El Caer de Las Hojas

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El caer de las hojas... Si bien es cierto, a lo largo de la existencia de la raza humana se han creado centenares de historias, millares de cuentos, e infinidad de mitos, muchos para mantener en la memoria de todos los seres pensantes aquellas gestas heroicas en las que más de un hombre dio su vida a pecho descubierto para proteger la soberanía de un pueblo y por consiguiente para cuidar el regalo más hermoso que Dios y la naturaleza nos han brindado; la libertad. Algunos nos transportan hasta mundos de ensueño y realidades caleidoscópicas, en los cuales podemos conocer criaturas tan enormes y toscas como un troll o tan pequeñas y delicadas como un hada, en algunos más, todo el universo gira en torno a una damisela con el título de princesa, ciertos mitos fueron creados en la antigüedad, en aquellos tiempos cuando los dioses gobernaban el mundo y eran temidos por su propia creación, estos últimos relatos fueron creados para intentar dar una explicación lógica a los fenómenos naturales. Hoy querida Celestina te contaré una historia que hace precisamente eso, explicar un fenómeno natural, lo que estás a punto de escuchar no es invención mía, ni mucho menos pura palabrería, tiene un origen real, tan real como la bella melodía del arpa de los ángeles, aquellos habitantes celestiales que nos han de cuidar. En un pasaje de la historia, situado exactamente en la alta edad medieval existía un árbol, tan grande, hermoso, elegante y duro que era considerado como el rey del bosque, bajo su mandato estaban todos los árboles, animales y plantas de aquel sitio, era mejor conocido como Rey Roble, de apariencia inquebrantable y personalidad agria, vivía en armonía, en las inmediaciones de la antigua Europa Occidental, ejerciendo su mandato como ninguno otro lo hubiese hecho, dedicaba su vida a estudiar las leyes de la naturaleza y a escuchar las peticiones de sus súbditos; él era el enlace entre la madre naturaleza y el resto de las criaturas del bosque, si los árboles tenían sed excesiva él tenía que pedir a la madre naturaleza que hiciera caer la lluvia, si el alimento escaseaba él tenía que pedir a la reina soberana de la naturaleza que los abasteciese del sagrado alimento. No tenía interés alguno en entablar relaciones fraternales o amistosas, o al menos eso parecía. Día tras día, era el primero en abrir sus ojos para poder apreciar aquella luz de vida, tan cegadora y deslumbrante. En defecto el árbol comenzaba a mostrar una pequeña fractura en su dura y áspera corteza, tan diminuta y profunda que comenzaba a sentir lo que nunca había sentido; debilidad. Adoraba y le satisfacía ver los amaneceré, sus pupilas se regocijaban ante la delicia de tales colores entremezclados a la perfección, el rojo abrazando al azul, el naranja bailando por todo el espacio, las pequeñas partículas verdeadas que adornaban como gotas de rocío al manto que recubría a la tierra en todo su esplendor, lleno de

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Pequeño relato sobre el origen del otoño.

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El caer de las hojas...

Si bien es cierto, a lo largo de la existencia de la raza humana se han creado centenares de historias, millares de cuentos, e infinidad de mitos, muchos para mantener en la memoria de todos los seres pensantes aquellas gestas heroicas en las que ms de un hombre dio su vida a pecho descubierto para proteger la soberana de un pueblo y por consiguiente para cuidar el regalo ms hermoso que Dios y la naturaleza nos han brindado; la libertad. Algunos nos transportan hasta mundos de ensueo y realidades caleidoscpicas, en los cuales podemos conocer criaturas tan enormes y toscas como un troll o tan pequeas y delicadas como un hada, en algunos ms, todo el universo gira en torno a una damisela con el ttulo de princesa, ciertos mitos fueron creados en la antigedad, en aquellos tiempos cuando los dioses gobernaban el mundo y eran temidos por su propia creacin, estos ltimos relatos fueron creados para intentar dar una explicacin lgica a los fenmenos naturales. Hoy querida Celestina te contar una historia que hace precisamente eso, explicar un fenmeno natural, lo que ests a punto de escuchar no es invencin ma, ni mucho menos pura palabrera, tiene un origen real, tan real como la bella meloda del arpa de los ngeles, aquellos habitantes celestiales que nos han de cuidar. En un pasaje de la historia, situado exactamente en la alta edad medieval exista un rbol, tan grande, hermoso, elegante y duro que era considerado como el rey del