El Cojo Bueno. Rodrigo Rey Rosa

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Transcript of El Cojo Bueno. Rodrigo Rey Rosa

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    Primera parteAIFAGUARA(@)@ 1996, Rodrigo Rey-Rosa@ De esta edicin:

    1996, Santillana, S. A.Juan Bmvo, 18. 280O6 MadridTelfono (91) 322 47 OOTelefu (91) 322 47 7L

    . Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara S. A.Beazley 3860. 1437 Buenos Aires. Aguilar, Alcea, Taurus, Alfaguara S. A,Avd. Universidtd,767, Col. del Valle,Mxico, D.F. C. P.03100

    ISBN: 84-204-82 14-5Depsito legal: M. 40465-1996Diseo:Proyro de Enric Satu

    O Cubiema:Cbasure (1994), Miquel Barcel.Por cortesa de Galerie Birhofberge, Zurich.

    PRIMER EDICIN: SEPTIEMBRE I996SEGIJNDA EDICI: NOVITUSNT I996

    Todos los derho reryados.Esra publicacio no puede *rreproducida, ni en todo ni en pane,ni regisrmda en o tmmicida por,uo sisteru de rupemcinde ioformacio, eo ninguu forruni por ningn mcdio, e moico,fotoqumico, electrnico, magncico,electroprico, pgr fotaopia,o culquier otro, sin el permirc previopor riro de la editorial.

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    I.

    La Coneja lehabavisto alejarse en elauto por la v.entanita del vestbulo, rindosepara sus adentros. ..No es tan hombrecitorr,pensaba. 1, .., su lugar, no hubiera dudadoen darle unbalazo, o un golpe en Ia nuca conaquel bastn. Probablemente tuvo ia inten-cin de hacerlo, pero se he.ba rujado.

    Despus de apartarse de la ventana fuea servirse una copa de whisky al minibar, queestaba en un rincn de la sala, y regres a sen-tarse en su sof. Y si Juan Luis haba venidosolamente a confirmarse en sus sospechas, paraluego mandar asesinado?

    "Tendr que esconderme otna vez>> )pens con cansancio, y por su conciencia co-menzaron a cotrer recuerdos del tiempo delsecuestro. Se senta..S,gJpgblg, pero slo enparte. No habi ..r.".io aI aftrmar que laidea haba sido del Horrible. La idea no Iehabaparecido mala,en principio. Su contri-bucin ms importante haba sido contactara Carlomagno y al Sefard, a ios que habaconocido por casualidad, a ste en una fiesta

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    de bodas, en una cantina de mala muerte aaquI"

    Se haba dejado arra-srraf, a la desastrosaavenrura por imprudencia juvenil, y si la hisroria

    . del golpe en el cerebro era rnvencin suya, era

    ,cierco que el tiempo lo haba rransforLado.Despus de codo, t-bacenido rn po.o ;;;;;_te. Su mujer, aunque no era ninguna belleza, erarealmente buena, y sus hijos ne haban propor-cionado muchas alegras,le haban devuelio elamor a sus padresy alarespetabilidad.

    Si Juan Luis se hubiera atrevido a ma_tarle, pens la Coneja con amargura,por Io me_nos le hubiera evitado lazozobraque senra alpensar que sus padres, o sus hijos, podan en_rerarse algn da de aquella histor. Si por lomenos se hubiera enriquecido... pero eia to_dava ms pobre que sus pudres, y sa era sumayor afliccin.

    Haba estado dispuesto a dejarse ase_sinaq ahora se daba.,.r..riu.J*., Luis haba si_do incapaz de hacello, y Ii Conejacompren_di que no haba sido por bondad, sino plr unprofundo desprecio. lTodava podra man_dar matarme

    -se repiti , s.riis-o__. No

    me debo descuidarr. Fue a la cocina adejar lacopa vaca en el lavaplatos y le dijo a la sir_vienta:

    -4hi yoo sa li tenarnit.

    -lJs -ssp6ndi ella sin alzar los ojos

    de la tabla de cortar, donde estaba destazandouna gallina.

    La Cooeia sali de su casa y se fue an-dando hasta el centro dei pueblo, pata usaruno de los telfonos pblicos del portal dela municipalidad. Marc el prefijo de Cobny el nmero de una cantina que estaba enla salida a Carch y que perteneca a Cailo-magno.

    -Vos, hombre!

    -exclam [a voz de{5s-. Qu sorpresa orte. Algo malo debede estar pasando para que me llams

    -se ri.

    -Adivin quin vino a verme hoY.

    -El Sefard --dijo inmediatamenteCarlomagrlo, y la Coneja percibi el sobresal-to en su voz.

    -{erca --di jo la Coneja-.J*. Luis._Luna?

    -Clafo que Luna.

    -Y? Qu quera?

    -pus5 no s. Yo quera preguntarte si

    no ha ido a verte a vos.

    -No. Yo ni sabaque andaba pof aqu.

    No que viva en frica?-I{ace tiempo que regres.-Y cmo d,io con

    vos?

    -Por mi vieja.-No

    la tenas advertida?

    4

  • -S, ms o menos. pero ya no muy ieatina,la pobre. Mi, yo creo que aqul esctramando algo. Se rre hace que quiere ajustarcuenras, despus de tanto tiempo. Con lo delpie...

    -No se le iba a olvidar. pero qu va_mos a hacer?-[5 avispas. y comunicados. yo voyaaveriguar con ios amigos de la capi si no hay

    alguna orden de captura a nuesrro nombre o al_gn contrato,yasabs.

    -Pues manteneme al tanto.-Y vos a m rambin. eue no nos aga_rren dormidos, es lo principal.-Y aparte de eso, qu tal por Salcaj?-Bien, gracias. ypor Cobn?-Pasnd

    ola. Mk, acabade entrar donChusito y me est pidiendo una cerveza.

    -Te dejo, pues, ingraro.-Adis, Coneja. Gracias por llamar.Era curioso, pensaba la Coneja mien_

    tras caminaba del portal haciala canti.na alavuelta de la plaza, que las relaciones con losotros fueran as: una serie de hilos cortados yreanudados en desorden, aI azar. Cariomagno.Juan Luis. El maldiro Sefard. A ste s que legustara marado, aunque ya no hubiese nin_gn dinero que recobrar. pens fugazmenteen sus hijos. Hubiera querido darles una bue_

    ffirf-C;fCqall-Ga*"rl^c,T:Gf-l^7rlGa^tt^#lt^C1a'^ep+^"l-cliaC-j-C-l+d+eC+eC-ia+"cl+'lr&]+.lFCFC+..+tsc;2dFal"Pclp

    na educacin; haberse mudado alaciudad deMxico,pore jemplo,g,.aBgeq-gsAi.,"io--olo haba sodo, en lugar de Salcif

    Enti en la canrina, fue al m'strador ypidi una cerveza fra. Se la bebi de pie allmismo, pag y fue de regreso hasta el portalpar:a hacer otra llamada, esra vez al despachode un abogado, enlazonacuarro de la capital.

    -Psds, cmo te va?-Ah, Coneja. Qu, otra.vez en pro-blemas?--Pues s, fijare vos.-Q,r es ahora.-Te acords del cliente aquel, paraqu nombrar el nombre, de hace como once

    aos.

    -No! Qu con 17-Vino a verme, aqu aSalcaj.-Y qu quera._Hablar.

    -De qu.-De todo aquello que pas.-Y vos lo complaciste._Pues s.

    -Pero qu muia sos, hombre. De dn-

    de me ests llamando?

    -De Salcaj.-No de tu casa, espero.-No. Del portal.

    L

  • L4

    tr.|*u' liI ttP-

    *"t; cules putas te has cogido en las Flores. El da

    * 1; que decida quitarse las ganas, puede hacerio.G I I Supongo que le han falcado pruebas conclu-LjD rtj: yentes parahacer lo que quisiera. Pero si vos. t; le contaste al hijo que...G L'

    -S -reconoct Ia Coneja-, fui unaC f mula. Pero l ya lo saba.LJ"C l- -Pods

    estar seguro de que todos losCP telfonos pblicos de Salcaj estn picados.c" ? Te has dado por la boca, Conejita hueco.a" l")

    -No, en serio, vos cerote. Y ahora,a"'r* qu voy ahacer?6't") El abogado se ri.a ,,'S

    -Defenderte, amigo, defenderte.

    -""

    la Bebieron de sus cervezas.C. t'lA

    -Escondete algn tiempo

    -ls s6-"P sej despus el abogado-. Pero desde ya.c^ P LaConeja mir su maletn, :" :l q.". ":e t- ij? rena ms qure dos mudadas, y se sinti depri-v l- I'i? mido al pensar que no podra volver acasapor(- r l"ct,'p+2 algn tiempo. No se dejaaagaffa\a estas al-

    12 turas I-as leyes habancambiado. Hoy podanQtte-

    t-l? [usiiarlo por lo que haba hecho ms de diezQrl"--! 2 aos atrs. Esto le parccainjusto. Tendra quet t L, alertar a Carlomagno; no le convena que caye-c I t7 ra.Ibaa llamarlo al salir del bar, pens.. i 2

    -Tens dinero pu.u fr.r.ionar2

    -le. | 7 pregunt.lubogudo..l ? '

    -nio.ll pe-ll l"-lt F

    El abogado colg, o se cort la comu_nicacin, la Coneja no estaba seguro. Llamde nuevo.

