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EL CULTURAL 15-21 de noviembre de 2007 www.elcultural.es José Luis Garci Fernando Vallejo Angelika Kirchschlager Thomas Shütte Ibáñez Entrevistas Colección Cine Terror Hoy, La profecía Celebramos con el dibujante los 50 años de Mortadelo y Filemón no se jubila

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EL CULTURAL15-21 de noviembre de 2007 www.elcultural.es

José Luis GarciFernando Vallejo

Angelika KirchschlagerThomas Shütte

Ibáñez

EntrevistasColección Cine TerrorHoy, La profecía

Celebramos con el dibujante los 50 años de Mortadelo y Filemónno se jubila

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De nuevo algunos escrito-res de relieve la han em-prendido contra Ce-

brián y la Academia o contraCebrián en la Academia, toman-do como pretexto un excelentediscurso pronunciado por el aca-démico y el roce menor que man-tuvo con el presidente del Go-bierno. No tengo la menorrelación con Cebrián, salvo la es-trictamente académica. Pero voya reproducir a continuación, re-sumido, el artículo que escribíhace unos años:

“Más de cuatrocientos millo-nes de hispanohablantes acep-tan lo que se decide en la RealAcademia Española. Desde hacetres siglos, los académicos han he-cho una labor rigurosa que se ini-ció con el Diccionario de Autori-dades, seis tomos próvidos en losque, al decir de un poeta, se en-ciende la palabra seminal, la ex-presión centinela, el entumeci-do vocablo. La Academia es laúnica institución española del si-glo XVIII que conserva autoridadsobre las veintidós naciones quese expresan en castellano. El mi-lagro se deriva del trabajo cientí-fico que, generación tras genera-ción, se ha desarrollado en la Casa.La independencia de los paíseshispanoamericanos coincidió conque varios de los mejores filólogosy gramáticos -Bello, Cuervo- noeran españoles, pero la Acade-mia superó aquella dificilísima co-yuntura con el rigor y la tenacidadde su labor de cada día.

“La Real Academia Española,igual que había hecho la francesa,tuvo el acierto, desde su funda-ción, de incorporar para el cui-dado de la lengua a los grandesescritores de creación y a los me-jores filólogos, y también -y aquíestá una de las claves de su éxito-a los sectores con capacidad dedecisión en la sociedad del sigloXVIII: la Iglesia, el Ejército y laaristocracia. Esta función socialque tenía como objetivo respal-dar las decisiones lingüísticas dela Casa es poco conocida.

“En 1996, Fernando LázaroCarreter, consciente de que laaristocracia había perdido su re-levancia en la vida española,tomó la decisión de incorporarel Periodismo a la Academia,como antes se había hecho con laCiencia y el Derecho. Para mu-chos ahí se centra el gran acier-to de su fecunda dirección. JuanLuis Cebrián fue elegido acadé-mico porque era y es uno de lostres periodistas más importan-tes del último medio siglo. Lamuerte del admirado JaimeCampmany reverdeció una can-tinela que nada tiene que ver conla realidad. El columnista de“ABC”, que adornó con tantosaciertos su vida literaria, se equi-vocó en sus sarcasmos y sus fo-bias contra el Cebrián académi-co. No tenía razón. Nuncaentendió la complejidad de laAcademia, a la que reducía a losescritores con buena pluma. Ce-brián no fue elegido académico

como novelista o ensayista. Enambos géneros literarios hay do-cenas de escritores mejores queél. Fue elegido como periodis-ta. Y en eso no puede haber dis-crepancia seria. Cebrián fundóy dirigió “El País” durante doceaños. Ahí está su obra. Se pue-de coincidir o no con el periódicopero no se puede negar que “ElPaís” se ha convertido en el dia-rio de referencia de la vida es-pañola y que así está consideradoen las principales naciones delmundo. La dirección del diariofalangista “Arriba” y la posteriorde la revista “Época”, a cargo deJaime Campmany, fueron esti-mables pero carecen de relevan-cia en la Historia del Periodis-mo español. “El País” constituyeuno de los capítulos más sobre-salientes de esa Historia.

El berrinche de algunos porla elección de Cebrián, la reacciónincandescente contra el persona-je, la palabra yerta sobre la Aca-demia, no resisten un análisis se-rio. Santiago Ramón y Cajal oÁngel Martín Municio no fue-ron elegidos académicos de la Es-pañola como destacados escrito-res sino por ser los mejorescientíficos. García Enterría noestá en la Casa por escritor, aun-que lo es y excelente, sino comojurista. Tarancón no era Quevedocon la pluma pero ocupaba lugarsobresaliente en la Iglesia y porese motivo fue incorporado a laCasa.

“Por otra parte, Cebrián es un

excelente académico. Podía ha-ber recibido el nombramientocomo un título honorífico pero noha sido así. A pesar de sus abru-madoras obligaciones profesio-nales -y sé bien lo que digo porpropia experiencia- asiste asidua-mente a las comisiones y a los ple-nos y contribuye de forma muylúcida a los trabajos de la Acade-mia con el conocimiento precisodel uso del idioma que le handado sus largos años de ejerciciodel Periodismo.

“No puedo terminar este artí-culo sin afirmar que no estoy deacuerdo con la política enchar-cada, las posiciones ápteras y lasespaldas serviciales del diario fun-dado por Cebrián. A mí no se mehace el culo champán domperig-nón porque me elogie “El País”.No soy un político del PP. Soyun periodista independiente. Re-conozco el acierto del diario al res-petar la figura histórica de DonJuan de Borbón y al apoyar a suhijo Don Juan Carlos como ga-rante de la democracia española,pero discrepo del sectarismo po-lítico y sobre todo cultural de “ElPaís”. Y estoy en contra de ese ca-pitalismo semisalvaje que disi-mulada y a veces arteramente de-fiende, y que responde a losintereses de la propiedad. Enasuntos clave como la globaliza-ción, está en contra de la izquier-da moderada y auténtica y se hasituado, incluso, a la derecha delVaticano y de la doctrina social dela Iglesia”. �

La Academia acertó al elegir a Cebrián

LL UU II SS MM AA RR ÍÍ AA AA NN SS OO NNde la Real Academia Española

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3. PRIMERA PALABRA. La Academia acertó al elegir a Cebrián, POR LUIS MA-

RÍA ANSON.

8. LA PAPELERA DE JUAN PALOMO

LETRAS

10. Mortadelo y Filemón: medio siglo de aventuras, POR FELIPE HERNÁN-

DEZ CAVA.

14. Libro de la semana: Juegos sagrados, de Vikram Chandra, POR GER-

MÁN GULLÓN.

16. Boris Izaguirre. Villa Diamante, POR ERNESTO CALABUIG.

17. Juan José Millás. El mundo, POR ÁNGEL BASANTA.

18. Suárez-Galbán. Cuando llevábamos un sueño... POR RICARD0 SENABRE

19. Orson S. Card. La mejor ciencia-ficción del siglo XX, POR DAVID TORRES.

20. Libros infantiles y juveniles, POR GUSTAVO PUERTA LEISSE.

21. José Antonio Muñoz Rojas, Las sombras. POR FRANCISCO DÍAZ DE CASTRO.

22. ¿Cortesanos o partisanos? Última hora de las biografías depolíticos que rozan la hagiografía, POR DANIEL ARJONA.

24. Joan Reglá. Introducción a la Historia, POR LUIS RIBOT.

25. Mearsheimer y Walt. El lobby israelí, POR JUAN AVILÉS.

26. Gilles Lipovetsky. La felicidad paradójica, POR BERNABÉ SARABIA.

27. Tomás Alfaro Drake. Al sueño de la muerte... POR JOSÉ ANDRÉS-GALLEGO.

28. Los libros más vendidos.29. Primera memoria: Vicente Molina Foix.

ARTE

30. El regreso de Velázquez, POR FERNANDO CHECA.

33. Pedro Morales Elipe, en EGAM, POR MIGUEL FERNÁNDEZ-CID.

34. Escenarios de Martínez Bueno, POR ELENA VOZMEDIANO.

35. Particular abstracción de Ignacio Tovar, POR JOSÉ MARÍN-MEDINA.

36. El MNAC acoge a Tanguy, POR JAUME VIDAL OLIVERAS.

37. Felicidad Moreno, desde el centro, POR JOSÉ LUIS CLEMENTE.

38. Schütte conversa con Adrian Searle ante el Fourth Plinth en Londres.

41. Arquitectura. Últimas obras de Otegui y Parga, POR RAÚL DEL VALLE.

TEATRO

42. Tres obras de temática social, en la cartelera de Madrid, POR LIZ PERALES.

44. Portulanos, POR IGNACIO GARCÍA MAY.

45. Calixto Bieito estrena Los persas, de Esquilo, POR JAVIER VILLÁN.

46. La Zaranda presenta en el Español su último montaje, POR M. J. MOLINA.

CINE

47. José Luis Garci habla de su nueva película Luz de domingo, POR JUAN SAR-

DÁ. De Pérez de Ayala a José Luis Garci, POR ANDRÉS AMORÓS.

51. De estreno. Redacted, de Brian De Palma, POR ALEJANDRO G. CALVO.

53. La Ley del cine, a examen. Por la modernización, POR AGUSTÍN DÍAZ YANES.

MÚSICA

54. Entrevista a la mezzo austriaca Angelika Kirchschlager, POR M. J. MOLINA.

57. El pianista Joaquín Achúcarro cumple 75 años, POR J. L. PÉREZ DE ARTEAGA.

60. El trío neoyorquino The bad plus actúa en España, POR PABLO SANZ.

61. Discos.

CIENCIA

62.Entrevista a Ricardo Cubedo. Publica Cáncer, 101 preguntas, POR J. L. REJAS.

64. El “experimento Miller” cobra vida, POR CARLOS BRIONES.

66. ÚLTIMA PALABRA. Fernando Vallejo arremete contra la Iglesia y el

Islam en La puta de Babilonia (Seix Barral), POR NURIA AZANCOT.

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S U M A R I O

PORTADAAsí se retrata Francisco Ibáñez

en este dibujo hecho para El Cul-

tural tras “sobrevivir” a los fastos

de los cincuenta años de Morta-

delo y Filemón.

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En Portadaarece mentira pero el próximo mes de enero Mortadelo y Filemón, dos de lospersonajes más entrañables de nuestra memoria sentimental y cultural reciente,cumplen cincuenta años. Ayer una fiesta celebró ese medio siglo de disfraces y aven-turas en el que las criaturas de Ibáñez han coqueteado con la miseria, la ineficaciay el crimen, han viajado a la Luna y se han hecho ecologistas y okupas; han dispu-tado Olimpiadas, se han colado en la Casa Blanca de Clinton y su becaria, han de-nunciado la corrupción, y triunfado en la Fórmula 1 con Fernando Alonso. Cincuentaaños en los que han ido cambiando al ritmo que lo hacía España, con el mismomiedo y la misma esperanza en el porvenir. El Cultural recuerda hoy su historiade la mano de Felipe Hernández-Cava, responsable de la exposición antológicaorganizada por el Círculo de Lectores para celebrar sus primeros 40 años de vida.

Arte disfruta con Fernando Checa la nueva exposición dedicada a Velázquezen el Museo del Prado, deteniéndose en los ocho cuadros que regresan a nuestropaís. Además, Adrian Searle conversa con el escultor Thomas Schütte sobre su pro-yecto para el Fourth Plinth (el pedestal vacío de Times Square que ocupan desde1999 distintos artistas contemporáneos).

La coincidencia en la cartelera de tres obras con el presente como tema (Presas, Elenemigo de la clase y Pulsión) nos plantea el regreso del teatro social, y también inda-gamos en lo último de Calixto Bieito. Música celebra los 75 años de Joaquín Achú-carro, y Cine conversa con José Luis Garci ante el estreno de Luz de domingo.

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En 1958, cuando las páginas de la míti-ca revista “Pulgacito “, buque insig-nia de la entonces todopoderosa Edi-

torial Bruguera, nos presentaron al dúo bajoel título de Mortadelo y Filemón, agencia de in-formación, Francisco Ibáñez, su creador, con-taba veintidós años. Aseguraba entonces queél había comenzado a dibujar prácticamente enel mismo momento del parto, y algo de eso ha-bía, porque no tenía más que cinco años cuan-do en la sección dedicada a los lectores de la re-vista “Chicos”, donde colaboraba su admiradoJesús Blasco, apareció su primer trabajo.

Perteneciente a una generación de autodi-dactas, este historietista, recompensado en elaño 2001 con la Medalla de Oro al mérito de lasBellas Artes, aprendió mirando con deteni-miento en las revistas de posguerra el quehacer

L E T R A S

El próximo 20 de enero de 2008 Mortadelo y File-món, los personajes más característicos de ese ge-nio del cómic nacional que es Ibáñez, cumplirán cin-

cuenta años. Cincuenta años de persecuciones, golpesy carreras a un ritmo tan vertiginoso como hilarante queha hecho de ellos los supervivientes de una historietaespañola que hubo un tiempo en que formaba parte sus-tantiva de nuestra cultura popular , y los actuales pala-dines de una resistencia épica ante el poder creciente de

los cómics estadounidenses y, en impara-ble ascenso, del manga japonés. Cin-cuenta años en los que han ido cam-

biado con un país y una cultura que se hareflejado en sus viñetas con todas sus mi-

serias, picaresca y desatadas esperanzas.

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Cincodécadas con

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de aquellos dibujantes que desper-taban en él las ansías de dedicarse auna profesión que ha sido, y siguesiendo, fundamentalmente vocacio-nal. Pero, así como comprendía queen las academias era posible perfeccionar sus dotes para perseveraren el camino de los creadores de cor-te realista (Alex Raymond, Hal Fos-ter o Burne Hogarth, tres de sus ído-los como lector), la atracción quesentía hacia el humor le impelía aperseverar en la doble escuela de laobservación y del mejoramiento ensolitario.

El infante Ibáñez, con su carpe-ta de muestras de un lado para otro,halló un primer hueco en la editorialMarco con sólo siete años, y, tras co-laboraciones aquí y allá, pudo vercomo empezaba a cristalizar com-pletamente su sueño profesional alser admitido en la editorial Brugue-ra a los veinte, un empleo que pocodespués le posibilitaría abandonar laentidad bancaria en la que trabajaba.Ya sólo era cuestión de dedicarle ho-ras y horas a la profesión hasta quesus patrones le permitieran dar vidaa algún personaje que le situase enel modesto Olimpo del cariño de loslectores.

Detectives de pacotilla. Ese ins-tante, aunque aún era pronto para sa-berlo, se produjo en 1958 cuando,como he dicho antes, la revista “Pul-garcito”, aquejada al igual que todaslas publicaciones de la casa de seriosproblemas con algunos de sus di-bujantes estelares, permitió levantarun mayor vuelo a los que se habíanintegrado en su plantilla más re-

cientemente (esos que hoy cono-cemos como la segunda generaciónde Bruguera).

Uno de los recursos habituales dela comicidad ha sido, desde sus orí-genes, reunir a dos personajes an-tagónicos: el payaso listo y el paya-so tonto, el gordo y el flaco, el grandey el pequeño… E Ibáñez, conscien-te del buen resultado de ese con-trapunto, nos presentó a unos so-sias de Sherlock Holmes y el doctorWatson pasados por la muy espe-cial idiosincrasia española, no al es-tilo de la manera, más humorística-mente británica en que lo habíahecho en su día Enrique Jardiel Pon-cela, o la surreal de Sherlock Lópezy Watso de Leche de Gabi, en aque-llos números de “Flechas y Pelayos”que sin duda leyó de pequeño, sinoen línea con un sentido más ele-mental, y por lo tanto más asequible,de ese disparate que bebe de fuen-tes más vaudevillescas, por un lado,y más circenses, por otro.

A diferencia del toque costum-brista en el que perseveraban otroscompañeros, reflejo de una sociedaden la que todo era precario, y muy in-fluido por los trabajos del genial Ma-nuel Vázquez –“creo que es el me-jor historietista de humor que hay enEspaña”, le confesaría a Jaume Pe-rich en 1968, aunque matizando “noel mejor dibujante, sino historietis-ta, no confundamos”–, Ibáñez bus-caba en aquellos infelices la mejorde las caracterizaciones. El hábito,conviene tenerlo presente, hace almonje, y ni uno sólo de los cómicosclásicos ha dejado de prever el va-lor que una buena caracterización

tiene como marca de una persona-lidad propia y única, desde Charlotcon su bastón y bombín hasta Jac-ques Tati con su gabardina y su pipa.

Filemón Pi, el jefe, era un tipobajito y con dos pelos mal coloca-dos en la cabeza, que empezó vis-tiendo con un corte muy inglés, ala manera del detective de británicode Baker Street (hasta los policíaseran bobees), al que su empleado,Mortadelo, que no socio, no cesabade crearle continuos problemas consus descomunales errores. Éste, deaspecto más decimonónico merceda su levita y al bombín, estaba lla-mado a ser la estrella de las aventu-ras (ya iba por delante en los títulosde crédito), especialmente porquetenía la habilidad de extraer de susombrero los disfraces más inverosí-miles. Aquel objeto parecía, efecti-vamente, la gabardina de HarpoMarx, de fondo inacabable e insos-pechado. Aunque, enseguida, Ibá-ñez comprendió que podía prescin-dir de esa apoyatura (de hecho, aveces no se molestaba en explicitar-la) y optar por un transformismo mássurrealista e inexplicable que no res-pondiera a la necesidad de un disfraz

para que aquel otro calvo (¡benditosea el dibujante por su defensaabierta y en pareja de la alopecia!),más alto y enjuto, se transformase enlo que fuera de su antojo: animal, mi-neral o vegetal… de ínfimo tama-ño o fuera de toda escala.

De investigadores a espías.En elpoco espacio del que disponía ini-cialmente, una página, el dibujanteapenas podía presentar una situaciónque, como en La comedia de las equi-vocaciones de Shakespeare, daba lu-gar a un enredo, pese a que inme-diatamente aquello desembocara enun desenlace propio del tradicionalburlesque, y cuyo momento culmi-nante solía ser la persecu-ción que el jefe, con ánimo de cau-sar el peor de los daños, emprendíacontra su torpe colaborador.

Si alguien dijo que la nota do-minante en la historia del humor es-pañol es el pesimismo, y de esto sa-ben mucho Luis García Berlanga yRafael Azcona, Mortadelo y Filemóneran la constatación repetida de que,hispanos hasta la médula, nada de loque emprendían podía salirles bien.

Diez años de lo que los erudi-tos llaman slapstick (torta y bastón),apoyado en los gags verbales queinducían a equívocos y de gags vi-suales de la mano del mutable Mor-tadelo agotan a cualquiera, pero aúnconstituía una mayor rémora el sis-tema de trabajo estajanovista de laeditorial, para la que Ibáñez no ce-saba de crear chistes y personajes: Lafamilia Trapisonda, un grupito que es lamonda; 13 rue del Percebe; Godofredoy Pascualino viven del deporte fino; El

Si la nota dominante en

la historia del humor español

es el pesimismo, Mortadelo

y Filemón eran la constata-

ción de que, hispanos hasta la

médula, nada de lo que em-

prendían podía salirles bien”

on

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Botones Sacarino, de El Aullido Ves-pertino; Rompetechos (su otra gran de-bilidad); El doctor Esparadrapo y suayudante Gazapo; El sheriff de PorraCity; Pepe Gotera y Otilio, chapuzas adomicilio; o, entre muchísimos más,Doña Pura y doña Pera, vecinas de laescalera.

Como ya les hubiera sucedido aotros creadores de aquel despiadadoemporio, Ibáñez entró en colisióncon la sobreexplotación a la que seveía sometido y, acicateado por suconquistada popularidad, quiso tras-cender nuestro mísero mercado. As-piraba a colocarse en una situaciónsemejante a la que en el mercadofrancobelga gozaban dos de sus di-bujantes más apreciados: AlbertUderzo (Astérix) y André Franquin(Spirou y Fantasio, y Gastón el gafe,este último la referencia desenca-denante de su botones Sacarino).

Al servicio de la TIA. Fruto de aque-llas ansias de libertad fueron lasprimeras páginas de la obra que lacrítica ha considerado siempre elmejor trabajo de Ibáñez, El sulfatoatómico, en el que los protagonistaseran muy similares a su Mortadeloy Filemón, pero con las suficientesdiferencias para no crear una coli-sión con los derechos que Brugue-ra, acostumbrada a no respetar a susautores, mantenía en su poder. Elque aquella inmersión en el exteriorse viera frustrada y el que la edito-rial española se aviniera a mejorarsus condiciones, le hizo regresar a lacasa madre y darle una vuelta detuerca a su singular dueto.

Hace diez años, con ocasión de

una exposición que organicé paraCírculo de Lectores sobre el cuadra-gésimo aniversario de estos héroes,pude tener en mis manos algunas pá-ginas de aquella soberbia aventuraen el país de Tirania, la que con másprimor ha dibujado, y comprobar lospapeles pegados con que Ibáñez ha-bía devuelto el rostro de Mortadeloy Filemón a aquel par de espías queahora mismo no recuerdo si llega-ron a tener un nombre propio.

El Sulfato Atómico y Valor y… ¡al

toro!, por incidir en dos de los títuloscapitales de finales de los sesenta,marcarían el inicio de unos nuevostiempos para esta pareja y la con-formación de un universo muchomás acabado. Y también la reafir-mación de un estilo gráfico que ha-bía empezado a definir hacía tiem-po, y que le individualizaba palma-riamente frente a sus compañeros deeditorial.

Se ha especulado mucho sobrelas influencias que pudieron resultar

determinantes para ese cambio deprofesión, de detectives privados aespías, llegándose a mencionar la po-pularidad de la que gozaba en aque-llos momentos la serie paródica delEl superagente 86, en la que veló ar-mas Mel Brooks, pero yo creo, y asílo defendí en uno de los paneles dela exposición de hace nueve años,que el género de los espías gozabaen ese instante de un gran auge enla pantalla grande y en la literaturade kiosco, gracias fundamental-mente al personaje de James Bond,creado por Ian Fleming.

La idiosincrasia de este par dedesastres ambulantes no cambiósustancialmente porque fueran en-cuadrados en la TIA (Técnicos enInvestigación Aeroterráquea), ver-sión castiza de la central de espionajeestadounidense. Pero el hecho deque Ibáñez arropara progresiva-mente a Mortadelo y Filemón conalgunos estupendos característicos(el superintendente Vicente, el pro-fesor Bacterio y Ofelia, caricatura delos secundarios habituales de Bond:M, Boothroyd y miss Moneypenny)y, sobre todo, el que pudiera con-cebir sus relatos con mayor ambiciónde páginas, pensando en su posteriorrentabilización en álbumes, en co-lecciones como Ases del Humor yOlé, le colocó en disposición de per-feccionar las líneas maestras de sunarrativa.

Algunas claves de su éxito. ¿Quéexplicaría el que, contra viento y ma-rea, Mortadelo y Filemón sobrevi-vieran a la muerte de Bruguera, conla que en los últimos momentos Ibá-

M O R T A D E L O Y F I L E M Ó N , M E D I O S I G L O

Como si del mismísimo Alfred Hitchcock se tratara, ycon un sentido del humor tan negro como el del cine-

asta inglés, Francisco Ibáñez ha aparecido en oca-siones en los álbumes de sus personajes más

célebres, a menudo autocaricaturizado como dibu-jante de historietas. Según el recentísimo Gran Libro de

Mortadelo y Flilemón. 50 aniversario (Bruguera, 2007),Ibáñez se ha convertido en secundario de lujo de la serie, “e inclusointroduce el tema de algunos álbumes en las primeras páginas. Enocasiones aparece en cameos espaciales y muy localizados, comoen el caso de ¡Llegó el euro! (un señor que intenta registrarse en elhotel de Fuentelnabo); en otras, su actitud provoca un lío argu-mental, como en El pinchazo telefónico (en el que encarga que pin-chen el teléfono de la editorial para conocer las ventas de susálbumes y pedir un aumento), y en el álbum Rapto tremendo seconvierte, aunque aparezca en pocas viñetas, en el motivo centralde la historia como víctima de un rapto. Eso sí, Ibáñez es lo sufi-cientemente inteligente como para saber reírse sanamente de símismo”. A fin de cuentas, el propio Ibáñez ha escrito: “Cada maña-na cuando me levanto, voy al baño y me miro en el espejo, veo untío muy raro y digo, ¿pero ése soy yo? Qué momento más horrible”.

Si, a pesar de todo, conserva el lector alguna duda sobre lacapacidad de autoparodiarse de Ibáñez, no tiene más que ver eldesopilante autorretrato que nos ha enviado para nuestra porta-da, en la que se imagina a sí mismo convaleciente, pero trabajan-do, tras los fastos del cincuentenario de Mortadelo y Filemón.

Los cameos de Ibáñez

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ñez volvió a mantener se-rios litigios, que le permi-tieron finalmente recupe-rar sus derechos de autoría,y, sobre todo, que hayan te-nido gloria y fama tras el de-ceso del tebeo como vehícu-lo popular?

Implacables saboteadores dela lógica.Entre otras razones, seme ocurre que su humor saboteadorsigue funcionando como una críti-ca despiadada, aunque bienhumo-rada, de todo lo que estos dos suje-tos tocan. La relación desastrosa queestos antihéroes mantienen con elmundo que les rodea, y en la que noparece habitar la menor preocupa-ción por la lógica, nos hace transitarde un incidente brutal a otro al tiem-po que nuestro sentido común bas-cula incesantemente. Una mecáni-ca que entendió a la perfección eldirector Javier Fesser en su adapta-ción al cine en el año 2003 con Lagran aventura de Mortadelo y Filemón(aguardamos ahora, expectantes, loque pueda haber hecho Miguel Bar-dem con esa Misión: salvar la Tie-rra, que se estrenará en el próximoaño 2008).

Ese concepto de la comicidades tan internacional como lo fue elcine humorístico del período mudo(el de los Linder, Charles Chaplin,Buster Keaton, Harold Lloyd…), yde ahí la buena acogida que Morta-delo y Filemón tienen en países tandiferentes como Holanda, Suecia,Italia, Grecia, Alemania o Turquía,entre otros muchos.

A base de persecuciones, carrerasy golpes como los de la troupe deMack Sennett, dirigiendo la locurade los estudios Keystone desde laalta torre que se había hecho cons-truir, y con la misma dinámica de unritmo acelerado que extrae toda sufuerza y sentido de la visualidad, ellector disfruta con la apología pro-fundamente ácrata del sadismo y dela destrucción.

Es fácil, así, que simpaticemoscon las tribulaciones de estos infe-

lices porque suconflicto con larealidad, la peor ymás cruel de susenemigas, nospermite contem-plarlos con esamezcla de suficien-cia y de empatíaque dan la distanciay la identificación. Su épica cruel,como en los mejores dibujos anima-dos de la Warner, guarda una pro-funda relación con esa arraigada ideade que en nuestra relación con elmundo hay siempre algunos ribetesapocalípticos.

¡Cuántas veces no pensamos a lolargo del día, como Mortadelo y Fi-lemón en sus sempiternas huidas fi-nales, en el sinfín de cosas que es-capan al control de nuestros deseos!

Sin duda por eso, agradecemos lamirada de niño travieso de Ibáñez,como el de El regador regado de loshermanos Lumière, pioneros cine-matográficos de ese jolgorio prima-rio, que disloca las cosas del entorno

en el que vivimos tratando deentender, me consta, lo queacaece de verdad. Porque enesa etapa de la vida, la infancia,y hay personas que tienen lacapacidad de recordarlo, uno

puede sentirse herido, pero nun-ca degradado.

Aznar, Roldán, Bush, secundariosde lujo. No es necesario, como hahecho Ibáñez en las últimas décadas,el recurso a la presencia de perso-najes reales (Aznar, Roldán, RuizMateos, Bush, González…) para se-ñalarlos con su dedo jocoso, buscan-do reírse en compañía de los humi-llados por ellos, para que la risacumpla la función útil y liberadoraa la que se refería Bergson. Es más,según él mismo nos ha recordado:“Mortadelo y Filemón no aportanmensaje, la intención es que el lec-tor pase un buen rato y se olvide desus problemas”.

En el sadismo de Mortadelo y Fi-lemón, digno heredero del que Char-lot se gastaba con el gigantón EricCampbell, la libertad se introducepor nuestros poros contra lo estable-cido a través de la sublimación deuna agresión bien enfocada contratodo y contra todos, de la que, aun-que resulte incorrecto políticamen-te, no se salva nada ni nadie.

Si tanto nos cuesta adaptarnosal mundo, quedémonos, al menos,con la esperanza emancipadora dever los infinitos modos de destruir-lo con que este dúo de irresponsa-bles se convierten en los demiur-gos de una terapia que actúa depaliativo ante las múltiples contra-riedades que nos agobian.

El buen gag, decía Pierre Etaix,hombre orquesta del humor, nacesiempre de una obstinación en que-rer franquear lo infranqueable, en lu-gar de evitarlo dando un rodeo, ylas miles de páginas de Mortadeloy Filemón son la crónica de esa obs-tinación en atravesar a toda costa loimposible.

FELIPE HERNÁNDEZ CAVA

M O R T A D E L O Y F I L E M Ó N , M E D I O S I G L O

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UU NN RR EE FF EE RR EE NN TT EE

Simpatizamos con las

tribulaciones de estos infe-

lices porque su conflicto con

la realidad, la peor y más

cruel de sus enemigas, nos

permite contemplarlos con

esa mezcla de suficiencia y

de empatía que dan la dis-

tancia y la identificación.

Son la crónica de esa obsti-

nación en atravesar a toda

costa lo imposible”

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L A P A P E L E R A

ante la maravillosa puerta de Cris-tina Iglesias que no hace sino darpaso a un museo que por fin ha en-trado en el siglo XXI.

Sin abandonar la cola ni a Soro-lla: ¡45.000 solicitudes en menos

de una semana! Son las que han lle-gado a la sede de Bancaja en Valen-cia para visitar las enormes pinturascostumbristas que el maestro realizóen Nueva York para la Hispanic So-ciety. No sufran, que los muralesestarán allí hasta marzo y luego co-mienzan un periplo por todo el país,similar al que el propio Sorolla rea-lizó (metafóricamente, claro) al pin-tarlas. Además, la sala permaneceráabierta la noche de los viernes y lossábados. ¿Hay quién da más en mar-keting expositivo?

Cualquiera que haya visto algunode los cortos de Nacho Viga-

londo, tanto el nominado al Oscar7.35 de la mañana como El choque,sabe que es un director con talento.Por eso alegra tanto como escanda-liza que su primera película, Los cro-nocrímenes (de la que mis espías medicen que es rara y fascinante) vaya aestrenarse antes en Estados Unidosque en España bajo la distribución deMagnolia Pictures. Y otro cortome-trajista notable, Luis Alejandro Ber-dejo, rodará su primera película enese país con Kevin Costner comoprotagonista tras intentar levantar susproyectos en vano en España. Sin co-mentarios.

Hasta la fecha hemos visto nu-merosos biopics sobre escri-

tores (a los que mañana se viene a su-mar la espléndida Las aventurasamorosas del joven Molière) pero hasido mucho más infrecuente ver bio-grafías sobre directores de cine. Meentero de un proyecto que me en-tusiasma, y es que Anthony Hop-kins va a dar vida a Hitchcock, re-tratado en el momento en querodaba Psicosis.

JUAN PALOMO

1.- ANTHONY HOPKINS2.-LU C Í A E T X EB A RR Í A

3 .-JUAN AN TONIO CAMPOS4-.CRIST INA IGLESIAS

5.- NACHO VIGALONDO

La censura que no cesa. Lucía Etxebarría, tactofóbi-

ca perdida y sus avisos para navegantes sobonas de

discoteca. Otra de miedo: Alicia Moreno, Campos

Borrego y Navarro Baldeweg. Colas para disfrutar

del nuevo Prado de Cristina Iglesias y de Sorolla. Vigalondo

estrenará su primer filme en Estados Unidos y no en España.

Tras Picasso y Nixon, Anthony Hopkins será Alfred Hitchcok.

Una de tactofobia

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Desde que la semana pasada lesdescubrí la censura que un an-

tólogo intentaba ejercer sobre un jo-ven poeta, tengo saturada mi pape-lera de denuncias de todo pelaje ycondición. En internet, por ejemplo,Francisco Rubiales, autor de Políti-cos, los nuevos amos (Almuzara), de-nuncia que se desplazó a Madridpara ser entrevistado en el programaLa noche menos pensada, de Radio Na-cional de España. Y que cuando es-taba en el hotel esperando que fue-ran a recogerle, le llamó el conductordel programa, Manolo H. H., paracontarle, compungido, que el her-mano de su mujer había sufrido uninfarto y tenía que marcharse de laemisora. Y escribe Rubiales: “Losolores de la mentira y del miedo soninconfundibles y los periodistas vie-jos los percibimos con asombrosa fa-cilidad. Investigué y he consegui-do la certeza: sufrí un veto político.Manolo HH se justifica porque diceque recibió una llamada ‘del poder’que vetaba mi libro. Todo un acon-tecimiento: un veto político en de-mocracia, en la radio pública”. O sea.

Menos mal que es la propia Lu-cía Etxebarría quien lo con-

fiesa en su blog, al contar una no-che de farra en Aire, “una discotecalésbica de Barcelona hortera dondelas haya”. Y dice Lucía: “puedo lle-gar a ser MUY BORDE cuando mesiento agredida. Y si voy a un sitio yla gente se pega codazos a mi pasoy me miran acto seguido como si fue-

ra un mono de feria, si me tocan sinque se lo pida, si me entran en mitadde una conversación con una ami-ga, si me interceptan cuando, ya har-ta de sentirme una muñeca, estoy in-tentando largarme del garito, mecabreo. Y mucho. Me pone muynerviosa que me toquen personasque no conozco. En ese sentido soymuy tactofóbica. Lo digo por algunadel ‘Aire’ a la que grité cuando mecogió del brazo”. ¡Qué miedo!

