garantiza ni justicia ni
prosperidad.
Es generalmente considerado que el resumen que Claus Offe hace de ese desarrollo
es correcto: “El Estado de Bienestar ha sido el resultado combinado de diversos factores
El reformismo socialdemócrata, el socialismo cristiano, élites políticas y económicas
conservadoras ilustradas, y grandes sindicatos industriales fueron las fuerzas más
importantes que abogaron en su favor y otorgaron esquemas más y más amplios de
seguro obligatorio, leyes sobre protección del trabajo, salario mínimo, expansión de
servicios sanitarios y educativos y alojamientos estatalmente subvencionados, así como
el reconocimiento de los sindicatos como representantes económicos y políticos
legítimos del trabajo”. A fin de evitar errores, es necesario agregar específicamente la
influencia de sectores liberales y demócrata-cristianos, con personajes tales como David
Lloyd George y Konrad Adenauer respectivamente.
A partir de lo anterior -y comenzando en 1945- se implementaron en Europa
Occidental las políticas socio económicas que llegaron a ser conocida como Estado del
Bienestar moderno. Esa implementación dio origen a lo que Eric Hobsbawm -entre
otros14 - ha llamado “La edad de oro del capitalismo”15 16 ya que ocasiono el periodo
de crecimiento económico sostenido más exitoso en el siglo XX.
Algunas autoridades argumentan que tales desarrollos se condujeron bajo la
propuesta general del keynesianismo. Otras19 aducen que fue bajo las propuestas
generales del ordo liberalismo. Sin embargo la mayoría de los estudiantes del área
sugieren hay una similaridad básica entre estas visiones y aun otras, tales como las del
dirigismo propuesto en Francia en ese periodo.
Karl Popper describe en 1956 los logros de esa propuesta en los siguientes términos:
“En ningún otro momento, y en ninguna parte, han sido los hombres más respetados,
como hombres, que en nuestra sociedad. Nunca antes los Derechos Humanos y la
dignidad humana, han sido tan respetados y nunca antes han habido tantos dispuestos a
hacer sacrificios por otros, especialmente por aquellos menos afortunados que ellos..
Esos son los hechos”. “quiero enfatizar que estoy al tanto de otros hechos. El poder
todavía corrompe, incluso en nuestro mundo. Empleados públicos todavía se comportan
a veces como amos descorteses. Todavía abundan dictadores de bolsillo... pero todo eso
no se debe tanto a falta de buenas intenciones como a la falta de habilidad e
incompetencia.
Popper continua: “Pero volvamos nuestra atención a asuntos más, importantes.
Nuestro mundo libre ha casi, si no completamente, eliminado los grandes males que han
con anterioridad asediado la vida social de los hombres”. “Veamos lo que se ha logrado,
no solo aquí en Gran Bretaña a través del Estado del Bienestar sino con algún método u
otro en todas partes en el mundo libre”... y da la siguiente lista de lo que el considera -
desde el punto de vista liberal - "los males que pueden ser resueltos o remediados por la
cooperación social" son
La pobreza
Desempleo y formas similares de Inseguridad Social.
Enfermedad y dolor.
Crueldad penal.
Esclavitud y otras formas de servidumbre.
Discriminación racial y religiosa.
Falta de oportunidades educacionales.
Diferencias rígidas de clase.
La guerra.
Desde un punto de vista conservador los beneficios del Estado del Bienestar son
dobles: por un lado, la generación de consenso social de forma que el sistema funcione
de forma armónica y eficiente y, por el otro, siguiendo de lo anterior, una función de
creación y reforzamiento de valores éticos fundamentales a la existencia y estabilidad de
relación sociales, llevando así a una creciente integración social: "la provisión de los
beneficios es sobre la base de ayudar a los menos privilegiados a adquirir la disciplina
necesaria para adherir a los estándares morales (sociales o comunes):23 "la respuesta
conservadora es que el debate acerca de si debería haber un Estado del Bienestar ha
terminado. El debate apropiado a estos días debería ser acerca de las modalidades a
través de los cuales las "ayudas recibidas por derecho" (entitlements) son entregadas.
Las modalidades importan, porque algunas promueve y otras no los atributos y actitudes
-mirar al futuro, independencia, responsabilidad por la vida saludable- indispensables
para una vida digna en una sociedad económicamente vibrante que un Estado del
Bienestar devorador de ingresos en una época de población que se envejece necesita"24
-Conviene recordar que la visión conservadora del estado es que ese existe para
satisfacer las necesidades humanas (desde el punto de vista liberal es promover la
libertad ciudadana) y como tal los conservadores aceptan el Estado del Bienestar.
Las ventajas desde el punto de vista de la socialdemocracia son, generalmente, los de
un avance reformista -paulatino pero seguro- hacia al socialismo, asegurando al mismo
tiempo la protección y profundización de la democracia a través del reconocimiento del
derecho legitimo de los sindicatos y representantes de comunidades y minorías sociales
marginadas en la toma de decisiones gubernamentales, así como la creciente integracion
a esas decisiones de los principios de la justicia social; dignidad humana y participación
ciudadana.