    -No estoy para bromas, seor --elabogado volvi a colgar.-

    Aq.rel lunes Ia Coneja, con el pretextode visirar a su madr e,viaj ala capitat. fetefo_ne al abogado desde la terminal de los rrans_porres Galgos, y se dieron cita en un bar delpasaje Rubio, cerca del palacio Nacional.

    El abogado Io aguardaba sentado aunamesitaparados al ladode lapuerta, bajo unava_ilia de luz nen. Su piel ra grasie:nta y p_lida, rena ojos de pescado, y .,.r, bigotes raiosle daban un aire de pcaro que parec a cal_culado.

    -Hola, genio __dijo..

    laConejadej su maletn de viaje en elsuelo y se sent, con una sonisa de culpable.

    -Qu?El abogado habl envozbaia:-Cuntas veces te habr dicho quedon Luna no se iba adormir nunca, Conejita.

    Hasra La fecha, hay constanremenre viajes deagenres especiales a Salcaj y a Cobn Vo, yCariomagno esrn ms controlados que yo. Elviejo no se cansa de pagaraunque r.,oo po,el gusto de comprobar que lu g.nt. cambiamuy poco sus hbitos. Te apuesto a que sabe

  • -Pues s que ests jodido.-prestame unos lenes, tigre.-Unos lenes es jusro __dijo el tigre_.Pero ya sabs, con inrers.-Gracias.-Pas ms rardeciro por mi oficina.Yojo al guila*-dej un biilete de cinco quer-

    zales aI lado dey se despidi.

    su cerveza vaca' se puso de pie

    La Coneja sali del pasaje Rubio a lanovena calle con su maletn al hombro y unamano en el bolsillo, donde rena dos monedasde veinticinco centavos. Cruz la calle y fuehasta un telfono pblico que estaba u lu p,l.rt,de una panadera

    -Carloma.gno] Mir,parece que haypeligro. La a est enfer ma y^es cont^gioso.Hay que llevarla al doctor. kayt

    -Okay.-Unas vacaciones, entonces, desde ya.-Vacaciones?-S. Va-ca-cio_nes.Despus llam a su casa en Salcaj.-Hola, cuchi. Te tengo malas noticias.-Qu pas?--Mam no esr bien. Voy a quedarmeaqurrnos das paru ayudaila.., io que pueda.

    El telfono esr descompuesro, para ms fasti-diar. Yes posible qrr. u.ri., de irpara alltenga

    que hacer un viajecito a Cobn. Hay unas rie_rras en venra y hoy habl con un posible com_prador. Quisiera llevarme la comisin.

    -OjaI, mi amor.-Yo te llamo, entonces. Besos a losnios.F.l abogado exageraba, pensaba la Co_

    neja, sentado en primera fila en el pullrnanMonjablanca que avanzabaruidosamenre porla noche hacia el Rancho, donde se desviarapara seguir por la sierra a Salam y a Cobn.Le hubiera dado riempo de volver a Salcajpor sus cosas panhacet este viaje como lagen_te, se deca a s mismo, con fro, mientras mirabafijamente el rea de luz que la Monjablancaarrojabasobre el camino

    Cuando se ape en la plaza central deCobn era casi medianoche. Se fue diecra-mente por la calle Empinada que bajab ahaciael Hostal de los Acua, donde los sirvienres loconocan del tiempo en que, todava convale-ciente de la explosin que les habacostadola vida al Horribl e y alT"pir, habavenido a vi-sitar a Cadomag.ro. rt., que por una raralealtad haba enviado un emisario alaConejacuando supo que se enconrraba con vida en elhospital, le haba dado un quinto de su parredel rescate.

    "Despus de todo -se

    haba i.hoa s mismo la Coneja, que rampoco compren-

  • da por qu el Sefard le haba dado su parreaCadomagno- yo lo conecr. l{saplado

    .

    un mes en Cobn , y Lleg a pensar en quedar_

    se a vivir all, en pame porque la cicatrizque lecruzaba la sien le causaba vergenza. pero ha_ba conocido a su esposa, que era propietaria dedos casas y un depgsito Je g.u.rt, in Saicaj,y eso babacambiado su suerre.

    Eftan-un joven kekchque un ao eraevanglico y al siguiente volva a ser catlico_le instal en el cuamo nmero uno, dond ehabauna carna doble en lugar de literas.

    --lNo hay turismo, no hay turismo-deca-. Fface-un ao hoy exactunenre quelincharon a aquella gringa en San Cristbal,y lo estn festejando

    -se ri.

    - Todava sirven desayunos ?-Claro que s.-Mandame uno a las ocho, por favor.-Se Io va atraer la Luvia.-Todava estaqu?-Tbdava

    -se puso serio, luego se

    sonri"

    . -Me alegro __dijo la Coneja, y se senren la cama.

    art'Iaf(f de lo que era. Le habasentado bien alejarse de(f b familia, aunque fuera slo unos das. El en_-F jambre de recuerdos que la visita deJuan Luis* habaalborotado re haba devuerto aiu estadoC-p mental de haca once aos. Se incorpor en la*

    camaparaalcanzar el maletn que estaba en,+ el suelo y sacar una bolsita de pltstico, dondeL+. guardabamariguana,luego tom de su billete_W ra un papel de enrollar. Separ con paciencia lasL+ ramitas y las semillas, como un conoce dor,y fa_L+ bric un cigarriilo. Se puso de pie y entreatriL-b la ventana para tirar 1as semillas y las ramas y\,L expulsar el humo aLa parte trasera del jardn.L), Defenderse, habadicho el abogado;erail; lo nicoquepodahacer. IJnaamarg,irrd" tu_tr lento frustrado le destilaba por la garganra, mien_

    tras la marigua.na fumada le baca soar des_pierto con proyecros que no haba llevado a

    f],f cabo. Bah!, exclam alapagarla colillaT ,,)1 \\ lu@Lr. /' , L^LraIllL, dL d,PASAf fa COff Ua queI - li, empezabaaquemade los dedos. Ladesmenuzf ,} y h tir_por la ventan a.Lavida eru as.g - Qu suerte la de Luna. Haba estadoI A muemo, prcticamente, pero ahor aviva,y no f slo tena dinero paratiriry una hermosa mu_+, ? jer, sino que era escritor y podadarse los airesF t :l',::1:t:ra de ':p:'i::i9ad. cunto despre-

    --1

    -Buenas noches, seor _Efran retro_cedi un paso al corredo r parucerrar la puerta.LaConejase acost vesrido en la cama,

    y por un momenro se sinti mucho mrs joven

    g l- y.qr yursrcrr (rs Lrpcrtorlqao. Luanto despre_b

    "

    cio haba emanado de l durante los pocos mi_i

    "

    nuros que dur su visita! pero lo que ms heraL. p ahora el amor propio de la Coneja era recor_,"

    ?,?

  • dar la admiracin que haba sentido porJuanLuis cuando le preguntabaacercade los deta-lles del secuestro con tanta serenidad , era te-cordar que le habaparecido una persona ver-daderamente sabia.

    ..No mandar asesinarnos -y en su carase form una sonrisa retorcida-, ahora basta

    con que mande arfestarnos>>.En la capital, despus de llamar a Sal-

    ca),la Coneja haba ido en taxi a la casa desu madre, que quedaba en Ciudad Vieja. Te-na llave de la puerta del jardn, de modo queentr sin llamar. Como era medioda, no esta-ba el jardinero, y la Coneja aprovech el mo-mento para hacer lo que habavenido ahacer.Entr en el garuje, donde estaba la cajita deitelfono, levant la tapa de hierro y meti lamano para desconectar uno de los cables. Lue-go dio la vuelta ala casa y entr por la puertaprincipal, llamando:

    -Hola, mam! Dnde ests?Ia.ancianasali de la cocina con una son-risa radiante y los anteojos empaados con vapor.

    -Mijo, qu sorpresa.La Coneja le puso las manos en loshombros y le bes la frente.

    -Cmo ests? Y pap?

    -Ya sabes, ms o menos. Est en ca-ma, ot ra v ez. La depresin.

    wlt-wc# _21tt-?* -Oh.# -Qu te rrae ahonpor aqu?C;? -Negocios.

