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El Camino Real Granada-Valencia y las Rutas Comerciales, factores decisivos para el desarrollo de una importante zona arquitectura del Renacimiento Granadino JESÚS RUBIO LAPAZ IMPORTANCIA DEL CAMINO REAL GRANADA- VALENCIA EN ESTA ZONA GRANADINA Al transitar hoy día por la comarca norte de la provincia de Granda nos encontramos con una se- rie de localidades sumidas en una notable crisis eco- nómica, en las cuales destacan numerosas obras ar- quitectónicas de un valor muy considerable. El motivo de la construcción de estas importan- tes edificaciones en unos parajes tan olvidados ac- tualmente responde de manera precisa a una co- yuntura específica que provoca su erección. Quedando establecidos como preciosos testimonios de este peculiar contexto pretérito, en el que fun- cionaban con una rigurosa intención programática y propagandística a lo largo de una ruta (en el pa- sado muy transitada y hoy casi olvidada) como era el Camino Real Granada-Valencia. Esta vía, debida a la fácil comunicación del Sur- co Intrabético con las tierras levantinas, remonta su origen a tiempos inmemoriales, conformándo- se definitivamente en la etapa de la dominación romana y adquiriendo un gran desarrollo en tiem- pos de los R.R.C.C., a causa de las intenciones de estos soberanos de enlazar el recién conquistado territorio nazarí con el resto de la Península. Car- los V continuará este propósito, llegando en su épo- ca a alcanzar un considerable tránsito, como se pue- de apreciar en el «Repertorio de todos los Caminos de España» del valenciano Juan de Villuga, reali- zado en 1546 (Fig. 1). Posteriormente sufrirá la cri- sis general del seiscientos, para recuperar su impor- tancia en el siglo XVIII (siendo así camino de ruedas en 1757), y quedar olvidado con la creación de la actual red de carreteras. Por él veremos desfilar a los más relevantes per- sonajes de la política española de fines del siglo XV y del XVI, convirtiéndose en habitual en los tra- yectos reales (se constata el paso por esta ruta —o la estancia en alguno de los núcleos de la zona— de los R.R.C.C., Juana la Loca, el cardenal Cisneros, Carlos V, etc.). También lo transitan los viajeros de este tiempo, como por ejemplo Antoine de Lalaing (fig. 2). De esta manera observamos como este camino se convertirá en una espléndida «fachada» al exte- rior a la hora de exaltar el poder y la fama de las distintas fuerzas sociales ubicadas en estas tierras granadinas, a través de la construcción de impo- nentes obras artísticas, como pueden ser las que caracterizan actualmente las poblaciones de Guadix, Baza, Huéscar o Puebla de don Fadrique, si nos remitimos solamente a la demarcación gra- nadina, pues se continúan por otras, como los nú- cleos de Caravaca o Moratalla en Murcia, e inclu- so parajes almerienses como los Vélez (refiriéndome tan sólo a los lugares más cercanos a las localida- des señaladas anteriormente). Estas obras arquitectónicas responden a la divul- gación del vigor de las fuerzas sociales que las edi- ficaron a lo largo de esta vía. Obedeciendo su na- turaleza programática, por lo tanto, a tres diferentes grupos sociales que testimonian así su implantación en el recién conquistado reino de Granada. Éstos serán las sedes episcopales de Guadix y Toledo, las distintas fuerzas señoriales y las órdenes religiosas.

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  • El Camino Real Granada-Valencia y las Rutas Comerciales, factores decisivospara el desarrollo de una importante zona arquitectura

    del Renacimiento Granadino

    JESÚS RUBIO LAPAZ

    IMPORTANCIA DEL CAMINO REAL GRANADA-VALENCIA EN ESTA ZONA GRANADINA

    Al transitar hoy día por la comarca norte de laprovincia de Granda nos encontramos con una se-rie de localidades sumidas en una notable crisis eco-nómica, en las cuales destacan numerosas obras ar-quitectónicas de un valor muy considerable.

    El motivo de la construcción de estas importan-tes edificaciones en unos parajes tan olvidados ac-tualmente responde de manera precisa a una co-yuntura específica que provoca su erección.Quedando establecidos como preciosos testimoniosde este peculiar contexto pretérito, en el que fun-cionaban con una rigurosa intención programáticay propagandística a lo largo de una ruta (en el pa-sado muy transitada y hoy casi olvidada) como erael Camino Real Granada-Valencia.