Para comenzar, por lo menos en parte debido a esas diferencias de aproximación y
como la cita de Popper sugiere- los proyectos en diferentes países se veían como
disimilares, posiblemente opuestos.26 Sin embargo, con el paso del tiempo se nota que
las políticas practicadas en los países europeos occidentales convergen27 28 en relación
a dar un rol económico activo al Estado con el fin de obtener ciertos objetivos sociales
comunes (tales como el bienestar social y Crecimiento económico) y se hace evidente
que el progreso y estabilidad de cada país europeo depende de la de sus vecinos. Así, se
crea un consenso que abarca desde los sectores más izquierdistas de los partidos
sociales demócratas hasta los más derechistas o conservadores en el demócrata
cristianos. Ese consenso es lo que llegó a ser conocido como el modelo europeo de
gobernanza, basado no solo en la idea que la sociedad a través del estado- tiene una
responsabilidad por sus ciudadanos sino también que el bien estar de cada uno, tanto
para individuos como para países, depende del bien estar del vecino y que ese bien
común, a pesar de visiones e intereses diferentes, puede lograrse a través de la práctica
de la política de los consensos.
PRIMERA Y SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
La Primera Guerra Mundial, (también llamada la Gran Guerra hasta 1939), fue un
conflicto bélico mundial iniciado el 28 de julio de1914 y finalizado el 11 de noviembre
de 1918. Involucró a todas las grandes potencias del mundo, que se alinearon en dos
bandos enfrentados: por un lado, los Aliados de la Triple Entente, y, por otro, las
Potencias Centrales de la Triple Alianza.
En el transcurso del conflicto fueron movilizados más de 70 millones de militares,
incluidos 60 millones de europeos, lo que lo convierte en una de las mayores guerras de
la Historia. Murieron más de 9 millones de combatientes, muchos a causa de los
avances tecnológicos de la industria armamentística, que hizo estragos contra una
infantería que fue usada de forma masiva y temeraria.
El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria, heredero del trono del
Imperio austro-húngaro, el 28 de junio de 1914 en Sarajevo, fue el detonante inmediato
de la guerra, pero las causas subyacentes jugaron un papel decisivo, esencialmente el
imperialismo de las políticas exteriores de grandes potencias europeas como el Imperio
alemán, el Imperio austro-húngaro, el Imperio otomano, el Imperio, el Imperio
británico, Francia e Italia. El asesinato de Francisco Fernando por el nacionalista
serbobosnio Gavrilo Princip dio como resultado un ultimátum de los Habsburgo al reino
de Serbia. Las potencias europeas invocaron diversas alianzas formadas años y décadas
atrás, por lo que sólo unas semanas después del magnicidio las grandes potencias
estaban en guerra. A través de sus colonias, el conflicto pronto prendió por el mundo.
El 28 de julio, el conflicto dio comienzo con la invasión de Serbia por Austria-
Hungría, seguida de la invasión de Bélgica, Luxemburgo y Francia por el Imperio
alemán, y el ataque de Rusia contra Alemania. Tras ser frenado el avance alemán en
dirección a París, el Frente Occidental se estabilizó en una guerra estática de desgaste
basada en una extensa red de trincheras que apenas sufrió variaciones significativas
hasta 1917. En el frente oriental, el ejército ruso luchó satisfactoriamente contra
Austria-Hungría, pero fue obligado a retirarse por el ejército alemán. Se abrieron frentes
adicionales tras la entrada en la guerra del Imperio otomano en 1914, Italia y Bulgaria
en 1915 y Rumanía en 1916. El Imperio ruso colapsó en 1917 debido a la Revolución
de Octubre, tras lo que dejó la guerra. Después de una ofensiva alemana a lo largo del
Frente Occidental en 1918, las fuerzas de los Estados Unidos se unieron a los Aliados
de la Triple Entente, que hicieron retroceder al ejército alemán en una serie de exitosas
ofensivas. Tras la Revolución de Noviembre de 1918 que forzó la abdicación del
Káiser, Alemania aceptó el armisticio el 11 del mismo mes.
Al final de la guerra cuatro potencias imperiales, los imperios alemanes, ruso, austro-
húngaro y otomano, habían sido derrotados militar y políticamente y desaparecieron.
Los imperios alemán y ruso perdieron una gran cantidad de territorios, mientras que el
austro-húngaro y el otomano fueron completamente disueltos. El mapa de Europa
Central fue redibujado con nuevos y pequeños estados y se creó la Sociedad con la
esperanza de prevenir otro conflicto similar. Los nacionalismos europeos, espoleados
por la guerra y la disolución de los imperios, las repercusiones de la derrota alemana y
los problemas generados por el Tratado de Versalles se consideran generalmente como
factores del comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre
1939 y 1945. En él se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo,
incluidas todas las grandes potencias, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas:
los Aliados y las Potencias del Eje. Fue la mayor contienda bélica de la Historia, con
más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los
grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al
servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares.
Marcada por hechos de enorme significación que incluyeron la muerte masiva de
civiles, el Holocausto y el uso, por primera y única vez, de armas nucleares en un
conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más mortífero en la
historia de la humanidad,1 con un resultado final de entre 50 y 70 millones de víctimas.