Yqué me dicen de Juan AntonioCampos Borrego, ex director

del Inaem que fue inmediatamen-te apartado del cargo en el mismomomento que aterrizó César Anto-nio Molina en Cultura. ¿Por qué, porqué?, se preguntan todavía hoy losteatreros. Pero ahí estaba la conceja-la que convoca a todas las artes ma-drileñas, Alicia Moreno, con su equi-po de emergencia para rescatarlo,darle un cargo, y enviarlo ipso factoa la manifestación contra Esperan-za Aguirre por lo de Navarro Bal-deweg. Y es que la amistad está porencima de las ideologías o las siglasde un partido.

Se puede apuntar un tanto el mi-nisterio y el museo con la am-

pliación del Prado y la gratuidad desu entrada durante estos primerosdías de apertura. El público, local yforáneo, no defraudó y se agolpó a laspuertas de la casa de Goya y Veláz-quez, para ver también a Sorolla ycompañía. Japoneses y chulapos

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E L C U L T U R A L 1 5 - 1 1 - 2 0 0 7 P Á G I N A 1 4

VIKRAM CHANDRA

Tr a d . D o r a S a l e s S a l v a d o rMon d a d o r i , 2 00 7. 1 088 p p . 2 9 e .

La novela actual testimoniaque no hemos alcanzado losconfines de la realidad, el

anunciado finisterre histórico. Que-da aún mucho por contar sobre lagente y nuestro mundo. La ficcióninternacional atraviesa una etapa in-teresante gracias, en parte, a varios es-critores de lengua inglesa y de as-cendencia india, quienes extiendenlos límites de la exploración de lo realnada menos que a un subcontinente,la India. País habitado por cientos ycientos de millones de personas, dediversas religiones y lenguas, que vi-ven en una plenitud democrática deintercambio multicultural, pero hir-viendo en los conflictos económi-cos y sociales derivados de la globa-lización, de la diferencia de castas yde la simple explotación de millonesde desposeídos por una elite econó-mica. La novela india, como hicieraayer la hispanoamericana, obliga in-cluso a aceptar una realidad que di-verge frontalmente de la evocadaen la narrativa europea moderna. A lanómina de narradores indios impor-tantes, Salman Rushdie y Kiran De-sai, entre muchos otros, añadimos

hoy el de Vikram Chandra (NuevaDelhi, 1961).

Los tres escritores residen fuerade su país natal, aunque vuelvan aél con frecuencia. Chandra ejercecomo profesor de creación literaria enla Universidad de California en Ber-keley. Pertenece a la alta burguesíaindia, y tanto su madre como dos desus hermanas y un cuñado destacanen el ámbito del cine indio. VikramChandra dedicó siete años a la re-dacción del monumental volumenJuegos sagrados, ganador del premioHutch Crossword (2006), que pre-senta un inmenso mural de la vida enla ciudad de Bombay o Mumbai.Esta megalópolis resulta a la vez es-cenario y protagonista de la obra, ununiverso dominado por un caos ab-soluto, donde la convivencia ciuda-dana se convierte en azarosa y llenade peligros. Lugar sucio, corrupto adiversos niveles, policiales y políti-cos, y donde la dignidad del hom-bre queda postergada por las urgen-cias derivadas de la supervivencia. Laúnica felicidad posible para el indi-viduo común proviene de las pe-queñas cosas, de los momentos vi-vidos en la intimidad personal y, consuerte, en el entorno familiar.

Distintos críticos califican la no-vela de dickensiana, porque repre-

senta Bombay como el autor ingléshizo con Londres, y nosotros añadi-mos que clariniana, ya que recuer-da también a la manera en que Leo-poldo Alas retrató Oviedo en LaRegenta. La obra de Chandra, y ade-lanto mis conclusiones, resulta unaobra maestra, y quien la lea nuncamás podrá separar la imagen creadapor el escritor de la obtenida duranteuna visita a la susodicha urbe. ElMumbai de Chandra ofrece una vi-sión sumamente compleja del entra-mado humano en un entorno ciu-dadano completamente caótico,escindido por diferencias religiosas,de lengua y de origen social. Si enla Vetusta de Clarín había dos reli-giones, la católica y la de los ateos, enBombay tenemos sijs, hindúes, mu-sulmanes, budistas, cristianos, y mu-chas más variedades, gentes veni-das de numerosos puntos geográfi-cos, pero que se amontonan ilegales,ocultos en los pliegues de este entor-no que acoge a todos. Apenas comen-zar, cuando el policía, que será uno delos dos protagonistas de la obra, la ex-traordinaria figura de Sartaj Singh, in-vestiga un crimen corriente y visitapor oficio a los padres de un jovenasesinado, descubrirá que son ilega-les: oriundos de Bangladesh, aunqueellos afirman que nacieron en la In-dia, les reconoce por el acento.

El lector se encuentra ensegui-da cómodo y extraño con el texto, porla textura verbal del mismo, un con-junto léxico hecho de palabras mez-cladas, populares y del inglés ordi-nario. El texto principal, en inglés enel original, viene salpicado con pa-labras del argot urbano y de otras pro-venientes de diversas lenguas, el hin-dú, el punjabi y demás, con lo queel narrador consigue que experi-mentemos el verdadero sabor de lalengua, a través de los insultos, de laspalabras malsonantes, de las expre-siones de cortesía y sumisión. Nues-

tro paladar lectorial acaba haciéndo-se a tales especias verbales de saborindio. Tenemos ejemplos parecidosen castellano, pienso en la genial obrade José María Arguedas, Los ríos pro-fundos (1956), donde el español y elquechua se unen con un propósitosemejante. El estadounidense Co-mac McCarthy también ha mezcla-do con éxito expresivo el inglés conel español del norte de México en va-rias de sus novelas.

Bombay, el escenario, aparece,pues, transmitido en su ruidosa yasimétrica multiculturalidad, expre-sada oralmente en diversos regis-tros léxicos, y nos muestra los secre-tos humanos de la mano de sus dospersonajes principales, el menciona-do Singh, inspector de la policía, yGanesh Gaitonde, un notable cri-minal de la ciudad cuyas conexio-nes con la política local le permitenvivir de sus lucrativas ganancias, qui-zá mayores que las del propio mu-

L E T R A S

TRAS el éxito de su primera novela, Tierra roja y lluvia torrencial(Siruela), traducida a nueve idiomas y galardonada con los premiosDavid Hogham y el Commonwealth a la mejor opera prima, y el de susegunda obra, Amor y añoranza en Bombay (Espasa), premio Commo-wealth al mejor libro del año, Chandra obtuvo un anticipo de unmillón de dólares de la editorial estadounidense Harper Collins porestos Juegos sagrados. Quizá por eso, el propio Salman Rusdhie llegó aescribir: “Vikram Chandra es un escritor que leo desde hace tiempo.Siempre me ha gustado y siempre le he envidiado. La envidia es unbuen test para detectar si hablamos de un gran escritor”.

Vikram ChandraEl libro del millón de dólares

Juegos sagrados

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nicipio. El argumento comienza adesarrollarse cuando Singh, un curti-do policía de 40 años largos, recibeuna llamada telefónica anónima co-municándole el escondite del famo-so criminal, al que enseguida cap-turará de una curiosa manera. A lolargo del texto sabremos de la viday milagros de ambos. No de forma li-neal, sino dando giros y vueltas mil,que ofrecen vistas yuxtapuestas so-bre la vida privada del primero, y per-miten conocer las maniobras delgángster. Este aspecto de la novela,las averiguaciones de la vida de Gai-tonde, ofrece el aspecto de un au-téntico thriller, del criminal investi-gado por el policía, pero la multi-plicidad de situaciones en que los en-contramos y la intimidad de deta-lles que conocemos de sus vidas hacepensar también en una novela psi-cológica.

El comienzo marca la pauta delargumento: tras la mencionada lla-

mada telefónica, Singh acude con suayudante, Katekar, a capturar a Gai-tonde, que sorprendentemente seencuentra oculto en una especie decontenedor blindado a modo de bún-ker. Singh conversa un rato con el cri-minal, que le relata sus comienzos enel mundo del delito, hasta que elpolicía decide llamar a un bulldozery sacar al delincuente del buúnker,pero lo que se encuentra es que Gai-tonde se ha suicidado y a una mujerdesconocida muerta. A partir de en-tonces, la novela deviene un thriller;los servicios de inteligencia le orde-nan investigar las conexiones de Gai-tonde, comenzando con la descono-cida mujer que apareció tambiénmuerta. Sabremos que Gaitonde eraun rey del submundo criminal de

Bombay, y que ha sido informante dela policía. Aprenderemos también desus actividades como vendedor de ar-mas, su relación amorosa con unafamosa actriz de cine, y sus enfren-tamientos con otro musulmán, sugran rival en el mundo del hampa,hasta desembocar en un sorpren-dente final. Terminaremos tambiénpor conocer el carácter de SartajSingh, de su matrimonio con unamujer adinerada, lo que hasta su di-vorcio le permitió permanecer purodentro del cuerpo de policía, sin ad-mitir sobornos, lo que tras el divorciole será imposible. Así funciona lapolicía, los sobornos sirven para com-plementar la paga o el mismo pre-supuesto del cuerpo, porque la dota-ción económica no cubre los gastos.

Los lectores disfrutamos por igualde la intriga como de la infinidad dedetalles que iremos conociendo delos personajes y de la ciudad, quenada tienen de heroico en el senti-do estricto de la palabra. Singh poseeuna extraña dignidad aunque si su-cumbe al soborno es por lo inevitableque resulta tomarlo. Chandra consi-gue que tanto el detective, el crimi-nal y sus mujeres, que fácilmentepudieran caer en el estereotipo, di-luirse en imágenes tópicas de Bolly-wood, permanezcan siempre vero-símiles. Sabe equilibrar ese mundooral, de la calle, la ligereza del pe-queño crimen con la seriedad de lospeligros latentes en una sociedad conarmas atómica. Posee, en fin, el ta-lento de narrar una historia y permi-tirnos imaginar lo que sienten en laintimidad estos seres que habitanuna realidad diferente a la nuestra.

GERMÁN GULLÓN

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E L L I B R O D E L A S E M A N A

� La novela de Vikram Chandra resulta una obra maestra

y quien la lea nunca más podrá separar la imagen creada

por el escritor de la obtenida durante una visita a Bombay

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Villa Diamante

BORIS IZAGUIRRE

F i n a l i s t a d e l p r em i o P l a n e t a ,200 7. 490 p á g i n a s , 2 2 e u r o s

No deja de ser curioso consi-derar la cantidad de pala-bras que los críticos nece-

sitamos para llamar la atención sobreautores de peso que atesoran esfor-zadas carreras y mucho olvido, y quépocas hacen falta para reconocer deinmediato a este antiguo cronista desociedad venezolano, guionista detelenovelas, marciano crónico, show-man televisivo, tan capaz de sere-nidad y glamour como de cruzar la lí-nea del mal gusto. Hace mucho queBoris Izaguirre (Caracas, 1965) es enEspaña tan persona como persona-je, o mejor: hace mucho que supohacerse un personaje. A la hora dejuzgar Villa Diamante (finalista delpremio Planeta 2007) podría uno de-jarse envolver por un par de prejui-cios: el carácter comercial del galar-dón, y la fama de “frívolo” queacompaña al autor del libro. Sin em-bargo, los lectores no encontrarán enlas casi 500 páginas de Villa Diamanteun relato frívolo, banal, escrito conprisas o descuido.

Sorprende desde el inicio en-contrarse ante una historia terribleque cubre medio siglo de la con-

vulsa historia deVenezuela y quearranca en la navi-dad de 1937, cuan-do unos hombresviolentos entranpor la fuerza en lamansión de una fa-milia rica de Cara-cas afín al reciente-mente derrocadodictador Gómez.Esta puesta en es-cena, teatral e im-pactante, su cere-monia de la des-trucción, y el talen-

to de Izaguirre para el suspense yla eficacia narrativa (años de guio-nista), hará que quedemos engan-chados en los observadores ojos deuna niña (Elisa), con la que recorre-remos el libro hasta su edad anciana,viajando, de paso, por un buen pe-dazo de la historia reciente de Ve-nezuela. La caída en desgracia deesta familia hace que ella y su her-

mana Irene sean “acogidas” (ane-xionadas, expropiadas) en la grancasa de los vecinos Uzcátegui, queen adelante se ocupan de su “buenaeducación”. Será el verdadero co-mienzo de todo: un mundo tan con-fortable como terrorífico: una tra-gedia que poco tiene de glamour delentejuelas y que –en sus mejorespáginas– lo emparenta con otras mu-chas historias terribles contadas porautores hispanoamericanos.

Existe, pues, un Boris Izaguirreinterior, serio y concentrado junto alexterior, jocoso y chispeante. Es ca-paz de escribir con un aplicado rea-lismo que se permite algún guiñoal realismo mágico y define al extre-mo los personajes. Este buen aca-

bado alcanza también a sus dos gran-des retratos de monstruos (el pa-drastro y cruel fascista Gustavo Uz-cátegui y el Jefe de las Fuerzas deSeguridad de Venezuela, Pedro Suá-rez). El buen conocimiento de losmodos de hablar que posee Izagui-rre ofrece diálogos de impecable fac-tura, y su oficio de cronista de socie-dad brilla al describir las reunionesde la alta sociedad de Caracas: sucharla insustancial, las detalladas co-midas, vestuarios, costumbres... Nopuede obviarse la (querida) propen-sión de Izaguirre hacia la telenove-la y hacia una prosa “afrutada”. Setrasluce en muchas de sus páginas(Hugo o el joven Mariano son per-fectos galanes), pero se diría que hasabido poner estos ingredientes alservicio de una compacta narraciónque sólo entra en crisis en algunostramos de la obra, con la aparición deun personaje (en mi opinión) inne-cesario para la trama: el travestidoJoan en la parte de Isla Trinidad, quereaparece al final –de modo un tan-to forzado– en Venezuela. Granacierto la inclusión de otro perso-naje: el famoso arquitecto Gio Pon-ti, figura que termina siendo queri-da e importante.

Humillaciones, amores y sue-ños imposibles, verdades silencia-das, golpes de Estado, caciques y ge-neralillos varios, abusos de poder,oportunistas, manos sucias... pero estambién una historia sobre la forta-leza personal, la reinvención de unomismo tras cada daño, la necesidadde purificación y perduración. Qui-zá lo más logrado sea el tremendoambiente de amenaza, la brutalidadde fondo cernida sobre las vidas in-dividuales (sobre lo bello, inocen-te, frágil, o justo), que deja en pro-mesa todo futuro, incluido el de esagran nación en perpetuo recomien-zo llamada Venezuela.

ERNESTO CALABUIG

L E T R A S / N O V E L A

�La puesta en escena, tea-

tral e impactante, y el ta-

lento de Boris Izaguirre

para el suspense hacen que

nos quedemos enganchados

QUIQUE GARCÍA

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L E T R A S / N O V E L A

El mundoJUAN JOSÉ MILLÁS

P r em i o P l a n e t a , 2 00 7.233 p á g i n a s , 2 1 e u r o s

También este año el premioPlaneta ha querido añadir asu galería de celebridades a

un autor tan conocido como JuanJosé Millás (Valencia, 1946), cuyomérito literario, indiscutible en susmejores novelas, viene apoyándoseúltimamente más en sus muy leí-dos“articuentos”, publicados en laprensa periódica. Con El mundo Mi-llás remonta el vuelo novelístico,truncado en Laura y Julio (2006),dando una vuelta de tuerca más a sutrayectoria narrativa como “fabula-dor de la extrañeza”, por emplearla certera presentación de Sobejano.El mundo imaginario de Millás estáconstruido sobre una actitud de jue-go y permanente indagación en lafrontera entre realidad y ficción, conpertinente uso de la metalepsis enlos desplazamientos de situaciones,personajes y motivos entre distintosniveles ficcionales, lo cual potenciala naturalidad de sus incursiones enlos pliegues misteriosos de la vidacotidiana.

En El mundo el autor da riendasuelta al tratamiento literario de loque él mismo ha llamado “la devas-tadora enfermedad de la biografía”(“El genoma”, incluido en la selec-ción de Articuentos preparada por F.Valls, Alba Ed., 2001). En este casola biografía novelada es la del propioMillás, convertido en narrador y pro-tagonista de su libro autobiográfi-co. El mundo encierra la síntesis li-teraturizada de experiencias vividaspor él, sobre todo en su infancia yadolescencia, y su transfiguración li-teraria en el mundo imaginario delautor en múltiples aspectos de susnovelas que al paso va desvelando.Sin embargo no debe considerarseuna autobiografía, por más que granparte de los episodios recreados haya

sido verdad, incluso las ensoñacio-nes de aquel niño pobre, desvalidoe hiperestésico en el barrio madri-leño de la Prosperidad, en el sentidode que bien pudo ser cierto que lasimaginó, acicateado por sus miedosy sus deseos de huir algún día deaquella asfixia material y espiritualimpuesta por la grisalla de la pos-guerra en los años 50.

En El mundo Millás nos entregala novela de su vida en forma de re-lato del aprendizaje que entra de lle-no en la autoficción, tan en boga enla narrativa española de hoy. Su te-rritorio literario es el mismo de otrasnovelas del autor, transformado enespacio mítico en el Madrid imagi-nario de Millás: la casa familiar enla Prosperidad, el taller de su pa-dre, la presencia acogedora de la ma-dre, sus 8 hermanos... Tras unas pá-ginas dedicadas al traslado desdeValencia a Madrid, Millás va recrean-do, desde un presente narrativo,aquellos años de penuria en el barriomadrileño con sus miedos entre los

nudos del frío y su atormentado ac-ceso a la experiencia en diferentesórdenes de la vida, desde la rela-ción con sus padres hasta los prime-ros acercamientos al sexo femenino,los amigos, la religión y la muerte.

La novela está compuesta decuatro partes y un epílogo. Cada par-te lleva por título uno de los motivostemáticos esenciales en el conjunto.El frío (I), la calle (II), “Tú no eresinteresante para mí” (III) y la aca-demia (IV) son aspectos esencialesen la construcción del personaje, cre-cido en el frío de la posguerra, re-chazado por la chica que no lo con-

sidera interesante, y torturado por uncura cruel y sus secuaces en la aca-demia. Lo mejor del libro, superadosalgunos momentos de artificio ba-nales en las primeras partes, está ensu intensidad climática como exor-cismo personal del autor que, con-templándose a sí mismo desde la ex-trañeza, trata de comprender cómode aquel crío ha podido salir el es-critor de éxito que hoy es. El viajey la huida han sido tan largos queal autor le parece que uno de los

dos es falso, incapaz de casar al de-solado niño de ayer con el celebradoescritor de hoy. Lo cual está muybien resuelto en el reencuentro delnarrador con su amiga de la Pros-peridad, años después, en un hotelde Nueva York, con motivo de unaconferencia en la Universidad deColumbia. Porque también desdeun modesto barrio madrileño en lanegrura de la posguerra se puede lle-gar a ver “el mundo”. Por eso el finalresulta cargado de simbolismo enel regreso del autor con las cenizasde sus padres a la playa de su infan-cia en Valencia.

ÁNGEL BASANTA

� Lo mejor del libro, supe-

rados algunos momentos

de artificio banales, está

en su intensidad como exor-

cismo personal del autor

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E L C U L T U R A L 1 5 - 1 1 - 2 0 0 7 P Á G I N A 1 8

L E T R A S / N O V E L A

EUGENIO SUÁREZ-GALBÁN

Ka i l a s . Mad r i d , 2 0 0 72 2 6 p á g i n a s , 1 6 ’ 9 0 e u r o s

Eugenio Suárez-Galbán esmás conocido en el mundode la filología por sus trabajos

de investigación y crítica que por susocasionales incursiones en la creaciónliteraria. Como muchos profesores deliteratura, ha dado con algunos títu-los la impresión de haber vivido bas-tantes años haciendo coexistir su ac-tividad oficial con su vocación íntima.Cuando llevábamos un sueño en cadatrenza es obra de un escritor con múl-tiples lecturas, que erige su historia,sobre todo, como una cuidada cons-trucción verbal. Todos los capítulosson otros tantos monólogos de di-versos personajes femeninos –Puri,Pili, Trini...–, amigas desde la infan-cia y que van desvelando su “luchapor la vida” cuando se reúnen en elbar de Lucio –que funciona aquícomo espacio común a la manera delcafé de doña Rosa en La colmena–,otro personaje cuyos monólogos in-teriores completan las informacionesde las mujeres y aportan nuevos da-tos y puntos de vista. Al margen del

bar –y con un encaje un tanto capri-choso–, los monólogos de una an-ciana monja, la hermana Patrocinia,que fue maestra durante muchosaños y que es hija de un represaliadopolítico, permiten retrotraer algu-nas informaciones hasta tiempos an-teriores a la guerra civil y los añosde la represión subsiguiente. Los en-cuentros entre las amigas ayudan atrazar un panorama de la sociedad ac-tual en algunos de sus aspectos: el ac-ceso progresivo de la mujer al tra-bajo, la precariedad de muchasrelaciones personales, la inmigra-ción... Los destinos de las jóvenesson diversos y hasta divergentes, si sepiensa, por ejemplo, en que Pili aca-ba como policía municipal mientrasque Puri se dedica a la prostitución.Estos distintos caminos deberíantal vez haberlas diferenciado más,pero lo cierto es que, salvo por sus ac-ciones, todas se parecen, y ello por-que al autor le ha preocupado sobre

todo la caracterización idiomática.El registro –con la excepción de

los monólogos evocadores de lamonja– es marcadamente coloquialy hasta vulgar. Además de los crudoslaísmos y loísmos de casi todos lospersonajes –no de la monja, claroestá–, el léxico abunda en vocablosbarriobajeros y en palabras de modaencastradas en el irrestañable dis-curso oral de los personajes: molar,tronco, –a, flipar, las titis, trolar, cha-pear, demasié, etc. Es curioso querecursos frecuentísimos del habla co-loquial de hoy, como el uso casi ex-clusivo del prefijo super– para el in-cremento superlativo, hayan queda-do al margen. El caso es que, salva-do el carácter documental que estaobra tendrá dentro de unos años paraacreditar el uso de formas idiomáti-cas que, en gran parte, se habrán des-vanecido, el error al utilizarlas para lacaracterización lingüística es preci-samente su demasía. Nadie habla

con tal acumulación de formas co-loquiales. Es su densidad en el dis-curso, la desmedida frecuencia de suaparición lo que acaba proporcio-nándoles una sombra de inverosi-militud, de artificio que, preten-diendo reflejar una realidad, ladistorsiona. No es creíble que Pili, alnarrar la cruel broma de que ella ysus amigas fueron objeto y hablar de“los muy cabrones”, de que “se ha-bían pirado”, de un hombre “aco-jonado” y unos “munis” (o policíasmunicipales), añada que “la Puriempezó a sollozar” (p. 54) ¿Quiénutilizaría ese verbo en tal contexto?En este plano de construcción idio-mática, de creación de un friso depersonajes y de historias apoyada enel lenguaje, residen el mayor méritoy, a la vez, los puntos flacos de lanovela. La uniformidad lingüísticalo iguala todo, actúa como un corséque ciñe a los personajes –hay querepetir que con la excepción de lamonja, el personaje más hondo, cuyahistoria va descubriéndose poco apoco– y les impide diferenciarse deun modo adecuado.

RICARDO SENABRE

Cuando llevábamosun sueño en cada trenza

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La mejor ciencia ficción del siglo XXVARIOS AUTORES

S e l e c c i ó n d e O r s o n S c o t t C a r dE d i c i o n e s B . B a r c e l o n a , 2 0 0 7. 5 7 0 p á g i n a s , 2 2 ’ 5 0 e u r o s .

El nombre de Orson ScottCard, uno de los grandes delgénero, ha estado unido a la

colección Nova, una de las edito-riales pioneras de la ciencia-ficciónespañola, desde su primer número.Card estrenó la colección con el se-gundo volumen de su celebérrimasaga de Ender, y luego también tuvoel honor de hacer lo propio con losnúmeros 50 y 100. Nada mejor, parael bicentenario de la colección, quepublicar una magnífica selección derelatos, (escogida, prologada y co-mentada por el propio Card) quese cuenta entre lo mejorcito que hadado la ciencia-ficción del siglo XX.

Para el lector escéptico, desga-nado o reacio, ése que nunca ha que-rido o podido disfrutar del género,este libro podría ser la perfecta puer-ta de entrada a un disfrute continuo.

En él encontrará a algunos de los clá-sicos absolutos (no todos, y es lásti-ma, porque había sitio de sobra), unpuñado de escritores que se cuentanya entre los mejores de la literaturade la pasada centuria y unos cuantosaspirantes al título. Quien no hayatenido la dicha de tropezarse algunavez con Bradbury, Clarke, Asimovo Sturgeon, los encontrará en este li-bro, en pleno dominio de sus facul-tades, y flanqueados por una bue-na pléyade de discípulos y maestros.

Para el aficionado más curtido,ése al que no le asustan ya las para-dojas temporales ni los universoscuánticos, la selección de Card lepondrá en contacto con algunas joyaspoco conocidas o nunca publicadasen nuestro idioma. Valor facial, de Ka-ren Joy Fowler, aporta una mirada fe-menina al tema clásico del primercontacto con otra civilización. En elotro espectro de la escala, Los reyesde la arena, de George R. R. Martinresulta una pesadilla espeluznante,uno de esos relatos que son capaces

de quitarte el sueño. En La madrede Eurema, R. A. Lafferty consigueno sólo una fábula asombrosa sobrela imbecilidad sino uno de los relatosmás hilarantes que este cronista hayaleído nunca. Llámame Joe, de PoulAnderson, es una narración magistralcuyo eco persiste en la memoria has-ta mucho después de paladear la úl-tima palabra. La colonización de unmundo aterrador y salvaje (una selvade Júpiter) a través de una tecnolo-gía manejada por un inválido se con-vierte en una espléndida alabanzadel espíritu humano, un perfectoejemplo de que la gran ciencia-fic-ción puede llegar tan alto como cual-quier otro artefacto literario.

Humor, terror, compasión y li-rismo son sólo algunas luces del am-plio espectro temático del libro. Supunto flaco es la inconsistencia dealgunos relatos y la dudosa adscrip-ción de otros al género de la antici-pación científica (la fábula de Ur-sula K. Le Guin, por ejemplo). DiceMiquel Barceló en el prólogo que

Card bien podía haber incluido en elvolumen algún cuento del mismoCard. No le falta razón, pero yo echode menos algún memorable relatodel propio Barceló, por ejemplo. Esevidente que a Card se le ha ido lamano con la literatura anglosajona:en casi 600 páginas no hay sitio másque para estadounidenses y britá-nicos. Pero, incluso entre ellos, seecha de menos al gran patriarca, H.G. Wells, y algunos de los más gran-des artífices del género, tales comoStapledon, Ballard o Philip K. Dick.

Lo que tiene menos sentido aunes que no haya ni una sola referenciaa la ciencia-ficción de los países delEste: ni una sola página de StanislawLem, ni una de los hermanos Stru-gaccy, ni una de Karel Capek. Editaruna antología de la mejor ciencia-fic-ción sin mencionar autores rusos,checos o polacos es como editar unahistoria de la carrera espacial sin ci-tar el Sputnik.

DAVID TORRES

L E T R A S / C I E N C I A - F I C C I Ó N

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Dentro de un sobre postal que advierteque contiene un cocodrilo y no precisa

su destinatario, se halla un clásico de la lite-ratura infantil que tardó más de cincuenta añosen llegar “por avión” de Francia. Su emisor,André Francois, murió hace un par de años de-jando una impronta en la ilustración, el diseñográfico, la pintura y los librosinfantiles.

Álbumes como éste o eldescatalogado Cartas de las Is-las Vagabundas, con texto delpoeta francés Jacques Prevert,siguen resultando innovado-res, inteligentes, únicos y conuna especial facilidad paraempatizar con el lector infan-til. Tras una sensibilidad quese aprecia en la preocupaciónestética del libro como objeto,en la elaborada simplicidad del trazo o en elcuidado por los detalles narrativos, subyace unartista que aborda con la misma seriedad, me-ticulosidad y frescura cada ámbito de creaciónal que se dedicó. No exageramos si calificamosa este libro como una pieza de museo (de he-cho se expuso en el Centre Georges Pompi-dou) y le recordamos al lector que un libro ilus-trado viene a ser la obra de arte original másasequible.

Estimular la imaginación, alimentar el ima-ginario, ofrecer un espacio ficticio que

se rige por sus propias leyes y le brinda al lec-tor los medios para desarrollar la fantasía, ex-perimentar aventuras y darle expresión al mun-do psicológico. Aquí radica la importancia delcontacto entre el niño y el libro y no en la tri-llada y tan insistida transmisión de valores.Es importante distinguir entre la idea instru-mental de la literatura infantil como un me-dio de enseñanza y su concepción como so-porte de creación, comunicación y encuentros.

En Estela, Pablo Albo (nacido en Alican-te, en el año 1971) propone una historia conaroma de cuento de hadas: dispone de una he-roína, la lleva hasta los abismos de la soledady la incomprensión y la recupera gracias al re-descubrimiento de su don interno y de la ayu-da de un ser que no es lo que parece. Su pe-ricia narrativa le permite mantener el equilibrioen una historia que, en otro caso, pudo incurriren cursilería o en el tono de autoayuda. MiguelÁngel Díez es el perfecto contrapeso y co-creador. El contraste entre colores cálidos y os-curos, la elaboración de un conseguido uni-verso subterraqueo, la construcción de per-sonajes con vida propia son méritos de un ilus-trador que ya con su primer libro da cuentade gran madurez.

Estela es un álbum en el que se puede en-trever la marcada diferencia que hay entre laintención pedagógica explícita y el aprendi-zaje al que puede llegar el lector sin tutelas,moralejas, valores transversales y demás anda-miaje vacuo. Un álbum estupendo, que mues-tra claramente cómo la experiencia estéticatransciende los usos instrumentales de la li-teratura infantil.

EstelaPABLO ALBO, ILUSTRACIONES DE MIGUEL A. DÍEZ

Thule. Barcelona, 2007. 32 páginas, 15’90 euros

(A PARTIR DE 4 AÑOS)

L E T R A S / I N F A N T I L / J U V E N I L

En su exquisito ensayo El simple arte de ma-tar (Universidad de León), el enigmáti-

co y fascinante escritor Raymond Chandler sos-tenía que en el relato de detectives no hay unadiferencia temática significativa que distingauna obra buena de una mala. Las historias noson lo de menos pero tampoco nos ayudanespecialmente a la hora de distinguir la calidadliteraria. Cerraba su argumentación sostenien-do lo difícil que es encontrar un buen escritordentro de este subgénero y precisando quequizás resulte más complicado escribir unabuena obra de detectives que una novela ge-neral. Mientras más nos adentramos en la li-teratura juvenil más coincidimos y hacemos

propio el juicio de Chandler.Los chicos de diciembre no es

una historia novedosa (encon-tramos muchos argumentos si-milares en las librerías) perosí un libro extraordinariamen-te bien escrito (y en esto sí hayuna clara diferencia con el res-to de la oferta). Quienes ya sehan inmunizado contra la sedde originalidad, o los jóvenesque no han leído otras nove-las similares, hallarán en este li-

bro una escritura tan efectiva como limpia, unatrama sutilmente camuflada, personajes quetrascienden el estereotipo sin distanciarse delarquetipo y, en definitiva, una obra de géneroque, dicho sea de paso, resulta tan difícil comonecesario que venga de vez en cuando refren-dada por la pluma de un autor que la eleve ala categoría de la letra mayúscula.

GUSTAVO PUERTA

Lágrimas de cocodriloANDRÉ FRANCOIS

Faktoría K. Sevilla, 2007. 44 páginas, 16 e.

(A PARTIR DE 6 AÑOS)

Los chicos de diciembreMICHAEL NOONAN

Edelvives, 2007, 250 páginas. 7,5 euros

(A PARTIR DE 14 AÑOS)

Olivia y su banda de Ian Falco-ner (FCE) es el regreso de uno delos personajes más rebeldes yatractivos de la actualidad. Otraserie que se distancia de lo polí-ticamente correcto es La villavil de Lemony Snicket, séptimaentrega de Una serie de catas-tróficas desdichas, en Tusquets.

Otros recomendados

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Las sombras

L E T R A S / P O E S Í A

JOSÉ ANTONIO

MUÑOZ ROJAS

P r e - t e x t o s . Va l e n c i a , 2 0 0 76 6 p p . , 1 2 e u r o s

Con la publicación de Las som-bras la editorial Pre-Textosañade un nuevo título a la re-

cuperación de la obra de José Anto-nio Muñoz Rojas (Antequera, 1909),un rescate que ya había iniciado en1989 el profesor Cristóbal Cuevascon una espléndida edición antoló-gica del poeta publicada en la mala-gueña colección Ciudad del Paraí-so. Se nos ofrece ahora por primeravez la ocasión de leerexentos y completoslos poemas en prosade Las sombras, unaparte sustancial de loscuales se publicó,junto con Las musa-rañas (1957), en latercera edición de Lascosas del campo (1976)y recientemente(2005), con la supre-sión de dos de ellos,en uno de los cuader-nillos inaugurales dela colección “El Cas-tillo del Inglés” deMálaga.

En la edición que reseñamos serestituyen los dos textos ausentes enla anterior –“Carta a tía Petra la mon-ja” y “Sombra apasionada (Carta aJoaquín Romero Murube)”, supri-midos, según se indicaba, por tener“un carácter distinto al de los de-más”– y se añaden cuatro textosnuevos, entre ellos “Las palabras”,que cierra el conjunto en una vi-brante afirmación del lenguaje. Pre-cisamente por venir de quien confrecuencia ha aludido a la insufi-ciencia de las palabras para decir deltodo lo sentido y vivido, resulta mássignificativo el hecho de que se ins-criba aquí, como conclusión, un ho-

menaje teñido de la emoción queimpregna el libro todo: “Palabras,oficio de corazón tenéis, mansas aldeseo como un animal que se en-trega, vosotras, consoladoras supre-mas, huéspedes del alivio”.