    Esta vía, debida a la fácil comunicación del Sur-co Intrabético con las tierras levantinas, remontasu origen a tiempos inmemoriales, conformándo-se definitivamente en la etapa de la dominaciónromana y adquiriendo un gran desarrollo en tiem-pos de los R.R.C.C., a causa de las intenciones deestos soberanos de enlazar el recién conquistadoterritorio nazarí con el resto de la Península. Car-los V continuará este propósito, llegando en su épo-ca a alcanzar un considerable tránsito, como se pue-de apreciar en el «Repertorio de todos los Caminosde España» del valenciano Juan de Villuga, reali-zado en 1546 (Fig. 1). Posteriormente sufrirá la cri-sis general del seiscientos, para recuperar su impor-tancia en el siglo XVIII (siendo así camino de

    ruedas en 1757), y quedar olvidado con la creaciónde la actual red de carreteras.

    Por él veremos desfilar a los más relevantes per-sonajes de la política española de fines del siglo XVy del XVI, convirtiéndose en habitual en los tra-yectos reales (se constata el paso por esta ruta —ola estancia en alguno de los núcleos de la zona—de los R.R.C.C., Juana la Loca, el cardenalCisneros, Carlos V, etc.). También lo transitan losviajeros de este tiempo, como por ejemplo Antoinede Lalaing (fig. 2).

    De esta manera observamos como este caminose convertirá en una espléndida «fachada» al exte-rior a la hora de exaltar el poder y la fama de lasdistintas fuerzas sociales ubicadas en estas tierrasgranadinas, a través de la construcción de impo-nentes obras artísticas, como pueden ser las quecaracterizan actualmente las poblaciones deGuadix, Baza, Huéscar o Puebla de don Fadrique,si nos remitimos solamente a la demarcación gra-nadina, pues se continúan por otras, como los nú-cleos de Caravaca o Moratalla en Murcia, e inclu-so parajes almerienses como los Vélez (refiriéndometan sólo a los lugares más cercanos a las localida-des señaladas anteriormente).

    Estas obras arquitectónicas responden a la divul-gación del vigor de las fuerzas sociales que las edi-ficaron a lo largo de esta vía. Obedeciendo su na-turaleza programática, por lo tanto, a tres diferentesgrupos sociales que testimonian así su implantaciónen el recién conquistado reino de Granada. Éstosserán las sedes episcopales de Guadix y Toledo, lasdistintas fuerzas señoriales y las órdenes religiosas.

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    A. Las instituciones que más van a aprovecharlas ventajas que les ofrece la ruta serán las dos mi-tras que dominan esta amplia comarca granadina,el Obispado de Guadix y el Arzobispado de Toledo.Estos dos poderes eclesiásticos suscitarán un largopleito en la primera mitad del siglo XVI que pro-vocará, en gran parte, el que se realicen edificiosreligiosos tan importantes como la Catedral deGuadix, las Colegiatas de Baza y Huéscar, oparroquiales como la de Puebla de don Fadrique,de dimensiones desorbitadas para las necesidadesque debían de cubrir, y cuyas desmesuradas pro-porciones son perfectamente visibles desde el Ca-mino Real Granada-Valencia, convirtiéndose, deesta manera, en el edificio que más caracteriza a es-tos núcleos de población.

    La causa de este conflicto es la disputa entre ladiócesis accitana y la Catedral Primada por el su-primido obispado de Baza. Obispado de origenpaleocristiano que quedaría sin ser reimplantadotras el fin de la Reconquista —a pesar de la Bulade Inocencio VIII— debido a la inteligente labordel cardenal Mendoza, que alegará falta de mediospara su continuidad, a la vez que hacía valer losderechos que la Mitra toledana adquirió tras la fir-ma de un tratado en 1243 entre el arzobispoXiménez de Rada y Fernando III, por el cual esteúltimo cedía el gobierno laico y espiritual de Bazay su diócesis a los prelados castellanos, una vez quefuera arrebatada al Islam, en gratificación por lasayudas que los arzobispos habían prestado al reysanto en sus labores beligerantes en esta zona orien-tal de Andalucía.

    Quedaría Baza dentro de la órbita religiosa deMendoza, controlada interinamente desde Toledo,mientras que en el dominio temporal no consegui-ría sus objetivos por la oposición de los R.R.C.C.Entre tanto Guadix adquiría de nuevo la categoríaepiscopal.

    Tras la muerte del «Tercer rey de España» (1495)la reina Isabel confiará a su confesor, el arzobispode Granada Fray Hernando de Talavera, la admi-nistración de las iglesias del reino de Granada queno estuviesen asignadas de manera concreta a nin-guna diócesis. Obteniendo el primer preladoaccitano tras la Reconquista, Fray García Quijada,el gobierno de los territorios bastetanos tras el en-cargo que le hace el primer arzobispo granadino.