    Voya tenerque ir aCob.Gr'. Estn vendiendo una finquira y rengo un clienree-'r-. inreresado en comprar tierra por all. Me han-,t ofrecido comisin.*1,

    -Qu me alegro, mijo. Cmo estn las*| cosas, verdad. Todo carsimo. Hasta dnde se!".f"r puede aguantar? Me preocupo mucho por us-Ir l,: tedes. Por los nios, sobre todo.I *

    -No te preocupes, mam. Iremos sa-:t | -, liendo poco a poco. Podramos esrar peor.?' -..,1][ I -,

    -Lstima que no me trajiste a los pa-?f l rojos. Yo hubiera iodido cuidarlos miencras?f l t ibas a Cobn. Ya no vanaacordarse de m.ft I Deben de haber crecido ranro que quin sabeW si los reconozco.tr

    -Claro que se acuerdan de ti. pero es

    tr cierro, crecen a toda velocidad. La prximaCfT^ vez te los traigo.cif La ancian a mir6 su reioj de pulsera ye-i2 comenz acaminarhaciala cocina.Cl"-i-a

    -Yaestn listos los fideos

    ---dijo-.q-fa Comes conmigo?e:!2c]5!i: I-a. cama doble del Hosral de los Acuad_l"a estaba vencida, as que l tuvo que cambiar4_f., de posicin varias veces anres de encontrarse4.i"..1 2c',

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    22 21cmodo y finalmente quedarse dormido. A lasocho, cuando Luvia lLama la puerta con el de_sayuno, ya estaba baado y vestido, pero sinhambre, por los nervios, y lisao para salir.

    -Buenos das, don Armando _le dijoLuvia, tan sonriente como siempre. Tena muypocas canas y su piel eraa(tn la de una joven_.Hasra cundo oayezpor aqu.

    -Qr.r tal, Luvia. Me alegra veme.-Va a quedarse unos das?-No, me temo que no" Vamos a hacerun viajecito con Carlomag no, para ver unas

    tierras por Yalpemech.

    -Usted siempre de arriba paru abajo,verdad? Aqu le dejo esto..

    La Coneja bebi deprisa el jugo de na_ranja, se comi medio *11... remojado encaf.

    Cuando la Coneja lleg a la cantina, unnio de unos diez aos que estaba detrrs delmostrador desapareci corriendo por la puer-ta del patio, llamando: nPap, pap!. La mu-jer de Carlomagno, que era prima de Luvia,sali de uno de los cuartos del otro lado delpatio y fue hasta la cantina.

    -Psele, don Armando.LaConejasigui a la mujer a un cuar_tito oscuro, donde esraba Carlomagno senra_do al filo de un carre, con un costal de viajelieno a sus pies. La Conejafue a estrecharle lamano y puso su maletn en el suelo al lado delcostal. Cadomagno dijo:

    -Uno de rnis patojos acaba de venircon Ia noticia de que los judiciales... -des_cribi con un dedo una circunferencia-. A ver

    si todava nos logramos escapar..

    -Es seguro?Pero Cadomagno ya sehabapuesto depie y rccogael costal.

    -Mons --dijo.A qu pregunrar adnde, se dijo a smismo la Coneja, y recogi su maletn paruseguir al indio Carlomagno. Dos nios ms,que al parecer lo estaban esperando en el ves_tbulo para salir a Ia calle, corrieron para po_nerse delante de su padre.

    P arccanmrs alegres que atemorizados.

    De la recepcin lleg Lavozde la seoraAcua, q.re rcubaba de ilJgaral hostal. I Co_l.iu, que no quera perdr riempo saludn_dola, agrnrd un momenro a que pasar a a Lacocina, como era su costumbr rrpurusalir de sucuamo al corredor. Le dio el dinero de la nocheaJulin, el hermano menor de Luvia, que es_taba de rurno en Ia recepcin, y sali aIa callecon su maletn. S. g: a paso rpido por la par_te baja de la ciudad huiiulu rujidu . Crr.h,donde Cailomagno tena su cantina.

  • En fila india, Ios nios primero, luegoCarlomagno y la Coneja, se fueron por la urrru.Los nios salieron corriendo y en ia esquina sedetuviero, paramirar a derecha e izquierda, yse volvieronparahacer seas de seguir adelantea los mayores. As se fueron calle por calle hastael puentecito de Chamelco, donde ios estabaaguardando un viejo Ind-Rover conducido porSean Acua, el hijo de los dueos del hosial.

    -Pquenle, much -les dijo Sean-.Hay polacos por rodas parres.

    Cadomagno y la Coneja se subieron aijeep. Los nios se quedaron saludando con lamano al padre y desaparecieron cuando Seandobl para cruzar el puente.

    -Cabroncitos tus patojos -dijo laConeja.Sean se i.

    -Es verdad, son muy cabrones.Carlomagno iba serio, con los ojos fijosen el camino. Sean le explic a la Coneja quehaba reido con sus pudr., algunos mesesatrsy que ya no trabajaba en el hostal. Ahorase manrena llevando turistas a sitios remotosen sus jeeps. Tenaotro l-and-Rorer con su cho_fer y dos ayudantes.

    -No me puedo quejar. Me gustan es_tos caminos, y aunque los ruristas al final sonun dolor de huevos, la gente de las aldeas a ias

    que los llevo suele ser buena y, como les doynegocio, no me malquieren. No pido ms.

    Un poco despus, la Cone)a le dijo aSean:

    -Y a rodo esto, rigre, adnde nosIlevs?-A Sebol, por de pronto.-Qu bien. Es bonito Sebol.La Coneja se relaj. Su cuerpo, enrre

    los otros dos, iba en total abandono, y su es-pritu se vio libre de inquierud, mienrras susojos perciban el paisaje de montes redondos,como de acuarela china, cubiertos de musgoy niebla, y el Land-Rover daba botes por el an-gosto camino. De cuando en cuando, tenanque detenerse y hacerse a un lado, conrra el pa-redn o al borde de un precipicio , para dejarpasar otro vehcuio.

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    8g

    -Bastante _dijo ella_. Vamos yapa_

    ra tres aos.

    .

    A Juan Luis Ie temllaban ligeramentelas manos y las piernas. Era 1.

    -pero dentro de poco nos vamos-agreg Ana Luca

    -Vuelven a su pas?-Usted ha esrado en Guaremala _ledijo Bowles al propietario_, roi-S, hace muchos aos.-Cuntos aos? _le preguntJuanLuis.--Ocho o nueve. A ver. Bueno, casi diez

    -La,car a pIiday bri ilosa del prof i e rari o s ufri una leve rransform acin, quira, ucausa de losrecuerdos-. Flermoso pas __clijo despus__.Pero demasiado violento _sus o;o, p.qr"no,

    miaron ms allde la mesa, ul rincnde ter_ciopelo rojo donde estaba upoyuao.l bastn deJuan Luis. Una ar.ruqavertical y muy profundase dibuj en medio J. rrr..;^.

    -Por qu lo dice? _-le pregunrJuanLuis..

    -eue por qu? _se ri apenas elpropietarie--. Homb, por rodo _mir a Bow_

    -Pues bienr.enid os a Tnger _dijo:^r:.l.l".rendo una ieve ,.u"..n.iu, , -,.JilIILT::.:,, Ana Luca_. u,l; ;#;;llegaron?

    les-. Bonito bastn se. Es suyo, monsieurBowles?

    -Es f6 -ierrumpiJuan Luis conun temblor apenas perceptible en la voz.-MLry bonito -repiti el propieta-rio, y sigui admirndolo un instante. Des-

    pus de un momento de silencio, dijo-: Lesdejo com.r. A plus tard.

    "Th.l vez no es l -reflexion Juan

    Luismientras lo vea alejarse y desaparecer rras lapuerta batiente de la 6e6i-; espero que nosea 1". Se concentr en serrar los lrimos pe-dazos de su entrecor.

    Al terminar de comer, Bowles se pusotaciturno, y Analuca se dio cuenra de que ha-ca un gran esfuerzo por mantenerse despierto.

    -Pedirnos la cuenta?

    -dijo._4ui ___

  • :F:5t

    91,

    u

    Ana Luca y Juanluis volvieron a Gua_temalailenos de entusiasmo, .rdr,..aro con unsueo distinro. EIla queru

    .,..rrr. estudios deantropolo gaenla Universidad Francisco Ma_rroqun y romar clases pamiculares de una delas lenguas mayas, posiLlemenre mam o kek_ch.I,hacerse cargode un pequeo cine_tea_rro que perreneca a supadre y qr. acababa decaer en desuso porque .i un,ij.r arrendatario,

    un empresario de espectculos, se haba a..ir-rado en quiebra.Se establ

    ru,o nuil;;, ;HriuH: .:i::1;:i,:;vida nueva. Eicambio d.prf, ;, senr bien;;:::

    Ies era ai mismo ,i.;;; n,,..,,o y fami_Experimenraron una especie de renaci_miento de su vida sexu"l,

    .;;;;;e porque lno volva a casa hasta q.rprel J, ,rrr^, ,uuen el rearro a eso de m.edia;;;."ando ella,agotada por los estudios, do.*fu profunda_menre, de modo que haca" .t

    "-o, soramen-te a la hora de ia siesta.