“Hay afortunadamente algo queescapa a la palabra”, dice el poeta en“Otra sombra”. Difícilmente pue-de ser más clara una poética cuyatensión radica en esa imposibilidad,última y necesaria, de responder alos estímulos de la realidad vivida. Yes que, continúa Muñoz Rojas, “elcorazón es un pájaro loco y enjau-lado al que llama el campo y que

rompe sus latidos contra la jaula.El campo contesta siempre. La me-moria también. ¿Espejos? ¿No teves? Y ¿qué sombra si es sombra deverdad no acude fiel a su llamada?”.

Estos veinticuatro poemas enprosa componen un luminoso teatrode sombras animado por un ejerci-cio complejo de evocación que con-voca muy distintos estímulos y tie-ne como resultado una rica variedadde registros y, sobre todo, una man-tenida capacidad de emocionar al

lector. Francisco Ruiz Noguera haseñalado al respecto que estas som-bras son “el recuerdo, pero un re-cuerdo vivo: la presencia de lo vi-vido en otro tiempo incorporada,como una realidad más, a la vidapresente”. Varios tipos de textos sevan alternando y establecen las di-versas modulaciones de una evo-cación iluminadora. Por un lado,chispeantes retratos de personajesde la infancia, trabajadores de la casa–“Churriquitipé”, “Remedios”,“La Benina”, etc.–, la deliciosa“Carta a la tía Petra la monja”; afor-tunadamente recuperado aquí, y

otros en los que la emoción intro-duce una mayor tensión elegíaca,particularmente en “Sombra de san-gre” y “Sin sombra”, este últimouna forma especial de evocación dela madre, muerta antes de haberlapodido conocer el autor, “espejode una sombra necesaria”, y quees uno de los más emocionantes dellibro: “Eres como un túnel de mu-cha ternura y sin fin en el que mehundo y me encuentro […] Faltóla presencia y la figura,” –aquí el

guiño intertextual templa el pate-tismo– “aunque un roce, un halohaya estado presente y nos haya sal-vado”.

Apoyado en las sugerencias sen-soriales y en la riqueza léxica, otro li-rismo más depurado se crea en lostextos descriptivos en los que la na-turaleza toma protagonismo, comoen “Planta salvaje”, “Sombra en elrío”, “Sombras de olores” o la her-mosa “Carta a abril”, impregnadosde emoción de realidad. Otros, másmisteriosos y abstractos, en fin, nossitúan en ese territorio en el que ellenguaje alcanza los límites de lo ex-presable y deja abierta la sugerenciade sus sombras a la identificación in-telectual y, sobre todo, sensorial dellector: “Otra sombra”, “Últimasombra”, “Nunca sombra”. Ha sa-bido el poeta en todos estos poemassustituir la cadencia del verso porla cadencia interior de la sintaxisen una prosa que avanza matizando,que fluye dando protagonismo alritmo de las enumeraciones y va-riaciones. De ello son ejemplo es-pecial dos textos que se presentancomo variaciones de otros: “Som-bras amigas II” (de “Las sombras”)y “Sombra sin nombre” (de “Som-bra de pena”).

“Vivir no es otra cosa que un dis-curso,/ una adición de sombras in-cesantes”, ha dicho Muñoz Rojas enotro lugar. Así, esencialmente afir-mativa, se presenta la elegía de Lassombras, testimonio de vida nutridade nombres y de presencias, de vidaintensa, y sabia, y larga.

FRANCISCO DÍAZ DE CASTRO

� Estos poemas en prosa

componen un luminoso tea-

tro de sombras animado por

un ejercicio de evocación con

gran capacidad de emocionar

CUATRO PREGUNTAS PARAJOSÉ ANTONIO MUÑOZ ROJAS

1. ¿Que aportan los poemasinéditos de Las sombras a la obrade J. A. Muñoz Rojas?- Creo que no demasiado, son unasecuencia de la obra entera.2. Poeta al borde mismo del siglo,¿que pesa más en su escritura, eltiempo o la palabra?- Las dos cosas están muy ligadas, y no se cual de ellas puedepesar más.3. De todo lo escrito, ¿querescataría hoy?-Yo creo que casi nada o casi todo.

4. ¿Tiene la sensación de haber cumplido o nuevas lecturas le animana seguir escribiendo?-La verdad es que no tengo la sensación de tener que seguir cumpliendo.

JAVIER MARTÍNEZ

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Madera de Zapatero se es-tructura en torno a las de-claraciones de trece per-

sonas (familiares y compañeros departido del presidente, sobre todo)que van desgranando, a veces conun intimismo sorprendente, la bio-grafía de un hombre de Estado queparece destinado a serlo casi desdesu infancia, cuando, de hecho, yaempiezan a definirse los caracteresque, según el autor, le hacen reco-nocible en la actualidad. Entre ellos,la facultad, muy repetida en el libro,de ser una “buena persona”, un so-siego y una reserva compatibles conla valentía y la generosidad, y susfuertes convicciones, amén del cari-ño irreductible que siente por sumujer y sus dos hijas.

El autor, si bien reconoceen el prólogo que su libroes “parcial”, puesto queen él se recogen los tes-timonios del propio JoséLuis Rodríguez Zapa-tero y de sus familiares ycompañeros de partido, no

deja de afirmar también que el ob-jeto del texto es dar a conocer al pú-blico al “desconocido” presidentedel Gobierno, “sacar a la luz de quémadera está hecho”.

El libro de un zapaterista. Ambaspretensiones pueden parecer con-tradictorias entre sí, aunque no parael escritor gallego, quien explica a ElCultural que “existiría contradicciónsi en mi búsqueda de conocimien-to sobre el presidente me hubieradecepcionado sobre su persona perofue al contrario”. “El libro”, conti-núa Suso, “es parcial pero con unmatiz porque yo no soy afiliado alPartido Socialista, pero sí soy zapa-terista. Estoy muy de acuerdo conel liderazgo político de Zapatero,

que está marcando la historia de Es-paña y va a dejar una impronta pro-funda desde el punto de vista so-cial y cultural”.

Suso de Toro niega, pese a es-tos elogios, haber escrito un libro ha-giográfico sobre el presidente delGobierno y afirma que sólo ha re-cogido en él las opiniones de sus fa-miliares cercanos y las de algunos desus compañeros de partido.

Respecto a su posición como in-telectual que mantiene una especialrelación con el poder político –es co-nocida su amistad con el presiden-te– aclara: “Yo digo de mí mismoque no soy cortesano sino partisa-no. No espero obtener con las co-sas que hago una retribución. Nun-ca he buscado eso y de hecho miposición pública siempre ha sidomuy marcada y muy militante, loque da lugar a un perfil que no esapto para un cargo político e insti-tucional. Mi relación no es tanto conel poder como con la política. Creoen la palabra, como escritor y comopersona. La palabra actúa sobre larealidad. Hoy aquí lo que hay es unacto de militancia. Y animo a la mi-litancia cívica y a la franqueza y abo-rrezco mucho la equidistancia decierta gente de letras que defiendeel viejo prejuicio franquista contra lapolítica (ni unos ni otros, etc.). Mi li-bro es “de parte” pero de buena fe.Las personas contrarias a Zapatero,si lo leen van a ver un libro hechocon honradez”.

El Cultural se ha interesado porla opinión de otros periodistas y es-critores acerca de la actual profusiónde biografías prestas a participar enel juego de una política cada vez másradicalizada, ya sea merced al en-

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L E T R A S /

CortesanospartisanosoEscribe Jonathan Swift

que no se debe mezclar elpanegírico con la historia“porque los hechos narra-dos con exactitud son losque constituyen las mejo-res alabanzas y los más du-raderos reproches”. Des-conocedores de la máximadel gran satírico irlandés,o tal vez aplicados a me-nesteres de distinta índo-le, todas las temporadasnos encontramos en las li-brerías con autores –pe-riodistas, intelectuales,“activistas”– que publicantextos más o menos ha-giográficos sobre la viday obra de los políticos, es-pecialmente si éstos se ha-llan en la cúspide de supoder. El último caso re-gistrado ha salido a la ven-ta esta semana, publica-do por RBA, con el títulode Madera de Zapatero yla rúbrica del escritor ga-llego Xesús Miguel deToro Santos, más cono-cido como Suso de Toro.

Mi libro es ‘de

parte’, pero de bue-

na fe, está hecho

con honradez”, ex-

plica Suso de Toro

Última hora de las biografías sobre nuestros políticos

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L E T R A S / R E P O R T A J E

salzamiento del amigo o a la deni-gración del enemigo. Y ya de paso,por las siempre complejas relacionesentre el intelectual y el poder.

José García Abad preside el gru-po Nuevo Lunes que edita los se-manarios “El Nuevo Lunes” y “ElSiglo de Europa” y posee una largaexperiencia en la aplicación al gé-nero, no en vano ha publicado bio-grafías acerca del Rey, Adolfo Suárezy, el año pasado sobre Las milcaras de Felipe González. Supróximo libro lo protago-nizará Aznar. GarcíaAbad reconoce queabunda quien escribepara sus fuentes o para lospersonajes que menciona“y no para sus lectores, como essu obligación”. En todo caso, entiende que a vecesla hagiografía es un resultado per-verso de la conjunción entre la cu-riosidad del público lector “por sa-ber más sobre quien ha mandadotanto” y el interés de los políticosmás o menos poderosos que “son in-saciables en lo que respecta a la apre-ciación pública”. Y por ello conside-ra que es obligación del periodistaguardar siempre una distancia críti-ca con el poder: “No creo que el pe-riodista o el intelectual deban cons-tituirse en contrapoder pero almenos deben actuar como‘moscas cojoneras’ paracompensar la propensiónde quien tiene el podera la autocomplacenciao al abuso”.

En ocasiones, ciertasbiografías, positivas en prin-cipio respecto a quienes las pro-tagonizan, les causan de rebote másde un quebradero de cabeza. Virgi-nia Drake escribió el año pasado unapolémica semblanza autorizada so-bre Esperanza Aguirre que, pese asu tono en general amable con la “li-deresa del PP” –como se ha defini-do ella misma recientemente–, pro-pició un buen disgusto a lapresidenta de la Comunidad de Ma-drid y una importante algarabía me-

diática al transcribir unas declara-ciones suyas sobre lo difícil que le re-sultaba llegar a fin de mes. Virginiano admite que la autorización delbiografiado obligue necesariamentea la alabanza. Está convencida deque las biografías autorizadas “re-sultan interesantes” tanto para el pú-blico “al aportar datos y reflexionesdel político que no se suelen cono-cer” como para el poderoso, a quien

“le interesa que se difunda con éxi-to su forma de ver las cosas, su ide-ología, incluso su perfil humano”.Critica, sin embargo, el “compadreoy el “amiguismo” con el poder ypiensa que la hagiografía no le in-teresa al periodista por constituir “unpeloteo hacia un político con el queperdería no sólo su credibilidad, sinotambién su independencia” perotampoco al hombre de Estado quese privaría de su “credibilidad y sevolvería contra él cuando cayera enmanos de sus críticos”.

El periodista y escritor José Luis

Gutiérrez acometió el géne-ro biográfico con éxito ensendos libros sobre Fe-lipe González (La ambi-ción del César, Temas deHoy, 1989), junto aAmando de Miguel), y Mi-guel Boyer (El hombre que sabíademasiado, Temas de Hoy, 1991))no precisamente hagiográficos. Gu-tiérrez ha echado un vistazo a Ma-dera de Zapatero que le parece “su-ficiente” para describirlo como “unode esos propagandísticos y lamen-tables ejercicios de ‘lameculismo’ ca-racterístico de ciertos regímenes to-talitarios, impensable en unademocracia medianamente seria”. Yduda del interés que puedan suscitarentre los lectores este tipo de obrasque “a la postre, perjudican más quefavorecen, dado lo grosero de la im-postura”. La visión que José LuisGutiérrez tiene de esa figuracasi mitológica de la mo-dernidad que nace a fina-les del XIX con el “J’ac-cuse” de Zola es que,sencillamente, ha sidoborrada del mapa en la ac-tualidad: “El intelectualcomprometido con la crítica ra-zonada al gobernante que se exce-de en sus atribuciones, al que poneen peligro constantemente –comoestá comenzando a ocurrir en nues-tro país– los delicados equilibrios yjuegos de contrapesos de un Esta-do de Derecho, ha sido sustituido pormuchedumbres de propagandistassimilares a los que pululaban hastahace muy poco tiempo en las granjasestatales para escritores de la Repú-

blica Popular China, con sus bienprovistos y mejor surtidos pesebres”.

Luis Herrero pasó del periodismoa la política –es ahora eurodiputadodel PP– y tiene aún reciente en las li-brerías un polémico libro sobre Suá-rez, Los que le llamábamos Adolfo. Po-lémico debido al curioso hecho deque haya sido calificado como ensal-zatorio del personaje por unos y de-nigratorio por otros –entre ellos fa-miliares directos del que fueraprimer presidente del Gobierno dela democracia como su hijo AdolfoSuárez Yllana–. Herrero defiende los

libros sobre políticos “si están bienambientados”, ya que “son tambiénradiografías de una época y de un es-cenario. E incluyen el ‘dramatis per-sonae’ de esa época”. Por lo demás,el eurodiputado no se hace ilusionessobre las relaciones entre periodistasy políticos, a quienes “lo que les sue-le unir es el interés recíproco”.

DANIEL ARJONA

El periodista no

debe ejercer como

contrapoder pero sí

como mosca cojone-

ra”, dice García Abad

Abundan las mu-

chedumbres de pro-

pagandistas con

pesebres bien surti-

dos”, afirma Gutiérrez

A políticos y pe-

riodistas lo que les

une es el interés

recíproco”, asevera

Luis Herrero

Al intelectual no le

interesa pelotear al

político pues pierde

así su independen-

cia”, advierte Drake

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JOAN REGLÁ

F u n d a c i ó n E s p a ñ o l a d e H i s t o r i aM o d e r n a , 2 0 0 7 2 0 0 7. 2 0 8 p á g i n a s , 1 5 e u r o s

Para quienes iniciamos nues-tra formación en la universi-dad española de finales del

franquismo, el profesor Joan Regláera –y ha seguido siendo, pese a sutemprana desaparición– una de lasprincipales referencias. Es decir, unode los profesores, no demasiadoabundantes, que estaba en contactocon las formas innovadoras de en-tender y hacer la historia, cuya en-trada en España chocaba más conla inercia y el aislacionismo que conuna censura ya bastante inoperante.En su cátedra de Valencia formó a al-gunos de los más importantes his-toriadores modernistas de las últimasdécadas, como Emilia Salvador, JoséMiguel Palop, Manuel Ardit, o elmalogrado Sebastián García Martí-nez. Otros, como Ernest Belenguery Ricardo García Cárcel, le seguirían

hasta Barcelona cuando, en 1972,aceptó la oferta de trasladarse a la na-ciente Universidad Autónoma.

Como investigador, y siguiendolos pasos de su maestro Jaume Vi-cens Vives, Reglá tiene una obraabundante y de enorme calidad,centrada en el estudio de la coronade Aragón en los primeros siglos dela Edad Moderna. De gran impor-tancia son también sus síntesis, en-tre las que destaca la que hizo so-bre la Edad Moderna en el libroescrito junto a Ubieto, Jover y Seco:Introducción a la historia de España,publicado inicialmente en 1963 yque sería durante bastantes años unlibro de texto básico para los estu-diantes de historia de España. Otrade sus obras más conocida es la queahora se reedita, gracias a una me-ritoria iniciativa de la “FundaciónEspañola de Historia Moderna”.

Introducción a la Historia se pu-blicó por primera vez en catalán, en1967, tres años antes de su ediciónen castellano. El título original: Com-

prendre el món. Reflexions d’un histo-riador resulta mucho más significa-tivo que el frío y académico elegi-do para la edición castellana. Porquese trata en efecto de un intento dellevar a la práctica el objetivo bási-co que guía la actividad de todo his-toriador –y de todo científico– el deentender o conocer el mundo enque vivimos. El análisis del concep-to y los nuevos contenidos de la his-toria, las teorías de las duraciones ylos ciclos económicos, las considera-ciones sobre el desarrollo y sus crisis,los estudios sobre la morfología de larevolución, las teorías sobre las ge-neraciones, o la cuestión de la in-fluencia de las grandes personali-dades, le llevan a una serie deinteresantes análisis y observaciones,que acompaña con sendas síntesisde la historia de Europa y de Espa-ña, así como una introducción a la fi-losofía de la historia.

Como no podía ser menos, el li-bro de Reglá es hijo de su tiempo,y como tal muestra una profunda

preocupación por la historia Con-temporánea y las grandes crisis quesacudieron el mundo en el siglo XX.No es por tanto un libro pensadoúnicamente para modernistas, sinoútil para todo aquel al que le inte-rese la historia y los métodos de tra-bajo de los historiadores. Muchos delos actuales profesores universitarioshemos bebido en sus páginas a lahora de redactar las memorias paralas oposiciones. Con todo, cuarentaaños después de su aparición –ca-racterizados además por un consi-derable avance de la historiografíaespañola– hay en él algunas partesque han resistido peor el paso deltiempo, lo que no le impide con-servar intacta casi toda la frescura yla fascinación intelectual que siem-pre tuvo. Se trata de un libro enor-memente innovador en su época,convertido pronto en un clásico denuestra historiografía, y como tal hade ser tenido y valorado.

LUIS RIBOT

E L C U L T U R A L 1 5 - 1 1 - 2 0 0 7 P Á G I N A 2 4

Introducción a la Historia

L E T R A S / H I S T O R I A

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E L C U L T U R A L 1 5 - 1 1 - 2 0 0 7 P Á G I N A 2 5

JOHN J . MEARSHEIMER Y

STEPHEN M. WALT

Tr a d u c c i ó n : N o r b e r t o E s p i n o s aTa u r u s , 2 0 0 7. 6 0 7 p p . 2 2 e .

En pocos temas hay tanto con-traste entre la opinión pú-blica estadounidense y la es-

pañola como en el de Israel. EnEspaña hay quienes llegan al ex-tremo de poner en cuestión su de-recho a existir, mientras que en Es-tados Unidos es casi unánime elapoyo incondicional al Estado judío.De ahí el revuelo que en marzo delaño 2006 provocaron los profesoresJohn J. Mearsheimer (Brooklyn,Nueva York, 1947), de la universidadde Chicago, y Stephen M. Walt(1955), de la universidad de Har-vard, al publicar un artículo, ahoraconvertido en libro, que cuestiona-ba ese consenso.

Digamos de entrada que su po-sición no es contraria a Israel. Ambosprofesores sostienen que Washing-ton debe defender a Israel si éstese ve amenazado y admiten que lasactividades del lobby israelí de losEstados Unidos no representan nin-gún tipo de conspiración, pero afir-man que la extraordinaria influenciaalcanzada por este lobby ha condu-cido a que Estados Unidos siga enOriente Medio unas políticas que nosólo se corresponden con sus inte-reses nacionales sino que inclusopueden resultar perjudiciales para laseguridad del propio Israel. Esta te-sis resulta razonable y sus autoresla argumentan con gran riqueza dedatos, pero en mi opinión van de-masiado lejos cuando atribuyen allobby israelí una influencia casi de-cisiva en la infausta decisión de in-vadir Iraq en 2003. Una decisiónque, según las encuestas, los judíosamericanos apoyaron en menor me-dida que el conjunto de sus com-patriotas, porque a diferencia de laspoderosas organizaciones judías que

integran el lobby, alineadas en po-siciones duras en política exterior, lamayoría de ellos siguen fieles a sutradicional liberalismo.

En vísperas de la guerra de Iraq,los dirigentes israelíes se mostraronfavorables a la caída del dictador Sa-dam Husein, pero hubo tambiéndestacadas advertencias israelíesen el sentido de que era Irán y noIraq el enemigo realmente peligro-so. En todo caso, no se puede sos-tener que las opiniones israelíes re-sultaran decisivas, así es que laargumentación de John Mearshei-mer y Stephen Walt se apoya en lasuposición de que los políticos e in-telectuales neoconservadores, losWolfowitz, Perle, Libby y demás,que sí jugaron un papel decisivo enlos orígenes de la guerra, represen-tan un componente del lobby israe-lí. En mi opinión esto es una ver-dadera falacia. Aunque algunos delas figuras más destacadas del neo-conservadurismo son judías y aun-que el movimiento en su conjunto

es un decidido defensor del apoyoa Israel, no creo que se pueda sos-tener que los neoconservadores im-pulsaran la intervención en Iraq parafavorecer los intereses estratégicosdel Estado judío.

Lo hicieron por sus conviccionesacerca de la política exterior másconveniente para los Estados Uni-dos y por tanto resulta abusivo con-vertir el papel sin duda crucial quejugaron en una manifestación delpoder que tiene el lobby israelí. Porotra parte, Mearsheimer y Walt ofre-

cen una sugerencia interesante acer-ca de los orígenes de la intervención:Estados Unidos era poderoso, con-fiaba en su capacidad militar y, trasel 11-S, estaba muy preocupado porsu seguridad, una combinación har-to peligrosa.

En conjunto, estamos ante unlibro que vale la pena leer. Su aná-lisis del lobby israelí es muy reve-lador de cómo opera uno de los gru-pos de interés más eficaces deEstados Unidos; su crítica del tópi-co acerca de la supuesta influenciade los intereses petroleros en la po-lítica exterior americana es magistral(páginas 237-244); y su explicaciónde cuáles son los verdaderos inte-reses estratégicos de Estados Unidosen el Medio Oriente es muy sensa-ta. En cuanto a la cuidada edición es-pañola sólo cabe reprocharle quehaya omitido las notas del libro ori-ginal, obligando al lector a consul-tarlas en internet.

JUAN AVILÉS

L E T R A S / P O L Í T I C A

El lobby israelí y la política exterior de Estados Unidos

� Según los autores, la in-

fluencia alcanzada por el

lobby judío ha conducido a

que Estados Unidos siga en

Oriente Medio unas políti-

cas que no se corresponden

con sus intereses naciona-

les y que perjudican a Israel

JJOOHHNN JJ .. MMAAEERRSSHHEEIIMMEERR,, PPRROOFFEESSOORR

EENN LLAA UUNNIIVVEERRSSIIDDAADD DDEE CCHHIICCAAGGOO

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GILLES L IPOVETSKY

Tr a d . A n t o n i o - P r o m e t e o M o y aA n a g r a m a . B a r c e l o n a , 2 0 0 73 9 9 p á g i n a s , 2 0 e u r o s

La obra con la que Gilles Li-povetsky (París, 1944) entraen el firmamento de los

grandes astros del pensamiento es Laera del vacío. En este ensayo publi-cado en 1983 se encuentra el germendel resto de su obra. Lo que plan-tea dicho texto es la transformacióndel individuo contemporáneo quevive en sociedades democráticasavanzadas sometidas a un cambioacelerado y continuo. En el casi cuar-to de siglo transcurrido, la obra deLipovetsky no ha cesado de crecerhasta convertirle en una figura me-diática en la Francia de Sarkozy.

En esta última entrega al lectoren español el subtítulo es, como ensus anteriores libros, lo que verda-deramente informa de su contenido.Ensayo sobre la sociedad de hipercon-sumoes un excelente resumen de untexto que gira en torno a la apariciónde un nuevo arquetipo social, el hi-perconsumidor, un ser que ya no de-sea sólo el bienestar, lo que ahora ne-cesita va más allá, su petición es dearmonía, sensación de plenitud, fe-licidad y sabiduría.

La sociedad del hiperconsumoque contemplamos en estas páginasrezuma optimismo por todas partes.En eso no ha cambiado Lipovetsky.Desde La era del vacíoeste hijo de unjudío originario de Rusia y de unafrancesa católica y estricta ha im-pregnado su obra de un suave an-tiautoritarismo que, sin embargo, nole resta profundidad en sus análi-sis. Profesor en un liceo de Grenobledurante más de veinte años (ahoraenseña en la universidad), enemi-go de Bourdieu y su banda estruc-turalista, Lipovetsky está en las an-típodas vitales de intelectualesfranceses de vida agitada como el le-

gendario Jean-FrançoisRevel.

Se entra en la arqui-tectura de La felicidadparadójica a través deuna reflexión históricaen la que el autor mar-ca tres etapas en el desa-rrollo de la sociedadcontemporánea. El pri-mer ciclo queda carac-terizado, en opinión deLipovetsky, por una so-ciedad que entra en elconsumo de masas entorno a 1880 y terminacon la Segunda Guerra Mundial. Sonlos años de la expansión de la pro-ducción a gran escala y de la puesta apunto de las máquinas de fabricacióncontinua que producen bienes des-tinados a que duren mucho tiem-po. En torno a 1950 es cuando se ini-cia el nuevo ciclo histórico de laseconomías de consumo. En esta se-gunda fase, en terminología de Li-povetsky, la capacidad de producción

aumenta tanto que se genera unamutación social que da lugar a la apa-rición de “la sociedad de consumo demasas”. Se abren supermercados, hi-permercados, centros comercialesy, aunque de naturaleza básicamen-te fordiana, el orden económico serige ya parcialmente según los prin-cipio de la seducción y de lo efíme-ro. En este periodo se vienen abajolas antiguas resistencias culturales y

se expande la sociedad del deseo.En la fase tres, la vida de las so-

ciedades desarrolladas no hace sinoacumular signos de placer y felici-dad. En este estado de cosas la ci-vilización consumista promete feli-cidad y evasión de los problemas. Laproducción de bienes se centra enlas personas, como es el caso del te-léfono móvil. Las culturas de clasese erosionan, se hacen menos legi-bles y la pertenencia a un grupo so-cial no determina los modos de con-sumir. Sin embargo –y ahí aparece laparadoja anunciada en el título deesta obra– el hiperconsumista sevuelve desconfiado e infiel. Ya no si-gue sólo a una marca, ahora entraen Internet y compara, analiza, re-flexiona y orienta sus deseos hacia loque más le gratifica.

Por desgracia, el hiperconsumis-ta se apoya tanto en sus emocionesque éstas no acaban nunca de ser sa-tisfechas y la experiencia de la de-cepción asoma (el análisis de la de-cepción ocupará el próximo libro, deinmediata aparición, de Lipovetsky)y atenaza a distintas capas de la so-ciedad. Jóvenes violentos, ancianosdesprotegidos o inmigrantes son co-lectivos sobre los que el autor re-flexiona. Desde ese análisis y des-de los excesos del hedonismo delcapitalismo de consumo Gilles Li-povetsky se atreve a predecir unamutación cultural que revise la im-portancia de los goces inmediatosy contenga el frenesí consumista.

BERNABÉ SARABIA

La felicidad paradójica

L E T R A S / S O C I O L O G Í A

� Este libro analiza la apa-

rición de un nuevo arquetipo

social, el hiperconsumidor,

un ser que ya no desea sólo

el bienestar, sino también

armonía, plenitud y felicidad

ALBERTO DI LOLLI

E L C U L T U R A L 1 5 - 1 1 - 2 0 0 7 P Á G I N A 2 6

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E L C U L T U R A L 1 5 - 1 1 - 2 0 0 7 P Á G I N A 2 7

TOMÁS ALFARO DRAKE

B AC . M a d r i d , 2 0 0 724 5 p á g i n a s , 3 0 e u r o s

Éste es un libro insólito. Loes por la misma razón porla que consideramos feliz-

mente insólito hallar de tarde entarde una persona culta que va porla vida con losojos muy abiertosa fin de no per-derse nada detodo aquello–que es mucho–de lo que vale lapena asombrarseporque le enri-quece como per-sona. Es el mejorindicio de juven-tud y, en el fondo,de sabiduría. Esel caso de TomásAlfaro Drake,que es quien haescrito esta por-ción de cartas a37 artistas a quie-nes llama “poe-tas” en el subtí-tulo: “Cartas apoetas muertos”. La de “poeta”,es una denominación que, pro-bablemente, tiene aquí carácter dereconocimiento. En realidad, en-tre los destinatarios de esas car-tas, unos son poetas propiamen-te dichos (Antonio Machado,Miguel Hernández, José Hierro..),en tanto que otros son pintores(Josep Maria Sert), músicos (Gus-tav Mahler), novelistas (OscarWilde), filósofos (Guitton), inclu-so políticos (Manuel Azaña).

Poetas o no, a todos los une sinembargo un rasgo común, que esel de haber expresado algo –pormedio de su quehacer artístico–que a Alfaro le ha llamado la aten-

ción. Lo singular es que eso que leha llamado la atención, en cadaobra de arte, no es, por lo gene-ral, nada que se propusiera en sudía el propio artista. Así, el reco-nocimiento de poeta a todos es-tos creadores tiene mayor alcance:no se trata de considerar poesíatodo aquello que, en cualesquiera

de las artes hu-manas, es creati-vo y especial-mente bello, sinoaquello que, porser creativo y be-llo, fecunda la ca-pacidad tambiéncreativa de quienlo ve o lo escucha.Lo que supone ellibro de AlfaroDrake no es, portanto, un meroreconocimientode lo que aque-llas gentes hicie-ron, sino que setrata más bien dela comunicaciónagradecida deaquello que esosartistas, con sus

obras, se ha suscitado en la pro-pia mente creativa del autor deeste libro. Por lo mismo, todo loque este crítico pudiera añadir so-bre el libro de Tomás Alfaro seríahablar por hablar o –en el mejor delos casos– una posible respuestacreativa a su propia creatividadante los creadores. Y ésa no es ta-rea de un crítico. El libro es inusualporque no es usual una manifes-tación de gratitud como la quedigo. En realidad, no es ni siquie-ra usual la literatura de agradeci-miento. Y las excepciones comoésta son muy de agradecer.