El comienzo del conflicto se suele situar en el 1 de septiembre de 1939, con la
invasión alemana de Polonia, el primer paso bélico de la Alemania nazi en su pretensión
de fundar un gran imperio en Europa, que produjo la inmediata declaración de guerra de
Francia y la mayor parte de los países del Imperio Británico y la Commonwealth al
Tercer Reich. Desde finales de 1939 hasta inicios de 1941, merced a una serie de
fulgurantes campañas militares y la firma de tratados, Alemania conquistó o sometió
gran parte de la Europa continental. De acuerdo con acuerdos entre los nazis y los
soviéticos, la nominalmente neutral Unión Soviética ocupó o se anexionó territorios de
las seis naciones vecinas con las que compartía frontera en el oeste. El Reino Unido y la
Commonwealth se mantuvieron como la única gran fuerza capaz de combatir contra las
Potencias del Eje en el Norte de África y en una extensa guerra naval. En junio de 1941
las potencias europeas del Eje comenzaron una invasión de la Unión Soviética, dando
así inicio a la más extensa operación de guerra terrestre de la Historia, donde desde ese
momento se empleó la mayor parte del poder militar del Eje. En diciembre de 1941 el
Imperio, que había estado en guerra con China desde 19372 y pretendía expandir sus
dominios en Asia, atacó a los Estados Unidos y a las posesiones europeas en el Océano
Pacífico, conquistando rápidamente gran parte de la región.
El avance del Eje fue detenido en 1942 tras la derrota de Japón en varias batallas
navales y de las tropas europeas del Eje en el Norte de África y en la decisiva batalla de
Stalingrado. En 1943, como consecuencia de los diversos reveses de los alemanes en
Europa del Este, la invasión aliada de la Italia Fascista y las victorias de los Estados
Unidos en el Pacífico, el Eje perdió la iniciativa y tuvo que emprender la retirada
estratégica en todos los frentes. En 1944 los aliados occidentales invadieron Francia, al
mismo tiempo que la Unión Soviética recuperó las pérdidas territoriales e invadía
Alemania y sus aliados.
La guerra en Europa terminó con la captura de Berlín por tropas soviéticas y polacas
y la consiguiente rendición incondicional alemana el 8 de mayo de 1945. La Armada
Imperial Japonesa resultó derrotada por los Estados Unidos y la invasión del
Archipiélago japonés se hizo inminente. Tras el bombardeo atómico sobre Hiroshima y
Nagasaki por parte de los Estados Unidos, la guerra en Asia terminó el 15 de agosto de
1945 cuando Japón aceptó la rendición incondicional.
La guerra acabó con una victoria total de los Aliados sobre el Eje en 1945. La
Segunda Guerra Mundial alteró las relaciones políticas y la estructura social del mundo.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue creada tras la conflagración para
fomentar la cooperación internacional y prevenir futuros conflictos. La Unión Soviética
y los Estados Unidos se alzaron como superpotencias rivales, estableciéndose el
escenario para la Guerra Fría, que se prolongó por los siguientes 46 años. Al mismo
tiempo declinó la influencia de las grandes potencias europeas, materializado en el
inicio de la descolonización de Asia y África. La mayoría de los países cuyas industrias
habían sido dañadas iniciaron la recuperación económica, mientras que la integración
política, especialmente en Europa, emergió como un esfuerzo para establecer las
relaciones de posguerra.
MAX WEBER:
Max Weber nació en Erfurt, Turingia en Alemania, siendo el mayor de los siete hijos
de Max Weber (padre), jurista y político destacado del Partido Liberal Nacional en la
época de Bismarck y funcionario protestante, y de su esposa Helene, una calvinista
moderada. Uno de sus hermanos, Alfred Weber, también fue sociólogo y economista.
Debido a la vida pública de su padre, Weber creció en un ambiente familiar inmerso
en la política, y su hogar recibió la visita de prominentes académicos y figuras públicas.
Al mismo tiempo, Weber demostró ser intelectualmente precoz. El regalo de Navidad
que le hizo a sus padres en 1876, cuando contaba con trece años, resultó ser un par de
ensayos históricos, titulados "Sobre la maldición de la historia alemana, con referencias
especiales a la posición del emperador y el papa" y "Sobre el período del Imperio
romano desde Constantino a la migración de las naciones". Parecía ya claro entonces
que Weber se dedicaría a las ciencias sociales. A la edad de catorce años escribió cartas
llenas de referencias a Homero, Virgilio, Cicerón y Tito Livio, y antes de ingresar a la
universidad ya poseía un extenso conocimiento sobre Goethe, Spinoza, Kant y
Schopenhauer.
Max estudió en las universidades de Heidelberg, Berlín y Gotinga, interesándose
especialmente por el Derecho, la Historia y la Economía.
En 1882, Weber ingresó en la Universidad de Heidelberg como estudiante de
Derecho. Se incorporó a la fraternidad de su padre y escogió el campo de las leyes al
igual que él. Aparte de estos estudios, tomó clases de economía y estudió historia
medieval. Tuvo por profesores, entre otros, a su tío, el historiador liberal alemán
Hermann Baumgarten, autor de dos voluminosas obras sobre historia española antigua y
moderna e hijo y nieto de pastores protestantes. Adicionalmente, Weber realizó extensas
lecturas sobre temas teológicos.
De manera intermitente sirvió en el ejército alemán en Estrasburgo y, en otoño de
1884, regresó a casa de sus padres para estudiar en la Universidad de Berlín. Los
siguientes ocho años Weber vivió en casa de sus padres, primero como estudiante, luego
como ayudante en las cortes de Berlín y finalmente como docente en la universidad. Su
residencia en casa de sus padres fue interrumpida únicamente por un semestre de
estudio en la Universidad de Gotinga y por cortos períodos ocasionales de
entrenamiento militar adicional. En 1886 Weber aprobó los exámenes de "Referendar",
que le permitían ejercer como abogado.