    La situación continuará relativamente en calmabajo el dominio de Guadix hasta 1504 en que el

    cabildo de Baza se «rebela» contra su vecina dióce-sis (no en vano las características y orígenes delobispado suprimido de Baza eran semejantes al delque ahora lo administraba), dando comienzo aquíel dilatado pleito al apelar los bastetanos al carde-nal Cisneros, que gustosamente accedería a escu-char sus quejas. Intervendrán ahora organismos ju-diciales (Chancillería de Granada, sobre todo),apelando repetidas veces también a la Santa Sedey al Emperador Carlos, para llegar, después de mu-chísimos vaivenes y oscilaciones (en las que no voya entrar aquí, pues resultarían interminables) a laconcordia «salomónica» de 1544, por la cual se di-vidía la antigua cátedra bastetana en dos fraccio-nes, quedando Baza y las tierras de su Hoya parala diócesis accitana, mientras la Vicaría de Huéscarse le otorgaba a la Sede Primada, si bien Toledoguardaba unos mínimos derechos sobre la Colegiatabastetana, y la metrópoli accitana los tenía sobrelas tierras del archiprestazgo oscense.

    En este clima de disputas continuas vamos a vercomo se desarrolla la labor constructiva de un obis-pado y otro. Labor que servía para demostrar cadainstitución eclesiástica su fuerza y su poder ante su«adversaria» y ante los numerosos viajeros impor-tantes que transitaban por el Camino Real Grana-da-Valencia. Convirtiéndose estos edificios en au-ténticas presencias simbólicas de las dos mitras enlas tierras de la suprimida cátedra bastetana, en unclaro deseo de exaltación de la fama y de propa-ganda de su gloria, en el precioso «escaparate» queconstituía esta importante vía de comunicación.

    La construcción de la catedral de Guadix parti-cipará, sin duda, de este contexto, correspondien-do estos años a los de su ambicioso proyecto, traslas trazas y obras de Diego de Siloé, que llegará ala catedral después de su paso por las obras de latambién accitana iglesia de Santiago.

    En este caso concreto habrá además otro moti-vo para engrandecer considerablemente la obra yacentuar el simbolismo del templo episcopal en estecamino. Será la disputa existente desde principiosdel siglo XVI en el centro urbano de esta ciudadentre el poder civil, representado por los corregi-dores, y el religioso, concentrado en la catedral. Losprimeros edificarán enfrente del templo catedraliciosu plaza, sede del gobierno emanado directamentedel Estado Moderno constituido por el emperadorCarlos, mientras la potestad espiritual erigía su«mole» arquitectónica; entablándose así otra lucha

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    ideológica entre dos fuerzas, visualizándose ésta através de dos estupendas obras artísticas que cons-tatan perfectamente el origen y la intencionalidadde sendos propósitos; en este caso, la confrontaciónantagónica entre los servicios administrativos ema-nados del Estado Moderno y la omnipotente pre-sencia de la cátedra accitana. Confrontación quese sumará, en su deseo «exhibicionista» a lo largode la ruta Granada-Valencia, a la rivalidad Guadix-Toledo, saliendo beneficiado, sin duda, el patrimo-nio artístico de la bella localidad granadina.

    La colegiata de Baza (foto 1), constituye otroejemplo claro de lo que venimos señalando. Cole-giata de mayores proporciones que muchas cate-drales españolas, será foco de gran actividad cons-tructiva, estableciéndose en torno a ella lasinfluencias mutuas entre Alonso de Covarrubias yDiego de Siloé, naciendo de esta manera a las ca-racterísticas formales de los edificios renacentistasde esta comarca, síntesis del estilo personal de es-tos dos maestros españoles que tendrán uno de susprimeros puntos de contacto en la ciudad bastetanade 1533; configurándose así una arquitecturacomarcana, resultante de interesantes influenciasgranadinas y toledanas, cuyo ejemplo está tambiénen la colegiata de Huéscar o en la iglesia parroquialde Puebla de don Fadrique.

    El arquitecto principal de este foco, y de estamanera de hacer la arquitectura, es Rodrigo deGibaja, encargado de ejecutar las trazas dadas porCovarrubias en 1533 para el templo bastetano, yque también trabaja junto a Siloé en dicho edifi-cio (Capilla del Sagrario, sometiéndose además ala «revisión» anual del burgalés 1. Asimismo lo te-nemos documentado en la iglesia de Puebla de donFadrique.