JOSÉ ANDRÉS-GALLEGO

L E T R A S / E N S A Y O

Al sueño de la muerte...Cartas a poetas muertos

ÚÚ LL TT II MM AA FF OO TT OO EE NN VV II DD AA

DD EE AA NN TT OO NN II OO MM AA CC HH AA DD OO

� Es éste un libro inu-

sual porque la gratitud

lo es. Excepciones como

ésta son de agradecer

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E L C U L T U R A L 1 5 - 1 1 - 2 0 0 7 P Á G I N A 2 8

L E T R A S / L O S L I B R O S M Á S V E N D I D O S

Ficción(SEMANA ANTERIOR/SEMANAS EN LISTA)

22.. La bodega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3/2Noah Gordon. ROCA

33.. Las benévolas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .–/1Jonathan L i t te l l . RBA

44.. Vida y destino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2/7Vasi l i Grossman. GALAXIA GUTENBERG

55. Mil soles espléndidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5/3Khaled Hosse in i . SALAMANDRA

66. Next . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7/3Michae l Cr ichton. PLAZA & JANÉS

77. La carretera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6/6Cormac McCarthy. MONDADORI

88. El cuento número 13 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8/26Dianne Setterf ie ld. LUMEN

99. La ladrona de libros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4/5Markus Zusak. LUMEN

1100. Invierno en Madrid . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . –/1C. J. Samson. EDICIONES B

1. ADIÓS CATALUÑA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3/2Albert Boade l la. ESPASA CALPE

22. Jesús de Nazaret . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4/10Joseph Ratz inger. LA ESFERA DE LOS LIBROS

33. El viaje al amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2/10Eduardo Punset. DESTINO

44. El secreto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1/11Rhonda Byrne. URANO

55. Trece rosas rojas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .8/3Car los Fonseca. TEMAS DE HOY

66. Cartas a un joven español . . . . . . . . . . . . . . . . . .–/1José Mar ía Aznar. PLANETA

77. Los que le llamábamos Adolfo . . . . . . . . . . . . . . . .6/7Luis Herrero. LA ESFERA DE LOS LIBROS

88. El laberinto de la felicidad . . . . . . . . . . . . . . . . . .-/1Álex Rov ira y Francesc Mira l les. AGUILAR

99. El ataque contra la razón . . . . . . . . . . . . . . . . . .9/5Al Gore. DEBATE

1100. Un burka por amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5/14Reyes Monforte. TEMAS DE HOY

11. LA SOMBRA DEL VIENTO . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4/12Car los Ru iz Zafón. PLANETA

22. El tiempo escondido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2/4Joaqu ín Barrero. ZETA

33. La canción de los misioneros . . . . . . . . . . . . . . .1/2Jul ia Navarro. PLAZA & JANÉS

44. Marina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .–/19Car los Ru iz Zafón. EDEBÉ

55. Cometas en el cielo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .9/4Khaled Hosse in i . SALAMANDRA

66. El proyecto Williamson . . . . . . . . . . . . . . . . . . –/4John Gr isham. ZETA

77. El arte de amar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5/2Er ic Fromm. PAIDÓS

88. La Biblia de barro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3/30Jul ia Navarro. PLAZA & JANÉS

99. Mortal y rosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .7/10Franc isco Umbra l . CÁTEDRA

1100. Tokio blues . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .10/21Haruk i Murakami. TUSQUETS

11. TODOS LOS ROSTROS DEL PASADO . . . . . . . . . . . . . . .7/2Franc isco Br ines. GALAXIA GÜTENBERG

22. Poeta de la pasión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1/3Yosano Ak i lo. HIPERIÓN

33. Común presencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3/8René Char. ALIANZA EDITORIAL

44. Las flores del mal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2/2Char les Baude la ire. NÓRDICA

55. El libro de horas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .4/6R.M. Ri lke. HIPERIÓN

66. Libro de Jaikus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .–/1Jack Kerouac. BARTLEBY

77. Días sin pan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .6/2Roger Wol fe. RENACIMIENTO

88. Zona desconocida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .5/5Jul ia Uceda. FUNDACIÓN JOSÉ MANUEL LARA

99. Libros de amor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .10/8Juan Ramón J iménez. LINTEO

1100. Distrito y circular . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .–/1Seamus Heaney. VISOR

No f icción(SEMANA ANTERIOR/SEMANAS EN LISTA)

Bols i l lo(SEMANA ANTERIOR/SEMANAS EN LISTA)

Poesía(SEMANA ANTERIOR/SEMANAS EN LISTA)

11.. LE MYSTÈRE DES DIEUXBernard Weber (A lb in Miche l)

22.. Dans le café de la jeunessePatr ick Modiano (Ga l l imard)

33. L’élégance du hérissonMurie l Barbery. (Ga l l imard)

44. Ni d'Eve ni d'AdamAmél ie Nothomb (A lb in Miche l)

55. Ce grand cadavre à la renverseBernard-Henr i Lévy (Grasset)

11. BUDADeepak Chopra. (Suma de Letras)

22. CrepúsculoStephen ie Meyer (A l faguara)

33. La casa de las bellas durmientesYasunar i Kawabata (Cara l t)

44. Canciones del que no cantaMario Benedett i (A l faguara)

55. El secretoRhonda Byrne (Urano)

Francia

ALBACETE: Herso · ALMERÍA: Sintagma · ÁVILA: Senen · BADAJOZ: Universitas · BARCELONA: La Central, Casa del Libro · BILBAO: Casa del Libro · BURGOS: Mainel · CASTELLÓN: Plácido Gómez · CIUDAD REAL: Cilsa · CÓRDOBA: Luque · LA CORUÑA: Arenas · CUENCA: Juan Evangelio · GERONA: Geli · GRANADA: Continental · GUADALAJARA:Cobos · HUELVA: Saltés · HUESCA: Casa de las Novelas · JAÉN: Metrópolis · LEÓN: Pastor · LOGROÑO: Santos Ochoa · LUGO: Souto · MADRID: Antonio Machado, Casa delLibro, El Corte Inglés, FNAC, Manzano, Vips · MÁLAGA: Rayuela · MURCIA: Diego Marín · OVIEDO: Ojanguren · PALENCIA: Alfar · PALMA DE MALLORCA: Signo · LAS PALMAS:Canaima · PAMPLONA: Universitaria · SALAMANCA: Cervantes · SANTA CRUZ DE TENERIFE: La Isla · SANTANDER: Estudio · SAN SEBASTIÁN: Lagun · SEGOVIA: Vallés ·SEVILLA: Casa del Libro · SORIA: Las Heras · TERUEL: Senda · VALENCIA: París-Valencia · VALLADOLID: Oletvm · VITORIA: Study · ZAMORA: Pya · ZARAGOZA: Central

Medios consultados:

“LE MONDE” / Francia

“LA JORNADA” / México

“THE NEW YORK TIMES” / EE.UU

“WELT” / Alemania

“JORNAL DE BRASIL” / Brasil

11.. EL NIÑO DEL PIJAMA DE RAYAS . . . . . . . . . . . . . . . 1/14John Boyne. SALAMANDRA

México

11. PLAYING FOR PIZZAJohn Gr isham (Doubleday)

22. The Almost MoonAl ice Sebo ld (Doubleday)

33. World Without EndKen Fo l let (Dutton)

44. The choiceNicho las Sparks (Grand Centra l)

55. I am America (And so can you)Stephen Co lbert (Gran Centra l)

Estados Unidos

11. DIE MITTAGSFRAUJul ia Franck (S.F ischer)

22. TintentodCorne l ia Funke (C. Dress ler)

33. TannödAndrea Mar ia Schenke l (Naut i lus)

44. KalteisAndrea Mar ia Schenke l (Naut i lus)

55. Der Gotteswahn Richard Dawkins (Ul lste in)

Alemania

11. A CIDADE DO SOLKhaled Hosse in i (Nova Fronte ira)

22. A Menina que Roubava LivrosMarkus Zusak ( Intr inseca)

33. O Caçador de PipasKhaled Hosse in i (Nova Fronte ira)

44. Elite da TropaLu is Eduardo Soares (Objet iva)

55. 1808Laurent ino Gomes (P laneta/Bras i l )

Brasi l

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Antes de ver publicada miprimera novela, Museo pro-vincial de los horrores, tuve

que pasar dos exámenes. El prime-ro tuvo lugar en Barcelona, en al-guna fecha de la primavera de 1970,y en un edificio moderadamenteModernista del “Eixample” en elque lo primero que encontré al sa-lir del ascensor fue a una Rosa Re-gás con minifalda sentada en unaespecie de vestíbulo leyendo unmanuscrito. Pero no el mío. El mío“ya” había sido aceptado, para misorpresa, por Seix Barral, la editorialque lo tenía en prensa, y cuyo“capo” supremo, Carlos Barral, en-tonces algo mítico, aunque no tan-to como las leyendas y la muerteprematura lo han hecho, me recibíaaquella mañana para conocer al jo-ven valor recién fichado dentro desu equipo de la “Nueva NarrativaHispánica”. De ese día tengo variosrecuerdos. Rosa, que trabajaba en laeditorial, me acogió simpáticamen-te y me quitó un poco el miedo,vuelto a mi cuerpo en cuanto Car-los, ya en su despacho, me some-tió a un cuestionario para ver si el di-nero de mi adelanto (poco, todo hayque decirlo) debía darlo por bienempleado. Adoctrinado yo, pese oquizá por mi juventud, en los prin-cipios del terrorismo intelectualaños 60, hice gala, me parece, deuna buena educación vanguardo-progresista: cité a Paz en lugar dea Neruda, me mostré tan conocedordel “Nouveau Roman” como des-afecto a Delibes, y pude alardear sin

mentir de haber leído Cien años desoledad (un soplo de mi amigo Gim-ferrer, que recibí haciendo la miliel año anterior), lo cual quizá no fuediplomático, sabiéndose despuésque Seix Barral había rechazadola novela de García Márquez, se-gún parece por un despiste admi-nistrativo.

A mitad de la prueba irrumpióen el despacho un señor de inme-jorable aspecto –entre existencia-lista de jersey negro y gángster deguante blanco– que le habló a Car-los en catalán (¿creyendo que yo nolos entendería?) y se fue ensegui-da. Una hora más tarde, bajando enel ascensor de vidrios emplomadosy banqueta de terciopelo, supe porRosa Regás que el maduro intere-sante era el poeta Gabriel Ferrater,inspirador y lector de la casa. Perovolvamos al examen. Cuando todoparecía ir bien, metí estrepitosa-mente la pata por querer hacermeun hombre de mi tiempo. Despuésde Baudelaire, de Bassani, de HenryGreen, cité a Godard. “¿Go-qué?”,dijo Carlos. “Bueno”, balbuceé yodesconcertado, “Jean-Luc Godard,el director”. “¿De orquesta?”, insis-tió el editor, al que empezaba a ver-le, en mi apuro, un sesgo sardóni-co. “De cine”. “De cine en esta casano se habla. ¿O eres de los que cre-es que se trata de un arte a la altu-ra de la poesía y la gran novela?” Ne-gué tres veces el séptimo arte y salíapresurado hacia los ascensores.

Aún así me publicó el libro, y dosmás en su siguiente avatar editorial,

una vez expulsado de su propia SeixBarral: la antología de los Novísimosy mi segunda novela, que llevó elnombre de Carlos en la portada, enla faja, en la “contra” y dos vecesen el interior, habiendo obtenidoel premio Barral. Con los añosaprendí a disfrutar del humor alti-vo pero inteligente de Carlos, al quetambién fui admirando como poe-ta y siguiendo, con cierto vértigo, ensu persona política zigzagueante.

Pero antes de tener en mis ma-nos el primer ejemplar de Museo pro-vincial de los horrores (con la bellaportada dibujada expresamente porel siempre recordado Diego Lara)hice el segundo examen. De Me-tafísica, éste. Y sin mediar en él Car-los Barral. Yo era en mayo de 1970un estudiante de 4º de Filosofía enuna Universidad Complutense

“limpia” de los grandes profesores,como Tierno Galván o Aranguren,represaliados por el gobierno deFranco en 1968. Ninguno de ellosllegó por desgracia a darme clase,aunque sí pude, cursando 1º de Co-munes, asistir a los seminarios deentrada libre de la cátedra de Aran-guren: allí oí por primera vez el nom-bre de Wittgenstein, otro que le ha-bría gustado oír en mi retahíla alexaminador Barral. Salí pues delexamen y tomé el autobús a Mon-cloa, y desde Moncloa el “metro”.Se inauguraba aquel día la Feria delLibro, y en la caseta estaba, al ladode libros mucho más notables queel mío, mi “opera prima”. Yo le di,en la emoción, un sobresaliente. EnMetafísica sólo saqué aprobado.

VICENTE MOLINA FOIX

P R I M E R A M E M O R I A / V I C E N T E M O L I N A F O I X

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De los horrores a la metafísica“Después de Baudelaire, Bassani y Green cité a Godard. ‘Go-qué?’, dijo Carlos Barral...”

DESDE ENTONCESTras la aparición de Mu-seo provincial de los ho-rrores y su inclusión enla antología Nueve no-vísimos poetas españo-les, Vicente Molina Foix(Elche, 1946) ha seguidopublicando novelas (Lacomunión de los atletas,1979; La Quincena Sovié-tica, 1988; La edad deoro, 1996; La mujer sincabeza, 1997), con nota-ble éxito de público y crí-tica. Crítico de cine ydramaturgo, ha estre-nado Los abrazos delpulpo (1985) y Seis armas cortas (1998), y es autor del libreto de la óperaEl viajero indiscreto (1990), de Luis de Pablo. Su última novela, El abrecar-tas (Anagrama), acaba de obtener el premio Nacional de Narrativa 2007,sumándose a galardones como el Barral, el Azorín o el Herralde. Ha tra-ducido a Shakespeare, y ha escrito y dirigido una película: Sagitario.

Lo primero que encontré al salir del ascensor fue a

una Rosa Regás con minifalda sentada en una especie de

vestíbulo leyendo un manuscrito. Pero no el mío. El mío

‘ya’ había sido aceptado, para mi sorpresa, por Seix Barral”

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VV EE NN UU SS DD EE LL EE SS PP EE JJ OO ,, HH .. 11 66 55 00 ..

AA MM BB OO SS DD EE LL AA NN AA TT II OO NN AA LL

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Ocho cuadros extranjeros del pintor llegan al Prado

narradorVelázquez

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Cuando, tras su definitivainstalación en Madrid en1623, el joven Velázquez,

recién venido de Sevilla, triunfabacomo retratista en la corte del tam-bién joven Felipe IV, los envidiososy mediocres pintores que enton-ces trabajaban en la ciudad al ser-vicio de la Monarquía murmurabany criticaban diciendo que el nuevoartista “sólo sabía pintar cabezas”.De esta manera polemizaban en tor-no a una de las discusiones más enboga en aquel momento, como erael tema de la llamada “jerarquía delos géneros”, por la que un artistasólo se consideraba que había lle-gado a lo máximo de su profesiónsi era capaz de pintar historias, na-rraciones o fábulas. El retrato, o las“cabezas”, era un género, en defi-nitiva, por debajo del de la histo-ria, aunque por encima de los gé-neros ínfimos, es decir, paisajes ybodegones.

Según nos narran las fuentes dela época, Felipe IV, al parecer, zan-jó la cuestión con un concurso enel que Velázquez triunfó pintandouna historia. Se trata de la desgra-ciadamente hoy perdida, Expulsiónde los moriscos. De esta manera seconsagró, hasta su muerte en 1660,como el mayor pintor de su tiem-po en los géneros en los que a él leinteresaba pintar: el retrato, el paisa-je y las narraciones religiosas y pro-fanas.

La exposición, del Prado que seinaugura el próximo lunes y quecomisaría Javier Portús, uno de nues-

tros mayores expertos no sólo en Ve-lázquez sino en todo lo que se re-fiere a la pintura española del sigloXVII, explora de manera novedo-sa este tema y lo trata con la habitualanchura de miras a las que este his-toriador y conservador del Prado nostiene acostumbrados. No sólo seconfrontan “fabulas” velazqueñascon otras de pintores contemporá-neos, españoles, flamencos e ita-lianos, sino que se nos ofrece una in-

terpretación, amplia y acertada, delmismo concepto de “historia” enla pintura del siglo XVII.

Con lo primero, se instala a Ve-lázquez en el campo que le es pro-pio, es decir, el de la pintura euro-pea de máxima calidad de sutiempo, Caravaggio, Rubens, Pous-sin…, y se le sustrae a cualquier in-terpretación nacionalista, hoy ya ob-soleta. Se superan, por tanto, lasprimeras visiones historiográficasdel sevillano, que unían naciona-lismo con realismo, y leían la escuelaespañola de pintura simplementecomo una primera “escuela de larealidad” apta para el consumo delos impresionistas y realistas fran-ceses del siglo XIX.

Con lo segundo se entra de llenoen el meollo de la cuestión, es decir,el carácter que adquieren las pe-culiares fábulas velázqueñas, eseacercamiento “burlesco” a la reali-dad y a la literatura, incluso a la mi-tológica, que, igualmente, tantoconfundió a los primeros estudiososdel maestro.

Ya en su etapa sevillana, del quela exposición presenta una selecciónde enorme amplitud destacandoobras como Cristo en casa de Marta yMaría, la imagen que Velázquez nosofrece de la realidad ha podido serinterpretada, sobre todo en el casode los bodegones, dentro del géne-ro, tan de moda en el norte de Ita-lia y en Flandes a fines del siglo XVI,de las pinturas ridículas. Una culmi-

(Pasa a la página siguiente)

No es Velázquez una vez más. Es Velázquez como pintor dehistoria. El Museo del Prado reúne, bajo el argumento dela fábula, 28 obras del sevillano, ocho de ellas procedentesde colecciones extranjeras, que dialogan de igual a igual conla pintura europea del Barroco. Icono de la muestra será

sin duda La Venus del espejo de la National Gallery de Londres. Pero hay otras quevuelven, como hijos pródigos, a la casa del padre. Fernando Checa les da la bienvenida.

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nación y superación de esta idea lapodríamos encontrar en la famosapintura de El triunfo de Baco o Los bo-rrachos, que en la exposición, al con-frontarse con el Baco de Caravag-gio o el Triunfo de Baco de Stanzione,nos permite comprenderla en todasu complejidad, que no es otra quela de la primera reflexión velazque-ña en torno a las relaciones entre pin-tura, realidad, literatura y Antigüe-dad. Aparece entonces, por primeravez en la obra del maestro, esa apro-ximación en clave burlesca, satíricay lucianesca al mundo antiguo, quetendría su punto de más alta cali-dad artística en los dos famosos fi-lósofos Esopo y Menipo,pintados parala Torre de la Parada, quizá las dospinturas paradigmaticas en lo quea la interpretación historiográficade Velázquez se refiere.

Lo avanzado de su técnica hizopensar a los primeros historiadoresdel pintor en fechas muy tardías deejecución (años 50 del siglo XVII) loque no es cierto, ya que fueron eje-cutadas en los años 30. Su extrema-do realismo –se encuentra entre laspinturas más copiadas en el sigloXIX– hizo que se vieran como dosirónicos mendigos. Hoy sabemosque se trata de una interpretación,perfectamente a tono con el sigloXVII español, de los dos literatosclásicos, el fabulista Esopo y el sa-tirico Menipo, tan querido de Lu-

ciano, que recibían en La Torre de laParada, al lado de Heráclito y Demó-crito, el filósofo que ríe y el que llora,a todo aquel que deseaba contem-plar la fantástica serie de fábulas mi-tológicas pintada por Rubens y su ta-ller, amén de los retratos decazadores de Velázquez y, nada me-nos, que de su también burlesca yclásica, a la vez, interpretación deMarte.

La complejidad y fascinación dela aproximación de Velázquez al

mundo de la fábulaes sugerida con inte-ligencia por el comi-sario, al aproximar aeste Marte no sólo losdos filósofos de Ru-bens sino una copiaen yeso del Ares Lu-dovisi, precedenteclásico que debió co-nocer en Roma, de ladisposición sedentede su dios. Como en

El triunfo de Baco, pero con una ma-yor madurez pictórica, Velázquez ,en este Marte, une de manera indi-soluble lo clásico con lo satírico, hu-yendo de interpretaciones heroicasdel mundo clásico.

Lo mismo sucede con el que, sinduda, será el icono de la exposición,La Venus del espejo,otra vez en Madriddesde aquél, ya lejano, año 1990.Una de las obras maestras de su úl-tima etapa, pintada, quizá, en Ita-lia, en posesión de uno de los gran-

des aficionados europeos del mo-mento como el Marqués del Carpio,la londinense Venus nos seducirácon su imponente desnudo de es-paldas, y desde el famoso espejo enque se refleja su cara cuestionará,como Velázquez quería, nuestra po-sibilidad de aproximarnos de unamanera directa a la belleza a travésde la pintura.

Los arriesgados juegos concep-tuales del maestro en su última eta-pa: el espejo y el envés del bastidoren Las Meninas, el espejo ya comen-tado de la Venus, la inserción de unaobra de Tiziano como El rapto de Eu-ropa en La fábula de Aracné o LasHilanderas, una pintura –la de Ti-ziano– que también fue copiada porRubens, como podremos ver en estaexposición, nos introducen en laidea, tan barroca, de la narracióncomo jeroglífico y juego eminente-mente intelectual.

Todo ello, por no hablar –son tan-tas las sugerencias del maestro– delno menos interesante tema de la na-rración religiosa y su versión de lo sa-grado. Bástenos decir, para terminar,y animar, más todavía, a contem-plar esta exposición, que el Pradomostrará, por primera vez en Espa-ña, una obra tan importante comoCristo y el alma cristiana, de Londres,y la maravillosa pintura de Orihue-la Las tentaciones de Santo Tomás, con-frontadas con esculturas españolasdel momento y cuadros de Zurba-rán. Entonces podremos reflexionarsobre el apasionante tema de reali-dad, imitación y pintura religiosaen el XVII español.

Una exposición, por tanto, con-cebida para el goce de los ojos y elplacer del intelecto, como la propiapintura de Velázquez. Sin duda, lamás acertada manera de celebrar lareciente ampliación del Prado.

FERNANDO CHECA

A R T E / V E L Á Z Q U E Z E N E L P R A D O

CC RR II SS TT OO YY EE LL AA LL MM AA CC RR II SS TT II AA NN AA ,, 11 66 22 66 -- 11 66 22 88 .. NN AA TT II OO NN AA LL GG AA LL LL EE RR YY ,, LL OO NN DD RR EE SS

� Una exposición concebida para el goce de los

ojos y el placer del intelecto. La más acertada

manera de celebrar la ampliación del Prado

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A R T E / E X P O S I C I O N E S

Pedro Morales Elipe (Mem-brilla, Ciudad Real, 1966)mantiene una evolución vo-

luntariamente lenta, una suerte debúsqueda por las zonas menos vi-brantes de la imagen, cuyo ánimo re-flejan los títulos desus últimas indivi-duales: De un mo-mento a otro, Vidaquieta, Márgenes,Fuga o este La ce-niza y el cristal quenos presenta comouna suerte de epí-logo, de conclusión. Lo cuenta en unbreve texto que inicia con citas deBergamín y termina confesional:“Lo específico de la pintura se sitúa,por una parte, anticipándose a la ex-periencia de lo visible, y por la otra,en su final, en sus ruinas, en su res-to. Tiempo entre las cosas. Lo quede imagen tiene la pintura es en rea-lidad una máscara que oculta esemovimiento de vaivén entre lo quefue y lo que puede ser”.

En la exposición se entiende lasinceridad, casi la literalidad de estaspalabras. Pedro Morales Elipe uti-liza términos para nosotros carga-dos de sentido, pero los deja abier-tos. Por el tono de lo que cuenta,podemos imaginarle próximo al sen-tir de Morandi; por la manera de in-troducir algunos colores, intuimos suafecto hacia la pintura del siglo XVII;por la facilidad de resolver cuadroscasi monocromáticos con unas míni-mas líneas de color, nos hace revi-vir algunos de los mejores debatesde la pintura en el paso de los años70 a los 80. Su obra, sin embargo, seasoma a esos mundos, pero reivin-dica el propio. Esta exposición –ex-celente, y probablemente la más di-fícil de las suyas– huye de prolongaren series los efectos para crear ver-daderos microclimas.

En la primera sala, nos recibendos cuadros nocturnos, que en el jue-go del lento acercarse descubrimosciudades de noche, con las huellas,las líneas que dibuja el recorrido delas luces de los coches. Junto a ellos,

una especie de pai-saje azotado, dosmotivos de refe-rencias arquitectó-nicas, y un magní-fico cuadro en elque la utilizaciónde tonos verdestransmite la verda-

dera –y turbadora– calidez de la pin-tura. Un detalle que volvemos aencontrar en uno de los cuatro pe-queños formatos que lo acompañan.Los verdes transmiten tiempo, per-tenecen a una estación: nada es ca-sual, ni siquiera la manera de arras-trar y confundir el color.

Existen referencias a un paisaje,pero se muestran en fuga, casi des-

plazadas. Pedro Morales Elipe tieneuna manera muy personal de estarenla figuración, que le permite alejarsede la referencia o provocar su confu-sión, sin duda porque lo que le in-teresa es algo distinto. No pinta las

cosas sino la experiencia de ellas, ylo hace desde la pintura, desde sulenguaje y sus límites. Ignoro si en elorigen de estas imágenes está la bús-queda de una respuesta a la visión dela realidad que ofrece hoy la foto-grafía, pero la manera de mantenerel pulso, la intensidad y el recorri-do de la pincelada nos remiten al len-guaje específico de la pintura.

En el segundo espacio, junto apequeños cuadros y dos paisajes bru-mosos, tres obras sorprendentes: unextraño e inquietante cuadro re-suelto en rojos y blancos, casi evo-cando las zonas de límite en Rothko;el cuadro casi monocromo, cuyacomposición y misterio pende deunas líneas que crean ritmo y espa-cio; y, tal vez la obra más sobresa-liente, un díptico que parece unasíntesis de sus devociones e inquie-tudes (de nuevo los verdes, los azu-les luminosos, los rojos) así comoalgún motivo iconográfico recurren-te (la esfera de cristal). El resultadoes reconfortante: se percibe el ver-dadero misterio de la pintura.

MIGUEL FERNÁNDEZ-CID

Morales Elipe y el misterio de la pinturaLA CENIZA Y EL CRISTAL . ·· G A L E R Í A E G A M . V i l l a n u e v a , 2 9 . M A D R I D . H a s t a e l 24 d e n o v i e m b r e . D e 1 .4 0 0 a 1 2 . 9 5 0 E .

� Morales Elipe no pinta

las cosas sino la expe-

riencia de ellas, y lo hace

desde la pintura, desde

su lenguaje y sus límites

SS II NN TT ÍÍ TT UU LL OO ,, 22 00 00 77

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Esta exposición coincide conel trigésimo aniversario dela primera comparecencia

del pintor Ignacio Tovar (Castillejade la Cuesta, Sevilla, 1947), quetuvo lugar en la originaria galería se-villana de Juana de Aizpuru. Estamuestra que ahora le dedica su mar-chante actual, Fúcares, es una ex-posición de obra reciente tan in-tensa y esforzada, tan dura inclusive,que resulta estimulante: evidenciacómo hay artistas capaces de plan-tearse conceptual y técnicamente lapráctica pictórica una y otra vez, ytensarla como respuesta viva a la lla-mada permanente del arte.

Han sido 30 años de exigenciaimplacable: Tovar se ha reafirma-do como pintor autodidacta aprove-chando precisamente sus muchosviajes y las diversas experienciaspara las que ha sido becado: en la

Casa de Velázquez en Madrid(1977); en el Centro de Investiga-ción de Nuevas Formas Expresivas,del Ministerio de Cultura (1979); enlos ensayos apoyados por la Fun-dación March (1980); y en su es-tancia en la Artist Colonies and Rag-dale Foundation, en Chicago(1987). En cuanto a su posiciona-miento estético, su encuentro –en1974, en la Tate Gallery de Lon-dres– con la pintura porosa, de colorprofundo y de espacios ilimitadosy envolventes de Rothko, lo situó yade cara a la pintura abstracta nortea-mericana, de la que más adelantele interesó el valor compositivo de lageometría “ya dada” de los objetosy construcciones “reales” de la po-ética de Kelly, así como, más re-cientemente, la libertad de la técni-ca abstracta de Clyfford Still, con susimágenes fluidas, de color cam-

A R T E / E X P O S I C I O N E S

El antropólogo Christopher Pinney afirma que la fotografíaafricana se caracteriza por dos ausencias: de narratividad y deperspectiva. El tan frecuente uso de telones decorativos para

los retratos de estudio, que es allí el género fotográfico más popular, esun signo de esa falta de interés por la profundidad. Lo que el cliente quie-re no es un retrato fiel, sino “salir mejor”, y eso incluye la utilización –amenudo rudimentaria– de un fondo lujoso o simbólico, además devestidos y un atrezzoacordes. Aunque los telones se empezaron a usar yaen los estudios de los daguerrotipistas, su empleo ha quedado relega-do a las áreas geográficas con menor penetración de la modernidad ar-tística. El joven melillense Javier Martínez Bueno (1977) ha buscadoen Marruecos estudios fotográficos en los que se practica ese tipo deretrato y ha fotografiado a su vez los “escenarios” dispuestos a tal fin. Perolos establecimientos que ha visitado el artista son modestos, y el mal gus-to o el deterioro impiden, a nuestros ojos, cualquier ilusión de opulencia.Tres son los elementos que privilegia en sus imágenes: el fondo pintado,los focos y el asiento (y hay que ver qué asientos...).

Javier Martínez Bueno entiende la fotografía como “un arte quese mantiene entre el ob-jetivismo y el documen-talismo”. En su corta ca-rrera ha evitado (salvo ensus trabajos comerciales)la figura, y ha preferido,con ánimo formalista, losexteriores (serie Stand by)y los interiores de dise-ño (Arquitecturas domésti-cas, con la que ganó unode los premios Ge-neración 2007). El pre-sente proyecto, sistemá-tico en su contenido y suenfoque, no rompe a pe-sar de su feísmo con esa

aproximación formalista y resulta paradójicamente concordante con lascaracterísticas que Pinney proponía para la fotografía africana por su re-nuncia a la narración y (en otra acepción) a la profundidad. No obstante,la neta voluntad de documentar lugares en los que interesan por en-cima de todo los valores compositivos se ve inevitablemente conta-minada al tratarse ahora de estudios fotográficos, que introducen de-rivaciones interpretativas sobre las convenciones y los contextos en quese cuajan las imágenes.

ELENA VOZMEDIANO

Interiores planos deMartínez Bueno

AFTER SHOOTING. ·· G A L E R Í A C A R M E N D E L A C A L L E . C o n d e d e X i q u e n a , 5 -7.

M A D R I D . H a s t a e l 24 d e n o v i e m b r e . D e 3 5 0 a 3 . 0 0 0 E .

E L C U L T U R A L 1 5 - 1 1 - 2 0 0 7 P Á G I N A 3 4

Singular abstracciónCANTE Y BAILE . P INTURAS RECIENTES. ·· G A L E R Í A F Ú C A R E S . C o n d e d e X i

MM EE VV OO YY SS OO LL OO ,,

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biante en un espacio que se abresin principio ni fin. Otros registrosle han venido a Tovar de su inte-gración en el grupo que GerardoDelgado, José Ramón Sierra yJuan Suárez formaron en Sevilla,en el paso de los años setenta a losochenta, con orientación a la abs-tracción del grupo de Cuenca, ycon preferencia por la obra de JoséGuerrero.

Dentro de este largo y cam-biante periplo ¿en qué punto seencuentra hoy su pintura? Lasobras más recientes forman parte

del ciclo Flamenco, en el que elartista trabaja desde 2002, y queenlaza directamente con las se-ries Islas y Aguas, de entre 1999 y2001. La idea del agua es el origeny el eje de estos cuadros, y Tovar larelaciona con otros símbolos denuestra cultura: la huella dactilar,el fuego, la cabellera de una Venus–o de una Rita Hayworth– sur-giendo del mar, la imagen míticade Ofelia ahogada en el río, con suscabellos sueltos que se ondulancon el movimiento de la corrien-te… Así, Tovar no es “del todo” unabstracto, sino un pintor que in-cardina el concepto abstracto y laestructura geométrica del arte enlas formas de las realidades denuestra experiencia y de nuestratradición. Siempre lo ha hecho así:“Parto de formas abstractas, ycuando la obra está terminada en-tonces comienzo a ver en torno amí objetos y paisajes cuya estruc-tura y color coinciden estrecha-mente con lo que he pintado”. Laidea pictórica y su práctica le sir-ven, pues, para ver en la Natura-leza “detalles en los que no me ha-bía fijado antes”, y para tomarconciencia del mundo: un univer-so dominado por un espacio osci-lante y abierto, por la onda de lasformas que fluyen, y por la vibra-ción de un color hondo, de maticesinéditos. Con ello logra una visiónsensitiva propia, que, a la vez, seentiende como pintura pura, y seescribe en el cuadro con el ritmo ar-mónico de un diseño riguroso, ejer-cido sobre un símbolo antiguo delflujo de los líquidos: la doble lí-nea horizontal ondulada de losegipcios..., que Tovar conduce im-previstamente, al imaginario delflamenco.

JOSÉ MARÍN-MEDINA

A R T E / E X P O S I C I O N E S

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� Tovar no es “del todo” un

abstracto, sino un pintor

que incardina el concepto

abstracto en las formas

de nuestra experiencia

ión de Ignacio Tovarn d e d e X i q u e n a , 1 2 . M A D R I D . H a s t a e l 5 d e e n e r o . D e 1 . 9 0 0 a 1 7. 5 0 0 E .

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La exposición que presenta elMNAC describe de unamanera pormenorizada el

itinerario de Yves Tanguy (1900-1955), acaso el artista más próximoa André Breton y uno de los repre-sentantes “más genuinos” de la pin-tura surrealista. Se trata de una pa-norámica muy completa, en la quecada etapa del pintor está, además,contextualizada con una gran canti-dad de documentación. Sin lugar adudas, estamos ante una gran re-trospectiva.

A pesar de esta exhaustiva pre-sentación, el universo de Tanguyes muy hermético y desborda cual-quier análisis o aproximación. A me-nos que se recurran a los tópicos delsurrealismo y el automatismo, la pin-tura del artista nos deja boca abiertossin saber exactamente qué decir. Adiferencia de Dalí, no realizó decla-raciones ni dejó escritos que alum-braran su obra. Por otra parte, aun-que los brillantes textos que lededicó Breton son como chispazosque iluminan aquí y allá, se trata deuna aproximación emocional a travésde la poesía. Y tal vez, éste sea el úni-co lenguaje equivalente, capaz dedialogar con su pintura, porque YvesTanguy es el misterio, el misterio he-cho pintura.

¿Qué se esconde tras sus paisajespetrificados? No lo podemos decirexactamente, pero se intuye algo te-rrible. La pintura de Tanguy es el si-

lencio que antecede a lacatástrofe. Es como unbulto tras una cortina,la amenaza de algo bru-tal que va a acontecer…Yves Tanguy culminatoda una tradición depaisajistas románticos yesta tradición no es otraque la pintura de lo su-blime, esto es, del terror.Tengo la sospecha deque entre el arte deTanguy y el de un artis-ta romántico como Frie-drich se tejen secretasafinidades. La figura deespaldas que contemplaun paraje nublado en elconocido cuadro de Friedrich El via-jero ante el mar de nubes bien se podríatrasladar a los escenarios lunares deYves Tanguy. Este personaje está ob-servando un paisaje fantástico y ex-traño –un mar de nubes–, una geo-grafía surreal e informe, una especiede sueño. Este universo onírico estambién el del artista surrealista. Apartir de Friedrich el paisaje se im-buye de una profunda melancolía,está cargado de inquietudes y pre-sagios. El sentimiento trágico quesobrevuela la obra del pintor alemánse proyecta también en los enigmá-ticos y fantasmagóricos paisajes deTanguy.

El arte, para los románticos, era elarte de cerrar los ojos. Los paisajes de

Friedrich no son tanto una mirada alexterior, como una exploración delyo interior. Lo que observa aquelpersonaje de Friedrich, más que elmundo sensible, es el fondo de sualma. En este sentido, Yves Tanguyhizo una declaración –de las pocas–muy reveladora: “Me divierte ima-ginar lo que hay detrás de la colina.¡Deseo tanto representar esas cosasde detrás de la colina que nuncaveré!”. Al igual que los románticos,el arte de Tanguy es pura imagina-ción, es también un arte de cerrar losojos. Pero cuando se pinta con losojos vendados, lo que resulta es unretrato o una radiografía del alma.Los paisajes extraordinariamente ní-tidos de Yves Tanguy son la expre-sión de otro paisaje, el paisaje inte-rior del hombre moderno.

Bien es verdad que las pinturasde Tanguy se podrían interpretartambién como una naturaleza muer-

ta, en el sentido más literal de la ex-presión. Pues él concibe la pinturaen términos tradicionales, esto es,como una especie de caja perspec-tiva en la que va fijando sus esce-nografías. Un teatrín en miniatura,donde se disponen sus personajesmineralizados… Pero en este teatro,todo está muerto, todo está ausente.Acaso lo que pinta Yves Tanguy –ylo que provoca tanto desasosiego–sea precisamente esto: una ausencia.Tal vez el protagonista de sus pai-sajes no sean esas formas orgánicas opétreas, sino lo que ha desertado deellas. Y en este sentido tendríamosque convenir que lo que contienerealmente la pintura de Tanguy esun fantasma, una naturaleza –pai-saje o alma– en ruinas, propia de lascosas que han sido abandonadas porel deseo y por la vida.

JAUME VIDAL OLIVERAS

� ¿Qué se esconde tras sus paisajes petrificados? No lo

podemos decir, pero se intuye algo terrible. La pintura de

Yves Tanguy es el silencio que antecede a la catástrofe

Yves TanguyPaisajes de la ausenciaEL UNIVERSO SURREALISTA. ·· C O M I S A R I O : A n d r é C a r i o u . M N AC .

Pa r q u e d e M o n j u i c , s / n . B A R C E LO N A . H a s t a e l 1 3 d e e n e r o .

A R T E / E X P O S I C I O N E S

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A R T E / E X P O S I C I O N E S

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Suprimidos los motivos vege-tales que adornaban la obrade Felicidad Moreno (La-

gartera, Toledo, 1959) hasta finalesde los años noventa, a base de acrí-licos, óleos, esmaltes, spray y emul-siones, sus cuadros posteriores ofre-cieron la prolongación de esapintura en una nueva dimensión, enla que entraron en juego los forma-tos. Aquellos cuadros sacaron a lavista, a modo de dianas, un color quebuscaba la disconformidad tonal yse aplicaba en los fondos. Llevandola pintura a tomar parte en todo tipode encuentros fortuitos, FelicidadMoreno entablaba una extraña sín-tesis entre fondo y superficie. Deeste modo, consiguió crear un in-sólito mestizaje en el que interve-nían variopintos cruces genéticos,derivados de una caótica conjuncióncósmica.