A finales de la década de 1880, Weber profundizó sus estudios de historia. Obtuvo
un doctorado en leyes en 1889, y escribió una tesis doctoral sobre historia legal titulada
La historia de las organizaciones medievales de negocios. Dos años después, Weber
completó su Habilitationsschrift, La historia agraria romana y su significación para la
ley pública y privada. Habiéndose así convertido en Privatdozent, Weber estaba
calificado en Alemania para obtener un cargo como profesor universitario.
Durante el tiempo transcurrido entre la conclusión de su tesis y el momento en que
fue habilitado como profesor, Weber comenzó a interesarse en política social
contemporánea. En 1888, se unió a la Verein für Socialpolitik, la para entonces nueva
Asociación Profesional de Economistas Alemanes. Esta asociación, afiliada a la escuela
histórica, consideraba que el aporte principal de la economía era la solución de los
problemas sociales de mayor impacto durante la época, y fue pionera en el uso de
estudios estadísticos a gran escala en el análisis económico. En 1890 la Verein creó un
programa de investigación para examinar «la cuestión polaca», término usado para
referirse al flujo de trabajadores agrícolas extranjeros hacia Alemania oriental, mientras
sus trabajadores locales migraban a las ciudades en proceso acelerado de
industrialización. Weber fue puesto a cargo de este estudio y redactó una parte
considerable de sus resultados. El reporte final fue elogiado ampliamente como un
excelente trabajo de investigación empírica, cimentando la reputación de Weber como
experto en economía agraria.
Weber obtuvo un éxito considerable en la década de los años 1890. En 1893, se casó
con una prima lejana llamada Marianne Schnitger, quien posteriormente se convertiría
en feminista y escritora por derecho propio, además de volverse un factor decisivo en la
recopilación y publicación de trabajos poco conocidos de Weber posterior a su muerte
en 1920. En 1894 la pareja se mudó a Freiburg, donde Weber fue nombrado como
profesor junior de economía en la Universidad de Freiburg, cargo que posteriormente
aceptaría en la Universidad de Heidelberg en 1897. Durante ese mismo año murió su
padre, dos meses después de que ambos sostuvieran una discusión muy fuerte, respecto
a la cual nunca tuvieron la oportunidad de hacer las paces. A partir de entonces, Weber
se vuelve cada vez más propenso al nerviosismo y al insomnio, lo cual dificulta su
capacidad de dar clases y cumplir con sus tareas como profesor. Por tanto, se vio
obligado a disminuir y eventualmente detener su trabajo académico, dejando su último
curso, en el otoño de 1899, sin terminar. Después de meses en un sanatorio durante el
verano y otoño de 1900, Weber y su esposa Marianne viajaron a Italia a finales de este
año, para no regresar sino hasta abril de 1902.
Después de su inmensa productividad en los tempranos años 1890, Weber no publicó
un solo ensayo entre comienzos de 1898 y finales de 1902, y finalmente renuncia a su
cargo de profesor en otoño de 1903. Sin embargo, continuó trabajando como profesor
privado, ayudado por una herencia obtenida en 1907.
El mismo año de su renuncia al cargo de profesor, Weber acepta el cargo de editor
asociado del Archivo de Ciencias Sociales y Bienestar Social junto a sus colegas Edgar
Jaffé y Werner Sombart. En 1904, visitó los Estados Unidos y participó en el Congreso
de las Artes y las Ciencias, que se realizó junto a la Exposición Universal de San Luis.
En 1904, comienzan a aparecer en esta publicación lo que serían los principales trabajos
de Weber, siendo en 1905 cuando se publica su ensayo La ética protestante y el espíritu
del capitalismo, el cual se convirtió en su trabajo más popular y sentó las bases para su
trabajo futuro sobre el impacto de la cultura y la religión en el desarrollo de los sistemas
económicos. La importancia del ensayo es tal, por cierto, que resultó ser el único de sus
escritos que fue publicado como un libro mientras él vivió.
En 1912, Weber intentó organizar un partido político de izquierda que combinase
social-demócratas y liberales, pero su intento fracasó debido al miedo que muchos
liberales sentían hacia los ideales revolucionarios de los social-demócratas.
Durante la Primera Guerra Mundial, Weber sirvió por un tiempo como director de
los hospitales del ejército en Heidelberg. En 1915 y 1916 formó parte de grupos que
intentaban mantener el control alemán en Bélgica y Polonia después de la guerra. Las
opiniones de Weber sobre la guerra, y también sobre la expansión del imperio alemán,
cambiaron durante ésta. En 1918, fue miembro del consejo de obreros y soldados de
Heidelberg. El mismo año se convirtió en consultor de la Comisión del Armisticio
Alemán para el Tratado de Versalles y la comisión le asignó el borrador de la
Constitución de Weimar. Weber temía intensamente una revolución comunista en
Alemania y se decantaba a favor de insertar el artículo 48 en la constitución. Este
artículo fue aprovechado oportunistamente por Adolf Hitler para declarar la ley marcial
y obtener potestades de dictador.
A partir de ese mismo año de 1918, Weber retomó la docencia, primero en la
Universidad de Viena y luego, en 1919, en la Universidad de Múnich. En Múnich, fue
director del primer instituto de sociología creado en una universidad alemana, aun
cuando jamás ejerció una cátedra de sociología a lo largo de su vida.