    ,ta,':a,., 2a>j2e,t',-it ,t,r-"^rA?,,tat^,t',t,e',e,e,Cacte-,?,r,r,?..

    'a'!.-*' lD

    .-l {

    xv. PeroJuan Luis cambi por algn tiem*po el hbito del kif por el del alcohol ---{onse-guir mari guana aqu era a veces una acrividadarriesgada- y enseguida los resulrados se hi-cieron notar. A menudo, antes de volver acasa,visitaba cantinas de mala muerre, o alguna deIas casas de prostitucin que prolife ruban en lacapital a pesar del supuesro temor al sida. Alprincipio, no iba ms que a tomar una copa ya observar; despus, con Iavaga idea de usarese marco tancatacterstico de Guatemalapa-ra ambientar aLgnrelato. Lo cierto es que, unanoche que bebi demasiado, termin acostn-dose con una hermosa prosritura belic ea; y laexperiencia no le disgust del todo.

    A partir de aquella noche, cada vez quebeba unas copas de ms, le costaba resisrirsea visitar una de aquellas csas. No siempre queiba consumaba el acto, pero si encontraba unamujer especialmente arractiva... Adems, ex-periment un ensanchamiento de sus gustos,y lleg a ser capaz de encontrar aun en mujeresclaramente feas algn rzsgo, ulgrlr, asl>ecto atrac-tivo. No era que quisiera menos a su mujer.Cuando se acostaba con ella, invariablementese deca que esto era lo autntico ,lanicaciasede sexo que le gustaba, y sabaque lo orfo eraalgo momenrneo, un mal hbito que tendraque abandonar.

  • 92

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    Una noch mrr rr,._l _--

    iliH# i":,!:,,T :r i:il:,; j :ffi:.1; de las de 1. OlaaChanel N.., de imitaciny tenacolgantes y collar de perlas de fanrasa. Sumano con uas piateadas le toc las cosrillas.

    -Q.r rico ests, amorciro. eu de_porre hacs7l r. ri por lo bajo.-Ninguno.-Pues no re hace fakasi as de bien remantens

    -sigui tocndolo un raro_. Mi_r-c6mo se re puso lavainaesa -le dijo al odo,y le puso una mano en el sexo.

    Poco despus, comenzaton a discurir elprecio. Juan Luis obruvo una pequea rebaja,y la mujer Io condujo escaleras uriib^u ,l.o .los cuartos. Se desvistieron, mirndose por en_cimade la cama.Ellaapaglaluzanres e qui_tarse el sostn, con un curioso pudor, pt-t., ,r.r,pechos eran en realidad hermosos, erecros, conlos pezones bien dibujados. Se acost con elcalzoncito puesro y l se tumb a su iado.

    -Qu te pas en el pie, mi amo?-fi1ys un accidente, hace muchos aos.Practicaron el sexo sin ms prembu_

    los, a peticin de ella. Debi de tener otro clien-te aque.tla noche, pens 1, porque ya estabamuy mojada y ola a jabo.

    Al termina4 eILa se levant de la camaysali al corredor paraftal cuamo de bao. Volviun momento despus, para decirle aJuan Luis

    93

    # Ti *,;f :; h;'#:i: ilr.T lx ffi:;",.il ;- .ffiT:,'.l, :j :?::.i::f ;X:h"';";;;;:""::l at da'siguiente Paru ir aral-ril^";"tta en el barrio a.t rr.rqri-cerca del Trbor.

    tu d" Ias Flores, que quedab,

    n.".r..1rji:""U detrs de una. hitera i nsigni _o,";; ;

    ^. ?:,."_,H:

    "";',:' i if : iiffii: ;.jJ"r'*:a' ra--"1;;?iro*n de hie-rarse de que,i,ti'**"#i"' pu., ;;-veinre H:ff" tr tt" londe haba unas:.:lT::iffi j::i,'iF::::ffi :::rt jdel saln. itarse en una columna a mitad

    Tres chicas Io miraban. Una de ellas, la,ffijffi{];ll' :lr" oi'.,a"' l" * b; ; ; i ;;

    =;;; vrno contonendose huc'^ il-.

    ran solo, pues? nI amor-le dijo--. no. q.,J

    -#fi#:::I""' --cliio r, v sonriaat'

    o -*r p??.:'Jil, ?,"i; ;:1#[-sus piernas desnudas il.;;;; {rlnruo a trna

    o-*-''

  • que se levantara. Juan Luis ohedeci, se pusoei pantaln y ias botas y se ech a la espala iatoalla que eila le dio anres de salir ai crredor.

    Orro hombre sala en ese momenro deuno de los cuartos de enfrente. Se adelaot aJuan Luis por el tramo de alfombra dei corre-dor que ilevaba al bao, abrila puerta, mos-trando el perfil, encendi laluz,entr y cercia puerta . Tena en la sien una cicauiz pro-funda y su nariz trajo un recuerdo violento ala mente deJuan Luis, quien dio media vueltay regres a la habitacin. Se sent en el bordede ia cama. Los ojos lo haban engaado, po-saba. Probablemenre tambin en Tnger lohaban engaado. Si as era, el hombre {.r. ..,ese momenro se duchaba en el bao no era suex compaero, el secuestrador que l suponaque haba muerro en el accidente del jeep, aquien apodaban la Coneja.

    oNo me vio. No pudo verme. Graciasa Dios.,

    -Qu pasa? -1uiso saber la prosti_tuta, que estaba terminando de vestirse.-Nada. Otro se me adelant.-Yo

    .voy abajat Me pags?Juan Luis la dej saiir, cerr la puertay peg.el odo para escuchar, con la iu.rgr.

    que se le agolpaba en La cabeza. Se oa abit_mente la msica de abajo, y Iavozde una mu_

    9>,: ''l;-"7aar.: 7(., 7c: 7-qar", Ic;ai;7c.2q.ac; 1cac-- aar' ?c:' ac'cacl

    'C,c'aa"l?7r4r-4rnt- 'lr'r-tv-!

    94

    chacha que llamaba ala mujer de Ia limpieza:.,Pascuaala! Hace faltapapel en el seis!r"

    Juan Luis entreabri la puerta y vio aPascuala aparecer al fondo del corredor con unrollo de papel higinico: eu Ie entreg a Iamuchacha que asomabala cabezapor la puer-ta del cuarto de enfrente.

    Aguard en su cuarto hasta que oy salirdel bao al otro cliente. Ix oybajar las escaleras,y entonces sali al corredor y se meti en el bao.Dej correr el agua mientras se desvesta, peroen yano: en las Flores no haba agua caliente.Con fro, y no sin compuncin, se enjabon elsexo, que se Lehabapuesto muy pequeo.

    Un sbado por la tarde, don Carios lla-m al apartamento para invitar aJuan Luis ya AnaLuca a almotzar en su casa de campo,que quedaba en SanJos Pinula a pocos kil-metros de la ca.pital. Iba l solo con Ia Caya,quien segua sirvindole, aunque ya estabaquedndose sorda y ciega. Cocinaaun cerdoadobado, uno de los platos favoritos de JuanLuis. AnaLucadijo que no podra ir, porqueestaba preparndose para los exmenes de finde curso de la universidad.

    -Si no vuelves muy tarde, tal vez po-dramos ir al cine. Me caera bien despejarme

  • Juan Luis alz iasdre a los ojos.

    acostarme, sa_

    ce;as, mir a su pa_

    un poco la cabeza antes debes? -*ie dijo aJuan Luis.

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    haba muerro en el accidenre del jeep. No eraeso lo que se supona?

    Don Carios miraba a su hijo con unaexpresin de incredulidad, y sin embargo asin-ti con Ia cabeza.

    -I.{o, se se salv, aunque result he-rido. Murieron orros dos. Barrios y..., le de-can el Horrible

    -mir a su alrededor, paraasegurarse de que esraban 5s165-. Yo le puseun cuije a ese individuo durante algn tiem-po despus de que re solraran. Parece que nocobr ni un cnrimo. Segn el invesrigador,lo del jeep no fue un accidente, fue otro miem-bro de la banda. Tuvieron algn problemainterno.

    -Qu ms averiguaste acerca de laConejaT-egn los ltimos informes que re-

    cib, hace ya msde cinco aos, estaba en Que-zaltenango. Es posible que l mismo anduvieradetrs de otro colega, uno de los que se queda-ron con el dinero.

    -Ps6es a la Coneja lo jodieron.

    -S.Bebieron de sus cervezas.-Quin re dijo que me vio en lasFlores?Don Cados se sonri con aire de supe-

    rioridad.

    -Acabo. de ver que hoy ponen TheKilling de Kubrick, en.f f,L^i.-.-Entor

    seis. rces re espero alrededor de las

    . r * i,,t::;:"x':l l"i:TjH il ff : #j [:ro donde pastaban ao, y.g,ru, andaluzas y,ms all, una colin, ."Ui.u d. pi.ro, jve_

    nes. Era un domingo q.uiero y.uroro ,,, ,nel cielo azul oscu ro hiba rOo ,r.r" que orranube casi inmvil y casi ;"^"...*f.