La obra actual, que no es sino unaexpansión de la misma, se sitúa en

un trapecio en el que la pintora tra-ta de zigzaguear los peligros de unformalismo que podría caer en las re-des del decorativismo. La dinámi-ca de la abstracción en pintura tras laconsecución de la pura forma, hadado mucho que pintar en el siglo

pasado, hasta llevar a la pintura alos límites de un abismo, en el quelas marchas atrás o la búsqueda desus propios reflejos a partir de todotipo de espejismos, han sido en el úl-timo tiempo salidas posibles para nolanzarse al precipicio. Que Felicidad

Moreno haya decidido permane-cer en el trapecio y suspender supintura en un ingrávido juego defantasías formales, podría mante-nerla a salvo de las redes. Sus sal-tos ahora en el espacio vacío de laexperimentación de la mano de losgestos infográficos, a los que tam-bién han recurrido afamados pinto-res como Albert Oehlen –por citaruna cuota de altura en esta carpa–,justificarían los posibles movimien-tos pictóricos que recuperan lo op deotro tiempo tecnológico, llevándo-lo al centro del torbellino perceptivoen nuestra epidermis visual con-temporánea.

Así, los mandalas, dianas y visio-nes cósmicas a los que recurre Fe-licidad Moreno en sus últimos tra-bajos se sitúan en ese complejouniverso de luces y colores, en losque actúa, como señaló GuillermoSolana en estas mismas páginas, sinsolemnidad y sublimidad, llevadapor un sentido lúdico en el que pa-rece sentirse a salvo, en tanto dis-fruta del propio ejercicio de la pin-tura: a ver.

JOSÉ LUIS CLEMENTE

Felicidad Moreno, en la dianaOBRA RECIENTE. ·· G A L E R Í A L A N AV E . L a N a v e , 25 . VA L E N C I A . H a s t a e l 5 d e e n e r o . D e 2 . 0 0 0 a 1 2 . 8 0 0 E .

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A R T E

“Las cagadas de los pá-jaros plantean un in-teresante problema

técnico”, afirma Thomas Schütte(Oldenburg, Alemania, 1954) mien-tras charlamos en su apartamento deDusseldorf. “Creo que piensan lim-piarlas una vez por semana”. Su Mo-delo para hotel colocado sobre uno delos pedestales de Trafalgar Squareha sido oficialmente descubierto es-

tos días. La maqueta de la obrase expuso por vez prime-

ra en 2003 con eltítulo de Hotel

para pájaros. Sin embargo, Ken Li-vingstone, alcalde de Londres, enguerra permanente contra las palo-mas, pensando seguramente queese título podría dar todavía más alasa esas indómitas aves, decidió cam-biarlo. “Para las palomas, la escul-tura es un auténtico hotel”, expli-ca Schütte. “Me he enterado delplan para acabar con ellas. No quie-ro meterme donde no me llaman,pero, en este caso, el “para pája-ros” del título no era más que unaexpresión. De cualquier forma, losexcrementos siempre van a estarahí, como el viento, la lluvia o losedificios que rodean la plaza”.

Durante años, Schütte ha delei-tado y desconcertado a su públicocon obras realizadas dentro de unaasombrosa variedad de materialesy formas: desde sus estandartes alas enormes cabezas bifrontes de ce-rámica, o a sus familias enteras com-puestas por esos personajilloshostiles y malencarados, ata-dos entre sí con trozos detela y con rostros mol-deados con esmero deojos redondos y bri-llantes. Es también

autor de unos grandes y resplande-cientes fantasmas de ciencia ficciónen aluminio y de unas mujeresmonstruosas e inquietantes en bron-ce. En la web de Schütte se clasifi-can sus obras en función del tematratado: Casas, Búnkeres, Monu-mentos, Animales, Espíritus, Bro-mas, Frutas y Verduras, Mujeres,Hombres, Flores, Jarrones. Y, aun-que el artista gusta de jugar con losgéneros, se mantiene siempre almargen de ellos. Ha revitalizado lacerámica y creado divertidos y con-movedores grabados y acuarelas.Todo lo que toca adquiere una es-pecie de torcida rectitud. Schütte estambién una de esas personas conaire de susceptibilidad y de no sen-tirse del todo bien dentro de su pro-pia piel y para quien estar en elmundo no es cualquier cosa. Pue-de que sea eso lo que aporta a su es-cultura esa torpe vitalidad y ese ca-rácter incisivo.

El nuevo arte públicoAunque ha realizado con ante-

rioridad obras para espacios públicos,no cree en el arte público, pero síes consciente de la responsabilidad

Thomas Schütte“Hoy el arte está en todas partes pero no significa nada”Thomas Schütte es estos días el invitado de honor de la ciu-dad de Londres. Su proyecto para el Fourth Plinth (ese pe-destal vacío de Trafalgar Square que desde 1999 vienenocupando artistas contemporáneos) acaba de ver la luz. Mo-tivo suficiente para que el crítico Adrian Searle se haya des-plazado a Dusseldorf para hablar con el escultor alemán de suobra escultórica, de sus construcciones en miniatura, de surelación con la arquitectura y, por supuesto, de este, su “últi-

mo gran proyecto”, que ha supuesto al Ayuntamien-to londinense un desembolso de 270.000 libras.

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que entraña realizar una obra para elcuarto pedestal. Su proyecto es frutode una larga serie de maquetas ar-quitectónicas para construccionesimaginarias iniciada en 1980, variasde las cuales se han plasmado ya ensu tamaño real. “No esperaba ga-nar el concurso. Me resulta extra-ñísimo trabajar en un espacio pú-blico que ha dejado de serlo. Porquehoy, el auténtico espacio público esel de la televisión e internet. Penséque hacer una escultura figurativasería demasiado frívolo. No queríaaludir con mi obra a ningún hechohistórico concreto. Bien está que loshéroes del Imperio Británico esténen Trafalgar Square, pero...”

Y, aunque ese conjunto de eté-reas formas de cristal, vagamente pa-sadas de moda y de alguna manera

ilocalizables, pueda resultar en apa-riencia abstracto, Schütte reconoceque Modelo para hotel es, en realidad,una obra figurativa. “Se me ocurriómientras dibujaba: tenía caderas,cintura, torso; era como una espe-cie de hombre gigante. Entoncespensé, ¿y si le añado un vestíbulo?Era una sensación como de prime-ra modernidad, como de El Lis-sitzky, el constructivista ruso”.

Un huesped muy caro“Está estupendamente ejecuta-

da” –afirma Schütte con orgullo– “yes carísima”, prosigue con una son-risita delatora que tiene más de loboque de cordero. “Es como una joya.Quería poner un edificio glamurososobre ese pedestal. El glamur es im-prescindible: se trata de un produc-to de lujo”. A Schütte no le moles-ta en absoluto que su escultura vayaa estar en su emplazamiento sólodieciocho meses. “Es un huésped”,señala, y añade que carece de esa as-piración imperialista a poblar elmundo con sus esculturas, un “sín-drome de lo más británico: esa cosa

tan de Henry Moorede no decir nunca

que no”. El artista no ha

supervisado la instala-ción de su obra en Trafal-

gar Square. No obstante, sedeshizo del primer equipo

británico, vencido por susexigencias técnicas, y lo

sustituyó por uno propio. Fotos de laevolución del montaje iban llegan-do cada día a Dusseldorf por correoelectrónico. Pronto quedó claro quela propuesta original de Schütte deconstruir la pieza en plexiglás de co-lores era técnicamente inviable, loque le obligó a esforzarse por en-contrar alternativas más baratas yprácticas, incluyendo la posibilidadde reducir la escultura a un simpleandamiaje de metal. La semana pa-sada no la había visto aún en su sitio.“Todavía no sé en qué consiste. Elproblema es que, hoy en día, está to-talmente prohibido expresar dudaso pensar en voz alta. De todas for-mas, cuando llega el momento deexponer obras en público, las du-das afectan en realidad a un gruporeducido de profesionales. Tener co-herencia como artista es una cues-tión enormemente delicada”. Enuna ocasión le preguntaron qué en-señanzas le había aportado la lec-tura de Nietzsche en sus años mo-zos, y respondió: “la duda”.

Schütte huye de ese culto a lapersonalidad que hace que algunosartistas sean más famosos que suspropias obras. “Es repugnante, ho-rrible. Como te impliques dema-siado en el juego mediático tu obraacabará siendo como esas musiqui-llas de los anuncios para desaparecerinmediatamente después. Puedeque el arte esté convirtiéndose eneso, o en algo parecido a la indus-

tria del disco: que está en todas

partes pero que no significa nada. Laindustria del ocio llena el cerebro debasura. Medios como la televisiónestán ahí para ayudarnos a olvidarel día y a evadirnos de nosotros mis-mos. Y el mercado del arte no con-siste más que en unos trofeos quevan de mano en mano. Compre estohoy y verá cómo mañana, cuandolo venda, vale el doble. El dinerose ha convertido en un lenguaje. Yosigo creyendo que la tarea del artis-ta consiste en contar historias a basede color, luz, líneas, forma y volu-men; en desarrollar y crear una obraindependiente y convincente”.

Schütte se mueve ince-santemente entre los di-versos talleres con losque trabaja, y afirmaque es en la carretera

en donde pien-sa más. Es

como si no tu-viera estudio pro-

pio. “En mi estudiopasaría las horasmuertas sin hacernada, con todo elmundo pendientede que se me ocu-rriera algo”. En lugarde eso, hace que lelleven al taller defundición o al cera-mista, al estudio deimpresión o al lugar

D I Á L O G O C O N E L A R T I S T A

JAM

ES O

JEN

KINS

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en donde hace sus maquetas arqui-tectónicas. “Soy como un viajante,cada día en un taller; y eso me evi-ta líos y meteduras de pata, me salvade vivir entre materiales y máquinas.Pones a Jimi Hendrix en el coche,recargas las pilas, y empiezas a tra-bajar nada más llegar. Pago el uso delos talleres por horas”.

Más allá de la arquitectura“Hago estas cosas porque quiero

verlas y no existen”, afirma. “Estáclaro que el problema de la arqui-tectura no radica en construccionesflamantes como el World TradeCentre; lo que importa de verdad esla ciudad viviente, la vivienda ase-quible, las zonas verdes, etc.”. Sobreuna abarrotada mesa que contrastacon el orden de su apartamento, ve-mos la maqueta de una Casa para te-rroristas, con una chimenea gracio-samente ladeada y paredes pintadasen colores primarios. En la maque-ta, Schütte ha colocado hasta unos la-vabos y un inodoro en miniatura. Lacasa es elegante y, podríamos decirque tiene incluso “marcha”, como silo que quisiera decir es que si pro-porcionáramos a los terroristas una

vivienda agradable se olvidarían deseguir aterrorizando a la gente. Oquizás ese choque imaginado entreel diseño arquitectónico posmoder-no más elevado e imaginativo y unosindividuos resentidos con la socie-dad constituya una afirmación mu-cho más oscura e incendiaria sobreel acomodado Occidente y los ver-daderos deseos de las personas.Schütte propone construir esta lla-mativa y elegante casa encima de unbloque de viviendas.

“Durante años, las ideas iban sur-giendo, así, sin más. Yo creo que elprincipal motor es ese deambular porlos talleres, en contacto con otras per-sonas y jugando con los materiales.Cuando observo mis primeras obrasme doy cuenta de que cada una deellas podría haber sido el punto dearranque de una trayectoria comple-tamente distinta. Yo sigo con todosesos cambios de escala, de temas, demateriales. Es algo que tiene senti-do para mí, pero no sé si para los de-más. Me preocupa pensar que podríaestar moviéndome en demasiadoscampos, jugando demasiadas parti-das simultáneas de ajedrez”.

Schütte, de cincuenta y dos años,

formado en la Academia de Dus-seldorf bajo dirección del pintorGerhard Richter, siempre ha segui-do su propio camino, pero sin queeso le haya impedido asumir, sinmayores problemas, ideas del arteconceptual o del minimalismo, de laescenografía teatral o de laarquitectura. Sostiene que para suscompañeros de generación, la mú-sica y el cine eran más importantesque las viejas iglesias o el arte clá-sico. Durante unos instantes, per-manecemos sentados saboreando elsilencio, Schütte fumando y con-templando su taza de café, hastaque le pregunto a quién quiere de-rrotar, contra quién se imagina quejuega. “Contra mi bestia interior”–responde–. “Esa que se vence abase de duchas frías y carreras al-rededor de la manzana”.

Y ahora, ¿qué? “Trafalgar Squa-

re es mi último gran proyecto. Lasacuarelas están paradas. Las figu-ras espectrales, acabadas. La crea-ción de maquetas, detenida”. La pa-sada primavera me contó que ya noiba a hacer más mujeres de bron-ce. “He hecho dieciocho, y las úl-timas fueron tan crueles, cortadasa pedazos y luego reensambladas,que decidí no volver a hacer nin-guna más”. Empecé a pensar quemás me habría valido no haberlepreguntado nada…

En una ocasión, Schütte descri-bió su trabajo como algo parecido auna subida a los Alpes en la que teperdieras cada diez minutos. Sin em-bargo, para mí, el que no se pierdenunca encuentra nada nuevo. Otraqueja suya es que, de alguna ma-nera, siempre ha encontrado su tra-bajo fácil. Pero lo que para él resul-ta fácil es precisamente lo que todoslos demás encuentran difícil. Y esoes lo bueno de Schütte. Cuando selo digo, parece dudar. “No terminode ver la luz al final del túnel. Bue-no, veo algo de luz, pero, ¿y si es lade un tren que viene?”. Ríe.

ADRIAN SEARLE

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El mercado del arte no

consiste más que en unos

trofeos que van de mano en

mano. El dinero se ha con-

vertido en un lenguaje”

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Como una partida de ajedrez,en la que sobre el tableroencontramos las piezas con

sus reglas y en la cabeza creamoslos movimientos inteligentes, or-denados y precisos, para dar jaque aladversario. Así es la arquitectura deMarcos Parga e Idoia Otegui. Vistodesde esta óptica, entendiendo el“adversario” como el problema a re-solver planteado por el cliente (unlugar, una economía, un deseo, unprograma) estos arquitectos conocenbien las reglas del “juego correctoy magnífico de los volúmenes bajo laluz” y las ponen en práctica desde lasección: sus proyectos surgen de lasección, y si así no fuera, no importa,pues de un modo u otro, moviendolas fichas, la atrapan.

En el Polideportivo Numancia(Santander) es la sección la que coseel espacio abierto al cielo entre trescolegios que comparten el patio dejuegos y la necesidad de introducirun nuevo polideportivo en dicho lu-gar abierto: el problema a resolver.Coronando la sección, en la cubier-ta del nuevo polideportivo, un nue-vo patio limitado por esbeltas rejasmetálicas hace un guiño al GimnasioMaravillas que Alejandro de la Sotalevantara en Madrid hace ya 45 años.Y con sutileza lecorbuseriana, cosenlos diferentes planos creados (al pa-tio exterior abierto, el patio interior

cubierto del polideportivo y el patioexterior cubierta del mismo) por me-dio de un sistema de rampas.

Marcos Parga e Idoia Otegui ex-plican en sus dibujos y esquemaslos diferentes movimientos a lo largode cada partida con una claridad talque enamora por su lógica y sencillez.Hacen comprensible lo que muchasveces permanece oculto y simplifi-can lo complejo sin perder un ápicede intensidad. Narran cada una de las

operaciones aplicadas, diseccionan ydesmenuzan al adversario hasta talpunto que terminan por darle jaque.

Y así, detrás del frío, insulso y me-cánico nombre con el que llaman asus casas (P12, M1, M2, M3, M4,T45, H), características que pode-mos encontrar en una primera lec-tura rápida y despreocupada de ellas,descubrimos cuán equivocados es-tamos en el juicio, pues estas casasson un ejercicio nada desdeñable deintegración en el entorno, materiali-dad constructiva y, por supuesto, tra-bajo de la sección.

En la casa P12 (Lugo) se van su-cediendo las diferentes seccionestransversales que van creando los di-ferentes espacios de la casa: espacioshorizontales abiertos al paisaje y es-pacios verticales de circulación o es-tancia inundados de luz. Introdu-cen la ría en la casa, tal y como deseansus clientes y transforman el paisajeformado por un bosque de eucalip-tos circundante en “cuadros” sobrelos muros interiores de la vivienda,gracias a las vistas enmarcadas que sevan abriendo en las fachadas. Su tra-bajo en sección no desprecia la cla-ridad y el orden de sus plantas, lim-pias y rigurosas, bien organizadas yque revelan de nuevo, el conoci-miento de las reglas del juego.

En la Carpet House (también enLugo) de nuevo la sección es la clave

para resolver un problema de vistas yprograma. En esta casa parece des-velarse un interés por la estructura enequilibrio que recuerda la villa enBurdeos de OMA / Rem Koolhaas,piscina en la cubierta y terraza jar-dín incluida. La casa “como un ár-bol” de nuevo explicada de maneraconceptualmente brillante en sus di-bujos y esquemas.

En su última obra construida, laampliación del colegio Bernadette(Aravaca, Madrid) con un polide-portivo y un aulario, de nuevo apa-recen las fichas movidas en los es-tratos que define la sección. Elinferior para la pista deportiva y ves-tuarios; el intermedio es el vacío dela pista, por el que se produce el ac-ceso; y sobre este vacío, el tercer es-trato, donde se sitúan las aulas agru-padas de manera que entre ellas sedisponen patios abiertos al cielo porlos que toman luz. De este modose define un estrato totalmente opa-co que quiere flotar sobre la luz y ha-bitar la estructura que, precisamen-te lo permite, y se convierte en laidea fundamental del proyecto, unaoperación clara y rotunda que se re-suelve con sencillez. Con la sencillezque se adquiere cuando se conoce lacomplejidad de las reglas de estejuego que llamamos Arquitectura.

RAÚL DEL VALLE

Atrapando la sección

A R T E / A R Q U I T E C T U R A

Marcos Parga eIdoia Otegui for-maron en 1999 elequipo PO2 y des-de entonces hansido selecciona-

dos en el Pabellón de Espa-ña de la VIII y X Bienal de Ar-quitectura de Venecia y hanrecibido numerosos premiosy distinciones en concursos yobras. Entre sus últimos pro-yectos construidos destacanla vivienda P12 (Lugo, 2003-2005), la Fundación Juan XIII(Vicálvaro, Ma-drid, 2002-2005) yla ampliación delColegio Bernadet-te (Aravaca, Ma-drid 2006-2007).

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EE NN LL UU GG OO

Idoia Otegui y Marcos Parga amplían un colegio en Madrid

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Suena bien que dos de los es-pectáculos que coinciden enla cartelera madrileña hayan

sido montados el pasado año en laEscuela de Arte Dramático de Ma-drid (Resad), en los talleres de losalumnos de fin de carrera. Presas fuedirigido por Ernesto Caballero y eltexto fue un encargo, ya que nece-sitaban una pieza con muchos per-sonajes femeninos; luego se exhibió

en la alternativa Triángulo. Ahorael Centro Dramático Nacional la es-trena el día 22, dirigida también porCaballero, pero en una nueva pro-ducción con más medios y actores“profesionales”.

Ignacio del Moral (San Sebas-tián, 1956) firma la obra junto conVerónica Fernández . El teatro deDel Moral suele clasificarse como“social”, quizá porque procede del

Tres obras que comparten su interés por representar con-

flictos sociales –Presas, El enemigo de la clase y Pulsión–

llegan a la cartelera madrileña. Lejos de ser un teatro con-

tundente como el que practicaron algunos autores de

los años 50 (Sastre, Martín Recuerda...), el “nuevo” teatro

social se conforma con plantear las contradicciones de una

sociedad acomodada y su particular modo de ver la vida.

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T E A T R O

La cartelera denunciaCoinciden los estrenos de Presas, El enemigo dela clase y Pulsión, tres obras de temática social

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teatro independiente de los 70,cuando imperaba este estilo. Susconstantes colaboraciones cinema-tográficas (Los lunes al sol) y televi-sivas (Farmacia de guardia, Queridomaestro), que exigen un lenguajemás realista, contribuyen a esta cla-sificación. En cualquier caso, él nocree que el teatro social de hoy ten-ga el mismo sentido de denunciaque el de antaño: “Yo no me planteohacer denuncia, sino poner de ma-nifiesto las contradicciones de unasociedad acomodada, que vive máso menos confortablemente”.

Huir de la actualidad. Presas ha te-nido buen recibimiento allí donde seha escenificado. Realmente, su ar-gumento reproduce un esquemaclásico: aborda el mundo de la cárcela través de una presa que acaba deingresar. A diferencia de la obra queMaría José Goyanes protagoniza enestos momentos en la sala Galileo,Dile a mi hija que me fui de viaje, lade Ignacio del Moral y Verónica Fer-nández habla de las prisiones del pa-sado, no de las de hoy. Y lo hace aconciencia, según explica su autor,quien decidió ambientarla en la Es-paña de la década de los 40 porque“nos permitía rehuir muchos tópicosque hubieran sido inevitables en elcaso de haber ambientado la obra enla actualidad (las drogas, la inmigra-ción) o en la inmediata posguerra(que habría requerido un trata-miento más politizado)”.

En realidad, del Moral ha per-seguido una obra universal, su tex-to apunta a la representación de unmundo insatisfactorio, cuyos agen-tes del mal son de orden social: “Loque ocurre en Presas podría ocurriren cualquier país de los que, ayer uhoy, padecen o han padecido regí-menes totalitarios: la acción podríatener lugar en la Argentina de Vi-dela, en la Rusia de Stalin, en la Co-rea del Norte de hoy o, tal vez, enla Cuba de Castro. En definitiva,en cualquier lugar donde la repre-

sión y el adoctrinamiento son la for-ma de relación entre el Estado y losciudadanos”.

En buena sintonía con Aristóte-les, Verónica Fernández espera pro-vocar un cierto efecto catártico enel público. “He visto llorar a espec-tadores que veían nuestra obra...hemos conseguido que teman ycompadezcan”, dice la autora. Porsu parte, Del Moral persigue tími-damente fines más brechtianos,más cercanos a la idea de un tea-tro capaz de transformar la reali-dad : “No debemos dejar de pensarque lo que sucedió en el pasadopuede repetirse –dice– basta conque la ciudadanía haga dejaciónde su responsabilidad, basta queel desencanto, el cinismo, combi-nados con la ignorancia y la pérdidadel espíritu cívico, dejen paso a esossalvadores y padres de la patria que,finalmente se convierten, casi in-defectiblemente, en sus verdugosy violadores”.

También en El enemigo de la cla-se se repite un argumento archico-nocido del celuloide y del teatro: larebelión de las aulas y la violenciajuvenil. La producción que se pre-senta hoy en el Teatro Lara nada tie-ne que ver con la estrenada en la Re-sad; ha sido dirigida por Marta Agelaty está protagonizada por un jovenelenco de actores, algunos proce-dentes del cine (Eloi Yebra, Crís-pulo Cabezas, Bernabé Fernán-dez...).

Escrita en 1976 por Nigel Wi-lliams, la obra muestra cómo un gru-po de seis alumnos, que acaba de“expulsar” a su profesora de la clase,reproducen las tiranías del esquemasocial mientras esperan en el aulaal nuevo profesor. En este sentido,es un texto que atribuye al ambien-te social, y no al individuo, la granresponsabilidad de los conflictos.

Adaptada por el autor David De-sola (Baldosas, Almacenados, Siglo XXque estas en los cielos), cree que estetexto “setentero” se adapta muy

bien a los tiempos actuales “en losque la gente está muy sensibiliza-da con el tema de la violencia juve-nil dentro y fuera de las aulas”. Ex-plica que su labor ha consistido en“actualizar y contextualizar el texto,tanto en el lenguaje como en la pro-pia raíz de los personajes, pero siem-pre intentando respetar el espíritude la obra”. En este sentido ha dadopinceladas para que se reconozcanlos colegios de los barrios de nuestrasciudades. La obra no ofrece solucio-nes a los conflictos planteados perosí sugiere de donde deben proceder:de la sociedad, es decir, del sistemaeducativo. Bajo esta lógica, es fácilsuponer cuál será la gran aportaciónpara resolver los conflictos: lo positi-vo de la convivencia.

Cuestionar la sociedad. Desolacree que la expresión “teatro social”tiene hoy un sentido “un poco pe-yorativo”. En su opinión, el teatro“debe reflejar una realidad recono-cible por el espectador”, “cuestionarla sociedad”, sin olvidarse de diver-tir y emocionar, sin ser dogmático,aunque sí doméstico. “El enemigode la clase es la historia que sucede encualquier escuela de cualquier barriobajo, de cualquier ciudad de nuestropaís. Su sentido no es otro que elde cuestionar, que no es poco”.

Por último, en la Cuarta Pared serepresenta desde ayer Pulsión, quereúne textos de la llamada genera-ción inglesa de los 90, es decir, deMark Ravenhill, Abi Morgan, Ste-phen Greenhorn y Hillary Fannin.En realidad, se trata de una pandi-lla de autores bastante gamberrosque escriben sobre las extremas cos-tumbres de jóvenes adictos a las dro-gas y al sexo, y marginados como

los enfermos de sida. Son textos quequieren dar en las narices al espec-tador –de ahí el nombre que recibeel movimiento de autores en Ingla-terra, In yer face–. El montaje de laCuarta Pared lo ha dirigido Migueldel Arco y sigue un estructura circu-lar: cada pieza se une a la otra graciasa un personaje que viaja entre ellas.

LIZ PERALES

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� Del Moral: “Lo que ocu-

rre en Presas podría ocu-

rrir en cualquier país de los

que padecen o han padecido

regímenes totalitarios”

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T E A T R O / E S T R E N O S

P O R T U L A N O S

Feng Shui

EL otro día me echaron de la secta a la que ibatodos los miércoles y los jueves. Estaba en la se-sión de culpabilidad con mi gurú y le dije: “pa-dre, me acuso de no haber ido a ver a Peter Bro-ok”. “No te preocupes, hijo”, contestó él,haciéndose el amable. “Era difícil conseguir en-tradas y le ha pasado a mucha gente”. “Ya, peroes que yo tenía entradas y no fui”. “¿Cómo?”,explotó, “¡pero lo que me cuentas es muy gra-ve! ¿Desde cuándo te dura esto?”. “Pues nosé, padre, pero el año pasado tampoco fui”. Sepuso hecho un orangután: “¡Tampoco! ¡Tú eresun blasfemo y un indigno! ¡Excomulgado!” Yme echó. Como soy de natural positivo penséque había llegado la hora de cambiar de secta,y pedí asilo en una que tengo cerca de casa.Me recibió un señor muy elegante: “¡Qué ex-traordinaria la Comedie Francaise!, ¿verdad?”Le dije que la última comedia que había vistono era francaise sino americaine y que salía BenStiller, y también me echó.

Desesperado, pensé en hacerme miem-bro del club de fans de Bob Wilson, donde, porcierto, cobran una cuota altísima. Pero la se-cretaria del centro me soltó: “¿Habrá visto

usted ese documental sobre Bob (lo decíacomo si le conociera) que honra a nuestros ci-nes, no?” Respondí: “¿Se refiere a Supersali-dos?” Pero no se refería a ése y me negaron laentrada. Recostado en el salón del psiquiatrale hablé de mi crisis existencial. “Pero, ¿a us-ted le gusta el teatro?” preguntó a sopetón.“Que yo recuerde, sí”, contesté. “¿Qué es loúltimo que ha visto?” “Un circo chino de pi-ratas” “¿Lo del Festival de Otoño?” “¡De-monios, yo hubiera jurado que era una pro-ducción del Casino de Torrelodones! Por laslentejuelas, y eso”. El psiquiatra me recetó cal-mantes, pero no me sentía bien del todo. Acu-dí a un especialista de feng-shui y me hizoun diagnóstico: “amigo, su neurosis tiene unmotivo; vive usted junto al Canal”. “¿Y esoes malo?”, pregunté. “Mal feng-shui”, res-pondió enigmático. “Mal feng-shui…”

II GG NN AA CC II OO GG AA RR CC ÍÍ AA MMAAYY

“Me acuso de no haber ido a vera Peter Brook”, le dije a mi gurú

Pueblo de España/ ponte a cantar/ puebloque canta/ no morirá, llamaba a la luchaAdolfo Celdrán ante el entusiasmo de los

asistentes a los recitales permitidos por la fran-quista autoridad gubernativa. Y el entusias-mado público, normalmente estudiantes uni-versitarios, respondía cantando y aplaudiendo alos comprometidos artistas. Pero para asom-bro de los intelectuales, lo que de verdad gus-taba a la mayoría de los españoles eran otros can-tantes y músicas, coplas menos épicas yheroicas que no hablaban de luchas políticas ode condiciones de vida, sino de amores des-graciados, sueños, esperanzas y otras cosas co-tidianas que entraban hasta dentro de quieneslas escuchaban y luego cantaban en cualquiersitio. Pocos intelectuales de la época dieron im-portancia a este hecho,que repelía todo lo queoliera a gusto popular.Entre los que sí supie-ron apreciar su valorcultural y ver la impor-tancia de la copla pararetratar un país estabaManuel VázquezMontalbán, como re-cogió una serie de ar-tículos con el epígrafede Crónica sentimentalde España en la legen-daria revista “Triunfo”de 1969.

Con los reportajes,el periodista y escritorrecorrió los años cua-renta, cincuenta y se-senta de un país devas-tado por la guerra ysometido a una dicta-dura que no acabó has-ta un lustro después desu publicación en la re-

vista. Casi cuatro decenios más tarde, Xavier Al-bertí ha recuperado el material, extraído algunasde las canciones más conocidas que allí apare-cían y las ha subido a un escenario para mos-trar el latido de esa época, porque “las cancionesno mienten”, según escribió Vázquez Montal-bán, y reafirma ahora Albertí.

Sobre esa base, el director ha buscado cons-truir “un espejo de nuestra historia personal ycolectiva” que permita hacer un viaje por “elimaginario común” de varias generaciones deespañoles para explicar las claves de por qué pe-queñas historias simples y sin pretensionesintelectuales, de pocos minutos de duración,formaron parte de la vida de tantos millonesde personas.

Suerte de cabaret. A esto se suma ademásla búsqueda de aspectos y significados no apre-ciados en su momento incluso por los que can-taban los títulos. Como ya hizo en De Manoloa Escobar –anterior montaje musical de Al-bertí, en el que Escobar se reinterpretaba a símismo al tiempo que recorría su carrera artís-tica– convierte música, textos de canciones y

palabra hablada en unasuerte de cabaret. A di-ferencia de aquél, el pre-sente espectáculo cuen-ta con cinco intérpretes,más Albertí al piano,que desgranan cancio-nes del propio Escobar,de Concha Piquer, LolaFlores y Raphael conotras procedentes dezarzuelas o que tuvieronun considerable éxitoen la radio y luego lle-gaban a todos los rinco-nes de España gracias alas orquestas que reco-rrían las verbenas decada pueblo. Con ella,ayudándose de un juegoescénico sencillo quebusca la proximidad fí-sica con el espectador,Crónica sentimental de Es-paña radiografía un paísy una época. R. ESTEBAN

Albertí se queda con la coplaA partir de mañana llega al Corralde Comedias de Alcalá de HenaresCrónica sentimental de España, un re-corrido por la copla española que eldía 22 se trasladará a La Abadía.

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ACalixto Bieito se le puedediscutir, se le puede inclusovilipendiar; pero en ningún

caso, ningunear y mucho menos ig-norar. A su instinto teatral, innegable,une un instinto publicitario y pro-vocador tan certero que es un au-téntico don. Calixto Bieito destrozaa los clásicos, entra en Brecht comoun caballo en un cacharrería y haceque se diluya, en parte, el alientocorrosivo e histórico del alemán; seinventa un mundo de estruendos,tecnología y gesticulación que atur-de. Esto, confrontado con el espa-cio vacío de Peter Brook, por ponerun ejemplo extremoso, es un con-tradiós irritante. De pronto, se sere-na y en el caos aparecen islas de apa-cible belleza, iluminaciones llenasde fuerza plástica. La dirección deBieito actúa como un cáncer: por me-tástasis; tanto para la belleza comopara el horror caótico. Puede ser letal

o puede cautivar. Sea lo que sea, lanaturaleza óptica de buena parte desu teatro es innegable. Luego, es-tán los actores. O tiene la suerte decontar siempre con los mejores o po-see una habilidad especial para ex-primirlos. Me inclino por lo último.

Triturar los clásicos. Bieito es elrayo que no cesa y ni sus fieles ni susdetractores ganan para sobresaltos.Los clásicos y los menos clásicos serevuelven en sus tumbas cuando Ca-lixto y sus huestes se acercan a elloscon ánimo de actualizarlos; porqueno se trata de reconvertir el lengua-je literario en lenguaje dramático,cosa no sólo entendible, sino nece-saria y exigible; se trata de triturarlos,en aras de una modernidad inapli-cable. Es irreverente, audaz y po-see una capacidad ilimitada de pro-vocación; lo cual no esnecesariamente vituperable. A lo que

Calixto Bieito ni nadie tiene derechoes a falsificar un texto, por mucha pa-rafernalia escénica y por mucha ge-nialidad usurpadora que le echen.Los clásicos y los menos clásicos sonlo que son: la moral de una época amenudo conservadora y retardataria.Si no interesan al mundo de hoy, lomejor es dejarlos. O utilizar su ar-quitectura teatral, su poética y el vi-gor de algunos de sus personajes.Mi capacidad de irritación suele sertemplada y comedida. Pero recor-daré siempre la “santa cólera” queme produjo ver el Clarín calixtino deLa vida es sueño, vestido de torerobufo y recitando “La canción del pi-rata”, de Espronceda, “con diez ca-ñones por banda, viento en popa atoda vela...”