Max Weber murió de neumonía en Múnich el 14 de junio de 1920. Debe destacarse
que muchos de los trabajos que son famosos ahora, fueron reunidos, revisados y
publicados póstumamente. Luminarias de la sociología, como Talcott Parsons y Charles
Wright Mills hicieron interpretaciones significativas de los trabajos de Weber.
En 1917 Weber escribió una serie de artículos de prensa titulados "Parlamento y
Gobierno en una Alemania reconstruida". Estos artículos exigían reformas democráticas
en la Constitución del Imperio Alemán de 1871.
Weber argumentó que los problemas políticos de Alemania se debían esencialmente
a un problema de liderazgo. Otto von Bismarck había creado una constitución que
preservaba su propio poder, pero inhabilitaba a otro líder poderoso para sucederlo. En
enero de 1919, Weber era un miembro fundador del Partido Democrático Alemán.
Por su paradójica utilización en las medidas socializantes tanto de la
socialdemocracia como del nacionalsocialismo, las contribuciones del liberalismo de
Max Weber a la política alemana siguen siendo sujeto de controversia.
Weber dejó la política debido a los conflictos con la derecha en 1919 y 1920, cuando
muchos colegas y estudiantes lo despreciaron por su discurso y posición de izquierda
asumida durante la revolución alemana de 1918 y 1919. En efecto, hubo estudiantes de
derecha que llegaron a realizar protestas frente a su casa.
Weber abogaba por la democracia como una herramienta para elegir líderes fuertes.
Weber veía la democracia como una forma de liderazgo carismático donde la
"demagogia imponía su deseo sobre las masas". Por esta razón, la izquierda europea es
muy crítica con Weber, por "haber preparado el terreno intelectual para la posición de
liderazgo de Adolf Hitler", aunque no intencionadamente.
El firme anti-comunismo de Weber y el reclamo insistente por una política agresiva
de imperialismo alemán le ganó la crítica de la mayoría de los marxistas alemanes.
Weber desilusionó aún más a la izquierda cuando uno de sus estudiantes, Carl Schmitt
(1888-1985), incorporó sus teorías en el corpus de la propaganda legal de los nazis. Las
cartas personales y profesionales de Weber muestran un disgusto considerable por el
anti-semitismo de sus días, por lo que, tomando además en consideración el carácter
antiliberal del corporativismo de Estado y el totalitarismo de partido único, sería dudoso
que Weber hubiera tenido la convicción de apoyar a los nazis, como sí hicieron Oswald
Spengler y Werner Sombart.
En los Estados Unidos las políticas de Weber son menos conocidas. Sus apologistas
mantienen que la distinción que hacía Weber entre la política (evaluativa por definición)
y ciencia (con "valor-neutral") protegía sus teorías sociológicas de la áspera realpolitik
de sus convicciones personales.
El debate sobre la política de Weber continúa hasta nuestros días.
Aplicó la investigación sociológica a diversos campos: política, derecho, economía,
música y religión. Junto a Karl Marx, Wilfredo Pareto, Ferdinand Tönnies y Émile
Durkheim, Max Weber fue uno de los fundadores de la sociología moderna. Mientras
Pareto y Durkheim trabajaron en la tradición positivista siguiendo los postulados de
Auguste Comte, Weber creó y trabajó en una tradición anti positivista, idealista y
hermenéutica, al igual que Werner Sombart, su amigo y para entonces, el más famoso
representante de la sociología alemana. Estos trabajos iniciaron la revolución
antipositivista en las ciencias sociales, que marcó la diferencia entre éstas y las ciencias
naturales, especialmente debido a las acciones sociales de los hombres. Los primeros
trabajos de Weber estaban relacionados con la sociología industrial, pero son más
conocidos sus últimos trabajos sobre sociología de la religión y sociología del gobierno.
EMILE DURKHEIM:
Émile Durkheim fue un sociólogo francés. Estableció formalmente la disciplina
académica y, junto con Karl Marx y Max Weber, es considerado uno de los padres
fundadores de dicha ciencia.
Durkheim creó el primer departamento de sociología en la Universidad de Bordeaux
en 1895, publicando Las reglas del método sociológico. En 1896 creó la primera revista
dedicada a la sociología, L'Année Sociologique. Su influyente monografía, El suicidio
(1897), un estudio de los tipos de suicidios de acuerdo a las causas que lo generan, fue
pionera en la investigación social y sirvió para distinguir la ciencia social de la
psicología y la filosofía política. En su obra clásica, Las formas elementales de la vida
religiosa (1912), comparó las vidas socioculturales de las sociedades aborígenes y
modernas, con lo que ganó aún más reputación.
Durkheim perfeccionó el positivismo que primero había ideado Augusto Comte,
promoviendo el realismo epistemológico y el método hipotético deductivo. Para él, la
sociología era la ciencia de las instituciones, y su meta era descubrir "hechos sociales"
estructurales. Durkheim fue un mayor proponente del funcionalismo estructuralista, una
perspectiva fundacional tanto para la sociología como para la antropología. Según su
visión, las ciencias sociales debían ser puramente holísticas; esto es, la sociología debía
estudiar los fenómenos atribuidos a la sociedad en su totalidad, en lugar de centrarse en
las acciones específicas de los individuos.