    La colegiata de Santa María de Huéscar tienetambién dimensiones catedralicias, aun cuando serecortan las proporciones de su primera traza. Seproduce en ella la misma simbiosis de elementosde procedencia toledana, como se puede observaren la decoración exterior de su cabecera, y andalu-za, como su interior, de clara tendencia «siloesca-

    vandelviriana». Esta evidente y magistral conviven-cia de influencias, y la magnitud de la obra lleva apensar en la planificación directa de los grandesmaestros de los distintos focos arquitectónicos delrenacimiento, como ya ha atribuido algún histo-riador del arte 2. Su función simbólica a lo largodel Camino Real Granada-Valencia no puede sermás clarividente, como lo muestra la foto 2, toma-da desde lo que era la ruta señalada (y que repite,por tanto, la misma panorámica), desde donde sevislumbra aún las majestuosas y destacadas dimen-siones de la construcción en un núcleo actualmentemucho mayor de lo que era en el siglo XVI. Que-dando, pues, claro el papel ideológico de este edi-ficio como manifestación del poderío de la SedePrimada en unas tierras lejanas a su metrópoli, yganadas para sí después de un largo proceso juris-diccional. Exaltándose, de esta manera, la poten-cia de la catedral toledana con una clara políticade prestigio a base de grandilocuentes construccio-nes que justificaban la idea propagandística deidentificar, en su afán «imperial», Toledo como lasegunda Roma, tal y como nos señala acertadamen-te F. Marías 3.

    Participante en el mismo programa ideológicoes el templo parroquial de Santa María de Pueblade don Fadrique (foto 3), también de dimensio-nes espectaculares en relación con la importanciade la localidad, creada a principios del siglo XVIfruto de la repoblación. En este edificio se acen-túan las connotaciones toledanas, cambiándose elorden corintio de Huéscar por un dórico corrido,y estilizándose considerablemente los pilaresrenacentistas. Hechos éstos que la aproximan a lacolegiata bastetana, cosa lógica al constatar la pre-sencia en Puebla de don Fadrique de los maestrosvizcaínos que levantan la iglesia de Baza (Rodrigo

    1 Magaña Visbal, L.: «Alonso de Covarrubias y la IglesiaMayor de Baza», Archivo Español de Arte, XXVII (1954), págs.35-45.

    2 Se han atribuido las trazas de la parte renacentista del tem-plo oscense a Diego de Siloé y Alonso de Covarrubias, creyén-dose que las ejecutaría Andrés de Vandelvira. Así se desprendede los trabajos de GONZÁLEZ BARBERÁN, V.: Memoria histórico-técnica para la declaración de Monumento Nacional de Santa Ma-ría de Huéscar, 1973, inédito. DENGRA UCLÉS, J.: Historia de losMonumentos de Huéscar, Huéscar, 1967, inédito.

    3 MARÍAS, F.: La arquitectura del Renacimiento en Toledo, Ins-tituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos yC.S.I.C., 1983.

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    de Gibaja principalmente, y un grupo numerosode artífices norteños) 4.

    B. Una vez examinada la actitud de las fuerzasepiscopales ante el Camino Real, veremos la posi-ción del sector señorial de esta zona norte de la ac-tual provincia granadina en su idéntico deseo deexteriorizar su presencia a través de numerosas ygrandilocuentes construcciones.

    El reino de Granada después de su reconquistafue objeto de una considerable repartición entre losnobles que ayudaron a los monarcas católicos enesta tarea. En la comarca que venimos estudiandovan a ser varias las casas señoriales que reciban lamerced real.

    Los R.R.C.C. otorgarán al cardenal Mendoza(llamado el «tercer rey de España» por su impor-tancia política y económica) el marquesado delCenete, en donde su hijo Rodrigo —ejemplo dela contradicción social del renacimiento español—construirá a principios del siglo XVI esa magistraly anacrónica obra que es el castillo de la Calahorra.Edificio contradictorio, ya ampliamente estudiadopor consagrados historiadores del arte, representala aprobación fastuosa de las formas renacentistas(de carácter burgués en su origen) en un contextoinapropiado, con clara exaltación feudalizante ymedieval. Las características y los valores de la obrano voy a entrar a estudiarlos, pues ya están perfec-ta y ampliamente destacados, pero lo que si hay querecalcar es la importancia de esta edificación, quecuenta con arquitectos de primer orden (LorenzoVázquez) y que supone una extraordinaria y tem-prana primicia de los nuevos rumbos que tomaráel arte del siglo XVI en la Península Ibérica, cuyainfluencia en el «italianizado sur» de Kubler serámás que evidente, teniendo parte de la culpa deésto la existencia de la ruta en cuestión, la cual pa-saba cerca de este castillo-palacio.

    Otra casa nobiliaria, los Enríquez, recibirángrandes heredades en Baza, así como el señorío delas villas de Orce, Galera, Tahal, Senes, Castro y

    Lucainena 5; llevando a cabo también una impor-tante labor constructiva, destacando su palacio enBaza o las numerosas fundaciones religiosas quehacen en esta ciudad (enlazando así con otro gru-po social con deseos de implantación en tierras gra-nadinas, las órdenes religiosas), como el monaste-rio de San Jerónimo, el de Santa Isabel de losÁngeles o el hospital de Santiago, todos ellos entiempos de los Reyes Católicos.