Calixto Bieito tiene en Madriduna plaza favorable y viene por par-tida doble. El año pasado llegó conPlataforma, de Houellebec, un pen-

samiento reaccionario al abrigo ca-lentito de lo “políticamente inco-rrecto”. A las pocas semanas aterri-zó en la capital de las Españas conPeer Gynt, héroe de Ibsen que aca-baba cantando el himno del Barsaclub de fútbol. Aún están recienteslos combates de Tirant lo Blanc–qui-zá lo mejor de los últimos tiempos ca-lixtinianos– y Bieito vuelve a Madrid

con Los Persas, basada en la tragediade Esquilo. La cuestión es la gue-rra, claro, que Bieito traslada a la can-dente actualidad de Irak. La cosapromete, a despecho de lo que pue-da quedar del texto de Esquilo. Laguerra da para mucho, depende decómo se utilice; están las guerras de-fensivas y las de conquista, por ejem-plo; las guerras imperialistas y la res-puesta nacional de la guerrilla, lasguerras emancipatorias y las guerrasexpansivas.

La doctrina de la Iglesia, sabia yseráfica, igual que justifica el mag-nicidio de un tirano defiende la gue-rra justa que, viniendo de ella, igno-ramos qué cosa sea de verdad: a lomejor las cruzadas o la evangelizaciónde los infieles por la sangre. Justas ono, las guerras nunca son inocentes;eso es seguro. Calixto Bieito se mue-ve siempre en el filo de la navaja yesta es una ocasión inmejorable paracalibrar su verdadera dimensión, tan-to ética como estética: la guerra; la delos griegos y los persas, la de Irak ola de Palestina. Veremos.

JAVIER VILLÁN

Las infinitas guerras de Bieito

E S T R E N O S / T E A T R O

Adapta Los persas, de Esquilo, con Natalia Dicenta de protagonista

Calixto Bieito es uno de los más con-trovertidos directores de escena:cuen-ta con seguidores apasionados, perotambién con airados detractores.Trassu paso por San Sebastián de los Re-yes (Madrid) con Tirant lo Blanc,ate-rriza hoy en el Teatro Bellas Artes conLos persas.Otra traslación de un clási-co que,seguro,suscitará polémica.

� Los clásicos y menos clá-

sicos se revuelven en sus

tumbas cuando Calixto y sus

huestes se acercan a ellos

con ánimo de actualizarlos

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El teatro de culto no cuentacon muchos ejemplares enEspaña. A pocos farandule-

ros se les puede incluir en esta ca-tegoría, difícil de entender para losno iniciados en una adoración que re-quiere mucha fe y no demasiadasgratificaciones. Pero si hay algún gru-po que pertenece a ese mundo, pa-riente incluso con el malditismo olo que fue la vanguardia y a pesarde ellos mismos, es La Zaranda.

El Teatro Inestable de AndalucíaLa Baja se dio a conocer hace cercade 30 años con Los tinglados de MaríaCastaña. Más tarde consolidó su pre-sencia internacional con Vinagre de Je-rez, brilló en Nueva York con el diá-logo entre la conciencia y la muertede Obra Póstuma para barrer ya eneste siglo versos inútiles con Home-naje a los malditos. Y ahora trae a Ma-drid su particular aproximación alos vertederos más poéticos del serhumano con Los que ríen los últimos,de Eusebio Calonge. La obra, cuyoperiplo vital ha pasado por Francia,Guatemala y El Salvador, estará des-de el próximo jueves en el TeatroEspañol de Madrid.

Como en cada uno de sus once

trabajos anteriores, hay una anéc-dota metafórica con la que parir unmundo idílico que sólo toma formasobre el escenario. “En esta ocasión,la anécdota son tres personajes quecomienzan un viaje hacia la espe-ranza o hacia no se sabe muy biendónde”, adelanta Paco Sánchez, di-rector de la compañía. En ese mag-ma se hallan unos payasos de malamuerte, marcados por la necesidad yel abatimiento, que caminan en di-rección al “circo eterno”, escon-diendo sus destinos tras un remedode maquillaje sin perder la ilusión.De nuevo la memoria, los sueños yla muerte están latentes.

Pero, ¿sirve para algo el sacrifi-cio de estos aspirantes? “Para que nocambien su camino hacia lo impo-sible, sometan sus vidas, acallen susrisas. La risa de los que mantienen laesperanza y de los que aún sienten la

nostalgia del paraíso, frente a la car-cajada desdentada del tiempo”.

Reacio a explicar sus trabajos, “nosólo porque no se puede, sino porquelo estropearía todo... La vida es comoel teatro, no se puede explicar”, Pacoapuesta en Los que ríen los últimospor un espectáculo de imágenes,símbolos y sensaciones, que en suidiosincrasia apelen a la razón. “Antetodo, queremos pegarle un pellizcoal público y que esa emoción se tor-ne pensamiento”, comenta el direc-tor jerezano, para el que el teatro es“la búsqueda de saber qué somos”.

Teatro para ser más libres. “Ha-cemos el teatro que somos –añadePaco Sánchez–. Eso nos lleva a dejarque se exprese el misterio de la exis-tencia. Y desde nuestro silencio, ir alsilencio comunicativo del especta-dor para que nos haga pensar y sea-mos más libres”. Después de su pasopor el Español, Los que ríen los últimosviajará por algunos festivales inter-nacionales hasta llegar a Buenos Ai-res, donde precisamente surgió laidea y donde la obra pondrá su pun-to y final a una larga gira muy enri-quecedora.

“Artísticamente, uno se alimen-ta de todo lo que ve y lee, pero tam-bién de todo lo que vive, de todo loque se encuentra por el camino... Deahí, que nunca hagamos teatro de re-pertorio. Cada trabajo es una cria-tura terriblemente viva que, cuandova a morir, da paso a otra nueva, quenecesita crecer. Es la resurrección”.

A punto de cumplir treinta añosde aquel “misterio, milagro o cere-monia sagrada iniciales”, La Zaran-da pervive aún con el sobrenombrede “Teatro inestable de Andalucía labaja”. “Y seguirá siendo así”, apun-ta Sánchez. “Porque siempre será in-estable, como la vida y el arte...”

Andaluces de nacimiento, “queno de profesión”, Gaspar Campuza-no, Francisco Sánchez y EnriqueBustos huyen de los tópicos de sutierra. ¿Por qué? “Porque nuestro teatro es universal. Trabajamos paralo eterno... ”. Asimismo, huyen de lafalsa vanguardia. “Pese a lo que mu-chos creen, nuestros espectáculostienen planteamiento, nudo y des-enlace. Y nosotros bebemos de losclásicos”, concluye Paco.

MARÍA JESÚS MOLINA

T E A T R O / E S T R E N O S

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El grupo lleva al Español su propia visión del ser humanoLa risa de laZaranda

� Paco Sánchez: “Nuestros

espectáculos tienen plantea-

miento, nudo y desenlace. Y al

construirlos, bebemos siem-

pre de los clásicos”

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OLIVIER HARRASSOWSKI

El próximo jueves, La Zaranda vuelve alTeatro Español de Madrid con su últimoespectáculo, Los que ríen los últimos. Par-tiendo de una anécdota protagonizadapor tres artistas de “mala muerte, abati-dos y cansados”, el Teatro Inestable deAndalucía la Baja presenta un montajepoético que aboga por la risa de los queaún sienten la nostalgia del paraíso, fren-te a la carcajada desdentada del tiempo.

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C I N E

ANTE EL ESTRENO DE LUZ DE DOMINGO

Luz de domingo es el título de la nueva película de JoséLuis Garci, un melodrama con ecos del western enel que adapta de forma muy libre una novela de Ra-món Pérez de Ayala. Durante un descanso del roda-je de su próximo filme, la superproducción El Dos de

mayo, el oscarizado cineasta recibió a El Cultural parahablar sobre un proyecto con el que regresó a tierrasasturianas para contar una historia sobre la eterna lu-cha entre el bien y el mal. Además, Andrés Amorós,experto en Pérez de Ayala, reflexiona sobre el filme.

GarciJosé Luis

“Tengo la esperanza dehacer algún día una

obra maestra”

DIEGO SINOVA

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C I N E

Un rodaje es con toda segu-ridad el sitio más fascinantedel mundo del cine. Mucho

má que una entrega de premios ouna glamourosa fiesta. Con mayormotivo si tiene como escenario unlugar como el Palacio de Fernán Nú-ñez de la calle Santa Isabel de Ma-drid. Un caserón que parece con-gelado en el tiempo desde la épocaen que María Antonieta correteabapor Versalles o... los madrileños sesublevaban contra la dominaciónfrancesa, como sucedió en 1808 y re-flejará la próxima película de JoséLuis Garci (Madrid, 1944), tituladaEl Dos de mayo para que a nadie lequepa la menor duda de qué va elasunto. El director cumple su octa-va semana en un rodaje que durarátres meses, con un presupuesto devarios millones y, en el que “por pri-mera vez en toda mi carrera habráejércitos, batallas, caballos, escenasde acción y épica”. Un reto que Gar-ci, por la calma con la que dirige,parece afrontar con la seguridad dequien ya lleva más de 20 películasa sus espaldas, algunas tan exitosascomo la oscarizada Volver a empezar(1982) o las también excelentes Asig-natura pendiente (1977), El abuelo(1998), You’re the One (2000) o la re-ciente Ninette (2005).

Sin embargo, al parecer el aplo-mo de Garci es sólo una actitud. Enun salón presidido por una mesa decomedor gigantesca, con una chi-menea y numerosos espejos colga-dos de la pared, como si fuera unahabitación del Xanadu de Ciudada-no Kane, el director confiesa no sólosu inquietud por el resultado final,también una modestia que se diríainsólita: “Llevo no sé cuántas pelí-culas y si sigo haciéndolas es porquetengo el convencimiento de que al-gún día lograré hacer una buena, unaverdadera obra maestra. No sé si seráésta o la siguiente, pero llegará”. Unadeclaración rotunda que recuerda aaquella otra de Woody Allen en Va-nity Fair en la que confesaba que te-nía el convencimiento de que jamáshabía realizado un filme a la altura de

Ingmar Bergman, su mito. Sustitu-yan al realizador sueco por JohnFord y el paralelismo es completo. YGarci quizá jamás haya hecho unapelícula tan “fordiana” como Luzde domingo, un filme espléndido enel que se revela la mejor cara del ci-neasta, aquél capaz de extraer poe-sía de la vida cotidiana, el buen di-rector de actores, el hombre de cineque sabe que un plano es siempremucho más que un plano.

Ecos de John FordLa acción nos traslada a 1911, a

un pueblo ficticio, Cenciella, un lu-gar perdido en Asturias con su al-calde, su guardia civil, su cura y su ta-berna. Un territorio que Garciconvierte en un lugar mítico y que,a medida que transcurre la trama, seva oscureciendo, revelando detrásde sus apacibles paisajes y bucólicosrincones una cara tenebrosa. Lo he-mos visto otras veces, de cómo el pa-raíso se convierte en el infierno:

– Fue el periodista Carlos LuisÁlvarez (Cándido) quien me propu-so por primera vez adaptar Luz de do-mingo al cine. Eso fue a finales de los70. Me pareció una sugerencia in-teresante pero yo siempre había pre-ferido otra novela de Ramón Pérezde Ayala, Las novelas de Urbano y Si-mona, en cuyo homenaje he llama-do al protagonista de la película Ur-bano. Desde que Cándido me dijoeso hasta hoy el proyecto siempre

me ha rondado por la cabeza. ¿Porqué lo he hecho ahora y no antes?Pues no tengo ni idea.

– ¿Hasta qué punto ha sido fiel alrelato original?

– He sido muy poco fiel, por esoen los créditos decimos que la pelí-cula está “inspirada” en esa novela yno adaptada, lo que es distinto. Dehecho, creo que sólo he mantenidoun par de frases del relato original.El propio protagonista, ese Urbanointerpretado de forma extraordina-ria por Álex González, es práctica-mente una invención mía. No se tra-taba de ser leal tanto a la letra comoal espíritu de Ayala, y creo que esolo hemos conseguido. Me dio mu-cha alegría que los herederos vie-ran la película y les gustara.

– Hay muchos elementos que re-miten al western. Desde el arranquetan clásico, con un forastero que lle-ga a la ciudad, hasta el final violento.

– Por supuesto, el western es unreferente. Entiendo que se haga esaasociación, hay también multitud deelementos formales que remiten aese universo: hay caballos, hay dili-gencias, hay esa taberna del pue-blo que es como un “saloon”...

–No sólo elementos formales. Lapropia historia recuerda un poco a Elhombre que mató a Liberty Valance(John Ford, 1962). Urbano podríaser ese James Stewart, abogado, quellega a un pueblo para defender laley y debe enfrentarse al salvajismo.

– Es un halago que no estoy se-guro de merecer. Como he dichoen numerosas ocasiones, John Fordes para mí el mejor cineasta que hahabido en la Historia. Digo bien ci-neasta porque Hitchcock es el me-jor director y también me sientomuy cercano a Billy Wilder, un hom-bre que, como yo, también escribía

sus propios guiones. Ya me gustaríahaberme acercado a la maestría deFord, esa emoción continuada. Fueun hombre del siglo XIX dirigiendopelículas en el siglo XX. Su miradaes muy poco común, yo creo queno sólo veía más, también veía máslejos. Y esa mirada del director eslo que acaba siendo una película.

– En cualquier caso, ¿ha queri-do dar nueva vida a esa tensión en-tre las fuerzas del bien, identificadascon la ley y el orden, y las del mal?

– No lo sé. Durante algunos añoshice un programa de televisión en elque pasamos unas 500 películas, delas cuales al menos 400 eran exce-lentes. Allí me di cuenta, comen-tándolas, que muchas veces unaobra sobrepasa las expectativas de supropio director. En realidad, actúoguiado por el inconsciente. Mi for-ma de pensar no es “voy a hacer esteplano para expresar las sangrantes di-ferencias sociales”, no quiero ex-plicar las cosas de esta manera. Poreso, debes buscar otros caminos. Porejemplo, poniendo en misa a los ri-cos y a los pobres y que quede cla-ro cómo unos visten de forma lujo-sa y los otros, miserable. Nunca hesido uno de esos directores que di-cen que tienen todo el montaje en lacabeza mientras ruedan, actúo deuna forma más instintiva, cambian-do muchas cosas durante el propiorodaje. De repente, te das cuenta deque un actor habla mal pero mirabien, y entonces le sacas diálogo y lemetes en más planos.

– De todos modos, debe de serconsciente de esa dicotomía. Porejemplo, cuando el personaje deCarlos Larrañaga dice que “las mu-jeres son como las leyes, se las pue-de violar cuando a uno le interesa”esa actitud contrasta con la del pro-

La historia de estas per-

sonas no es más que un an-

ticipo de lo que llegaría des-

pués. Tres años de asesinatos

y de venganzas personales”

Muchas veces una obra

sobrepasa las expectativas

de su propio director. En rea-

lidad, actúo guiado por el in-

consciente, por instinto”

P A U L A E T X E B A R R Í A R O D E A D A D E S U S A M I G A S

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E N T R E V I S T A A J O S É L U I S G A R C I

tagonista, que renuncia a vengarseen una situación en la que la mayo-ría de la gente perdería la cabeza.

– El propio nombre del perso-naje, Urbano, ya es un indicativode cuál es su carácter, es un perso-naje educado, cortés, correctísimo.Antes hablábamos del western, hayuno que me gusta mucho, Horizon-tes de grandeza, de William Wyler. AllíGregory Peck interpreta a un mari-no que va a parar a un pueblo en elque se mide el valor por los puñe-tazos. En un momento dado, Peckno tiene más remedio que pelearsecon Charlton Heston, para demos-trar su hombría. Y una vez termina-da la pelea se pregunta si ha servi-do para algo, qué es lo que hademostrado. Podría ser una forma defuncionar en una sociedad, pero en-tonces no pasa nada mejor que alfinal siempre gana el más fuerte.

– El retrato del pueblo remite aotro filme de Ford, Pasión de los fuer-tes, con esa composición circular.

– Me gusta un estilo sencillo,contemplativo... Al principio de lapelícula no pasa casi nada, apenashay diálogos. La película que men-cionas me fascina absolutamente,quizá no he querido emularla de unaforma consciente, pero es una fuen-te de inspiración inagotable. Esa for-ma circular de rodar es maravillosa.

Regreso a AsturiasAsturias ocupa un lugar privile-

giado en la trayectoria de Garci. EnGijón sucede Volver a empezar, y enesa misma ciudad y en parajes muysimilares a los retratados tambiénYou’re the One, quizá el más bellopoema del director hasta la fecha.No deja de ser curioso cómo Asturiases el nuevo territorio de moda enel cine español, no en vano tantoOviedo Express de Gonzalo Suárezcomo La torre de Suso de Tom Fer-nández (actualmente en cartel)transcurren por esos lares. En cual-quier caso, la conexión con la famo-sa película de Lydia Bosch va másallá de la coincidencia geográfica, yaque, según Garci “termina donde

empieza esa película. Si te fijas, el úl-timo plano es en blanco y negro,como es ese filme. Podríamos sola-par esa última escena con la primerade la anterior y ni se notaría el cam-bio. Me gusta este juego, en litera-tura tengo la impresión de que re-sulta más fácil conectar unas obras

con otras y me alegro de haberloconseguido en cine”.

Quizá sólo los muy fans de Gar-ci se darán cuenta de esta conexión,aunque la mayoría sí se dejará arras-trar por la impecable gradación de latensión dramática. El filme comien-za casi como un cuento bucólico pas-

toril, con ese Urbano bondadoso pa-seando por los parajes asturianos oentregado a su pasión por la pintura.Sin embargo, el drama, en toda suextensión, acaba haciendo acto depresencia. Al mismo tiempo, la his-toria de los protagonistas terminaconvirtiéndose en metáfora (sin pre-tenderlo, no es un filme de subraya-dos ni que pretenda erigirse comosímbolo de nada más que de sí mis-mo) sobre la inminente guerra civilque asolaría a España.

– Ese juego político de la pelí-cula no estaba en el libro, con ese en-frentamiento brutal entre “chorizos”(izquierda) y “becerriles” (derecha).Ese odio entre unos y otros que sefue larvando desde tiempo atrás yque desencadenaría en la tremen-da desgracia de la guerra del 36. Lahistoria de estas personas no es másque un pequeño anticipo de lo quellegaría después, cuando hubo nosólo tres años de conflicto bélico,también de asesinatos y venganzaspor asuntos privados. Y queda claroque tanto unos como otros son igua-les. En este país seguimos siendovíctimas de ese sectarismo.

– La película supone la despe-dida del cine de Alfredo Landa. Suinterpretación es espectacular. Sindesmerecer a nadie, podría decirseque el filme mejora cuando sale él.

– Yo respeto la decisión de Al-fredo de retirarse. Él dice que estácansado y que no siente la mismailusión de antes por hacer pelícu-las. Eso lo respeto, si yo mismo algúndía pierdo el entusiasmo me retira-ré. Estoy de acuerdo en que estásoberbio, pero me parece que tam-bién es gracias a los otros actores, quecon su trabajo dejan que se luzca.

– Para terminar, ¿se siente mal-tratado en España?

– Soy un cinéfilo que hace pelí-culas. Dirigir es mi pasión y he lo-grado hacer ya unas cuantas. Ten-go un Oscar, tengo un Goya, elPremio Nacional de Cinematogra-fía. Pedir más sería obsceno.

JUAN SARDÁ

Una de las mejores películas de José Luis Garci, para mi gusto,es su versión de El abuelo, el drama de Pérez Galdós, con losinolvidables Fernando Fernán Gómez y Rafael Alonso. Reincideahora en el riesgo al filmar Luz de domingo, inspirada en la novelacorta de Ramón Pérez de Ayala. Pocas veces habré acudido a veruna película con más prejuicios, a pesar de mi confesada debili-dad por Garci: mi larga dedicación a Pérez de Ayala y, dentro deeso, la predilección que siento por Luz de domingo me hacíanmuy consciente de las dificultades de llevarla al cine.

Para mi alegría, el resultado ha sido espléndido. Aparte deltalento de su director y de todo el equipo, creo que se da aquí unacierto básico: no intenta Garci trasladar fielmente a la pantallatodo y sólo lo que cuenta el autor asturiano; con muy buen crite-rio, elige los elementos que le interesan, subraya algunos, añadeotros... En definitiva, se inspira libremente en la obra de Pérezde Ayala y la recrea desde su personal punto de vista. Comosiempre, la fidelidad al espíritu, no a la letra, es el mejor camino;a partir, naturalmente, de la sensibilidad y el talento que a Garcino le faltan. Mantiene Garci la localización en Cenciella, casi unsímbolo de esa naturaleza asturiana que a él tanto le gusta: aquí,retratada con gran belleza, incluido un arco iris que parece prepa-rado ex profeso. A la capital, Oviedo, se refiere siempre el novelis-ta como Pilares. También en la película se alude a los políticosde Pilares, al habano que fuma el obispo de Pilares, a la ida delmédico a Pilares...

Se ha escrito pensando en Alfredo Landa, que alcanza aquíuna de sus cumbres como actor: aguanta de un modo increíble lacámara fija en su rostro y, sin un gesto de más, expresa unahumanidad dolorida verdaderamente impresionante. ¿Quiénpodría haber hecho algo semejante? Quizá Jean Gabin, Robertde Niro o alguno de los más grandes... El personaje de Joacoaporta un cambio radical a la historia, su final. No hay aquí ladesesperanza absoluta de la novela: la luz de domingo puedeencontrarse en este mundo, lejos de los caciques y de las maníascalderonianas sobre la honra basada en la opinión. Cinematográ-ficamente, culmina eso en una escena de venganza que une aValle-Inclán con el mejor western: John Ford, Raíces profundas...Y en la perspectiva coloreada de unas postales que recuerdan lasegunda parte de El padrino y un título de Luis Buñuel, Celas'appelle l'aurore. Una película profundamente española (y univer-sal, claro), de gran belleza y auténtica emoción. �

De Pérez de Ayala a José Luis GarciAA NN DD RR ÉÉ SS AA MM OO RR ÓÓ SS

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La comedia es un género peligroso, nin-gún otro se presta tan fácilmente a lochusco. Es lógico que muchas personas

exigentes siempre tengan un atisbo de descon-fianza. Las aventuras amorosas del joven Molière noes, desde luego, la mejor película del año, ni lamás profunda ni la más “importante”. Pero síes un producto realizado con mimo, con buengusto y con talento que logra de sobras su prin-cipal cometido: entretener al respetable sin in-sultar su inteligencia. “He querido retratar a Mo-lière como un personaje absolutamente moderno– explica el director –. Creo que a mucha gentele sucede lo mismo que a mí, que lo leí en elinstituto a los 17 años y por aquel entonces no megustó mucho. Después, a una edad adulta, lorecuperé y el placer del redescubrimiento fue in-menso. He querido transmitir esa misma sen-sación de alegría en la pantalla que yo experi-menté al profundizar en su obra. Cuando acabasdedicándote al cine, te das cuenta de hasta quépunto Molière era un excelente guionista”.

El dramaturgo “resucita” en la piel de Ro-main Duris, un actor no demasiado conocidoen España pero que en Francia es una gran es-trella. Una posición que merece, de Una casade locos pasando por De latir mi corazón se ha pa-rado a esta misma Molière, Duris se está convir-tiendo en uno de los mejores actores de Euro-pa. Su Moliére es seductor, divertido, algocatastrófico, vanidoso y autoparódico. La tramade la película trata de desentrañar un episodiomisterioso de su vida, cuando a los 22 años (co-rría 1644) el escritor y actor desapareció duran-te unos meses, sin que ningún biógrafo haya

podido dilucidar aún qué fue de él. Una oca-sión excelente para que Tirard tire de imagina-ción: “Las obras de Molière son inmortales por-que tratan temas y personajes de plenaactualidad. Cuando comencé a barajar la idea dehacer una película sobre él, lo primero que mevino a la cabeza fue pensar qué vivencias le ins-piraron sus más famosas obras. A la hora de hacerun homenaje, se trataba de recuperar esa figurafascinante del artista genial y atrabiliario y, al mis-mo tiempo, reflejar su trabajo”. De esta manera,el argumento pone a Molière al servicio de unaristócrata (magnífico Fabrice Luchini) que losaca de la cárcel (adonde el dramaturgo ha idoa parar por deudas) a cambio de que le haga deprofesor de interpretación ya que el rico señorquiere conquistar a una joven dama. A partir

de aquí, Molière se oculta bajo la figura de un re-ligioso, interpretando él mismo su famoso per-sonaje de Tartufo, ese hipócrita santurrón eter-no. No sólo esa obra, también resuenan ecosde El burgués gentilhombre o El misántropo. Uno delos motivos jocosos es el complejo de Moliére pordestacar como comediante: “A mí me pasa lomismo – dice Tirard –. Tengo una tendencia na-tural a la comedia y me da rabia porque paraque los críticos te valoren tienes que hacer dra-ma. No voy a cambiar, lo mío son las comediascon personajes y un trasfondo profundo”. J.S.

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C I N E / D E E S T R E N O

� TODO UN VETERANO. El Festival de CineIberoamericano de Huelva llega a su 33 edición.Será de nuevo la mejor ocasión para ver lo me-jor de la producción realizada en Suramérica.Este año la cosecha se presenta más que inte-resante con la proyección a concurso de la me-xicana Luz silenciosa, de Carlos Reygadas, tras suéxito en Cannes; la argentina El resultado delamor, de Eliseo Subiela o la uruguaya El bañodel papa, de Enrique Fernández. Carlos Sauraserá el encargado de inaugurar el certamen conel estreno de su última película, el documen-tal Fados, sobre este estilo de música portu-guesa. También se homenajeará a la fallecidaEmma Penella, y Maribel Verdú recibirá el Pre-mio Ciudad de Huelva

� EL CINE EUROPEO invade Segovia hasta elpróximo 20 de noviembre. La segunda Mues-tra de Cine Europeo lleva a la ciudad una ex-celente selección de películas, entre las que des-tacan 4 meses, 3 semanas, 2 días, película rumanaganadora de la última Palma de Oro en Cannes;Flandres, del ínclito y casi desconocido en Es-paña Bruno Dumont; Caramel, de Nadine La-bike o En este mundo, de Ken Loach en la sec-ción oficial. Completan el interesante programauna retrospectiva de Claude Lelouch (Un hom-bre y una mujer), una exposición carteles decine y un ciclo dedicado a la cinematografíade la República Checa.

� EL CINE MÁS ORIGINAL e innovador se pre-senta en Barcelona desde mañana mismo enel marco de la 14 edición del Festival L’Alter-nativa. Consagrado al cine más rabiosamente in-dependiente, la sección oficial consta de títulostan enigmáticos como la mexicana Familia tor-tuga, del veinteañero Rubén Imaz Castro, enla que una familia debe sobreponerse a unatragedia, o La León, retrato de un hombre quevive escondido del mundo en un remoto puntode Argentina. En la sección de documentales,que todos los años gana en presencia y peso,destacan producciones como la chilena El tiem-po que queda (Josep Lluís Torres Leiva), sobreun hospital psiquiátrico, o La aldea perdida, deManuel Jiménez Núñez, sobre un pueblo per-dido de España en el que se adora de formafanática una imagen de la Virgen. En cualquiercaso, que nadie espere películas convenciona-les. Avisados quedan, son filmes atípicos y ver-daderamente experimentales.

F E S T I V A L E S Laurent Tirard

Me pasa lo mismo que a Molière.

Me da rabia, para que los críticos te va-

loren tienes que hacer un drama”“

Mañana se estrena Las aventurasamorosas del joven Moliére, una co-media con formato de vodevil quelogra esa deliciosa combinación en-tre diversión y calidad. Su director,Laurent Tirard, explicó a El Cul-tural las claves de una producciónque rescata al famoso dramaturgo.

“He querido retratar a Molière como un personaje absolutamente moderno”

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C I N E / D E E S T R E N O

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Justo cuando creíamos que laimagen bélica estaba totalmen-te degradada surge Brian De Pal-

ma y la reconstruye desde su mismagénesis. Frente a la pregunta decómo superar el exhibicionismo quepercibimos desde las múltiples mu-taciones que ha sufrido el formato au-diovisual –televisión, internet, móvi-les, webcams, etc– el realizador deCarrie (1976) lo tiene claro: la rein-vención del realismo cinematográfi-co ha superado la mera representa-ción verista de los hechos acaecidos,hoy en día el formato fílmico, pormuy manipulado que esté, adquie-re tanta entidad como la imagen ori-ginal en sí misma.

Pero, ¿desde cuándo Brian DePalma se ha convertido en un docu-mentalista –nunca neorrealista– des-ubicado? Él, que siempre ha sido unode los mayores magos de la imagen,un artesano de la puesta en escena;un cineasta que ha acabado asu-miendo su carácter manierista graciasa un talento fuera de lo común para laconstrucción de secuencias fílmicas;ahora decide adscribirse al territoriode lo real y dejar el testimonio más fi-dedigno posible de unos hechos ve-rídicos especialmente sangrantes: laviolación de una menor de edad yposterior masacre de toda su familiapor parte de unos soldados estadou-nidense en la localidad de Mahmu-diya (Iraq).

La incursión de De Palma en elsubgénero llamémoslo sociopolíticono es algo nuevo, aunque hacía yabastanet tiempo que no se metía eneste etrreno. Ya en sus primeros pa-sos como cineasta en Greetings (1968)y ¡Hola mamá! (1970) se declarabaclaramente antibelicista, aunque en-tonces la problemática era más sim-ple: trazar una sátira con reminiscen-cias a la nouvelle vague –antes dequerer ser Hitchcock, De Palma qui-

so ser Godard– sobre la picaresca delos jóvenes para evitar su alistamien-to en el ejército para combatir enVietnam. Mucho más cruda resulta-ba Corazones de hierro (1989), prece-dente moral de esta Redacted, dondeel realizador mostraba una violaciónmúltiple de una joven vietnamita porparte de unos marines. La tragediaentonces se desbordaba, la imagen seconvertía en pornografía melodra-mática, y al igual que en Redacted,aunque de forma más exagerada eneste caso, se reflejaban las coaccionesinternas de los protagonistas para si-lenciar a aquél que no había queri-do participar en la barbarie.

De Palma construye su películacomo si de un fake se tratara. El ma-yor titiritero de la imagen cinemato-gráfica se lo pasa en grande manipu-lando todos los formatos que tiene asu alcance: la vídeo cámara de uno delos soldados, unas presuntas imáge-nes de un documental arty francés,vídeos colgados en la página web deAl-Qaeda, cámaras de vigilancia, con-versaciones vía webcam, reportajestelevisivos, cámaras ocultas… –no seveía tal mixtura audiovisual desdeaquel aquelarre fílmico titulado Peep‘TV’ Show (2004) del cineasta japonésYukata Tsuchiya– hasta el punto decerrar la película en sus títulos de cré-dito con unas instantáneas terrorífi-cas obtenidas de la realidad bélicadiaria. Desde luego se plantea un di-lema moral grave –la mayoría de esasimágenes muestran a niños calcina-dos– al yuxtaponer algunas recreadascon otras reales, pero a De Palma noparece importarle tanto lo cuestiona-ble que resulte su estrategia mientrasésta sea lo más agresiva posible. EnRedacted la representación está ocul-ta tras la maraña de cámaras que es-tán grabando: el realizador demues-tra que si la imagen pixelada es elvehículo óptimo para el retrato de la

realidad inmediata, esta película ad-quiere más valor que cualquier tra-bajo periodístico. Desde luego laduda está sembrada, pues la mani-pulación no se encuentra en el re-trato capturado sino en la forma enque éste se presente al público. Ycomo toda realidad no sólo está seg-

mentada y deslocalizada, sino queademás está recreada, siendo total-mente fictica. El falso documental seposiciona entonces como un shocku-mentary, un espectáculo violento ymultiforme donde el horror surgedirectamente de los propios protago-nistas: un pelotón de asesinos des-humanizados que igual juegan a lascartas que asesinan a sangre fría.

El trabajo de De Palma es tan bri-llante –se llevó el Léon de Plata al

mejor director en el último festival deVenecia– que la película acaba arra-sando al espectador. Redacted es unpuñetazo directo al estómago de laconciencia colectiva sin dejar de seruna película apasionante, un docu-drama que aborda la insensatez y elsalvajismo humanos mientras no deja

de cuestionar la propia base ontoló-gica de la creación cinematográfica.Un diálogo a dos bandas que tienemás de ósmosis que de simbiosis,prevaleciendo siempre la fuerza (y elimpagable estilo) de las imágenesmostradas por encima de lo ética-mente apropiado de éstas. Ésta po-dría haber sido una película collagedonde se ensamblaran imágenes y fo-tos reales de los hechos acaecidosen formato documental, pero eso nosignifica que fuera capaz de superarsu disyuntiva ética; visto lo visto, DePalma acierta al ficcionar el realismo.Al fin y al cabo, puestos a manipu-lar, mejor hacerlo con el mayor rigorartístico posible.

ALEJANDRO G. CALVO

La guerra como simulacroREDACTED. Estados Unidos, 2007. Director: Brian De Pa lma. Intérpretes: Patr ick Carro l l , Rob Devaney, I zzy D iaz, Ty Jones, Ab iga i l Savage y Mike

F igueroa. Guión: Brian De Pa lma. Duración: 90 minutos. Estreno: 16 de nov iembre.

� El trabajo de De Palma

acaba arrasando al espec-

tador. Redacted es un puñe-

tazo directo al estómago de

la conciencia colectiva

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Desvelar los recovecos más oscuros deuna sofisticada operación económicade gran calado es el cometido, el des-

tino o la misión accidental que se impone a simismo, primero por lealtad y finalmente por purasupervivencia, el personaje que interpreta Ge-orge Clooney, cuyo nombre, Michael Clayton,da título también a la película, un thriller in-tenso, más de personajes que de intriga o deacción, articulado sobre un guión abigarradocomo pocos, incluso excesivo, por la cantidad deinformación que obliga a deglutir en todo mo-mento al espectador, y a ratos farragoso, por cier-ta dificultad puntual para ordenar y hacer com-prensible la totalidad de ese ingente torrente dedatos, pero de cualquier forma hipnótico.