Los sociólogos anteriores veían a la sociología no como un ámbito autónomo de
investigación, sino a través de acercamientos psicológicos u orgánicos. Por el contrario,
Durkheim concibió la existencia de fenómenos específicamente sociales («hechos
sociales»), que constituyen unidades de estudio que no pueden ser abordadas con
técnicas que no sean las específicamente sociales. Asimismo redefinió la sociología
como la ciencia que tiene como objeto el estudio de estos hechos sociales. Durkheim
definió los hechos sociales en Las reglas del método sociológico como: «...modos de
actuar, pensar y sentir externos al individuo, y que poseen un poder de coerción en
virtud del cual se imponen a él.
Dichos hechos existen con anterioridad al nacimiento de un individuo en
determinada sociedad; por lo tanto, son exteriores a él. Son colectivos porque son parte
de la cultura de la sociedad. Y son coercitivos porque los individuos se educan
conforme a las normas y reglas de la sociedad sólo por el hecho de nacer en ella.
Durkheim afirmó: «si existían antes es que existen fuera de nosotros» y menciona como
ejemplos la lengua natal, la escritura y el sistema monetario.
Durkheim también afirmó que la sociedad era algo que está fuera y dentro del
individuo al mismo tiempo, gracias a que este adopta e interioriza sus valores y su
moral. El hecho social tiene una fuerte capacidad de coerción y de sujeción respecto del
individuo. Por ende el hecho social no puede reducirse a simples datos psicológicos, y la
conciencia colectiva prima siempre sobre el pensamiento individual, siendo entonces la
sociedad, y no el individuo, la unidad de análisis primordial de la sociología.
En diversas obras como La división del trabajo social y Educación y sociología,
Durkheim sostuvo que la sociedad moderna mantiene la cohesión o la unión debido a la
solidaridad. Durkheim consideró que hay dos tipos: la solidaridad orgánica y la
solidaridad mecánica. La primera es aquella que se presenta en comunidades rurales, la
familia y grupos de mejores amigos, donde las relaciones y la comunicación son “cara a
cara”. La segunda es aquella que se da en las sociedades industriales como consecuencia
de la división del trabajo en las empresas, lo cual hace que las personas sean cada vez
más diferentes entre sí y el sentido de pertenencia a un grupo que predomina en las
comunidades pequeñas o en la familia puede diluirse.
Durkheim decía que en la nueva sociedad industrial se requiere de un nuevo sistema
de educación. Por un lado, el niño debía recibir la educación inicial de los padres y de la
familia; en general, normas, valores y habilidades propias del grupo primario. Por otro
lado, las habilidades, normas y valores que establece la sociedad global, el país o la
nación; el órgano indicado para realizar esta educación es la escuela.
En su tesis doctoral publicada en 1893, Durkheim considera el problema de la
solidaridad y valor social. Su estudio se basó en la distinción de dos formas de
solidaridad. Pero primero deberíamos saber que la solidaridad es, para el autor, un
hecho moral, por lo tanto, sin la posibilidad de aparecer positivamente como un hecho
externo, debe buscarse algún fenómeno que tenga esa existencia exterior, que sea
tangible y positivo; que represente o indique a ese elemento moral. Él encuentra esas
condiciones en las formas de la pena y éstas aparecen en las formas del derecho.
La pena represiva, expresada en el derecho penal, aparece en aquellas sociedades con
fuertes estados de conciencia colectiva, para las cuales el crimen es una ofensa a toda la
sociedad. Por eso, se hace necesaria una dura pena. Esta característica se da en las
sociedades primitivas.
En cambio, en las sociedades modernas, se encuentra instalada la pena restitutiva,
aquella que pretende devolver las cosas al estado anterior a aquel en que fue cometido el
crimen. La ofensa no se comete contra toda la sociedad, sino que es un problema entre
las partes. En las sociedades modernas existen las formas de derecho civil, de la familia,
del comercio. Los hombres, al nacer distintos entre sí, son diferentes y por eso existe
gran división del trabajo social.
En las sociedades primitivas, la solidaridad surge de la conciencia colectiva y la
denomina solidaridad mecánica: la identificación con un grupo social se produce por las
condiciones de igualdad, está en boga la idea de comunidad en tanto los individuos
tienen «cosas en común», que producen un fuerte compromiso. En cuanto a la división
del trabajo, no hay especialización, pero sí ascenso (Durkheim da dos ejemplos de
sociedades primitivas en un contexto moderno: la Iglesia y el Ejército, fuertemente
verticalistas ambas). En las sociedades modernas, esa conciencia colectiva es más débil
y la solidaridad que existe en ellas es orgánica, puesto que surge de las diferencias
producidas por la división social del trabajo, que es en general la respuesta que el siglo
XIX da a la pregunta sobre el origen de todo hecho social. La solidaridad es, más
particularmente, por necesidad en este tipo de sociedades, en las que las pasiones son
reemplazadas por los intereses.
En esta obra aparece la primera formulación de una categoría que se instala
firmemente en el pensamiento de Durkheim: la anomia (o anomía). Cuando comienza a
analizar el funcionamiento de las sociedades complejas, (o modernas) se encuentra con
dicha clasificación, entendiendo la anomia como una carencia de solidaridad social,
dado que las relaciones con los órganos no están reglamentadas dado el desajuste
originado por la permanente modernización. Particularmente, Durkheim encuentra en el
contrato social un factor de anomia, ya que no garantiza el orden.