bosque, bajo su mandato estaban todos los rboles, animales y plantas de aquel sitio, era mejor conocido como Rey Roble, de apariencia inquebrantable y personalidad agria, viva en armona, en las inmediaciones de la antigua Europa Occidental, ejerciendo su mandato como ninguno otro lo hubiese hecho, dedicaba su vida a estudiar las leyes de la naturaleza y a escuchar las peticiones de sus sbditos; l era el enlace entre la madre naturaleza y el resto de las criaturas del bosque, si los rboles tenan sed excesiva l tena que pedir a la madre naturaleza que hiciera caer la lluvia, si el alimento escaseaba l tena que pedir a la reina soberana de la naturaleza que los abasteciese del sagrado alimento. No tena inters alguno en entablar relaciones fraternales o amistosas, o al menos eso pareca. Da tras da, era el primero en abrir sus ojos para poder apreciar aquella luz de vida, tan cegadora y deslumbrante. En defecto el rbol comenzaba a mostrar una pequea fractura en su dura y spera corteza, tan diminuta y profunda que comenzaba a sentir lo que nunca haba sentido; debilidad. Adoraba y le satisfaca ver los amanecer, sus pupilas se regocijaban ante la delicia de tales colores entremezclados a la perfeccin, el rojo abrazando al azul, el naranja bailando por todo el espacio, las pequeas partculas verdeadas que adornaban como gotas de roco al manto que recubra a la tierra en todo su esplendor, lleno de nubes por la maana y por la noche se tornaba estrellado, iluminado tenuemente por constelaciones lejanas pero tan prodigiosas ante la vista de los habitantes terrestresEl Rey Roble, comenz a actuar de una manera diferente, pareca estar disperso, su atencin slo se concentraba en un solo punto, desde el alba hasta el ocaso su follaje se diriga hacia el sol, como si ste fuera algn tipo de ofrenda, su mirada slo se concentraba en l. La atraccin sentida era innegable, varios sucesos se desarrollaban en derredor suyo, cientos de hombres que eran perseguidos por la iglesia, acusados de hereja, se ocultaron en medio del bosque, aunque das despus stos mismos fueron capturados y algunos fueron asesinados en el mismo sitio, ni este suceso logr que apartar su atencin del astro rey. Decididamente opt por hablar con la madre naturaleza, explicando su situacin siti las siguientes palabras:

Oh madre ma, el castigo de los cien aos ha llegado hasta m, no puedo concentrarme, ni si quiera puedo pensar, todo en mi mente va marcha atrs, slo despierto para observarle surgir y conforme pasa el da siento que a su lado debo vivir, mis emociones estn sujetas a l, si no aparece me siento enloquecer, soy un enamorado ms que ha cado en la cruel trampa de la volatilidad. Por favor madre ma aydame a estar ms cerca de l, es lo nico que quiero hacer, no me importa ya el reino, si permanezco aqu podra perecer, mis suspiros son dedicados al astro rey y mi follaje es la ofrenda ms sincera que le pude ofrecer. No hay nada ms sincero que dar lo que a ti te brinda tanta felicidad, lo nico que quiero es compartir los das infinitos del porvenir. La madre naturaleza contest:De tu especie l no es, ni si quiera por ti muestra inters, deja esos tontos pensamientos ya, si continas as podras iniciar el camino negro que a la infelicidad te guiar, no pongas tu atencin en ese ser superior que tan lejos de ti est, si se acerca a ti te podra incinerar, deja tu terquedad, como t l no es, si te abraza pudieses desaparecer, deja tu ingratitud que en tu reino cuentas con todo el confort, y el clamor de una gran legin, arrepintete de tu pecado irracional de amar a un ser que jams te habr de valorar. No te puedo ayudar, retrate que en clera me hars estallar.El rbol repuso: Ingrata y cruel eres madre ma, por aos he estado a tus servicios, cuidando al resto de tus hijos, dando refugio a los pequeos y proporcionando sombra a los enfermos, he permanecido durante 200 aos en el mismo lugar que a la gloria procur llevar, no me hagas esto reina ma y apidate de m, llvame a un lugar donde su mximo esplendor pueda observar, donde sus rayos me acaricien con tal veracidad y delicadeza que penetren a travs de toda mi spera corteza, madre ma, dame una oportunidad, que es mi momento de conocer la tan deseada y fortuita felicidad. Seora ma, soy tu hijo ms fiel y por m tienes que interceder, no desdees mi plegara, y haz de mi vida un aventura exultante. Escucha mi quejica y dame libertad.Finalmente la madre naturaleza suspir:Tu terquedad no vas a dejar, y si tu ceguedad ha de continuar no es conveniente que te deje gobernar, tu suplica atender pero de ti ya no quiero saber, en un nuevo lugar estars, solamente te digo