    . -Sabes, me alegra que vinieras solo

    -dijo el viejo-. euer.o.rr,u.te algo queme conraron hace unos das. S. eue re vieronen una casa de citas ilamada las ilor.r. H;;estado all?

    ___S. euin te Io dijo?-Se cuenra el pecado...Juan Luis bebi d. ,,, botelln de cer_vezaDorada.-Est bien -*dij:-, A propsi to,, aque no adivinas a quin'vi all? 'Don Carlos aguardaba.

    -A la Coneja, aquel ex compaero delJavie4 uno de mis secuestradores. yo crea que

  • -No voy adecrtelo.

    Un Poco ms tarde , agneg:

    -No te enojes. Pero vas a hacerme el

    favor de no seguir frecuentando esos lugares?No tienes por qu exponerte de esa manera'Ya sabes Ia clase de gente que puedes encon-trarte en sitios as. O es que tienes algn.problema con tu mujer?

    -6, no. Ninguno.-Por

    qu vas de Putas, entonces?

    -Por curiosidad.*{uriosidad. Curiosidad de Ia moron-ga

    -dijo el Padre con sarcasmo'

    A la maana siguiente Juan Luis lla-m por telfono a ia madre de la Coneja, doaAmanda Brera, cuyo nmero obtuvo de la ope-radora sin dificul tad.I-aseora tendra ochentay tantos aos y su voz eta suave y dulce' JuanLuis le cont que haba sido compaero de suhijo en el Liceo Javie4 que haba vivido mu-chos aos en el extranjero, pro que ahora ha-ba vuelto a establecerse en Guatemalay queaponerse en contacto con los viejos amigos' EllaIe cont que su hijo viva desde haca aos enSalcaj, cerca de Quezaltenango, y le dio sunmero de telfono Y su direccin'

    Por Ia tarde,JuanLuis telefone aSalcai'

    -Aqu te habla Luna

    -le dijo a laConeja.

    Un momento de silencio'-_Ah, s. ---Otro silencio-' Juan Luis

    Luna, no? Cmo me encontraste?' itrun Lt-,is vacil un momento antes de

    decir:

    -Me gustara hablar con vos' Creo

    que sabs de qu.

    -De qu?

    J,rut Luis sinti la sangre en la cabeza'Larabta,un tembior en lavozal decir:

    -No trats de hacerte la bestia' No

    tengo nada en particular contra vos -se

    ca-

    ttO,ion temot . qo. el otro cortarala comu-nicacin-. Te lo aseguro' Pero qutslera queme explicaras un par de cosas, me entends?

    La Coneja resPondi Por fin:

    -Fue una locura, sinceramente'

    culp.

    -S. Una locura'-Fue

    idea del Horrible' Pero aqul pe-rate6,ya 1o sabs.

    '-quin los mat al Horrible Y alTapir?

    -Ei Sefard.-Por

    qu?

    -Por la.Paga.-Slo Por

    la Paga?

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    _S. El muy cabrnse qued con rodo., ._,

    -yqupas con el q"fi"l.. anCar_lomagno?La Conejase sonri audiblemenre._Desapareci.

    Sabs que se debidarte aguas? 1.- ,"g.r;;;;. se cag, o teruvo lstima. Graci; D;;.;^''_Gfar .

    -S, vos. ! gu penss hacer, ahoruque me encontrastel*-No s.__No s2 _se burl la Coneja con elhumor de sier

    ganas a..o..,p}Jt; iu"eco! No te danS, la verdad. pero no c.la pena. / ' -av*u' r sr(r uo cfeo que valga

    -No tenas nada m de que hablarme?_-No, por ahora no.

    - -l

    Colgaron los dos al mismo tiempo.Juan Luis se levant a.rpr.i" de la me_sita del relfono.Senta en Ios odos el ritmo de su san_

    f-.1: D:r ideas gemelas p.."

    ""rrradictoriasaparccan alternes d e, " h ;;l;;::'Jffi:1:;,.3:;J :::,"x.[:No debo mataIo... Sacudi t^-r^Srru,comosi guisiera apartarl* . .?.i^ ir".i, era unhombre acabado. xo _...; i"";.ra man_

    charse con la sangre de alguien as. pero esta:::]:,.," t, ,h?rl sentirie cobarde. S. p.._guntaba qu deba hacer, ms alla..*tquiu,cl.as-g de prejuicio. Lleno de dudas, se puso unc.rdigan beige, recogi sus lraves del mostra-*: d.. la cocina y ."li del apartamenro paradirigirse al teatro.

    Juan Luis conduca por el carril rpidodel bulevar de los prcer.., y d,rr"nte algunosmomenros se sinti como el Juan Luis Je ha_ca muchos aos, con una sensacin de extra-eza en la que se mezclaban en parres iguaiesla alegra y el recelo. Hizo ,lto e., un sem_Fro , se qued mirando las columnas de nu_bes con varios ronos de rojo sobre los volcanesplomizos en el cielo del ararde..r. rr.e;;;;paisaje que haca pensar en la muerre violen_?, q.r. poda provenir de los hombres arma-dos que iban en el auto que se detena a sulado, o de una grieta que poda abrirse sbi-tamente con un temblor de rierra bajo suspies.

    Aquella noche ponan en el cine-rearroun docudrama salvadoreo rcalizado al finalde los aos ochenra. Don Cados habaledo elptograma dei rnes, y habaprotestado acercade esta pelcula, ci_ny*o ttulo, euin es quin en

  • t0l102la guerra y en la paz,le parecademasiado pro_vocador.

    "Alguien va a ponerles una bomtu umedia funcin

    -4eca con sembianre preo_cupado-. Yo s cmo son las cosas en estepas." Pero Juan Luis haba decidido no dis_cutir, y seguir adelante con el programa.

    Solamente cinco p.rro.r* acudieron esanoche a la sesin de las siete"

    -eis a la de las cuatro, f r aseguroque a la de las nueve no vendr .r"di. jecaBlanca Nieto, una amiga espaola recin lle_gadaa Guaremala, quien se haba convemidoen colaboradora deJuan Luis. Adems de serpublicista y operudora del rearro, hacaa ve-ces de taquillera_. Chico, qu duro es esrepas. He mandado anuncios a todos los peri_dicos. 56Io La Nacin lopublic, y eso porqueme he hecho ntimadel tirector.'

    Blanca haba apagado losres. Juan Luis le ayud i baar depor ios altos escalones, porqt.. a.uqueita.

    -Aguanremos hasta fin de ao, y si

    esto no da bola, hacemos lo que sea. IJn caba-ret, un puticlub, cualquier cosa.

    -S, chico. Thmbin eso es cuitura.Juan Luis tena ganas de conversar. Lahistoria de la Coneja estaba prohibida para AnaLoca, porque l no se atreva a contarie susvisitas furdvas alos burdeles. Con Blanca, pensen ese momento, todo sera ms fcily natural.

    -Qu planes tienes? -le dijo-.Acompame al Establo a comer algo.

    -No rengo hambre. Te acompa,o abeber.Como era martes, haba poca genre en

    el bar. Se sentaronalabarruyJuan Luis pidiuo goulasb. Blanca tamborileaba con sus de-dos de nia en Ia barua con forro de cobre,jugaba con las sombras de sus manos y la LuzrefTe)ada. La msica rock de hacados dcadasahogaba las conversaciones de la genre queestaba en las mesas, y si queras escuchar

    ^ qr.-,i..

    te hablaba tenas que inclinarre y poner rusodos cerca de su boca.

    -Necesito plaricar

    ---dijo Juan Luis.-Y AnaLuca? -Blanca lo mir;pa_reca sorprendi day halagada, pero en sus ojos

    tambin haba inters genuino, compasin.-Es bastante cornplicado. pero supon_go que algn da se lo contar.

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    1l,,x,,).3'.).,),.?,, 11?i;7"' ??2:'?--

    -2

    i7(- "2r-2c7c2s"aq'1rj2t,a

    At-23-?7, 2r-'?r--{

    pfoyecro-la cabinamuy pe-

    -Mira -sigui dicindole aJuan Luismientras descendan hacia el escenario-, yocreo que si Ia cosa sigue as cerramos el teatroy ponemos un puriclub

    -subi a la escena,que era muy amplia, y puso los brazos enjarrapara deci-: Si aqu hasra se podra bai_lar, eh?

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    10,-Yde qu se trata,me lopuedes decir?Blalc,a conoca pame de la hisroria del -Que no.

    -Eso fue muy noble --dijo sin sarcas-mo; baj un instanre los ojos al pie falso deJuanLuis, y agreg--: O ral vezteacobardasre.

    -No s. He pensado en todo. No squ deba hacer.-Yaya

    hisroria --dijo Blanca-. Qr..r.

    ahorat re sienras perseguido en vez de ellos.

    -Quin sabe qu sienten ellos. No pue-den saber que los he encontrado sin querer.-Y Lapolica?-No, gracias. No necesiro crearme msproblemas.-Tienes razn.Juan Luis empez a romar su goulash.