Durkheim propone el método positivista, ya que el pretende estudiar la sociedad
como “cosa” comprobar hipótesis a través de la realidad, por un lado agrega la
estadística y por otro la do el razonamiento lógico con esto contribuye a un método que
se basa puramente en la observación de hechos y en el rango de comprobación que
puedan tener estos. Utiliza conceptos de las ciencias duras aplicados a las ciencias
blandas, permitiendo romper con la historia y la filosofía ya que no tienen ningún
referente empírico. Estudiar los hechos sociales como «cosas» (no porque estos sean
cosas materiales propiamente dichas, sino por su característica de observables y
verificables empíricamente), pues plantea que pueden ser observados y contrastados por
medio del método científico, estableciendo cuatro pasos básicos: Partiendo de la
observación de hechos, se pretende que el investigador tome postura si será
"participante" o "no participante" se pretende identificar:
1. Apariencia: preconcepciones o juicios a priori. Se realizan principalmente en el
análisis bibliográfico.
2. Profundidad: se averigua por la naturaleza y esencia de la organización social.
3. Naturaleza del hecho: se indaga si el hecho es normal (lo que "debe ser") o patológico
(lo que debe ser pero no es)
4. Análisis: recogidos los datos se procede a realizar una investigación detallada y una
interpretación de esa recolección.
ROMANTICISMO:
El romanticismo es un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el
Reino Unido (Gran Bretaña e Irlanda del Norte) a finales del siglo XVIII como una
reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo,
confiriendo prioridad a los sentimientos. Su característica fundamental es la ruptura con
la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. La libertad
auténtica es su búsqueda constante, por eso es que su rasgo revolucionario es
incuestionable. Debido a que el romanticismo es una manera de sentir y concebir la
naturaleza, la vida y al hombre mismo que se presenta de manera distinta y particular en
cada país donde se desarrolla; incluso dentro de una misma nación se manifiestan
distintas tendencias proyectándose también en todas las artes.
Se desarrolló en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra a
Alemania hasta llegar a otros países. Su vertiente literaria se fragmentaría
posteriormente en diversas corrientes, como el Parnasianismo, el Simbolismo, el
Decadentismo o el Prerrafaelismo, reunidas en la denominación general de
Posromanticismo, del cual derivó el llamado Modernismo hispanoamericano. Tuvo
fundamentales aportes en los campos de la literatura, la pintura y la música.
Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el Surrealismo, llevó
al extremo los postulados románticos de la exaltación del yo.
Si bien está clara la relación etimológica entre romántico y el término francés para
novela roman, no toda la crítica se pone de acuerdo. En todo caso parece que la primera
aparición documentada del término se debe a James Boswell a mediados del siglo
XVIII, y aparece en forma adjetiva, esto es, romantic o romántico. Lo utiliza para
referirse al aspecto de Córcega. Este término hace referencia a lo inefable, aquello que
no se puede expresar con palabras. Así, en un principio, se entendería que un
sentimiento romántico es aquel que requiere de un roman para ser expresado. El texto
de Boswell se tradujo a varias lenguas, llegando a alcanzar especial fuerza en alemán,
con la difusión de romantisch, en oposición a klassisch.
Según René Wellek el término sirvió en principio para denominar una forma
genérica de pensar y sentir y sólo en 1819, con Friedrich Bouterwek se emplea
Romantiker como denominación de la escuela literaria. La difusión del término es
irregular por países; en 1815 en España podemos encontrar romancesco junto a
romántico, estabilizándose el segundo ya en 1918.
Otro origen del término muy señalado es el que relaciona «romántico» con la
expresión «in lingua romana» que alude a las lenguas romances distinguiéndolas de la
antigüedad clásica representada por el latín. Se trataría por tanto de un giro hacia la
lengua propia y vernácula como represéntate de la propia cultura. Igualmente surge con
este término una oposición entre «romántico» y «clásico» en función de la lengua que
prefirieran y, por añadidura, asociada también al gusto creador de unos y otros.
UTILITARISMO:
El utilitarismo fue propuesto originalmente durante los siglos XVIII y XIX en
Inglaterra por Jeremy Bentham y su seguidor John Stuart Mill, aunque también se puede
remontar a filósofos de la Grecia Antigua como Parménides. Tanto la filosofía de
Epicuro como la de Bentham pueden ser consideradas como dos tipos de
consecuencialismo hedonista, pues juzgan la corrección de las acciones según su
resultado (consecuencialista) en términos de cantidad de placer o felicidad obtenida
(hedonismo).
Hay un debate sobre quién usó, por primera vez, el término "utilitarismo", si
Bentham o Mill: John Mill (Autobiography, ed. J. S. Cross (1924), p. 56) dice que él fue
el primero en utilizar el término "utilitarianismo" en relación con la "sociedad" que
había propuesto fundar: "Utilitarian Society". Pero en una obra de Bentham, de 1780
(solo editada póstumamente), se descubrió que este autor lo usó primero que Mill,
cuando quiso crear la "Secta del Utilitarismo" por esos años.
"Como movimiento, dedicado a la reforma -escribió Bertrand Russell-, el
utilitarismo ha logrado, ciertamente, más que todas las filosofías idealistas juntas, y lo
ha hecho sin grandes alharacas". Otra forma en la que puede decir es "el mayor bien,
para el mayor número de personas".