    La zona de Huéscar y Puebla de don Fadriqueserá otorgada en 1495 al Condestable de Navarray Conde de Lerín, Luis de Beaumont (que tam-bién adquiere Zújar, Freila, los Vélez, Castilléjar yBenamaurel), destacando la fundación en 1504 dela iglesia de Santiago de Huéscar, así como la denumerosas ermitas 6.

    En 1513 se hace donación de estas tierras al IIDuque de Alba, Fadrique Álvarez de toledo, quetoma el relevo de su primo (o más exactamente delmarido de su prima), el Conde de Lerín, tras bre-ves años de gobierno realengo. En el campo arqui-tectónico nos deja esta familia su casa de Huéscar,su patronato de la iglesia de Santiago de esta loca-lidad, y su participación en el templo de Puebla dedon Fadrique 7.

    Asimismo digna de destacar es la labor construc-tiva de Hernando de Zafra, secretario de los ReyesCatólicos, y señor de Castril, en esta localidad; y,por supuesto, aunque en el vecino reino de Mur-cia, la de los Fajardo, con ese espléndido edificio

    4 Hay que hacer la salvedad de que Puebla de don Fadriqueal crearse, en los primeros decenios del siglo XVI, no se ubicabaexactamente sobre el Camino Real Granada-Valencia; pero muypronto, por la importancia que iba adquiriendo el núcleo, debi-do a la repoblación, se unirá a esta cercana ruta.

    5 Donaciones efectuadas a Enrique Enríquez, tío de Fernan-do de Aragón, por los Reyes Católicos, también por sus nume-rosos servicios prestados.

    6 Este personaje era cuñado de Fernando el Católico (esta-ba casado con la infanta doña Leonor, hermana del monarca), ymantendrá este señorío hasta 1508 en que muere (la merced eramarquesado vitalicio). A destacar de entre la huella dejada en es-tas tierras, la advocación de las actuales patronas de Huéscar yPuebla de don Fadrique, que son las mismas que tenía la mo-narquía navarra.

    7 Don Fadrique Álvarez de Toledo, II duque de Alba era pri-mo de Fernando el Católico (su madre, María Eugenia Enríquez,era hermana de la reina de Aragón, Juana Enríquez, madre desoberano) y se le hace merced real de este señorío (Huéscar yCastillejar), por su ayuda en la conquista del reino de Navarra.

    Además de estas dos familias (Lerín y Alba) hay que tener encuenta las mercedes que se otorgan en esta zona a los caballerosque lucharon bajo las órdenes del Gran Capitán en sus campa-ñas italianas.

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    que es el castillo de Vélez-Blanco, cuya posteriorinfluencia está fuera de ninguna duda.

    C. Las órdenes religiosas también van a hacermuy pronto acto de presencia, afincándose en lazona de manera numerosa, llevadas, sin duda, porel afán de «cristianizar» esta tierra «desacralizada»;corroborando así, una vez más, la importancia cul-tural de estos parajes atravesados por la ruta Gra-nada-Valencia.

    Abundantes serán los conventos abiertos enGuadix, como los de monjas Clarisas Franciscanas,instaladas en el de Santiago (de clausura, fundadasen 1538), o las Concepcionistas Franciscanas (tam-bién de clausura, y fundadas en la segunda mitaddel siglo XVI), además de la presencia de agusti-nos, jesuitas, dominicos y franciscanos.

    En Baza, aparte de los ya anotados como de fun-dación nobiliaria, hay que señalar el convento dela Merced (de tiempo de los Reyes Católicos), elde San Francisco, que se cree que fue fundado porlos mismos monarcas en 1490 8. Habitado pormonjes de la misma orden es el de San AntonioAbad; teniendo que sumar a todos éstos, el de San-to Domingo y el del Espíritu Santo (del primerono se sabe la fecha fundacional, y al segundo se leatribuye su origen en 1530). También es precisoapuntar el de la orden franciscana de San Pedro deAlcántara, establecido en la cercana localidad deCaniles bajo la advocación de San Diego (1671).

    En Huéscar se constituirán otros tres, el de SantoDomingo (en 1547) —con una preciosa armadu-ra mudéjar—, el de San Francisco (en 1602, demenores descalzos), y el de monjas dominicas, lla-mado de la Encarnación (en 1612). A los que hayque sumar el de Nuestra Señora de la Concepciónde Puebla de don Fadrique, de monjes francisca-nos descalzos de la orden de San Pedro de Alcán-tara, erigido entre 1614 y 1618 9.