Lo importante es que finalmente se entien-de perfectamente lo que guía los pasos de estepersonaje peleón, obstinado, empeñado porcuenta propia en sacar a la luz las razones del ex-traño comportamiento de uno de sus compa-ñeros de trabajo y la alambicada trama económicaque se esconde tras la fusión urgente de variasempresas, entre ellas una marca de pesticidasque ha intoxicado a un considerable númerode granjeros por todo el país. Clooney, sobre el

que se sostiene casi todo el complejo andamia-je de la propuesta, encarna a un habilidoso per-dedor, un hombre para todo en una poderosa fir-ma de abogados, que se ocupa de esconder laropa sucia de los clientes de la empresa, un tiponada modélico que no consiguió cumplir sus sue-ños, agobiado por las deudas de juego y vincu-lado sin convicción a un irregular entorno fa-

miliar. Y lo hace con esa cualidad reservada a unaselectísima minoría que le permite interpretarpoco a menos que a un villano, un antihéroe,un tipo no especialmente simpático ni ejemplar,sin renunciar a su naturaleza de estrella, sindesfigurar su aspecto, poniendo en primer tér-mino sus inagotables recursos de actor, de granactor, comunicando con toda facilidad que detrásde su mirada inteligente hay verdadera inteli-gencia y toda la complejidad psicológica que elpersonaje requiere.

Junto a él un portentoso grupo de intérpretes,con Tilda Swinton, Tom Wilkinson y el direc-tor Sidney Pollack metido a actor a la cabeza,rellenan de credibilidad los escasos huecos. De-trás de la cámara, el debutante Tony Gilroy,guionista de El caso Bourne y sus dos estupendasprolongaciones, imprime un ritmo vivo peroen absoluto trepidante a un relato que empie-za por el final y retrocede en el tiempo para com-prender, permitiéndose incluso algunos parén-

tesis casi contemplativos,como para que el persona-je y el espectador reflexio-nen, como sugiriendo unaestructura musical, sinfó-nica, puntuada por pasajesmás calmados en los quereverbera el tema princi-pal. Gilroy, amparado en laproducción por un nutridogrupo de ilustres colegas;Steven Soderverg, An-thony Minghella, ademásde Sidney Pollack o el pro-pio Clooney; acierta, pesea las ya señaladas zonas os-

curas de la trama, a poner en pie un thriller másque sugerente en el que, además de la tupidamadeja de intereses, sentimientos y argucias quemueve a los personajes, se trasluce un perspi-caz reflejo, nada reconfortante por cierto, de larealidad contemporánea más inmediata.

ALBERTO BERMEJO

ES curioso el papel que Adrian Lyne ha juga-do en la historia del cine. Aunque sólo ha rea-lizado nueve películas, muchas de ellas han sidograndes éxitos, como Nueve semanas y media,Atracción fatal, Una proposición indecente o ésta Laescalera de Jacob, sin duda su producción más per-sonal y extraña, un cuento onírico repleto de cla-roscuros que funciona tanto como thriller so-brenatural como estudio de los más ocultosinstintos del alma humana, un universo que po-dría hacer pensar más en Cronenberg que enel cineasta de taquillazos con el que se suele aso-ciar su nombre. El filme tiene como protagonistaa un Tim Robbins que vive continuamente alborde del delirio, un hombre traumatizado tan-to por su experiencia como soldado en Vietnamcomo por su incapacidad para superar la muer-te de su hijo, aún siendo un niño. Con estos ele-mentos, asistimos al progresivo descenso a losinfiernos del personaje, quien acaba situándoseen un punto intermedio entre la vida y la muer-te, un lugar más mental que físico en el que todaredención y toda catástrofe son posibles.

En una escena, Robbins aparece leyendo Ladivina comedia. No es una coincidencia, el pro-pio Lyne insinuó que la película podía inter-pretarse como su versión del clásico de Dante.Efectivamente, hay purgatorio, cielo e infierno.Hay una frase que resume el espíritu del fil-me, pronunciada por uno de los secundarios, unimpresionante Danny Aiello: “Si luchas con-tra la muerte verás demonios arrebatándote lavida, pero si aceptas tu muerte, los demonios seconvertirán en ángeles que te harán ser libre”.Así, el cineasta construye un alegoría sobre lazona más oscura del alma, ese terrible espanto ydolor con el que todos contemplamos, de unaforma u otra, el inevitable final.

El Cultural entrega el próximo jueves,por sólo 7,50 euros, el DVD La escalera

de Jacob (1990), inquietante thrillersobrenatural de Adrian Lyne.

Un thriller con estrellaMICHAEL CLAYTON. EEUU, 2007. Director: Tony Gilroy. Intérpretes: Ceorge Clooney, Tom Wilkinson, TildaSwinton, Sydney Pollack, Denis O’Hare. Guión: Tony Gilroy. Duración: 119 mins. Estreno: 16 de nov iembre.

L A E S C A L E R A D E JAC O B

C U R I O S I D A D E S

·· La frase promocional de la película fue “Lo peor de lapesadilla de Jacob Singer es que no está soñando”.

·· Todos los efectos especiales fueron rodados en vivo, sinposproducción. En ningún momento Robbins aparece enlas escenas relacionadas con el “otro mundo”.

C I N E / D V D / D E E S T R E N O

� Gilroy acierta con una historia in-

tensaen la que se trasluce un perspicaz

reflejo de la realidad más inmediata

GG EE OO RR GG EE CC LL OO OO NN EE YY CC OO MM OO MM II CC HH AA EE LL CC LL AA YY TT OO NN

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C I N E / D E B A T E

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1. Mejores películasLa modernización es el gran reto del cine

español. Su principal problema es que se ha que-dado anticuado. Es un asunto que afecta a muydiversos aspectos y que la nueva Ley viene aarreglar sólo en parte. Como en todos los secto-res profesionales, en el cine español falta auto-crítica y, una vez superado el asunto de la legis-lación, urge hacer un examen de conciencia pararecuperar el favor del público. Los malos resul-tados en taquilla de este 2007 deberían ser mo-tivo no sólo de honda preocupación, tambiénde acicate para que se produzca, por fin, un cam-bio en la forma de hacer películas y en el con-tenido de las mismas. Por una parte, deberíainvertirse más dinero en cada película y cuidarmás la parte visual, comenzar a competir conHollywood en serio en la factura de los produc-tos. Por otra, tiene que haber una renovaciónde temas, de personajes, de argumentos e in-cluso de caras. No puede ser que de 100 pelí-culas, 70 traten sobre personas desgraciadas.La sociedad española ha cambiado muchísimoen los últimos diez años y tengo la impresiónde que el cine español no ha sabido reflejarlo. Esun cambio de mentalidad que cavilo que los es-critores de novelas sí han sabido percibir

2. Conectar con el públicoLos directores españoles tienen su indepen-

dencia protegida. En España, por lo general, serespeta la creatividad de los cineastas. A veces,incluso demasiado. No puede ser que todo elcine que se haga sea de autor porque no es via-ble. El modelo, una vez más, es la industria fran-cesa, que se mueve en distintos géneros de for-

ma simultánea y sabe encontrar su público. Deesta manera, todos los años se producen desdecomedias adolescentes pasando por películas deterror que tienen buenos resultados de taqui-lla, además de filmes de “arte”.

3. Creación de industriaEs importante el fomento de la inversión pri-

vada. Las exenciones fiscales para los produc-tores son el aspecto más positivo. He seguidola evolución de la Ley y he formado parte delas negociaciones. Mi interés siempre se centróen que se profundizara en las medidas que fa-vorecen la creación de industria, al margen de lassubvenciones del Estado. Hasta la fecha he-mos vivido, con variaciones, bajo el paraguasde la Ley Miró, de la cual yo soy “hijo” y que fueuna gran aportación en su momento. Con losaños, se ha generado una forma de hacer pelí-culas algo envenenada en la que los producto-res financiaban las películas sacando un pocode aquí y un poco de allá. Ha-bía que romper el círculo vi-cioso de la subvención tam-bién porque ha provocadoque nos movamos en un de-bate y en unas coordenadasque no han servido de nin-guna ayuda para la imagendel cine español. Resultacansino para nosotros y para los demás que cons-tantemente tengamos que estar recordando queno somos los únicos que recibimos ayudas delEstado, también los periódicos o las eléctricas.Debo añadir que es falso lo que se ha dicho deque es una Ley fabricada a la medida de los

productores. Comparada con la legislación fran-cesa, que siempre ha sido nuestro referente, esbastante suave. Como todo texto que ha sido pac-tado entre partes muy diversas, se ha llegado a unpunto de acuerdo que, lógicamente, está muy le-jos del radicalismo. Finalmente, es fundamentalque no se rompa el fondo de protección del cineen mil comunidades distintas.

4. Las televisiones, decisivasEs prioritario arreglar el problema con las

televisiones. Como es lógico, la Ley marca las di-rectrices en la relación con las televisiones, cuyafinanciación es de vital importancia para la con-tinuidad del cine español. El hecho de tenerun marco legislativo claro va a servir para que nospodamos sentar y llegar definitivamente a unacuerdo que satisfaga a todos, después de añosen los que las cadenas han protestado mucho porese 5% que obligatoriamente tienen que inver-tir en cine español, y que se mantiene.

5. Los nuevos soportesLa nueva ley puede quedar obsoleta muy

pronto. La Ley supondrá un paso importante enla necesaria modernización de la industria es-pañola. El problema es que, previsiblemente, enfecha no muy lejana necesitará una remodela-ción. Lo estamos viendo con la huelga de guio-nistas estadounidenses, motivada por su cuota deganancias en los derechos de explotación en

DVD y en la emisión por in-ternet. Sin duda, la cuestiónde los derechos intelectualesserá la próxima batalla. Eneste sentido, la Ley sigue re-firiéndose a una forma defuncionar tradicional (con laexplotación en salas comoelemento estrella) mientras

el cine está experimentando una revolución degrandes dimensiones, con la piratería como telónde fondo, que pronto cambiará de forma espec-tacular las reglas del juego.

AGUSTÍN DÍAZ YANES

DIRECTORLA LEY DEL CINE, A EXAMEN

� La sociedad española ha

cambiado muchísimo en los

últimos diez años y tengo la

impresión de que el cine es-

pañol no ha sabido reflejarlo

Por la modernizaciónEl Cultural empieza hoy la publicación de una serie de ar-tículos escritos por destacadas figuras del mundo delcine español en los que, al hilo de la próxima Ley, refle-xionarán sobre el estado de nuestra cinematografía por sec-tores. Agustín Díaz Yanes abre el camino destacandolos cinco aspectos que a su jucio afectan a los directores.

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“Interpretar a Mendelssohn me hace sentirme viva”

AngelikaKirchschlager

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La mezzosoprano austriacaAngelika Kirchschlager seha convertido en una de lascantantes más solicitadasdel panorama internacio-nal. La que fuera alumnadel indeleble Walter Berryofrecerá esta semana cuatrorecitales en España (Ma-drid, Bilbao, Vigo y Valla-dolid). Con este motivo, ha hablado con El Cultural.Además, analizamos su vozflexible, ágil y extensa.

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La música, como la vida, estállena de matices. O al me-nos, eso es lo que sostiene

Angelika Kirchschlager, aunque susopiniones suenen claras y rotundas.Nacida en Salzburgo y afincada des-de hace años en Viena, donde con-fiesa tener “una vida absolutamen-te normal”, esta mezzosoprano líricaha hallado en las Seis Canciones deLiszt, las Cinco de Mendelssohn,las de amor de Dvorák y Cantos zín-garos de Brahms el nexo de unión(casi) perfecto de su actual reperto-rio. El mismo con el que ha viajadoya por medio mundo y con el quela próxima semana llega a nuestropaís, donde ofrecerá cuatro recita-les de excepción: Madrid (lunes, 19),Bilbao (miércoles, 21), Vigo (viernes,23) y Valladolid (domingo, 25).

“Si no me equivoco, ésta es laquinta vez que cantaré en España”,comenta una Kirchschlager de vozmelódica y tímida. “Y curiosamen-te, la primera que visitaré ciudadescomo Vigo o Valladolid”.

Sin embargo, ahora no estaráacompañada por su amigo Jean-YvesThibaudet, sino por otro de sus in-condicionales, el pianista HelmutDeutsch. Tampoco estarán presen-tes “las bellas y magníficas líneas”de Strauss, ni “las grandiosas parti-turas” de Mozart, dos de los com-positores que más la han hecho bri-llar en su faceta operística. Recitalesy ópera. Ambas han sido, casi a par-tes iguales, el núcleo de una trayec-toria sustentada por una personali-dad cálida que en este instante,convertida en una de las mezzo mássolicitadas del circuito internacional,se atreve con un cambio sustancial.

“A partir de ahora, me voy a re-tirar progresivamente de la ópera yvoy a intentar centrar mi carrera enofrecer más conciertos”, comentaKirchschlager con un tono algo másdramático. De producirse, será unpaso en firme que la hará dejar atrás,entre otros, sus roles de Cherubi-no, Dorabella, Idamante, Otavian,

Niclausse, Melisande, Orlowsky y,cómo no, su distinguida Rosina, deRossini; un autor por el que afirmano tener una especial simpatía.

Llegar al público español–¿A qué se debe su falta de afi-

nidad con el compositor de Pésaro?–No quiero ofender a nadie, pero

he de confesar que Rossini no megusta; es como una máquina, repe-titivo y automático. Prefiero a loscompositores austríacos y alemanes;son más filosóficos y profundos. Talvez por eso, actuar en España seapara mí un reto. Primero, porquenuestras mentalidades son muy di-ferentes. Y segundo, porque no to-dos los espectadores entienden lalengua en la que les canto, lo que medificulta bastante llegar hasta ellos.

Esa cercanía al público, que tan-to preocupa a Kirchschlager, haceque sus actuaciones se revistan deuna naturalidad que, a veces, caeen las garras de una expresividad es-pontánea. “Cuando me sitúo sobreun escenario, siento una energía es-pecial e indescriptible. Una luz meilumina, se hace el silencio, nadieme interrumpe... Es en ese mo-mento mágico, al quedarme solaconmigo misma, cuando soy cons-ciente de que puedo hacer algo re-almente importante”.

Alumna del indeleble WalterBerry (1929-2000) durante sus añosde formación en la Academia de laMúsica de Viena, donde ingresó en1984, la mezzo señala, entre un halode nostalgia y admiración, “la ho-nestidad” de su gran maestro.

–¿Qué recuerda de aquella épo-ca de aprendizaje?

–Con Berry aprendí a cantar conmi mente y a darle importancia alinstinto. Ah, y sobre todo, a no en-señar nunca durante una interpre-tación aquello que no es honesto.

No obstante, frente al interés quetuvo el maestro por la música con-temporánea, que le llevó a estrenarLa leyenda irlandesa de Werner Egk,

Penélope de Rolf Liebermann o Elprocesode Von Einem, Kirchschlagerse queda, de un modo inexorable,con los compositores clásicos.

Un arte para escogidos “Sólo hay una razón: Los compo-

sitores modernos no me hacen muyfeliz. Cuando canto canciones mo-dernas no me lleno de alegría y, laverdad, no se por qué es. Si inter-preto una creación de Shubert o deMendelssohn que hable de dolor,desesperación o amor, me adentro enun laberinto mágico que me emo-ciona y me hace sentirme viva... Escomo estar en otro mundo, en otra di-mensión... La música moderna esbuena. Pero sus compositores estándemasiado preocupados por refle-jar la decadencia de nuestra época,sin conseguir ir más allá... Fíjese, lamúsica moderna he de escucharlacon la mente; la otra con el corazón.¿No le parece elocuente?”.

–Su desdén por la vida moder-na no se queda sólo ahí. Usted, a pe-sar de andar casi a golpe de reloj deciudad en ciudad, rehuye las nuevastecnologías. ¿No cree que internetayuda en parte a que la ópera seamás popular?

–No me gustan los ordenadoresni internet. Hace que todo parezcademasiado fácil y rápido. Y además,la red no ha conseguido que los gran-des compositores clásicos sean máspopulares. Tal vez, porque la óperano es un producto que pueda lle-gar a todo el mundo. No es un me-dio de comunicación de masas. Sípuede amarla cualquier persona,no es una cuestión de clases sociales,pero hay que dedicarle tiempo...Creo que si a todas las personas lesgustara Bach, Shubert o Mozart, elmundo sería mucho mejor.

Lejos del divismo que impera enalguna de sus colegas de profesión,Kirchschlager vela con gran celo porla normalidad de su vida. “Cuandoestoy en mi casa de Viena, limpio,voy al supermercado, al banco... Nosoy de las que está todo el día preo-cupada por el bienestar de mi vozy pensando en cuál podría ser minuevo programa”, afirma.

Tras su paso por España, viajaráa Londres, Moscú y Lisboa. ¿Y des-pués...? “Volveré a casa y compraréun árbol de Navidad”, concluyeKirchschlager entre risas.

MARÍA JESÚS MOLINA

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Una voz flexible, ágil y extensaAngelika Kirchschlager es el prototipo, tan extendido hoy, de mez-zosoprano lírica o aguda. Una voz dotada de flexibilidad, agilidad yextensión, con posibilidad para desenvolverse con soltura en elgrave y de proyectarse hacia el agudo, incluso hasta el si bemol osi natural, sin especiales problemas. Destaca el tinte más bienpenumbroso de su instrumento, igual en toda la gama. Musical,refinada y minuciosa en el estudio, ha de vencer en ocasiones loque podríamos considerar una cierta timidez expresiva, una apre-ciable monotonía expositiva. Se hace valer en papeles claves deeste carácter vocal como los de Octavian o el Compositor deRichard Strauss, Orlowsky de Johann Strauss o en partes mozar-tianas como las de Dorabella, Cherubino o Idamante; antes que enotras del repertorio italiano, aunque hace años fue aplaudida enla Rosina de El Barbero. Sorprendente su Cherubino de Massenet.Está singularmente preparada para el lied. Por ejemplo, su discoKorngold-Mahler es sencillamente excelente. A. REVERTER

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M Ú S I C A / H O M E N A J E

Ocurrió hace unos años, notantos como para estar cer-ca del debut pero no tan po-

cos como para vivir en la nombradíasin fronteras. Joaquín Achúcarro, deprofesión hacer música con un te-clado delante, descolgó el teléfono enLondres y se comunicó, arcanos díassin móviles, con una operadora delservicio internacional. Quería llamara América y cargar el costo de la lla-mada a su tarjeta de crédito; la per-sona al otro lado del aparato le pidiósu nombre, y él dijo: “Achúcarro;bueno, se lo deletreo…”. Pero la se-ñorita lo interrumpió: “O sea, ¿cómoel pianista?” Nuestro hombre se que-dó tan perplejo que tuvo que pasar elteléfono a Emma, su mujer, para quefuera ella quien siguiera tramitandola llamada.

A veces una anécdota define a unpersonaje. A Joaquín Achúcarro leretrata su modestia, la de no creer-se que una telefonista en Londressupiera, en esos años, que él exis-tía. Decía Alexis Weissenberg, otrogrande del teclado –pero en retirovoluntario–, que no se puede saliral escenario con exceso de sencillez.“No se puede convencer al públicode que vas a hacer un Rachmaninoffo un Tchaikovsky de campeonato siapareces con aire de pobre hombre,como diciendo, ‘perdonen, yo es quepasaba por aquí’; no es posible…”

Es cierto, y Achúcarro transmiteuna sensación de acontecimiento, deque algo grande va a ocurrir, sólo consentarse ante el piano, antes de ha-ber tocado ni siquiera una sola nota.Pero a la vez, ruptura del “teoremade Weissenberg” (llamémoslo así),el bilbaíno es capaz de irradiar lla-

neza, ausencia de ínfulas: él sale –seha dicho al principio– a hacer músi-ca, y eso –repitamos: la música– síque es grande. En parte, le sucede loque a su admirado Artur Rubinstein,y podría hacer suya esa frase genial

que el polaco anotara al comienzo desus memorias: “Llevo ochenta añoshaciendo lo que más me divierte enel mundo, que es tocar el piano, ¡y nohan dejado de pagarme por hacer-lo. Es asombroso!”

Joaquín Achúcarro, además, en-tra dentro de ese extraño, cada vezmenos nutrido, grupo de personasque en el pasado se denominaban“hombres de bien”. Desconoce laenvidia, lo cual en un español es casiperder un signo de identidad; mejordicho, disfruta más bien de la envi-dia ante lo estupendamente hecho,ante él. “¡Cómo me gustaría hacerloyo así de bien!”

Un hombre sencillo. Por eso, se lecae la baba hablando de sus cole-gas; una vez iba el firmante a entre-vistarlo para la radio, y Achúcarro mequitó el microfóno de la mano –creoque Joaquín ha sido el único que loha hecho– y dijo: “Perdonen, en Es-paña hay una reina, Doña Sofía, peroen el piano hay otra y es esta señora”.Se refería a Alicia de Larrocha, queestaba a su lado.

Se pone a hablar de Rafael Oroz-co –otro grande, que nos dejó pron-to, por desgracia– y no para. Ha con-seguido, en fin, hacer polvo lagramática y la semántica, y conju-gar antinomias. Sabe contar a me-dia voz el mundo más íntimo deBrahms y subir con él a las cumbresen los Conciertos para piano y orques-ta, puede sonreír con la ironía delRavel más confidencial y descendera los abismos tenebrosos del Scar-bo haciendo que el piano eche fue-go por las teclas. Pero su mayor re-cord a la hora de pulverizar eldiccionario es hacer convivir en ar-monía grandeza con humildad, y lafórmula se resume en tres térmi-nos: ser Joaquín Achúcarro.

JOSÉ LUIS PÉREZ DE ARTEAGA

Achúcarro, a los 75Los escenarios españoles celebran el aniversario del pianista

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Bilbaíno de nacimiento, Joaquín Achúcarro ha recorridomedio mundo con los dedos sobre el piano. Con cerca detreinta condecoraciones internacionales y centenares de ac-

tuaciones en los escenarios más destacados, acaba de cum-plir 75 años. Con este motivo, el crítico José Luis Pérezde Arteaga analiza su brillante carrera dedicada a la música.

� Achúcarro transmite una sensación de acontecimiento,

de que algo grande va a ocurrir, sólo con sentarse ante el

piano, antes de haber tocado ni siquiera una sola nota

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La incansable ORCAM

“La ORCAM es todo un ejemplo de iniciativa y originalidad”

M Ú S I C A

LA Orquesta y Coro de la Comunidad de Ma-drid son el más claro ejemplo de conjuntos enalza espectacular. Cuenta para ello con tres pi-lares fundamentales: José Ramón Encinar comodirector musical, Jorge Cuya como gerente yel apoyo decidido de Santiago Fisas, desde laConsejería de Cultura.

Merece la pena el esfuerzo de repasar sus ac-tividades, olvidando algunas ya conocidas comolas del foso en el Teatro de la Zarzuela, su pro-pia temporada de conciertos (estrenos de Mau-ricio Sotelo, reposiciones de De Pablo y ÁngelOliver) o los ciclos en el CDMC, en la Funda-ción Canal y en la Residencia de Estudiantes,para centrarnos en los numerosísimos proyectosde esta temporada.

El Coro acaba de volver de México, dondeestuvo con el Octeto Ibérico de Violonchelosy poco antes había intervenido dentro del Fes-tival de Shanghai, donde ofreció tres conciertoscon la Novena beethoveniana y música espa-ñola. En abril participará en la producción de Fi-delio que dirigirá Abbado en Reggio Emilia ymás tarde en el Real madrileño, en Baden Ba-den, Módena y Ferrara. El próximo día 18 can-tarán el Requiem alemán en la Philharmonie ber-

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linesa. La orquesta, por su parte, participó enseptiembre en el Festival MITO de Milán y Tu-rín, inaugurado por Mehta en Israel y clausu-rado por Muti en Chicago. Ofrecieron dos pro-gramas de música española –uno en Turín antecuatro mil espectadores– y del compositor co-reano Mou Li Hua.

Se presentaron con La tabernera del puerto yLa boda y el baile de Luis Alonso en Santander ySalamanca. Coro y orquesta viajarán en abril aVerona para el Festival de Música Sacra –Los No-vísimos de Luis de Pablo– y en mayo se pre-sentarán en el Châtelet parisino, junto al Teatrode la Zarzuela, con La Generala.

Para más adelante, quedan las celebracionesdel centenario del Palau de la Música catalány la Expo de Zaragoza –Viva Madrid–, así comoel lanzamiento de un disco con el tenor Pláci-do Domingo dedicado a la copla. ¿No es real-mente espectacular?

CONCIERTOS/ EL PIANISTA ACTÚA CON LA ONE EN LAS PALMAS, CASTELLÓN Y OVIEDO

Tras ganar algunos concursos, ciertos ins-trumentistas superan las prisas y van ela-borando un repertorio y embebiéndo-

se de las numerosas posibilidades expresivas queesconden los pentagramas a poco que se escar-be y se olviden las luces de acercamientos enexceso banales y epidérmicos.

Dentro de esos todavía jóvenes, aparece hoybastante destacado, por su rara madurez, el es-tadounidense Nicholas Angelich, que vino almundo en 1970 y que a los siete años ya tocabael Concierto nº 21 de Mozart. Su formación es, sinduda, europea, ya que a los trece lo encontramosestudiando en el Conservatorio de París con gen-te como Yvonne Loriod, Aldo Ciccolini y MichelBeroff. Clases magistrales de Leon Fleischer,

Dmitri Bashkirov y Maria João Pires completa-ron una preparación que en seguida dio sus pri-meros y gratificantes frutos: en 1989 obtuvo elsegundo premio en el Concurso Internacional dePiano Robert Casadesus y en 1994 el primero delGina Bachauer.

Una de las cosas que destacan en el artistaes su sobriedad de concepto y de juego pianís-tico. Lo que se puede apreciar claramente en susúltimos registros dedicados a Brahms publicadospor Virgin, en los que da buena cuenta, sin én-fasis, con una provechosa lentitud y una expo-sición de gran nitidez, de obras de la madurez deun músico al que se había acercado promisoria-mente junto a dos de sus colaboradores máshabituales, los hermanos Capuçon, en soberbias

versiones de las Sonatas para violín ylos Tríos con piano.

Las Variaciones Paganini, Rapsodias,Baladas, Fantasías y otras piezas delcompositor hamburgués nos muestranla solidez de la técnica y la limpia mi-rada de Angelich que en su impara-ble carrera, que lo llevará a los másdiversos escenarios, va estar los pró-ximos días cerca de nosotros, ya queactúa con la Orquesta Nacional en trescapitales españolas: Las Palmas, don-de estuvo ayer, Castellón, donde to-cará mañana, y Oviedo, que lo veráel próximo 27 de noviembre. En atri-les un “pezzo di bravura” como es elConcierto nº 5, Emperador, de Beetho-ven. Pons, se situará en el podio, com-pleta el programa con otra obra bas-tante contundente, la Sinfonía nº 5 deMahler. ARTURO REVERTER

La sobriedad de Nicholas Angelich

QUÉ tiene de particular la mú-sica de ahora? ¿Por qué nos sen-timos desorientados al escu-charla? ¿Por qué nos cuestaimaginarnos a Berio o a Stoc-khausen como herederos deVivaldi o de Beethoven? Hayquien opina que éstas son pre-guntas sin sentido y que la mú-sica contemporánea no tiene

nada de particular. Por si acaso,el Círculo de Bellas Artes deMadrid mantiene un ciclo deconciertos-conferencia tituladoClaves de Acceso: la Música del Si-glo XX. Se trata de mostrar lascomposiciones clásicas del siglopasado, de Schönberg a Lige-ti y de Falla a Boulez, en in-terpretaciones de los miembros

del Plural Ensemble, el grupoque dirige Fabián Panisello,con una introducción previa acargo de un experto en la ma-teria. El próximo lunes le co-rresponderá a Tomás Marco ex-plicar la música de PierreBoulez, de quien fue discípu-lo temprano. Sonarán las obrasDerive I y Sonatina. A. GUIBERT

El CBA muestra la música del siglo XX

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Probablemente sea Lucia diLammermoor (1835) la óperamás representada de Doni-

zetti junto a L’elisir d’amore. Y hayrazones. La tenebrosa historia deLa novia de Lammermoor de Wal-ter Scott tiene muchos alicientes.Los derivados de un fácil melodis-mo, de una inspirada pintura deambientes, de una concisa y atosi-gante estructura dramática, y de unromanticismo exasperado. Narra-ción sangrienta que recrea, en unafantasmal atmósfera, los amores im-posibles de Lucia y Edgardo,miembros de familias rivales.

Encontramos la vena más inspi-rada del autor en números magní-ficos como Regnaba nell’silenzio oFra poco a me ricovero, con la famo-sa aria de la locura, un rosario deefectos vocales de alto voltaje,como epicentro. Número de exhi-bición, pero dotado de un patetis-mo de buena ley. Hoy se sube el te-

lón en el Campoamor de Oviedopara presenciar la obra en una pro-ducción del Teatro de la Ópera deChile firmada por Emilio Sagi,hombre de la tierra.

La soprano Désirée Rancato-re, de fúlgido agudo, aunque decentro desguarnecido y ostensi-ble vibrato, es la novia. El tenorJosé Bros, un veterano servidor dela parte, es su imposible oponente.A su lado, el joven barítono DaliborJenis –en Madrid lo vimos haceya tiempo en La zorrita astuta deJanácek–, en el desapacible papelde Enrico, y el excelente bajo líri-co Felipe Bou en el reaccionarioclérigo Raimondo Bidebent.

El tenor donostiarra, de pene-trante timbre, Jon Plazaola, se con-vertirá en el sposino. En el foso,frente a la Orquesta del Principa-do, se situará el meastro RobertoRizzi Brignoli. Coro de la Ópera deOviedo. A. R.

CON cinco años empezó a partici-par en concursos y a tocar solo fren-te un auditorio de más de ocho-cientas personas. Pese a su todavíalatente juventud, sólo tiene 24años, el pianista chino Lang Langposee una personalidad y un talen-to arrolladores, que le han conver-tido en uno de los mejores intér-pretes de la actualidad. El públicodel Auditorio de Zaragoza podrácomprobarlo este sábado en un re-cital que incluirá Seis piezas tradi-cionales chinas, de su álbum Dragon.El programa lo completan la So-nata n. 13, K.333, de Mozart; laFan-tasía en Do, Op. 17, de Schumann;Goyescas, H.64. n. 1, Los Requiebros,de Granados, y la Rapsodia Hún-gara n. 6, S.244/6 de Liszt.

Lucia di Lammermoorllega al Campoamor de Oviedo

El Dragonde Lang Lang

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SALUDAMOS desde aquí el alum-bramiento, que tendrá lugar hoymismo, con repetición mañana, deuna nueva partitura del efectivo yeficiente César Camarero, madri-leño de 1962, residente en Sevilladesde hace yadiez años. Es,en esta últimaciudad, en laque el compo-sitor estrena unconcierto parados percusio-nistas, Vanis-hing Point, del que serán solistasIñaki Martín y Gilles Medoux.

La composición, dedicada a Xa-vier Güell, se inscribe en ese re-ducto en el que se manifiestan laspermanentes inquietudes estéticasdel músico, que es la primera vezque escribe para esta combinación.Cabe esperar algo de interés. Siem-pre, a través de muy cuidadas su-perficies, este músico propone ex-periencias de muy grata audición,que participan de planteamientosen los que se dan la mano lo intui-tivo y lo racional, lo emocional ylo inteligente. Para él, y es una pos-tura del todo admisible, forma ycontenido –la antigua diatriba for-ma y materia– vienen a ser lo mis-mo. La forma –señalaba él mismoen una entrevista– “se nos presen-ta como un microcosmos, una es-pecie de ‘modelo del mundo’ quenos muestra ‘aspectos’ (¿ocultos?)acerca del mundo mismo”.

En 2006, César Camarero re-cibió el Premio Nacional de Músi-ca por su trayectoria internacionalde más de 20 años y se reconocía sulabor en los más diversos campos.“Su música –se decía– es el resul-tado de una búsqueda extremada-

mente coherente y personal en posde la belleza sonora y la poéticade la obra musical, producto de untrabajo minucioso y exigente, en elque destaca también un oficio ex-traordinario”. Hay expectación, por

tanto, para conoceresta última creaciónsonora, que estaráarropada por otrastres partituras espa-ñolas, lo que pone demanifiesto el tacto ygusto del director delconcierto, Jesús

Amigo. Las dos primeras son, a suvez, estrenos para la propia Or-questa: Una aventura de Don Qui-jote de Guridi, y Sortilegis de Mont-salvatge, dos obras de bellezasonora. La velada se cierra con laSinfonía Española de Turina. A. R.

La Orquesta Sinfónica de Sevilla, de estreno por partida doble

� La formación hispa-

lense presenta hoy la úl-

tima composición sono-

ra de César Camarero,

dedicada a Xavier Güell

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M Ú S I C A / J A Z Z

Muy al contrario de las re-flexiones que suscita suirreverente nombre, The

Bad Plus se ha convertido en una delas bandas más excitantes e imagi-nativas del último jazz. Frente a la ali-neación ortodoxa de piano, contra-bajo y batería, Ethan Iverson, ReidAnderson y David King apuestan porel sonido y el lenguaje más hetero-doxo del género. Al igual que otrostriángulos creativos con semejanteperfil conceptual y estético, caso delos celebrados Medeski, Martin &Wood, The Bad Plus afronta su

discurso artístico desde el conoci-miento profundo del jazz y la mo-dernidad emocional que les aportanotros estilos inherentes a su genera-ción. Así, junto al ardor del bebop oel desgarro del free jazz, ellos no pue-den por menos que añadir estructu-ras musicales propias del pop más so-fisticado y el rock más experimental.Tras firmar este año uno de mejoresdiscos en lo que va de temporada,Prog (Heads Up/Universal), ahoraacuden a nuestro país para presen-

tárnoslo en directo. Mañanale toca el turno a Galapagar

(Madrid, Teatro Jacinto Benavente),y el viernes y sábado a Sevilla (TeatroCentral) y Barcelona (Luz de Gas).