    Algunas semanas ms tarde, ruvo unpretexto para visitar Quezaltenango. Haballegado de Cuba a Guatemala, a travs delcine-teatro, una muestra de cine caribeo, yBlanca haba hecho rraros con el director delteatro Coln de Xela para intercambiar estamuestra por una de cine chiapaneco que esra-ba por llegar de San Cristbal de las Casas alteatro Coln. El nico problema era que laspelculas tenan que volver de Guatemala aCuba en valija diplomtica tres das despusde ser exhibidas en la capital, y por el conrra-

    secuesrro. AhoraJuan Luis le cont qr. hu.ums o menos un mes se haba encontraclo enun burdel con uno de sus ,..*ra.uao..r.--Y vas a menudo a esos lugares?

    -Blanca parccadecepcion"J". "

    -No. pero los bur., como ,recen tan aburridos. Esta genre... fffi"JrTalrededor-. A veces resulta ms divertido.-S, tal ve_z_. Creo que tambin debe

    1: !1:r" *o,.b:. rso te d;;;j;0,,,", algu_na enfermedad?-Ests imaginando demasiado. Si s_lovoyabeber yamirar!__por los- ojos enrra el hambre, amigo.-__De todas formas, me encontr conese ripo. Le dicen ta Coneja. Ti.n. una cica_ttiz aqu

    -_se oas el d.do fo.^lu-ri.n_ , paaidentificarlo, s que no n i."" "iriones, co_fl n{fas pensar Adems, yo to conoc denio. El otro da^Ilam,,;';;jre para queme diera su telfono. No l. ; quin era,desde luego. Me lo dio, y i" U;;.

    -Joder._-S. No'

    gunr si no ,..rnuut a creerme' perg me pre-

    como se dice uru'r.ru'us de romperle el tLIo,

    -y qu Ie contestaste?

  • 106,

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    107ro era imposible confiar el transporre de losrollos al correo ordinario o las encomiendasde autobuses. De modo queJuan Luis se ofre_ci pata ilevarlas.

    Pasara un fin de seman alargoen eue_zalteoango. Ana Luca no ira.o.r?1, poiqrr.un amigo de Nueva york estaba de visita'enGuaremala y ella haba promerido acompa_arLo a Tikal aquei fin de semana.

    De modo que ese viernes se despertaronios dos de madrugada, cuando rodavia estabaoscuro y se oan los ladridos de los perros y elcanro de los gallos. Juan Luis puso las maltasen el auto, y psaron por el hotel Conquisradora-recoger a Gregory Hill, el amigo de NuevaYorf, para seguir al aeropuemo.*Se despidie_ron frenre al contador de Tikaljets, despus deacordar que Juan Luis ira u ,..og..los a s,.,regreso de Quezaltenango ei lunes a medioda.

    Gregory --{on quien AnaLucahaba

    hecho amistad hacaya casi diez aos en NuevaYork- era homosexual, as que Juan Luis noestaba.preocupado. pero saba q,re Ana Lucalo esraba por l; ella imag inabaqueJuan Luisiraavet aaiguien en euezalt..rrgo, y supo_na que se trataba de una amanre. Sin embargo,no Ie habahecho pregunras ai resp,ecto. Cuan_do e despidieron, se limit u d..irl. mientrasIo abrazaba:

    -Prate bien, s?-S, s. T tambin.Hubiera sido ms satisfactorio conducir

    un auto mecnico por ei Altipiano camino deXelaj, pero haca ms de un ao que el piefalso deJuan Luis sufra demasiado con los cam-bios de velocidades, de modo que ahora condu-ca un automtico. Conducapido,como si enrealidad una amante estuviera esperndoloen la ciudad provinciai. Senta una curiosafeli-cidad, una felicidad fsica, a pesar de la lentiruddel automtico para rebasar otros vehculos enlas cuestas. Era la hora buena para conducircuando l: .;bapoco trnsito en la carretera. Loscamiones llevaban todava los huevitos encen-didos y del asfalto negro se levanraba un vaholechoso que te hacasentir que ibas sobre algo-dones. Con la ventanilla baja y el aire que Iealborotaba el cabello, Juan Luis se senta en-tusiasmado,y etapresa de una alegra un pocodemente. Saba que mrs que a dejar unas cintasde acetato que contenan innumerables im-genes

    -los famosos danzones, el rostro de Fi-del, enfermos consumindose en los sidatorios,negros que consumaban sacrificios a diosesafricanos- tba a Quezaitenango para encon-trarse con ia Coneja Brera.

    Los voicanes---el Ag.n, ei Fuego, el Aca-tenango, el Atitln- podan abarcarse con la

  • miradadesde una ...,,"1., ;^r FLuis deruuo

    .l or,*elta del camino dond"Juan

    crinar. A e"r, h^-^o^uo oromento para b"ro-u

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    108

    109

    ortnar. A eSn ubes il j:j![;:k* ::::^ ljT".,Iy te ninrodava

    u"n "H:ffiI::

    pescado[_Ina r

    m:*:,:i{ifi#... t'll#*;li ffi*r:l;.:ilLT::rlenre Ios israeler, .i ."__o,..lnr.*.r,

    suave_menre bajo los neumtico, d;iperaires re permitr^, ,;;;r.-r^

    autornvil, rosvelocjdad, y Iu r.nr"cin de ;lili.i.::i;re causaba era verdad..;;;;:;en ei in terior de

    ": ;;;1.'ffi ffi:Ili"j?;:pitores alz eta.to.*;;Ji,l,o utro en unacuna cerrada, v,Juanrri, uio jJr.oo eI cad_

    ffi t',:x,:.a;," ."#" ;, I ^,; #;auros haban r;

    rur*.., eue ias huellas d. il;gado;;" #ffi;:::ndo en un ffazo atar

    Se acercat,..u

    .oloJJ;il" a orro ser humano, Un espejor'ina reperi.in

    .it"e a otro espejo' st ;ni..i',

    funda, d. ,.fl.io.tY'',u Ia vez superficiar y p.ol

    h H;; i: iiil ffi:? :;::ft j* i:

    cuenta de estas attt u veces cuando uno se dalosas, Juan Luis cea ser ej

    protagonista de una hisroria nica, original,que solamenre a 1 le poda suceder, y estesentimiento le aliviaba de vnavagaansiedad;era como si la trama en s justificara su insig_nificante existencia.

    Pasado Katok -sl lugar quemador-,donde el viento agitabalas ramas de los pinos

    y levantaba del suelo bolsas de plstico, encen-di un cigarrillo de mariguana y puso a sonaruna cinta de rap. I-a luz haba cambiado; elsol comen zaba acalentar, te,ade amariilo laspuntas de los montes y le hera los ojos a JuanLuis, que se puso anteojos oscuros.

    Iba pensando desordenadamenre en va-rias cosas: el oior animal de la tapicera deiauto, la herona en las historias de Ana Ka-van, la manera en qi.r.e sus ojos perciban laslneas blancas y amarillas del camino a aque-lla velt,cidad...

    En una curnbre desierta, ei viento fres-cohacasiibar los hilos telegrficos. IJn indiocon una mesa de pino a cuestas en su mecapaltrotaba al lado del camino, seguido por unnio y un perro negro, y las hojas de zacatebrillaban como pequeos sables bajo el soi.

    Por fin se divis el valle de Xelaj , azuly vasto, casi convexo, donde los volcanes nose erguan conrra el cielo sino que se dibuja-ban discreramenre en la Iejana; el Santa Ma-

  • r10,it 'i.

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    rta con su cofona blanca a" fr,r.*ara y .fSantiaguiro, pequeo y deforme.

    -Ms o rpuedo r.;;;; menos -se ri-' En qu

    -Estoy en Xe1a. Me gusrara verte.La Conejatosi.-Verm e? paraqu?

    r11

    i r.rpo.rdi inmediaramente:La ciudad d. a;.;i*.,r.,go se haba

    ;:';::i,t",.:,'.'1" :^'i il;;" era er rnismoconoci

    ." {,.l:ff ffi,f,J.1i,,#ilj;como si no im,a indgena iiilTiT,l,l ffiT::""r:lffif,que daba a uno de jo, ;; l..rrdurios. reense e.l cua*o a" buio,

    .i "r_r.ro con lasroallas, y Juant"i, I" l;"rr or"ornr.puso la ytalgtacon las ielculas sobreel escrirorio ms

    "l" ; .rlI'ur. al bao aIavarse ias manos y la cata.S. mi.O en el espe_jo, imaginando . r,^ru'lrjr'"r.ia. Luegofue a senrarse en el b".d;;;i" iu_u, se sac,Hx,:'ii1i;,r'n" ""; ,i ;;u v r.uunJ .i

    - Con e j }";;:?',;:#" r uanl ui s-Ah, ,or. Cmo

    "r.r *'

    Su voz era fa

    de "rr

    fro"rrtr. cansado, de_primido, y J uanlyir. ri;;;;,';;.rf.rudu_.r_re, aigo parecido

    " tu lar-i-ri^.""r1

    _Bien, y vos?