    INFLUENCIA DE LA RUTA COMERCIALDE LA LANA EN LA INTRODUCCIÓN DE LAS

    CORRIENTES ITALIANAS EN EL RENACIMIENTOGRANADINO

    Otro factor, muy a tener en cuenta a la hora deestudiar el origen de las influencias y causas queayudan a que se construyan destacados edificiosrenacentistas en esta zona, es el importante comer-cio existente entre esta comarca e Italia.

    En estas tierras (concretamente en Huéscar) secomerciaba la lana que se producía en gran partede la mitad meridional de la Península Ibérica, exis-tiendo en la ciudad oscense abundantes lavade-ros 10, propiedad normalmente de ricos mercade-res genoveses (y también de algún milanés) quepreparaban el producto adquirido que después sellevaba en carros hacia Cartagena o Alicante, endonde se embarcaba para Génova, produciéndoseun considerable emporio financiero a partir de estecomercio, originando de esta manera una fuertepresencia trasalpina en estas localidades (el altonúmero de habitantes de esa procedencia que vi-vían en Huéscar o Puebla de don Fadrique hablapor sí solo). Siendo constantes y continuas las re-laciones e intercambios entre este país y nuestrosparajes, produciéndose así un total arraigo de es-tos italianos en sus nuevos asentamientos, a causadel desarrollo de negocios que los vinculaban a lazona, infiltrándose una notable influencia italianaque se extenderá a todos los aspectos de la vida deestas tierras granadinas, siendo evidente, como aho-ra veremos, en el caso de la arquitectura de este«italianizado sur». Así numerosos maestros trasal-pinos trabajan en esta zona a principios del sigloXVI (los ejemplos son muy numerosos: FranciscoFlorentín, Jacobo Florentino, Carlone, etc.).

    Todo este contexto va a incidir en un caso sig-nificativo como es el de Juan de Marquina, que sinviajar nunca a tierras italianas, transformará su es-

    8 MAGAÑA VISBAL, L.: Baza Histórica, Baza, Asociación Cul-tural de Baza y su Comarca, 1978.

    9 Al hablar de los distintos conventos, me refiero a su fun-dación y existencia antes del siglo XIX, pues muchos de ellos fue-ron suprimidos con la Desamortización.

    10 Los lavaderos de Huéscar son muy señalados en todas lasantiguas historias, por ejemplo Henríquez de Jorquera en susAnales de Granada (edición de Marín Ocete, Granada, Facultadde Letras, 1934), al hablar de Huéscar nos dice: «tiene famososlabaderos, los mejores de España donde se ocupan por los meses deJulio y Agosto y parte de Septiembre más de tres mil hombres, labandoalgunos años más de cuarenta mil arrobas, cuyos labaderos ocupanpoderosos ginoveses». (Pág. 114).

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    tilo arquitectónico hasta cotas muy clasicistas des-pués de unos inicios góticos-platerescos. Esto esdebido a su continuo contacto con personajesoriundos de aquel país. Así le vemos trabajando en1521 junto a Francisco Florentín en la iglesia deMoratalla (punto también del Camino Real Gra-nada-Valencia), perdiéndose el rastro a partir de ahíhasta 1528 en que se le reencontraba ocupado enobras de la capital granadina, en donde continua-rá su labor en los años sucesivos. Un documentodel Archivo de Protocolos de Granada, fechado en1528, en Puebla de don Fadrique, nos descubre aMarquina, vecino de Granada, como socio-colabo-rador del genovés Aleixande Rey, encargados am-bos del comercio maderero de la sierra de Nerpio.Sierra que tenían arrendada, suministrando la ma-dera al arzobispo de Granada para la construcciónde las iglesias de sus archidiócesis. Esta ocupaciónla acogerá Marquina tras su estancia en Moratallapara realizar su templo, viéndose en el documentola ruptura de la «sociedad» tras seis años de con-trato (1521-1528, aproximadamente), que una vezcaducado le hará marchar a Granada donde se ins-tala permanentemente 11. A pesar de esto, durante

    este tiempo en que deambula por estas tierras, noperderá sus contactos con la ciudad de la Alhambra,ya que sigue siendo vecino de ella, y encargado dellevar la madera a las iglesias de su arzobispado.Tampoco hay que olvidar el lugar donde se firmael documento, en un momento en que se constru-ye la iglesia de Puebla de don Fadrique, aldea en-tonces dependiente de Huéscar, que también levan-ta ahora sus edificios renacentistas. Preguntándonosasí qué hacia Marquina en esta localidad, refirién-dose evidentemente la respuesta a alguna labor ar-

    11 1528, noviembre, 20, Puebla de don Fadrique.«Carta de obligación entre Juan de Marquina y Aleixandre

    Rey, genovés, comprometiéndose a llevar la madera desde la sie-rra de Nerpio que tenían arrendada a las iglesias del arzobispadode Granada».