Aunque el proyecto como TheBad Plus tiene fijadas sus raíces des-de comienzos de los noventa, no hasido hasta la llegada de 2000 cuan-do el trío ha adquirido justa estabili-dad. Previamente, sus miembros seemplearon a fondo en sus respectivascarreras en solitario; Anderson comolíder de sus propios proyectos dis-cográficos para sellos como FreshSound, King como escolta de otrasbandas como Happy Apple o 12Rods e Iverson como director del ne-oyorquino Mark Morris DanceGroup. No obstante, el explosivo re-encuentro del grupo hace siete añospronto obtuvo un feliz desenlace dis-cográfico: dos soberbios álbumes, elhomónimo The Bad Plus (2001) y The-se are the vistas (2003), en los que, jun-to al temario propio, sorprendía laalternancia de versiones de autorestan incompatibles como Rodgers &Hart, ABBA, Aphex Twin, BlackSabbath o Nirvana.

Un jazz de sentimientos. Suideología musical siempre estu-vo clara: “En jazz siempre sehan usado otros estilos musi-cales para sus propios propósi-tos. Lo verdaderamente impor-tante es que los músicos sean

honestos consigo mismo cuan-do se acercan a otras culturas, des-

de el respeto, sí, pero interpretán-dola como a ellos les plazca, sin

sentirse obligados a nada. Hay gen-te que quiere congelar el desarrollodel jazz y que sólo sea de una únicamanera, pero nosotros no. A nosotrosnos gusta estar en medio de todo y to-car lo que sentimos, por eso tampoconos importa en qué categoría se nosubique”. Tras las dos primeras en-tregas, el trío rubricó su talento con-

virtiéndose en una de las referen-cias más innovadoras de la escenaneoyorquina, en la que contaron conel apadrinamiento del productor y an-tiguo guitarrista de los Latin Play-boys. Luego llegaron otros meritoriosálbumes, Give y Suspicious Activity,más un directo grabado en Tokio.“La presencia del rock u otros estiloscontemporáneos en nuestra músicano debería sorprender a nadie. Loque hacemos es traducir esas in-fluencias de nuestro tiempo al idio-ma del jazz, improvisando sobreellas”. A menudo sus elaboracionesson la consecuencia de una decons-trucción musical en la que todos loselementos en juego son puestos bajosospecha, para alcanzar un estadio ar-tístico en el que sólo queden esen-

cias. El nuevo material que ahora nospresentan sigue las mismas pautas detrabajo que las empleadas anterior-mente. Aunque progresivamentehan venido profundizando en suspropias composiciones, en Prog vuel-ven a echar mano de versiones au-daces, caso del Life on Mars de Bowieo el This Guy’s in love with you, de Ba-charach. Iverson y Anderson pareceque forman la pareja creativa del gru-po, aunque quien da consistencia a suvoz coral es King, un baterista con to-dos los recursos e instintos rítmicos.En apenas un suspiro, The Bad Plusha entrado por la puerta grande deljazz neoyorquino, desde donde agitauna modernidad jazzística que, sinser exclusiva, sí pasa por tener ga-nas de contar historias nuevas, con losriesgos que ello conlleva. Ya sólo poreso, este trío merece un sitio privi-legiado en la actual cimera del jazzcontemporáneo.

PABLO SANZ

Jazz heterodoxo plenamente identificado con la moderni-dad. Eso es lo que representan Reid Anderson, David Kingy Ethan Iverson, The Bad Plus, tres músicos que reco-rrerán, a partir de mañana, los escenarios de Galapagar(Madrid), Sevilla y Barcelona con su nuevo disco: Prog.

� Junto al ardor del be bop

o el desgarro del free jazz

The Bad Plus añade estruc-

turas musicales propias del

pop y el rock más sofisticado

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El trío neoyorquino llega a EspañaThe Bad Plus progresa

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MUSSORGSKY

Boris Godunov

BORIS CHRISTOFF

D O C U M E N TS 2 2 1 7 5 8 - 3 4 8

MERECE la pena traer a co-lación esta reedición que haaparecido recientemente yque proviene de 1952, conun Boris Christoff en la ju-ventud de sus treinta y ochoaños. Ya había triunfado enla Scala con el papel de Bo-ris, pero todavía no en losEstados Unidos, que le ha-bían negado la entrada enel año 1950. Ésta, con Do-browen a la batuta, es la pri-mera de las dos grabacionesque realizara para la casa dis-cográfica EMI y su aproxi-mación resulta mucho más“salvaje” y natural que la se-gunda. Como en aquélla,también se hace cargo de lospersonajes de Pimen y Var-laam, en una muestra de sucapacidad de caracteriza-ción. Christoff fue el here-dero del protagonismo delpapel de Chaliapin y llegaríaa cantarlo aproximadamen-te más de seiscientas veces,dominando todos sus mati-ces, desde la autoridad dela entrada al desgarro de lamuerte, pasando por la ator-mentada introspección delmonólogo en el segundoacto. Toda una lección y unmodo de afrontar el perso-naje que se ha perdido. Hayla suerte de la compañía deun buen reparto en el quesobresale el Grigori afron-tado por Nicolai Gedda y unbuen sonido. Perfecto paraescuchar después de haberido al Real. G. ALONSO

MAHLER

Sinfonía n. 5

GUSTAVO DUDAMEL

D G 4 7 7 6 5 4 5

EL venezolano GustavoDudamel (Barquisimeto,1981) se acerca a esta calei-doscópica e irregular sinfo-nía mahleriana, que recogesin duda el espíritu inquie-to, inestable, depresivo ycambiante del compositorbohemio, sin ningún tipo decomplejos. La ha estudia-do con gente de la catego-ría de Abbado, la ha ensa-yado hasta la saciedad ytocado –este verano en losProms de Londres, sin irmás lejos– con la juvenil or-questa Simón Bolívar, crea-da por el ínclito José AntonioAbreu. La interpretación,muy bien grabada en la Uni-versidad de Caracas, es muyexpresiva, virulentamenteacentuada, vigorosa, delica-da y refinada, dotada de evi-dente tensión y ejecutadacon sorprendente limpieza yarrollador virtuosismo. Labatuta sabe recogerse enmomentos de insólita con-templación, así en el Ada-gietto o en todas las repeti-ciones del fúnebre segundotema del primer movimien-to. Observamos en este dis-co un celo especial y quizáexagerado en marcar enor-mes contrastes dinámicos–más acusados que los deKarajan o Abbado– y en co-rrer mucho en los pasajes rá-pidos e ir en exceso despacioen los más pausados. Espe-ramos todavía mejores cosasdel director. A. R.

JOHN FOGERTY

Revival

JOHN FOGERTY

FA N TA SY / U N I V E R S A L

EL líder de Creedence Cle-arwater Revival ha firmadouna tregua con su pasado y,después de años de enfren-tamientos, dudas y recopila-ciones, regresa por la puer-ta grande a Fantasy, el sellodiscográfico donde vivió al-gunos de los mejores mo-mentos de toda su carrera.Revival es una colección detemas en la que Fogerty re-cupera el espíritu y la ener-gía de aquellos destacadosdías de gloria. Doce cancio-nes excelentes, muy senci-llas en su estructura e ins-trumentación, que deberíanrevitalizar la vida de un mú-sico absolutamente impres-cindible. Con una banda tra-dicional (guitarra, bajo ybatería) en la que la únicaconcesión es la inclusión deBenmont Tech, teclista delos Heartbreakers de TomPetty, Fogerty hace auténti-cas maravillas. Una melo-día clásica (pantanosa o roc-kabilly), un “solo” de gui-tarra y una voz elevándosepor encima de la música.Eso es todo lo que necesitael autor de Proud Mary parahacer un álbum de caracte-rísticas bastante atempora-les. Una de esas produccio-nes que hablan, entre otrascosas, de la América profun-da, de las puestas de sol su-reñas y de las cosechas demaíz que se han perdido.Para escuchar a todo volu-men. J. P. DE ALBÉNIZ

M Ú S I C A / D I S C O S

BEETHOVEN: OBRA INTEGRAL

VARIOS INTÉRPRETES

B R I L L I A N T 9 3 5 5 3 ( 1 0 0 C D )

Esta integral viene ofrecida a un precio irrisorio–un euro cada disco– y avalada por intérpretesde suficiente calidad y tomas sonoras al menos

dignas. En ochenta y cinco discos se contienen todas laspartituras del gran sordo, tanto las incluidas en el catá-logo habitual de Hess, como en el de Kinsky y Halm,que recoge las obras sin número de opus. Los quince úl-timos discos se dedican a interpretaciones míticas. Hayun compacto más que incorpora, entre otras informa-ciones, los textos originales de las obras cantadas. Aun-que no en español.

En este reducido espacio no podemos hacer refe-rencia a todos los títulos, tan sólo a los básicos. Lassinfonías vienen bien servidas por el templado y enér-gico romanticismo de Masur y la Gewandhaus de Leip-zig; los conciertos para piano por el equilibrio clásico deGulda –del que se incluye su valiosa integral de lassonatas– y Stein, con la Filarmónica de Viena. Skro-waczewski y la Sinfónica de Minnesota despachancon brío las oberturas.

Las dos óperas de Beethoven, Leonore y Fidelio, taníntimamente ligadas entre sí, se exponen en muy esti-mables versiones dirigidas por Blomstedt y von Doh-nanyi. La Missa Solemnis está a cargo del competente SirColin Davis. Los cuartetos son cosa del sólido Guar-nerius. Un clásico de referencia, no obstante, son lasSonatas para violín y piano, con dos artistas eximios comoGrumiaux y Haskil.

Sería demasiado largo que relacionáramos las de-más composiciones, menos relevantes y significativasque las anteriores, siempre servidas de manera com-petente. Entre las grabaciones legendarias que se al-bergan en los quince últimos compactos de esta integralde Brilliant figuran algunas creaciones de la importanciadel Fideliopor Furtwängler, la Sinfonía Heroicapor Klem-perer, el Concierto Emperador por Furtwängler y Fischer,sonataspor Nat, Schnabel, Gieseking y Solomon, y, cómono, la célebre Novena de 1951 por Furtwängler, en Bay-reuth. ARTURO REVERTER

Beethoven al alcance

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Las causas de los tumores ma-lignos, las mejores estrategiasde prevención, el significado

de la metástasis, el papel de la he-rencia y de la dieta, el control del do-lor y las probabilidades de curaciónson algunos de los temas que el doc-tor Ricardo Cubedo (Valencia, 1965)ha abordado –guiado por su capaci-dad de comunicación– en Cáncer, unlibro en el que se recogen buena par-te de las cuestiones planteadas porpacientes y familiares durante cin-co años en elmundo.es/salud.

–¿Cree que el cáncer está em-pezando a ser acorralado por losavances de la ciencia?

–En las últimas décadas se haavanzado mucho en el conocimien-to de las intimidades del cáncer. Aprincipios de los 70, los tumores ma-lignos eran, esencialmente, un mis-terio. Hoy tenemos una idea generalmuy aceptable de cuáles son los

acontecimientos que llevan a ma-lignizarse una célula normal, y yaestamos empezando a recoger los pri-meros frutos.

–¿Qué grado de comunicaciónexiste entre la investigación clínica yla científica?

–Pobre en España. Mejor allídonde se toman la ciencia más en se-rio. Hace un par de años pasé un ve-rano en el hospital Sloan Ketteringde Nueva York. Los oncólogos quetrataban sarcomas y los investigado-res que se ocupaban de esos tumorestrabajaban bajo un mismo techo yse reunían en torno a una mesa re-

donda cada semana. Oyéndolos de-batir era difícil saber quién era mé-dico y quién investigador. Es en esaclase de caldos en los que se cuecenlas ideas más sabrosas.

Taifas anticientíficos–¿Es importante unir fuerzas

desde distintos ámbitos? ¿La solu-ción será interdisciplinar o no será?

–Así es. La tarea primordial dequienes dependen las políticas de in-vestigación debiera ser propiciar elroce continuo entre las distintas dis-ciplinas que atañen a un problemaconcreto, como es el cáncer. Cuan-

to más intensa sea la fricción, másprobabilidad de que salten chispascapaces de prender un buen fuego.No hay nada más anticientífico quelas pequeñas taifas en las que gustande encastillarse algunas disciplinas,universidades o comunidades. Especado antiguo de los médicos

–¿Cree que España está bien si-tuada en el estudio de la enfermedada juzgar por los éxitos de investiga-dores como Joan Massagué?

–España está bien situada en elámbito de la investigación clínica, delos ensayos en los que los nuevos me-dicamentos se estudian en pacientesvoluntarios. Otra cosa es la investi-gación de laboratorio. Es cierto quees una de las áreas prioritarias a lasque se dedica una parte importantedel (poco) dinero destinado a la in-vestigación, y también que en Espa-ña han prosperado algunos equiposde investigación muy meritorios.

C I E N C I A

“Las células madre sonla penúltima frontera

contra el cáncer”

Su labor asistencial, investigadoray docente en el Hospital Puerta deHierro de Madrid –y su evidente pa-sión por su trabajo– le han situadoen lo más alto de la oncología mé-dica actual. El doctor Ricardo Cu-bedo publica estos días Cáncer, 101preguntas esenciales (La Esfera de losLibros), un trabajo “para los enfermosy sus familias” realizado en colabo-ración con María Valerio, responsabledel área de Oncología de elmundo.es,y con prólogo del doctor José Luisde la Serna, subdirector de El Mundo.

Ricardo Cubedo

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Pero estamos muy lejos de lo que noscorrespondería a tenor de nuestrodesarrollo económico. Massagué esun buen botón de ejemplo. Lleva enUSA desde los años 80 y de allí sonsus éxitos. En la ciencia del cáncer,los españoles se merecen mucho máscrédito que España. ¡Qué buen va-sallo si oviera buen señor!

–¿Cómo han influido los conti-nuos avances en biomedicina a lahora de entender los procesos tumo-rales?

–Yo cambiaría el orden de los fac-tores. La investigación de los proce-sos tumorales ha sido la punta de lan-za de la nueva biomedicina. Procesosbásicos de la salud y la enfermedadcomo la neoangiogénesis o la apop-tosis se han descubierto a la lumbrede la investigación oncológica, paraluego darnos cuenta que eran igual-mente relevantes respecto a trastor-nos cardiovasculares o neurológicos.

–¿Podrían ser las células madre“también” la solución para la inves-tigación?

–Ésta es la penúltima frontera.Hoy día sabemos que las células pro-

genitoras están presentes en la prác-tica totalidad de los tejidos, inclusoen aquellos en los que era dogma quelas células no se renovaban, comoes el caso del cerebro. Tenemos muybuenas razones para suponer que losprimeros pasos del cáncer suceden,justamente, en esa ínfima porción decélulas que conserva la capacidad deregenerar todo el tejido. Tambiénhay datos que vinculan las célulasprogenitoras al proceso de la metás-tasis. Hoy por hoy ni siquiera he-mos soñado algún tratamiento anti-canceroso dirigido contra las célulasmadre. Pero repita usted la preguntadentro de unos años…

–En su libro dedica mucho es-pacio a aclarar el posible carácter he-reditario del cáncer. ¿Cree que haymás mito que realidad?

–El cáncer hereditario es real,pero afecta sólo a unos cinco de cadacien casos. Aún así, lo que se here-da no es el cáncer, sino una mayorpropensión a desarrollarlo. Lo quesucede es que hablamos de la se-gunda causa de muerte en España,una enfermedad frecuentísima, por

lo que cada familia tendrá dos o trescasos por puro azar, sin relación al-guna con la herencia.

–¿Son los virus la “tercera vía” delcáncer?

–Desde hace mucho está esta-blecida la relación entre algunos vi-rus y el cáncer, como es el caso del vi-rus del papiloma y el cáncer de cuellode útero o los de la hepatitis y el dehígado. No es un hecho sorprenden-te, pues la habilidad básica de losvirus es la de manipular el ADN delas células a las que infectan y, a ve-ces, tocan lo que no debieran; los ge-nes que controlan la división de lascélulas. Es probable que los virustengan que ver con otros tumoresmalignos de los que no lo sospecha-mos. Es un campo de investigaciónbastante activo.

Radiaciones, dieta y virus–¿Qué factores externos lo desen-

cadenan con mayor facilidad?–Algunos lo hacen con mucha fa-

cilidad, como la radiación a la que es-taban sometidos los mineros del ura-nio o los asbestos, ya regulados porley, pero causantes de casi todos loscasos de mesotelioma pleural en lostrabajadores del amianto. Por fortu-na, el grueso de la población jamásestuvo expuesto a estos canceríge-nos. Son más preocupantes los fac-tores menos poderosos pero queafectan a mucha gente y durante mu-cho tiempo. Entre ellos, el humo delos cigarrillos se lleva la palma. Estántambién la irradiación solar sin pro-tección adecuada, el sobrepeso, unadieta inadecuada o la infección por elvirus del papiloma.

–¿Es la alimentación el primerfactor de prevención?

–El primero sigue siendo evitarel tabaquismo. A la luz de las inves-tigaciones más recientes, sabemosque el papel de la dieta respecto alorigen del cáncer es más modesto delo que pensábamos y, seguramen-te, limitado a tumores concretoscomo el de estómago o el de colon.Sin embargo, las medidas propues-tas coinciden casi punto por puntocon las de prevención de las enfer-medades cardiovasculares: menoscalorías, carnes rojas y grasas ani-males; más frutas, verduras y fibra.Merece la pena tomarlo en serio,aunque sólo sea porque en Españamorimos más del corazón y las ar-terias que del cáncer.

–¿Qué papel juega o debe jugar laindustria farmacéutica en el trata-miento de la enfermedad?

–La industria va a lo que va, quees repartir beneficios entre sus ac-cionistas vendiendo medicinas. Yya nos viene bien, porque de mo-mento ningún otro agente parecedispuesto a realizar las inversionesnecesarias para poner una medicinanueva al alcance de la gente. Locierto es que la OTAN, la ONU,el Estado Vaticano o el FMI ten-drían fondos suficientes, pero noparecen muy dispuestos. La verdadmonda es que cualquier medicinaútil de la que ha dispuesto la hu-manidad la ha colocado ahí unamultinacional farmacéutica y bajola expectativa de lucro.

–¿Faltan apoyos para la deteccióny tratamiento del cáncer?

–Esta pregunta engarza con la an-terior. Faltan. Las investigacionesrelativas a la epidemiología del cáncer,a las causas que lo favorecen y podrí-amos evitar, o a los mejores métodosde diagnóstico precoz, están muy ale-jadas de los intereses de la industriafarmacéutica y sufren la consiguientehambruna de fondos. Son las insti-tuciones públicas y el mecenazgo losúnicos capaces de solucionarlo.

JAVIER LÓPEZ REJAS

Entre los factores ex-

ternos que desencadenan el

cáncer y que afectan a mucha

gente el que se lleva la palma

es el humo de los cigarrillos”

SERGIO ENRÍQUEZ

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En la historia de la ciencia no es frecuen-te que los resultados de un experimen-to concreto tengan gran relevancia en

su campo y además trasciendan el ámbito aca-démico hasta llegar al gran público, pasando a for-mar parte de la herencia cultural de un siglo.Sin embargo todos hemos oído hablar del “ex-perimento de Miller”, y muchos incluso recor-darán el dibujo que aparecía en sus libros detexto, o esa inquietante fotografía en la que unhombre con gafas miraba, iluminado por unas ex-trañas chispas, un conjunto de tubos y matracesde vidrio. En efecto, la biografía de este gran cien-tífico ha quedado asociada a un dispositivo ex-perimental desde que sus trascendentales re-sultados fueron publicados en la revista Scienceel 15 de mayo de 1953.

Unos meses antes, recién licenciado en Quí-mica por la Universidad de Berkeley, StanleyL. Miller había decidido realizar su doctoradoen Chicago, donde planteó al eminente geoquí-mico y Premio Nobel Harold C. Urey un expe-rimento en apariencia sencillo, pero radicalmen-te distinto a los realizados hasta entonces. Si“funcionaba” apoyaría las ideas del propio Urey,fundamentadas en las hipótesis de Aleksandr I.Oparin sobre el origen de la vida en una atmós-fera sin oxígeno y compuesta por gases reducto-res derivados del vulcanismo.

Miller diseñó un dispositivo cerrado de vidrioque incluía dos matraces, en uno de los cualesse mezclaban los cuatro gases que se considerabahabían formado la atmósfera terrestre primitiva:metano, amoníaco, hidrógeno y vapor de agua. Enese matraz de reacción, dos electrodos de tungs-teno producían intensas descargas eléctricas parasimular los aportes energéticos que los impac-tos meteoríticos, volcanes y tormentas ejercieronen nuestro planeta antes de la aparición de la vida,

hace más de 3.500 millones de años. Evidente-mente, en el experimento se excluía la partici-pación de cualquier agente o actividad biológi-ca, es decir, se realizaba en condiciones abióticas.

Para satisfacción del doctorando y sorpresa desu director, pocos días después de comenzar lasdescargas se había formado materia orgánicaque teñía de marrón las paredes internas delmatraz. Su análisis demostró que esa sustancia nocontenía una mezcla aleatoria de compuestos sinoun conjunto limitado de moléculas, entre ellasurea, algunos hidroxiácidos, y unos monómerosfundamentales para la vida: varios de los amino-ácidos que constituyen las proteínas. Diversas va-riantes experimentales permitieron a Miller mo-dificar la composición final delo que se comenzó a denomi-nar “sopa prebiótica”. Loacertado de esa metáfora, asícomo el uso de descargaseléctricas en el experimentocontribuyeron a que en pocotiempo Miller pasara a sermundialmente conocido. Enel ámbito estrictamente científico, sus trabajosconstituyeron la piedra fundacional de la quí-mica prebiótica experimental.

A ellos siguieron otros tan relevantes comoel llevado a cabo en 1961 por Joan Oró, que per-mitió sintetizar químicamente adenina –una delas bases nitrogenadas presentes en el ADN yel ARN– a partir de cianuro de hidrógeno. Pero laprincipal prueba a favor de los resultados de Mi-ller llegó al analizar la composición de un meteo-rito de tipo “condrita carbonácea” caído en sep-tiembre de 1969 cerca de Murchison, enAustralia. Se determinó que su materia orgánicacontenía, además de hidrocarburos, una colecciónde moléculas entre las cuales estaban los ami-

noácidos que Miller había logrado sintetizar.Dado que las leyes de la física y la química sonuniversales, cabía suponer que las biomoléculasmás sencillas –el primer paso del camino haciala vida– pudieron formarse fácilmente en dis-tintos lugares del cosmos en cuanto las condi-ciones fueron propicias.

Sin embargo, los experimentos de Miller hanestado cuestionados por el hecho de que unaatmósfera primitiva menos reductora que la su-puesta por Urey –en concreto, con presencia demonóxido o dióxido de carbono– disminuye no-tablemente la cantidad y el repertorio de bio-moléculas producidas. Y precisamente esa at-mósfera primitiva relativamente oxidante ha sido

considerada la más verosímildurante las últimas décadas.Sin embargo, recientementelos especialistas parecen incli-narse de nuevo por una at-mósfera reductora y por tan-to favorable a los resultados deMiller. En cualquier caso, ellegado de Miller va mucho

más lejos que sus hallazgos concretos. En efec-to, mientras que la obra de A.I. Oparin y J.B.S.Haldane en la década de 1920 había permitidocomprender que la aparición de la vida es unasunto de índole científica, fue S.L. Miller quienmostró que se trata de un problema abordable porla ciencia experimental. Tras más de cincuentaaños de intensa labor investigadora, la desapa-rición de este científico audaz y revoluciona-rio nos invita a seguir profundizando en el retoque él supo plantear: las controversias sobreel origen de la vida no han de dirimirse en losdespachos sino en los laboratorios.

CARLOS BRIONES

C I E N C I A

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El reciente fallecimiento de Stanley L.Miller, fundador de la química pre-biótica experimental, ha puesto deactualidad el primer trabajo realizadopara estudiar el origen de la vida. Car-los Briones, del Centro de Astrobiolo-gía (CSIC-INTA), analiza su legado.

El ‘experimento Miller’ cobra vidaARCHIVO

� El reto que planteó Miller

fue que las controversias so-

bre el origen de la vida no han

de dirimirse en los despachos

sino en los laboratorios

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La Pasarela Cibeles es uno de los me-jores exponentes de la actividad cul-tural de la capital de España. De gran

prestigio internacional, celebra dos edicio-nes a lo largo del año, una en febrero y otraen el mes de septiembre. Poco a poco, em-pieza a asociarse con otras artes y disciplinasculturales. Una de las últimas, la gastronomía.Por ello, en la edición del pasado mes de fe-brero, 35 de los mejores cocineros de la Co-munidad de Madrid crearon un plato inspi-rado en la colección de cada uno de losdiseñadores participantes. Una interesante ini-ciativa de Ifema y la Comunidad de Madridpor relacionar dos actividades hasta entoncesalejadas por completo.

En la Pasarela de septiembre, se han aña-dido cuatro diseñadores y cuatro cocineros.Las 39 recetas quedarán recogidas próxima-mente en un libro que llevará el título de Pa-sarela Cibeles 2007: Moda y Gastronomía y queprevisiblemente aparecerá coincidiendo conCibeles 2008 y de cuyo apartado fotográfico seocupa el cocinero y fotógrafo Sacha Hormae-chea. Cada una de ellas, se asociará con el mo-disto en el que está inspirada.

Diseñadores y cocineros Entre los diseñadores participantes, Aga-

tha Ruiz de la Prada, Amaya Arzuaga, Davi-delfín, Elio Berhanyer, Hannibal Laguna,Jesús del Pozo, Kina Fernández, Lemoniez,Lydia Delgado, Miguel Palacio, Roberto To-rretta y Victorio & Lucchino. Entre los coci-neros, Sergi Arola, Darío Barrio, Alberto Chi-cote, Quique Dacosta, Juan Pablo Felipe,Abraham García, Pedro Larumbe, AndrésMadrigal, Javier Oyarbide, Jaime Renedo,Paco Roncero, Mario Sandoval, Oscar Velascoo el propio Sacha Hormaechea.

Como dijo Esperanza Aguirre, presidentade la Comunidad de Madrid, en el acto de pre-sentación de esta última Pasarela Cibeles,“cada nueva edición es también una mani-festación de la cultura de nuestro tiempo,por lo que hemos querido unir la Pasarelacon otra manifestación cultural como es la gas-tronomía”. No olvidemos que, durante todoel año 2007, la Comunidad ejerce como “Es-cenario Internacional de la Gastronomía”, através de un buen número de actividades.Aguirre también puso énfasis en la impor-tancia de un sector que se distribuye en cer-ca de 47.000 establecimientos repartidos portoda la región y que da empleo a más de160.000 personas. En la Comunidad de Ma-drid exhiben su calidad algunos de los mejo-res restauradores de España y del mundo.

Una botella conmemorativaOtra muestra de la feliz asociación entre

moda y gastronomía está vinculada al mun-do del vino. Como muestra del apoyo del Go-bierno regional al mundo de la moda se ha

diseñado una botella conmemo-rativa de la 46 edición del certa-men, en la que se recoge, si-guiendo el orden de los desfiles,el nombre de todos los diseña-dores participantes. Pero como loimportante es el contenido, setrata en este caso de un tinto deuna calidad excelente, seleccio-nado en una cata ciega realiza-da por los expertos del ConsejoRegulador de la Denominaciónde Origen Vinos de Madrid, queatraviesa una clara fase ascen-dente. Recordemos que la regióndispone de más de 19.000 hectá-

reas de viñedo, de las que alrededor del 40 por100 se encuentran bajo el amparo de la D.O.,que se distribuyen en un total de 43 bode-gas y 54 municipios de la región, radicadosen las zonas de Arganda, Navalcarnero y SanMartín de Valdeiglesias.

Creadores en la moda y en la cocinaEs fácil establecer una asociación entre

diseñadores y cocineros, desde que estos úl-timos han incorporado su firma a las recetascomo los primeros llevan haciendo desdehace mucho tiempo. Ambos colectivos de cre-adores (entre quienes proliferan personalida-des rabiosamente atrevidas y originales) estáncondenados a entenderse. En la Pasarela Ci-beles, que dirige admirablemente Cuca So-lana, también lo han comprendido así y hanpuesto en marcha una iniciativa con el im-pulso de IFEMA y de la Comunidad de Ma-drid, que ha comenzado incluso a ser copiadaen otros lugares.

FERNÁN GONZÁLEZ

Moda y gastronomíaRecetas en la Pasarela Cibeles

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L A Ú L T I M A P A L A B R A

PREGUNTA: Quienes le cono-cen bien resaltan su amabi-lidad y su bondad, ¿por quéal tomar la pluma para escri-bir no perdona ni a Dios?R: Dios no existe y si existeno sirve para un carajo. Na-da le debo a esa entelequia.P: ¿Qué hubiera pasado sipublica La puta de Babiloniasobre el Islam?R: También es sobre elIslam. ¿Se te pasaron poralto la cantidad de páginasque le dediqué al bellacode Mahoma, uno de losseres más viles que haparido la humanidad?P: Dice que tenía unacuenta pendiente con laIglesia desde la infancia.¿Qué le hizo?R: Tratar de hundirme en suinfamia y sus tinieblas. Perono lo logró. De muchachitome libré de esa ramera. P: ¿No pierde la razón contanto insulto?R: Yo no. Se la hago perder alprójimo. Saco a países ente-ros de quicio.P: Acusa a Juan Pablo II deser el Papa más dañino porhaber fomentado la natali-dad: ¿cree que en China o laIndia, por ejemplo, estabanmuy atentos a sus palabras?R: Durante el pontificado deesta alimaña la poblaciónmundial aumentó en 2.200millones. Nadie como élfue tan responsable de esteaumento. A tres años de sumuerte ya estamos viendolos efectos de su prédicairresponsable: los polos sí seestán derritiendo y el plane-ta sí se está calentando, esono es cuento. Este planetano puede con 6500 millones

de Homos sapiens comiéndo-se a los animales y excre-tando. Hemos convertidolos ríos en cloacas y el maren un desaguadero de cloa-cas. Estamos a un paso delfinal, de acabar nuestra mí-sera historia entre la mierda.P: En alguna ocasión perroscallejeros fueron el públicoselecto de alguna de susconferencias... ¿son más to-lerantes que los humanos? R: A mí los que me quieren(varias decenas de miles)me toleran todo. En cuantoa los perros, los haybuenos y los hay malos.La mayoría son buenos.En cambio la mayoríade la gente es malay si hay un hom-bre bueno espor excepción.P: Hace añosrenunció a lanacionalidadcolombiana, viveen México desde hacemás de 30 años, y tieneya la mexicana, pero ¿nosiente nostalgia?R: No siento nostalgia denada ni añoro nada. O talvez sí, el silencio en quetranscurrió mi niñez, sinmúsica rock o disco o heavymetal o como se llame estaporquería que les debemos

a los gringos, el smog delalma. P: ¿Y que no le perdona? R: ¿A Colombia, quieresdecir? Esto: que me hayaobligado a irme siendo unmuchacho y dejando allá ami abuela, Raquel Pizano, aquien sigo queriendo porsobre la muerte misma deaquí hasta el último confínde la última galaxia.P: ¿Y a García Márquez?Porque el Nobel tampocoha escapado de sus críticas...

R: Nada de críticas. A mí metiene sin cuidado ese tipo.No me importa. No meinteresa. Y no sé si viva.P: ¿Y qué tres razones daríapara leerle a usted?R: Que aquí o allá, perdidasen un maremágnum de pági-nas, hay unas cuantas que lepueden provocar al lectoruna eyaculación inolvida-ble. Y eso es lo máximo. Allado de esto sobran las otrasdos razones. P ¿Por qué cree que la len-gua española es “un adefe-

sio, un inmenso desastreanglizado”?

R: No es que crea: es que es. En eso

terminó. ¡Pero niquién se dé

cuenta! Don Fer-nando Lázaro

Carreter, mi tocayo,que lo sabía, ya

murió.P: ¿Qué autores(españoles, latinoame-ricanos, ingleses,franceses...) le interesan?

R: Ninguno. P: ¿Tampoco hay algún

poeta que le emocione?R: Tampoco, pero sí variosmúsicos, de los que te hagouna cuenta apurada: Pergo-lesi, Gluck, Mozart,Haydn, Schubert, Beetho-

ven, Wagner, Mahler,Debussy, Richard Strauss,Sibelius. Pero por sobretodos ellos José AlfredoJiménez, el sol de México,que es el que me llega máshondo al alma.P: Tampoco le gusta el cine,aunque estudió en los estu-dios Cinecitta de Roma:¿también ha perdido esa fe?R: La literatura al lado de lamúsica es muy poca cosa yel cine al lado de la literatu-ra lo mismo. El cine es unembeleco del siglo XX queestá durando más de lacuenta, y con el que perdívarios años, pero qué impor-ta, la vida es para eso, paraperderla uno en tanto nosllega la hora y nos ponenpunto final a la novela losgusanos.P: ¿En qué etapa está sulibro sobre la vejez?R: ¡Cuál vejez! Por el contra-rio. En lo que ando ahora esen un libro pornográfico.Voy a probarle a Raimundoy todo el mundo y a los re-milgados del Vaticano y alcura-papa que la pornogra-fía es un arte, y un arte ma-yor, y que de ella puede sa-lir la más espléndida reno-novación de la literatura. P: ¿Un perro o un lector?R: Depende del perro y dellector. Por mis dos perrassiento un amor muy grandee igual por mis lectores aun-que de éstos no me hagomuchas ilusiones: hoy meleen a mí y mañana a otro.El lector es cambiante, vo-luble, pasajero... El lector esuna puta.

NURIA AZANCOT

FF EE RR NN AA NN DD OO VV AA LL LL EE JJ OO

“El lector es una puta. Es voluble, pasajero...”Si esta entrevista fuese una película, tendría más rombos que un jersey. Noes apta para todos los públicos, porque su protagonista, Fernando Vallejo(Medellín, 1942), es un provocador nato que acaba de publicar La putade Babilonia (Seix Barral), diatriba feroz contra la Iglesia. Adora a los ani-males y odia a Juan Pablo II, al resto de escritores, el cine, Colombia... Me-nos mal que el autor de La Virgen de los sicarios y del Desembarrancaderoasegura que “recuerdo que paso al papel, recuerdo que borro”, que si no...

E L C U L T U R A L 1 5 - 1 1 - 2 0 0 7 P Á G I N A 6 6

GUSI BEJER

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