    -Quiero hablar, nada ms. Hay cosasque he estado preguntndome todos ests aosy creo que vos podras tener las respuesras pa_ra algunas de mis pregunras.

    -Te hiciste escritor, verdad? Estshaciendo un Iibro?Juan Luis se ri.

    -No --dijo-. Estoy en Ia Bonifaz.Pods venir a verme?-A vos. No rengo carro y, la verdad,me da hueva agaffal- la camioneta. Ven vos

    aqu, si quers. As te conoce mi mujer.-Ests casado?-S. Ya tengo dos varoncitos. De cincoy rfes.-No lo saba. Cul es ru direccin?

    -Juan Luis se mirabael pie falso.-Conocs la salida a Cantel? Mi casaes la ltirna antes del cruce. Es una casa colo_

    nial de pared ver{e y puema negra. No haypierde, vos. Qu decs? Maana-por la tarde?

    Habasido demasiado fciI,se deca a smismoJuan Luis mientras caminabacon lape_sada maleta de las pelculas plazaabajohaciael teatro Coln. Su hablar.o., lu Coneja habasido como el de dos viejos conocidos que se

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    r12han encontrado casualmenre en ,r"_ra,f::Tif,:^':::ri -, q,,..,.j""a,a v unanatural desconfia nzu. Erip"rii."oL."rl ::neja lo hubiese invirado ,;";; para asesi_narlo; pero, aun as, fta.

    EI director del teato Coln no estaba,asqueJuan Luis.ruvo d;;";ga las pelcuiasal operador, a quien hi;;".; un recibo._pas

    pus de ra d;iT:l::,,j.:r domingo des_r^_ _.

    -

    EI operador dijo q". eino estara ar erclomrngo, pero que su cole-ga,C. ,,r..ro se lasentregaa.

    -Ah le encargo _ie dijo Juan Luisal despedirse_. r^ .o[i^ .,ipra.ticamen_te nuevas.

    _pierda cuidado.por Ia tarde, despus de aimorz a4 JuanLuis fue a su cuarro u i.... C...0 las cominaspara evirar que el sol I. di";;;; la cara, en_cendi Ia tmpara de Ia ;;;;;r;. noche, co_ioc en la cabecera de Ia.;;; aimohadas;;;::: de respardo, y ,. il.JJl.suo de ras,.

    "O.rfl."rrlna docena de pginas de poesa,

    So 9ue esrab a en lapropiedad quesu padre habaposedo aos atrs n ei petn,con un arroyo infestado a..ui_rnJs; so con

    un ciudad que era una mezcla de Nueva yorky Guatemala; con un cuarrucho srdido en elque 1 y AnaLucacopulaban en presencia desu padre y una mujer bella y extraa. Se des_perr con una ereccin, se ievant y fue al cuar_to de bao. Tena hmeda la frente. Se lav lacara de nuevo, se sent en el inodoro y se ajusrei pie postizo al mun. Con un clic merli_co, apagado por_el calcetn, se puso de pie, semeti los pantalones. Se levani el ruedo iz_quierdo paru mirurse una vez ms el pie pos_tizo, que an despus de ranros aos no se iehac a cornpletamen re familjar.

    Eran las cuatro cuando sali a pasearpor el parque. Era extrao observar cmo eibastn, a diferencia del pie, s se haba con_vetido en pame de l mismo. posea tres bas_tones, pero eso no importaba. Los rres eran srbastn.

    Se senta cmodo con su cojera discre_ta; saba que le daba cierto aire de dignidad.Ms de una muchacha de las que pseubanpor el parque se volvi al vede p".u., y i vol-vi la cabeza tambin ms de u na yez, parasonrer con semblante amable y casi pateinai.Se senta como algunos .nf..Lo, mentales,como alejado de todo, pero eso no ie impedobservar los rostros de ios orros paseantes coninters. El viento trevantaba de tiempo en tiem_

    tL3

    I

  • 11'.:r"trL4

    po las hojas muertas y los papeles, que gira-ban en el aire y voivan a caer.

    Con la punta de su bastn, Juan Luispuy con cierta violencia una hoja de papelperidico que se arrastraba como una manta-ffaya por la acera. Ponindole el pie buenoencima, extrajo el papel del bastn, y el vien-to se lo llev caLle abajo, jugando con 1. JuanLuis cruz La calle y dobl de vuelta hacia Iapensin.

    No entr en el vestbulo sino que bajpor el pasadizo lateral que lievaba al esracio-namiento, eu se encontraba en la parte pos-terior de la pensin. Fue hasta su auro, abla portezuela, coloc el bastn en el suelo, alpie del asiento, y se puso al volante. Se fueconduciendo despacio calle abajo, rode Iaplazay sali del centro.

    Iba despacio por el camino de Salcaj.Las ltimas casas de Quezaltenango recibanlos ltimos rayos de sol. Un viejo yaca bocaarbaen la orilla del camino y unos nios co-rran mrs adelante detrs de una vaquilia.

    En Salcaj se detuvo en una esquinaa preguntade a un hombre por la salida deCantel, pero el hombre se volvi hacia I yJuan Luis vio que estaba muy borracho. Unascalles ms abajo, vio una seal rstica con unaflecha negra que apuntabaala derecha con la

    palabraCantel. Detuvo el auto frente ala casaverde, de aspecto respetable, que le haba di-cho la Coneja y apag el motor.

    Baj la ventanilla y se qued escuchando.Nada se oa. Juan Luis no senta miedo, peroestaba nervioso. Como un empleado a punto deentrevistarse con su nuevo jefe, pens. Era ab'surdo. Toc tres veces la bocina.

    La Coneja aparcc a la puertay atrave's el jardincito paruabr el portn.

    -Mets el carro?

    -pregunt. Miraba

    aJuanluis fijamente, con una expresin de sin-ceridad poco natural .La,cicatz era profunda, Fe-ro el rostro de la Coneja no estaba deformado,realmente ; l.a marca, una Lea incolora, se con-funda con las dems arrugas de su cara.

    J,rr. Luis tuvo que maniobrar, dandomarcha aus, para introducir el auto; 1o esta-cion frente alacasay se baj. LaConejavolvia cerrar el portn, y despus se le acerc conla mano extendida y una sonrisa conciliatoria.Juan Luis se cambi de mano el bastn, inclinlevemente lacabezaa modo de saludo.

    -ds5 hablemos --dijo con seriedad.LaCooejase vio insultado por ese gestoy no lo ocult. Su labio superior, fino y rosa-do, tembl muy ligeramente. Pero su voz fuesuave cuando dijo:

    -Pass adelante, o hablamos aqu?

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    "2i7;21217i2.

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    *1-t:',C,caC,C,c,a,caC-,?alr,C',a"l-l'' l

  • Al verse derrs d.e a, j"r'i;;;#*t":.:r:Iambre minscu.lo

    .n""1 bn;;;', reprimi eldeseo de gotpearle Ia r;.;;;;".1 basrn.pasaron por un pequeo vesr6ulo llenode riestos .o, o.., t;il;con hojas bienenceradas, eu daban u

    "irri*j);*n rri,voivi 65srv_ un aire de resperabilidad.En la sala, se sentaron el uno frente ai orro endos sillones que h-r"l;;,'.ln .,n" mesitabaja de por medio. D.. h:;.?;; ,,.rro, et ruidodel agua, alguien l",y";";;r".

    .,lm orr".-Es Ia s'E nti ende ;ilJ I:"[,]# i i o la coneja-.-No est tu mujer?*No. Fue con Ios patojos a ver a iosabuelos, que vinieron a pasar er fin de semana

    :,1"9ry0aje de las aguas Georginas. una vi-slta Inesp etada-se sonri.

    __*E ntremor -respondi Juan rrl, I

    !: f::",lo,conduj . ;;i; t;'i,...,o.

    Juan Luis haba arravesado el bastnsobre los brazos de su,ill",;;;;o de cuero.-Quiero q": T. digs .;;;;;u ,o_

    1;^L'1"--_- 11 q"i; ;l:;.*.; ff::.';)Por qu me eligieion a m?

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    116

    -S. Pero de quin7-De todos!-Alguien debe de haber dicho minombre.-Se mencionaron varios nombres.

    yacasi no recuerdo cules.

    -Quin dijo el mo?"-No esroy seguro. Pero qu impor-

    ta, a estas alturas? No fui yo.

    -Y pensaban soltarme si les daban eldinero?La Coneja junt ias manos, como al-

    guien que se dispone pata orar, y mirando fi-jamente aJuan Luis dijo no con la cabeza.

    -Hijos de puta --dijoJuan Luis.La Coneja, que permaneca inmvil, pa-recaestar decidido a dejarse marar. Era comosi nada le importara, como si estuviese msall de todo, aun de la vida, y esro enfureciaJuan Luis.