    Archivo de Protocolos de Granada, Tomo de Puebla de donFadrique, 1527-1552, escribanía de Pedro Jiménez, fols. 226 y 227.

    «En el lugar de la Puebla de don Fadrique, jurydycyon de laçibdad de Guesca, a veinte dias del mes de noviembre de myl equinientos e veynte ocho annos. Este dia se concertaron e con-vinieron Juan de Marchina, vecino de Granada, e Alixandre Rey,ginoves, vecino de la çibdad de Murçia, companneros, estandopresentes desta manera e dixeron que por quanto estan obliga-dos al arçobispo de Granada de dar y entregar para las yglesyascyerta madera sygun que mas largamente se contiene en laobligasyon que para ello tyenen hecha y para en parte de pagode la dicha madera resybieron del dicho arçobispo e de su ma-yordomo, en su nonbre dozientos ducados de oro y ellos y demas se conpraron doze pares de bueyes para llevar la dicha ma-dera, y para todo lo qual, despues destar obligados entramos. Eldicho Juan de Marchina tiene dadas las fyanças por entramos pormanera que sy dios alguna cosa dispuziese de alguno dello todaviaavyan de pedyr al dicho Juan de Marchina por ser vecino de ladicha çibdad e porque el dicho Juan de Marquina este syguro dela parte del dicho Alixandre Rey, el dicho Aleixadre Rey dixo quepara sul (fol. 226 v.º) sygurydad del dicho Juan de Marquina hastaen tanto que el contrato que para ello sea conplido le da, çede ytrespasa toda la asyon y derecho que el a e tyene e perteneçe de

    seys pares de bueyes que al dicho Alixandre Rey le qupyeron desu padre de los doze pares de bueyes que conpraron por razonde la dicha contratasyon, para que el los tenga y posea como bie-nes suyos durante el tyenpo de la dicha contatasyon, con tantoque de lo que trabajaren e ganaren se vaya descontando su partedel dicho Alixandre Rey, lo que le conviniere a perdida y agasy ahasta que el dicho Juan de Marquina aya conplido con el dichoarçobispo la dicha contratasyon que entre ellos esta hecha, y asymismo que el dicho Juan de Marquina este contento y pagadode todo lo suso dicho y de synquenta y syete myl y trezientos equinze maravedies que del dicho Juan de Marquina tomo pres-tados el dicho Alixandre Rey en dineros contados, de lo qual detodo se a de yr pagando el dicho Juan de Marquina, de maneraque al cabo de la dicha contratasyon que ellos ayan conplido ladicha contratasyon dicho Alixandre Rey sea obligado a le pagary page al dicho Juan de Marquina todos los maravedies que porbuena quenta le alcancare, deviendo de restos de sus quentas des-de oy dia de la fecha desta carta a quenta y desquenta hasta serconplido el contrato de la madera en costa y en provecho queoviere en la dicha hazienda. Otro sy que por quanto entre el di-cho Juan de Marchina y Alixandre Rey tenia syerto contrato deconpannia por tyenpo de seys annos acerca de la syerra deNerpyo, e por que el dicho Alixandre Ry despues de ser hecho eldicho contrato de conpannia, arrendo por do uno ynnovasyon,por tanto de una voluntad ambas las partes dieron por nyngunoel dicho contrato e de nyngun valor en caso que paresça antealgun juez, por alguna delas dichas partes non valga nin haga fee para en complimiento de todo lo suso dicho que el dichoAlixandre Rey pagara los dichos cynquenta y syete mil y trezientosy quinze maravedies como dicho es, obligo su persona e bienesrayzes e muebles avidos e por aver…/ (f. 227)… e por que maseguro sea el dicho Juan de Marquina, el dicho Alixandre Reydixo que le ypotecaba y le ypoteco la sierra de Nerpio, que es entermino de Tayvilla, y le çedio e traspaso el açion e derecho quea ella tiene para que no la pueda vender ni enpennar ni trocar nicanbiar ni enajenar ni fazer della ninguna cosa con todo lo quele conviene hasta el ser pagado e conplido todo lo suso dicho,en testimonyo de lo qual otorga esta dicha carta en la maneraque dicha es ante el escribano publico e testigos de yuso escritosen ques fecha e otorgada en la Puebla de don Fadrique, juridiçionde la çibdad de Huesca mes y año susodicho, entiendese laypoteca en todo lo que conpro la dicha sierra, testigos Christobalde Olivares e Gines Guijarro e Sebastian de Carrion, vecinos deldicho lugar, e lo firmo de su nonbre. Alixandre Rey».