Muchas teorías utilitaristas defienden la producción del máximo bienestar para el
máximo número de personas. El utilitarismo negativo cree necesario evitar la mayor
cantidad de dolor o daño para el mayor número de personas. Los defensores de esta
interpretación del utilitarismo argumentan que ésta propone una fórmula ética más
eficaz, pues hay más posibilidades de crear daños que de crear bienestar, y los daños
mayores conllevan suicidio a los más grandes bienes. Es lo contrario del utilitarismo
positivo. Defienden la producción del mínimo malestar para el máximo número de
personas. David Pearce es uno de sus principales representantes. Utilitarismo del acto
contra el utilitarismo de las normas
Se han propuesto otras formas de utilitarismo. La forma tradicional de utilitarismo es
la del utilitarismo del acto, que afirma que el mejor acto es el que aporta la máxima
utilidad. Una forma alternativa es el utilitarismo de las normas, que afirma que el mejor
acto es aquel que forme parte de una norma que sea la que nos proporciona más
utilidad.
Muchos utilitaristas argumentarían que el utilitarismo no sólo comprende los actos,
sino que también los deseos y disposiciones, premios y castigos, reglas e instituciones.
Los críticos argumentan que esta visión se enfrenta a muchos problemas, uno de los
cuales es el de la dificultad de comparar la utilidad entre diferentes personas. Muchos de
los primeros utilitaristas creían que la felicidad podía ser medida cuantitativamente y ser
comparada a través de cálculos, aunque ninguno consiguió hacer un cálculo semejante
en la práctica.
Se ha argumentado que la felicidad de personas diferentes es inconmensurable, y que
este cálculo es imposible, pero no solo en práctica sino como principio. Los defensores
del utilitarismo responden a esto afirmando que ante este problema se encuentra
cualquiera que tenga que escoger entre dos estados alternativos que imponen serias
cargas a las personas implicadas. Si la felicidad fuera inconmensurable, la muerte de
cientos de personas no sería peor que la muerte de una.
Otro de los argumentos en contra del utilitarismo, según James Rachels en su
Introducción a la Filosofía Moral, es la acusación de que esta forma de actuar es
demasiado exigente y elimina la distinción entre deberes y acciones supererogatorias.
Para sustentar esto los anti utilitaristas parten de lo que reconoce el propio filósofo
utilitarista John Stuart Mill: "el utilitarista obliga a ser tan estrictamente imparcial como
un espectador desinteresado y benévolo".
Tomando en cuenta como palabra clave "obliga", los filósofos adversos a Bentham y
Mill plantearon a través de ejemplos imaginarios, dos maneras de distinguir las acciones
caritativas de las personas: aquellas que adoptan una posición utilitaria, deben forzosa y
obligatoriamente deshacerse de sus bienes para contribuir al bienestar de los demás, aun
si por esta causa su estatus social queda a la altura de los más pobres.
El utilitarista congruente debería por decisión propia o por conciencia donar parte de
sus riquezas si estas producen más felicidad que al conservarlas para sí, o utilizarlas
como medio para generar más riqueza destinada a aumentar la felicidad de manera
indefinida.
Por otro lado, los utilitaristas responden a tales críticas con el argumento que los
ejemplos propuestos son totalmente imaginarios y sólo en la mente de algunos filósofos
sucederían tales cosas, siendo que la utilidad se encarga de decir por qué son o no son
convenientes en la vida real.
El filósofo utilitarista australiano J. J. C. Smart nos aclara que debemos de tener
mucho cuidado con el sentido común, porque en ocasiones éste está influenciado por
nuestros sentimientos, o sea que a veces la interpretación que hacemos de una situación
determinada puede estar inspirada por las costumbres y preceptos aprendidos de
nuestros padres, la sociedad, etc. Tal vez, ésta sea la más grande aportación del
utilitarismo, su puesta en duda del sentido común como fuente de la moral.
El utilitarismo ha sido también criticado por llegar a tales conclusiones contrarias a
la moral del "sentido común". Por ejemplo, si estuviéramos forzados a escoger entre
salvar a nuestro propio hijo o salvar a dos hijos de gente a la que no conocemos, la
mayoría de gente escogería el salvar a su propio hijo. En cambio, el utilitarismo
defendería salvar a los otros dos, pues dos personas tienen un potencial mayor de
felicidad futura que una.
Los utilitaristas responden a este argumento diciendo que el "sentido común" ha sido
utilizado para justificar muchas posiciones en temas controvertidos y esta noción de
sentido común varía según el individuo, haciendo que no pueda ser una base para una
moralidad común.
John Rawls (1921-2002) rechaza el utilitarismo, tanto el normativo como el de los
actos, pues hace que los derechos dependan de las buenas consecuencias de su
reconocimiento, y esto es incompatible con el liberalismo. Por ejemplo, si la esclavitud
o la tortura es beneficiosa para el conjunto de la población podría ser justificada
teóricamente por el utilitarismo. Rawls defiende que la ética política debe partir de la
posición original.
De hecho, John Stuart Mill consideró que Immanuel Kant (1724-1804) era un
utilitarista de las normas. Según Mill los imperativos categóricos de Kant solo tienen
sentido en casos de violencia si consideramos las consecuencias de la acción. Kant
afirma que el vivir egoístamente no puede ser universalizado pues todos necesitamos el
afecto en algún u otro momento. Según Mill este argumento se basa en las
consecuencias. Puede observarse que algunas formas de utilitarismo son potencialmente
compatibles con el kantianismo y otras filosofías morales.
R. M. Hare es otro ejemplo de utilitarista que ha adaptado su filosofía al
kantianismo. No basa su teoría en el principio de la utilidad. Cree que podemos hacer
consideraciones utilitaristas al formular juicios universales. A esta filosofía él la llama
prescriptivismo universal.