que t slo has de firmar tu sentencia final. He de usar mi fuerza divina para poderte transportar, a cambio te pido un poco de tu felicidad, si algo quieres ganar un poco de alegra tendrs que sacrificar. Ao con ao perders tu follaje, en marzo florecer y en el noveno mes lo perders. Un sacrificio austero, pero t ya no tienes remedio, la maldicin de los enamorado cay en ti y lo habrs de sufrir. La soberana naturaleza centraliz toda su vitalidad y a los cielos hizo soplar, las races kilomtricas del Rey roble comenzaron a separarse de la tierra, en un parpadeo fugaz el rbol se vio envuelto por una rafaga de viento y luz que lo transport hasta su nuevo sitio. Un lugar desde el cual tena una vista prodigiosa, poda sentir que el mundo estaba bajo sus races, como si fuera el emperador absoluto de un nuevo universo. No faltaba mucho para que el sol ascendiera en el horizonte y quebrantara toda la oscuridad, desde su risco esperaba con ansiedad el ascenso de su inverosmil amor, poco a poco fue elevando su esplendor y la felicidad fue denotada sin pena ni pudor, un sentimiento tan sincero que haba sido sembrado hace tiempo atrs comenzaba a germinar, los pequeos y frgiles retoos de tal emocin comenzaban a ser encantados por la luz celestial; el ahora solitario Roble no era capaz de describir tal sensacin de aquel primer avistamiento que tuvo con la razn de su ilusin, ver nacer al sol entre toda la espesura es un rito que los ms antiguos ancestros gozaban, pero para el roble era ms profundo, espiritual y sumamente significante, senta que la vida encontraba un sentido y un rumbo completamente distinto, todo lo vivido anteriormente pareca tan banal y careciente de significado vivencial, estaba perdido en la red de emociones que lo hacan sentir que era todo y nada a la vez; haba olvidado lo vivido, no pensaba en que pasara en el reino.El momento era perfecto para el roble, tal pareciera que el universo se detuvo para apreciar el encuentro del astro con este rbol, sin embargo, la magia trmino cuando el roble se percat que el sol ni si quiera not su presencia, acaso estaba distrado? O el roble era muy pequeo para poder ser divisado por l? Una tormenta de ideas trgicas se desat en su mente, comenz a creer que no era lo suficientemente bueno para un ser tan majestuoso como aquel, que quizs su follaje no era lo bastante hermoso para ser observado por la lmpara celestial. Sin duda el pesimismo se apoder de l. Pasaron das, y cuando se percat ya haban pasado dos meses, el octavo mes corra a toda prisa. De valenta se arm y lo siguiente proclam: Acaso no puedes notar que he dejado tantas cosas atrs por el simple hecho de tenerte ms cerca? No tomars en cuenta los sacrificios que he hecho para que t notes mi presencia? Sola ser un rbol rey, que a todos tena a sus pies, cambi toda la comodidad para poderte apreciar, y t sin embargo desconoces mi existencia, actas como si yo no estuviera ante ti, odos sordos haces ante mi deseo de amar y slo siento tu hostilidad, mis mayores miedos hacan eco ante la posible cada de mi reino, pero hoy da mi mayor temor es morir de amor, no encuentro consuelo a mi alrededor, porque en soledad vivo yo, fuerte sola ser y ante la ms grande debilidad de un ser vivo me vieron convalecer, el amor es un arma, que te salva o en tu alma termina clavada, a m lo segundo me ocurri y mi tristeza se libera en un llanto de desesperacin. El sol indiferentemente repuso:Yo nada te ped, ingenuamente creste que podra posar mi atencin sobre ti, vaya sarta de tonteras! Como un ser magnfico e inalcanzable como yo podra brindarte amor, a mi altura no ests, y nada que tengas t me puede interesar, tu follaje no me sorprende pues he visto las hermosas constelaciones de un universo divergente. Yo puedo flotar en una inmensa zona de luz espacial, y t atado ests, no somos iguales, y nunca me tendrs, no agradezco tus sacrificios pues en vano han sido, como el hermano que se entrega a los romanos para salvar a la humanidad sin saber que sta est condenada por la eternidad. Deja de molestarme y acepta tu realidad. Nada puedo hacer porque soy un astro rey. Poco faltaba para la llegada del otoo, y roble desesperanzado record las palabras de la madre naturaleza: Ao con ao perders tu follaje, en marzo florecer y en el noveno mes lo perders. Un sacrificio austero pero t ya no tienes remedio, la maldicin de los enamorado cay en ti y lo habrs de sufrir. Haba comprendido que su terquedad lo haba llevado a cometer una garrafal equivocacin, el juicio de su razn nublado estaba y buenas decisiones no tomaba. Habiendo sufrido el triste rechazo continuaba admirndolo, crea que