    -A quin se le ocurri murilarme?-pregunt.

    ---i-Al Horrible.

    -Quin me cort el pie?-El Sefard -Juan Luis se acomoden el silln. La Coneja continu-: Voy a de-

    cir en favor de ese recabrn que no esraba deacuerdo en casi nada, ni en que te secuestrra-mos a vos, que nos conocas, ni en que te cor-

    LaConejalo mir con ojos comprensi_vos, compasivos casi. Sacudi iigeramente Iacabeza, dijo:.*-Fue una locura.

  • tramos nada, ni en que no cumpliramos eltrato. La cosa es que eras el ms icil,y comonosotros no ramos muy prof,esionaies... ex_cepro ei Sefard, claro. y adern, ya sabs queel Thpir re llevaba muchas ganas, desde rqr._lla vez que le diste verga , el colegio _r.sonri-. Estaba loco, lo que se dice ioc, de ver_dad, el hijo de cien mil. Brl..ro, qu ms que_rs saber. Ei Sefard lo hizo prcticamente ro_do. Thl vez yo ensu lugar hlbiera hecho aigoparecido a lo que nos hizo 1.

    Juan Luis pens en el Montecado. Supie, dos vidas; no valala pena.'

    -No has sabido nada de l? _pre_gunt.-Nada -la Coneja sacudi la cabeza.-Cmo fue que te salvaste?---Suene, y un poco de ojo talvez.Aque_

    llos dos ni al hospitai llegaro. ru Tapia queiba de copiloto, Ia cabezlle qued .tgu.,aopor un lado. El Horrible dur un poco ms, ysufri ms tambin. Le enrraron esquirlas hastaen ios sesos.

    :T[r viejos saben algo?La cara de la Coneja ie deform ; era

    evidente que Ia soia idea de ral cosa re causabahorror.

    -No. No se enteraron de nada, gra_cias a Dios. Creen que tuve un accide.rr.,".,u_

    llg.,")c")

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    a'C,,--O-"Oc-',-l-'-f?",,.--,

    tlBda ms. Sal del hospital a los tres meses. Te lojuro, vos, sal regenerado. No s qu me pa-s. Como si el morongazo me hubiera to-cado un punto del cerebro donde yo pensa-ba mal. No es increble? Por Dios, pero asfue. Me convert en el hombre ms tranquilodel mundo.

    Era un cobarde y un hiPcrita, comodeca ia cancin

    -pensab a J uan Luis.

    -Y el otro, al que le decan Cario-magno?

    La Coneja entrecerr los ojos un mo-mento.

    -Le perd la pista. Me alegro de que

    no te haya dado aguas. Talvez estaba confabu-lado con el Sefard. Pero lo dudo. Ya no piensonunca en eso. Desde que conoc a mt mujer,poco a poco fui olvidndome de todo.

    -Ass de cambiar de tema, quinorganiz Ia operacin?La Coneja trag saliva y confes:

    -Tu servidor.Se quedaron un rato en silencio.Juan Luis hizo rodar su bastn bajo las

    palmas de sus manos por los brazos del sofi.Con el Sefard no haba podido asegurarse,pero esto era distinto.

    -No quers romar nada? -le pre-gunt la Coneja.

  • r20

    cuaderno y regres alacama. No saba qu ibaa escribir, pero su cabezano esraba vaca. Ya nose senta cobarde. Aunque Iahoja de papel enblanco le causaba cierco remor.

    Escribi dos oraciones, que tach in-mediatamente.

    Comenz a escribir de nuevo:Bajaba despacio por el camino. En el saelo

    yaca un enfermo, los ojos en b/anco, sin co/or en /apiel, uendiendo agona con la manl abierta. Antesde llegar a la casa tlno qile pasar junto a dosperros que parecan perdidos y una rata nzuerta,."

    Despus sali a Ia plaza gris de Qr..-zaltenango, donde una lloviznafray muy fi-nahabacomenzado acaeL Dio media vuekay entr de nuevo en la pensin por la puerradel restaurante.

    Por la tarde el cielo se despej, y JuanLuis anduvo sin rumbo determinado por lascallecitas del centro. A las seis estaballaman.do a la puerta de servicio del rearro Coln.Vio las ltimas escenas de un film rodado enLaHabana, se film un cigarrillo con el ope-rador de turno mientras rebobinaba la pel-cula, y despus sali a la calle con la maletay anduvo de vuelta a la pensin.

    Todo estaba bien.Baj aI restauranre a cenar a eso de ias

    siete y media.

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    *- .grafaen un ,.T'ot1u

    oscura, vio una foro-r,r J r; ;.;.;#: #:o:?

    "r:fi : : j[.:;:.: i,'T:,1'fj'* ":"0,*; o.i'n,.,oco; el:a::::#." :# * :.in : :Jli#?,{momento de no orrerFr ,^^^^*'I "reci q,. ;; ;ff[:H:.}1 ffi I;:.r_de que ahora,.rundolrj"

    ,"_"., a, no haba;:i,l;s que un .o J;;"d" dbl de

    Sigui "i1*d" hasra lapuerta sin vol_verse, sali y Ia cerro.

    El domiJ uanrr,'go

    amaneci nublado'Ie lievala'i:iJJ:: el telronoparapedir que1Y ;ffi ::", J.T;ffi :It J,ff:: ;,ilcama un par de hlffi lj:tr*:::iq:i:iffi T j';ilv lev J;;;; ::l .. #l:B[*f il:ri deseos de escribi. F;.";i;;lo.,o por un

  • 122

    9-a{,u2,

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    -4:-lr-."Qr*A:"?:*?rA**QY*,-*),,-lc

    123Cunras horas hacaque haba visitado

    a la Cone ja? Las conr, p.r .ru como si esemomento estuviera situado realrnente a mu_chos aos de distancia en su memoria. Nadaimportaba;por eso, todo estaba bien. De vuer-ta en su cuarto, se desvis ti parameterse en Iacama, fum otro cigarrillo y se durmi"

    A las once y media de la maana si_guiente, el avioncito de Tikaljets arerrizabaen el aeropuerto de la Aurora'ri., p.a.ra..,y cinco minutos ms tarde Juan Luis y AnaLuca se abrazaban en .t f,r.,!u..

    .

    Greg haba decidido l'fl,i_" hora novolar a la ciudad de Guatem^lu sino conti_nuar su viaje a Mxico por Mrida antes deregresar a Nueva york. Habatomado un avina Cozumel temprano por Ia maana.

    -fl' so taeird ___dijo Ana Luca envozbajacuando ya estaban .n .l ur.r.o.

    -por qu lo dices?Ella lo mir de reojo con una expresinde picarda.r

    -No dej de echarme Ios chuchos des_qe que nos subimos al avin. Lo puedes creer?-

    Juun Luis srfri r:n uruqtr de celos rar_dos.

    -S. Eres demasiado aactiva.

    Ana Luca se ri con alegra'

    -Me sent ltalagada,no lo puedo negar'

    -Y?-6, no pas nada.En el Obelisco el trfico no circuiaba

    porque un semforo se haba descompuesto'

    -Me gustara voiver aTnger

    -di-jo 1.AnaLuca 1o mir con una sonnsa ra-

    diante.

    -De verdad? Yo he estado Pensando

    en 1o mismo.Una nia pordiosera toc Ia ventanilla

    deJuan Luis con una manita mugrientapafaofrecerles un botn de rosa roja'

    -.Pafa la seo, cmpreme una rosita,

    por favor.Joun Luis Ie dio un billete de un quet-

    zal, peto no tom la rosa.En el apartamento, sirvi dos vasos de

    ceryezajunto a la nevera, y los dos bebieronde pie en eI comedor. l vaci su vaso de un,tugo largo, se limpi los labios con el dorsode Ia mano y ella Io bes.

    Siguieron besndose otro rato, hasta quelas manos comenzaron a desabrochar boto-nes, buscando la Piel.

    -Mira cmo te has Puesto

    -le dijoeila-. Ven.

    ;1,

  • 124

    Lo conduio por el corredor al cuamoil3:.?lf:, aona. ,, a"r.i-,r."0r, cre co_Iores vivos adornaba l^, pr;;;;;^;H ffi?;otros rnuebles oue un coichn f algunos al_mohadones. t

    _-*Me hicisre mucha falta esros dos das--dijo ella.

    -Fueron tres._pues tres.i trrro un pensamiento turbio, peroella no quiso

    .rb"r^.rudr. O.raos, de pie y,:.go.yacenres, .lgrl"ro., u.-f,iendor.

    .urisin hablar.En el mor

    _,.!l : ur,. .",i;;#T.'ff H.r: ffiTj:ffi i[vrentre suave con vellos finsimos, porque eraun da peligroso y no quera rener hijos __deeso estaba seguro. unt i";r;;;;blanca,

    vis_cosa y opacaen forma circular l.rir_.nte alre_dedor del ombtigo de ella. - --^"*l

    Tnger-Ciudad de Guarcmala, I99j