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    quitectónica que le ocupases allí. De esta manerase manifiesta claramente la influencia italiana quepenetra por esta ruta comercial. Influencia que haceque se construyan en esta zona los edificios más clá-sicos de todo el renacimiento español (recordemoscomo botón de muestra el castillo de Vélez-Blan-co, el levemente más lejano de la Calahorra, la co-legiata de Huéscar o la «italianizante» iglesia dePuebla de don Fadrique 12).

    OTRAS RUTAS Y VÍAS DE COMUNICACIÓN

    Fusionada con la ruta comercial de la lana estáotra que igualmente de riqueza y prosperidad a lacomarca. Se trata de la que se constituye a partirdel tráfico de madera que desde las sierras norteñasde La Sagra, Nerpio (cuyo caso concreto lo acaba-mos de desarrollar), Segura, etc. se lleva a todo elreino de Granada para la construcción de sus edi-ficios religiosos. Tráfico cuyo origen está en la cé-dula dada por los Reyes Católicos en 1498 al ar-zobispo granadino 13.

    También hay que sumar otra importante vía decomunicación, de naturaleza diferente, que asimis-mo nos habla del óptimo momento que viven es-tas tierras en el siglo XVI. Se trata del proyecto delcanal del Reino de Murcia, que recogería las aguasde los ríos Guardal y Castril, llevándolas hasta lahuerta murciana y el Campo de Cartagena. Pro-yecto que nunca se llevará a cabo y que constituyeun espléndido antecedente de la obra de ingenie-ría del siglo XX que es el Trasvase Tajo-Segura.

    CONCLUSIÓN

    Todas las características que hemos expuesto de-jan de manifiesto la crucial importancia de los ca-minos a la hora de destacar la prosperidad de unacomarca granadina en el siglo XVI. Prosperidad quese exalta en el plano arquitectónico 14, a través delCamino Real Granada-Valencia, por donde vemosdesfilar a los grandes maestros del renacimiento es-pañol, y cuyo ejemplo puede estar en Juan deMarquina (al que hemos tratado más en profundi-dad), aunque también advertimos, cada vez más, lapresencia de maestros que considerábamos muy desegundo orden, y que al estudiar su obra se nos ma-nifiestan con una importancia capital, como es elcaso de Rodrigo de Gibaja. Marquina desarrollaráparte de su labor en este trayecto (Moratalla, y muyposiblemente Huéscar y/o Puebla de don Fadrique),y en esta zona —y proveniente de otra ruta—, reci-birá gran parte de su influencia clasicista.

    Si a todos los elementos anteriores sumamosotros caminos, como el que seguía la madera queiba a parar a los templos granadinos o el que hu-biera recorrido el agua por el canal hasta llegar alas tierras murcianas, nos dan la totalidad de lascomunicaciones de la zona, que por su abundan-cia e importancia eran la causa del esplendor de lacomarca; erigiéndose así ésta en un nudo impor-tante de vías que provocan el auge económico y ar-tístico. Todo lo contrario que hoy en día, ya queactualmente está totalmente olvidada y arrincona-da, pareciéndonos inexplicable la riqueza arquitec-tónica que atesoran estas desconocidas y posterga-das localidades, y que no comprendemos hasta suanálisis histórico; siendo esto precisamente lo quehemos tratado de realizar aquí.

    12 Así la llama CAMÓN AZNAR, J.: Arquitectura y Orfebreríadel siglo XVI en España, Summa Artis, Madrid, Espasa-Calpe,1964, pág. 303.

    13 Recogida por GALLEGO Y BURÍN, A.: «Dotación de losReyes Católicos a las iglesias erigidas en Granada». Cuadernos deArte de la Facultad de Letras de Granada, vol. II (1937), pág. 126.

    14 También es digna de destacar la producción vítrea, queva íntimamente ligada a la riqueza maderera. De todos es cono-cida la importancia de la industria del vidrio en Castril, el Pinarde «la Vidriera» (término de Puebla de don Fadrique), o en lalocalidad de María.

  • JESÚS RUBIO LAPAZ324

    Fig. 1: Red de caminos de la mitad sur peninsular. En trazo más fuerte, los de mayor circulación.«Repertorio» de Juan Villuga.

    Fig. 2: Viajeros a principios del siglo XVI, según Bayón, D., L’Architecture en Castille au XVI siecle. Commande etRéalisations. París, Ed. Klincksieck, 1967.

  • EL CAMINO REAL GRANADA-VALENCIA Y LAS RUTAS COMERCIALES 325

    Foto 1: Colegiata de Baza.

  • JESÚS RUBIO LAPAZ326

    Foto 2: Vista de Huéscar desde el antiguo camino real Granada-Valencia.

    Foto 3: Iglesia parroquial de Puebla de don Fadrique.

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