el sol era la creacin ms hermosa de Dios. Cada detalle era perfecto, sin duda en l no aplica la palabra defecto, constantemente era sobajado por el rey del cielo y humillado por su falta de engreimiento. Estaba condenado a esta clase de felicidad, dnde el amor propio no se poda respirar, era maltratado, ignorado e inclusive lastimado, pero al viejo Rey Roble no le importaba, viva engaado y crea que esa forma de vivir le fascinaba, en algunos das el sol quemaba con tal intensidad que sus bellas hojas adelantaban su fecha de caducidad, cierta noche la luna se hizo notar y aconsejando al rbol comenz a pronunciar.Amigo mo, el tiempo pisa los talones de los que han abandonado las ilusiones, el reflejo de las estrellas sobre el mar reflejan otra realidad. Poco tiempo te queda y no has vivido en verdad, estar sometido a una persona que nunca te va a amar es una cruz que la humanidad y t han ha de cargar por su falta de serenidad. Das pocos te quedan, y t sigues en esta abismal tristeza, amar al sol, no fue una buena decisin, deja eso atrs y goza tus ltimos das con plena libertad. El rbol molesto repuso:T que entiendes de la desilusin, todos te aman y proclaman poemas a tu nombre, no hay hombre que no sienta admiracin por ti. Deja de redimir tus penas ante m. El rbol estaba furioso porque saba que la luna tena la razn, amar al sol no haba sido su mejor decisin. Sus hojas comenzaron a caer y l saba que el final estaba prximo a suceder. Sus hojas caan y en ellas frases dolorosas se impriman. Lgrimas grises mojan el cielo de un infierno paralelo. Donde habitan las constelaciones de la austeridad y explotan la inmortalidadEn un pedazo de corteza se observa un texto claramente dedicado al miedo. Fundado en su ser por la idea de que pronto l deba perecer. Corriendo en el bosque de la ansiedad, l se vuelve a apoderar, de mi cuerpo fuera de control, que se ahoga en gritos de desesperacin. No hay tiempo de mirar atrs, los demonios vienen detrs, acechando todo rastro de dulzura, devorando toda mi cordura. Acariciar mis huesos es lo que mejor sabe hacer, antes de que pueda morir, l se apoderar de m, mis lamentos sern sepultados mientras mis ojos son encadenados. La triste realidad de luchar contra alguien que no tienen piedad, que en cualquier momento puede atacar, que habita dentro de m, que se apodera de m. .. Es la obligada compaa, la malvola energa, que rige en mi interior, acta sin pensar, siempre se acerca con la posibilidad de una bestia liberar. Acecha fuera de control, ensangrentando el piso de mi razn, llevndome al final de una historia que nunca tuvo que iniciar. Finalmente el otoo lleg en su mximo esplendor y las hojas caan sin control, el rbol saba que estaba a punto de partir pues era la condena que l mismo haba decidido vivir. Sus races en cadenas se haban convertido y no le quedaba ms de un suspiro mirando al cielo proclam:Estoy en el ocaso de mi vida, sosteniendo en mis ramas pedazos de mi alma fracturada, rbol sin causa natural con las races sujetas en inmensa profundidad, follaje extinto baado en vino.Soy quemado por el sol y arrullado por la luna, para m esto es una tortura. Soy un monumento de falsedad bajo el cielo de la inhumanidad, castillo de bajeza donde se ahogan gritos bajo la tierra.El viento de la austeridad rodea mi catedral de sueos que ha sido destruida en el tiempo. Espiral de fuego, extensin del infierno, los tambores mueven a la multitud y el reloj aumenta mi inquietud.Madre ma termina de una vez con mi vida, haz tu santa voluntad, pero haz que esto pare ya, un tonto fui y por mi terquedad termin as, no es correcto adorar a alguien que jams te ha de amar. La madre naturaleza respondi con abundante tristeza:Lamento decirte que este no es tu final, vivirs en la eternidad bajo los rayos del sol a quien dedicaste toda tu pasin, el amor de verdad no sentirs por tu sosiego y terquedad. Y as fue, el rbol vivi en profunda tristeza, y en una desdeable realidad, amando a alguien que jams lo podr amar. Y as fue mi querida Celestina el rbol qued encadenado en aquel risco, hoy en da se pueden escuchar sus lamentos, y si hueles sus hojas que cada primavera aparecen, podrs percibir un profundo olor a tristeza, muchos dicen que la tristeza no tiene olor, pero yo creo que s lo tiene. A travs del tiempo muchas trgicas historias de amor han culminado en aquel risco, ahora llamado como el risco del final del amor. Algunas parejas celebres han inclusive terminado con su vida en aquel lgubre lugar donde todas las esperanzas encuentran su punto final. Desde entonces hasta ahora presenciamos el caer de las hojas.

El caer de las hojas.